Analisis formal de las obras pictoricas: \"Los Paraguas\", \"Paisaje de Amberes con el río Escalda congelado\" y \"El Ferry de Staten Island se acerca a Manhattan\"

June 7, 2017 | Autor: Felipe González | Categoría: Renacimiento, Hiperrealismo, Renoir, Impresionismo, Lucas Van Valckenborch, Richard Estes
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Descripción

INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL SECRETARÍA DE EXTENSIÓN E INTEGRACIÓN SOCIAL DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN CONTINUA CENTRO DE EDUCACIÓN CONTINUA UNIDAD ALLENDE

“TÍTULO DEL TRABAJO” ANALISIS FORMAL DE LAS OBRAS PICTÓRICAS; LOS PARAGUAS, VISTA DE AMBERES CON EL RÍO ESCALDA CONGELADO Y EL FERRY DE STATEN ISLAND SE ACERCA A MANHATTAN TESINA PARA OBTENER EL DIPLOMA EN: “APRECIACIÓN DE LA PINTURA”

PRESENTA: FELIPE DE JESÚS GONZÁLEZ HERNÁNDEZ ASESORA: LETICIA MARTÍNEZ BALBOA

NOVIEMBRE 2015

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INDICE Agradecimientos………………………………………………………………………………. 3 Introducción…………………………………………………………………………………….. 4 Objetivo…………………………………………………………………………………………. 5 Justificación…………………………………………………………………………………….. 5 Marco teórico…………………………………………………………………………………… 5 Capítulo 1. Análisis formal del cuadro de Pierre-Auguste Renoir “Los Paraguas”……... 7 Capítulo 2. Análisis formal del cuadro de Lucas van Valckenborch “Vista de Amberes con río Escalda congelado”……………………………………………………………………….. 17 Capítulo 3. Análisis formal del cuadro de Richard Estes “El Ferry de Staten Island se acerca a Manhattan”…………………………………………………………………………………… 26 Conclusión……………………………………………………………………………………… 34 Bibliografía……………………………………………………………………………………… 36

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Agradecimientos

Debo decir que a lo largo de este diplomado fueron varias las personas y los motivos que me alentaron a obtener un conocimiento que, sin que yo lo esperara, me trajo una nueva visión del arte y de la vida en general. Es por ello que quiero usar este espacio para mencionar a las personas con quienes quiero compartir este logro, ya que su contribución, directa o indirecta, me ha retribuido para ser una mejor persona. En primer lugar quiero agradecer a la maestra Denise Córdova Just por haberme invitado a formar parte del diplomado, porque me tendió la mano en un momento difícil y que la consecuencia de ello fue haber formado parte –aunque efímeramente- del CEC Allende, de donde me llevo muy buenos recuerdos y amistades. Entre el personal del CECAllende, dedico este trabajo a la directora María Eugenia Beatriz Hernández Núñez por su excelente labor y disposición en el plantel, al subdirector Cuauhtémoc Arellano Alavez, con quien tuve charlas muy amenas acompañadas de un delicioso café, a la maestra Elvia Ángeles Aldana por su apoyo y por su interés en mí, a mis excompañeras y excompañeros las maestras Dinora Pérez, Rosa María Rangel, Lourdes Magaña, Cristian, Odilón Flores y don Arturo, quienes en conjunto hicieron muy ameno el momento en que estuve en el CECAllende. A la profesora, la maestra Leticia Balboa Martínez, por su paciencia, fluidez y excelente dominio de cada uno de los temas que nos impartió, además de que durante el diplomado nos mostró siempre una faceta de alegría y disposición. A quienes integramos el diplomado: Isabel, Yelenia, Margarita y Rafael, con quienes sentí camaradería y porque –en especial las compañeras Isabel y Yelenia- dieron el toque de humor y alegría a las clases. A mi familia: a mis padres y a mis hermanos, por mostrarse comprensivos y apoyarme en cada una de mis metas y logros. Sólo me queda pedir a Dios que si este logro produce dicha entre todos los referidos, que se presenten varios más porque siempre le estaré agradecido.

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Introducción

El siguiente trabajo consiste en el análisis formal de tres cuadros pictóricos, a través del estudio de sus elementos técnicos o formales. Se realiza de esta manera para demostrar que esos elementos formales son válidos para la apreciación e interpretación de todo cuadro, aunque claro está, tales componentes son representados de manera distinta en cada estilo pictórico. De entrada se menciona que en este trabajo de tesina sólo se hace referencia a los elementos formales de la pintura, y si bien se retoman algunos aspectos relacionados con el estilo pictórico al que pertenece cada obra, e inclusive se mencionan datos sobre los pintores de cada cuadro, no es el objetivo de esta obra: analizar el estilo de los pintores, los temas representados en cada pintura, la historia de cada estilo o de los mismos pintores. Sólo en los casos necesarios, se abordan de manera tangencial esos elementos pero es necesario hacer la advertencia de que no se hallará ese tipo de información aquí. Por lo tanto, se hará énfasis en explicar cada uno de los elementos plásticos formales de cada cuadro. Para ello, se describirá en qué consiste cada elemento dando su definición, y posteriormente, se indicará el lugar del cuadro donde se localiza el mencionado elemento. Para apoyar el contenido, se utiliza en cada capítulo una o varias imágenes de la obra pictórica identificando esquemáticamente los elementos formales; generalmente se señalan entre tres y cuatro elementos formales en cada imagen y para que sean identificables por el lector-espectador, se señala con colores distintos la ubicación de componente, así como una descripción sintética que acompaña cada cuadro. El trabajo se estructura de la siguiente forma: se pasará a realizar el análisis formal de cada uno de los cuadros teniendo en cuenta los datos relevantes del artista pintor, la corriente o estilo pictórico al cual pertenece la obra y enseguida, el análisis formal propiamente dicho. Este esquema es el que se realizará en cada uno de los tres cuadros. Los cuadros por analizar son: 1. “Los Paraguas” de Pierre-Auguste Renoir, que pertenece al estilo impresionista. 2. “Paisaje de invierno” de Lucas van Valkenborch, que pertenece al estilo denominado “flamenco renacentista”. 3.

“El Ferry de Staten Island se acerca a Manhattan” de Richard Estes, que pertenece al estilo llamado “hiperrealismo”.

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Objetivo. El objetivo del trabajo es el análisis de tres cuadros o pinturas de diferentes estilos pictóricos, para demostrar y aplicar los conocimientos adquiridos a lo largo del diplomado denominado “Apreciación de la pintura”.

