Aportes teórico – metodológicos para la formulación de problemas de investigación desde el enfoque de la IAP

July 18, 2017 | Autor: T. Uniminuto | Categoría: Sociology, Comunidades de práctica y aprendizaje, Trabajo Social, IAP
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Descripción

Aportes teórico – metodológicos para la formulación de problemas de investigación desde el enfoque de la IAP 1

César Augusto González Vélez2 “Participar significa romper voluntariamente, y a través de la experiencia, la relación asimétrica de sumisión y dependencia integrada en el binomio Sujeto –objeto” (Borda, 1991, pag. 10)

La IAP como opción para la elaboración de conocimiento y para la transformación social, demanda un ejercicio riguroso de crítica y reflexividad sobre los procesos, finalidades y relaciones que se establecen en el trabajo investigativo - activo. Quedarnos con las definiciones del sentido común sobre la investigación, la acción y la participación puede devenir en una interpretación incorrecta o poco potente del enfoque. Investigar, en este contexto, no es simplemente llegar a un conocimiento “comprobable”; actuar no implica sólo el esfuerzo de un profesional o una institución comprometida por mejorar algún aspecto de la realidad; participar no se resume en alzar la mano en unos espacios de encuentro dirigidos por un Trabajador Social o Sociólogo experimentado. La IAP como “compuesto químico” requiere la reflexión constante (tanto en el aula como en la calle) sobre sus tres ingredientes básicos, entendiéndolos en su profundidad epistemológica y política. A continuación discutiremos brevemente algunos elementos teóricos propios del enfoque y presentaremos dos propuestas sencillas para afrontar con los grupos comunitarios dos retos importantes en cualquier investigación: la tematización y la problematización. La insistencia en retomar algunos aspectos teóricos – a pesar de la extensa e ilustrativa explicación que diferentes autores han desarrollado al respecto- se sustenta en la necesidad de pensar lo metodológico en términos teóricos y de comprender lo teórico en sus 1 Esta ponencia se presentó en el foro: “Hacia un nuevo paradigma de investigación y desarrollo comunitario” el día: 9,10 y 11 de junio de 2011, en Uniguajira (ciudad de Rioacha) 2 Sociologo de la Universidad Nacional de Colombia, Magíster en Investigación social interdisciplinaria de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

posibilidades metodológicas. Olvidar la indisoluble relación entre lo conceptual y lo metodológico es un error muy frecuente en la investigación - de todo calibre - y tiene como consecuencia la falta de consistencia y la sobre o infra-teorización, es decir, el uso injustificado y desmesurado de constructos teóricos o la ausencia de marcos de referencia adecuados para entender la realidad. Una investigación sujeto-sujeto. El centro de la ruptura epistemológica de la I.A.P. radica en la apuesta por desarrollar una investigación sujeto –sujeto. En su texto Algunos ingredientes básicos Fals Borda plantea: La tensión dialéctica entre el compromiso y la praxis lleva al rechazo a la asimetría implícita en la relación sujeto- objeto, que caracteriza a la investigación académica tradicional. Según la teoría participativa, tal relación debe ser transformada en una relación sujeto - sujeto (Borda, 1991, pág. 10) Esta afirmación tan interesante como rica en implicaciones nos lleva a plantearnos algunos interrogantes: ¿en la investigación sujeto - sujeto cuál es el papel del investigador? ¿Los investigadores y las personas que conforman las comunidades se han pensado y construido como sujetos? ¿Cuándo trabajamos con comunidades o con grupos comunitarios, qué debemos entender por sujetos? ¿Cómo garantizamos que durante el desarrollo de un proceso I.A.P. se mantenga esta horizontalidad planteada desde la teoría? ¿Hablar de sujeto implica que involucramos, en un proceso de investigación, otros elementos de la subjetividad como la emocionalidad? En primera medida, en relación al papel del investigador, se retoma lo planteado por Park “El investigador trabaja con la comunidad para ayudar a convertir su problema sentido pero no articulado en un tema identificable para la investigación colectiva” (Park, 1990, pág. 150). El investigador se convierte en un facilitador de un proceso reflexivo que las comunidades o grupos comunitarios desarrollan. Con respecto la consideración de las personas (investigador –miembros de la comunidad) como sujetos, conviene apuntar que muchas veces partimos de una pre-concepción de lo que somos y de lo que son las personas con las trabajamos, la cual puede resultar imprecisa. Desde Touraine, o desde Zemmelman, considerarnos que ser sujeto implica haber asumido reflexivamente el control de nuestra

