Alanis Fuentes - tesis en historia - Y todo el Jazz - entrevista a Eric Hobsbawm

November 8, 2017 | Autor: V. Alanis Oliver | Categoría: History, Marxism, British History, Oral history, Social History, Investigative Interviewing
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Descripción

ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Licenciatura en Historia

Y TODO EL JAZZ… ENTREVISTA CON ERIC J. HOBSBAWM REBELDE Y REVOLUCIONARIO MODERNO

Tesis presentada para optar el título de Licenciada en Historia De la Escuela Nacional de Antropología e Historia

Vanessa Alanís Fuentes Oliver Expediente No. 2000002007

Director de Tesis: José Romualdo Pantoja Reyes México, D.F., a 21 de mayo de 2009.

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A mis maestros. A mi madre.

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Índice Capítulo

Página

Índice

Contenidos……………………………………………………………………………………………

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Prólogo

Génesis del Proyecto “Y Todo el Jazz”…………………………………………………………………………………….

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Poema de Bertolt Brecht “Preguntas de un obrero ante un libro de historia”………………………………

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Introducción

[A manera de advertencia]……………………………………………………………………

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I.

“Y todo el Jazz” Entrevista con Eric J. Hobsbawm………………………………………….................

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II.

La frontera cultural……………………………………………………………………………….

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III.

Orígenes de lo británico en Eric J. Hobsbawm………………………………………

81

III.I.

Lo inglés y lo británico………………………………………………………………….........

107

IV.

Hobsbawm entre los historiadores……………………………………………………….

115

V.

El grupo de historiadores marxistas británicos……………………………………..

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VI.

Nuevas visiones de la historia……………………………………………………………….

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Conclusiones Comentarios sobre la transcripción de “Y todo el Jazz”...........................

191

Anexo I

Cuestionario original de la entrevista……………………………………………………

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Anexo II

All that Jazz. Transcripción original de la entrevista en inglés……………………................

213

Comentarios de EJH a la primera transcripción de la entrevista……………………………………………

229

Bibliografía y trabajos citados……………………………………………………………….

233

Anexo III

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Prólogo Génesis del proyecto “Y todo el jazz… Entrevista con Eric Hobsbawm”

“Las palabras son testigos que generalmente hablan más fuerte que los documentos.” 1 Eric Hobsbawm

Conocí a Eric Hobsbawm hace tres años y medio, a finales de septiembre del 2005 en su casa en Londres. Amablemente los Hobsbawm me invitaron a cenar para conocerme, y supongo que también para eliminar un poco la formalidad y el carácter de nuestra entrevista programada hace meses por correo electrónico; lo que para mí era y permanece siendo un encuentro entre dos mundos, un encuentro que ha cambiado mi manera de pensar y escribir historia. Era la primera vez que realizaba una entrevista y no era cualquier entrevista. Me encontraba sumamente nerviosa. No tomé en cuenta que tendría que tomar el transporte público para llegar a casa de los Hobsbawm. De hecho tomé la línea norte del metro londinense que resulta ser la peor de todas y, para colmo me perdí. Se me hizo tarde, por lo que tuve que caminar vestida de lo más formal casi 15 cuadras loma arriba para llegar a mi destino. El calor del subterráneo, aunado a la caminata en una cálida tarde otoñal (más cálida de lo que me hubiera gustado cuando escogí llevar un abrigo) y los nervios de la entrevista me hacían transpirar como loca, de eso me percaté cuando finalmente toqué el timbre de la casa de los Hobsbawm en el Hampstead Heath. Tenía la frente completamente mojada y, recordando a todas mis maestras de inglés, esperaba que mi manejo de esa lengua no me traicionara como lo hacían mis temblorosas manos, atadas medio a la fuerza a la parte baja de la espalda cuando se abría la puerta.

“¡Finalmente nos conocemos Vanessa!” me dijo el anciano Eric Hobsbawm esbozando una exótica sonrisa en su semi paralizado rostro.

Diez meses antes, en la ciudad de México había surgido la idea de invitar al Dr. Hobsbawm al congreso internacional de Historia Social que regularmente ofrece la Escuela Nacional de Antropología e Historia a sus académicos y alumnos. Cuando me incorporé a las filas de estudiantes voluntarios para la organización de dicho evento me percaté que el principal problema era hacer un homenaje a Eric Hobsbawm y no haberlo podido contactar.

Pasaron días, semanas, incluso meses y los Hobsbawm no respondían las cartas y correos de las personas que intentaban localizarlo desde la ENAH. En parte por ocio y en parte por sentirme segura de la importancia del Internet en el quehacer histórico actual, emprendí una “cacería” para conseguir el e-mail 1

Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, 1789-1848, Vintage Books, NY, 1996, p.1.

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personal de Eric Hobsbawm, esperando obtener cualquier tipo de respuesta. Alguien en la escuela se me adelantó y consiguió el correo de Marlene Hobsbawm, esposa del historiador, quien escribió pronta y brevemente: “Agradecemos la invitación que le hacen a mi esposo para asistir al evento, sin embargo, Eric no está en posibilidades de hacer un viaje trasatlántico, lo sentimos mucho pero por razones de salud le es imposible asistir al congreso que realizan en su honor.”

Ese día había caras largas en la ENAH, y se pensó en cambiar la completa estructura del evento. Yo decidí seguir buscando respuesta de “puño y letra” (aunque fuera virtual) del propio Eric Hobsbawm. Escribí al mismo correo de su esposa, comentando que tal vez la participación del Dr. Hobsbawm pudiera ser desde Londres, pero asegurándole que su presencia era fundamental en el congreso y que si Mahoma no iba a la montaña, la montaña gustosamente se transportaría hacia Mahoma (aunque la montaña aún no tenía idea de cómo lo iba a lograr). A los siete días sin respuesta mi impaciencia y la desesperanza de mis compañeros me obligaron a mandar docenas de mails como si fueran SPAM. Escribí a la administración general de la universidad de Cambridge, al departamento de historia del King’s College, a la secretaría de gestión académica del Birkbeck College en Londres, a la Universidad de Nueva York, incluso googlié el nombre “Hobsbawm” en las páginas amarillas de varios países y creo haberle escrito a uno de sus hijos en Norteamérica; en fin, escribí a cualquier dirección electrónica y postal que pudiera tener contacto con Hobsbawm. Finalmente el 1º de marzo del 2005, recibí una respuesta.

Desde la casilla de correo de su mujer, Eric Hobsbawm se dirigía a la “Doctora Alanís Fuentes Oliver” como si fuera yo una colega. Al parecer había circulado tanto el correo aquel “se busca a Eric Hobsbawm”, que el mismo departamento de historia del Birkbeck College lo había localizado vía telefónica para informarle del evento en la ENAH. Hobsbawm contestó por correo electrónico que había recIbído un llamado de la secretaría académica del Birkbeck. Su respuesta fue gustosamente afirmativa: decía que a partir de mediados de septiembre y hasta el 5 de octubre tenía disponibilidad y que podría dar una vídeo conferencia, preferentemente desde su casa. Desde ese momento y hasta el 24 de septiembre de 2005 en la ENAH no dejamos de trabajar para que fuera posible la asistencia virtual de Eric Hobsbawm a nuestro congreso mediante una conferencia magistral transmitida en vivo desde Londres vía Internet II.

Ya teníamos la participación de Hobsbawm al evento; la cereza del pastel… y estaba buenísimo. Ahora, además de ingeniármelas para conseguir hacer una video conferencia (término que a mis compañeros en la ENAH les sonaba a ruso), mi problema fundamental residía en cómo poder utilizar esta oportunidad al máximo. Mi tutor me dijo ¿y si te vas a Londres a entrevistar al viejo? No lo pensé dos veces y tomé un curso

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veloz sobre historia oral y entrevista para generar un boceto de cuestionario y utilizarlo antes de la conferencia, en cualquier oportunidad de reunirme con Hobsbawm.

Yo volví a escribirle a los Hobsbawm, para decirle dos cosas: primero, que yo era apenas estudiante de historia y no una doctora. Segundo, deseaba solicitar autorización para hacerle una entrevista, afirmando que era parte fundamental de mi proyecto de tesis para recibir el título de historiadora (un proyecto que aún no existía, pero él no tenía por qué saberlo). Al otro día Eric Hobsbawm respondió mi correo y expresó mucha emoción en concertar un encuentro entre los dos, previo a la conferencia que daría a México en octubre. Me envió su dirección y su teléfono y solicitó me pusiera en contacto con él en cuanto llegara a Londres. Nuestra comunicación comenzó a ser mucho más habitual, fuera de formalismos. Al parecer él estaba muy complacido con todos los informes que yo le presentaba y sobre las noticias que pudiera darle acerca del evento: quiénes asistían, las mesas que se iban a instalar, los temas sobre los cuales se iba a hablar e incluso nos facilitaba datos sobre los demás asistentes.

En la ENAH querían mandar a un profesor a hacer el trabajo y casi lo consiguen ¿cómo vamos a mandar a una niña que no tiene experiencia?, pero por diversas razones no hubo quien se pusiera al tanto en los avances que yo había conseguido para: entrevistarse con el embajador mexicano en el Reino Unido, rentar una sala de video conferencias en Londres y entrevistar a Hobsbawm. Yo presenté un plan de trabajo, hice mucha investigación técnica en México y Londres, mis amigos ingenieros en sistemas se sorprendían de cómo dominaba términos comunes para ellos, pero totalmente extraños para un historiador. Aproveché los esfuerzos de la gente que apoyó el proyecto dentro de la escuela quienes consideraban mi presencia en Londres fundamental para el exitoso desempeño del congreso gracias a que era yo el contacto no sólo con Hobsbawm, sino con el embajador mexicano a quien desde antes había invitador a la conferencia mediante una carta que logré enviarle por la valija diplomática de la Secretaría de Relaciones Exteriores (él no asistió pero mandó a su secretaria de asuntos culturales) y también conseguí un lugar para dar la conferencia magistral de Hobsbawm que inauguraría el congreso, a través de una institución dependiente del estado británico llamada London Grid for Learning con cede en New Malden, encargada de suministrar herramientas cibernéticas a los centros educativos del país. A ellos los había contactado por correo electrónico para preguntar por el precio de una sala de video conferencias y me dijeron: si es un asunto relacionado con la cultura y la educación, la sala se la prestamos. Una sala hermosa, perfectamente equipada con tecnología de punta… y gratis. Este tipo de cosas diferencian claramente el abismo entre el primer mundo y nuestros países latinoamericanos.

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Pero al parecer el viaje iba a correr por mi cuenta. Conseguí alojamiento y yo iba a costearme el boleto de avión. A principios de septiembre ya se sentía la tensión del evento en puerta, el director de la ENAH me dijo: no puedo justificar tus viáticos, si quieres ve a Londres por tu cuenta. A la tarde del mismo día, el secretario personal del embajador llamó al director del INAH en México preguntando por mí, y querían saber si yo deseaba alojarme en la residencia del embajador durante mi estancia en Londres. Ahí fue cuando la escuela se decidió a apoyarme por completo, me entregaron un boleto de avión y emprendí el vuelo.

Cumplí 24 años en Londres, gestionando los últimos movimientos de la video-conferencia “Hobsbawm: On Social History,” haciendo pruebas para conectar a Londres con la Dirección General de Servicios de Cómputo Académicos (DGSCA) de la UNAM y luego la UNAM con la ENAH, la Universidad Iberoamericana, la ENAH de Chihuaha, el Colmex y el ITAM, todas instituciones académicas mexicanas. Hicimos cuatro pruebas de conexión, todo salió siempre bien, menos el día del evento que se cayó el sistema de Internet II, pero ese episodio no es parte de este proyecto de investigación sino de una novela de terror, que luego tuvo un final feliz.

Siguiendo instrucciones del Dr. Hobsbawm, quedamos en entrevistarnos unos días antes de la conferencia para conseguir lo que ahora es el eje del proyecto de historia social que presento, proyecto que -después de varios intentos- terminó llamándose: “Y todo el jazz… entrevista con Eric Hobsbawm, rebelde y revolucionario moderno.”

Recuerdo la noche en que los Hobsbawm me invitaron a cenar a su casa. Realmente me sentí como si hubiera ido a visitar a parientes lejanos: comimos ensalada y carne; digo, la comida británica no tiene la mejor fama en el mundo culinario, pero ¡qué importa! Yo me estaba tomando un whisky de muy buena calidad con los Hobsbawm, escuchábamos jazz clásico mientras conversaba con mi historiador favorito y su mujer, fuera de los límites de la libreta y la casetera. A veces pienso que debería haber grabado esa conversación sobre Latinoamérica, la caótica ciudad de México, el empedrado del barrio de San Ángel donde vivieron una temporada y la comida picante. Pero hay diálogos que son efímeros y éste, si bien no forma parte de mi tesis, logró consolidar el vínculo entre nosotros para introducirnos en el ámbito de la entrevista “formal”, donde EJH me hablaba como si fuera su nieta, pero a la vez como a una alumna inquieta por saberlo todo y, tengo que decirlo, fue sensacional.

Cuando terminamos el encuentro, en donde a petición de esta amable pareja británica hasta canté un aria de ópera, Doña Marlene Hobsbawm me hizo favor de llevarme a la estación de Belsize Park para que no perdiera el último tren y así evitar que una joven mexicana, anduviera a altas horas de la noche en la calle.

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Fue un cálido domingo que no me olvido. El otoño londinense nos daba un descanso antes de tirar las hojas al suelo. También recuerdo bastante bien –supongo que porque lo escribí en mi cuaderno cuando iba en el tren de vuelta a mi pensión - lo que me dijo la Señora Hobsbawm mientras manejaba por las calles del Hampstead Heath hacia la estación del metro. Conducía con una mirada atenta y fuerte, típica de las mujeres seguras... una mujer maravillosa. Yo iba callada, con la cabeza llena de ideas y sensaciones, entusiasmada por ponerme a transcribir cuanto antes la entrevista y de pronto ella comenzó a hablarme, casi como si hablara con una mujer más joven dentro de ella... dentro de su pasado.

“Eric queda al borde de la fatiga después de sus entrevistas. Los reporteros y los investigadores suelen preguntarle cosas relacionadas con el futuro, como si fuera una especie de psíquico letrado. También soy una persona retirada ¿sabes? Y mi único trabajo actualmente consiste en cuidar de él; y me gusta trabajar. La verdad es que él llega a apasionarse demasiado cuando habla Sobre Historia, a tal grado que olvida ser un octogenario.”

“Señora Hobsbawm, - respondí ya en ese tono de complicidad como si se tratase de una íntima amigacréame cuando le digo que he leído todas las entrevistas que le han hecho a su marido. La mayoría de ellas son mucha basura y pocas cosas rescatables. Son entrevistas de estructura periodística, con poco conocimiento del tema, hechas por personas que no buscan que los resultados de la entrevista repercutan en los conocimientos históricos sino que sólo desean ganarse una estrellita en el currículum, pero la verdad es que entrevistar a Eric Hobsbawm requiere estudio del tema y requiere una nueva visión de la historia; la historia del pasado él ya la escribió.”

Ella no dijo nada pero asentía con la cabeza mientras seguía conduciendo, y yo seguí hablando “Todas esas preguntas personales que los entrevistadores hacen están siempre fuera de línea. Primero que nada debido a que un historiador no es una estrella de cine, en segundo lugar porque los detalles personales de su vida no son del interés de un investigador mientras no se ensamblen con el contexto histórico y en tercer lugar porque es bastante claro que toda la información que el Dr. Hobsbawm considera relevante de su vida personal ha sido compartida al mundo a través de su ya publicada autobiografía Años Interesantes… Lo que quiero decir es que es totalmente intrascendente el preguntar cosas como ‘¿porqué dejó el Partido Comunista en 1956’?”

“¡Lo sé!” Me dijo totalmente de acuerdo.

“Ni siquiera considero necesario ese dato como para sustentar un ensayo o una investigación.”

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Llegamos entonces a la estación, se detuvo el auto y Marlene Hobsbawm me miró muy seriamente “Mira Vanessa, Eric perdió a su padre, y perdió a su madre, luego fue abandonado, pese a que era un niño querido se quedó sólo... se unió al Partido y éste se convirtió en su casa... y conoció el Jazz. Él es un hombre de ideas, no es un desertor... y nunca lo ha sido.”

Yo le agradezco tanto estas palabras a Marlene Hobsbawm y las comparto en esta introducción a mi investigación porque después de todo, fue ella quien me dio la idea de cómo tratar el texto que posteriormente transcribiría de la entrevista y cómo utilizarlo para mi proyecto de tesis. Después de todo, las cosas se alejaron de Hobsbawm y no al revés: Su familia se desvaneció de su vida cotidiana, los amigos y camaradas del Partido Comunista Inglés en cierto sentido lo abandonaron a él al abandonar la militancia, todas las cosas terminan y, como dice Hobsbawm en nuestra entrevista, “sería artificial decir que no.” Para Hobsbawm, el comunismo terminó con el siglo XX... probablemente antes, pero la historia no, mucho menos su historia. Entonces no tiene caso seguir trabajando entrevistas desde ese punto de vista, hay que darle un giro al tratamiento de la transcripción porque Eric Hobsbawm sigue teniendo mucho que decirle a las nuevas generaciones de jóvenes estudiantes y a las que están por venir.

En mi estancia en Buenos Aires, un diario de circulación masiva, El Clarín publicó dos entrevistas a Hobsbawm (primero con motivo de la publicación de su último libro Guerra y Paz y luego por su cumpleaños número noventa). Esas entrevistas desgraciadamente fueron hechas bajo la misma tendencia que critico. Para los que todavía no lo entienden: Eric Hobsbawm ha dejado de ser comunista; “no hay cabida para el comunista en este nuevo mundo” me dijo en nuestro encuentro. Probablemente él permanezca como un soñador romántico... como todos los amantes del jazz y probablemente, siga pensando la historia hasta el día de su muerte.

Es por eso que mi tesis tenía un título seguro aún antes de tomar forma: Y todo el Jazz, que es una expresión inglesa para referirse a “todo lo demás”, es decir, a todo lo que la memoria de Hobsbawm puede aportar a su propia manera de ver la historia. Con esto no quiero decir que absolutamente todas las entrevistas que le han hecho sean malas, una de ellas es particularmente destacable, hecha por otra historiadora británica Pat Thane (a quien también tuve oportunidad de conocer en mi estancia en Londres). La entrevista de la “MARHO” como comúnmente se le conoce y de la cual hablaré posteriormente, nos permite conocer al Eric Hobsbawm de la Guerra Fría, al historiador que se encontraba separándose del PC y de la idea de comunismo reinante en Inglaterra en el siglo XX, al hombre que inventó los Rebeldes Primitivos como un sólido concepto de revolucionario moderno. Hay otras entrevistas que le dan con todo, como la de Tristam Hunt (otro historiador mainstream, vocero de la BBC) quien lo confunde con un antisionista y partidario de

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las ideas de Isaiah Berlin y Francis Fukuyama, cuando con el primero tuvo una gran amistad mas nunca en términos de debate histórico político y con el segundo nunca tuvo nada que ver.

Mi propia entrevista, que fue en realidad un diálogo entre los dos debido al interés y afinidad que habíamos conseguido el Dr. Hobsbawm y yo previamente, no es nada fuera del otro mundo. Los temas tratados en ese encuentro son: la validez de la historia social en Latinoamérica, particularmente en México, la cuestionable posición eurocentrista de Hobsbawm, las relaciones actuales entre marxismo e historia social, el lugar que ocupa la biografía en la historia social (porque antes de entrevistarme con Hobsbawm, yo estaba por escribir una biografía de mi abuelo quien fue un revolucionario mexicano de las filas obregonistas en 1917), los vínculos de Hobsbawm con América Latina (que no son tantos como a nosotros nos gustaría), de dónde se originaron obras como Rebeldes Primitivos, pero sobre todo Gente Poco Común que es mi obra favorita de Hobsbawm pues mezcla elementos tanto de la historia moderna como de la música que es mi otra pasión, y por otro lado es una obra por la que los historiadores han reflejado poco interés. Otros temas que fueron surgiendo en la entrevista son el guadalupanismo y el chicanismo, la migración en el mundo y particularmente en México, la desaparición de la frontera política y en cambio la aparición de la frontera cultural, etcétera. Mi cuestionario era muy extenso porque uno nunca sabe si va a tener una segunda oportunidad con semejante figura histórica.

Lo fabuloso que me regaló una vez más el Internet, es que desde entonces, seguí en contacto con Hobsbawm quién contestó siempre amable y concisamente mis preguntas e incluso dudas que iban surgiendo a lo largo de mi investigación como: porqué utilizaba pseudónimo para escribir sobre jazz y de dónde le había surgido la idea del pseudónimo, a lo que me contestó por mail que sus alumnos tendían a llevar su cátedra de historia hacia discusiones sobre música, a ver qué opinaba él de tal o cual artista, si este disco era una obra maestra o no… y eso le consumía tiempo a su labor como docente de historia, entonces decidió comenzar a firmar con el pseudónimo de Francis Newton porque Frankie Newton, el trompetista que acompañaba a Billie Holliday, era el único de los pocos jazzistas que era comunista.

Anécdotas como estas llenan mi bandeja de correo en gmail. Sin extenderme más sobre el tema, lo que realmente quiero resaltar de la importancia de la primera entrevista, de las varias entrevistas que yo no hice pero revisé y de nuestra frecuente correspondencia electrónica, es que ésta es una manera de consolidar un proyecto de historia con la oralidad como una herramienta fundamental, en el sentido en que el investigador puede ver cómo evoluciona la concepción del entrevistado de sí mismo, en la misma entrevista y a través del tiempo.

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Hobsbawm siempre habla de que lo importante de hacer historia es replantear las preguntas: “¿qué cambia y qué permanece?” Así pues el lenguaje de hoy no es el mismo que el de ayer, hay cambios notorios. Lo mismo sucede con los intelectuales de hoy que son forzosamente doctores universitarios, y los intelectuales del siglo pasado que era gente que sabía muchas cosas sin poseer necesariamente un título académico.

De esta manera, el propósito de mi proyecto es ver qué cambia y qué permanece en el discurso de Eric Hobsbawm: en sus obras, en las entrevistas que otorga y en sus conferencias, y luego establecer cómo se construye Eric Hobsbawm como un intelectual británico del siglo XX. Aunque me fue imposible comenzar por el principio y terminar por el final, espero que quien lea estas páginas consiga encontrar un hilo conductor que lo guíe a través de la frontera cultural donde habita el pensamiento de este rebelde y revolucionario moderno amante del jazz.

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Introducción

Preguntas de un obrero ante un libro de Historia ¿Quién construyó Tebas, la de las siete puertas? En los libros figuran sólo nombres de reyes. ¿Acaso arrastraron ellos los bloques de piedra? Y Babilonia, mil veces destruida, ¿Quién la volvió a levantar otras tantas? Quienes edificaron la dorada Lima, ¿en qué casas vivían? ¿A dónde se fueron la noche en que se terminó la Gran Muralla, los albañiles? Llena está de arcos triunfales Roma la grande. Sus césares ¿sobre quiénes triunfaron? Bizancio, tantas veces cantada, por sus habitantes ¿solo tenían palacios? Hasta en la legendaria Atlántida, la noche en que el mar se la tragó, los que se ahogaban, pedían, bramando, ayuda a sus esclavos. El joven Alejandro conquistó la India ¿Él sólo? César venció a los galos. ¿No llevaba siquiera un cocinero? Felipe II lloró al saber su flota hundida. ¿No lloró nadie más? Federico de Prusia ganó la guerra de los Treinta Años. ¿Quién la ganó también? Un triunfo en cada página. ¿Quién preparaba los festines? Un gran hombre cada diez años. ¿Quién pagaba todos los gastos?

A tantas historias, Tantas preguntas.

Bertolt Brecht, 1979.2

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Brecht, Bertolt, Poems 1913-1956, Methuen, Londres, 1979.

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Los lectores tienen derecho a ser avisados de lo que no van a obtener del siguiente trabajo. Esta no es una biografía del historiador británico Eric John Ernest Hobsbawm. Él mismo ya ha dedicado tiempo y trabajo al escribir su propia biografía en la obra “Años Interesantes” (Crítica, Barcelona, 2002), en donde aporta los datos de su nacimiento, los nombres de sus familiares, su trayectoria estudiantil, su carrera como historiador, sus mujeres, sus hijos, sus nietos, sus viajes, su militancia comunista, su trabajo al interior de la academia británica, la visión que tiene de sí mismo, los nombres de sus amigos, de sus opositores… el total de lo que él considera “su generación”, e incluso va más allá, intentando unir sus recuerdos con los sucesos del corto y accidentado siglo XX donde le ha tocado vivir.

Esta autobiografía –dice el autor para la publicación The Economist (Septiembre 2002)- no intenta tomar la forma de un trabajo post mortem en donde el cadáver asume el rol de pesquisidor que investiga las causas de su fallecimiento. Años Interesantes –según la reseña de The Economist- es un libro despiadadamente honesto de auto investigación en donde el eminente historiador marxista, nacido en 1917, año de la revolución de octubre, hace su mayor esfuerzo por comprender y explicar por qué es un comunista de por vida.3 ¿Realmente es un trabajo honesto?

El calificativo “comunista de por vida” es deliberado. Hobsbawm sabe que el comunismo que inspira a su generación en Cambridge allá por 1930, “la generación más roja y radical en la historia de la universidad,” muere antes que él. “Nosotros pensábamos que sabíamos cómo sería el nuevo mundo después de que el viejo mundo se acabara.

En esto, como todas las generaciones,

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estábamos equivocados.” ¿En verdad Hobsbawm consigue sincerarse con su pasado a través de estas 448 páginas autobiográficas?

Bien, el presente trabajo tampoco es una revisión de esa autobiografía, campo que ha sido abordado ya por algunos colegas como Perry Anderson en su crítica “La Era de EJH” para el London Review of Books. En este ensayo, Anderson (London Review of Books, Octubre, 2002) confronta Años Interesantes con la importancia de la autobiografía hecha por un historiador, cuando

3

“Giving Account; Eric Hobsbawm ‘Interesting Times: A Twentieth Century Life’”, The Economist (USA), Septiembre 2002. http://www.economist.com/books/displaystory.cfm?story_id=E1_TPPSDJG 4 Ídem

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generalmente son los filósofos –y no tanto los historiadores de formación- quienes se dedican más a la autobiografía; a la tarea de pensarse a sí mismos a partir del contexto desde donde escriben.5 Si bien el mismo Anderson acepta que Años Interesantes no es del nivel de la serie “Las Eras” de Hobsbawm,6 puede llamársele simplemente “la Era de EJH.”

La reseña lograda por Anderson sobre la obra autobiográfica de EJH, nos da la pauta de cómo se debe revisar este libro escrito en tres partes. A simple vista parece un diario lleno de nombres y sucesos, pero al interior demuestra una sucesión de reflexiones del mismo Hobsbawm sobre su actividad política y su papel como historiador británico. Anderson afirma que, literariamente hablando, Hobsbawm pudo haber detenido la redacción de la obra tras finalizar la primera parte de Años Interesantes, o lo que es igual, finalizar después de explicar su antisemitismo, luego del descubrimiento del comunismo a la edad de 15 años, tras manifestarse como un niño solitario con tendencias hacia la naturaleza retrospectiva, “adolecente cobarde” que sencillamente se olvida del lenguaje alemán. Ahí pudo haber finalizado esta obra maestra y en cambio pudo llamarse “Viajes hacia la era de la razón.”7 Pero no lo hace, porque más allá de una adolescencia truncada por la guerra y la pérdida de seres queridos, la segunda parte de Años Interesantes nos relata el ingreso del joven Hobsbawm a las filas del Partido Comunista de Gran Bretaña, suceso que constituye el sello Hobsbawm. Sin Partido Comunista no hay Eric Hobsbawm después de 1930.

La autobiografía de EJH toca muchos puntos, en algunos se detiene con nostalgia y otros corren vagamente descritos, llevando al lector desde Alejandría a Estados Unidos, de las sociedades Fabianas (su tesis de licenciatura) a la Historia del Siglo XX; de su ópera prima, es decir aquellos Rebeldes Primitivos que no consiguen la revolución, hasta la Escena del Jazz, donde se gesta la música revolucionaria del siglo XX… no es fácil vivir tanto y luego recontarlo, para eso se necesita ser una persona Poco Común. Según Anderson, la segunda parte de Años Interesantes es el corazón de toda la obra y ahí enfoca la mayor parte de su ensayo. Es en esta sección donde se aprecia un esfuerzo sostenido por explicar el significado de una vida comunista, donde Hobsbawm retorna a la pregunta del millón de dólares: ¿Y por qué permaneció en el partido comunista hasta su amargo 5

Anderson, Perry, “The Age of EJH”, London Review of Books, octubre, 2002, p. 1 Son cuatro las “Eras” de EJH (a partir de ahora abreviación de Eric John Hobsbawm): La Era de la Revolución 17891848; La Era del Capital 1848-1875, La Era del Imperio 1875-1914 y La Era del Extremo. El corto siglo XX 1914-1991. Ésta última, “Ages of Extreme” fue traducido al español como “Historia del Siglo XX” por la editorial Crítica, Barcelona, 1994. 7 Anderson, Op. Cit., p. 2 6

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final? El efecto extendido de estas reflexiones –según Anderson- está muy mezclado. Si bien una de las justificaciones de Hobsbawm para no dejar el PC es que los “partidos comunistas no eran para románticos, por el contrario, eran para la organización y la rutina,” cómo entonces “un movimiento que contaba con revolucionarios como Serge o Trosky, Roy o Mariategui, Sneevlieto o Sorge, ¿no era para románticos?”8 Lo cual nos demuestra que las justificaciones de Hobsbawm no son suficientes desde un punto críticamente histórico; ¡él mismo es un romántico! Estos alegatos no le bastan a sus lectores y discípulos, y en general el ensayo de Anderson trata sobre esos porqués, revelándonos muchas cosas que la autobiografía de Hobsbawm calla, porque el libro – pese a las ansias voraces de los lectores- jamás aborda discusiones políticas de cerca, así como tampoco confronta el compromiso intelectual de la generación Hobsbawmiana con los aspectos contradictorios de su cotidianidad académica. Hobsbawm decide evitar muchas anécdotas personales en sus memorias y Años Interesantes demuestra ser una autobiografía sesgada. Es la labor de Anderson en este ensayo, tratar de llenar algunos huecos en blanco de la autobiografía de EJH, a veces justificándolo, a veces criticando sus opiniones que de pronto se muestran vagas e incompletas y no tienen mucho que ver con el antiguo Hobsbawm, con la construcción de un historiador rebelde y revolucionario moderno ¿Y por qué no existe esta conexión?

Otro texto similar al de Anderson es “Lying on the Credulous” (The New Criterion, 2003) de David Price-Jones, un académico británico pro-islamista y conservador que intenta hacer lo mismo que Anderson con Años Interesantes pero sin esa visión amplia del primer autor. El resultado es un artículo mezquino y poco enriquecedor donde Price-Jones no quita a Hobsbawm la etiqueta de “alguien cuyo conocimiento se encuentra constantemente corrompido en propaganda y que carece de un concepto objetivo de la verdad.”9 Es un texto pobre para la investigación histórica, si de por sí una primera lectura de Años Interesantes deja muy poco de Hobsbawm, una crítica parcial como la de Price-Jones deja menos.

¿Cómo podemos entonces comprender las contradicciones en Hobsbawm? ¿Es preciso revisar – deconstruir- la totalidad de su obra? Por desgracia, el presente trabajo tampoco es una revisión exhaustiva de la obra de Hobsbawm, labor para la cual una tesis de licenciatura representa un

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Ibíd., p. 5 Pryce-Jones, David, “Eric Hobsbawm: Lying to the credulous”, The 3ew Criterion, Volume 21, Number 5, January 2003,

pp. 9-22. http://www.newcriterion.com/

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campo de acción insuficiente. En cambio, son cuatro los textos que tratan de ir más allá de Años Interesantes (que definitivamente no es lo mejor de Hobsbawm), intentando darle una revisión global a su obra, específicamente indagar sobre cómo se consolida el grupo de los historiadores marxistas británicos y cuál es su papel en la discusión histórica de la época. Ninguno de los dos primeros consigue desdoblar los complicados pliegues de la historiografía marxista británica y dejan mucho que desear. Hablo del libro de Julián Casanova “La historia social y los historiadores” (Crítica, Barcelona, 2003) y el otro es de Harvey J. Kaye “Los historiadores marxistas británicos” (Prensa Universitaria de Zaragoza, 1989).

Los otros dos textos relacionados con el tema son del historiador canadiense Bryan D. Palmer. Se trata de un libro y de un ensayo preliminar: Reasoning Rebellion: E.P. Thompson, British Marxist Historians and the Making of Dissident Political Mobilization (Labour/Le Travail No. 50, 2002) y E.P. Thompson: Objections and Oppositions (Verso Books, NY, 1994).

Ninguno de estos textos

constituye un ensayo sobre la obra y vida de Eric Hobsbawm, sino de Edward Thompson, otro miembro de su generación de historiadores marxistas británicos. Palmer presenta un homenaje a su amigo, colega y mentor Edward Thompson, “el más fino escritor socialista -seguramente en Inglaterra y posiblemente en Europa- de la actualidad” (esto dicho por el obituario de su muerte que escribe EJH en agosto de 1993). En ambos textos se enfatiza la ausencia de contextualización entre un intelectual y su grupo. Ahí donde Kaye y Casanova fallaron para reconstruir la complejidad de la actividad y relación entre historiadores marxistas británicos como individuos y, al mismo tiempo, con su grupo/generación, Palmer exitosamente consigue una lectura mucho más profunda de las diversas redes donde estos intelectuales marxistas pensaba, escribían, criticaban e interactuaban, definiendo que la designación de un único grupo de “historiadores marxistas británicos” –si bien nos deja a todos los demás historiadores sociales en sus sombras10- es más una construcción mitológica o una invención de la tradición que ha servido bien a la izquierda y a la derecha aunque de distintas maneras.11 ¿Realmente puede concebirse un grupo homogéneo de historiadores marxistas británicos del siglo XX fuera de lo mitológico?

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Anderson, Perry, Arguments within English Marxism, Londres, 1980. Palmer, Bryan, “Presentations 1: Legacies of E.P. Thompson”, en Reasoning Rebellion: E.P. Thompson, British Marxist Historians, and the Making of Dissident Political Mobilization, Labour/Le Travail, No. 50, Canadá, p. 2, para. 3. http://www.historycooperative.org/journals/llt/50/palmer.html 11

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Más que dedicarse a demostrar una falsa erudición como es el caso de Casanova, o de enlistar obras y nombres como en el caso del libro de Kaye, si se pretende hacer una historia de la obra de Hobsbawm, se deben considerar dos factores: En primer lugar, estudiar los hechos históricos que rodean a EJH como una construcción de su cultura, más allá de la persona y el historiador, deteniéndose a observar y analizar algunos de los hechos, realmente como parte de un proceso. Si la finalidad de la historia es comprender los procesos históricos y a las sociedades que los viven, más allá de enlistar los hechos; entonces, hay que buscar lo diferente de todo… buscar explicaciones al acontecer histórico.

En segundo lugar nos percatamos que una de las mejores maneras para completar los espacios en blanco entre la obra de EJH, su relación con el mundo exterior y la interacción de obra-escritor al interior de su cultura es a partir de la entrevista. ¿Por qué existe la tendencia a darle más importancia a la obra de un autor que a lo que él mismo dice sobre su obra ante un interlocutor que lo entrevista? Más aún, ante otro historiador, un estudioso de su obra, o un colega. ¿Es acaso que la calidad del común de las entrevistas es pobre y las preguntas efectuadas –además de no estar bien documentadas- no llevan una tendencia, ni un enfoque particular que explique la historiografía del autor y ayuden al lector a comprender mejor su obra y su contexto?

Así entonces, el trabajo de Palmer justifica que incluir a Hobsbawm dentro de la denominación de “historiadores marxistas británicos” deja fuera de su estudio otros factores importantes, pues la designación de un grupo único de historiadores marxistas puede llegar a ser inexacta. Entonces ¿dónde exactamente podemos situar a Eric Hobsbawm? Hace falta reiterarlo: ahí donde la mera revisión de su obra no alcanza, es preciso utilizar la herramienta prima de la historia oral; la entrevista.

El “arte de conversar” como aproximación metodológica En Inglaterra, las personas mayores suelen aludir a la decadencia del arte de la conversación. Incluso los intelectuales de edad avanzada como Hobsbawm, tienden a recordar la importancia de este arte dentro de las sociedades y grupos de la academia británica en la primera mitad del siglo XX. Se ha sostenido –afirma Deschanel- que el arte de la conversación, lo mismo que el arte del

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amor y la haute cuisine, son un invento francés.12 Sin embargo, el historiador inglés Peter Burke, sostiene que existen importantes cambios en el arte de la conversación producidos primero en la Italia Renacentista y posteriormente en la Gran Bretaña del siglo XIX.13

No es mi intención adentrarme en un profundo estudio sobre el habla y la lengua como propone Burke en su libro Hablar y Callar, que recorre la evolución del lenguaje en la Europa moderna temprana; desde el Medievo hasta el siglo XVIII. Sin embargo, me resulta indispensable introducir aquí la idea de la conversación más que como un arte, como una herramienta de la historia. Señalar así algunas de las ideas de Burke sobre la interacción del habla y las manifestaciones del lenguaje como representaciones primarias dentro de la construcción de la consciencia intelectual, con el fin de justificar las características particulares de una o varias entrevistas con un historiador marxista británico; con Eric Hobsbawm.

Principalmente, he de retomar cómo Burke sugiere la importancia del uso de las fuentes orales dentro de la escritura de la historia social. En particular quisiera denotar que la idea de la conversación, si bien es un fenómeno de origen francés, afecta profundamente la tradición británica de los siglos XVIII y XIX que hereda Eric Hobsbawm en distintos niveles: a través de su propia experiencia de britanidad y a través de la interacción con el mundo académico. Esta afinidad al modelo conversacional, hace que el intelectual británico sea un sujeto propicio a las entrevistas.

Para muchos escritores europeos, en el caso de Francia, el arte de conversar en el siglo XVIII es una ceremonia cortés y aduladora que se aleja de la gente y se acerca a la dialéctica. Está repleta de vanidad y cumplidos y carece de franqueza.14 Incluso hay quienes consideran que “la conversación francesa [antes del siglo XX] olía a corte y la conversación inglesa aún tenía el olor de la campiña.”15 Esta noción de informalidad de la conversación británica que propone Burke, se remonta a una práctica común en Gran Bretaña durante el siglo XVIII por escribir manuales sobre la teoría de la conversación, a partir del modelo francés aplicado en la sociedad británica. Dichos manuales que son verdaderas gemas para la historia social de la oralidad, definen, por ejemplo los límites de las burlas permitidas dentro de una conversación o consagran el uso de expresiones 12

Dechanel, E., Histoire anecdotique de la conversation, Leipzig, 1857, pp. 11 y 25. Burke, Hablar y Callar, Gedisa, España, 2001, p. 137. 14 Ídem. 15 Ibíd, p. 140. 13

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característicamente inglesas como “I’m afraid that…” (Me temo que…) o “I hope so” (Yo espero que…). Son además, sede de la tradicional teoría de la “acomodación”, donde el que entabla una conversación debe por cortesía acomodarse a su interlocutor, es decir, debe intentar adaptar su discurso para el que le escucha le entienda, sea éste un doctor, un obrero, un estudiante, etcétera.16 También se comprende la interrupción como una gravísima falta de respeto, así “un hombre bien educado… no hablará más de lo que corresponde según su participación.”17 Más importante aún, estos manuales aconsejan a sus lectores que la elección de temas de una conversación esté siempre a la altura de la capacidad de todos los circundantes.18

La tradición afecta a varios sectores de clase alta, media y baja, aunque en diversas modalidades. Ya desde el siglo XVII se sugiere a los nobles británicos “hablar de corazón”, es decir, de manera más simple y clara. Muy diferente del caso francés donde la conversación del mismo período sigue normas del discurso y el lenguaje mucho más complejas. Esto denota la aparición de “formas menos formales” de la conversación británica.

Según Burke, las transformaciones en la

conversación están relacionadas con varios factores sociales en macro y micro niveles. En el macro nivel, por ejemplo, las reglas surgen para “controlar el hablar y el silencio”, relacionadas a la vez con el auge del clasicismo y la fundación de la Royal Academy of Arts en Inglaterra. En el micro nivel esto tiene que ver más con las formas cambiantes de la sociabilidad. El autor ejemplifica esto con el caso de la Italia renacentista, donde aparece una nueva forma de sociabilidad a partir de la formación de la Academia en el siglo XV. Con la reforma de la Academia británica a finales del siglo XVIII y todo el XIX, las formas de sociabilidad también se modifican en las varias esferas europeas, pero en el caso particular de Inglaterra, el carácter refinado del ámbito escolar británico encuentra ligereza y fluidez en nuevas instituciones sociales como el café, la asamblea y el club.19 Las nuevas reglas de la conversación establecidas en estos lugares se llegan a tomar muy en serio y su influencia perdura en ciertas normas sociales incluso hasta mediados del siglo XX. Por ejemplo, en los colegios británicos decir más de cinco palabras en otro idioma o interrumpir al interlocutor exigen una especie de multa al infractor como pagar la cerveza de la mesa del transgredido.20

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Ibíd, p. 138. Bond, 1965, vol. 4, p. 4 18 Burke, Ibíd, p. 139. 19 Ibíd, p. 144. 20 Ibíd, p. 146. 17

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Existen otros lugares dónde encontrar las normas culturalmente determinadas por el lenguaje oral y la conversación dentro de la tradición británica, como la literatura (principalmente la novela), el cine e incluso la televisión, cuyo contenido influye en el hablar cotidiano de la sociedad sin ser forzosamente un reflejo exacto del mismo. La historia social del lenguaje, del habla o de la comunicación ha ido localizando estos nuevos campos de estudio a partir de la necesidad por incluir al lenguaje en el estudio histórico. Principalmente, son dos las razones que Burke encuentra para este enfoque: primero, el lenguaje es un fin en sí mismo, como parte de la cultura y de la vida cotidiana. Segundo, el estudio del lenguaje es el medio para comprender mejor las fuentes orales y escritas a través del conocimiento de sus convenciones lingüísticas.21

En el siglo XIX ya los intelectuales estudian la historia de la lengua, incluso la historia de su estructura, pero no la historia de su uso. Antes, digamos durante el siglo XVI, aparecen en Italia los primeros estudios sobre discurso y silencio. Por ejemplo, Burke menciona que las formas arcaicas del habla de los campesinos toscanos tienen que ver con que estos “conversan menos con forasteros que los hombres de la ciudad y por esa razón modifican poco su lenguaje.”22 Los grupos de migrantes culturales como son los viajantes y los intelectuales, en cambio van consiguiendo variedades diferentes de la misma lengua hablada por permanecer en movimiento; por vivir en la frontera cultural, lo que se contradice con la idea de que la lengua es una “prisión o determinante del sujeto.”23 Esto demuestra la existencia de distintas aproximaciones al lenguaje (a su uso y estudio) dependiendo de la disciplina que lo estudie. Así, está el lenguaje de la política, el de las clases altas, el de las clases obreras o el de los intelectuales. Todas son importantes empresas para el enriquecimiento del conocimiento, y su existencia nos habla del gran interés actual de las ciencias sociales por la comunicación oral. También entonces, la utilización de las fuentes orales en la historia debe demostrar una aguda consciencia de “quién habla, qué lenguaje habla, a quién le habla y cuándo lo hace.”24

Las formas de comunicación oral no son en ningún caso portadoras neutras o indiferentes de información sino que transmiten sus propios mensajes; la lengua refleja la sociedad y la cultura en 21

Ibíd, p. 11. Ibíd, p. 13. 23 Al respecto Fritz Mauther, desde una posición lingüista determinista dice “Si Aristóteles hubiera hablado chino habría llegado a un sistema lógico enteramente diferente.” Mas sobre la lengua como prisión o determinante del sujeto ver Burke, Ibíd, p. 15. 24 Ibíd, p. 18. 22

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la que se usa, pero también refleja el contexto del que habla, el contexto del que escucha y el ambiente donde la conversación se genera. Los modos de hablar revelan las diferentes clases sociales, lo que el lingüista Alan Ross acuña en su término “U” para designar el lenguaje de las clases altas británicas (que le dicen al espejo looking glass) y “no U” para designar el lenguaje de las demás clases (que al mismo espejo le dicen simplemente mirror).25 En otras sociedades llamar, por ejemplo, al color rojo “colorado” define no sólo una cierta clase social sino también una tendencia política específica. Además, partir de una consciencia más crítica del lenguaje, Burke descubre que los hombres europeos (por lo menos en el siglo XVIII) hablan más que las mujeres, que su tono suele ser más fuerte, que interrumpen con más frecuencia, toman la rienda de la conversación constantemente y se excusan menos.26

El lenguaje también demuestra el apego a la tradición y las costumbres y refleja la existencia de un “dominio lingüístico” del hablante, si es que éste utiliza dos o más lenguas en una conversación según los temas y los participantes. En este caso, el bilingüismo puede ser un fenómeno común de las fronteras lingüísticas y culturales, y en la utilización de varias lenguas, es “la forma la que comunica” algo al investigador.27 El conocimiento sobre las normas lingüísticas de un sujeto de estudio reduce el peligro de malinterpretar un documento histórico, ya sea un libro o la transcripción de una entrevista. Sin embargo, coincido con Burke cuando dice que la lengua escrita, el discurso a través del papel, se parece más a una traducción que a una transcripción de la lengua hablada.28

De tal manera que la lengua desempeña un papel central en la construcción social de la realidad, pues la lengua afecta directamente la creación o construcción la sociedad. Su papel en la historia es el de una fuerza activa dentro de la sociedad, un medio que tienen los individuos y grupos para controlar a los demás o para resistirse a tal control, para modificar la sociedad o impedir el cambio, es también un medio para afirmar o suprimir identidades culturales.29 Cuando un individuo es amo y sirviente de su lenguaje, la ideología (en el sentido althusseriano de la palabra) o la hegemonía cultural (según Gramsci) es el punto intermedio entre prisión y liberación, entre tradición y

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Las ideas de Ross fueron popularizadas por su amiga Nancy Mitford (comp.), 3oblesse oblige, Londres, 1956. Burke, Ibíd, p. 20. 27 Ibíd, p. 30. 28 Ibíd, p. 31. 29 Ibíd, p. 39. 26

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modernidad, es el eje central de la frontera cultural donde se desarrolla el discurso de un intelectual y no hay que perderlo de vista. En el caso de Eric Hobsbawm, el lenguaje constituye una forma de hacer, pero también de resistirse al control del capitalismo como mala praxis de la ideología marxista (por lo menos en los terrenos teóricos de la historia) y, al mismo tiempo, el lenguaje es la manera que tiene este intelectual británico para modificar la sociedad y afirmar su identidad.

Pierre Bourdieu alguna vez dijo “la vida intelectual está más próxima a la vida del artista que a la rutina de la academia.” Tal vez esto tenga que ver con que los intelectuales viven en un mundo donde el arte de conversar es una herramienta tan preciosa y fundamental de su quehacer. “De todas las modalidades del trabajo intelectual –continúa Bourdieu, la labor del sociólogo es sin duda aquella cuya práctica me ha procurado más felicidad en toda la extensión de la palabra.”30 Si cambiamos el término ‘sociólogo’ por el término ‘historiador’, el artista de la historia social del siglo XX –Eric Hobsbawm- está dispuesto a firmarlo.

La historia oral “Toda cosa de importancia ha sido dicha antes por alguien que no la descubrió” Alfred Whitehead31

La historia oral es historia, simplemente historia, más allá de cualquier calificativo. Desde el comienzo de la historia de la humanidad, dice Laura Benadiba, la transmisión oral ha sido la forma de conservar la memoria colectiva.

Mucho antes de que se escribiera la historia, cantores,

fabulistas, relatores de cuentos y leyendas transmiten su propia visión de los hechos relevantes de la comunidad a la que pertenecen.32 La importancia de la transmisión oral es ignorada o menospreciada por los historiadores profesionales, principalmente en el siglo XIX, en la búsqueda de lo que se considera “la historia científica.” Pero hace tiempo que esta tradición positivista del siglo XIX que establece la supremacía absoluta de las fuentes escritas se ve cuestionada y superada. Los aportes metodológicos de la Sociología, la Antropología, la Lingüística, la Psicología y la misma

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Bourdieu, Pierre, Choses dite, París, 1987, p. 38. Whitehead, Alfred, Modes of Thought, Fireside, Londres, 1968. 32 Benadiba, Laura, Historia Oral, Relatos y Memorias¸ Buenos Aires, 2007, pp. 17-19. 31

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Historia Social, permiten ahora una comprensión más profunda de la vida social de los actores históricos y dan un papel más relevante al lenguaje como herramienta de uso y aplicación histórica.

La particularidad de la historia oral radica en el uso de testimonios orales, pero no de cualquier testimonio oral sino de aquellos que son producto de la interacción entre el historiador y el informante, y es éste último el que va desplegando sus recuerdos dentro del marco de una entrevista, de ahí su importancia para este estudio, pues la entrevista nos permite acercarnos al núcleo de su frontera cultural para hacerle nuevas preguntas a su manera de ver, hacer y vivir la historia. En este punto radica mucho la importancia de la entrevista para la historia social.

Por este motivo, la oralidad como metodología está dentro del contexto de la entrevista a EJH. Toda entrevista, por lo menos toda entrevista que valga la pena, supone un gran trabajo previo por parte del investigador tanto en relación al conocimiento de la temática a través de todas las fuentes disponibles, como a la elección de los informantes adecuados, a los aspectos que no pueden dejar de ser abordados tanto si son expuestos espontáneamente por el entrevistado o si tienen que ser introducidos por el investigador. Entonces, el documento se construye en el momento mismo de la entrevista, en esa interrelación entre el entrevistador y el entrevistado. El investigador (en su carácter de entrevistador) desempeña un rol activo, no porque induzca las respuestas, intervenga con sus opiniones personales o profesionales, o limite el despliegue de los recuerdos del informante, sino porque debe mantener una forma de escuchar crítica, atenta a lo dicho, y a lo no dicho, a las lagunas del relato, a las contradicciones. Debe estar atento a las formas y costumbres del entrevistado, a respetar los silencios, a no contradecir o desacreditar a su interlocutor, incluso a no interrumpir como aconsejan los manuales de la conversación de los que habla Burke. El entrevistador también debe ir descartando las cuestiones que se alejan del curso real de la entrevista y permitir que el informante estructure su discurso. Pero también pregunta, pide aclaraciones, repregunta, reflexiona, replantea… y esto lo puede hacer porque conoce el tema, porque va entablando un vínculo con el informante. Aún cuando algo desconoce, sólo un diálogo positivo con el entrevistado le puede informar cómo él -integrante de un grupo, de una comunidadha vivido determinadas circunstancias, qué motivaciones cree que han podido generar ciertas conductas, qué efectos causan en él, cómo reacciona ante ello, qué sentimientos despierta el pasado en sí, etcétera.

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Por otra parte, hay que considerar la inferencia del entrevistador en la temática, el desarrollo, las conclusiones y los giros de la entrevista… el ambiente, el entorno en el que se da la entrevista, la situación cultural y social, inclusive el humor, la fisiología, edad, preocupaciones y los antecedentes inmediatos del entrevistador y del entrevistado. Se puede decir que una entrevista es más que preguntas, es una fotografía en múltiples dimensiones, temporales y físicas, del diálogo entre entrevistador y el entrevistado. De tal manera que siempre hay altos índices de subjetividad en la entrevista. Por lo que se debe considerar la metodología misma de la entrevista y todo lo que le rodea para aclarar aún más la visión del entrevistado, su visión interna y externa... Dado que la entrevista no arroja valores absolutos, sino relativos a un espacio y tiempo en los cuales toma forma.

La memoria como un problema de la historia oral La memoria es la vida. Siempre reside en grupos de personas que viven y, por tanto, se halla en permanente evolución. Está sometida a la dialéctica del recuerdo y el olvido, ignorante de sus deformaciones sucesivas, abierta a todo tipo de uso y manipulación. A veces permanece latente durante largos períodos, para luego revivir súbitamente. La historia es la siempre incompleta y problemática reconstrucción de lo que ya no está. La memoria pertenece siempre a nuestra época y constituye un lazo vivido con el presente eterno; la historia es una representación del pasado. Pierre Nora, 198433

En el poema sobre la historia con el cual comienza esta introducción, Brecht manifiesta que la memoria ocupa un papel fundamental llamando la atención a la historia misma y a la manera en que se escribe la historia incluso hasta la primera mitad del siglo XX. La memoria busca recuperarse del olvido, enfáticamente intenta denunciar los silencios en la historia, las voces de los que callan por olvido o por miedo.

Así, la memoria exteriorizada construye o replantea la historia

total/universal; incluyendo a los sin historia en algunos casos y, en otros, completando a los con historia. El poema sobre la historia es evidentemente una de las primeras críticas a la historia política tan arraigada a las sociedades modernas. El autor recurre a la memoria desde un punto específico de su propia cultura; es decir, desde la frontera cultural de su generación y al interior de la militancia comunista que prevalece en la opinión izquierdista de la primera mitad del siglo XX, 33

Nora,Pierre, ed. Les lieux de la mémoire, vol. I : La République, París, 1984, p. XIX.

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misma que incluye la resistencia al nazismo del período entre guerras. Y aunque Hobsbawm no tuvo que resistir al nazismo dentro de Alemania, el contexto de Brecht es bastante similar: judío y comunista en la Alemania nazi, su poema nos habla de la memoria para la historia y de la frontera cultural.

Siendo la memoria materia prima de la historia oral, el tipo de textos como el poema de Brecht, pone en evidencia que la memoria colectiva tiende a omitir la presencia de muchos actores sociales. Frente al olvido, Brecht busca no ser un silenciado más del estado nazi y del complejo acontecer de su realidad social. Así propone, sino una solución, por lo menos una manera de repensar el pasado dentro de la situación extrema que vive Europa en la Segunda Guerra Mundial.

Dentro del mismo contexto de los años cuarenta donde escribe este poema sobre la historia, el poeta critica no sólo la historia política sino también el positivismo alemán y en las líneas de sus versos se confronta la importancia de la historia colectiva contra la historia de los grandes hombres que gobiernan a esta colectividad. Historia que nunca ha dejado de ser válida, pero esos hombres no pelean las guerras por sí solos, no consolidan las revoluciones con unos cuantos como ellos, no construyen los grandes palacios ni la historia de sus pueblos.

De este poema es importante rescatar que las voces de los sin historia perviven cobrando la forma de mitos, tradiciones y cultura popular a través de la memoria. Por ejemplo, en casos de guerra, represión o persecución, la recuperación de la memoria y la denuncia del silencio corren a cargo de los exiliados, los que toman la decisión de vivir de lejos los hechos (como espectadores) o correr el riesgo de morir sin poder plasmar antes el sentimiento del accidentado acontecer. Brecht, al igual que muchos otros refugiados de distintas épocas y diversos acontecimientos, escribe un poema sobre la historia lejos del escenario donde la historia se está viviendo. Es un espectador, un migrante, alguien que es obligado a cruzar una frontera geográfica sin sentir que ha terminado de vivir el proceso. Aparece entonces la frontera cultural como espacio donde se levanta su voz.

Si todos los refugiados de guerra, los exiliados políticos, los intelectuales de la contra se extinguieran antes de escribir el testimonio, la historia siempre podría ser reconstruida por la hegemonía o a partir de la generación siguiente, la cual tendría que utilizar la memoria heredada como una herramienta, ya sea el caso de un nieto heredando la memoria de su abuelo o un alumno 28

la de su maestro. Se presentan ocasionen en las cuales la memoria se manifiesta como un clamor por no olvidar lo sucedido, tal es el caso de la Guerra Civil Española, el año 1968 en París, Estados Unidos o México, las dictaduras sudamericanas, etcétera. Es aquí donde la memoria ocupa un lugar crucial en la historia, porque mientras suceden los hechos, la historia no tiene manera, espacio o tiempo de escribirse, ya sea que haya perdido a sus cronistas o porque los mismos actores no estén capacitados para dejar un testimonio escrito. Entonces la posteridad se conforma con la versión de los vencedores, y la historia es parcialmente olvidada. Es por esto que el historiador debe recurrir a la memoria, siempre considerándola una herramienta libre de normas, ya que la memoria revive la acción a través de la reflexión y el recuerdo se vuelve útil para completar la historia, rescatar los olvidos y analizar los silencios.

Oralidad, Memoria y Entrevista Al interior de la construcción de una investigación, suele suceder que el investigador se topa contra la pared porque las fuentes para abordar un tema están, como con el caso de las políticas de Hobsbawm, mal trabajadas o incompletas. Así, aparecen un sinfín de documentos que podrían reconstruir la visión marxista de EJH y la aplicación política del Grupo de Historiadores Marxistas Británicos, pero preparar un texto así, que ha requerido el trabajo de años de otros historiadores, parece haber fracasado. La propuesta entonces es encontrar distintas herramientas que respondan ciertas preguntas de una manera mucho menos compleja.

Es en este tipo de situaciones donde las expectativas y necesidades de una investigación son limitadas y, al no haber un manual previamente escrito sobre –digamos- la consciencia marxista de EJH, hay que recurrir a otro tipo de fuentes e incluso metodologías históricas alternativas. La obra de EJH está cuidadosamente construida con el fin de evitar abordar ciertos temas como su quehacer político-comunista en los años cincuenta y sesenta. Tampoco es que exista un libro que recopile la vasta información para construir este discurso. En el caso de E.P. Thompson, la labor del canadiense Bryan Palmer esclarece muchas de las incógnitas sobre la confrontación de la tradición inglesa con el modelo revolucionario comunista en la consciencia opositora de Thompson. Las fuentes de Palmer son los poemas, cartas y escritos reaccionarios de Thompson que no existen en EJH quien, a pesar de contar con una extensísima biblioteca, jamás ha publicado textos fuera del campo historiográfico que estén relacionados con su otro pilar de construcción intelectual, es decir, con su propio activismo comunista. 29

Entonces, si por el momento no existen cartas, ni poemas, ni fuentes parecidas a las que usa Palmer para tratar a Thompson dentro del universo privado de Hobsbawm, es decir, fuentes relacionadas particularmente con su faceta más controversial que es, su condición de miembro del PC; fuentes que a su vez se puedan tratar de tal manera que mantengan la armonía de la investigación sobre la construcción intelectual de EJH tratando de evitar tecnicismos políticos y positivistas de las viejas escuelas historiográficas y nos hablen de lo que es para él ser marxista dentro de un ciudadano británico de formación histórica. ¿Qué hacer entonces? La respuesta se puede encontrar en la oralidad. Son las herramientas de la historia oral las que permiten abordar estos espacios vacíos o confusos del relato hobsbawmiano; rellenar sus silencios con sus propias palabras. En síntesis, la realización, revisión y crítica de las entrevistas a EJH permiten reevaluar sus escritos, mirarlos con otros ojos, comprender el siguiente renglón de lo que el discurso perfectamente estructurado de la obra de este historiador intelectual ha ido ocultando sobre sí mismo.

No siempre un libro responde las preguntas de un investigador, pese a lo que haya dicho Michel Foucault sobre hacerle todas las preguntas a una obra y no a su autor. En estos casos, si el autor sigue vivo, hay que preguntarle directamente a él, en persona, en vivo y a color. Y si al sujeto de estudio se le han hecho muchísimas entrevistas, qué mejor que aprovecharlas, preguntarle a las transcripciones de las entrevistas con EJH (de las mejores, de las que dicen cosas importantes), dónde está el comunismo dentro de la frontera cultural de un historiador marxista británico que ha vivido ocho décadas del siglo XX y una más del siglo XXI. Estas entrevistas otorgan nuevos aportes a la construcción de un intelectual pues en ellas hay otros factores para indagar como lo son el contexto, el entrevistador y el espacio donde se realiza esta particular forma de conversación.

Dentro de los estudios de historia social, particularmente dentro del giro del propio Eric Hobsbawm, se cree que las sociedades están conformadas por grupos de individuos que son totalmente distintos unos de otros, sin embargo tienden a unificarse en ciertos estadios del tiempo, generalizando así sus conceptos básicos ya sea a través de un movimiento reformista o un movimiento revolucionario.34 La Historia de las Sociedades que estudia estos movimientos también

34

Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Editorial Crítica, Barcelona, 2003, pp. 11-26.

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contempla un método, una hipótesis y un modelo socio-histórico, por lo que para hacer historia social, hay que incluir en la investigación temas como la geografía, la demografía, las fuerzas de producción, las técnicas, las instituciones... definir el tema e investigar problemas de acuerdo a la cantidad de material existente sobre éste, a partir de las dificultades técnicas, los problemas conceptuales y el problema fundamental de la especialización-globalización.

El hacer historia social tiene varios objetivos fundamentados en los temas y problemas de la sociedad. El objetivo general es crear un sistema histórico coherente que explique la sociedad y sus procesos, mientras que el objetivo particular es la actuación de los hombres al interior de los procesos históricos, para así comprender los mecanismos de su sociedad. La historia social de un individuo se puede rastrear en sus documentos privados y personales, en lo que le deja al Estado a través de juicios, querellas, demandas, etcétera. Pero también se encuentra en la estructura de su memoria, donde se contrastan los recuerdos personales –y del imaginario colectivo- con el contexto conocido de la sociedad de la época y su evolución a través del tiempo con el fin de construir una historia de abajo hacia arriba; de una frontera cultural británica en el siglo XX hacia la evolución intelectual de uno de sus sujetos. Al comparar algo de lo dicho por EJH a lo largo de su vida, digamos, del contraste de sus primeros años como historiador, con los comentarios positivos y negativos que ha generado en la historiografía moderna, se destaca la significación que tienen para él problemas actuales como la enseñanza de historia y los que, en períodos anteriores de su trabajo historiográfico, fueron problemas activos como la aplicación del marxismo a la historia, determinando así en qué medida el contexto personal y social van definiendo su obra.

La aproximación a EJH propuesta por esta investigación se fundamenta, por tanto,

en la

perspectiva holística de la historia social, en donde el pensamiento o las ideas en general se vinculan al desarrollo histórico-individual y el contexto social-político donde está inserto. El proyecto sigue una estrategia en la que se establecen las mediaciones entre los diferentes planos socio-culturales (entendiendo que los ritmos globales no corresponden necesaria e inmediatamente a los personales pero que de alguna manera están implicados). El mismo Hobsbawm trata de establecer estos vínculos en su autobiografía, aunque parte de su vida personal quede subsumida al contexto social exterior. Así, hace más hincapié en su vida pública que en la personal, lo que ya nos indica una manera de pensarse así mismo. Se trata entonces de aclarar

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cómo es que se construyen los proyectos y problemas de investigación en la obra y vida de un historiador.

Esta investigación no es una historia social propiamente dicha. Está más cercana a la historia intelectual pero sin dejar de ser historia social, pues gira en torno a una revisión historiográfica de la obra de Eric Hobsbawm pensada dentro de una frontera cultural y relacionándose con el análisis de la entrevista realizada a Eric Hobsbawm. A través de este estudio se destaca la idea de la migración como una constante en su obra y la transformación desde que esta idea aparece por primera vez en la obra del autor hasta su más reciente interés por el tema en el mundo de la globalización. Es decir, actualmente centenares de millones de personas se mueven de un lugar a otro, de un continente a otro como nunca se había visto en otro período de la humanidad, no sólo en términos cuantitativos sino sobre todo cualitativos. Incluso, el caso mexicano es de resaltar por su lugar e impacto mundial. De ahí el interés de una historiadora mexicana por inquirir en lo que piensa un habitante de la frontera cultural sobre la migración, propia y ajena. ¿Qué cambia y qué permanece de la migración en el largo siglo que ha vivido EJH?35

El eje central de esta investigación es el empleo metodológico de la entrevista dentro de la historia social y el fenómeno migratorio que engloba la obra de Hobsbawm, siempre desde el punto de vista de la frontera como un espacio cultural, lo cual implica acercar los límites de la historia a los de la vida del historiador. De esta manera, la historia social de EJH necesariamente remite a tres aspectos fundamentales en esta metodología: la oralidad, la entrevista y la memoria. Estos aspectos están absolutamente interrelacionados y no pueden separarse si hablamos de historia oral. Si bien lo que hace esta investigación es historia social de un personaje histórico tratado desde el concepto de frontera cultural, la herramienta primordial utilizada es la oralidad y por ende la entrevista, en la cual se analizan diversas cuestiones; categorías, conceptos, perspectivas, etcétera. Por consiguiente, en la entrevista se utilizan recursos varios, historiográficos, teóricos… que están en juego con la construcción de la entrevista.

35

Hobsbawm ha considerado este proceso en sus estudios sobre Europa y ha revisado el impacto que ha tenido en términos demográficos, sociales y políticos en la historia.35 Puede reconocerse claramente la importancia del tema en la obra de Hobsbawm, particularmente en los estudios sobre trabajadores, el siglo XX, la invención de la tradición y la gente poco común.

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Análisis de una entrevista No existe un manual exitoso que hable de cómo analizar una entrevista. Si lo existiera, sería igual de impráctico que un manual para consolidar un proyecto de investigación, porque las recetas no le sirven a la historia cuando trata con seres humanos, cuyos hechos, cambiantes y azarosos, no siguen las reglas o mediciones de ningún instructivo. Empero, hay textos introductorios que guían la perspectiva de quien se introduce en el campo de la entrevista y la historia oral. El libro de Gerardo Necoechea, titulado “Después de vivir un siglo,”36 aunque es una historia de género más que un manual de historia oral, es el estudio pionero de un trabajador del campo de la oralidad en Latinoamérica. Y aunque su prólogo sirve más al respecto del análisis de entrevistas ajenas porque Necoechea es el compilador, el suyo no es propiamente un análisis histórico sino un ensayo psicosocial-lingüístico que invita a la historia social a sumergirse en una nueva concepción del lenguaje como herramienta de la historia a partir de la entrevista.

La discusión propia de la consolidación de la historia oral como rama de la historia y la entrevista como herramienta de la misma, no tiene cabida en el objeto de esta investigación, sin embargo podemos hacer unos breves apuntes para dirigirnos posteriormente a los problemas específicos de la entrevista efectuada para este trabajo.

En un primer plano, la obra de William Moss, quien tal vez sea el fundador de la historia oral, propone diferenciar la tradición oral de la historia documental. Moss es un folklorista de los años setenta para quien el documento histórico en la historia oral es la transcripción de una entrevista, puesto que sería la evolución del diario de campo utilizado por los antropólogos europeos del siglo XIX y XX. Para historiadores como Moss, lo que dice el entrevistado es historia por sí misma. Moss considera dos partes en una entrevista que se pelean y reconcilian en un diálogo, a lo que él llama “dialéctica dinámica.”37

Siguiendo esta línea temática, el antropólogo alemán Lutz Niethammer, en el texto “¿Para qué sirve la historia?”38 inserta el problema de la oralidad dentro de una discusión específicamente

36

Necoechea García, Gerardo, Después de Vivir un Siglo. Ensayos de Historia Oral, Colección Obras Varias, INAH, México, 2005. 37 Moss, William, “La Historia Oral, ¿Qué es y de dónde proviene?” en Schwarzstein, Dora (comp.), La historia oral. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1991. 38 Niethammer, Lutz, “Para qué sirve la historia oral” en Historia y Fuente Oral 3o. 2, Barcelona, 1989.

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relacionada a historiadores orales, pues el asunto de la subjetividad ha quedado resuelto en años anteriores, digamos en la década de 1990, por otros autores enfrentados a la necesidad de justificar la oralidad como una herramienta de la historia (el mismo Moss, Samuel, Pazzerini, Portelli). Niethammer entonces, nos presenta el concepto “historia cualitativa” que es la manera de romper y reconstruir la experiencia y prácticas de los grupos sociales a partir del trabajo efectuado con el subconsciente social. Esta reconstrucción toma en cuenta tipos diversos de fuente y metodología. El autor propone que lo que se rescata en una entrevista son las experiencias sociales-colectivas a partir de un relato individual, debido a que el discurso colectivo está ligado a prácticas individuales cotidianas.

Tipos de entrevista El trabajo de historiadores orales como Moss y Niethammer permite afirmar que existen tres grupos primarios de entrevistas: Las entrevistas abiertas, las entrevistas cerradas y las entrevistas semi-estructuradas.39 En general, las entrevistas abiertas suelen ser largas y contener temas varios, se utilizan comúnmente para la historia de vida. Las entrevistas cerradas pueden ser directivas o no directivas, lo que se mide por la participación del entrevistador como conversador. Son opciones más acotadas, como las encuestas que obtienen respuestas de “si” o “no”, generalmente utilizadas por mercadólogos, psicólogos de masas, o para investigaciones más extensas. La entrevista semiestructurada puede llegar a desordenar el guión y desprenderse de él como la abierta, con la diferencia de que la semi-estructurada la “desordena” el entrevistador y la abierta la “desordena” el entrevistado. Dentro de este tercer tipo de entrevistas, existe una subdivisión constituida por las entrevistas semiestructuradas de final abierto que son aquellas que combinan elementos del grupo de las entrevistas abiertas y de las entrevistas semi-estructuradas.

Salvo para la historia de vida donde son de poca utilidad, este último tipo de entrevista tiene varias ventajas: por un lado, son entrevistas que se construyen a partir de un cuestionario en forma de guía temática y subtemática. Se escoge un tema en particular que sirva de punto de partida, haciendo una pregunta simple, para luego poder darle seguimiento con preguntas breves hasta que se pueda enlazar con otro tema de la guía, no importando forzosamente el orden. Es un tipo de entrevista flexible; si se esperan preguntas, las hay, si el entrevistado quiere hablar, el entrevistador 39

Hammer, Dean y Wildavsky, Aarón, “La entrevista semi estructurada de final abierto. Aproximación a una guía operativa” en Historia y Fuente Oral 3o. 4, Barcelona, 1990.

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sólo conduce, participa poco, comenta y trata de profundizar sobre ciertos temas que haya considerado importantes desde el principio. Si, en cambio, el entrevistado no quiere hablar, el entrevistador tiene un soporte que lo ayude a motivar el habla de su entrevistado. Ahora bien, si se logra un diálogo entre ambas partes, si se consigue introducirse en el arte de conversar del que hablábamos, este tipo de entrevista permite expandir sus límites para contener una conversación.

Sobre la entrevista como herramienta de la Historia La historia oral y la tradición oral se han convertido en una excelente alternativa para reescribir y complementar la historia. Por un lado, la entrevista es una manera de preservar el testimonio oral, y por el otro, la oralidad es una herramienta de la historia, así cada entrevista es distinta por el contexto mediante el cual se genera el vínculo entre entrevistado y entrevistador. Las fuentes orales tienen el mismo valor que las fuentes escritas. Sin embargo, la importancia de las fuentes orales es que se alejan del hecho y las fuentes escritas se acercan al hecho. Cuando la fuente escrita busca perpetuar información exacta sobre el acontecer, la fuente oral –o mejor dicho, la utilización de una fuente oral para la historia- busca conocer la manera en que el acontecer afecta a un sujeto o varias personas a través de la entrevista.

La experiencia nos dice que ni las fuentes orales ni las fuentes escritas son fidedignas, en el caso de las fuentes orales existen diferencias incluso entre lo que consideramos testimonio oral e historia oral. Por un lado la historia oral manifiesta el recuerdo, mientras que el testimonio oral narra vivencias y experiencias. Si lo que se desea a través de una entrevista es la obtención de datos o hechos históricos, las entrevistas deben efectuarse en una manera particular; hay que entrevistar no a uno sino a varios sujetos sobre el mismo tema para cotejar los hechos y tal vez utilizar más el tipo de entrevista cerrada para ahorrar tiempo. Claro que lo ideal para generar un estudio más completo, es utilizar fuentes orales y fuentes escritas. Todas las fuentes posibles de conseguir enriquecen las perspectivas de una investigación. En cambio, darle prioridad a un tipo de fuente es mermar el rango de visibilidad de la investigación que adquiere el investigador, lo que además disminuye sus herramientas para sustentar sus planteamientos.

Al finalizar una entrevista se establece un vínculo entre las partes, mejor dicho: al comenzar una entrevista se establece un vínculo y al finalizarla se consolida. El entrevistado suele sentirse agradecido por una entrevista, sobre todo la gente mayor que siempre encuentra halagador el que 35

un joven se acerque a preguntarle por su vida, eso le da importancia a su hacer histórico y le da oportunidad de que el entrevistador plasme su palabra en papel, volviendo texto –o documento histórico- el contenido de la memoria. Este factor se enfatiza en el caso de un anciano del campo, un obrero, una persona común que no escribe y por lo tanto, no cuenta con otros medios para perpetuar su propia historia fuera de la transmisión oral propia de las familias y las generaciones. Incluso existe gente común que, aunque sabe escribir, no sabe construir un discurso escrito y mucho menos cree estar capacitado para escribir una autobiografía; no se siente una persona “suficientemente importante” como para dejar un legado escrito de su memoria. Es más, puede ser que en su cotidianidad, a lo largo de su vida, a alguna persona común jamás se le ocurra que su historia personal, su memoria, sea parte de la historia colectiva y que su testimonio pueda ser importante para la reconstrucción del pasado.

Otra cosa es entrevistar a un hombre (o mujer) de letras; a un intelectual. No hay que confundir que siendo personas distintas, las entrevistas deben ser distintas, por lo menos la manera de encarar las entrevistas debe serlo. Metodológicamente hablando, existe una gran diferencia entre entrevistar a un sujeto con un discurso evidentemente intelectual y entrevistar a una persona común. En el primer caso, que es el que compete a este trabajo, aunque se tome al intelectual como una persona sencilla, simple y común con la cual se pueda entablar un diálogo “informal”, la entrevista debe considerar que en todo momento existe una reflexión (tanto en el entrevistado como en el entrevistador) sobre la intelectualización de la memoria, que es un factor importante en cada entrevista. Es decir, el entrevistado está consciente del papel de la historia, de la posible importancia para el presente o la posteridad que pueda tener lo que él diga y estos factores siempre afectan, positiva o negativamente, la reconstrucción de los hechos, por lo que no se les debe dejar de lado.

Además, la “intelectualización de la memoria” es producto de las vivencias y los conocimientos; en otras palabras, lo que el entrevistado ha vivido y ha estudiado. Esto da como resultado que la información acumulada a través del tiempo afecte los recuerdos propios. Como la vida misma, las vivencias de un sujeto están siempre en contacto con la adquisición de conocimiento, lo cual complementa la experiencia vital.

Pero en el caso de una entrevista con un intelectual, la

intelectualización o consciencia de la memoria puede ser un arma de doble filo pues el entrevistador puede no lograr separar los datos de las reflexiones. E incluso aquí, todo el resultado 36

de la entrevista tendrá que ver con cómo la mente de un intelectual procesa el pasado y cómo se comporta el pasado en sus recuerdos cuando la memoria lo trae de vuelta al presente.

Mientras habla un intelectual, el entrevistador puede descubrir que en su discurso existen cuestiones de lucha interior: confrontaciones consigo mismo que a veces lo hacen recordar cosas que no sucedieron pero que le hubiera gustado que sucedieran, y estas contradicciones entre realidad y recuerdo, entre vivencia personal o adquisición del conocimiento de algo paralelo a la vivencia personal, se manifiestan en una entrevista. Nuevamente estos factores tienen que ser vigilados durante la entrevista, y más allá, en la posterior utilización de la entrevista como fuente histórica. Sobre todo, se convierten en elementos peligrosos si el investigador/entrevistador busca recabar información exacta extrayéndola de la memoria de un entrevistado.

Esto lleva al investigador a trabajar el tema de la veracidad de las fuentes con mucha más cautela y precisión, porque en ningún momento deja de tratar con recuerdos y los recuerdos siguen siendo un campo de acción enigmático, un producto de la naturaleza humana que aún no se comprende del todo bien, puesto que nadie sabe (o nadie ha podido explicar científicamente) cómo se ordenan los recuerdos y cómo funciona la memoria humana. Por ejemplo, digamos que el recuerdo está teñido por hechos; los hechos anteriores se mezclan con sucesos más recientes y la línea entre pasado y presente se difumina. De tal manera que hacer una entrevista acercándose lo más posible a los parámetros de la historia, nos permite reordenar en papel lo que la cabeza de alguien más mantiene en aparente desorden, permite al entrevistador recabar un testimonio extraído de una fuente de primera mano; de la memoria. Es decir, la entrevista construye la fuente cuando no la hay. La historia oral se transforma entonces en una herramienta valiosa pues representa un recurso para hacer historia… y aún más: la historia oral también representa un recurso para analizar la historia escrita y a los historiadores que la escribieron.

Dicho esto, el siguiente apartado hace algunos comentarios sobre las más importantes entrevistas con Eric Hobsbawm, que pueden ser utilizadas ahora como fuentes fidedignas de la construcción de este intelectual como fruto de la frontera cultural británica. Son entrevistas llevadas a cabo durante la segunda mitad del siglo XX y comienzos del siglo XXI. La selección de las entrevistas, se basa en el consenso profesional que indica cuáles entrevistas son ejemplares en el pensamiento historiográfico y político del historiador marxista. Asimismo, éstas se complementan por la 37

entrevista hecha específicamente para esta investigación. Pero de las primeras se han de rescatar algunas cuestiones que he venido señalando, es decir, quiénes son los entrevistadores, cuál es su contexto personal, dónde están situadas estas entrevistas, enfocándome particularmente en los cambios y permanencias dentro de la memoria de este historiador marxista británico, a través del tiempo, tomando en cuenta los factores del lenguaje y la oralidad.

