A.J. de MIGUEL ZABALA, F.E. ÁLVAREZ SOLANO y J. SAN BERNARDINO CORONIL (eds.), Arqueólogos, historiadores y filólogos. Homenaje a Fernando Gascó. Tomo I

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KOLAIOS PUBLICACIONES OCASIONALES 4 Amado jesús de MIGUEL ZABALA Francisco Eduardo ÁLVAREZ SOLANO Jesús SAN BERNARDINO CORONIL (Eds.)

ARQUEÓLOGOS, HISTORIADORES YnLÓLOGOS. HOMENAJE A FERNANDO GASCÓ. TOMOI

SEVILlA-1995

KOLAIOS, ASOCIACIÓN CULTURAL PARA EL ESTUDIO DE LA ANTIGÜEDAD Apartado de correos (P.O. Box) 868 E-41080 SEVILLA

CONSEJO DE REDACCIÓN: Director Amado Jesús de Miguel Zabala Secretario José Antonio Alfonso García Vocales Víctor Manuel López Lago Javier Pluma Rodríguez de Almansa Francisco José López de Ahumada del Pino Jesús San Bernardino Coronil María Pilar Inés Calzón Francisco Eduardo Álvarez Solano

©A.C. KOLAIOS Depósito Legal: SE-2336/96 I.S.B.N.: 84-922394-0-9 (obra completa) 84-922394-1-7 (tomo 1) Imprime Tecnographic, S.L. Polígono Calonge, e/ A 41007 SEVILLA Pedidos a:

Scriptorium Apartado de correos (P.O. Box) 404 E-41080 SEVILLA (ESPAÑA)

> Petronio, Satiricón, 43, 4. fue un hombre fuerte, amigo de sus amigos , de mano generosa, de mesa siempre dispuesta»)

(« ...

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ÍNDICE

PRÓLOGO

11

INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

13

AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

15

ADHESIONES PERSONALES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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PENÍNSULA IBÉRICA Jaime ALVAR EZQUERRA Avieno, los fenicios y el Atlántico

21

Carmen ARANEGUI GASCÓ Los iberos y los auspicios. A propósito de un vaso decorado de la antigua Edeta (Llíria, Valencia) . . . . . . . . . . . . . .

39

Ma Luisa de la BANDERA ROMERO y Eduardo FERRER ALBELDA Reconstrucción del ajuar de una tumba de Cástulo: ¿indicios de mestizaje? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

53

María BELÉN y José Luis ESCACENA Interacción cultural fenicios-indígenas en el bajo Guadalquivir

67

Manuel SALINAS DE FRÍAS Los elementos griegos en el libro III de la Geografia de Estrabón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

MUNDO GRIEGO Luis BALLESTEROS PASTOR Heracles y Dioniso, dos modelos en la propaganda de Mitrídates Eupátor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127 7

Alberto DÍAZ TEJERA Los albores de la filosofía griega. Dialéctica entre mito y pensamiento

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135

Adolfo J. DOMÍNGUEZ MONEDERO Dión de Prusa y los griegos de Borístenes . . . . . . . . . . . . . . . . . 153 Pierre LÉVEQUE Le nombre et la cité . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175 Arminda LOZANO Las mujeres en la legislación sagrada griega

. . . . . . . . . . . 187

Pilar PAVÓN TORREJÓN e Inmaculada PÉREZ MARTÍN La presencia de la cultura griega en Cádiz: la figura de Moderato de Gades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203 Domingo PLÁCIDO Las transformaciones de la ciudad de Atenas desde el inicio de la intervención romana hasta la crisis del siglo III Mirella ROMERO RECIO La presencia femenina en el proceso colonial griego Rafael URÍAS MARTÍNEZ Los sofistas y la concordia

.. 241

. . . . . . . . . . 253

. 265

MUNDO ROMANO

José BELTRÁN FORTES Sátiro cabalgando sobre un delfín. Un tema inusual en la iconografía romana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 275 Antonio CABALLOS RUFINO Los caballeros romanos originarios de la Provincia Hispania Ulterior Bética. Catálogo prosopográfico . . . . . . . . . . . . 289 Ro~a

María CID El filohelenismo alejandrino de Calígula y el culto de Drusila-Panthea . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 345

Julián GONZÁLEZ M. ACCENNA M.F.GAL.HELVIVS AGRIPPA . . . . . . . . . . . . 365 8

R.C. KNAPP Laborant in somniis: Local Magistrates in the West and the Imperial Service . . . . . . . . . . . . . . . . . . 373 Juan Matías OJEDA TORRES Filóstrato, VA, 5,6 y la procuratela ad ripam Baetis

. . . . . . . . . . 381

Jesús SAN BERNARDINO La construcción de la Anticivitas romana: culto estatal versus cultos cívicos . . . . . . . . . . . . . . . . . 387 María Luisa SÁNCHEZ LEÓN Manius Aquillius, cos. 101 A.C. y la segunda guerra servil en Sicilia

. . . . . . 401

José Miguel SERRANO DELGADO La historia del intendente de Glicón: ¿una alusión a Claudia en Sat. 45, 7-9? . . . . . . . . . . . . . . . . . . 413

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PRÓLOGO

Kolaios, Asociación Cultural para el estudio de la Antigüedad se encuentra ante el difícil cometido de prologar un libro que se concibió expresamente como homenaje a Fernando Gaseó la Calle. Semejante tarea resulta compleja por varias razones: -Podríamos centrar nuestro prólogo en el hecho de que hemos perdido un socio. Ello es verdad, pero una verdad que tan sólo expresa pálidamente la magnitud de lo ocurrido. Fernando Gaseó no era un socio cualquiera en Kolaios. No pagaba su cuota únicamente con moneda sino con apoyo, aliento y maestría. Más que un componente cualquiera de la Asociación, era el maestro de muchos de nosotros. -Una asociación no puede escribir conjuntamente un prólogo sino que ha de delegar dicha función en uno o varios de sus miembros, para que obren en representación del colectivo. Y esto viene a ser especialmente complicado porque cada cual, antes que como socio, mantuvo con Fernando una relación personal e intransferible: más o menos intensa, más o menos prolongada en el tiempo, más o menos académica ... De esta forma, cada socio ha podido ver en Fernando, simultánea o sucesivamente, al profesor, al maestro, al tutor, al director de tesis, al amigo, al contertulio de La Moneda ... En tan triste circunstancia, no resulta fácil hallar un aliviador término medio: nos enfrentamos al peligro de quedarnos cortos o de pasarnos, de parecer fríos y distantes o de caer, por el contrario, en la cursilería y el sentimentalismo. No quisieramos que nada de estó ocurriera, pues la desaparición de una persona tan vital como Fernando no puede dejarnos ni fríos ni distantes sino traernos un recuerdo cálido y hondamente entrañable. Por otra parte, alguien con su ingenio y su fina capacidad para la ironía no merecería de sus discípulos un panegírico sensiblero y afectado, que pudiera perder el tono de sinceridad y mesura adecuados. Sirva pues como prólogo aquél que cada cual componga para recuperar por un momento sus propios recuerdos y visiones de Fernando. Compruebe así cada uno las fundamentadísimas razones que tenía personalmente para dedicarle este homenaje. Multiplíquese por el número de participantes en esta obra y con el resultado final obtendrá razones suficientes como para llenar otros dos vólumenes más como los presentes. ¿Quién dijo que resultaba fácil resumir todo esto en un breve prólogo?