experiencia vital y tener construida una posición política definida. De la misma manera, en el sujeto la emocionalidad, la pasión y la expresión estética son tan constitutivas como la racionalidad. En Muchos casos, los investigadores no tienen posiciones claras ni se han construido como sujetos (en el sentido de los autores que aquí tomamos) y en sus procesos de Investigación o acción, no toman posiciones ni asumen las consecuencias del proceso. Lo mismo sucede con las comunidades o grupos comunitarios. Una organización social puede estar en un proceso de construcción como sujeto colectivo y político, o puede ser no más que una agrupación de personas en torno a una reivindicación material. La relación sujeto - sujeto, entonces, adquiere otros matices. Ante esto aparecen dos opciones: 1. El proceso de investigación acción participativa no tiene ningún efecto en cuanto sus gestores no se han asumido como sujetos; o 2. El proceso mismo de la Investigación Acción Participativa deviene en que tanto investigador como comunidad terminan por construirse, subjetivarse y por afrontar, de manera reflexiva y crítica, una posición frente a la realidad. Allí la I.A.P. aparece como un escenario para la autodeterminación de los sujetos y los pueblos. De otra parte, es necesario puntualizar que el concepto de comunidad puede ser en muchos casos una categoría imprecisa y homogenizadora. No todas las agrupaciones humanas son comunidades; no todas las comunidades –en nuestro mundo contemporáneo se construyen en la interacción cara a cara; no todos los grupos con los que trabajamos son una comunidad propiamente dicha. Entrar a profundizar en el debate teórico que ha tenido lugar desde Tonnies hasta Bauman, alrededor del concepto, desbordaría la intención de este documento. No obstante, nos atrevemos a decir que el concepto de comunidad no puede entenderse en abstracto. Son los grupos sociales en específico, construidos en torno a vínculos significativos para quienes los componen, quienes deben obligar a la resemantización constante del concepto. No existe una forma única de comunidad, existen formaciones comunitarias concretas en condiciones espacio-temporales definidas y congregadas alrededor de elementos de naturaleza diversa: algunas comunidades se construyen en torno a los intereses de clase; otras se dan gracias a las identidades. Comunitas atis –origen etimológico de la palabra comunidad - es la cualidad de lo común; en la realidad vemos que existen diferentes formas de devenir en comunidad. En muchos casos trabajamos con poblaciones, sin la conformación necesaria para ser consideradas

comunidades. Asimismo, trabajamos con grupos comunitarios, es decir, con sectores de una comunidad que no necesariamente son la comunidad. Esta distinción es importante ya que nos obliga a mantener una cierta vigilancia epistemológica y teórica que incluso nos puede orientar frente al punto en el que está el grupo con el que trabajemos en un proceso I.A.P.: ¿se trata de un sector de población, de una comunidad propiamente dicha, de un grupo comunitario o de una asociación3? Por último señalaremos que esta horizontalidad planteada por la I.A.P., la cual es imprescindible para trabajar desde el enfoque, debe ser una preocupación constante. El sentido común funciona en torno a unas categorías hegemónicas, y los oprimidos, por usar una expresión freireana, pueden necesitar que alguien asuma un papel dominante, volviendo a ser objeto y no sujeto del proceso. Para ello es necesario que el investigador, en su papel de facilitador, esté constantemente resituando la autonomía y la autodeterminación como elementos importantes para el proceso. El conocimiento de qué, para quién y elaborado por. “A medida que surge la acción del conocimiento crítico, también el conocimiento surge de la acción, como el yin y el yang persiguiéndose en una danza circular” (Park, 1990, pág. 149)