Justificación La apreciación de la pintura no debe limitarse a lo contemplativo, puesto que la pintura es un arte, y como tal, merece el análisis pormenorizado de cada uno de los elementos que lo catalogan como tal. En efecto, la pintura es una expresión artística, y como tal, busca despertar una sensación en quien lo observa, así como comunicar un mensaje, que puede ser un conocimiento, una idea, un sentimiento, una emoción o una pasión, pero a fin de cuentas, siempre comunica algo. Por lo tanto, limitar la apreciación de una pintura a su observación o contemplación simple, sería restarle importancia y minimizar la obra. El acercamiento a la pintura, requiere de un conocimiento que es mucho más complejo de lo que parece. Es por ello que la apreciación de la pintura, implica tener en cuenta los elementos que hacen posible la comunicación entre la obra y el espectador, quien adquiere el conocimiento del lenguaje plástico, que se conforma de diversos elementos como son; el punto, la línea, el color, la línea de contorno, la textura, la dimensión, el movimiento, entre otros1, estos son los elementos constitutivos del mensaje que transmite el cuadro, y que tiene sus variantes de acuerdo a la época, estilo artístico, autor y lugar. Este es el motivo por el cual en este trabajo se analizarán tres pinturas distintas, ya que en ellas podemos detectar las variantes de los elementos descritos anteriormente, y que en lo sucesivo se denominarán: “elementos formales”

Marco teórico.

El concepto fundamental para tener un primer acercamiento teórico en relación a la obra pictórica, es el de análisis formal. Por análisis formal debe entenderse la metodología básica para efectuar el estudio de una pintura, así como los elementos que son necesarios para efectuar dicho estudio.

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Donis A. Dondis, Sintaxis de la imagen, p. 38.

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El análisis formal se fundamenta en dos principios teóricos: la semiótica y la psicología; de ellos se rescatan los componentes que permiten la interpretación del lenguaje visual. De la semiótica se retoman los elementos que permiten el aprendizaje,

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identificación y la comprensión de los elementos que integran el mensaje visual; por su parte, de la psicología se retoman las leyes de la percepción propuestas por la Teoría de la Gestalt. Los elementos formales, se dividen en primarios y secundarios; dentro de los elementos primarios se consideran la línea, el color, la forma, la luz y el volumen, en tanto que los elementos secundarios consisten en el espacio, el equilibrio, el ritmo, el movimiento, el tiempo, el contraste y la composición. Esta división surge porque los elementos formales primarios son la base para la construcción de los elementos secundarios. La identificación y el análisis, tanto de los elementos primarios como de los secundarios, permiten el conocimiento sistemático de la obra de arte y a partir de ellos se contará con elementos sólidos para realizar una certera interpretación de las obras.

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Capítulo 1. Análisis formal del cuadro de Pierre-Auguste Renoir “Los Paraguas”

Ficha técnica: Título: Los paraguas Autor: Pierre-Auguste Renoir Año: 1883 Técnica: Óleo sobre lienzo 180 x 115.4 cm Impresionismo

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La obra pictórica denominada Los paraguas, fue realizada por el pintor francés PierreAuguste Renoir, entre 1883 y 1886; y pertenece al estilo pictórico denominado impresionismo. Para comprender la obra de Renoir se explicarán los rasgos del impresionismo y posteriormente, los datos biográficos acerca de Renoir que permiten entender su obra, para que se proceda al análisis formal. El impresionismo se desarrolló en las tres últimas décadas del siglo XIX, fue un periodo que se distinguió porque la sociedad francesa vivía la “Belle Époque”, es decir, en una etapa de su historia en la que dicha sociedad vivió despreocupada y feliz. El impresionismo se caracteriza por utilizar métodos poco usuales para su época, pero también por sus innovaciones técnicas. Respecto al uso del color, se usó el método de “división del tono”, el cual aplica los colores de manera que el espectador, estando cerca del cuadro, percibe que las líneas quedan sutilmente separadas, pero una vez alejándose del mismo, su ojo realizará la “mezcla óptica” y como lo menciona la tercera ley de la teoría de la Gestalt, logrará percibir las formas más simples, cosa que en el impresionismo es evidente ya que es un estilo –siguiendo este tenor- netamente figurativo ya que pretende retratar la realidad, pero ateniéndose a determinados parámetros. La pintura en el impresionismo se distingue además, porque pretende ser dinámica; no utiliza el color negro; y los temas que representa generalmente son escenas cotidianas que llegan a caer en lo insignificante y lo banal, así como paisajes y situaciones que se viven tanto en el medio rural como en el medio urbano. A los impresionistas les interesaba averiguar los efectos sensoriales en la visión, por ello se esmeraron en representar el color y la luz de manera distinta, sobre todo, al usar las líneas, los colores y en la manera en que representaban la luz. Sus intenciones van encaminadas a elaborar una pintura alegre, colorista, luminosa, amable y vital2. Respecto a Pierre-Auguste Renoir, sus pinturas sobresalen por la representación que hace de la figura femenina –mirada grata, sonrisa amable, mejillas sonrosadas y por su particular vestimenta (traje entallado y sombreros de paja o fieltro). Como lo han dicho sus biógrafos, Renoir fue el pintor “de la alegría de vivir” 3, ya que sus pinturas plasmaban las escenas cotidianas que si bien eran consideradas por la sociedad de su tiempo como nimias, para él eran la raíz de la auténtica felicidad. Sin

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Preckler, Ana María, Historia del arte universal de los siglos XIX y XX. Tomo I (Arquitectura, pintura y escultura del siglo XIX) (Arquitectura del siglo XX), Madrid, Editorial Complutense, 2003, p. 319-324. 3 Ibíd., p. 336-337. Generalmente, las biografías sobre Renoir coinciden en esto, tan sólo por poner algunos ejemplos, véase además “Renoir y la alegría de vivir” en http://www.artehistoria.com/v2/contextos/5145.htm.

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embargo, es imperativo analizar brevemente cómo evolucionó su obra ya que sí hubo cambios sustanciales, en los cuales, se puede ver su impacto precisamente en Los Paraguas. Resulta que Renoir, en un principio colaboró con otros pintores impresionistas como Claude Monet y Camille Pissarro, y de los cuales, el primero había influenciado en él para la elaboración del cuadro La Grenouillére (1869) que se caracteriza por tener un estilo similar al de Monet; ésta y otras pinturas hacen que Renoir sea catalogado como impresionista. Pero después, en los inicios de la década de los ochenta del siglo XIX, Renoir realizó un viaje a Italia y a España para conocer otros estilos; el que tuvo más impacto en él fue el estilo clásico que conoció en Italia, sobre todo al ver la obra de Rafael, dio lugar a que su obra fuese más sobria, que se vio reflejado en el uso de colores fríos y desabridos, con predominio del dibujo; aunque después de 1890 vuelve a trabajar en temas relacionados con “la alegría de vivir”, Renoir no abandonó el clasicismo4. Es necesario tener en cuenta lo anterior ya que precisamente, en Los Paraguas sí se aprecia un predominio de colores fríos y un tema que no se puede decir que es alegre (los personajes sonríen muy poco, y predomina la sobriedad en ellos) pero que sí refleja una actividad cotidiana; y sobre todo, no se abandonan los elementos propios del impresionismo como la luz, la pincelada, los temas y los escenarios. Una vez explicado el estilo pictórico y el contexto del pintor, se procede al análisis formal de la obra pictórica en cuestión.

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Ibíd., p. 338-339. Varios autores, Personajes célebres de México y el mundo, Colombia, Editogrial Norma, 1998, p. 779.

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Figura 1: Análisis de la línea y el color en Los Paraguas.

