Algo sobre las narco-ejecuciones. El cuerpo como discurso objeto de poder

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Descripción

Instituto  Cultural  de  Aguascalientes   Universidad  de  las  Artes   Licenciatura  en  Artes  Visuales  

Algo  sobre  las  narco-­‐ejecuciones   El  cuerpo  como  discurso-­‐objeto  de  poder   Memoria  de  Grado  que  para  obtener  el  título  de:   Licenciado  en  Artes  Visuales   Presenta:   J.  Trinidad  Guerrero  Castorena  

Asesor:  Raquel  Mercado  Salas   Aguascalientes,  México     2014  

Algo  sobre  las  narco-­‐ejecuciones   El  cuerpo  como  discurso-­‐objeto  de  poder  

Por:   J.  Trinidad  Guerrero  Castorena  

Para el Mundo (ese que siempre me ha ignorado)

Índice Introducción………………………………………………7 Capítulo I. El significado del cuerpo………………...….12 Violencia…………………....………..……..14 El cuerpo como instrumento de castigo….....21 Capítulo II. El discurso del narco-ejecutado…………....39 El narco-ejecutado……………….......………44 Nota roja…………………………………..…53 Capítulo III. Sobre la representación…………………....67 Algo sobre arte…………………………..….69 El objeto ritual…………………………...….76 El objeto de conocimiento………………......80 El objeto pornográfico………………………85 Conclusiones…………………………………...……….92 Fuentes de consulta…………………………...………...97

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Introducción

Me parece de lo más pertinente empezar a hablar y a presentar mi proyecto de titulación, para la Licenciatura en Artes Visuales, Algo sobre las narco-ejecuciones, diciendo la forma como fue que me decidí por él. Siempre tuve un interés por la escultura, particularmente por la representación de la figura humana, interés anterior a mi ingreso a la Universidad de las Artes, incluso, podría yo decir, era un interés que no tenía nada que ver con el arte. Ese era un interés práctico. A medida que avanzaba en la Universidad, me empezó a interesar la posibilidad de trabajar o de esculpir sin pensar, de manera automática; tengo obra, por ejemplo, en la que mi prioridad es la improvisación, son obras, creo yo, muy mal logradas, pues no se puede llegar al grado cero de improvisación y cuando intentaba no improvisar sino más bien hacer uso de metáforas o analogías el resultado era bastante personal, una iconología que sólo yo entendía. Eso me molestaba bastante pues ya desde ahí pensaba que el arte no era terapia ni era una forma de expresión, nunca creí que hubiera una interioridad que tratara de exteriorizarse, de expresarse. Siempre creí que yo (como profundidad, como subjetividad, como inconsciente, como “yo sustancial”, como instinto, como todos esos sustitutos de alma, etc.), en realidad, no tengo nada que decir. Mejor dicho: en realidad no hay nada que decir. Todo ya ha sido dicho, y el Yo (esa cosa a la que le llamamos yo) sólo es una

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construcción lingüística, occidental, moderna, sujeta a determinaciones culturales que dicen lo que se puede o no se puede pensar. Entonces, una de mis intenciones fue tratar de hacer obras partiendo, consiente e intencionalmente de algo. Traté de buscar un modelo, por ejemplo, para hacer figura humana. Pensé, por ejemplo, hacer representaciones de accidentes y nota roja de manera azarosa. Comprar el periódico cada semana y elegir una fotografía para representar. Anular el papel del sujeto creador (o algo así) desde la producción, no partir de la subjetividad, etc. Esto, aunado a mi interés por Francis Bacon, junto con un proyecto de multimedia que trataba de recrear un atentado de un coche bomba en Nuevo León o tratar de ver ese hecho como una obra de arte, fue lo que me llamó la atención y me hizo fijarme en el fenómeno de la narco-ejecución. Hice mi primera pieza sobre las narco-ejecuciones y simultáneamente a eso estaba leyendo a Foucault; es muy curioso para mí ver la obra que produje en ese intervalo de tiempo, entre Foucault y las narco-ejecuciones, antes de que encontrara una conexión entre los dos. Yo iba a dejar de hacer cosas sobre el tema de las narcoejecuciones por su obviedad, pero cuando leí Vigilar y castigar me pareció que podía hacerse una conexión inmediata entre el suplicio y la narco-ejecución. Para mí es muy importante la manera de trabajar de Foucault, para hacer un análisis del sujeto, del cuerpo o del poder. Él no se pregunta a sí mismo sobre el poder, ni hace una encuesta ni nada por el estilo; para hablar de esos temas se va a los lugares en donde el sujeto, el cuerpo o el poder están en acción, las instituciones carcelarias sobre el cuerpo por ejemplo. Desde mi punto de vista sería bastante ingenuo hacer una encuesta y preguntar ¿qué es el cuerpo? como hacen los sociólogos; es más interesante ir a las instituciones mismas o a el concepto de institución, en donde el cuerpo es tratado y a partir de eso hacer una deducción. De esta manera tampoco se parte de una subjetividad. Se parte de una noción de sujeto que se reconoce a sí mismo como determinado e imbuido en un contexto cultural mucho más grande que él. Se me hizo curioso pensar que si Foucault hace un análisis del suplicio y de lo que implican los suplicios yo podría hacer uno igual de lo que implica la narco-ejecución, un proyecto bastante utópico que me parece muy apropiado para enfrentarlo desde el arte.

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A partir de todo eso me planteo la manera de hacer este análisis mediante la representación. Que es en última instancia en lo que estoy trabajando. Hago un análisis no de la institución como Foucault, sino de la contra-institución1 aunque quisiera no ponerlo en términos de dualismo, más bien se trata de un análisis de la marginalidad. Término que me gusta más aunque también es más ambiguo. El trabajo escrito que ahora estoy desarrollando se propone como un guión, una línea de investigación en la que mi obra se basa. Un guión a partir del cual yo desarrollo mi obra. La representación es, entonces, un resultado y una propuesta de análisis. Se parte de la noción de que ningún medio es neutral, que todos tienen una historia, un discurso propio y mi labor se reduce a la recombinación de estos y a su articulación con el tema para presentarlo de manera más o menos congruente, según los objetivos de la investigación. Por esto es importante el contexto del medio y el contexto del tema o argumento. Reflexionando sobre esto planteo algunas maneras para acercarme al narcoejecutado. Cosa que se refleja en la obra y en el trabajo escrito. El lector de este documento notará inmediatamente la ausencia de referencias del mundo del arte, esto obedece a tres razones. Primero podría decir por honestidad, pues las referencias presentadas aquí son las que condicionaron directamente la obra y no me pareció necesario aumentarlas o comparar mi trabajo con el de algún artista, pues esto caería en el intento de legitimación de mi propia obra desde el discurso del arte, cosa que no me interesa hacer. Otra razón es que la obra de ningún artista fue tan importante o tan determinante como para que yo me atreviera a citarla como influencia directa2, como heredera o como paráfrasis. La última razón es, precisamente, que no me interesa categorizar o taxonomizar mi obra, no me interesa insertarla en ningún circuito y actualmente la veo difícilmente como obra de arte, en el sentido clásico, no sé qué tanto la obra en sí misma, de manera autónoma, pueda sustentarse. Veo, más bien, mi trabajo como una totalidad, en la que cada una de las obras, incluido ahí este texto, tienen que abordarse de manera conjunta. Veo mi trabajo, como mencioné antes, como el producto

1  Término  que  en  este  trabajo  será  solamente  utilizado  para  nombrar  a  todas  las  manifestaciones  que   se  oponen  a  las  instituciones  y  a  los  discursos  que  éstas  producen.  Mas  adelante  se  ahondará  en  ello.   2  Aquí,   quizás,   podría   hacer   una   excepción.   Una   influencia   del   arte   no   citada   en   este   trabajo   es   la   literatura  de  Georges  Bataille  y  de  Salvador  Elizondo.  

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de un ejercicio de reflexión y prefiero el diálogo con el espectador que con otras obras de la Historia del arte. Así, a mi trabajo le llamo obra, pero no precisamente obra de arte. Así, este proyecto se apoya principalmente en tres pensadores franceses: Georges Bataille, Michel Foucault y Jean Baudrillard. De cuyas reflexiones se desprenden las líneas principales que toma este trabajo y a partir de las cuales se piensa en el narcoejecutado. La importancia de recurrir a estos pensadores es que cada uno de ellos, de forma particular, se aproxima a los temas que están directamente relacionados con la narco-ejecución, como por ejemplo: la violencia, su discurso, los medios de comunicación, los sistemas de poder, etc. Todo esto de una manera que considero muy actual y que se ajusta perfectamente a nuestro contexto, pues ellos también se interesaron en lo periférico y lo marginal. Como dije antes, el trabajo de investigación (entendido como trabajo teórico, en donde, por ejemplo se revisan los textos o se recopilan las imágenes) se hace simultáneamente al trabajo de producción (entendido como trabajo práctico, en donde, por ejemplo se manufacturan las esculturas). Llegando al punto en el que concibo a los dos trabajos como una unidad. Es decir, la producción no es lo que condiciona la investigación (ni viceversa), va de la mano la una con la otra y si camba una cambia la otra. Por lo tanto las imágenes de este trabajo se disponen de una manera narrativa y no progresiva, es decir, son acomodadas en relación a la investigación presentada en el texto, cada imagen se acompaña de una ficha técnica y en algunos casos se adosa una pequeña descripción que evidencia el proceso de producción de la obra, el cual es muy breve para tratar de no distraer al lector. En el primer capítulo de este trabajo se habla de la violencia y de su instrumentalización como formas condicionantes de nuestra noción de cuerpo, para esto me apoyo en Georges Bataille y en Michel Foucault. Del primero se rescatan las reflexiones de la continuidad y discontinuidad del ser que hacen posibles la violencia, además de la aparente oposición entre la trasgresión y la prohibición de donde se desprenden nuestras formas de legalidad. Foucault, desde luego, funciona para hablar de las formas de castigo y su relación con los discursos jurídico-morales que se apegan a una época determinada.

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En el segundo capítulo se reflexiona sobre la narco-ejecución, se la define y se la relaciona con las formas de castigo antes vistas con Foucault, lo que trato de hacer es vincularlo con las formas discursivas de la actualidad, para esto me funciona la reflexión sobre los discursos que hace el propio Foucault y lo enlazo directamente con las reflexiones sobre lo pornográfico y la hiperrealidad de Jean Baudillard, que considero, son formas de aproximarnos a la actualidad de nuestro país, que resultan casi proféticas y que son de sumo interés traerlas a propósito de la marginalidad. Por último, en el tercer capítulo se habla un poco de la forma de producción que adopté y cómo es que ésta se relaciona con el narco-ejecutado y con nuestro contexto. Se aborda el tema de la representación y de las distintas formas de figuración posibles, se desarrolla brevemente la posibilidad discursiva de cada uno de los medios escogidos y se los relaciona con el narco-ejecutado. Para esto me sirvo de los tres autores antes mencionados y establezco líneas a seguir, guiones, sobre las que se realizan las obras. Se establecen tres líneas de producción de obra (objeto ritual, objeto de conocimiento y el objeto pornográfico) que terminan por sobreponerse unas a otras. El punto principal es tratar de pensar en el narco-ejecutado como en un discurso foucaultiano. Es decir, como resultado de un campo epistémico que se relaciona con maneras de entender al cuerpo comunes a esta época. Discurso del ilegalismo, de la marginalidad, discurso del mal y de todo lo que implica. Que no puede ser comprendido, abordado ni analizado como un hecho aislado. Las campañas políticas que se legitiman con el número de muertos, los políticos producidos por la publicidad, los movimientos de autodefensa, la fama de los capos, los narco-corridos, los narco-santos, etc., son cosas que no pueden ser explicadas sin la figura del narco-ejecutado y que ya están determinando nuestra cultura.

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Capítulo I El significado del cuerpo

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Fig.  1     Trino  Guerrero   Atentamente:  “La  Resistencia”   Materiales:  Plastilina  epóxica,  óleo,  base  de  MDF.   Medidas:  alto:  5cm  largo:  20cm  ancho:  15cm  (cada  una)   2014  

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Vientre abierto cabeza arrebatada reflejos de largas nubes imagen de cielo inmenso. Georges Bataille

Para poder acercarnos al problema del narco-ejecutado y del discurso que éste implica es necesario primeramente hablar de lo que hace posible, es decir, es necesario hablar de la violencia. Hablar de la posibilidad de su instrumentalización y de su eficacia. En este primer capítulo empezaremos hablando de las condiciones de posibilidad y del origen de la violencia. Veremos cómo toda violencia y todo castigo tienen un fundamento dentro de lo corporal. Más adelante se hablará de la forma en que el cuerpo funciona como un instrumento de castigo, la manera en que ha sido usada a lo largo del tiempo. En un principio se hará uso de los escritos de Georges Bataille y de la historia de los sistemas punitivos que hace Michel Foucault. A partir de esto haremos un análisis de la narco-ejecución en el segundo capítulo. Y en la segunda parte de este trabajo se plantean las posibilidades de representación del narco-ejecutado. Es importante dejar claro el trasfondo de esta investigación pues con base en ella se producirá el conjunto de obras pertenecientes a este proyecto.

1 Violencia. Hay violencia. Eso es algo de lo que estamos seguros. Para poder saber por qué tendremos que revisar algunas ideas del escritor francés Georges Bataille, quien además de analizar la violencia la representa en su literatura. En esta representación, sobre la que se ahonda más adelante, se vislumbra en la idea de la continuidad y la discontinuidad. Para Bataille, la violencia se origina en la discontinuidad del ser, pues: Cada ser es distinto de todos los demás. Su nacimiento, su muerte y los acontecimientos de su vida pueden tener para los demás algún interés, pero solo él está interesado directamente

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en todo eso. Sólo él nace. Sólo él muere. Entre un ser y otro ser hay un abismo, hay una discontinuidad.3

No podemos evitar este abismo, a lo mucho podemos sentir ese vértigo, esta violencia que es común a todos los que son conscientes de su individualidad. Esto va a ser muy importante pues nos muestra una certeza de la violencia, una especie de violencia primigenia4. Más adelante dice: Este abismo se sitúa, por ejemplo, entre ustedes que me escuchan y yo que les hablo. Intentamos comunicarnos, pero entre nosotros ninguna comunicación podrá suprimir una diferencia primera. Si ustedes se mueren, no seré yo quien muera. Somos, ustedes y yo, seres discontinuos. 5

La discontinuidad es vista en la evidente separación de los seres. La discontinuidad, por eso mismo, se evidencia en la sexualidad y en la muerte. Por un lado la sexualidad se asocia a la violencia por la reproducción de los seres que acentúa el vértigo y la separación que hay entre los ellos, la violencia y la sexualidad producen el erotismo. El erotismo es el terreno de la violación, de la transgresión. Por otro lado, la muerte se asocia a la violencia, pues: “Lo más violento para nosotros es la muerte; la cual, precisamente, nos arranca de la obstinación que tenemos por ver durar el ser discontinuo que somos.”6 Así la violencia, de estas dos formas, pone en juego nuestra individualidad. Bataille da una interpretación del sacrificio ritual, en el cual, la muerte del ser discontinuo se precipita en la continuidad del ser, esta continuidad es revelada en el ritual, en lo sagrado. “Hay, como consecuencia de la muerte violenta, una ruptura de la discontinuidad de un ser; lo que subsiste y que, en el silencio que cae, experimentan los espíritus ansiosos, es la continuidad del ser, a la cual se devuelve a la víctima”.7 En la espectacularidad de la muerte hay una violencia que es revelada, la cual es igual a la de la religión y a la de el sacrificio primitivo, es la conciencia de la continuidad y la

3  Bataille,  Georges,  El  erotismo,  pp.  16.  

4  No  nos  referimos  a  la  misma  violencia  pulsional  de  Freud.   5  Ibíd.,    pp.  17.   6  Ibíd.,  pp.  21.  

7  Ibíd.,  pp.  27.    

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discontinuidad. En esta violencia está la negación del ser individual, la cual se muestra, además de en la muerte, según Bataille, en el erotismo. A la violencia se le opone el trabajo. El trabajo es lo que vuelve al hombre diferente del animal.8 Lo que podemos rescatar de la evidencia arqueológica es que simultáneamente a la aparición de herramientas aparecieron otros aspectos muy importantes para el desarrollo de la humanidad, como las sepulturas, el arte y las prohibiciones. El trabajo se asocia a la razón, y se opone a los instintos que devienen en violencia, la violencia se evita por la colectividad que la frena, el trabajo siempre es razonado y colectivo. Todo esto desde la antigüedad, esto lo dice Bataille en una nota de referencia que introduce: El trabajo fundó al hombre: los primeros rastros dejados por el hombre son herramientas de piedra. En último lugar, al parecer, el australopitecus, aunque aún lejos de la forma acabada que nosotros representamos, habría dejado herramientas de este tipo. El australopitecus vivía hace alrededor de un millón de años (mientras que el hombre de Neandertal, a quien se atribuyen las primeras sepulturas, vivió sólo hace unos cien mil años).9

Aquí es donde se refleja la importancia de la manufacturación de herramientas; más tarde objetos, pinturas y representaciones de lo violento. Esto será de suma importancia para la interpretación de las imágenes de las cuevas de Lascaux.10 El trabajo frena la satisfacción inmediata y se preocupa por el futuro, una suerte de cálculo ésta implícito en el trabajo, se contiene el deseo. Por esto mismo se vincula la prohibición que regula a la sexualidad y a la muerte, las cuales tienen que ver con la satisfacción inmediata o con el futuro. Sobre el hombre de neandertal Bataille menciona que la herramienta da un testimonio de oposición a lo violento (sexualidad y muerte): “Sus herramientas no son, por lo demás, las únicas pruebas de una oposición naciente a la violencia. Las sepulturas dejadas por el hombre de Neandertal dan igualmente testimonio de ella.”11 La sepultura funciona para alejar la violencia del cadáver, el neandertal se reconoce a sí mismo como diferente de los objetos, la muerte, dice Bataille, es una conciencia de ello. 8  Ibíd.,  pp.  34.  

9  Ibíd.,  pp.  281.  (Notas.)   10  Más  adelante  se  verá  en  Las  lágrimas  de  Eros.   11  Ibíd.,  pp.  47.  

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Percibimos el paso que hay de estar vivos a ser un cadáver; es decir, ser ese objeto angustiante que para el hombre es el cadáver de otro hombre. Para cada uno de aquellos a quienes fascina, el cadáver es la imagen de su destino. Da testimonio de una violencia que no solamente destruye a un hombre, sino que los destruirá a todos. La prohibición que, a la vista del cadáver, hace presa en los demás, es el paso atrás en el cual rechazan la violencia, en el cual se separan de la violencia.12

La angustia que se experimenta frente al cadáver al igual que la angustia de lo sexual es esencialmente una angustia por el cuerpo, una angustia por todo lo corporal. El trabajo, visto de esta manera, funciona para controlar el cuerpo, es un dominio de todo lo corporal. Una instrumentalización del cuerpo, la cual supone la misma causalidad que podría aplicarse a la herramienta, un tipo de razón: “Del mismo modo, el trabajo implica la conciencia de la utilidad del instrumento, de la sucesión de causas y efectos en los que entrará”.13 Causalidad también del objeto primitivo, del objeto ritual, que al igual que la sepultura funciona para alejar la violencia, representándola o expiándola en las representaciones, como en las cuevas de Lascaux donde funcionan de la misma manera. La representación figurativa tiene la lógica del instrumento o de la herramienta y también responde a la función del trabajo como oposición a la violencia. En la representación figurativa el hombre primitivo se opone a la violencia representándola y expiándola.14 Estos principios de causalidad funcionan a partir del ritual. El éxito del ritual depende de su repetición, la cual genera una causalidad que tendría que explicar mediante leyes a la naturaleza. Las leyes que rigen las operaciones controladas de las que provienen o para las que sirvieron las herramientas, son ya desde el comienzo leyes de la razón. Estas leyes regulan los cambios

12  Ibíd.,  pp.  48.   13  Ibíd.,  pp.    49.  

14  Cfr.  Bataille,  Georges,  El  erotismo,  pp.  79.  Así  como  en  Las  lágrimas  de  eros.  

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que el trabajo concibe y realiza […] Hasta el punto que un primitivo pudo concebir sin formularlo un mundo del trabajo o de la razón, al cual se oponía un mundo de la violencia.15

Las leyes, producto de la prohibición, pueden devenir en códigos, en normas, que analizará Michel Foucault. De esta manera la prohibición no es algo externo al hombre; de igual manera se verá más adelante cómo el poder es algo que se ejerce, desde dentro, con la anatomía política y la microfísica. La violencia primigenia es, quizás, el origen del poder ejercido sobre nosotros mismos y la forma en como se rigen nuestras sociedades actualmente. Sin lo prohibido, sin la primacía de la prohibición, el hombre no habría podido alcanzar la conciencia clara y distinta sobre la cual se fundó la ciencia. La prohibición elimina la violencia, y nuestros movimientos de violencia (y entre ellos los que responden al impulso sexual) destruyen en nosotros el tranquilo ordenamiento sin el cual es inconcebible la conciencia humana.16

Podemos pensar, entonces, que hay violencia. Con certeza hay violencia, y esta violencia tiene siempre un fondo dentro de lo corporal. La continuidad y discontinuidad de Bataille, que sería en el fondo la violencia primitiva, está asociada a la angustia de la muerte y a la angustia de lo sexual, es una angustia por lo corporal. El momento de transgresión, en el que se trasgrede la prohibición, en el erotismo o en el acto de dar la muerte, se experimenta esta angustia por lo corporal. Aun así, un

gran número

transgresiones no puede acabar con la prohibición ni con la angustia que ésta produce. La transgresión no es una regresión a una etapa anterior a la prohibición, una vez que la prohibición ha sido instaurada no hay vuelta atrás. La prohibición puede instaurar un código, la ruptura con el código es usado para mantenerse a sí mismo, como en la transgresión religiosa, que hace posible el sentimiento de lo sagrado17. La violencia, no la violencia primigenia18, sino la violencia de la 15  Ibíd.,   pp.   42.   Vale   la   pena   agregar   otro   comentario   que   viene   más   adelante:   “El hombre, identificándose con el ordenamiento que efectuaba el trabajo, se separó en estas condiciones de la violencia, que actuaba en sentido contrario.” pp.49   16  Ibíd.,  pp.  42.   17  Así  mismo  el  ilegalismo  tan  necesario  para  el  mantenimiento  de  las  prisiones  en  Foucault.   18  Que  sería  la  respuesta  instintiva  del  animal  ante  ciertos  estímulos  del  ambiente.  