Las entrevistas con EJH En lo que a entrevistas se refiere, podemos comenzar con “Eric Hobsbawm: Entrevista sobre el siglo XXI” a cargo de Antonio Polito (Crítica, Barcelona, 2000) que reproduce una larga conversación, sostenida con EJH en 1999. No se trata de una conversación en tiempo real, más bien es un conjunto de conclusiones en proyección del libro “Historia del Siglo XX.” En esta obra se citan dos textos en homenaje a Hobsbawm pertinentes a esta investigación pues participan historiadores de seis continentes distintos que en etapas variadas de su carrera han estado dedicados a diversas temáticas de la obra de EJH: “Culture, Ideology and Politics: Essays for Eric Hobsbawm” (London, Routledge & Kegan Paul, 1982), cuya edición corre a cargo de Raphael Samuel y Gareth Stedman Jones. La secuela a este libro es “The Power of the Past, Essays for Eric Hobsbawm” editado por Pat Thane, Geoffrey Crossick y Roderick Floud (Cambridge University Press, UK, 1984), donde la labor de los editores es casi heroica pues logran dar coherencia y seguimiento a los doce artículos que conforman la obra y, por encima de la relación con el trabajo de Hobsbawm, la importancia de estos ensayos radica en que lidian con el factor de cambio más que con la continuidad en el pensamiento de EJH. Cuando “Culture, Ideology and Politics” aborda temas sobre la obra de EJH en el siglo XIX, los ensayos contenidos en “The Power of the Past” se interesan más en el pensamiento histórico-político de Hobsbawm en el siglo XX. Sin embargo, ninguno de los dos textos logra convertirse en un estudio crítico de la intelectualidad de EJH.

Pat Thane y Elizabeth Lunbeck, editoras del segundo libro, le hicieron una entrevista al profesor Hobsbawm en 1976, titulada “Visions of History: Interview with Eric Hobsbawm” (Panteón, NY) cuando seguía siendo catedrático del Birbeck College en Londres. Podríamos decir que es la primera entrevista seria con este historiador consumado. La famosa entrevista apodada “la entrevista de la MARHO” es una excelente entrevista (muy mal traducida al español por la revista Nexos) que aborda muchos temas concernientes a la vida política de Hobsbawm, su participación activa en el Partido Comunista y en el grupo de historiadores marxistas británicos, justo cuando los cosas 38

estaban calientes, cuando el mundo se asombraba ante movilizaciones sociales a gran escala, ahí donde la Guerra Fría hacía a los intelectuales vivir tiempos inciertos ante el capitalismo que ponían en peligro todas las afirmaciones que este grupo de historiadores marxistas había tomado como bandera ideológica.

Pat Thane además efectúa otra entrevista a Hobsbawm en los años ochenta, esta vez sin la colaboración de una colega americana, lo que le permite abordar temas particulares de Gran Bretaña que la doctora Thane conoce bien dado su carácter de investigadora del Centro para la Historia Británica Contemporánea (CCBH). Es una entrevista huérfana de nombre y llega a México en un sobre manila tamaño A4 presentándoseme como un borrador escrito a máquina y en papel membretado del CCBH de la Universidad de Londres, donde actualmente trabaja. El meollo de la entrevista es que forma parte de una serie de entrevistas video-grabadas que el CCBH realiza en los años ochenta a intelectuales británicos de larga trayectoria, considerando el gran interés que una obra como esta representa para otros historiadores del presente y futuro. En general estos viejos intelectuales británicos son entrevistados por alguien que conoce bien su obra y es consciente sobre cómo sus vidas se han ido conectando con su trabajo. Como siempre sucede, dejan de hacer estas entrevistas cuando se les acaba el presupuesto, sin embargo las entrevistas han sido reformateadas y ahora todavía se consiguen en DVD en algunos recintos del Reino Unido.

Personalmente la Dra. Thane consideró volver a entrevistar a Hobsbawm porque en la primera entrevista, con dos entrevistadoras, se perdieron muchos aspectos importantes sobre la vida del historiador y algunos puntos específicos de su obra que ella quería discutir con él. El contexto de la entrevista engloba a un par de historiadores británicos; colegas. Resulta curioso percatarnos que las primeras 17 hojas de esta extensa entrevista abordan temas relacionados a la vida privada del historiador y nos dan a entender que probablemente Thane buscaba escribir una especie de biografía de Hobsbawm. Si ese era el sentido personal de la entrevista, tal vez no tenga mucho caso referirse a ella cuando respuestas idénticas se encuentran en la autobiografía de Hobsbawm “Años Interesantes.” Pero la entrevista es muy larga y aborda muchísimos temas. A partir de ciertas preguntas esbozadas desde el contexto británico, propio no sólo del entrevistado, sino también de la entrevistadora, la estructura de la entrevista logra definir rasgos muy característicos de lo británico en EJH. Alrededor de la segunda mitad del texto sorprende la calidad del material que se va construyendo (del cual este proyecto abordará algunas cuestiones), donde podemos leer a un 39

Hobsbawm que comienza a cambiar de parecer sobre muchas cosa que hasta el momento eran pilares de su historiografía, al mismo tiempo que cambia el mundo y, aunque sus dudas no lo hacen titubear, acepta una constante crítica por parte de Thane que lo obliga a justificar su obra y su manera de actuar desde distinta perspectiva.40

Por otro lado, una entrevista efectuada por Michael Ignatieff en 1994 ante las cámaras de la BBC de Londres se aferra a acusar a Hobsbawm de dedicarse a justificar las atrocidades del estalinismo en sus libros, confrontando cada respuesta con pasajes de la obra de EJH -Age of Extremes (1994), On History (1997) y posteriormente Interesting Times (2002). El artículo puede ser encontrado en la red bajo el nombre de “It takes an Intellectual to find excuses for Stalinism” (The Times Magazine, 2004) y es uno de tantos que demuestran cómo varias entrevistas con Hobsbawm buscan sólo magnificar su papel de comunista en vías de reprocharle que el sistema (en tiempos de Stalin principalmente) fue violento, sangriento y poco funcional.

Existen entrevistas flojas y aburridas que no dejan nada a la investigación histórica. Entre ellas podemos citar las que no son tan malas, las que aportan algo más al conocimiento histórico. Ivan Berend lo entrevista en el Centro de Estudios Europeos y Euroasiáticos de la Universidad de California (UCLA), en el 2004. La entrevista se titula “Hobsbawm Speaks on His New Memoir” (aunque las líneas de la transcripción reflejan lo opuesto al hablar de su “vieja” memoria una y otra vez). Los temas por donde va circulando esta entrevista son los mismos de siempre: el estalinismo, la guerra, los orígenes del comunismo, etcétera. Realmente no importa si ya lo dijo antes, los entrevistadores quieren que se los diga en persona. La segunda parte de esta entrevista mejora bastante cuando Hobsbawm toma el control y habla sobre algo que en su madurez intelectual le interesa más: el objeto de la historia debe ser la gente común. Algo trascendental de esta entrevista es que al final se da espacio para que el público pregunte al historiador británico, estas preguntas abordan temas con mayor frescura como el terrorismo y la manera en la cual Hobsbawm vislumbra el futuro. Aunque resulte sorprendente esto demuestra la claridad con la que muchos estudiantes, periodistas e historiadores conciben a EJH no como historiador, ni como una 40

Un dato curioso es que esta entrevista de Pat Thane es la única que aborda el tema del jazz… Y aunque lo hace brevemente y decide luego cambiar de tema, Hobsbawm hace comentarios concretos sobre la importancia de ser un historiador al interior de otro mundo (como es el del jazz), pues son pocos los historiadores de la música que realmente son historiadores de profesión y cuando alguien como Hobsbawm decide poner en práctica sus herramientas para estudiar un pasatiempo que le apasiona, se obtienen resultados increíbles que por desgracia han sido de poco interés para el mundo académico dedicado a investigar su obra.

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construcción dentro de la frontera cultural de lo marxista, lo histórico y lo británico, sino como vidente.

Una entrevista más reciente es efectuada por otro historiador inglés: Tristam Hunt –colaborador, al igual que EJH, de la publicación británica The Observer. Hunt, además de ser académico en la universidad de Londres, profesor visitante de la universidad de Arizona y graduado por el Trinity College de Cambridge y la universidad de Chicago, es también periodista y aparece frecuentemente en la radio y televisión británica (BBC2 y Channel 4 entre otros medios), donde presenta series sobre temas actuales como la clase media británica y el fundamentalismo islámico. Sin conocer a profundidad su obra, Hunt aparece en esta entrevista como un historiador de los medios, un portavoz del estado, ni bueno ni malo… su labor es entretener y no tanto investigar e informar. Así, esta entrevista gira en torno al sionismo y al estalinismo, por más que Hobsbawm intenta desviarla hacia temas de mayor interés para él. No sabemos si Hunt hizo bien su tarea en el colegio pero tal vez no se percata de que EJH no habla mucho de esos temas porque no le interesan a un académico sólidamente consagrado aunque sea judío y comunista. Entonces este texto probablemente funcione como un renglón más del currículum de Hunt pero no sirve para comprender a Hobsbawm como un historiador poco común que escribe sobre sucesos acontecidos en Europa Central e Inglaterra principalmente y luego lo encontramos inventando a los Rebeldes Primitivos en Italia. ¿Cómo es que puede hacer esos saltos y cambiar de espacio, tiempo y realidad con tal facilidad? Hunt no se pregunta eso, y tampoco se lo pregunta a Hobsbawm, eso es un error. Esta diversidad en la obra de Hobsbawm se explica si las ideas son concebidas en una frontera cultural, lo que nos explica la razón por la cual los Rebeldes Primitivos y Bandidos, entre capítulo y capítulo, mudan su realidad a otros terrenos, a otros tiempos, permitiendo que el contexto histórico social migre con ellos.

Todas las demás entrevistas con EJH revisadas para constituir el estado de la cuestión de esta investigación versan sobre los mismos temas, una y otra vez. Impresionante que Hobsbawm haya accedido a contestar las eternas preguntas sobre comunismo siempre con la más fina y correcta dialéctica británica: su decisión de permanecer en el Partido Comunista hasta su disolución, sus años interesantes, el imperio Americano y la guerra en Medio Oriente. Hay que aceptar que son temas de interés popular y venden. Pero venden también los libros de Hobsbawm; ¡venden solos!, es decir que por ahí no va el asunto. Lo que nos obliga a pensar que todas estas entrevistas son 41

hechas por personas mucho más relacionadas con el periodismo y los medios de comunicación que con la historia, con el papel de los historiadores en el mundo moderno y con el uso de la entrevista no como fin último del quehacer histórico sino como principio constructor de la historia.

En el caso de EJH, las técnicas, los personajes, los tiempos y los espacios migran, no debido a que sea una fusión entre Braudel y Wallerstein como malamente lo define Harvey Kaye41, sino porque el autor escribe a partir de una concepción mental específica, que además resulta ser una especie de variación que el mismo Hobsbawm alguna vez planteara –tal vez inconscientemente- en su libro Gente Poco Común,42 y digo “inconscientemente” porque a partir de la relación de la entrevista otorgada en septiembre de 2005 para esta investigación, las cosas que dice están siempre vinculadas a la época donde fueron concebidas pero también al presente, desde donde el recuerdo las trae a la vida, y este discurso se ve delimitado por la frontera cultural característica no de los historiadores marxistas británicos, sino de Hobsbawm como individuo, como construcción intelectual que si bien tampoco está completamente aislada, está definida particularmente por hechos puntuales que lo diferencian a él de los demás miembros de su generación a partir de una contextualización especial con la cultura propia.

Su obra se replantea a partir de estos parámetros, a partir de la concepción de sí mismo en el período de la vejez. Con el análisis de la entrevista de MARHO es distinto porque el contexto, la época, las circunstancias, las preguntas y el entrevistador son otros y lo que EJH dirá mañana también será, en cierto sentido, diferente y todo, a fin de cuentas, se construye dentro de esa frontera cultural que no se limita en sus múltiples movilizaciones pero que lo define como un historiador único. Si miramos con detenimiento las letras del libro de Hobsbawm titulado Gente Poco Común encontramos un hilo del cuál tirar para ingresar a una correcta ejemplificación de lo que es estar dentro de una frontera cultural. Es decir, que esa obra es a primera vista un simple compendio de artículos relacionados con gente común y corriente (incluso para el mismo EJH), pero más a fondo es producto de una secuencia de pequeñas historias de personas comunes pero no comunes; aparentemente intrascendentes debido a que no son más que personas etiquetadas como “pre políticas,” quienes no han descubierto un lenguaje específico con el que puedan expresar sus aspiraciones, pero es gente que se decide a actuar para modificar su realidad aunque 41 42

Kaye, Harvey J., Los Historiadores Marxistas Británicos, Op. Cit., p. 150. Hobsbawm, Eric, J. Uncommon People. Resistance, Rebellion and Jazz. Abacus, London, 1999.

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pocas veces consiga llegar a la revolución43 y a la vez, estas personas poco comunes descritas en el libro son ejes indispensables de la historia, porque tienen una vida y son parte de todo, porque tienen algo más: tienen (y son) historia, sienten, piensan y cambian su contexto histórico. Son parte de la historia social británica, de la historia social universal y de la historia de la propia construcción del historiador. Hobsbawm construye su discurso sobre la gente común y la gente común -la concepción de la gente común- construye a Hobsbawm como un intelectual británico marxista que escribe una parte de su historia. Ambas entidades se retroalimentan de alguna manera, tal vez esto explique parte del gran proyecto hobsbawmiano sobre gente poco común que incluye indirectamente una autobiografía del autor, considerándose a sí mismo “gente poco común.”

Este tipo de concepción de la gente poco común sólo se genera cuando el intelectual – en este caso EJH- reflexiona dentro de la frontera cultural, dentro de su propia y única frontera cultural, y los límites personales son los factores capaces de modificar su entorno para que posteriormente pueda ser explicado, obteniendo como resultado la sensación de que quien escribe ya no está en el mismo lugar sino en muchos y al mismo tiempo.

Eric Hobsbawm es un historiador marxista británico a quien muchos de nosotros hemos leído, pero pocos conocemos. Conocer físicamente al viejo Eric Hobsbawm, por algunos días o algunas horas, es en realidad una efímera fracción del tiempo si la comparamos con los largos períodos de la historia o incluso con su extensa vida y su extensa producción historiográfica. Pero el haber conocido personalmente a EJH permite construir un vínculo nuevo que origina una nueva motivación para estudiarlo, descubrir un poco más de lo que aún ahora se conoce de él. Empero lo anterior permite comprender y disfrutar su obra diferenciando lo que es objetivo e imparcial en ella y lo que está claramente afectado por su contexto social y emotividad personal. En ambos casos, es la misma persona la que escribe, y sólo hay un Eric Hobsbawm entretejido con el mundo exterior, con el pasado y con el futuro. La trama que lo une a la historia es lo que cambia; es la frontera cultural.

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Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Barcelona, Editorial Crítica, 2003, p. 13.

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Comienza el Jazz Con este trabajo pretendo compartir mi encuentro con Eric Hobsbawm; encuentro de dos mundos, donde un viejo historiador marxista habla en Londres con una estudiante de historia mexicana buscando romper las fronteras entre ambos para intentar explicarle cómo su propia memoria recuerda su obra, cómo en su cerebro se guardan los recuerdos de muchos otros como él.

Este proyecto se titula “Y todo el Jazz” no porque se trate de un ensayo sobre música, lo cual sería fantástico. En inglés, esa expresión significa “y todo lo demás,” en este caso podría entenderse como “EJH y todo lo demás.” Se trata de un ensayo que no es subjetivo sino auto-referencial, pues resulta que la autora se ve envuelta en el desarrollo de la acción en la medida en que el documento central de la tesis es una entrevista de EJH con la autora y muchos aspectos de la misma entrevista se ven afectados por el diálogo armado entre los dos. Así que sí, en ciertos lugares, la investigación es auto-referencial, la historia del proceso de conformación de la entrevista me incluye. Si este proyecto fuera una construcción histórica sobre otro historiador marxista británico (digamos Edward Thompson a quien también admiro, pero a quien nunca conocí personalmente ni tuve la suerte de entrevistar) y los argumentos del proyecto redundaran sobre una personal predilección sobre su obra y sus conjeturas, entonces el lector estaría en correcta razón de juzgar la tesis como un proyecto meramente subjetivo y poco histórico. Este no es el caso.

En septiembre de 2005 tuve la oportunidad de realizar esta entrevista al historiador Eric J. Hobsbawm en su casa de Londres, a partir de todo el trabajo de investigación previo a la entrevista y al congreso de Historia Social acaecido en la ENAH en octubre del mismo año. La motivación de la entrevista se origina en la revisión de todas las entrevistas anteriores realizadas a Eric Hobsbawm, que apuntan o abordan fundamentalmente su pensamiento político y su teoría de la historia (las menos), o redundan en datos biográficos que el mismo Hobsbawm ya ha publicado en su autobiografía, de tal forma que muy pocas entrevistas han tratado su perspectiva sobre distintos tópicos históricos e historiográficos que interesen a Latinoamérica, así como tampoco se enfocan en cómo estos tópicos han evolucionado dentro de su pensamiento. De ahí que me propuse utilizar la entrevista como punto de partida para abordar a este historiador social, analizar su obra, establecer qué dice el sujeto en cuestión de las migraciones y demarcar los fragmentos de su obra que nos hablen de la migración más como un fenómeno cultural que geográfico. Lo que a su vez habla de él como un sujeto migratorio. 44

El proyecto “Y Todo el Jazz” comienza con la entrevista del mismo nombre que ha dado origen a la investigación. A partir de esta entrevista que compone el capítulo uno del proyecto, el presente trabajo propone analizar, tanto historiográfica como teóricamente la construcción intelectual de Eric J. Hobsbawm, acotada o delimitada a partir de los temas que la entrevista misma propone. El texto de esta entrevista fue originalmente transcrito en inglés, pero dado el carácter de la investigación, en el capítulo uno se presenta la traducción en castellano con la mayor cantidad de anotaciones posibles, aunque la versión original de la transcripción en inglés se presenta también como anexo al proyecto.

En esta entrevista, el papel de la migración en sus varias formas es una constante del diálogo entre entrevistado y entrevistador. Por lo que se origina la idea de trabajar el concepto de “frontera cultural.” Así, el siguiente capítulo comprende una introducción al término frontera cultural que se utiliza desde esta misma introducción como el escenario donde Eric Hobsbawm se construye como intelectual y donde escribe la mayor parte de su obra histórica.

Si el espacio donde existe la construcción de EJH como intelectual, es decir la frontera cultural, tuviese que ser representado por una figura geométrica, la forma ideal sería un triángulo rectángulo, donde la britanidad es la base, el cateto (a) situado convenientemente a la izquierda de la base, se conforma a través de la inclinación política y fiel militancia en el Partido Comunista Británico, y finalmente el cateo (b), a la derecha, se representa por la tradición historiográfica dentro de la academia y el establishment británicos. Ambos catetos (o lados) de este triángulo representativo de una intelectualidad particular, se construyen a partir de las relaciones que constantemente van generándose entre la base (la britanidad) y la trayectoria misma del historiador en los dos lados que le dan forma al triángulo; sus áreas de difusión.

Utilizando este esquema, los capítulos subsecuentes se concentran en desmenuzar los catetos que engloban este escenario mental. Curiosamente, es en el aparente terreno geográfico donde comienza el análisis; en Gran Bretaña. Como veremos, en cierto sentido EJH se hizo británico a la fuerza: a pesar de la guerra en Europa y de quedar huérfano y, a partir de esto, sus antecedentes familiares y sociales son británicos, mucho más que en el caso de Edward Thompson, cuyos antecedentes podrían estar mucho más influenciados por la actividad metodista del padre que vivió 45

en la India. Pero EJH también es británico a voluntad debido a que, por diversos factores, él mismo ha decidido considerarse británico. Esto se observa primero en una infancia que tiene menos fuerza que su adolescencia británica e incluso, cuando EJH se refiere a su infancia, se refiere a sí mismo y a su familia como ciudadanos del imperio británico: como extranjeros, aún cuando vivían en Austria, cuando también podría haberse considerado ciudadano austriaco. Aquí es fundamental la diferencia del contexto de cada imperio: el imperio austriaco en el siglo XX es un imperio en decadencia, el británico no. El imperio británico pierde las colonias pero jamás pierde el poder adquirido a través de ellas y de la revolución. De todo esto trata el capítulo tres, sobre la idea de britanidad en EJH.

Pese a esto, la britanidad en EJH no aparece como primicia ni en su obra ni en las entrevistas que confiere, aunque sólo en apariencia, porque es claro que su obra histórica se origina primeramente desde lo británico –desde esta construcción ideológica de los intelectuales sobre lo británico- y después, mediante el método marxista se va construyendo el discurso (se va construyendo Hobsbawm), pero el eje británico no se pierde. A través de su obra, y a lo largo de las entrevistas conferidas, EJH va y viene en una multipluralidad de temas, mas siempre retomando lo británico en la base y lo marxista en la estructura.

El cuarto capítulo de esta investigación, comienza con un recorrido de la trayectoria académica de EJH. Con esto se busca amalgamar la frontera cultural con el contexto y la historia de la generación de EJH, y cómo su concepción del grupo se transforma a través de las épocas. Se describen los antecedentes académicos de EJH que dan pie a toda una vida de intelectualidad cosmopolita. Encontrando a EJH y los marxistas británicos como producto de una era y de un momento histórico donde se cruzan tradiciones culturales y nacionales.

El último capítulo gira dentro de la controvertida categoría de “historiadores marxistas británicos,” donde se postula que EJH tiende a definirse a sí mismo y a su manera de escribir historia a partir de lo marxista y eso está sobreentendido por todos lados: el método que usa en la historia es marxista y su vida (por lo menos en el terreno político y académico) está basada en lo que él considera que debiera ser un marxista.

En este capítulo, que se encuentra con una serie de silencios y

contradicciones en la historiografía de Hobsbawm, es donde el proyecto recurre nuevamente a las

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fuentes orales para encontrar un equilibrio entre la idea de historiadores marxistas británicos y la acción del grupo en el siglo XX.

Hoy en día, en un mundo globalizado y trasnacionalizado, hay que repensar el impacto de la frontera cultural sobre la historia. En este sentido si bien EJH es irrepetible, su comprensión como fenómeno humano y prisma para comprender a un cierto tipo de intelectual tiene relevancia en cuanto a qué puede ilustrar el proceso de creación de intelectuales e historiadores el día de hoy. En síntesis el proyecto busca comenzar una discusión sobre ¿qué es un intelectual actualmente?

“Estudiamos solamente la construcción de nuestras mentes -dice EJH. Dicha construcción es válida en principio, como cualquier otra, ya sea que pueda ser sustentada por la lógica y la evidencia o no.”44 Cuando la vida de un viejo historiador comienza a convertirse en pasado, lo que le da vida a ese pasado es la memoria, lo que justifica su acción y su obra son los recuerdos y lo que le permite seguir difundiendo su parecer histórico es que los jóvenes historiadores utilicemos sus métodos para generar nuevos capítulos de la historia; para cuando él ya no esté.

Finalmente pido disculpas si este trabajo tiene maneras narrativas propias de la amenidad literaria y no de la densidad de los tratados históricos; escribir para que una mayor cantidad de personas puedan comprender lo que uno dice es la mayor enseñanza que yo he recIbído de Eric John Ernest Hobsbawm.

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Hobsbawm, Eric, On History, The New Press, USA, 1997, p. viii

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I “Y todo el Jazz” Entrevista con Eric J. Hobsbawm Rebelde y Revolucionario Moderno

Perdió a su padre cuando tenía ocho años de edad. Luego perdió a su madre... Solía ser un niño amado, pero fue abandonado en tiempos de guerra; y luego... ... luego estuvo el Partido Comunista Británico como un nicho de salvación para un alma solitaria, espacio amigable y fraternal que le ofreció casa y refugio, esbozo cercano de lo que alguna vez perdió; de lo que siempre se debe tener. ¿Y después? ... después se convirtió en hombre y no en cualquier hombre por lo menos no en un perdedor que renuncia a sus creencias; por lo menos eso no. Un poco de romanticismo en sus venas y mucho Jazz. ¿Cuál era el punto en abandonar su casa? Si el abandono no era su estilo. Si el sueño sigue ahí, sigue soñando por siempre.

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Eric Hobsbawm me recomienda escribir sobre la historia del canto, a partir del punto de vista de la historia social. Cree que sería un excelente trabajo. Es así como él mismo comienza su propia entrevista.

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EH: Así que dime Vanessa... cuéntame un poco acerca de ti.

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VA: ¿Qué es lo que quisiera saber?

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Me dijiste por teléfono que querías hacerme algunas preguntas.

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Si, para mi tesis en Historia.

-

¿En dónde estudias?

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En la Escuela Nacional de Antropología e Historia de la Ciudad de México. Aunque también tomo clases particulares de canto.

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¡Ah! ¿Así que cantas? ¿Te gusta la música?

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Me encanta. Mi alma está compuesta de música.

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Música e Historia son una linda combinación... ¡dímelo a mí! Presiento que vamos a llevarnos muy bien. Cuéntame más.

-

Bueno, en lo que respecta al canto, soy mezo-soprano. En lo que respecta a la historia, estaba tratando de hacer una investigación sobre mi abuelo. Él fue un revolucionario, campesino y comunista del siglo XX. Pero la gente está obsesionada con el campesinado y los indígenas mexicanos. Yo creo que son importantes pero ¿qué hay del resto de las personas que conforman la sociedad mexicana? Los trabajadores, la clase media, los artistas, los músicos, etcétera. ¿Dónde está la historia de la gente poco común de la que usted habla en su libro?45 ¿dónde está la gente de nuestra imaginación?

-

Creo que estoy totalmente de acuerdo contigo Vanessa.

-

Marlene Hobsbawm: ¡La cena está lista!

-

EJH: ¿Vamos?

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VA: Seguro.

45

Hobsbawm, Eric, Uncommon People, Rebellion and Jazz. Abacus, London, 1999.

50

-

VA: Bueno… así que… es una lástima que no hayamos grabado nuestra conversación en la cena, creo que me va a ser imposible recordarla después…

-

EH: ¿Puedo mirar las preguntas?46

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Claro.

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Me parece que no vamos a poder cubrirlas todas… Pero… Muy bien… comencemos.

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Podríamos comenzar, probablemente, con la idea de los “sujetos precapitalistas.” Al decir usted que los sujetos precapitalistas tienen problemas para hacer transformaciones históricas, ¿de qué nos sirve estudiarlos?

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Es importante estudiarlos, por supuesto, porque… la economía moderna –la economía capitalista moderna- está alcanzando una mayor parte del mundo de una manera súbita y… consecuentemente… en muchos aspectos, sin mucha preparación para esto. Es cierto que esto ha venido sucediendo desde hace mucho tiempo en ciertos sectores del mundo y en menor porcentaje que ahora, pero lo que se ha suscitado particularmente en las últimas décadas es la aceleración de la globalización de la economía, afectando a un gran número de personas que previamente vivían aisladas de esto y ahora se sumergen profundamente dentro de esta economía moderna, ya sea al interior de sus propios países, o como inmigrantes, o en algún punto intermedio. Y, en la medida de lo anterior, es absolutamente correcto pensar la sociedad actual como algo compuesto por personas no habituadas a ella. ¿Eh? Y cómo es actualmente, y lo que significa para estas personas el contar con una situación sin precedentes que les pudiera dar alguna guía.

-

En la cena hablábamos de la migración a los Estados Unidos… de los mexicanos ¿Cuál es su opinión sobre este tema?

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Otra vez vivimos en una era absolutamente masiva de migración internacional… pero en esta ocasión es una era masiva de migración internacional de todos los países hacia todos los países, mientras que a finales del siglo XIX ellos [los migrantes] salían primordialmente de Europa y en segundo lugar de China y la India, pero en la actualidad los migrantes vienen de todos lados… no existe continente –exceptuando

46

EJH revisó este texto el 18 de abril de 2007 vía electrónica. Algunas de las modificaciones que el historiador hizo a la transcripción de la entrevista fueron insertadas a esta traducción sin ninguna anotación porque se refieren a correcciones de estilo o de gramática. Otras son explicaciones más concretas de alguna idea histórica y tampoco son señalizadas. Sólo se remarcan las anotaciones que considero controversiales. En el anexo I de este ensayo, se puede leer la transcripción fidedigna de la entrevista en inglés con los comentarios de EJH pautadamente señalados.

51

tal vez a Norte América- que no tenga una emigración masiva47 hacia otros lugares. Esto marca una enorme diferencia… no es ni cercanamente “migración” en direcciones tradicionales, como aquellas de Latinoamérica hacia Norteamérica, sino hacia todo el mundo: tenemos aquí en Londres un enorme – aunque no oficial- sistema de inmigrantes latinoamericanos: brasileños, costarricenses... tenemos gente que viene de Ecuador para la cosecha en España y esto es ¡completamente nuevo! El segundo punto consiste en que la extraordinaria revolución en transportes y comunicaciones, hace posible para los migrantes el permanecer en contacto –algunas veces en contacto completo- con sus países de origen y familiares; ¡esto también es nuevo! En los viejos tiempos, si te ibas, permanecías muchas semanas lejos, atado al contacto provisto por cartas ocasionales y la posibilidad de visitar tu propio país [era escasa], mientras que hoy en día puedes telefonear cada semana ¡y lo haces!48 Al mismo tiempo, ahora es posible que los migrantes puedan pensarse como bi-nacionales o multinacionales… por ejemplo, tanto como mexicanos y norteamericanos a la vez. Es un suceso que se da incluso en lugares como –digamos- Guatemala o El Salvador que en el pasado se encontraban completamente… aislados.

Así que, tenemos aquí una situación completamente nueva… en la cual, entre otras cosas, las fronteras culturales y nacionales han dejado de ser lo que eran antes. Ellos [los migrantes] escogen los accesos más efectivos hacia su nueva realidad… que, por supuesto, afecta a ambas partes… ocasiona dramáticos efectos bilaterales al interior de sus países de origen y hacia donde se desplazan.

En el plano cultural los efectos pueden ser de índole económica. Así como el ingreso que aporta el turismo, las remesas de los migrantes conforman ahora un elemento mucho más importante en las economías de sus países de origen o regiones y generan un impacto más potente. Me refiero a que hay países como la República Dominicana o las Filipinas donde una gran cantidad del PNB [producto nacional bruto]49 proviene de las remesas; entre más pequeño es el país, mayor es el ingreso. En México esto tal vez no sea muy importante, puesto que ahí aunque sea se pagan algunos impuestos [por lo menos el IVA que es absolutamente obligado] y el ingreso adquirido por las migraciones [aunque no lo parezca] es menor que el de los impuestos.50 Ahora, si se piensa no en todo México, sino únicamente en las entidades mayormente afectadas por la emigración –digamos los estados de Michoacán y Jalisco, o en países más pequeños como El Salvador o República Dominicana ¡este ingreso es enorme!51 El impacto 47

Cuando aparece una palabra en “negritas” busca enfatizar en el texto el acento del historiador al hablar. Revisión de EJH: “La tecnología moderna hace innecesario que los emigrantes se desarraiguen de sus orígenes.” 49 En inglés GDP: Gross Domestic Product. NT 50 Las remesas provienen de personas que, en promedio, ganan entre mil y dos mil pesos al mes, 51 En México, estas remesas son actualmente tan grandes como las exportaciones de crudo (78%), tan importantes como la inversión directa del extranjero y sobre 150% del turismo internacional (flujos internacionales de viaje). En términos del Producto Doméstico Bruto de México (PDB). El ingreso de las migraciones es el segundo ingreso después del que 48

52

social y cultural es considerable cuando la economía contribuye no con impuestos sino con ingresos de los migrantes. ¿Qué te parece?

Y por otro lado están los efectos político-culturales de la migración que son complejos en las comunidades de los migrantes. Por ejemplo, grupos de jóvenes, hijos de inmigrantes pakistaníes en Gran Bretaña se han convertido en fanáticos religiosos y terroristas. Esto no es solo una reacción de musulmanes en contra de Inglaterra y su rechazo al estilo de vida inglés, sino que en cierto sentido es la reacción de una generación de jóvenes musulmanes nacidos en Inglaterra con una mejor asimilación cultural en contra de un Islam mucho más tradicionalista y no-militante profesado por la generación de sus padres. Es un signo de erosión de la vieja organización social entre la comunidad inmigrante. Más aún, tenemos que recordar que tanto la joven como la vieja generación de inmigrantes, generalmente tienen antecedentes en las localidades del Sur de Asia con su propia historia y problemas –en este caso proveniente de Kashmir [al noroeste del subcontinente Indio], donde ha existido desde siempre un conflicto entre hindúes y paquistaníes. Es un fenómeno de desorganización social de los hijos de gente que llega a Inglaterra; sus padres son emigrantes y esto tiene más de historia de lo que pudieras haber pensado, de hecho, ¡es un tema absolutamente central de la Historia Social!

-

¿Es como el Guadalupanismo al sur de los Estados Unidos?

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Si ¡Exactamente!

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... toda esta cultura chicana que ha venido emergiendo...

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¡Es correcto! Quiero decir, [el Guadalupanismo] es un efecto del fenómeno de migración y en cierto sentido no es algo necesario; es algo que no es exactamente lo mismo que México sino otra cosa diferente.

-

La fusión de culturas en la frontera México-Estados Unidos no es algo necesario, pero es difícilmente evitable. Probablemente surge como una necesidad de estas nuevas comunidades para adaptarse. Es por esto que le comentaba sobre los estudios postcoloniales que se aplican en Gran Bretaña desde hace varias décadas, relacionándose con el hecho de las migraciones de paquistaníes, hindúes e incluso

obtiene el país por el petróleo. Y cabe destacar que cuando Hobsbawm habla de “países pequeños” lo hace refiriéndose a países con poca gente, con recursos limitados y territorio pequeño. También se enfoca a países Latinoamericanos (particularmente de Centroamérica), dejando fuera a Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

53

neozelandeses y australianos que arriban en masas a Gran Bretaña. ¿Qué piensa acerca de la postura post-colonialista, cree que pueda aplicarse en México?

-

Esto depende enormemente en la naturaleza de las cosas y, por ejemplo, es claro que de las personas que inmigran a este país [Inglaterra] –por ejemplo, a los chinos- les va muy bien normalmente hablando. A los indios, de la India, también les va muy bien. Básicamente la estructura social de la inmigración de la India es muy similar a la de los británicos; la clase media británica. Por otro lado, los pakistaníes, los bangladesíes y otros surasiáticos migran –en conjunto- como una cultura muy atrasada incluso para los estándares de sus propios países...

-

Como los mexicanos.

-

Si, como los mexicanos, ellos también inmigran como trabajadores inexpertos, como trabajadores de fábricas especializadas y encuentran muy difícil tratar de escapar de esta situación particularmente después de que esta des-industrialización entra dentro de sus propios países.

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¿Por qué considera que sea importante para un historiador mexicano el usar o sustentar la postura eurocentrista?52

-

Bueno, nunca ha sido importante sostener esta teoría, es decir, el modelo eurocentrista intenta explicar una parte crucial del desarrollo europeo/mundial, principalmente el desarrollo del capitalismo industrial. Digamos que todo comienza con la historia global entre los siglos XV-XVI y principios del XX, cuando el motor del cambio social alrededor del mundo estaba en roce constante con Europa y nada más que Europa; con esta particular sección de la Europa occidental. A consecuencia, es absolutamente correcto observar estas cosas, es decir… el argumento actual sería que esta visión eurocentrista no indica por fuerza la superioridad de los europeos. De hecho, tecnológicamente los chinos son muy sofisticados, los hindúes han desarrollado en la India una sociedad altamente moderna en el sentido comercial ¡Esto es muy cierto! y nadie ha propuesto que su desarrollo se deba a un asunto racial aunque ninguna de sus evoluciones provenga –históricamente hablando- de Europa. Entonces… el eurocentrismo explica que en ciertas partes del mundo -inicialmente extensiones mucho mayores que los núcleos nacionales de Europa- el fundamento del siglo XX comenzó debido a que, entre otras cosas… el… centro del mundo –el

En la transcripción se lee: “Esta visión eurocentrista ha tratado de explicar –por ejemplo- de dónde vienen los mexicanos o los paquistaníes o cualquier inmigrante del Tercer Mundo, pero es un modelo que no está explicando del todo bien quiénes son estas personas hoy en día. Así que le pregunto si usted piensa que el modelo eurocentrista sigue siendo válido para los mexicanos, hindúes o paquistaníes para explicarse a sí mismos quiénes son, qué desean o hacia dónde van.”

54

centro tecnológico y económico del mundo- dejó de ser Europa e incluso los Estados Unidos comienzan a dejar de serlo. ¿Eh?

[Hace una pausa y reflexiona] Todo comenzó cuando la colonialización –la evolución colonial- se convirtió en un fenómeno universal… indudablemente después de la Segunda Guerra Mundial… Es decir, ahora podemos decir que todavía hay una enorme diferencia entre los países del viejo capitalismo53 pero ya no significa que sean las únicas fuentes.

Primero que nada, está muy claro –particularmente desde hace algunas décadas- que en la actualidad la economía industrial se está alejando; el centro de la economía mundial se aleja tanto de Europa como de Norte América hacia otros horizontes como el sureste asiático.

En segundo lugar y aún más importante, ya no es necesario para… la gente en los países tercermundistas -entre otros países- depender de… Europa y Estados Unidos en materia tecnológica, tornándose perfectamente capaces de hacerlo por sí mismos; ¡es algo nuevo! Globalmente hablando, creo que en estos momentos Occidente ya es capaz de importar intelectuales de otros lugares. 54

-

Si, definitivamente.

-

Así que no hay duda alguna: la historia eurocentrista e incluso la historia norteamericano-centrista ha dejado de ser… esencial para el mundo actual.

-

La globalización está cambiando la balanza…

-

Ahora… en el caso de México la situación es complicada: después de tantos años de “colonialismo” hay tanto de México integrado a la economía norteamericana y a la sociedad norteamericana que no puede ser independiente y consecuentemente menos independiente que otras partes de Latinoamérica como Argentina o Brasil.

-

Incluso el concepto “Latinoamérica” ha creado un nuevo significado, ¿no es verdad?

53

Que son mucho más ricos y, en algunos casos, siguen celebrando el avance tecnológico de su industria que representa un enorme porcentaje acumulativo del capital hoy en día. 54 Entiéndase “Occidente” como Europa occidental y Norteamérica.

55

-

Ha creado un nuevo significado, pero el hecho es que Latinoamérica se encuentra, por razones históricas, en un gran peligro debido a que, en varias maneras, ha estado dominada por la economía norteamericana a tal grado que no le ha sido posible establecer un progreso independiente en el sentido en el que lo han hecho [algunos] países surasiáticos, y no sólo uno sino varios países surasiáticos… tú sabes.

-

Cambiando un poco de tema… Dr. Hobsbawm, ¿usted todavía se considera comunista?

-

No, porque esto… esto parte de una época histórica. Todavía existen ejemplos decentes de partidos comunistas allá afuera… tal vez en China y… seguramente en la India, pero… incluso los gobiernos comunistas no practican lo que alguna vez hubiera sido considerado como economía comunista y… yo hubiera pensado que aún se podrían encontrar gobiernos que fueran marxistas… y creo que… el término… ha llegado al fin de su desarrollo. No me arrepiento de esto… No me arrepiento de haber sido comunista la mayor parte de mi vida. Creo que este período histórico en particular ha concluido y no se puede –considero- ignorar este hecho. Habrá tal vez otros movimientos… revolucionarios, pero este programa en particular y esta reorganización temporal en específico, terminaron. Así que… quiero decir…

[Dicho casi como un murmuro] Lo que quiero decir es que en ninguna manera o sentido, niego o me arrepiento de esto, pero creo que sería artificial el afirmar que aún sigo siendo comunista.55

-

Hace rato hablábamos sobre las personalidades literarias en Latinoamérica como su amigo Carlos Fuentes. Creo firmemente que Latinoamérica tiene más poetas, novelistas y artistas de calidad que teóricos, por lo que parece que nos cuesta trabajo explicarnos a nosotros mismos la creación o evolución de los paradigmas históricos.

¿Podría explicarme cómo fue la transición de la Historia Marxista en Historia Social? En México se cimentó una teoría marxista muy débil que, diez años después, se tornó en una rara especie de historia social, como si fuéramos incapaces de generar planteamientos teóricos porque nada más no podemos entender la teoría. -

Ay… Estaba planeando decir algo al respecto en mi videoconferencia para México la semana próxima. Creo que básicamente… en lo que a historia se refiere, no existe una línea muy delgada entre Historia

55

Revisión de EJH “Yo creo que lo que dije fue que ‘el tiempo para esta particular forma de organización política’ por ejemplo, el ‘partido de vanguardia leninista’ no existe más’”.

56

Marxista y el gran número de otras historias modernizadoras cuyas directrices apuntan hacia lo convencional, narrativo y político… señalado por los grandes hombres de poder: teóricos, presidentes y gente por el estilo… Y hablando así, muy vagamente, primero habría que formularnos una vieja pregunta, que es una pregunta esencial que Marx le hizo a la historia: “¿Cómo es que los seres humanos que comenzaron como cazadores y nómadas –hace no mucho tiempo- se convirtieron en lo que somos ahora?” Y esto es Historia esencial: es una pregunta central de la historia que no puedes negar.

Mi generación que ha marchado por un largo camino, durante mucho tiempo trató de desarrollar teorías –y lo hizo- que estuvieran parcialmente inspiradas por Marx y parcialmente inspiradas por este tipo de cuestionamientos, lo que significa que era necesario estudiar el desarrollo económico y social a la par para poder encontrar soluciones… uh… De hecho, no sé cuándo fue que lo escribí, hace como treinta años, [remembrando] me parece que era una conferencia… era un artículo llamado “De la Historia Social a la historia de la sociedad”.

Ahora bien, existe una nueva situación… ahora… desde los años setenta, las modas y los intereses en la historia han cambiado considerablemente, comenzando con la historia misma que dejó de hablar sobre las cuestiones históricas centrales; sobre la evolución de la humanidad… y… consecuentemente, un gran número de personas incluso llegaron a retractarse de sus planteamientos. Ese fue el caso de la Historia Social que ahora estudia los hábitos, vestimenta y comida de la vida cotidiana, ¡qué es muy interesante! Pero no responde a las “Grandes Preguntas” o termina convirtiéndose en otro tipo de historia.

Ahora, yo creo que es tiempo de que todos los historiadores vuelvan a plantearse las “Grandes Preguntas” y también considero que esto se debe de hacer re-aprendiendo las máximas marxistas, pero esto no significa que hay que darle una respuesta a Marx encuadrándolo y limitándolo, sino que habría que reformularse esas preguntas… para tratar de explicar, a largo plazo, qué está sucediendo y esto implica no solo trabajar con la historia social sino con la historia social global que es parte del todo y del contexto.

-

Cuando usted habla de su generación, por lo menos lo que puede ser apreciado en su autobiografía, se entiende como si usted creyera en la oportunidad de encontrarle una solución al mundo (o de que el mundo pudiera encontrarla por sí mismo) y que no importa el costo implícito aún cuando pasó largos años en una guerra mundial totalmente devastadora y cruel que sobrepasa las fuerzas de las personas… En cambio, para nosotros, para los miembros de mi generación no existe nada más que la apatía…

57

-

Aún debe existir el cambio…

-

… Pero a nosotros parece no importarnos, los jóvenes estamos sin esperanzas, sin anhelos, sin ganas de encontrar respuestas a las “Grandes Preguntas.”

-

¡Me parece que estás equivocada querida!… Me refiero… Estoy hablando de… es decir… yo creo efectivamente en la posibilidad del cambio: debe de haberlo. Tal vez estés en lo correcto al decir que la gente como yo también debiera tener, digamos, metas a corto plazo… … pero las esperanzas políticas también están cambiando… de hecho, esa es una de las razones por las cuales me interesé tanto en la historia, aunque también es posible llevar a cabo la historia aún cuando las esperanzas políticas ya cambiaron. Pero también tienes razón en decir que naturalmente debemos seguir trabajando por un mundo mejor porque definitivamente este mundo se ve mejor.56

-

MH: Bueno, en algunos aspectos, y en algunas realidades, ¡uno no puede simplemente decir que el mundo no sea un mejor lugar!…

-

EH: [a su mujer] ¡El mundo corre en contra de sus propios problemas aunque la vida cotidiana parezca mejorar!

-

MH: Ok...

-

EH: Si, ¡la vida cotidiana está mejor que antes!

-

MH: Bueno… ¿dónde nos quedamos?

-

VA: Yo me veo un poco como usted (aunque del otro lado del siglo y del otro lado del océano); me veo como parte de un mundo globalizado con electricidad, Internet, medios de comunicación y transportes que me han hecho posible viajar y…

56

Revisión de EJH: “¿Realmente dije todo esto? Lo que quería decir era ‘Por supuesto que debemos hacer lo mejor para cambiar al mundo, porque de lo contrario el resultado sería catastrófico. El problema es que, aunque se nos haya dado el crédito de haber alcanzado grandes logros, la manera de cambiar el mundo que utilizó mi generación de revolucionarios marxistas estaba comprometida [con una organización política], y lo que nosotros pensamos como algo que valía la pena el sacrificio, a la larga no dio resultados muy exitosos que digamos. En cambio, lo que nosotros como marxistas aportamos fue la esperanza de que comprendiendo la historia se pudiera cambiar al mundo, pero un problema era que la URSS y otros regímenes comunistas no querían seguir adelante con la aplicación del análisis marxista en sus propias sociedades, y sustituyeron el conocimiento con el poder y la fuerza. El fracaso de nuestras esperanzas le permite a mi generación liberarse y continuar intentando comprender la historia, y explicar la naturaleza de los problemas del mundo que deben resolverse, pero nos deja sin un programa a través del cual se pueda alcanzar la solución. Sin embargo, esta solución debe ser encontrada, y queda en ustedes, las generaciones jóvenes, el descubrir las soluciones que mejor se adapten a las condiciones del siglo XXI.’”

58

-

MH: Oh! Mamma! [riéndose]

-

VA: … y me han permitido estar el día de hoy con ustedes conversando. ¡Es algo increíble! Pero luego volteo la vista y no muy lejos se encuentra otra realidad de personas muriendo de hambre y sufriendo terribles enfermedades y ellos “viven” justo al lado o de frente…

-

Es correcto.

-

…Y así es México. México es un hermoso país… un paraíso colmado de mares, lagos, ríos, el mejor clima y un hermoso campo con agricultura, cualquier clase de vegetación y pueblos… ¿qué estamos haciendo como historiadores para ayudar a nuestra gente? ¿Saben a lo que me refiero?

-

¡Claro que lo sé! [con emoción] Siempre hemos creído (mi generación de historiadores –y definitivamente toda clase de marxistas) que la historia debe ser capaz, cuando menos, de poder hacer entender a la gente cuáles son los problemas sociales y… ayudarlos a resolver estos problemas. De hecho a cambio de tanto conocimiento, no debemos jamás olvidar -como historiadores- cuál es la situación del mundo… es algo de lo que aprendimos de Marx.

-

¿Cuál es el papel de los historiadores sociales en los actuales movimientos campesinos e indígenas de Latinoamérica?

-

Uno de los roles de los buenos historiadores del presente es que tienen que criticar… su… la mala historia. Hemos vivido, particularmente en los últimos treinta o cuarenta años, en un gran período de mentiras y niebla histórica… por muchas razones: nacionales, religiosas… toda clase de cosas y… una manera perfecta… es, para los historiadores, es criticar esta única cosa… es como un trabajo inmediato, particularmente de parte de la gente. Existe un gran número de gobernantes que imponen toda clase de nuevas versiones de la historia y generalmente es una historia muy reaccionaria plasmada en libros de texto escolar, museos y muchos otros lugares, así que… eso es… un cambio nacional inmediato. Debería existir un área laboral más amplia, tal vez para ayudar a la gente a comprender cómo cambia la sociedad. Esto es un poco más difícil porque… mira… alguna vez nosotros dijimos que trabajábamos con un gran movimiento; el movimiento laborista en Gran Bretaña, el cual esperábamos que ganara poder y a consecuencia, esperábamos convertirnos en líderes del mundo, pero [esto no pasa] en los países que están bloqueados como, por ejemplo, Brasil… donde toda la política, el gobierno brasileño… es un gobierno muy decepcionante.

59

-

Si, es como hablar de “La Oposición” que está muy acostumbrada a oponerse a todo [EJH se ríe] y ahora que está alcanzando el poder en varios países latinoamericanos, no sabe hacer nada porque no tiene nada a qué oponerse más arriba. Es como pasarse la papa caliente y terminar quemado... ocultar el papel que le corresponde a cada parte.

-

¡Sí, lo ocultamos! Y estar en la oposición es algo bueno para los historiadores… pero también es bueno, me parece, si pudiéramos ayudar… existen movimientos de la derecha… que podríamos ayudarlos a comprender… es decir, por ejemplo, existen buenos historiadores que no han alcanzando el grado necesario para entender la realidad y se mantienen sin creer, sin admitir la realidad.

-

¡Es un carnaval!

-

[Riéndose] Ya lo creo…

-

¿Se acuerda que le conté sobre mi idea de escribir una biografía de mi abuelo el revolucionario?

-

Si, tu abuelo… me contaste.

-

¿Usted cree que uno de los temas de la historia social podría ser la biografía?

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… !Uy!… … … Si… y no... En cierto sentido existe una gran tentación –en términos biográficos- para una persona que está interesada en otra y existen todo tipo de cosas que le podrían interesar a una nieta sobre su abuelo, tal vez no cabría en ti el omitir algunos datos muy interesantes.

-

¡Exacto!

-

Por otro lado creo que es importante tratar de evaluar a tu abuelo no solo como una persona sino como alguien sitiado en un tiempo específico y un lugar en particular y consecuentemente mostrar qué clase de tiempos y qué clase de lugar era ese con el fin de ejemplificar a su generación y contexto social… pero… uh…

-

MH: Y ¿el “no”?

-

EH: … pero… observar… [mira confundido a su mujer] ¿qué?

-

MH: dijiste “si y no”, tú dijiste…

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-

EH: Si… Dije que no, porque en ciertos casos se torna demasiado complicado el escribir democracias [sic], escribir biografías, que no sean del particular interés para la historia social aunque se puedan hacer...

-

VA: Pero no son trascendentes, no reflejan el contexto y se vuelven narrativas aburridas.

-

Correcto. Ahora bien, para los que hacen historia social, en cierto sentido, es mucho más sencillo escribir sobre pequeñas villas aunque también se puede escribir sobre personas. Puedes observar cómo, lo que él hizo, tu abuelo, no era simplemente algo que siguiera una decisión personal, sino el tipo de decisión que… una persona en su posición pudo tomar, pudo no evitar tomar… por ejemplo, creo que, alguien como tu abuelo, probablemente, no habría podido comenzar… llegar a ser alguien… salirse de su contexto [de campesino] de ninguna manera que no fuera a través de la política; particularmente en el período de la Revolución Mexicana. Así se puede demostrar cómo alguien de ese período pudo hacerlo [pudo transformar su realidad] y cómo hubiera sido mucho más difícil para él hacerlo de cualquier otra manera... esto es realmente algo para la historia social... comprender su posición social... sus decisiones políticas; toda clase de cosas relacionadas. Ahora, no encuentro razón alguna por la cual tú no debieras escribir una enorme e interesante biografía de un personaje tan característico del período; sería algo muy muy interesante.

-

El punto es no convertir la investigación en algo subjetivo ¿no es así?

-

Bueno, el punto es discutible.

-

Hay que explicar el contexto.

-

Tienes que explicar el contexto y en alguna etapa de la investigación decidir qué elementos conservar, porque habrá una gran cantidad de personas y cosas de las cuales no quieras escribir… En este sentido hay cosas que no serán tan relevantes, podrías mencionarlas porque siempre te causará tentación hablar de ellas, pero ¡será una tentación personal de una nieta que escribe sobre su abuelo! [y se ríe]

-

Si… y, por ejemplo, en “Rebeldes Primitivos” ¿acaso la biografía no es un tema muy importante?

-

Sin duda lo es.

-

¿No es también un elemento importante para la historia social? Con todos esos capos de la mafia, y todos los bandidos…

61

-

De hecho ¡puedes verlo ahí! Existen algunos casos… por ejemplo… ¿has leído un libro de Carlo Ginzburg, aquél sobre el molinero?

-

¡Ah sí! “El queso y los gusanos” o algo por el estilo.57

-

Si, ese es… bien, ese libro es de hecho una suerte de biografía; es la historia de gente pensando en ese período, visto a través de una persona particular; una persona atípica. Así que, es posible hacerlo, pero enfocándose en un individuo [y partiendo desde ahí].

-

¿Cree que valga la pena hacer una segunda parte de “Rebeldes Primitivos”, algo basado en México, por ejemplo?

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Bueno, estoy seguro que algo así podría hacerse.

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¿Pero cómo? Es decir, ¿cómo se pueden hacer biografías basándose en la historia social, si la sociedad mexicana no deja testimonios escritos de la historia de la manera en la que lo hacen los británicos?

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No dejan testimonio escrito [aparentemente], pero puedes observar que existe una enorme cantidad de historia particularmente en las cortes legales.

-

¿Cortes legales?

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Si… “tribunales.” Ahí es donde toda esta gente ha plasmado su historia escrita.

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¿Es un poco como entrarle al chisme no?

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¿Un poco? Querida ¡podrías hilar una enorme cantidad de historia simplemente analizando lo que la gente puede dejar en los tribunales! Ya que es ahí donde, de hecho, la gente tiene un lugar para expresar lo que piensa y ¡lo dice! Y eso, me parece, esta es la manera de obtener las palabras de la gente que no sabe o no quiere escribirlas. Ahora bien, no sé cómo son los informes civiles o judiciales en México. En Gran Bretaña y en Europa existe un vasto número de estos récords… Me refiero a estos

57

Ginzburg, Carlo, Il formaggio e i vermi, Edinaudi, Turín, 1976.

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tribunales de orden local donde se gestan querellas entre dos personas que no tienen los medios [de acudir a un abogado privado, por ejemplo].

-

Bueno, tengo un compañero que hace su tesis sobre la historia social de Mariano Olarte; un revolucionario mexicano que participó en la guerrilla dentro de la Huasteca Potosina en Veracruz. Este chico ha estado en muchas cabeceras municipales y en varios establecimientos militares dentro de la capital de este estado, leyendo archivos militares sobre este asunto.

-

¡Sí! ¡Toda esa clase de cosas! Lo que haya descubierto de Olarte ahí, puede que sea el resultado de que la gente se acerca a este tipo de instituciones: la policía y los militares, los abogados involucrados… pero ellos a veces… Este Olarte puede que sea una enorme fuente que probablemente no haya sido explotada lo suficiente ¡en un lugar como México!, y estoy seguro que ahí existe una buena fuente porque, bueno, es un país muy “democrático” y muy legalista con miles de abogados y toda clase de… individuos… un país litigante. Creo que no están cortos en material por ese lado.

-

El tema es que hace falta financiamiento. Ese es el gran problema.

-

Sin duda.

-

Pero esa es otra historia. Volvamos a los rebeldes…. A sus rebeldes ¿Cómo se origina “Rebeldes Primitivos”? ¿De dónde viene la idea?

-

Te lo explico… mira… la idea originalmente provino de viajar al interior de Italia y descubrir algunos extraños fenómenos allá… que… que no parecían encajar con lo que se me había enseñado. Eran tiempos en los que había que lidiar con armadas agrarias en el sur de Italia… [hace una pausa para remembrar] Creo haber mencionado a alguien en mi autobiografía: un profesor comunista que conocí allá me lo enseñó, y me explicó que muchas de esas personas eran revolucionarios sociales en el sentido que ellos mismos explican, pero al mismo tiempo estaban… estaban muy arraigados [y en deuda] con su sociedad tradicional, en regiones donde el problema era que las armadas locales, los partidos comunistas, las facciones del partido comunista en los pueblos, intentaban construir una agenda secreta; ¡un inventario!

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Bien, incluso la cantidad [de gente]… usualmente la gente de este lugar era políticamente marxista y, el punto es… que entonces comencé a preguntarme: ¿Cómo es esto? ¿Cómo es que existen esta clase de situaciones, en las cuales las personas viven tanto en la era de Lenin como en la era de Martín Lutero? Piensan como Martín Lutero pero ¡se unen a un partido [político] del siglo XX! Y eso fue lo que me dio la idea de decir que toda esta gente que, en la búsqueda de rebelarse [o liberarse] del mundo moderno y tratando de lidiar con el mundo moderno en sus propias cabezas; en cierta forma su pensamiento puede parecer limitado –por ejemplo- hablando del mundo en términos religiosos… [si, o] hablando sobre temas religiosos, pero en realidad pensaban: “esto está mal, el mundo está mal, entonces ¿por qué tendríamos que cambiar de religión?” ¿Eh?

Bueno, más o menos así estaba la idea original de Rebeldes Primitivos y entonces –cazando por aquí y por allá- terminé intrigado por la situación en Latinoamérica, donde existe aún el trabajo humano… este fenómeno… puede ser comparado a… en Latinoamérica es una pregunta central…

-

En Latinoamérica es el eje del funcionamiento social. No es como en un poblado aislado en Sicilia. En Latinoamérica tenemos llenos todos los rincones con situaciones como ésta.

-

¡Es correcto! Así es como comencé, y… desde ese punto... desde ahí comencé a hablar con la gente [en Boca]58 sobre lo que se esconde atrás de las viejas villas… Porque… cuáles son ideas sobre la gente pobre preindustrial salen de ahí, sobre ¿cómo debiera ser la base de la sociedad? O ¿cómo una sociedad “tolerable” debiera ser? ¿Cómo debe ser tratada esta gente? Y hasta qué punto uno debe decidir que se tiene que rebelar de eso. Uno usualmente sabe que la gente ya de por sí es tratada mal, ¡uno lo sabe! Pero en cierto punto ellos dicen, “esto es demasiado”, y ¿en qué punto ellos dicen “basta”?

-

¿Es ese es el punto dónde la gente desarrolla la consciencia de clase? Es… en tiempos modernos, es la consciencia de clase. Es decir, no está claro, por ejemplo, si la consciencia de clase está muy clara para la gente que llega a…. que está desarrollándose dentro de la economía industrial occidental… esa es la verdad; ellos súbitamente descubren los sindicatos y, quiero decir, esto es un aspecto internacional, me refiero a que se puede observar, por ejemplo, ellos… en Brasil, es un ejemplo absolutamente clásico de partidos de clase obrera como los que existieron en Europa cientos de años antes.

58

Se refiere a alguna región brasileña.

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-

¡Es sorprendente!

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Sorprendente.

-

¡Sucedió antes y no nos damos cuenta!

-

¡Ya sucedió antes! Si, es decir, este es el único ejemplo que yo conozco en Latinoamérica, pero realmente comenzó exactamente igual: gente que empieza a organizarse a través de las fábricas, a través de sindicatos, acercando intelectuales a sus movimientos y cualquier otra clase de cosas.

-

En México esta conexión no es tan clara, entre intelectuales y obreros; estaban los intelectuales como Taibo II o Poniatowska y estaban las organizaciones en las fábricas, pero ¡no parecen existir estas conexiones que permitan la creación de movimientos revolucionarios!

-

¡E incluso de movimientos reformistas de masas!

-

Por lo menos.

-

Esto es… Es decir, ésta puede que haya sido la causa, debido a que mucho de las organizaciones sindicales fue lo que fue, y fue recuperado por… eh… el PRI. Digamos, no es realmente correcto afirmar que en este caso haya existido una organización desde abajo.

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Puede que haya recIbído ayuda… el PRI es la sombra más imponente que México ha tenido.

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Si. [EJH mira a su esposa quien hace unos minutos se ha levantado y ahora se encuentra de pie en la escalera]. Me parece que no tenemos mucho más tiempo para extender esto [el tema y la conversación]… tal vez si me haces dos o tres preguntas más…

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De acuerdo, prometo ser breve. ¿Cuál es la diferencia entre el Hobsbawm que escribió “Rebeldes Primitivos” o “La Escena del Jazz” con y el que escribió “Historia del siglo XX? Digo, además de la edad.

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Cuando escribí “La Escena del Jazz” en realidad no estaba escribiendo un libro, excepto que como soy un historiador siempre intentaba ver la dimensión histórica de un fenómeno [en este caso, el jazz]. “Rebeldes Primitivos” fue parte de un período de asimilación… los términos: movimientos

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revolucionarios y sociales y globales. Y estaba intentando comprenderlos, de hecho, escribía sobre esos términos en un momento en el cual aún no habían sido creados… cuando los movimientos tradicionales se encontraban dentro de una crisis aterradora. Como si fuera una crisis viral, porque muy a menudo ellos no han comprendido del todo qué es lo que realmente hace actuar a los de abajo. Por ejemplo, ¿qué tan crítica era la manera de actuar de los campesinos? ¿Cómo actuaba la gente a pesar de la organización que Castro y el Che Guevara intentaron imponer a los indígenas?

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Bueno, estaban intentando organizar una revolución…

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¡Estaban intentando organizar una revolución! pero el hecho es que ellos no sabían lo que era en realidad llevar a los campesinos latinoamericanos hacia la acción.

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No es como si fuera gente hambrienta o con frío… el clima los procura de eso.

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No, no. Sucede así: es perfectamente posible hacer que estas personas, tú sabes, que actúen en movimientos guerrilleros de larga duración; movimientos guerrilleros revolucionarios allá en Latinoamérica, excepto que no fueron dirigidos… no fueron llevados a cabo por personas que -por lo menos en el comienzo- provengan de abajo, como en Colombia y lugares así. Eran… eran movimientos campesinos: peleaban en defensa propia, pero el hecho es que se las arreglaron para seguir adelante, mientras que la mayoría de los intentos del Che Guevara fallaron… desprotegidos. Eso me hizo pensar, tal vez que, si la gente que encabezaba el frente con ideas políticas no estaba completamente en lo correcto, debieron haber comprendido más lo que hace en realidad actuar a la gente. Así que… intenté interesarme no sólo con la gente que solía concentrarse en esto – los historiadores sociales- sino con el país, con el campo; con la temprana [primitiva] clase trabajadora campesina. Y entonces, por ejemplo, esto no termina con la consciencia de clase, incluso cuando muchos de estos campesinos la adquieren.

Entonces, ¿Qué es lo que tiene esta gente? que incluso en países como Gran Bretaña –donde existe un alto grado de conciencia de clase, en un sentido general, sólo alrededor de la mitad de los trabajadores llega a estar lo suficientemente preparado para ingresar a un partido laborista; un partido local. Así que bueno… esas eran las ideas…

66

Ahora, a este respecto, mientras los socialistas se arrepintieron totalmente y los movimientos comunistas entraron en crisis y yo… yo traté de escribir sobre el siglo XX, y cada vez con mayor frecuencia encontraba en el mundo alguno de estos problemas a responder. En este sentido, existe una continuidad entre estos… pero la menor continuidad en un siglo es lo que interesa a la gente como yo; en un momento donde las personas, la mayoría de la gente no está tan lejos de su tierra, pero es desconocida por sus propias familias y no encaja. Personas que no necesariamente son el corazón de la gente común.

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La gente común.

-

Si, la gente común… y esto es lo que… es decir, su historia es lo importante para las bases de la Historia Social.

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¿Es lo que trata de decir en “Gente Poco Común” cierto?

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Si.

-

Son personas comunes pero no comunes; trascendentes, porque tienen una historia y son parte de todo.

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Porque tienen algo: tienen historia, sienten, piensan y cambian.

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Hablando un poco sobre la “gente poco común”, ¿cómo es que se enamoró del jazz?

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¿El Jazz?

-

Si, el jazz.

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Bueno, ¡el jazz es tremendo!

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MH: ¿por qué no detienen la entrevista ahora? ¡mira la hora! Ella se va a perder el tren.

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EH: No, no no. Ya casi terminamos, Yo prefiero… y después yo la llevo hasta Belsize.

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MH: No, Yo la llevo. Tú no vas a manejar, ¡Yo la voy a llevar hasta Belsize Park!

-

VA: Yo puedo caminar…

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MH & EH: ¡No, no, no!

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MH: Sólo pregúntale esa cosa sobre el jazz y tú [a EJH] piénsalo, no tienes que responderle de inmediato… el resto lo pueden tratar otro día.

-

EH: Bueno, el jazz es una música maravillosa… eso es todo… es una música maravillosa, uno sólo tiene que amarla.

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MH: ¿Por qué no dejas las preguntas aquí? Luego Eric te faxea las respuestas…

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EH: No, porque son preguntas para su tesis.

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VA: para mi tesis.

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MH: ¡Ah! Para tu tesis, Ya veo…

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EH: Bueno, creo que es probable que ya tengas suficiente material para trabajar.

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VA: Si, definitivamente.

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EH: Bueno, si hay una pregunta que quieras hacer antes de irte… sólo en caso de que no tengamos tiempo…

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VA: Si, veamos, después de la caída del muro de Berlín, ¿usted alguna vez pensó a los comunistas como Rebeldes Primitivos? 59

-

En realidad es una cosa muy difícil. Es decir, en… uh… en los viejos países socialistas… estos colapsaron, y como los movimientos comunistas eran instituciones que sus gobiernos solían crear… tú sabes, y consecuentemente, muy poca gente apoyaba la guerra… tal vez algunos… gente honesta, gente menos honesta, bueno… más o menos. Así que la manera en la que esta gente pensaba su futuro, si se puede decir, es que si existía un futuro para los menos, era en gran parte debido a que viviendo en el socialismo pensaron que todo sería mejor en el lado capitalista, y ahora, bajo el régimen capitalista, han descubierto que sus problemas siguen ahí. Fue una realidad para la Alemania del Este; la República Democrática Alemana [RDA].

59

Tomando en cuenta que es una cualidad del Rebelde Primitivo el no conseguir o alcanzar la revolución.

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MH: Alguna vez la gente vivía en una jaula, ¡y ahora que la jaula está abierta vivimos en la jungla! [riéndose]

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VA: [Riéndose irónicamente] Algunas personas todavía quieren volver a la jaula.

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No necesariamente quieren volver a la jaula, pero en aquellos días en que ellos, la RDA tuvo, tú sabes, estas ideas… y todo se vino abajo, no lo podían creer. Ahora, yendo un poco más allá, para el partido comunista, para el antiguo Partido Comunista, para ellos… yo creo… los movimientos de izquierda – incluyendo los movimientos comunistas- continuamente sobreviven en otros lugares, por ejemplo, uno de estos lugares sería, la India. Paradójicamente, ahora los partidos comunistas en la India son mucho más fuertes que nunca. Creo que esto se debe… a que están muy concentrados regionalmente. Considero que el peligro no reside en convertirse en rebeldes primitivos, el peligro está en la gente que anteriormente apoyaba los movimientos de masa de la izquierda: socialistas, comunistas, revolucionarios… esas personas ahora han sido reclutadas en grandes cantidades por la derecha; la nueva ala derecha, en forma de xenofobia, genocidio y racismo… Por ejemplo, la nueva derecha -los movimientos de ultra derecha- se ha proletarizado muchísimo, con la desindustrialización de los viejos países industriales. Esto se suscitó en sitios como Inglaterra, donde alguna vez existieron minas y fábricas y ahora no existen y la gente que solía trabajar en esas minas y fábricas se quedó sin trabajo. Es decir, existen trabajos, pero los países ya no se basan en el trabajo y toda esta gente corre un gran peligro, peligro ante el cual –entre otras cosas- los historiadores deberían aunque sea, guiar a la gente pobre y desorientada sobre las implicaciones sociales al ser ellos recluidos o movilizados por las ideologías capitalistas. Existen algunos signos en Europa, y es obvio que debe de haber más signos de esto en otras partes… pero creo que nos tomaría mucho tiempo el retroceder en el tiempo y explicar este fenómeno desde la raíz.

-

Bueno, terminamos. quisiera agradecerle esta oportunidad doctor. A usted y a su señora, por dejarme compartir con ustedes una típica cena británica y una estupenda charla sobre historia, whisky y jazz.

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II La Frontera Cultural “Todo ese trabajo, todo ese brillo, todo ese dolor, todo ese amor, todo ese ritmo loco… Todo el Jazz” 60

Bob Fosse

Partiendo de la idea de que la historia cumple una función social primordial que es la de reafirmar la identidad individual y colectica y, por tanto, coadyuva a la reproducción de la memoria histórica colectiva de un grupo social, se plantea como objetivo general de esta investigación el estudiar a un intelectual como un producto de la frontera cultural, a partir de una entrevista con Eric J. Hobsbawm, enlazando los conceptos que el historiador ha aportado a la historia social con las opiniones que actualmente tiene de los mismos y del mundo. Así el proyecto compara algunas cuestiones dentro de la obra del historiador inglés y algunas entrevistas sobresalientes con su pensamiento actual, al final de la trayectoria vital de un historiador consagrado dentro de los linderos culturales de lo británico y lo marxista.

No se trata de fragmentar la historiografía de EJH sino hacer un esfuerzo por considerar su totalidad. Se trata de relacionar la entrevista “Y todo el Jazz” con cada capítulo del proyecto, pues los problemas aquí tratados se desprenden de dicha entrevista. Entonces parece incompleto pensar la historiografía de EJH sin tomar en cuenta su enfoque político y su particular perspectiva del marxismo y de la militancia comunista como producto de esa migración cultural en la que habita su obra [de tal manera que la migración es fundamental para comprender eso], así como tampoco se pueden dejar de lado las características específicas de la britanidad en Hobsbawm. Este hombre, quien ha consolidado una sólida y larga carrera académica y quien técnicamente se mantuvo más tiempo como miembro del Partido Comunista de Gran Bretaña (PCGB), tiene una mayor amplitud de intereses, casi todos en la cuestión historia social y cultural.

Con el fin de resaltar el desarrollo y formación de su perspectiva historiográfica, abordaré primeramente la definición del término “frontera cultural.” La idea de frontera cultural se desprende de la misma entrevista, en realidad, es el propio Eric Hobsbawm quien hace mención del término al hablar de la migración actual como “una situación completamente nueva… en la cual, entre otras cosas, las fronteras culturales y nacionales han dejado de ser lo que eran antes.”61

60

Esta frase es el slogan de la película All That Jazz, escrita y dirigida por el coreógrafo Bob Fosse, EUA, Diciembre 1979. 61 Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz. Entrevista con EJH”, Londres, p. 52 de este proyecto.

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A partir de lo anterior, surge la necesidad de comprender lo que realmente es la “frontera cultural” dentro de un universo de definiciones que van desde la frontera física, la frontera bélica, la frontera como construcción humana, la frontera como construcción mental y, finalmente, la frontera cultural como un espacio de construcción intelectual. Es desde este lugar donde debe situarse la escritura de EJH. Esta frontera es una zona multipunto que define a un migrante -a un extranjero- también en el sentido cultural. Cabe aclarar que, describir la frontera de lo cultural en un intelectual como EJH no equivale a delimitarla, lo que además de desgastante, resulta imposible. Justamente la no delimitación de la frontera cultural es lo que la vuelve un fenómeno histórico por sí misma.

La frontera Utilizando una fuente confiablemente británica como lo es el diccionario enciclopédico de la Universidad de Cambridge, podemos decir que “la frontera es un borde entre dos continentes o un borde entre tierra cultivada donde vive la gente y la tierra salvaje donde no vive nadie. Una frontera también es el borde de lo conocido y lo desconocido.”62

El diccionario de la Universidad de Princeton reafirma lo “salvaje” del concepto frontera de la siguiente manera: “la frontera es lo salvaje al filo de un área establecida o un país. Es un borde internacional o el área (generalmente fortificada) inmediatamente dentro de esos confines. Es un campo de estudio no desarrollado; un tópico que invita a la investigación y el desarrollo.”63

Originalmente la palabra “frontera” tiene una connotación militar, ya que hace referencia al “frente de batalla,” por ello en ocasiones se emplea solamente el término “límite” o “límite geográfico” para no confundirse con las características de lo bélico. Uno de los puntos fronterizos más célebres de la historia contemporánea es el llamado “Checkpoint Charlie” que durante décadas sirvió de punto de control entre las dos partes separadas por el Muro de Berlín.64

Según Brainyquote, una herramienta sobre definiciones en Internet, la frontera es “esa parte del país que enfrenta o encara otro país o una región inhabitada; el borde, confín o parte extrema de un país, bordeando otro país; el borde de una parte cultivada o establecida de un país; la frontera de la civilización.”65

62

Cambridge International Dictionary of English, Cambridge University Press, Londres, 1995, p. 568. Wordnet, Princeton University, EUA, http://wordnet.princeton.edu/perl/webwn 64 Wikipedia la enciclopedia libre, http://es.wikipedia.org/wiki/Frontera 65 Brainyquote http://www.brainyquote.com/words/fr/frontier167221.html , para más definiciones sobre frontera en un amplio sentido de la palabra (lo que incluye la frontera cultural), léase Billington, Ray A. “America's Frontier Culture: Three Essays”, The American Historical Review, Vol. 83, No. 4 (Oct., 1978), pp. 1091-1092; Ihalainen, Pasi, Boundaries in the Eighteenth Century – Frontières au dix-huitième siècle, ISBN 978–952–99901–0–8 (pdf), http://www.helsinki.fi/historia/1700/IRECS-RIEDS/vol_1/IRECS_ihalainen_eng.pdf ; sobre la frontera cultural 63

72

Las fronteras, al contrario de lo que muchas veces se cree, no se demarcan únicamente cuando hay tierra de por medio, pues existen diferentes tipos de fronteras físicas: aéreas, territoriales, fluviales, marítimas y lacustres. Todos los países del mundo que en la actualidad reciben el nombre de Estados, cuya característica esencial reside en la soberanía, esto es, en la facultad de implantar y ejercer su autoridad de la manera en la que lo crean conveniente, están delimitados por fronteras. Para que el ejercicio de la soberanía por parte de los Estados no perjudique a otras naciones, se crean límites definidos en porciones de tierra, agua y aire. En el punto preciso y exacto en que estos límites llegan a su fin es cuando se habla de fronteras.

La frontera, originalmente un límite físico, se expande conforme se desarrollan las sociedades y conforme se desarrolla el pensamiento de los individuos y los grupos sociales al interior de esas sociedades; donde no había humanos no había fronteras, lo que hoy en día ya no procede porque incluso las superpotencias tienen controles fronterizos en las zonas inhabitadas de los polos, en la Luna y en el espacio.

Lo que se debe resaltar de estas definiciones de frontera es que cualesquiera que sean los límites, los espacios, las regiones o los conceptos que se trazan o se dividen a partir de su establecimiento, las fronteras son líneas, franjas, bordes o regiones imaginarias. No hay un elemento físico que haya recIbído el nombre de frontera por tener características únicas de la frontera. Es decir, los accidentes geográficos de la Tierra como son las montañas o los ríos han sido utilizados como fronteras entre regiones o Estados desde el establecimiento de las primeras sociedades, pero no fueron concebidos para tal fin, sus tareas originales distan mucho de ser límites y más bien consisten en regular los flujos pluviales, compenetrarse con los ecosistemas regionales, permitir los asentamientos humanos, etcétera.

En el caso de las fronteras físicas propiamente construidas por el ser humano, desde la Muralla China hasta el muro de Berlín o el muro divisorio en construcción entre México y EUA, también son bordes o regiones imaginarios, pues sabemos que los flujos migratorios no pueden ser detenidos por simples bardas, ni por bardas aunadas a trincheras, controles militares y ríos. El ser humano, aún en su estado sedentario, conserva capacidades migratorias de sus antepasados nómadas y, pese a las fronteras, es capaz de movilizarse por vías terrestres, marítimas y aéreas, legal o ilegalmente. Empero, el carácter imaginario no le resta importancia a las fronteras. Gran parte de los conflictos bélicos de este planeta se originan porque no se respetan esas fronteras que a veces son establecidas voluntariamente por la sociedad y a veces son establecidas mediante la fuerza de los Estados y a pesar de la sociedad. Incluso cuando las fronteras son establecidas de común acuerdo, el tiempo y el constante desarrollo social hacen que su vitalidad y Norteamericana ver Rizvi, Zarren, “Baby Boombers, Baby Boomers”, The 3ew York Times Magazine, EUA, noviembre 6, 2007, http://essay.blogs.nytimes.com/tag/baby-boomers/ ; otras fuentes en bibliografía del ensayo.

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funcionamiento aumenten o disminuyan su importancia, de tal manera que una muralla que antiguamente contuvo ataques Mongoles hoy en día es simplemente un sitio turístico en China, y lo que alguna vez fue una zona de común intercambio entre pueblos europeos y asiáticos a través de la región balcánica hoy en día (y desde hace varios siglos) es un constante hervidero de conflictos entre grupos sociales extremadamente complejos que han perdido no sólo el concepto de respeto por las propias fronteras sino el concepto de tolerancia interracial, inter-religiosa intercultural, como en el caso de Serbia, Albania y Croacia.

La frontera cultural Como lo plantea EJH en la entrevista, el siglo XX es escenario de una “extraordinaria revolución en transportes y comunicaciones […] que hace posible a los migrantes pensarse como bi-nacionales o multinacionales.”66 Y que a la vez, los sitúa en campos de acción espaciales e imaginarios. Así pues, la frontera cultural que propone este trabajo debe ser entendida no como un espacio geográfico sino más bien cultural e intelectual.

