Apuntes para una caracterización semántica de los centros de interés en los estudios de disponibilidad léxica

July 3, 2017 | Autor: M. Sánchez-Saus L... | Categoría: Semantics, Lexical Semantics, Lexical Availability
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APUNTES PARA UNA CARACTERIZACIÓN SEMÁNTICA DE LOS CENTROS DE INTERÉS EN LOS ESTUDIOS DE DISPONIBILIDAD LÉXICA

Marta Sánchez-SauS LaSerna Universidad de Cádiz

1.

Introducción Los estudios de disponibilidad léxica cuentan ya con una cierta trayectoria tras de sí desde su nacimiento en Francia a mediados del siglo pasado, cuando los autores del Français Fondamental idearon una nueva metodología que perfeccionaba la selección del léxico básico de una lengua mediante la unión del vocabulario frecuente con su complementario: el léxico disponible, aquel que primero se viene a la mente de un hablante ante un tema de conversación determinado. El éxito de esta metodología de investigación del léxico lo demuestran las numerosas publicaciones sobre disponibilidad léxica que, a nivel internacional y sobre diferentes lenguas, han ido apareciendo desde entonces. No obstante, es el español la lengua que mejor ha sabido aprovechar las ventajas de estos estudios, gracias, fundamentalmente, a la existencia de un proyecto común a España e Hispanoamérica para la confección de un diccionario del léxico disponible de la gran mayoría de hablantes de nuestra lengua, el «Proyecto Panhispánico de Disponibilidad Léxica», al cual se han adherido numerosos investigadores. Sin embargo, para entender esta difusión es necesario tener en cuenta el amplio abanico de posibilidades de aplicación de los resultados obtenidos en estos estudios a un gran número de disciplinas lingüísticas. Estas abarcan el objetivo primordial que se plantearon los trabajos pioneros, que es también [235]

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la selección del léxico que han de aprender los estudiantes no nativos de una lengua, a partir de la determinación de las unidades que pertenecen al léxico básico y que, por tanto, deben ser enseñadas en los niveles inferiores. Junto a la enseñanza de lenguas, disciplinas como la sociolingüística variacionista, la dialectología, la psicolingüística y la etnolingüística también pueden aprovecharse de los estudios de disponibilidad, lo que ha favorecido aún más su difusión. Dentro de este vasto campo de posibilidades de enfoque y con una historia de la disciplina, aunque relativamente reciente, poblada de numerosos estudios, creemos que aún es posible presentar trabajos novedosos, que abran puertas a aspectos todavía no tratados con profundidad. En este sentido, la investigación que aquí presentamos estuvo planteada, desde el primer moen mente los primeros investigadores franceses: el perfeccionamiento de la enseñanza del vocabulario a aquellos estudiantes que quieren aprender una lengua extranjera. se, en la terminología coseriana, como una , esto es, por medio de rasgos distintivos (oposiciones semánticas), sino a las asociaciones de un signo con otros signos, asociaciones establecidas por similitud «también en asociaciones relativas a las designadas, no a las unidades 1. Ahora bien, y este es el punto principal de la presente comunicación, las relaciones que se establecen en el interior de estas conno son exclusivamente de este tipo, extralingüísticas y debidas a las asociaciones que se producen en la mente del hablante por la experiencia que este tiene del mundo, sino que también se detectan relaciones de tipo léxico, estrictamente lingüísticas, y, de hecho, la preponderancia de unas u otras relaciones en el interior de los centros de interés puede servir de ayuda para distinguir entre tipos de centros. 2.