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trasgresión puede ser usada, puede ser despenalizada, por ejemplo en la guerra, la vendetta o en el duelo. La guerra es una violencia organizada. Transgredir lo prohibido no es violencia animal […] La transgresión organizada forma con lo prohibido un conjunto que define la vida social. Por su parte, la frecuencia —y la regularidad— de las transgresiones no invalida la firmeza intangible de la prohibición, de la cual ellas son siempre un complemento esperado, algo así como un movimiento de diástole que completa uno de sístole, o como una explosión que proviene de la compresión que la precede.19

La trasgresión, entonces, no tiene que entenderse como un momento de libertad, puede llegar a haber más reglas que en la prohibición (como por ejemplo en un ritual de sacrificio). La trasgresión es una repuesta a la prohibición como una vuelta a la violencia o una violencia permitida. Ni si quiera cuando la violencia parece desbordar lo prohibido hay un olvido de la prohibición. El gozo de la transgresión es causado por la angustia de la prohibición. Entonces es importante dejar claro que: […] la transgresión no tiene nada que ver con la libertad primera de la vida animal; más bien abre un acceso a un más allá de los límites observados ordinariamente, pero, esos límites, ella los preserva. La transgresión excede sin destruirlo un mundo profano, del cual es complemento.20

Así mismo, la violencia de lo corporal puede ser instrumentalizada, la transgresión encausada, como en el sacrificio religioso o en el sacrificio del otro y como se verá más adelante en la narco-ejecución. Este es nuestro paso para continuar nuestro análisis de los sistemas punitivos según Michel Foucault.

19  Ibíd.,  pp.  69.   20  Ibíd.,  pp.71.  

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Fig.  2 Trino  Guerrero   Cristo-­‐virgen  (de  las   posibilidades  de  la  trasgresión)   Materiales:  fibra  de  vidrio  y   plastilina  epóxica   Medidas:  alto:  60cm   largo:  24cm  ancho:  20cm   2014  

Dos  figuras  religiosas  son  recompuestas  para  generar  una  tercera.  La  tercera  es  una  trasgresión,  las   dos   figuras   en   sí   mismas,   en   su   unicidad   son   emblemas   de   santidad,   de   orden,   pero   cuando   se   combinan  (en  este  caso  se  cambian  los  géneros  de  las  figuras)  resulta  una  trasgresión.  La  trasgresión   no   es   un   momento   de   sublimación   ni   una   vuelta   a   la   animalidad.   La   trasgresión   está   determinada   directamente  por  las  prohibiciones,  aquí  representadas  por  las  figuras  aisladas.  

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2 El cuerpo como instrumento de castigo. Como decíamos la transgresión no es una vuelta a la animalidad o a un mundo sin prohibiciones, más bien es una forma de confirmar la prohibición, de experimentar la angustia que nos causa, un momento de desahogo. Pero nunca el abandono de la prohibición, pues la posibilidad de transgredir está determinada por ésta. La verdad de las prohibiciones es la clave de nuestra actitud humana. Debemos y podemos saber exactamente que las prohibiciones no nos vienen impuestas desde fuera. Esto nos aparece así en la angustia, en el momento en que transgredimos la prohibición, sobre todo en el momento suspendido en que esa prohibición aún surte efecto, en el momento mismo en que, sin embargo, cedemos al impulso al cual se oponía. Si observamos la prohibición, si estamos sometidos a ella, dejamos de tener conciencia de ella misma. Pero experimentamos, en el momento de la transgresión, la angustia sin la cual no existiría lo prohibido: es la experiencia del pecado. La experiencia conduce a la transgresión acabada, a la transgresión lograda que, manteniendo lo prohibido como tal, lo mantiene para gozar de él. La experiencia interior del erotismo requiere de quien la realiza una sensibilidad no menor a la angustia que funda lo prohibido, que al deseo que lleva a infringir la prohibición. Esta es la sensibilidad religiosa, que vincula siempre estrechamente el deseo con el pavor, el placer intenso con la angustia. 21

Podemos tener la prohibición sin tener la conciencia de ella, cosa que será de suma importancia pues se enlaza con las formas de descripción del poder de Michel Foucault, quién dice que el poder no es algo que se puede poseer o heredar, sino que el poder se ejerce diariamente, se convierte en formas culturales aceptadas, como por ejemplo el alma, la cual se consideraba como una entidad esencial del ser humano. Esta alma real e incorpórea no es en absoluto sustancia; es el elemento en el que se articulan los efectos de determinado tipo de poder y la referencia de un saber, el engranaje por el cual las relaciones de saber dan lugar a un saber posible, y el saber prolonga y refuerza los efectos del poder. […] El hombre de que se nos habla y que se nos invita a liberar es ya en sí el efecto de un sometimiento mucho más profundo que él mismo. Un "alma" lo habita y lo 21  Ibíd.,  pp.  42-­‐43.  

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conduce a la existencia, que es una pieza en el dominio que el poder ejerce sobre el cuerpo. El alma, efecto e instrumento de una anatomía política; el alma, prisión del cuerpo.22

El alma, prisión del cuerpo. El “alma”, entonces, funciona como una forma de mantener la docilidad del cuerpo. Un aparato de dominación, una forma de ejercer poder que comienza junto con nuestro nacimiento, pues nacemos sujetados a una sociedad, a una cultura, a un género, a una clase social, etc. El alma se nos impone como una forma cultural que debemos mantener y cuando no lo hacemos viene un castigo. A la desviación se le combate con formas de normalización

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, de

homogeneización. Foucault dirá que la disciplina es el conjunto de técnicas normalizadoras de la modernidad, producida por la razón, el humanismo y, sobre todo, por las “ciencias humanas”. El Renacimiento utilizó otro sistema de impartición de poder, el suplicio. El suplicio es una forma de manifestar el poder (del Rey), hay algo de militar en el suplicio, se castiga al criminal, enemigo del pueblo, con la fuerza del Rey que la aplica a sus enemigos; el suplicio es más violento que el castigo pues en él se escenifica la venganza del Rey. Se habla de escena porque: “[…] en las formas de suplicio el personaje principal es el pueblo cuya presencia real e inmediata es un requisito para su realización.”24 El suplicio renacentista funcionaba como un espectáculo que siempre tenía que ser público, es decir, está hecho para ser visto, para ser expuesto, funciona en la medida en que se puede tomar como un ejemplo. El suplicio además puede ser “inexplicable, quizá, pero no irregular ni salvaje, ciertamente. El suplicio es una técnica y no debe asimilarse a lo extremado de un furor sin ley.”25 Una técnica que esta sometida a reglas, como se veía antes con la transgresión ritual de Bataille, no es una expresión de libertad desmedida sino que ha sido calculada y que responde a un código perfectamente establecido: 22  Foucault,  Michel,  Vigilar  y  castigar,  pp.  38-­‐39.   23

Más  adelante  se  ahondará  en  esto,  por  ahora  podemos  apuntar  que:  “Para   Foucault,   en   su   forma moderna   el   poder   se   ejerce   cada   vez   más  en    un    dominio    que    no    es    el    de    la    ley,    sino    el    de    la   norma,    y,   por   otro   lado,   no  simplemente      reprime      una  individualidad      o      una      naturaleza      ya   dada,       sino       que   positivamente       la       constituye,       la       forma.”   Cfr.   Castro,   Edgardo,   Diccionario   Foucault,  pp.  281.     24  Foucault,  Michel,  Óp.  Cit.,  pp.  69.   25  Ibíd.,  pp.  43.  

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[…] número de latigazos, emplazamiento del hierro al rojo, duración de la agonía en la hoguera o en la rueda (el tribunal decide si procede estrangular inmediatamente al paciente en vez de dejarlo morir, y al cabo de cuánto tiempo ha de intervenir este gesto de compasión), tipo de mutilación que imponer (mano cortada, labios o lengua taladrados).26

El suplicio entonces es un ritual. Y como tal funciona, señalando al criminal, identificándolo con los signos que recuerdan su ofensa, con el sufrimiento purga su crimen y con sus cicatrices este es reconocido y recordado. Hay una economía de la violencia, el castigo funciona mejor si es más “ejemplar” (violento y simbólico). El exceso de la violencia del castigo tiene una función didáctica. La memoria de los hombres, en todo caso, conservará el recuerdo de la exposición, de la picota, de la tortura y del sufrimiento debidamente comprobados. Y por parte de la justicia que lo impone, el suplicio debe ser resonante, y debe ser comprobado por todos, en cierto modo como su triunfo.27

El suplicio manifiesta el crimen en los sufrimientos de los castigados, es una producción de sufrimiento razonada, no hay salvajismo ni animalidad en la violencia que produce. El suplicio penal no cubre cualquier castigo corporal: es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. El cuerpo supliciado se inscribe en primer lugar en el ceremonial judicial que debe exhibir, a la luz del día, la verdad del crimen.28

El cuerpo del supliciado además de funcionar como testimonio del crimen también es una evidencia, una forma de: 26  Ibíd.,  pp.  43.   27  Ibíd.,  pp.  44.   28  Ibíd.,  pp.  45.  

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[…] hacer producir la verdad por un mecanismo de dos elementos, el de la investigación llevada secretamente por la autoridad judicial y el del acto realizado ritualmente por el acusado. El cuerpo del acusado —cuerpo parlante y, de ser necesario, sufriente— asegura el engranaje de esos dos mecanismos […]29

De la misma manera en el narco-ejecutado se manifiesta un tipo de “verdad marginal”, se trata de justificar el hecho mostrando las razones, cosa que se verá más adelante. La tortura funciona para arrancar la verdad del cuerpo del supliciado. Esta verdad tampoco es salvaje, es un ritual de la producción de verdad que se da en el cuerpo y cuya manifestación es la confesión. La tortura judicial, en el siglo XVIII, funciona en medio de esta extraña economía en la que el ritual que produce la verdad corre parejas con el ritual que impone el castigo. El cuerpo interrogado en el suplicio es a la vez el punto de aplicación del castigo y el lugar de obtención de la verdad.30

Esta “verdad”, como ya se mencionó, sólo funcionaba si era pública, como un espectáculo y como un ritual, pues si no fuera así carecería de sentido toda la ceremonia. El cuerpo era una especie de documento que expresaba el crimen cometido. Su cuerpo exhibido, paseado, expuesto, supliciado, debe ser como el soporte público de un procedimiento que había permanecido hasta entonces en la sombra; en él, sobre él, el acto de justicia debe llegar a ser legible por todos.31

Esta legibilidad fue muy importante porque hacía que el criminal se confesará culpable, lo que lo convertía en una forma de manifestación de la verdad, esto se observaba por ejemplo desde el inicio del proceso hasta que el supliciado daba los últimos gritos. Parte de esta misma legibilidad era la forma en que se llevaba a cabo el suplicio, se elaboraba una metáfora del crimen mismo y su castigo era demostrado de esa manera. 29  Ibíd.,  pp.  50.   30  Ibíd.,  pp.  52.   31  Ibíd.,  pp.  53.  

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Se hacían relaciones castigo-crimen que eran entendidas por todo el público. “Utilización de suplicios ‘simbólicos’ en los que la forma de la ejecución remite a la índole del crimen.”32 Esto será profundizado más adelante, pues se pensará en cómo esta misma especie de legibilidad del suplicio es usada en la narco-ejecución. Ahora bien, la misma legibilidad del cuerpo no sólo manifiesta el castigo del supliciado, es también una declaración política. Es una de las formas en que se manifiesta el poder. El rey da una especie de mensaje en el suplicio, como ya se dijo: “El delito, además de su víctima inmediata, ataca al soberano; lo ataca personalmente ya que la ley vale por la voluntad del soberano; lo ataca físicamente ya que la fuerza de la ley es la fuerza del príncipe.”33 El crimen es considerado como una afrenta contra el orden establecido (por el príncipe) por esto mismo se utiliza una respuesta militar: “El derecho de castigar será, pues, como un aspecto del derecho del soberano a hacer la guerra a sus enemigos.” Y más que eso, pues como se mencionó al principio: “[…] el castigo es también una manera de procurar una venganza que es a la vez personal y pública, ya que en la ley se encuentra presente en cierto modo la fuerza físicopolítica del soberano[…]”34 El suplicio, entonces, no es simplemente un momento de impartición de justicia. Es una técnica usada para el control y el sometimiento de los cuerpos, no sólo de los cuerpos de los criminales, pues como ya se vio, en el suplicio hay una participación más o menos activa de todos los niveles sociales. Participa, por ejemplo, el soberano, que aparece como una figura invisible y omnipotente que se venga de sus enemigos; participan los verdugos que simulan ser el brazo militar del rey; participa el pueblo, como público de un espectáculo, que a su vez comprueba la legitimidad del poder, que lee la violencia como un signo en el ritual de la verdad. Y por último, participa el supliciado en cuyo cuerpo aparecen representados todos los anteriores.

32  Ibíd.,  pp.  55.   33  Ibíd.,  pp.  58.   34  Ibíd.,  pp.59.  

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Fig.    3   Trino  Guerrero   “Saludos  Cartel  de  los  Torcidos”  (cuerpo-­‐mensaje)   Material:  Plastilina  epóxica,  óleo  suspendida  sobre  cuerda.   Medidas:  alto:  33cm  largo:  12cm  ancho:  5cm   2014  

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Regresemos un poco al principio del apartado, donde se menciona que el suplicio es el sistema de impartición de poder del campo epistémico35 del Renacimiento. Es decir, que la posibilidad de pensar y de estructurar un sistema jurídico, penal y moral, como el suplicio, está determinado por condiciones compartidas por una sociedad en una época determinada. Foucault dirá que la episteme renacentista está determinada por la semejanza; un sistema donde el conocimiento se genera por correspondencia, un sistema de conocimiento semiótico-hermenéutico.

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Se conoce cuando se reconoce una

semejanza, el mundo está lleno de signos que son interpretados. Pensando en el suplicio se puede decir que el castigo tiene que asemejarse al crimen, como por ejemplo en los suplicios simbólicos antes mencionados. A partir de la semejanza se construye un aparato jurídico analógico, el suplicio. Este trabajo apunta a hacer una reflexión del campo epistémico actual a partir del narco-ejecutado. Foucault analiza 37 tres campos epistémico según los cuales se ha construido nuestra noción de sujeto. Estas epistemes son: Renacimiento 38 , Clasicismo 39 y Modernidad40. Diremos rápidamente que el Clasicismo está caracterizado por un periodo de uso de la razón en donde el mundo, en lugar de funcionar por la semejanza, funcionaba de manera matemática, en donde era necesario usar la taxonomía, la enciclopedia, etc. No es la intención de este trabajo enfrentar la ardua tarea de hablar sobre las características de los campos epistémicos propuestos por Michel Foucault, sino más bien considerar que nuestras nociones de sujeto y nuestras formas culturales han sido 35

“La   episteme   define   el   campo   de   análisis   de   la   arqueología.   En   Les   Mots   et   les   choses,   la descripción   arqueológica   está   centrada   exclusivamente   en   la   episteme   (MC,   13),   pero   la   episteme   no   es   la   única   dirección   que   puede   tomar   la   arqueología.   Otras   arqueologías   son   posibles:   de   la   sexualidad,   de   la   imagen   –el   espacio,   la   luz,   los   colores–,   de   la   ética,   del   saber   político   […]La   episteme   tiene,   en   primer   lugar,   una   determinación   temporal   y   geográfica.   Foucault   habla     de     “episteme     occidental”,     “episteme     del     Renacimiento”,     “episteme     clásica”,   “episteme   moderna”.  […]Por  episteme  se  entiende,  de  hecho,  el  conjunto  de  las  relaciones  que  pueden  unir,  en   una   época   dada,   las   prácticas   discursivas   que   dan   lugar   a   figuras   epistemológicas,   a   ciencias,   eventualmente   a   sistemas   formalizados;   el   modo   según   el   cual,   en   cada   una   de   estas   formaciones   discursivas,   se   sitúan   y   se   operan   los   pasajes   a   la   epistemologización,   a   la   cientificidad,   a   la   formalización  […]”  Cfr.  Castro,  Edgardo,  Diccionario  Foucault,  pp.  131-­‐132.   36  Foucault,  Michel,  Las  palabras  y  las  cosas,  pp.  48.   37  Sobre  todo  en  Las  palabras  y  las  cosas.   38  Siglos  XV  y  XVI   39 “La   noción   de   episteme   clásica   se   refiere   a   la   disposición   del   saber   durante   los     siglos     XVII     y XVIII.”  Cfr.  Castro,  Edgardo,  Diccionario  Foucault,  pp.  133   40  Para   Foucault   la   Modernidad,   como   periodo   histórico,   comienza   en   el   siglo   XVIII   y   llega   hasta   nuestros  días.  

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heredadas y que pertenecen a una “disposición” particular (episteme) de las estrategias del poder. Así, este trabajo trataría de analizar una forma discursiva, que es producto de la Modernidad, por lo que nos parece pertinente dar algunas características de esta Modernidad. Entonces podríamos decir que la modernidad comienza

con las “ciencias

humanas” con la invención del hombre y de la historia. Las ciencias humanas (sociología, antropología y psicología) conforman otro tipo de formas de control de personas. El suplicio (demostración de la fuerza del Rey sobre sus enemigos) acarreaba muchos problemas, se ejercía demasiado poder sobre algunos y nada hacia otros (además con el suplicio se incitaba a la violencia que termina por afectar el orden). Entonces se formula una nueva economía de poder que no pretende disimular su fuerza sino repartirla mejor. Además de que la naturaleza de los crímenes había cambiado, había menos crímenes de sangre pero más robos y crímenes económicos (los cuales se tomaban más seriamente), por lo que la forma de tratar con ellos cambió también. Durante el Clasicismo se pretende que castigo y crimen sean más semejantes, es decir, naturales, “el arte de castigar debe apoyarse, por lo tanto, en toda una tecnología de la representación”41, se asocia castigo y crimen por analogías, “en el poder analógico el poder que castiga se oculta”42 se pasa de un modelo que necesariamente tiene que mostrar el poder a otro que lo oculta. Para el siglo XIX casi todos los castigos se habían reducido a la prisión. Por todo esto surge una nueva forma de ejercicio del poder, la cual es como decíamos antes: la disciplina. Ha habido, según Foucault, un nuevo descubrimiento del cuerpo durante el Clasicismo, este nuevo cuerpo es un cuerpo como objeto y blanco de poder. Es el cuerpo que se educa, al que se ordena y que responde. El gran libro del Hombre-máquina ha sido escrito simultáneamente sobre dos registros: el anatomo-metafísico, del que Descartes había compuesto las primeras páginas y que los médicos y los filósofos continuaron, y el técnico-político, que estuvo constituido por todo un conjunto de reglamentos militares, escolares, hospitalarios, y por procedimientos empíricos y 41  Foucault,  Michel,  Vigilar  y  castigar,  pp.  121.   42  Ibíd.,  pp.  122.  