Sin embargo, la frontera cultural tiende a ser abordada desde el terreno artístico no como la división existente en la idea de frontera física sino como fusión cultural o intelectual. Los estudiosos del arte y los propios artistas han dado así un nuevo significado a la frontera. El artista estadounidense, Stephen Wilson, profesor de arte en la universidad de San Francisco, al explorar las implicaciones culturales de la aplicación de nuevas tecnologías en el arte, habla sobre la frontera cultural desde el enfoque predominante que los artistas del siglo XX han defendido como un campo de estudio exclusivo de las artes: “Me encuentro simultáneamente admirado y preocupado por el curso de la investigación científica y tecnológica hoy en día. Históricamente hablando, las artes son custodias de la frontera cultural. Temo que en este mundo contemporáneo dominado por la tecnología, las artes no estén cumpliendo su deber. Históricamente, las artes alertaban a la gente sobre desarrollos emergentes, examinaban las implicaciones tácitas [de la cultura] y exploraban futuros alternativos. Mientras el centro de acción de la imaginación cultural y el fomento cultural de la actualidad se mueve hacia los laboratorios tecnológicos, las artes no han sabido comprender el desafío [de esta migración evolutiva].”67

Lo mismo que le sucede al arte según el comentario de Wilson, puede sucederle a la historia sino se mantiene alerta sobre el uso de la frontera cultural. Esta frontera es un lugar clave para tener en cuenta dentro de cualquier investigación que busque analizar el pensamiento de un intelectual como EJH cuya constante migratoria reside no solo en el terreno físico, sino en el terreno cultural. 66

Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p 52. Regine, “Entrevista con Stephen Wilson”, We-make-money-no-art.com, abril, 2007, http://www.we-make-money-notart.com/archives/009390.php 67

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Las artes conciben con mayor frecuencia la frontera cultural como un espacio de interacción artística que permite la fusión (o reencuentro) cultural entre dos países o territorios -relacionados a corrientes artísticasseparados por otro tipo de fronteras político ideológicas como en el caso de los países surasiáticos que tienen una tradición milenaria en común pero que, a través de la modernidad, se han convertido en extraños, levantando fronteras culturales al estilo de esas bardas físicas que dividen territorios deseosos por comunicarse e interrelacionarse.68 Estos efectos políticos-culturales de la migración son complejos; por un lado, en el terreno físico, afectan a la comunidad que los migrantes abandonan y, por otro, afectan el país en el que inmigran. De igual manera, en el terreno cultural, la complejidad reside en términos de identidad, de nacionalismo, de rechazo o adherencia a cierto estilo de vida. Y esto sucede con mayor frecuencia cuando el migrante es un intelectual, incluso puede darse como una reacción generacional, como en el caso de EJH, por una mejor asimilación cultural. Él mismo se refiere al fenómeno como un “signo de erosión de la vieja organización social entre la comunidad inmigrante.”69 EJH se refiere a pakistaníes e indios que actualmente (y desde hace decenas de años) inmigran a Gran Bretaña. Sin embargo, este movimiento lo incluye también a él. Se puede ver al historiador británico reflejado en sus propias palabras. La migración cultural “es un fenómeno de desorganización social de los hijos de gente que llega a Inglaterra; sus padres son emigrantes y esto tiene más de historia de lo que pudieras haber pensado, de hecho, es un tema absolutamente central de la Historia Social.” 70

La frontera y la otredad Dentro de las definiciones convencionales de “frontera”, el caso particular de la frontera cultural ha estado caracterizado por una persistente dicotomía “nosotros/ellos.”71 La otredad define los límites hasta donde una cultura se expande, más allá de esos límites existen otras culturas que se intentan comprender, a veces con éxito y a veces no.

Así pues, los historiadores latinoamericanos debemos comprender lo ajeno –lo otro- dentro de la historiografía británica para poder aprehenderla, con el fin de darle una mejor aplicación a los métodos de investigación de estos historiadores británicos en nuestras diversas realidades sociales. Al igual que en el caso de las artes, hoy en día la tecnología moviliza los centros de construcción y difusión histórica y los

68

Por ejemplo el ensayo sobre arte surasiático de Farrukh, Niilofur, “South Asian Art, negociating a shared cultural frontier”, The South-Asian.com , Enero, 2002, http://www.the-south-asian.com/Jan2002/South-Asian-art-shared-culturalfrontier1.htm 69 Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 53. 70 Ídem. 71 Education Ressources Information Centre (ERIC) http://www.eric.ed.gov/ERICWebPortal/custom/portlets/recordDetails/detailmini.jsp?_nfpb=true&_&ERICExtSearch_S earchValue_0=ED214854&ERICExtSearch_SearchType_0=eric_accno&accno=ED214854

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historiadores debemos poder comprender esto a tiempo y adaptarnos a nuevas herramientas. Las migraciones culturales, fuera del terreno artístico y dentro del terreno intelectual son un elemento constituyente y fundamental en la obra de los intelectuales del corto y revolucionario siglo XX; “la era de Eric J. Hobsbawm” como propone Perry Anderson, y deben ser tema central de la historia social.

La historiografía de EJH se ha generado en una especie de frontera pluricultural entre mundos diversos: judaico-antisemita; británico-continental; imperial-colonial; pre y post caída de la URSS; comunistaestablishment; etcétera. Todos los historiadores marxistas británicos son de importancia clave para comprender la obra de Hobsbawm y entender la dialéctica que conforma su frontera intelectual (EJH al fin y al cabo es el más establishment de los historiadores del PCGB). Estos mundos comparten importancia y no deben ser descartados al revisar la obra del autor. Apreciar el eje físico-espacial desde una perspectiva cultural permite ver más allá dentro de la historiografía de EJH, la cual vive –a primera impresión- en una aparente contradicción discursiva: lo mismo es eurocentrista que holista y cuando lo pensamos fiel al interior de las entrañas europeas encontramos obras como Bandidos que abarcan temas de relevancia y resonancia internacional para las culturas y sectores más diversos, precisamente porque Bandidos es una obra –como muchas otras- que fue generada en esa frontera cultural.

María Paula Parolo en el diario La Gaceta (Tucumán, octubre 2005), reseñando el libro de Vanni Blengino titulado La Zanja de la Patagonia,72 propone una mejor aproximación al concepto de frontera cultural utilizado frecuentemente por los investigadores sociales contemporáneos.

“La frontera se ha convertido, en la historiografía de las últimas décadas, en un recurrente objeto de estudio. Si bien ya desde finales del siglo XIX los investigadores elaboraron diferentes concepciones del término, hace algunos años se comenzó a discutir respecto de los alcances y de las formas de abordaje de esta categoría. En este sentido, el esquema tradicional de 'frontera', que generalmente se consideraba un ámbito delimitado con una línea divisoria neta o difusa, fue abordado desde nuevas perspectivas: se la entiende como un espacio de contacto o relación interétnica; de estrategias en relación con la territorialidad y recursos; de situaciones de armonía y conflicto entre grupos culturalmente diferenciados, etcétera. Por lo tanto, la noción de 'frontera' adoptó un carácter plural, ya que en ella convergen diversos aspectos geográficos, políticos, económicos, y se afirma en una conciencia cultural.

72

Blengino, Vani, La Zanja de la Patagonia, FCE, Argentina, 2006.

76

La 'frontera' se convirtió, entonces, en un poderoso instrumento analítico que invita a considerar la movilidad que se manifiesta en el avance y el retroceso, tanto real como simbólico, de acuerdo con las prácticas de dominación.”73

Existe la tendencia a pensar las cosas desde afuera -o desde el otro lado-, incluyendo la frontera, que siempre fue concebida como una simple línea, región e incluso faja geográfica que “nos” separa y diferencia de “los otros” o de “lo otro.” Pero así como Parolo habla de la modificación del concepto “frontera” en el imaginario social contemporáneo, también hay que considerar que las mismas fronteras no atañen a los individuos por igual y la frontera cultural no siendo forzosamente una línea puede ser un lugar o una región intelectual donde habita el pensamiento y memoria de intelectuales como Eric Hobsbawm. Esto se debe a que algunos intelectuales se han convertido en migrantes dentro de estas regiones culturales. El no establecimiento del pensamiento dentro de un punto fijo le permite al intelectual cierta objetividad específica, vive constantemente en la frontera de la realidad, no como alguien parado al borde de un precipicio sino como alguien que fluye dentro de varias esferas del conocimiento y de la sociedad; al igual que lo hace un migrante al abandonar su país para irse a trabajar a otro lado, dejando todo su contexto aparentemente atrás, pero gracias a las herramientas del mundo moderno, le es posible conservar su identidad e incluso generar una bi-nacionalidad como propone EJH en la entrevista.

Lo anterior se puede ejemplificar de la siguiente manera: geográficamente, un país toca a otro en “N” puntos que constituyen una línea divisoria conocida como frontera. Esas líneas concebidas originalmente para separar y defender territorios, hoy en día representan canales de intercambios múltiples y constantes entre ambos –o varios- países. La dualidad entre división y fusión que le sucede a la Tierra aplica también para los terrenos de la mente. Cuando un investigador logra no perder de vista la frontera desde donde escribe, es decir, no perder de vista los diversos enfoques sociales, políticos, económicos y culturales que se funden en el terreno de la realidad humana, da una mayor profundidad a sus observaciones. No es una tarea fácil de conseguir y no todos lo intelectuales lo logran. Es por eso que la frontera cultural está poblada por personajes poco comunes de la talla de Eric Hobsbawm; quienes pueden ser comunistas y vivir en un mundo capitalista, quienes pueden escribir sobre la “periferia” del mundo viviendo en un país de conciencia geográficamente eurocentrista (aunque siempre con “superioridad” británica). Pensador, revolucionario y establishment, de vanguardia, aunque conciliadoramente conservador, EJH es un historiador marxista británico que escribe sobre sucesos acontecidos en Europa Central e Inglaterra principalmente y luego lo

73

Parolo, María Paula, “La frontera, un poderoso instrumento analítico. Estudio penetrante sobre la Patagonia argentina en los finales del siglo XIX”, nota publicada en La Gaceta , Tucumán, 30 de octubre, 2005, https://www.fce.com.ar/fsfce.asp?p=https://www.fce.com.ar/detallesnotaprensa.asp?IDN=382

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encontramos inventando a los Rebeldes Primitivos en Italia o construyendo lazos explicativos entre la guerra y la paz, criticando modelos del imperialismo moderno, pero basándose en concepciones del pasado.

Esta diversidad es posible cuando las ideas son concebidas dentro de la frontera cultural, razón por la cual la obra “primitiva de Hobsbawm” evoluciona, los Rebeldes Primitivos y Bandidos se mudan como los migrantes, hacia lugares como Latinoamérica donde ahora nos toca a nosotros estudiarlos. Y es por eso que llamo a Hobsbawm rebelde y revolucionario moderno. No encuentro un mejor ejemplo para hablar de los personajes de la frontera cultural que él.

Eric Hobsbawm escribe desde la frontera cultural como un intelectual que ha adquirido una perspectiva multipunto del mundo y su historia; como un migrante, también en el sentido cultural: está en muchos lugares… y es aceptado en diversos ámbitos aunque él siempre se ha sentido extraño, ajeno, de alguna u otra manera, menos en la Academia británica donde se forma el ámbito que le permitiera los medios y herramientas para escribir y publicar historia, y el PCGB donde encuentra “su hogar” (vale la pena señalar que solo por este motivo sigue siendo válido cuestionar su comunismo).

Por lo anterior, Hobsbawm consigue ser llamado por Harvey J. Kaye como un historiador total cuando de historia mundial se trata, sus intentos de no reducir la totalidad de la experiencia humana a lo políticoeconómico, aportando en cambio reinterpretaciones de la construcción del mundo moderno, siempre bajo el análisis de la lucha, y las estructuras de clase, son el mejor ejemplo de la movilidad de las ideas de un hombre cuya cultura incluye: lo británico, lo comunista y lo académico dentro de lo histórico.74

Kaye afirma que Hobsbawm es del tipo de historiadores que hacen “nuevas preguntas a los mismos acontecimientos”75 y las mismas preguntas a una nueva situación, a partir de las causas y motivos que originan las cosas, sobre el modo de la conducta política y social de la gente común, su significado y consecuencias. La historia total de Hobsbawm engloba muchos lugares, muchos temas, muchos tiempos. Lo remarcable es que los sabe ligar y resulta muy sencillo leerlo, ¡hasta parece fácil hacer historia! Lo que nos habla de la capacidad de abstracción y síntesis que tiene este historiador, así como la habilidad de pasar de una fase narrativa a una explicativa sin romper con el hilo conductor siguiendo la tónica narrativa (por eso Thompson y Rudé son también maravillosos historiadores). Es como decir que los habitantes de la frontera cultural escriben como si pudieran ver a través del Aleph borgeano. Es decir, existen intelectuales que de alguna manera, ponen en práctica la teoría fantástico-literaria de Borges al estar en un mismo lugar en 74

Kaye, Harvey J. Los Historiadores marxistas británicos, Prensas Universitarias de Zaragoza, Barcelona 1989, pp. 133152. 75 Ibíd., p. 135

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muchos tiempos y en muchos lugares a la vez, siempre llevando un hilo conductor que a veces reconforta y a veces nos hace ver demasiado claros los hechos históricos.

Habitantes de la frontera cultural Intelectuales a lo largo del mundo esbozan personajes aparentemente ficticios para ofrecer al lector poco especializado una mirilla por donde observar el interior de la frontera cultural que intento describir. Millones de ejemplos se encuentran en la literatura de Borges, y demás literatos latinoamericanos pues es la narrativa una de las mejores armas que tiene este sub-continente americano para expresar la realidad de sus habitantes, pero la literatura es arte y la historia realidad (aunque a veces se confundan). Ahí en esa misma frontera donde escriben los grandes literatos latinoamericanos es donde encontramos al historiador Hobsbawm escribiendo sobre la gente poco común; sobre rebeldes primitivo como Robin Hood (personaje aparentemente ficticio) o el Ché Guevara (personaje aparentemente real).

Dentro de las diversas disciplinas sociales existen personas capaces de moverse dentro de su realidad, dentro de esa región entre lo conocido y lo no conocido, ligando finamente el presente con el pasado para obtener variados ángulos de la realidad propia y ajena, visiones que se reflejan posteriormente en su obra.

Si como dice Blengino en su libro sobre la Patagonia “La forma física asumida por todo tipo de frontera se configura como la materialización de proyecciones políticas, emotivas, culturales y económicas de una sociedad,”76 entonces en el caso de los sujetos intelectuales, la concepción de obras maravillosas y trascendentales es una idealización del mismo mundo que engloba la política, la cultura, la economía y todos los demás aspectos sociales que lo rodean y de los cuales es parte activa y pasiva. Son los escritos de los habitantes de la frontera cultural los que hacen la diferencia en la historia, y son sus recuerdos lo que la historia oral debe tratar de preservar y utilizar posteriormente como fuentes históricas. Esto es, “todo el jazz.”

Todo lo demás dentro de la frontera cultural de Eric Hobsbawm Hablar sobre “todo lo demás” (que es la traducción de la expresión británica “y todo el jazz”) en términos históricos es sinónimo de contextualización. Conocer lo que existe alrededor de EJH nos lleva un poco más cerca de la comprensión de sí mismo. Analizar esta aproximación y lo que lo rodea, nos permite entonces entender –y difuminar la niebla- de páramos donde se concibe su obra como historiador.

76

Blengino, Vani, La Zanja de la Patagonia, Op. Cit.

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Esta frontera de límites movibles, tiene dos amplios y profundos círculos en los cuales la obra de EJH consigue generarse, adaptarse y difundirse. Ambos círculos están contenidos dentro de las esferas de lo británico, lo marxista y lo histórico en EJH y son, dentro de su frontera cultural, imposibles de descontextualizar; se les tiene que dar la misma importancia en el sentido en que por separado no nos dicen tanto de EJH como lo hacen juntos. Me refiero al Partido Comunista Inglés y a la Academia Británica. Sin embargo, EJH se jubila en 1982 del Birbeck College y, aunque permanece como conferencista y profesor visitante de varias universidades, en el período entre 1989 y 200577 hay dieciséis años de actividad intelectual donde se publican un sinfín de artículos, compendios, obras trascendentales, ensayos y ponencias fuera de los bordes oficiales del Partido Comunista y la Academia británica. Sin estar forzosamente contenido en estos círculos, uno pensaría que EJH pierde campo de acción. Pero dejar de participar oficialmente dentro de los establecimientos originales, desapegándose de sus reglas y fronteras ideológicas, no determina que el pensamiento del historiador abandone la construcción mental oriunda de esos lugares en común.

En ese lugar donde ya no está presente el enorme símbolo dual del partido comunista, ni las limitaciones académicas de la Universidad de Londres, se genera un tercer círculo de acción: el de su consagración como una institución de la historia marxista-social británica, región imaginaria que centra su cede en lo privado de EJH, es decir, en su casa, en su retiro, en sus viajes familiares, en sus viajes como conferencista invitado para distinguidos simposios, entre sus colegas aunque ya casi todos hayan fallecido, y entre sus discípulos.

Comencemos entonces por establecer las características particulares de lo británico. ¿Qué significa ser británico en el siglo XX? Y más específicamente ¿cuáles son los rasgos británicos más característicos de EJH?, rasgos que siempre están presentes en su pensamiento definiendo su frontera cultural. Posteriormente se abordarán cuestiones complementarias de la frontera cultural de EJH como lo que significa ser un historiador marxista británico en el siglo XX.

77

1989 es el año de la caída del muro de Berlín y el comunismo europeo. Septiembre de 2005 es la fecha de la entrevista con EJH efectuada para esta investigación.

80

III Orígenes de lo Británico en Eric J. Hobsbawm

“You are wrestling with the Enemies of the human Race, not for yourself merely, for you may not see the full Day of Liberty, but for the Child hanging at the Breast.” 78

Instrucciones de la London Corresponding Society a sus delegados viajeros, 1796.

La “construcción” de Hobsbawm Después de leer la entrevista “Y todo el Jazz” con Eric Hobsbawm, resulta claro que el anciano historiador está más comprometido con la tradición británica que con otro tipo de tradiciones en él, digamos la tradición judía o la tradición germana. Incluso, la tradición de mantenerse fiel a la tradición se inserta en la misma consciencia cultural británica. Probablemente debido a que la entrevista se lleva a cabo en su país, en su ciudad, en su casa, en su sala, es que esta particularidad de lo británico se acentúe en la conversación. Sin embargo, al revisar la historiografía de EJH, también sus libros hablan de un caso típico de britanidad. Britanidad, en este caso, no heredada por sangre, puesto que sus padres eran polacos y vieneses (incluso judíos antes que británicos), sino una herencia aprehendida voluntariamente de las tradiciones adquiridas dentro de los sectores en los que se puede desenvolver como hombre y como historiador: primeramente dentro de la academia y las sociedades intelectuales que se gestan en su interior; seguido de las tradiciones del partido comunista, del comunismo propio y, finalmente, las relaciones que hay entre el comunismo, el marxismo y el arte, con la academia y con la gente común… una construcción que incluso podría considerarse armónica.

Existe una importante diferencia entre Hobsbawm el historiador marxista británico y la “construcción” de Hobsbawm como un producto de la frontera cultural, construcción de la cual se encarga este proyecto. Sobre el primer concepto, hay una gran variedad de escritos que a su vez pueden ser agrupados en dos bloques: Primero están los trabajos que abordan la participación de EJH como un historiador marxista del grupo británico del partido comunista y los que critican, reseñan y analizan su obra histórica. Tenemos en este grupo las obras de Kaye, Casanova, Himmelfarb, los ensayos de Piqueiras, Palmer, White, Anderson y Fontana entre muchos otros; algunas son de carácter explicativo como en el caso de Anderson, otras son grandes obras introductorias como la de Kaye, y también existen tratados más generales que hacen mención incluso de su participación en el ámbito académico y en el ámbito político, pero siempre denotando la importancia de pertenencia al Partido Comunista, a sus diversas ramificaciones o al grupo de historiadores marxistas. 78

Morris, William, “The Beast & the Whore rule without control”, 1798, en Thompson, E. P., The Making of the English Working Class, Penguin books, Londres, 1975, p. 17

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El segundo grupo se compone por reseñas del London Review of Books como las de Carlin y Birchall, del NY Review of Books, del New Criterion, como el ensayo de Pryce-Jones; un sinfín de artículos, notas y publicaciones breves en diarios como The Observer, The Guardian, y The Economist a nivel internacional, La Jornada y El Universal en México, publicaciones electrónicas como Los Andes online, Clarín.com y su Revista Ñ, La Revista Electrónica de Estudios Latinoamericanos, etcétera; incluso la mayor parte de las entrevistas hechas a Hobsbawm pueden ser considerada dentro de este bloque, como las de Hunt y Berend. En general estos ensayos se especializan en hablar sobre la obra de Hobsbawm, su labor con la clase obrera, la visión de la evolución política desde el contenido de su obra o fragmentos aislados de su vida. Las entrevistas más trascendentes, las dos entrevistas de Pat Thane y la Entrevista sobre el siglo XIX del propio EJH a cargo de Antonio Polito, intentan crear lazos entre la obra y la concepción político-ideológica de EJH, lo que hace que su aportación sea más rica al extender la pertenencia del contexto a ambos bloques.

Pero de todas estas fuentes, pocas se proponen “construir” a Hobsbawm y, dentro de la construcción, aún menos son las que intentan definir la expansión de su intelectualidad como fruto de su sociedad. En el caso del ensayo de Anderson sobre la autobiografía de EJH (Años Interesantes), busca justificar y explicar la relación entre la visión de EJH sobre sí mismo con el contexto en el cual actúa en los años treinta y cuarenta, e incluso cincuenta; pero sólo a partir del ámbito marxista-comunista y esto, al mismo tiempo, exclusivamente desde lo escrito en la autobiografía. Por otro lado, las entrevistas de Thane con EJH sirven para construir a Hobsbawm desde una visión que se mueve más en el ámbito de las relaciones al interior del PC y de la universidad, pero al ser entrevistas, el nivel de análisis es relativo a un bosquejo. Fuera de la transcripción no existe un texto posterior que surja a partir de esas entrevistas y, por lo tanto, las complemente. Lo que no elimina la posibilidad de utilizarlas como excelentes fuentes orales para empatar los diferentes enfoques dentro y fuera de Hobsbawm y, como tal, “construir” a Hobsbawm dentro de la frontera cultural.

Britanidad e Ideología El cricket, el patriotismo, el té y la hora del té, la clase obrera, el village green,79 el pescado frito con papas, los grandes jardines y parques, los pubs, las complejas ciudades universitarias, los bandoleros del bosque, la campiña, el whisky, la puntualidad, la correcta utilización del lenguaje, los clubes de fútbol, la escuela pública… esta lista engloba sólo algunos conceptos que nos hablan de lo que durante el siglo XX es típicamente considerado como “británico,” aunque no siempre incluyen a la mayor parte de la población de Inglaterra, el Reino Unido o las colonias británicas. 79

Village green es un término inglés que se utiliza para hablar de un área verde que es propiedad común de una villa, aldea o pueblo. No existe traducción al español coloquial y la traducción literal de “villa verde” no aplica. Más sobre Village green en http://en.wikipedia.org/wiki/Village_green

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Para muchos ingleses hoy en día esta imagen representa una concepción anticuada y, en algunos casos machista, debido a las connotaciones imperiales del término “británico.” Pese a esto, lo británico no deja de ser una imagen fehacientemente construida. La britanidad es en general, una construcción ideológica desde el punto de vista de las clases hegemónicas del siglo XX –la ideología dominante, pero también es una idea aceptada por otros sectores de la población británica/inglesa, sino ¿Por qué en el siglo XX existe gente que no pertenece a las clases altas pero incluye en su identidad estas nociones y se siente orgullosa de ser británica, especialmente cuando es poco probable que estas personas llegaran a estar realmente representadas por la ideología dominante?

Algo sobre el tema aparece en una segunda lectura de la entrevista “Y todo el Jazz.” Vista como una totalidad, la entrevista es un espacio de reafirmación de la britanidad en EJH, donde recurrentemente se deja el terreno de Latinoamérica para volver a Gran Bretaña y sus migrantes, Gran Bretaña y sus tribunales, Gran Bretaña y su gente común, Gran Bretaña y su comunismo. “¿Qué es lo que tiene esta gente?” se pregunta EJH al reflexionar sobre los Rebeldes Primitivos en Italia, e instantáneamente el recuerdo lo lleva a comparar la situación con Gran Bretaña “donde existe un alto grado de conciencia de clase.”80

Una imagen como la “britanidad” se utiliza entonces con la finalidad de construir la personalidad intelectual de un escritor y profesor de historia británico del siglo XX, porque ellos también forman parte de las clases dominantes y salvo excepciones, los escritores ingleses del siglo XX son varones, blancos y de la clase media y alta (considerando que cualquier persona con educación pública o superior entra en alguna de estas dos últimas clasificaciones). La ideología marxista tiene contemplado el hecho de que las ideas son generadas por pequeños grupos de personas, dueños de cierto estatus de poder y bienestar y, a partir de esa serie de ideas, el grupo de historiadores marxistas británicos puede ser considerado como un grupo hegemónico en Inglaterra; incluso los niños de la escuela secundaria leen textos de los historiadores marxistas británicos como parte de sus distintos planes de estudio.

Los intelectuales –aunque a veces inconscientemente- reflejan en sus escritos y sus palabras el grueso de su cultura y tradición. En el caso de algunos historiadores marxistas británicos, cultura y tradición son base de su ideología por lo que ésta se define también a partir de cómo encaran su consciencia nacional o de pertenencia a Gran Bretaña. De esta manera es importante completar los conceptos de límites y fronteras con la idea de tradición británica para construir una imagen intelectual.

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Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 66.

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En el caso de Eric J. Hobsbawm, la definición de “historiador marxista británico” se construye a partir de tres aspectos fundamentales, los cuales son: EJH como historiador, lo que implica ser profesional de la historia – profesor, catedrático y escritor- bien posicionado en el mundo académico occidental del siglo XX, justo antes de que las universidades cerraran las puertas a los izquierdistas al inicio de la Guerra Fría; EJH como intelectual marxista comprometido con una época, apoyado por la promoción militante de la izquierda marxista y responsable en cierto sentido de una parte de la continuidad en la producción cultural en cuestión;81 y EJH como un ciudadano británico, que adquiere la britanidad tal vez obligado por las circunstancias de la guerra y la familia. (Esta última puede que sea la razón que da sentido de pertenencia a alguien que ha manifestado en varias ocasiones, sentirse ajeno dentro del mundo donde construye su pensamiento.) Son estos tres aspectos los que constituyen la región donde se “genera” Hobsbawm el intelectual, y es a partir de ellas donde deben trazarse las coordenadas de su frontera cultural.

Por estas razones es pertinente comenzar ensayando lo británico antes que adentrarse en lo académico y lo marxista, esta última tal vez la faceta más polémica de la construcción de EJH. Actualmente, lo británico debe ser considerado como el eje de una tradición cultural construida dentro del imperialismo inglés del siglo XIX y vigente aún en el siglo XX donde EJH vive y escribe la mayor parte de su obra; el lugar donde también se construye como intelectual.

Las fronteras culturales del Mediterráneo en el siglo XVIII Con el fin de esclarecer sobre qué bases históricas se establece el fenómeno cultural británico, que al mismo tiempo se relacione con la idea de frontera que se propone, se utiliza un compendio de ensayos titulado, Fronteras en el Siglo XVIII dirigidos por el doctor Pasi Ihalainen, catedrático de historia conceptual e intelectual en la universidad de Jyväskylä en Finlandia.82 ¿Qué tiene que ver un docente finlandés con lo británico en EJH? En realidad no tiene tanto que ver con lo británico sino con cuestiones relativas a la delimitación de lo británico en el siglo XIX.

En primer lugar la Sociedad Finlandesa de Estudios sobre el Siglo XVIII83 para escribir historia social en la actualidad, utiliza los métodos propios de los historiadores marxistas británicos -desde Eileen Powell en 1913 en adelante- tales como la revisión de fuentes alternativas (correspondencia diplomática, mapas, bitácoras de viaje, tradiciones). El enfoque de ésta Sociedad es compatible con la presente investigación y no tanto lo que pudiera ser extraído de obras escritas, digamos, bajo la metodología de la escuela francesa de Annales. Segundo y más importante, los estudios de estos finlandeses utilizan la idea de frontera cultural en Europa 81

Piqueiras, José A., “EJH y la edad de oro de la historia social”, Los historiadores y la historia para el siglo XXI, ENAH, México, 2006, p. 51 82 Ihalainen CV http://www.jyu.fi/yhtfil/PolCon/coepolcon/PolTCH/researchers/ihalainen.html 83 Finnish Society for Eighteenth-Century Studies http://www.helsinki.fi/historia/1700/en/index.htm

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como pocos autores lo han aplicado: el término se emplea como antesala al hecho de que los intelectuales europeos están acostumbrados a trabajar en (o dentro) de los límites de las fronteras desde tiempos del mediterráneo. En tercer lugar, estos estudios finlandeses si bien no hablan propiamente de la concepción de lo británico en el siglo XX –el siglo de EJH- demarcan una concepción anterior al referirse a las fronteras culturales europeas del siglo XVIII, de las cuales algunas siguen vigentes –más que en el terreno físico, en el terreno intelectual- en el segundo decenio del siglo XX cuando nace Hobsbawm, en la década de 1930 cuando se convierte en un investigador histórico y también tiempo después, cuando él hace las reflexiones sobre sí mismo en las entrevistas conferidas durante la década de los 70, en su autobiografía y en Todo el jazz. En esos trabajos la cultura británica se refleja clara y constantemente: en sus ejemplos, en sus regresiones, sus recuerdos e incluso en sus silencios.

Este compendio de artículos publicado bajo la dirección de Ihalainen gira sobre el significado de las fronteras en varias partes de Europa: el Mediterráneo, el Báltico y los Balcanes. Los temas que discuten estos ensayos incluyen por ejemplo la función del Mediterráneo como una frontera y vínculo entre Europa y el mundo exterior (“la otredad” parida por la posterior conquista imperialista británica del XIX), el papel de las fronteras en la construcción de identidades colectivas y los significados de cruzarlas (lo que significa caminar antes, en y después de las fronteras), además de varias concepciones concernientes a las personas que viven en la periferia de Europa, en los confines de las fronteras: habitantes de la frontera cultural en el siglo XVIII.84

A diferencia de otros trabajos sobre el siglo XVIII, estos ensayos finlandeses trabajan enfatizando las concepciones culturales, solventando carencias existentes en trabajos sobre el tema pero escritos dentro de otros marcos metodológicos como la tesis total de Fernand Braudel en El Mediterráneo, donde el annalista francés, no incurre en la importancia de las fronteras como fenómeno cultural en la construcción de intelectuales europeos.85

Estos ensayos en cambio, afirman que la región extendida alrededor del mar Mediterráneo es la frontera cultural de Europa en el siglo XVIII, hecho que “podía ser comprendido por extranjeros y locales como una frontera política, económica, religiosa y cultural en muy variadas maneras” –como afirma Anna María Rao, y 84 Ihalainen, Pasi, ed., “Boundaries in the Eighteenth Century – Frontières au dix-huitième siècle”, International Review of Eighteenth-Century Studies (IRECS), Helsinki & Oxford, 2007. El volumen completo puede encontrarse en http://www.helsinki.fi/historia/1700/irecs-rieds/ 85 La obra del historiador Annalista Fernand Braudel explica el mundo mediterráneo pero en la segunda mitad del siglo XVI. Además de ser defendido por colegas franceses como un ejemplo del diálogo entre historia social e historia cultural (Francoise Dosse, “El doble hito pragmático y hermenéutico de la historia actual”),la importancia de la obra en el siglo XX radica en que es ahí donde primeramente se concibe la historia de larga duración y puede ser considerada como un trabajo concebido dentro de la frontera cultural si se hiciera un trabajo de construcción sobre Braudel similar al que se intenta con EJH. Pero el Mediterráneo de Braudel proviene de una tradición no sólo distinta sino opuesta a la marxista Braudel Fernand, The Mediterranean and the Mediterranean World in the Age of Philip II, University of California Press, 2 tomos, 1996.

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no siempre en el sentido estrechamente distinguible entre Europa y ‘lo otro’.

“Como frontera, el

Mediterráneo era permeable; no sólo el comercio y la diplomacia cruzaban sus fronteras,” 86 sino que la región además de ser el canal del intercambio mismo del mundo europeo, era la frontera, culturalmente hablando, donde se gestaba la intelectualidad europea.

Fronteras lingüísticas y literarias; del Mediterráneo a Gran Bretaña En esta línea de pensamiento, la concepción de “lo europeo” es una invención (como plantea Edmundo O’Gorman en La Invención de América87) de las mentes ilustradas del siglo XVIII, constituye una herencia fundamental para Europa en general y para Inglaterra en particular de los siglos XIX y XX. Sin embargo, para el común de la sociedad británica del siglo XIX lo exterior a la isla británica y a algunas de sus colonias,88 representa en muchas ocasiones “lo otro” y está fuera de sus confines. Existen factores culturales que hacen casi palpable la frontera cultural entre lo británico y el resto de lo europeo, uno de esos factores es el idioma.

Un tercer grupo de ensayos titulado Los significados múltiples de las barreras y fronteras lingüísticas y literarias discurre sobre la base de las siguientes preguntas: ¿Cómo son los idiomas utilizados en la comunicación intercultural dentro del siglo XIX? ¿Cómo hacen los escritores para definir geográfica, intelectual y culturalmente las fronteras de sus propios escritos, particularmente cuando escriben bitácoras de viaje? y ¿cómo autores individuales consiguen sobrepasar una variedad de fronteras a través de su escritura? Milena Lenderová analiza el rol de la francofonía en las élites centroeuropeas del siglo XVIII.

Durante el siglo XVIII el idioma con mayor impacto en la cultura europea es el francés, a través de las ideas y los escritos de los ilustrados franceses como Voltaire y Rousseau. Tomemos en cuenta que incluso para los historiadores ingleses de mayor tradición británica como EJH, queda claro que Francia y sus revoluciones son precursoras no sólo de las ideas británicas, sino mundiales de los siglos XVIII y XIX, a tal punto que la triada igualdad, fraternidad y libertad se transforma en el emblema tricolor de todas las banderas de las naciones emergentes desde 1789 hasta 1917, no sólo en Europa sino en el mundo entero.89 “Dentro de los confines de la nobleza –dice Lenderová, el francés continuó siendo el lenguaje por excelencia de la comunicación a través del siglo XVIII, lo que podemos demostrar a partir de la abundancia de títulos de obras francesas en librerías aristocráticas por toda Europa. Las discusiones en los salones se hacían en francés, lo mismo que

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Rao, Anna Maria, "La Méditerranée: une frontière ? Le cas de Naples au XVIIIe siècle", Op. Cit., pp. 92-96. O’Gorman, Edmundo, La Invención de América, FCE, México, 1986. 88 Excluyendo la concepción sesgada de Europa continental; esto es, Francia y Alemania. 89 Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Wenfeld & Nicholson, Londres, 1962, pp. 53-55. 87

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lideraba la educación de la aristocracia,90 incluso la correspondencia de los grandes maestros ilustrados está escrita en francés, como en el caso de Rousseau y Voltaire.”91 Siguiendo este patrón, también los británicos del mismo siglo formulan sus ideas internacionalmente rompiendo las barreras culturales mediante la utilización del francés en sus escritos.

Hobsbawm nos dice que Jeremy Bentham (filósofo, jurista y reformista inglés del siglo XVIII)92 expresa sus ideas reformistas sobre la burguesía británica a la reina Catalina la Grande de Rusia a través de cartas en francés. Otro ejemplo son las extremas declaraciones de la economía política de la clase media que provienen de miembros de la casa británica de los Lores del siglo XVIII quienes dominaban la lengua franca.93

Pero la evolución de las fronteras lingüísticas dentro de Europa en algún momento deja de lado el francés y le cede el lugar al inglés. De la misma manera que Bentham, Tom Paine -menospreciado tal vez porque no había estudiado en universidad alguna y no entendía el latín- puede que sea el pensador revolucionario inglés que haya sintetizado la esperanza combativa más subversiva y perdurable de los programas revolucionarios del siglo XVIII en una frase, mejor dicho, un concepto vigente en toda la obra de la historiografía marxista británica del siglo XX: “Está en nuestras manos volver a empezar el mundo de nuevo.”94 La frase de Paine está documentada en el idioma materno del pensador británico y es concebida dentro de esta evolución de la frontera cultural y desde la transición lingüística de la hegemonía francesa hacia la británica.

En el caso de EJH como producto de la evolución de la frontera cultural, de lo eurocéntrico a lo británico, la imagen de esta transición es muy clara. Por ejemplo, al referirse a la post-guerra considera la enseñanza de la Segunda Guerra Mundial como algo positivo, “el lado bueno de la guerra es que da la esperanza a la gente de encontrar un mundo distinto después de la tormenta.”

Josep Fontana piensa que este tipo de

consideraciones positivas en la obra sobre el siglo XX de EJH, en teoría debieran ser “la amarga reflexión de un hombre que ha visto hundirse buena parte de sus [propias] esperanzas” y en cambio resultan ser “mucho más optimistas respecto a las perspectivas de futuro que la inmensa mayoría de los balances del siglo

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Lendevorá, Milena, “La langue française en Europe centrale – pas de frontières ?”, The multiple meanings of linguistic and literary borders and boundaries, Op. Cit., pp. 143-146. 91 Para una aproximación literaria pero contemporánea a las cartas de Voltaire, véase Savater, Fernando, El Jardín de las Dudas, Editorial Planeta, Buenos Aires, 1993. 92 Jeremy Bentham (1748-1832) fue un radical político y teórico de vanguardia en la gestación de la filosofía legal angloamericana. Es conocido por estar a favor del utilitarismo, por la formulación del concepto “derechos de los animales” y su oposición a la idea de los derechos naturales. http://en.wikipedia.org/wiki/Jeremy_Bentham 93 Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Op. Cit., pp. 1-4. 94 En Fontana, Josep, “Eric Hobsbawm: el historiador como intérprete del presente”, Los historiadores y la Historia para el siglo XXI: Homenaje a Eric J. Hobsbawm, ENAH, México, 2006, p. 31.

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publicados en estos años.”95 Lo cual responde a aquella lúcida esperanza que hace doscientos años expresara Tom Paine y que se mantiene como una figura representativa de la britanidad y del empleo del idioma inglés por la clase hegemónica.

Otro factor que también caracteriza a Tom Paine como figura esencial de la construcción de lo británico en el siglo XVIII (figura por demás emblemática en la obra de Edward Thompson) es el alto grado de alfabetismo, pese a que Paine no era un universitario. A principios del siglo XIX, los campesinos del resto del mundo (fuera de Europa) no leen, pero en Europa la cosa es distinta. Si bien es incorrecto decir que todos los campesinos europeos -o en este caso, británicos- saben leer, la tesis central de la primera parte de La formación de la clase obrera en Inglaterra de Thompson, “Plantando el árbol de la libertad” es muy clara sobre el aspecto de que gracias a cuestiones relacionadas con las doctrinas protestantes, ciertos sectores de las clases bajas -y no sólo los intelectuales- como los artesanos (grupo al cual pertenece Paine) y el sector agrícola acomodado (los squires),96 tienen acceso a la lectura de documentos como los misales. Posteriormente su lectura se complementa con diarios y panfletos informativos y finalmente estos sectores sociales, aunque minoritarios, son capaces de adquirir, leer y “comprender” textos de estructura sociopolítica como el Manifiesto Comunista. Son grupos sociales británicos que adquieren su hegemonía a partir de la conquista de la lectura de documentos escritos (o traducidos) en su idioma y se convierten en el eje de los movimientos radicales ingleses del siglo XIX.

El auge del “poderío” intelectual del idioma inglés en el siglo XIX va de la mano con la disminución de la censura a los libros, la proliferación de los medios impresos y, en general, de la revolución industrial. Durante todo el período de monarquías absolutistas europeas, la censura de libros es bastante tajante.97 Sin embargo, al término de la Revolución Francesa, la censura europea disminuye considerablemente,98 tanto así que sólo en 1790, en Francia se publican más de cien periódicos nuevos, lo cual habla de algo verdaderamente trascendente de la ilustración: la difusión de conocimiento y la aportación de tal acción a la consciencia de la sociedad.99 “Si la economía del mundo en el siglo XIX se formó principalmente bajo la

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Ídem. Squires en un sentido estricto de la palabra puede traducirse como hacendado o terrateniente. ambos grupos constituyen una minoría dentro de las clases obreras pero según la tesis de Thompson, son el eje de los movimientos radicales. Thompson, E.P., The Making of The English Working Class, Penguin Books, Londres, 1982. 97 De hecho, el tema de la censura o prohibición de libros ha existido desde que existe la escritura. Uno de los primeros libros prohIbídos o, al menos perseguidos, fue La Odisea de Homero -esto en el año 387 AC cuando Platón sugirió eliminar partes del manuscrito de Homero, ya que lo consideraba “pernicioso para los jóvenes”. 98 El fenómeno aplica especialmente a Europa porque en las colonias americanas las censuras permanecieron mientras la estuvo vigente la Inquisición. 99 Sobre la aparición del libro y la censura literaria en Febvre, Lucien y Martin, Henry-Jean, The coming of the Book: The impact of printing 1450-1800, Verso Classics, Nueva York, 1997. 96

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influencia de la Revolución Industrial Británica, sus políticas y [sobre todo] su ideología fueron formadas principalmente por los franceses.”100

Esta transición adquiere importancia si se sitúa dentro del mismo contexto de construcción de la frontera que se viene describiendo. El alfabetismo de ciertos sectores de la sociedad británica (aunque sean minoritarios) es un factor importante de la construcción cultural tanto de los intelectuales como de la idea de la “gente común” británica y esta difusión de la ideología intelectual trabaja bidireccionalmente: por un lado, otorga cierto poder de participación a otros sectores sociales que no son intelectuales, dándoles una especie de carácter hegemónico dentro de la edificación cultural, pero siempre a través de difundir concepciones establecidas por las mismas personas encargadas de dispersarlas; en decir, se propaga la lectura sobre las bases de su importancia para consolidar una “sociedad alfabetizada” en la idea misma de lo británico en los siglos XIX y XX. Al mismo tiempo, resulta un factor de igual trascendencia el hecho de que las ideas de pensadores británicos hayan sido concebidas en inglés cuya estructura gramática disminuye considerables trabas de la comprensión del idioma para la “gente común” (y no como en el caso del idioma alemán que tiene mayor posibilidad de utilización en la rama filosófica), lo que permite mayor participación a los británicos no sólo en la vida política sino también en la consolidación de la cultura propia.

El alfabetismo en la sociedad británica del siglo XIX, evita que una fracción de la gente común sea totalmente excluida de la actividad política. Según los ensayos finlandeses, en el siglo XVIII la alta política europea se conforma por un grupo muy exclusivo de la elite, pero incluso los monarcas son conscientes de la nueva participación constante de la sociedad en la política. Los cafés, bares, cervecerías e incluso barberías se tornan centros de intercambio de ideas y opiniones políticas y es en esos lugares donde existe el intercambio de publicaciones en inglés. De hecho, muchos de los dueños de estos establecimientos en Inglaterra opinaban que de no ser por las publicaciones políticas, sus locales habrían quebrado.

Los estudiantes son también personajes cruciales en la propagación de la prensa. Las universidades son centros de fuerte lectura periódica y la prensa del siglo XVIII encuentra en estos estudiantes un público que se opone al status quo. De esta manera (pese a que la oposición pública/política no puede ser tan directa como lo es actualmente, auspiciada por los medios de comunicación), a comparación con períodos anteriores de la historia (digamos, siglo XVI) una mayor porción de la población británica en el siglo XVIII, además de opinar al respecto de lo que sucede, comienza a introducirse dentro del mundo político mediante aparatos propios de ese mundo como lo son las peticiones recogidas por los miembros del parlamento nacional británico. Hobsbawm hace una mención a este fenómeno en la entrevista “Y todo el Jazz,” al

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Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Op. Cit., p. 53.

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referirse a la tradición de tribunales y juntas locales en Inglaterra que permite extraer fuentes riquísimas para la elaboración de historia social. “¡Podrías hilar una enorme cantidad de historia simplemente analizando lo que la gente puede dejar en los tribunales! Ya que es ahí donde, de hecho, la gente tiene un lugar para expresar lo que piensa y lo dice. Y esta es la manera de obtener las palabras de la gente que no sabe o no quiere escribirlas.”101 Este tipo de lugares, son un aparato establecido tanto en la sociedad británica como en la tradición historiográfica británica.

En las sociedades donde las clases trabajadoras no leen y no escriben, la participación socio/política es menor, en cambio, en las sociedades donde la tradición contempla la lectura y la escritura (al menos la tradición británica lo hace), los intelectuales son propensos a involucrarse activamente en la difusión de sus ideas a través de textos en su idioma que puedan ser leídos y comprendidos por otros sectores sociales, lo que repercute en los orígenes de identidad cultural y consolida de una manera distinta las fronteras culturales de los intelectuales venideros.102

Volviendo al ensayo de Lenderová y retomando lo concerniente a la supremacía del idioma inglés sobre otros idiomas europeos, a finales del siglo XVIII bajo el primer intento de unificación alemana por parte de los Habsburgo, y en la antesala de la doble revolución (social francesa e industrial británica),103 el idioma alemán se convierte en una lengua importante para lo relativo a los asuntos administrativos y también para la comunicación entre hombres comunes; burgueses. “La revolución de 1789-1848 – nos dice Hobsbawm- ha transformado el mundo entero, y lo sigue transformando […] Es el triunfo no sólo de la industria como tal, sino de la industria capitalista; no de la equidad y libertad en general, sino de la clase media o la sociedad liberal burguesa, no de la economía moderna o el estado moderno, sino de las economías y estados en una región particularmente geográfica del mundo (parte de Europa y escasos sectores de Norteamérica), cuyo centro está constituido por los estados rivales de la Gran Bretaña y Francia.”104

El francés desde el triunfo de la burguesía (y probablemente también ahora) representa un vínculo íntimo – una frontera cultural- entre los aristócratas (o las clases altas) y la burguesía, pero la función del idioma alemán en el siglo XIX tanto para las relaciones comerciales como para la producción de tratados 101

Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 62. Todo lo anterior gira en torno a la frontera literaria pero queda un factor adicional al respecto de la frontera lingüística que no quisiera omitir. Hoy en día resulta innecesario describir las ventajas de comunicarse en inglés. En cierto sentido se sobreentiende que siendo Estados Unidos la gran potencia económica del mundo en los siglos XX y principios del XXI, las demás culturas (comprendiendo sus aparatos económicos y empresariales) se ven en la necesidad de comunicarse en el idioma de la nación para efectuar intercambios diversos o hacer negocios. Los norteamericanos heredan el idioma inglés cuando el imperio británico coloniza Norteamérica en el siglo XVIII, ya para ese entonces, en Europa, el inglés delimitaba ciertos límites de la cultura. 103 Hobsbawm, Eric, “El mundo en la década de 1780”, Ibíd, pp. 7-26. 104 Hobsbawm, Eric, Ibíd., p. 3. 102

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intelectuales como los de Marx (empezando por el Manifiesto Comunista que fue redactado originalmente en alemán), es primordialmente importante al interior de la sociedad alemana y después para la casta intelectual británica, pero no para las clases medias y bajas de esta sociedad británica. El que los intelectuales británicos del XIX hayan concebido la importancia de la alfabetización de su sociedad y la difusión de material socio-político entre las clases trabajadoras hace posible que las ideas generadas dentro del continente europeo en otros idiomas como el alemán y el francés puedan ser conocidas a través de traducciones al inglés en el siglo XIX (donde el mismo Manifiesto fue publicado en 1850) y esto se sustenta a lo largo del siglo XX.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Hobsbawm pudo haber retornado a Berlín y publicar su obra en alemán bajo la tutela de la academia germana, sin embargo, sus escritos no hubieran tenido la difusión masiva que han tenido con cede en la universidad de Londres y bajo el auspicio del PC Británico. “Toda la obra de Hobsbawm se destaca en su manejo del lenguaje y su accesibilidad para expresar ideas y conceptos sumamente complejos. Su historia es apasionada, vibrante y emocionante. O para decirlo de otra forma: no te deja indiferente. Lo que se oculta bajo un lenguaje claro y casi poético, es un manejo teórico, un conocimiento de la historia y un bagaje cultural envidiable.”105 Y esta abstracción casi simplista, esta facilidad para enunciar, enlistar, describir y concluir, es producto de una mente de estructura parcialmente alemana pero de costumbres y sobretodo de maduración británica; ideas expresadas mediante la herramienta del idioma inglés.

Así pues, buscando una britanidad que está casi extinta en la actualidad se puede observar cómo los propios gestores de la cultura británica del siglo XIX-XX, sus intelectuales, a partir de lo anteriormente planteado sobre la soberanía del idioma inglés, consideran que la evolución de la frontera cultural Europea, deja en el siglo XVIII el Mediterráneo como eje de la cultura intelectual y se centra en Gran Bretaña y sus diversas relaciones con el resto del mundo.

Extensión de la frontera cultural: la otredad en la frontera cultural británica Charlotta Wolff, explora un género en el cual el cruce de las fronteras juega un papel crítico en el mundo europeo del siglo XVIII. Al viajar, las personas se trasladan y, con ellas, se trasladan las ideas, por lo que las fronteras no sólo físicas, sino sociales, religiosas, lingüísticas, mentales y culturales tienen que ser encontradas y superadas por los viajantes. “En los documentos enviados por los viajeros a los miembros de la elite –dice Wolff- se cruzan deliberadamente los límites de los convencionalismos establecidos por el

105

Pozzi, Pablo, “Eric Hobsbawm: historia social e historia militante,” Op. Cit., pp. 4-5.

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protocolo de la época.”106 Si bien este ensayo está mucho más ligado al campo de la antropología social, Wolff demuestra cómo el cruce de fronteras y las reflexiones escritas sobre esto, contribuyen en significantes maneras a la formación de los viajeros originarios de países periféricos. La frontera cultural de un viajero del siglo XVIII se ve afectada por las impresiones de sus viajes pero también, a partir de un mayor conocimiento de “lo otro” se reafirma lo propio, especialmente en lo que a cultura concierne.

“Usted habla muchos idiomas, cosa que muchos historiadores británicos no hacen” le comenta Pat Thane en entrevista a EJH.107 La facilidad de aprender idiomas en EJH es una virtud heredada por haber sido educado en el continente europeo por una familia que pese a ser judía y parcialmente austríaca, está compuesta por miembros que tratan de conservar su status de residentes británicos en el extranjero. Así EJH, cuando niño, habla alemán en el colegio e inglés en la casa. Posteriormente, acostumbrado a viajar y a tener la posibilidad de comunicarse, logra insertarse un poco más en el amplio contexto social en el cual participa sin perder su condición de extranjero; punto de referencia del viajero entre lo otro y lo propio. Pese a considerarse un “adolecente cobarde que sencillamente se olvidó del lenguaje alemán,”108 sus viajes al Norte de África como estudiante de historia, al sur de Italia como un joven profesor de historia, los viajes por el resto de Europa y Latinoamérica como militante comunista activo, le permiten formarse imágenes propias de la realidad en esos lugares, concepciones enriquecidas por varios factores: su gran capacidad para hablar y leer en otros idiomas, y los contactos brindados por el partido comunista y la academia británica.

No sólo en “Y todo el Jazz” sino en otras entrevistas, EJH habla de la importancia de viajar y poder comunicarse con la gente. “Encaré –dice EJH al respecto de sus viajes por el Mediterráneo en la década de los cincuenta- mucha gente [la mayoría comunistas o gente que sus amigos comunistas le presentaron] que en cierto sentido no reaccionaba como los trabajadores británicos o, en todo caso, como los intelectuales británicos […] Hablar italiano me permitió hablar cara a cara con esa gente [comunicarme con ellos], eso ayudó.”109 Así es como comienza a escribir Rebeldes Primitivos cuya difusión, paradójicamente, no sería tan exitosa en los 5 continentes sino hubiera sido escrita en inglés.

Pero los Rebeldes Primitivos no están en absoluto desligados de la britanidad en Hobsbawm. Las diversas construcciones de otras realidades, sin alejarse demasiado del eje británico, acercan a EJH a nuevos objetos de estudio, enriqueciendo su frontera cultural-intelectual, pero también consolidando y nutriendo su britanidad. No se encuentra obra alguna de EJH que no contemple comparaciones o paralelismos entre 106

Wolff, Charlotta, "La transgression des frontières dans les récits des voyageurs suédois au XVIIIe siècle", Op. Cit., p. 153. 107 Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., p. 18 108 Anderson, The Age of EJH, Op. Cit., p. 2 109 Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., p. 17

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Inglaterra y el objeto de estudio. Capitán Swing, Rebeldes Primitivos y Bandidos me parecen claros ejemplos de esto. Sus aptitudes con el alemán, el italiano, el francés y el español lo acercan más a Europa y a América y no tanto a las naciones del lejano oriente aunque hayan sido dominadas por el imperio británico. Y aunque de todos los marxistas, los estudios de EJH son los más alejados de lo británico que existe (Hill, Thompson y los demás se interesaron más en la historia social inglesa como tal) el sentido de britanidad no desaparece, al contrario, se enfatiza.

Extensión de la frontera cultural: la aportación de los Rebeldes Primitivos El interés primario de Rebeldes Primitivos no viene de la curiosidad por la historia del imperio, “era demasiado tarde para aprender tantos [y tan complejos] idiomas,”110 sino de los hechos acaecidos en la década de los cincuenta, que hicieron al autor repensar en muchas maneras sus construcciones culturales. De esta revaloración de la historia marxista británica, Hobsbawm comienza la obra de Rebeldes Primitivos; desde su propia noción de britanidad. Así se lee la introducción de la obra: “Los temas de los estudios contenidos en el presente ensayo, que pueden todos ellos describirse como formas ‘primitivas’ o ‘arcaicas’ de agitación social son los siguientes: el bandolerismo del tipo que encarna Robin Hood, [etcétera].”111 ¿Qué mejor ejemplo que Robin Hood -el bandolero de los bosques de Sherwood, una figura arquetípica de la cultura inglesa- para postularse propiamente como británico antes de comenzar un ensayo sobre formas primitivas de revolución internacional?

Robin Hood es un prototipo para una cultura altamente imperialista, pero al mismo tiempo es un rebelde primitivo capaz de modificar su entorno social por medios propios al interior de una nación que no sólo consigue revolucionar su sociedad sino el mundo en donde está contenida. Es probable que sin la existencia de Robin Hood -o cualquier tipo de bandolero social del tipo primitivo- en el imaginario colectivo de la totalidad de los británicos (una imagen que los niños del mundo entero, reconocen como británica), EJH no hubiera sentido atracción por los rebeldes primitivos del resto del mundo. Los rebeldes primitivos, aunados al interés personal de Hobsbawm por conocer más sobre los fenómenos marginales y populares, amplían su frontera cultural y, entre más se extiende el campo de acción, más se define el eje unificador.

Importancia del intercambio cultural entre el imperio y sus colonias para la construcción de lo británico La acepción utilizada del término “imperio” no lo equipara a nación, es justamente lo contrario, en este sentido es una construcción también fronteriza de lo británico. “Británico” es un término de cohesión imperial y no tanto de unidad nacional como sería el caso del término “inglés”. De hecho, el concepto

110 111

Ibíd., p. 19. Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Editorial Crítica, Barcelona, 2003, p. 11.

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“británico” como actualmente se comprende, es gestado entre los propios habitantes de la frontera cultural intelectual británica. Desde el siglo XVIII, el término está impregnado por elementos político-burgueses provenientes de Centroeuropa (principalmente Francia y Alemania) y elementos culturales-tradicionales provenientes del mundo colonial.

Pongamos un ejemplo, en el terreno musical, la difusión del tradicionalismo celta no es nada comparada con la influencia del jazz a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, sin contar que las redes de intercambio no son de comunicación masiva, lo que no impide a una fuerza cultural proveniente de una ex colonia británica (esto es EUA) invadir el mercado musical de la isla con un furor (por parte del público receptor) nunca antes visto.112 Lo mismo se puede decir de la influencia cultural de la comida, donde el curry indio representa un eje central de lo culinario en el Reino Unido, por no hablar de lo más tradicional y característico en Inglaterra: la hora del té, una aportación absolutamente China para la costumbre más absolutamente británica. “Incluso el gran imperio chino fue forzado en 1839-1842 a abrir sus fronteras a la explotación occidental.”113 Es decir, China abre sus fronteras comerciales al mundo cuando Inglaterra provoca la apertura. De esta manera, son principalmente los ingleses quienes absorben dentro de su cultura aspectos de la milenaria tradición asiática.

A diferencia de la Suecia del siglo XVIII altamente influenciada por la cultura, política y fuerzas económicas de dos potencias cercanas (Francia y Rusia), Inglaterra en cambio es una isla, que en cierto sentido ha estado siempre protegida de invasiones culturales por estar rodeada de agua; una condición fronteriza física; terminantemente geográfica. Sin embargo, esta isla es potencia económica de los siglos XVIII y XIX (incluso en ciertos sentidos, también potencia en el siglo XX al ser la cuarta economía mundial) y su extensa invasión a culturas de la periferia terráquea situadas primero en Norteamérica, y luego en Asia, África e incluso Sudamérica, hacen que el intercambio cultural sea vigente y las fronteras geográficas de la isla consigan una dispersión mucho más compleja a lo largo y ancho del mundo, lejos de la territorialidad geográfica, a partir del comercio y la interacción con sus colonias. Consecuentemente, Inglaterra extiende sus fronteras culturales en el siglo XIX para consolidarse como el Reino Unido de la Gran Bretaña.

En la década de 1930 cuando EJH se hace historiador, existe un interés general de los británicos por la historia colonial y la historia imperial, empero pocos marxistas del momento se adentran en ello, pese a que al interior de su cultura existen manifestaciones del intercambio comercial británico con sus colonias. En 112

Sobre el Jazz como un producto de exportación norteamericano en Inglaterra ver: Hobsbawm, Eric, The Jazz Scene, Pantheon books, Londres, 1993. Hobsbawm, Eric, Uncommon People, Abacus, Londres, 1998. Tirro, Frank, Historia del Jazz Clásico, Ma non Troppo, España, 2001. Berendt, Joachim, El Jazz: sus Orígenes y su Historia, Fondo de Cultura Económica, México, 2000. 113 Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Op. Cit., p. 3

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cambio, es mucho más fuerte en estos intelectuales la concepción de una cultura sin “contaminación” externa que consigue la revolución industrial de sus medios de producción, efecto claramente observable en las obras de historiadores marxistas británicos del siglo XX, como La formación de la clase obrera en Inglaterra de Thompson y el Capitán Swing de Hobsbawm y Rudé, éste último es un ensayo que presenta a la Inglaterra agrícola del siglo XIX que no tiene campesinos, lo que es un “espectáculo único y asombroso para el lector extranjero.”114 Capitán Swing es concebido, en cierto sentido, como un estudio de rebelión primitiva británica; las propias enseñanzas de los rebeldes primitivos a Hobsbawm y su aplicación al interior de su cultura.

“From Britain with love” El Swing y la Revolución: aportaciones británicas del siglo XIX. ¿Qué permanece y qué cambia de lo británico en el siglo XIX? Así como el Mediterráneo es un concepto fundamental para los pensadores del siglo XVIII en término de sus diversas fronteras, el imperio británico (más no la nación inglesa) del siglo XIX resulta fundamental para los intelectuales del siglo XX que lo estudian, por lo menos para el grupo de historiadores marxistas británicos. Es la justificación del punto de partida; no se puede escribir sobre revolución en el siglo XIX sin hablar de la revolución industrial, que es una invención británica y, cuando digo invención no me refiero a una fantasía, sino a la creación de una teoría explicativa del desarrollo del mundo a través de la sustentación de los hechos mediante documentos del período y el estudio exhaustivo de los procesos del mismo.

Como muchos otros historiadores sociales de su generación, EJH cree que estudiar la historia del siglo XIX le evitará conflictos con el movimiento comunista del siglo XX, del cual es parte. Se adentra en el terreno del siglo XIX por creer, dentro de muchas otras cuestiones, que es poco prudente como comunista, hablar sobre historia del siglo XX. “Soy primordialmente un historiador del siglo XIX, e incluso he tratado de ser muy cuidadoso en no presionar mi labor histórica mucho más allá de 1914 ya que cuando me hice historiador del movimiento obrero, realmente no se podía ser un comunista ortodoxo y escribir públicamente acerca, digamos, del período cuando el Partido Comunista estaba activo porque existía una creencia [también] ortodoxa de que todo había cambiado en 1920 con la fundación del PC. Yo no lo creía así, pero hubiera sido descortés, así como probablemente imprudente, decirlo en público.”115

Dentro del ambiente “seguro” del siglo XIX ¿por qué especializarse específicamente en el terreno de la historia británica? Su tesis de grado en la Universidad de Cambridge es sobre las sociedades Fabianas, un movimiento intelectual socialista consolidado y apoyado por el régimen victoriano que, como se describe más adelante, define lo británico en ese mismo siglo y en el siguiente. Después de escribir la “tesis fabiana”, 114 115

Rudé George & Hobsbawm, Eric, Captain Swing, Phoenix Press, Londres, 2001, p. 23. Thane & Lunbeck, “Interview with Eric Hobsbawm”, Op. Cit., p. 34.

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EJH llega a la conclusión de que “escribir sobre los fabianos era una pérdida de tiempo.”116 ¿Es realmente una pérdida de tiempo o es un punto de partida? No puede ser considerado literalmente una pérdida de tiempo ya que es ahí donde el autor conoce al “nuevo sindicalismo” (New Unionism), y ese es el punto de partida de Hobsbawm como historiador y como militante político, como una construcción intelectual dentro del universo cultural británico. Es desde este lugar que su obra vira hacia una nueva dirección; la historia social inglesa. Aunque Hobsbawm crea que su “obra histórica no ha sido, de hecho, planeada,”117 es una obra que se genera al interior de su propia cultura y no puede ir en otra dirección.

“Cuando los historiadores británicos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, inspirados por Maurice Dobb, debatían la transición del feudalismo al capitalismo y el entramado social de la revolución industrial, estaban en realidad tratando de comprender la naturaleza del capitalismo como sistema para poder actuar mejor sobre él,”118 y también para poderse comprender mejor a sí mismos. Hobsbawm ha dicho que las líneas principales de sus trabajos han sido el desarrollo del capitalismo y la naturaleza de los movimientos populares o de masas, donde se puede incluir al movimiento obrero119 y no tanto los grupos y organizaciones políticas.

Dentro de estas líneas de trabajo de la historiografía británica, la revolución industrial es eje fundamental de la obra de EJH que comprende la historia social inglesa, y nuevamente, la revolución industrial es una construcción de la britanidad. Por ejemplo, “en Capitán Swing, Hobsbawm plantea una temática que estaba siendo desarrollada por los historiadores marxistas ingleses: el de las tradiciones y las costumbres que, siendo en apariencia conservadoras, pueden en ciertos momentos históricos convertirse en la base de agitación social.”120

Pero ¿cómo se construye la obra de Hobsbawm? O mejor dicho ¿cómo se construye Hobsbawm como historiador británico? Para responder estas preguntas, es preciso comprender lo que significa ser británico a partir de lo que el mismo historiador dice y escribe. El resultado, la obra de un historiador marxista británico, podrá abarcar un sinfín de temáticas, pero siempre conservar un elemento esencial.

116

Ídem, pp. 8-9 Ídem, p. 37 118 Fontana, Josep, Op. Cit., p. 26. 119 Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 37. 120 Pozzi, Pablo, Op. Cit., p. 7 117

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El fuego y la niebla Manifestaciones de lo cotidiano en la Inglaterra Victoriana y en la obra de EJH En sentido general, existen dos elementos –si bien simbólicos- siempre presentes dentro de lo británico en el siglo XIX: el fuego y la niebla. Existen en la vida cotidiana de los británicos del siglo XIX y se manifiestan en la tradición historiográfica e intelectual de períodos posteriores. Son conceptos recurrentes de la revolución industrial y se consolidan como parte de la tradición británica que hereda Hobsbawm. Su historia social del siglo XIX los considera constantemente, los encontramos principalmente en dos de sus libros: Capitán Swing y La Era de la Revolución, que permiten ejemplificar la manifestación de estos símbolos en la historia que hace.

El origen del fuego como elemento de lo cotidiano en el ámbito cultural británico puede remitirse al gran incendio de la capital inglesa. La ciudad de Londres es destruida por un incendio en 1834. Las llamas arrasan con la casa del Parlamento inglés y sólo el gran Hall del palacio medieval de Westminster es salvado. Durante este incendio muchos edificios y documentos históricos desaparecen. Pero no es la primera vez en la historia británica que un fenómeno así afecta la cotidianidad y la cultura: en 1666 otro fuego, el Gran Incendio, destruye toda la ciudad, lo que hoy en día es el casco de la ciudad cerca del Temple Bar y la Catedral de Saint Paul. Seis incendios de menores dimensiones y el ataque de la Gran Peste (1665) lo preceden en la primera mitad del siglo XVII, pero ninguno es de la magnitud de éste último121 que “abrazó 13,200 casas; cuatro quintos de la ciudad quedaron bajo la más espesa niebla.”122 Por primera vez, Inglaterra desaparecía tras las llamas del fuego, pero la semilla de la cultura se mantiene intacta bajo las cenizas de sus edificios.

El sitio donde se origina el incendio de 1834 era un almacén a las orillas del río Thames en la calle Tooley, que almacenaba grandes cantidades de sustancias inflamables, la mayoría carbón para combustible, el elemento número uno, no de la tabla periódica sino de la revolución industrial. Después de dispersarse por entre los muelles y lanchas cercanas, el fuego alcanzó el parlamento. Pasaron cuatro días antes de que el departamento de incendios pudiera controlar el fuego y la niebla se mantuvo presente por varias semanas; como un fantasma sobre Londres. La sociedad no se olvidaría jamás de la sensación de vivir entre una niebla producida por el fuego que había arrasado los edificios representativos de las instituciones británicas. Sin embargo, la capital inglesa consigue superar las llamas, al igual que lo hace en 1666, y lo utiliza como símbolo de su nuevo carácter de potencia mundial; como el fénix renaciente desde los escombros. El humo del fuego no es nada para una sociedad acostumbrada a vivir entre la niebla artificial de la ciudad, escenario

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Sin contar la escandalosa humareda que se extendió por el cielo londinense a partir de un corto circuito en la sede olímpica, primera quincena de noviembre de 2007. 122 Fuente: Archivo del Museo de Londres, http://www.museumoflondon.org.uk/English/EventsExhibitions/Special/LondonsBurning

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común en las obras de Shakespeare123 y las historias tétricas de Jack el Destripador (por mencionar dos entre miles de ejemplos de la frontera cultural británica). La niebla no es en este caso un fenómeno ambiental, sino una combinación densa de la niebla natural y el humo del carbón. Para 1800, más de un millón de residentes en Londres queman carbón en casas y negocios y la “niebla invernal” deja de ser un simple fastidio o una alegoría literaria para convertirse en una realidad cotidiana (en 1905 un estudio ambiental de este fenómeno concibe el popular término “smog” para definir la situación londinense). A finales del siglo XVIII, la niebla producida por las máquinas de combustión de carbón no sólo afecta la salud de los británicos (alrededor de 268 muertes producidas por bronquitis causadas por la niebla fueron registradas en 1873), sino que se convierte en una constante de la cotidianidad inglesa y se consolida como un símbolo de la cultura (la niebla no se dispersa de noviembre de 1879 a marzo de 1880; son cuatro meses sin ver un rayo de sol).124

Tres años después del incendio de 1834 (el segundo en extensión desde “El gran incendio” de 1666), dentro de la niebla perpetua, la Reina Victoria asciende al trono. Su reinado, el más extenso en la historia británica, imprime de tal manera su sello en la sociedad británica que las tendencias culturales vigentes de ese período son llamadas comúnmente “victorianas,” desde la magna arquitectura gótica-victoriana y las disposiciones políticas –como la prohibición para que las mujeres y los niños trabajaran en las minas, hasta la influencia que tienen las campanadas del Big Ben en los horarios de la cotidianidad; de los restaurantes y pubs.

EJH no es la excepción de esta regla. La cultura victoriana se refleja igualmente en su obra y pensamiento. Como la niebla en la ciudad, lo británico está en todos lados: dentro y fuera de su obra como historiador y como crítico de jazz. En esta entrevista con Pat Thane que se ha venido citando, cuando se habla del papel de la mujer común en el periodo clásico del movimiento obrero, Hobsbawm hace uso de su memoria y menciona una pintura de Sir Hubert von Herkomer (1849-1914) que está dentro de la Real Academia de las Artes en Londres.125 En la transcripción de la entrevista se lee que el cuadro se llama Strike, es decir “golpe”, pero en realidad se llama On Strike que significa “en huelga” y que definitivamente no es lo mismo.126 La pintura retrata a un hombre –un obrero británico del siglo XVIII- de pie fuera de su casa, con mirada angustiosa, probablemente hace frío, no hay comida, el carbón está carísimo y se están por terminar las papas en la despensa. Ese hombre que pinta von Herkomer es apoyado silenciosamente por su mujer que se reclina en el hombro de su marido, de espaldas, soportando simbólicamente a su marido, sin sacar los pies

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En el Macbeth de Shakespeare las brujas cantan “fair is a foul: Hover through the fog and filthy air.” Fuente: http://www.epa.gov/history/topics/perspect/london.htm 125 Herkomer, Hubert von, On Strike, Oil on canvas, Royal Academy of Arts, London, 1879. Para ver una imagen de dicha pintura, acceder a http://www.racollection.org.uk/ Adjunto una impresión de la litografía. 126 Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., p. 27. 124

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que tiene bien plantados dentro del hogar y al mismo tiempo protege a sus dos hijos: un bebé a cuestas y una joven en las penumbras de lo privado.

No hay mejor descripción de la realidad que una impresión de la misma; una representación visual –como lo es una pintura- ejemplifica vívidamente lo que las palabras desganándose no consiguen transmitir. La pintura de von Herkomer es una representación gráfica fidedigna de la idea británica del siglo XIX sobre el trabajador del siglo XVIII. Esta imagen es un claro ejemplo de la britanidad en cualquier británico del siglo XX. Está ahí en la memoria, muy cerca de la experiencia, accesible para dar un ejemplo no sólo de cómo un historiador percibe el pasado, sino cómo un británico concibe su tradición.

Los símbolos tradicionales de lo británico no sólo se encuentran en la memoria de un intelectual británico del siglo XX, sino en todos los británicos aunque no tengan consciencia, capacidad o deseo de transmitirlo. El reinado de Victoria no es una monarquía puramente aristocrática o intelectual, existen diversas esferas donde lo victoriano y lo británico se impregnan. Si bien, una nueva clase de industriales y empresarios, los “nuevos ricos” del siglo XIX, son los responsables de la adquisición y crecimiento de la riqueza del reino, también hay que contemplar a los trabajadores pobres, los peasants127 –como ha sido observado por EJHquienes no operan empresas en el campo económico, pues llevan las cuestiones del hogar, no las de un negocio.128 Y pese a lo anterior, consiguen los medios para hacer triunfar sus protestas, conectarse con el desarrollo del resto del reino y adquirir para sí, entre otros derechos propios del período victoriano y de la revolución industrial, la consciencia de britanidad. Esto nos remonta una vez más a “Y todo el Jazz” donde EJH afirma que Gran Bretaña es un lugar donde “existe un alto grado de consciencia de clase.”129

Ahora bien, el origen del término “empresarios” británicos del siglo XVIII presenta ciertas ambigüedades pues no son esos entes grises del siglo XX con traje, portafolios y corbata que retratara Michael Ende en su novela “Momo.” Son -como muchos británicos- trabajadores y aventureros. El padre y los tíos de EJH –hijos de un judío emigrado de Polonia a Gran Bretaña en el siglo XVIII- pueden ser considerados dentro de este grupo de británicos. Nacen en Londres pero no viven en una comunidad judía al estilo gueto, sino que como trabajadores, intentan asimilar la cultura británica, a través de las artes y el trabajo, lo mismo que muchos 127 “Peasant” es un término británico –a su vez, proveniente del francés- que significa “campesino” en castellano pero, pero no tiene nada que ver con el concepto de campesino del siglo XIX ó XX, por lo menos en América. Incluso es un término que hoy en día ha dejado de ser válido en cuanto a denominación de los mismos campesinos ingleses (los pocos que quedan después de la revolución). Cuando los historiadores marxistas británicos hablan de “peasants” se refieren a una generalización del campesino “primitivo” inglés cuyas formas de producción agraria, más allá de proveer cierta diferenciación socio-económica de la población con fines de la investigación histórica, han dejado de existir en Inglaterra desde finales del siglo XIX. “Peasants” es un término constantemente utilizado por EJH, de ahí el motivo de esta aclaración. Para más información sobre el concepto, véase Hobsbawm, Eric, “Peasants & Politics”, Uncommon People, Abacus, Londres, 1999, pp. 196-222. 128 Hobsbawm & Rudé, Captain Swing, Op. Cit., p. 31. 129 Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 66.

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otros europeos emigrados a Gran Bretaña en busca de una mejor calidad de vida; en busca de la revolución industrial. El padre de EJH y su generación intentan volverse británicos lo más pronto posible para encajar en el modelo imperialista de su nueva patria: la Gran Bretaña Victoriana, heredando la cultura británica tan ajena para ellos, suplantando la herencia familiar por elementos comunes de la propia cultura como la poesía, con el fin de alejarse lo más posible de sus propios antecedentes;130 dar el golpe (strike) mas no ponerse en huelga (on strike).

La época victoriana marca la cúspide de la revolución industrial británica. El clímax del Imperio Británico a mediados del siglo XIX es igual cúspide del capitalismo penetrando el campo y consolidándose en las ciudades. Y dentro de esta sociedad victoriana, el fuego y la niebla son constantes de identidad británica más allá de los límites londinenses. Fuera de Londres, en el siglo XIX existe un “mundo de villas” como lo describe Hobsbawm en Capitán Swing.131 Es en este mundo, donde se levantan las movilizaciones de 1830. Hobsbawm explica que finalizadas las Guerras Napoleónicas, en particular, tras Gran Bretaña ganar la batalla de Waterloo en 1815, y pese a vivir en una total oscuridad, la historia de las luchas de los agricultores en contra de su propio destino entra en una nueva fase, donde el trabajador consciente de capacidad para manifestar su inconformidad, puede protestar en contra de su empleador pero sólo a través de ciertos métodos (de autodefensa) como aprovechar las movilizaciones de las masas para demandar mejores salarios o robar papas para aliviar su pobreza con el crimen.132

Pese a las paupérrimas condiciones de vida de los trabajadores rurales ingleses en el siglo XIX, las cosechas son relativamente productivas en los años anteriores a 1830, menos en 1829 cuando se registra uno de los peores inviernos de la primera mitad del siglo XIX. Cuando la gente pobre tiene que comer no siente la necesidad vital de revolucionar su entorno (ya sea socialmente, para modificar las estructuras que construyen y regular la producción, o tecnológicamente para mejorar los mecanismos de producción). “Los trabajadores debieron haber enfrentado la primavera de 1830 con la memoria del frío, el desempleo y el hambre, y con la reflexión de que otro invierno como ese era más de lo que el cuerpo pudiera [y debiera] soportar.”133

El “miedo al invierno” es la causa de una nueva aparición del fuego y la niebla en la concepción de la frontera cultural británica.

“Esos alborotos e incendios iban de Sussex a Kent, como dice un reporte de

Willingdon.”134 En el caso de las movilizaciones campesinas inglesas de 1830, el fuego es intencionalmente 130

Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., pp. 1-3. Hobsbawm & Rudé, Captain Swing, Op. Cit., pp. 57-71. 132 Ibíd., pp. 72-75 133 Ibíd., p. 85. 134 Ibíd., p. 86. 131

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provocado en el campo y en las aldeas, y los partidarios del cambio buscan difuminar la niebla dentro de la cual estaban sumidos los trabajadores. “Tratemos de ponernos en la piel de estos trabajadores –propone EJH- para comprender la tensión y el pesimismo con las cuales vivieron el otoño de ese año.”135 Al intentar ponerse en los pies de esta gente, Hobsbawm propone no sólo construir historia, sino adquirir consciencia de la britanidad.

“Llegaban rumores al campo sobre las grescas que se dirigían hacia Londres.” El campo y la ciudad comienzan una nueva etapa de interacción, donde el trabajador se hace presente en la vida citadina y las decisiones políticas, donde se intercambian formas de vida y formas diversas de la misma lengua, y donde se consolida una manera más concreta del ideal cultural británico. Así, mientras el Swing moviliza las zonas rurales de Inglaterra que fueron seriamente abandonadas por el sistema en siglos anteriores, y la “doble revolución” transforma las grandes ciudades inglesas y –en cierto sentido- sus colonias, el término “británico” extiende su definición al abarcar diversos grupos sociales: súbditos, ciudadanos, trabajadores, campesinos. Y refuerza además la frontera de lo británico, lejos de Londres y hacia los confines del reino.

Dentro del Swing de EJH encontramos pues, una sociedad rural sumergida en conflictos y contradicciones, que va alejándose de la visión idealizada de una comunidad solidaria, cohesionada y casi impermeable al mundo exterior. En esta obra se explica el gran levantamiento agrario inglés de 1830, que combina la condición objetiva de las aldeas inglesas con los efectos de la agitación política a nivel nacional y con lo que el autor define como “el doble estímulo de las revoluciones francesa y belga,” aunque también es cierto que este estímulo llega al campo inglés mediado por los políticos británicos. 136

Ahora bien, el Swing es la continuación intelectual de la obra de los Hammond (fundadores de la London School of Economics) y está muy relacionada a La Era de la Revolución, obra que le “voló la cabeza a una generación entera en la década de los sesenta.”137 Ambas obras son complementarias puesto que Capitán Swing mira al interior de la sociedad inglesa mientras que la Era de la Revolución conduce su enfoque al exterior de la misma sociedad: al mundo y sus transformaciones en el siglo XIX. Ambas tienen en común ser obras invaluables por sus aportaciones a la historia moderna, a la historia marxista, a la comprensión del desarrollo del capitalismo, al estudio de los “sin historia” y a la descripción de las transformaciones sociales, al “universo de aquellos que ni escriben ni leen muchos libros […] Hombres y mujeres como los que forman el objeto de este estudio [Rebeldes Primitivos] constituyen la gran mayoría de muchos […] el estudio de sus

135

Ídem. Ibíd., p. 87. 137 Pozzi, Pablo, Op. Cit., p. 1 136

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movimientos no es solamente curioso, interesante o emocionante para el que se ocupa del destino de los hombres [peculiar definición de sí mismo]; tiene también importancia práctica.”138

Ambas obras son también de importancia para comprender a EJH como producto de su propia sociedad. Ninguno de los dos libros –ninguno de todos sus libros- pierde de vista el eje de lo británico desde el cual EJH va y viene, se aleja y retorna; la frontera cultural que radica en lo británico es el eje que permite darle coherencia al discurso.