Descripción Figura 1. 1. Líneas curvas. 2. Línea de dirección o tensión. 3. Cambios en el color y matices

En cuanto a la línea, se observa que hay un predominio de líneas curvas que varían de dirección unas y otras; pero también hay líneas que señalan dirección y lo hacen de manera diagonal. Se ha dicho que este cuadro se realizó por etapas, de tal modo que en

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primer lugar se hizo la imagen de la mujer que se ubica del lado izquierdo del cuadro y que lleva la canasta, posteriormente se realizó el resto de la escena, es más, también se dice que la muchacha iba a ser representada con sombrero pero después Renoir cambió de opinión (Ver figura 1)5. Por lo que respecta al color, estos definitivamente se adhieren a las características propias del impresionismo. Como se puede apreciar, hay un uso de los colores primarios, siendo el más sobresaliente el color azul marino; al mismo tiempo, se puede apreciar que dentro del uso del color azul hay zonas donde se puede apreciar uso de matices: estos son visibles en las representaciones de los paraguas y en los vestidos de las damas que aparecen en primer plano (Ver figura 1). Hay otros rasgos a considerar respecto al color, como la brillantez, la temperatura, los tonos, el contraste y el valor de cada uno de los colores. Respecto a la brillantez, se presenta una saturación que va de la pureza de cada color hasta degradarse en tonos sucios, es decir, hay una mezcla de los colores con manchas, generalmente blancas; esto puede apreciarse con más claridad en la vestimenta de los personajes. Predominan los colores fríos (principalmente el azul), que absorben la luz y se presentan en los últimos planos, dan la sensación de alejamiento del espectador y de reposo, tranquilidad y reserva, pero sobre todo, de cierta tristeza y melancolía. Los tonos sucios (las mezclas de los colores con tonos negros y grises, aunque generalmente grises en este caso) sugieren que se trata de una escena de seriedad. En pocas palabras, con estos elementos se puede reafirmar la sobriedad que distingue el estilo de Renoir en esta etapa de su vida. El uso de los colores es valorista, es decir, que los colores se representan y tienen su valor artístico en función de la intensidad luminosa en la que se les representa, además de que se subraya el aspecto atmosférico ¿Cómo y en qué parte de la pintura se ve reflejado este aspecto? A los personajes principales o en los que el pintor desea destacar, se les pone un tono de azul marino más intenso, sin que necesariamente sea el predominante, este es el caso de las mujeres que sostienen su paraguas, la chica con el cesto y las niñas que aparecen en el lado inferior de la derecha, dejando en claro que ellas son los personajes principales del cuadro, y en cambio, el hombre detrás de la chica y los demás transeúntes con paraguas se les representa con tonos sucios y relativamente más claros, haciendo ver que éstos ocupan un lugar complementario dentro del cuadro.

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“Los Paraguas (1883)” https://es.wikipedia.org/wiki/Los_paraguas_(1883)

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La pincelada es suelta y elaborada con una técnica conocida como alla prima (“a la primera”). La pincelada es suelta porque hay una predilección del color sobre la línea, es decir, son pinceladas que buscan resaltar el color más que hacer sobresalir a las líneas. Es una pincelada espontanea, bosqueja el modelo y no se realiza con el fin de definir texturas, ya que como dijimos anteriormente, trata de provocar un efecto visual de deformar la figura si se le aprecia de cerca pero reconstruirla si se le aprecia a la distancia. Es evidente el uso de la técnica alla prima porque no necesariamente se pinta sobre un boceto ya realizado – salvo la excepción de la chica del cesto-, sino que más bien, se realizó al momento y quedó al primer intento. La luz no procede de alguna dirección en especial, ya que lo que sobresale es la brillantez que tiene cada uno de los personajes representados. No obstante, la luz en Los paraguas es homogénea, o sea, que se encuentra distribuida de manera semejante en todo el cuadro y son pocos los sombreados; y la apariencia real. Respecto a la forma, se puede identificar que hay una forma representativa y objetual, lo cual quiere decir que busca retratar la realidad tal cual es. La obra pictórica Los paraguas presenta un equilibrio dinámico y por proporción. Por equilibrio se entiende, en palabras de Donis A. Dondis “la referencia visual más fuerte y firme del hombre, su base consciente e inconsciente para la formulación de juicios visuales”6, debido a que para el ser humano existe la necesidad de entender el contenido y la representación de una imagen, sólo si este se mantiene con los pies sobre la tierra, pues esto le ayudará a comprender el tema bajo cualquier circunstancia. También del equilibrio se desprende la sensación de peso que tiene cada una de las figuras representadas en el cuadro, de tal modo que en todos los cuadros va a existir un contrapeso entre las figuras representadas. Teniendo en cuenta lo anterior, se aprecia que Los Paraguas tiene un equilibrio dinámico, puesto que hay una línea de tensión en posición diagonal, que divide el cuadro a la mitad (ver figura 1), y por lo tanto, produce una variación de contrapeso que se manifiesta en que los elementos del cuadro tengan un mayor peso en la parte de la derecha (derechapesado), y porque la mayoría de los componentes se concentran en la parte superior, dando la sensación de ligereza en el cuadro (Arriba-ligero). Para entender el tipo de equilibrio también se debe tener en cuenta si existe un eje de simetría, el cual, en el cuadro de Renoir en cuestión es diagonal y por lo tanto, da como resultado que la pintura posea un equilibrio

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Dondis, op. Cit., p. 27.

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por proporción de sus elementos. Tener en cuenta el eje de simetría diagonal en esta pintura ayuda a entender el mensaje del cuadro, ya que por lo general “es la fuerza direccional más inestable, y en consecuencia, la formulación visual más provocadora” 7, con lo cual, se puede decir que hay un mensaje más allá de la simple representación de los personajes en una escena cotidiana, o sea que, Renoir pretende crear en el espectador una sensación de inestabilidad, ya que ésta existe en la realidad que se puede presentar incluso en las situaciones rutinarias y que puede pasar desapercibida, tal como sucede en la imagen que se ilustra.

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Descripción Figura 2: 1. Distribución de la luz (Color amarillo). 2. Elementos que permiten entender el equilibrio (Color verde). 3. Centro del cuadro (Color rojo). 4. Fuerzas de tensión (En azul cielo)

Figura 2: Análisis de la distribución de la luz, el equilibrio, el centro y las fuerzas de tensión.

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Ibíd., p. 45.