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reflexivos para controlar o corregir las operaciones del cuerpo. Dos registros muy distintos ya que se trataba aquí de sumisión y de utilización, allá de funcionamiento y de explicación: cuerpo útil, cuerpo inteligible.43

El cuerpo dócil va a ser el punto de enfoque de este nuevo campo de conocimiento que es el hombre, el cuerpo analizable. “Es dócil un cuerpo que puede ser sometido, que puede ser utilizado, que puede ser trasformado y perfeccionado”44. La docilidad representa una mejora en la nueva economía de poder, ya que, el cuerpo dócil no necesita de la fuerza del soberano para mantener el orden. En la búsqueda de la docilidad de los cuerpos se someten a horarios y a espacios los cuales tienen que ser los más eficientes posibles. A estos métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidadutilidad, es a lo que se puede llamar las "disciplinas". Muchos procedimientos disciplinarios existían desde largo tiempo atrás, en los conventos, en los ejércitos, también en los talleres.45

Y más adelante agrega: “Pero las disciplinas han llegado a ser en el trascurso de los siglos XVII y XVIII unas fórmulas generales de dominación”. Las disciplinas además son: Distintas de la esclavitud, puesto que no se fundan sobre una relación de apropiación de los cuerpos, es incluso elegancia de la disciplina prescindir de esa relación costosa y violenta obteniendo efecto de utilidad tan grande por lo menos. Distintas también de la domesticidad, que es una relación de dominación constante, global, masiva, no analítica, ilimitada, y establecida bajo la forma de la voluntad singular del amo, su "capricho". Distintas del vasallaje, que es una relación de sumisión extremadamente codificada, pero lejana y que atañe menos a las operaciones del cuerpo que a los productos del trabajo y a las marcas rituales del vasallaje. Distintas también del ascetismo y de las "disciplinas" de tipo monástico, que tienen por función garantizar renunciaciones más que aumentos de utilidad y que, si bien implican la obediencia a otro, tienen por objeto principal un aumento del dominio de cada cual sobre su propio cuerpo.46

43  Ibíd.,  pp.  158.   44  Ibíd.,  pp.  159.   45  Ibíd.,  pp.  159.  

46  Ibíd.,  pp.  159-­‐160.  

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La disciplina, entonces, fabrica cuerpos dóciles. Para esto se utiliza la "anatomía política" que es un conjunto de mecanismos que analizan al cuerpo humano, lo forman. Se trata entonces de una "mecánica del poder": se calculan sus elementos, sus comportamientos y sus gestos. No sólo es importante que se haga lo que se tienen que hacer, además se tiene que hacer en los horarios establecidos y de la forma que se pide, con las técnicas específicas que se requieran: “La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y disminuye esas mismas fuerzas (en términos políticos de obediencia). En una palabra: disocia el poder del cuerpo.”47

47  Ibíd.,  pp.  160.  

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Fig.    4   Trino  Guerrero   Diorama  de  una  narco-­‐ejecución  II   Material:  Mdf,  plastilina  epóxica,  óleo.     Medidas:  largo:  20cm  alto:  20cm  ancho:  20cm   2014  

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Hay, entonces, una nueva concepción del cuerpo. El cuerpo suplicante funcionaba de una manera en que se podían instaurar significados en él. La episteme renacentista permitía al cuerpo significar, había señales del poder que se infringía directamente en él. Su sistema de legibilidad explicitaba la estructura de las clases sociales; como se dijo antes, en el ritual del suplicio se mostraba la venganza del Rey sobre sus enemigos. En la disciplina hay cambios de nociones de cuerpo y de castigo, el poder es algo que tiene que ser ocultado. Ahora el castigo ya no se muestra, y la estructura social del Clasicismo tiene que ser disimulada. La nueva concepción de cuerpo se da por las “ciencias humanas” que permiten considerar al hombre simultáneamente como objeto y sujeto de conocimiento. El hombre, por primera vez, se vuelve objeto, campo de saber. Los conocimientos obtenidos de este nuevo campo, desde luego que serán usados. Los saberes, obtenidos de este campo, se vuelven el mecanismo disciplinario. De esta forma se descompone el cuerpo en sus elementos constitutivos (celulares y orgánicos) para ordenarlos y controlarlos. Se organiza el ciclo vital en periodos sobre todo utilizados para la formación y profesionalización de los individuos (niñez, juventud, ancianidad). Los controles disciplinarios aparecen en tiempo lineal (jerárquico) un tiempo “evolutivo” (progresivo). Se trata de organizar el tiempo terrenal para conquistar la salvación aunque no necesariamente en un “más allá”. La disciplina compone una máquina: compone, distribuye y organiza las fuerzas para obtener un aparato eficaz. El cuerpo individual se organiza y se compone con los otros48. Esto requiere un sistema preciso de mando, una señal que no se comprende, sólo se acata. “La disciplina procede ante todo a la distribución de los individuos en el espacio.”49 Esto se hace mediante diversas técnicas, por ejemplo la clausura o la división de zonas. Al organizar las "celdas", los "lugares" y los "rangos", fabrican las disciplinas espacios complejos: arquitectónicos, funcionales y jerárquicos a la vez. Son unos espacios que establecen la fijación y permiten la circulación; recortan segmentos individuales e instauran relaciones operatorias; marcan lugares e indican valores; garantizan la obediencia de los

48  Cfr.  Foucault,  Michel,  Vigilar  y  castigar,  pp.  191.   49  Ibíd.,  pp.  164.  

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individuos pero también una mejor economía del tiempo y de los gestos.50

Foucault va a decir que la disciplina construye “cuadros vivos”, formas culturales que ordenan y controlan personas, las distribuyen en el espacio y en el tiempo. Estas formas de ordenamiento son una de las prioridades de la época, la constitución de las técnicas disciplinarias no son formas de conocimiento aisladas, sino que mantienen relación con otros saberes. La constitución de "cuadros" ha sido uno de los grandes problemas de la tecnología científica, política y económica del siglo XVIII: disponer jardines de plantas y de animales, y hacer al mismo tiempo clasificaciones racionales de los seres vivos; observar, controlar, regularizar la circulación de las mercancías y de la moneda y construir así un cuadro económico que pueda valer como principio de enriquecimiento; inspeccionar a los hombres, comprobar su presencia y su ausencia, y constituir un registro general y permanente de las fuerzas armadas; distribuir los enfermos, separarlos unos de otros, dividir con cuidado el espacio de los hospitales y hacer una clasificación sistemática de las enfermedades: otras tantas operaciones paralelas en que los dos constituyentes —distribución y análisis, control e inteligibilidad— son solidarios el uno del otro. El cuadro, en el siglo XVIII, es a la vez una técnica de poder y un procedimiento de saber. Se trata de organizar lo múltiple, de procurarse un instrumento para recorrerlo y dominarlo; se trata de imponerle un "orden".51

El saber derivado de estas ciencias genera una taxonomía de personas. Estas formas de organización tienen por objetivo la constitución de clases sociales, y por lo tanto reducir las singularidades o establecer órdenes en torno a ellas. Mientras que la taxonomía natural se sitúa sobre el eje que va del carácter a la categoría, la táctica disciplinaria se sitúa sobre el eje que une lo singular con lo múltiple. Permite a la vez la caracterización del individuo como individuo, y la ordenación de una multiplicidad dada. Es la condición primera para el control y el uso de un conjunto de elementos distintos: la base para una microfísica de un poder que se podría llamar "celular".52

50  Ibíd.,  pp.  171.   51  Ibíd.,  pp.  172.   52  Ibíd.,  pp.  173.  

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Esta microfísica funcionará gracias a todo un conjunto de instituciones bien organizadas cuyo fin será mantener al sujeto inmerso en un universo castigable-castigante. Ya no hay un soberano que aplique el poder a través de un verdugo, que inscriba los signos de venganza (militar) en el cuerpo del criminal. Ahora es el propio individuo, que gracias a su formación (en las instituciones), autorregula su comportamiento: “La disciplina "fabrica" individuos; es la técnica específica de un poder que se da los individuos a la vez como objetos y como instrumentos de su ejercicio.”53 La vigilancia (el modelo del campamento) hace que la disciplina funcione de manera múltiple, autónoma y automática. La vigilancia es siempre jerárquica, esto además de la utilización del examen asegurará el éxito de la disciplina. Lentamente, en el trascurso de la época clásica, vemos construirse esos "observatorios" de la multiplicidad humana para los cuales la historia de las ciencias ha guardado tan pocos elogios […] un arte oscuro de la luz y de lo visible ha preparado en sordina un saber nuevo sobre el hombre, a través de las técnicas para sojuzgarlo y de los procedimientos para utilizarlo.54

En esta universalidad de la jerarquía se crea una implicación a todos los niveles que asegura la autonomía de los sistemas disciplinarios. Estos funcionan de manera “discreta” al contrario del sistema supliciar que lo que trataba de hacer era exhibir las formas de impartición de poder. Por lo tanto el castigo ya no es un ejemplo ni una venganza de la autoridad: el castigo ahora es correctivo. Gratificación-sanción. La formación de buenas y malas personas. La disciplina, entonces, compara, diferencia, jerarquiza, homogeniza, excluye es decir: normaliza.55 Como señala Foucault: “Lo que compete a la penalidad disciplinaria es la inobservancia, todo lo que no se ajusta a la regla, todo lo que se aleja de ella, las desviaciones.”56 Los individuos se vuelven anónimos y se caracterizan por sus desviaciones de la norma. El poder produce realidad, objetos y rituales de verdad y con la disciplina se produce el individuo y el conocimiento que se desprende de él.

53  Ibíd.,  pp.  199.   54  Ibíd.,  pp.  200.   55  Ibíd.,  pp.    213.   56  Ibíd.,  pp.  209.  

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En un sentido, el poder de normalización obliga a la homogeneidad; pero individualiza al permitir las desviaciones, determinar los niveles, fijar las especialidades y hacer útiles las diferencias ajustando unas a otras. Se comprende que el poder de la norma funcione fácilmente en el interior de un sistema de la igualdad formal, ya que en el interior de una homogeneidad que es la regla, introduce, como un imperativo útil y el resultado de una medida, todo el desvanecido de las diferencias individuales.57

Como decíamos, sólo con la vigilancia constante puede funcionar el sistema disciplinario de manera autónoma para mantener esta constancia y poder fijar las desviaciones se utiliza el examen. Con el examen se produce una serie de documentos que homogenizan al individuo, objetivándolo y comparándolo: El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigile y las de la sanción que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibilidad a través de la cual se los diferencia y se los sanciona. A esto se debe que, en todos los dispositivos de disciplina, el examen se halle altamente ritualizado.58

Más adelante señala: En él vienen a unirse la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el despliegue de la fuerza y el establecimiento de la verdad. En el corazón de los procedimientos de disciplina, manifiesta el sometimiento de aquellos que se persiguen como objetos y la objetivación de aquellos que están sometidos. La superposición de las relaciones de poder y de las relaciones de saber adquiere en el examen toda su notoriedad visible.59

El examen, entonces, es un mecanismo y una ceremonia de objetivación. Esta objetivación es lo que permite el dominio y la docilidad del individuo. Ya no se marcan sobre el individuo los signos del poder, ahora se los convierte en objeto. “Entramos en la

57  Ibíd.,  pp.  215.   58  Id.  

59  Id.  

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época del examen infinito y de la objetivación coactiva.” 60 Este examen infinito va a generar todo un nuevo tipo de documentación, una serie de códigos de la individualidad disciplinaria. Gracias a todo este aparato de escritura que lo acompaña, el examen abre dos posibilidades que son correlativas: la constitución del individuo como objeto descriptible, analizable; en modo alguno, sin embargo, para reducirlo a rasgos "específicos" como hacen los naturalistas con los seres vivos, sino para mantenerlo en sus rasgos singulares, en su evolución particular, en sus aptitudes o capacidades propias, bajo la mirada de un saber permanente; y de otra parte la constitución de un sistema comparativo que permite la medida de fenómenos globales, la descripción de grupos, la caracterización de hechos colectivos, la estimación de las desviaciones de los individuos unos respecto de otros, y su distribución en una "población".61

Veamos que esas técnicas de enumeración, y de clasificación se vuelven muy importantes, sólo a partir de éstas se puede tratar al individuo como un objeto. Cada individuo se vuelve un “caso” que puede ser registrado y analizado. Finalmente, el examen se halla en el centro de los procedimientos que constituyen el individuo como objeto y efecto de poder, como efecto y objeto de saber. Es el que, combinando vigilancia jerárquica y sanción normalizadora, garantiza las grandes funciones disciplinarias de distribución y de clasificación, de extracción máxima de las fuerzas y del tiempo, de acumulación genética continua, de composición óptima de las aptitudes. Por lo tanto, de fabricación de la individualidad celular, orgánica, genética y combinatoria. Con él se ritualizan esas disciplinas que se pueden caracterizar con una palabra diciendo que son una modalidad de poder para el que la diferencia individual es pertinente. 62

Esto permite, como decíamos, el desarrollo de las “ciencias humanas” que rotulan a los individuos, se les crea una nueva individualidad “científica”, analizable. Se ve al hombre como un nuevo campo de saber. Los saberes obtenidos de estas nuevas “ciencias

60  Ibíd.,  pp.  220   61  Ibíd.,  pp.  221   62  Ibíd.,  pp.  223  

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humanas” serán utilizadas como formas de control, como técnicas disciplinarias. El hombre foucaultiano es el sujeto que funciona como objeto de estas “ciencias humanas”. Entonces, podemos concluir este apartado dejando claro que hay una diferencia entre la disciplina y el suplicio como formas de castigo, en donde la disciplina establece una economía del poder que analiza al hombre y utiliza estos saberes con propósitos de dominación, es decir hay una nueva distribución de fuerzas. Así, mismo podemos decir que en el Clasicismo el modelo disciplinario se generalizo llegando a formar parte de todas las instituciones. A partir de las reflexiones sobre el suplicio, las formas de castigo y la disciplina antes expuestas, en este apartado se procede a examinar al narco-ejecutado como el producto de una noción de cuerpo que

está profundamente arraigada a nuestra

actualidad, de la misma forma en que, por ejemplo, la práctica del suplicio estaba arraigado al pensamiento renacentista. A continuación, en el siguiente capítulo, se presenta un análisis de la narco-ejecución y se la trata de vincular con la época que la produce.

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Fig.  5   Trino  Guerrero   Retrato  III   Material:  Plastilina  epóxica  y  óleo  sobre  bases  de  MDF.  (Montada  sobre  la  pared.)   Medidas:  largo:  80cm  alto:  57cm  ancho:  20cm   2013   El   anonimato   de   la   taxonomía   es   aquí   representado   por   las   figurillas   acéfalas,   que   llevan   rasgos   característicos   que   los   identifican.   Las   figurillas   acéfalas   también   simbolizan   el   futuro   de   las   dos   partes   que   representan   esta   dinámica   de   poder.   El   montaje   de   las   piezas   (cada   figurilla   mide   54X31X15cm)  requeriría  poner  a  cada  una  en  una  repisa  a  la  misma  altura,  como  en  un  anaquel,  en   un  estado  de  igualdad.  

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Capítulo II El discurso del narco-ejecutado

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Fig.  6   Trino  Guerrero   Nuevo  León,  CDG,  4/8/11  (el  cuerpo  como  estandarte)   Materiales:  Plastilina  epóxica,  óleo,  pilar  de  MDF  (montada  sobre  la  pared.)   Medidas:  largo:  130cm  alto:  105cm  ancho  33cm   2014  

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Para dar inicio a este capítulo lo más pertinente es comenzar con una nota periodística que relata una narco-ejecución: Cartel del Golfo asesina a dos jóvenes en México. Los agresores llegaron en varias camionetas hasta el puente, colgaron de los pies a sus dos víctimas y luego los utilizaron como blanco de sus disparos. Un grupo de hombres armados que manifestó pertenecer al Cartel del Golfo colgó a dos jóvenes de 18 y 20 años de un puente y luego los mató a balazos en una carretera que pasa por Allende, un poblado del norte de México, informaron testigos y un fotógrafo de la AFP. Los agresores llegaron en varias camionetas hasta el puente, colgaron de los pies a sus dos víctimas y luego los utilizaron como blanco de sus disparos. "Desde la carretera les dispararon, los balazos se escucharon muy fuerte, fueron como tres minutos de balazos y ya luego se fueron", dijo un testigo que prefirió omitir su nombre. En el torso desnudo de uno de los jóvenes, los agresores escribieron con letras rojas la sigla CDG del cártel del Golfo y también dejaron un mensaje con esas iniciales en una pared. Ese cártel mantiene en el noreste de México una cruenta disputa con los Zetas, que se ha acentuado en Nuevo León y su capital, Monterrey, polo industrial del norte de México. Las ejecuciones con violencia extrema, como las decapitaciones y el dejar cadáveres expuestos en lugares visibles con mensajes, son una de las expresiones de la crueldad de la violencia desatada en México, a la que se atribuyen 41.000 muertos desde diciembre de 2006, cuando el gobierno inició una ofensiva militarizada contra los carteles.63

En sus escritos sobre la guerra del Golfo llega un momento en el que Jean Baudrillard se pregunta: “¿Está teniendo lugar realmente la guerra del Golfo?”64 Es decir, están los noticieros, los militares en el desierto, las pruebas de bombas, etc. Pero ¿está teniendo lugar realmente la guerra del Golfo? Igualmente podríamos comenzar nuestro análisis de la narco-ejecución preguntándonos: ¿hay narco-ejecuciones? Y de la misma manera podríamos contestar que hay noticieros, hay grandes capos capturados, hay cifras (blancas y negras), están las declaraciones de los políticos, etc., pero todo eso no nos contesta la cuestión de si hay o no narco-ejecuciones.

63  http://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/109770  consultado  en  marzo  de  2014.    A  

partir  de  este  hecho  se  desarrollo  la  obra  que  aparece  en  la  Fig.  6.  

64  Vid.,  Baudrillard,  Jean,  La  Guerra  del  Golfo  no  ha  tenido  lugar.  

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Los datos oficiales que funcionan para legitimar campañas políticas han dejado de ser significativas para nosotros. No podemos creer en la legitimidad de dichas fuentes de datos. Ahora bien, hasta este punto este trabajo ha comenzado con una certeza y este capítulo no será la excepción. Nuestra certeza es que de hecho hay narco-ejecuciones. Pensamos en la validez de esta afirmación basándonos no en los datos oficiales, sino más bien en los datos no oficiales. Un tipo de evidencia publicitaria que está más allá de lo real, que es hiperreal65. Pensamos para esto en los datos que se han mantenido en la marginalidad, que han sido objeto de censura, que no han sido publicados de manera legal ni legítima. Nuestra certeza de las narco-ejecuciones provienen de los blogs de internet66, que han funcionado como foros en los que cualquiera que sea testigo de un hecho violento relacionado al narcotráfico y sea capaz de documentarlo (con un video o una fotografía) puede compartirlo de manera anónima. Nuestra certeza de las narcoejecuciones proviene de la abundancia de imágenes que circulan por estos medios. El primer apartado de este capítulo comienza definiendo la narco-ejecución y se la compara con el suplicio (debido a su inmenso parecido, al menos formal); en los apartados siguientes se habla de sus condiciones de posibilidad su existencia y en su manera de circulación, su forma de funcionamiento, en cómo es que el narco-ejecutado puede servir como un discurso de poder.

65  Más  adelante  se  ahondará  en  esta  categoría  de  Jean  Baudrillard.   66  Por   ejemplo   elblogdelnarco.com   que   se   mantuvo   activo   de   2010   hasta   mediados   de   2012   y   que   fue  

sustituido   por   varios   blogs   que   son   similares   y   que   se   mantienen   activos   hasta   la   fecha   de   elaboración  de  este  trabajo.  