“El período histórico que comienza en Lancashire con la construcción del primer sistema de fábricas del mundo moderno y la Revolución Francesa de 1789, termina con la construcción de la primera red ferroviaria y la publicación del Manifiesto Comunista [1848].”139 Probablemente sea durante estos cincuenta y nueve años, que la frontera cultural británica se consolida como tal, extendiéndose fuera de Londres al englobar elementos exteriores propios de la ideología francesa (la revolución de 1789), de la ideología alemana (a partir de la obra de los filósofos como Marx y Engels) y de la cotidianidad colonial. Y esto es una constante del ámbito intelectual durante el siglo XX.

Empero, como todo proceso, la frontera cultural británica no es una constante progresiva. El mismo imperio británico, la concepción de identificación y coerción social a partir de un término que unifica al imperio -es decir, la britanidad- queda en las sombras del gigante Norteamericano al finalizar la Segunda Guerra Mundial, pero no se difumina como la niebla, sino que permanece en la concepción y construcción ideológica de los intelectuales británicos (y del resto de la población en menor grado) durante el siglo XX.

Nuevamente en la introducción de Rebeldes Primitivos, encontramos una manifestación similar de britanidad en EJH cuando dice que “los hombres y mujeres de los cuales aquí nos ocupamos, difieren de los británicos [como él] en que no han nacido en el mundo del capitalismo como nace un mecánico de la cuenca del Tyne, con cuatro generaciones de sindicalismo detrás de sí.”140 Esto no quiere decir que las obras de EJH hayan sido escritas con visiones sesgadas o como muchos otros han decretado incorrectamente, que su visión de la historia sea enteramente Eurocentrista. En “Y todo el Jazz” EJH afirma que en realidad nunca ha sido importante [por lo menos para él] sostener la teoría eurocentrista, lo cual no descarta que el modelo eurocentrista intente explicar una parte crucial del desarrollo europeo/mundial, principalmente el desarrollo del capitalismo industrial. Es decir, si el motor del cambio social alrededor del mundo estaba en roce constante con Europa y nada más que Europa; con esta particular sección de la Europa occidental, es 138

Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Op. Cit, p. 13 Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Op. Cit., p. 4 140 Ídem. 139

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absolutamente correcto observar que el argumento eurocentrista no indica por fuerza una superioridad de los europeos.141

La visión de Hobsbawm sobre el mundo dista mucho del centro europeo, en todo caso el centro es británico, pero esto no es una limitante, simplemente es una característica; un rasgo distintivo de la tradición del país donde un historiador crece, estudia, vive y escribe la historia, pero sobre todo es el lugar común que su pensamiento mantiene: el comunismo termina, cesa su labor como docente de la universidad pero jamás deja de ser un historiador británico.

Lo británico se convierte en historia En 1999 The Guardian publica una nota sobre la aparición de una nueva biografía de Enoch Powell (MBE 1912-1998)142 resaltando la discusión de dos MP (miembros del parlamento) al respecto. Uno de estos MP es un hombre mayor, derechista y blanco, el otro MP es una mujer joven, izquierdista y negra. Los primeros intercambios de la discusión son predecibles y giran en torno a aspectos políticos, pero luego, la joven mujer dice que ella resiente particularmente la aserción de Powell sobre que no importaba cuánto tiempo los inmigrantes hubieran vivido en Gran Bretaña, jamás se convertirían en británicos. Su colega, el derechista, observa que su cita es incorrecta y corrige: “Powell en realidad dijo que ellos jamás podrían convertirse en ‘ingleses’.” Ella replica “Bien, es la misma cosa, ¿no es cierto?”143 Y la discusión prosigue. Ahora, con un parlamento escocés, con una asamblea galesa y el proceso de restitución de Irlanda del Norte, ¿cómo un miembro del parlamento puede demandar que ‘inglés’ y ‘británico’ son la misma cosa?

Esto ejemplifica cómo dentro del imaginario colectivo de la sociedad de Inglaterra las cosas son distintas en el siglo XXI. El término británico, la “britanidad” o la consciencia de sentirse un ciudadano de la Gran Bretaña integrada por los países de Inglaterra, Gales y Escocia va perdiendo poder ante el término “inglés”, ante el crecimiento de un nacionalismo distinto, más regional y definitivamente menos imperial pues del antiguo imperio victoriano queda poco. Según encuestas del 2006 y 2007 obtenidas por el Instituto para el estudio de la ciencia y la tecnología en Inglaterra (ISSTI), menos de la mitad de los habitantes de Gran Bretaña considera que “británico” es la mejor forma para calificar su identidad nacional, frente al 63% de hace 15 años. En cambio, el número de personas que se consideran “ingleses” antes que británicos ha subido del 141

Alanís, Vanessa, “Y Todo el Jazz”, Op. Cit., pp. 54-56. Enoch Powell fue Ministro de Salud (1960-1963) del gobierno del primer ministro británico Harold McMillan. Además de político, era lingüista, escritor, académico y poeta. A la vez fue miembro del partido conservador del parlamento (1950-1974). Las siglas “MBE” corresponden a la categoría de “Miembro de la Orden del Imperio Británico”, a su vez, la “Muy Excelente Orden del Imperio Británico” confiere este tipo de nombramientos (GBE, DBE, KBE, CBE, OBE, MBE) a las personalidades cuya labor es destacada por el “bien y el imperio”. 143 Sutton, Mike, “England, whose England?”, Class, gender and national identity in the 20th century folklore revival, School of Humanities, University of Northumbria, Newcastle, UK, 2000, http://www.mustrad.org.uk/articles/england.htm 142

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31% de 1992 al 40% actual, una cifra que doblan los escoceses, ya que el 80% de éstos prefieren llamarse scotish frente a british. En el caso de los habitantes de Gales, el 60% se considera antes ciudadano galés que británico.144

La disminución en la simpatía por el término británico corresponde en cierta medida a la necesidad de identidad regional en un mundo globalizado enteramente conectado. Pero en el siglo XIX, el mundo estaba totalmente poblado por regiones y lo que necesitaban las sociedades era sentirse unificadas. “La mayoría de los historiadores saben que al investigar el pasado, hasta el más remoto de los pasados, también piensan y expresan opiniones por lo que concierne al presente y a sus intereses.”145

La repercusión de esta evolución de la frontera cultural en Inglaterra y la concepción de lo británico también existe dentro del ámbito de la gente común. Ciertamente, la vida no era color de rosa para los de los trabajadores en los primeros tiempos de la revolución industrial pero los intelectuales británicos no comparten enteramente la visión propuesta por los historiadores marxistas franceses sobre la decadencia continua y progresiva de los trabajadores; era algo que los Hammond y los Webbs ya habían señalado en su obra.146 “[Pese a la visión de los historiadores marxistas franceses] no existía razón alguna para que nosotros [los historiadores del grupo marxista británico] –dice EJH- lo consideráramos distinto. Todos en Gran Bretaña pensábamos que la idea propuesta por los marxistas franceses sobre la necesidad de los historiadores en los cuarenta y cincuenta por probar la continua y progresiva decadencia de los trabajadores estaba incompleta. Las cosas no eran así. El mundo no estaba empeorando. En el siglo XIX la calidad de vida de los trabajadores ingleses era peor que en el siglo XX y esto se ratifica si consideramos la experiencia de Marx y Engels, fundamentada en su observación contemporánea.”147 La misma imagen de un mundo mejor se repite en “Y todo el Jazz” cuando EJH le dice a su mujer “El mundo hoy en día, en determinados aspectos, está mejor.”148 Y éste es reflejo de la particular visión optimista típica de la tradición británica, como lo afirmara Josep Fontana en su ensayo sobre EJH.

Como intelectual, EJH siempre ha necesitado de lo británico (propuesto en parte por los Webb y los Hammond) y lo marxista (a su vez propuesto por el propio Marx y Engles) para conectar la historia con su experiencia particular y privada. “Lo que llamamos pasado –dice Josep Fontana, cualquier tiempo o momento de la historia humana que escojamos para estudiar, es una selva inabarcable en que hay tantos

144

Fuente: http://www.issti.ed.ac.uk/. Encuesta realizada a 10 mil personas en Gran Bretaña. EJH, en Josep Fontana, Op. Cit., p. 25. 146 Estos cuatro investigadores británicos del siglo XIX y principios del XX, fundadores de la London School of Economics, son precursores en la obra de EJH, de importancia fundamental incluso similar a la de Marx. 147 Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., p. 12. 148 Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz,” Op. Cit., p. 58. 145

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caminos posibles que nadie podría pensar en recorrerlos todos. El historiador busca, en esta confusa maraña, aquellos senderos que conducen hacia los problemas que más le preocupan, que le importa aclarar y entender, para hacerlos comprensibles a los demás”149 y comprensibles para sí mismo. Hobsbawm busca comprender a la gente común del siglo XVIII, en especial a los británicos (británicos como él), que fueron catapultados a una nueva era (la era del capital) y que están en contacto con esa nueva era, donde la esencia del viejo régimen (victoriano imperialista) no está definida por monarcas o aristócratas, sino que el viejo régimen es visto en los términos de la gente poco común.150 Ese es el mundo que estudia EJH, ese es el mundo que decide como propio, que lo construye como elemento de una cultura y esas son sus tradiciones heredadas como ciudadano británico.

Otros aspectos de una definición mitológica de britanidad El hecho de que Hobsbawm se empeñe en hacer de la comprensión histórica algo accesible a la gente común y no sólo a los historiadores, nos señala algunas cosas más, relativas a su britanidad: primero lo define como miembro de la clase hegemónica intelectual capaz de transmitir su visión de las transformaciones sociales a los “actores” de esa realidad (a la gente común); segundo, como intelectual debe estar comprometido con su ideología y determinado por ésta (lo marxista); tercero, es muy probable que siendo intelectual tienda a ser crítico con su sociedad (la historia); cuarto, la construcción de EJH es reflejo de la sociedad en la que vive.

Finalmente, a partir de estos parámetros, aunque se piense lo contrario, en EJH se manifiesta lo británico por encima de lo marxista. “Siempre he estado orientado al presente –nos dice EJH - y es terriblemente importante hacer que la historia sea comprensible para la gente que no es historiadora. Esta no es una tradición marxista, es una tradición británica.”151 De esta manera EJH justifica su propio quehacer histórico, principalmente en el periodo en el cual concibe sus Eras, ahí donde en ausencia del Partido Comunista, permanece lo británico. “[En ese momento] no estábamos escribiendo para nuestros colegas; para la gente que lee nuestras notas,”152 sino para la gente común: para que –a partir de la síntesis histórica y la orientación de la obra histórica al presente - el ciudadano común británico pueda comprender mejor su actualidad, mientras que para la gente no común, dicho en palabras de EJH: “esto sirva con el fin de que nos sea posible (a los intelectuales) comprender el universo intelectual de la gente ordinaria y común.”153

149

Fontana, Ibíd. Thane, Op. Cit., p. 19. 151 Thane, Pat, Interview with Eric Hobsbawm, obra no publicada en texto sino como DVD, el borrador original de la Dra. Thane data de 1988, p. 16. 152 Ídem. 153 Ibíd., p. 28. 150

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El abrazar esa identidad cultural radica en una decisión personal de EJH por ser británico, actuar como británico y escribir desde los parámetros preestablecidos y preconcebidos por la cultura británica inglesa del siglo XX; sobre las bases de una sociedad con consciencia de clase trabajadora que sabe escribir y leer y por lo tanto su compromiso político y social es destacado en el desarrollo de la sociedad británica de períodos posteriores.

Ahora restan dos aspectos por analizar sobre esta definición “mitológica” –como la llama Bryan Palmerde “historiadores marxistas británicos”, es decir: lo marxista y lo histórico. Veremos cómo influye la academia en la construcción del historiador británico más apegado al establishment inglés y finalmente las aportaciones del marxismo a la consolidación no sólo de la labor intelectual y política de Hobsbawm, sino de él como persona, como británico, como académico y como marxista en sí: todos girando como piezas armónicas dentro del eje del mecanismo hobsbawmiano según la propia valoración de sí mismo.

Hubert von Herkomer (sir) On Strike Oil on canvas Royal Academy of Arts, Londres, 1879.

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III. I Lo Inglés y lo Británico

Dos caras de la misma moneda Existe un factor adicional –un elemento comparativo- para nutrir la idea de “británico” como elemento básico de la construcción de Hobsbawm. El capítulo I hace mención de la importancia de la otredad en la definición de frontera, en el caso de la concepción británica es importante enfatizar ciertas diferencias con el resto de los miembros del grupo de historiadores marxistas británicos. Es una tarea de recopilación extensísima, por lo que esta investigación propone únicamente comparar lo británico en Hobsbawm con el carácter “puramente” inglés de Edward Palmer Thompson (EPT; 1924-1993), otra figura crucial de la historia social inglesa, con el fin de enfatizar lo británico a partir de la otredad en uno de sus contemporáneos.

Esta reflexión es posible a partir del excelente libro de otro Palmer (sin conexión sanguínea), me refiero a Bryan Palmer quien escribe sobre la vida y obra de Thompson titulado “E.P. Thompson Objeciones y Oposiciones”, que en términos historiográficos, representa un trabajo de revisión biográfica del estilo de la autobiografía en Hobsbawm. Si bien no es un trabajo enteramente subjetivo como lo puede llegar a ser una autobiografía, incluso en el caso de que sea redactada bajo las reglas “objetivas” del historiador, el libro de Palmer se construye bajo la fuerte sensación del autor por la necesidad de localizar a Thompson históricamente, y al hacerlo intentar tocar fondo en las influencias formativas y el contexto histórico, donde y dentro de los cuales Thompson escribe, piensa y actúa.154 Éste es un homenaje del historiador canadiense a su amigo, camarada y colega Edward Palmer Thompson, por lo que en cierto sentido también es un ensayo escrito dentro de la delgada línea de la subjetividad histórica.

Eric Hobsbawm nace en 1917 en Alejandría, en los confines del imperio, siendo “parte de la historia del imperialismo”155 y después de migrar involuntariamente por diversos parajes europeos, se forma como historiador en uno de los principales centros de enseñanza británica, en la universidad de Cambridge, y posteriormente termina radicándose en la capital de Inglaterra, definiéndose –a él y su obra- como británico por encima de todo. E.P. Thompson, nace siete años después que EJH en otro de los centros hegemónicos de la cultura inglesa, en Oxford, pero a diferencia de EJH todo el bagaje cultural que adquiere de su familia lo define como un inglés opositor. La oposición en Thompson es un factor crucial en su identidad cultural: se opone entre otras cosas a la política, al comunismo después de cierto período de militancia y también en alguna forma, a lo británico como eje de una cultura tradicional imperial.

154 155

Palmer, Bryan D., E.P. Thompson. Objections and Oppositions, Verso Books, Londres, 1994, Prefacio, p. x. Thane, Interview with EJH, Op. Cit., p. 1

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Al crecer, EJH ve colapsar el imperio austríaco ante la lucha entre rusos y alemanes, se desmorona así el ala materna de su identidad cultural. Paralelamente Thompson, desde Oxford, ve a la India entrar en un periodo de separación y revolución, y ésta a su vez es el ala paterna de su propia identidad, ya que es en la India donde su padre escribe gran parte de los textos y poemas que Thompson habría de adquirir como herencia de una constante confrontación intelectual entre lo establecido por lo británico y lo que el consideraría que debiera ser la verdadera lucha marxista por encima de todo.

En el obituario que en 1993 Hobsbawm redacta tras la muerte de su colega, ex camarada y amigo Edward, dice: “Thompson escribió sobre historia o sobre cualquier cosa, siempre apersonado desde la visión de un tradicional caballero rural inglés [más no británico] de la izquierda radical.”156 La carga de ‘nacionalismo cultural’ –dice Palmer- persigue como gravamen al carácter político de Thompson en vez de ser una cualidad aditiva como en el caso de Hobsbawm. Él mismo llega a confesar que sus propias dificultades lo marcaron siempre como extranjero, como ‘alien’ en Inglaterra, aunque su idioma fuera el inglés.157 En esto EJH y EPT se asemejan, sintiéndose siempre extraños. Pero la manera de encarar esta sensación es distinta en ambos.

Thompson es además un extranjero al interior de la academia, de alguna manera es ajeno a los límites establecidos por las instituciones británicas a mediados de los años 40, y después del cisma comunista en 1956, también es extranjero a voluntad del Partido Comunista (aunque no del marxismo), un lugar donde probablemente nunca se sintió en casa. Hobsbawm también se define constantemente como un extranjero en Inglaterra, en términos prácticos, es más extranjero que Thompson. Nace fuera de Inglaterra, sus padres son judíos, su madre además es austríaca, pero su marxismo y su labor histórica están marcados por su britanidad, incluso su marxismo está afectado por su identidad británica.

La realidad que antecede a Thompson puede ser mucho más británica; su tradición, su familia, su religión, etcétera. Tal vez este apego involuntario a una idea nacional, heredado a través de generaciones de británicos, sea lo que provea su carácter opositor a la consciencia inglesa. Así, la experiencia inglesa en Thompson es enteramente distinta a la de Hobsbawm, pues se marca a partir de parámetros de lucha opositora, pululan en su obra ideas como que “el mayor enemigo estaba en casa” (casa como metáfora de Inglaterra). Thompson considera que había que encontrar los lugares reales de conflicto dentro de su propia cultura158 y resolverlos criticando parte de esta cultura como si fuera un ente ajeno: de esta manera, resulta que la gente y la tradición son asimilados en Thompson pero no el paquete completo de lo británico, sino intentando conscientemente dejar fuera lo imperial, y en algunas ocasiones también lo industrial y lo 156

Palmer, Objections and Oppositions, Op. Cit., p. 11 Ibíd., p. 12 158 Ídem. 157

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político. Es una tradición heredada de su padre, quien a la vez es probable que lo haya heredado de la tradición antropológica post-moderna de su generación intelectual en la India y en Inglaterra. Es decir, Thompson padre considera lo inglés visto desde el campo de acción de los otros (desde la India). A partir de esto, Bryan Palmer afirma que solo algunos pasajes de la obra de Thompson pueden ser interpretados como de carácter nacionalista si el resto de la obra es ignorado por completo y cita a Thompson: “la mayor parte del mundo hoy en día sigue experimentando los problemas de la industrialización y los problemas de la formación de las instituciones democráticas, lo que es análogo en muchas maneras a nuestra experiencia durante la Revolución Industrial. Las causas que fueron perdidas en Inglaterra podrían ser ganadas aún en Asia o África.”159 Es una visión mucho más negativa de los aportes británicos a la historia de los últimos siglos. Hobsbawm es más optimista en este respecto, considerando ciertos problemas de la historia de menor importancia en Inglaterra que en Europa, lo que reafirma su actitud positiva de tradición británica. Un ejemplo de esto sería que, para EJH en el siglo XX Gran Bretaña no tiene divorcio total entre el partido laborista (los social demócratas) y el comunismo inglés. No como el tremendo abismo existente entre las mismas facciones pero en el continente europeo.160

Así, se presentan dos realidades, o mejor dicho, dos perspectivas, en Hobsbawm: Europa continental y Gran Bretaña. A veces son lo mismo cuando habla de historia universal, y a veces son entidades distintas cuando a historia europea se refiere. Para Thompson la dualidad está representada por el colonialismo en la India y el imperialismo en Inglaterra, también dos caras de una misma moneda, dos perspectivas de un mismo proceso histórico, pero en el caso de Hobsbawm son realidades complementarias y armónicas, mientras que en el caso de Thompson son realidades opuestas a las que hay que criticar y oponerse y, si es posible, modificar.

De hecho, nos dice Palmer, Thompson nace en la falla cultural entre la división de lo inglés y lo no inglés; su internacionalismo y sus capacidades imaginativas son en parte, productos de su propia conciliación y comprensión de esta falla y de la herencia familiar.161 La labor activista de un padre metodista (y además poeta) en la India, un país controlado por el imperio británico a fines del siglo XIX y principios del XX, influyen en su concepción de lo británico y lo marxista, de la misma manera que la no tan influyente actividad intelectual en la familia de clase trabajadora de Hobsbawm y su voluntaria aceptación de lo británico lo definen en las maneras que anteriormente se mencionaron.

159

Ídem. Thane, Interview with EJH, Op. Cit., p. 4 161 Palmer, Op. Cit., p. 13. 160

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Es difícil rastrear los orígenes de la conciencia cultural británica del padre de Hobsbawm, él mismo en su autobiografía habla muy poco de sus padres. No son intelectuales, ni políticos; son gente común. Sus influencias familiares cercanas, sustitutos de padres y hermanos, son los tíos y primos que aceptan de antemano lo británico y lo popular como algo natural; por ejemplo, el jazz es una adquisición de origen popular en el joven Hobsbawm a través de sus primos, la aplicación de la historia en el estudio del género musical es muy posterior a su propio descubrimiento de un género musical revolucionario; extranjero pero de aceptación en el terreno de británico, como él. Los aportes familiares en Hobsbawm son menos sólidos que los de Thompson, en un sentido intelectual, lo cual no significa que sean nulos.

De la misma manera, la correspondencia de EJH con su hermana en Chile (aunque no es conocida formalmente), le permite enfatizar mucho la importancia del desarrollo en los medios de comunicación. En la entrevista “Y todo el jazz” EJH reafirma esta idea de la importancia de los medios de comunicación y transportes en una era “absolutamente masiva de migración internacional […] de todos los países hacia todos los países.” Lo que marca una enorme diferencia de las migraciones del siglo anterior que salían primordialmente de Europa. El que la tecnología moderna haga innecesario para los migrantes desarraigarse de sus orígenes es para EJH “algo completamente nuevo.”162 Su propia vivencia se ve afectada por esa revolución, por el acotamiento de la distancia entre familiares, la primera fase en la relación con su hermana en Sudamérica y la fase final en la relación con sus hijos en Norteamérica. Pero en este sentido, las contribuciones de las relaciones familiares son distintas en el caso de ambos historiadores sociales y, a través de la pluma de EJH, estas contribuciones aparentemente no son trascendentales en la construcción de su ideología ni en su consideración personal sobre lo británico, pero existen.

Thompson y sus hermanos, en cambio construyen su ideología entre la frontera de la cultura y la política, la independencia y el imperio, la poesía y las personalidades intelectuales. Estos son los campos de acción del padre de Thompson quien se educa en el lejano oriente, trabaja siempre defendiendo a los indios y genera – según Palmer- una visión poco complicada de la “verdad” en contra de una apreciación siempre precaria del poder imperial.163 Para Palmer, Edward John Thompson (padre) no es un místico, no es un misionero dedicado a esparcir la labor de dios, es un activista político que lucha por la libertad de un pueblo oprimido por los ingleses. Pero ese pueblo no quería la libertad, no quería favores de ingleses (ni siquiera de ingleses pro-indios como Thompson Sr.), era un pueblo deseoso de libertad cuando ellos mismos la ganaran, y no querían ni debían necesitar apoyo de “los otros.” Esto en cierto sentido es comprensible, las culturas se complementan, consiguen construir diálogos, pero no se funden en un par de décadas, hace falta una

162 163

Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 51. Palmer, Bryan, Op. Cit., p. 14.

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constante convivencia, de siglos y siglos como en el caso español-musulmán del Medievo, para que exista una verdadera fusión y aceptación.

En su eterna búsqueda por entender los significados del encuentro indio-británico,164 Thompson padre no llega jamás a comprender enteramente el grueso de la cultura colonial establecida, resignándose a pertenecer al bando contrario conferido por la propia cultura, lo que le genera un sentimiento constante de frustración. En sus días en la India, Thompson padre vive siempre sorprendido de la lealtad, la fortaleza y el brillo de una cultura ajena, en una carta a su madre escribe: “El Este hace mejor las cosas, en miles de formas, mejor que nosotros, y que nuestro asqueroso industrialismo.”165 Pese a su voluntad para expresar estos sentimientos de protesta e inconformidad, Thompson padre es un ciudadano inglés, un súbdito de la corona británica, que no deja de ser para los otros, para los indios colonizados, parte del problema y no parte de la solución. Al mismo tiempo que consigue las habilidades para comunicarse e interactuar con intelectuales indios, se mantiene una clara distancia entre él y el folklor común de los campesinos indios; una sólida frontera construida pese a los constantes intentos por superar las barreras que separan a los “patricios de los plebeyos.”166

Superar estas barreras en cierto sentido es contradictorio, porque la

concepción de sí mismo lo hace colocar algunos ladrillos al muro divisorio, considerarse a sí mismo un patricio, un misionario, un caballero inglés, lo sitúa sobre la otra cara de la moneda, aunque fuera su más grande pesar.167

Thompson padre era británico aunque le hubiera gustado no serlo. Bryan Palmer rescata afirmaciones constantes de este tipo: “este es un mundo falible de hombres y mujeres quienes carecen de poder para decidir su raza y lugar de nacimiento.” Esta reflexión en particular es hecha por alguien que vive una realidad, y no por aquellos que jamás la conocieron. Sin haber nacido dentro de su cultura, sin haber construido lo británico dentro de su frontera cultural-intelectual, a Thompson padre le hubiera sido imposible darse cuenta de las fallas de esa cultura imperialista que reprochaba, “nosotros que somos británicos podemos liberar nuestras mentes del veneno y la falsedad que los libros contienen, y podemos crear una atmósfera en la cual un nuevo comienzo sea posible […] podemos comprender nuestra propia locura.”168

164

Ibíd., p. 26. Ibíd., p. 21. 166 Ibíd., pp. 19-20. 167 Sakar, “Afterword”, The Other Side of Medal, Londres, p. 114. Este libro de Sakar está dirigido a ingleses e indios, manifestando un repudio bilateral a los excesos viciosos del imperio y al mismo tiempo, a la estupidez india. 168 Palmer, Op. Cit., p. 37 165

111

Este principio nos devuelve a los orígenes de lo británico, a la enseñanza de Tom Paine, al punto común en donde se sitúan los ciudadanos ingleses (intelectuales principalmente) de finales del XIX y principios del XX; la frontera cultural de su pensamiento, en trazos muy generales, se define a partir de las fronteras geográficas políticas e ideológicas del imperio británico; ya si los intelectuales se sitúan a favor o en contra del imperio es otra cuestión. Pero esta evolución en las reflexiones sobre lo británico no es herencia familiar para EJH. En cierto sentido la idea crítica de britanidad no existe en Hobsbawm de la manera en que se asienta en la familia Thompson, no existe en EJH una generación familiar anterior que asimilara la noción crítica del imperialismo en general y de la idea de britanidad en particular, así que, en este sentido su propia britanidad es más contemporánea de Thompson padre que de Thompson hijo, sin que esto signifique que es un historiador obsoleto.

Después de su estadía en la India, Thompson padre vuelve a Inglaterra, a Oxford donde nace su hijo Edward. Vuelve huyendo de la realidad india, expulsado por los acontecimientos políticos. Cuando la India se viene abajo, es en su tan ‘despreciada’ y criticada tierra, donde encuentra una fuerza común: en “las voces que se levantaban en contra de la represión; voces de liberales, socialistas y comunistas.” 169 Pese a todo, eran voces inglesas, de intelectuales británicos y, a la vez, el territorio británico le permite mantener un campo de acción crítica, cosa que probablemente no se permitía a los intelectuales indios en la India contemporánea. La labor de Thompson padre –tanto en la India como en Oxford- es decir, la constante lucha por los derechos de los indios, es la herencia indirecta que recibe su hijo, el historiador marxista Edward Thompson, cuya vida, definida en cierto grado por la tradición familiar, está –al igual que en EJH- siempre con la gente común.170

Palmer dibuja la idea de Thompson padre como una alegoría a la obra máxima de Thompson: esto es, el padre plantado como el árbol de la libertad. Es una idea que posteriormente construye el hijo sobre lo británico. Como una obra opositora al imperialismo, su idea se planta en suelo no británico sino de “internacionalismo, imaginación y penetración,” y sus ramas (los hijos) crecerían en diferentes direcciones aunque permanecerían enraizadas en una base común.171 Esta visión es también enteramente distinta a la de Hobsbawm. En el sentido cultural, la concepción de los Thompson de ciudadano inglés como algo determinado pero no voluntario pesa más que lo británico en Hobsbawm, para quien lo británico es algo de adquisición naturalmente voluntaria, mientras que para Thompson ser británico es estar en comunión con la cultura propia (herencia del metodismo paterno), no con el gobierno (al que se debía criticar siempre) y mucho menos con sus políticas; ser británico, así, al descubierto, para él es igual que rendirse. En cambio, 169

Palmer, Op. Cit., p. 38. Ibíd., p. 21. 171 Ibíd., p. 39. 170

112

considera hacer las paces con la cultura propia, buscando la idea de cultura inglesa en otro lugar que no fuera el legado imperialista, donde lo inglés reside más en una concepción de la gente, la tierra y la tradición.

Son ambas maneras similares de concebir la historia, ambas son visiones entretejidas y

complejamente tramadas, es por eso que la obra de Thompson y la de Hobsbawm pueden llegar a ser enriquecedoramente complementarias en algunos aspectos, como en la idea de la consciencia, en la idea de tradición, en la idea de imperio y revolución, donde los conceptos, partiendo de un grupo académicamente similar, son concebidos desde realidades culturales de la tradición inglesa/británica completamente distintas y a veces incluso, opuestas.

En otros casos, la distinta concepción de “lo británico” crea matices alternativos en ambos historiadores marxistas. La propia visión de E.P. Thompson acerca de su padre es la de un “hombre de alcances cosmopolitas, intelecto cultivado, de misión metodista (aunque caduca); un apasionado anglicista”172 y esto es asimilado indirectamente por su hijo: un no creyente que se une al Partido Comunista a la edad de dieciocho años. A la vez, esta no aceptación directa de la britanidad le genera a Thompson trabas para encajar en el establishment británico. Thompson es un opositor y el órgano que gobierna su ámbito laboral (y el de la mayoría de los historiadores de su clase), lo preside principalmente la academia británica a la cual objeta constantemente. A este respecto, dice Palmer “para suerte y desgracia de Thompson, la academia británica pospuso muchos años su nombramiento como uno de sus miembros.”173

Es claro que el

compromiso político-histórico-intelectual de Thompson no estaba con la academia, sino con la gente común. También el compromiso de Hobsbawm está con la gente común, pero sin enemistarse en ningún momento con la academia. Esto diferencia al historiador opositor del historiador conciliador que necesita de lo británico porque “genéticamente” no lo tiene. Ninguna postura es mejor a la otra; son sólo dos visiones de la historia, o mejor dicho, son dos caminos distintos que se siguen a partir de lo que significa ser británico para uno y ser inglés para el otro. Esto, aunado a la idea de la frontera cultural, define la construcción de ambos historiadores como sujetos independientes del mismo entramado cultural, dándole color propio a cada uno de sus matices y particularidades. Al mismo tiempo, hace que la obra histórica de cada cual, aunque girando sobre los mismos ejes metodológicos y temáticos, apunte en distintas direcciones. Gracias a estas diferencias, las posibles construcciones ideológicas de la frontera cultural hacen de las aportaciones de los historiadores marxistas británicos un complemento más que una contradicción. Son las diferencias en esta construcción lo que hace de ambos hombres un par de grandes “historiadores marxistas”, probablemente sea sólo que uno encaja más en la categoría de inglés opositor y el otro como británico establishment. 172

En el original “passionated Englishness” que es algo característico de Inglaterra. Palmer, Op. Cit., p. 25 El cargo de miembro de la academia británica no fue conferido a Thompson sino hasta 1992, un año antes de morir. Palmer, Op. Cit., p. 4.

173

113

114

IV Hobsbawm entre los historiadores

The oppressed may swallow being ruled by and giving reward to those who are to the manner born. But being ruled by and giving reward to people whose only asserted claim (and that a dubious one) is that they are smarter, that is too much to swallow. Immanuel Wallerstein174

La aportación intelectual que hace Eric Hobsbawm al mundo contemporáneo es también lo que le deja a la posteridad. Esta aportación que es vastísima, no sólo comprende la historia del siglo XIX y XX, sino que también engloba una importante concepción de la historiografía de su generación y de las generaciones posteriores, e incluso plantea desafíos para los historiadores que él ya no conocerá en el siglo XXI. En la entrevista Y todo el jazz, Hobsbawm afirma que es tiempo de que los historiadores vuelvan a plantearse las “grandes preguntas” que formulara Karl Marx, con el objetivo de encontrar respuestas, dentro del pasado, a lo que sucede en el presente.175

Esta reconstrucción del quehacer de su generación, o si se quiere, de lo que su generación de historiadores consigue al implementar la doctrina marxista, es otra pieza fundamental

de la construcción de un

intelectual dentro de la frontera cultural británica. Sus libros, su labor docente, la dirección de revistas históricas son resultados fehacientes de esta aportación a la historia y, estos tres aspectos son, a la vez, fieles a la tradición historiográfica marxista.

Durante la mayor parte del siglo XX, EJH es un militante del partido comunista, pero veremos que su trabajo dentro de la academia se relaciona con el marxismo de manera sutilmente distinta. Es decir, el oficio de historiar se encuentra en EJH enteramente ligado a quién es él dentro de la vida privada y dentro de la vida pública/profesional; se encuentra comprometido con el ideal marxista de informar y explicar el pasado. Así, su obra como historiador puede situarse en diferentes grados, dentro de dos amplios y profundos círculos,

174

“Los oprimidos pueden tragarse el dar reconocimiento y ser gobernados por quienes ostentan autoridad desde el nacimiento. Pero dar reconocimiento y ser gobernados por gente cuya única justificación declarada (y eso es una declaración dudosa) es la de ser más inteligentes, es demasiado pedir” Wallerstein, Immanuel & Balibar, Etienne, “Burgeois(ie) as a Concept and Reality,” Race, 3ation and Class. Ambiguous Identities, Verso Books, Londres, 1991, p. 151. Versión electrónica http://books.google.com.mx/books?id=HT294P8Xda8C 175 Alanis, Vanessa “Y todo el jazz,” Op. Cit., pp. 57-58.

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pues en estos ambientes EJH consigue generarse, adaptarse y difundirse dentro de su contexto y fuera de él, dentro de la academia y fuera de ella; dualidad de la historia escrita por el historiador y el historiador como construcción intelectual de su mundo. Estos ámbitos a los que me refiero son el Partido Comunista y la Academia Británica, dentro de los cuales las diferencias de sus productos intelectuales se vuelven visibles. El presente capítulo se encarga pues del ámbito académico concerniente a Hobsbawm.

La Academia Británica La academia británica debe pensarse como un conjunto de universidades y organismos colegiados a lo largo y ancho del Reino Unido; desde Oxford a Cambridge. En términos generales, la academia constituye un sector alejado de la realidad de la mayoría de los ciudadanos británicos y fuera de sus límites el grueso de la gente común es totalmente ajeno a lo que sucede. Sin embargo, es dentro de las facultades y colegios de las universidades británicas de los siglo XIX y XX, donde se estructura el pensamiento de los intelectuales, encargados de aproximarse a las distintas realidades de la cultura; encargados también de acercarse a la gente común a través de su obra y su propia visión de la historia. En el caso de los historiadores, la universidad es el ámbito donde se construye su manera de encarar la historia. Es la puerta de entrada y la puerta de salida del conocimiento, y los intelectuales son generadores y difusores del mismo.

Legendariamente, esta academia británica, busca generar especialistas que logren adentrarse en diversas materias y escribir acerca de ellas con simplicidad. “Gran Bretaña tiene la suerte de contar con una poderosa tradición de expertos que han escrito con seriedad, pero con simplicidad para que resultara accesible a un público más amplio: Adam Smith, Edward Gibbon, Charles Darwin, Maynard Keynes constituyen válidos ejemplos.”176 Este sentir de algunos académicos británicos, esta necesidad de simplificar el conocimiento para difundirlo entre sectores alejados del ámbito académico está siempre en el pensamiento de EJH. “Los historiadores no debieran escribir exclusivamente para sus colegas.”177 La mayor enseñanza de la universidad a Hobsbawm es ésta; es un deber y una obligación con la cultura británica. En Hobsbawm, y en otros historiadores, se ve claramente una fusión de teoría y praxis por la cual la labor del historiador es útil a la sociedad, no sólo a los explotados y a la clase obrera, también es funcional para las clases medias donde generalmente están los estudiantes.

La estructura sencilla de la obra de EJH es una enseñanza directa de la universidad que a su vez, es parte de la tradición británica que por supuesto afecta además del carácter individual, el carácter colectivo de los intelectuales, generando grupos de acción que se retroalimentan en las diversas especialidades. Antes del siglo XIX, un intelectual podía formarse en las calles o villas de Inglaterra, pero tiempo después esto se va 176 177

Hobsbawm, Eric, Años Interesantes, Crítica, Barcelona, p. 261 Ídem.

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reduciendo, o mejor dicho, se va concentrando al interior del ámbito académico universitario. En teoría, solo la universidad otorga las facultades y las condiciones para formar grupos de intelectuales y, más importante aún, les permite tener campos de acción y difusión a sus obras. Les otorga también las herramientas y los contactos para posteriormente generar por medios propios, los campos de acción y difusión del conocimiento fuera de los muros de los establecimientos educativos.

Intelectuales europeos Diversos son los estudios sobre intelectuales británicos y europeos. La vida del aprendizaje en Europa es tan vasta como variada en el siglo XIX y ninguna experiencia académica es única e irrepetible. Sin embargo, las tendencias existentes en ese período dan como resultado distinciones claras en cada uno de los intelectuales. En la experiencia académica, los intelectuales no tienen un único rol sino que sus posiciones son complejas y están relacionadas entre sí y con varios grupos.178 Los intelectuales rusos del siglo XIX, por ejemplo, suelen vivir apegados a las tradiciones moscovitas, altamente afectados por su propio pasado, separados tanto del escolasticismo medieval como del racionalismo del siglo XVII.

En Alemania, un

estudioso requiere de un oficio o un título para ser tomado en cuenta, son una especie de siervos del estado que reconocen la autoridad antes que criticarla. En el mismo período, los intelectuales franceses están insertos en una sociedad cerrada, con tendencias izquierdistas, críticos a la autoridad y la iglesia, dedicados a esclarecer las condiciones morales de la sociedad.179

En cambio los intelectuales británicos tienen la idea de ser el perfecto equilibrio entre su profesión intelectual y el compromiso socio-cultural con la iglesia, el estado, la ley y la educación, sin considerarse a sí mismos como un gobierno independiente del reino intelectual, sino como piezas de un mayor engranaje del cual son conscientes.180 Lo cierto de esto es que su experiencia académica está ligada a varias influencias, directa o indirectamente. Tienen en común el sentimiento de pertenencia al mismo régimen al que quieren cambiar, aunque sin perder cierta independencia. Es más, en contraste con Prusia donde los profesionales académicamente entrenados provienen desde abajo, los intelectuales británicos generalmente provienen de sectores profesionales de la sociedad.181 Miembros burgueses de la sociedad que a su vez, utilizan medios burgueses para criticarla. Así lo rectifica EJH en Y todo el jazz “Siempre hemos creído mi generación de historiadores –y definitivamente toda clase de marxistas- que la historia debe ser capaz, cuando menos, de

178

Ver por ejemplo los ensayos de Eyerman Ron, Swensson Lennart G, y Soderquist, Thomas (ed.), Intellectuals, Universities and the State in Modern Societies, University of California Press, Berkley, 1987. 179 Shils, Edward, “Ideology and Civility: on the Politics of the Intellectual” , Sewanne Review No. 66, 3, Julio/Septiembre, 1958, pp. 450-452, 180 Annan, Noel, “Our Age; Reflections on Three Generations in England,” Daedalus, otoño, 1978, p. 83. 181 Jarauch, Konrad, “The Decline of Liberal Professionalism: Reflections of Social Erosion of German Liberalism, 1867-1933” en Jarauch y Jones (ed.) In Search of Liberal Germany; Studies in the History of German Liberalism from 1789 to the Present, NY, 1990, p. 264.

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poder hacer entender a la gente cuáles son los problemas sociales y así, ayudarlos a resolver estos problemas […] es algo de lo que aprendimos de Marx.”182

El grupo de los historiadores marxistas británicos al cual pertenece EJH proviene de esta tradición; de la “olvidada clase media” como la llama Harold Perkin,183 son el sector educado y profesional de una sociedad cuya capital está dentro de su imaginación, su educación y su talento. Como consecuencia, la historia de los historiadores marxistas británicos como grupo y de EJH como profesional de la historia, está ligada a la historia de la profesión histórica en Gran Bretaña y a sus universidades.

La Universidad de Cambridge; cede de reforma y revolución intelectual La universidad de Cambridge es el segundo conglomerado universitario más viejo del mundo angloparlante y una de las universidades más grandes del Reino Unido. Las tierras del pueblo alrededor del río Cam están ocupadas por diversos colegios y edificios históricos que atraen visitantes de todas partes del mundo. Sus museos y colecciones guardan infinidad de tesoros que dan fe, tanto en el pasado como en el presente, de la actividad escolar y de los logros de sus estudiantes. Su reputación académica es conocida a lo largo y ancho del planeta y refleja el fruto intelectual de sus graduados en las diversas publicaciones que se emiten desde sus imprentas.184 Según la opinión de EJH, antes del siglo XX “el objetivo de Cambridge, no consistía en preparar a expertos, sino en formar a los miembros de una clase dirigente.”185 En el caso de la generación de EJH, es una generación de izquierda, pero no siempre es así. Lo que es cierto, es que esta definición también aplica para los expertos del siglo XX, pues si bien Cambridge sigue titulando ingenieros y abogados, su aportación a las ciencias sociales en el siglo XX consiste en generar una clase dirigente, hegemónica intelectual.

Los primeros registros de la historia de la universidad sugieren que ésta se forma como una asociación de académicos en la ciudad de Cambridge alrededor de 1209 por miembros exiliados de Oxford después de una disputa con habitantes de la región. Desde entonces, Oxford y Cambridge conviven como organismos simbióticos de la formación intelectual británica; incluso dentro del ámbito académico, a esta simbiosis se le conoce como Oxbridge. Que Cambridge haya sido formada por inmigrantes (aunque sean de carácter local) habla de uno de los múltiples factores por los cuales EJH siente gran afinidad por su alma mater. “En una sociedad como la inglesa de la primera mitad del siglo pasado [XIX], pasar de un entorno social a otro constituía una forma de emigración. Del mismo modo, conseguir una beca para Cambridge en 1935

182

Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., pp. 58-60. Perkin, Harold, The Origins of Modern English Society, Penguin, Londres, 1969, pp. 252-270. 184 Historia de la Universidad de Cambridge http://www.cam.ac.uk/cambuniv/pubs/history/ 185 Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 109. 183

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significaba trasladarse a un país nuevo y desconocido (desconocido porque me resultaba un lugar mucho menos familiar que los que con anterioridad habían sido mi residencia).”186

Cambridge es un lugar común en la memoria de EJH, con sus hermosos jardines, patios e iglesias. Así la recuerda en su autobiografía: “Así era el lugar en el que desembarqué, procedente de una familia en la que ninguno de sus miembros había acudido a una universidad y de una escuela que no había enviado a nadie a Cambridge. No era como la universidad que me había imaginado […] Cambridge era apasionante, era maravillosa, pero costaba acostumbrarse a ella, sobre todo en el caso de un recién llegado que no conocía a nadie mientras, por lo que yo veía, todos los demás conocían a alguien […] Los profesores habían enseñado incluso a los padres y abuelos de algunos de ellos […] No tenía la más mínima idea de que Cambridge fuera el centro de aquel entramado de matrimonios de familias de carrera.”187

Cambridge se clasifica como una de las cinco mejores universidades del mundo. Ancestralmente ha sido la elección académica de la familia real británica. Entre sus anuarios encontramos a los reyes Eduardo VII y Jorge VI, los príncipes Enrique de Gloucester, Guillermo de Edimburgo e incluso el actual príncipe Carlos. A la fecha, la universidad ha producido 82 laureados del premio Nobel, tales como Newton, Darwin y Smith.188 Bastión y fortaleza de la izquierda del siglo XX, Cambridge no sólo es la casa de estudios predilecta de la aristocracia real británica, sino de su “aristocracia intelectual.” Producto de la frontera cultural británica, lo mismo que Eric Hobsbawm. Él mismo escoge Cambridge –y no otra universidad, digamos Oxford- como el lugar que lo va a formar, el recinto que hará de él un historiador marxista británico o, en sus propias palabras “uno de los estudiantes comunistas de Cambridge más destacados de la segunda mitad de la década de los treinta.”189

La época victoriana, como se menciona en el capítulo anterior, consolida una nueva conciencia de la sociedad británica que no deja de lado sus campos de enseñanza y conocimiento. En la primera mitad del siglo XIX la corona hace un llamado para reformar la Universidad, para darle mayor peso al profesionalismo de la clase media, lo que en parte es un reflejo de los movimientos políticos del país. En 1847, la elección como canciller del Príncipe Alberto (consorte de la reina Victoria) es un indicador de la fortaleza del movimiento reformista y en 1850 una comisión real es designada para investigar las universidades de Oxford y Cambridge con el fin de reformar su desempeño de acuerdo con los parámetros del momento; parámetros 186

Ibíd., p. 101 Ibíd, pp. 105-106. 188 “En comparación con la universidad de Oxford, Cambridge se encontraba sorprendentemente alejada de los centros de la vida nacional, lo que quizás explique por qué, a diferencia de Oxford, ningún alumno suyo del siglo XX llegó a primer ministro.” Hobsbawm Eric, Años, Op. Cit., p. 105 189 Ibíd, p. 101 187

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claramente imperiales que necesitaban de nuevos especialistas para lidiar con nuevas problemáticas que surgen en las colonias; los nuevos mundos, otros mundos.

Lo importante de los resultados que obtiene la comisión real encargada de la transformación en la universidad británica es que, en pocas palabras, consigue modificar todo el cuerpo administrativo y académico del mundo universitario británico a partir de 1856.190 En Cambridge en particular, la reforma se manifiesta mediante la introducción y examinación de nuevos campos del conocimiento. Antes de esta década, “por imposible que parezca, fuera del departamento de ciencias naturales, apenas había interés por la investigación.”

191

A principios de 1851 se instauran los exámenes exclusivos y oficiales para obtener el

grado dentro de la universidad de Cambridge (los Triposes) en ciencias sociales y morales (hoy en día llamadas filosóficas), y antes de 1900 también se establecen Triposes para leyes, historia, teología, lenguas Indias, lenguas semíticas (orientales), lenguas medievales y modernas (europeas) y ciencias mecánicas (ingenierías). Incluso, para desarrollar estas nuevas ramas de conocimiento, la universidad crea un gran número de profesorados mediante la inyección capitalista de benefactores privados y la propia corona británica.192

A su vez, la aplicación de la examinación como un honor a los graduados de la academia británica es legado de las universidades en la antigüedad, que idearon este sistema principalmente para controlar el ímpetu de los jóvenes, para controlar el conocimiento y –en menor medida- organizar la enseñanza con fines públicos.193 El efecto indirecto de las medidas reformistas de la corona británica es la aplicación de estos ideales; conseguir que sus graduados, utilizando antiguos métodos retóricos y discursivos, fuesen representantes de la sociedad y del estado. Debiendo traducir, mediar e interpretar su mundo y su trabajo, además de hacer lo propio con el mundo de los otros intentando encontrar puntos de fusión cultural. Por lo que dice EJH en Y todo el jazz, esta enseñanza ha trascendido el siglo XX.

Así, mientras varias disciplinas académicas empiezan a profesionalizarse mediante los procesos de evaluación y acreditación, los intelectuales británicos del siglo XIX comienzan a organizarse en comunidades que adquieren diversas formas como asociaciones o sociedades. Todo lo cual gira en torno a la necesidad británica por remodelar su estructura universitaria y aplicar esta inversión en sus planes de mediano y largo plazo al interior y exterior de la isla británica. La lista de nuevas licenciaturas denota la búsqueda por 190 Este comité se transforma posteriormente, en el periodo de entre guerras, en las facultades de los colegios que actualmente siguen operando. Cada facultad tiene su propia junta administrativa y su propio comité de graduados. 191 Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 104. 192 The Revived University of the 3ineteenth and Twentieth Centuries http://www.cam.ac.uk/cambuniv/pubs/history/19c.html 193 Rothblatt, Sheldon, The Modern University and its Discontents: the Fate of 3ewman’s Legacies in Britain and America, Cambridge University Press, Cambridge, 1997, pp. 157, 190.

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conseguir en menos de una generación, diversos especialistas antes no existentes para comprender, explicar, analizar y entender todo el nuevo territorio que ha adquirido a partir de la revolución industrial y con eso, mantener su predominio en el mundo colonial del siglo XIX. Los primeros resultados de esta gestión son casi inmediatos: para 1860 lo que parecía un sector subordinado de la clase media, conformado por gerentes, profesionales y expertos de varias materias estaba gobernando Inglaterra.194 Los intelectuales profesionales se insertan en la vida civil y cotidiana como miembros del parlamento y las cortes, creadores y manipuladores de los medios de comunicación; legítimos poseedores de la “verdad.” La razón y la elocuencia, la agudeza mental y la claridad del pensamiento contribuyen de esta manera a la cohesión de la autoridad cultural.

En términos académicos esto no resulta tan difícil de comprender como en términos político-económicos, que no contemplan el sentido de una figura –o entidad- social cuyo capital de trabajo consiste en servicios intangibles. Tanto Adam Smith como David Ricardo y Karl Marx, identifican tres grupos que constituyen clases separadas dentro de la sociedad occidental: los propietarios de la tierra, los propietarios del capital y los propietarios del trabajo ¿Dónde situar a los intelectuales que efectúan una labor pero que al mismo tiempo poseen un tipo de capital que no es sólidamente medible? Esto es un problema fundamental para EJH y los de su clase; lo que Erik Olin Wright llama “locación contradictoria de clase,”195 de personas que no lucen como trabajadores asalariados –en el sentido estricto de la palabra- pero reciben un sueldo por cierta producción y difusión cultural. Tal vez este capital mental deba medirse en términos de acumulación de conocimiento y adquisición de talento. Como quiera que sea, explicar y justificar la importancia de la historia –y las ciencias sociales en general- será la labor más importante de EJH y, en general, de esta generación de graduados de Oxbridge en los años treinta.

La Academia dentro de “los años interesantes” de Hobsbawm El espíritu reformista de la universidad no se detiene cuando termina el reinado de Victoria, al contrario, se mantiene vigente. Hobsbawm menciona en su autobiografía que “Las autoridades de los colleges y de la universidad se hubieran quedado sin lugar a dudas atónitas y horrorizadas ante el Cambridge del 2000, lleno de ‘parques científicos’, negociaciones comerciales con empresarios globales y unas agujas [del reloj en la torre de Cambridge] que no sueñan con la erudición, sino con el beneficio económico.”196

En 1936, a la edad de 18 años, EJH sigue en la búsqueda de los elementos de la cultura británica que ha de conocer y asimilar para conseguir ser un miembro más de esa sociedad extraña en la cual “azarosamente” 194

Un informe de Nancy Armstrong & Leonard Tennenhouse, cit. Perkin, Harold, The Origins, Op. Cit., p. 120. Wright, E. O., “The American Class Structure”, en Erik Olin Wright, Cynthia Costello, David Hachen & Joey Sprague, American Sociological Review, Vol. 47, No. 6, Diciembre, 1982, p. 18 196 Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 105. 195

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ha ido a parar. Pero, en materia de historia, sólo ha aprendido lo necesario para aprobar, con un poco de habilidad y astucia, el examen para la obtención de la beca en Cambridge.197 Con esta consigna escribe (en tercera persona) las últimas palabras de su diario como adolescente huérfano y exiliado:

[… EJH] Quiere ser un revolucionario, aunque hasta la fecha demuestra no tener talento para la organización. Quiere ser escritor, pero adolece de la energía y la capacidad necesaria para dar forma a su material. No tiene la fe para mover las montañas necesarias; solo tiene la esperanza. Es vanidoso y engreído. Cobarde. Ama profundamente la naturaleza. Y está olvidando el alemán.”198

Su esperanza lo lleva a conseguir la beca para ingresar en la facultad de letras de la universidad de Cambridge, donde seguirá intentando analizar las influencias sociales que determinan la forma y el contenido de las ideas, y desarrollará su marxismo que hasta ahora solo es un intento (o una esperanza) por comprender mejor el mundo de las letras y nada más. No le obsesionan los problemas macro-históricos del debate marxista, porque ni siquiera está seguro de entenderlos. De lo que sí está seguro es que quiere ser escritor, desea comprender, y por eso es que se decide por la historia, para aprender más sobre el pasado británico que no le ha sido transmitido por medios familiares. La universidad en este caso sustituye la tradición genealógica, siendo ahí donde se construye y consolida su manera de escribir historia y su idea de la militancia comunista.

EJH dedica algunos capítulos a Cambridge en sus Años interesantes, una vida en el siglo XX, su autobiografía, que parece ser un compendio de libros distintos mezclados en uno solo. Por un lado está lo relacionado a la juventud de Hobsbawm. Esta parte es apasionada, humana y sobre todo profunda y sugerente para el historiador social. Por otro lado se presentan múltiples causas que explican no sólo su propia trayectoria sino el surgimiento de toda una generación de intelectuales comprometidos con la revolución social. Quizás lo más interesante es cómo, en esta parte, emerge una imagen rica y compleja de los motivos que influyen en la politización de un intelectual. Estos combinan características personales, con experiencia de vida, con la coyuntura histórica y, en este caso, con la fuerza ideológica explicativa del marxismo.199

Puntualmente, tal vez sean dos los capítulos que hablan sobre su “vida cotidiana” dentro Cambridge. El primero se titula simplemente Cambridge y el segundo Entre los historiadores. También existen varias secciones del libro donde EJH menciona otros organismos académicos en los cuales participa a lo largo de su trayectoria, como el Birkbeck College de la universidad de Londres. En general, son ensayos donde se esboza la imagen de la época dorada de la academia británica, entre los años treinta y sesenta del siglo XX. Durante 197

Hobsbawm, Eric, Op. Cit., p. 98 Ibíd., p. 99 199 Pozzi, Pablo, Eric Hobsbawm: historia social e historia militante, p. 7 198

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los años treinta Hobsbawm tiene un papel activo como estudiante y en los años cincuenta y sesenta pareciera que el rol de EJH está en estado latente por las complicaciones de la guerra fría, pero este “retraso” de su ascensión a la cima del aparato intelectual británico y mundial no es impeditivo, al contrario, a su carrera de historiador le viene bien la pausa, él mismo lo toma como un segundo aire. Es decir, este hecho le da a EJH la posibilidad de extender su labor como historiador en activo a finales de los años ochenta cuando se jubila del Birkbeck College. Incluso va más allá pues desde entonces, su labor como historiador no ha cesado, al contrario, se ha acrecentado. Se ha dedicado a publicar un sinfín de libros y a consagrarse como institución de la historia marxista social y, aunque nunca ejerce un cargo oficial en Cambridge, sus lazos primarios con el King’s College nunca se ha roto, ni siquiera cuando la universidad lo mantuvo constantemente a distancia por su militancia comunista.200 Esta distancia política no equivale a un eterno aplazamiento como en el caso de sir Lewis Namier (1888- 1960) que esperó toda su vida un cargo que no se le iba a conceder, ni tampoco equivale al rechazo como sucede con Edward Thompson quien si es abiertamente vetado de la academia por su ideología opositora. Incluso, las autoridades de Cambridge apoyaron a EJH para ser acreditado en Birkbeck en tiempos donde las universidades cerraban sus puertas a los comunistas. Esto es un factor crucial en su carrera.

Siguiendo la tradición impuesta por las reformas estructurales de la academia en la época victoriana, a partir de los años cincuenta Cambridge sufre otra vez una serie de cambios extremadamente profundos, propiciados en gran medida por egresados como EJH. Pero en la etapa intermedia, en la primera mitad del siglo XX y particularmente en la década de los treinta (la década de su generación), “la universidad se negaba a reconocer las ciencias sociales”201 y en particular, la historia no era considerada por las autoridades como “una materia de grandes exigencias a nivel intelectual.”202 Es más, para Hobsbawm, lo que Marc Bloch llama ‘El oficio de historiador’ no se enseñaba en forma sistemática en ningún lugar de Gran Bretaña. Como comúnmente sucede, a la historia se le hace a un lado para dar prioridad a otras disciplinas como la sociología, la ciencia política, la antropología e incluso la literatura. Entonces, el oficio de historiar “lo aprendimos –dice EJH- tan bien como pudimos. Dependió mucho de con quién nos encontramos durante nuestros años de carrera.”203

Así, toda la autobiografía está impregnada por nombres de las personas que EJH conoce en su vida. Algunos son personajes secundarios y otros son de vital importancia para su formación como historiador marxista. Si no se toma esto en cuenta al leer la autobiografía, estos capítulos parecen complicar el hilo conductor de EJH y pierden al lector en un universo de nombres, apellidos y fechas. En el caso del mundo académico, 200

Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 103. Ibíd., p. 104. 202 Ibíd., p. 110. 203 Ibíd., p. 261. 201

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Hobsbawm menciona a un personaje muy peculiar: Mounia Postan. La aparición de Postan en las memorias de Hobsbawm es breve, pero recurrente en otros escritos como los que comprenden el libro de ensayos varios Sobre Historia. Me parece interesante señalarlo como una autoridad en la construcción de la intelectualidad en EJH, quien recuerda las clases de este historiador económico como “una verdadera liberación de la insularidad británica del período de entreguerras.”204

Mounia Postan (EJH through the looking glass) Desde 1937 la cátedra de historia económica en la facultad de letras e historia de la universidad de Cambridge es dictada por un historiador medievalista llamado Michael Moissey (Mounia) Postan (18991981) “personaje fantasioso y pintoresco” a los ojos de uno de sus estudiante, el joven EJH.205 Resulta una figura importante en la formación de EJH por los diversos paralelismos de su concepción sobre lo británico siendo un historiador originario de la antigua Besarabia en Moldavia, ex URSS. Según EJH, la máxima aspiración de Postan consistía en convertirse en un británico más, pues es evidente que pese a todos sus esfuerzos por camuflarse con el entorno, cuando Postan llega a Cambridge, es también un extranjero como EJH en la Gran Bretaña de entreguerras.206

La sociedad británica del siglo XX siendo producto del antiguo intercambio colonial, mantiene la tradición por la importación. No sólo se importan hojas de té y maderas preciosas de las distintas colonias del antiguo imperio, también se importan ideas, conocimiento e intelectuales. Algunos son productos de las relaciones coloniales y otros surgen como consecuencia de la inestabilidad europea de la primera mitad del siglo XX. El que gradualmente exista una conformación social más compleja en Inglaterra, no sólo es secuela de los movimientos sociales dentro de las naciones que antiguamente comprendían Gran Bretaña, también es resultado de las aportaciones de inmigrantes o hijos de inmigrantes, oriundos los primeros de diversos sectores dentro de las antiguas colonias imperiales y los segundos nacidos dentro de las islas británicas, para quienes la denominación de lo británico no los define ni proporciona identidad como hace con sus padres. Como dice EJH en Y todo el jazz, “es un tema absolutamente central de la historia social.”207

Ahora bien, en el caso de los primeros, digamos, de los inmigrantes de primera mano, lo británico es un elemento indispensable para construir identidad. La carencia de identidad es afectada no sólo por lo cultural sino por rasgos físicos: los negros, los musulmanes, los chinos jamás habrían podido ser caballeros o damas británicos, pero un joven judío como Postan, pelirrojo, de clase media, nacido en la frontera

204

Ibíd., p. 262. Ídem. 206 Ídem. 207 Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz”, Op. Cit., pp. 53, 75. 205

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sudoccidental de la Rusia zarista puede calificar para convertirse en británico a través de las facultades provistas por el medio académico.

Este personaje genial y absurdamente encantador marca a Hobsbawm de otra manera, pues la similitud entre ambos radica primordialmente en el sentimiento de rareza. Estar en Cambridge como un par de bichos exóticos los identifica. Además, el éxito de Postan aviva esa esperanza constante en EJH por camuflarse y trascender. “Durante mis primeros tiempos en Cambridge solo hubo un profesor a cuyas clases, a pesar de que empezaban a las nueve de la mañana, asistí con regularidad […] el asombroso M.M. Postan, recién llegado a Cambridge procedente de la London School of Economics.”208 El que las clases de Postan constituyan una verdadera liberación de la insularidad británica del período de entreguerras, se debe a que están impregnadas por una visión al exterior; visión de lo que sucede en Europa en la voz de un inmigrante como él, de alguien que viene de Europa como él.

Pero además, y tal vez más importante aún que el tema del exilio voluntario de la Europa continental, es que las clases de Postan estaban repletas de nuevo material de lectura, de nombres que serían famosos tiempo después y los estudiantes de Cambridge tenían la suerte de conocerlos antes de que eso sucediera; tenían la ventaja de contar con profesores que los fueran acercando a la vanguardia mientras ampliaban los márgenes de su frontera intelectual.

La figura de Postan representa muchas cosas para EJH, por un lado es un medievalista anti-conservador, igual que Bloch, sin embargo –pese a los laureles con los que EJH siempre se refiere a Bloch- uno de los recuerdos más sinceros que conserva de sus tiempos como estudiante sobre este historiador francés es menor a comparación del que tiene del ruso. En un ensayo sobre la crisis de la tradición de mentalidades francesa (a través de la famosa revista Annales), EJH escribe: “Cuando Marc Bloch vino y nos habló en Cambridge –todavía lo recuerdo como el gran momento que entonces pareció y fue- nos fue presentado como el más grande de los medievalistas vivos, pienso que con mucha razón.”209 En cambio, en su autobiografía confiesa no recordar nada de esa clase que les dio Marc Bloch en 1936 salvo la imagen de un hombre bajito y gordinflón (valga la pena decir que esta clase magistral fue idea del profesor Postan).210 Una cosa es hacer semejante mención de Bloch (que era francés) y así, tratar de quedar bien con los franceses en un congreso internacional y otra es la verdadera influencia de los medievalistas franceses en la formación de este joven historiador británico en particular. Creo que de no haber sido por la admiración a Postan, Bloch no hubiera impresionado a Hobsbawm, por lo menos no en ese momento, en Cambridge en los años treinta. 208

Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 261 Hobsbawm, “La historia británica y los ‘Annales’”, Op. Cit., p. 184. 210 Ídem. 209

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Hobsbawm y Postan comparten particularidades básicas, pero existen factores que los diferencian y que a la vez, hacen de Hobsbawm un historiador trascendental a nivel mundial, lo que Postan no es. ¿Qué diferencia a EJH del ruso Mounia Postan? Tal vez el hecho de que Postan no es hijo de ciudadanos de la corona británica. Esto último explicaría que EJH no haya tenido que fantasear la historia (por lo menos no su historia personal) para consolidarse como historiador británico. Sin embargo más que buscar diferencias entre Postan y Hobsbawm, las similitudes explican mejor la construcción de Hobsbawm, quien a pesar de no ser un fantasioso pelirrojo que llega a mentir sobre su edad para que no se le jubilara de Cambridge, también posee una imaginación con vastos alcances como Postan. La historia de Hobsbawm contiene elementos “inventados” o construidos dentro de su ideal intelectual británico; sobre las bases de su marxismo y su cultura. Postan es, a su manera y dentro de su generación de historiadores, un intelectual de la frontera cultural como EJH, acostumbrado mediante la determinación típica del inmigrante, a modificar la información de su cultura gracias a una perfecta asimilación y manejo de las reglas del ámbito académico.

No en todos los casos la fórmula del inmigrante logra los mismos resultados. En este aspecto, Postan “tuvo mucha más suerte que la otra importación historiográfica de la Europa del este del momento, tan poco convincente como intelectualmente brillante, me refiero a L.B. (sir Lewis) Namier, un judío muy consciente de sí mismo que obtuvo el título de caballero, pero no consiguió una cátedra en su amada Oxford.”211 La historia de Namier es obsoleta para los paradigmas históricos vigentes de la primera mitad del siglo XX (y también para los paradigmas históricos de la actualidad), pocos historiadores fuera de Inglaterra lo recuerdan o recuerdan sus obras. Namier, a diferencia de Postan, es un historiador de lo antiguo, no sólo temáticamente sino que utiliza métodos que pertenecen al pasado y no al presente; “diferencia entre la historia como narración y la historia como análisis y síntesis.”212

De 1931 a 1953 Namier es profesor de la universidad de Manchester -una universidad de no tan alta categoría y particularmente provincial- donde mantiene un puesto menor siempre a la espera de un cargo en otra universidad más prestigiosa a nivel internacional, digamos Oxford, que no vería llegar jamás. A cambio, se consuela con mantenerse activo en varios grupos sionistas. Su labor como protector de los refugiados alemanes en el período de entre guerras es mucho más considerable que sus trabajos históricos acerca del parlamento británico.

Ahora ¿Qué diferencia a EJH de Namier? Además de demostrar gran admiración por el genio y la locura de Postan, las líneas que EJH dedica a Postan en la autobiografía parecen querer decir que en ambos, por 211 212

Ibíd., p. 263 Ibíd., p. 264

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arriba de la tradición judía casi inexistente, pesa la britanidad, lo cual es completamente distinto en Namier. Lewis Namier es durante toda su vida un militante del movimiento sionista y, pese a que Hobsbawm nunca habla del tema sin trapujos, desde muy joven prefiere el comunismo antes que el judaísmo; en este caso, prefiere la revolución a la tradición, tal vez porque el puesto de la tradición en su consciencia lo ocupa ya el elemento británico. Ambos conceptos –comunismo y judaísmo- no son bien logrados juntos en Hobsbawm, quien nunca se interesa en hablar sobre el judaísmo o estudiar la historia del movimiento sionista (su obra y sus entrevistas reflejan esta carencia temática), al contrario, cuando llega a hacer mención del desarrollo del pueblo judío suele ser por críticas al apoyo imperialista estadounidense. Es decir, a EJH no le interesa hacer historia de algo que no cambia y siempre permanece como en el caso del sionismo y el estado israelí, porque metodológicamente hablando, esto va en contra de la línea de pensamiento marxista que busca justamente lo contrario: qué cambia y porqué cambia, sobretodo en una sociedad y en un siglo donde todo está siempre cambiando con una velocidad estrepitosa y lo que es más, en un país donde la tradición suele estar en constante transformación. Por si lo anterior fuera poco, Namier es admirador de Sigmund Freud y pionero en un género histórico poco transitado llamado “psicohistoria.” Ante esto, Hobsbawm cree que “los historiadores no tienen mucho que aprender de Freud, que era mal historiador, como se vio siempre que escribió algo relacionado con la historia.”213

Postan, en cambio no es recordado por su judaísmo sino por ser un marxista radical que llega a Gran Bretaña buscando matizar su pasado con una serie de aventuras adquiridas en la Europa continental que escondían, o pretendían esconder, sus raíces judías para lograr insertarse en la sociedad británica a partir de la aceptación de la elite universitaria en Cambridge. Esta inserción logra consolidarse además, gracias al apoyo de su maestra y primer esposa, la especialista en historia económica de la Edad Media y pionera de la historia social: Eileen Power (1889-1940) y, finalmente, gracias al apoyo de su segunda esposa, Lady Cynthia Rosalie Keppel (hermana del conde de Albermarle). Así, Postan consigue escalar a un círculo social británico mucho más cerrado y estrecho que el académico; la realeza. La historia personal de EJH no alcanza este escalón, pero esa es otra historia.214

En cierto sentido, el contraste entre Postan y Namier simbolizaba el conflicto más importante que divide la profesión histórica del momento, y la tendencia principal del desarrollo de dicha actividad desde la década de 1890 a los años sesenta del siglo XX. Las diferencias entre ambos académicos tal vez representen las posturas de la vieja y la nueva escuela histórica para la generación de EJH que se encontraba formándose a la par de un nuevo paradigma histórico.

213 214

Hobsbawm, Eric, “La historia británica y los ‘Annales’”, Sobre la Historia, Crítica, Barcelona, p. 189. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 263

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Así, la contienda entre la vieja y la nueva historia estaba reclutando soldados en su campo de batalla; el ámbito académico. ¿Qué posición quiere ocupar el joven Hobsbawm: el de la retaguardia o el de la vanguardia? En ese entonces, Hobsbawm aún no se cataloga a sí mismo como historiador, o como estudiante, él se denomina como un marxista joven y, el lugar de esos “marxistas jóvenes como él”215 está ligado a la reinvención de la historia y la construcción del marxismo, bajo la creencia de un nuevo mundo (o un mundo mejor) y la posibilidad de afectar todos los mecanismos para conseguirlo. Son los primeros vestigios de la consciencia del grupo de los historiadores marxistas británicos. Prácticamente todos los jóvenes marxistas se conocen entre sí y EJH logra conseguir un buen puesto dentro de la formación de la nueva historia utilizando lo positivo de su maestro; esa pericia que caracteriza a Postan y a los inmigrantes pro-británicos como él.

Los Apóstoles En 1820, George Tomlinson (que habría de convertirse en obispo de Gibraltar) y otros once miembros del John’s College forman la Cambridge Conversazione Society. Como originalmente son doce miembros cuyas visiones religiosas son evangélicamente similares, se pronuncian como The Apostles. Posteriormente, debido a su excelencia académica y su distinción hegemónica en el mundo exterior, se otorgan el modesto apodo de “La Sociedad.” Se diferencian de otras sociedades en Oxbridge porque se imaginan como un grupo serio que discute asuntos relevantes y no sólo se reúne para comer, beber, charlar y festejar victorias deportivas. Claro que existen otras sociedades al interior de la academia incluso con mayor renombre y trayectoria como La Familia de Cambridge o el Club de Oxford,216 pero estas tal vez sean más agrupaciones sociales que organizaciones con fines intelectuales.

Otras organizaciones intelectuales al interior del mundo académico del siglo XIX como The Old Morality Society de Oxford también tienden a discutir ensayos filosóficos o literarios, pero casi ninguna sobrevive la vuelta del siglo o la reforma victoriana. Posteriormente, se crean nuevas sociedades a partir de los principios morales y secretos de los Apóstoles como The Mutual Improvement Society de Oxford, la cual “pereció de inanición” o The Inklings de Oxford de la cual C.S. Lewis (autor de las Crónicas de Narnia) y J. R. R. Tolkien (autor del Señor de los Anillos) son miembros prominentes. Empero, los miembros de Inklings son Dones y no “comunes” estudiantes de nivel superior como en el caso de los Apóstoles, “beben té en vez de café, hablan sobre obras publicadas en vez de construir sus propios ensayos y sus reuniones tienen una esencia mucho más relajada que la disciplina de los Apóstoles.”217

215

Ibíd, 102, 122, 178-181. Madan, Falcon, Records of The Club of Oxford, 1790-1917, publicación de circulación privada, Oxford ,1917. 217 Carpenter, Humphrey, The Inklings: C. S. Lewis, J. R.R. Tolkien, Charles Williams and their Friends, Allen and Unwin, Londres, 1978, p. 127. 216

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Según Lubenow, lo que más diferencia a los Apóstoles de cualquiera de estas otras sociedades son tres factores: en primer lugar es una sociedad que logra sobrevivir mucho más tiempo que el común de las sociedades académicas británicas. En segundo lugar, es gracias a esta longevidad que los Apóstoles es la sociedad que más miembros ha tenido en la historia de Cambridge y en sus anuarios se leen nombres de muchísimos estudiantes reclutados, de los cuales, alguno (o muchos) tenía que distinguirse en no uno, sino diversos ámbitos, dentro y fuera de la academia. Finalmente, lo que más distingue a esta sociedad de las demás es que los estudiantes son su alma.218 De hecho, cuando un miembro de la sociedad se titula, tiene que abandonarla; emprender el vuelo, ser totalmente libre, “convertirse en Ángel”219 dejando así su puesto a otro estudiante notable, revitalizando constantemente el espíritu motriz de la sociedad; manteniendo el fino balance entre tradición y revolución.

Una beca para el King’s College revitaliza la vida de Hobsbawm después de 1935. Súbdito de la corona, no es un refugiado en Gran Bretaña, pero ciertamente es un extranjero y, más aún, uno que ha tenido la suerte de caer en un medio ambiente afectivo para los fuereños como él. King’s College es uno de los más viejos colegios de Inglaterra, uno de los más ricos y probablemente el más liberal en tiempos de EJH.220 También es sede de esta sociedad –sino secreta- altamente exclusiva, conocida como “Los Apóstoles” que, entre otras cosas, se caracteriza por establecer una postura ascética del comunismo desde la década del treinta. Tal es el caso, que en 1939, EJH es elegido como miembro de esta sociedad, en su último año como estudiante. “Se trataba de una invitación que difícilmente habría rechazado un estudiante de Cambridge, pues hasta a los revolucionarios les gusta formar parte de una buena tradición.”221 Entonces, el grupo de los Apóstoles abre una ventana a EJH donde la frontera de la tradición británica se comunica con el ideal revolucionario marxista del momento.

Es cierto que la sección sobre los años en Cambridge dentro de la autobiografía de EJH está llena de frases apasionantes sobre los sueños de un prometedor historiador, construidas y embellecidas dentro de la barrica de roble que es la ancianidad. Pero también es cierto que esas líneas contienen misteriosas omisiones y silencios. En toda la obra, hay muy pocas menciones sobre el grupo de Los Apóstoles al cual pertenecía, dentro del cual incluso llega a tener un cargo muy alto: el de organizador de la sociedad y 218 Lubenow, William C., The Cambridge Apostles, 1820-1914: Liberalism, Imagination and Friendship in British Intellectual and Professional Life, Cambridge University Press, UK, 1998, p. 28 Este libro es un completísimo estudio de la más famosa sociedad secreta del mundo académico. Describe cómo los Apóstoles de Cambridge reclutaban a sus miembros, examinaban sus preocupaciones intelectuales y estudia la carrera académica de algunas de sus figuras más destacadas como F.D. Maurice, Lytton Strachey y John Maynard Keynes al describir su participación en la política, el mundo de las letras y la reforma liberal del siglo XIX y principios del siglo XX. El libro además pretende examinar el papel del liberalismo, la imaginación y la amistad conjugados como elementos indispensables para el éxito en la vida moderna y el mundo capitalista. 219 Carta de Lytton Strachey a Lady Strachey, 2 de febrero, 1902, Strachey Papers, Texas. 220 Ibíd., p. 178. 221 Ibíd., p. 179.

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reclutador de nuevos talentos hacia mediados de 1950.

222

Al hablar de la magia y majestuosidad de

Cambridge, no escribe sobre la historia de esta –o cualquier otra- sociedad (que según algunos detractores de Hobsbawm -como David Pryce-Jones- está llena de traidores y espías). En particular, EJH no hace mención de un miembro calve del grupo de los apóstoles, un íntimo amigo suyo; Noel Annan quien cursa cuatro años de historia con él y posteriormente en su carrera ocupa altos cargos relacionados con la vida profesional de Hobsbawm: es director administrativo (Provost) del King’s College )donde EJH estudió), director del University College de Londres y vice-canciller de la Universidad de Londres (donde EJH fue profesor y catedrático), además de ocupar un asiento en la Casa de los Lores en el Parlamento Inglés. Una de las publicaciones más importantes de este noble oficial de inteligencia militar británico es justamente el ensayo sobre la “Aristocracia Intelectual”223 que es uno de los más completos textos para ilustrar el entramado aristocrático de la academia británica durante el siglo XIX y principios del XX (los Darwins, los Huxleys, los Maculays, etcétera).

Parece ser que por donde pasa el amigo apostólico de Hobsbawm, éste consigue trabajo. Sin ánimo por desacreditar los logros propios de Hobsbawm ¿acaso es mera coincidencia que sus currículos estén tentativamente sincronizados? De ser así, esta coincidencia no figura en la autobiografía, como tampoco lo hace la influencia (intelectual o política) de este destacado miembro del universo cultural de Hobsbawm ¿Por qué dedicar tantas hojas a Mounia Postan y nada a Noel Annan? ¿Qué criterio hace más importante una influencia que la otra? Hay que tener presente que lo que calla el historiador, no se borra de su pasado, sino que al reconstruir el pasado, estas omisiones también lo definen, pues son parte del complejo entramado de su frontera cultural. Esta y otras omisiones sobre personajes o eventos importantísimos en la construcción de sus propias memorias, habla de las decisiones que ha de tomar (de lo que hay que dejar fuera de su historia personal), como comunista y como intelectual, para no perder el lugar que la academia le tiene reservado en el salón de la fama.

En general, la autobiografía de EJH, que tiene mucho que ver con destacar sus más importantes cargos y sus más grandes logros, sus viajes, su éxito y reconocimiento, debiera dedicarle un poco más a “esta extraña institución”224 de los Apóstoles. Sin embargo, darle demasiada importancia, tal vez daría de qué hablar a quienes han considerado a EJH una “porrista del Stalinismo” especialmente porque (por lo menos) tres de

222

Anderson, Perry, “The Age of EJH”, London Review of Books, Op. Cit., p. 4 Se pueden leer 3 breves páginas con una fugaz descripción de los Apóstoles en EJH “La Guerra Fría”, Años, Op. Cit., pp. 178-181. 223 Annan, Noel G., ‘The Intellectual Aristocracy’, en J. H. Plumb (ed.), Studies in Social History, A Tribute to G. M. Trevelyan, Longman, Londres, 1955. 224 Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 178.