Para la I.A.P. el conocimiento es la herramienta fundamental para generar procesos de transformación social. El conocimiento empodera, el conocimiento es un arma. Pero ¿cuál es el fundamento de este poder? El conocimiento como examen crítico implica que los sujetos reflexionan sobre su realidad y la ponen en cuestión. El examen crítico no sólo significa que la gente llega a comprender las causas de sus miserias y la posibilidad de tratarlas instrumentalmente. Reflexionando sobre estas causas como enraizadas históricamente en acciones humanas, también pueden comprender que las cosas no tienen que permanecer como están y que es posible comprometerse en acciones que transformen la realidad. La crítica se convierte en voluntad de acción y en la misma acción. (Park, 1990, pág. 148)

En los cuadernos de la cárcel, Gramsci proponía como lucha política hacer que los sujetos pasen del sentido común al buen sentido. Es decir, que pongan en sospecha las categorías 3 Entendida en el sentido que da Tonnies: como un grupo de personas que están articuladas por un interés.

desde las cuales entienden, juzgan y actúan en el mundo. En lo que aquí respecta, la I.A.P. es una forma de estimular en las comunidades el ejercicio de identificación de las determinaciones que subyacen a los problemas que les afectan. Los problemas sociales de mayor urgencia requieren que se develen las causas estructurales de las condiciones sociales que afectan a sectores de la población (…) Deben, además, dar lugar a cuestionamientos sobre las políticas oficiales en todos los niveles de la sociedad – tales como políticas ambientales, programas de investigación de defensa en la guerra biológica, proceso de impuestos, entro otros (Park, 1990, pág. 148)

Esto le apunta a diferentes interrogantes que deben ser objeto de cuestionamiento constante para los investigadores en general. 1. ¿Qué investigar? Desde la IAP la respuesta es clara: se debe investigar lo problemático a nivel social pero desde una visión estructural; lo cual sólo es legitimo

cuando son las comunidades quienes identifican tanto lo

problemático como su sustrato estructural. 2. ¿Quién puede investigar? La apuesta grande es optar porque investigar es una acción democrática que todos pueden emprender: Esa participación altruista y constructiva, entendida como una experiencia real y endógena de y para la gente del común, reduce las diferencias entre intelectuales burgueses y las comunidades de base, entre expertos (tecnócratas) y productores directos, entre burocracias y clientelas, entre labor mental y labor manual. (Borda, 1991, pág. 11). 3. ¿Para quién se investiga? Para la transformación social. Por ello la difusión del conocimiento debe hacerse a un doble nivel: uno académico y otro comunitario. Investigar como proyecto, investigar como programa. Resituar el papel de las comunidades a corto y largo plazo. Hasta acá hemos situado algunas coordenadas teóricas para entender la I.A.P. en sus propuestas epistemológicas y teleológicas. Para terminar es necesario pensar estos procesos desde lo operativo y desde lo estratégico. Independientemente que se trate de este u otro enfoque, los centros de investigación deben plantearse una planeación estratégica de larga duración. En muchos casos, la investigación se resume en la ejecución de proyectos específicos que no configuran unos horizontes temáticos de desarrollar en un esfuerzo de largo aliento. Lo operativo y lo estratégico deben estar en conexión en el trabajo de los investigadores. En el caso de la I.A.P. resulta necesario empezar a pensar en programas (entendidos como líneas de trabajo que involucran un proceso duradero) más que en

proyectos de investigación; sólo en la planeación a largo plazo se puede resituar el papel de las comunidades en la investigación que hacemos desde las universidades. El proyecto finaliza en un corto plazo y en muchas oportunidades no alcanza a sentar las bases para que las comunidades se piensen a sí mismas y generen estrategias para mantenerse actualizadas frente a sus problemáticas; razón por la cual es imperativo trazarnos horizontes, mancomunados con las comunidades, para que la producción de conocimiento deje de ser un proceso fragmentado y que sucede sin la formación de una conciencia en las comunidades que buscan ser conocidas. La IAP busca dar el poder a la gente, pero no únicamente en el sentido de una mayor capacitación psicológica sino más bien de obtener un poder político con el fin de llevar a cabo el cambio social necesario. Este constituye un objetivo de largo plazo y no podrá ser alcanzado en uno o dos proyectos con periodos limitados, pero es el horizonte hacia el cual conduce la lógica de la IAP (Park, 1990, pág. 140)