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INTRODUCCIÓN

La súbita desaparición de Fernando Gaseó el 15 de mayo de 1995, como consecuencia del rápido desarrollo de una mortal enfermedad, nos sorprendió a todos. Debido a los muchos anügos y discípulos que tenía, así como a su prestigio académico, han ido viendo la luz diversas publicaciones dedicadas a su memoria. Así, las Universidades de Huelva y Sevilla recopilaron en los Opuscula selecta sus mejores artículos. La Asociación ARYS, de la que Fernando fue miembro activo, le dedicó las Actas del IV Encuentro-Coloquio titulado Ritual y conciencia cívica en la Antigüedad, en cuyo desarrollo desempeñó un destacado papel. Lo mismo hizo la revista Habis, de la que fuera co-Director, con su último número. Por otra parte, sus colegas italianos le han tributado en homenaje una colección de artículos reunidos bajo el título Italia sul Baetis. En prensa se hallan las Actas del II Congreso de Historiadores de Grecia, a cargo de cuya organización se encontraba Fernando Gaseó hasta el momento de su fallecimiento, y que algunos de sus discípulos llevaron a cabo como tributo póstumo. Pese a toda esta actividad, faltaba, desde nuestro punto de vista, una convocatoria abierta a todos los amigos y discípulos que quisieran participar en un proyecto ideado y confeccionado expresamente en su memoria. Por ello, junto a trabajos próximos a las líneas de investigación desarrolladas por Fernando (Historia de Grecia en época altoimperial, Literatura griega y Segunda Sofística, Cristianismo primitivo, Historiografía de Historia Antigua de Andalucía), pueden encontrarse, en la presente obra, artículos sobre temas no necesariamente relacionados con su trayectoria científica, aunque firmados por personas cercanas a Fernando. Precisamente, el título de nuestro Homenaje, Arqueólogos, historiadores y filólogos, quiere recoger este carácter plural e integrador. Conscientes de la arbitrariedad que conlleva toda división, la variedad temática nos aconsejaba abrir unos apartados lo suficientemente amplios en el índice que hicieran manejable el volumen, aunque algunos de los artículos bien hubieran podido incluirse bajo otros epígrafes. Así y todo, no hemos conseguido evitar abrir un apartado de varia, dada la heterogeneidad de las contribuciones. De esta manera, la Asociación Kolaios cree haber rendido el homenaje que mejor podía reflejar la amplitud de miras del que fuera nuestro socio y amigo.

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AGRADECIMIENTOS

El presente libro ha contado con las colaboraciones económicas de diversas instituciones, gracias a las cuales pudo ver finalmente la luz. A pesar de que dichas contribuciones han sido en todo momento desinteresadas, no podemos dejar de expresarles aquí nuestro reconocimiento. De esta manera, desde el mismo momento en que surgió la idea de realizar un homenaje a Fernando Gaseó, pudimos contar con la ayuda del Aula de Cultura de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla, así como con las del Departamento de Historia Antigua, en el que Fernando desempeñó la totalidad de su carrera docente, y el Decanato de dicha Facultad. Igualmente, hacemos extensible nuestro agradecimiento por su participación económica a la Sociedad Española de Estudios Clásicos y, como era de esperar, al Grupo de Investigación >, ANRW II, 16,3. Marín Ceballos, M.C.: (1994) «Cetrería en el mundo ibérico», Hom. al Prof. Presedo, Sevilla. Mata, C., Bonet, H.: (1991) «La cerámica ibérica: ensayo de tipología>>, T. V. del SIP 89, Valencia. Ribichini, S.: (1985) >, Gerión 8: 1127. (1991): «La religión como índice de aculturación: el caso de Tartessos>>, Atti del ll Congresso lnternazionale di Studi Fenici e Punici, vol. 1: 351-356. Roma, Consiglio Nazionale delle Ricerche. (1993): «Problemas metodológicos sobre el préstamo religioso», en Alvar, J. y otros (eds.), Formas de difusión de las religiones antiguas. Segundo Encuentro-Coloquio de ARYS. Jarandilla de la Vera, Diciembre 1990: 1-33. Madrid. Amores, F. (1995): «La cerámica pintada estilo Carambolo: una revisión necesaria de su cronología>>, Tartessos 25 años después. 1968-1993 (Jerez de la Frontera, 1993). Jerez, Ayuntamiento de Jerez. y Rodríguez Hidalgo, J.M. (1983-84): «Cogotas en Carmona y panorama general sobre el fenómeno en Andalucía occidental», Mainake V-VI: 73-86. Astillero, J .M. (1995) (ed.): Historia del Paso del Estrecho de Gibraltar. Cádiz, Sociedad Española de Estudios para la Comunicación Fija a través del Estrecho de Gibraltar, S.A. Aubet, M. E. (1977 -78): «Algunas cuestiones en torno al período orientalizante tartésicO>>, Pyrenae 13-14: 81-107. ( 1984): «La aristocracia tartésica durante el Periodo Orientalizante», Opus VI: 445-468. (1986): «Horizonte cultural protohistóricO>>, Tartessos, extra n" 1 de la Revista de Arqueología: 58-73. Madrid. (1989) (coord.): Tartessos. Arqueología Protohistórica del Bajo Guadalquivir. Sabadell, Ausa. (1992-93): «Maluquer y El Carambolo>>, Tabona VIII, vol. II: 329-350. ( 1994): Tiro y las colonias fenicias de Occidente. Edición ampliada y puesta al día. Barcelona, Crítica.

95

Interacción cultural fenicios-indígenas ...

(1995): , 1 Fenici: Ieri Oggi Domani. Ricerche, scoperte, progetti (Roma 3-5 marzo I994): 227243. Roma, Accademia Nazionale dei Lincei-Consiglio Nazionale delle Ricerche. y otros (1983): La Mesa de Setefilla. Lora del Río (Sevilla). Campaña de 1979 (Excavaciones Arqueológicas en España 122). Madrid, Ministerio de Cultura. y otros ( 1985): , Anuario Arqueológico de Andalucía/1985, II: 42-50. Belén, M. (l994a): ,,fenicios en Andalucía Occidental. Diez años de investigación (1980-1990)>>, Hispania Antiqua, XVIII: 495-518. (1994b): , Leyenda y arqueología de las Ciudades Prerromanas de la península ibérica, vol. III: 17-32. Madrid, Museo Arqueológico Nacional. y Escacena, J. L. ( l992a): , Paleoetnología de la Península Ibérica, en Complutum 2-3: 6587. (l992b): «Las necrópolis ibéricas de Andalucía occidental>>, Congreso de Arqueología Ibérica: Las Necrópolis (Madrid, 1991), en Varia 1: 509-529. Madrid, Universidad Autónoma. (1993): , Trabajos de Prehistoria, 50: 139-158. Belén, M. y otros. (1993): , Spal2: 219-242. (e.p.): Arqueología en Carmona (Sevilla). Excavaciones en la casa-palacio del Marqués de Saltillo. Sevilla, Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía. Bendala, M. (1992): , Congreso de Arqueología Ibérica: Las Necrópolis (Madrid, 1991), en Varia !: 27-36. Madrid, Universidad Autónoma. Bermejo, J. (1982): Mitología y mitos de la Hispania prerromana. Madrid, Akal. . Bikai, P.M. (1978): The Pottery ofTyre. Warminster, Aris & Phillips Ltd. Blanco, A. (1968): «Los primeros ensayos de representación plástica de la figura humana en el arte español>>, en España en la Crisis del Arte Europeo. Madrid, Instituto "Diego Velázquez". (1979): Historia de Sevilla. I (1) La Ciudad Antigua (Desde la prehistoria a los visigodos). Sevilla, Universidad de Sevilla.