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los Apóstoles de su generación fueron acusados de ser espías soviéticos (Philby, Maclean y Cairncross),225 lo que no significa que EJH haya sido un espía soviético. Sin embargo, hablar del grupo de los Apóstoles en este trabajo viene al caso porque son una sociedad de aristócratas intelectuales, burgueses que ascienden un escalón a través de sus desempeños académicos y cuya fortuna no se mide por la cantidad de propiedades o títulos nobiliarios que tengan, sino por la genialidad de su intelecto; ellos son la aristocracia intelectual.

Son los intelectuales que, a través de ese capital inmensurable que es el conocimiento, serán no sólo profesores de historia con un amplio discurso como máxima herramienta, sino jueces, magistrados, empresarios, burócratas del arte y la cultura en Inglaterra, entre muchos otros cargos públicos y privados extremadamente poderosos y codiciados.

El grupo de los Apóstoles, más que una sociedad podría definirse en lo que en términos modernos se conoce como hermandad. Brinda apoyo y camaradería a jóvenes estudiantes, los ayuda a construir su discurso, a empaparse de las distintas tendencias ideológicas que fluyen entre los mismos estudiantes, a consolidad vínculos, a hacer amigos. Promueve la enseñanza de que el conocimiento ha sido siempre falible y limitado, siempre sujeto a cuestionarlo, por lo que la honestidad intelectual debe prevalecer ante todo.226 Tal vez sean las características más exóticas de la hermandad (su sigilo, sus métodos de reclutamiento, su producción de un ambiente lo más escéptico posible) y las más sencillas (como la amistad) lo que Hobsbawm, al convertirse en ‘ángel’, se lleva. Y como buen miembro de una hermandad secreta aprende a cuidarle las espaldas a sus ‘hermanos’ como lo hace posteriormente con sus camaradas comunistas, con sus colegas historiadores, con sus amigos e incluso con sus estudiantes; Eric Hobsbawm, personaje complejo de la frontera cultural, por denominación propia “revolucionario”, se acostumbra a llevar de por vida la tradición académica de lo políticamente correcto.

Primeros años entre los historiadores En la autobiografía, el eje central del apartado titulado Entre los historiadores, tiene que ver más que nada con la manera de escribir historia en la era de EJH, pero también es un reflejo de cómo se aplica la enseñanza aprendida dentro de la sociedad de los Apóstoles,227 y cómo se genera, transicionalmente, el grupo de historiadores marxistas británicos al cual pertenece: en un eje muy británico por tradición y muy marxista por la coyuntura histórica mundial en la cual se genera (la década de 1930). A través de la memoria de EJH, se desvela la justificación e importancia de ser historiador en esos tiempos, mismas que permanecen vigentes en su mente al día de hoy. Hobsbawm cree que todo lo que existe –léase, toda construcción 225

Pryce-Jones, Davir, “The Communism of the Intellectuals”, The 3ew Criterion, 2003, p. 5 Ryan, Alan, The Voice from the Hearth-Rug”, London Review of Books, octubre, 1999, p. 19. 227 La primer Asamblea de Ángeles celebrada después de la guerra es en 1946, donde se encarga a EJH resucitar la sociedad. Hobsbawm, Años, Op. Cit., p. 180. 226

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humana que necesite del pasado para sustentar sus bases- procede en último término de los historiadores. El día a día está empapado de los resultados de esta profesión: desde los libros de texto escolares hasta las series de televisión y los discursos políticos.228 De tal manera que para él, no hay mejor oportunidad de consolidar su proyecto intelectual dentro de la base de la britanidad, al lograr excelencia académica en Cambridge y, al mismo tiempo poder armar lo que será el otro pilar de su estructura intelectual y vital: el comunismo del siglo XX.

El mismo capítulo de Años habla poco del grupo de historiadores marxistas como tal y más bien deriva a un recuento cronológico de lo que viene después de Cambridge, es decir la guerra y con ella, el aparente estancamiento de la producción artística e intelectual (entre muchas otras cosas que se detienen). EJH no va a la guerra a combatir por sus ideales, ni a defender el territorio, ni nada por el estilo. Su rol es bastante “insignificante” en términos bélicos, incluso una experiencia “relativamente vacía” en sus propias palabras, sin embargo, lo rescatable del período es el tiempo que pasa entre los ingenieros con quienes aprende a apreciar de primera mano las cualidades tradicionales de los trabajadores británicos y de esa experiencia surge una permanente e incluso exasperada admiración por la clase obrera (principalmente la clase obrera británica), lo que Perry Anderson considera como el “principio de una simpatía imaginativa que ha marcado absolutamente todo lo que EJH ha escrito sobre las clases populares.”229

Después de hablar de la conformación de grupos y sociedades como una más de las tradiciones británicas en Hobsbawm y antes de adentrarme en la revisión de las primeras cedes donde EJH se manifiesta como historiador en activo, quisiera hacer mención al congreso de París en los cincuenta y al de Daedalus en los setenta como las referencias que marcan el espacio temporal donde aparece la discusión de lo que formalmente se conoce como el Grupo de los Historiadores Marxistas Británicos. Quizá, como dice Bryan Palmer “este colectivo donde EJH se desenvuelve y emerge como peculiar personalidad dentro de la historiografía contemporánea se ha perdido de vista en los más recientes estudios. Solemos etiquetar a un grupo notablemente productivo, creativo y políticamente comprometido de historiadores cuyos orígenes se encuentran en el Partido Comunista Británico” sin tomar en cuenta que, además de las características políticas que los acercan y distancian, existe un sin número de divergencias en el modo en que estos historiadores ejercen y defienden su trabajo.230 Al respecto, vale la pena dedicarle un espacio en esta investigación a la aproximación que tiene del grupo de historiadores marxistas británicos el sociólogo Harvey J. Kaye.

228

Ibíd, p. 261. Anderson, Perry, “The Age of EJH”, London Review of Books, http://lrb.co.uk/v24/no19, p. 4. 230 Palmer, Bryan, “Marxismo metropolitano y amplitud analítica”, Los historiadores y la historia para el siglo XXI: Homenaje A Eric J. Hobsbawm, México, INAH, 2006, pp. 145-147. 229

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V Hobsbawm y el grupo los historiadores marxistas británicos “Siempre hemos creído (mi generación de historiadores –y definitivamente toda clase de marxistas) que la historia debe ser capaz, cuando menos, de poder hacer entender a la gente cuáles son los problemas sociales y ayudarlos a resolver estos problemas. De hecho, a cambio de tanto conocimiento, es nuestro deber como historiadores jamás olvidar cuál es la situación del mundo… es algo que aprendimos de Marx.” Eric J. Hobsbawm, Y todo el Jazz (Londres 2005)

231

La historia social La corriente histórica denominada “Historia Social” nace a finales del siglo XIX como la construcción ideológica de un grupo particular de historiadores ingleses, comúnmente denominado como el grupo de historiadores marxistas británicos. Es una rama de la ciencia histórica encauzada en llevar el materialismo histórico marxista a la práctica historiográfica. Si bien ya existen precursores de la historia social cuando Hobsbawm comienza a trabajar como un profesional de la historia, es en la década de los cincuenta donde el término comienza a ponerse “de moda.”

Desde la década de 1950 en la que se consolida el grupo de historiadores marxistas británicos al cual pertenece Hobsbawm, crece la idea de que los historiadores marxistas británicos son tan británicos como marxistas.232 Los encargados de postular la definición de la historia social que ahora conocemos, son sus mismos promotores y difusores. Una generación que – como lo propone EJH en la entrevista Y todo el jazzha marchado por un largo camino, desarrollando teorías inspiradas por Marx y por el tipo de cuestionamientos que surgen de los problemas sociales. Lo que significa que era necesario partir de la base del desarrollo económico y social para poder encontrar soluciones a los paradigmas históricos.233 Este es uno de muchos fragmentos en la obra y pensamiento de EJH donde se aprecia que el marxismo es absolutamente central en EJH. Tan es así, que existe un texto del historiador llamado “De la historia Social a la Historia de la Sociedad”234 que gira alrededor de toda esta cuestión.

231

Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz”, Op. Cit., p. 59. Thane, Interview with EJH, Op. Cit., p. 6 233 Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz,” Op. Cit., p. 57. 234 Hobsbawm, Eric, “From Social History to the History of Society”, On History, The New Press, EUA, 1997, pp. 7193. 232

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En este ensayo, Hobsbawm habla de cuatro alcances de la Historia Social: (1) El movimiento de las clases bajas trabajadoras (pobres, obreros, campesinos, etcétera), (2) la vida común y familias de élite, (3) la economía y (4) la historia social inglesa como tal. Estos puntos son la esencia temática del grupo de historiadores marxistas británicos y también son “lo esencial de Hobsbawm.” Sin embargo, no dejan de ser parámetros introductorios de una rama de la historia que ha ido especializándose con el tiempo.

A lo largo del siglo XX, la corriente de historia social inglesa se va complejizando en la medida en que surgen nuevas generaciones de historiadores sociales, no sólo en Inglaterra, sino en el resto del mundo. El trabajo de Hobsbawm en ese ensayo de “La historia social” se mantiene válido como un buen punto de partida para introducirse en la discusión sobre qué es la historia social y cómo funcionan sus historiadores. De esto habla Pierre Villar en “Introducción a la Historia” (Crítica, Barcelona), también Eileen Powell (historiadora social británica pionera del grupo en 1913), el marxista canadiense Bryan Palmer, el medievalista belga Henri Pirenne y el sociólogo norteamericano Harvey J. Kaye, entre otros.

Como se ve, es vasta la historiografía sobre los historiadores marxistas británicos,235 lo que habla de la aparente dificultad para homogeneizar un grupo de historiadores, cuyos miembros provienen de distintos estratos sociales, con distintos antecedentes familiares y cuyas posturas ideológicas suelen ser complejas y no siempre estar homogeneizadas. Justamente la diversidad en ellos ha motivado su estudio. Incluso los mismos miembros del grupo se dedican en la segunda mitad del siglo XX a escribir sobre sí mismos y a justificar el manejo de la metodología marxista dentro de la historia para darle coherencia al ideal comunista que los identifica como grupo. De esto también se habla en Y todo el jazz, donde EJH recuerda que desde los años setenta, las modas y los intereses en la historia cambian considerablemente, comenzando con la historia misma que deja a un lado las cuestiones centrales (del marxismo) como la evolución de la humanidad o las grandes transformaciones sociales para interesarse más en los hábitos y costumbres de las personas, en la vestimenta, la comida, la historia privada y cotidiana.236

Pero antes que esto pasara, en la década de los cincuenta, existe un factor fundamental que unifica la idea que se tiene de este grupo y es que para todos sus miembros, de una u otra manera, la historia es una herramienta para cambiar al mundo. En ese sentido, también es otra forma de hacer política y dentro de este compromiso político, el grupo mantiene intactas ciertas constantes vitales como la creencia de una mejor sociedad, la certeza de disponer de un instrumento (la historia) para comprender y cambiar al mundo

235

Las diferentes opiniones sobre el grupo se encuentran en Himmelfarb (1987), Hobsbawm (1996), Kiernan (1984), Schwartz (1990), D. Parker (1997), Ashman (1998), Palmer (2002), entre otros. 236 Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz,” Op. Cit., p. 57.

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y, la confianza en que el sujeto histórico (la clase trabajadora industrial) será capaz de asumir una conciencia (primero de clase y luego de revolución) de la que hará motor de la transformación social.237

El grupo de los historiadores marxistas británicos según la visión de Harvey J. Kaye En un intento por sintetizar de manera coherente la vasta labor de los historiadores marxistas británicos del siglo veinte, Harvey J. Kaye nos presenta un trabajo esbozado –según él mismo nos dice- en oposición a la historia de las instituciones que se enseñaba hace cincuenta años en las universidades británicas. El libro de Kaye, titulado Los Historiadores Marxistas Británicos es una introducción a la obra de los ingleses Maurice Dobb, Rodney Hilton, Christopher Hill, Eric Hobsbawm y Edward Thompson. Básicamente todos ellos tienen en común 3 cosas: ser británicos, ser historiadores y ser marxistas, de ahí el título del libro que en escasas páginas intenta justificar su necesidad de unificar la historia con la sociología e introducir al lector en la tradición histórica que se forma a partir del trabajo de esta generación de historiadores sociales.

Tres son las intenciones de Kaye al escribir esta obra: facilitar una introducción a la obra de Dobb, Hilton, Hill, Hobsbawm y Thompson para aquellos historiadores y científicos sociales que pudieran estar familiarizados solamente con alguno de ellos –o ninguno-, hacer patente la contribución de estos autores en la formación de una conciencia histórica democrática y socialista, y reconocer la deuda de Kaye para con ellos al ser profesor y escritor de historia y sociología.238

Sin embargo, pese a la gran aportación del trabajo de Kaye, este ensayo parece incompleto, pues más que conseguir explicar a los historiadores sociales británicos como un grupo, se dedica a resaltar las características particulares de los mismos como individuos, sin lograr conectarlos. Los capítulos comprenden una leve introducción biográfica de los autores y luego descripciones poco profundas de algunas obras (las más conocidas de cada uno). Se habla por ejemplo de la escritura de carácter provinciano en E. P. Thompson, sin hacer mención de la particularidad de la experiencia nacional en Thompson por encima de las generalizaciones universales; otro ejemplo es el caso de Christopher Hill, cuya investigación está enfocada a la revolución inglesa y se destaca su dominio de fuentes casi enciclopédicas de los panfletos y publicaciones de circulación local en el siglo XVII.

237

Piqueiras, José Antonio, “EJH y la Edad de Oro de la Historia Social”, Homenaje a EJH, Op. Cit., p. 50 La presentación del libro es algo pretenciosa y es claro que no llega a cumplir sus objetivos, considerando que esta obra bien podría tener un epílogo donde expresara las conclusiones de las varias descripciones y juicios subjetivos que el autor hace de estos cuatro historiadores marxistas británicos a través del libro. Además, encontramos en la traducción al castellano, a cargo de Julián Casanova, numerosos errores que pierden al lector puesto que muchas veces las frases son traducidas literalmente del inglés y no reflejan con claridad lo que el autor, en contexto, quiso decir.

238

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En Y todo el jazz, Hobsbawm afirma que los historiadores debemos hacer lo mejor para cambiar al mundo. Y sin sugerirle el tema, su siguiente idea nos habla del grupo de historiadores marxistas. ¿Qué es lo que activa este recuerdo? Probablemente la temática sobre cambios y transformaciones esté ligada estrechamente con la esencia del Grupo. “Aunque se nos haya dado el crédito de haber alcanzado grandes logros, la manera de cambiar el mundo que utilizó mi generación de revolucionarios marxistas–dice EJH en la entrevista- estaba comprometida.”239 Este compromiso es con el mundo en general y con una organización política en particular.

A partir de 1946, el Grupo de Historiadores Marxistas Británicos se convierte en un “esforzado seminario de compromiso político y de formación colectiva mediante el debate.”240 Las relaciones de estos intelectuales determinan el resto de los trabajos de los historiadores sociales de esa y de futuras generaciones. Si bien, el libro de Kaye no es un trabajo completo, sí resulta uno de los pocos que trata el tema, buscando resaltar y unificar las aportaciones de los teóricos británicos como grupo y como miembros del partido comunista de Gran Bretaña. El resultado es una obra que motiva adentrarse un poco más en la conformación del grupo. De este libro surgen nuevas preguntas, tales como de ¿qué manera se estructuran los grupos intelectuales dentro de la frontera cultural? Y más específicamente ¿cuál el papel que juega EJH como miembro de este grupo en particular? donde su labor histórica no se delimita sino que se expande y se enriquece.

“Considerar todo histórico, eso es el marxismo (…) el capitalismo ha universalizado la historia (…) La “historia universal” es reciente. Su tiempo no ha terminado.” 241 En el libro de Kaye, Eric Hobsbawm es considerado el principal historiador marxista en activo.242 Esta definición no es propia de Kaye, también la utilizan James Cronin, Perry Anderson, José Antonio Piqueiras y muchos otros. Esto debido al enorme conjunto de temas sobre los que ha realizado contribuciones destacadas, principalmente estudios sobre la historia de la clase obrera, los campesinos y la historia mundial.

El trabajo de Hobsbawm no sólo ha recorrido la gama de temas existentes sino que sus estudios se han extendido geográficamente desde Gran Bretaña y Europa continental hasta América Latina. Incluso al ser miembro de una generación que pese a ser radical, nunca deja por completo el eurocentrismo y el provincialismo británico. Es cierto que sus principales estudios se centran en Gran Bretaña, pero las

239

Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz,” Op. Cit., p. 58. Piqueiras, “EJH y la Edad de Oro, de la Historia Social”, Op. Cit., p. 52 241 Vilar, Pierre “Marxist History, a History in the Making: Toward a Dialogue with Althusser”, 3ew Left Review, 80, julio - agosto 1973, pp. 65-107. 242 Kaye, Harvey J. “Eric Hobsbawm: Trabajadores, campesinos e historia mundial”, Los Historiadores marxistas británicos, Prensas Universitarias de Zaragoza, Barcelona 1989, p. 123. 240

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aportaciones que ha efectuado a la historia italiana -en mayor grado- y a la historia latinoamericana -en menor grado- son ejemplares para cualquier historiador social que desee trabajar temas relacionados al movimiento obrero y la guerrilla.

Kaye afirma que Hobsbawm ha sido “más reacio que los otros historiadores marxistas británicos a rechazar el modelo base-superestructura”243 y asegura que su trabajo representa una contribución importante a la teoría de la determinación de la clase defendida por toda la generación de historiadores marxistas británicos. Así Hobsbawm se presenta como un intelectual que, a través de su discurso, busca darle cohesión a un grupo que no es tan homogéneo como se cree.

Aunado a esto, Hobsbawm ha abierto nuevas áreas de estudio, tal como “los rebeldes primitivos” que es su más famosa y alabada aportación, con la que –dice Kaye- ha conseguido ampliar el concepto de “experiencia de clase” hasta hacerla “política” y someterla a la determinación de la lucha de clases. La ampliación de la “experiencia” es, sin embargo, un resultado de la transformación constante en Hobsbawm, donde los conceptos sobre la lucha de clases, se generan del estudio de los movimientos de hombres y mujeres poco comunes descubiertos en sus viajes. En el caso de los Rebeldes Primitivos, EJH afirma que el elemento crucial está constituido por fenómenos que no tienen nada que ver con lo que él había aprendido en las aulas; la realidad es distinta a la teoría, por ende la teoría tendría que apegarse más a la experiencia vital de la cotidianeidad de las personas que, además, tienen en común pertenecer al universo de aquellos que ni escriben ni leen muchos libros; personas pre políticas que no han descubierto un lenguaje específico con el que puedan expresar sus aspiraciones, pero es “gente que vive mal y está cansada de vivir mal… gente que se decide a actuar para modificar su realidad aunque pocas veces consiga llegar a la revolución.”244

Esta tendencia temática en Hobsbawm resulta de dos factores primordiales: en primer lugar su contacto con la gente común fuera de la academia: los trabajadores y los estudiantes. Tal vez no es un contacto activo de igual a igual, ni es el contacto que pudiera pensarse de la más pura de las militancias activistas, pero el contacto existe en sus viajes, en la época de la guerra y en su labor cono docente. En segundo lugar, la temática en Hobsbawm aparece a partir del replanteamiento del paradigma historiográfico de la segunda mitad del siglo XX; los resultados de interacciones con miembros de la academia y los resultados de la construcción de una doctrina historiográfica, que son visibles en los escenarios donde los intelectuales se reúnen físicamente. Tomemos como ejemplo el Congreso de París de 1950.

243 244

Ibíd., p. 124. Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Editorial Crítica, Barcelona, 2003, p. 13.

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1. Noveno Congreso Internacional de las Ciencias Históricas El Congrès International des Sciences Historiques (CIHS) se funda en Ginebra el 5 de mayo de 1926 y después de repetirse irregularmente en siete ocasiones más, se suspende en los años de la Segunda Guerra Mundial. La importancia del congreso de París en 1950 (el primero después de la guerra y el noveno desde su fundación) es que, so pretexto de reunir a los grandes historiadores europeos, establece las condiciones para revisar los paradigmas historiográficos vigentes; fuertemente cargados de matices políticos. Este evento es una de las primeras manifestaciones donde se va haciendo visible el rostro de la historiografía de los años cincuenta y sesenta. Los intelectuales habían estado recluidos dentro de los muros de la academia, viviendo la guerra relativamente aislados los unos de los otros. En el caso de EJH, para alguien acaba de pasar su tiempo entre trabajadores, pensando en lo maravillosa que es su conformación, el congreso de París es un buen lugar para la ignición de una exitosa carrera académica; un buen lugar para estar.

La aparición de la historia social en la construcción de Hobsbawm es paralela a la restitución de la tradición de los congresos internacionales de ciencias históricas, pues es ahí donde se le asigna al joven historiador británico un puesto crucial para su carrera de historiador “social”, (probablemente Postan haya tenido algo que ver en esto también). En el congreso de París, la mesa que preside EJH se llama historia contemporánea y está listada dentro de las conferencias sobre Historia Social. Según lo que dice EJH en la autobiografía, tanto entre los organizadores como entre los participantes, no existía una idea demasiado clara de lo que el término “historia social” implicaba. En realidad, la denominación “historia social” siempre ha sido difícil de definir. Es decir, hasta 1950, el término “historia social” se utiliza de manera habitual únicamente por una organización filantrópica holandesa: El Instituto de Historia Social en Amsterdam, que guarda, entre otras curiosidades rescatadas de la voracidad bélica de la primera mitad del siglo XX, los manuscritos originales de Marx y Engels.245

Sobre la historia social, EJH habla de tres sentidos generales en los que el término se usa antes de 1970: En primer lugar el término se refiere a la historia de las clases pobres o bajas, y más concretamente a la historia de los movimientos de los pobres; los movimientos sociales. En segundo lugar, la denominación se usaba en el mundo anglosajón para referirse a las diversas actividades humanas relacionadas con la cultura que los alemanes llaman Kultur o Sittengeschichte. El tercer significado de la denominación era sin duda el más común de aquel entonces y el que más les interesaba a los historiadores británicos; “social” se utilizaba en combinación con “historia económica”, como en Revue d’Historie Economique et Sociale o Vierteljahrschrift

245

Sitio oficial del Instituto Internacional de Historia Social, (Internationaal Instituut voor Sociale Gescheidenis) Amsterdam, Holanda, http://www.iisg.nl/

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für Sozial u Wirtschaftsgeschichte.246 Hay que reconocer que la segunda parte del término –lo económicopesaba más que la primera –lo social- y para el congreso de 1950, existen muy pocas historias sociales de calibre equivalente que pudieran compararse con los numerosos volúmenes dedicados a la historia económica de varios países, períodos y temas.

Siguiendo esta línea, es probable que la sección dentro del congreso de París haya sido llamada Historia Social porque los trabajos que se presentaron tenían algo que ver con “lo social” es decir, con el mundo obrero, las clases y fenómenos socio-económicos. También es probable que haya sido llamada así porque los participantes eran, en su mayoría, historiadores de izquierdas que usaban la metodología marxista para escribir sus ensayos. Incluso, pude que haya sido denominada con ese nombre para conformar una mesa con trabajos que no tuvieran cabida en las grandes disciplinas históricas. Es decir, existe una generación de nuevos historiadores en 1950 que escribe cosas fuera de los lineamientos de las escuelas tradicionales de la historia; están buscando la revolución.

El congreso de 1950 puede que sea una de las sedes de los primeros intercambio entre intelectuales fogueados por las nuevas metodologías de la postguerra. Se trata de una nueva historiografía caracterizada, a grandes trazos, por ir en contra del positivismo académico; por desechar la historia como recuento exclusivo de las batallas militares de un pueblo, y la historia como el álbum fotográfico de la realeza europea; por compartir rasgos generacionales aportados por la guerra y los contrastantes movimientos sociales, políticos e ideológicos de su generación. Los historiadores reunidos bajo el banderín de “historia social” del congreso de 1950, buscan a partir de entonces un ámbito mucho más amplio de la historia, una aplicación personalizada a los nuevos métodos y, sobre todo, una relación más estrecha con la antropología social (producto particularmente británico), o en palabras de Hobsbawm “una historia fertilizada por las ciencias sociales.”247

Estas necesidades son ideales para la generación de EJH en Cambridge. “La generación más roja que esta universidad haya tenido jamás.” Los marxistas británicos son entes por autodefinición revolucionarios, de sus ideas y su entorno. En cambio, los marxistas franceses no son –también a sus ojos- en modo alguno marxistas, o por lo menos “no su inspiración.” Esto quiere decir que para los historiadores británicos la posible “unidad” entre los historiadores franceses de la Sorbona y los de Annales no puede ser comparada

246

Para encontrar una vasta cantidad de definiciones sobre el término “historia social” en la actualidad ver los ensayos contenidos en Vera y Pantoja (coord.). Los historiadores y la historia para el siglo XXI: homenaje a EJH, INAH, 2007. También Hobsbawm, Eric, “De la historia social a la historia de la Sociedad”, Sobre Historia, Crítica, pp. 84-104. 247 EJH, Años, Op. Cit., p. 266

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con la fuerza coercitiva de sus propios grupos, como al momento de formar la revista Past & Present.248 Ellos –los británicos- son la vanguardia de los cincuenta, los mueve la fuerza revolucionaria de la historia que se va construyendo mientras se vive y, sólo los detiene –por lo menos en el caso de EJH- su compromiso con el aparato comunista.

2. La gente poco común de primera mano; el profesor y sus estudiantes En realidad, toda la discusión entre escuelas historiográficas es importante pero no deja de ser un ejercicio interno entre académicos, por encima del cual, pesan otro tipo de relaciones sociales de construcción intelectual. Los académicos pasan la mayor parte del tiempo realizando las labores rutinarias de la docencia: la investigación, las prácticas de campo y los exámenes. Es cierto que gran parte de su tiempo lo dedican a reunirse con otros académicos (lo que puede llegar a convertirse en un quehacer snob y aburrido para la gente común), pero también tienen que foguearse entre los estudiantes quienes casi siempre retroalimentan al profesor y lo desafían, lo mejoran y lo mantienen en contacto con un mundo más real y pasional que el de la academia. El historiador que se reduce a la investigación y desmerita el profesorado, pierde contacto con el piso, con la realidad que le proporcionan los estudiantes y cierra las puertas de la frontera cultural. Ese no es el caso del profesor Eric Hobsbawm, quien durante cincuenta años, de 1947 a 1997, trabaja enseñando historia a estudiantes de nivel superior.

Su primer ámbito laboral tiene sede en el Birkbeck College de la universidad de Londres, situado a unos pocos metros del famosísimo British Museum, es sucesor del London Mechanics’ Institution de 1852. Es un colegio nocturno caracterizado por sus estudiantes, “hombres y mujeres extraordinariamente motivados, por lo general mayores y por lo tanto más maduros que los estudiantes normales recién salidos de los institutos de enseñanza media.”249

El otro organismo donde EJH es regularmente profesor de historia durante el siglo XX es la Graduate Faculty of the New School for Social Research localizada en el otro lado del mundo, en otra isla; en un recoveco del Greenwitch Village de la ciudad de Nueva York. La New School, fundada en 1919, después de la Gran Guerra, se transforma en una especie de universidad en el exilio (1933), mediante un programa de rescate para los académicos europeos amenazados por la situación política de su continente,250 como Harvard pero más de izquierdas. En sus clases “se mezclaban polacos, rusos, búlgaros y chinos con brasileños, españoles y turcos.” Y es en esta especie de Babel intelectual (interracial e internacional), donde EJH enriquece su 248

Si bien esta coerción no es eterna, constituye la chispa de arranque. Dejemos para más tarde la modificación de la hermandad entre marxistas británicos a partir de los choques ideológicos y la creación de otras publicaciones históricas como The 3ew Reasoner y The 3ew Left Review. 249 Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 276 250 Más sobre la 3ew School en http://en.wikipedia.org/wiki/New_school

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experiencia con la realidad sobre los diversos países y determinados campos del saber a partir de las opiniones de sus estudiantes; materia e ideas frescas provenientes de todas partes del mundo.

Este fomento y aprendizaje del profesor en materia de comunicación lo “salva [del aislamiento] de la isla desierta en la que habitualmente se encuentra.”

El escritor-profesor no le habla a un monitor de

computadora, sino que teniendo una especie de público cautivo y altamente crítico, aprende a ordenar el discurso hablado a través de la constante interacción e interrelación con sus estudiantes; EJH los llama “lectores potenciales […] No hay nada como dar clases [especialmente, durante las limitantes académico/políticas de los años cincuenta] para darnos cuenta de cuándo estamos perdiendo la atención del público.” 251 Esta idea, además de tentarnos con una visión empresarial capitalista de EJH nos dice cómo educa un profesor su cerebro y cómo adiestra su memoria para que lo que diga en clase –conferencia, seminario, simposio y demás- sea coherente e interesante para el público, y al mismo tiempo, no se contradiga con lo que calla; con eso que es ‘políticamente incorrecto decir.’

En su labor como profesor de historia –en una más de las aplicaciones del oficio de historiar- EJH encuentra las condiciones idóneas para formular las ideas de sus libros sobre historia general (o total). Piqueiras diría que “en el compromiso por una época, la profesión del historiador es prolongación de sí mismo por otros medios.”252 No hay nada mejor para la maduración de los conceptos que la repetición metódica –prueba y error- de los mismos ante un interlocutor plural, internacional, crítico y voraz.

Posteriormente al Curriculum Vitae de EJH se suman la invitación en 1967 a dar clases en el Massachusetts Institute of Technology (lo que comúnmente se conoce como MIT) y, en 1971, seis meses de docencia e investigación –todo pagado- en Latinoamérica.

El anticomunismo ferviente en Estados Unidos durante los

años sesenta y setenta impide que le concedan una visa permanente en el territorio y, durante este período, siempre tiene que pedir un permiso especial para entrar a la tierra de la libertad. A la distancia, parece ser mejor para él convertirse en una especie de corresponsal marxista/británico en el extranjero; un alien sin ataduras al nuevo imperio global, y es que los historiadores marxistas que logran conseguir un puesto docente antes de 1948 son muy pocos. EJH se encuentra en este grupo selecto. Ellos estaban conscientes de que, al convertirse en una minoría privilegiada (intelectuales comunistas con trabajo dentro de la academia) de una ya de por sí minoría (intelectuales comunistas en general) tenían que aprender a seguir ciertas reglas impuestas exclusivamente para ellos; en resumen, tenían que aprender a hacer bien su trabajo con vetos y exclusiones particulares, y algunos lo aceptaron a pesar de saber que sus carreras se habían detenido por quién sabe cuánto tiempo. Luego prosperarían, pero eso no lo sabían en el 48. Es decir, 251 252

Hobsbawm, Eric, Años, Ibíd, pp 276-278. Piqueiras, “EJH y la Edad de Oro de la Historia Social”, Op. Cit., p. 51.

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pasaron casi veinte años en el aguante. Su amigo y colega George Rudé, quien no logra conseguir un puesto antes del 48 entra en una especia de ‘lista negra’ y queda fuera de la academia como muchos otros. Lo mismo les pasa a E. Thompson y a Raymond Williams. Claro que estos intelectuales no quedaron en la exclusión total, círculos intelectuales en otras partes del mundo los apoyaron, como en España o Italia cuyo partido comunista (PCI) era una institución sólida y productiva también en terrenos académicos.253

Pero esta lentitud con la que fluyen las cuestiones burocráticas de la academia durante la Guerra Fría, le permite a EJH madurar como profesor y como marxista (ideológico), a tal punto que las mismas restricciones políticas son un factor positivo en su carrera de escritor. Esto se traduce de la siguiente manera: La Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría lo salvan de la decadencia típica del profesor universitario que al cumplir los cincuenta años tiene tantos compromisos que le roban la juventud y –sobretodo- el tiempo libre para escribir sobre los temas que realmente le importan fuera de sus horas de cátedra, de revisión de trabajos estudiantiles, o sus conferencias. A primera vista, el compromiso con el partido comunista británico le da a EJH su primer título honorífico “Hobsbawm, el historiador marxista.” Para entonces ya tiene tan buena prensa y tan buenos contactos dentro del establishment británico (norteamericano, brasileño, italiano e incluso cubano) y, en general, dentro de cualquier círculo del universo de la frontera cultural por donde transita comúnmente que, pese a las restricciones laborales (en universidades y editoriales) EJH se convierte “a todas luces […] en un astro en ascensión dentro de la comunidad más bien restringida de los marxistas.”254

El precio por tener tales ofertas laborales tan ‘escandalosamente excéntricas’ y tales facilidades para viajar y escribir consiste en no ser un vocero del acontecer comunista del siglo XX. Es la condición que le imponen, con distintos matices, la academia y el partido. No había que mentir, tampoco había que callar, tal vez era simplemente no hablar de más y, dentro de las sutilezas de un gentilhombre británico, bastaba con terminar de contar la historia en 1914. Ésta es la sentencia, éste es el único muro sólido de su frontera cultural. Probablemente sea un precio altísimo para algunos, incluso visto ante los ojos de otros miembros del establishment (como David Pryce-Jones) e incluso de camaradas comunistas (como su homólogo Thompson); un precio -para algunos- comparable a la traición; traición a Marx, al comunismo y sobre todo, a la verdad.

Pese a todos los intentos por desacreditar los movimientos de EJH y por confundir su militancia comunista con la interpretación materialista (marxista) de la historia (tachándola incluso de propaganda totalitariaestalinista), Eric John Ernst Hobsbawm se ha pasado la vida “intentando convencer a la gente que la historia 253 254

Piqueiras, “EJH y la Edad de Oro”, Op. Cit., p. 56. Hobsbawm, Años, Op. Cit, p. 279.

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marxista significa más de lo que todos han creído hasta ahora”, se ha dedicado a diferenciar lo que un hombre -de profesión historiador- siente por un ideal y lo que está en él para ejercer con dignidad y excelencia su oficio de historiar.

La historia es el corazón del marxismo, esto es lo que EJH cree y, a partir de esa creencia, logra canalizar su ímpetu marxista -frustrado repetidas veces en el ámbito político- a través de la interpretación materialista de la historia. En la entrevista recuerda que “lo que nosotros como marxistas aportamos fue la esperanza de que comprendiendo la historia se pudiera cambiar al mundo.”255 ¿Qué cambia y qué permanece cuando el tiempo de un académico pasa? “La historia puede avanzar como un misil, pero algunas cosas siguen en pie.”256

“Vivíamos tiempo prestado y lo sabíamos. Hacer planes a largo plazo no tenía sentido (...) Teníamos noticia de la revolución de octubre... Ésta demostraba que el capitalismo podía y, por supuesto, debía terminar, nos gustara o no”257 No puede ignorarse la formación británico-europea de Hobsbawm, es el eje de su frontera cultural. Y al mismo tiempo, tampoco puede ignorarse que exista un constante sentimiento de inestabilidad en él y en su obra, como un reflejo; producto de vivir en un mundo donde el cambio es la principal constante. Nuevamente, el mismo sentimiento provoca resultados diferentes en otros intelectuales. Por ejemplo Karl Popper, un judío converso, nacido en Viena en 1902, alguna vez participó en una manifestación socialista donde el grupo comunista se puso violento y Popper se asustó. “El marxismo –dice en su temprana autobiografía- era un credo peligroso que se pretendía científico.”258 Su más importante obra la escribe en el exilio familiar en Nueva Zelanda: La miseria del historicismo y La sociedad abierta y sus enemigos. Ambos textos son defensa de la libertad frente a las ideas totalitarias del marxismo y una advertencia contra “los peligros de las supersticiones historicistas.”259

Un caso similar en circunstancias al de Popper y al de Hobsbawm es el de Joseph Schumpeter, un economista de origen centro-europeo (checo germano), de familia constituida por empresarios venidos a menos. Anticomunista furibundo, crítico de Roosevelt, ministro de economía en Viena, conservador y elitista. Entre otras cosas, Schumpeter creía que no se debía destruir Alemania una vez alcanzada la paz.

255

Alanís, Vanessa, Y todo el jazz, Op. Cit., p. 59. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 280. 257 Hobsbawm, Eric, Cf. “Interview with E.J. Hobsbawm” en Radical History Reviews, 19 (invierno 1978-1799) pp. 11131. Reimpreso en MARHO, Visions of History: Interviews with Radical Historians, NY, Pantheon Books, 1983. 258 Popper Karl, 1985: 45-46. 259 Piqueiras, Op. Cit., pp. 52-54. 256

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Exiliado en Harvard, la inteligencia norteamericana lo observaría constantemente por sus tendencias conservadoras de cierto matiz pro nazi.

En el caso de EJH (hijo de un judío polaco de profesión ebanista, emigrado a Inglaterra y nieto -por parte de la madre- de un judío vienés, joyero de profesión), se ve a sí mismo como un superviviente de la “cultura de la clase media judía de la Europa Central, en absoluto extinta después de la Primera Guerra Mundial.” Los tiempos de guerra en los que se forma como hombre, también lo constituyen como historiador, y aún más, son los tiempos en los que se hace político; ya no hay liberales, y como judío es obvio que se le impide apoyar partidos que fomentaran el antisemitismo, así que se hace comunista y algunos otros de su tipo se habrán hecho sionistas o marxistas revolucionarios. De esta manera EJH elige construirse un futuro en vez de optar por el “no futuro” que dictan los tiempos de guerra; “un mundo nuevo antes que ningún mundo en absoluto.”260 Ese mundo nuevo es la clave para comprender su obra (y la de tantos más como Schumpeter o Popper), escrita no a partir de fronteras preconcebidas en el contexto del siglo XX sino a partir de uno de tantos universos que se inventan en Europa devastada por la guerra, el hambre e incluso, la inconsistencia teórica.

En el transcurso de su vida EJH ve desaparecer las colonias europeas y lo que queda del imperio británico, ve el ascenso y descenso de la última potencia europea con ambiciones por conquistar al mundo, experimenta y vive el comunismo, el intento fallido de la revolución obrera, la elcción del primer presidente negro, etcétera. Los migrantes como Popper, Schumpeter y Hobsbawm tienen que adaptar sus ideales a ese constante desplazamiento físico y cultural de un accidentado siglo XX. En cierta manera, esta concepción de supervivencia en Hobsbawm también se refleja como una constante en la peculiar elección de los ejes temáticos de su obra.

Es por esto que también Harvey J. Kaye habla de las reservas que, tanto Hobsbawm como otros historiadores del grupo, tuvieron para dedicarse a la historia del siglo veinte, al menos hasta 1956, y cita a Hobsbawm cuando reconoce que en un principio elige la historia del siglo diecinueve porque un historiador de la clase obrera no podía realmente ser comunista ortodoxo y escribir públicamente sobre el Partido Comunista. “El pensamiento ortodoxo –afirma Hobsbawm- indica que todo había cambiado en 1920 con la fundación del PC.”261 EJH no cree que todo hubiera cambiado, pero como buen británico le parecía descortés y estúpido decirlo en público... tal vez una afirmación así le hubiera conseguido la expulsión del Partido que tanto defendía.

260 261

Ibíd. p. 116. Ibíd. p. 117.

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Resulta interesante resaltar que Kaye considera que la pertenencia de Hobsbawm al Partido le proporciona una amplia gama de contactos y experiencias internacionales, así como oportunidades para investigar y para escribir, todo lo cual “ha contribuido a su clara erudición internacional.”262 Esto es cierto también en el sentido de que los viajes militantes de Hobsbawm a España, Latinoamérica e Italia fueron costeados por el Partido y le permitieron efectuar una praxis histórico-comunista dentro de los nuevos regímenes sociopolíticos del siglo XX, con lo cual era posible darse cuenta de que en algunos casos las cosas funcionan bien, en otros no tanto y -en otros más- la teoría marxista ni siquiera era puesta en práctica. La expansión de EJH fuera de la Torre de Babel que representa Inglaterra además tiene que ver con su facilidad por los idiomas, gracias a su educación bilingüe y –aunque no le agrade mucho mencionarlo- a la tradición errante propia del pueblo judío que, de alguna manera, corre por sus venas. Es un intelectual deseoso de viajar, de “andar errante de un lugar a otro rodeado de extranjeros,”263 contaminándose con su experiencia.

En el Tercer Mundo en especial, hay una veta para los estudios y la política marxista. Estos estudios, que tienden a ser de índole antiimperialista, en Latinoamérica no son considerados una excentricidad de una minoría, no son la etiqueta de un pequeño grupo académico como en Gran Bretaña, sino la bandera ideológica de los jóvenes estudiantes de los años sesenta y setenta. Y al mismo tiempo, estos jóvenes se convertirán en los años ochenta en políticos, funcionarios públicos, periodistas y científicos sociales familiarizados con los nombres de de los intelectuales como EJH que representan el pensamiento social e histórico de izquierdas. Nuevamente, EJH mira su aportación marxista aplicada como enseñanza a los jóvenes, a la elite intelectual desarrollándose en el Tercer Mundo. Así, moldea sus juicios del pasado a partir de situaciones vivas, de entrevistas y viajes -entre otras cosas- que son elementos cruciales de su amplia aportación a la historia social.

Rebeldes primitivos dentro y fuera de Europa “Villa fue un proscrito durante veintidós años. Cuando era sólo un chico de dieciséis, repartiendo leche en las calles de Chihuahua, mató a un oficial del gobierno y tuvo que marchar a las montañas. La historia es que el oficial había violado a su hermana, aunque es posible que Villa lo matara a causa de su insoportable insolencia. Esto, por sí solo, no lo hubiera proscrito mucho tiempo en México, donde la vida humana es barata; pero siendo un refugiado cometió la falta imperdonable de robar ganado a los ricos hacendados. Y desde entonces hasta el comienzo de la revolución de Madero el gobierno mexicano puso precio a su cabeza”

264

Es imposible hablar de Hobsbawm y no mencionar a sus Rebeldes Primitivos; no una ni dos veces... sino como una constante de su obra que lo define y lo resalta de entre todos los demás historiadores marxistas 262

Kaye, Harvey J. “Eric Hobsbawm: Trabajadores, campesinos e historia mundial”, Op. Cit., p. 126. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 285. 264 Reed, John, Insurgent Mexico, New York, International Publishers, 1974, p. 122 263

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británicos que prefieren mantenerse dentro de los confines británicos/ingleses antes que explotar las relaciones de su cultura con el ‘mundo exterior’. Es ésta el área donde encontramos realmente la erudición internacional de Hobsbawm; en sus trabajos sobre la clase obrera no tanto urbana sino rural, y no tan inglesa sino británica: más allá del Canal de la Mancha.

La historia de la clase obrera es por tradición un tema altamente político que, durante mucho tiempo, maduró fuera de las universidades.265 Hobsbawm sin embargo, conoce esta tradición justo a través de la academia. Para hablar sobre las aportaciones de EJH a la historia de la clase obrera, Kaye se remonta a la formación de la historia de la clase obrera como disciplina de estudio en el Reino Unido a finales del siglo XIX. Es a partir del trabajo de dos parejas de historiadores laboristas: los Webb y los Hammond. De los trabajos de este cuarteto de pioneros de la London School of Economics y la Fabian Society es que Hobsbawm consigue una primer aproximación (aunque mucho más teórica que la experiencia con los trabajadores) a la lucha de clases y comienza a mirar la historia a través de una perspectiva de abajo-arriba, un buen ejemplo de esto es su ensayo sobre el Ludismo, titulado “The Machine Breakers” de 1952.

Inicialmente el interés académico de Hobsbawm como estudiante en Cambridge, se centra en el problema agrario al norte de África, donde el joven EJH realiza sus prácticas de titulación para la obtención de grado en historia. Luego comienza a viajar por Italia, en tiempos donde particularmente el sur italiano está repleto de milicias agrarias y por allá conoce a un profesor comunista –que menciona en su autobiografía de Años Interesantes266- quien le dice que muchas de estas personas relacionadas con los movimientos primitivos al interior de Italia, son revolucionarios sociales en el sentido que ellos mismos explican (o intentan explicar), pero al mismo tiempo son miembros de una sociedad tradicional dentro de una región donde se vivía en la era de Lenin al mismo tiempo que en la era de Martín Lutero; “piensan como Martín Lutero pero se alistan en un partido del siglo XX.”267 A partir de inconsistencias como ésta, Hobsbawm comienza a examinar lo que posteriormente denomina como formas arcaicas de movimientos sociales. De ahí se derivan todos los estudios de “bandolerismo del tipo Robin Hood, sociedades secretas rurales, varios movimientos revolucionarios de campesinos de tipo milenario, ‘tumultos’ urbanos pre-industriales y motines, algunas sectas religiosas de la clase obrera y el uso del ritual en la organización revolucionaria y obrera temprana.”268

265

Hobsbawm, Eric, “Labour History and Ideology”, Op. Cit., p. 371. “Si Rebeldes Primitivos tiene un único origen, cabría situarlo en una cena en casa del profesor Ambrosio Donini en Roma en 1952, o mejor dicho en la conversación que mantuvimos tras la cena, pues, debido a las convicciones igualitarias de Donini, la familia, los criados y los huéspedes comían juntos” EJH, Años, Op. Cit., p 316. 267 Alanís, Vanessa Y Todo el Jazz, Op. Cit., p. 24. 268 Kaye, Harvey J. Op. Cit., p. 135. 266

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La historia de Hobsbawm pone siempre la lucha de clases como núcleo del proceso histórico. Es incluso el punto de partida de Y todo el jazz, ¿por qué es importante estudiar a los sujetos precapitalistas? Sin trapujos, EJH considera que “es importante estudiarlos porque la economía moderna (la economía capitalista moderna) está alcanzando diversas partes del mundo que no están preparadas para este fenómeno.”269 Así, sus trabajos sobre los movimientos sociales se expanden desde el obrerismo organizado al estudio de la clase trabajadora en general. Al ‘bautizar’ a estos sujetos como Rebeldes Primitivos, Se manifiesta el resultado intelectual de un esfuerzo por no reducir la totalidad de la experiencia humana a lo político-económico.270 Nuevamente encontramos a EJH intentando salir del esquema economicista que ha criticado ya dentro del Congreso de París y ampliando la frontera de la historiografía social. Kaye lo trata de manera similar al decir que un nuevo tema de historia social realmente surge y recibe su nombre de Hobsbawm: el estudio de las “rebeliones primitivas.”271 Tomando como definición de “primitivos” todos aquellos movimientos guerrilleros que jamás consiguen lograr la revolución.

Rebeldes primitivos en resumen incluye estudios sobre gente que no nace en un mundo capitalista, que no lo comprende, que no se desarrolla a la par con el sistema, pero que tiene que tratar con el problema de adaptarse a él; EJH mismo es un ejemplo de rebelde primitivo, por lo menos su vivencia de adaptación a lo británico es parte de la construcción de su idea de rebelión primitiva. De esta problemática le surge también la necesidad de adentrarse en territorio Latinoamericano donde el siglo XX refleja movimientos sociales similares a los que ya ha estudiado en Europa uno o dos siglos atrás.

Ciertas regiones latinoamericanas proporcionan ejemplos contemporáneos de un proceso que Europa ya ha sufrido; la transición al capitalismo. Lo cual es un problema también en términos académicos justamente porque el Tercer Mundo, en particular el caso Latinoamericano va un paso atrás de Europa. Fuera de Inglaterra, Europa occidental y Estados Unidos, el resto del planeta se inserta en los terrenos académicos – por lo menos en las ciencias sociales- a partir de los estudios, las definiciones y los conceptos establecidos por las elites intelectuales académicas (Cambridge entre muchos otros) y la expansión de Europa es un peligroso punto de partida para nuestras historias modernas, lo que también nos hace, hasta cierto punto eurocentristas. ¿Podemos culpar a los intelectuales europeos de ser eurocentristas? Es decir, Latinoamérica tiende a mantenerse fiel a las categorías históricas europeas y nuestras propias académicas desde el siglo XVI hasta el siglo XX suelen -aunque cada vez menos- contener en los programas de estudio a nuestros pueblos, nuestras culturas y nuestras historias como resultado de la expansión europea.

269

Alanís, Vanessa, “Y Todo el Jazz,” Op. Cit., p. 51. Por esta lucha a favor de la experiencia humana Kaye lo sitúa (incorrectamente) al lado de Braudel y Wallerstein cuando de historia mundial se trata. 271 Kaye, Harvey J. “Eric Hobsbawm: Campesinos y Rebeldes Primitivos”, Op. Cit., pp. 134. 270

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Es lógico entonces que los historiadores marxistas británicos se interesen primeramente por la historia de su isla, su imperio, sus trabajadores, sus tradiciones, etcétera. Y sólo algunos como EJH proyectan su obra hacia afuera, no en un intento de justificar la repetición de la historia a partir de sus escritos, sino justo lo contrario. Con la proyección de Rebeldes Primitivos a Latinoamérica el historiador no intenta vanagloriarse al decir: ¿lo ven? Yo lo dije en una de mis obras y ahora en el presente la historia se repite y mi teoría se justifica.

Hobsbawm es del tipo de historiadores que hacen nuevas preguntas a los mismos

acontecimientos, a partir de las causas y motivos que originan las cosas, sobre el modo de la conducta política y social de la gente común, su significado y consecuencias. A partir de esta concepción se origina también Capitán Swing que no sólo ofrece una reinterpretación de los orígenes del movimiento de los trabajadores agrícolas, sus prácticas y deseos; también ofrece una visión nueva de sus consecuencias.

Posteriormente en su ensayo, Kaye enuncia las contribuciones de Hobsbawm al debate sobre el metodismo, el potencial para la revolución en el siglo diecinueve, el debate sobre el nivel de vida durante la revolución industrial y se detiene en la “aproximación sociológica” que tiene EJH al analizar la base de la aristocracia obrera, que si bien comienza siendo tratada a partir de la concepción abajo-arriba, termina identificando factores que van mucho más allá del modelo económico, tales como las relaciones y condiciones de trabajo, las relaciones de grupo con estratos superiores e inferiores y las condiciones de vida generales del grupo; de su grupo. Estos estudios, que se limitan a unos ‘cuantos’ artículos escritos antes de 1970,272 se han convertido según Kaye en referencias comunes sobre el tema para historiadores como J. Foster y Robert Gray, entre otros.273

La burguesía ha desempeñado en la historia un papel muy revolucionario274 Mientras salta de un título a otro, el ensayo de Kaye intenta demarcar las tendencias en la obra de EJH en las últimas décadas; las obras que lo han convertido en un historiador mainstream. Estas tendencias pueden resumirse como: la clasicidad social, los movimientos sociales, la revolución dual y la historia total del siglo XX.

Comencemos pues con la idea de clase en Hobsbawm pues para Kaye es una constante en los demás temas. “La clase en el más amplio sentido sólo tiene existencia en el momento histórico en el que las clases comienzan a adquirir conciencia de sí mismas como tales.”275 El tema de la conciencia de clases es muy extenso, incluso ‘reduciéndolo’ a la obra de Hobsbawm y Kaye lo sabe, tal vez por eso se limita a decir que 272

Salvo algunos que se escaparon como “Religión and the Rise of Socialism” escrito en la primavera del 78. Kaye, Harvey J. “Eric Hobsbawm: Historia de la Clase Obrera”, Op. Cit., pp. 131-135. 274 Marx, Karl, El Manifiesto Comunista. 275 Hobsbawm, Eric, “Class Consciousness in History,” en I. Meszaros (Ed.), Aspects of History and Class Consciousness, Routledge and Kegan, Londres, 1971, pp. 6-7. 273

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en general Hobsbawm habla de grados de clasicidad, por ejemplo: “los campesinos son normalmente una clase de baja clasicidad” [tomando el término campesinos de la traducción literal del término inglés peasants] y “la clase obrera industrial es una clase de gran clasicidad.”276

En su juventud, EJH tiende a ser muy tajante con sus definiciones. Ahora que ha pasado el tiempo, acepta que no está claro para los investigadores el concepto de generación de conciencia de clase, mucho menos para los mismos campesinos y obreros.277 “Las clases no se pueden confinar a un solo aspecto de esa relación, ni siquiera al económico. En síntesis, implican a toda la sociedad.”278 Según Kaye, esta problemática de la definición de la clasicidad define a EJH como el historiador del grupo que más ha contribuido al estudio general de los movimientos sociales.279 Sus escritos son variados y, en cierto sentido, generales, pero ninguno de ellos pierde la tendencia a considerar la cuestión política esencial de los movimientos sociales con el problema del poder, el estado y la lucha de clases. Tal vez el proyecto más ambicioso de Hobsbawm en este rubro sea el tratar de escribir la historia mundial a largo plazo del siglo diecinueve, de donde se desprende la trilogía de las eras: La Era de la Revolución, 1789-1848 (1962), La Era del Capital, 1848-1875 (1975) y La Era del Imperio 1875-1914 (1987). Y como toda buena trilogía, tiene un cuarto volumen; la autobiografía Años Interesantes.

Estos libros pueden considerarse una manifestación del autor como producto mismo de la burguesía; lo que es más, sus Eras son el trabajo que más se conoce de él fuera de la academia y son una trilogía sobre la historia de la burguesía que también podrían llamarse: Las Revoluciones Burguesas de 1789-1849, El triunfo de la burguesía de 1848-1875 y la era del imperio burgués de 1875 a 1914. Paradójicamente, su trabajo sobre su propio universo burgués le otorga un grado social deseado desde sus tiempos como estudiante y miembro de los Apóstoles en Cambridge, al volverlo un aristócrata del mundo intelectual.

Aunque en los primeros trabajos de Hobsbawm –nos dice Kaye- existe una tendencia al economicismo (en especial en los trabajos sobre aristocracia laborista), Hobsbawm nos recuerda en sus últimas obras, ya sean escritos teóricos o prácticos, que allí donde las clases existen se desarrollan siempre en relación unas con otras y todas como totalidad. Lo que nos lleva a otro eje temático; la totalidad. En general, se podría decir 276

Hobsbawm, Eric, “from Social History to the history of Society”, Daedalus, 100, (Invierno 1971), p. 37. Los obreros latinoamericanos, por ejemplo, comienzan a acercarse al modelo económico occidental y de pronto se ven envueltos en sindicatos y partidos de clase obrera tales como los que existieron en Europa cien años antes, pero sin saber a ciencia cierta si son conscientes de su clase. Hobsbawm no ha concentrado tanto sus fuerzas en el conflicto de clase como lo hizo Thompson, pero siempre hay algo de eso en su obra. 278 Hobsbawm, Eric, “Economic and Social History Divided”, 3ew Society, 11 de Julio de 1974. Joseph White considera que realmente EJH jamás ha intentado un tratamiento comprensivo de las clases empezando con la clase obrera británica. Aunque existe este gran ensayo sobre la Formación de la clase obrera inglesa, no hay nada en EJH comparado con la idea de la clase como una relación y no como objeto adherido a nuestras mentes que plantea Thompson. White, Op. Cit., 2006, p. 109. 279 Kaye, Harvey J., Op. Cit., p. 144. 277

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que Hobsbawm es más un teórico de la historia que un historiador; si se me permite: un abanderado de la metodología marxista/materialista/histórico-social. Kaye opina que EJH escribe sus Eras desde el paradigma dominante de aquellos tiempos: la teoría de la modernización. Sin embargo esto debe ser entendido como una idea aún más compleja: la tradición de la modernización en Hobsbawm.

Y lo que se refiere a modernización suele estar relacionado con los movimientos revolucionarios. Tal vez por esto, la aportación más importante a la teoría de la modernización es la propuesta de un largo siglo XIX afectado por la “revolución dual”, así llama EJH a la combinación de la revolución industrial británica y a la revolución francesa. Kaye define lo que Hobsbawm presenta como “estudios que tratan de explicar la formación de las sociedades europeas del mundo dominado por la Europa del capitalismo industrial del siglo diecinueve, en términos de las luchas ‘determinadas’ y estructuradas por las clases de dicho siglo.”280

Además estos tres libros son los ejemplos más importantes del esfuerzo de EJH por tratar el problema de la ‘totalidad’ que es dejado a un lado por los demás miembros del grupo de historiadores marxistas británicos. Sin embargo, son estas tres obras donde más encontramos a Hobsbawm situado en una posición eurocentrista y, aunque siempre confiere capítulos a la cultura, la ciencia, la religión, los países subdesarrollados y la música, definitivamente el eje tiende a construirse a partir de las relaciones de clases, la economía política y las luchas del capitalismo industrial.

Lo que es resaltable es la armonía de las temáticas. Por ejemplo, la Era de la Revolución Hobsbawm trata nuevamente el tema de la conciencia de clase y las relaciones entre la revolución francesa y la revolución inglesa, y en la Era del Capital, esta revolución dual comprende la temática de la totalidad, evolucionando así en un debate sustentado sobre la idea de “revolución global” donde otra vez toma en cuenta a las sociedades en Latinoamérica, Asia y África, pero su visión no deja de sustentarse a partir del carácter expansionista del capitalismo europeo/británico. Las eras de EJH son, según Kaye, reinterpretaciones de la construcción del mundo moderno, siempre bajo el análisis de la lucha y las estructuras de clase.281

Problematización de una tradición Tal vez lo anterior explique un poco que Kaye comience el apartado final sobre “Capitalismo e Historia Mundial en Hobsbawm” con una frase marxista sobre la importancia del papel desempeñado por la burguesía en la historia. En este apartado, Kaye no deja pasar algunas páginas sin criticar el enfoque – también marxista- en el que insiste Hobsbawm y le da toda una vuelta de tuerca a la idea que tiene sobre la centralidad de Hobsbawm –al menos en teoría- en la aceptación del modelo marxista base-estructura y 280 281

Harvey, Op. Cit., p. 146. Ibíd., p. 149.

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después dice que Hobsbawm ha criticado siempre a los historiadores marxistas (vulgares) y a los “burgueses” que parecen querer reducir el proceso histórico a razones económicas, recordándoles que la “historia es la lucha de los hombres por las ideas, así como un reflejo de sus entornos materiales.”282 Pareciera que Harvey J. Kaye no se decide dónde situar a Hobsbawm; si entre los marxistas ortodoxos o entre los críticos de los marxistas ortodoxos. Me parece que el problema principal reside en que intentar situar a EJH como un marxista típico de un grupo típico es un esfuerzo inútil. Por eso también es que ésta última parte del ensayo de Kaye es la que menos análisis refleja y en cambio ofrece una mera descripción de los libros relativos al capitalismo y la historia mundial del historiador británico; yendo y viniendo de una obra a otra sin llevar un orden.

En cierto sentido a cualquiera le resulta difícil situar a Hobsbawm en un punto fijo o bajo un criterio determinado porque este tipo de contradicciones en la obra de Hobsbawm que confunden a Kaye, nos confunden a todos. Llega un punto en el que si se lee mucho a Hobsbawm parece que siempre se contradice. Son tantos años como historiador, y tanta la historia que se transforma estrepitosamente a su alrededor, que lo que hay que rescatar es una tendencia coherente dentro de años y años de formación como historiador y como profesor, que construye uno de los discursos más sólidos y duraderos dentro del el terreno historiográfico actual.

Y la tendencia, se define a partir del análisis de lucha y estructura de clases que EJH y su grupo le heredan a la posteridad. Así, la problemática que alguna vez plantearon los historiadores sociales británicos en 1950, se aprecia nuevamente modernizada en la década de los setentas por la siguiente generación de historiadores marxistas británicos, cuyas figuras más destacadas tal vez sean Perry Anderson y Raphael Samuel. Lo que representa el congreso de París en los cincuenta para Hobsbawm y su grupo, se replica en los setentas con el congreso de Daedalus en Estados Unidos. Para ese entonces el grupo de historiadores marxistas británicos son una realidad materializada a través de la revista Past & Present fundada por ellos. Kaye olvida mencionar Past & Present en su ensayo, tal vez por la manera en cómo estructura el libro; es decir, si los capítulos son individuales, si para explicar al grupo se toma como elemento principal al individuo, ¿en qué momento se puede hablar del primer producto académico importante de estos historiadores comunistas en conjunto?

Puede que la idea de “los historiadores marxistas británicos” sea mucho más compleja,

pues son

intelectuales que se asocian a la sociedad y a la problemática historiográfica de muy diversas maneras. Entonces, el título de “Grupo de Historiadores Marxistas Británicos” es una categorización que en la

282

Hobsbawm, Eric, “Where are the British Historians Going?” Marxist Quarterly 2, Enero, 1955, p. 22.

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actualidad tal vez deba ser cuestionado en vez de aceptado inequívocamente. Sabemos tan poco de este contingente académico altamente politizado que ha llegado a ser, como dice Palmer, “una construcción mítica o un invento de la tradición que ha servido tanto al ala izquierda como al ala derecha.”283

Por otro lado, la reducción a 5 miembros destacados del grupo que hace Kaye, si bien es pedagógica e introductoria, deja fuera a intelectuales, hombres y mujeres, como Diana St. John, Betty Grant, Nan Holey, Dona Torr, A.L. Morton o Basil Davidson (quien por ejemplo nunca fue miembro del PC). Todos ellos también debieran ser considerados como gigantes pilares de la historiografía marxista británica del siglo XX. Algunos están relacionados directamente con el grupo de historiadores del Partido Comunista inglés de los cincuenta, otros con la fundación y la actividad de la revista Past & Present. Unos más aparecen cuando el grupo comienza a desmoronarse, es decir que comienzan a participar de la discusión a favor o en contra de esa facción del grupo que reacciona ante el estalinismo en 1956-1957. Incluso hay nuevos miembros del grupo en la posterior bifurcación de la corriente histórica en The Reasoner y The New Reasoner, creadas por Thompson, que ni son historiadores, ni son marxistas, ni son británicos pero sus textos se asemejan más a ciertos miembros del grupo que los textos de los miembros del grupo entre sí.

Se agradece el carácter introductorio de la obra de Kaye, pero éste texto deja la sensación de lo poco que se ha estudiado al grupo y pese a esto, es probable que las siguientes generaciones de historiadores, hayamos asumido precipitadamente una colectividad historiográfica como una tradición con la cual nos identificamos.

Bryan Palmer señala el problema de homogeneizar el método del grupo.284 Thompson intenta situar a su público en el mismo ambiente donde el está o ha estado y contagiarlos así con su propia experiencia. La metodología en Hill es totalmente distinta pues él tiende a recopilar su información de panfletos de la revolución industrial inglesa. A su vez, Hobsbawm usa un método distinto al de Thompson y Hill y tantos otros, prefiriendo siempre una visión metropolitana más allá del regionalismo de unos o el provincialismo de otros, y sus fuentes no provienen del arte como en Thompson o de la propaganda como en Hill. Por lo general, EJH aborda la historia desde una visión metropolitana y sintética, sus fuentes son publicaciones ya agotadas que no se encuentran en la gran mayoría de las bibliotecas y que “debieran ser tratadas como tesoros nacionales e incluso internacionales.”285 El contraste entre estos tres historiadores del grupo, así esbozado aunque parece obvio –dice Palmer, permite pensar que otro tipo de diferencias, políticas y

283

Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion”, Labour/LeTravail, Número 50, octubre 2007, Canadá, p 2. Ibíd, p. 3 285 Palmer, Bryan, “Marxismo Metropolitano y Amplitud Analítica”, Los Historiadores y la Historia para el Siglo XXI, ENAH, México, 2007, p. 146. 284

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culturales existen también entre ellos a pesar de su larga y constante relación de respeto, amistad y trabajo en común.286

No existe un trabajo hasta ahora que provea una historia completa del complejo funcionar político y metodológico del grupo, tampoco de su intento por conciliar la historiografía con la militancia comunista o el ideal por crear una nueva izquierda cuando el aparato comunista comenzaba a resquebrajarse. Las puertas de la interpretación política permanecen abiertas. A pesar de esto, revisar algunas publicaciones del grupo ha permitido a los historiadores marxistas de otras generaciones como Anderson, Nairn, Blackburn o el mismo Palmer, insertar dudas sobre el peligro de la pre aceptación que se tiene del grupo como una entidad homogénea e impermeable; una “agrupación de confortables sabidurías convencionales.” Se debe atender esta primera reflexión en las nuevas generaciones de investigadores, para abordar al grupo desde otros caminos, motivando una comprensión más profunda de los universos culturales que existen en la mente de cada uno de los historiadores del grupo.

286

Entre los muchos textos que pueden revelar estos contrastes, Palmer menciona EJH “Organized Orphans,” 3ew Statement, 66, Noviembre, 1963; EHJ “E.P. Thompson,” The Independent, Agosto, 1993; EJH, “Edward Palmer Thompson 1924-1993,” Proceedings of the British Academy, 90, 1996; entre otros.

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VI Nuevas Visiones de la Historia “El fracaso de nuestras esperanzas le permite a mi generación liberarse y continuar intentando comprender la historia, y explicar la naturaleza de los problemas del mundo que deben resolverse, pero nos deja sin un programa a través del cual se pueda alcanzar la solución. Sin embargo, esta solución debe ser encontrada, y queda en ustedes, las generaciones jóvenes, el descubrir las soluciones que mejor se adapten a las condiciones del siglo XXI.” Eric J. Hobsbawm287

En la introducción se hace mención a lo importante que considera Lutz Niethammer la oralidad para romper y reconstruir la experiencia y las prácticas de los grupos sociales.288 Así, la oralidad en Hobsbawm es la herramienta idónea para reconstruir su experiencia como miembro del colectivo de historiadores marxistas británicos. Y qué mejor escenario para capturar la oralidad que una entrevista. El ensayo que se logra con mejores resultados esta tarea, es la entrevista de Pat Thane y Elizabeth Lunbeck, historiadoras pertenecientes a la Organización de Historiadores Radicales (MARHO por sus siglas en inglés).289

Este es el primer caso de una entrevista con EJH, que dirige al lector hacia la apreciación de un subconsciente social británico antes no descrito. La entrevista conduce hacia dos direcciones principalmente. En un primer plano, existe un carácter recurrente del tema sobre la militancia comunista del historiador británico. En segundo plano, se observa la formación de uno de los pilares de la construcción intelectual en Hobsbawm a partir de preceptos como ese. De esta manera puede apreciarse lo que cierto grupo social cree que hizo, pero visto a través de la palabra de uno sólo de sus miembros como construcción de la frontera cultural del mismo grupo. En otras palabras, nos encontramos ante la edificación imaginaria de un grupo a partir de la reconstrucción de la memoria de uno de sus miembros. Es un tema que se aborda brevemente en la entrevista Y todo el Jazz cuando EJH habla sobre los intentos de su generación por desarrollar teorías inspiradas por el marxismo. En ese mismo lugar Hobsbawm reconoce que las generaciones de historiadores sociales que los preceden dejan de lado las preguntas esenciales de la historia marxista para dedicarse al estudio de la cultura y la vida cotidiana y que es tiempo de volver a hacer esas grandes preguntas, de apoyarse en la historia global y de re-encontrar a Marx.290

287

Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz,” Op. Cit., p. 58. Niethammer, Lutz, “Para qué sirve la historia oral,” Historia y Fuente Oral 3o. 2, Barcelona, 1989. 289 Thane, Pat & Lunbeck, Elizabeth, "Las Razones de la Historia Marxista", entrevista a Eric J. Hobsbawm en 3exos, No. 92, México, agosto 1985. La traducción al castellano pierde en gran parte la esencia del diálogo histórico, así como el enfoque político-marxista del cual está impregnado el texto original, por lo que las citas aquí incluidas han sido extraídas de la versión en inglésde la MARHO y traducidas por mí en el caso requerido. Ver “Interview with Eric Hobsbawm,” Visions of History, MARHO: The Radical Historians Organization, Pantheon Books, NY, 1976. 290 Alanis, Vanessa, “Y todo el Jazz,” Op. Cit., pp. 57-58. 288

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Pero este tema se trata en Y todo el Jazz de una manera vaga, de paso, porque está relacionado con el papel de los historiadores sociales ahora, y luego la conversación vira hacia el papel de los historiadores sociales en Latinoamérica, dejando atrás a los marxistas británicos de los años cincuenta. Es por eso, que en este capítulo se incluyen otras fuentes que enriquecen la idea del grupo de historiadores marxistas británicos. Dichas fuentes son las entrevistas donde EJH habla de su militancia en tiempos mucho más políticos. La revisión de estos textos permite abordar la idea de militancia formal y la idea de militancia como tradición. Además, se considera lo dicho por otros pensadores, académicos, investigadores y periodistas para rescatar que EJH, dentro del campo de lo hablado, manifiesta lo que el grupo de historiadores sociales marxistas británicos de su generación –como colectividad- creen que hicieron, aunque “en la realidad” no lo hayan conseguido.

Entrevista con Eric Hobsbawm por la MARHO, Organización de Historiadores Radicales Por más de un cuarto de siglo, la Radical History Review, ha publicado artículos dentro del universo donde convergen la rigurosidad de la historia académica y el compromiso político activo. Parte del conglomerado de la Duke University Press en Estados Unidos, la revista es editada por un colectivo de historiadores; hombres y mujeres de diversos antecedentes, distintos intereses dentro de la investigación histórica y variadas perspectivas profesionales. Los artículos de la RHR versan sobre una amplia temática: asuntos de género, raza, sexualidad, imperialismo y clase, extendiendo las fronteras del análisis histórico con el fin de explorar las historias de oriente y occidente.291

La entrevista de la MARHO con Eric Hobsbawm, es conducida en el verano de 1976 por un par de historiadoras de este colectivo; Pat Thane, profesora de historia social británica en el Goldsmith College de la Universidad de Londres y Elizabeth Lunbeck, licenciada en historia por la Universidad de Harvard y colaboradora de la Radical History Review, donde esta entrevista se publica originalmente. Pocos años después, a finales de 1979, esta entrevista junto con otras doce entrevistas a historiadores marxistas británicos, es publicada y mundialmente difundida por la MARHO; Organización de Historiadores Radicales, con sede en los Estados Unidos. Posteriormente el documento adquiere popularidad mundial y llega a los países de habla hispana, traducido y publicado en castellano por la revista Nexos.292

Esta entrevista funciona bajo la lógica de una entrevista semi-estructurada, donde el “diálogo” aparece pero no de manera clara. Se nota la estricta utilización de un cuestionario y el rígido intento por llevar un 291

The Radical History Review, fundada en 1973, http://chnm.gmu.edu/rhr/rhr.htm http://rhr.dukejournals.org/ Thane, Pat & Lunbeck, Elizabeth, "Las Razones de la Historia Marxista", entrevista a Eric J. Hobsbawm en 3exos, No. 92, México, agosto 1985. La traducción al castellano pierde en gran parte la esencia del diálogo histórico, así como el enfoque político-marxista del cual está impregnado el texto original, por lo que las citas aquí incluidas han sido extraídas de la versión en inglés de la MARHO y traducidas por mí en el caso requerido. 292

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seguimiento apegado del mismo, lo que busca ligar la obra y trayectoria del historiador inglés con su calidad de militante comunista, en particular con los hechos acaecidos en 1956, año en el que dos sucesos reforman el universo intelectual europeo: por un lado se lleva a cabo el Veintinueve Congreso de la Internacional Comunista y en octubre del mismo año la Revolución Húngara. Este último acontecimiento, produce fracturas ideológicas entre los diversos partidos comunistas occidentales y sus militantes, en especial el partido comunista británico. Sin embargo, ambos episodios no pueden separarse el uno del otro, así como tampoco de la vida e ideología de Hobsbawm. Se entiende entonces que sean la médula de esta entrevista que enmarca la relación activa de Hobsbawm con otros ideólogos comunistas como Thompson, Althusser y Gramsci.

El diálogo no se da entre las entrevistadoras y el entrevistado, sino entre el historiador y sus recuerdos; una remembranza del diálogo entre marxistas y anti-marxistas de la primera mitad del siglo XX (e incluso las siguientes dos décadas), por lo que las preguntas se enfocan con la intención de obtener respuestas del Hobsbawm académico/militante comunista para conocer su punto de vista sobre la actividad académica; la historia (a veces política, a veces académica) antes y después del año 56.

A modo de introducción se presenta una breve sinopsis de la obra y enfoque intelectual de Hobsbawm hasta 1976: historiador marxista encausado, entre otras cosas, a ensayar sobre los estándares de vida británicos de los siglos XVII, VXIII y XIX, y a explorar los modelos preindustriales de protesta y comportamiento político del mundo moderno. El texto señala que Hobsbawm es también uno de los pocos historiadores marxistas de la post guerra que retiene –en tiempos de la entrevista- conexión con el partido comunista británico y el liderazgo del comunismo soviético. También en tiempos de la entrevista, Hobsbawm se encuentra escribiendo la tercera parte de lo que ahora se conoce como su serie de las “Eras.”293 La Era del Imperio 1875-1914, obra destacada por contener (a partir del criterio de esta entrevista) una actitud crítica del autor tanto para con la Rusia de Stalin y Khrushchev, así como para con los Estados Unidos (y sus aliados occidentales) en el período de las guerras de Corea y Vietnam.

Esta introducción no deja de resaltar que Hobsbawm mantiene su notable labor como crítico de jazz publicando bajo el seudónimo de Francis Newton.294

Aunque en las páginas de esta entrevista no

encontramos más indicios de esta importante faceta del historiador, vale la pena aclarar que es la única entrevista que se ocupa por lo menos a hacer mención de esta contribución, no sólo al mundo de la historia sino también al mundo de la música clásica contemporánea (es decir, el jazz) cuyos ensayos eventualmente, 293

La serie de “Las Eras” está compuesta por los siguientes tomos: La Era de la Revolución (1789-1848), La Era del Capital (1848-1875), La Era del Imperio (1875-1914) y La Era de los Extremos – el corto siglo XX (1914-1991). 294 Thane, Pat & Lunbeck, Elizabeth, “Interview with Eric Hobsbawm”, Op. Cit., p. 29.

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al ir falleciendo los músicos de jazz a quienes Hobsbawm reseña –la gente poco común- se han convertido también en parte de la historia.

Los antecedentes de la entrevista de la MARHO Sesenta años han pasado desde que Eric Hobsbawm comienza a escribir historia. Treinta años desde la entrevista de la MARHO, cuando se le pregunta ¿cómo fue que todo comenzó? A lo que Hobsbawm responde que aparentemente desde la secundaria se dio cuenta que era bueno estudiando historia, aunque el programa escolar para el curso de historia en Alemania en los años veinte era igual de malo que en la actualidad latinoamericana, es decir: un montón de fechas y nombres para memorizar y obtener calificación aprobatoria en el examen final… luego olvidarlo todo. Así es como Hobsbawm olvida los nombres y fechas de los grandes emperadores germanos que tuvo que memorizar en su momento según nos cuenta, pero también olvida las sociedades agrícolas del norte de África que son el tema de su tesis de licenciatura y posteriormente se olvida de aquella organización socialista británica no marxista de finales del siglo XVII (la sociedad Fabiana) con lo cual obtuvo el postgrado en historia de la universidad de Cambridge, tema que nunca retomó, según dice, porque la guerra interrumpió sus estudios.295

Por lo que nos muestra la trayectoria de su obra, lo más probable es que los fabianos estudiados desde el punto de vista de la historia institucional no le llamaran mucho la atención. Incluso puede decirse que siendo la sociedad Fabiana una organización no marxista, representa un tema de estudio poco llamativo para quien se recuerda como un estudiante de historia cuyo lugar al interior de Cambridge se define precisamente a partir del marxismo. En cambio, a partir de esta experiencia se percata que la historia institucional es “inadecuada –necesaria pero inadecuada, [pues] tiende a remplazar la historia del movimiento obrero por la historia de la gente que dijo hablar por el movimiento. Tiende a remplazar la clase obrera por el sector organizado de la clase, y al sector organizado de la clase lo remplaza la historia de los líderes del sector organizado de la clase.”296

Con lo que esa historia izquierdista de vanguardia

(aparentemente) cuando Hobsbawm es todavía estudiante de historia, termina siendo -si bien historia laboral- una sombra de la historia institucional arduamente criticada por la siguiente generación de académicos británicos, cuya labor -ahora podemos constatar- fue exitosa al mostrar que la historia social puede ser concebida y aplicada desde otro universo intelectual, al cambiar la metodología y los paradigmas reinantes. El diálogo entonces, que se construye entre la mayoría de los estudiantes de su generación es de carácter pro marxista.297

295

Ibíd, p. 30-31. Ibíd, p. 31. 297 Ibíd, p. 30. 296

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No se puede ser el historiador marxista vivo más famoso del mundo298 sin tener una base académica de importancia.

Volverse un historiador “mainstream” no es un suceso accidental.

Como todo joven

historiador estaba consciente de que primero había que ganarse el aprecio y el respeto de la propia academia si quería conseguir difusión de sus futuros escritos dentro de amplias esferas sociales.

Si sus

escritos consiguieron colocarse dentro de las bibliotecas de lectores menos cultivados, es porque antes tuvieron que ganarse a la academia y el interés de otros círculos de difusión especializada.

Este un buen lugar para retomar el primer frente cultural en Hobsbawm: el joven intelectual trabajando fuera y dentro de la academia. “Uno tiene que ser académico –dice en la entrevista- porque hay gente que estará observándote y tratando de encontrar el momento en el que te equivocas. A veces lo hacen. Pero también existen ocasiones donde uno deliberadamente escribe para una audiencia especializada. Sin embargo, yo trato de que todo lo que hago pueda ser leído por gente no especialista.”299 Trabajando dentro de la academia para forjarse una carrera como historiador y trabajando fuera, tal vez idealizando, busca que la gente del otro lado del mundo intelectual, pueda cruzar fronteras del saber y aprender de sus escritos para conocer cómo el pasado se convierte en presente y de qué sirve tratar de mirar hacia el futuro.

Su aportación al interior de la academia, lo hace seguir de alguna manera, el rumbo de su poco interesante estudio fabiano (aunque por poco tiempo) y continuar escribiendo acerca de la historia obrera y el New Unionism,300 que le interesaba mucho en ese momento, no tanto personalmente, sino porque debía interesarle a todo marxista militante; y él debía ser uno de esos historiadores marxistas militantes. Convencer a los demás es parte de convencerse a sí mismo.