De lo teleológico a lo metodológico. La coherencia interna entre lo metodológico, lo teórico y lo teleológico es uno de los retos grandes de la investigación. Así, ¿cómo convertir la intención de construir conocimiento de manera horizontal con las comunidades en estrategias metodológicas puntuales? Partimos de situar la participación como proceso fundamental en la I.A.P., pero, ¿cómo estimularla? ¿Cómo combatir el descreimiento en la investigación y la verticalidad aprehendida y culturalmente reforzada día a día en las universidades y en las comunidades? Podemos esperar la participación de la gente que vive nuestras realidades pero (…) en la realidad esto no ocurre así no más, ya que la falta de poder de los oprimidos les impide organizarse y hacer investigación. Generalmente requieren una fuerza organizativa que actúe como punto focal alrededor del cual se puedan reunir y tratar el problema. Este es el rol que el investigador desempeña en la IAP (Park, 1990, pág. 151).

Estos interrogantes son muy amplios para intentar dar aquí una respuesta última; no obstante, señalaremos algunos puntos que consideramos importantes para avanzar en la operaciónalización del enfoque: 

Considerar los problemas de investigación como un punto de llegada: los manuales nos han obligado a pensar el proceso de investigación como un trayecto lineal en donde la primera estación es la elaboración del problema. Esto muchas veces dista de la realidad, pues sólo en la búsqueda que la investigación requiere

éste se presenta de manera más clara. Pensar el problema como punto de llegada implica desarrollar acciones para arribar a la problematización de la realidad y no subordinar el trabajo de campo a un problema prediseñado. La objetividad y la neutralidad valorativa deben ser reevaluadas, pero la reflexividad como ejercicio constante de crítica sobre el trabajo del investigador sitúa el problema en el camino y no en el inicio. 

Construir unas dinámicas de socialización constante de la información: Cuando hacemos investigación tradicional pensamos el momento metodológico como la fase de recolección de la información y la difusión pasa a ser el último paso: la socialización del trabajo. Acá, con miras a desarrollar un proceso I.A.P., planteamos que la constante socialización de la información recogida va permitiendo que se llegué a la finalidad de la I.A.P.: elaborar y posicionar el conocimiento con las comunidades. La metodología I.A.P. debe proyectar espacios de discusión constantes: comités, grupos de discusión, asambleas, entre otras; donde la investigación se va produciendo en la reflexión constante de la información recogida.



Fortalecer el análisis e interpretación entre las personas con las que se trabaja: Una de las frustraciones posibles a la hora de hacer I.A.P. puede ser la baja participación activa de los miembros de las comunidades. No existe, al menos en el contexto local, una cultura de reflexión sobre lo comunitario. Este habito de repensar la realidad debe construirse, debe interiorizarse e institucionalizarse. Así, el Investigador como miembro del grupo de trabajo, que aporta un conocimiento académico, debe generar espacios en donde se fortalezca la sospecha sobre la realidad; en donde, retomando de nuevo a Gramsci, se pase del sentido común al buen sentido.



Generar un comité que tome decisiones durante el proceso: Cuando se desarrolla un proceso colectivo es necesario que alguien asuma la dirección. En algunas oportunidades, bajo la bandera de la I.A.P. se desarrollan procesos en donde el

investigador termina reproduciendo el esquema del intelectual líder con saber legítimo,

y los otros el de la comunidad subordinada sin conocimiento. Así,

conviene estimular el liderazgo sugiriendo la creación de un comité que se empodere de la investigación. En este comité el investigador será un simple consejero técnico y no deberá ocupar un papel protagónico. En la ciencia tradicional, en algunas oportunidades: Las actividades de investigación se consideran apropiadas sólo cuando se dirigen a solventar problemas técnicos relacionados con fines prácticos establecidos por otros por medio de un proceso que no implica participación popular; la investigación racional no se considera relevante cuando se trata de profundizar en la racionalidad de los mismos fines” (Park, 1990, pág. 147).