Nacimiento de la disciplina A mediados del siglo xx, cuando desde hacía algunas décadas existía interés, a nivel internacional e incluso impulsado desde las instituciones educativas, por determinar los vocabularios básicos de las lenguas, se da comien2, zo en Francia al proyecto que debía dar lugar al que reuniría los conocimientos básicos de gramática y vocabulario para un E. Coseriu, , Madrid, Gredos, 1977, pág. 169. G. Gougenheim, R. Michéa, P. Rivenc, y A. Sauvageot, I . , París, Didier, 1956. Posteriormente fue reeditado con un nombre diferente: G. Gougenheim, R. Michéa, P. Rivenc, y A. Sauvageot, . , París, Didier, 1964. 1 2

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estudiante no nativo de francés en sus primeras etapas. Aquellos vocabularios estaban basados únicamente en la frecuencia con que las palabras aparecían en corpus realizados, normalmente, a partir de textos escritos sobre diversos temas. Los autores del , a quienes se les había encargado la elaboración de un material básico de aprendizaje del vocabulario y la gramática del francés para estudiantes no nativos, percibieron los dos grandes problemas de este método, esto es, la frecuente inadecuación de la selección de los textos para el corpus, del que se excluía la lengua hablada, lo cual podía conllevar la exclusión de palabras fundamentales para la comunicación cotidiana, y, desde el punto de vista de las categorías lingüísticas, la exigua presencia de sustantivos concretos, aquellos que, precisamente, designan los objetos que nos rodean. Por esta razón, Michéa, Gougenheim y sus compañeros decidieron completar este método, basado en la frecuencia y empleado tradicionalmente para la confección de diccionarios básicos, incluyendo, por un lado, encuestas orales dentro del corpus y, por otro, completando las listas de vocabulario frecuente con el que denominaron , extraído mediante encuestas de tipo asociativo a partir de unos estímulos o . El vocabulario extraído de este modo se componía fundamentalmente de sustantivos, los cuales se jerarquizaban no solo teniendo en cuenta su frecuencia, sino también el , es decir, el lugar de aparición del término en cuestión dentro de cada encuesta. Esta nueva metodología no estuvo exenta de críticas, las cuales se centraron, por un lado, en la subjetividad de la selección de los centros de interés — tivos de los estudios de léxico disponible, aunque en nuestro caso procuramos acercarnos lo más posible a una selección de centros objetivamente adecuada a la muestra con la que trabajamos— y, por otro, en la falta de contexto de las palabras recogidas y, por tanto, en la ausencia de descripción de su sintagmática, tan importante a la hora de enseñar una lengua extranjera. A pesar de ello, las ventajas de contar con un método de extracción de —fundamentalmente— los sustantivos más básicos de una lengua y las numerosas posibilidades de aplicación que supone el disponer una base de datos de este tipo, tanto para la simple descripción de un estado de lengua concreto, como para su comparación con otros —sincrónicamente y desde la variación, sobre todo diatópica—, para el estudio de los procesos de producción léxica y, retomando el objetivo originario, el perfeccionamiento de los métodos de enseñanza del vocabulario tanto de la lengua materna como una lengua extranjera, hicieron que los estudios de disponibilidad léxica tuvieran un gran seguital, pues fue él quien promovió, con la creación del «Proyecto Panhispánico acoge la gran mayoría de estudios que han aparecido hasta el momento y cuyos criterios, además, se han adaptado incluso en trabajos que no pertenecen

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a él, como los que se han publicado hasta el momento relacionados con el español como lengua extranjera. 3.

Cuestiones metodológicas. Muestra, variables y centros de interés empleados en la investigación sobre el léxico disponible de estudiantes de español como lengua extranjera La población estudiada es la de los estudiantes de español como lengua extranjera de las universidades andaluzas, de la cual se ha extraído una muestra de 322 nivel de español (a, b y c, a partir de los niveles del Marco Común Europeo de Referencia para las lenguas o mcer3, aunque reduciendo los seis que el Marco propone — a1, a2, b1, b2, c1 y c2— a tres), las lenguas maternas (hemos cuencia con que hacen uso del español (alta, media y baja) y el conocimiento que tienen de otras lenguas extranjeras románicas, variable esta que solo es aplicable a los informantes que no tengan ya una lengua románica como lengua materna (contemplamos tres posibilidades: que no conozcan ninguna otra lengua extranjera; que conozcan otra u otras, pero ninguna sea románica, y que conozcan otras lenguas románicas). La selección de los centros de interés es diferente de la que se emplea en autores del , aunque luego cada trabajo particular haya podido añadir otros. Conscientes de lo inadecuado de alguno de esos centros para una investigación sobre informantes no nativos, hemos preferido crear una lista propia, basada en los temas de vocabulario que el mcer considera más básicos y que introduce en el nivel A1. No obstante, hemos procurado mantener todos los paralelismos que fuera posible conservar, de manera que se puedan llevar a cabo comparaciones entre los resultados que aquí aporcentros: 1