La Guerra Fría Cuando Eric Hobsbawm escribe sobre sus recuerdos de la Guerra Fría en la autobiografía, tiende a alejarse de la idea de los historiadores británicos como grupo políticamente activo y se adentra en la dinámica de la historia mundial; de lo que le sucede a él fuera del grupo. Es como si el narrador a través de sus memorias quisiera expresar que en esa época deja de ser historiador en activo y se vuelve un observador. Pero esta sensación no es del todo correcta. Donde se refiere particularmente a los años anteriores a la crisis del año 1956, describe la ‘incómoda’ posición en la que se encuentran los intelectuales británicos como él; en cierto sentido, enclaustrados dentro de las agrupaciones que el establishment les ha ido permitiendo formar en los

298

"Arguably our greatest living historian - not only Britain's, but the world's" [The Spectator, citado en la contra portada de EJH, 'The Age of Capital']. 299 Ídem 300 El Nuevo Sindicalismo (1888-1893) fue un movimiento de organización laboral con líderes socialistas que utilizando bajas cuotas de inscripción y estándares de reclutamiento inferiores a los utilizados hasta el momento, buscaban reclutar una mayor cantidad de obreros hasta el momento no organizados.

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años cuarenta, están “aislados alrededor de diez años en un mutuo e intenso seminario de donde surgen proyectos como Past & Present.”301

Pese a lo que dice Hobsbawm, para los intelectuales de la frontera cultural, conseguir una aislación total es imposible, en particular en un período altamente politizado. El contexto social les exige trabajar y dedicar mucho tiempo al quehacer político. La revisión de otras fuentes demuestra que en este momento los historiadores como él se ven expuestos y obligados a tomar partido ante los acontecimientos. Estamos frente a lo que Bryan Palmer considera como lo que es “sin lugar a dudas el primer esfuerzo del grueso de los historiadores del grupo conocido como Los Historiadores Marxistas Británicos por construir una movimiento social, una Nueva Izquierda.”302 Y esto representa un peligro pues la mirada del mundo se acentúa en los comentarios de los ideólogos del movimiento comunista.

No pretendo un complejo estudio sobre los intentos de los intelectuales marxistas por construir la Nueva Izquierda Británica a finales de la década de los cincuenta. Esta sección intenta demarcar otra cuestión: pues más allá de lo que actualmente se da por entendido como EL Grupo de Historiadores Marxistas Británicos [GHMB], en la historiografía actual existe una infinidad de documentación que se cuestiona sobre si realmente los historiadores marxistas británicos logran una unidad tan homogénea como hasta ahora se ha creído o si no son más que una construcción de la posteridad que engloba posturas metodológicas, ideológicas y políticas ampliamente contrastantes.

La Porrista de Stalin Harry Pollitt (1890-1960) quien fuera secretario general del PC británico por más de veinte años, públicamente tiende a mantenerse fiel a la Unión Soviética y a su secretario general, Joseph Stalin, a tal punto que llega a defender los “juicios de Moscú” (herramienta a través de la cual Stalin se deshizo de sus oponentes tanto políticos como militantes), afirmando en el Daily Worker (12 marzo, 1936) que “estos juicios representan un nuevo triunfo en la historia del progreso.” Pero en septiembre de 1939, a pesar del pacto Hitler-Stalin, como funcionario británico Pollitt da la bienvenida a la declaración de guerra británica en contra de la Alemania nazi, lo cual obviamente está en contra de los lineamientos vigentes del partido y esto lo fuerza a renunciar. Aunque esta renuncia es simbólica porque su puesto le es devuelto en 1941 cuando la URSS entra a la guerra, el hecho refleja la necesidad del PCGB por tener a mano, voceros de lealtad incuestionable. Al respecto, Carlin y Birchall sostienen que “justo después del estallido de la Segunda Guerra, EJH y otro compañero de Cambridge, Raymond Williams, son asignados para escribir un panfleto 301

Thane, Pat, Interview with Professor Eric J. Hobsbawm, Centre for Contemporary British History, Londres, 1988, pp. 10-11 302 Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion: E.P. Thompson, British Marxist Historians, and the Making of Dissident Political Mobilization”, Labour/LeTravail, 50, Octubre, 2007, p. 3

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sobre la guerra ruso-finlandesa que justificase el conflicto como la resolución de la guerra civil finlandesa de 1918.”303 Cubierto por el brillo de una trayectoria estudiantil excelente, EJH se convierte en miembro confiable del Partido, lo cual puede que no sea lo más resaltable del joven EJH. Al contrario, su actividad pro-comunista no debe rebasar los linderos académicos. El propio slogan del Partido remarca que la “primer tarea del estudiante comunista es ser un buen estudiante.”304

Unos años antes de la fundación de la revista Past & Present, EJH viene contribuyendo con una publicación periódica controlada por el PC llamada The New Central European Observer, que circula por Europa de 1948 a 1951. En estos textos que no se reeditan más, se podría contemplar la postura del historiador al defender la política exterior de Rusia, o su supuesto apoyo a Stalin. Sin embargo, lo que según Carlin y Birchall caracteriza esta veintena de artículos no es en absoluto una posición estalinista de EJH como muchos creen sino “la firme creencia de que tanto Rusia como los estados orientales de Europa encarnan la consciencia de una organización social superior.”305 Esto es importante, pues existe una diferencia abismal entre defender los hechos y estudiar los problemas.

No quiero decir que EJH jamás se equivoca con sus posturas políticas. Por desgracia, en particular en el período de la Guerra Fría, a su compromiso con el ideal comunista y con la metodología marxista, se le suma un compromiso tangible con el Partido Comunista, cuya presión (directa o indirecta) lo lleva a cometer “extrañas evasiones y distorsiones [de la ideología] como por ejemplo en una reseña sobre un libro de historia del Partido Social Demócrata Alemán donde omite el nombre de Rosa Luxemburgo,”306 filósofa, política y revolucionaria de origen polaco, teórica del marxismo y militante activa del Partido Socialdemócrata alemán hasta 1914.307 Declaraciones así, afectan evidentemente a la historia cuando se descontextualizan, en cambio debieran ser ejemplo de lo que significa para un historiador desempeñar una tarea difícil (y un tanto desagradable a los ojos de la posteridad) dentro de una organización política. Los textos de EJH para las publicaciones oficiales de PC no son más que construcciones impecables a través de un discurso bien estructurado que sin mentir, es poco objetivo, imparcial y no refleja toda la verdad. El motivo probablemente sea el justificar no tanto la actuación del estalinismo sino el compromiso de los modernizadores de la historia con los combates intelectuales de la época.308 Eventualmente tanto el estalinismo como los ideales comunistas de los intelectuales del GHMB perderán los combates y la

303

Carlin, Norah & Birchall, Ian, “Kinnock’s favourite Marxist: EJH and the working class”, international Socialism Journal, Otoño, 1983, p. 3 304 Marxism Today, Londres, julio, 1979. 305 Carlin & Birchall, Op. Cit., p. 4. 306 Ibíd, p. 6, la fuente de los autores es: 3ew Central European Observer, Septiembre 1950. 307 http://www.marxists.org/espanol/cliff/luxemburg/rosacap1.html 308 Hobsbawm, Eric, “El desafío de la razón: Manifiesto para la renovación de la historia”, Revista de Estudios Latinoamericanos, Noviembre 2006, p. 2

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legitimidad. Así, los textos de EJH escritos en este período y bajo estas características, deben ser recordados únicamente como “verdaderas gemas de una lógica forzada.”309 Su contenido debe ser tomado con pinzas y seleccionado con la discrecionalidad del investigador que desee reconstruir la historiografía de los Partidos Comunistas europeos en el siglo XX o los aportes de los intelectuales militantes. Pero deben ser utilizados bajo la aclaración de que no están construidos en la plena libertad del discurso y esto les evita trascender como lo hacen otros textos. Sobre todo, no son textos para la gente común, sino para un minoritario grupo político.

Existe muchísima información referente a este tipo de producción ideológico-político de EJH durante los primeros quince años de la Guerra Fría, digamos 1945-1960. Por un lado, están los artículos críticos sobre el papel de EJH como aparente vocero oficial del PCGB e incluso del estalinismo, escritos por ultraderechistas como Neil McInnes, Oliver Kamm, David Pryce-Jones o Bernard Landsman y publicados en medios como el New York Times o el Wall Street Journal. Landsman por ejemplo, titula una nota del 2 de octubre de 2006 como “Incluso la madre del estalinista admitía que él estaba loco.” El título se está refiriendo a la madre de EJH y la nota dibuja a Hobsbawm como un historiador megalómano cuya adoración por Stalin rebasa los límites de la cordura y la verdad. Al parecer, Landsman tiene la oportunidad de platicar con Eric Hobsbawm en el pasado y en esta conversación se escandaliza por la visión del historiador al decir “no puedes hacer un omelet sin romper huevos,” lo que se puede entender como que la muerte de millones de personas por el bien del ideal comunista es sostenible por Hobsbawm. Sin embargo, no deja de ser una frase de un idealista con la esperanza de que cualesquiera que sean las acciones cometidas por la Unión Soviética, lleven a la creación de un bien mayor.310

Anécdotas como ésta llenan líneas y líneas del archivo electrónico que se ha ido formando alrededor de la polémica sobre si EJH ha logrado su mérito académico por sus investigaciones sobre el siglo XIX ó si tales comentarios han sido producto de su posición en la década de los noventa con el fin de exculpar una vida de compromiso en defensa del ideal comunista. Alrededor de 1994, se produce la primera explosión de críticas a partir de la publicación de La Era de los Extremos Historia del siglo XX, y posteriormente ésta oleada negativa se complementa con una frase dicha por EJH en una entrevista para la BBC donde otro historiador Michael Ignatieff- formula una pregunta compleja: “¿Lo que dice usted se traduce en que el ‘radiante’ futuro [es decir el presente] fue creado y por eso la pérdida de quince o veinte millones de personas puede ser justificable?” EJH responde secamente: “Si.”311 De ahí se generan decenas de artículos que toman este 309 310

Carlin & Birchall, Op, Cit, p. 7. Landsman, Bernard, “Even Stalinist’s Mother Admitted He Was Crazy”, The Wall Street Journal, Octubre, 2006, p.

11 311

Kamm, Oliver, “It takes an Intellectual to find Excuses for Stalinism”, The Times, Julio, 2004, http://www.timesonline.co.uk/tol/comment/thunderer/article460555.ece La pregunta original en ingles se lee: “What

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episodio para llamar a Hobsbawm, loco, megalómano, estalinista, etcétera, y parecen querer decir: ¿Qué clase de historiador puede decir eso en un mundo donde nunca ha habido violencia, muerte, guerras, crímenes en contra de la verdad y la libertad?

Con la publicación en 2002 de la autobiografía Años interesantes, el caudal de comentarios mordaces contra el historiador se acrecienta y ahora los críticos tienen dos o tres frases más para darse hilo unos a otros, sobre si Hobsbawm es un historiador serio o un defensor de la tiranía. Hay alrededor de 50 notas, críticas, artículos, e incluso ensayos, escritos desde 2002 que giran sobre ese par de frases sacadas por completo de contexto e intención en Hobsbawm. Empero, el asunto no va más allá, es decir, estos textos sobre la posición política de EJH no tienen cabida ni espíritu que motive una discusión seria de Hobsbawm como traidor, ni siquiera a los derechos humanos ni nada por el estilo, sino a la disciplina histórica que es lo que, en este caso nos concierne; no hay nada en este material bibliográfico que pueda desacreditar a EJH como buen historiador social del siglo XIX y XX.

Probablemente lo rescatable de este material, tal vez sea lo que Palmer define como el rol crítico de un intelectual como miembro de “un grupo de historiadores educados [en paralelo a la academia] dentro de la experiencia de la guerra, el frente popular y varios movimientos de alternativa y oposición.”312 Y, aunque a base de prueba y error, esta experiencia otorga un nuevo espectro de posibilidades tanto a la historia como al historiador. Por ejemplo, le otorga los medios para acercarse a algunos sujetos de estudio como son los trabajadores, lo obliga a criticarse y cuestionar los paradigmas históricos, hace al historiador consciente de su función como instrumento pacificador y conciliador, como en el caso de Thompson con la campaña de desarmamiento nuclear o como en el caso mismo de Hobsbawm cuando en 1956, solicita a sus camaradas que no abandonen la tradición del PC por los hechos acaecidos en Hungría, que tal vez los superaban a ellos mismos. Más aún, son las credenciales que EJH adquiere mediante el PC las que le permiten viajar por Europa y el Tercer Mundo en busca de verdaderos objetos y sujetos de estudio que sirvan para aplicar la célebre “Tesis Feuerbach” de Marx (1845) que inspira a los historiadores marxistas a hacer algo más que interpretar al mundo; intentar cambiarlo a partir de las renovación de la historia.313

(your view) comes down to is saying that had the radiant tomorrow actually been created, the loss of 15, 20 million people might have been justified?” He replied: “Yes.” 312 Palmer, Bryan, Op. Cit, p. 2. 313 Marx, Karl, “Tesis sobre Feuerbach,” 1845, versión electrónica en Marxist Internet Archive, MIA, http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/45-feuer.htm

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Pasado y Presente (1952) “Quizá fue allí donde realmente nos hicimos historiadores” Durante la Segunda Guerra Mundial, la actividad académica, como muchas otras cosas, se estanca. Posteriormente, los quehaceres intelectuales se retoman de a poco, pero el matiz político va acrecentándose. En el caso de EJH, su actividad dentro del PC trabaja en paralelo con su actividad académica. La guerra es de por sí una enorme influencia politizante para EJH, pero también es cierto que, aunque el grueso de los historiadores están altamente politizados, la base del compromiso de EJH es igualmente británico que marxista. Por lo que la motivación para mantener en equilibrio ambas labores (políticas y académicas), puede que surja como retroalimentación de la experiencia adquirida de EJH dentro de la universidad, particularmente dentro del grupo de los Apóstoles, donde se cultiva un gran interés por las preguntas empíricas y los hechos reales más que con las abstracciones teóricas.

De 1946 a 1956 un grupo de camaradas y amigos –entre ellos EJH- crean un seminario marxista permanente dentro del espectro de la agrupación de historiadores del Partido Comunista pero buscando mantenerlo semi-independiente. A lo largo de estos años, el grupo se reúne semanalmente el restaurante Garibaldi en Londres (muy ad hoc), 314 lo que eventualmente genera el proyecto Past & Present, publicación que puede ser considerada como el primer resultado oficial del la historiografía marxista británica de su generación. Entre otras cosas, Past & Present ofrece una amplia variedad de artículos académicos sobre cambios históricos, sociales y culturales en todas partes del mundo. Actualmente, se publican cuatro ediciones por año que contienen cinco o seis artículos mayores, debates sobre los mismos y reseñas sobre libros. Además, se publican trabajos de estudiantes destacados a nivel nacional e internacional, contiene un foro de debate fomentando una controversia constructiva, y tiene como consigna examinar problemas y periodos particulares de la historia así como acontecimientos que engloben el acontecer mundial.

Desde su

formación en el ambiente agradable del University College en Grower Street, han pasado 56 años y ahí ha estado Hobsbawm quien al día de hoy, es presidente de un sub-fruto de la publicación: la Past & Present Society.

Sin embargo, al principio, la situación de la publicación no era tan sencilla. No siendo aún autoridades ‘intocables’ del terreno histórico, los intelectuales responsables de la publicación de esta revista en los años cincuenta, están conscientes que Past & Present debe ser juzgada por el contenido de sus artículos y no tanto por la insignia ideológica de los autores. Past & Present representa el esfuerzo de sus creadores por evitar ser considerados un grupo elitista y cerrado, a tal punto que durante los primeros años consiguen

314

Hobsbawm, Años, Op. Cit., p. 181

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ampliar el círculo de colaboradores fuera del dominio de los miembros del Partido, buscando la emancipación de tan fuerte categorización intentando ser una plataforma común para el frente popular aprendido por estos historiadores en los años de guerra. De igual forma, esta ampliación del espectro del grupo le permite adherir otros puntos de vista que se diferencien de los “propiamente marxistas.” Esto refleja la alta influencia de la tradición británica académica por mantener un espíritu revolucionario y reformista dentro de las agrupaciones intelectuales.

En el terreno de las ciencias sociales, y en particular la historia, la guerra fría acarrea una suerte de ‘contaminación ideológica europea’ hasta Inglaterra. A partir de lo cual aparecen historiadores (algunos preTatcheristas por ejemplo) afirmando que el Capitalismo siempre había estado bien y el Comunismo siempre había estado equivocado.315 El taller de Past & Present consigue entonces unir fuerzas no solo de militantes comunistas sino de diversos intelectuales británicos de izquierda que apoyen el comunismo. Por primera vez, EJH comienza a desvelar a través de sus escritos las preocupaciones de una época y las preguntas que se generan dentro del historiador. Afirma que él logra no embarrarse del anticomunismo académico de los 1950. Tampoco se subleva ni renuncia a su compromiso ideológico, se encuentra en una época donde además de cronista del pasado es testigo del presente. “A pesar de todos los problemas estructurales –dice EJH, es necesario escribir la historia del tiempo presente. Además, no hay elección. Es preciso realizar las investigaciones en este campo con las mismas cautelas, y siguiendo los mismos criterios que para cualquier otro campo, aunque no sea más que para rescatar del olvido y, acaso, de la destrucción, las fuentes que serán indispensables para los historiadores del tercer milenio.”316

La pertenencia al GHMB le da a EJH seguridad, reafirma el compromiso e incluso la necesidad de manifestar que el comunismo es un buen ideal mal aplicado y que existe la posibilidad de salvarlo si se reestructura desde la base. Sus publicaciones de este período son revolucionarias en el terreno de la técnica y el método, pero son en cierto sentido limitadas, por la misma inestabilidad de la realidad en donde se generan, incluso en el terreno de la propia academia aunque el historiador consiga evitar algunas restricciones que radican primordialmente en las elecciones teóricas, no sólo basadas en ideas políticas, sino también y tal vez más importante, en la experiencia política e histórica.

Así, una nueva expresión de la frontera cultural aparece en Hobsbawm, para quien el trabajo del GHMB gira en torno a varias dualidades; balance entre partido y academia, entre marxistas y no marxistas, entre 315

Ahora bien, la decisión de EJH por permanecer con ciertas reservas mentales y a la defensa de la Unión Soviética, tiene que ver con otro tipo de estudio que no busque analizar la producción intelectual de un historiador. Lo que sea que haya sucedido en la guerra fría con la militancia de los intelectuales, termina con el post-estalinismo en algunos, con la caída del muro de Berlín en otros, y con la llegada del siglo XXI en los últimos. 316 Cuesta, J., Historia del Presente, Madrid, Eudema, 1993, p. 90.

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intelectuales y gente común. El fino equilibrio entre todos estos conceptos es una de las constantes en EJH entre 1946 y 1956. La época de Past & Present es un símbolo de evolución para este historiador pues es ahí que comienza a demostrar menos interés en trabajar sobre grupos y organizaciones políticas como tales y en cambio, demuestra mucho más interés en cómo las organizaciones y las ideas políticas se conectan entre sí o crecen al exterior en un escenario socio-político-económico mucho más amplio que el provisto (o permitido) por los límites e intereses del Partido y la Academia.317 De igual forma, el interés del GHMB a ojos de EJH está (o debe estar) en los lazos entre la base de lo que es el desarrollo económico social y la suma total de la historia, además de dirigirse a un público mucho más amplio y menos especializado.

Vestidos con corbatas rojas, jerséis y chalecos, los historiadores del grupo despiertan la envidia de otros sectores intelectuales del establishment británico porque el establishment mismo le concede al grupo una conducta radical en la década de 1950. Esta peculiar situación permite al grupo comprometerse por un lado con el mundo real y tangible, con la educación y la propaganda a través de clases, conferencias, reuniones, mítines, panfletos, boletines y, por otro lado, comprometerse con el mundo intelectual mediante un desarrollo teórico colectivo que discute ampliamente los lineamientos del partido, aunque muchas veces sólo aplicados a los temas de estudio que cada uno de los historiadores trabajaba en los terrenos académicos: “desde la monarquía absolutista del siglo XVI hasta la clase obrera de la revolución industrial.”318

Los historiadores del grupo construyen dentro del seminario el pasado de un movimiento que está vivo, insertando la ideología que justifica al comunismo como fuerza opositora y motor de la revolución social y el cambio. Aunque tomar el PC como objeto de estudio resulte ser un asunto mucho más complicado, se puede decir que también el Partido utiliza a los historiadores del grupo y sus estudios como medios propios de propaganda; permitiéndoles escribir sobre ciertos temas de la historia del PC: sobre historia de los obreros (el alma del Partido), la fundación de los sindicatos (su herramienta de choque), el laborismo (la artimaña política), pero no sobre los logros o fracasos en tiempo real del movimiento… definitivamente no sobre el “presente.” EJH aprende a vivir con esto sin considerarlo limitante. No todos los miembros del grupo reaccionan igual, tal vez ésta sea otra de las diferencias claras entre él y Thompson en cuando a lo referente con el compromiso con el PC.

317 318

Thane, Pat, Op. Cit., p. 9 Ibíd, p. 4

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Marxistas y Anti-marxistas “¿Existe un diálogo entre marxistas y anti-marxistas?”, Hobsbawm cree que no; en realidad no hay ningún diálogo entre ellos.319 Lo que marxistas y anti marxistas hicieron durante todo el siglo XX fue derribar las ideas de unos y otros con argumentos falaces basados en la desviación de la posición ideológica original del oponente, y eso no es un diálogo. Sin diálogo no hay retroalimentación para ninguno de los bandos. Esto incluye a Hobsbawm, quien tiene una particular forma de expresarse acerca de los anti-marxistas; reniega de la probabilidad de las ideas anti-marxistas pero no se detiene a formular una crítica exhaustiva sobre sus argumentos, utilizando la misma “argumentación de espantapájaros”320 a la que él mismo se refiere. Es una exitosa técnica retórica para contestar (en este caso las preguntas de la entrevista de la MARHO) evadiendo en cierto sentido un punto que considera complejo de sustentar en pocas palabras.

En el caso del diálogo entre marxistas y marxistas, la pregunta es difícil porque “el marxismo –nos dice- se ha convertido en una escuela dejando de ser una única interpretación.” Por lo que algunas aproximaciones marxistas, como antes se había referido a la althusseriana, no aportan nada a la historia marxista. Lo cierto es que no considera que el diálogo –si éste existiera- debiera permanecer encerrado en la esfera marxista y “según su instinto, el lugar para publicar de los historiadores marxistas debe ser justo donde las personas no marxistas lo puedan leer.”321 Y aún considerándolo así, su manera políticamente correcta de contestar las preguntas sin dejar mal parado a nadie lo lleva a afirmar que tampoco puede asegurar la inexistencia total del diálogo entre los mismos marxistas, porque sabe que esta entrevista se publicará en la Radical History Review, una publicación militante a la que llama “comprometida” con el quehacer histórico-marxista, dedicada enteramente a considerar a los historiadores marxistas y sus concepciones marxistas del mundo. “[…] resulta evidente que hay tiempos y lugares donde es útil e incluso positivo el tener órganos especializados –por ejemplo- para la discusión de cosas que no pueden ser publicadas o desarrolladas en ningún otro lado.”322

Esta misma entrevista tiene como fin entrevistar a un historiador marxista sobre lo que él considera de la historia marxista y los historiadores marxistas del mundo, y cuando el diálogo pudiera derivar hacia los antimarxistas, hacia temas rara vez estudiados por los marxistas y nuevos horizontes intelectuales, el propio Hobsbawm o las entrevistadoras vuelven a retomar el hilo de este cíclico y repetitivo esquema que seguramente es fructífero para los marxistas que lo lean, pero a cierta altura del texto, resulta cansado

319

Ibíd., p. 39. Straw man argument es un término inglés proveniente de un vocablo del siglo XVII Man of Straw que a su vez significa “oponente invisible”. Ref. Online Etymology Dictionary http://www.etymonline.com/index.php?search=straw+man&searchmode=none 321 Thane & Lunbeck, Op. Cit., pp. 39-40. 322 Ídem. 320

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incrustarse en una discusión muy viva en los años setenta y ahora prácticamente extinta en el siglo XXI. ¿Existe hoy en día un verdadero diálogo marxista? No lo creo. Así como Hobsbawm dice que el marxismo ahora es una escuela de pensamiento, se puede liberar a los historiadores actuales que estudian en esa escuela con el fin de escribir cosas que aporten a nuevos caminos de la discusión histórica y no regresen viciados a la vieja discusión marxista, “es mucho mejor exponerte a la crítica que está del otro lado”323 fuera del alcance del gran público marxista que en los setenta sólo quería leer textos escritos con jerga marxista no importaba el contenido, lo que claramente le hacía mal al marxismo.

Pese a lo anterior, la entrevista sería publicada en una revista marxista especializada y sería leída por un público mayoritariamente marxista. No importando lo que viene diciendo Hobsbawm sobre lo peligroso que puede llegar a ser el marxismo al estancarse en discusiones sin sentido, así como los peligros de la radicalización de los estudiantes en EUA y Gran Bretaña,324 la entrevista se acerca a su fin justamente preguntando a Hobsbawm ¿cuáles son las principales áreas donde los historiadores marxistas han trabajado o debieran trabajar?

Esta sección ya se parece mucho más a las demás entrevistas con Hobsbawm, en donde se toma al historiador por gurú. El entrevistado, ahora en su calidad de profesor, dicta cátedra. El discurso se vuelve fluido, menos pausas, menos afirmaciones ambiguas y oraciones mucho más puntuales: “el campo de estudio marxista más fructífero ha sido el estudio de la clase y las relaciones de clase.”325 Aunque por desgracia los historiadores marxistas tienden a enfocarse en la clase obrera olvidando a los demás estratos sociales. Otros campos de estudio que EJH considera son: la esclavitud en EUA, la discusión sobre la clase obrera a partir de la visión de Edward Thompson y su obra magistral The Making of the English Working Class, el revivido interés por el feudalismo más como un fenómeno de importancia propia que como algo que simplemente precede al capitalismo, la historia de la cultura (en amplio sentido y en el especializado como en el caso del arte y la literatura donde en los setenta se hicieron excelentes trabajos) y la historia de género que, dicho sea de paso, está muy poco estudiada al parecer de Hobsbawm.326 Aunque lo bueno es que por lo menos la historia ha dejado de ser monosexual (masculina) y comienza a ser bisexual para incluir a las mujeres en sus líneas.

323

Ídem Quienes en los años setenta –cuando Hobsbawm era profesor en ambos países- sólo buscaban estudiar la historia del movimiento obrero y la clase obrera, dejando de lado otras clases sociales, lo que incluso repercutía en la extensión de sus propias aspiraciones marxistas, porque no se puede saber mucho de la clase obrera si no se conoce algo de las otras clases sociales. 325 Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 40. 326 Ibíd, p. 42. 324

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El giro del GHMB en mil novecientos cincuenta y seis Fuera de Past & Present los días de la agrupación de historiadores del PC están contados, con los acontecimientos mundiales de 1956 –el año de la crisis comunista, la revolución húngara y la posterior invasión rusa- muchos de sus miembros renuncian al partido, y con ello a la agrupación. Sin la política inicial de amplio criterio, tal vez la revista hubiera perecido. Sin embargo, sigue en pie y es reflejo del espíritu optimista de EJH. Hoy en día, Past & Present es una de las publicaciones históricas más longevas y estimulantes del mundo angloparlante. Es un ejemplo de tradición británica.

¿Qué factores fuera de la academia guían el trabajo del historiador en el período que sucede a Past & Present? Ésta es también una guerra fría ideológica donde los intelectuales comunistas buscan, cada uno a su modo, hacer prevalecer sus propios ideales de izquierda y comienzan a bifurcar su camino. En el verano del 56, las cosas comienzan a calentarse en los límites del bloque comunista del este. Para el mes de octubre del mismo año, en Hungría se alza una revuelta nacional en contra del gobierno estalinista y en contra también de las políticas que el régimen soviético había impuesto en ese y otros países de Europa del este. Esta revolución comienza como una protesta estudiantil que mientras marcha por las calles de Budapest hasta el hermoso palacio parlamentario, atrae a cientos y cientos de simpatizantes.

La

manifestación es violentamente reprimida por la fuerza policial del estado (AVH) a la entrada del edificio, lo cual deriva en una revuelta que se dispersa rápidamente por todo el país y la noticia vuela hacia los confines de Europa Occidental y el resto del mundo. Los miembros del PCGB abordan entonces un debate sobre la democracia partidista y los significados del estalinismo. Esta es la razón por la cual dos miembros del GHMB, John Saville y E.P. Thompson, comienzan a publicar la revista The Reasoner. Tres números aparecen en julio, septiembre y noviembre de 1956, “el último número sale del mimeógrafo mientras los tanques soviéticos avanzan sobre Budapest.”327

La manera en la cual esta crisis y otros acontecimientos –el ‘discurso secreto’ del entonces secretario del partido comunista soviético, Nikita Sergeyevich Khrushchev; la democracia intra-partidista; y la estrategia del PC en relación con el Partido Laborista en Gran Bretaña- impactan al Partido Comunista Británico es muy complicada y compleja y, como es de esperarse después de quince años de trabajo rutinario, las posiciones intelectuales que emergen dentro del GHMB se mueven en el rango de intermedio a contradictorio.328

E.P. Thompson, por ejemplo, decide expresar su visión objetiva/opositora de la historia marxista mediante la creación de dos nuevas publicaciones histórico-políticas The Reasoner y The New Reasoner, ajenas al partido comunista y a la academia. The Reasoner, fundada en julio de 1956 es un proyecto en conjunto con John 327 328

Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion”, Op. Cit., p. 4. Los detalles de la posición política de EJH son ampliamente analizados por Carlin y Birchall, Op.Cit, pp. 7-11.

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Saville, otro de los historiadores del grupo. En ningún momento estos dos historiadores están en la misma sintonía, lo que nos devuelve a la idea imaginaria del grupo que plantea Palmer. Por un lado, Thompson considera que su crítica al comunismo se extiende a través de la oposición constante, reflejada en el carácter crítico de sus nuevas publicaciones y no dentro del ambiente académico donde sería artificial afirmar que no existían prohibiciones. Saville en cambio, un historiador economicista moldeado al estilo del francés Maurice Dobb, no está tan seguro de que la posición de esta publicación deba inclinarse más hacia la cultura que a la estructura.329

EJH sólo colabora con The Reasoner en el primer número, y su aportación está ligada al ámbito académico; versa sobre el marxismo como la medicina que alivia todos los pesares del establishment de la academia victoriana.330 Está claro que él no desea la división de las fuerzas de la izquierda, pero como esta división se ha dado, intenta mantener la unidad lo más que se pueda. Con el paso del tiempo, le ve un problema al anti-academismo de Thompson reflejado en la publicación. “Su prosa, cualquiera que haya sido su fuerza, carecía de disciplina […] su lenguaje era ‘parroquial’ [esto es, limitado, regional y provincial] y su método carecía de anclaje teórico.”331 Tal vez sea una vana justificación para no colaborar de manera más activa con The Reasoner, pero de cierta forma, esto es correcto pues la publicación de Thompson no consigue superar los límites eurocentristas para comprender, por ejemplo, lo que realmente estaba sucediendo en Hungría. También hay que tomar en cuenta otro factor por el cual EJH no se suma a la iniciativa de Thompson y Saville, y es que en estos momentos EJH está dispuesto a escribir sobre el siglo XX desde su posición política o pública, pero no en su calidad de historiador profesional. “Mi historia –sentencia- terminaba en Sarajevo en junio de 1914.”332 Y sólo comenzará a escribir ‘formalmente’ sobre siglo XX cuando el siglo y el peligro de ser expulsado del PC, hayan terminado.

Como quiera que sea, muchos miembros del grupo se dan cuenta del carácter represivo que prevalece dentro del PC ante la “libre” discusión de sus historiadores militantes en el 56. Otro ejemplo lo constituye Rodney Hilton, quien se adhiere a The Reasoner “por la carencia de otros medios comunistas de opinión.”333 Hilton propone que The Reasoner sea un puente entre los miembros del partido y los demás simpatizantes de un movimiento laborista. Conforme pasan los meses, los verdaderos contribuyentes de la revista no son los historiadores marxistas británicos que menciona Kaye, estos sólo constituyen menos del diez por cien de los colaboradores, lo que a su vez habla de una mayor dimensión de un proyecto relacionado con diversas

329

Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion”, Op. Cit., p 5. Carlin & Birchall, Op. Cit., p. 10 331 Palmer, Bryan, EPT Objections and Oppositions, Verso Books, Londres, 1994, p. 10 332 Ibíd, p. 269. 333 Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion”, Op. Cit., p 4. 330

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temáticas: las ciencias sociales al servicio de la transformación social, el internacionalismo, la creatividad de la cultura y la necesidad de la organización.

Si existe un movimiento político propio del GHMB es éste, y EJH no es una pieza fundamentalmente activa, pero este hecho no lo excluye del grupo. Ahora bien, la crisis del 56 vista desde la oralidad también le favorece a EJH de alguna manera; los eventos acaecidos durante ese año, son recordados a través de la entrevista con Thane y Lunbeck como algo positivo. Principalmente en el terreno académico “los liberó [a los historiadores comunistas del grupo] para hacer más historia, porque antes del 56, dedicaban una enorme cantidad de su tiempo al quehacer político.”334

Al prestar atención a esta particular forma de recordar de EJH, el sisma del grupo constituye una liberación del encadenamiento marxista al que los intelectuales habían estado atados pues ahora se podía ser marxista sin sentir la necesidad de “alinearse” porque, para este punto, ni los mismos militantes intelectuales de los PC sabían plenamente cuál era la línea a seguir. Este es el primer momento cuando los historiadores postrados en el “frente popular” –como Hobsbawm se califica a sí mismo y a los viejos militantes del PCGB335- pueden dejar la línea divisoria entre marxistas y no marxistas y abrir una nueva puerta para que fluya el diálogo histórico entre ambos bandos.

La barrera ideológica no sólo se empieza a difuminar en este punto, sino también en el ámbito de la proyección de los nuevos gustos temáticos de cada uno de los historiadores marxistas británicos. Hobsbawm dice en la entrevista que después del 56 se abre la oportunidad de estudiar el siglo XX que tanto les interesaba políticamente pero que no había podido ser criticado abiertamente por la historia hasta entonces porque el Partido seguía activo y la realidad histórica hubiera chocado con la creencia ortodoxa de que todo en el mundo había cambiado gracias a la fundación del PC. “Yo no lo creía así, pero hubiera sido políticamente incorrecto, así como probablemente estúpido, decir eso en público.”336 Tal vez lo que él particularmente creyera en ese entonces no tenía importancia, es decir, la historia iba a seguir con o sin él, y tal vez esa sea la razón crucial por la cual Hobsbawm juega sus cartas con una prudencia meritoria de un historiador británico.

Existen historiadores –y existieron- que consideran falaz la labor práctica del PC en el siglo XX; Hobsbawm recuerda haber defendido al Partido no por las creencias del mismo, sino porque es su punto de partida existencial, y cuando en el 56 los acontecimientos permiten a los historiadores militantes expresar 334

Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 33. Ídem 336 Ibíd, p. 34. 335

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abiertamente su opinión, algunos historiadores deciden dedicarse a redefinir el marxismo. Hobsbawm decide en cambio expandir sus límites fronterizos (intelectual y culturalmente hablando) hacia nuevos períodos y temas de estudio y no hacia una crítica ofensiva de la ideología con la que se siente agradecido, además de que –según manifiesta en la entrevista- para él el marxismo ya había sido definido por Marx, incluso por Lenin. No era su labor definir lo que ya estaba definido por los grandes maestros, ahora se debía utilizar el marxismo como tal para encontrar nuevos objetivos históricos; pararse en hombros de gigantes como bien lo dijo Newton.

Reflexiones similares dentro de los miembros del grupo consiguen resultados distintos. Uno de ellos es la evolución de la revista The Reasoner en The New Reasoner en 1957, que surge de la renuncia de Thompson al PCGB. En esta nueva publicación, también hay una única aparición de Hobsbawm, hablando nuevamente sobre el marxismo que “no es una única doctrina, sino una familia de interpretaciones, basadas en un método común.”337 Thompson en cambio, busca que éste sea el medio informativo británico más comprometido con la difusión en Inglaterra de la traducción y adaptación de la voz poética de Europa oriental liberándose del comunismo. Esta divergencia temática/metodológica probablemente sea otro agente que aleje a EJH de interesarse por la publicación, más allá de los factores políticos, lo cierto es que la separación en la utilización del método marxista es cada vez más clara entre ambos historiadores. No debemos olvidar que estos intelectuales británicos son, por encima de todo, historiadores. Así, los aspectos que contempla The New Reasoner, no constituyen parte del motor de modernización de la historia que EJH tiene en mente, salvo tal vez la internacionalización de la disciplina histórica, lo que se refleja en que de 1957 a 1959, los años “calientes” de The Reasoner, EJH se remite a proponer como reforma del partido, una reforma académica a la vida política, manteniendo la base y modificando la estructura sin romper con la organización. Es poco factible que estos escritos hayan agradado a los lectores dentro de los cuarteles del PC, pero EJH se cuida de no dejar nunca su posición conciliadora, sobre todo ante la clara visión de que su conciliación no estaba sólo con la derecha sino ahora con una nueva izquierda emergiendo desde la izquierda del PC mismo. Una vez más encontramos a EJH parado firme en un punto que por naturaleza se modifica, por lo que el historiador debe enfocar su espectro hacia varias direcciones sin perder el centro.

No parece ser una tarea sencilla. Hobsbawm recuerda “Siempre me sentí un poco ‘freak’ en el movimiento británico.”338 Al abandonar Alemania en tiempos previos a la Segunda Guerra Mundial, Hobsbawm se convierte en un migrante, además de físico, cultural. “Probablemente –nos dice- en los PC de Alemania

337

Hobsbawm, Eric, “Dr. Marx and the Victorian Critics”, The 3ew Reasonrer, I, 1957, reimpreso en Labouring Men¸1964, p. 11. 338 Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 34.

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occidental, Alemania oriental o Austria me hubiera sentido menos aislado,”339 pero la realidad no nos deja pensar en “hubieras” sino en lo que fue y cómo fue. Así, el que alguna vez fuera un niño judío-germano se convierte en un adolecente británico tal vez por un accidente diplomático que desde entonces lo determina a buscarse un lugar dentro de este nuevo contexto. Sin embargo, EJH siempre defiende que únicamente gracias a su actividad comunista siente haber conseguido un lugar en la sociedad británica.

La soledad de los comunistas británicos para 1960 La sensación de aislamiento, parece ser una tendencia en común de ciertos historiadores del grupo. Algunos historiadores cien por cien británicos como Thompson, manifiestan también esta sensación de no pertenencia político e intelectual en la década de los sesenta; consecuencia de abandonar la militancia comunista. Lo que sucede con Hobsbawm es que se mantiene en la frontera entre lo puramente comunista (en el sentido británico) y la realidad social manifiesta en su labor académica, “en Gran Bretaña cualquiera que haya sido lo suficientemente afortunado como para entrar a la universidad antes del verano de 1948, cuando la cortina [de hierro] cayó, en general se pudo mantener dentro. No recibirías una promoción por diez u once años, pero no te iban a echar.”340 Es la academia, la segunda base del pensamiento y actividad de Hobsbawm, el lugar donde sus ideas pueden ir y venir, pensarse, escribirse, leerse y criticarse, y mientras la presión política ejercida por la Universidad de Londres donde trabajaba no fuera extremista, el historiador mantiene un lugar no sólo seguro, sino de pertenencia, donde su pensamiento político-marxista tiene posibilidades de extenderse en el horizonte.

Es aquí donde Hobsbawm comienza a detallar en extremo la complejidad de los nuevos peligros para los jóvenes estudiantes de historia, sociología y ciencia política. Vislumbramos que desde los años setenta para Hobsbawm y los ahora viejos historiadores marxistas (habla del caso de Christopher Hill en particular) los ataques de la derecha a través de los medios de comunicación ya no son trascendentales. En el campo de la historia por lo menos, mientras un profesor lograse seguir el programa del centro de estudios al cual perteneciera, su carrera no corría peligro y, más importante aún, sus tendencias políticas eran respetadas. Nuevamente nos encontramos ante esta situación donde actuar siguiendo las reglas del juego permite escribir y difundir los ideales a través de la cátedra y no sólo a través de los libros.

A través de la sección en la entrevista de la MARHO donde se habla de la década del sesenta, se puede comprender un poco más cómo funcionan las cosas académicamente hablando en los sesenta y setenta en Inglaterra, después de la revolución político intelectual del 56, aunque los comentarios del entrevistado siempre son de tipo general. 339 340

Ídem. Ídem.

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Durante los años sesenta EJH mantiene esta posición conciliadora, mientras comienza a preparar lo que a finales de 1959 se conocerá como Rebeldes Primitivos, y a nivel de grupo, Past & Present se conserva en la firme creencia de encabezar un frente popular moderador en el terreno político, aunque no tanto en el terreno metodológico donde ya comienza a vislumbrase el gran peligro que amenaza a la historiografía de los sesenta; “el antiuniversalismo; la idea de que mi verdad es tan válida como la tuya independientemente de los hechos.” EJH cree que con algunos miembros de su generación peleando por la nueva izquierda, las nuevas generaciones de historiadores se encuentran un poco abandonadas y, a consecuencia, seducidas por este tipo de historia antiuniversal, por lo que su compromiso se alinea con la construcción de una nueva ciencia social que termine por derribar las barreras entre el pasado y su estudio desde el presente.341

Hablar sobre Latinoamérica con los Latinoamericanos; la aplicación de Rebeldes Primitivos Ya hemos hablado de los Rebeldes Primitivos, ahí donde EJH encuentra un tema histórico de interés personal. En varias ocasiones se ha mencionado que a los rebeldes primitivos los descubre viajando por Italia. El descubrimiento no lo hace sólo, leía en ese entonces a Gramsci, “extremadamente bueno para analizar este tipo de movimientos generados por protestas no políticas,”342 nos dice en la entrevista (aunque en otras entrevistas también menciona a líderes locales del Partido Comunista Italiano / PCI). Sin querer, Hobsbawm, ha encontrado en sus viajes mediterráneos al revolucionario moderno que lleva dentro y que lo ha acompañado desde entonces en todas sus obras. A partir de Rebeldes Primitivos, comienza a “repensar las bases de la actividad revolucionaria, en vez de [seguir] aceptando lo que muchos otros militantes comunistas habían aceptado en el pasado de una manera acrítica.”343 En el momento en que escribe Rebeldes Primitivos, justifica la inquietud generalizada entre todos los historiadores militantes: estaban en lo correcto al creer en la existencia de un partido (comunista) fuertemente organizado. Pero para 1973 es capaz de afirmar ante las historiadoras de la MARHO que esa “única forma” que tenía el partido comunista para actuar no era la correcta; por lo menos no era la única manera de hacer las cosas en pro del bien común. Ahora (en la entrevista) afirma que debieron haber tomado en cuenta –como historiadores militantes- mucho más cosas que estaban sucediendo, pero no lo hicieron (por lo menos él no), y tal vez haya un poco de esa crítica a la militancia comunista inglesa dentro de Rebeldes Primitivos, pero bastante matizada y nunca directa. La lealtad de Hobsbawm al Partido le impidió hacer una crítica severa al respecto; crítica que como hemos dicho, tal vez le hubiera ganado la expulsión de las filas militantes (como en el caso del reportero inglés Peter Fryer y el italiano Giorgio Napolitano; el onceavo presidente de la República Italiana) y realmente Hobsbawm nunca consideró que hubiera necesidad de verse fuera del Partido e, 341

Hobsbawm, Eric, “Los desafíos de la razón”, Op. Cit., p. 3. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 32. 343 Ibíd, p. 33. 342

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indirectamente, fuera de la Academia, con lo cual hubiera perdido los medios y espacios adquiridos para seguir escribiendo historia.

Cuando la fuerza del gobierno soviético disminuye su alcance, la opinión de intelectuales como Hobsbawm se vuelve más crítica. Ya en esta entrevista del año 73 considera que los comunistas habían cometido errores de percepción y negación del quehacer soviético, para el año 94, la publicación de la Era de los Extremos muestra la total aceptación de la injusticia cometida por el bloque comunista con las víctimas del sistema utópico que se había intentado establecer en Europa del este.344 Pero para 1994, ya no hay más por esperar de la utopía comunista, no más Guerra Fría, no más defender al partido. De esta manera, los exiliados del comunismo intelectual tienen que adaptarse a la única realidad existente del mundo donde reina un capitalismo “triunfante.”

Encontramos aquí una nueva barrera por superar en el frontera cultural donde se gesta la obra de Hobsbawm, pues si bien ha sido fuertemente juzgado y cuestionado por no haber dejado el Partido Comunista Británico antes de su disolución (más sabiendo/suponiendo este tipo de cosas), o por lo menos por no haberlo criticado abiertamente como ahora lo hace por miedo a la expulsión, lo cierto es que a partir de los límites de su obra va incorporando elementos de crítica política que han sido de aportación inmensurable para el mundo en general y el ámbito académico en particular, sin tener que enfrentarse al PC británico y, más importante aún, sin poner en contradicción su ideal político con su pensamiento histórico, lo que le permite estar en una posición privilegiada al caer el muro de Berlín en el año 89.

Notablemente la intención de la entrevista de la MARHO es ambiciosa y el cuestionario extenso, por lo que después de hablar sobre las tendencias políticas de la academia británica y sus confrontaciones ideológicas, la siguiente pregunta se aleja de la actividad académica de Hobsbawm y retoma la obra reciente de un historiador consagrado aparentemente en encontrar un nuevo universo a los rebeldes primitivos; eso era lo que el mundo (latinoamericano por lo menos) esperaba de él. Está claro que por lo menos, el caso de los rebeldes primitivos italianos, no podía tener mucho más ejemplificaciones en el ámbito europeo, sino que había que buscarlos en la periferia; aplicarlos en el Tercer Mundo.345

Latinoamérica nunca ha sido del agrado total de Eric Hobsbawm por dos cuestiones: la primera es que su experiencia personal como militante comunista en los países latinoamericanos es desilusionante al darse cuenta que el comunismo no es comprendido por el gran número de comunistas que forman las filas de los 344

Hobsbawm, Eric J., “The Age of Extremes”, Little Brown and Company; New Ed edition, Londres, November 1995, p. 393. 345 Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 36.

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PC locales en la década del sesenta, por lo menos no los que él conoce personalmente. El otro factor tiene que ver con su cultura británica… la misma que él siempre tiende a referirse como algo “ajena” de sí mismo. Como se menciona en capítulos anteriores de esta investigación, lo británico en Hobsbawm es imposible de deslindar de su actividad como historiador. En el caso de la aplicación de los rebeldes, esto lo hace estar mucho más ligado o interesado a los acontecimientos en el sudeste asiático e incluso en el lejano oriente, de donde provienen la mayor parte de inmigrantes al Reino Unido. En la entrevista de la MARHO, EJH habla de China en particular, que desde siempre ha atraído la atención del historiador, porque ha visto en este inmenso país una posible manifestación activa de rebeldes primitivos en el mundo presente (1970’s) y futuro. Considera que China está constituida por una sociedad con la mayor y más activa tradición en lo que se podría llamar política popular, antes de la invención de la política moderna. “[Los chinos] tienen una tradición política en la cual los levantamientos campesinos, los movimientos urbanos, las sociedades secretas, hermandades y demás, están casi institucionalizadas como parte del mecanismo del cambio social, son aceptados no como fenómenos marginales […] sino como factores potencialmente importantes en el derrocamiento del sistema dinástico y también en la revolución.”346

El tema también se trata en Y todo el Jazz, donde EJH hace un par de consideraciones a la sociedad oriental: primero al hablar de migraciones menciona cómo China ha venido afectando a la sociedad británica, en particular con en el caso de los migrantes en el siglo XX, en segundo lugar menciona a China al hablar de partidos comunistas vigentes, cree que en China todavía puede haber esperanzas para la evolución de la doctrina política de orígenes comunistas.347

Sin embargo, la barrera del lenguaje hace que la mira de Rebeldes Primitivos girase hacia América Latina en vez de Asia, donde el hecho de dominar el habla del idioma español le facilita a Hobsbawm la tarea histórica. A través de sus contactos con el PC, consigue un viaje para visitar algunos países y tratar de ilustrar en estos parajes la figura de la rebelión primitiva que venía trabajando. Algo que notablemente no consigue y, por consiguiente, ahora ha dejado la tarea en manos de historiadores sociales oriundos de la región, para dedicarse a temas de carácter mucho más “universal.”

En la entrevista de la MARHO tan pronto se pregunta sobre el caso latinoamericano, EJH comienza a acortar sus respuestas. El lector puede darse cuenta que el tema no se está desarrollando con ligereza, con soltura. Es factible que sea decisión de las mismas entrevistadoras, dejar a un lado el caso latinoamericano y volver al hilo conductor anterior, es decir, la línea política que siguen los textos de Hobsbawm y la relación entre marxistas y anti marxistas. Así la rememoración de una fallida aplicación del concepto de rebelión primitiva 346 347

Ibíd, pp. 36-37. Alanís, Vanessa, “Y Todo el Jazz,” Op. Cit., pp. 51, 56.

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es descartada en este documento y las entrevistadoras prefieren seguir hablando sobre la teoría de los rebeldes primitivos, más que sobre su aplicación en nuevos terrenos. Parece que EJH también prefiere esto, lo que a su vez demuestra la influencia de la teoría marxista en él, mucho más allá de la puesta en práctica de sus ideas.

En la entrevista Y todo el jazz sucede algo distinto. El tema Latinoamérica es abordado con el espíritu no de un historiador de renombre sino de un profesor de historia, gustoso por enriquecer con su memoria la idea de Latinoamérica que tiene su joven entrevistadora mexicana. Es en cierto sentido la repetición del fenómeno dual de su experiencia en la New School de Nueva York donde sus estudiantes nutrían su idea de Latinoamérica (y el resto del mundo) a partir de cada una de las historias personales de vida. Entonces la entrevista da un giro, deja de ser una entrevista rígida y se convierte en un diálogo. Tampoco es una cátedra, sino en un verdadero intercambio de ideas. No digo que la entrevistadora y el entrevistado hayan estado jamás al mismo nivel, pero cuando la temática de la entrevista se convierte en algo que la entrevistadora vive como su realidad, cambia la forma en que la entrevista se lleva.

Entonces la entrevista comienza a ir y venir en la médula de la frontera cultural de EJH. Pasa del uso de la biografía dentro de la historia social, al contenido de los tribunales en México, a la cantidad de chisme que puede haber dentro de la historia, a cómo los rebeldes primitivos en México apenas empiezan a descubrirse y es probable que haya una enorme fuente de estudio en los archivos mexicanos. Se retoman los inicios de sus Rebeldes y la entrevista de preguntas cortas y respuestas largas, se hace un diálogo apasionado entre guerrilleros de la huasteca, intelectuales y sindicatos mexicanos, Sicilia y la mafia y los narcotraficantes del Pacífico, así hasta construir ideas como movimientos reformistas de masa, el PRI y la adquisición de la consciencia en las clases obreras mexicanas.348 Esto, nuevamente, es “todo el jazz.”

La experiencia de EJH en Latinoamérica que para muchos ha sido sino fallida, por lo menos poco fructífera, es compensada por la fortaleza de la teoría que EJH previamente ha construido, de tal manera que los rebeldes primitivos se consagran como una gran obra teórica cuya segunda parte él no pone en práctica, aunque la deja bien cimentada. En cierto sentido, ha ido preparando a las generaciones siguientes de historiadores para aplicarla en sus respectivas tierras, en sus respectivos contextos y en sus respectivos tiempos.

En la entrevista de la MARHO, Hobsbawm devela su imposibilidad de seguir adelante con el proyecto de los rebeldes. Se denomina un “historiador pasivo, un historiador intuitivo mucho más que un historiador

348

Ibíd, p. 65.

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planificador.”349 Su obra –nos dice- no fue planificada, sino que se fue escribiendo conforme la situación lo demandaba, ya fuese originada como la presentación para una conferencia o a partir de la introducción de un libro (como en el caso de “Formaciones Económicas Precapitalistas” de Marx, donde él hace la introducción).350 Y aunque afirma que su obra (al momento) seguía dos líneas principales: el desarrollo capitalista y la naturaleza de movimientos populares o de masas,351 su intención nunca fue planificar su trabajo histórico para consagrarse como un historiador medievalista o un historiador de la cultura, por no decir un historiador “primitivista.”

Sería interesante insertar el siguiente cuestionamiento en la transcripción de la entrevista: ¿entonces, qué tipo de historiador quisiera ser? Pero la pregunta no se genera en la entrevista de la MARHO y supongo que cualquiera que fuera la respuesta hubiera sido injusta con la obra misma del historiador: limitarse a un tema, a un siglo o a un movimiento, hubiera sido como amurallar la extensa frontera cultural de su pensamiento, sobre todo tomando en cuenta que las limitantes son cada vez menores en Hobsbawm quien da brincos temáticos; el Hobsbawm de 1976, que busca expandir su concepción de la revolución dual hacia la formulación del corto siglo XX, se encuentra lejos del Hobsbawm del año 2007 que habla sobre la guerra y la paz en el siglo XXI y, al mismo tiempo, la estructura intelectual comparte la misma base.

Influencia marxista en los historiadores en activo -1970 La entrevista de Thane y Lunbeck retoma entonces la firme línea de la relación entre marxistas, antimarxistas, y va un poco más allá; hacia los límites ideológicos entre académicos de la izquierda y los académicos conservadores del status quo. Su objetivo es claro, específico y bien logrado. Se puede aprender mucho más de la relación entre historiadores marxistas británicos en estas líneas que en el ensayo de Harvey J. Kaye que fue analizado previamente,352 incluso cuando toda la percepción de esta entrevista está ligada a la alteración de la memoria de Hobsbawm, es decir, que todo lo dicho está determinado por la manera de recordar las relaciones entre historiadores al interior del grupo de historiadores marxistas, y a su vez, británicos.

Como bien decía la introducción de la entrevista, Hobsbawm concluye hablando de su quehacer histórico activo: “intentar no escoger temas particulares, ejemplos particulares, sino observar (si es que no se les puede situar) las diferentes formas que adquiere el lugar de la gente común en la búsqueda de una sociedad justa y libre en el extremadamente largo período histórico que precede al capitalismo o la transición misma al capitalismo […] La gente se la pasa buscando simplemente precedentes. Hay que reconocer lo que es 349

Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 37. Marx, Karl y Hobsbawm, Eric, Formaciones Económicas Precapitalistas, Siglo Veintiuno Editores, México, 1971. 351 Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 37. 352 Kaye, Harvey J., Los historiadores marxistas británicos, Prensas Universitarias de Zaragoza, Barcelona, 1989. 350

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nuevo en una situación y por lo tanto no tiene precedentes, de tal manera que es válido juzgar si los viejos modelos son adecuados para estudiar estas situaciones.”353

La manera de formular preguntas como “¿cuándo las cosas son diferentes y cuándo las cosas son iguales?” es lo que hace a un historiador marxista, y es también la razón – según Hobsbawm- por la que uno debe ser marxista. Aconseja al lector/historiador a observar los cambios revolucionarios del sistema capitalista que rige al mundo y diferenciarlos de las tendencias que lo hacen un proceso de mediana a larga duración. Y así como en la historia de la sociedad, el historiador (marxista o no) debe mantener una perspectiva cambiante que le permita distinguir cuándo cambian las cosas y cuándo permanecen iguales, así debemos distinguir que en el caso de las ideas de un individuo, algunas maduran, otras evolucionan y otras se mueren. La opinión del entrevistado sobre la importancia extrema que tiene en la historia la manera de preguntarse las cosas, es una de esas tendencias que se mantiene constante en su discurso, que vuelve intacto desde el cajón de la memoria cada vez que se le pide que nos hable sobre historia.

Pat Thane menciona que los años setenta están impregnados por el interés general de la sociedad académica en la obra de otros dos grandes intelectuales: el politólogo italiano Antonio Gramsci (1891-1937) y el filósofo francés Louis Althusser (1918-1990). La entrevista de la MARHO demuestra este interés generalizado y pregunta sobre la opinión de Hobsbawm al respecto de las aportaciones históricas de los mencionados intelectuales. Hobsbawm considera que, aunque la labor de ambos pensadores marxistas no pude ser desmeritada, si se lo preguntan, la obra de ninguno de los dos constituye un avance fructífero para la historia marxista como tal.

El primer caso es el de Althusser, quien para Hobsbawm tiene ciertos prejuicios en contra de la historia, y aquí incluye a los althusserianos también, que escriben sobre metodología de la historia, epistemología de la historia y sobre lo que se puede decir o no se puede decir sobre la historia en general.354 En este caso, lo que piensa Hobsbawm de Althusser (y de otros pensadores marxistas no británicos) resulta definido, una vez más, por su carácter de historiador británico y no tanto marxista. Por lo menos en este texto, no queda muy claro por qué EJH considera que Althusser deja de aportarle a la historia en ese momento. Se trata de un problema del paradigma del momento que ahora también se ha vuelto historia. EJH piensa que tal vez los nuevos historiadores (en los años setenta claro está) puedan leer a Althusser; pero él no, de la misma manera en que “no puede pensar en ningún trabajo histórico-marxista que pueda ser llamado althusseriano.”355 353

Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 38. Ídem. 355 Ídem. 354

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En el caso Gramsci, Hobsbawm no lo considera “de moda”, es decir, su pensamiento marxista viene influenciando a los intelectuales -incluyéndolo- desde los años treinta, incluso antes. Pero de nuevo, esta influencia repercute en lo que a marxismo se refiere (crítica al materialismo, al determinismo económico, etcétera) y no tanto a la obra histórica como tal, “en lo concerniente a escribir historia, no existe una influencia gramsciana particularmente fuerte.”356

Y más aún, Hobsbawm –en esta postura típica de

historiador británico- vuelve a criticar no a los marxistas italianos sino a los norteamericanos que aplican la teoría gramsciana, como Gene Genovese que considera fundamental el concepto de “hegemonía” en Gramsci, pero que no cambia en mucho la concepción general de su obra, según Hobsbawm, mismo que en líneas anteriores de la entrevista afirmara haber recIbído mucha influencia del mismo Gramsci.

Habiendo comprendido que para Hobsbawm, Althusser y Gramsci no son promotores de un cambio en el paradigma histórico marxista de los años setenta, lo verdaderamente importante de esta sección de la entrevista de la MARHO es que al referirse Hobsbawm a los historiadores marxistas que realmente estaban aportando algo (entre ellos están Maurice Dobb, Patrick Sweezy, Perry Anderson, Immanuel Wallerstein y Bob Brenner) recalca el mayor defecto de la historia académica desde el punto de vista de la “nueva izquierda marxista,” esto es que los marxistas (principalmente los estadounidenses) se estaban especializando demasiado en la historia del movimiento obrero y la historia del trabajo de los siglos XIX y XX sobre todo desde la concepción institucional de las organizaciones obreras, dejando todos los demás campos de la historia social (la historia clásica, el feudalismo, la revolución) y las demás formas de tratar la historia obrera (como los ámbitos, sociales, culturales y privados) en manos de otros historiadores no marxistas. Hobsbawm lo resume de la siguiente manera: “existe un peligro digno de mención en la fase actual de la historia marxista que tiende a convertirse en una especie de sinónimo para historia radical del trabajo.”357 Es de llamar la atención la reincidencia en el uso del término “peligro,” en esta entrevista, en Y todo el Jazz y, en general, en los últimos ensayos que ha escrito el peligro está siempre presente.

Para EJH cualquier tendencia histórica que prefiera la especialización y la delimitación temática (académicamente hablando) no tiende a ir mucho más lejos, y es que la misma especialización puede ser peligrosa ya que puede dejar de lado la contextualización tan importante para la historia que otras disciplinas (como la antropología social) muchas veces descuidan.

Lo anterior, sobre todo leyendo la parte sobre Althusser, tienta a pensar a Hobsbawm como encasillado en su condición no sólo de marxista, sino de pensador británico, característica típicamente adquirida por 356 357

Ídem. Ibíd, p. 39.

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cualquier habitante de la isla inglesa que tiende a disminuir la labor o contribución de los europeos y que en cierto sentido viven una contradicción entre si es bueno o no considerarse británico y europeo al mismo tiempo. Con esto quiero decir que en este apartado de la entrevista se podría malinterpretar cuando Hobsbawm formula juicios de opinión sobre sus contemporáneos aparentemente sesgando la aportación de cualquier marxista que no haya pertenecido al grupo de historiadores británicos de los 40 y 50 al cual él pertenecía. Se podría decir que encontramos rastros de la frontera cultural en el sentido negativo: ahí donde el Canal de la Mancha358 actúa como frontera geográfica entre europeos continentales y británicos, está la imposibilidad de comprender culturalmente la dirección de otra línea de pensamiento extranjera.

Pero esta percepción es incorrecta. Si bien es clara la tendencia pro historiadores marxistas británicos, no podemos descartar que Hobsbawm tiene influencias de pensadores alemanes, italianos, rusos y que lee a los estadounidenses, a algunos latinoamericanos, incluso a los europeos no marxistas.

1970 – también la década de “astutos artesanos” de la historia social. En este momento, las universidades dejan de ser oasis de la élite intelectual para convertirse en centros abiertos de una revolución cultural mundial. A los actores y observantes del movimiento de los sesenta no les interesa tanto explicar el pasado como construir el presente, particularmente aquellos que están en las facultades de letras y humanidades. A los historiadores de los setenta les interesan otras cosas; léase “la cultura.” Puede que este cambio, este contraste con la generación anterior incrustada en un ambiente politizado, hable de la generalizada apatía política de jóvenes historiadores que consideran ciertos ideales del contingente GHMB como potencialmente autodestructivos. Algunos historiadores de los sesenta y el común de los historiadores de los setenta, quieren reformas, pero están cansados de la sangrienta revolución que no lleva a ninguna parte. Su labor como abanderados de la modernización no debe ser considerada tan extensa. Han aprendido de la generación anterior, a diferenciar sentimientos de realidades. Una cosa son sus ideales y otra los resultados de la aplicación literal de los mismos. En cierta manera, se sienten vencidos por un sistema mucho más fuerte que ellos y se han dado cuenta que “movilizar” a las masas así porque sí, no es tan sencillo. Según EJH, el objetivo consistente o positivo como historiadores jóvenes marxistas de la guerra fría se resume en que lograron imponerse a los partidarios del modelo antiguo de la historia.

Los congresos, seminarios, simposios y conferencias son los lugares en común que tienen los intelectuales para conocerse, charlar, comentar, criticar sus obras, tomar mucho café, viajar al extranjero todo-pagado, etcétera. Son como lo que serían las pasarelas para la industria de la moda. Este microcosmos altamente

358

English channel en ingles.

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snob para el resto de los mortales, está lleno de promesas, romanticismo, cultura, e incluso la reaparición de declaraciones revolucionaras. Para la historia, estos congresos, también son sede de eventos simbólicos útiles para marcar los puntos destacados del desarrollo historiográfico.359 En el caso particular de EJH, el congreso de París de 1950 lo posiciona al frente del movimiento revolucionario politizado de la historia. En cambio, en la década de los setenta, cuando el paradigma histórico está viviendo nuevos cambios, este historiador se encuentra en pleno proceso de concepción de sus Eras. EJH proclama a Braudel (1949) y a Geertz (1973) como los íconos de ambas camadas de historiadores, figuras representativas del período modernizador; período donde “la ‘estructura’ estaba de capa caída, la ‘cultura’ en cambio estaba en auge.” Los ‘grandes porqués’ fueron dejados por las ‘grandes descripciones’. Producto de otro fenómeno cultural británico e imperial: nuevamente, la antropología social. Los setenta en la historia buscan recuperar sensaciones antes que hechos en tiempos de incomprensión y apatía política. Se puede decir que aunque los modernizadores no eran “en absoluto reduccionistas,” la máxima diferencia entre antropología y marxismo es: cultura (sociedad) versus estructura (economía), “microscopio en vez de telescopio.”360

Nuevas visiones de la historia La emancipación de las colonias británicas, las guerras mundiales y sobre todo la guerra fría, hacen que la frontera de la disciplina histórica se extienda lenta pero decisivamente, y que en el siglo XX surjan nuevas visiones de la historia (social en este caso) separadas de los parámetros establecidos por la academia en Inglaterra… EJH tendrá que adaptarse también a esto. El auge de Estados Unidos como potencia mundial es un factor importante, que a su vez se consolida en los años setenta con el progreso de la globalización. EUA se hace entonces el centro de la nueva historia universal. La visión académica de los estadounidenses sobre la guerra mundial y sus consecuencias se establecen como verdad en el mundo mientras que Europa se recupera de una devastadora serie de movimientos autodestructivos. Así, como dice EJh en Y todo el jazz, la historia cambia de centro; deja de ser eurocentrista y se vuelve estadounidense-centrista, pero sin poder emanciparse del todo del Estado-Nación generado en Europa, de sus reglas y sus limitaciones y “sigue siendo, por desgracia, una serie de nichos para los que la escriben y para su público lector.”361

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La división periódica del tiempo humano en años, décadas y siglos no es una medición precisa del tiempo, es decir, por más que le facilite el trabajo a los maestros de la escuela primara, la historia del imperio romano no termina con la caída de Constantinopla justo el primero de enero de 1453 D.C., el proceso es mucho más complejo que una cifra de cuatro números, pero es importante tener parámetros para saber en qué parte del proceso se encuentra uno, como en las novelas serían el desarrollo, clímax y desenlace. 360 Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 271. EJH dice que lo mejor (por no decir “lo más rescatable”) de toda esta tendencia es el trabajo de Ginzburg sobre la vida del molinero friulano del siglo XVI, The Cheese and the Worms. Libro que le gusta citar (también lo cita en Y todo el jazz) para ejemplificar cómo debían de ser retomados los grandes “por qués” de la metodología marxista. 361 Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p 270

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Y pese a todo, el clímax de la Historia Social puede que sea el año de 1970, década en la que la disciplina comienza a ser reconocida como ciencia social. En ese año, la disciplina histórica -donde ya está plenamente construido EJH- da otro golpe certero que le permite mantener su estatuto vanguardista e incluso comenzar a exportarse fuera de Inglaterra y Europa para contaminar (ahora positivamente hablando) las academias de América y el Tercer Mundo en general. Es cierto que en la historia donde milita EJH, la tendencia es de matiz predominantemente eurocentrista, británica, pero los norteamericanos, para no quedarse afuera de la discusión historiográfica del momento, siendo la nueva potencia mundial, la definen como “una historia interesada por la civilización occidental.”362 A partir esto, los intelectuales estadounidenses se suman a la tradición de congregar académicos en torno a mesas de discusión dentro de su territorio y bajo el auspicio de publicaciones americanas. De ahí la serie de conferencias organizadas por la revista estadounidense llamada Daedalus363 donde los historiadores marxistas británicos como EJH, ahora convertidos en historiadores mainstream de los cincuenta, se congracian con la oleada de nuevos talentos estudiantiles que, entre muchas características generacionales que no competen a esta investigación, son políticamente radicales (igual o más que sus maestros). “Es un buen momento para ser un historiador social–dice Hobsbawm. Incluso aquellos que nunca nos planteamos llamarnos por este nombre, no queremos renunciar a él.”364 Ya lo creo que es un buen momento. La década de los setenta, hace de la historia social un convencionalismo de las masas, grandes cantidades de estudiantes tienen algo de comunistas, grandes grupos sociales apoyan los derechos de los trabajadores. La izquierda, o lo que es mejor, “lo de izquierda” se populariza nuevamente en una época de revolución y acción social, y esta vez, la carrera profesional de EJH como historiador, no está en juego pues su lugar en el tablero mundial se encuentra plenamente establecido.

En los años setenta Hobsbawm ya no es un joven historiador, comienza a ser una institución de la historia, es un intelectual cultivado y ahora considera como su labor el mantener el estatus privilegiado de la historia dentro de las ciencias sociales. Dice “la defensa de la historia por sus profesionales es en la actualidad más urgente en la política [y otras ramas] que nunca. Nos necesitan.”365 Se refiere a las nuevas camadas de historiadores como “niños que apenas han comenzado a moverse y tal vez sea demasiado temprano o incluso, injusto, cargarles demasiado estrés en su obvia inmadurez política e intelectual.”366 Lo dice porque, en cierta manera, recuerda que hace algunos años, él mismo era un historiador intelectualmente inmaduro teniendo que hacer declaraciones demasiado serias para una mente aún en construcción.

362

Ídem, p. 269. Daedalus (en latín) o Daidalos (en griego) es el hábil artesano que, en la mitología griega, es considerado el creador de las imágenes. Además de ser el arquitecto del famoso Laberinto de Creta donde estaba encerrado el minotauro. 364 EJH, Años, Op. Cit., p. 267. 365 Ibíd, p. 273. 366 Hobsbawm, Eric, The 3ew Statesman, 17 septiembre, 1960. 363

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Es también el momento en que EJH, a poco de cumplir sesenta años, deja de considerarse parte de la vanguardia del constante movimiento modernizador de la historia social y se torna “árbitro” de la historiografía. Cree que ya está viejo y lo suficientemente consagrado como para seguir peleando la batalla en las primeras filas, ahora tiene a su cargo otro tipo de herramientas para hacer revolución no sólo dentro del ámbito académico. Más importante aún, con la base académica y con los contactos adquiridos, su lucha a favor de la buena historia despega de la academia y se instala en las librerías de todo el mundo.

El historiador favorito de Kinnock Existe otra entrevista de Pat Thane con EJH, concebida dentro del Centro de Estudios Británicos de Londres.367 Uno de los ejes del texto, son estos peligros sobre los debates intelectuales de izquierdistas, debatiendo políticas en aislamiento del compromiso político activo. Hacer historia o cualquier otra cuestión relacionada con lo intelectual no es lo mismo que aplicar la historia a la política. Sucede lo mismo con la música, EJH dice “la mayoría de los historiadores de jazz no son historiadores de profesión y por ende, se convierten en una especie de historiadores de carretera [railway historians] se concentran en listar nombres de las máquinas.”

Así también, la carrera de Hobsbawm ha estado engarzada con las políticas del momento. Thane encara el tema de la siguiente manera: “Usted ha escrito sobre los peligros de los intelectuales de izquierda debatiendo sobre política en el aislamiento de un compromiso político activo – se mantienen lo más lejos posible de la política real pero ¿hasta qué punto es posible un compromiso de los intelectuales con la política? ¿Los políticos hacen caso a los intelectuales, quienes a la vez están inclinados a decir a veces cosas que los políticos no quieren escuchar? Es decir, Neil Kinnock parece haber estado escuchándolo alguna vez, pero últimamente usted puede haber estado diciendo cosas que no le hayan gustado tanto.”368

La globalización, masificación y difusión de la obra de EJH acarrea ciertas contrariedades. Entre más lectores, más críticos. No sólo desde la derecha se ha descontextualizado a Hobsbawm para utilizar su producción como justificación de cierta política o ideología. Durante los años ochenta, el ala izquierda de la política laborista británica, encabezada por Neil Kinnock soporta los ataques de la ultraizquierda utilizando como escudo las ideas del “más sagaz de los marxistas vivientes.”369 Estas ideas provocan una profunda

367

Thane, Pat, Interview with EJH, CCBH (Centre for Contemporary British History), Londres, circa 1988. Esta entrevista no fue publicada sino difundida como VHS a finales de los años ochenta. La Doctora Thane me envió un borrador del guión. 368 Ibíd, p. 22. 369 Carlin, Nora & Birchall, Ian, “Kinnock’s Favourite Marxist; EJH & the working class”, International Socialism Journal, 2:21, Otoño, 1983, p. 2

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discusión dentro de los círculos políticos principalmente de izquierda. Neil Kinnock (también conocido como el Barón Kinnock) es consejero de la corona británica (Privy Council en inglés) de 1970 a 1995. Nacido en 1942, es líder de la oposición y del Partido Laborista de 1983 a 1992. Posteriormente presenta su renuncia tras la derrota laborista de las elecciones generales de 1992 en Gran Bretaña donde, por cuarta vez consecutiva, se impone el Partido Conservador de John Major y Margaret Tatcher. Subsecuentemente, ha servido como comisionado británico de la Comisión Europea (la rama ejecutiva de la Unión Europea) de 1995 a 2004 y actualmente es presidente del British Council (organismo público no departamental del gobierno de Gran Bretaña) y presidente también de la universidad de Cardiff.370

A lo largo de su carrera política, Kinnock a tomado algunas ideas de EJH como slogans políticos o como referencia de sus acciones, incluso comparándolo con las del filósofo social franco-austriaco André Gorz, partidario de la postura existencialista sobre el marxismo que motiva Sartre. Esta comparación, no sólo de Kinnock sino del sector político británico de centro izquierda, surge particularmente a partir de un ensayo de EJH escrito a finales de los setenta titulado The Forward March of Labour Halted? donde el historiador busca explicar el pesimismo general dominante en la política británica después de la guerra de Malvinas/Falklands con Argentina en 1982. Las ideas contenidas en este escrito son criticadas por la ultra izquierda del Partido Comunista pero, al mismo tiempo, aprobadas por periodistas, críticos y políticos afines al SDP (Partido Democrático Socialista, activo de 1981 a 1988). Las preguntas entre muchos de los actores de ambas posturas serían ¿se estaba debilitando la fuerza comunista de EJH? ¿Estaba cambiando de bando el viejo bastión comunista? La verdad dista mucho de estas interrogantes.

La historia para EJH es un profundo ejercicio político. “El que no es político hace diccionarios.” Pero también dice que cuando el compromiso político de su generación de Historiadores marxistas británicos disminuye –lo que “obviamente” le excluye- en la segunda mitad del la década de los cincuenta, la productividad de estos intelectuales crece, en la medida en que no estaban tan ocupados haciendo política. “Sigo pensando que es enormemente importante que los historiadores no se confundan a sí mismos como políticos por encima de [lo que debiera ser] el profundo compromiso [político] que tengan.”371

Podría considerarse que la superación de las barreras de la guerra fría y el comunismo son una extensión de la frontera cultural en EJH, quien no se confina únicamente a la historia académica sino que permanece activo con su compromiso político de intelectual marxista intensificando su producción en este período para publicaciones de izquierda que en algunos casos él mismo ha creado e impulsado como Past & Present, así como también publicaciones con tintes políticos centrales como The New Statement & The New Society. Así 370 371

Hobsbawm hace una breve descripción de Kinnock en Años Interesantes, Op. Cit., pp. 249-251. Thane, Pat, CCBH, Op. Cit., p. 23.

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como las fronteras de un estado nación se modifican, la frontera cultural de los intelectuales también madura y evoluciona. En el caso de EJH esto sucede superando la era del fascismo, el frente popular y el comunismo, aunque sea de manera tenuemente gradual. Cada vez más liberado de la presión del Partido Comunista sobre su producción histórica y, consagrado él mismo como una especie de institución independiente, sus aportaciones a la explicación de la ideología política comienzan a apuntar en otras direcciones que contemplan el panorama socio-político reinante y lo explican a través de la metodología marxista. Algunos de sus contemporáneos lo buscan como un ideólogo político y probablemente sea eso lo único que encuentren. Siendo un personaje polifacético, EJH ha llegado incluso a ser llamado (un poco en broma un poco en serio) un “gurú” de la política británica de finales del siglo XX. Para EJH, este hábito absurdo de algunos periodistas políticos de llamarlo “el historiador favorito de Kinnock,”372 es una manera simplista de referirse a lo que es una asimilación distinta del comunismo en un mundo cambiante.

Ciertamente EJH tiene mucho más para compartir. Se debe evaluar esta postura como la evolución de su posición política y sobre todo, la fundamentación que ésta tiene en la tradición británico-académica de EJH. Por ejemplo, Perry Anderson opina que por debajo de la narración subjetiva del siglo XX, existe en la autobiografía de EJH un matiz político, una especie de fuerza coercitiva. EJH siempre se ha definido a sí mismo como un hombre político, pero los factores que influyen para escribir sus vivencias, aunque buscan captar la atención de los políticos, en la estructura es donde conservan los patrones de la construcción británica y puede que no sea muy claro cuando se acerca a la descripción de los fenómenos del siglo XX relacionados con el movimiento comunista, hace falta comprender el contexto.

EL PC mismo es una organización de alcance e influencia internacional. La tradición cultural inglesa pesa en el terreno nacional. Lo opuesto ocurre con lo británico que, generado en el imperialismo victoriano, concibe y concuerda con lo internacional. Por ende, también concuerda con la base organizativa del PC. Si bien el comunismo de EJH puede parecer más superficial que en Thompson, también es menos radical y por ende más conciliador que opositor. Los años setenta otorgan fama a Thompson, en parte por el éxito de su Formación de la clase obrera en la mente de la nueva izquierda político-intelectual que busca activamente “gente con credenciales.”373

En Thompson la tradición inglesa local hace que su visión política vaya de la periferia (las colonias inglesas, en particular la India) al centro (Inglaterra, en particular Oxford), y convierta a su comunismo en un motor crítico de la historia y del movimiento partidario. En EJH por el contrario, la tradición británica lo sitúa en una posición cosmopolita que va del centro (la Gran Bretaña) a la periferia (Europa central y el Tercer 372 373

EJH, Años, Op. Cit., p. 249. Ibíd, p. 282.

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mundo), dándole un matiz menos radical a su postura comunista y tal vez más superficial que Thompson pero es un comunismo comprometido, en cierto sentido, con la explicación histórica del presente que, a su vez –siendo su profesión docente algo fundamental en él- aprovecha este carácter superficial para llegar a más personas fuera del ámbito académico. Esto explica que personajes políticos lo lean y lo prefieran como Kinnock. Aunque supongo que la fórmula antes dicha: un historiador no es forzosamente un político, puede usarse también en sentido inverso.