En consecuencia con la I.A.P. debemos plantear una metodología y unas técnicas reflexivas que se enfoquen no sólo a recoger la información que sea necesaria para entender el problema de investigación, sino también a generar las condiciones y discusiones para que los sujetos involucrados profundicen en los niveles ocultos de la realidad social, develando, a través de la sospecha, los conocimientos requeridos para pensar la transformación social. Mapeo multidimensional de los territorios: una herramienta de identificación colectiva de problemáticas sociales. En estos dos últimos apartados presentaré dos procesos - a desarrollar con grupos comunitarios - para tematizar y problematizar la realidad en torno al concepto de territorio. El primero se denomina un mapeo multidimensional, el cual es una posibilidad para organizar una necesaria caracterización del territorio en el cual se va a desarrollar el proceso I.A.P. En la obra de Fals Borda se enfatiza en la categoría de territorio, el cual es concebido como un contenedor, como un cuerpo. Todos nuestros esfuerzos y tareas suceden en un territorio específico. Desterritorializar la investigación implica descontextualizar y deshistorizar el proceso. Por ello, necesitamos herramientas que nos permitan abordarlo y entenderlo, de manera colectiva, para poder empezar a transformarlo. Nuestra propuesta plantea hacer un mapeo colectivo del territorio en relación al tiempo, a las dimensiones

objetivas del territorio y a las prácticas y significados que los actores hacen y dan al mismo. Para ello hemos pensado una ruta sugerida, la cual deberá ser adecuada a cada proceso, sometida a juicio por el grupo con el que se trabaja y reinventada constantemente. 

El territorio y el tiempo: Cualquier trabajo de investigación

debe partir por

Historizar su posición, es decir, por comprender que la investigación sucede en un punto del tiempo y que además se desarrolla con una población que tiene una orientación hacia el tiempo. Incluso cuando se trabaja con consumos culturales de bienes mediáticos, se debe pensar estos consumidores en relación a un escenario puntual. En el territorio en el que trabajamos pervive un pasado, se experimenta un presente y se proyecta un futuro. Por ello comprender la relación que los pobladores tienen con su territorio es una de las tareas iníciales para tematizar en la investigación social comunitaria. Y dentro de ello la categoría tiempo es fundamental. Si se busca conocer la realidad para transformarla, no basta con saber cómo esa realidad, hecha territorio, se vive ahora, sino cual ha sido su proceso y cómo se piensa a futuro. No obstante, esto varia también con la orientación que el grupo con el que trabajemos tenga hacia el tiempo. Algunas comunidades serán más futuristas, otras tendrán una relación más estrecha con el pasado, y otras se orientarán más al presente. En el caso de Bogotá, cuando se trabaja con jóvenes de tribus urbanas, se evidencia que no existe una percepción de futuro ni un pasado y toda la orientación se remite al aprovechamiento de un constante presente. En términos técnicos, esta indagación por el tiempo puede hacerse a través de ejercicios de evocación (¿cómo era su territorio hace 5 años?), análisis de significación del presente, (¿cómo experimenta su territorio hoy?) y proyección hacia el futuro (¿como ve su territorio en unos años?). El uso de dibujos, narrativas, coremas, cartografías o sociodramas, puede permitir que los grupos expresen sus significados y los hagan conscientes. Estas actividades deben entenderse como ejercicios reflexivos de análisis colectivo.