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Fig.  7   Trino  Guerrero   Estudio  de  un  una  narco-­‐ ejecución   Materiales:  Plastilina  epóxica   pintada  al  óleo,    madera,  hilo   encerado   Medidas:  alto:  108cm  largo:   91.5cm  ancho:  16cm    (Cada   figurilla  mide  56  y  53cm)   2012  

A   partir   de   la   fotografía   de   una   narco-­‐ejecución   ocurrida   en   Cuernavaca,   Morelos,   decidí   hacer   la   representación   figurativa,   tridimensional   de   esta   imagen.   La   razón   de   esto   es   que   una   narco-­‐ ejecución   es   anónima   se   vuelve   una   cifra,   es   fotografiada   y   presentada   explícitamente,   sin   ningún   daño  para  la  sociedad;  el  narco-­‐ejecutado  se  vuelve  objeto  (carne  de  exhibición).  Esta  obra  concreta   esa   idea   al   objetualizar   completamente   su   representación   y   se   vuelve   evidente,   al   ser   realizada   en   un   tamaño  más  o  menos  cómodo  para  su  exhibición  (cada  figurilla  mide  53cm),  que  presenta  al  cuerpo   vuelto  objeto.  

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1 La narco-ejecución Entendemos como narco-ejecutado al individuo que ha sido asesinado y cuyo cuerpo ha sido usado explícitamente con propósitos de amenaza o demostración de poder, de un cartel a otro, de un individuo a otro, etc. Por lo tanto nos permitimos hacer una distinción entre el narco-ejecutado y las muertes relacionadas con el narcotráfico, estas últimas serían todas esas muertes producto del narco cuyos cuerpos no han sido usados, los cuerpos escondidos o las muertes in situ o las circunstanciales. Una narco-ejecución va acompañada, casi siempre, de un mensaje (narco-manta) que hace evidentes las razones del asesinato y la amenaza. Otro ejemplo de narco-ejecución son los asesinatos registrados en video. Toda video-ejecución 67 es una narco-ejecución. En la videoejecución hay esta instrumentalización del cuerpo que funciona como demostración. La narco-ejecución siempre es pública, el cadáver es dejado o colgado en una vía pública transitada o el video es publicado en internet y casi siempre es accesible a cualquiera.68 La narco-ejecución tiene una firma; en la mayoría de los casos los asesinos se identifican a sí mismos, a su cartel o sus seudónimos, en la narco-manta o en la video-ejecución. De la misma manera la narco-ejecución tiene razones; se deja en claro el por qué de la muerte (por robar, por ser de otro cartel, etc.), y las advertencias a la sociedad en general. Visto así, encontramos de manera casi instantánea la posibilidad de comparación de la narco-ejecución con los suplicios. La violencia del cuerpo es instrumentalizada y puesta a disposición de un grupo de personas para transmitir un mensaje. Al igual que los suplicios planteaban una legibilidad del cuerpo que funcionaba como ejemplo y cuyos fines eran siempre políticos, la narco-ejecución utiliza la misma forma de transmitir el mensaje con esta misma legibilidad de lo corporal. Refiriéndose a los suplicios del Renacimiento Foucault menciona que: “como decía Vico esta vieja jurisprudencia fue toda una poética.”69 Más adelante se agrega:

67  Al  menos  mexicana  y  cuyo  contenido  se  relacione  con  el  narco.   68  Los   videos   casi   siempre   son   publicados   en   YouTube   y   de   ahí   los   toman   los   blogs-­‐nota-­‐roja,   o   a  

veces   son   enviados   directamente   a   estos   blogs,   cuando   el   contenido   del   video   es   importante   se   publica  de  manera  simultanea.   69  Foucault,  Michel,  Vigilar  y  castigar,  pp.  55.  

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En el límite, se encuentran algunos casos de reproducción casi teatral del crimen en la ejecución del culpable: los mismos instrumentos, los mismos gestos. Ante los ojos de todos, la justicia hace repetir el crimen por los suplicios, publicándolo en su verdad y anulándolo a la vez por la muerte del culpable.70

Se dice esto con relación a la narco-ejecución por el uso de la teatralidad, que va por ejemplo, desde el hecho de cortar las manos a un ladrón hasta dejar sobre el cadáver de un periodista un teclado y un mouse de una computadora, todo desde luego en una vía pública. El ritual político, conocido como suplicio, que funcionaba para afirmar el poder (del Rey), instrumentaliza al cuerpo de forma muy parecida a la narco-ejecución de la actualidad. A propósito de esto Juan Villoro menciona en un artículo: Durante seis años, los mexicanos hemos estado expuestos a imágenes de mutilados, decapitados, “encobijados”, colgados, “encajuelados”, acuchillados con un mensaje en el pecho. Los distintos grupos criminales se han servido de la muerte para desatar una gramática y singularizar sus vejámenes. Estamos ante distintos “estilos” de delinquir. Cada uno pretende marcar un territorio y establecer las reglas de un poder alterno.71

Además del uso de la legibilidad corporal ambas tienen un componente ritual que utiliza al cuerpo para representar una estructura de poder. El suplicio y la narco-ejecución tratarían de evidenciar las jerarquías de esta estructura. Este componente ritual se manifiesta en la repetición. El ritual es un acto que se realiza en un intervalo de tiempo determinado y cuya sucesión crea una causalidad, como se vio antes con Bataille, que obedece a la misma lógica del instrumento. Es muy importante, entonces, afirmar que el carácter instrumental del cuerpo en la narcoejecución y en el suplicio obedecen a esta misma ritualidad. El suplicio y la narco-ejecución también comparten un componente escénico inherente al ritual. Poner un cadáver en un lugar público o subir a internet el video de una ejecución son formas de hacer llegar a un público el mensaje, usando como medio la 70  Íd.  

71  Juan  Villoro,  “El  sexenio  de  la  muerte”,  Proceso,  2012.  

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violencia del cadáver, así mismo, el suplicio sólo funcionaba si podía ser visto por un grupo grande de personas, en las plazas públicas. De la misma manera que había todo un cuidado en la ceremonia del suplicio, también en las narco-ejecuciones hay una preocupación por la manera de presentar los asesinatos, podemos pensar por ejemplo en los videos de ejecuciones que tratan de cuidar la escena, a los que se agregan narcocorridos y que presentan tomas específicas. Igualmente en los colgados, los cuerpos son dejados en los puentes en zonas estratégicas y obedecen a una intención en el manejo de la violencia del cadáver. En el principio de este trabajo se mencionó cómo la sepultura funcionaba para alejar la violencia del cadáver y hacer posible el trabajo. Es interesante notar cómo en la narco-ejecución hay un intento de frenar el trabajo, de llamar la atención, de alterar el orden, para esto se recurre a la espectacularidad del cadáver, al igual que en los suplicios. La narco-ejecución funciona además como evidencia. Al igual que el supliciado el narco-ejecutado es un producto de verdad; como ya se dijo no produce una verdad legitimada por el Estado sino más bien es un tipo de verdad marginal. Las razones de la narco-ejecución que se escriben en la narco-manta son siempre verdaderas. El cuerpo del suplicio y de la narco-ejecución comparten este fondo de documento. Hasta aquí podemos dejar claro cómo la narco-ejecución se asemeja al suplicio, cómo la manera de proceder es la misma. Es importante dejar clara la respuesta a una pregunta: ¿por qué hay suplicios y por qué hay narco-ejecuciones? ¿qué objetivo persiguen? Y podríamos regresar al principio de este trabajo y responder, junto con Bataille, que el principal objetivo del suplicio y de la narco-ejecución es hacernos ver la muerte, contemplar ese objeto angustiante, que el trabajo y la sepultura tratan de ocultar, hacernos contemplar el cadáver, imagen del destino del los hombres, certeza de la discontinuidad, producto de la violencia. ¿Qué se supone que debería sentir yo en la presencia de un narco-ejecutado? Debería sentir miedo, angustia, pues nadie quiere que se le dé muerte de esa manera, por esto obedezco el mensaje. Yo veo mi muerte en la narco-ejecución. Más adelante se

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hablará de cómo la figura de Cristo72 funciona como representación de este tipo de violencia y al igual que el narco-ejecutado es un recordatorio de lo violento. Entonces: ¿La narco-ejecución es un suplicio? Tendríamos que hacer, antes, una distinción. El suplicio puede ser visto como técnica o como forma de distribución de poder, que como se vio antes lleva consigo todo un sistema jurídico, político y moral. El hecho de decir que la narco-ejecución es un suplicio podría implicar que hay una vuelta a la forma de distribución de poder del Renacimiento. Esta afirmación implicaría decir que hay un regreso al campo epistémico conocido como Renacimiento, este regreso implicaría no sólo la vuelta a la utilización jurídico-penal de este sistema, sino que implicaría todo un cambio institucional, el abandono de la disciplina y un cambio radical en la manera de ver al cuerpo y al sujeto. Este trabajo, evidentemente, no va a hacer una afirmación de este tipo. Podemos decir que la narco-ejecución es un suplicio sólo si se entiende al suplicio como técnica y no como sistema de distribución de poder jurídico-penal. Y para decirlo más precisamente: la narco-ejecución utiliza algunas técnicas del suplicio. La narco-ejecución vista así es un neo-suplicio que obedecería a razones distintas. Volvamos sobre el concepto de episteme de Michel Foucault. Daniel Link apunta a un definición clara del concepto de episteme de esta manera: Foucault designa el a priori histórico que hay que considerar para describir el periodo como episteme: las bases que explican lo que una época puede (o no puede) pensar (un sustrato, podríamos decir, imaginario, entendiendo la imaginación como una potencia que arrastra al pensamiento). 73

Este a priori histórico es la base de los discursos de las instituciones y de su relación con los sujetos. Lo que se puede (o no se puede) decir siempre tiene implicaciones de poder, todo discurso74 tiene implicaciones de poder, ya que, para poder comprender un discurso 72  Lo  que  intenta  hacer  este  trabajo  es  un  análisis  comparativo  a  partir  de  la  representación  y  pensar  

en  como  tanto  en  el  narco-­‐ejecutado  como  en  el  Cristo  se  utilizan  otro  tipo  de  lógicas  de  legalidad.   73Link,  Daniel,  ¿Qué  es  un  autor?,  pp.  59.   74  Sobre   el   discurso:   “En   L’Archéologie   du   savoir   Foucault   define   el   discurso   como   ‘el   conjunto   de   enunciados  que  provienen  de  un  mismo  sistema  de  formación’  (AS,  141).  El  discurso  ‘está  constituido   por  un  número  limitado  de  enunciados  para  los  cuales  se  puede  definir  un  conjunto  de  condiciones  

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se requiere por lo menos el reconocimiento de éste. Del análisis de los discursos, entonces, puede hacerse también un análisis de las formas de poder que los llevaron a conformarse como tales. Como ya se sabe, para este trabajo tratamos al narco-ejecutado como un discurso para plantear algunas posibilidades que se desprenderían de él. En Las palabras y las cosas Foucault delimita las epistemes (como ya se dijo: Renacimiento, Clasicismo y Modernidad) para analizar las determinaciones culturales sobre las que se basa nuestra noción de hombre y de las que se desprenden discursos más o menos específicos. EI discurso, concebido así, no es la manifestación, majestuosamente desarrollada, de un sujeto que piensa, que conoce y que lo dice: es, por el contrario, un conjunto donde pueden determinarse la dispersión del sujeto y su discontinuidad consigo mismo. Es un espacio de exterioridad donde se despliega una red de ámbitos distintos. Acabo de demostrar que no era ni por las "palabras", ni por las "cosas" con lo que había que definir el régimen de los objetos propios de una formación discursiva; del mismo modo hay que reconocer ahora que no es ni por el recurso a un sujeto trascendental, ni por el recurso a una subjetividad psicológica como hay que definir el régimen de sus enunciaciones.75

La muerte de la subjetividad es el reconocimiento de nuestra noción de sujeto como una construcción histórica. La producción del discurso, entonces, no obedece a un tipo de subjetividad aislada que comunica una experiencia a través del lenguaje. La producción del discurso obedece a reglas, condicionadas a su vez por la formación de conceptos y objetos de conocimiento. Así, un análisis de los discursos trataría de ver cuáles son realmente estos objetos y estos conceptos, cómo es que se enlazan las palabras y las cosas, definir cuál es el régimen de sus enunciaciones. Tarea que consiste en no tratar -en dejar de tratar- los discursos como conjuntos de signos (de elementos significantes que envían a contenidos o a representaciones), sino como prácticas de  existencia’  (AS,  153)  y,  por  lo  tanto  remiten  a  idénticas  condiciones  de  existencia.  A  medida  que   Foucault   sustituye   la   noción   de   episteme   por   la   de   dispositivo   y,   finalmente,   por   la   de   práctica,   el   análisis   del   discurso   comenzará   a   entrelazarse   cada   vez   más   con   el   análisis   de   lo   no   discursivo   (prácticas  en  general),  y  la  arqueología  del  discurso  cederá  su  lugar  al  análisis  genealógico  y  ético  del   discurso.  Este  cambio  está  sujeto,  a  su  vez,  a  desplazamientos  internos,  puesto  que  Foucault    varía    su   concepción    del    poder.”  Cfr.  Castro,  Edgardo,  Diccionario  Foucault,  pp.  109.   75  Foucault,  Michel,  La  arqueología  del  saber,  pp.  75.  

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que forman sistemáticamente los objetos de que hablan. Es indudable que los discursos están formados por signos; pero lo que hacen es más que utilizar esos signos para indicar cosas. Es ese más lo que los vuelve irreductibles a la lengua y a la palabra. Es ese "más" lo que hay que revelar y hay que describir.76

Lo que se desprende de los análisis del suplicio es que en el Renacimiento, como se dijo anteriormente, se tenía un sistema de conocimiento semiótico-hermenéutico. El conocimiento se producía a través de la semejanza, la semejanza trataría de vincular al hombre con el lenguaje universal. Todo esto a través de signos que estaban impresos en el mundo y que el hombre leía e interpretaba. La representación vincula, de esta manera, al hombre y al mundo de una manera natural y directa. El suplicio funciona también con la semejanza, la manera en que se realizaban los suplicios simbólicos, como actos rituales que trataban de vincular al castigo y al crimen, y así trataban de volver al orden natural de las cosas. El orden natural tiene que ser descifrado, interpretado, es decir, hay algo oscuro que tiene que ser llevado a la luz, la representación funciona para hacer explícito el orden natural. Esto queda muy claro cuando se habla de un macrocosmos y un microcosmos, ya que: “La naturaleza, en tanto juego de signos y de semejanzas, se encierra en sí misma según la figura duplicada del cosmos.”77 Un sistema de conocimiento basado en las semejanzas de los signos con las cosas que representan, en donde conocer es interpretar. En el Renacimiento: Vemos, pues, que la experiencia del lenguaje pertenece a la misma red arqueológica que el conocimiento de las cosas de la naturaleza. Conocer las cosas es revelar el sistema de semejanzas que las hace ser próximas y solidarias unas con otras.78

Sin embargo, en el Clasicismo se rompe esta relación entre las palabras y las cosas, el lenguaje y el mundo ya no se leen de la misma manera. Ahora habrá una nueva forma de aproximarse a cada uno de ellos, una forma específica para cada parte del mundo. El lenguaje se vuelve neutro y transparente, con una intención de categorizar las cosas del

76  Ibíd.,  pp.  68.   77  Foucault,  Michel,  Las  palabras  y  las  cosas,  pp.  49.   78  Ibíd.,  pp.  59.  

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mundo con base en caracteres y estructuras artificiales. El análisis toma el lugar de la interpretación. En todo caso, es posible definir la episteme clásica, en su disposición más general, por el sistema articulado de una mathesis, de una taxinomia y de un análisis genético. Las ciencias llevan siempre consigo el proyecto, aun cuando sea lejano, de una puesta exhaustiva en orden; señalan siempre también hacia el descubrimiento de los elementos simples y de su composición progresiva; y en su medio, son un cuadro, presentación de los conocimientos en un sistema contemporáneo de sí mismo. El centro del saber, en los siglos XVII y XVIII, es el cuadro. Por lo que se refiere a los grandes debates que han ocupado la opinión, se alojan en forma muy natural en los pliegues de esta organización.79

La mathesis y la taxinomia que suponen que el universo se comporta conforme a leyes matemáticas y que estas leyes pueden ser conocidas y utilizadas, serán la forma en cómo el Clasicismo se aproximará al mundo. De ahí el gran interés en el cuadro como forma taxonómica de aproximarse a la realidad, de ahí el desarrollo de las “ciencias humanas”, de ahí el nacimiento de la disciplina. La disciplina funciona como una forma de establecer “cuadros vivos”80, es decir, el sistema de castigo de las prisiones no obedece a una semejanza, sino más bien al ordenamiento racional de los cuerpos para tratar de evitar el delito, para la posterior formación de la clase social conocida como delincuencia. Como decíamos antes, la disciplina es un sistema que esconde y disimula su manera de operar. El objetivo de la disciplina es la constitución de una máquina que funcione de manera autónoma, que surgió simultáneamente a las “ciencias humanas”, las cuales hacen del hombre su objeto de conocimiento. El poder en la vigilancia jerarquizada de las disciplinas no se tiene como se tiene una cosa, no se trasfiere como una propiedad; funciona como una maquinaria. Y si es cierto que su organización piramidal le da un "jefe", es el aparato entero el que produce "poder" y distribuye los individuos en ese campo permanente y continuo. Lo cual permite al poder disciplinario ser a la vez absolutamente indiscreto, ya que está por doquier y siempre alerta, 79  Ibíd.,  pp.  91.   80  Idea   que   será   muy   importante   para   el   capítulo   que   aborda   la   representación   y   que   esta   más  

adelante  en  este  trabajo.  

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no deja en principio ninguna zona de sombra y controla sin cesar a aquellos mismos que están

encargados

de

controlarlo;

y

absolutamente

permanentemente y en una buena parte en silencio.

"discreto",

ya

que

funciona

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La disciplina, entonces, funciona mejor en el silencio, y por lo tanto es completamente diferente de el suplicio. El suplicio como sistema simbólico sólo funcionaba en tanto que los signos que se desprendían de ésta eran interpretados y leídos, era un sistema completamente explícito. Hasta aquí todo está muy claro, el suplicio y la disciplina son diferentes, provienen de campos epistémicos diferentes y utilizan discursos distintos. Se dijo también cómo es que estas formas culturales (suplicio y disciplina) no son maneras aisladas o arbitrarias de impartir poder, sino que guardan una relación significativa con todas las demás formas culturales de sus respectivas épocas. Lo que no está claro, es el lugar del neo-suplicio, el lugar de la narco-ejecución. Podríamos preguntar ¿por qué, si el suplicio había quedado atrás como técnica y como sistema jurídico-penal, ahora es retomado como técnica y puesto en práctica desde la marginalidad? Nuestra actualidad mexicana evidencia un desfase genealógico (en términos foucaultianos82) ¿por qué hay suplicios en una sociedad disciplinaria? ¿qué clase de campo epistemológico produce el neo-suplicio? ¿qué diferencia hay entre el neosuplicio y el espectáculo montado por la legitimidad? ¿qué relación guarda el cuerpodiscurso, producido por la narco-ejecución, con las demás formas culturales que también producen discursos de lo corporal? Sin pretender ahondar en la sociología o en la filosofía con el rigor que estas preguntas merecerían, a continuación se formulan algunas posibilidades, que si bien no dan una solución, por lo menos permiten visualizar al problema de manera más clara. Recuérdese que los temas, las preguntas y los problemas que se formulan en todo este trabajo son también los que conducen la producción de obra del presente proyecto.

81  Foucault,  Michel,  Vigilar  y  castigar,  pp.  207.   82  Genealógico  

en   el   sentido   de   la   etapa   genealógica   de   Michel   Foucault,   en   donde   la   sucesión   cronológica  de  los  discursos  es  un  elemento  que  posibilita  un  tipo  de  análisis.  De  ninguna  manera  se   sugiere  una  causalidad  histórica  ni  un  tipo  de  progreso/retroceso  de  tiempo  lineal.  