2

5 8

3 6

9 12 14

17

15 18

4)

«alimentos y 7) «la 10 11) 13) «tiempo meteorológi16) «la

Por último, en la edición de los datos seguimos las recomendaciones para zados sobre el español como lengua extranjera. No obstante, debemos señalar que la edición de nuestros datos ha procurado ser lo más abarcadora posible, en el sentido de que se incluyen en las listas de disponibilidad todas aquellas 3 Ministerio de Educación, Cultura y Deporte / Subdirección General de Cooperación Internacional / Consejo de Europa / Instituto Cervantes, , Madrid, Anaya, 2002.

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palabras que tengan relación con el centro de interés que corresponda, aunque sea indirecta, pues el objetivo de nuestra investigación es observar cuál es el vocabulario que conocen estos estudiantes y no la determinación de las unidades que pueden formar parte de los centros en un sentido estricto. 4.

Fundamentos semánticos de los centros de interés Una parte fundamental de la investigación que llevamos a cabo, y en la que nos centramos en este artículo, es el estudio de los fundamentos semánticos de los centros de interés de la disponibilidad léxica. Para ello, nos centramos en el estudio de las conexiones más frecuentes que se dan entre palabras en el interior de los centros de interés, a partir de la propuesta de Casas4 sobre la diferenciación entre y « las de una manera más restringida a como se ha venido haciendo tradicionalmente, como «aquellas conexiones genuinamente signi5

de análisis lingüístico, ya sea en el oracional, el suboracional, el léxico o el morfológico. Las , en este sentido, hacen referencia a las

palabras, sino que han de cumplir una serie de requisitos muy determinados: Si por relación léxica concebimos sólo las conexiones que en el sisconcluir que ni la polisemia ni la homonimia constituyen relaciones sete, pudiendo ser estudiadas con independencia del plano del contenido. Con tales presupuestos teóricos, las mencionadas relaciones léxicas quedan reducidas, por tanto, a aquellos fenómenos paradigmáticos que como son la sinonimia, la hiperonimia-hiponimia y los diferentes subtipos de relaciones antonímicas6.

A diferencia de las relaciones semánticas, las « así denominadas desde una perspectiva estrictamente semiótica, contemplan todo tipo de vínculos basados en el contenido en cualquier nivel de análisis lingüístico, desde el morfema hasta el texto, y pueden entablarse bien M. Casas Gómez, «Relaciones “significativas”, relaciones semánticas y relaciones , xxvii, 2005, págs. 5-31, y «Problemas y criterios , 20 [número extraordinario], 2011, págs. 63-108. 5 M. Casas Gómez, « Relaciones “significativas”, relaciones semánticas y relaciones pág. 20. 6 M. Casas Gómez, , Tubinga, Max Niemeyer, 1999, pág. 200. 4

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, bien

-

por tanto, como las relaciones paronímicas u homonímicas establecidas con que han tenido los fenómenos de