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El centro de una imagen consiste en el foco en el cual emanan o convergen las fuerzas visuales, y en el caso de Los Paraguas, se localiza en la parte donde aparece, a lo lejos, un hombre con su paraguas que camina en dirección opuesta a las señoras aparecen en primer plano y voltean a observar su entorno en distintas direcciones (Ver figura 2). La fuerza o tensión se distingue porque es el elemento que indica la dirección que debe seguirse en una obra pictórica. Para entender mejor este concepto se debe tomar en cuenta la dirección visual y los nodos. La dirección visual en Los Paraguas es inclinada y los nodos se presentan por convergencia de vectores, es decir, los lugares donde se concentran la mayoría de los elementos representados, de tal manera que encontramos nodos en el centro mencionado anteriormente y en el punto donde se concentran los paraguas (Ver figura 2). El espacio en Los paraguas presenta un punto de fuga lateral, es decir, que la sensación de profundidad se localiza en la parte superior izquierda, es hacia esa dirección donde se concentra la profundidad y el espacio del cuadro (Ver figura 3). Por otra parte, se presenta un horizonte medio, ya que el espectador se encuentra al mismo nivel de la escena y su tamaño es proporcional al de los personajes representados. La tendencia de espacialidad en Los Paraguas corresponde al concepto de “coplanaridad”, es decir, que las formas (los personajes representados) resaltan sobre el fondo y los elementos quedan superpuestos (o sea, que pueden aparecer unos sobre otros); la coplanaridad entonces, se localiza en la escena donde aparece el hombre detrás de la chica del cesto, en la manera en que se representa a las señoras con los paraguas en primer plano y en los personajes secundarios (el resto de los transeúntes con paraguas). Los elementos que producen la sensación de tridimensionalidad en los personajes del cuadro, es decir la sensación de volumen los encontramos en el modelado por imitación, o dicho de otra manera, porque percibimos los objetos (en este caso los paraguas y las personas) como si estuviésemos en presencia de ellos; y porque los matices en el color, que producen zonas de luz y de obscuridad transmiten esa sensación de volumen. El ritmo, es el elemento que se encarga de organizar el orden en la visión de los objetos representados y de transmitir la capacidad integradora dentro del cuadro; en este caso se distingue por ser lineal y tiene el propósito de romper la monotonía; en esta obra el ritmo también se logra por similitudes, es decir, hay unidades de intervalos distintos que

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Figura 3: Análisis del espacio, el ritmo y la composición.

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Descripción figura 3: 1. Punto de fuga lateral, elemento del espacio (Color rojo) 2. Ritmo (Color azul cielo) 3. Composición en secciónespiral aurea (Color blanco).

dan como resultado un ritmo dinámico y por alternancia, o sea, que el cambio de posición de los objetos es evidente pero siguen un mismo orden y dirección. La mejor manera de identificar el ritmo es teniendo en cuenta en primer lugar, la posición de la muchacha con el cesto (1), a la que le siguen la posición de la mano de la señora que está por abrir su paraguas (A), la dirección que recorre la mirada hacia abajo de la señora con su paraguas abierto (B) y finalmente, la posición donde se localizan las niñas en el lado derecho (C). El movimiento es de tipo interno y los elementos plásticos que lo producen son los colores. En cuanto al tiempo en la obra se caracteriza por ser físico, ya que la escena muestra la elección de un momento que implica la duración del tiempo, es decir el devenir, se le da éste nombre porque no precisamente nos indica una duración del tiempo exacto, sino que más bien, se nos da la idea del transcurrir del tiempo; los elementos que apoyan el devenir se pueden apreciar en el movimiento, en la representación de la luz y el color. La composición, que es la estructura de la obra pictórica, en Los Paraguas se puede apreciar que está integrada por una construcción geométrica evidente, de hecho, los elementos que acompañan a la dirección diagonal, los vectores y el ritmo de los personajes dan cuenta de ello. De acuerdo a las leyes de la composición, esta obra presenta también una sección aurea, es decir, que el centro de la composición es el punto de partida que da lugar a la aparición de una espiral aurea que simboliza: extensión, continuidad, progresión y desarrollo; en consecuencia, los elementos del cuadro están sutilmente equilibrados y van creciendo proporcionalmente a partir del mencionado punto de partida (Ver figura 3).

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Capítulo 2. Análisis formal del cuadro “Vista de Amberes con el río Escalda congelado” de Lucas van Valckenborch

Ficha técnica: Titulo original: “View of Antwerp with the Frozen Schelde” Autor: Lucas Van Valckenborch Año: 1590 Técnica: Pintura al óleo sobre lienzo 42.5 x 63.5 Estilo flamenco El cuadro de Lucas Van Valckenborch denominado en español como “Vista de Amberes con el río Escalda congelado” fue elaborado en 1590 y pertenece al estilo renacentista flamenco. El renacimiento flamenco coincide en tiempo con el Cinquecento italiano, pero a diferencia de éste, los pintores flamencos optaban por la representación de paisajes de la

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manera más realista posible, ya que se inclinaban por la tradición nórdica de representar en sus cuadros elementos como el cielo y la tierra 8. También, a diferencia del estilo homólogo en Italia, el renacimiento flamenco se reusaba a representar cuerpos humanos desnudos y, en vez de darle importancia al tema religioso, buscaron representar al hombre y a la naturaleza tal cual es, por lo que para estos artistas flamencos fue muy importante representar por igual al burgués, al campesino y al obrero; y dentro de las escenas, tenían el mismo valor representativo pintar el ganado, las plantas, el paisaje e incluso el mismo viento (y en este caso en especial, la nieve) 9. Para los habitantes de los Países Bajos en general (entre los que se cuentan a los holandeses y flamencos), la representación de lugares de tránsito cotidiano como el campo, la ciudad y en este caso, el puerto, les era atractivo y reafirmaba entre ellos el sentido de identidad10. Uno de los elementos que forman parte fundamental de nuestro cuadro en cuestión, e incluso su representación forma parte de uno de sus elementos compositivos, es el río Escalda (Schelde); este río llega al puerto de Amberes y su importancia radica en que fue un punto comercial significativo en el siglo XVI de tal manera que su acceso fue cerrado a los españoles en 164811. Respecto a Lucas Van Valckenborch (1535-1597), se sabe que en 1571 se trasladó a Amberes y ahí se puso en contacto con quien sería su mecenas, Matías de Hamburgo. Su producción pictórica incluye retratos y paisajes, pero lo que sobresalió en él fueron las pinturas de paisajes. Su estilo de retratar paisajes sobresale por la naturalidad en que representa las escenas cotidianas y sobre todo, porque aparecen en ellos temas relacionados con las cuatro estaciones o con los meses del año12. La trascendencia del cuadro de Van Valckenborch por haber representado a la ciudad de Amberes, se ilustra en la obra de W.G. Sebald, Austerlitz, la cual ilustra con claridad el tema y los elementos que lo componen: "[…] en un cuadro pintado por Lucas van Valckenborch hacia mediados del XVI, durante la llamada pequeña época glaciar, se podía ver el Escalda helado desde la orilla opuesta y, detrás de él, muy oscura, la ciudad de Amberes y una franja de tierra llana que se extiende hasta la costa. Del sombrío cielo que hay sobre la torre de la catedral de Nuestra Señora está cayendo una nevada y allá en el río, al que miramos trescientos años después, dijo Austerlitz, los habitantes de Amberes se divierten sobre el hielo, gente corriente con trajes de color

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Mitchel Beazley, Historia del arte, Barcelona, Ediciones Nauta, 1982, p. 46. Taine, Hipólito, Filosofía del arte, (Prologo de Raymond Dumay) 2ª edición, México, Editorial Porrúa, 2010, p. 140. 9 Taine, op. cit., p. 162-163. 10 Beazley, op. cit., p. 46. 11 Taine, op. cit., p. 176. 12 “Lucas van Valckenborch” en Wikipedia, https://es.wikipedia.org/wiki/Lucas_van_Valckenborch