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María Belén y José Luis Escacena

Blázquez, J.M. (1986a): t8Éwv 71"TCI.¡;.Évr¡ · Aióo~ óf: (3E(3~KE ov 71"ÓT¡;.ov yoówacx At7rova' ixvópoT~TCI. KCI.L f¡{3r¡v. «Como era de esperar, a él , mientras hablaba así, le cubrió la oscuridad de la muerte. Su alma, volando desde sus miembros, marchó al Hades lamentando su destino, después de abandonar su vigor y juventt1d.••

Sin reacción, con el mayor de los conformismos, acepta su destino, que aquí, expresado con el vocablo 71"ÓT¡;.ov, significa lo que a uno le cae, lo que a uno le sobreviene. 25. Algo diferente es la visión del hombre en la Odisea. Se alumbra un atisbo de distinción entre sujeto y objeto. El hombre analiza y evita las aporías. Ulises es versátil y de muchos recursos: 71"0AÚ7po7ro~ y 7ro'Av¡;.~xcxvo~, se le llama. Mientras Patroclo se entrega, Ulises busca siempre salvarse y salvar a sus compañeros. Es astuto 40 como no es menos astuta Penélope41 • Es curioso: se aventura a entrar en la cueva del Cíclope y, una vez allí, se enfrenta con la situación y encuentra la salida. Sorprendentemente se dice42 que ¡;.fin~ -por algo es 7ro'Aú¡;.r¡n~- le sacó de la cueva. Y ya sabemos de la influencia que tuvo Metis como abertura y posibilidades43. 26. Pero sobre todo reflexiona, medita y controla la situación. Ulises 44 , que pasa la noche en el vestíbulo de su palacio en Ítaca, no duerme por la indignación que le causa el comportamiento de algunos sirvientes; pero meditaba, ¡;.Ep¡;.~ptrE, muchos pensamientos y > pitagóricox4 El tianeo, a pesar del ambiente de crispación que se respiraba, llega a Roma y allí se encuentra a los seguidores desmoralizados. Sin embargo, el pitagorismo estaba fuertemente articulado en otras zonas del imperio. Los viajes de Apolonio atestiguan comunidades diseminadas a lo largo de todo el imperio 85 . Bajo el reinado de Nerón, únicamente, emerge Moderato de Gades como fiel seguidor de esta escuela. Además, un contemporáneo estoico, Queremón, se presenta próximo al pitagorismo intelectualxó. Otros miembros de esta doctrina son Filolao de Cittium y Musonio de Babilonia87 . Pero la figura más destacada es la de Moderato, que lidera una escuela. La esencia de su doctrina se podría resumir en la utilización de la simbología de los números como técnica para hacer más asequibles los datos de la ontología. Asimismo, aplica la aritmología al conocimiento del alma.

IV.2. La obra de Moderato de Gades Si el contenido de la obra de Moderato se ha conservado en general a través de citas de segunda mano y muy fragmentariamente, las imprecisiones sobre la forma que dio a sus escritos no son menores. Siguiendo a Esteban de Bizancio, el título de su exégesis pitagórica habría sido el de ITv8Cl')'OptKO'i tTXOACl't, repartidas en cinco libros 88 • El número de cinco es probablemente menos fiable que el de once que nos transmite Porfirio en su Vida de Pitágoras89 , puesto que Esteban sólo cita a Moderato para demostrar que en griego se dice rwiELpEÚc;", mientras que

XI. Sen. Quaest. Nat., VIII. 32,2; Epist .. 59.7; 108. X1. Philostr., VA, IV,6; 35. Cf. J.M. André. up. cit., 17-20. í\3. Tac. Aun. XII.52.

84. Philostr.. VA, VII,11; 17; VIII,7. X5. E. Lyall Bowie, «ApolloniusofTyana: Tradition and Reality», ANRW. II,16,2 (1978) 1671-1684. 86. Cf. M. Frede, «Chaeremon der Stoiker••. ANRW. 11.36.3 (1989) 2067-2103. 87. Vid. J. M. André, up. cit .. 22. X8. Vid. n. 4.

RlJ. Vid. Porfirio, Vira Pythar;orae, § 48 (Porphyre, Vie de Pythagore. Lerrre á Morcella, ed. E. des Places !París. Budé 1982]58, 21): 'H b€ 1rEPL TWV aptOwv 7rpcry¡;.o:nío:, wÚaEwc; rov rpícx éxptO¡.tov KCXTr¡"fÓpr¡acxv. ~to KCXt 1r&v ro ¡.twórr¡n 7rpoaKEXpr¡¡.tÉvov rpwt:tbf:c; Eivcxí t:j>cxaw. Kcxi hi TWP &AAWP o' éxptO¡.twP o cxuroc; AÓ"(Of;. Ovrot OVP oi AÓ"(Ot KCX8' ove; oi pr¡Of:vrEc; éxptO¡.tot ET&"(r¡acxv. Kcxi oi f:~Y¡c; 1rEptÉXOPrCI.L U1r0 ¡.tt&c; nvoc; ióf:cxc; KCXt buv&¡.tEwc:; · múrr¡v bf: ÓEK&ocx oiov oEx&ocx 7rpoar¡"fÓpEuacxv. ~to KCXt TÉAEtoP éxpd}¡.tov rov OÉKcx EÍvm AÉ"fOUatv, ¡.t&AAov bf: n'Auórcxrov ix1r&vrwv, 1r&acxv bwt:/>opca éxptO¡.¡,ov KCXt 1r&v Eiooc; AÓ"fou Kcxi éxvaAo"fÍav Év Écxunj> 7rEptt:tAr¡t:/>óra. Kcxi Et TÍ Éan TÉAEwv, rovró t:/>cxatv ÉKEÍP1J r~ éxpx~ 7rpoaKEXpi¡a8ext KCXt Kcxr' ÉKEÍvr¡v KEKOa¡.ti¡aOm. nHv &'A'Awc; Jl~ ouv&¡.tEPOL ovo¡.t&aext r0 ri¡c:; rpt&boc; OPÓ¡.tCI.n E7r' cxuri¡c; f:xp~acxvro. KCXL EÍf; EPPOtCXP cxuri¡c; (3ouAÓ¡.tEPOL EÍ(JCX"(CX"(EÍP ~¡.t&c; Ota rov ábouc; roúrou mÚr1J EÍa~"(CX"fOP. Ei "(ap ~ rov 1rcxvroc; t:j>úmc; Kcxr' éxptO JlWP AÓ"(ouc; n KCXt CxPCXAO"(ÍCI.c; 1rEparovrm KCXL 1rÓ:P ro "ft:PPWJlEPOP KCXt CI.U~CXPÓ¡.tEPOP KCXL TEAEWÚJ-tEPOP KCI.T' aptO¡.twP AÓ"(OUf; ÓtE~&"(EL, 7r&P7cx ÓE AÓ"(OP KCXL 7r&acxv CxPCXAO"(ÍCXP KCXL 1rÓ:P Eióoc; éxptO¡.tov 7rEptf:xu ~ oE"&c;, 1rwc; o u" &v 7ÉAEtor; o ÓÉKcx éxptO¡.¡,oc; AÉ"fotro cxürr¡ ...

102. 1rrxpaod!óvm -

1rapwn~tam

Cyril.

103. ot&. rwv &.pw6¡;.wv Cyril.: Krxra r. áp. codd. 104. h codd. á Holste. 105. cv cod. B €v rell.

222

Pilar Pavón e Inmaculada Pérez Martín

Traducción. § 48. Comentario. § 48. La especulación numérica, basada en un concepto del número que lo

equipara a la esencia de lo real y a la Idea platónica, es característicamente pitagórica (cf. Met. I 5, 985b23-28, 987b22-25) 108 • Los tratados de aritmética metafísica gozan de una amplia tradición que inicia con el 11tpi 11v0a"(optKwv lxptO¡.¿wv de Espeusipo y se prolonga hasta Miguel Pselo (s. XV 09 , pero es en el platonismo medio cuando se perfila que la realidad de los entes matemáticos, aun en su independencia ontológica como realidad mediana, desciende de la realidad inteligible y no podría valer como forma o esencia de la realidad natural si no poseyese tal lazo metafísico con lo inteligible en sí 110 • § 49-50. a) Tras el excursus sobre los geómetras y los maestros (que no hemos reproducido), se repite la razón ya expuesta del valor de la aritmética como instrumento de la metafísica y da comienzo la caracterización de los números uno, dos, tres y diez 111 • Resulta interesante señalar que el término utilizado es el de €v üvo y no el de ¡;.ovó'.!; «mónada, unidad>>; a continuación, sin embargo, Moderato hará uso de bv&s, Tpt&s y no de ; tal elección no es arbritaria y apunta a la diferencia entre un Uno absoluto y una Unidad derivada, en la que insiste al final del § 50. Sobre la diferencia entre Uno y Unidad, vid. infra, comentario b) al fr. 3. b) El Uno es definido como razón de la unidad, identidad e iguf!ldad y causa del acuerdo y la simpatía del universo y de la conservación de lo que es igual a sí mismo. La díada, por su parte, es la razón de la alteridad y la desigualdad y de todo lo que divide y se muestra cambiante y unas veces es de un modo y otras de otro. Moderato evita los desarrollos comunes que identifican el Uno con Dios o caracterizan la pareja uno-díada como bien-mal desde Platón (estos conceptos no aparecen

108. Cf. Proclo, theol., 1,4, página 20 (8.19 ed. S.-W.). Sobre la postura crítica de Aristóteles hacia «la mística del número» encamada por los pitagóricos, vid. J. Bertier, Nicomaque de Gérase. Introducction arithmétique (París 1978) 15-17. 109. Vid. J. Bertier et al., op. cit. (1980) 10-11. La obra de Pselo, que utiliza ampliamente el comentario de Yamblico a la Física, fue editada por P. Tannery, «Psellos sur les nombres•, REG 5 (1892) 343-347. 110. Vid. F. Romano, op. cit. 39. 111. Una exposición sistemática del valor metafísico, geométrico y mítico de los diez primeros números en Iamblichi Theo/ogoumena arthmeticae, ed. V. de Falco (Leipzig 1922).