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Fig.  8   Trino  Guerrero   Registro  sobre  la  repetición  del  sentido.   Material:  fotocopia  Xerox   Medida:  tamaño  carta  (cada  una,  son  20  en  total)   2014   A   partir   de   una   fotografía   publicada   por   la   prensa   mexicana   sobre   la   primera   de   las   dos   masacres   de   San   Lorenzo   Tamaulipas,   decidí   llevar   a   cabo   una   reproducción   maquinal,   tratando   de   que   la   imagen   perdiera   su   aura,   significado   o   sentido   original   y   adquiriera   otro.   Para   esto   se   utilizó   un   medio   común   y   accesible,   un   medio   utilizado   por   la   publicidad,   una   fotocopiadora   Xerox   cualquiera.   Las   imágenes   se   realizaron   fotocopiando   fotocopias   de   manera   sucesiva,   para   que   la   imagen   se   fuera   perdiendo   o   fuere   adquiriendo   sentido.   Como   si   el   número   de   reproducciones   quisiera   igualarse   o   superar   la   cifra   real   de   muertes.   La   obra   intenta   mostrar   el   filtro   de   la   imagen   tipo   nota   roja,   se   intenta  revertir  este  efecto,  acabar  con  su  espectacularidad,  dejar  el  registro  sin  la  imagen.  

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2 Nota roja Ahora parece un buen punto para plantear las intenciones de este proyecto83. Este proyecto tiene una parte de análisis local, como Foucault dice, un carácter local de crítica, y junto con él podríamos agregar: […]lo cual no quiere decir, me parece, empirismo obtuso, ingenuo o necio, y tampoco eclecticismo blando, oportunismo, permeabilidad a cualquier empresa teórica, ni ascetismo un poco voluntario, reducido a la mayor amargura teórica posible. Creo que ese carácter esencialmente local de la crítica indica, en realidad, algo que es una especie de producción teórica autónoma, no centralizada, vale decir, que no necesita, para establecer su validez, el visado de un régimen común.84

El carácter no centralizado del análisis es muy importante, pues en este trabajo se analiza un contexto específico y se proponen opciones más o menos específicas para su representación (lo que se verá más adelante). Estas formas de representación son propuestas de análisis del mismo contexto que apuntarían a reflexionar en torno a la narco-ejecución y a verla no como un problema aislado, sino como un problema cuyas repercusiones y causas vienen de nociones culturales que son propias de la actualidad. Es curioso notar cómo Foucault en sus análisis del sujeto, de la locura o de la sexualidad partía de instituciones ya dadas que condicionan directamente nuestra manera de ver y de pensar en estos temas, en lugar de hacer encuestas (sociológicas) o análisis psicológicos que resultarían un tanto tendenciosos. Se menciona esto último porque al aproximarnos a los análisis del narcotráfico en México la mayoría de las investigaciones que se hacen son de este tipo. Entonces, para concluir con este capítulo hacemos un análisis de la actualidad que parte, no sólo de las instituciones como Foucault, sino también de las contra-instituciones85, como se mencionaba al principio de este capítulo.

83  Tanto  del  texto  como  de  la  producción  artística.   84  Foucault,  Michel,  Defender  la  sociedad,  pp.  20.   85  Aunque  

no   en   términos   de   dualismo.   Contra-­‐institución   como   nombre   que,   por   motivos   de   extensión,  nos  vemos  obligados  a  poner  a  todo  el  conjunto  de  manifestaciones  que  se  oponen  (directa  

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Para comenzar con este análisis nos parece conveniente citar a Jean Baudrillard, pues es necesario plantear ciertas condiciones que nos ayuden a reflexionar sobre la actualidad. Lo que se ha perdido es la gloria del acontecimiento, su aura, como diría Benjamin. Durante siglos, se ha vivido la historia bajo el influjo de la gloria, bajo el influjo de una ilusión muy poderosa que apuesta por la perennidad del tiempo, en tanto que es una herencia de los antepasados y que recaerá sobre los descendientes. Este apasionamiento parece hoy en día irrisorio. Ya no buscamos la gloria, sino la identidad, ya no una ilusión, sino por el contrario un acumulamiento de pruebas, todo lo que pueda servir como testimonio de una existencia histórica, mientras que antes la tarea consistía en perderse en una dimensión prodigiosa, «la inmortalidad» de la que hablaba Hanna Arendt, y cuya trascendencia igualaba a la de Dios (durante mucho tiempo ha reñido la gloria y la salvación por el alma de los hombres, como la pasión y la compasión, rivales ante el Ser Eterno). 86

Hay una crisis de los acontecimientos debido a un exceso de información. El acontecimiento ya no existe por sí mismo, existe sólo cuando puede ser filmado, fotografiado, registrado, vendido y consumido. La imagen deja de ser una imagen. Una imagen es una imagen en tanto que puede representar o remitir a otra cosa, el exceso de información trae consigo un conjunto de imágenes que ya no remiten a nada más, que son imágenes que quieren dejar de ser imágenes, imágenes que remiten a sí mismas. Son imágenes hiperreales las que construyen el acontecimiento. Pornografía de la imagen:

Siempre que se recarga lo real, siempre que se agrega lo real a lo real con miras a una ilusión perfecta (la de la semejanza, la del estereotipo realista), se da muerte a la ilusión en profundidad. El porno, al agregar una dimensión a la imagen del sexo, le quita una a la dimensión del deseo y descalifica cualquier ilusión seductora. El apogeo de esta desimaginación de la imagen, de estos esfuerzos inauditos por hacer que una imagen deje de ser una imagen, es la imagen de síntesis, la imagen numérica, la realidad virtual.87

o indirectamente)   a   la   imposición   del   discurso   institucional   (como   discurso   de   verdad), evidentemente  todas  estas  manifestaciones  obedecen  a  intenciones  distintas.   86  Baudrillard,  Jean,  La  ilusión  del  fin,  pp.  38.   87  Baudrillard,  Jean,  El  complot  del  arte,  pp.  15.  

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Hay un exceso de evidencia, exceso de verdad. La pornografía agrega una especie de cuarta dimensión al acto sexual, a lo real, para volverlo hiperreal. Acercamientos, ángulos, tomas, duraciones, dimensiones y volúmenes que no se ven en el acontecimiento real son presentados de manera explícita para tratar de volver real a la representación. La imagen nota roja es la representación hiperreal de un muerto, así como la pornografía es la representación hiperreal del sexo. Entonces, nos fascina otra cosa (pero ya no es seducción): la perfección técnica, la «alta fidelidad», tan obsesiva y puritana como la otra, la conyugal, pero esta vez ni siquiera se sabe hacia qué objeto es fiel, pues nadie sabe dónde empieza y dónde acaba lo real, ni el vértigo de perfección que se obstina en reproducirlo.88

Así, la obsesión técnica por legitimar el acontecimiento a través de la imagen hiperreal es utilizado no sólo por la pornografía, ni por el arte ni por el trompe-l'oeil, sino también por los gobiernos y las campañas políticas. La imagen hiperreal funciona como un instrumento de dominación, como una forma de impartir poder, de crear o recrear acontecimientos. En este punto regresamos al principio del capítulo en donde nos preguntábamos por la guerra del Golfo y por la narco-ejecución, cómo es que dudamos de una y generamos una certeza sobre la otra. “La guerra del Golfo fue una Guerra «visual», y, por eso mismo, invisible y sin huellas entre nosotros.”89 Una guerra hecha para la cámara, una gigantesca puesta en escena: Lo que escandalizó profundamente en el episodio de Timisoara, y que desde entonces viene contaminando toda la esfera de la información con el complejo de Timisoara, es la instrumentalización forzosa a la que fueron sometidos los cadáveres para hacer de extras, es la transformación de los cadáveres en comparsas, que al mismo tiempo transformaba a todos los que la vieron y se la creyeron en comparsas forzosos, convertidos a su vez en cadáveres en la carnicería de señales de la información.90

88  Baudrillard,  Jean,  De  la  seducción,  pp.  35.   89  Debray,  Régis,  Vida  y  muerte  de  la  imagen,  pp.  256.  

90  Baudrillard,  Jean,  La  guerra  del  Golfo  no  ha  tenido  lugar,  pp.  87.  

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Por esto no podemos hacer otra cosa que no sea dudar de la legitimidad de la información, de la verdad de la imagen que supera lo real y que funciona para justificar el acontecimiento. La presunción de la información y de los medios de comunicación reitera en este caso la arrogancia política del imperio occidental. Todos esos periodistas que se erigen en conciencia universal, todos esos presentadores que se erigen en estrategas, y que nos agobian con un torrente masacre, superchería.

de

imágenes

inútiles,

además.

Chantaje emocional a la

En vez de hablar del nivel de tolerancia social a la inmigración,

haríamos mejor hablando del

nivel de tolerancia mental a la información. Respecto a

éste, podemos decir que ha sido deliberadamente superado.91

Durante el sexenio pasado pudimos ser el público de un espectáculo semejante al de la guerra del Golfo, la guerra contra el narco. Pudimos ser los espectadores voyeristas, por una parte, de un espectáculo de la legitimidad, que fue en su mayoría televisivo, en el que cada 15 minutos se nos bombardeaba con comerciales que nos decían: Vamos ganando. Para legitimar la información se acompañaba este mensaje con cifras, en su mayoría económicas que nos decían cuánto dinero se había decomisado; curiosamente el número de muertos nunca era claro. Así mismo, se nos presentaba la imagen del capo, perfectamente identificado, que aparecía sujetado firmemente por dos o más miembros del ejército, soldados firmes, puros, neutros, luchando por un bien estoico incorruptible y no negociable. De nuevo, chantaje emocional, la imagen nota roja que retrata no un a muerto sino a un político, pero la misma representación pornográfica, hiperreal que nos muestra el dato y la cifra. Que todo sea producido, que todo se lea, que todo suceda en lo real, en lo visible y en la cifra de la eficacia, que todo se transcriba en relaciones de fuerza, en sistemas de conceptos o en energía computable, que todo sea dicho, acumulado, repertoriado, enumerado: así es el sexo en lo porno, y ése es más ampliamente el propósito de nuestra cultura, cuya obscenidad es su

91  Ibíd.,  pp.  87-­‐88.  

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condición natural: cultura del mostrador, de la demostración, de la monstruosidad productiva.92

Veíamos a la figura del capo acompañada de un AK-47 cubierto de oro que figuraba entre sus pertenencias, el cuerno de chivo dorado93 emblema de una forma de capitalismo que está más allá de nuestras posibilidades. El capo aparece siempre como una figura lejana que nada tiene que ver con nosotros, el capo es también el responsable del narcotráfico y de la guerra (pues el ejército no puede hacer otra cosa más que responder naturalmente al mal). Así, el narcotráfico se vuelve un problema que puede ser erradicado como una plaga, una anomalía externa cuyos muertos son sólo daños colaterales, cifras en la gráfica de un comercial. Discurso institucional: Estado vs. Narco / Ejercito vs. Zetas / Policías vs. Sicarios. El no pasa nada (PRI) fue sustituido por el vamos ganando (PAN). El discurso institucional nos dice que hay una guerra. Por otro lado, otro espectáculo o quizás otra parte del mismo espectáculo. La leyenda del narco, los mitos que todo mundo tiene que contar, que corren sin la más mínima evidencia ni legitimidad. Ahí también se encuentra el narco-corrido que utiliza el mismo modelo del star system capitalista pero de manera inversa, el underground se come al mainstream y no el mainstream al underground. El narco-corrido no es la producción del mass media que llega o se impone a tercer mundo, es el tercer mundo que, a pesar de la censura94, se le impone al sistema. El star system del narco-corrido no está financiado por un modelo televisivo que nos alienta al consumismo, está financiado por los propios narcotraficantes que tratan de legitimar su imagen, de crearse una identidad mediante la idealización de la cultura popular. Los valores post-familiares, el neocatolicismo y todo un conjunto de atributos y modas que tienen que ver con el rancho son rescatados y arrojados a la modernidad extrema. Se crea un nuevo ídolo que, aparentemente, es más cercano al pueblo, más legítimo que la legitimidad. 92  Baudrillard,  Jean,  De  la  seducción,  pp.  38-­‐39.  

93  “Cuerno  de  chivo”  es  el  un  apodo  mexicano  dado  al  fusil  de  asalto  soviético  AK-­‐47,  debido  a  la  

forma  curva  de  los  cargadores.   94  El   narco-­‐corrido   no   se   transmite   por   televisión   abierta   ni   por   la   radio,   su   popularidad   se   debe   a   su   difusión   por   internet   y   la   mayoría   de   disqueras   que   producen   este   tipo   de   música   son   estadounidenses.   Hace   poco   el   gobernador   de   Sinaloa   Mario   López   Valdez   prohibió   que   se   tocaran   narco-­‐corridos  en    los  antros  de  Sinaloa.  

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Fig.  9   Trino  Guerrero   Cuerno  de  chivo  inflable   Material:  juguete  inflable   Medida:  largo:  87cm    alto:  26cm   ancho:  9cm  (cada  uno)   2014  

Se  presentan  tres  cuernos  de  chivo  inflables,  inflados  con  humo  de  marihuana.  .  El  cuerno  de  chivo  se   presenta   como   un   emblema   o   símbolo   del   narcotráfico   y   el   contenido   (humo   de   marihuana)   también   es   un   símbolo   de   la   drogadicción.   El   cuerno   de   chivo   inflable   es   un   objeto   muy   corporal   (pues   se   aproxima  al  tamaño  real)  y  muy  frágil.  

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Y desde luego, también aquí, en esta otra parte del espectáculo, está el blog del narco. En 2010 un conjunto de periodistas de alguna ciudad del norte del país deciden juntarse para transmitir por internet toda la información que los medios oficiales dejaron de transmitir desde que empezó la guerra contra el narco. La información censurada afecta directamente a al discurso institucional. Una de las conclusiones que se podría desprender de este tipo de información es que no hay guerra. Para que exista una guerra tendría que haber dos partes que conscientemente están luchando la una contra la otra. Aquí no es así. El Estado está muy profundamente conectado con el narcotráfico, no hay Policías vs. Sicarios. Algunas veces los policías hacen de sicarios y otras los sicarios de policías.95 La alternancia de estos papeles depende, más bien, del fotógrafo. De la misma manera las relaciones que hay entre los políticos, las celebridades y los miembros del narcotráfico. Los blogs de este tipo evidencian estas relaciones. Además no puede haber una guerra contra el narcotráfico porque no hay un narcotráfico. El problema del narcotráfico es un problema tan basto precisamente porque es muy difícil de aislar, no puede reducirse a un dualismo, hay una gran multiplicidad de carteles, todos con objetivos y formas de operar distintas y más aún estos a su vez están formados por individuos que responden a diferentes intereses. Si existe una guerra contra el narco ésta sólo es virtual, sólo se da en las imágenes. Antes hablábamos de cómo la figura del capo es presentada ante las cámaras, cómo aparece sujetado por figuras militares incorruptibles. Es curioso cómo esta misma forma de presentar a un delincuente fue adoptada por los miembros de algunos carteles para explicitar información, esto se ve en la video-ejecución, en donde, de la misma manera se presentan dos individuos fuertemente armados custodiando e interrogando a otro individuo de otro cartel, casi siempre con intenciones de hacer justicia o como amenaza. El interrogatorio se vuelve narco-interrogatorio.96

95  Por  ejemplo  en  Michoacán,  en  donde  un  cartel  (Los  Caballeros  Templarios),  decidió  establecer  un  

código  ético  de  comportamiento,  que  después  rompieron  y  los  pobladores  decidieron  levantarse  en   armas   contra   este   cartel,   formando   los   Movimientos   de   Autodefensa,   que   a   su   vez   podrían   estar   financiados  por  el  Cartel  de  Jalisco  Nueva  Generación.   96  Esto nos muestra también cómo el ejercito, que se plantea neutro por el discurso institucional ha sido corrompido, desde hace tiempo los carteles han reclutado a militares o ex-militares para que formen parte de sus brazos armados, creando franquicias del mismo cartel.  

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Estos videos son enviados por los mismos miembros de los carteles a los blogs para que se publiquen, de esta manera lo que se planteó como un foro de información que contrarrestara la censura televisiva funciona para hacer publicidad a los carteles, quienes envían un mensaje, no sólo a otros carteles o al gobierno, sino a la población en general. La imagen pornográfica no sólo es utilizada por el Estado con fines de justificar, legitimar o construir los acontecimientos que respaldan una forma de gobierno. La imagen pornográfica también es utilizada por distintos carteles para dar a conocer mensajes, crear acontecimientos, que también respalden sus autoridades. Todo esto forma parte de un discurso de la marginalidad, que además de adaptar el uso de la imagen nota roja o las estructuras militares o la economía capitalista también usa el suplicio como técnica. El discurso de la marginalidad vendría a ser una generalización salvaje (que nos vemos forzados a hacer) de todos esos contra-discursos, de todas esas formas discursivas que contradicen el discurso institucional. Estos discursos y contra discursos funcionan de una manera semejante, están determinados por lo que se puede o no se puede pensar (y por lo tanto decir), entran en un mismo orden y son producidos por un mismo campo epistémico, a pesar de que aparentemente se contradigan97. Por ejemplo, podemos ver cómo el narco-ejecutado es un tipo de publicidad llevada al extremo, como neo-suplicio, pues la recuperación de una forma cultural, en este caso del Renacimiento, no se da de manera pura, como menciona Jean Baudrillard:

Sin embargo estas formas anteriores nunca vuelven a surgir tal cual, no escapan al destino de la modernidad extrema. Su resurrección es ella misma hiperreal. Los valores resucitados son ellos mismos fluidos, inestables, están sometidos a los mismas fluctuaciones que la moda o los capitales bursátiles. Así, la rehabilitación de las antiguas fronteras, de las antiguas estructuras, de las antiguas élites, jamás volverá a tener el mismo sentido.98

El neo-suplicio es el cuerpo pornográfico, no es ya la representación de un cuerpo de manera pornográfica, el narco-ejecutado es en sí mismo el cuerpo pornográfico. 97  Para   más   referencias   específicas   sobre   el   funcionamiento   del   poder   y   sus   relaciones   con   los   discursos  véase:  Foucault,  Michel,  Historia  de  la  sexualidad  1.  La  voluntad  de  saber.   98  Baudrillard,  Jean,  La  ilusión  del  fin,  pp.  176.  

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Fig.  10   Trino  Guerrero   Narco-­‐Mantas   Material:  Impresión  digital   sobre  lona.   Medidas:   alto:   230cm   largo:   130cm  (cada  una)   2014  

En  esta  figura  se  muestran  4   imágenes  

que  

posteriormente   imprimieron  

se  

digitalmente  

en   lona,   usando   un   tipo   de   reproducción  

comercial  

bastante   común.   Así,   estas   lonas   que   usualmente   se   encuentran   en   el   espacio   urbano   como   publicidad   tienen  

imágenes  

digitalizadas   ejecutados.  

de  

narco-­‐

Esto  

vuelve  

explícita   la   manera   en   que   el   cuerpo   se   vuelve   mensaje   de   poder.   Las   imágenes,   aquí   presentadas,  

fueron  

tomadas   de   fotografías   tipo   nota   roja   reales   por   lo   que   tienen  

un  

documento.  