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terroso y personas distinguidas de capa negra y gorguera de encaje blanco. En primer plano, hacia el margen derecho del cuadro, una señora se ha caído. Lleva un vestido amarillo canario; el caballero que se inclina solícito hacia ella, unos pantalones rojos, muy llamativos a la pálida luz. Cuando lo miro ahora y pienso en ese cuadro y sus diminutas figuras, me parece como si el momento representado por Lucas van Valckenborch nunca hubiera terminado, como si la señora de amarillo canario acabara de caerse o desmayarse, y se le hubiera ladeado de la cabeza la cofia de terciopelo negro, como si el pequeño accidente, que sin duda no han notado la mayoría de los espectadores, volviera a repetirse una y otra vez, como si no cesara ni pudiera remediarse ya, ni por nada ni por nadie."13

Una vez explicado el estilo pictórico de Van Valckenborch y algunos datos sobre él y sobre el cuadro en cuestión, procedo a realizar el análisis formal. Por lo que toca a la línea, se aprecia que hay un predominio de las líneas horizontales, inclinadas y circulares. Además, las funciones plásticas de la línea se distinguen por su función de crear contornos, dar la sensación de movimiento y de señalar dirección dentro del cuadro (Ver figura 4). Por su parte, el color sobresale por el uso de los colores primarios y terciarios o sucios, que se combinan con destreza para producir los matices y la brillantez del cuadro. El uso de los colores primarios se observa en la vestimenta de los personajes y el del terciario se aprecia mejor en la representación de la nieve, el suelo, el humo de la fogata y las nubes. Los matices se generan en los puntos donde se da el cambio de tono (en la representación de la nube en el lado superior izquierdo, en las sombras de los objetos y personas, y en el lugar de transición donde se ubican los edificios), en tanto que la brillantez se aprecia en el lado izquierdo y en aquellos elementos donde predomina el color blanco (la nieve del suelo, el río congelado, la nieve de los arboles). Hay que mencionar la presencia de grados de saturación del color, que se expone desde un alto grado de pureza y que se transforma hasta convertirse en color sucio, sobre todo en los elementos como en el humo de la fogata, en la lejanía del paisaje urbano y en las nubes del lado superior izquierdo (Ver figura 4). Los colores fríos dentro de este cuadro, contribuyen a crear un ambiente propio de la estación invernal, que se caracteriza por manifestar la atmósfera de ese momento del año, a través del cromatismo valorista. Los colores fríos (y donde se presentan los contrastes de tipo frío-cálido), se presentan sobre todo en los elementos ubicados en la periferia del cuadro (el sitio donde se ubican los edificios, las personas del lado izquierdo y en la gente reunida alrededor de la fogata) en tanto que los colores pastel (o combinaciones de otros

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La

cita

de

Austerlitz,

se

obtuvo

del

sitio

http://pensamientoscabreados.blogspot.mx/2013/11/vista-de-amberes-con-el-escaldahelado.html 19

web:

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Figura 4: Análisis formal de la línea, color y luz en Vista de Amberes con el río Escalda congelado

Descripción figura 4: 1. Ubicación de líneas horizontales, inclinadas y circulares. (Color verde) 2. Elementos relacionados con el color, descritos en el texto. (Color amarillo) 3. Características relacionadas con la luz. (Color morado) colores con blanco) se aprecian mejor en los sitios que expresan luz, frescura, naturalidad, descanso, suavidad y fluidez, tales componentes se localizan en: el vestuario de las personas (sobre todo en las que acuden a ayudar a la mujer de vestido amarillo, en el mismo río, en los vestuarios de la gente cerca de la fogata y en cielo despejado) (Ver figura 4). El contraste entre colores fríos y cálidos es evidente, ya que estos generalmente aparecen combinados entre los elementos predominantemente claros, de ese modo se

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observan esos contrastes en los personajes que van en la carreta y los que se localizan cerca del barco, ambos del lado izquierdo del cuadro (Ver figura 4). El concepto de espacio cromático valorista es aplicable a esta pintura porque se distinguen cuáles elementos son más cercanos y cuáles quedan en la lejanía, de tal modo que existen más colores entre los elementos que se encuentran en primer plano, que entre los que quedan en el horizonte o cerca de éste, ya que por ejemplo, en la ciudad y en los barcos más lejanos, sólo se utilizan colores ocres y hay muy pocos matices en ellos (Ver figura 4). Por lo que respecta a la pincelada, esta es de tipo suelta, en el sentido de que no hay una línea que defina contornos sino que es el mismo color el que da la forma a las figuras representadas. La técnica de pincelada usada en este cuadro se le denomina “veladuras”, que consiste en dar a las imágenes una sensación de transparencia, o que por lo menos tienen algunos complementos transparentes; éstos son evidentes principalmente en la representación del río Escalda, en la atmosfera y en los elementos cubiertos de nieve, como los árboles principalmente. La luz se manifiesta en el reflejo que existe en la nieve, y si bien no hay un foco de luz específico, se pueden señalar las siguientes observaciones: la distribución de la luz es homogénea y de apariencia real. No hay como tal una única procedencia de la luz, ya que si se aprecia la sombra que emanan los objetos y personajes representados, se puede observar que hay sombras que se inclinan hacia el lado izquierdo o derecho y hacia abajo, lo cual nos indica que la luz aparentemente proviene del lado superior, pero se esparce de manera diferente en las laterales de los cuadros (Ver figura 4). La forma en el cuadro es representativa. Este cuadro posee un equilibrio dinámico, es decir, que hay una variación de peso entre los elementos que están presentes en el cuadro, de tal modo que algunos, por concentrarse en mayor cantidad, producen la sensación de ser más pesados en la captación visual; sin embargo es esta una obra muy equilibrada, esto se debe a que existe una línea diagonal –ubicada en la representación del Escalda- que divide el cuadro en dos partes y ésta es la que se encarga de separar los elementos en el espacio pictórico, y en los que se produce el contrapeso; de esta manera hay una variación en el peso de los elementos ubicados en la izquierda y en la parte inferior del cuadro (izquierda-ligero y abajo-pesado), que tienen su contrapeso en los objetos que quedan en la parte derecha, y que visualmente hablando tienen mayor peso visual (Ver figura 5).

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De ese modo, se puede hablar de que hay un equilibrio por peso, ya que los elementos tratan de ser equitativos en esa cuestión en ambos lados del cuadro, pero como se mencionó arriba, son mayores los elementos que se concentran en la parte izquierda del cuadro. El centro del cuadro se localiza en la parte lateral del cuadro, y que se ubica en la parte central del margen izquierdo (que es precisamente donde se localiza el punto de fuga). También se puede decir, que en cuestiones de simetría, la clasificación que distingue a este cuadro es la asimetría, ya que si bien hay un eje definido (que es la diagonal que representa al río Escalda), los elementos representados en uno y otro lado tienen diferente peso y, por la misma situación de que se presentan más elementos en un lado que en otro, no se localiza dicha simetría (Ver figura 5). La fuerza o tensión dentro del cuadro la define las direcciones visuales inclinadas; una de ellas se puede apreciar en la línea de horizonte y otra más en la parte izquierda del cuadro. La dirección indicada en la línea de horizonte parte del punto de fuga y se dirige hacia el extremo opuesto del cuadro. La línea en la parte izquierda, parte de la imagen de las personas ubicadas cerca del barco, y de ahí se dirige hacia la parte inferior del cuadro, de tal manera que toca a las personas con el carruaje y tanto a las que aparecen cargando leña como a las que encuentran alrededor de la fogata (Ver figura 5). Respecto al espacio, se presenta el tipo de horizonte alto, ya que es el espectador quien se impone sobre la escena y la representación vista así, provoca la sensación de que el espectador está observando la imagen desde lo alto y por lo tanto, su proporción es mayor a la de los personajes y objetos (Ver figura 5). La tendencia de espacialidad de este cuadro corresponde a la coplanaridad, ya que hay una aproximación simple de los elementos, los personajes y los objetos están representados de manera separada y no encimada, y esto produce una visión plana de los objetos, ya que son representados de manera bidimensional. El esquema de espacialidad se define porque existe un punto de fuga lateral, ubicado en la parte superior izquierda, es decir, tiene una perspectiva lateral porque da la sensación de una visión oblicua del cuadro, las líneas convergentes son asimétricas y por lo tanto la percepción del espacio es dinámica.