El territorio en sus dimensiones objetivas. Berger y Luckman, en su libro la construcción social de la realidad, señalan la doble condición de lo social: la

sociedad como realidad objetiva y la sociedad como realidad subjetiva. Lo objetivo como lo “echado afuera”, como facticidad; y lo subjetivo como echado adentro, como significado. Asimismo el territorio es un afuera y un adentro. Unos hechos y unos significados para sus pobladores. En este apartado abordaremos las dimensiones objetivas del territorio, las cuales son: la dimensión físico-ambiental, cultural, la social, la política, la económica y la institucional. Para los pobladores la vida es simultánea. No se es un sujeto político por un lado y uno cultural por el otro. Por ello, y en la búsqueda de desnaturalizar la realidad para llegar a tener conciencia de las múltiples determinaciones que la sostienen, se puede sugerir a las personas con quienes se trabaja en un proceso I.A.P. hacer una reflexión del territorio en estas seis dimensiones. o

Lo físico ambiental entendido como las determinantes naturales que configuran el territorio. Es diferente trabajar con una comunidad costera que con una de la zona montañosa; sus expectativas, posibilidades, problemas ambientales y accesos son diferentes.

o

Lo cultural, como el territorio simbolado, construido en torno a ciertos símbolos que lo configuran.

o

Lo social, como el territorio dispuesto para la socialidad, es decir, el territorio organizado en términos de espacios privados y públicos, de espacios de encuentro y de intimidad; pero también como un conjunto de problemáticas sociales (discriminación, pobreza, delincuencia, conflicto armado, entre otras) que se han objetivado y que determinan el territorio.

o

Lo político, más allá de lo institucional, refiere a la manera en la que está organizado el poder.

o

lo económico, es decir, el territorio organizado como cuerpo productivo.

o

Lo institucional que remite a la presencia de instituciones privadas o públicas que funcionan en relación a las necesidades de los pobladores.

Para llevar a cabo este segundo momento del mapeo se puede hacer uso de la cartografía social, de los recorridos colectivos, de la elaboración de matrices en torno a estos componentes o por medio de la búsqueda de datos institucionales. 

El territorio y las prácticas y significados de sus pobladores: Conocer el territorio desde lo objetivo permite ver cómo se ha materializado la vida social de una comunidad y como está determinada por ciertos elementos naturales y sociales. Sin embargo, esto no agota la categoría territorial puesto que aún no conocemos las dimensiones subjetivas que también lo configuran. ¿Cuál es el significado que tiene cada realidad social para los sujetos que la viven? Probablemente no exista una única respuesta para este interrogante. Al interior de un mismo barrio, de una misma vereda, pueden construirse y coexistir diferentes miradas sobre la realidad. Es necesario conocer, para transformar la realidad, las prácticas y los significados que las personas con las que se trabaja en la investigación hacen y tienen frente a la realidad en la que vamos a trabajar. Aquí aparecen algunos elementos a tener en cuenta. Variables como genero, etnia y ciclo vital deben consideradas para comprender las prácticas y los significados. Si se desarrolla un proceso de I.A.P. enfocado a jóvenes, debemos acercarnos a sus acciones compartidas, sus rutinas, sus juegos, sus trayectos y los significados que para ellos tiene la vida social. Allí nuestro enfoque restringe la indagación a unos actores específicos. Si nuestro trabajo involucra otros grupos poblacionales, debemos considerar las prácticas y significados por cada grupo con el que trabajemos. Usamos acá el término significados para comprender todas las valoraciones que los pobladores hacen frente a su propio territorio. Estas valoraciones terminan por denotar las frustraciones, los sueños, las carencias, las problemáticas y las potencialidades que éste presenta para ellos. Entrar preguntando ¿Qué significa para usted vivir en este territorio? Puede servir para conocer las principales problemáticas sociales sin la visión sesgada del diagnosticar (rastrear enfermedades), sino considerando además que en estos significados experienciales los sujetos evidencian tanto sus problemas como sus recursos.