224

Pilar Pavón e Inmaculada Pérez Martín

nunca en los textos que conservamos) 112 , pero la definición guarda ecos de Phil. 25d-e, donde Platón relaciona la unidad con lo conmensurable y armónico. El paralelo más cercano a estas definiciones, que se inspiran, en último término, en Parm. 129d-e, lo da Nicómaco de Gerasa, Intr. arith. II XVII, 1: E7Epov KcÚ ETEpÓ7r¡7cx oi 7rcxAmot oi 1!'EpÍ TE IIv8cxrópcxv Kcxt 7ovc; EKEÍvov ÓLcxóóxovc; 1!'V8p,EPLKWc; ÉJJ 7~ ÓvcXÓL i::8EwpovJJ, 7CXVÚJJJ ÓE KCXL 7CXV7ÓTr¡7CX ÉP 7~ ¡.tOJJcXOL, wc; ÉP OV(JLJJ ixpxcx'ic; TWP of..w ·. (>), éstos cobrerían una mayor justificación considerando los mencionados avances de la obre del filósofo gaditano.

239

Kolaios 4 (1995) 241-251

LAS TRANSFORMACIONES DE LA CIUDAD DE ATENAS DESDE EL INICIO DE LA INTERVENCIÓN ROMANA HASTA LA CRISIS DEL SIGLO III Domingo PLÁCIDO (Universidad Complutense de Madrid)

La intervención romana en el mundo griego fue un fenómeno de gran complejidad, tanto por las causas que la provocaron, en uno y en otro campo, como por sus consecuencias, unidas a la variedad de reacciones suscitadas. La intervención tenía motivaciones estrictamente romanas, integradas en el proceso imperialista visto en su totalidad, matizadas por la propia personalidad de la cultura de los griegos, imagen modélica de la Roma filohelena, al tiempo que se configuraban como un enemigo especialmente digno de ataque por la apariencia despótica y orientalizante de sus reyes. Pero también tenía sus causas en la propia conflictividad interna de las ciudades griegas, cuyas oligarquías tendían a ver en Roma la nueva figura del estratego apaciguador, con la ventaja de que esta estrategia se dibujaba ahora de forma colectiva, con instituciones oligárquicas, como si se ofreciera la posibilidad de volver a formas de organización propias de la pólis predemocrática. La esperanza que las oligarquías habían puesto en la monarquía macedónica se había trocado en miedo al déspota tiránico, populista y demagógico, que haría cualquier cosa por garantizarse el apoyo del démos, al que primero se atraía sólo para garantizar la estabilidad como campo de dominio de las oligarquías. Desde Demetrio Poliorcetes a Filipo II y Antíoco III, la figura del defensor de los oprimidos se hacía en los reyes más temible para las oligarquías, que comenzaron a ver en Roma la nueva esperanza de salvación, como representante del régimen mixto que seguía el modelo aristotélico e impedía tanto el poder personal como la demagogia. Durante la primera década del siglo II a.C., se revelaron algunas de las claves del proceso, cuando, por una parte, la intervención de Quinctio Flaminino se iba definiendo de un modo selectivo, que afectaba especialmente a Atenas, mientras que la actuación de Antíoco III se dirigía de forma específica a atraer a las masas en las ciudades. Por eso, según Livio (35.50.4), en Atenas había nacido una situación que podía calificarse como sedición, porque algunos habían atraído hacia Antíoco con 241

Las transformaciones de la ciudad de Atenas ...

dinero a la multitud venal con la esperanza de distribuciones, lo que provocó la intervención de Quinctio, que hizo desterrar al cabecilla Apolodoro, gracias a la acusación de un tal Leonte, que estaba entre los que militaban en la . Interesa destacar cómo estaba dividida la ciudadanía ateniense, a la que era posible ganarse a base de largitiones. Pero también había una pars Romana bien definida, que denuncia el movimiento de defección a la que considera la autoridad representativa del imperio. Desde ese momento, la historia interna de la ciudad pasa a formar parte de los planes de éste. Así, tras la guerra con Perseo, en el año 166, ese sector prorromano de la ciudadanía ateniense lograba establecer una cleruquía en las isla de DeJos con el apoyo imperial 1 , donde también intervienen los miembros de las clases dominantes itálicas en formación 2 . Ahora parece claro el protagonismo de las clases dominantes atenienses reconstituidas en el mercado del Egeo a través de DeJos, como emporio común de los griegos (Paus. 8.33.2) y en función del crecimiento romano. Es la época de las grandes estoas helenísticas (fig. 1), que dieron al ágora ateniense una imagen de lugar cerrado 3 , adecuado más para la actividad comercial que para la vida política de la ciudad clásica4 • Es el caso de la estoa de AtaJo y la estoa media, que cierran al este y al sur del lugar público5 , centros comerciales promocionados por el evergetismo de grandes señores helenísticos orientales6 . Sin embargo, en las guerras promovidas por Mitrídates del Ponto, la actuación de los grupos atenienses antirromanos afectó a la isla de DeJos, de donde fueron expulsados por el pretor Orbio. La situación en la isla se normalizó más tarde, lo que indicaría que era posible el entendimiento entre los romanos y los atenienses allí asentados en concreto 7 , pero la ciudad de Atenas y el Pireo sufrieron con especial dureza la represión silana. Los autores antiguos insisten sobre la gran colección de obras de arte que en estos momentos fue trasladada a la capital del Imperio en formación 8 , lo que sin duda contribuyó a empobrecer la imagen que la ciudad había dejado de su pasado clásico y helenístico. Roma pasa a convertirse así en el único po-

l. J. Day, An Economic History of Athens under Rornan Domination (Nueva York 1973= 1942) 54.

2. E. Campanile. •L'assimilazione culturale del mondo italico•, en Storia di Roma (Turín 1990) II, l, 310. 3. J.M. Muñoz, •Aproximación al urbanismo griego: la ciudad como obra de arte•, EC 100 (1991) 3H.

4. E. Greco, M. Torelli, Storia del/'urbanistica. IL mondo greco, (Roma-Bari 1983) 356. 5. F.E. Winter, ·Hellenistic Science: its Application in Peace and War. Building and Townplanning•, CAH VII 1 (19842 ) 376. 6. V.R. Grace, ·The Middle Stoa dated by Amphora Stamps•, Hesperia 54 (1985), 25. 7. P. Green, Alexander to Actium. The Historical Evolution on the Hellenistic Age (Berkeley-Los Angeles 1993 2 =1990)562-5. 8. D.J. Geagan, ·Roman Athens: some Aspects of Life and Culture. l. 86 B.C.-AD.267•, ANRW, 11,7' 1 (1979), 374.