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Figura 5: Análisis formal del equilibrio, el centro, la fuerza de tensión y el espacio

Descripción de la figura 5: 1. Elementos relacionados con el equilibrio (Color gris). 2. Centro (Color rojo). 3. Fuerza o tensión (Direcciones visuales) (Color naranja). 4. Elemento que señala el espacio: punto de fuga lateral (Color azul).

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Estos elementos parten del punto donde se localiza el inicio del río, ya que de ahí parte también el horizonte, el camino donde transitan las carretas y las direcciones visuales que tocan al resto de los personajes, en especial a los que están caminando sobre el hielo (Ver figura 5). El manejo del espacio que hace Van Valckenborch es el denominado como “Vista de pájaro” y consiste en que hay un punto de vista elevado sobre el nivel normal del ojo, y va acompañado o no de un esquema de espacialidad. El punto de fuga lateral ayuda a entender mejor este tipo de manejo del espacio, ya que las direcciones visuales que ahí se producen refuerzan la visión de vista de pájaro, sobre todo si se observan los elementos cercanos al horizonte –los personajes patinando sobre el hielo, los barcos cercanos a la ciudad, los edificios y el paisaje detrás de la ciudad representada-. El volumen de los objetos se logra a través del sombreado. Esto se aprecia mejor en la orilla izquierda del río, en los barcos, en el caballo y en los arboles del lado izquierdo. El ritmo del cuadro se produce de manera lineal, por similitudes en el espacio pictórico y de manera radial (esto más que nada por la relación que se tiene con el punto de fuga lateral). Se utiliza el ritmo por similitudes ya que hay intervalos producidos por distintos conjuntos, dando así una percepción de ritmo dinámico; esto se aprecia si observamos los conjuntos donde se localizan el hombre con el caballo (1) y la gente reunida alrededor del barco a la orilla izquierda del río (1), los otros conjuntos son el grupo reunido alrededor de la fogata (2) y las personas reunidas alrededor de la gente alrededor de la señora que se ha caído (2). La ubicación de estos conjuntos es lo que produce el ritmo dentro del cuadro. Para entender mejor esto, diremos que el ritmo radial que se utiliza en este cuadro se produce por la repetición simétrica de un objeto, generalmente alrededor de un centro y siguiendo la dirección de las manecillas del reloj: en ese tenor, en el cuadro el centro lo da el inicio del punto lateral y los conjuntos en relación con ese punto quedan ubicados en el sentido de las manecillas del reloj (Ver figura 6). El movimiento se logra por la distribución del color, y esto está relacionado con el contraste, ya que son los elementos de color oscuro (las personas y los barcos) los que aparecen esparcidos dentro del cuadro y son ellos los que provocan que la mirada se concentre en cada uno de ellos. El tiempo que maneja el cuadro es narrativo, ya que consiste en la representación de escenas distintas en cada uno de los conjuntos representados. Las escenas se ubican en dirección de izquierda a derecha; se elige un momento del día para la escena, pero no se sabe si es media tarde, la mañana o cualquier otra hora del día, por lo que se puede decir que se trata del devenir.

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La composición del cuadro cuenta con esquemas compositivos simples, predominando sobre todo las líneas diagonales, las que tienen forma de “S” y los óvalos configurados por los conjuntos que aparecen en el cuadro. La estructura geométrica es irregular-dinámica, o sea, que debido a que las direcciones visuales en diagonal establecidas en relación con el punto de fuga lateral acomodan los conjuntos, éstos aparecen de manera inclinada y dan en consecuencia la sensación de dinamismo (Ver figura 6).

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Figura 6: Análisis formal del ritmo y la composición.

Descripción Figura 6: 1. Elementos que indican el ritmo dentro del cuadro (Color amarillo). 2. Composición del cuadro. (Color rojo).

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Capítulo 3. Análisis formal del cuadro de Richard Estes “El Ferry de Staten Island se acerca a Manhattan”

Ficha técnica: Titulo original: Staten Island Ferry arriving in Manhattan Autor: Richard Estes Año: 2012 Técnica: Óleo sobre lona 37 x 65. 5 pulgadas (93.98 x 166.37 cm) Hiperrealismo El siguiente cuadro pertenece al estilo denominado “hiperrealismo”, que surge en la segunda mitad del siglo XX (1960-1970) en Estados Unidos. El hiperrealismo se caracteriza por plasmar la realidad con la mayor veracidad posible, pero a través de una exagerada nitidez y detalle que da la sensación de que el pintor persigue una búsqueda obsesiva en la representación figurativa que va más allá de la fotografía 14. Dicho en otras palabras, los cuadros hiperrealistas se distinguen por su similitud con la fotografía para plasmar la realidad. 14

Preckler, Ana María, Historia del arte universal de los siglos XIX y XX. Tomo II Pintura y escultura del siglo XX, Madrid, Editorial Complutense, 2003, p. 389.

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Otros rasgos que distinguen al hiperrealismo son la técnica utilizada y los temas que se plasman en sus cuadros. Respecto a la técnica, antes de la aparición de las impresoras electrónicas se utilizó el acrílico aplicado con pistola; actualmente se utilizan programas computacionales que dan instrucciones muy precisas a un cañón electrónico especial sobre la colocación de cada color en el cuadro15. Generalmente sus pinturas están inspiradas en fotografías que los mismos pintores capturan, y en base en ellas, el pintor comienza a realizar su equivalente en su cuadro. Los hiperrealistas plasman en sus cuadros temas relacionados con la vida cotidiana, con el culto al cuerpo y con los paisajes urbanos16. Pero su principal rasgo es que realizan tales representaciones de la realidad exagerando o aumentando su tamaño; de hecho, los cuadros hiperrealistas son de grandes dimensiones, ya que generalmente superan los 2 metros. Esto tiene un trasfondo filosófico, ya que para la segunda mitad del siglo XX solamente es aceptada la realidad material, y debido a los avances en la ciencia, en la industria, en la economía, etc., la tendencia fue que sólo lo material puede tener valor, por muy nimio que fuese17. Respecto a Richard Estes (nacido en 1936), ha sido clasificado como “el pintor más suave y elegante del grupo hiperrealista”. Su obra se distingue porque a menudo sus cuadros no parecen obras pictóricas sino fotografías, y el espectador sólo puede darse cuenta de que se trata de una pintura mediante los elementos plásticos. Estes se distingue porque ha pintado con precisión y fidelidad los paisajes urbanos, principalmente a la ciudad de Nueva York y a los rascacielos de Manhattan, así como a los ríos que circundan a esta ciudad18. Por lo que toca a la técnica, Estes ha asegurado que para él las escenas que aparecen en las fotografías no son su objetivo sino “un croquis utilizable” ya que su preocupación, según sus propias palabras, es pintar el objeto19. Una vez descrito el estilo y el contexto de este pintor contemporáneo (ya que hasta la fecha sigue haciendo pintando), en las siguientes páginas se realizará el análisis formal de la obra. Por lo que toca a la línea, se aprecia claramente el predominio de las líneas diagonales, que se complementan con líneas verticales y onduladas. Las líneas diagonales