y

en cuanto conexiones

Esta perspectiva es el fundamento de los denominados 7. En el primero, en el campo semasiológico y clopédicos, conceptuales y referenciales, es decir, todo aquello que ha cabido , tal y como muestra el ejemplo que propone Baldinger8 co, es decir, ‘corona’ propiamente y también ‘aureola’, ‘tonsura’, ‘moneda’, etc. El campo onomasiológico, por su parte, integraba, junto a unidades funcionales, múltiples designaciones de todo tipo: metafórico, metonímico, sinecdóquico, antifrástico, parafrástico, terminológico, etc., de carácter, en muchas ocasiones, afectivo y de creación popular, como ocurre con los nombre de ‘diablo’ en español o las numerosas designaciones que recoge Baldinger9 para el concepto ‘cabeza’. Tal concepción de las relaciones entre palabras, que no se limita al estudio miembro de la relación, ha conllevado formulaciones erróneas del fenómeno nos enteros, como al plantear y , y o y asocian las correspondientes formas de expresión. De esta manera, puede entenderse que un planteamiento de las relaciones léxicas en el que la polisemia sea 7 Sobre estos y su relación con el uso de los términos y como procesos inversos que nos llevan de una forma léxica a un concepto, y viceversa, y, por tanto, la concepción de y como campos de y campos de , respectivamente, cf. K. Baldinger, , Madrid, Ediciones Alcalá, 1970, págs. 35-36 y 115-119; S. Gutiérrez Ordóñez, , Universidad de Oviedo, Oviedo, págs. 195-198, y M. Casas Gómez, «Relaciones “significativas”, relaciones semánticas y relaart. cit., págs. 11-16. 8 K. Baldinger, págs. 35-36. 9 K. Baldinger, « , 6, 1964, págs. 25-56.

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considerada como tal haya sido el principal escollo a la hora de poder analizar correctamente el fenómeno de la sinonimia y la causa de que se haya negado en numerosas ocasiones la existencia de sinónimos perfectos. Como señala Casas10 , «debe resolverse primero la polisemia y abordar funcionalmente des-

gen, en primer lugar, toda la diversidad de conexiones que se producen en la realidad designada, a través de innumerables usos estilísticos, fundamentalmente de carácter metafórico (por similitud referencial, no semántica), metonímico (por contigüidad referencial), antifrástico (por contraste referencial) o sinecdóquico o meronímico (por inclusión real). Se trata de vínculos como los que se establecen entre y , que es una metáfora basada en semejanzas que se dan en los objetos, o entre y , y , y , y , que se deben a contigüidad referencial y, por tanto, se relacionan por metonimia, la cual está muy vinculada con la meronimia o sinécdoque, fundamentada en la inclusión real, la cual se observa en y , y , y , y , y , y . Por su parte, ejemplos como las conexiones entre y o y pueden interpretarse como metonimia o como meronimia, es decir, como contigüidad o exclusión, lo cual demuestra la cercanía entre ambos conceptos11. Estos fenómenos, que son de una importancia primordial para entender cómo funcionan los centros de interés que emplean los estudios de disponibilidad léxica, así como para comprobar el nivel de coherencia semántica, deben ser diferenciados cuidadosamente de las auténticas relaciones semánticas, fundamentadas en el contenido lingüístico. En segundo lugar, entran en esta categoría todas aquellas relaciones de tipo asociativo debidas a experiencias psicológicas personales o sociales de los hablantes, como las que recogen los distintos modelos de desarrollados en la semántica asociativa, esto es, los de Bally12 , los

M. Casas Gómez, «Relaciones “significativas”, relaciones semánticas y relaciones art. cit., pág. 16. 11 Esos fenómenos asociativos, clasificados tradicionalmente a partir de términos de la estilística, han sido identificados en numerosas ocasiones a lo largo de la historia de la semántica como motivaciones del cambio semántico. Recordemos, por ejemplo, la clasificación de Ullmann ( , Jackson, Son & Company, Glasgow, 19572 , págs. 199-249) de los cambios debidos a motivaciones lingüísticas, en los que contempla la (cambio basado en la similitud de los sentidos), la (cambio basado en la contigüidad de los sentidos), la (cambio basado en la similitud de los nombres) y la (cambio basado en la contigüidad de los nombres). 12 Ch. Bally, « , 8, 1940, 3, págs. 193-206. 10