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der capaz de controlar las actividades de intercambio del mundo egeo en las que estaban incluidos los tráficos en que se sustentaba el sistema esclavista. La intervención romana protectora de las clases dominantes griegas, y atenienses, en favor de una consolidación interna, itálica, se transforma en la intervención que tiende a controlar la economía universal, en que cada ficha desempeña un papel subsidiario y funcional. En lo institucional, ello significa el retorno al formalismo representativo protagonizado por el Areópago y la adecuación de la institución de la ephebeía a las fiestas celebradas en honor de Sila, verdadera síntesis de la asunción romana del poder personal de tradición helenística y de la imposición sobre las tradiciones griegas. De este modo se inicia la tendencia a convertir los órganos propios de la ciudad-Estado en instrumentos de la función municipal atribuida a la ciudad dentro del

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Las transformaciones de la ciudad de Atenas ...

mundo romano, lo que verá su punto culminante en la teorización de la realidad representada por los Consejos políticos de Plutarco 9 . Desde entonces, las intervenciones del poder romano experimentan una cierta alternancia, entre la intervención imponente, que borra los rasgos de la ciudad clásica, y la aparentemente respetuosa, situada en los márgenes del centro tradicional. Ésta es la línea seguida por César, cuando inaugura el ágora romana, seguramente en los años cincuenta 10 (M en fig. 2). De este modo, la intervención romana se define como tal, al imitar las estructuras del Foro, pero queda alejada del ágora de la tradición democrática, que ya no desempeña esa función, aunque así se permite el mantenimieto de la imagen ilusoria, coincidente con la tendencia populista del dictador. En esa línea se entiende también la actuación de Antonio, honrado como

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Fig. 2: El centro de Atenas, incluida el ágora romana, tras los trabajos de 1970 (Travlos, suplemento, pág. 577).

9. Ver la magnífica edición, con traducción y notas, de Fernando Gaseó (Madrid 1991), nueva ocasión para rendirle homenaje por su labor investigadora en este terreno. 10. J. Camp, The Athenian Agora (Londres 1992= 1986 con correcciones) 184.

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Dioniso y, junto con Octavia, como dioses benefactores, pues la acción popular sólo se plasma en la capacidad de beneficencia que se hace más eficaz cuanto más se acerque a la divinidad el personaje en cuestión. Las manifestaciones arrasadoras del poder romano se complementan así con la eficacia de las medidas evergéticas procedentes de una figura carismática salvadora. El ágora se construyó en un espacio donde al parecer había anteriormente un mercado abierto, de gran actividad mayorista en la época del apogeo del mercado de Delos bajo control ateniense, y pueden haber sido los mismos atenienses quienes tomaron la iniciativa 11 tal vez ante la expectativa de recuperar, con la protección de César, el papel hegemónico en los intercambios del Egeo. Por otra parte, la zona parece haber estado vinculada al ágora de Teseo, situada al sur, al norte de la Acrópolis 12 , lugar especialmente prestigioso por su relación con los orígenes de la ciudad. Es Filóstrato (VS. 2.5 =571) quien se refiere al teatro de Agripa o Agripieo como centro de actividades intelectuales de época imperial, donde actuó Filagro (Philostr. VS. 2.8 =579-580) antes de hacerlo en el bouleutérion de los technftai a la entrada del Cerámico. Para Filóstrato, el teatro de Agripa estaba, en cambio, en pleno Cerámico, como se conocía la parte central del ágora en época imperial. Pausanias (l. 8. 6) lo menciona como Odeón y parece que todavía se utilizaba como centro de espectáculos hasta que sus funciones fueron absorbidas por el Odeón de Herodes Ático, al sur de la Acrópolis 13 • Orgánicamente, el edificio aparece relacionado con el Gimnasio situado al sur 14 • La identificación está plenamente aceptada (fig. 3, n° 65), en una colocación absolutamente imponente, rompiendo con la antigua zona abierta en que se situaba la orquestra, centro de iniciación juvenil y de espectáculo antes de la construcción del teatro de Dioniso 15 • La tradición clásica se acepta por los romanos mezclada con elementos decorativos de inspiración heterogénea, con elementos itálicos y romanos, según los esquemas vitruvianos, aunque éstos a su vez procedan de Grecia 16 . Forma y función continúan, pero para poner de relieve la dominación romana 17 • También en la época de Augusto se construyó el templo de Ares (fig. 3, n° 67) para cubrir el hueco que quedaba en el espacio abierto del ágora. Al parecer, se trataba realmente de la reconstrucción del templo de Ares en Acamas, tras proceder al traslado de los materiales para dedicarlo a Mars Ultor, con ocasión del viaje a Oriente de Gayo César. Los cultos de los demos quedarían así suplantados por cultos

11. M. Hoff, ~The Early History of the Roman Agora•, en S. Walker, A. Cameron, eds., The Greek Renaissance in the Roman Empire (Londres 1989) 7. 12. J. Travlos, Pictorial Dictionary of Ancient Athens (Nueva York 1980) 28. 13. L. Beschi, D. Musti, ad loe. 14. Athenian Agora. A Guide to the Excavation and Museum (Atenas 19904 ) 110. 15. H.A. Thompson, •The Odeion in the Athenian Agora•, Hesperia 19 (1950) 140. 16. J.M. Roddaz, Marcus Agrippa (Roma 1984) 435 ss. 17. T.L. Shear,jr., ~Athens, from City-State to Provincial Town•, Hesperia 50 (1981) 360.

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Fig. 3: El ágora a finales del s. 11 d.C. Travlos (pág. 25).

urbanos controlados por el emperador, que además de este modo afirmaba el carácter dinástico de su poder 18 . Lo mismo ocurrió en esta época y todavía en época antonina con los templos llamados de sureste y de suroeste, construidos con materiales procedentes de la estoa de Tórico y del templo de Atenea en cabo Sunio respectivamente19.

18. G. Bowersock, «Augustus and the East: the Problems of the Succession., en F. Millar, E. Sega!, eds., Caesar Augustus. Seven Aspects (Oxford 1984) 169-188. 19. W.B. Dinsmoor,jr., "Anchoring two Floating Temples", Hesperia 51 (1982) 410-452.

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En la Acrópolis, la construcción del templo de Roma y Augusto (fig. 4, n° 119) sirvió para imponer la presencia imperial ocupando el espacio abierto delante del Partenón, con lo que quedaba inutilizado como lugar de concentración cívica y religiosa. En una inscripción (/G III 1.63), el templo se dedica a la diosa Roma y a César Augusto, en griego, y se añade el calificativo de sotér. El edificio circular podría representar el intento de introducir, una vez más, las tradiciones itálicas, para apropiarse definitivamente el clasicismo20 • En la época julioclaudia, en Atenas, como en el resto del Imperio, se dio un fuerte impulso al culto imperial. Sin embargo, la veneración a los gobernantes romanos procuraba conjugarse con la conservación de los cultos locales más prestigiosos y representativos de la identidad ciudadana. César y Augusto reciben la dedicatoria de una inscripción, precisamente por haber permitido la erección de un arco dedicado a Atenea Arquegetis 21 , en la puerta del mercado romano por la que se comunica con el ágora tradicional, como punto de encuentro de los dos espacios simbólicos de las diferentes concepciones del espacio público (fig. 2). Puede notarse cómo la puerta en que se encuentra el arco se orienta hacia el centro tradicional de la ciudad 22 • En el lugar de paso desde la estoa que conduce al ágora se halla también una dedicatoria a Trajano, procedente de la Biblioteca de Flavio Panteno (fig. 3, n° 74), que se coloca en los bordes de la vía Panatenaica cuando ésta se orienta hacia la Acrópolis. El dedicante es hijo de Flavio Menandro, seguramente de escuela estoica, y antepasado de un cristiano llamado Panteno del siglo II, que aparece en Alejandría identificado como ateniense y que en el 180 era cabeza de la escuela catequética de esa ciudad según Eusebio y Clemente23 . Un poco más tarde, hacia 114-6, se erigió el monumento a C. Julio Antíoco Filopapo, perteneciente a la familia real siria, a la dinastía de Comagene, que se caracterizó por sus espléndidas evergesias y por haberse integrado en la ciudadanía romana y tener un cursus como tal 24 , así como por haber estado en contacto con Plutarco25 , uno de los ideólogos de la nueva demokratía 26 • El monumento es una

20. A. Giuliano, La cultura artistica del/e provincie del/a Grecia in eta romana (Epirus, Macedonia, Achaia: 146 a.C.-267 d. C.), (Roma 1965) 12 ss. 21. R.E. Wycherley, The Sumes of Athens (Princeton 1978) 102. 22. D. Plácido. •La ley olearia de Adriano: la democracia ateniense y el imperialismo romano., Gerión 10 (1992) 177. 23. A.W. Parsons, ·A Family of Philosophers at Athens and Alexandria•, Hesperia suppl. V/Il (1949), Commemurative Studies in Honor of T. L. Shear, 268-272. 24. M.-F. Baslez, •La famille de Philopappos de Commagene. Un prince entre deux mondes•, DHA 18.1 (1992) 89-101. 25. D. Plácido. «Teseo: la tradición y la renovación en la religiosidad de Plutarco•, Actas del J/1 Simposio Español sobre Plutarco (Madrid 1994) 140. 26. D. Plácido, •La demokratía de Plutarco•, en I. Gallo, B. Scardigli, Teoria e prassi politica nel/e opere di Plutarco (Nápoles 1995) 383-9.