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Beazley, op. cit., p. 154. Comunicación personal con Leticia Balboa Martínez, 19 de octubre de 2015. Beazley, op. cit., p. 154. Preckler, Ana María, Historia…Tomo II, op. cit., p. 390. 17 Preckler, Ana María, Historia…Tomo II, op. cit., p. 389-390. 18 Beazley, op. cit., p. 154. Preckler, Ana María, Historia…Tomo II, op. cit., p. 390-391. 19 Beazley, op. cit., p. 154-155. 16

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en esta pintura se localizan en el lado derecho, precisamente donde el pasillo del barco, las ventanas, en el techo de ese mismo pasillo y en el muelle que se aprecia en la lejanía (en realidad, de lado izquierdo-centro). Estas líneas sugieren que se trata de una escena con acción, movimiento, tensión y emoción. Por otra parte, las funciones plásticas de la línea son para crear líneas de contorno y señalar dirección (Ver figura 7). En cuanto al color, se aprecia que hay matices de colores primarios, principalmente de colores azules, y en menor medida, rojos. Pero también hay un contraste de color frío y cálido producido de manera tajante por los colores anaranjado (del lado donde se observa el interior del barco) y azul (que es el que predomina en el exterior); a partir de esa diferencia también se puede comprender la composición del cuadro y también los aspectos del mismo respecto al color (Ver figura 7). De esa manera, hay un uso de colores complementarios, sobre todo porque se utiliza el binomio azul-naranja; asimismo, se puede decir que el cuadro tiene tonos y matices definidos, esto es visible sobre todo en los edificios, el mar, el interior del barco y sus elementos –el piso, las bancas, las paredes y el techo-. Además, posee brillantez y luminosidad, en la mayor parte de los objetos representados. También se presenta saturación de pureza a sucio, aunque en muy pocos elementos, como en el piso y en las olas del mar; una temperatura que se distingue por el uso equilibrado de colores cálidos (siendo el naranja y el café los predominantes) y de colores fríos (azules y tonos verdes y violetas aunque éstos últimos en una cantidad mínima, aparecen en la representación del mar), el uso de los colores cálidos en esta pintura avanzan hacia el espectador y producen en él sensaciones de dinamismo, energía y entusiasmo, en tanto que los colores fríos se alejan del espectador y producen la sensación de reposo, tranquilidad y reserva; hay también tonos pastel que sugieren luz, frescura, naturalidad, descanso y fluidez (Ver figura 7). Hay una relación entre color y espacio subrayada sobre todo por el contraste de colores cálidos y fríos. Cabe mencionar que el espacio tiene un uso valorista ya que los colores poseen distintos grados de luminosidad (Ver figura 7). Propiamente, una pincelada hecha con brocha, como tradicionalmente se hace en una pintura, definitivamente este no es el caso; no obstante, sí hay características respecto a la pincelada: es descriptiva en el sentido de que es detallada, explica el modelo a representar y describe texturas.

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Figura 7: Análisis formal de la línea, el color y la luz. Descripción Figura 7: 1. Elementos donde se identifica el tipo de línea (Color rojo). 2. Elementos donde se identifican las clasificaciones del color (Color amarillo). 3. Clasificación y dirección de la luz (Color blanco)

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La luz aparece en distintos puntos y se distingue la representación de luz artificial. En ese sentido, la luz procede de los lados izquierdo, derecho, adelante y arriba del cuadro; la distribución es focal porque sólo aparece en algunos puntos con mayor intensidad y su apariencia es real, pero podría rayar en la clasificación de luz artificial, ya que procede de puntos de luz que representan este tipo de luz (Ver figura 7). La forma es representativa y hay un equilibrio entre figura y fondo, es decir, una perfecta distinción entre estos elementos. El equilibrio posee dos características: que es estático y se da por la ubicación de los elementos dentro del cuadro. En efecto, también se puede decir que es un equilibrio asimétrico porque no hay una proporción equitativa entre los elementos: aparentemente, el eje de simetría está indicado por la división entre el margen izquierdo del barco, que separa la escena a su interior de la escena del exterior, pero en realidad, el tamaño de la escena no es igual (Ver figura 8). No obstante, lo que le da proporción y equilibrio a la imagen es la distribución y la ubicación de determinados elementos del cuadro: partiendo de un eje que divide el cuadro a la mitad, se aprecia de lado derecho dos conjuntos, uno rectangular compuesto por las ventanas y otro semejante compuesto por la banca, y del lado izquierdo, hay dos conjuntos que hacen analogía de peso de los anteriores, compuestos

uno por conjuntos

cuadrangulares que incluyen a los rascacielos en el horizonte, y otro conjunto más es la representación del efecto de la ola que se hace del lado izquierdo del “ferry” (Ver figura 8). El centro del cuadro se caracteriza por ser un centro en un punto medio, que en este caso se localiza en la zona donde convergen la representación del muelle y el final del pasillo del barco. La simetría es aproximada porque si bien hay un aparente equilibrio, el área que ocupa cada escena es desigual. La fuerza o tensión es inclinada, es decir, que las direcciones visuales que hay en el cuadro lo produce el predominio de las líneas inclinadas, que se aprecia con mayor precisión en la representación de los elementos del pasillo del barco; esas fuerzas visuales convergen en el centro del cuadro, de tal manera que tenemos una convergencia de vectores que provienen no solamente de ese lado, sino también del ángulo que hacen los techos de los rascacielos, la dirección de la ola mayor en el mar y la línea de horizonte (Ver figura 8). El espacio maneja los siguientes aspectos: un horizonte medio, una superposición entre los elementos representados y perspectiva central. Es evidente que el horizonte queda identificado por la imagen del puerto; existe superposición porque las formas resaltan sobre el fondo y hay figuras superpuestas entre ellas, el ejemplo más claro nos lo da el

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Figura 8: Análisis formal del equilibrio, centro, fuerza o tensión, espacio, ritmo y composición. Descripción figura 8: 1. Elementos que producen el equilibrio (Color verde). 2. Centro (Color azul). 3. Direcciones visuales (fuerza o tensión) y punto de fuga central (espacio) (Color naranja) 4. Ritmo (Color amarillo). 5. Composición en rectángulos áureos (Líneas rojas).