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carácter  

de  

El narco-ejecutado es el producto de una nueva manera de ver al cuerpo, de nuestra manera de ver al cuerpo. El narco-ejecutado es el cuerpo-objeto, el cuerposímbolo, el cuerpo-emblema, el cuerpo-publicidad, es el cuerpo de la hipermodernidad que se vuelve aún más hiperreal por las condiciones del país99, su instrumentalización se vuelve más violenta porque es utilizado desde la marginalidad. Éxtasis de lo social: las masas. Más social que lo social. Éxtasis del cuerpo: obesidad. Más grasa que la grasa. Éxtasis de información: simulación. Más verdad que la verdad. Éxtasis de tiempo: tiempo real, instantaneidad. Más presente que el presente. Éxtasis de lo real: lo hiperreal. Más real que lo real. Éxtasis del sexo: pornografía. Más sexual que el sexo. Éxtasis de la violencia: terror. Más violento que la violencia...100

El neo-suplicio como adaptación semio-técnica por parte de algunos carteles ya no funciona como una forma de evidenciar un poder vertical, ya no es la venganza del Rey contra sus enemigos, ya no se combate a los enemigos del orden. El narco-ejecutado funciona, más bien, como cuerpo-publicidad. Al igual que la publicidad que se vuelve cada vez más específica, pero que simultáneamente se adapta a la generalidad,101 así el narco-ejecutado es la manifestación de un poder local, efímero, que se produce de unos cuantos para otros cuantos y que simultáneamente es público, masivo, que pretende construir o afirmar una identidad, controlar un territorio y al igual que la publicidad es necesaria una afirmación repetitiva, podríamos decir ritual. Es decir, que forma parte ya de toda una nueva forma de ritualidad de la vida cotidiana, que instaura santos, ídolos, canciones, modas, etc. En el fondo la narco-ejecución y el comercial de televisión son maneras de construir una verdad, a partir de las afirmaciones, del dato y del cuerpo. El cuerpo desde siempre ha significado, cosas pero ahora esa significación-legibilidad es usada  Porque   no   estamos   en   la   hipermodernidad   europea   de   Jean   Baudrillard,   sino   en   una   hipermodernidad  foránea,  extranjera,  exiliada  de  la  propia  modernidad.   100  Baudrillard,  Jean,  La  ilusión  vital,  pp.  55.   101  Como   la   publicidad   de   perfumes   que   no   sólo   anuncia   un   perfume   (para   un   tipo   de   comprador   específico)  sino  que  también  anuncia  y  promociona  un  estilo  de  vida  (para  homogeneizar  el  deseo  de   las  personas).     99

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explícitamente, es el cuerpo mismo lo que se expone, no la representación. O quizás por fin nos dimos cuenta que todo es una representación. Que el cuerpo mismo es una representación que nos hemos construido, que no hay un cuerpo real. El cuerpo que se representa a sí mismo, el cuerpo hiperreal. Habría que tomarnos un instante para dejar claro que el hecho de que una imagen llegue a constituirse como real o que sobrepase lo real, que llegue a funcionar como evidencia, el hecho de que se pueda llegar a formar un discurso, una construcción significativa o un signo, es de alguna manera la decisión de una cultura: Toda cultura se define por lo que decide tener por real. Transcurrido cierto tiempo, llamamos «ideología» a ese consenso que cimenta cada grupo organizado. Ni reflexivo ni consciente, tiene poco que ver con las ideas. Es una «visión del mundo», y cada una lleva consigo su sistema de creencias.102

Se habló, quizás muy superficialmente, del discurso de la marginalidad y del discurso institucional, de lo que tienen en común y de los medios que estos usan. Lo importante es ver cómo estos medios, cómo el narco-ejecutado nos ayuda a construir o es producto de una visión del mundo. Es importante decir que el hecho de que se hable de discurso institucional o discurso marginal no quiere decir que estos discursos sean medios que utiliza el Estado o los carteles de manera intencional para “ilusionarnos”: La ilusión común acerca de los medios es que son utilizados por los que están en el poder para manipular, seducir y alienar a las masas. Una interpretación ingenua. Una interpretación más sutil, la irónica, es justo la opuesta. A través de los medios, son las masas las que manipulan a los que están en el poder (o a aquéllos que se creen que lo están). Cuando los poderes políticos piensan que tienen a las masas donde quieren, es cuando las masas imponen su estrategia clandestina de neutralización, de desestabilización de un poder que se ha vuelto parapléjico. Finalmente queda sin resolver: sin embargo, ambas hipótesis son válidas, porque cualquier interpretación de los medios es reversible. Es precisamente en esta reversibilidad donde reside la ironía objetiva.103

102  Debray,  Régis,  Vida  y  muerte  de  la  imagen,  pp.  299.   103  Baudrillard,  Jean,  La  ilusión  vital,  pp.  63-­‐64.  

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La interpretación ingenua que se desprendería de esto sería que la obra o la investigación del presente proyecto tratarían de quitarnos esta venda de los ojos, tratan de desilusionarnos, de mostrarnos una verdad o lo real. Vamos a aclarar este punto: si lo Real está desapareciendo, no es debido a su ausencia; es más, hay demasiada realidad. Y es este exceso de realidad lo que pone fin a la realidad, al igual que el exceso de información pone fin a la información y el exceso de comunicación pone fin a la comunicación. Ya no estamos tratando con una problemática de carencia y alienación, donde el referente del ego y el de la dialéctica entre sujeto y objeto siempre deben encontrarse, apoyando posiciones filosóficas fuertes y activas. El último y más radical análisis de esta problemática fue abordado por Guy Debord y los situacionistas, con su concepto de espectáculo y alienación espectacular. Para Debord había todavía una oportunidad de desalienación, una oportunidad para que el sujeto recobrara su autonomía y soberanía. Pero ahora esta crítica situacionista radical ha finalizado. Al desplazarnos a un mundo virtual, vamos más allá de la alienación, a un estado de privación radical del Otro, o por el contrario a cualquier otredad, alteridad o negatividad. Nos movemos en un mundo donde todo lo que existe sólo como idea, sueño, fantasía, utopía, será erradicado. Nada sobrevivirá como una idea o un concepto. No habrá ni tiempo siquiera para imaginar. Los acontecimientos, los acontecimientos reales, ni siquiera tendrán tiempo para ocurrir. Todo será precedido por su realización virtual. Estamos tratando con un intento de construir un mundo totalmente positivo, un mundo perfecto, exento de la misma muerte. Esta pura y absoluta realidad, esta realización incondicional del mundo, esto es lo que yo llamo el Crimen Perfecto.104

La posibilidad de la desalienación es, entonces, obsoleta, y el arte tendría que reconocer su impotencia frente a éstas formas de dominación ya establecidas, pues quizás lo que entendemos como arte no es más que el producto de alguna de éstas formas. No es, y nunca ha sido, la intención de este proyecto mostrarnos la verdad del narco. Si esa verdad existiera la intención de este trabajo sería, más bien, mostrarnos cómo llego a ser lo que es, de qué manera esta verdad se hizo posible y también exagerarla y explicitarla mediante la representación.

104  Ibíd.,  pp.  76-­‐77.  

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Los medios con los cuales se construyen los discursos de la institución y de la marginalidad, no son, como vimos, muy diferentes. Al contrario, son complementarios y ningún discurso tiene más verdad que otro. Lo que se pretende mostrar en el siguiente capítulo son algunas de esas formas de mediación que hay entre el hecho violento hasta su conversión en la cifra que legitima el acontecimiento, todo a través de la representación figurativa.

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Fig.  11   Trino  Guerrero   La  mano  con  ojos,  D.F.  2011   Materiales:  Plastilina  epóxica,   óleo,  suspendida  de  cuerda.   Medidas:  largo:  14    alto:  72     ancho:  10   2013  

A  partir  de  las  fotografías  de  un  asesinato  cometido  en  el  Distrito  Federal  por  el  cartel  conocido  como   La  mano  con  ojos   en   el   2011   se   realizó   la   representación   de   este   hecho.   Esta   imagen   fue   seleccionada   entre   una   gran   cantidad   de   imágenes   que   circulan   en   internet   porque   esta   imagen   es   una   escena   cuidada,  creada,  dispuesta  para  generar  un  impacto,  este  es  un  cuerpo  acomodado,  no  abandonado  ni   escondido,   sino   puesto   a   la   vista   pública,   exhibido,   el   cuerpo   que   usan   y   dejan   como   amenaza   y   demostración   de   poder,   el   cuerpo   símbolo.   (El   cuerpo-­‐objeto.)   La   obra   se   presenta   como   un   móvil   escultórico,  en  el  que  la  figurilla  de  72X14X10cm  está  suspendida  del  techo  por  una  cuerda.  

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Capítulo III Sobre la representación

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Fig.  12   Trino  Guerrero   Diorama  de  una  narco-­‐ ejecución    Material:  Mdf,  plastilina   epóxica,  óleo.     Medidas:  largo:  20cm  alto:   20cm  ancho:  20cm   2014  

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Cambiar la guerra por los signos de la guerra. Jean Baudrillard

En el presente capítulo se intenta conectar lo antes visto, es decir: la violencia corporal y su importancia en la trasgresión y lo sagrado, las formas de castigo, los códigos y su relación específica con la época que los produce, y la actualidad de las formas de representación, la imagen hiperreal y publicitaria, y sus implicaciones en las nociones culturales del cuerpo, con la producción de la obra de arte. El análisis de los discursos, del discurso del narco-ejecutado no sólo fue un tema azaroso presentado o representado de una manera arbitraria, sino que la elección del tema y la manera de tratarlo obedecen a razones que a continuación se clarificarán. Del análisis del discurso como producto de un campo epistémico, con el que antes se reflexionó sobre el narco-ejecutado, se desprenden argumentos que, a su vez, funcionan para la producción de la obra. En el primer apartado de este capítulo se reflexiona sobre la obra de arte y sobre los modos de producción de ésta que se enlazan con el análisis del autor y de la producción discursiva que hace Michel Foucault. En los apartados siguientes se presenta una reflexión sobre los medios utilizados para la representación del narco-ejecutado y lo que se desprende de éstos.

1 Algo sobre arte En este trabajo se mencionó cómo los discursos no son el producto de una subjetividad aislada, no son un trabajo original de expresión de un sujeto psicológico. También sería importante aclarar que el discurso tampoco es el resultado natural de la expresión de un inconsciente colectivo, en donde la experiencia del individuo se ve reflejada de manera natural y en donde esta experiencia estaría compartida por toda una naturaleza humana. Foucault menciona: […] yo quisiera demostrar que el discurso no es una delgada superficie de contacto, o de enfrentamiento entre una realidad y una lengua, la intrincación de un léxico y de una

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experiencia; quisiera demostrar con ejemplos precisos que analizando los propios discursos se ve cómo se afloja el lazo al parecer tan fuerte de las palabras y de las cosas, y se desprende un conjunto de reglas adecuadas a la práctica discursiva. Estas reglas definen no la existencia muda de una realidad, no el uso canónico de un vocabulario sino el régimen de los objetos.105

El discurso, entonces, no es la expresión del inconsciente106 (colectivo o no), no refleja una realidad (interior o exterior) y tampoco una arbitrariedad por parte del individuo. Decíamos que la producción del discurso obedece a determinaciones culturales dispuestas de una manera específica sobre las cuales se podía o no podía decir y conocer algo, la división en épocas de estas determinaciones es, de manera muy general, el concepto de campo epistémico de Foucault. Poníamos como ejemplo cómo es que los discursos renacentistas, así como las instituciones, sus campos y sus objetos de conocimiento guardan una relación que podía ser explicitada. De la misma manera podríamos aplicar estos mismos argumentos al discurso artístico. Se puede decir que la consolidación de un mercado y de instituciones dedicadas al arte, su autonomía y sobre todo la producción de obra no obedecen a la arbitrariedad, gusto, necesidad de expresión, etcétera, por parte de la subjetividad del individuo. Es decir, tenemos que reconocer que el gusto, la necesidad de expresión, y sobre todo la subjetividad son construcciones culturales relativamente recientes. El siglo XVIII marca el nacimiento y la consolidación de la disciplina que levará por nombre estética y que se dedicará a estudiar los distintos fenómenos de la sensibilidad, con el arte como problema fundamental, además del estudio de las características antes mencionadas107. Podemos decir que el discurso artístico forma parte, junto con otro tipo de discursos, de una episteme que lo determina. Es importante mencionar ahora a la función-autor sobre la que reflexiona Michel Foucault. La función-autor es el conjunto de características que hacen posible que un texto pueda insertarse en un campo discursivo. Como todo en el pensamiento de Foucault, ésta función-autor tiene una historia: 105  Foucault,  Michel,  La  arqueología  del  saber,  pp.  68.   106  Ya  se  saben  las  críticas  que  tanto  Bataille  como  Foucault  y  Baudrillard  hacen  al  psicoanálisis.   107  Cfr.  Shiner,  Larry,  La  invención  del  arte.  

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En otro términos, para "reencontrar" al autor en la obra, la crítica moderna usa esquemas muy cercanos a la exégesis cristiana cuando ésta pretendía probar el valor de un texto por la santidad del autor.108

Estas características podrían resumirse así: […] la función-autor está ligada al sistema jurídico e institucional que encierra, determina, articula el universo de los discursos; no se ejerce de manera uniforme ni del mismo modo sobre todos los discursos, en todas las épocas y en todas las formas de civilización; no se define por la atribución espontánea de un discurso a su productor, sino por una serie de operaciones específicas y complejas; no se remite pura y simplemente a un individuo real, pueda dar lugar a varios egos de manera simultánea, a varias posiciones-sujeto, que puedan ocupar diferentes clases de individuos.109

De esta manera, el nombre de un autor no es simplemente el nombre de un sujeto que dice algo, el nombre del autor determina la manera específica en que tenemos que acercarnos a un discurso, y el discurso, de la misma manera, no es una expresión de conocimiento aislado, sino que se inserta y forma parte de todo un campo discursivo. Así, la producción de obra de la que forma parte este trabajo, no tiene que verse como la expresión o sublimación de un individuo ni como la manifestación de un gusto subjetivo. La producción de la obra, como la producción del texto se construyen a partir de otros discursos dados. Diremos brevemente que Foucault y Barthes fueron los primeros en acercar el signo de Saussure y relacionarlo con las artes visuales, esto de la siguiente manera: toda representación es un signo, está inscrito en un sistema de significados, que se oponen, cuya relación es arbitraria y dictada por una colectividad. Ahora bien, consideramos necesario volver a repetir que la formación de un discurso va mas allá de hacer agrupaciones de conjuntos de signos. Volvemos a citar:

108  Foucault,  Michel,  ¿Qué  es  un  autor?,  pp.  27.   109  Ibíd.,  pp.  30.  

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Es indudable que los discursos están formados por signos; pero lo que hacen es más que utilizar esos signos para indicar cosas. Es ese más lo que los vuelve irreductibles a la lengua y a la palabra. Es ese "más" lo que hay que revelar y hay que describir.110

Sin lugar a dudas se parte de signos dados, de formas de significación específicas compartidas por una comunidad en una época específica, pero la comprensión de un discurso no se basa sólo en la comprensión de este conjunto de signos, pues de ser así, la producción de discursos artísticos se vería reducida a un trabajo de iconografía 111. Trabajo que consideramos limitado por su univocidad y por la dificultad de la reestructuración del significado. Para la producción de las obras de este proyecto se parte de reflexiones acerca de las formas de representación actuales, particularmente formas de figuración, cuyo significado dado pudiera relacionarse, transgredirse o articularse de una manera más o menos coherente con la narco-ejecución. Coherencia dada también por el contexto desde el que se genera la obra y para el que se genera la obra. Todo esto podría ser el "más" del que habla Foucault. En este último capítulo, en los apartados siguientes presentamos una reflexión sobre los medios de representación usados y su relación con la narco-ejecución.112 Llamamos medio a un estímulo sensible (acción, imagen, objeto, sonido, etc.) cuya forma de construcción (proceso) y su resultado (pieza terminada) han sido usados de manera consciente como formas de significación, y que con su sola presencia puede insertarse en un circuito que les da sentido. Para Régis Debray la técnica:

110  Foucault,   Michel,   La   arqueología   del   saber,   pp.   68.   Este   “más”,   quizás   también   sea   la   diferencia  

entre  estructuralismo  y  post-­‐estructuralismo.  

111  Nos   referimos   a   una   forma   de   iconografía   clásica   que   caería   en   un   diccionario   visual   o   en   una  

gramática  de  imágenes,  en  donde  una  imagen  representa  específicamente  un  concepto  y  el  acomodo   o disposición   de   imágenes   o   elementos   crea   un   argumento,   el   espectador   aquí,   se   vuelve   un interprete   pasivo   que   solo   identifica   a   las   imágenes   con   su   concepto   y   para   este   trabajo   de   desciframiento   hace   falta   un   conocimiento   previo   de   la   iconografía   especifica  que   se   va   a   descifrar,   por  lo  que  se  vuelve  un  trabajo  reducido  a  la  univocidad.       112  La  reflexiones,  categorías  y  conclusiones  que  se  desprenden  de  este  ejercicio  tienen  una  función   didáctica-­‐descriptiva  y  más  que  otra  cosa  funcionan  para  aclarar  las  ideas  de  quien  esto  escribe.  De   ninguna  manera  tienen  que  ser  tomadas  como  propuestas  homogeneizadoras,  en  ningún  momento  se   pretende   crear   una   teoría   universal,   ni   mucho   menos   un   manual   metodológico   sobre   cómo   hacer   arte.  

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[…] no actúa por decreto, gravita por fuerza en las carreras y las cabezas. La evolución de las máquinas de visión vale como principio generativo y jerárquico, de manera que el arte no está ya en el arte. El campo de las bellezas posibles se organiza según líneas de fuerza trazadas en los laboratorios, lejos de los talleres, por una dinámica cuya clave está ya en manos de los ingenieros, y no de los artistas.113

Distinguimos al medio de la técnica en tanto que esta última es usada de una manera neutral, sin considerar sus determinaciones materiales, contextuales o históricas, a favor de obtener un resultado “bien hecho”, según su definición más básica114, que actualmente pertenece más a las ramas de la industria que al arte. La neutralidad de la técnica se debe a las aspiraciones de las Bellas Artes de hacer productos con materiales que permitieran la expresión (del genio) y para esto los materiales tenían que ser completamente transparentes, neutros, sin historia y sin ninguna otra consideración. Llamamos medio a la consciencia histórica, social, cultural, etc. del estímulo sensible con que se trabaja. La utilización del medio es multívoca, no podría haber una manera correcta de utilizarlo pues se caería en la iconografía, a sí mismo no es equívoca, pues en la utilización y elección del medio hay una determinación que es externa al discurso que se le va a incorporar. Llamamos obra a la relación que el espectador hace entre el medio (como obra física) y el discurso (que el autor propone). Por último llamamos obra de arte a la obra que puede ser puesta en relación con otras obras, a la obra que puede ser estudiada por las disciplinas llamadas Historia del Arte, Sociología del Arte, Crítica de Arte, Estética, etc. Junto con esto mismo podemos aclarar que el uso de la representación figurativa se usa en este proyecto no como una representación mimética, la figuración no se utiliza aquí con una intención de representar lo real. Entendemos la figuración como un conjunto de cánones construidos, cuyo fundamento histórico puede ser rastreado. Para el desarrollo de este proyecto nos servimos de esos cánones, de esas formas de representación ya 113  Debray,  Régis,  Vida  y  muerte  de  la  imagen,  pp.  245.   114  Podríamos  

ponernos   a   jugar   un   poco   con   las   categorías   y   decir,   basándonos   en   la   pequeña   taxonomía   que   acabamos   de   hacer,   que   la   técnica   corresponde   al   arte   moderno   y   el   medio   corresponde  al  arte  contemporáneo.  La  diferencia  entre  uno  y  otro  sería  que  el  arte  moderno  supone   a  una  subjetividad,  la  obra  es  creada  por  y  para  la  subjetividad,  mientras  que  el  arte   contemporáneo   trataría  que  cuestionar,  criticar  o  investigar  esta  noción  de  subjetividad  (y  las  que  se  desprenden  de   esta:  representación,  genio,  autor,  arte,  etc.).  

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establecidas. Estas formas de representación tienen una historia que las ha constituido y que hacen que en sí mismas signifiquen algo; aun así, las formas de representación (algunas más antiguas que otras) de las que nos servimos aparecen de manera simultánea en la actualidad. Estas formas de representación funcionan de una manera más o menos clara como representaciones de lo violento y podrían ser articuladas para explicitar el discurso de la narco-ejecución. Pensemos, por ejemplo, en El sistema de los objetos115, libro de Jean Baudrillard que hace una exploración de los posibles significados del objeto cotidiano. El material tiene un significado establecido, la madera es diferente de la piedra y ésta, a su vez, es diferente del concreto. Cada una tiene un significado más o menos preciso que se enlaza con el siguiente, en un sistema de oposiciones, que forma el sentido del hogar burgués. Así, la recamara matrimonial tiene una forma de ser que no sólo es útil sino que además dice algo. Dice algo sobre la clase social y sobre los roles específicos de cada integrante de la familia; cada uno, también, es complementario del otro. Esta forma de ordenamiento social no es sólo un concepto abstracto, sino que está ahí, en los objetos, en sus materiales, sus formas, sus funciones, sus significados. A esto nos referíamos antes con las formas de representación y de figuración ya establecidas, forman parte de un sistema que ya está dado, que ya los determina, y que en este trabajo se las relaciona al narco-ejecutado. Las formas de representación figurativas aquí utilizadas son: el objeto ritual, el objeto de conocimiento y el objeto pornográfico.