Una vez desarrollados estos tres momentos de reflexión colectiva se deberá construir un informe en el cual se consignen los aspectos más relevantes de este análisis de situación, articulado alrededor de la categoría territorio. Este informe será socializado y constituirá un insumo importante para entrar a problematizar la realidad en busca de abrir caminos para construir una Investigación acción participativa de carácter crítico. Inventario de sospechas: de la identificación a la problematización. Si bien las investigaciones empiezan por la tematización, y por lo que los griegos consideraban el asombro frente a la realidad, sólo cuando se empieza a problematizar estamos en el terreno que aquí nos interesa. Para llegar a este nivel no existen reglas ni procesos definidos. Sin embargo, y siendo consecuentes con lo aquí planteado, señalamos que una vez se haya construido un mapeo del territorio y de las situaciones sociales que envuelven a los sujetos, se debe proceder a priorizar y encontrar unos núcleos problemáticos a definir y desarrollar. Con el insumo del mapeo, socializado, analizado (colectivamente) y entregado a cada uno de los miembros del grupo de trabajo, se procederá a desarrollar un ejercicio de aparejamiento entre principales problemas y las sospechas 4 que los participantes tienen frente a las causas por las que se da dicha problemática. Este ejercicio se podrá consignar en un formato simple como el que acá proponemos Aspectos identificados más relevantes a trabajar en un proceso de transformación social

Sospechas

Baja cobertura de las instituciones de salud. Presencia de altos niveles de niños con enfermedades respiratorias.

Problemas ambientales como el alto grado de contaminación.

Luego de que cada miembro haga un análisis de los aspectos identificados más relevantes a trabajar en un proceso de transformación social, se hará una priorización que debe ser 4 Utilizo el término sospecha recordando la afirmación de Paul Ricoeur sobre Marx, Freud y Nieztche, a quienes consideraba los grandes maestros de la sospecha. Además, en términos de trabajo con las comunidades puede ser más útil usar un termino coloquial como sospecha y no uno técnico como el de hipótesis

producto de la discusión y la concertación. Cuando se tengan 2 o tres aspectos relevantes con sus sospechas se procede a definir qué de esta situación conocemos y que se desconoce. Aspectos identificados más relevantes a trabajar en un proceso de transformación social

Sospechas

Lo conocido

Lo desconocido

Baja cobertura de las Muchas madres Cuál es el porcentaje instituciones de salud. manifiestan que no de familias sin tienen seguro. aseguramiento en el barrio. Problemas ambientales En el sector se ven Qué programas como el alto grado de carboneras ilegales estatales están contaminación. dispuestos para dar cobertura en salud a Presencia de altos niveles las familias que no de niños con están en el SGSSS enfermedades respiratorias. Cual es el número de niños afectados por las carboneras. Cuales son las medidas que el gobierno establece para el cuidado del medio ambiente en estos casos. Que tipo de acciones preventivas pueden desarrollarse para el mejoramiento de la calidad de vida de los niños con afecciones respiratorias.

Cuando el grupo identifica lo que desconoce y lo que conoce, se procede a la formulación de preguntas guía. Este ejercicio es muy delicado y supone que todos los integrantes del grupo están dispuestos y han considerado la importancia de la investigación en el proceso de desarrollo de su propia realidad, lo cual debe ser un trabajo constante en el cual el

investigador como facilitador y consejero deberá estimular la reflexión sobre la importancia de la elaboración de conocimiento. A modo de conclusión. Esta breve presentación busca pensar una ruta posible para operacionalizar la intención investigativa y transformadora de la I.A.P. anclando un proceso re reflexión colectiva sobre la realidad en el concepto de territorio entendido como hecho objetivo y subjetivo. El trayecto lógico que seguimos no pretende ser una técnica sino una invitación a pensar los puntos de encuentro entre la elaboración de conocimiento y transformación social a partir de una puesta en escena colectiva de la formulación de problemas de investigación, en donde se usa el conocimiento espontáneo que las comunidades tienen de su propia realidad para que, a través de una dialéctica comunitaria, se llegue a un conocimiento critico que les permita pensarse como sujetos en transformación. Para termina quisiera concluir con una reflexión de Richard Brown, sociólogo norteamericano, en términos del papel de las ciencias sociales en relación a la transformación de las sociedades: La sociología proporciona herramientas metodológicas para reflexionar críticamente sobre lo que los miembros de una sociedad dan por supuesto en su visión cotidiana del mundo. Dado este supuesto, la realidad compartida existe: cómo cambia o como se mantiene, es un tópico principal del análisis sociológico” (Brown, 1986, pág. 110).

Bibliografía

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