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Fig. 4: La acrópolis de Atenas. Travlos (pág. 71)

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buena representación de la cultura mixta que se ha ido formando en los primeros decenios del Imperio, donde la realeza oriental soteriológica y evergética y la aristocracia grecorromana se transforman en el vehículo para dar un nuevo contenido a la terminología política. Es el mismo ambiente en que se produce la intensa intervención del emperador Adriano. Destaca, en primer lugar, la terminación del Olimpieo (fig. 5, 158) en el año 130, celebrada, según Filóstrato (VS. 1.25 =533), con un discurso de Polemón, que, en palabras del sofista, no podía hablar sobre ese tema , tó me atheeí. Sila se había llevado algunas columnas a Roma, pero antes, entre 176 y 165, había intervenido con ánimo de completarlo Antíoco IV, en la idea de que favorecería su imagen ante los atenienses. Era, en efecto, una iniciativa de Pisístrato, en la que Tucídides consideraba la zona sacra más tradicional de Atenas, en el área del río Iliso. Ahora va a servir de escenario al culto imperial, localizado al sur del templo de Zeus, en el Panhelenio, donde se erigían las estatuas de Atenas y las colonias (apoikíai), según Pausanias (1.18.3). La primacía de Atenas trata de vincularse a la supremacía del emperador, protector de la ciudad. Así se manifestó con la ley olearia, que se publicó en la puerta de Atenea Arquegetis, y con la Biblioteca (fig. 2, L). Como Pisístrato, también Adriano se presenta como protector de los excluidos, como se pone de manifiesto en el nuevo impulso dado al culto de Teseo, cuyo templo, al sur del ágora romana (fig. 2, N), se les ofrecía como refugio incluso a los esclavos. Por ello adquiere un nuevo sentido el arco de Adriano o puerta de Teseo (fig. 5, n° 163), que sirve precisamente para emprender el camino hacia el ágora vieja, donde estaba el santuario primitivo del héroe. Ahí se sintentiza la labor del emperador con las tradiciones más venerables de la ciudad, al tiempo que se personifica el carácter protector de los héroes pasados y presentes, haciendo un todo de la tradición heroica, de la democracia y del Imperio romano. La época de Adriano también fue el escenario de un nuevo impulso para la introducción de los cultos de origen oriental en la ciudad de Atenas, que, al verse entrelazados con el culto tradicional de Deméter, por un lado asumían el carácter mistérico de este culto tradicional y, por otro, adoptaban las formas cívicas que le permitían integrarse en las prácticas más civilizadas de la cultura grecorromana27 • De este modo, la ladera meridional de la Acrópolis (fig. 4), en el siglo 11, pasó a ser el escenario del culto de Isis, en compañía de los tradicionales de Asclepio y de Pan y las Ninfas, así como de la tumba de Hipólito. Al parecer había un paso subterráneo, un katagogeion que permitía que la incubación se hiciera en relación con Isis28 • Las diosas Isis y Deméter tienden igualmente a asimilarse a la abstracción representada por la Fortuna, Tjche, que experimenta también un fuerte impulso en esta época, tal

27. D. Plácido. «lsis, la oligarquía ateniense y las tradiciones áticas», MHA 5 (1981) 249-252. 28. S. Walker. ··A Sanctuary of Isis on the South Slope of the Athenian Acropolis», ABSA 74 (1979) 247.

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I.TPAYAOI 1968

Fig. 5: El área del Iliso. Travlos (pág. 291)

vez como representación de las preocupaciones dominantes en las oligarquías urbanas, acerca de sus propias probabilidades de subsistencia en el inicio de los síntomas de la crisis. En relación con esta estructuración, que permitía el espectacular enriquecimiento de ciertas familias capaces de competir con los emperadores, se sitúa la insigne figura de Herodes Ático, que tenía sus posesiones principales en Maratón, escenario de las más destacadas aventuras de Teseo, y pertenecía a la tribu Ayántide. El héroe epónimo de la tribu, Áyax, había sido invocado por los atenienses, junto con su padre Telamón, para obtener la victoria en la batalla de Maratón, según Heródoto

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(8. 64). Este Herodes Ático hizo construir un estadio espectacular junto a la colina del Ardeto, sobre la que había también un santuario dedicado a Tjche 29 (fig. 5, 197). Al mismo tiempo, en el pensamiento dominante entre las clases poderosas del Imperio prevalecía el estoicismo, que proclama su rechazo de la fortuna en favor de la virtud. De ahí la desesperación que muestra Marco Aurelio cuando tiene que admitir la fuerza de la primera ante los acontecimientos que se le ofrecen en Atenas, en los que precisamente está implicado el propio Herodes. Para el emperador representaba un conflicto que desde el poder personal había que solucionar interviniendo en el proceso de acumulación de la riqueza en manos de pocas familias a costa de la capacidad de actuación cívica de los curiales, de la que en Grecia se definiría como clase buléutica. De hecho, hacia el año 263, la boulé tiene que reducir el número de sus componentes y en el siglo IV serán sólo trescientos, después de haber llegado hasta setecientos cincuenta. Como se preveía en la carta de Marco Aurelio ante el conflicto planteado entre los oligarcas en relación con Herodes Ático, la ciudad tiene que admitir en sus puestos cívicos a los libertos asimilados30 . En conclusión, la crisis de la ciudad-Estado y la ciudadanía se reflejó en que lfl supervivencia de la urbe tuvo que apoyarse en el evergetismo de los reyes helenísticos. Éstos promovieron una formación urbanística que reflejaba el nuevo poder de la clase dominante esclavista integrada poco a poco en el Imperio romano. Éste agudizó las transformaciones sobre todo en el período augústeo, que hacía desaparecer los aspectos colectivos de la ciudad que aún permanecían vigentes. Adriano, con una nueva concepción del papel de la ciudad griega en el conjunto del Imperio en el inicio de sus transformaciones definitivas, intervenía en favor del reconocimiento del papel histórico de la ciudad, al tiempo que adaptaba sus funciones hacia la presencia de formas ideológicas claramente soteriológicas, dentro de la aceptación de la tradición clásica. En este terreno, sin embargo, entra en conflicto con los representantes de las grandes familias favorecidas por el nuevo rumbo tomado por la coyunturas económicas. El poder personal aparece como objeto de concurrencia entre ellas y los emperadores y las oligarquías urbanas tradicionales se ven obligadas a aceptar una nueva transformación que les permita la supervivencia en el tránsito hacia la crisis, representada formalmente por la invasión de los hérulos, que llegaron a arrasar la misma ciudad de Atenas.

29. D. Plácido, "Il culto di Tyche nell' Arene di Erode Attico», Annali de/la Facoltcl di Lettere e Filosofia dell'Universita degli Studi di Perugia. 26 (19R8-89) 163 et passim: «Emperadores y sofistas: Herodes Ático y Roma», en E. Falque y F. Gaseó (eds.), Graecia capta. De la conquista de Grecia a la helenizaciún de Roma (Huelva 1995) 193-200. 30. J .H. Oliver, Marcus Aurelius. Aspects uf Civic and Cultural Policy in rhe East. Hesperia Supl. XIII, (Princeton 1970).