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de Matoré13, los de Guiraud14 y los 15 de Molina Redondo . Asimismo, están en la base de este tipo de relaciones de carácter designativo los hechos culturales de carácter antropológico y experiencial que dan / , / , / , / , / , / , / , / , / , / , / etc., que se asocian de forma polar en la mente de los hablantes sobre la base de conocimientos de la realidad que tienen los miembros de una comunidad, de manera que son relaciones independientes del contexto verbal16. Como indica C. Varo Varo17 puede observar «la proyección sobre ellas de una serie de valores y actitudes sario incluir todas aquellas relaciones de carácter terminológico. En el dominio que la cosa designada existe antes que el término, que se crea precisamente de los objetos delimitados objetivamente, por lo que, como señalaba ya Coseriu al establecer los límites de la lexemática, las terminologías quedan fuera del Así pues, en la propuesta que hace Casas18 para la tipología de relaciones en semántica, y que nosotros seguimos para la descripción de las relaciones entre los elementos pertenecientes al léxico disponible, se distingue básicamente entre una dimensión semiótica constituida por las genéricas « valores sustanciales del contenido, pueden subdividirse en (relaciones asociativas, relaciones estilísticas de similitud, contigüidad, contraste o carácter 13 G. Matoré, Reprints, 1951, y G. Matoré, 14 P. Guiraud,

«

, Ginebra-Lille, Slatkine , París, Didier, 1953. , París, Presses Universitaires de France, 1955, y P. Guiraud,

, 52, 1956, págs. 265-288. J. A. de Molina Redondo, . , Universidad de Granada, 1971. 16 Cf. C. Varo Varo, . (tesis doctoral), Universidad de Cádiz, 2002, págs. 69-70 y esp. 394. 17 C. Varo Varo, , Madrid, Arco / Libros, 2007, pág. 140. 18 M. Casas Gómez, arts. cits. 15

.

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meronímico, relaciones de contraposición de carácter cultural y experiencial o relaciones lógico-referenciales de naturaleza terminológica), del contenido, no de la expresión o de la expresión y el contenido a la les conforman las auténticas , y que, de acuerdo con la clase de unidades lingüísticas que entren en funcionamiento y el nivel lingüístico en el que operen, pueden denominarse, respectivamente, , , 19. ,

Figura 1. Tipos de relaciones en semántica20

La distinción llevada a cabo entre relaciones léxicas y relaciones «signise establecen más frecuentemente entre las palabras que conforman el léxico disponible. Los centros de interés no son léxicas basadas en opofundamentan en relaciones de tipo y, como tales, vinculadas muy estrechamente a la realidad y a la experiencia de los informantes. 19

20

M. Casas Gómez, «Problemas y criterios lingüísticos subyacentes a una tipología de pág. 97. Adaptado de M. Casas Gómez, «Problemas y criterios lingüísticos subyacentes a una 102.

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Esto es cierto para los centros de interés tomados en su totalidad, teniendo en cuenta todas y cada una de las unidades léxicas que se han actualizado a partir de sus enunciados. Ahora bien, este hecho no impide que en su interior puedan reconocerse organizaciones de menor entidad que puedan llegar a estar estructuradas o, al menos, que funcionen a partir de vínculos designativos más restringidos que el amplio sentido de la . Con la ayuda de 21, programa que detecta la frecuencia con que dos palabras de un centro de interés aparecen unidas, nos proponemos estudiar qué tipo de relaciones son estas y, por tanto, sobre qué vínculos entre palabras están organizados los centros. El programa que hemos utilizado para analizar la frecuencia de las relaciones en el léxico disponible, , fue desarrollado por el equipo de Max Echeverría, en la Universidad de Concepción (Chile)22. El diseño de tenía el objetivo de representar las relaciones que se establecen entre las palabras disponibles de cada centro de interés mediante , esto es, esquemas de representación de estas relaciones. El programa calcula cuántas veces aparecen dos palabras unidas dentro de la base de datos que se le proporciona y, a partir de ellos, determina , formados por las palabras, que se unen a las que suelen precederlas o seguirlas mediante , cuya longitud depende de la frecuencia de estas relaciones. El algoritmo empleado parte de las palabras que escriben los informantes del centro de interés del que se trate y de las variables que se quieran tener programa lee las palabras del primer informante. A continuación crea un nodo con la primera palabra y, sucesivamente, tantos nodos como palabras distintas encuentre, así como aristas que unen cada nuevo nodo con el anterior. Estas aristas tendrán un 1, pues en este primer informante las palabras no pueden aparecer repetidas. A continuación, con el resto de entradas proporcionadas por los otros informantes, se añaden nodos nuevos con aquellas palabras que no han aparecido antes y aristas nuevas con las nuevas relaciones entre palabras, además de añadirse peso a aquellas aristas que establezcan relaciones que ya se habían dado, de manera que acaba dibujándose un «mapa” de las relaciones entre las palabras, con mayor cercanía entre los nodos que más frecuentemente entran en contacto directo. El hecho de que no se tengan en cuenta más que las relaciones directas, de estricta sucesión, es tal vez la mayor 21