Después de EJH: History Workshop Journal Cuando Capitán Swing es publicado, Thompson dijo que EJH desestimaba los lazos entre los personajes prepolíticos y el radicalismo popular de los pequeños pueblos urbanos cercanos. Thane considera que “El lugar de los pueblos no adquiere un lugar prominente en Capitán Swing.” EJH, en reflexión, considera que ellos – él y Rudé- abrieron el camino para que otros historiadores busquen otros enfoques sobre el tema.374

Esto no sólo puede confirmarse con la influencia de Capitán Swing, hay otros lugares donde la influencia de Hobsbawm es visible. Al igual que Past & Present, History Workshop es miembro del conglomerado Oxford Journals que engloba toda la producción intelectual de los frutos académicos de izquierda del siglo XX. Es conocida como una de las más importantes publicaciones de la historia en la actualidad, una de las diez publicaciones más serias a nivel mundial. Pero originalmente no comienza como una publicación periódica como es ahora, sino como un movimiento producto de la revolución cultural de los años sesenta. Desde su fundación en 1966 en el Ruskin College de la universidad de Oxford, a cargo de Raphael Samuel (quien es heredero de la tradición de la generación anterior, es decir, de la generación de EJH), su inspiración ha sido la de promover el campo de la historiografía conocido como “historia desde abajo”, la historia de la cotidianidad, y de la gente “común.” Son todas ideas heredadas de la generación que le antecede. Sus colaboradores originales son miembros de la “nueva izquierda” histórica promovida por Thompson y Saville, que comparten intereses por la literatura, las artes o los estudios de género. En general, también comparten el deseo por escribir historia basándose en criterios de inspiración, empatía e incluso democratización de la información, más allá del descubrimiento de nuevos datos; más allá de los desafíos intelectuales.

En las reuniones originales del taller se congregan hombres y mujeres (de hecho un importante movimiento feminista frecuenta el taller), académicos, intelectuales, artistas, pero también obreros, músicos y sobre todo, una gran cantidad de jóvenes. Están comprometidos con asuntos actuales y escriben con pluma filosa pero son de lectura accesible. “Para esta gente la historia no es un modo de interpretar al mundo sino un medio de autodescubrimiento colectivo.” La creencia de que la historia debe ser una empresa colaborativa

374

Thane, Pat, CCBH, Op. Cit., p. 20.

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donde el compromiso de todos los miembros (investigadores, archivistas, bibliotecarios, profesores, estudiantes, aficionados a la historia, científicos sociales de diversas disciplinas) se valore por igual.

Ideológicamente es un excelente movimiento, pero en términos reales, para los académicos, para los profesionales de la historia, representa un peligro, debido a que, si bien es cierto que es importante la participación de todos los seres humanos en la construcción de la historia, también es cierto que el radicalizar esta posición, el permitir a cualquiera escribir historia “echa por tierra la universalidad del universo discursivo que es la esencia de toda la historia entendida como disciplina erudita e intelectual.”375

Viejos colaboradores de Past & Present , hablando de la nueva History Workshop Journal de Samuel, se quejan de que descubre todo tipo de rincones del pasado de interés para el entusiasta, pero no muestra signo alguno de querer plantear preguntas acerca de ellos. En otras palabras, a ojos de Hobsbawm, minimiza la aportación de los historiadores de carrera que deben preocuparse por el origen de las fuentes, la veracidad de sus datos, la importancia de sus declaraciones. EJH deja claro que nunca se consideró un radical al estilo sesentoso, definitivamente no como un “disidente cultural [que] iba a la revolución como si fuera al Club Med.”376

En esta otra entrevista de Pat Thane, EJH dice que el problema en los setentas fueron los jóvenes, no su generación. Los jóvenes se aferraron a la cultura de la clase obrera; construyeron un culto hacia ella. “Pensaban que las cosas relevantes eran las que estaban directamente conectadas con el movimiento obrero pero en tiempos recientes”377 dejando afuera la historia del movimiento; su contexto. El interés en la cultura de la clase obrera no produjo nada de valor, por lo menos nada que represente un avance al gran libro de la formación de la clase obrera de Thompson. De hecho, obras de los sesenta y setenta como la de EPT construyen un puente transitorio entre la historia de las fronteras mediterráneo europeas que se mencionan en el capítulo sobre la frontera; “entre el tipo de fenómenos que he venido buscando sobre la historia inglesa y mediterráneo-europea de los años veinte.”378

Así, los talleres de historia como producto de los setenta son limitados porque están en el fin del movimiento social de los años sesenta y no lo acompañan; llegan pos festum y se convierten en una especie de transmisores de la experiencia recién vivida, experiencia que regresa a la academia terminando con el conservadurismo (no reaccionario) del mundo académico.379 “Las autoridades de los colleges y de la 375

Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 273 Hollander, Paul, “A man of faith”, The 3ational Interest, Verano, 2003, NY, p. 2 377 Thanem Pat, CCBH, Op. Cit., p. 14. 378 Ibíd., p. 20. 379 Peter Burke es un caso representativo de lo reformista en vez de lo revolucionario. 376

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Universidad se hubieran quedado sin lugar a dudas atónitas y horrorizadas ante el Cambridge del 2000, lleno de ‘parques científicos’, negociaciones comerciales con empresarios globales y ‘las agujas de Cambridge [que] no sueñan con la erudición, sino con el beneficio económico.”380

Sin embargo, el trabajo de Raphael Samuel y la idea de los historiadores ‘taller’ ofrecen el atractivo de planear los “intereses” históricos del historiador al ritmo de los intereses sociales de los protagonistas de la historia; son la manera que tienen de poner la historia al día, o de escribir historia en tiempo real, una idea bastante adelantada a su tiempo. Es un esfuerzo de mediación para la autoconciencia histórica que hace del protagonista un sujeto y del escritor un protagonista, responsable del hacer histórico en una doble dirección: acción y redacción profesional del testimonio. Es el procesamiento social de la experiencia histórica. Este movimiento de la nueva camada de historiadores marxistas británicos es la mediación entre la historiografía y la historia; es el punto más cercano entre ambos conceptos. Al mismo tiempo es un movimiento conciliador y no revolucionario, es decir, el movimiento de los talleres no va muy lejos de la mira de la academia.

A diferencia de los radicales de esa década, la lealtad del EJH está firmemente anclada al Partido, casi como una necedad. Al pasar los años parece que el viejo historiador desea probarse a sí mismo que podría sobrevivir al comunismo manteniéndose como comunista hasta el final.381 En realidad, existe una evolución en la definición hobsbawmiana de marxismo a través del tiempo. En sentido general, la idea de marxismo incrementa con el tiempo su divorcio entre el marxismo como forma de interpretar la historia y el marxismo como ideología de un compromiso político. Cuando EJH era joven no creía que esto fuera posible, pero con el paso del tiempo él mismo consigue divorciar ambos aspectos del marxismo y, bajo la aparente contradicción que existe en la separación, EJH logra seguir trabajando con el método marxista sin “necesariamente llegar a las conclusiones políticas que casi todos los marxistas [de su generación] construyeron desde entonces,” tomado ‘entonces’ como la separación del grupo en 1956. Esto no significa que EJH se “siga encontrando a sí mismo [to find himself] en el mismo lugar como tal.” 382

La frase “to find myself,” encontrarse a sí mismo, es un concepto clave de ese lugar donde Eric Hobsbawm aún se encuentra. La frase no sólo implica estar, sino encontrarse… como si EJH tuviera a bien irse de vez en cuando, de ese lugar común donde idealiza a su grupo, se viera perdido y, volviendo a ese lugar, se encontrara; encontrarse como sinónimo de estar a salvo.

Tal vez es una actitud que enriquece la

experiencia de fraternidad en la construcción del intelectual. Paul Hollaner define esta actitud de EJH como 380

Financial Times, suplemento de negocios del fin de semana, 4 de marzo de 2000, p. 18. Anderson, Perry, “The Age of EJH,” Op. Cit., p. 7 382 Thane, Pat, CCBH, Op. Cit., pp. 29-30. 381

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“la representación del ideal de trascendencia personal, egoísta.”383 Y esto nos devuelve al eje de Años Interesantes, un esfuerzo sustentado por explicar el significado de una vida comunista. Pero, ¿explicárselo a quién? Probablemente a sí mismo, tal vez al común de sus lectores como un testimonio de sí mismo a la posteridad.

Pero también puede que esta necesidad por escribir sobre sí mismo (mediante una

autobiografía) y por hablar de sí mismo (a partir de las entrevistas), lejos de ser una actitud megalómana, sea resultado de comprobar lo que su posición ideológica como observador del siglo XX ha llegado a inspirar en otros círculos sociales hegemónicos fuera de la academia; lo que Eric John Ernst Hobsbawm a través del desvelamiento de su frontera cultural ha llegado a motivar en la gente poco común.

383

Hollander, Op. Cit., p. 3

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Conclusiones “Lo que me gustaría hacer y pienso que deberíamos hacer es ver la mentalidad como un problema no de empatía histórica o de arqueología o, si quieren, de psicología social, sino de descubrimiento de la cohesión lógica interna de sistemas de pensamiento y comportamiento que encajan en la manera en que la gente vive en sociedad, en su clase en particular y en su particular situación de la lucha de clases, contra los de arriba o, si quieren, contra los de abajo.” Eric Hobsbawm384

Comentarios sobre la transcripción de “Y todo el jazz” Originalmente comencé a transcribir la entrevista a Hobsbawm con un formato bastante estructurado de enumeración de temas y preguntas, intentando respetar el mismo esquema que había utilizado para construir el cuestionario de la entrevista. Sin darme cuenta que es justo este esquema el que utilizan todas las entrevistas que yo considero poco útiles para la construcción histórica.

Así comenzaba la transcripción:385 I. Validez de la Historia Social en América Latina y México. Estadio de los sujetos históricos en México. El problema de las fuentes. 1.

Al decir usted que los sujetos precapitalistas tienen problemas para hacer transformaciones históricas, ¿de qué nos sirve estudiarlos? Y si esto es correcto, ¿cuál es la importancia de las movilizaciones indígenas y campesinas en México?

EH: Es importante estudiar a los sujetos precapitalistas porque la economía moderna –la economía capitalista moderna- está alcanzando diversas partes del mundo que no están preparadas para este fenómeno. […]

Como un primer paso estaba bien, es decir, parece una estructura ordenada y funcional, pero al ir transformando la grabación en texto, el formato comenzó a presentar dos tipos de problemas: primero, el cuestionario no fue respetado ni en orden ni en contenido, entonces tampoco podía respetarse el seguimiento de la numeración romana que corresponde a los temas propuestos por el cuestionario. En segundo lugar, este esquema obligaba a suprimir cualquier participación externa, las anotaciones a lo dicho, las preguntas que iban saliendo, los comentarios, las expresiones gestuales, sonidos y demás elementos fundamentales de la comunicación oral entre individuos.

384

Hobsbawm, Eric “La historia británica y Los ‘Annales’”, Sobre la Historia, Crítica, Barcelona, p. 189 Utilizo en esta sección segmentos de la traducción de las diferentes versiones de la transcripción con el fin de que el texto no se lea en inglés y en español. La versión final de la transcripción en inglés se presenta como Anexo I al proyecto de investigación, pues es el documento con el que realmente trabajé. 385

191

Sabiendo que Eric Hobsbawm no cuenta con el mismo tiempo que yo para revisar entrevistas, apenas hube terminado esa transcripción se la di a leer, tal como había quedado en esa forma insatisfactoria y poco funcional, con el fin de que la revisara lo antes posible, para que el tiempo no fuera a borrar el recuerdo cercano del encuentro. Él tardó un mes en contestarme, la respuesta386 fue amable y gracias a la estructura que ahora desdeño, Hobsbawm pudo hacer anotaciones como:

“El texto […] se lee un poquito diferente de lo que yo he de haber dicho. Por ejemplo (I,1) yo no pude haber dicho 'rightful', sino 'right' o 'correct'. En (II,2 párrafo 3), escribiste 'migrancies' cuando estoy casi seguro que dije 'remittances' [remesas de los migrantes]. La última oración de este párrafo no la comprendo.”387

La transcripción original fue destrozada, y bajo su escritura, el texto volvió a mis (en inglés) mucho más parecido a un ensayo coherente que suprime los errores del entrevistado que a una desgrabación del audio original. Estas correcciones implican factores importantes; las reinterpretaciones del entrevistado –ahora en el rol de editor/corrector- aportan nuevos elementos a la investigación. Corté y pegué sus anotaciones en mi texto como una pupila obediente, incluso en las secciones donde sus comentarios fueron mucho más extensos y descartaban párrafos completos, apliqué el mismo criterio, poner su texto y quitar el mío. Pero me quedó la sensación de que mi entrevista seguía sin aportar nada nuevo a la historia y, peor aún, que ahora tampoco era mi entrevista sino un apéndice de la conferencia que EJH dio para la ENAH en octubre de 2005. Cualquier periodista con suerte hubiera logrado los mismos resultados y de esta manera no había mucho que analizarle al texto: yo pregunté, Hobsbawm respondió, luego lo corrigió, todo muy ordenado. Y muy poco análisis.

Sin embargo, la fase primera del trabajo de investigación había sido alcanzada: conseguir una entrevista y luego transcribirla. El texto estaba listo para ser publicado en una revista, mas no era útil para construir una investigación.

“Preguntar cosas nuevas al pasado” es uno de los lemas de EJH, preguntar no significa parafrasear y eso hacía en cierta forma la primera transcripción. Si el texto iba a servir para generar un ensayo crítico de investigación histórica, cualesquiera que fueran sus conclusiones, había que darle un tratamiento diferente. La solución residía volver a empezar bajo otros criterios, y así modificar el esquema del texto de la

386 Al momento de traducir estos comentarios al español, muchos de ellos pierden significado, por lo que todos los comentarios de EJH a la primera transcripción se presentan, no sólo como pie de página en el Anexo I sino todos de corrido en su versión original en inglés constituyendo el Anexo II del proyecto. 387 Las corcheas son mías.

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transcripción para poder trabajarlo, no tergiversando (o completando) la información, sino respetándola fidedignamente sin establecer la médula del estudio en el contenido sino en las formas del contenido.

En ese entonces no contaba con las herramientas para modificar el esquema, por lo que decidí guardar el texto en un cajón, esperando que madurara, como el buen vino. Durante los siguientes 17 meses me dediqué a revisar otras cosas; diversos materiales, entre los cuales están: otras entrevistas, textos selectos de Hobsbawm, textos de otros historiadores marxistas, reseñas y críticas sobre Hobsbawm en Internet, y demás obras que constituyen los primeros capítulos de este ensayo.

Parte de ese trabajo de revisión de fuentes comprende la sección introductoria sobre el análisis de la entrevista y los problemas metodológicos que representa entrevistar a un viejo historiador. A partir de lo cual determiné que debía volver a revisar la transcripción y darle un enfoque distinto para poderla trabajar de acuerdo con lo que venía haciendo, es decir, que el texto tuviera coherencia con dos factores centrales: el problema de la memoria de un viejo intelectual y el enfoque de su pensamiento situado en la frontera cultural de los historiadores marxistas británicos del siglo XX.

Al revisar el cuestionario o la transcripción, podemos percatarnos que la entrevista aborda muchos temas, pero no es el abanico temático lo que interesa a esta investigación sino el contexto de la entrevista misma, particularmente el contexto del pensamiento del historiador en la entrevista. Construyo entonces una segunda transcripción que, enfatizando estas miras, presento en el capítulo uno. A partir del cual podemos darnos cuenta que la entrevista evoluciona de dos maneras: a posteriori en la forma de transcribir la grabación que recién comentaba, y a priori en el instante mismo de llevarse a cabo la entrevista, donde el cuestionario no sólo había dejado de respetarse, sino que había dejado de ser un cuestionario… por fin se puede leer claramente un diálogo entre entrevistador y entrevistado.

Por lo tanto, la estructura de la transcripción debía seguir la estructura del dialogo, y ¿qué género literario utiliza mejor el diálogo? El teatro. Aunque no es mi intención meterme en un debate sobre si la historia es un género literario o una ciencia social, por el contrario, busco enfatizar que la historia debe emplear cualquier forma narrativa que permita acercarse a la transcripción de una entrevista.

En la entrevista propia de esta investigación, la transcripción se considera como una desgravación del material en inglés. Al traducir al castellano el texto se hizo mucho más literario el texto, y por ende más legítimo como documento para algunos puntos de vista. Empero por más objetiva que sea la transcripción y luego la traducción, un sinfín de elementos (los signos, los acentos, los ademanes de las vos y las manos) son

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imposibles de recuperar. El entrevistador aquí tiene que hacer uso de su propia memoria para al transcribir ser lo más objetivo posible; es una ironía que debemos tomar muy en cuenta.

La transcripción es un guión de la conversación, no del cuestionario y en este caso se presenta con anotaciones teatrales con el fin de facilitar la lectura hecha por terceros, ajenos a la conversación real y que al mismo tiempo no puedan tener acceso al material auditivo del cual se extrae este texto. Así, utilizando un esquema de diálogo, en el texto se van insertando comentarios típicos también de un guión teatral, tales como: (suspira) (se queda pensando) (duda) (se ríe) etcétera.

Lo mismo aplica a las notas al pie de página, que están constituidas en gran mayoría por los comentarios que EJH me mandó por correo, aquellos que menciono anteriormente. Le envié lo que era la transcripción original (de la que queda poco) para que me diera su opinión. El resultado es que a veces corrige aspectos editoriales, aspectos de la gramática otras veces, y algunos aspectos del contenido, con frases como: “¿de verdad dije eso? lo que quería decir era…” Los comentarios son válidos por el contenido pero el texto original es mucho más importante por la forma.

Esta nueva transcripción incluye también la participación eventual de su mujer que no había considerado en el primer ensayo. Las aportaciones de doña Marlene son importantes por varios factores: En primer lugar, la participación de una mujer en una conversación intelectual rompe con el estereotipo marcado por Burke sobre la tradición del arte de conversar británico, mucho más si es la mujer de una de las partes; la esposa. En segundo lugar, estas mismas interrupciones sirven para romper el hielo; desestructurando el formalismo de la entrevista con un calor ajeno a lo que consideraríamos “inglés.” Es una mujer jovial, enérgica y apasionada… sus comentarios invitan a abandonar el carácter de entrevistadora y adentrarse en la charla informal. Son esos comentarios los que van dándole giros a la estructura de la entrevista: en un momento, nos hace reír a todos y en otro, desconcierta a EJH quien deja de ser un historiador dando cátedra a su entrevistadora, para corregir a su mujer sobre una discrepancia histórica.

Hay una última intervención de Marlene Hobsbawm posterior a la entrevista, camino a la estación de tren. Esta misma señora H, que salvo un par de breves intervenciones en la conversación, tiende a mantener la norma respetuosa de permanecer callada durante la entrevista, rompe ahora el silencio y construye el prólogo de esta entrevista. Sus comentarios se convierten en parte del texto, en materia de la construcción de un documento histórico, y son un elemento valiosísimo al ser también válidos en la medida en que su opinión y acción desde hace muchos años influye en el hacer histórico, público y privado de su marido. “Yo lo cuido, ese es mi trabajo” fue lo que me dijo en su auto camino a la estación.

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De esta manera la transcripción en su más pura forma resulta útil porque enriquece el contexto de la entrevista; es una herramienta metodológica por sí misma. Además de la migración, el guadalupanismo, la guerrilla, el imperialismo norteamericano o el eurocentrismo, el texto en una lectura distinta nos dice cosas que suceden pero que no podemos ver sino leer, y si su existencia no es denotada en alguna parte del estudio, es probable que se pierda para siempre; que regrese al silencio. Entonces, la transcripción deja ver una conversación que se modifica desde el principio, y que luego va jugando con las formas de la escritura, porque el lenguaje mismo se adapta a las reglas de la entrevista y si esta entrevista muta y se convierte en una conversación, el texto debe hacerlo notar.

Así, se descubre que al principio, siguiendo un esquema de distancia, respeto, desconocimiento, la entrevista es extremadamente estructurada (a una pregunta breve le sigue una respuesta concisa); es una entrevista formal.

Posteriormente las preguntas se van haciendo más largas, influidas por la pasión de la

entrevistadora, y las respuestas dubitativas del entrevistado responden a factores diversos: los factores físicos como la fatiga, la dificultad del entrevistado para comprender la pregunta (para escucharla, porque debido a su sordera, la información es catalizada por un aparato auditivo que cuelga de su oreja derecha) ni qué decir de la dificultad de la entrevistadora para acostumbrarse el acento británico del entrevistado. Por otro lado están los factores teórico/emocionales por parte del entrevistado que se ven afectados por el contenido de las preguntas hechas; factores como la temporalidad de sus teorías, la vigencia del comunismo, su afinidad con Latinoamérica.

En algunos momentos, Hobsbawm duda lo que dice no porque no lo sepa o lo haya olvidado, sino porque quiere que ciertas cosas queden claras; que su manera actual de concebir la historia desde su vejez y desde su contexto social, traspasen los límites cultural y temporales, existente entre entrevistado y entrevistador. Y sin embargo, yo dejo de ser una extraña entrevistadora y me convierto en su alumna “¿Qué cómo se formó Rebeldes Primitivos? Es muy simple, te explico”, dice Hobsbawm mojándose los labios con un sorbo de whisky.

Utilizando el tipo de entrevista semi-estructurada de final abierto, lo ideal es poder entrevistar dos veces a la misma persona. En la primera sesión se va sin cuestionario a tantear el terreno, a formar o consolidar un vínculo. En la segunda sesión se puede utilizar ya el cuestionario y la dinámica dialéctica es mucho más formal en esta siguiente sesión mientras que en la primera fue más casual. Con EJH hicimos una misma sesión en dos partes: nos encontramos a cenar en su casa, y ahí fue posible hablar de cualquier otra cosa, sin guión, ni cuestionarios, ni grabador... sólo el propio contexto cultural de ambas partes. Nuestra segunda

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sesión, fue el mismo día posterior a la cena; en vez del comedor nos sentamos en la sala, revisando primero el guión; no demasiado y conduciendo los comentarios de Hobsbawm hacia Latinoamérica, el problema de las fuentes para la historia social, la biografía y el jazz, todo tratando de mirarlo desde el punto de vista latinoamericano.

El cuestionario original utilizado para la entrevista con EJH de lógica semi-estructurada con final abierto se presenta anexo a esta investigación. Lo importante de observar éste cuestionario y hacer tanto énfasis en el “final abierto” es que eventualmente como entrevistador tuve que decidir en qué momento suspender el cuestionario para darle prioridad a otro tema que ni siquiera estaba contemplado (el caso específico es el de la “fuga de cerebros” como una migración masiva de gente poco común oriunda del tercer mundo). Me pareció un tema mucho más actual y de importancia para mi generación que decidí relegar varias partes concebidas a partir de otros criterios y que posteriormente, descubrí que habían sido ya aclarados en otras entrevistas, he ahí la suma importancia de revisar primero entrevistas anteriores. El final abierto se deja justo para lo interesante que pueda surgir, en el caso que no se quiera uno despegar por completo del cuestionario. En el caso de esta investigación, nuestra entrevista termina reflexionando sobre la importancia de la tecnología actual y de los medios de comunicación aplicados al hacer histórico del presente: las herramientas históricas de una nueva generación de historiadores.

Finalmente, un dato curioso, es que la entrevista es un texto circular que empieza y termina girando sobre la desindustrialización de los países capitalistas. Para mí es una linda coincidencia; creo que para EJH son años y años de aprendizaje sobre las formas de concluir un discurso.

Se cierra el telón: consideraciones finales El lugar social de la clase intelectual británica es una posición difícil de medir, pues más que estar basada en privilegios y acumulación capital, los historiadores tienen que poner como punto de partida su talento y habilidad, dignidad y honor, pero sobre todo: su capacidad para trabajar y relacionarse dentro y fuera de sus grupos y dentro y fuera de la universidad. Lo que los hace camaleónicos. Por consiguiente, la actividad de los historiadores marxistas británicos es profundamente política pues constantemente su actividad profesional entra en conflicto con el estado, la burocracia y otras profesiones. Para ganar autoridad y legitimarse como entes de virtud cívica, los intelectuales requieren tanto de independencia como de aprendizaje, libertad y conocimiento. Ciertos aspectos de la conjugación del conocimiento y la habilidad para moverse académicamente, pueden liberar al intelectual, permitirle estar en lugares remotos, en tiempos pasados o futuros, aunque la naturaleza de las cosas los confine a una porción de espacio en cada

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sucesivo momento del tiempo. Esa liberación es también parte de la frontera cultural; es un motor de movimiento intelectual.

El particular enfoque del historiador marxista británico planteado en este trabajo implica una aplicación concreta los estudios de la frontera como un fenómeno social y cultural que rebasa lo simplemente geográfico para constituirse como una plataforma intelectual del mundo globalizado. Lo cual sirve para generar nuevas perspectivas tanto en los estudios históricos como en la comprensión de las nuevas regiones en formación –o regeneración- que tal vez superen la concepción mundial actualmente conocida.

La entrevista es una herramienta que sirve a la investigación de historia social, combinándose con la reflexión y el análisis de la obra de un autor. Entonces, una entrevista nos permite conseguir cierta perspectiva particular para analizar a un intelectual. Esta perspectiva lleva necesariamente a una reconsideración de la construcción de EJH como un intelectual, lo que revela el entramado de su obra, redefiniendo su importancia como ícono de la renovación del pensamiento histórico moderno.

Los lazos que proponen un diálogo entre el intelectual y su obra, se construyen sobre las bases de una entrevista y mientras más se respeta la entrevista como texto histórico, mayor es la aportación que brinda a la investigación. Kate Moore, en su texto sobre la perversión de la palabra, llamado “La función de las transcripciones en la historia oral,”388 habla del maquillaje como una figura simbólica de la imagen escrita de una entrevista, haciendo particular énfasis en que, a veces, lo irrelevante de una entrevista sea precisamente lo que constituye su relevancia. Gracias a descubrimientos recientes realizados en disciplinas relacionadas a la historia oral, como son el estudio del habla y el análisis conversacional, podemos abordar mejor el problema que supone la falta de coincidencia entre una entrevista oral y su transcripción escrita. “Hoy sabemos -afirma Moore- que algunos elementos del habla que antes se consideraban carentes de significado –los titubeos, las repeticiones o la retroestimulación verbal- poseen un gran valor comunicativo. El problema actual de la historia oral es que muchos de nosotros al transcribir el material oral seguimos eliminando esos elementos verbales basándonos en el supuesto de que obstaculizan la ‘legibilidad’ de la transcripción, con lo cual suprimimos información comunicativa.”389 Lo cierto es que el entrevistador, al tratar de pulir su trabajo, pierde de vista que al suprimir esas cosas irrelevantes, se puede llegar a distorsionar el verdadero mensaje que se quería transmitir. Algo similar sucede al hacer una transcripción poco apegada al material oral y luego traducirla. Es por eso que la transcripción de “Y todo el jazz” busca

388

Moore, Kate, “La función de las transcripciones en la Historia Oral” / Block, Rosemary, “Comentarios a la perversión de la palabra” / Frich, Michael “Ver el bosque sin distinguir los árboles”, en Historia, Antropología y Fuentes Orales 3o. 18, Barcelona, 1997. 389 Ibíd, p. 14.

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mantener, a través de la mayor cantidad de anotaciones, una conciencia de la emoción, el tono, los silencios y las equivocaciones que suceden en la entrevista.

En este punto hay que diferenciar los olvidos de los silencios. Dentro de la memoria personal e individual está lo que sujeto no quiere recordar. Los olvidos son las cosas que la memoria no recuerda, y estos huecos en blanco se pueden recuperar o rellenar a través de ejercicios, como preguntarle al entrevistado qué hacía –en su casa, en su trabajo- el día que los hechos históricos sucedieron, entonces tal vez pueda recordar lo olvidado. Incluso el mismo recuerdo, al irse materializando en diálogo, obliga a la memoria a ordenarse de cierta manera que probablemente invite al hablante a recordar o corregir algo que de antemano tenía por olvidado.

Los silencios son otra cosa, son lo que la gente no quiere decir de su pasado o lo que no quiere recordar (si hablamos de un contexto mucho más profundo) y entonces el objetivo de un entrevistador es determinar el motivo del silencio al analizar la entrevista; es un grado más profundo de análisis de la fuente oral. Estrictamente, los individuos sólo pueden olvidar el presente, no el pasado. En otros términos, los individuos que componen un grupo o una generación pueden olvidar acontecimientos que se produjeron incluso durante su propia existencia, pero es menos probable que olviden un pasado que ha sido anterior a ellos; pues es su génesis.

La entrevista es una construcción de dos, donde el cruce de supuestos, silencios y enunciados guía un cuestionamiento a los lugares comunes de la historia. Un análisis no depende sólo de las herramientas de la historia oral, o de los estudios culturales, sino también de las personas y del análisis de los mismos. Si bien el uso de testimonios orales no es una novedad en el trabajo de los historiadores, su utilización sistemática y reflexiva, como técnica de investigación, está asociada al desarrollo de la historia social contemporánea, preocupada centralmente por los procesos sociales. En la medida que el uso de las fuentes orales se amplía y diversifica, es cada vez más necesario discutir los problemas y reflexiones sobre cuestiones metodológicas en el ámbito interdisciplinario de las ciencias sociales. De ahí la importancia de la entrevista para hacer este tipo de historias sociales intelectuales. Cómo es que la vida de los personajes está vinculada directamente a su producción teórica pero no está limitada a su propia historia, a la historia personal, a su biografía.

Así, una entrevista ligada a la biografía del autor y otras herramientas de la investigación dan una nueva consciencia del desarrollo y la comprensión de la particular historia social que lleva el sello de Eric J. Hobsbawm. También demuestra que existen pocas entrevistas, exitosas o productivas, efectuadas a este

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gran historiador social británico en vista de que todas tocan temas mucho más ligados al periodismo común que a la investigación histórica.

La relación entre la obra y el pensamiento de un historiador con el impacto de su labor historiográfica, son el contenido de la frontera cultural. A su vez, la maduración del concepto “frontera cultural” se obtiene a partir del estudio de la obra personal de Hobsbawm y de algunas entrevistas que el historiador otorgase en la segunda mitad del siglo XX, en las cuales los conceptos que el historiador ha aportado a la historia social se enlazan con las opiniones que actualmente tiene de los mismos y del mundo. Una cosa es una persona y otra cosa es lo que esa persona escribe, y el estudio de eso que escribe, lo que se llama “su obra”, puede también llamarse “la construcción de una persona.” Entonces, la obra la escribe el autor, pero al mismo tiempo, la obra habla del autor. Por lo que hay dos maneras (o más) de leer un libro, la primera lectura busca únicamente asimilar el contenido, lo que dice el historiador sobre cierto tema, la segunda lectura incluye al autor como parte de la obra y busca estudiar lo que dice y por qué lo dice.

Esto permite comprender la constante transformación del historiador como sujeto activo de una naciónsociedad-agrupación específica. A partir del planteamiento de la frontera cultural, surge la necesidad por retomar una idea propia de EJH sobre la cultura, esbozada en la entrevista con Pat Thane, donde dice que “la cultura es un símbolo de la consciencia.”390 A partir de lo cual, se entiende cómo alguien que se muda mucho de país es consciente de que también puede mudarse mucho en los terrenos de la mente.

La entrevista sirve además como un puente que vincula los elementos de esta constante migración cultural; la historia personal de un intelectual con su producción teórica, afianzando lo que ya se sabe del historiador, pero al mismo tiempo, conectando su producción teórica al irla exponiendo a partir del texto transcripto de una entrevista, que refleja lo que él piensa actualmente, en su vejez, sobre cuestiones históricas, sobre temas actuales y también, sobre sí mismo.

En ciertas ocasiones durante la entrevista Y todo el jazz, el lector puede darse cuenta de la relatividad de la temporalidad en el discurso de un anciano historiador. Por ejemplo cuando dice: “Ahora, desde 1970, las cosas son diferentes […] ahora los historiadores corren un gran peligro pues […] ahora que no existe el Partido... etcétera...” El término “ahora” es muy común como una muletilla del historiador que refleja lo que ha sucedido después de que él se consolidara como institución de la historia. Pero "ahora" es ¡hace casi 40 años! Para la entrevistadora que ni había nacido, “ahora” es hace muchísimo tiempo. Y para el

390

Thane, Pat, “Interview with EJH”, CCBH, Op. Cit., p. 25.

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entrevistado, la historia -su historia como historiador activo militante- se termina en los 70, incluso antes... tal vez comienza a terminarse en el 56 cuando se resquebraja el Partido Comunista Inglés.

En la revisión de un texto dictado en la vejez, se reflejan cuestiones y debates antiguos que ya no son tan importantes para él, pues son aspectos de la historiografía de otro tiempo que no le aportan mucho a su actual producción histórica. Lo que representa la memoria de un individuo en su vejez, cobra importancia dentro de la entrevista al ser ésta una manera importantísima de recobrar testimonios de mucha gente, que no escribe o que ha dejado de escribir, o que va perdiendo las capacidades para escribir. El caso de EJH es increíble. En este momento, su cuerpo está bastante deteriorado pero su lucidez se mantiene intacta. Lo mismo sucede cuando habla, pues el discurso aún se encuentra perfectamente ordenado y claro. Es una virtud de un intelectual poco común.

Empero, hay ciertos límites en las entrevistas de vejez. Primero, existen casos donde ya el entrevistado es incapaz de varias cosas, entre ellas, incluso pensar o recordar con claridad. Entonces recurre a imágenes obsesivas de la historia y del pasado propio. Cuando se da el caso, es probable que este tipo de entrevistas sirvan a otro tipo de historias, tal vez a historias del tipo de larga duración como mentalidades más que a la historia social. Pero en otros casos, hay un momento antes de la caducidad del pensamiento, donde el entrevistado, en su vejez, tiene la capacidad de revisar panorámicamente su vida. Las frustraciones o los problemas que la vejez agrega en la vida cotidiana de un individuo, no forzosamente alteran la perspectiva general. Llega un momento en que “hace treinta años” “hace cuarenta años” y “hace cincuenta años” están en un mismo plano paralelo, en el cual el entrevistado puede darle una importancia mayor a cosas que hace veinte años no le daba. Incluso este “ahora” horizontal, aporta mucho más objetividad a recuerdos de períodos que han ido cerrando sus ciclos. Así, en entrevistas previas con EJH, el testimonio está ligado únicamente a ciertos conflictos o debates que se están llevando a cabo en tiempo real. Ésta es una característica de la entrevista de la MARHO. En cambio, en la vejez de EJH, de vicisitud panorámica, las pequeñas peleas se relativizan y las pequeñas acciones de vida, las anécdotas, ciertas imágenes, cobran más fuerza en la explicación y remembranza de un pasado propio; son más significativos.

Ciertas anécdotas que aparentemente han sido intrascendentes, en la vejez, dan un giro explicativo a la idea de un intelectual y dan cohesión a la obra de una manera distinta. Este tipo de cosas son recuperadas, como los viajes por Italia o Latinoamérica y los personajes que conoce en ellos, dentro de la entrevista. Se resaltan imágenes, como el increíble tráfico de la colonia San Ángel Inn en la Ciudad de México; también se rescatan momentos, como el período de los Apóstoles en Cambridge, que él no trata en ninguna de sus obras, ni en su autobiografía. En el caso de los Apóstoles, tampoco es un tema tratado por los que lo estudian ni sus

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críticos. Y sin embargo, es un momento importantísimo en su formación intelectual, pues es ahí donde comienza a generarse en EJH la idea y los valores sobre eso que él llama: “mi generación de Cambridge.”

Al respecto de la formación de generaciones académicas, existen otras cosas que no aparecen en los textos de EJH, como sus alumnos ¿Quiénes son todos esos alumnos de la New School de Nueva York o del Birkbeck College de Londres? ¿A qué se dedican? ¿Dónde están? Salvo Orlando Figes (A People’s Tragedy, The Russian Revolution, Londres, 1998), Anna Davin (Growing up Poor: Home, School and Street in London 1870-1914, Londres, 1997), James R. Green (Taking History to Heart, NY, 2000) y tal vez de forma indirecta Perry Anderson (The Origins of Postmodernity, Londres, 1998). Fuera de ellos, no he podido rastrear más ejemplos. Es decir, no hay un colectivo “ex alumnos EJH” escribiendo una Ronda de las generaciones. Aunque lo cierto es que todos los historiadores somos alumnos de Hobsbawm, o al menos hemos recIbído alguna enseñanza a través de sus libros, y también a muchos otros especialistas de diversas áreas del conocimiento social el nombre les resulta familiar.

Uno de los elementos que ayuda a la constitución del cosmopolitismo en Hobsbawm y que permite que hable a más personas fuera de los linderos del Reino Unido es su actividad docente internacional. Las universidades británicas, durante el siglo XX, reciben a toda la gente del antiguo imperio, más otros que están en órbita como ciertos intelectuales latinoamericanos, los hindúes, los norteamericanos, que finalmente, crean la base sobre la cual EJH está hablando. Son estos alumnos de los confines del mundo los que le brindan el escenario para construir su trilogía de historia global, “las Eras de EJH.” Son sus alumnos “desconocidos” los que también le permiten afirmar su britanidad en el sentido cosmopolita, no de un británico del siglo XVII, que puede que sea una idea extinta en la gente, sino una forma moderna del antiguo término británico.

Hobsbawm se suma a este esfuerzo civilizatorio que ha heredado de la tradición británica. La idea de ir a civilizar a los sin historia, a la gente poco común, mediante la historia, mediante la educación, es el ejemplo más claro. Su trayectoria le permite combinar la consciencia de civilizar con su sensibilidad marxista, es decir, que puede equilibrar ambas consignas a través de lo dicho y escrito, no para fincar el imperio en un sentido estrictamente geopolítico o estatal, con el cual puede ser incluso crítico, sino que va más por el lado de la influencia civilizatoria. En su intención por educar a partir del marxismo, y promover “la palabra de Marx,” se lee a un Hobsbawm anciano que cada vez más deja de ser un historiador marxista y se ha ido convirtiendo en un teórico marxista sin escribir propiamente la teoría. Su idea actual sobre la función primordial de su propia obra, es la educación sobre lo que realmente es el marxismo y las verdaderas aplicaciones del marxismo a la historia social. De ahí que desde los años setenta se haya convertido en un fanático de la

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muletilla “peligro” en sus entrevistas, buscando advertir a los jóvenes profesionales sobre los peligros en las tendencias históricas de moda.

Si bien la entrevista Y todo el jazz no hace hincapié en estas cuestiones directamente desde las preguntas, es la motivación que invita a analizarlas. Es una entrevista que tiene muchas ventajas en otros aspectos, pues aprovecha la madurez del intelectual y su visión panorámica, en un momento en la cual los grandes combates de la historia se relativizan, los pequeños momentos se vuelven mucho más significativos. Aún más importante, son cuestiones de las cuales Hobsbawm no habla. A fin de cuentas EJH construye todo un discurso educativo, su idea de hacer estas historias de Europa, o estas historias mundiales, contiene un mensaje didáctico en varios niveles, desde la justificación hasta la manera de escribir. Escribe de una manera no tan minuciosa en cada tema, pero llena los capítulos de información y datos. En algún momento en la entrevista y en la autobiografía habla sobre la construcción de su “Historia del siglo XX” que es escrita prácticamente dentro o a partir de la cátedra, en uno o varios años de trabajar con gente que proviene de todas partes del mundo y esto le permite darse cuenta de cómo está realmente funcionando el mundo a través de los ojos de los estudiantes de historia que llegan al nuevo imperio, esto es Estados Unidos, ya que la gente en Cambridge, ha dejado de hacer la historia social que él postulara. La historia en Inglaterra hoy en día no está para hablar del imperio británico, que considera caduco, sino para hablar de Inglaterra y sus tradiciones, lo cual habla en parte de la decadencia de ese imperio. Los estadounidenses en cambio han ido ampliando los departamentos y facultades de sus academias, cubriendo los aspectos globales y regionales del mundo presente y pasado. El cuerpo de historiadores internacionalistas en Estados Unidos refleja su calidad imperial ascendente, por lo menos en el campo académico.

Con la globalización, las personas tienden a volverse más hacia adentro, a lo regional, en el caso de los británicos, tienden a definirse como galeses, escoceses o ingleses antes que británicos. Lo que a EJH le ocurre, dentro de su construcción personal e intelectual, es que el imperio británico funciona como tal por lo menos hasta mediados del siglo XX cuando es desplazado por los norteamericanos al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Esta sensación de poder, en el común de los británicos del siglo XX puede que sea una de las causas más importantes por las cuales Gran Bretaña se ha ido atrasando con respecto al resto de Europa; por mantener esta sensación de poder arraigada en la cultura, pero al mismo tiempo de tradición imperial. Siendo que lo que construye esta tradición es la revolución y el hecho de que, en tiempos anteriores a la revolución, los británicos carecían de las tradiciones milenarias propias del lejano oriente, Centroeuropa o Mesoamérica. Pero aún ahora, aunque ha dejado de ser una potencia en términos del siglo XIX, Inglaterra funciona políticamente, militarmente y económicamente, a base de mantener las tradiciones entre otras cosas.

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En Eric Hobsbawm, esta retracción de británico a inglés no tiene cabida en lo personal, tampoco en lo académico va de lo universal a lo regional, sino todo lo contrario. Con el paso del tiempo es más claro ese momento en el cual el joven EJH tiene que definir su mayor influencia nacional, social y cultural. Se presenta en una encrucijada entre mantenerse como un judío-alemán –centroeuropeo- o emprender el camino hacia la intelectualidad británica. Es un momento breve, una decisión que no le atañe únicamente a él, sino a los miembros de su familia que se han de ocupar de él, pero es un momento decisivo.

En la entrevista, este hecho resurge, como una imagen importante y definitiva en la construcción de Hobsbawm. En la entrevista, el viejo intelectual es descubierto recordándose como un ganador, como alguien que decide estar en el lado correcto en un momento crucial de la historia. Se pasa del lado de los ganadores, vive un siglo XX minado, limitado y peligroso, aunque lleno de éxitos para él y para la historia. El recordar su decisión por ser británico antes que judío o que centroeuropeo cuando el panorama general de su vida se torna horizontal, lo llena de satisfacción. En la entrevista también habla de cómo junto con su generación, creían estar llevando la militancia comunista hacia el triunfo de un mejor sistema económico, aunque, como él mismo recuerda, su generación haya estado equivocada.

Y después del 56, ¿qué queda de Eric hobsbawm? queda el principio del fin... la renovación de las tradiciones, el inicio y el fin de un proyecto de historia universal (la trilogía de las eras), la liberación del partido que, como todas las casas de familia, brinda confianza pero siempre tiene sus reglas y sus límites. Siguió siendo profesor y ya era un hombre mayor en los setenta, en cierta manera esperando la muerte. ¡Cómo iba a saber que un hombre de 60 años iba a vivir 40 más! Esto se refleja en la evolución del pensamiento a través de las entrevistas que fue dando. En las primeras seguía defendiendo el comunismo y después ya no, porque el comunismo se terminó y entonces cesó su labor de defensor de la ideología. Luego de la caída del muro de Berlín en 1989, sólo quedó la utopía cubana y la decadencia coreana como estereotipos de lo que él siempre consideró su hogar ideológico. Y ahora, “sería artificial afirmarse como comunista.”

Pese a la amargura provocada por el fracaso y la desaparición del comunismo, EJH se mantiene siempre como un observador optimista del acontecer histórico, y a la vez, la consciencia de pertenecer a un país sólido, revolucionario, moderno, vanguardista, etcétera, es un hecho que constantemente alimenta en el historiador su ego al manifestar tácitamente: decidí bien, lo hice bien, jugué bien mis cartas, y ahora aquí estoy, convertido en un pilar de la historia moderna. Se pasa la vida justificando, tácitamente a través de buena parte de su obra, esta elección de lo británico por encima de lo centroeuropeo, pero a la vez,

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aprovecha durante todo este tiempo, las herramientas y los mecanismos del imperio británico, que aunque se va disolviendo, alcanza a darle a EJH todo lo que necesita.

En algún momento EJH va migrando con lo imperial, en términos académicos siempre, pero el ámbito académico inglés que ha regresado a ser un pueblo tradicional inserto en sus propias costumbres y culturas, le ha venido quedando chico. El que se haya detenido en Inglaterra la idea de educar al mundo a través del marxismo y dar a conocer al mundo y buscar a los rebeldes primitivos en el mundo, hace que EJH se haya sentido cada vez más atraído a los Estados Unidos y al tipo de estudios que se generan dentro de Estados Unidos. Tal vez sea por esto que ahora tiende a escribir y hablar sobre la administración de George Bush y la guerra en Irak, y la nueva dualidad que se genera en el mundo con su nuevo libro sobre “La guerra y La paz” que es lo que ahora más le atrae. Europa, con todo este movimiento unificador de la Unión Europea, conduce al individuo hacia adentro en vez de hacia la globalidad. En términos universitarios, el siglo XIX es también más imperialista para los europeos donde el conocimiento tiene más sentido universal que en la actualidad. Y su horizonte académico tiende a acotarse con sus fronteras hacia el mar, algo similar le pasa a Gran Bretaña, rodeada por agua.

El sentido cosmopolita de Hobsbawm se destaca con estos contrastes entre academias del siglo XIX y del siglo XXI. En este sentido, EJH se mantiene en la vanguardia de los historiadores europeos, pues es uno de los académicos que, a través de una vida de acoplamiento a la tradición revolucionaria y al sistema británicomarxista, ha sabido adaptarse a un mundo globalizado, dejando lejos las historias de Inglaterra y Europa, para adentrarse en historias que incluyen a Latinoamérica y al resto del mundo en mayor o menor medida, sin perder jamás el eje británico-marxista unificador. Así, se destacan en EJH, por encima de sus defectos, la capacidad compiladora, la capacidad de exponer de manera clara y concisa grandes temas y sobre todo, la visión de escribir y hablar en un inglés fácil de traducir. En cambio, para leer a Thompson traducido, como en el caso de La formación de la clase obrera en Inglaterra, hace falta que la traducción sea excelente, sino se están leyendo dos versiones distintas del mismo texto, con contenidos distintos, con definiciones de conceptos que se separan una de la otra. Un inglés provinciano como lo llamara Hobsbawm.

En el caso de EJH, aunque él se encarga de revisar sus propias traducciones, en general, por sí mismas las traducciones de sus obras no se distancian del original en inglés y por ende, pueden abarcar públicos más diversos, por lo menos en el mundo francoparlante y en el hispanoparlante. Esto me parece que es una gran limitación en otros historiadores y en EJH es una ventaja. Ventaja que refleja un adelanto, casi como preparándose para los e-books. En el mismo proceso de globalización, de unificación del mundo, la cultura también se va unificando y EJH va avanzando en ese terreno. No es un autor que se haya quedado en el

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siglo XIX como el PC se lo pidiera, ni tampoco se queda arraigado en su pretensión, sino que intenta hacer un seguimiento personal de la propia historia. Va avanzando con su siglo y se mantiene como un revolucionario moderno.

Es por esto que considero que una de las cualidades de la entrevista es el interés por hablar del tema de la modernidad, sin llegar al punto de tomar a Hobsbawm como vidente del futuro. Al hablar de las cosas que le interesan a los estudiantes mexicanos, Hobsbawm baja del pedestal donde siempre se le acomoda y toma el rol de profesor, para explicar fenómenos de interés compartido, retoma entonces el papel de educador de la gente común y comparte su visión de la tradición a partir de la explicación de temas como la migración y la apatía generalizada de los jóvenes.

La migración es un tema central de la historia actualmente, de ahí el objetivo de buscar la visión de EJH sobre el tema, mismo del que no ha escrito mucho, por eso es importante revisar sus entrevistas, mismas que evolucionan en muchos temas, incluyendo la migración. Sus respuestas hacia una joven historiadora mexicana, a diferencia de los otros entrevistadores, contemplan el contexto del entrevistador, es decir, alguien proveniente del país con mayor migración. El contexto mismo en donde se lleva a cabo la entrevista es un tema clave para el presente, eso –y pensar a EJH como una persona, por encima de todo- da sentido a la temática de entrevista.

Así EJH habla de los mismos temas sin la impostación que toma un intelectual cuando generalmente da una entrevista, dicta una conferencia o incluso posa para la foto. Las preguntas van dirigidas justo a traspasar la investidura académica que en muchas ocasiones protege a un intelectual. El resultado es que las preguntas y las respuestas de esta entrevista semi estructurada de final abierto se van construyendo fuera del canon de las entrevistas rígidas que EJH ha concedido en el pasado. El que las preguntas le parezcan interesantes y este interés se vea reflejado en el ímpetu con el cual contesta, le da una dinámica armónica a la entrevista.

Hobsbawm sigue el guión de su discurso cuando se dirige a un entrevistador, pero a veces olvida el esquema o las preguntas de la entrevista lo obligan a modificar el discurso y esto hace que lo que dice no tenga la misma claridad que lo que escribe. Después de revisar muchas de las entrevistas que le hicieron, releo fragmentos de algunos textos suyos post-rebeldes primitivos, es decir, “Historia del siglo XX”, “Sobre la historia” o “Entrevista para el siglo XXI”, donde se descubren intactas las respuestas a algunas preguntas que siempre le hacen. Claramente existe en el historiador una pre concepción, incluso una suerte de guión armado para responder metódicamente ciertas cuestiones, como las referentes al marxismo, su posición de comunista militante en el Reino Unido, el tema del imperialismo y la globalización para el siglo XXI…

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entonces la manera de replantear las preguntas, aunada a la pérdida de memoria del propio Hobsbawm, enturbian la claridad del discurso oral.

Hobsbawm, ante ciertas preguntas, comienza a repetir palabra por palabra la página 125 (por decir un número al azar) de “Historia del siglo XX” o la página 245 de su autobiografía “Años interesantes” porque muchas veces las preguntas que le hacen en una entrevista, él mismo las había pensado antes y también ha reflexionado ya sobre cómo querría contestarlas si alguien más le preguntara lo mismo. En cambio, cuando se le entrevista guiando de cierta manera la atención a temas no tan estudiados en su obra (que son pocos porque le gusta meterse en cuanta temática nos imaginemos), podemos notar que sus palabras saltan de un lugar a otro, del discurso preestablecido en su obra escrita y su discurso de historiador, a la memoria de un ex comunista británico de noventa años.

Tengo que enfatizar que su lucidez no está en juego, es perfectamente posible hablar con él, pero al igual que cualquier otra persona, tiene conflictos al ordenar la memoria y ponerle sonido a los recuerdos guardados. Mientras habla con una estudiante mexicana que ha ido a Londres a entrevistarlo una tarde de septiembre de 2005, recuerda a las jóvenes Pat Thane y Liz Lumbeck que hicieron la memorable entrevista conocida por académicos y estudiantes de historia como la entrevista de la MARHO, pero a la vez recuerda lo que ha leído esa mañana en los diarios, recuerda su última conferencia en Nueva York, piensa en lo que va a decir para las cámaras mexicanas la siguiente semana e incluso tiene presente unos dibujos que le hicieron sus nietos. Su memoria claramente no está ordenada, ninguna memoria lo está, por más académico y escritor que seas.

Esto se refleja en el habla, que va cargada de pausas, silencios, muletillas y contradicciones. La consecuencia inmediata, en términos de la investigación, es que la transcripción de la entrevista no tiene mucho sentido como texto en sí y demuestra que este hombre (un hombre anciano pero lúcido, humano común pero escritor desde hace 60 años, ex comunista en un mundo totalmente capitalista, etcétera) puede presentar fallas al construir oraciones que reflejen su memoria. Estas fallas son un lugar importante para el análisis de la entrevista. Es decir, el discurso coherente y cuidadosamente ordenado ya fue plasmado por el mismo Hobsbawm en sus libros, y por algunos más como Perry Anderson, Julio Aróstegui y Antonio Polito en otros ensayos.

Lo importante de analizar la entrevista como tal –es decir, como documento histórico- son dos cosas: primero, rescatar los datos que no habían sido considerados en sus obras o en entrevistas anteriores (lo cual con el paso del tiempo se vuelve cada vez una zona más reducida), y cuando digo rescatarlos, me refiero a

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que también pueden ser cambios de perspectiva, opiniones contradictorias o cambios de parecer del propio historiador sobre temas ya tratados (y esto resulta escaso también porque a Hobsbawm no le gusta contradecirse).

Lo segundo es obtener de alguna manera lo que piensa Eric Hobsbawm sobre Eric

Hobsbawm (como en esa película “Todos quieren ser John Malcovich”391) y lo que piensa él sobre su propia obra.

En esto influye también la manera en la cual se realiza la entrevista, pues supera los estereotipos mediáticos. Influye el ambiente en donde se genera la entrevista, en su propia estancia en su casa de Londres, con su mujer, con sus libros, sus nueces de la India y su whisky. Todo esto debe ser rescatado como parte de una estrategia distinta al hacer una entrevista. EJH habla de temas que no son los temas tradicionales aunque sigan vigentes, sino que van apuntando hacia las nuevas preocupaciones del mundo. Como lo sería una historia de migración que, aunque se haya tratado a partir de metodologías demográficas, todavía sigue siendo un área riquísima para la investigación histórica, mucho más en el caso de México, donde nuestra población está severamente afectada por el fenómeno migratorio.

Este movimiento migratorio en México produce un efecto, personal, subjetivo, cultural, social y económico que representa una novedad. Son millones de trabajadores mexicanos en Estados Unidos y ¿qué significa para los migrantes esta situación? ¿Qué significa para el mismo imperio estadounidense este movimiento? Me parece que es una historia por venir, pues a fin de cuentas, es un tema propio de la historia. Pero esa es solo una de las líneas de la entrevista.

Dentro del universo donde EJH vive, piensa, escribe y se comunica, el tema de la migración es una constante, tanto en su vida privada como en su obra como historiador social del siglo XIX y XX. La figura e historiografía de Hobsbawm es incomprensible sin insertarla en una noción de migración cultural para analizar una historia desarrollada en una especie de frontera cultural entre sociedades, períodos, ideologías, religiones, mundos; pues los eventos del siglo XX –incluyendo la movilidad y adaptabilidad del ser humano en los tiempos modernos- son parte fundamental tanto de la vida privada como de la obra de Hobsbawm y el lugar desde donde escribe, es decir el eje de esta frontera cultural. Entendiendo frontera cultural como una zona donde un intelectual se puede concebir fuera de una línea física y dentro de un lugar imaginario del espectro social.

En la entrevista Y todo el Jazz, existen fragmentos del diálogo que tratan de esta manera a la migración, es decir como un fenómeno cultural más que geográfico. Por ejemplo, EJH dice que hoy en día la tecnología ha avanzado tanto que un obrero mexicano que se va a EUA a trabajar, puede tener contacto con su familia

391

Jones, Spike & Kaufman, Charlie, Being John Malkovich, EUA, 1999.

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diario, con su tierra, sin forzarse nunca a abandonar su cultura y sociedad. Es así como los migrantes van construyendo un carácter de consciencia binacional o multinacional. Antes, en el siglo XX, la gente cuando se iba lo dejaba todo y sólo se podía tener una sola nacionalidad: la anterior o la nueva. Sin embargo, el mismo Hobsbawm, que se podría considerar un personaje de la época pasada, es un hombre de compleja plurinacionalidad: judío-inglés, nacido en Egipto, criado en Viena y Berlín y educado en Gran Bretaña. Esto, sin olvidar su capacidad de viajero, no le impide jamás dejar de ser británico, pero le otorga la posibilidad de construir una obra histórica cuya temática social se enriquezca desde diferentes perspectivas.

Rebelde y Revolucionario Moderno Todo lo dicho por Hobsbawm en la entrevista que tuvimos juntos en el 2005 se gesta en su propia mente y es una concepción o recuperación de su propia memoria histórica, política y personal. Los recuerdos adquieren la misma importancia que la manera cómo los recuerda y cómo los ordena; en la importancia que les da, importan también sus olvidos, sus silencios y sus interpretaciones subjetivas o la influencia misma de un hecho histórico en los recuerdos de su vida personal. Por más historiador británico de renombre, por más admirable que nos parezca su erudición, la memoria de Eric Hobsbawm no está ordenada, ninguna memoria lo está. Esto se refleja en el habla, cargada de pausas, silencios, muletillas, etcétera. El entrevistado, si es una persona habituada a las entrevistas, suele controlar el camino de la misma entrevista, más cuando estamos hablando de un historiador con un discurso fuertemente establecido, a quien es fácil hacer hablar pero es difícil sacarlo del riel por el cual ha construido su pensamiento.

Eric J. Hobsbawm es rebelde porque nunca se ha conformado con las teorías establecidas y ha buscado el cambio. Es revolucionario porque, a pesar de haber sido siempre un historiador conciliador, ha podido luchar combates en pro de la historia, modificando estructuras dentro y fuera de la academia sin romper con la armonía entre las instituciones y las ideas. Y es moderno porque durante setenta años a buscado los cambios en cada nuevo suceso y proceso histórico.

Con lo que ha conseguido que su historia se

complemente con el contexto histórico, lo que da como resultado un método moderno y práctico; un legado para los jóvenes historiadores del siglo XXI.

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Anexo I “AND ALL THAT JAZZ!” Interview to Eric J. Hobsbawm Modern… Rebel… and Revolutionary

Questions divided by subjects II. Validity of Social History in Latin America and Mexico. Stadium of historical subjects in Mexico. The problem of sources. 1. How valid is Social History for Latin America’s reality nowadays? 2. And which is Eric Hobsbawm’s position in the matter? 3. Based in your/the idea that pre capitalistic subjects have problems to make historic transformations, why is it importance of studying them? 4. And, if this is right, which is the importance of the indigenous and peasants movements in Mexico?

III. Nation, Nationalism and Eurocentrism: the problem of dependant or subaltern countries/ inquiring Hobsbawm’s Eurocentric position. 1. What’s your opinion on Mexican’s migration to the United States? (historical importance of migrations) 2. What has happened to nationalism now that frontiers are changing and some regions are separating themselves from their original Estates-Nations? 3. What do you reckon about the post-colonialist posture; do you think it can be applied in Mexico? 4. The Eurocentric vision of history has tried to explain where Mexicans came from, but not who we are; why do you think it’s important for a Mexican historian to use or hold a Eurocentric posture?

IV. Relationship between Marxism and Social History. 1. Do you still think of yourself as a communist? 2. Can you explain me the transition between the Marxist History and the Social History? History cannot be created out of substances… 3. Do you think the transition has anything to do with how Marxist History, arriving to schoolrooms dilutes and becomes Social History? 4. Which is the role of social historians in the peasants’ movements in Latin America?

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5. Are you familiar with the History made in Mexico? 6. What’s your opinion about the (Social) History made in Mexico and Latin America? 7. (In case he thinks there’s no Mexican Social History) Which subjects should it be concerned with?

V. Biography and Social History. 1. Do you reckon one of the subjects could be biography? 2. Which way should we aboard it with subaltern subjects or subaltern countries? 3. Do your reckon biographies are a valid subject in these cases? 4. How can we do biographies (based on Social History) if the Mexican Society doesn’t leave any written testimonies of their history? 392 5. How important do you reckon biography is for Social History?

VI. Bonds between Eric Hobsbawm and Latin America. 1. What’s your opinion on Mexico and Latin America? 2. Which historical processes or subjects from Mexico would you have liked to study? Any special historical period or theme? 393 3. Do you think is worthy to make a second part of Primitive Rebels based in Mexico? 4. What would be the subject of a book like that?

VII. Rebels and contemporaneity. 1. How did Primitive Rebels started? 394 Where did the idea come from? 2. What do you think about the native-indigenous and peasants movements in Bolivia, Ecuador and Mexico? 3. Which is the place that Primitive Rebels would have in the critic to Eurocentric and Marxist models? 4. Which is the link between Bandits (a work about archetypes) and Primitive Rebels (a work about social movements)? 5. What’s the difference between the Hobsbawm who wrote Primitive Rebels and the one who wrote Age of Extremes: The Short Twentieth Century. 392

(8) Para hacer biografía a partir de la historia social, el historiador debería tener claro cómo se hace la historia social en México, pero parece que no existe un método definido para biografía porque nuestros sujetos históricos no son los mismos que los ingleses y los métodos de Thompson, Rudé y Hobsbawm no nos sirven, además la antropología social y la historia social están claramente distanciadas en México y los sujetos mexicanos no tienen una conciencia o costumbre de dejar testimonios escritos de su vida y cotidianidad. 393 ¿Tal vez una revisión de la Revolución Mexicana a partir de los métodos de la historia social inglesa?; ¿tal vez sujetos como Villa? 394 Rebeldes Primitivos abrió camino a la Historia Marxista para tratar movimientos sociales de tipo no capitalista. Luego Hobsbawm indica que no pueden llegar a la revolución. (Establecer contexto sobre el que gira el libro).

210

6. As well, what’s the difference between the one who wrote The Jazz Scene and Uncommon People: Resistance, Rebellion and Jazz? 7. Taking as basis actual social movements, according to Primitive Rebels, when do rebels stop being primitive and become modern? 8. Did you feel like you could have gone further on that subject?

VIII. The work of “Britain’s leading historian”.395 1. Where do the ideas from your books come from? 2. Why did you start loving jazz? 3. Do you have any more personal subjected books as Interesting Times? 4. Do you still write? 5. Which book you have not written? 6. Do you still have any unfulfilled dreams?

IX. …And all that Jazz! 1. Alter the Berlin Wall fell, did you think of yourself as a primitive rebel?396 2. What happened to the communist from the XX Century after the communist paradigm fell and he lost his capacity to transform the social context? 3. Being a historian of the modern world, what would you think about a research that tries to establish the place of the Primitive Rebels in a post-war world?

X. Miscellaneous. 1. Where is the State-Nation heading in the XXI Century? 2. What do you think of the intellectual Mexican movement? Do you think there’s an intellectual horizon in Latin America? 3. How important is violence in history? 4. Should violence be treated in an independent way? 5. Which is the link between violence and symbolism? 6. Why do you think the Mexican youth is becoming apolitical?397 7. How could a mass youth movement generate with a social conscience nowadays?

395

Ascherson, Neal from “The Observer” reviewing Uncommon People. Tomando en cuenta que es una cualidad del Rebelde Primitivo el no conseguir o alcanzar la revolución. 397 En su entrevista publicada en Los Andes online, Hobsbawm dice que “No hay nada sorprendente en cuanto a encontrarnos en un período de despolitización; uno no asume que durará permanentemente”. Los Andes online, 4 de mayo de 2003. http://www.losandes.com.ar/2003/0504/portada/nota124366_1.htm 396

211

212

Anexo II All that Jazz, Interview with Eric Hobsbawm London, September 25th, 2005. Transcription -

VA: Ok… so… it’s a shame we didn’t record our dinner conversation… some of the questions here, were already talked about previously… I don’t know where to start… probably we could start from the idea – your idea that pre capitalistic subjects have problems to make historic transformations, why is it important to study them?

-

EH: It’s important in studying them, of course, because the modern economy -modern capitalistic economy- is reaching a greater part of the world very suddenly and consequently in many respects without very much preparation. It is true that to a small degree and in certain sectors this has being happening for a long time, but what has been happening particularly in the past few decades is the acceleration of the globalization of the economy, without a number of people who previously have been very largely isolated from this, unplumbed into this modern economy, either in their own countries or as immigrants or somewhere in between and, to that extent, it is absolutely right to think of society today as something that is composed of people who are not used to it. Uh? And how it is at the moment, and how is it about counting with a completely unprecedented situation of which they have no guidance.

-

What’s your opinion on Mexican’s migration to the United States?

-

We live again in an absolutely massive era of international migration, but this time it is a massive era of international migration from all countries, whereas at the end of the 19th century they came mainly from Europe, to a lesser extent from China and India but whereas today they come… there is no continent, except perhaps North America, that doesn’t have massive immigration elsewhere. This makes an enormous difference… it’s not nearly migration in traditional directions such as, for instance, those from Latin America to the North America, but all over the world: we have in London a very large but quite unofficial Latin American immigrant system; Brazilians, Costa Ricans… We have people from Ecuador who come for the “cosecha” in Spain, and this is completely new!

The second point granted is that the extraordinary revolution in transport and communications makes it possible for migrants to remain in contact –sometimes in full contact- with their own countries and so; this is also new! In the old days, if you left, you were many weeks away tied up with occasional letters and the possibility to visit [your country could be one in a year whereas nowadays you can telephone

213

every week] and you do, and at the same time it is now possible for people to think of themselves as binational, multinational… for example as both: Mexican and North American. And this is even also in places like –say-Guatemala or El Salvador that in the past were completely isolated.

So we have here a new situation… uh… and in which, among other things, cultural and national frontiers are not what they were antiquely. They [the migrants] pick the doorways, the particularly effective borders… this… this, of course, is in both ways… emerging dramatic effects into the countries of the same immigrants. And the cultural effect may be economical; I mean there are countries like –for instance- Dominical Republic or the Philippines where a very large amount of the national, the gross national product comes from the remittances; the smaller the country, the bigger this income. It is not very important in Mexico, over there they are actually paying some fee, the remittances income is smaller, but you can go to El Salvador or the Dominican Republic, it’s enormous! The economy contributes not in fees, except for… [The migrant’s income] How’s that?

And there’s, on the other hand, the effect it may have… cultural, political effects in the… of the emigrants here. For instance, we have here exactly in this country, a largely emigration of the sons of emigrants from Pakistan… this is again a phenomenon of… it’s…398 it’s not just a phenomenon of religious fanatism, it’s a phenomenon of social disorganization of the sons of people who come to this country; I mean, their parents are emigrated, and this has More of history that you ever thought of it, in fact, this is AN ABSOLUTELY CENTRAL SUBJECT OF SOCIAL HISTORY.

-

Is like Guadalupanismo in south United States?

-

Yes exactly!

-

… All this Chicano culture that has being merging…

-

That’s right! I mean, this is an effect and, I mean, in a way, it’s not necessary, I mean it’s something which isn’t actually the same as Mexico, is something else.

-

Yes, that was why I was talking to you about postcolonial studies that are applying here in Britain. As a matter of these Pakistanis, or Indians or even New Zealand and Australian people that are coming in a

398

EJH review (April 18th, 2007): “This paragraph seems to have gone wrong. I think I wanted to say the following: ‘The political and cultural effects of emigration on the emigrant communities are complex. For instance, groups of young sons of Pakistani migrants to Britain have become religious fanatics and terrorists. This is not only a reaction against Britain by Moslems who reject the British way of life, but to some extent against the much more traditionalist and non-militant Islam of their parents' generation by a young generation born in Britain that is much more acculturated .It is a sign of the erosion of older social organization among the immigrant community. What is more, we have to remember that both older and younger generations often come from local backgrounds in South Asia with their own complex history an problems- in this case from Kashmir, where there has long been a conflict between India and Pakistan.’”

214

massive way to Great Britain. What do you reckon about the post-colonialist posture? Do you think it can be applied in Mexico?

-

Well it depends enormously on the nature of things and, for instance, it is clear that of the people migrated to this country – for example, the Chinese- normally speaking do very well. The Indians, from India, also do extremely well. Basically speaking, the social structure in Indian emigration is very similar to that of the British; the middle class British. On the other hand, the Pakistanis, the Bangladeshis, on the whole come over as a very backward culture from their own countries…

-

Like Mexicans.

-

Yes, like Mexicans. And they therefore come over as unskilled laborers, or specialist factory laborers and they find it very hard to escape from this, particularly once this deindustrialization enters into their own countries.

-

Again, this Eurocentric vision of history has tried to explain –for example- where Mexicans came from, or Pakistanis, or any people from the Third World come from, but this model is not explaining quite well who we are nowadays; So do you think that the Eurocentric model is still valid for Mexicans, Indians or Pakistanis, to explain who we are, and what we want or where we are going? In other words, why do you think it’s important for a Mexican historian to use or hold a Eurocentric posture?

-

Well, it never has been. I mean, the Eurocentric model explains a crucial part of European… of world development, mainly the development of industrial capitalism. Uh… Let’s say that the… world history between the 15th, 16th and the late 20th centuries, when it so happens… the engine of social change all over the world was in parts of Europe, not in all Europe, but in a particular part of Europe. Consequently it is absolutely correct to see this thing, I mean… [For] the historical argument today… this didn’t, this doesn’t indicate a superiority of the Europeans. As an actual fact, technologically the Chinese were very sophisticated, the Indians had developed in India a very highly developed commercial and modern society… This is true enough! And nobody has claim that this is a racial thing… and none of this, historical speaking, came out of Europe. It then... extended into certain parts, initially larger parts of the original European continent. The *** 20th century *** is stopped, partly because… Uh… the centre of the world, the technological economical centre is no longer in Europe also, decreasingly in the United States. 399

399

EJH review: “I obviously did not make myself very clear. What I wanted to say was ‘Between the XV-XVI and early XX century the engine of social change all over the world was located in Europe, or more correctly in a part of the European continent and the populations emigrating overseas from that region. This does not indicate a racial superiority

215

Uh… It stopped when The colonization –the colonial revelation- became a universal phenomenon effectively after the Second World War. I mean, now you can say that there is still an enormous difference between the countries of old capitalism -which are much richer and sometimes still celebrating the technological advance in their industries, which is enormous accumulated capital amount today!-, but it is no longer the case that these are the only sources. [He takes a pause to think]

First of all, it is clear -particularly in the past few decades- that actually the industrial economy is shifting; the center of the world economy is shifting away, both in Europe and North America, for instance, to southeastern Asia.

Second and more important, it is no longer necessary for people from the Third World (among the other countries), they no longer have to rely on Europe and North America for the technology in this sense; they are perfectly capable of doing it themselves. That is new! This doesn’t have mere forces on industrial compounds, in which is harder for other industries as a whole, you know… and globally speaking it is now that the West is capable of caustically import intellectuals from the others…

So there’s no question about it: Eurocentric or even North-American-centric history is no longer essential in the world today.

-

Globalization is just changing how the boundaries are located…

-

Well, in the case of Mexico the situation is complicated: after years of colonialism, there is so much of Mexico integrated into the North American economy and into North American society and to that extend is not independent of it and therefore less independent, for instance, than other parts of Latin America, such as say Argentina and Brazil.

-

Even the concept “Latin America” has created a new significance, doesn’t it?

-

It has created a new significance. But the fact is that Latin America is, for historical reasons, in great danger because its society has been dominated by North American economy in such ways that it has not

of Europeans over non-Europeans, as was often argued to justify the imperialist rule of European states. Nor does it prove that only parts of Europe were capable of developing modern technology or capitalist organization. Until the XV century Chinese technology was more advanced than European, and Indians had a highly developed commercial society. However, the fact remains that the forces that transformed the world, and indeed conquered and ruled most of it by 1914, were Euro-centred, just as the fact remains that this European phase of global history came to an end in the course of the 20th century, first by the shift of economic power to the USA, then by the collapse of European colonialism, finally by the shift of the economic centre of gravity of the globe to Asia.’”

216

being able to establish its own independent progress in a way, for instance, the countries in South Asia have done. Not all of them but several, you know…

-

Changing a little bit of subject… Dr. Hobsbawm, do you still think of yourself as a communist?

-

No. Because, I mean, this is part of a historic epoch. I mean, there is… there are pretty good… still communist parties going on there… in China and an important region of India. But even the communist governments do not practice what once upon a time would be regarded as a communist economy, and then I would have thought there still are governors that are Marxist! And I think this has now reached this [development]... I think it is… I don’t regret having being most of my life a communist, but I mean, I think this particular period of history is over, and is no likely, I think, to revive. There may be other revolutionary movements but this particular program and the time for this particular reorganizing time is over.400 So, I mean, I do not in any sense deny or regret this, but I think it would be artificial to say I am still a communist.

-

We were just talking about literature personalities such as Carlos Fuentes [at dinner], I certainly believe that Latin America has more poets, novelist and artists than theorists, so it seems to be pretty difficult to explain ourselves the transition of historical paradigms. Can you explain me the transition between Marxist History to Social History? In México we had a very weak Marxist theory and all of a sudden it turned to be ten years later some weird kind of Social History, as if we were incapable of doing it because we cannot understand theory. History cannot be created out of substances…

-

I was planning to say something about this in my talk to Mexico next week401. I think basically, as far as history is concerned, there isn’t a very sharp line between Marxist history and the number of other… how can I say?, [rambling] modernizing histories which were directed into conventional, narrative, political history, speaking very largely these top decision makers: theorists, presidents, and people like these. And to speak so very largely, first of all by asking an old question, which is essentially the question that Marx asked history: “How is it that human beings starting on as hunters and gatherers -not so long ago- came to be where we are now?” And this is a central History; this is A central question, you can’t deny it!

400

And this was said almost as a murmur. EJH review “I think I said 'the time for this particular form of political organization (i.e. the Leninist 'vanguard party') is over’”. 401 He’s referring to the conference given to Mexico City, October 3rd, 2005.

217

402

We, the generation who travel long… we tried to answer… we very largely did it… partly, directly

inspired by Marx, partly inspired by this sort of questions, and this meant that you have to study the economic and social developments *** In fact, I don’t know when I wrote it… about thirty years ago, it was a conference… this was paper called “From Social History to the History of Society”… but, more or less… the long is long.

Now, that is a new situation... Now… Ever since the 1970s, fashions and interest in history have changed, beginning with social history… they have forgotten about these thoughts, historical questions… about… questions about evolution of humanity. And there… therefore… a number of people have actually retreated from these questions!, from these matter of questions, such as Social History which deals with habits, cloths, dress of everyday life… which is interesting!! But doesn’t actually answer the big questions! Or also come to other kind of History.

Now, I believe that it is time for all historians to get back to the Big Questions, and I believe also that they will have to do so by403 learning from the Marxist, [Marxist] questions again, but they don’t actually have to necessarily give Marx an answer but… (to patronize him), but they would have to ask those questions, and try to explain in long terms what is capitalism… and that implies not only talking about Social history too, but I mean it’s… of global social history, which is probably part of ***

-

When you talk of your generation, what can be read in your autobiography, it is like you believed in a change, that the world had a solution and you didn’t matter what cost would implied if you spend long years merged at a World War that was terribly overwhelming and it was cruel and it was devastating… and for us, we are members of a generation that is nothing more than sympathetic…

-

There still must be change.

-

… But we don’t care and nobody cares, and nobody is looking for answers to this kind of questions!

-

Yes, well there you are wrong honey! I mean I am talking… well, normally you are quite right in saying that people like me also have a temporary matter… but political hopes are changing as well and that is one of the reasons that I got so interested in history, but it is also possible if you could carry on with the

402

EJH review: “The rest of the paragraph should read: 'We, the generation of historians of the 1950s and 1960s, tried to answer these questions, and made some progress in answering them, partly inspired by Marx, partly by the ideas originally formulated by Marx. This led us into giving a major emphasis to economic forces and social structures. I tried to summarize these changes in a paper I wrote about thirty years ago called 'From Social History to the History of Society'. This trend in history was dominant until the 1970s. Since then, fashions and interests in history have changed, and this has led to a relative decline in economic history and a narrowing of social history - an emphasis on the textures of everyday life, and feelings and memories. These things are interesting enough, but there has been a retreat from asking the big questions about how historic change comes about. '” 403 EJH review: “Should read: 'by learning the significance of Marx' central questions, but this does not necessarily mean giving the same answers as Marx. Social history, cultural history, even political history, makes sense only in the context of the major forces of the long-term historical transformation of societies which Marx pioneered.'”

218

history even when political hopes now have changed. But you are also right in saying that naturally we must continue to work for a better world because actually this world is no looking better. 404

-

Marlene Hobsbawm: Well, in some respects, and in some realities, you can’t just say the world is not better place...

-

EH: The world is running up against problems! Which is kind…

-

MH: Ok…

-

EH: …Yes, Everyday life is getting a lot better!

-

MH: …Where were we then?

-

VA: I see myself as you, I am part of a global world with internet and electricity and I can travel all around Europe…

-

MH: Oh! Mamma! [laughing]

-

VA: …and transportation that brings me here today and it is awesome! But then you turn your head and not so far away you see another reality of people dying of hunger and with terrible decease…

-

EH: That’s right.

-

And they are “living” just beside you or in front of you… And that is also Mexico. Mexico is a beautiful country: it’s a paradise! It has got oceans, lakes, rivers, the greatest weather, and a beautiful countryside with fields, agriculture, any kind of vegetation, clime, friendly people… and what are we doing as historians to help our people? You know what I mean?

-

Of course I know! We have always believed, I mean my generation of historians –and certainly all sort of Marxists- still believe that history must be there to -at least- to let people understand what the problems are and to help solve these problems, and in fact we must never forget what the situation of the world is and that is in exchange; that’s what we have got from Marx too.

404

EJH review: “Did I really say all this? What I meant was ' Of course we must do our best to change the world, because if we don't the result will be catastrophic. The problem is that, though it had great achievements to its credit, the way of changing the world to which my generation of Marxist revolutionaries was committed , and which we thought was worth the greatest sacrifices, did not very successful. What brought us to Marxism was the hope that understanding history would help to change the world, but one problem was that the USSR and other Communist regimes did not want to go on applying Marx' analysis to their own societies, and substituted power and command for understanding. The failure of our hopes still leaves my generation free to continue to try to understand history, and to explain the nature of the problems the world must solve, but it leaves us without a program for achieving the solution. Nevertheless such a solution must be found, and it is up to younger generations to discover those best suited to the conditions of the 21st century.'”

219

-

Which is the role of social historians nowadays in the peasants’ movements in Latin America?

-

Well I mean, one of the roles of good historians today is that they have to criticize their… the Bad history. We lived -particularly in the past thirty or forty years- in a great period where historical lies and historical mist ruled for various reasons: national, religious… all sorts of things. And one [viable] way is actually -for historians- is to say, we must criticize this one thing… is an immediate job, particularly on behalf of people… that you get a number of governors which impose all new kinds of history and often very reactionary history in schoolbooks or museums or… all sorts of things, so that is an immediate country change.

There should be a broader job maybe to help people understand how to change society. That is harder because once upon a time we said that we worked with a great movement, the labor movement in Britain, which we hoped to gain power and therefore we hoped to become… we had reasonable goods to became leaders but not in the countries which they are, for instance in Brazil where, even there, is an encampment of great disappointment.