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Kolaios 4 (1995) 253-264

LA PRESENCIA FEMENINA EN EL PROCESO COLONIAL GRIEGO* Mirella ROMERO RECIO (Universidad Complutense de Madrid)

No cabe duda de que la relación de la mujer con el mar ha estado limitada a lo largo de toda la historia de la humanidad, pues salvo rarísimas excepciones, como Artemisia, la tirana de Halicamaso que capitaneó su propio barco lur::hando a favor de Jerjes 1 , que incluso le pedía consejo en algunas de sus actuaciones, o de algunas mujeres que aparecen en Egipto como propietarias de barcos, naukleroi 2 , el elemento femenino no ha participado directamente en la aventura marítima. Sin embargo, y a pesar de que las fuentes literarias prestan una escasa atención a todo lo relacionado con el entorno de las mujeres si no es para destacar alguna empresa masculina, contamos con diversos testimonios que confirman la presencia de mujeres en los barcos. Cierto es, por otra parte, que dicha presencia no era, en general, bien recibida, pues la propia naturaleza femenina dificultaba en cierto modo, así se pensaba, la travesía. En primer lugar, la menstruación era considerada como impureza, pues la sangre no mana voluntariamente lo que se interpreta como una imagen de la muerte 3 ; así pues, es muy probable que los navegantes no se sintiesen atraídos por la idea de embarcar un elemento que pudiese alimentar y acelerar los peligros que inevitablemente debían afrontar. En segundo lugar, los riesgos al llevar a bordo a una mujer embarazada eran demasiado elevados y más aún en unas naves que no garantizaban ni mucho menos la seguridad de los viajeros; un

* Este trabajo se integra en el proyecto de investigación financiado por la DGICYT (PS94-00 13): "Religiones orientales y religiosidad popular en el antiguo Mediterráneo occidental". l. Hdt. X.68 ss., 87-88, 101 ss.; C. Hignett, Xerxes' Invasion ofGreece (Oxford 1963)206, 237 ss., 265; M.R. Lefkowitz, M.B. Fant, Women's Life in Greece and Rome (Londres 1982) 22. 2. P.J. Sijpesteijn. "P. Tebt. II 370: A Note», ZPE 34 (1979) 123-124; P. Van Minnen, «A woman vaÚKAr¡por; in P. Tebt. II, 37(h, ZPE 66 (1986) 91-92. 3. J. Cazeneuve, Sociología del rito (Buenos Aires 1972) 84-85.

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La presencia femenina en el proceso colonial griego

buen ejemplo lo encontramos en Plutarco (Thes., 20.4) que relata cómo Teseo, después de haber sufrido una tormenta, dejó a Ariadna en tierra pues ésta, que estaba embarazada, ya no soportaba más los avatares del oleaje. Por último, la presencia de mujeres en las naves podía producir "alteraciones" entre una tripulación masculina que debía esperar con ansiedad la ocasión de llegar a tierra para ver satisfechos sus deseos en alguno de los numerosos burdeles existentes en los puertos y en los grandes centros comerciales como Corinto, Megara, Mileto, Samos, Náucratis, el Pireo y Atenas4 -donde incluso Solón había mandado construir el templo de Afrodita Pandemos con los fondos de un prostíbulo instituido por él mismo5- , etc. La prohibición de mantener relaciones sexuales en los barcos (Ach. Tat. 5.16. 7-8) afecta directamente a la presencia de las mujeres en los mismos, aunque, por otra parte, también pueda relacionarse con las prácticas homosexuales tan corrientes en el mundo clásico. En los pueblos primitivos es necesario el ayuno y la castidad cuando se va a hacer frente a algún peligro, pues se considera que la mujer convierte el acto sexual en algo impuro. Aquiles Tacio dice que "los barcos deben estar limpios de tratos amorosos, quizás porque son sagrados, quizás para que nadie se entregue al placer en trance tan arriesgado", lo cual se puede conectar con ese deseo de garantizar la seguridad en un medio en el que cada miembro de la tripulación, permanentew.ente expuesta al peligro, debía cumplir puntualmente con su obligación6 , postergando cualquier tipo de placer. Así pues, y a fin de garantizar esta dedicación en exclusiva se busca una justificación religiosa que condene y castigue el incumplimiento de los deberes de los temerosos marineros. Como decimos, la actividad marítima no es completamente ajena a las mujeres, aunque esta conexión se realice de forma indirecta, a través de la prostitución, por ejemplo, pues como ya hemos destacado los marineros y los armadores se encontraban entre los principales clientes de los burdeles. Por otra parte, es posible intuir una participación directa de las mujeres en los santuarios dedicados a velar por la seguridad de los navegantes, pues sabemos que participaban en festividades relacionadas con esta actividad, como en la ploiaphesia o navigium Isidis, fiesta en honor de Isis como patrona de la navegación. Esta celebración, que tiene como precedentes las procesiones del Nilo en el Antiguo Egipto y cuyo origen se

4. Una cuidada selección de las fuentes que hacen referencia a la prostitución en estas ciudades puede verse en: H. Herter, "11 mondo delle cortegiane e delle prostitute••, en G. Arrigoni (ed.), Le donne in Grecia, Storia e Societa (Roma-Bari 1985) 363-364. Sobre todas estas cuestiones véase además: C. Salles, Les Bas-Fonds de l'Antiquité (París 1982) 26-31: J.B. Salmon, Wealthy Corinth. A History ofthe City to 388 BC (Oxford 1984) 398-400; V. Vanoyeke, La prostitución en Grecia y Roma (Madrid 1991) 32-41. 5. Philem. fr. 3 PCG 7; Nic. fr. 9 FGH; Ath. 13.569d-e. Afrodita aparece asociada a la prostitución bajo distintas denominaciones como Porne y Hetaira (Hdt. 1.199; Str. 8.6.20; Ath. 13.572e, 573c-d), y las prostitutas celebraban el festival de las Afrodisias; véase: Ath. 13.574b-c; H. Licht, Sexual Life in Ancient Greece (Westport 1975) (1953) 206. 388-389. 6. Cf. Xen. Mem. 3.5-6; Oec., 8.8.11-17.

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Mirella Romero Recio

remonta probablemente a época alejandrina, tenía lugar el 5 de marzo y señalaba la apertura de la temporada naviera en diversas ciudades del mundo grecorromano como Corinto (en el puerto de Céncreas) o Atenas (en el Pireo)7 . Pero el aspecto que se pretende analizar en este trabajo es el papel de la mujer en el proceso colonial griego arcaico, para lo cual es necesario cotejar las diferentes versiones elaboradas al respecto. En primer lugar, debemos partir de la importancia de la mujer como instrumento de reproducción. Allá donde se desplace un contingente deberá garantizar ante todo la continuidad de la población. Desde esta perspectiva, el colono griego contaría con tres opciones: bien llevar consigo a las mujeres desde la metrópolis, bien recurrir a las uniones con las autóctonas, o bien combinar ambas posibilidades. Y es en este punto donde las disensiones entre los distintos investigadores se hace patente, ya que los que están dispuestos a admitir la proliferación de los matrimonios entre griegos y nativas no comparten la teoría de que algunas mujeres griegas participasen en la fundación de la colonia, y viceversa. Por nuestra parte, creemos que es posible aceptar ambas versiones puesto que esta solución resuelve positivamente algunos de los problemas planteados. El proceso colonizador está especialmente vinculado al santuario de Delfos y al oráculo de Apolo, cuya consulta se convirtió, sobre todo a partir de finales del siglo VIII a.C., en un requisito imprescindible a la hora de emprender una fundación 8 • Precisamente es una mujer, la Pitia, la que transmite la voluntad del dios acerca de cuál ha de ser el emplazamiento adecuado para situar la colonia y, del mismo modo, la que sanciona la elección del ecisto. No es nuestra pretensión decir con esto que fueran las mujeres, o al menos una en concreto, las que de alguna manera participaran en las decisiones relacionadas con las nuevas fundaciones; en una sociedad controlada política y económicamente por los hombres la aceptación de ese presupuesto sería descabellado 9 • Lo que sí parece adecuado es poner de manifiesto cómo una mujer tiene la capacidad para adoptar el papel de mediador entre la divinidad y los hombres en este culto que se encuentra tan íntimamente relacionado con la actividad colonizadora. Una vez obtenida la sanción divina, el contingente humano emprendería el viaje hacia un lugar que ya se conocía con anterioridad gracias a las exploraciones previas y a los comerciantes que habían ido estableciendo contactos a lo largo del Mediterráneo. Por tanto, no se lanzaban a una aventura que les situase en un ámbito