Cf. M. S. Echeverría, R. Vargas, P. Urzúa y R. Ferreira, «

: una nueva her-

, 46, 1, 2008, págs. 81-91. Cf. R. A. Ferreira Campos, . (tesis de magíster inédita), Universidad de Concepción, Concepción, 2008; M. S. Echeverría, R. Vargas, P. Urzúa y R. A. Ferreira, art. cit., y R. A. Ferreira y M. S. Echeverría, «Redes semánticas en el léxico disponible de inglés l1 e inglés le , 21, 2010-2011, págs. 133-153. 22

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limitación que presenta , pues resultaría de gran interés poder establecer relaciones más allá. No obstante, el hecho de que se acaben dibujando núcleos de nodos frecuentemente relacionados permite observar vínculos indirectos y pequeñas suborganizaciones dentro de los centros. en nuestra muestra, hemos seleccionado una parte de ella, concretamente las cincuenta encuestas en las que los informantes han sido más productivos, de manera que los índices de frecuencia de las relaciones fueran lo más elevados posible. En ellas se han incluido informantes de todas las lenguas que recogemos en el estudio y de los dos sexos, aunque únicamente de los niveles B y C, los más productivos. Con la ayuda de se han extraído, centro por centro, las relaciones más asiduas, poniendo como límite aquellas que se produjeran al menos en tres ocasiones en el total de las cincuenta encuestas. Consideramos que este límite es bajo y quizá demasiado permisivo, pero ciertos centros de interés están tan poco cohesionados que son muy pocas las parejas de palabras que cuentan con un peso mayor. 5. Análisis de las relaciones léxicas y « 5.1. Centro de interés «la ropa»

Nodo1 Camisa Pantalón Pantalón Zapato Zapato Falda Pantalón Zapato Chaqueta Falda

Nodo2 camiseta zapato pantalón corto calcetín zapatilla bufanda calcetín camisa camisa camiseta

Peso de la arista

Peso de la arista

Nodo1

Nodo2 minifalda vaquero

4

8

falda camiseta

5

pantalón

falda

3

5

pantalón chaqueta falda bufanda camiseta gafas

camiseta falda vestido gorro jersey gafas de sol

3

20

5 5 4 4 4 4

4

3 3 3 3 3

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Figura 2

La mayor parte de los nodos los forman elementos léxicos pertenecientes al campo de las prendas de vestir, por lo que se trataría de cohipónimos de ese hiperónimo ( etc.). Este centro se organiza fundamentalmente a más frecuente, igual que en -

-

, donde el segundo sustantivo es un derivado , al 23, donde el diminutivo es . Este mismo tipo , donde la derivación es por -, y en y , donde el primer elemento es el núcleo del compuesto sin-

formando un compuesto sintagmático binominal nombre + adjetivo, y en el segundo, un sintagma preposicional introducido por , con función igualTanto como y forman estructuras léxicas parciales: por un lado, prendas típicamente invernales, por otro, prendas femeninas, por lo que la relación entre esos elementos es de cohiponimia. 23 En la clasificación que realiza Coseriu, , pág. 137, de las estructuras paradigmáticas secundarias, tanto como serían casos de o , una « resultante se ha lexicalizado en la lengua y ha adquirido un significado distinto del diminutivo original.

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-

-

, mientras que

están unidos en tanto

designativo—, bien en tanto que prendas de ropa femenina que, en principio, se excluyen mutuamente en el vestir. Por último, ciertas conexiones pueden deberse a relaciones entre los sigy fonética como para poder aventurar tal vínculo. 5.2.