-

Yes, is like Opposition that is very used to be opposite to something and now that it is in power, they do not have anything to oppose to. Is like hiding the roles.

-

[With excitement] Yes! We are hiding so! To be in opposition is a good thing for historians, but it is also good –it seems to me- to [hang]. There are movements of the right side that we should help them understand… I mean for instance, it could be good historians which certainly the *** or people like… the new materialist [falls back] to a very simply way of not believing and of not looking at the reality.

-

It’s a parade!

Do you remember? I was just talking about writing a biography of my grandfather, the revolutionary. -

Yes, your grandfather, you told me.

-

Do you reckon one of the subjects of Social History could be biography?

-

Oh… … … Yes and no. I mean, in a sense there is a great temptation, of course in biography, to write for the people that are interested in person, and there are all sorts of things that could interest You as a granddaughter about your grandfather, you couldn’t miss some interesting things.

-

Exactly.

-

On the other hand, I Think it is important to try to set your grandfather and not just as a person but as somebody set in a particular time, in a particular place and therefore to show what kind of time and

220

what kind of place it is and that is… I mean, that is what I’ve being trying to do, in some extent, with my autobiography… Uh… but… -

MH: And no?

-

EJH: [He gets confused] … to see how…

-

MH: You said yes and no, you said…

-

EJH: Yes, I said no because I mean in some cases it is difficult to write democracies, to write biographies405 which are not particularly interesting for Social history, but it is possible to do… Uh… It is easier to write about small villages in a way of Social History but you could do it about people, because you can see what he did -your grandfather- was not simply something that is a personal decision or the kind of decision that… Uh… that doesn’t mean his position could make; could not aboard making… Uh… for instance, I think somebody like your grandfather probably could not have started… … becoming… getting out the way from his locality except trough politics -in the period of the Mexican Revolution- and to show how somebody of that time could do this and why it could have been so much harder for him in any other way, uh? And that is really… Understanding his social position… all sorts of things.

Now, I cannot find any reason why you shouldn’t write and enormous and interesting biography of a really characteristic person of the period, it could be very, Very interesting.

-

The thing is not to make it that subjective… that personal of the researcher.

-

The point is moot.

-

You have to explain the context.

-

You have to explain the context and you then have to decide at one stage, because there are going to be a lot of people you won’t write about, lots of things you won’t write about, you see. Which, in that effect would not be that relevant, you could mention them but it causes temptation always for a granddaughter to write about his grandfather!

-

Yes…

Yes, and for example In ‘Primitive Rebels’ isn’t biography a very important subject… -

It is.

-

… A very important element for Social History? With all those mafia caps, and all the bandits…

405

EJH review: “I don't understand 'about democracies'. What wanted to say here is that 'biography can be a form of micro-history, in the way in which the history of a village or small town can be written so as to bring out general historical problems - as Gonzalez y Gonzalez did, in my view, in Pueblo en Vilo. This is difficult to do, but it can be done.'”

221

-

And in fact you can look at it! Some… there are some cases… have you read a book by Carlo Ginzburg, the one about the miller?

-

The what?

-

The miller.

-

Oh yes, the one called ‘The Cheese and the Worms’, ‘¿Dónde quedó mi queso?’ or something like that.

-

‘¿Dónde quedó mi queso?’ that’s the one… well, this is actually a sort of biography; it is a history of people thinking in that period seeing trough a particular person, not a very typical person. So, is possible to do, but focusing on an individual [and working from there].

-

Do you think is worthy to make a second part of ‘Primitive Rebels’, something based in Mexico?

-

Well I am sure it could be done.

-

How it can be done? I mean, how can we do biographies (based on Social History) if the Mexican Society doesn’t leave any written testimonies of their history?

-

[Apparently] they do not leave written history, but you see there is an enormous amount of history particularly in law courts.

-

Law courts?

-

Yes, law courts… “tribunales”. That is the way most of these people entered written history.

-

It is like a little bit of gossip, isn’t it?

-

Little? You can tie an Enormous amount of history by actually analyzing what people can leave there… in law cases! ‘Cause that is where actually people, sometimes spoke what they think or say; what these people say.

And these, I think, are… This is a way of getting to the words of people that do not write it down. Now, I do not know what the political records –the law cases- are in Mexico. In Great Britain and in Europe they have very large numbers of these… [Here I am referring to] local law cases where people have disputes between two people which cannot afford the costs of ***…

-

I have got a friend that is making this fascinating Social history about Mariano Olarte; a Mexican revolutionary who participated in this Guerrilla inside the Huasteca Potosina and Veracruz. And he has being inside almost every head municipal quarter and plenty military quarters inside the capital of the state, reading military files about this affair.

-

That sort of things! What he discovered of Olarte here is when these people come up against the institutions: the police and the “militares”, the lawyers in front, but they sometimes… This Olarte is

222

probably an enormous source which probably has not being sufficiently exploded in a place like Mexico! And I am sure that there is a good deal of it because, I mean, is a very “democratic” and very legalistic country with lots of laws and all sorts of… individuals… litigious country. I think there is no shorted in material.

-

The thing is we lack of financial aid. That is the matter…

-

Yes.

-

But that’s another story.

[Talking about the work of ‘Britain’s leading historian’] 406 I have got a doubt Dr. Hobsbawm, how did ‘Primitive Rebels’ start? 407 Where did the idea come from?

-

I’ll explain this really… The idea originally came from traveling around in Italy and discovering some strange phenomena there which didn’t seem to fit in with what I have been taught.

This was a time with a great deal of agrarian armories in the south of Italy… and I mentioned someone, [he stops to remember] I think in my autobiography; a communist professor then who told me That, and explained –you see- that lots of these people, were both social revolutionaries in a sense that they explain, but at the same time they were great in [debt] with their traditional society, in countries where the problem was that the communist party, the local [army]… the local faction of the communist party in the villages wanted to make as their secret agenda; an inventory!

Well, even the amount… usually people there were politically Marxists and the fact is; then I started asking myself: What is it now? How come this kind of situation in which people live both in an era of Lenin and in the era of Martin Luther? They Think like Martin Luther but they join a Twentieth Century Party!! And that is what gave me the idea of saying that all these people who, in effect of coming up against the modern world and of trying to deal with the modern world in their own minds; in the way which they have thought, you know -for instance- talking about the world in religious terms… [Yes or] gone talking about religious senses, except they think: ‘this is bad, that the old world is bad, therefore why are we going to change our religion to?’ uh?

406

Ascherson, Neal from “The Observer” reviewing Uncommon People. Primitive Rebels opened the path for Marxist History to treat social movements in a non capitalistic way, after Hobsbawm indicates that these rebels cannot achieve revolution.

407

223

Now, that is how the original idea [of Primitive Rebels] came and I thought -hunting around- and said that is how I ended intrigued in Latin America, where there is human work… these phenomena are compared to the [maximal] of *** Latin America is a central question.

-

Is the Main part of the show… Is not like the weird-separated case in Sicilia, we have got every corner in Mexico fulfill with a situation like that.

-

That is right! So that is how I got parted, and then from there I really acknowledged Boca, talking with people about social [matters]; what lies behind these old villages? Because lots of the ideas about these preindustrial poor people, about what root society should be like? Or what a tolerable society should be like? How should people be treated? And at what stage you need to decide if that is really [enough] about it. You usually know that people are treated badly, you now that! But at certain stage they say ‘now this is too much’, and at what stage people say that this is too much?

-

And is it the point where people develop class consciousness?

-

It… in modern terms is class consciousness; I mean it is not clear, for instance, whether if class consciousness is very clear for people who became… who’s going the western-industrial economy, there’s actually the true; they suddenly discovered union workers and, I mean, this is an international thing, I mean you can see that, for instance, they… the thing in Brazil, is an absolutely classical example of working class parties such as existed in Europe a hundred years ago.

-

That’s what’s amazing!

-

Amazing.

-

It happened before and we are not seeing it

-

It happened before! I mean, this is the only example that I know in Latin America but it really begin in the exactly same way: people have started organizing through factories, through unions, tying up intellectuals and all sorts of other things.

-

That is right because in Mexico it never makes this connection… There were the intellectuals such as Paco Ignacio Taibo, and Elena Poniatowska and so… and the factory organization was there, but there never existed these connections that could permit the creation of revolutionary movements.

-

Or even a mass reforming movement.

-

At least.

224

-

This is… I mean, this may have been caused because so much of the trade union organization was as it were recuperated by… uh… the PRI. I mean, it wasn’t really correct to say the thing was an organization from below.

-

No, because it got aided… the PRI was, for Mexico, the strongest shadow Mexico has ever had…

-

Yes. [looking at his wife who was standing at the staircase] We really have not much more time to do this longer, but ask me two or three more questions.

-

Ok, I promise to be brief. … What’s the difference between the Hobsbawm who wrote ‘Primitive Rebels’ or ‘The Jazz Scene’ and the one who wrote ‘Age of Extremes: The Short Twentieth Century’? I mean, besides the age?

-

When I wrote The Jazz Scene I wasn’t actually writing the book, except that as being an historian I was always trying to see the historical dimension of this phenomenon. Primitive Rebels… was part of a time of understanding… the words revolutionary and socials and global movements. And I was trying to understand it, I wrote it at a time when they weren’t created… where the traditional movements were really in an appealing crisis. As in viral-period crisis, because quite often they have not really entirely understood what actually makes people down there act. For instance, I mean, how critical way they acted? How people acted, you know, the… however… Castro and Che Guevara… they tried to organize the indians.

-

Well, they were trying to organize revolution…

-

They were trying to organize revolution but the fact is that they did not know what it was if you actually get country people in Latin America to act!

-

Is not like if they were hungry or cold… because they are not!

-

No, no! The fact is this: it is perfectly possible to get these people to… you know, it is perfectly possible for instance to have long lasting guerrilla movements; revolutionary guerrilla movements out there in Latin America, except they weren’t actually… they weren’t done by people just [partially] in starting, for instance, in Colombia and places like that, or essentially people from below, in very few cargos coming in… logically.

They were peasant movements; they charged for self defense, but the fact is they managed to keep going, for instance, whether most of the Che Guevara’s attempts failed… unprotected. So that made me think: perhaps, therefore, will people, well I think… in a way… … people of the front with political ideas weren’t completely right, they should have understood more about what actually… what makes people [act].

225

So, I mean, I tried to get interested therefore not only into people who used to concentrate -social historians- but into country, early class country workers. And then, for instance, it is no over with class consciousness, even if a lot of them gain class consciousness.

Now, what is it about them?, that means that even in a country like Britain –which has a very high degree of class consciousness- uh… on the hole, only about half the workers ever get prepared to back the Labor Party, *** local parties. So, you know, those were the ideas…

Now, to that extend, uh… as the socialists totally regretted and must of the communist movement entered the crisis and I tried to write about the Twentieth century, I increasingly found in the world some of these problems to answer. So to that extend, there is a continuity between these, but the least continuity is nearly what people like myself are interested in a century; at a time where people, where most of the people… who are not generally normally very far, unknown to their family, who won’t root. Not necessarily core of the common people.

-

Common people.

-

The common people… and this is what… I mean is their history that is important for the bases of Social History.

-

That is what you say in ‘Uncommon People’, isn’t it?

-

Yes.

-

They are common people but not common, because they have got a history, they are part of everything.

-

Because they have got something! They have got history, they sense, they think and they change.

-

Talking a little bit about ‘Uncommon People’, why did you start loving jazz so much?

-

Well, Jazz?

-

Yes jazz.

-

Well, jazz is tremendous!

-

MH: Why don’t you stop the whole interview now? Look at the hour! She’s going to miss the train.

-

EJH: No, no, no. We are almost over, I rather… and after I’ll drive her back at the… Belsize’s.

-

MH: No, I’ll do it, you’re not going to drive, I’m going to drive her to Belsize Park!

-

VA: Well, I can walk…

-

EJH & MH: No, no, no!

-

MH: just ask the question about jazz and you [EJH] think about it, you don’t have to answer right now… the rest you can talk about it later.

226

-

EJH: Well. It’s a marvelous music… that’s that… It is a marvelous music, you just have to love it.

-

MH: Why don’t you leave the questions here? You fax the answers…

-

EJH: No, these are questions for her thesis.

-

VA: For my thesis.

-

MH: Oh! For your thesis, I see.

-

VA: Probably we can finish later.

-

EJH: Well, I think probably you have enough material.

-

VA: Yes definitely.

-

EJH: Well if there is a question you want to ask before you go… just in case we don’t have time…

-

VA: After the Berlin Wall fell, did you ever think of the communists as primitive rebels?408

-

EJH: Well, it is a really difficult thing, I mean the point is… in… uh… in the old socialist countries, these collapsed very much and because the communist movements there were institutions that their governments were alike to create… you know, and consequently very few people actually supported the war… still some… honest people, less honest people, but more or less.

So the way they thought their future- if I may say… if there is a future for the less there, is largely because one day they were under socialism and they thought everything should be better on the capitalistic side and now, down under the capitalism, they’ve discovered that their problems are still there. And this was very true in East Germany; the German Democratic Republic.

-

MH: Once people were living in a cage, and now the cage is open and we are in the jungle! [laughing]

-

VA: Some of them want to go back to that cage. [laughing]

-

MH: Yes [laughing]

-

EJH: It is not necessary to go back to the cage, but in the days when they, the GDR had, you know, these roots and the old *** 90, 80 cents for instance, they wouldn’t believe this. Now, going further than *** for communist party… The former communist party, because they… I think… lefty movements –including communist movements- continuously survives in other places, I mean for instance, one of these places… India, for instance. Paradoxically, the communist parties are stronger in India now than they’ve been before. I think it is… they are very regional concentrated, but they have been governed -sixty, seventy, eighty million people- about thirty years and they go… and whatever there is thirty million people or so… there are therefore… you know…

408

Again, we have to take in consideration that it is a quality of the Primitive Rebels not to achieve or reach revolution.

227

It is also true that I think there are countries, probably in Latin America normally where intellectuals, I mean, which are not [Indians]. And I don’t think there are in Asia… there are in some parts of Asia, paradoxically I would say there are in some of the Islamic countries. In fact, in some of them are Arabic intellectuals… I mean, you wouldn’t believe it! Uh… but there are number, probably there are more of them in Iran, but in many other countries they are not, so there is a crisis in and out the lefty and intellectual parties…

Uh… I don’t think… the danger isn’t becoming primitive rebels, the danger is in the people who previously supported the mass movements of the left: socialists, communists, revolutionaries… are now recruited very largely by the right; the new right wing, into forms of xenophobic, racist… Then, the right wing new movements; the ultra right new movements, for instance, have become very much more proletarianized. This, the deindustrialization of the old industrial countries was realized in countries like England, where once upon a time, there were factories and mines, now there’s nothing there!, and the people used to work on those factories and mines.

I mean, there are jobs!, but the countries are no longer about the work, and these are the people that are… That is the great danger for them! Danger against which among other things historians at least [guide] poor and -to some extend- disoriented people to get recruited or mobilized by dangerous [capitalized] ideologies. There are some signs of it in Europe, and there may be more signs of it of course in some [other places]… but I think that it would take us a long time to get back and explain the roots.

I think we have to stop here.

-

With these is great. I just want to thank you for this opportunity Ms and Dr. Hobsbawm, for letting me share this typical English meal and wonderful conversation about history, whisky and jazz.

228

Anexo III Comentarios de Eric Hobsbawn a la entrevista “And All that Jazz”

Apr 11, 2006. Dear Vanessa, Many, many thanks for sending me the script of our conversation. I shall read it in Wales, where Marlene and I are going today for Easter. We both still remember you and end you our best wishes. Eric Hobsbawm Apr 18, 2006. Dear Vanessa, Once again many thanks for the tape409. I have now had time to read through it, and I can see that it must have gone through a lot of technical damage, because it often reads a bit like a translation into English from Spanish, based on an English text. It reads a bit different from what I actually must have said. For instance (I,1) I would not have said 'rightful' , but either 'right' or 'correct'., Or II,2 para410 3. , you write 'migrancies' where I almost certainly said 'remittances' (of migrants).The last sentence of this para I don't understand. The next para also seems to have gone wrong. I think I wanted to say the following: "The political and cultural effects of emigration on the emigrant communities are complex. For instance, groups of young sons of Pakistani migrants to Britain have become religious fanatics and terrorists. This is not only a reaction against Britain by Moslems who reject the British way of life, but to some extent against the much more traditionalist and non-militant Islam of their parents' generation by a young generation born in Britain that is much more acculturated .It is a sign of the erosion of older social organization among the immigrant community. What is more we have to remember that both older and younger generations often come from local backgrounds in South Asia with their own complex history an problems- in this case from Kashmir, where there has long been a conflict between India and Pakistan. ' 4. I obviously did not make myself very clear. What I wanted to say was 'Between the XV-XVI and early XX century the engine of social change all over the world was located in Europe, or more correctly in a part of the European continent and the populations emigrating overseas from that region. This does not indicate a racial superiority of Europeans over non-Europeans, as was often argued to justify the imperialist rule of European states. Nor does it prove that only parts of Europe were capable of developing modern technology or capitalist organization. Until the XV century Chinese technology was more advanced than European, and

409 410

He refers to the DVD copy of his lecture given to Mexico in October 2005. “para” is the abbreviation of “paragraph”.

229

Indians had a highly developed commercial society. However, the fact remains that the forces that transformed the world, and indeed conquered and ruled most of it by 1914, were Euro-centred, just as the fact remains that this European phase of global history came to an end in the course of the20th century, first by the shift of economic power to the USA, then by the collapse of European colonialism, finally by the shift of the economic centre of gravity of the globe to Asia. 5. Line 2 of my answer. I don't understand 'must Indians'. I think I said 'in important region of India'… line 7 'move eyes'?? I think I said 'revive'. 'reorganizing time'?? I think I said 'the time for this particular form of political organization (i.e. the Leninist 'vanguard party') is over'. 6. Line 7 of my answer. Vagabonds must be wrong. 'hunters and gatherers'. The rest of the para should read: 'We, the generation of historians of the 1950s and 1960s, tried to answer these questions, and made some progress in an swering them, partly inspired b Marx, partly by the ideas originally formulated by Marx. This led us into giving a major emphasis to economic forces and social structures. I tried to summarize these changes in a paper I wrote about thirty years ago called 'From Social History to the History of Society'.. This trend in history was dominant until the 1970s. Since then fashions and interests in history have changed, and this has led to a relative decline in economic history and a narrowing of social history - an emphasis on the textures of everyday life, and feelings and memories. These things are interesting enough, but there has been a retreat from asking the big questions about how historic change comes about.' Last para of 6. Should read: 'by learning the significance of Marx' central questions, but this does not necessarily mean giving the same answers as Marx. Social history, cultural history, even political history, makes sense only in the context of the major forces of the long-term historical transformation of societies which Marx pioneered.' 7. Did I really say all this? What I meant was ' Of course we must do our best to change the world, because if we don't the result will be catastrophic. The problem is that, though it had great achievements to its credit, the way of changing the world to which my generation of Marxist revolutionaries was committed , and which we thought was worth the greatest sacrifices, did not very successful. What brought us to Marxism was the hope that understanding history would help to change the world, but one problem was that the USSR and other Communist regimes did not want to go on applying Marx' analysis to their own societies, and substituted power and command for understanding. The failure of our hopes still leaves my generation free to continue to try to understand history, and to explain the nature of the problems the world must solve, but it leaves us without a program for achieving the solution. Nevertheless such a solution must be found, and it is up to younger generations to discover those best suited to the conditions of the 21st century.' 9. Last question. I simply don't understand my answer. I think it would be simpler to omit this Q and Answer. IV 10. last para on p 8. I don't understand 'about democracies'. What wanted to say here is that 'biography

230

can be a form of micro-history, in the way in which the history of a village or small town can be written so as to bring out general historical problems - as Gonzalez y Gonzalez did ,in my view, in Pueblo en Vilo. This is difficult to do, but it can be done.' On p 9 line 8. 'The point is mute'?? Should it not be ‘moot’? These are a few comments. I hope they are helpful. Eric. Oct 21, 2006. Dear Vanessa, How nice to hear from you again. Of course you can come and have a meal when you are in London next year. Marlene and I look forward to your visit and your singing. I shall have a look at your project outline as soon as I have a little time and let you have my comments. I have had one or two conferences but no great plans for 2007, when I shall be celebrating my 90th birthday. Both Marlene and I have had some health problems but we are managing reasonably well, although at this moment I have some difficulty in writing quickly, having broken two fingers of my right hand. In the meantime let me wish you the best of luck in the complicated political situation of Mexico at this moment. With all our good wishes. Eric Hobsbawm. Jan 2, 2007.

Happy New Year Vanessa (Christmas already over). We wish you a wonderful year. Both singing and writing. Love Marlene and Eric. Apr 11, 2007. Dear Vanessa, I was supposed to come to Mexico for a seminar on April 17-18 but unfortunately I had to cancel for medical reasons. So I am in London. Enjoy yourself in B.A., it is a wonderful city in its way. With all Marlene's and my best wishes, Eric.

231

Jun 6, 2007. Dear Vanessa, I'm sorry not to have answered your letter earlier. We are both in reasonably good shape but very busy at the moment since Eric is about to celebrate his 90th birthday and this and various parties are being organized for the occasion. To answer your question about my interview with Polito. The original idea came from an Italian publisher, Laterza, who had invented a way of writing instant books by interviews. (I did one in that series with Giorgio Napolitano, now President of Italy, under the title Intervista sul PCI). The idea was to sit two people together and talk for two or three days, tape the conversation and revise on that basis. Polito suggested the areas we should cover but did not formulate preliminary questions. I can't remember whether our conversation was in English, Italian or both, but the final text was in Italian. It was published by Laterza. I think in this instance the original suggestion for the book came from Polito to the publisher. I hope this answers your question. I am happy to hear that you are enjoying Buenos Aires and profiting from your academic work there. With all our best wishes, Eric Nov 15, 2007. Dear Vanessa, When I started I wrote about jazz under a pseudonym, because I didn't want students in class to divert the discussion from history to music. I picked Francis Newton because Frankie Newton, the trumpeter, was one of the few jazz musicians who was a Communist. (He accompanied Billie Holiday among other things). Glad you like Uncommon People. Congratulations on the job - an good luck with raising money! Love from both of us

Eric H.

232

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Hobsbawm, Eric J., Politics for a Rational Left. London: Verso Books, 1989.413

411

Trabajo que sirve como introducción y descripción de cuestiones claves y temas en la historia del PCGB, y gravamen de la cambiante historiografía del Partido Comunista, particularmente a partir de la disponibilidad de archivos previamente inaccesibles. Trece contribuidores examinan aspectos particulares de la historia del Partido a partir del período temprano de la KOMINTERN, a los acontecimientos en Hungría en 1856, el Eurocomunismo y la política cultural de años recientes. El alcance del libro es deliberadamente amplio, cubriendo no sólo los aspectos más convencionales de la participación del PC en el movimiento del trabajo, sino también la influencia cultural más amplia del partido en escritores, artistas, eruditos, activistas y formadores de opinión en las varias etapas de su historia.

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Este libro hace referencia a su visión de la izquierda, de lo que se viene, y de ese nuevo mundo que quieres superar.

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Thane, Pat & Lunbeck, Elizabeth, “Las Razones de la Historia Marxista”, entrevista a Eric J. Hobsbawm en 3exos, No. 92, México, agosto 1985. Leer mejor la original del Radical History Review (MARHO) las traducciones son pobres.

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Índice de notas al pie de página 1. Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, 1789-1848, Vintage Books, NY, 1996, p.1. 2. Brecht, Bertolt, Poems 1913-1956, Methuen, Londres, 1979. 3. “Giving Account; Eric Hobsbawm ‘Interesting Times: A Twentieth Century Life’”, The Economist (USA), Septiembre 2002. http://www.economist.com/books/displaystory.cfm?story_id=E1_TPPSDJG 4. Ídem 5. Anderson, Perry, “The Age of EJH”, London Review of Books, octubre, 2002, p. 1 6. Son cuatro las “Eras” de EJH (a partir de ahora abreviación de Eric John Hobsbawm): La Era de la Revolución 1789-1848; La Era del Capital 1848-1875, La Era del Imperio 1875-1914 y La Era del Extremo. El corto siglo XX 1914-1991. Ésta última, “Ages of Extreme” fue traducido al español como “Historia del Siglo XX” por la editorial Crítica, Barcelona, 1994. 7. Anderson, Op. Cit., p. 2 8. Ibíd., p. 5 9. Pryce-Jones, David, “Eric Hobsbawm: Lying to the credulous”, The New Criterion, Volume 21, Number 5, January 2003, pp. 9-22. http://www.newcriterion.com/ 10. Anderson, Perry, Arguments within English Marxism, Londres, 1980. 11. Palmer, Bryan, “Presentations 1: Legacies of E.P. Thompson”, en Reasoning Rebellion: E.P. Thompson, British Marxist Historians, and the Making of Dissident Political Mobilization, Labour/Le Travail, No. 50, Canadá, p. 2, para. 3. http://www.historycooperative.org/journals/llt/50/palmer.html 12. Dechanel, E., Histoire anecdotique de la conversation, Leipzig, 1857, pp. 11 y 25. 13. Burke, Hablar y Callar, Gedisa, España, 2001, p. 137. 14. Ídem. 15. Ibíd, p. 140. 16. Ibíd, p. 138. 17. Bond, 1965, vol. 4, p. 4 18. Burke, Ibíd, p. 139. 19. Ibíd, p. 144. 20. Ibíd, p. 146. 21. Ibíd, p. 11. 22. Ibíd, p. 13. 23. Al respecto Fritz Mauther, desde una posición lingüista determinista dice “Si Aristóteles hubiera hablado chino habría llegado a un sistema lógico enteramente diferente.” Mas sobre la lengua como prisión o determinante del sujeto ver Burke, Ibíd, p. 15. 24. Ibíd, p. 18. 25. Las ideas de Ross fueron popularizadas por su amiga Nancy Mitford (comp.), Noblesse oblige, Londres, 1956. 26. Burke, Ibíd, p. 20. 27. Ibíd, p. 30. 28. Ibíd, p. 31. 29. Ibíd, p. 39. 30. Bourdieu, Pierre, Choses dite, París, 1987, p. 38. 31. Whitehead, Alfred, Modes of Thought, Fireside, Londres, 1968. 32. Benadiba, Laura, Historia Oral, Relatos y Memorias¸ Buenos Aires, 2007, pp. 17-19. 33. Nora,Pierre, ed. Les lieux de la mémoire, vol. I : La République, París, 1984, p. XIX. 34. Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Editorial Crítica, Barcelona, 2003, pp. 11-26. 35. Hobsbawm ha considerado este proceso en sus estudios sobre Europa y ha revisado el impacto que ha tenido en términos 1 demográficos, sociales y políticos en la historia. Puede reconocerse claramente la importancia del tema en la obra de Hobsbawm, particularmente en los estudios sobre trabajadores, el siglo XX, la invención de la tradición y la gente poco común. 36. Necoechea García, Gerardo, Después de Vivir un Siglo. Ensayos de Historia Oral, Colección Obras Varias, INAH, México, 2005. 37. Moss, William, “La Historia Oral, ¿Qué es y de dónde proviene?” en Schwarzstein, Dora (comp.), La historia oral. Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1991. 38. Niethammer, Lutz, “Para qué sirve la historia oral” en Historia y Fuente Oral No. 2, Barcelona, 1989. 39. Hammer, Dean y Wildavsky, Aarón, “La entrevista semi estructurada de final abierto. Aproximación a una guía operativa” en Historia y Fuente Oral No. 4, Barcelona, 1990. 40. Un dato curioso es que esta entrevista de Pat Thane es la única que aborda el tema del jazz… Y aunque lo hace brevemente y decide luego cambiar de tema, Hobsbawm hace comentarios concretos sobre la importancia de ser un historiador al interior de otro mundo (como es el del jazz), pues son pocos los historiadores de la música que realmente son historiadores de profesión y cuando alguien como Hobsbawm decide poner en práctica sus herramientas para estudiar un pasatiempo que le apasiona, se obtienen resultados increíbles que por desgracia han sido de poco interés para el mundo académico dedicado a investigar su obra. 41. Kaye, Harvey J., Los Historiadores Marxistas Británicos, Op. Cit., p. 150. 42. Hobsbawm, Eric, J. Uncommon People. Resistance, Rebellion and Jazz. Abacus, London, 1999. 43. Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Barcelona, Editorial Crítica, 2003, p. 13. 44. Hobsbawm, Eric, On History, The New Press, USA, 1997, p. viii 45. Hobsbawm, Eric, Uncommon People, Rebellion and Jazz. Abacus, London, 1999.

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46. EJH revisó este texto el 18 de abril de 2007 vía electrónica. Algunas de las modificaciones que el historiador hizo a la transcripción de la entrevista fueron insertadas a esta traducción sin ninguna anotación porque se refieren a correcciones de estilo o de gramática. Otras son explicaciones más concretas de alguna idea histórica y tampoco son señalizadas. Sólo se remarcan las anotaciones que considero controversiales. En el anexo I de este ensayo, se puede leer la transcripción fidedigna de la entrevista en inglés con los comentarios de EJH pautadamente señalados. 47. Cuando aparece una palabra en “negritas” busca enfatizar en el texto el acento del historiador al hablar. 48. Revisión de EJH: “La tecnología moderna hace innecesario que los emigrantes se desarraiguen de sus orígenes.” 49. En inglés GDP: Gross Domestic Product. NT 50. Las remesas provienen de personas que, en promedio, ganan entre mil y dos mil pesos al mes, 51. En México, estas remesas son actualmente tan grandes como las exportaciones de crudo (78%), tan importantes como la inversión directa del extranjero y sobre 150% del turismo internacional (flujos internacionales de viaje). En términos del Producto Doméstico Bruto de México (PDB). El ingreso de las migraciones es el segundo ingreso después del que obtiene el país por el petróleo. Y cabe destacar que cuando Hobsbawm habla de “países pequeños” lo hace refiriéndose a países con poca gente, con recursos limitados y territorio pequeño. También se enfoca a países Latinoamericanos (particularmente de Centroamérica), dejando fuera a Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay. 52. En la transcripción se lee: “Esta visión eurocentrista ha tratado de explicar –por ejemplo- de dónde vienen los mexicanos o los paquistaníes o cualquier inmigrante del Tercer Mundo, pero es un modelo que no está explicando del todo bien quiénes son estas personas hoy en día. Así que le pregunto si usted piensa que el modelo eurocentrista sigue siendo válido para los mexicanos, hindúes o paquistaníes para explicarse a sí mismos quiénes son, qué desean o hacia dónde van.” 53. Que son mucho más ricos y, en algunos casos, siguen celebrando el avance tecnológico de su industria que representa un enorme porcentaje acumulativo del capital hoy en día. 54. Entiéndase “Occidente” como Europa occidental y Norteamérica. 55. Revisión de EJH “Yo creo que lo que dije fue que ‘el tiempo para esta particular forma de organización política’ por ejemplo, el ‘partido de vanguardia leninista’ no existe más’”. 56. Revisión de EJH: “¿Realmente dije todo esto? Lo que quería decir era ‘Por supuesto que debemos hacer lo mejor para cambiar al mundo, porque de lo contrario el resultado sería catastrófico. El problema es que, aunque se nos haya dado el crédito de haber alcanzado grandes logros, la manera de cambiar el mundo que utilizó mi generación de revolucionarios marxistas estaba comprometida [con una organización política], y lo que nosotros pensamos como algo que valía la pena el sacrificio, a la larga no dio resultados muy exitosos que digamos. En cambio, lo que nosotros como marxistas aportamos fue la esperanza de que comprendiendo la historia se pudiera cambiar al mundo, pero un problema era que la URSS y otros regímenes comunistas no querían seguir adelante con la aplicación del análisis marxista en sus propias sociedades, y sustituyeron el conocimiento con el poder y la fuerza. El fracaso de nuestras esperanzas le permite a mi generación liberarse y continuar intentando comprender la historia, y explicar la naturaleza de los problemas del mundo que deben resolverse, pero nos deja sin un programa a través del cual se pueda alcanzar la solución. Sin embargo, esta solución debe ser encontrada, y queda en ustedes, las generaciones jóvenes, el descubrir las soluciones que mejor se adapten a las condiciones del siglo XXI.’” 57. Ginzburg, Carlo, Il formaggio e i vermi, Edinaudi, Turín, 1976. 58. Se refiere a alguna región brasileña. 59. Tomando en cuenta que es una cualidad del Rebelde Primitivo el no conseguir o alcanzar la revolución. 60. Esta frase es el slogan de la película All That Jazz, escrita y dirigida por el coreógrafo Bob Fosse, EUA, Diciembre 1979. 61. Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz. Entrevista con EJH”, Londres, p. 52 de este proyecto. 62. Cambridge International Dictionary of English, Cambridge University Press, Londres, 1995, p. 568. 63. Wordnet, Princeton University, EUA, http://wordnet.princeton.edu/perl/webwn 64. Wikipedia la enciclopedia libre, http://es.wikipedia.org/wiki/Frontera 65. Brainyquote http://www.brainyquote.com/words/fr/frontier167221.html , para más definiciones sobre frontera en un amplio sentido de la palabra (lo que incluye la frontera cultural), léase Billington, Ray A. “America's Frontier Culture: Three Essays”, The American Historical Review, Vol. 83, No. 4 (Oct., 1978), pp. 1091-1092; Ihalainen, Pasi, Boundaries in the Eighteenth Century – Frontières au dix-huitième siècle, ISBN 978–952–99901–0–8 (pdf), http://www.helsinki.fi/historia/1700/IRECSRIEDS/vol_1/IRECS_ihalainen_eng.pdf ; sobre la frontera cultural Norteamericana ver Rizvi, Zarren, “Baby Boombers, Baby Boomers”, The New York Times Magazine, EUA, noviembre 6, 2007, http://essay.blogs.nytimes.com/tag/baby-boomers/ ; otras fuentes en bibliografía del ensayo. 66. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p 52. 67. Regine, “Entrevista con Stephen Wilson”, We-make-money-no-art.com, abril, 2007, http://www.we-make-money-notart.com/archives/009390.php 68. Por ejemplo el ensayo sobre arte surasiático de Farrukh, Niilofur, “South Asian Art, negociating a shared cultural frontier”, The South-Asian.com , Enero, 2002, http://www.the-south-asian.com/Jan2002/South-Asian-art-shared-cultural-frontier1.htm 69. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 53. 70. Ídem. 71. Education Ressources Information Centre (ERIC) http://www.eric.ed.gov/ERICWebPortal/custom/portlets/recordDetails/detailmini.jsp?_nfpb=true&_&ERICExtSearch_SearchVal ue_0=ED214854&ERICExtSearch_SearchType_0=eric_accno&accno=ED214854 72. Blengino, Vani, La Zanja de la Patagonia, FCE, Argentina, 2006.

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73. Parolo, María Paula, “La frontera, un poderoso instrumento analítico. Estudio penetrante sobre la Patagonia argentina en los finales del siglo XIX”, nota publicada en La Gaceta , Tucumán, 30 de octubre, 2005, https://www.fce.com.ar/fsfce.asp?p=https://www.fce.com.ar/detallesnotaprensa.asp?IDN=382 74. Kaye, Harvey J. Los Historiadores marxistas británicos, Prensas Universitarias de Zaragoza, Barcelona 1989, pp. 133-152. 75. Ibíd., p. 135 76. Blengino, Vani, La Zanja de la Patagonia, Op. Cit. 77. 1989 es el año de la caída del muro de Berlín y el comunismo europeo. Septiembre de 2005 es la fecha de la entrevista con EJH efectuada para esta investigación. 78. Morris, William, “The Beast & the Whore rule without control”, 1798, en Thompson, E. P., The Making of the English Working Class, Penguin books, Londres, 1975, p. 17 79. Village green es un término inglés que se utiliza para hablar de un área verde que es propiedad común de una villa, aldea o pueblo. No existe traducción al español coloquial y la traducción literal de “villa verde” no aplica. Más sobre Village green en http://en.wikipedia.org/wiki/Village_green 80. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 66. 81. Piqueiras, José A., “EJH y la edad de oro de la historia social”, Los historiadores y la historia para el siglo XXI, ENAH, México, 2006, p. 51 82. Ihalainen CV http://www.jyu.fi/yhtfil/PolCon/coepolcon/PolTCH/researchers/ihalainen.html 83. Finnish Society for Eighteenth-Century Studies http://www.helsinki.fi/historia/1700/en/index.htm 84. Ihalainen, Pasi, ed., “Boundaries in the Eighteenth Century – Frontières au dix-huitième siècle”, International Review of Eighteenth-Century Studies (IRECS), Helsinki & Oxford, 2007. El volumen completo puede encontrarse en http://www.helsinki.fi/historia/1700/irecs-rieds/ 85. La obra del historiador Annalista Fernand Braudel explica el mundo mediterráneo pero en la segunda mitad del siglo XVI. Además de ser defendido por colegas franceses como un ejemplo del diálogo entre historia social e historia cultural (Francoise Dosse, “El doble hito pragmático y hermenéutico de la historia actual”),la importancia de la obra en el siglo XX radica en que es ahí donde primeramente se concibe la historia de larga duración y puede ser considerada como un trabajo concebido dentro de la frontera cultural si se hiciera un trabajo de construcción sobre Braudel similar al que se intenta con EJH. Pero el Mediterráneo de Braudel proviene de una tradición no sólo distinta sino opuesta a la marxista Braudel Fernand, The Mediterranean and the Mediterranean World in the Age of Philip II, University of California Press, 2 tomos, 1996. 86. Rao, Anna Maria, "La Méditerranée: une frontière ? Le cas de Naples au XVIIIe siècle", Op. Cit., pp. 92-96. 87. O’Gorman, Edmundo, La Invención de América, FCE, México, 1986. 88. Excluyendo la concepción sesgada de Europa continental; esto es, Francia y Alemania. 89. Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Wenfeld & Nicholson, Londres, 1962, pp. 53-55. 90. Lendevorá, Milena, “La langue française en Europe centrale – pas de frontières ?”, The multiple meanings of linguistic and literary borders and boundaries, Op. Cit., pp. 143-146. 91. Para una aproximación literaria pero contemporánea a las cartas de Voltaire, véase Savater, Fernando, El Jardín de las Dudas, Editorial Planeta, Buenos Aires, 1993. 92. Jeremy Bentham (1748-1832) fue un radical político y teórico de vanguardia en la gestación de la filosofía legal angloamericana. Es conocido por estar a favor del utilitarismo, por la formulación del concepto “derechos de los animales” y su oposición a la idea de los derechos naturales. http://en.wikipedia.org/wiki/Jeremy_Bentham 93. Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Op. Cit., pp. 1-4. 94. En Fontana, Josep, “Eric Hobsbawm: el historiador como intérprete del presente”, Los historiadores y la Historia para el siglo XXI: Homenaje a Eric J. Hobsbawm, ENAH, México, 2006, p. 31. 95. Ídem. 96. Squires en un sentido estricto de la palabra puede traducirse como hacendado o terrateniente. ambos grupos constituyen una minoría dentro de las clases obreras pero según la tesis de Thompson, son el eje de los movimientos radicales. Thompson, E.P., The Making of The English Working Class, Penguin Books, Londres, 1982. 97. De hecho, el tema de la censura o prohibición de libros ha existido desde que existe la escritura. Uno de los primeros libros prohIbídos o, al menos perseguidos, fue La Odisea de Homero -esto en el año 387 AC cuando Platón sugirió eliminar partes del manuscrito de Homero, ya que lo consideraba “pernicioso para los jóvenes”. 98. El fenómeno aplica especialmente a Europa porque en las colonias americanas las censuras permanecieron mientras la estuvo vigente la Inquisición. 99. Sobre la aparición del libro y la censura literaria en Febvre, Lucien y Martin, Henry-Jean, The coming of the Book: The impact of printing 1450-1800, Verso Classics, Nueva York, 1997. 100. Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Op. Cit., p. 53. 101. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 62. 102. Todo lo anterior gira en torno a la frontera literaria pero queda un factor adicional al respecto de la frontera lingüística que no quisiera omitir. Hoy en día resulta innecesario describir las ventajas de comunicarse en inglés. En cierto sentido se sobreentiende que siendo Estados Unidos la gran potencia económica del mundo en los siglos XX y principios del XXI, las demás culturas (comprendiendo sus aparatos económicos y empresariales) se ven en la necesidad de comunicarse en el idioma de la nación para efectuar intercambios diversos o hacer negocios. Los norteamericanos heredan el idioma inglés cuando el imperio británico coloniza Norteamérica en el siglo XVIII, ya para ese entonces, en Europa, el inglés delimitaba ciertos límites de la cultura. 103. Hobsbawm, Eric, “El mundo en la década de 1780”, Ibíd, pp. 7-26.

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104. Hobsbawm, Eric, Ibíd., p. 3. 105. Pozzi, Pablo, “Eric Hobsbawm: historia social e historia militante,” Op. Cit., pp. 4-5. 106. Wolff, Charlotta, "La transgression des frontières dans les récits des voyageurs suédois au XVIIIe siècle", Op. Cit., p. 153. 107. Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., p. 18 108. Anderson, The Age of EJH, Op. Cit., p. 2 109. Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., p. 17 110. Ibíd., p. 19. 111. Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Editorial Crítica, Barcelona, 2003, p. 11. 112. Sobre el Jazz como un producto de exportación norteamericano en Inglaterra ver: Hobsbawm, Eric, The Jazz Scene, Pantheon books, Londres, 1993. Hobsbawm, Eric, Uncommon People, Abacus, Londres, 1998. Tirro, Frank, Historia del Jazz Clásico, Ma non Troppo, España, 2001. Berendt, Joachim, El Jazz: sus Orígenes y su Historia, Fondo de Cultura Económica, México, 2000. 113. Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Op. Cit., p. 3 114. Rudé George & Hobsbawm, Eric, Captain Swing, Phoenix Press, Londres, 2001, p. 23. 115. Thane & Lunbeck, “Interview with Eric Hobsbawm”, Op. Cit., p. 34. 116. Ídem, pp. 8-9 117. Ídem, p. 37 118. Fontana, Josep, Op. Cit., p. 26. 119. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 37. 120. Pozzi, Pablo, Op. Cit., p. 7 121. Sin contar la escandalosa humareda que se extendió por el cielo londinense a partir de un corto circuito en la sede olímpica, primera quincena de noviembre de 2007. 122. Fuente: Archivo del Museo de Londres, http://www.museumoflondon.org.uk/English/EventsExhibitions/Special/LondonsBurning 123. En el Macbeth de Shakespeare las brujas cantan “fair is a foul: Hover through the fog and filthy air.” 124. Fuente: http://www.epa.gov/history/topics/perspect/london.htm 125. Herkomer, Hubert von, On Strike, Oil on canvas, Royal Academy of Arts, London, 1879. Para ver una imagen de dicha pintura, acceder a http://www.racollection.org.uk/ Adjunto una impresión de la litografía. 126. Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., p. 27. 127. “Peasant” es un término británico –a su vez, proveniente del francés- que significa “campesino” en castellano pero, pero no tiene nada que ver con el concepto de campesino del siglo XIX ó XX, por lo menos en América. Incluso es un término que hoy en día ha dejado de ser válido en cuanto a denominación de los mismos campesinos ingleses (los pocos que quedan después de la revolución). Cuando los historiadores marxistas británicos hablan de “peasants” se refieren a una generalización del campesino “primitivo” inglés cuyas formas de producción agraria, más allá de proveer cierta diferenciación socio-económica de la población con fines de la investigación histórica, han dejado de existir en Inglaterra desde finales del siglo XIX. “Peasants” es un término constantemente utilizado por EJH, de ahí el motivo de esta aclaración. Para más información sobre el concepto, véase Hobsbawm, Eric, “Peasants & Politics”, Uncommon People, Abacus, Londres, 1999, pp. 196-222. 128. Hobsbawm & Rudé, Captain Swing, Op. Cit., p. 31. 129. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 66. 130. Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., pp. 1-3. 131. Hobsbawm & Rudé, Captain Swing, Op. Cit., pp. 57-71. 132. Ibíd., pp. 72-75 133. Ibíd., p. 85. 134. Ibíd., p. 86. 135. Ídem. 136. Ibíd., p. 87. 137. Pozzi, Pablo, Op. Cit., p. 1 138. Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Op. Cit, p. 13 139. Hobsbawm, Eric, The Age of Revolution, Op. Cit., p. 4 140. Ídem. 141. Alanís, Vanessa, “Y Todo el Jazz”, Op. Cit., pp. 54-56. 142. Enoch Powell fue Ministro de Salud (1960-1963) del gobierno del primer ministro británico Harold McMillan. Además de político, era lingüista, escritor, académico y poeta. A la vez fue miembro del partido conservador del parlamento (1950-1974). Las siglas “MBE” corresponden a la categoría de “Miembro de la Orden del Imperio Británico”, a su vez, la “Muy Excelente Orden del Imperio Británico” confiere este tipo de nombramientos (GBE, DBE, KBE, CBE, OBE, MBE) a las personalidades cuya labor es destacada por el “bien y el imperio”. 143. Sutton, Mike, “England, whose England?”, Class, gender and national identity in the 20th century folklore revival, School of Humanities, University of Northumbria, Newcastle, UK, 2000, http://www.mustrad.org.uk/articles/england.htm 144. Fuente: http://www.issti.ed.ac.uk/. Encuesta realizada a 10 mil personas en Gran Bretaña. 145. EJH, en Josep Fontana, Op. Cit., p. 25. 146. Estos cuatro investigadores británicos del siglo XIX y principios del XX, fundadores de la London School of Economics, son precursores en la obra de EJH, de importancia fundamental incluso similar a la de Marx. 147. Thane, Pat, Interview with EJH, Op. Cit., p. 12.

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148. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz,” Op. Cit., p. 58. 149. Fontana, Ibíd. 150. Thane, Op. Cit., p. 19. 151. Thane, Pat, Interview with Eric Hobsbawm, obra no publicada en texto sino como DVD, el borrador original de la Dra. Thane data de 1988, p. 16. 152. Ídem. 153. Ibíd., p. 28. 154. Palmer, Bryan D., E.P. Thompson. Objections and Oppositions, Verso Books, Londres, 1994, Prefacio, p. x. 155. Thane, Interview with EJH, Op. Cit., p. 1 156. Palmer, Objections and Oppositions, Op. Cit., p. 11 157. Ibíd., p. 12 158. Ídem. 159. Ídem. 160. Thane, Interview with EJH, Op. Cit., p. 4 161. Palmer, Op. Cit., p. 13. 162. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., p. 51. 163. Palmer, Bryan, Op. Cit., p. 14. 164. Ibíd., p. 26. 165. Ibíd., p. 21. 166. Ibíd., pp. 19-20. 167. Sakar, “Afterword”, The Other Side of Medal, Londres, p. 114. Este libro de Sakar está dirigido a ingleses e indios, manifestando un repudio bilateral a los excesos viciosos del imperio y al mismo tiempo, a la estupidez india. 168. Palmer, Op. Cit., p. 37 169. Palmer, Op. Cit., p. 38. 170. Ibíd., p. 21. 171. Ibíd., p. 39. 172. En el original “passionated Englishness” que es algo característico de Inglaterra. Palmer, Op. Cit., p. 25 173. El cargo de miembro de la academia británica no fue conferido a Thompson sino hasta 1992, un año antes de morir. Palmer, Op. Cit., p. 4. 174. “Los oprimidos pueden tragarse el dar reconocimiento y ser gobernados por quienes ostentan autoridad desde el nacimiento. Pero dar reconocimiento y ser gobernados por gente cuya única justificación declarada (y eso es una declaración dudosa) es la de ser más inteligentes, es demasiado pedir” Wallerstein, Immanuel & Balibar, Etienne, “Burgeois(ie) as a Concept and Reality,” Race, Nation and Class. Ambiguous Identities, Verso Books, Londres, 1991, p. 151. Versión electrónica http://books.google.com.mx/books?id=HT294P8Xda8C 175. Alanis, Vanessa “Y todo el jazz,” Op. Cit., pp. 57-58. 176. Hobsbawm, Eric, Años Interesantes, Crítica, Barcelona, p. 261 177. Ídem. 178. Ver por ejemplo los ensayos de Eyerman Ron, Swensson Lennart G, y Soderquist, Thomas (ed.), Intellectuals, Universities and the State in Modern Societies, University of California Press, Berkley, 1987. 179. Shils, Edward, “Ideology and Civility: on the Politics of the Intellectual” , Sewanne Review No. 66, 3, Julio/Septiembre, 1958, pp. 450-452, 180. Annan, Noel, “Our Age; Reflections on Three Generations in England,” Daedalus, otoño, 1978, p. 83. 181. Jarauch, Konrad, “The Decline of Liberal Professionalism: Reflections of Social Erosion of German Liberalism, 1867-1933” en Jarauch y Jones (ed.) In Search of Liberal Germany; Studies in the History of German Liberalism from 1789 to the Present, NY, 1990, p. 264. 182. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz”, Op. Cit., pp. 58-60. 183. Perkin, Harold, The Origins of Modern English Society, Penguin, Londres, 1969, pp. 252-270. 184. Historia de la Universidad de Cambridge http://www.cam.ac.uk/cambuniv/pubs/history/ 185. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 109. 186. Ibíd., p. 101 187. Ibíd, pp. 105-106. 188. “En comparación con la universidad de Oxford, Cambridge se encontraba sorprendentemente alejada de los centros de la vida nacional, lo que quizás explique por qué, a diferencia de Oxford, ningún alumno suyo del siglo XX llegó a primer ministro.” Hobsbawm Eric, Años, Op. Cit., p. 105 189. Ibíd, p. 101 190. Este comité se transforma posteriormente, en el periodo de entre guerras, en las facultades de los colegios que actualmente siguen operando. Cada facultad tiene su propia junta administrativa y su propio comité de graduados. 191. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 104. 192. The Revived University of the Nineteenth and Twentieth Centuries http://www.cam.ac.uk/cambuniv/pubs/history/19c.html 193. Rothblatt, Sheldon, The Modern University and its Discontents: the Fate of Newman’s Legacies in Britain and America, Cambridge University Press, Cambridge, 1997, pp. 157, 190. 194. Un informe de Nancy Armstrong & Leonard Tennenhouse, cit. Perkin, Harold, The Origins, Op. Cit., p. 120.

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195. Wright, E. O., “The American Class Structure”, en Erik Olin Wright, Cynthia Costello, David Hachen & Joey Sprague, American Sociological Review, Vol. 47, No. 6, Diciembre, 1982, p. 18 196. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 105. 197. Hobsbawm, Eric, Op. Cit., p. 98 198. Ibíd., p. 99 199. Pozzi, Pablo, Eric Hobsbawm: historia social e historia militante, p. 7 200. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 103. 201. Ibíd., p. 104. 202. Ibíd., p. 110. 203. Ibíd., p. 261. 204. Ibíd., p. 262. 205. Ídem. 206. Ídem. 207. Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz”, Op. Cit., pp. 53, 75. 208. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 261 209. Hobsbawm, “La historia británica y los ‘Annales’”, Op. Cit., p. 184. 210. Ídem. 211. Ibíd., p. 263 212. Ibíd., p. 264 213. Hobsbawm, Eric, “La historia británica y los ‘Annales’”, Sobre la Historia, Crítica, Barcelona, p. 189. 214. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 263 215. Ibíd, 102, 122, 178-181. 216. Madan, Falcon, Records of The Club of Oxford, 1790-1917, publicación de circulación privada, Oxford ,1917. 217. Carpenter, Humphrey, The Inklings: C. S. Lewis, J. R.R. Tolkien, Charles Williams and their Friends, Allen and Unwin, Londres, 1978, p. 127. 218. Lubenow, William C., The Cambridge Apostles, 1820-1914: Liberalism, Imagination and Friendship in British Intellectual and Professional Life, Cambridge University Press, UK, 1998, p. 28 Este libro es un completísimo estudio de la más famosa sociedad secreta del mundo académico. Describe cómo los Apóstoles de Cambridge reclutaban a sus miembros, examinaban sus preocupaciones intelectuales y estudia la carrera académica de algunas de sus figuras más destacadas como F.D. Maurice, Lytton Strachey y John Maynard Keynes al describir su participación en la política, el mundo de las letras y la reforma liberal del siglo XIX y principios del siglo XX. El libro además pretende examinar el papel del liberalismo, la imaginación y la amistad conjugados como elementos indispensables para el éxito en la vida moderna y el mundo capitalista. 219. Carta de Lytton Strachey a Lady Strachey, 2 de febrero, 1902, Strachey Papers, Texas. 220. Ibíd., p. 178. 221. Ibíd., p. 179. 222. Anderson, Perry, “The Age of EJH”, London Review of Books, Op. Cit., p. 4 Se pueden leer 3 breves páginas con una fugaz descripción de los Apóstoles en EJH “La Guerra Fría”, Años, Op. Cit., pp. 178-181. 223. Annan, Noel G., ‘The Intellectual Aristocracy’, en J. H. Plumb (ed.), Studies in Social History, A Tribute to G. M. Trevelyan, Longman, Londres, 1955. 224. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 178. 225. Pryce-Jones, Davir, “The Communism of the Intellectuals”, The New Criterion, 2003, p. 5 226. Ryan, Alan, The Voice from the Hearth-Rug”, London Review of Books, octubre, 1999, p. 19. 227. La primer Asamblea de Ángeles celebrada después de la guerra es en 1946, donde se encarga a EJH resucitar la sociedad. Hobsbawm, Años, Op. Cit., p. 180. 228. Ibíd, p. 261. 229. Anderson, Perry, “The Age of EJH”, London Review of Books, http://lrb.co.uk/v24/no19, p. 4. 230. Palmer, Bryan, “Marxismo metropolitano y amplitud analítica”, Los historiadores y la historia para el siglo XXI: Homenaje A Eric J. Hobsbawm, México, INAH, 2006, pp. 145-147. 231. Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz”, Op. Cit., p. 59. 232. Thane, Interview with EJH, Op. Cit., p. 6 233. Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz,” Op. Cit., p. 57. 234. Hobsbawm, Eric, “From Social History to the History of Society”, On History, The New Press, EUA, 1997, pp. 71-93. 235. Las diferentes opiniones sobre el grupo se encuentran en Himmelfarb (1987), Hobsbawm (1996), Kiernan (1984), Schwartz (1990), D. Parker (1997), Ashman (1998), Palmer (2002), entre otros. 236. Alanís, Vanessa, “Y todo el jazz,” Op. Cit., p. 57. 237. Piqueiras, José Antonio, “EJH y la Edad de Oro de la Historia Social”, Homenaje a EJH, Op. Cit., p. 50 238. La presentación del libro es algo pretenciosa y es claro que no llega a cumplir sus objetivos, considerando que esta obra bien podría tener un epílogo donde expresara las conclusiones de las varias descripciones y juicios subjetivos que el autor hace de estos cuatro historiadores marxistas británicos a través del libro. Además, encontramos en la traducción al castellano, a cargo de Julián Casanova, numerosos errores que pierden al lector puesto que muchas veces las frases son traducidas literalmente del inglés y no reflejan con claridad lo que el autor, en contexto, quiso decir. 239. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz,” Op. Cit., p. 58. 240. Piqueiras, “EJH y la Edad de Oro, de la Historia Social”, Op. Cit., p. 52

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241. Vilar, Pierre “Marxist History, a History in the Making: Toward a Dialogue with Althusser”, New Left Review, 80, julio agosto 1973, pp. 65-107. 242. Kaye, Harvey J. “Eric Hobsbawm: Trabajadores, campesinos e historia mundial”, Los Historiadores marxistas británicos, Prensas Universitarias de Zaragoza, Barcelona 1989, p. 123. 243. Ibíd., p. 124. 244. Hobsbawm, Eric, Rebeldes Primitivos, Editorial Crítica, Barcelona, 2003, p. 13. 245. Sitio oficial del Instituto Internacional de Historia Social, (Internationaal Instituut voor Sociale Gescheidenis) Amsterdam, Holanda, http://www.iisg.nl/ 246. Para encontrar una vasta cantidad de definiciones sobre el término “historia social” en la actualidad ver los ensayos contenidos en Vera y Pantoja (coord.). Los historiadores y la historia para el siglo XXI: homenaje a EJH, INAH, 2007. También Hobsbawm, Eric, “De la historia social a la historia de la Sociedad”, Sobre Historia, Crítica, pp. 84-104. 247. EJH, Años, Op. Cit., p. 266 248. Si bien esta coerción no es eterna, constituye la chispa de arranque. Dejemos para más tarde la modificación de la hermandad entre marxistas británicos a partir de los choques ideológicos y la creación de otras publicaciones históricas como The New Reasoner y The New Left Review. 249. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 276 250. Más sobre la New School en http://en.wikipedia.org/wiki/New_school 251. Hobsbawm, Eric, Años, Ibíd, pp 276-278. 252. Piqueiras, “EJH y la Edad de Oro de la Historia Social”, Op. Cit., p. 51. 253. Ibíd, p. 56. 254. Hobsbawm, Años, Op. Cit, p. 279. 255. Alanís, Vanessa, Y todo el jazz, Op. Cit., p. 59. 256. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 280. 257. Hobsbawm, Eric, Cf. “Interview with E.J. Hobsbawm” en Radical History Reviews, 19 (invierno 1978-1799) pp. 111-31. Reimpreso en MARHO, Visions of History: Interviews with Radical Historians, NY, Pantheon Books, 1983. 258. Popper Karl, 1985: 45-46. 259. Piqueiras, Op. Cit., pp. 52-54. 260. Ibíd. p. 116. 261. Ibíd. p. 117. 262. Kaye, Harvey J. “Eric Hobsbawm: Trabajadores, campesinos e historia mundial”, Op. Cit., p. 126. 263. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 285. 264. Reed, John, Insurgent Mexico, New York, International Publishers, 1974, p. 122 265. Hobsbawm, Eric, “Labour History and Ideology”, Op. Cit., p. 371. 266. “Si Rebeldes Primitivos tiene un único origen, cabría situarlo en una cena en casa del profesor Ambrosio Donini en Roma en 1952, o mejor dicho en la conversación que mantuvimos tras la cena, pues, debido a las convicciones igualitarias de Donini, la familia, los criados y los huéspedes comían juntos” EJH, Años, Op. Cit., p 316. 267. Alanís, Vanessa Y Todo el Jazz, Op. Cit., p. 24. 268. Kaye, Harvey J. Op. Cit., p. 135. 269. Alanís, Vanessa, “Y Todo el Jazz,” Op. Cit., p. 51. 270. Por esta lucha a favor de la experiencia humana Kaye lo sitúa (incorrectamente) al lado de Braudel y Wallerstein cuando de historia mundial se trata. 271. Kaye, Harvey J. “Eric Hobsbawm: Campesinos y Rebeldes Primitivos”, Op. Cit., pp. 134. 272. Salvo algunos que se escaparon como “Religión and the Rise of Socialism” escrito en la primavera del 78. 273. Kaye, Harvey J. “Eric Hobsbawm: Historia de la Clase Obrera”, Op. Cit., pp. 131-135. 274. Marx, Karl, El Manifiesto Comunista. 275. Hobsbawm, Eric, “Class Consciousness in History,” en I. Meszaros (Ed.), Aspects of History and Class Consciousness, Routledge and Kegan, Londres, 1971, pp. 6-7. 276. Hobsbawm, Eric, “from Social History to the history of Society”, Daedalus, 100, (Invierno 1971), p. 37. 277. Los obreros latinoamericanos, por ejemplo, comienzan a acercarse al modelo económico occidental y de pronto se ven envueltos en sindicatos y partidos de clase obrera tales como los que existieron en Europa cien años antes, pero sin saber a ciencia cierta si son conscientes de su clase. Hobsbawm no ha concentrado tanto sus fuerzas en el conflicto de clase como lo hizo Thompson, pero siempre hay algo de eso en su obra. 278. Hobsbawm, Eric, “Economic and Social History Divided”, New Society, 11 de Julio de 1974. Joseph White considera que realmente EJH jamás ha intentado un tratamiento comprensivo de las clases empezando con la clase obrera británica. Aunque existe este gran ensayo sobre la Formación de la clase obrera inglesa, no hay nada en EJH comparado con la idea de la clase como una relación y no como objeto adherido a nuestras mentes que plantea Thompson. White, Op. Cit., 2006, p. 109. 279. Kaye, Harvey J., Op. Cit., p. 144. 280. Harvey, Op. Cit., p. 146. 281. Ibíd., p. 149. 282. Hobsbawm, Eric, “Where are the British Historians Going?” Marxist Quarterly 2, Enero, 1955, p. 22. 283. Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion”, Labour/LeTravail, Número 50, octubre 2007, Canadá, p 2. 284. Ibíd, p. 3

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285. Palmer, Bryan, “Marxismo Metropolitano y Amplitud Analítica”, Los Historiadores y la Historia para el Siglo XXI, ENAH, México, 2007, p. 146. 286. Entre los muchos textos que pueden revelar estos contrastes, Palmer menciona EJH “Organized Orphans,” New Statement, 66, Noviembre, 1963; EHJ “E.P. Thompson,” The Independent, Agosto, 1993; EJH, “Edward Palmer Thompson 1924-1993,” Proceedings of the British Academy, 90, 1996; entre otros. 287. Alanís, Vanessa, “Y todo el Jazz,” Op. Cit., p. 58. 288. Niethammer, Lutz, “Para qué sirve la historia oral,” Historia y Fuente Oral No. 2, Barcelona, 1989. 289. Thane, Pat & Lunbeck, Elizabeth, "Las Razones de la Historia Marxista", entrevista a Eric J. Hobsbawm en Nexos, No. 92, México, agosto 1985. La traducción al castellano pierde en gran parte la esencia del diálogo histórico, así como el enfoque político-marxista del cual está impregnado el texto original, por lo que las citas aquí incluidas han sido extraídas de la versión en inglésde la MARHO y traducidas por mí en el caso requerido. Ver “Interview with Eric Hobsbawm,” Visions of History, MARHO: The Radical Historians Organization, Pantheon Books, NY, 1976. 290. Alanis, Vanessa, “Y todo el Jazz,” Op. Cit., pp. 57-58. 291. The Radical History Review, fundada en 1973, http://chnm.gmu.edu/rhr/rhr.htm http://rhr.dukejournals.org/ 292. Thane, Pat & Lunbeck, Elizabeth, "Las Razones de la Historia Marxista", entrevista a Eric J. Hobsbawm en Nexos, No. 92, México, agosto 1985. La traducción al castellano pierde en gran parte la esencia del diálogo histórico, así como el enfoque político-marxista del cual está impregnado el texto original, por lo que las citas aquí incluidas han sido extraídas de la versión en inglés de la MARHO y traducidas por mí en el caso requerido. 293. La serie de “Las Eras” está compuesta por los siguientes tomos: La Era de la Revolución (1789-1848), La Era del Capital (1848-1875), La Era del Imperio (1875-1914) y La Era de los Extremos – el corto siglo XX (1914-1991). 294. Thane, Pat & Lunbeck, Elizabeth, “Interview with Eric Hobsbawm”, Op. Cit., p. 29. 295. Ibíd, p. 30-31. 296. Ibíd, p. 31. 297. Ibíd, p. 30. 298. "Arguably our greatest living historian - not only Britain's, but the world's" [The Spectator, citado en la contra portada de EJH, 'The Age of Capital']. 299. Ídem 300. El Nuevo Sindicalismo (1888-1893) fue un movimiento de organización laboral con líderes socialistas que utilizando bajas cuotas de inscripción y estándares de reclutamiento inferiores a los utilizados hasta el momento, buscaban reclutar una mayor cantidad de obreros hasta el momento no organizados. 301. Thane, Pat, Interview with Professor Eric J. Hobsbawm, Centre for Contemporary British History, Londres, 1988, pp. 10-11 302. Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion: E.P. Thompson, British Marxist Historians, and the Making of Dissident Political Mobilization”, Labour/LeTravail, 50, Octubre, 2007, p. 3 303. Carlin, Norah & Birchall, Ian, “Kinnock’s favourite Marxist: EJH and the working class”, international Socialism Journal, Otoño, 1983, p. 3 304. Marxism Today, Londres, julio, 1979. 305. Carlin & Birchall, Op. Cit., p. 4. 306. Ibíd, p. 6, la fuente de los autores es: New Central European Observer, Septiembre 1950. http://www.marxists.org/espanol/cliff/luxemburg/rosacap1.html 307. 308. Hobsbawm, Eric, “El desafío de la razón: Manifiesto para la renovación de la historia”, Revista de Estudios Latinoamericanos, Noviembre 2006, p. 2 309. Carlin & Birchall, Op, Cit, p. 7. 310. Landsman, Bernard, “Even Stalinist’s Mother Admitted He Was Crazy”, The Wall Street Journal, Octubre, 2006, p. 11 311. Kamm, Oliver, “It takes an Intellectual to find Excuses for Stalinism”, The Times, Julio, 2004, http://www.timesonline.co.uk/tol/comment/thunderer/article460555.ece La pregunta original en ingles se lee: “What (your view) comes down to is saying that had the radiant tomorrow actually been created, the loss of 15, 20 million people might have been justified?” He replied: “Yes.” 312. Palmer, Bryan, Op. Cit, p. 2. 313. Marx, Karl, “Tesis sobre Feuerbach,” 1845, versión electrónica en Marxist Internet Archive, MIA, http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/45-feuer.htm 314. Hobsbawm, Años, Op. Cit., p. 181 315. Ahora bien, la decisión de EJH por permanecer con ciertas reservas mentales y a la defensa de la Unión Soviética, tiene que ver con otro tipo de estudio que no busque analizar la producción intelectual de un historiador. Lo que sea que haya sucedido en la guerra fría con la militancia de los intelectuales, termina con el post-estalinismo en algunos, con la caída del muro de Berlín en otros, y con la llegada del siglo XXI en los últimos. 316. Cuesta, J., Historia del Presente, Madrid, Eudema, 1993, p. 90. 317. Thane, Pat, Op. Cit., p. 9 318. Ibíd, p. 4 319. Ibíd., p. 39. 320. Straw man argument es un término inglés proveniente de un vocablo del siglo XVII Man of Straw que a su vez significa “oponente invisible”. Ref. Online Etymology Dictionary http://www.etymonline.com/index.php?search=straw+man&searchmode=none

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321. Thane & Lunbeck, Op. Cit., pp. 39-40. 322. Ídem. 323. Ídem. 324. Quienes en los años setenta –cuando Hobsbawm era profesor en ambos países- sólo buscaban estudiar la historia del movimiento obrero y la clase obrera, dejando de lado otras clases sociales, lo que incluso repercutía en la extensión de sus propias aspiraciones marxistas, porque no se puede saber mucho de la clase obrera si no se conoce algo de las otras clases sociales. 325. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 40. 326. Ibíd, p. 42. 327. Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion”, Op. Cit., p. 4. 328. Los detalles de la posición política de EJH son ampliamente analizados por Carlin y Birchall, Op.Cit, pp. 7-11. 329. Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion”, Op. Cit., p 5. 330. Carlin & Birchall, Op. Cit., p. 10 331. Palmer, Bryan, EPT Objections and Oppositions, Verso Books, Londres, 1994, p. 10 332. Ibíd, p. 269. 333. Palmer, Bryan, “Reasoning Rebellion”, Op. Cit., p 4. 334. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 33. 335. Ídem 336. Ibíd, p. 34. 337. Hobsbawm, Eric, “Dr. Marx and the Victorian Critics”, The New Reasonrer, I, 1957, reimpreso en Labouring Men¸1964, p. 11. 338. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 34. 339. Ídem. 340. Ídem. 341. Hobsbawm, Eric, “Los desafíos de la razón”, Op. Cit., p. 3. 342. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 32. 343. Ibíd, p. 33. 344. Hobsbawm, Eric J., “The Age of Extremes”, Little Brown and Company; New Ed edition, Londres, November 1995, p. 393. 345. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 36. 346. Ibíd, pp. 36-37. 347. Alanís, Vanessa, “Y Todo el Jazz,” Op. Cit., pp. 51, 56. 348. Ibíd, p. 65. 349. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 37. 350. Marx, Karl y Hobsbawm, Eric, Formaciones Económicas Precapitalistas, Siglo Veintiuno Editores, México, 1971. 351. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 37. 352. Kaye, Harvey J., Los historiadores marxistas británicos, Prensas Universitarias de Zaragoza, Barcelona, 1989. 353. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 38. 354. Ídem. 355. Ídem. 356. Ídem. 357. Ibíd, p. 39. 358. English channel en ingles. 359. La división periódica del tiempo humano en años, décadas y siglos no es una medición precisa del tiempo, es decir, por más que le facilite el trabajo a los maestros de la escuela primara, la historia del imperio romano no termina con la caída de Constantinopla justo el primero de enero de 1453 D.C., el proceso es mucho más complejo que una cifra de cuatro números, pero es importante tener parámetros para saber en qué parte del proceso se encuentra uno, como en las novelas serían el desarrollo, clímax y desenlace. 360. Thane & Lunbeck, Op. Cit., p. 271. EJH dice que lo mejor (por no decir “lo más rescatable”) de toda esta tendencia es el trabajo de Ginzburg sobre la vida del molinero friulano del siglo XVI, The Cheese and the Worms. Libro que le gusta citar (también lo cita en Y todo el jazz) para ejemplificar cómo debían de ser retomados los grandes “por qués” de la metodología marxista. 361. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p 270 362. Ídem, p. 269. 363. Daedalus (en latín) o Daidalos (en griego) es el hábil artesano que, en la mitología griega, es considerado el creador de las imágenes. Además de ser el arquitecto del famoso Laberinto de Creta donde estaba encerrado el minotauro. 364. EJH, Años, Op. Cit., p. 267. 365. Ibíd., p. 273. 366. Hobsbawm, Eric, The New Statesman, 17 septiembre, 1960. 367. Thane, Pat, Interview with EJH, CCBH (Centre for Contemporary British History), Londres, circa 1988. Esta entrevista no fue publicada sino difundida como VHS a finales de los años ochenta. La Doctora Thane me envió un borrador del guión. 368. Ibíd., p. 22. 369. Carlin, Nora & Birchall, Ian, “Kinnock’s Favourite Marxist; EJH & the working class”, International Socialism Journal, 2:21, Otoño, 1983, p. 2

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370. Hobsbawm hace una breve descripción de Kinnock en Años Interesantes, Op. Cit., pp. 249-251. 371. Thane, Pat, CCBH, Op. Cit., p. 23. 372. EJH, Años, Op. Cit., p. 249. 373. Ibíd, p. 282. 374. Thane, Pat, CCBH, Op. Cit., p. 20. 375. Hobsbawm, Eric, Años, Op. Cit., p. 273 376. Hollander, Paul, “A man of faith”, The National Interest, Verano, 2003, NY, p. 2 377. Thanem Pat, CCBH, Op. Cit., p. 14. 378. Ibíd., p. 20. 379. Peter Burke es un caso representativo de lo reformista en vez de lo revolucionario. 380. Financial Times, suplemento de negocios del fin de semana, 4 de marzo de 2000, p. 18. 381. Anderson, Perry, “The Age of EJH,” Op. Cit., p. 7 382. Thane, Pat, CCBH, Op. Cit., pp. 29-30. 383. Hollander, Op. Cit., p. 3 384. Hobsbawm, Eric “La historia británica y Los ‘Annales’”, Sobre la Historia, Crítica, Barcelona, p. 189 385. Utilizo en esta sección segmentos de la traducción de las diferentes versiones de la transcripción con el fin de que el texto no se lea en inglés y en español. La versión final de la transcripción en inglés se presenta como Anexo I al proyecto de investigación, pues es el documento con el que realmente trabajé. 386. Al momento de traducir estos comentarios al español, muchos de ellos pierden significado, por lo que todos los comentarios de EJH a la primera transcripción se presentan, no sólo como pie de página en el Anexo I sino todos de corrido en su versión original en inglés constituyendo el Anexo II del proyecto. 387. Las corcheas son mías. 388. Moore, Kate, “La función de las transcripciones en la Historia Oral” / Block, Rosemary, “Comentarios a la perversión de la palabra” / Frich, Michael “Ver el bosque sin distinguir los árboles”, en Historia, Antropología y Fuentes Orales No. 18, Barcelona, 1997. 389. Ibíd, p. 14. 390. Thane, Pat, “Interview with EJH”, CCBH, Op. Cit., p. 25. 391. Jones, Spike & Kaufman, Charlie, Being John Malkovich, EUA, 1999. 392. (8) Para hacer biografía a partir de la historia social, el historiador debería tener claro cómo se hace la historia social en México, pero parece que no existe un método definido para biografía porque nuestros sujetos históricos no son los mismos que los ingleses y los métodos de Thompson, Rudé y Hobsbawm no nos sirven, además la antropología social y la historia social están claramente distanciadas en México y los sujetos mexicanos no tienen una conciencia o costumbre de dejar testimonios escritos de su vida y cotidianidad. 393. ¿Tal vez una revisión de la Revolución Mexicana a partir de los métodos de la historia social inglesa?; ¿tal vez sujetos como Villa? 394. Rebeldes Primitivos abrió camino a la Historia Marxista para tratar movimientos sociales de tipo no capitalista. Luego Hobsbawm indica que no pueden llegar a la revolución. (Establecer contexto sobre el que gira el libro). 395. Ascherson, Neal from “The Observer” reviewing Uncommon People. 396. Tomando en cuenta que es una cualidad del Rebelde Primitivo el no conseguir o alcanzar la revolución. 397. En su entrevista publicada en Los Andes online, Hobsbawm dice que “No hay nada sorprendente en cuanto a encontrarnos en un período de despolitización; uno no asume que durará permanentemente”. Los Andes online, 4 de mayo de 2003. http://www.losandes.com.ar/2003/0504/portada/nota124366_1.htm th 398. EJH review (April 18 , 2007): “This paragraph seems to have gone wrong. I think I wanted to say the following: ‘The political and cultural effects of emigration on the emigrant communities are complex. For instance, groups of young sons of Pakistani migrants to Britain have become religious fanatics and terrorists. This is not only a reaction against Britain by Moslems who reject the British way of life, but to some extent against the much more traditionalist and non-militant Islam of their parents' generation by a young generation born in Britain that is much more acculturated .It is a sign of the erosion of older social organization among the immigrant community. What is more, we have to remember that both older and younger generations often come from local backgrounds in South Asia with their own complex history an problems- in this case from Kashmir, where there has long been a conflict between India and Pakistan.’” 399. EJH review: “I obviously did not make myself very clear. What I wanted to say was ‘Between the XV-XVI and early XX century the engine of social change all over the world was located in Europe, or more correctly in a part of the European continent and the populations emigrating overseas from that region. This does not indicate a racial superiority of Europeans over non-Europeans, as was often argued to justify the imperialist rule of European states. Nor does it prove that only parts of Europe were capable of developing modern technology or capitalist organization. Until the XV century Chinese technology was more advanced than European, and Indians had a highly developed commercial society. However, the fact remains that the forces that transformed the world, and indeed conquered and ruled most of it by 1914, were Euro-centred, just as the fact remains that this European phase of global history came to an end in the course of the 20th century, first by the shift of economic power to the USA, then by the collapse of European colonialism, finally by the shift of the economic centre of gravity of the globe to Asia.’” 400. And this was said almost as a murmur. EJH review “I think I said 'the time for this particular form of political organization (i.e. the Leninist 'vanguard party') is over’”. 401. He’s referring to the conference given to Mexico City, October 3rd, 2005.

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402. EJH review: “The rest of the paragraph should read: 'We, the generation of historians of the 1950s and 1960s, tried to answer these questions, and made some progress in answering them, partly inspired by Marx, partly by the ideas originally formulated by Marx. This led us into giving a major emphasis to economic forces and social structures. I tried to summarize these changes in a paper I wrote about thirty years ago called 'From Social History to the History of Society'. This trend in history was dominant until the 1970s. Since then, fashions and interests in history have changed, and this has led to a relative decline in economic history and a narrowing of social history - an emphasis on the textures of everyday life, and feelings and memories. These things are interesting enough, but there has been a retreat from asking the big questions about how historic change comes about. '” 403. EJH review: “Should read: 'by learning the significance of Marx' central questions, but this does not necessarily mean giving the same answers as Marx. Social history, cultural history, even political history, makes sense only in the context of the major forces of the long-term historical transformation of societies which Marx pioneered.'” 404. EJH review: “Did I really say all this? What I meant was ' Of course we must do our best to change the world, because if we don't the result will be catastrophic. The problem is that, though it had great achievements to its credit, the way of changing the world to which my generation of Marxist revolutionaries was committed , and which we thought was worth the greatest sacrifices, did not very successful. What brought us to Marxism was the hope that understanding history would help to change the world, but one problem was that the USSR and other Communist regimes did not want to go on applying Marx' analysis to their own societies, and substituted power and command for understanding. The failure of our hopes still leaves my generation free to continue to try to understand history, and to explain the nature of the problems the world must solve, but it leaves us without a program for achieving the solution. Nevertheless such a solution must be found, and it is up to younger generations to discover those best suited to the conditions of the 21st century.'” 405. EJH review: “I don't understand 'about democracies'. What wanted to say here is that 'biography can be a form of microhistory, in the way in which the history of a village or small town can be written so as to bring out general historical problems as Gonzalez y Gonzalez did, in my view, in Pueblo en Vilo. This is difficult to do, but it can be done.'” 406. Ascherson, Neal from “The Observer” reviewing Uncommon People. 407. Primitive Rebels opened the path for Marxist History to treat social movements in a non capitalistic way, after Hobsbawm indicates that these rebels cannot achieve revolution. 408. Again, we have to take in consideration that it is a quality of the Primitive Rebels not to achieve or reach revolution. 409. He refers to the DVD copy of his lecture given to Mexico in October 2005. 410. “para” is the abbreviation of “paragraph”.

But Oh! I love my life! And all… That… Jazz!

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