115  Cfr.  Baudrillard,  Jean,  El  sistema  de  los  objetos.  

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Fig.  13   Trino  Guerrero   Guerrero,   agosto,   2010   (sobre   el   objeto  ritual)   Materiales:  resina  poliéster,   madera  y  cuerda.   Medidas:  largo:  69cm    alto:  97cm     ancho:  7cm   2014  

Dos  figuras  de  Cristos  se  cortan  y  desarman  para  representar  la  imagen  de  una  narco-­‐ejecución,  con   los   mismos   elementos   dados   se   realiza   la   reproducción   de   la   fotografía   tipo   nota   roja.   Los   cuerpos   son  mutilados  tal  como  aparecen  en  la  fotografía  y  las  cruces  son  desarmadas  y  recompuestas  para   formar   el   pilar   de   cemento   del   puente   sobre   el   que   se   colgaron   los   narco-­‐ejecutados.   La   forma   de   morir   de   Cristo   fue   muy   parecida   a   la   forma   de   morir   de   un  narco-­‐ejecutado.     La   representación   de   la   violencia  en  el  objeto  ritual  (objeto  primitivo)  funciona  para  expiar,  observar  o  hasta  apropiarse  de  la   violencia.   La   representación   es   trabajo   y   como   tal   se   opone   a   lo   violento,   de   alguna   manera   la   violencia,  al  pasar  por  el  ritual  (trabajo)  se  convierte  en  lo  sagrado.  El  narco-­‐ejecutado  y  el  sacrificado   ya   son   en   sí   mismos   formas   de   hacer   visibles   la   violencia,   el     objeto   ritual   queda   como   testimonio,   como  objeto  de  contemplación  y  expiación  de  estos  hechos.  

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2 El objeto ritual Lo más conveniente es comenzar este apartado regresando a la idea de violencia como se la trató al principio de este trabajo. La violencia, decíamos, es causada por el vértigo que produce la contemplación de la discontinuidad del ser, la cual es evidenciada, según Bataille, en la sexualidad y en la muerte. Para evitar la violencia el hombre primitivo le opuso el trabajo, como forma de crear una causalidad del mundo, que generó leyes y prohibiciones. De estas últimas también se generaron las trasgresiones, que decíamos, no son un momento de retorno a la animalidad sino su respuesta evidente, podríamos decir en algunos casos lógica. La trasgresión se vuelve necesaria para mostrar la violencia primigenia, y sería no una forma de sublimación, sino más bien una forma de perpetrar la misma prohibición, esto se ve muy claro en el ritual, que mantiene la misma forma de causalidad del trabajo pero que también integra varias formas de trasgresión para buscar lo sagrado. Mencionábamos también cómo es que la lógica del instrumento perteneciente al trabajo es también la misma que la lógica del objeto ritual. El objeto ritual es una forma de tratar de controlar el mundo pero a través de lo sagrado, de la trasgresión. El objeto ritual es también parte del trabajo, pues proviene de éste y será utilizado con fines que pretenderían perpetrar una causalidad. La representación y la figuración primitiva, entonces no tienen el mismo sentido que nosotros podríamos atribuirles. No es el intento por congelar un instante de la realidad, como podríamos pensarlo con el arte clásico. La representación primitiva tiene siempre fines rituales, mítico-religiosos que están en constante juego con lo sagrado. Así, la figuración trata sobre todo de representar elementos esenciales para la escena, también ritual, que se está representando. Por ejemplo la interpretación que Bataille hace de las cuevas de Lascaux es: Las imágenes de las cuevas habrían tenido como fin figurar el momento en que, al aparecer el animal, el acto necesario de darle muerte, al mismo tiempo que era condenable, revelaba la ambigüedad religiosa de la vida: de la vida que el hombre angustiado rechaza y que, no obstante, lleva a cabo en la superación maravillosa de su rechazo. Esta hipótesis descansa en el hecho de que la expiación consecutiva al acto de matar un animal es una regla entre los

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pueblos cuya vida es sin duda semejante a la de los pintores rupestres. Y tiene además esta hipótesis el mérito de proponer una interpretación coherente de la pintura del pozo de Lascaux, donde un bisonte moribundo está frente al hombre que acaso lo ha herido, y al cual el pintor dio el aspecto de un muerto. El tema de esta famosa pintura, que suscitó explicaciones contradictorias, numerosas y frágiles, sería el de la expiación que sigue al acto de dar la muerte.116

La posibilidad de la expiación se da gracias a la representación figurativa que objetiva el acto prohibido, violento. Esto se da gracias al trabajo que se opone a la violencia, pues la representación es trabajo, la pintura es el resultado de un hacer ritual que trata de conservar la causalidad del mundo. El acceso a lo sagrado se da en la violencia de la infracción, lo sagrado y la trasgresión se confunden, y entonces se hace necesaria una forma de expiación, el objeto sagrado es también expiatorio, la representación de la violencia funciona así como forma de expiación, respuesta al miedo de la amenaza del mundo sagrado. Así, la pintura de las cuevas de Lascaux no es una trasgresión, es la representación de la trasgresión. Pensemos ahora en la crucifixión, Dios vuelto hombre que con su sacrificio expía los pecados de la humanidad, el pecado original. Pensemos también en la principal forma de representarlo, el crucifijo, la representación figurativa de este acto que tiene como objetivo recordarnos el sacrificio que Dios ha hecho por nosotros. La figurilla de Cristo es colgada en una pared, en su cruz el cuerpo semidesnudo se nos presenta sangrante, sufriente, agonizante y aún así, bendito, sagrado, violento. Se trata del objeto ritual, en cuyas razones de figuración encontramos una forma de vincularlo con el objeto primitivo de Bataille. Esto genera una culpa que tiene que ver con la falta que hemos cometido frente a lo sagrado, la misma necesidad de recordárnoslo, de recordarnos la muerte mediante su representación. Es aquí donde encontramos una forma de representar al narco-ejecutado, el Cristo y el narco-ejecutado tienen un parecido (al menos formal) evidente. La forma en que muere Cristo, como un cuerpo-emblema cuyo sufrimiento público es un símbolo que funda el Cristianismo es muy parecida a la forma en que muere un narco-ejecutado que, como ya vimos, es también un cuerpo-emblema que funciona para dar otro tipo de 116  Bataille,  Georges,  El  erotismo,  pp.  79.  

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mensajes, el cuerpo-publicidad; aquí no se habla de el sacrificio, sino que son varios sacrificios esporádicos, anónimos y efímeros que se repiten a intervalos de tiempo determinados, ritualmente, publicitariamente. Por esto encontramos conveniente comparar, mediante la representación, al narco-ejecutado y a Cristo. De esto se desprendería la conclusión de que el cuerpo del narco-ejecutado es el cuerpo que es producto de un nuevo sistema moral, hipermoral, podríamos decir. La verdad del cuerpo encarnada, puesta, de manera maquinal, al servicio del cartel, no ya de Dios, pues Dios ha muerto, ha sido derrocado, sustituido por el capitalismo. De la representación del narco-ejecutado, como un Cristo, también se desprendería que un nuevo objeto expiatorio se vuelve necesario como recordatorio de lo violento del acontecimiento. La representación del narco-ejecutado queda como testimonio como producto de contemplación del ritual de la violencia. La violencia así es elevada a lo sagrado, la narco-ejecución se vuelve un ritual. El objeto, es entonces, lo que queda del ritual, al igual que en las cuevas de Lascaux, la forma de objetivar el acto violento, de relacionarnos con él. El objeto ritual es sólo una forma más de reaccionar ante la violencia de lo sagrado.

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Fig.  14   Trino  Guerrero 9/9/11  (crucifixión)   Material:   Plastilina   epóxica,   óleo.  (Montada  sobre  la  pared.)   Medidas:   largo:   33cm   alto:   44cm  ancho:  14cm   2013  

El   cuerpo   siempre   es   objeto.   Esta   obra   se   presenta   como   una   labor   de   apropiación,   documentación   museística,  como  un  diorama,  hecha  para  una  galería.  La  pieza  fue  hecha  a  partir  de  la  fotografía  de   una  narco-­‐ejecución  ocurrida  en  Nuevo  León,  el  nueve  de  septiembre  de  2011.  Este  acontecimiento     está     hecho   para   verse   y   tiene   un   mensaje   de   poder   o   de   resistencia   al   poder   muy   explícito   y   muy   efectivo.   Esta   obra   es   la   apropiación   de   ese   mensaje,   el   narco-­‐ejecutado,   el   cuerpo   que   significa.   La   pieza  se  presenta  como  una  escultura  de  pared  (44X33X14cm),  como  un  Cristo  que  tendría  que  ser   colgado   y   contemplado,   observación   que   se   basa   en   que   el   cuerpo   del   narco-­‐ejecutado   ahora   es   parte   las  conductas  morales  y  sociales  de  nuestra  sociedad.  

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3 El objeto de conocimiento El panóptico es un dispositivo arquitectónico que permite el control de cuerpos, ver sin ser visto y colocar al prisionero en una situación de vigilancia perpetua e inverificable. Cualquiera puede ser un vigilante pues éste también es vigilado y lleva a cabo formas específicas de control sobre el prisionero y sobre sí mismo; el vigilante se encuentra tan vigilado como el prisionero, con lo que el panóptico constituye un sistema disciplinario completamente autónomo, como decíamos antes. El panóptico incrementa el “exceso de poder” y por lo tanto el exceso de saber, garantiza su economía, se intenta que el “exceso de poder” vaya de la mano con el “exceso de producción”. El panóptico, como producto de la sociedad disciplinaria, obedece a las intenciones clasicistas de establecer “cuadros vivos”, en donde por primera vez en la historia se hace un estudio del hombre. Las “ciencias humanas”, que son todas antropológicas, convierten al hombre en objeto de conocimiento. Lo categorizan mediante taxonomías y lo clasifican, lo aíslan, lo censuran, mediante la disciplina. […] el asilo psiquiátrico, la penitenciaría, el correccional, el establecimiento de educación vigilada, y por una parte los hospitales, de manera general todas las instancias de control individual, funcionan de doble modo: el de la división binaria y la marcación (loco-no loco; peligroso-inofensivo; normal-anormal); y el de la asignación coercitiva, de la distribución diferencial (quién es; dónde debe estar; por qué caracterizarlo, cómo reconocerlo; cómo ejercer sobre él, de manera individual, una vigilancia constante, etc.).117

Así, el modelo del panóptico pasó a formar parte de todas las instituciones dedicadas al hombre y no sólo al hombre, sino también a su devenir, sus costumbres, su moral y su historia. Con esto podemos decir que: El Panóptico es una colección zoológica real; el animal está remplazado por el hombre, por la agrupación específica la distribución individual, y el rey por la maquinaria de un poder furtivo. Con esta diferencia: el Panóptico, también, hace obra de naturalista. Permite

117  Foucault,  Michel,  Vigilar  y  castigar,  pp.  231.  

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establecer las diferencias […]118

El museo de historia y de historia natural nacen también es este momento. Ambos obedecen a la lógica del Clasicismo, de establecer colecciones enciclopédicas. Es muy interesante notar cómo el caligrama, que funcionaba como forma de registro para la historia natural, es el antecesor de la fotografía, como documentación de lo real. Así mismo, el inventor del diorama119 fue también el inventor del daguerrotipo, precursor de la fotografía. El diorama es una maqueta que representa un acontecimiento histórico, en ésta se incluyen personajes, armas, vestimentas, etc., es además un recurso didáctico para explicar el acontecimiento histórico y se lo encuentra casi siempre en un museo, de historia o de historia natural. El diorama es una representación muy explícita y taxonómica del acontecimiento, no deja lugar a metáforas ni a equívocos; de la misma forma siempre está acompañado con la evidencia arqueológica (documento museográfico) y de la información necesaria que lo legitima. El diorama como forma de catalogar la verdad es muy similar al caligrama, ambos surgen en el Clasicismo y tratan de hacer una taxonomía de la naturaleza. El caligrama es una imagen bidimensional, casi siempre de pequeño formato, que hace una doble representación, por un lado con la imagen que ya es en sí una representación y por otro con un nombre que designa lo representado por la imagen. El diorama está directamente asociado con el panóptico. Podría decirse que el diorama es la representación a manera de panóptico del acontecimiento histórico. Ambos plantean una organización ideal de los cuerpos, una censura de personas que tiene como fin obtener un saber-poder. Por todo esto el modelo del panóptico va a ser la forma en que se organiza la realidad, una manera de representación que sigue presente hasta nuestros días, pues: El Panóptico es un lugar privilegiado para hacer posible la experimentación sobre los hombres, y para analizar con toda certidumbre las trasformaciones que se pueden obtener en ellos. El Panóptico puede incluso constituir un aparato de control sobre

sus

propios

118  Ibíd.,  pp.  235.   119  Al  menos  quien  acuño  el  término  de  diorama,  pues  esta  forma  de  representación  es  más  antigua.  

Cfr.  Debray,  Régis,  Vida  y  muerte  de  la  imagen,  pp.  224.  

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mecanismos.120

Es muy curioso pensar en cómo el panóptico se relaciona con la violencia, no la retiene ni la reprime, la oculta, como se dijo antes. Toda una maquinaria trabajando para encausar la violencia a su ocultamiento. Por otro lado es interesante, también, pensar en cómo el diorama representa la violencia. Casi siempre, en los dioramas de un museo, se ven representaciones de batallas o actos violentos que no son disimulados,121 esto obedecería a tres razones. Primero, que el diorama, como parte de un museo, cumple con una honestidad científica que no le permite falsear o disimular la verdad de los acontecimientos. Segundo, que el diorama por ser una representación a pequeña escala se presenta como inofensiva, se la ve con más curiosidad que con agresividad122. Tercero, debido a la distancia del acontecimiento histórico, la violencia se ve como algo lejano que pertenece a otro tiempo por lo que también resulta inofensivo. Estas mismas tres razones son las que aprovechamos para representar al narcoejecutado. La representación de la violencia puede ser vista en estas obras sin morbo ni exacerbar los sentidos, los dioramas, como se dijo, son inofensivos y aun así siguen representando la violencia de manera directa y explícita. La honestidad científica funciona también para tratar de hacer una traducción entre el mensaje del narcoejecutado y sus receptores, la representación del narco-ejecutado (a manera de diorama) funciona como un caligrama, que hace explícito el discurso del narco-ejecutado. Es

muy

interesante

también

considerar

al narco-ejecutado

como

un

acontecimiento histórico que vincula a todo un contexto y a su manera de ver el cuerpo. Así, el diorama del narco-ejecutado es también una forma de documentar la narcoejecución. La labor de la narco-ejecución es tratar al cuerpo como una forma de documentar la verdad, como una evidencia; como se dijo antes, con la representación del diorama se exagera y se vuelve explícita esta función del narco-ejecutado.

120  Foucault,  Michel,  Óp.  Cit.,  pp.  236.   121  Por  ejemplo,  no  podemos  evitar  notar  los  dioramas  del  MNA  (como  el  de  la  cacería  de  un  mamut)  

que  tienen  representaciones  de  violencia  explícita.     122  No  se  puede  evitar  comparar  el  parecido  de  las  figuras  de  un  diorama  con  juguetes,  esa  también  

es  una  de  sus  características  que  lo  hace  tan  didáctico.  

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Los “cuadros vivos” del Clasicismo, que siguen aún vigentes, funcionan para volver al hombre un objeto de conocimiento, creando las “ciencias humanas”, haciendo una taxonomía de personas para poder comprender su comportamiento específico, de donde surge el panóptico. El diorama no sería más que su representación histórica y didáctica, que también conlleva el fin de objetivar al hombre para comprenderlo. Así, el diorama del narco-ejecutado trata de objetivar al cuerpo (como si la propia narcoejecución no fuera en sí misma suficiente) para comprender una nueva semiótica de lo corporal que produce el discurso del narco-ejecutado.

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Fig.  15   Trino  Guerrero   Diorama  I,  Diorama  II   Materiales:  MDF,  plastilina  epóxica,  óleo.     Medidas:  largo:  10cm  alto:  10cm  ancho:  10cm  (cada  uno)   2014   El  diorama  está  directamente  asociado  con  el  panóptico.  Ambos  plantean  una  organización  ideal  de   los   cuerpos,   una   censura   de   personas   que   tiene   como   fin   obtener   o   transmitir   un   saber-­‐poder.   Recuérdese  el  carácter  didáctico  del  diorama.  El  diorama  nace  junto  con  la  taxonomía  del  museo  de   historia  natural.  Ambos  tendrían  que  ver  mucho  con  el  nacimiento  de  las  “ciencias  humanas”,  con  la   posibilidad  de  pensar  en  el  hombre  como  objeto  de  conocimiento.  También  es  interesante  pensar  que   en  el  diorama    hay  una  representación  de  la  violencia.    

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4 El objeto pornográfico Decíamos en el capítulo anterior que la pornografía es la representación del sexo de manera hiperreal, la imagen porno es la imagen que quiere dejar de ser imagen. Se sobrecarga de información, se sobre-significa la representación: “La pornografía también es así: violencia del sexo neutralizada.”123 De igual manera veíamos cómo la nota roja representaba al cuerpo muerto de la misma manera, había una sobre-información que hace de la imagen otra cosa distinta de la representación. Podemos decir, entonces, que: la nota roja es la violencia del cadáver neutralizada. La repetición publicitaria, que logra la nota roja, hace que la violencia se vuelva cotidiana y digerible, al ver al muerto como una cifra podemos alejarnos del hecho violento y acercarnos al estadístico o al simple hecho publicitario. El es tan explícito y claro que termina perdiéndose. Como decíamos, lo que se ha perdido es el aura de los acontecimientos, incluso se ha perdido el aura de la violencia. […] quizá el porno no es sino una alegoría, es decir, una activación de signos, un intento barroco de sobre-significación rozando lo «grotesco» (literalmente: el arte «grotesco» de los jardines añadía naturaleza rocosa como el porno añade lo pintoresco en los detalles anatómicos). 124

La pornografía es la forma de representación de la hipermodernidad, la cual no tiene tanto qué ver con el sexo, sino más bien con la realidad, con lo que va más allá de la realidad. La obsesión de la pornografía no es el sexo, no es el fetiche ni la perversión, ni mucho menos la posibilidad de la liberación del sexo, la obsesión de la pornografía (y por lo tanto de nuestra cultura) es lo real.

123  Baudrillard,  Jean,  De  la  seducción,  pp.  30-­‐31.   124  Ibíd.,  pp.  33.  

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La irrealidad moderna no es del orden de lo imaginario, es del orden del máximo de referencia, del máximo de verdad, del máximo de exactitud — consiste en hacerlo pasar todo por la evidencia absoluta de lo real.125

La nota roja tradicional utiliza a la fotografía como forma de representación mecánica que funciona también como evidencia de lo real. La fotografía del cuerpo muerto legitima al asesinato. Cuando se sobre-explota esta forma de significación aparecen cosas como el blog del narco que, como antes se mencionó, funciona para construir otro acontecimiento que utiliza como certeza la violencia del cuerpo y como medio el video. Si la fotografía funciona como evidencia ontológica, como índice de lo real, como forma de representación no aurática, entonces el video exagera esta evidencia, exagera lo real, la extrema ausencia de equívoco que proporciona el video construye un nuevo tipo de aura pornográfica, ante la cual caemos fascinados.

125  Ibíd.,  pp.  34.  

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Fig.  16   Trino  Guerrero   Estudio  de  un  video  de  una  narco-­‐ejecución.  (Still  del  video)   Video  digital   Duración:  4  min  aprox.   2014   Partiendo  de  un  video  de  una  narco-­‐ejecución  se  realiza  su  reproducción  mediante  el  stop-­‐motion  y   se   conserva   el   audio   original.   Esta   obra   es   el   registro   de   un   estudio,   más   que   un   cortometraje   animado,   es   decir,   la   obra   es   video   arte.   La   obra   no   tiene   que   apelar   al   sentimentalismo,   ni   buscar   un   shock  instantáneo,  la  obra  se  hace  para  analizar  objetivamente  un  asesinato,  por  lo  que    no  dará  al   espectador  la  oportunidad  de  empatizar  con  ella.   Estas   obras   están   pensadas   como   video,   por   lo   que   la   exhibición   tendría   que   ser   en   un   monitor   de   un   tamaño   común.   Además   de   la   realización   de   un   blog   se   creará   una   página   o   un   canal   de   YouTube   que   se  llame  artedelnarco.com  (parafraseando  a  blogdelnarco.com,  tierradelnarco.com,  etc.)  en  la  que  se   exhibirán   todos   estos   videos.   Resulta   interesante   pensar   que   los   videos   originales   están   hechos   exclusivamente   para   un   formato   de   internet,   por   lo   que   estas   obras,   como   apropiaciones,   también   estarán  hechas  para  este  mismo  formato.  