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conjunto compuesto por la escena al interior del “ferry”. Se trata de una perspectiva central porque hay un solo punto de fuga en el centro que hace que haya una convergencia entre las líneas (Ver figura 8). Ese punto de fuga central se localiza precisamente en el centro que se indicó arriba, y entre sus características se observa que hay una evidente disminución del tamaño de los objetos, sobre todo si se dirigen hacia ese punto de fuga, a partir de ese centro, se tiene la sensación de que la imagen se expande hacia el espectador, para lo cual en este caso es fehaciente, sobre todo en el interior del barco; aunque esto también implica que dentro de la imagen haya una percepción del espacio estática, salvo por los elementos implícitos que indican cierto dinamismo (Ver figura 8). Pasando a otras cuestiones, el volumen en esta pintura es geometrizado, es decir, que el volumen se da porque los elementos de la naturaleza son convertidos en objetos geométricos plenamente identificables, como las formas cubicas; en nuestro cuadro se identifican sobre todo en los rascacielos, en las bancas, en el puerto y en la estructura del barco. El ritmo en este cuadro se da por la repetición creciente de los edificios y la ubicación de las ventanas y las bancas dentro del “ferry”. De ese modo, los elementos que producen el ritmo son las líneas de esos objetos, aunque también podría decirse que hay un ritmo radial, por la manera en que esos objetos van aumentando su tamaño dentro del cuadro, y que lo hacen en dirección de las manecillas del reloj (Ver figura 8). El movimiento es similar al de la naturaleza y los elementos plásticos que producen el movimiento son las líneas, principalmente las que generan ritmo y tensión. El tiempo representado es físico porque se elige un momento o acontecimiento, ya que se da en la noche o en las primeras horas de la mañana antes del amanecer; las escenas, que por cierto son muy diferentes, se ubican a la izquierda y a la derecha del cuadro. Finalmente, la composición del cuadro se comprende mediante esquemas compositivos simples basados en las líneas y en las figuras geométricas; la estructura geométrica es evidente y lo componen tanto las líneas que generan la dirección visual, como los conjuntos que resultan en rectángulos áureos, por lo tanto, se puede decir además, que estructura geométrica es irregular (por la orientación de los objetos en diagonal, sobre todo en el interior del barco) y esto produce una composición dinámica (Ver figura 8). La cuestión de los rectángulos áureos se entiende porque los conjuntos van abarcando más áreas pero lo hacen de manera proporcional; el primer conjunto lo compone

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el rectángulo que encierra el grupo de rascacielos y el puerto; el segundo conjunto lo conforma la representación del mar y el tercer conjunto rectangular es nada menos que el resto del cuadro, es decir, la escena al interior del ferry (Ver figura 8).

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Conclusión

Este trabajo de tesina permitió demostrar que la función de los elementos plásticos formales dentro de cada cuadro, tienen la capacidad de provocar una sensación en el espectador. En efecto, los elementos formales representados tienen cada uno de ellos una connotación, y dicha connotación a fin de cuentas, no sólo se encarga de transmitir un mensaje, sino también transmite un sentimiento o una sensación por parte del pintor. Las sensaciones o sentimientos pueden ser subjetivos entre los espectadores, pero lo interesante es que si bien no hubo un criterio académico para la elección de las pinturas, salvo mi propio gusto estético, logré identificar algunas similitudes en cada uno de los cuadros analizados; estas similitudes se localizan en algunos elementos formales y en los temas y su respectivo significado. Entre los elementos formales que hay en común están las formas representativas, el uso de los colores, la luz, las fuerzas de tensión y los puntos de fuga. Las formas representativas son figurativas en las tres pinturas, de modo que lo que hace la diferencia, además del estilo, es la técnica de pincelada en cada una de ellas, esto es comprensible porque son distintos períodos, no obstante, en ambos cuadros se aprecia el intento por retratar la realidad visual, incluso, se puede decir que ese fue su objetivo, desde luego, cada uno de los pintores a su manera. Un caso similar pasa con los colores, aunque aquí sí hay varios matices: en las tres pinturas son evidentes el contraste de colores fríos y cálidos, pero en general, hay un predominio de tonos claros; tampoco hay una procedencia precisa de la luz, ya que en varios de los cuadros son los matices y la brillantez que tiene cada elemento representado. Los tres cuadros en general, si bien tienen poco movimiento, poseen dinamismo, y esto se logra gracias a su estructura o composición: las direcciones visuales en ambos son inclinadas, los puntos de fuga, ya sean laterales o central, refuerzan esas fuerzas visuales; hay que recordar que las direcciones en posición inclinada, siempre dan la sensación de inestabilidad y dinamismo. Algunos elementos formales que refuerzan lo anterior son el las líneas y el ritmo de los objetos y conjuntos conformados a partir de ellos. También, aunque no fue el objetivo en un principio, hay temas en común en cada cuadro: por lo general se trata de la representación de vivencias cotidianas, de elementos que aparentemente son banales en su tiempo, pero que cada uno de los pintores, gracias a su visión y a su destreza artística, han logrado que tales elementos queden preservados para la posteridad, a través de lo mejor de su obra y de su técnica.

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Aprovecharé las últimas líneas para hacer una reflexión final. Definitivamente, para entender una obra pictórica hay que echar mano de varios elementos, tanto plásticos, como simbólicos, históricos e incluso psicológicos y filosóficos; esto más que nada para comprender el impacto que tuvo cada cuadro no sólo en su tiempo sino también para la posteridad. Es bien sabido que las obras pictóricas en su momento pueden ser bien acogidas o en la mayoría de los casos, refutadas; pero para determinar su valor artístico, no sólo se toma en cuenta lo que la obra representa, ya que también se toma en cuenta el “cómo se hizo”, y es el “cómo se hizo”, complementado con “qué técnicas, qué elementos plásticos” lo que ha hecho que muchas obras pictóricas trasciendan y no se queden en el olvido o peor aún, sean destruidas. Tal fue el propósito de esta tesina y del diplomado: apreciar (valorar) un arte tan valioso y significativo como la pintura a través de los elementos más neutrales y determinantes en una obra, es decir, a través de los elementos plásticos formales, puesto que estos son -al igual que cualquier obra de arte- lo que hacen única a la obra del artista. Esos elementos, son los que le dan valor estético al cuadro pictórico, pero no siempre son fáciles de entender, por eso pienso que recomendable reparar en los elementos plásticos, no solamente en la pintura, sino en cualquiera de las bellas artes (en la escultura y en la música, por poner algunos ejemplos que desde mi punto de vista también son muy evidentes) para poder apreciar, disfrutar y respetar cualquier obra artística. Durante el diplomado, se estuvo comentando que las inclinaciones estéticas o preferencias hacia determinados cuadros, pueden estar relacionados con algunos aspectos de nuestra personalidad. En efecto, ello se debe al impacto psicológico que produce en el espectador cada obra, y en mi caso, los temas representados y la intencionalidad de cada pintor, así como su personalidad, también me permitió hacer un ejercicio de autoconocimiento pues en más de una ocasión me sentí identificado con ellos. Visto de esa manera, considero que el arte pictórico entonces logró su cometido de provocar y remover algo en el espectador.

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Bibliografía

Donis

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