Centro de interés «la casa» Peso de la arista

Nodo1

Nodo2

ventana cocina Mesa

Puerta Salón Cama

10

cocina

Peso de la arista

Nodo1

Nodo2 puerta mesa cortina

3

8

techo ventana ventana

cuarto de baño

7

cocina

habitación

3

Ducha

7

cocina

cuarto

3

Sofá

Silla

7

dormitorio

3

Silla

Mesa

6

aseo

3

Cama

Armario

6

habitación

3

Silla

Sillón

5

cuarto de baño cuarto de baño cuarto de baño mesa

nevera

3

cocina

Cama

4

horno

microondas

3

4

nevera

4

tenedor

cuarto de baño

Salón lavadora

Lavavajillas

10

3 3

3

cuchillo

3

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Figura 3

ciones de tipo designativo. La conexión entre las palabras que aquí observamos y la denominación del centro, al contrario que en los dos anteriores, es hiperonimia-hiponimia la que guarda , sino de meronimia, es decir, se trata de

, o con que están dentro de la

Por otro lado, las relaciones entre las unidades del léxico disponible también son de tipo designativo, mayoritariamente por contigüidad real. Salvo una de hablar, —la cual conecta con otro elemento relacionado con la estructura de la casa, —, los núcleos más fuertes están formados por las conexiones de tipo designativo por contigüidad entre los nombres de las partes de la casa: , , , . Como elementos

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249

y dosa dormir, comer, etc. de una vivienda’ (aunque estos no estén conectados directamente, sino, en la muestra empleada para el estudio, a través de ) 24 , que son ejemplos de relaciones y los parasinónimos semánticas en el nivel léxico, comúnmente denominadas . En ocasiones, los muebles o elementos que puedan encontrarse en las habitaciones aparecen unidos a los nombres de las estas (como ocurre con ), con una relación, por tanto, también de contigüidad designativa, pero en general forman un núcleo aparte. El caso de los muebles sí puede considerarse un campo léxico en torno a los elementos más prototípicos y, por tanto, mediante una relación léxica de hiperonimia-hiponimia, donde el hiperónimo es y los hipónimos , que son cohipónimos entre sí. A partir de se llega, por el mismo tipo de conexión, a los nombres de otros asientos, que forman, a su vez, un campo léxico aparte, con el hiperó, . Por último, dentro del campo léxico de los muebles, y son cohipónimos, pero también Los electrodomésticos, por su parte, se organizan por parejas: , donde la relación puede entenderse, bien como de contigüidad designativa, bien como una relación lingüística en la que , elemento procedente de elipsis originada en combinatoria léxica de , se vincula a íntegro, anterior a la elipsis. En el par se establece una es un derivado nominal del verbo y , un compuesto formado por este mismo verbo más el sustantivo . Por último, —que no aparecen aislados, sino que se ha relacionado con frecuencia con , en tanto que elementos pertenecientes a la cocina y, por tanto, por contigüidad designativa— están conectados mediante una relación léxica: , ‘aparato electrodoméstico, cámara o mueble que produce frío para conservar alimentos u 25. El caso de es el de una elipsis originada en combinatoria léxica a partir de , del mismo modo que ocurre con y . Sin embargo, creemos que el empleo de está generalizado y su origen elíptico (a partir de ) no es tan claro como en el caso de . Por ello, hemos mantenido la forma sin hacer referencia a su significante íntegro original. Esta misma lexicalización de la forma elidida es la que nos impide analizar la relación entre y como una relación « lingüística por semejanza de significantes, puesto que el elemento elidido en no está ya tan presente en la mente de los hablantes. 25 El drae recoge, en su 22 edición, las siguientes acepciones lexicográficas de : 1) ‘sitio en que se guarda o conserva nieve’, 2) ‘frigorífico (aparato electrodoméstico para conservar alimentos)’, 3) ‘frigorífico portátil’, 4) ‘pieza o habitación demasiado fría’ y 5), con la marca de desusado, ‘vendedora de nieve’. 24

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Por último, como integrantes del campo de los cubiertos, la relación más frecuente se establece entre y , cuyo vínculo semántico es de tipo semántico léxico, en tanto que hipónimos del hiperónimo . 5.3.