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Estamos, entonces, en una cultura del video, en la videosfera, que viene después de la grafosfera (la cultura de la imagen). La era de la sociedad del espectáculo ha terminado, ahora estamos en el post-espectáculo. El show está en lo real, y el telespectador casi detrás de su pequeña pantalla, no para mirar sino para participar en un happening en el que el periodista también participa en la fabricación del acontecimiento (que, por lo demás, sólo lo es porque todos participan en él).126

El video es la forma de legitimar nuestros acontecimientos, la forma de representar los hechos de nuestra actualidad, el video es el índice del presente, el retrato que aparece en tiempo real. Lo real filmado por una videocámara no es ya lo real, es lo hiperreal, al igual que en el porno los gestos se exageran, el tiempo se vuelve explícito, todos actúan cuando hay una cámara de video, todos esperan ser vistos, ser grabados, representados. Nos hemos vuelto una representación de nosotros mismos. Entonces: La simulación elimina al simulacro, levantando así la inmemorial maldición que unía imagen e imitación. La imagen estaba encadenada a su estatuto especular de reflejo, calco o añagaza, a lo mejor sustituto, a lo peor superchería, pero siempre ilusión. […] Con la concepción asistida por ordenador, la imagen reproducida ya no es copia secundaria de un objeto anterior, sino lo contrario. Al eludir la oposición del ser y el parecer, de lo parecido y lo real, la imagen infográfica ya no tiene por qué seguir imitando una realidad exterior, pues es el producto real el que deberá imitarla a ella para existir. Toda la relación ontológica que devaluaba y dramatizaba a la vez nuestro diálogo con las apariencias desde los griegos se ha visto invertida. El «re» de representación salta en el punto de conclusión de la larga

metamorfosis donde las cosas ya

aparecían cada vez más como pálidas copias de las imágenes. Liberada de todo referente (al menos en principio), la imagen autorreferente de los ordenadores permite visitar un edificio que aún no está construido, circular en un coche que no existe todavía sino sobre el papel, pilotar un falso avión en una cabina de mando auténtica, por ejemplo, para repetir en el suelo una misión de bombardeo. Eso es en definitiva lo visual en sí mismo.127

126  Debray,  Régis,  Vida  y  muerte  de  la  imagen,  pp.  237.   127  Ibíd.,  pp.  237-­‐238.  

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Volvamos a la narco-ejecución, al acontecimiento conocido y publicitado como narcoejecución, en donde la representación publicitaria se torna real, no es ya el cuerpo fotografiado que, en la vía pública, nos da un mensaje, ahora es el cuerpo en sí mismo, el cuerpo como representación de sí mismo. El cuerpo del narco-ejecutado es hiperreal y los medios por los que nos llega también lo son. Todo es actuado y escenificado, todo es representado, la violencia llevada al éxtasis, a la publicidad. En la video-ejecución, el verdugo está actuando, es un sicario que está representando a un sicario, se construye una escena específica y hay una toma que tiene que mostrar explícitamente al muerto, el cual también actúa, funciona como un elemento de utilería, se representa a sí mismo. Resulta interesante preguntarnos por quién filma la escena, por quien dispone los papeles de los representados, quien escribe los diálogos que se dicen (que no dejan de ser ideales y por ello mismo ficción) o las líneas que aparecen al final del video, a manera de créditos. Cómo es que se decide qué individuo es un (simple) muerto o un narco-ejecutado, qué características tiene que tener un individuo para llegar a ser un narco-ejecutado. Acomodo de cámaras, ¿quién prepara la escena y quién la limpia? Todos los videos de narco-ejecuciones son iguales: presentación, interrogatorio, asesinato, amenaza, créditos finales. La misma toma: a nivel, frontal, el ejecutor no aparece de frente, la víctima encara la cámara. La misma pretensión de solemnidad militar. Las mismas preguntas, las mismas respuestas. La misma muerte, el mismo cuerpo. Todo aparece ritualmente, como en un performance. Para este trabajo es muy importante el análisis de la video-ejecución, pues utiliza el mismo medio, siempre de la misma forma y siempre es distribuido de la misma manera, a través de el blog del narco o algún blog parecido, la video-ejecución es, entonces, un producto hecho especialmente para su consumo en internet. No tiene otras pretensiones, quienes los hacen saben que algo así no va a llegar a los noticieros de la televisión. A partir de esto se desarrollan algunas obras que tratan de hacer aún más explícita la forma en que la video-ejecución funciona, tratan de relacionar al medio y al mensaje,

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exagerar su artificialidad y finalmente de presentarlo no como un acto salvaje, sino todo lo contrario; como el buen aprovechamiento de un medio y de un canal de distribución, que llega, simultáneamente a un público específico (los amenazados) y a un público en general. Así, en estas obras se reflexiona sobre la forma en cómo la pornografía de la imagen funciona como filtro para hacernos llegar este tipo de información, en cómo este tipo de medios, técnicas y canales (que no son nada ajenos a la publicidad común) nos hacen llegar el discurso del narco-ejecutado. El objeto pornográfico es la última propuesta de producción de obra de este proyecto y es, quizás, la más importante y la menos desarrollada. Así, este trabajo termina, paradójicamente, abriendo todo un nuevo campo de investigación-producción que involucra el uso del video y de los nuevos canales de información que funcionan en la actualidad, los cuales inciden directamente en la cultura y nos representan como individuos sujetos a lo social. El análisis de este nuevo campo trataría de ver mediante qué tipo de dispositivos somos capaces de representarnos a nosotros mismos.

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Fig.  17   Trino  Guerrero   Sobre  la  representación   (proyecto)   Materiales:  Antena    de   televisión,   amplificador  de  señal,   convertidor  RCA  a   coaxial  o  videocasetera   VHS,  reproductor  DVD,   disco  DVD,  pantalla  de   TV,  cable  coaxial.   Medidas  variables.   2014  

Se  propone  hacer  una  canal  de  televisión  abierta  que  transmita  una  señal  que  abarcará  un  rango  de   300m   a   la   redonda   y   cuyos   contenidos   serán   de   tres   tipos:   a)   videos   pornográficos   amateurs,   b)   videos   de   narco-­‐ejecuciones,   c)   videos   de   performances   de   Bruce   Nauman.     El   punto   es   tomar   videos   cuya   forma   de   distribución   común   es   internet   y   ponerlos   en   un   formato   televisivo.   Los   videos   son   seleccionados  porque  todos  tienen  que  ver  con  la  representación  del  cuerpo,  en  el  lapso  de  un  video  y   otro   aparecerá   la   leyenda:   “En   el   performance   Bruce   Nauman   es   un   actor   representándose   a   sí   mismo”.  Esto  hace  alusión  a  que  el  sujeto  al  estar  frente  a  una  cámara  cambia  su  forma  y  empieza  a   actuar,   a   hacer   una   representación   de   sí   mismo.   Es   decir,   se   objetiva,   se   vuelve   un   objeto   de   representación,   esto   puede   ser   observado   de   manera   explícita   en   los   videos   a),   b)   y   c).   Los   instructivos  para  realizar  esta  obra  pueden  ser  consultados  (entre  otras  partes)  en:     http://www.emilio.com.mx/blog/construye-­‐tu-­‐propio-­‐canal-­‐de-­‐television-­‐apagatv/  

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Conclusiones

Empecemos nuestras conclusiones diciendo que en todo este trabajo hubo una gran faltante de la que fue necesario abstenerse por su amplitud y el equívoco que podría generar. Esta faltante es la mención del sacrificio prehispánico, con el que este tema pudo haberse nutrido debido a la gran cantidad de imágenes que hay y que pudieron haber sido utilizadas. Esta omisión quedaría como una posibilidad para realizar un futuro proyecto que complementaría éste. De ser abordado aquí hubiera hecho falta una gran investigación en iconología prehispánica para poder abordarlo de manera correcta, pues de no haber sido así se hubiera caído en la insinuación de una “necesidad de violencia” que subyace genéticamente en lo mexicano. Esta insinuación hubiera sido completamente contraria a las intenciones de este trabajo, pues aquí se habla del discurso del narcoejecutado como resultado de una lógica de lo corporal que se vincula con la economía y los medios de comunicación, y no tanto de una raíz de lo mexicano que lo produce. Hablar de lo mexicano es en sí un problema, pues lo que entendemos como mexicano es también una construcción epistémica producida con intenciones políticas y culturales para crear la identidad nacional. Además de que la narco-ejecución no se relaciona tanto con lo mexicano, más bien se relaciona con lo marginal, como problema de contexto, que

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resulta ser más localizable, el fenómeno de la narco-ejecución no es inherente a lo mexicano.128 En el primer capítulo de este trabajo se pensó en la violencia como un producto de la discontinuidad y se la relaciono directamente con lo corporal que se asocia a la sexualidad y a la muerte. Así, la violencia, como angustia de lo corporal, puede ser instrumentalizada en leyes, en la dialéctica prohibición-transgresión (profano-sagrado), que forman el ritual, en donde se hace del cuerpo un instrumento. Más adelante, vimos cómo es que estas leyes se vuelven códigos que se asocian directamente con la sociedad que los produce, no son técnicas aisladas de dominación ni dictámenes arbitrarios, sino que tienen una raíz epistémica. Esto nos funcionó para examinar la situación actual del narco-ejecutado en donde se busco relacionarlo con el contexto que lo produce, se lo comparó con el suplicio renacentista y se vio que el narco-ejecutado, aunque utiliza un tipo de semio-técnicas parecidas al suplicio, responde a razones distintas. Así mismo, también en el segundo capítulo se planteó, de una forma muy desordenada, la posibilidad de esclarecer la manera en que el narco-ejecutado se relaciona con la actualidad (epistémica) de nuestro país. Esto último se hizo con apuntes muy esquemáticos que hablaría de la hipermodernidad como una nueva forma de episteme y puede ser una línea de investigación para el desarrollo de un proyecto futuro. Esto evidentemente es muy problemático, ya se sabe que al Foucault del que nos servimos al principio fue el de Las palabras y las cosas, en donde plantea una idea de episteme cerrada que en su momento se comparó con el concepto de estructura de Claude Levi-Strauss. Esta primera noción de episteme fue desaprobada por el mismo Foucault años más adelante. Los análisis de los discursos y del método arqueológico corresponden también a esta etapa de Foucault. Lo que se trato de hacer en este trabajo es algo que el propio Foucault hizo más adelante, que es ampliar la noción de análisis discursivo, como producto de una episteme a un contexto más o menos específico. Volver a cerrar el concepto de episteme y de discurso, bajo la etiqueta de hipermodernidad129 nos parece sumamente arriesgado y problemático, y a eso

128  Por   ejemplo,   es   curioso   notar   que   hasta   la   fecha   de   realización   de   este   trabajo   no   se   supo   de  

ninguna   narco-­‐ejecución  (en   el   sentido   que   aquí   se   da)   ocurrida   en   Aguascalientes,   sólo   se   supo   de   muertes  relacionadas  con  el  narcotráfico.   129  Algo  que  ni  el  propio  Jean  Baudrillard  hizo.  

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se debe que este trabajo carezca de una respuesta directa, y sólo ofrezca algunas nociones que nos permiten acercarnos al narco-ejecutado. Por ultimo, en el tercer capítulo se habló de la representación. La representación funcionó en este proyecto como forma de análisis, se propusieron tres líneas de trabajo que tratan de pensar en el narco-ejecutado, las cuales terminan siendo borrosas y cuya división terminó no respetándose. Las tres líneas son: el objeto ritual, el objeto de conocimiento y el objeto pornográfico. Esto ocurrió principalmente por nuestra insistencia en mantener el trabajo de investigación al mismo nivel que el trabajo de producción, no es la teoría lo que produce aquí la obra, sino que, investigación y producción, son realizadas de manera simultanea. Así, a medida que la investigación iba creciendo la obra iba cambiando (y viceversa). Por esto podrán encontrarse obras que son, prácticamente, la ilustración de un concepto filosófico de algún autor perfectamente localizable en este trabajo y, así mismo, pueden encontrarse obras que quedan un poco fuera de lugar y de un carácter más experimental. No encontramos ningún inconveniente con todo esto, pues finalmente este documento es un guion que da testimonio de la investigación realizada para la producción de la obra, y no es (como hemos insistido tanto) un diccionario de imágenes, que supondría fue el resultado de una gramática perfecta, sin contradicciones y que se expone como un producto de interpretación univoca. La representación es una propuesta de análisis que se hace al espectador, pero también es el resultado de un análisis que, desde luego, supone cambios, idas y vueltas. El cuerpo siempre es una representación, no existe un cuerpo natural, de igual manera que las cosas que atribuimos a éste (instintos, pulsiones, etc.) tampoco son naturales, son construcciones, el cuerpo es una construcción. Por eso fue tan importante pensar en el cuerpo como un discurso, producto de una episteme, sujeto a determinaciones más o menos específicas. Nunca hay un cuerpo autónomo, igualmente nunca hay un sujeto autónomo, cuerpo y sujeto siempre son sujetos de algo, sujetos de un discurso: cuerpo médico, cuerpo político, cuerpo pornográfico, etc. Así, a lo largo de este proyecto se intentó pensar en el narco-ejecutado como el cuerpo-emblema que produce el narcotráfico y se reflexionó sobre su forma de representación. La forma en cómo representamos el cuerpo tiene que ver con la forma en cómo nos representamos a

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nosotros mismos, pues como sujetos nos asumimos sujetos a un cuerpo. De esta manera, la forma de representación del cuerpo es esencial para comprender cómo es que se construye la subjetividad. Una de las intenciones de este trabajo también fue la de hablar de la muerte del sujeto, dejar de pensar en un yo-puro-natural-sustancial, en un sujeto fundador del mundo. Sino más bien pensar en el sujeto sujetado que está determinado por un contexto y por un lenguaje. Así mismo, una de las intenciones de este proyecto fue dejar atrás la idea de sujeto creador, la idea de que el artista parte de su interioridad o profundidad para producir la obra, terminar con la idea de que el arte es la expresión de lo inefable, de lo impensado o lo inconsciente. El lenguaje, como figura lógica del pensamiento, es un a priori que determina lo que se puede o no se puede pensar y por lo tanto decir, y cuyas posibilidades de combinación y recombinación dependen de las posibilidades que el campo epistémico da. Así, no existe un yo pre-lingüístico, un yo ajeno al lenguaje, ni al campo que les da sus condiciones de posibilidad de expresión. Pensados así, cuerpo y sujeto van de la mano y sus posibilidades de existencia dependen de factores externos,130 de condiciones culturales bastante fuertes y con una historia. El narco-ejecutado funciona como un primer acercamiento para reflexionar sobre las formas de construcción de nuestra subjetividad, nuestra noción de cuerpo, identidad, etc. De aquí pueden partir otras posibilidades de investigación/producción que reflexionarían en la circunstancia social como determinante de la sujeto. Pensar en cómo nuestros dispositivos de comunicación (el lenguaje en primer lugar) no son neutrales y crean un acontecimiento, lo legitiman como real. Llevar esto al plano de la identidad y reflexionar sobre los distintos medios que afirman nuestro Yo, que a la vez afirma al de los demás, ver al Yo como un dispositivo creado por otros dispositivos y observar cómo se legitiman entre ellos, cómo se afirman o construyen. Aquí sólo se observó al narcoejecutado pero este análisis podría ser el principio para pensar no sólo en el cuerpoemblema del narco, no sólo en las condiciones de posibilidad del neo-suplicio, sino que podría pensarse por ejemplo en el cuerpo-virtual, el cuerpo-mexicano, el cuerposexualidad, el cuerpo-trabajo, el cuerpo-lenguaje, en el dispositivo-Yo, en cómo es que el 130  Factores   externos   entendidos   no   como   oposición   complementaria   de   lo   interno,   sino   como   una  

negación  de  lo  interno.  

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sujeto se legitima a sí mismo, a través de qué medios, bajo qué mecanismos, ver estos mecanismos, desarmarlos y volverlos a armar (bajo el pretexto de la representación analítica, de la que no podemos escapar, pues todo es representación). De alguna manera, y muy a grandes rasgos, el narco-ejecutado (no la representación del narco-ejecutado, no la fotografía nota roja y no las representaciones que se hacen en este proyecto, sino el narco-ejecutado en sí mismo) es la metáfora de la muerte de la subjetividad. El sujeto cuyo cuerpo e identidad son tomados y utilizados para dar a entender un mensaje, el sujeto que está inmerso en un sistema que es mucho más grande que él, que lo determina, el sujeto que se vuelve un discurso, de la forma más violenta y, por ello, más explícita posible. El cuerpo-objeto, el cuerpo-símbolo, el cuerpoinstrumento da pie a la muerte del sujeto, a la muerte de la relación sujeto-objeto, pues el (llamémosle aquí) narco-ejecutante también tiene un cuerpo y lo reconoce, lo admite. El narco-ejecutante admite que él mismo puede ser un narco-ejecutado, no ignora su papel, se admite a sí mismo como objeto, sujeto a las circunstancias. Todo este trabajo, quizás, no trató de otra cosa más de que esa extraña reacción que sucede cuando nos admitimos a nosotros mismos como objetos, cuando nos damos cuenta de que no tenemos un cuerpo, sino que somos un cuerpo. Cuando eso sucede, regresando a Bataille, sólo podemos sentir angustia, esa es la angustia de la discontinuidad, de la sexualidad y de la muerte, de la violencia.

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Fuentes de consulta

Fuentes primarias -Bataille, Georges, El erotismo, Tusquets Editores, 2013, México, 289 páginas. -_____, Las lágrimas de Eros, Tusquets Editores, 2013, México, 266 páginas. -Baudrillard, Jean, De la seducción, Catedra, México, 2008, 170 páginas. -_____, El complot del arte, Amorrortu, Argentina, 2006, 125 páginas. -_____, El sistema de los objetos, Siglo XXI, México, 2010, 229 páginas. -_____, La guerra del Golfo no ha tenido lugar, versión electrónica. -_____, La ilusión del fin, Anagrama, España, 2004, 185 páginas. -_____, La ilusión vital, Siglo XXI, España, 2010, 194 páginas. -Castro, Edgardo, Diccionario Foucault, Siglo XXI, Argentina, 2011, 142 páginas. -Debray, Régis, Vida y muerte de la imagen, versión electrónica. -Foucault, Michel, Defender la sociedad, versión electrónica. -_____, Historia de la sexualidad 1. La voluntad de saber, Siglo XXI, México 2013, 150 páginas. -_____, La arqueología del saber, Siglo XXI, México 2010, 273 páginas.

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-_____, Las palabras y las cosas, Siglo XXI, México 2010, 398 páginas. -_____, ¿Qué es un autor?, Ediciones Literales, Argentina, 2010, 83 páginas. -_____, Vigilar y castigar, Siglo XXI, México 2010, 359 páginas más 24 p. de fotografías. -Villoro, Juan, “El sexenio de la muerte”, Proceso, 2012. -Cartel del golfo asesina a dos jóvenes en México, consultado en marzo de 2014 en: http://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/109770

Fuentes secundarias -Bataille, Georges, El azul del cielo, Tusquets Editores, México, 2009, 190 páginas. -_____, Lo imposible, Fontamara, México, 2007, 185 páginas. -_____, Historia del ojo, Fontamara, México, 2013, 130 páginas. -_____, Madame Edwarda, Tusquets Editores, España, 2009, 131 páginas. -Benjamin, Walter, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Editorial Ítaca, México, 2003, 127 páginas. - Danto, Arthur, Después del fin del arte, Paidós, España, 2010, 320 páginas. -Elizondo, Salvador, Farabeuf, FCE, México, 2009, 183 páginas. -Foucault, Michel, El orden del discurso, Tusquets Editores, Mexico,1999, 80 páginas. -_____, El nacimiento de la clínica, Siglo XXI, México, 2010, 272 páginas. -_____, El poder, una bestia magnifica, Siglo XXI, México, 2013, 285 páginas. -García Canclini, Néstor, La sociedad sin relato, Katz Editores, Argentina, 2010, 264 páginas.

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-Olvera, Caleb, Las disoluciones de la primera persona, Miguel Ángel Porrúa, México, 2012, 240 páginas. -_____, Sobre el cuerpo, Ensayos sobre la estética contemporánea, Fontamara, México, 2014, 100 paginas. -Shiner, Larry, La invención del arte, Paidós, España, 2004, 480 páginas. -Wittgenstein, Ludwig, Tractatus logico-philosophicus, Alianza Editorial, España, 2012, 192 páginas.

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