Centro de interés «viajes y vacaciones»

Nodo1 hotel playa avión avión avión autobús tren

Nodo2

Peso de la arista 8

montaña Barco autobús Volar Tren Coche

5 4 4 4 4

Nodo1

Nodo2

avión avión playa playa playa ida

tren coche hotel sol mar vuelta

Peso de la arista 3 3 3 3 3 3

4

Figura 4

poco cohesionado que reúne elementos que se relacionan formando subgrupos temáticos. En este caso son dos: los medios de transporte y los destinos de los viajes, junto con aquellas palabras que se vinculan a ellos a partir de la experiencia del mundo que tienen los informantes.

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a , la palabra más disponible de este centro, y forma, a la vez, una sucesión entre aquellos que, en el centro que dedicamos a este campo, se revelaron como más disponibles: . De parte, asimismo, y el verbo que se le asocia, mediante relación designativa de contigüidad, . Los antónimos complementarios están relacionados también con los medios de transporte, aunque en las respuestas de los informantes no Por otro lado, a partir de

, el segundo elemento más disponible, se coy ; con el vínculo es también designativo, aunque polar, formando así una y la relación es también de contigüidad designativa, aunque entre y hay una relación léxica de cohiponimia con respecto al hiperónimo , Así pues, aunque al contemplar la totalidad de elementos que componen los centros el único vínculo que explica la presencia de todos los elementos presentes en ellos sea la de la asociación mental en sentido laxo —pues, en dela mente del hablante—, es posible establecer sistemas e incluso estructuras parciales entre algunos de los elementos más disponibles, los cuales, además, ayudan al esclarecimiento de la naturaleza interna de los centros. En resumen, los centros de interés se comportan de manera muy diferente los unos de los otros. Ciertamente, al contemplar la totalidad de elementos que componen los centros, los vínculos que los conectan a todos solo pueden ser de tipo asociativo, a partir del conocimiento y la experiencia del mundo de los informantes. Sin embargo, es posible establecer sistemas e incluso estructuras menores entre algunos de los elementos más disponibles. De este modo, la relación « las unidades léxicas es la designativa por contigüidad, pero existen también numerosos casos de relaciones léxicas, fundamentalmente de hiperonimiahiponimia, aunque también de antonimia y parasinonimia. De este modo, no es posible solucionar la cuestión de la descripción semántica de los centros de interés recurriendo simplemente a las relaciones asociativas, pues esto es cierto únicamente si se pretende conectar todas las palabras disponibles entre sí. Si restringimos el análisis a las unidades más disponibles, la variedad de relaciones, léxicas y «designativas , revela una complejidad mucho mayor y aporta un elemento más capaz de establecer diferencias entre los distintos centros. 4.

Conclusiones El objetivo de estas páginas ha sido, como señalamos en un principio, insistir en que los centros de interés que emplea la metodología de la disponibilidad léxica no son simplemente campos asociativos, a la manera en que se

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, formadas por vínculos entre las cosas designadas o en función de la experiencia que el hablante tiene del mundo, o que, al menos, no son solo tales, ya que en su interior también se establecen de que en unos centros la presencia de relaciones de tipo lingüístico y fundamentalmente léxico sea mayoritaria frente a otros, organizados más bien a partir de vínculos extralingüísticos designativos, en los que las relaciones léxicas son puramente testimoniales, debe tenerse en cuenta en una posible cladebería ser únicamente teórica, sino que debería aplicarse en dos direcciones: la primera, hacia el esclarecimiento de la organización de las redes semánticas en el lexicón mental y, en segundo lugar, hacia el perfeccionamiento de los métodos de enseñanza del vocabulario, objetivo este, por cierto, al que se ha hecho referencia en numerosísimas ocasiones como una de las aplicaciones más importantes de los estudios de léxico disponible.

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