7. Apul. met. 11.5.5 y 7-17; Lyd. Mens. 4.45; cf. Veg. nú/. 4.39. A propósito de este tema puede verse: V. Tran Tam Tinh, Le culte d'Isis ii Pompei (París 1964) 98; R.E. Witt, /sis in the Graeco-Roman World (Londres-Southampton 1971) 165-166, 177-184; R. Garland, The Piraeus. From the Fifth to the First Century B. C. (Nueva York 1987) 128. 8. W. G. Forrest, «Colonization and the Rise of Delphi•, Historia 6 (1957) 160-175; I. Malkin, Religion and co/onization in Ancient Greece (Leiden 1987) 22 ss. 9. Sobre la mujer como elemento marginal en las comunidades griegas: L. Gallo, «La donna greca e la marginalita•, QUCC 47 (1984) 7-51.

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La presencia femenina en el proceso colonial griego

completamente ajeno, en el que la realización de su empresa resultase excesivamente arriesgada. Después de haber recalado en el lugar elegido, se procedía al reparto de las tierras y a la delimitación de los espacios que configurarían la nueva polis, entre ellos los recintos sagrados, pues los colonos permanecerán fieles a sus tradiciones religiosas 10 • Y de nuevo aparecen dos noticias que vinculan a algunas mujeres con la transferencia de los cultos desde la metrópolis: por un lado, Aristarca, que llevó a Marsella el culto de Ártemis Efesia 11 , y por otro Cleobea, que introdujo el culto de Deméter en Tasos cuando llegó junto con Tellis, en un momento al parecer anterior a la llegada de los verdaderos colonizadores parios hacia el primer cuarto del siglo VII a. C., unas dos generaciones más tarde 12 • En esta última ciudad, había un tesmoforio fuera de la muralla donde las mujeres celebraban la festividad de las tesmoforias 13 • Los cultos de Deméter, Perséfone y Hera, estuvieron muy extendidos en las colonias griegas. Esta última está relacionada con tres aspectos que resultan especialmente interesantes: la colonización, la navegación y el matrimonio. Su relación con los santuarios empóricos, como Náucratis (Hdt. 2.178.3) o Gravisca, en los que se sancionarían las operaciones comerciales y su función como protectora de los navegantes, corroborada por las ofrendas de modelos de naves y anclas aparecidas en sus santuarios, ponen de manifiesto su vinculación con la colonización y la actividad marítima y comercial 14 • Pero es que además, como ya hemos apuntado, Hera es la diosa del matrimonio (Ar. Th. 973 ss.) y también la protectora de los niños 15 , por lo que en algunos centros funcionaría como garante de las uniones entre

10. Cf. G. Pugliese Carratelli. «Culti e dottrine religiose in Magna Grecia••. Santuari di Magna Grecia, Atti del IV Convegno di Studi sulla Magna Grecia, Taranto-Reggio Calabria 1964 (Nápoles 1965) 19. . 11. Str. 4.1.4; J. Rougé, «La colonisation grecque et les femmes•, CH 15 (1970) 312; A. J. Graham, «Religion, Women and Greek Colonization•, Religione e citta nel mondo antico, Am, Centro Ricerche e documentazione sul/'antichita classica, XI (N.S., !), 1980-1981 (Roma 1984) 298, 302-304; Malkin, Religion and colonization ... , 69-72; F. Salviat, ·Sur la religion de Marseille grecque•, en M. Bats, G. Bertucchi, G. Conges, H. Treziny, Marseille grecque et la Gaule, Actes du Colloque international d'Histoire et d'Arr:hM!logie du Ve Congres archéologique de Gaule méridionale (Marseille 1990), Études Massalii?tes 3 (1992) 142-143. 12. Paus. 10.2R.3; cf. St. Byz. s.v. 8áuo> religiosa de la identidad romana que acabó por entronizar al Dios cristiano como Dios único del Imperio, los particularismos cívico-religiosos no dejaron de desarrollarse y afianzarse. Ello fue así hasta el punto de que cuando los viejos dioses y héroes del paganismo políada fueron abolidos a golpe de edicto imperial, ya estaban preparados los nuevos santos patrones cristianos para su relevo 42 •

39. E. Peterson, Der Monotheismus als politisches Problem: Ein Beitrag zur Gechichte der politischen Theologie im lmperium Romanum (Leipzig 1935); J. Bayet, •Posibilidades y dificultades del monoteísmo• en su obra La religión romana. Historia política y psicológica (Madrid 1984) 252-287; E.R. Dodds, Paganos y cristianos en una época de angustia (Madrid 1975) 154-156; G. Fowden, Empire to Commonwealth. Consequences of Monotheism in Late Antiquity (Princeton 1993). 40. Véase Contra Símaco II, versos 343-348 y 362-369. 41. Véase este significativo pasaje en Contra Símaco II, versos 578-648; cf. Contra Símaco I, versos 287-290 y 427-460; Peristephanon 2.413-432. 42. Para este tema A.M. Orselli, L'idea e il culto del santo patrono cittadino nella letteratura latina cristiana (Bolonia 1965); véase una bibliografía actualizada en J. San Bemardino, El santo y la ciudad. Una aproximación al patrocinio cívico de los santos en época teodosiana (en prensa).

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Jesús San Bemardino

En efecto, cuando la implantación de un monoteísmo estatal parecía haber llevado a su máxima expresión la unidad del Imperio (un único dios para todo el orbe romano) y haber eliminado toda posible manifestación religiosa de las pluralidades cívicas, al erradicar todas las divinidades políadas, surgió repentinamente la figura del santo patrón ciudadano. Con el triunfo del cristianismo postconstantiniano, la búsqueda de la unidad ideológica por parte del Estado romano parecía haber ganado finalmente la partida sobre los particularismos centrífugos. De hecho, en el marco de un monoteísmo absoluto no cabía pensar la existencia de una pluralidad de dioses y héroes que pudiesen expresar las diferentes identidades locales. Pero si cabían los santos patrones: mártires que habían confesado a Cristo hasta la muerte y habían obtenido de Dios el derecho a constituirse como protectores de una comunidad cívica en particular. No eran dioses sino simples mediadores entre Dios y los hombres. De esta forma, a través de estos que ocupaban el espacio políada anteriormente reservado a los dioses y otras figuras del paganismo cívico, la pluralidad había encontrado finalmente una nueva forma de manifestarse, inclusive en el difícil marco de un monoteísmo estatal que había pretendido elevar la unidad imperial al rango de categoría absoluta. Aún más, cuando a mediados del siglo V, la unidad del imperio romano pasaba definitivamente al reino de la historia, los santos patrones, portavoces del pluralismo políada, seguían, sin embargo, en pie resistiendo el embate de las invasiones bárbaras y defendiendo heroicamente sus ciudades. Habían llegado para quedarse en el reino del presente, como símbolos de unas identidades locales que, en algunos casos, han llegado hasta nuestros días como en el caso de santa Eulalia, patrona de Mérida en el ayer tardorromano como en el hoy extremeño.

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MANIUS AQUIUIUS, COS. 101 A.C., Y LA SEGUNDA GUERRA SERVIL EN SICILIA María Luisa SÁNCHEZ LEÓN (Universidad de las Islas Baleares)

En el año -1 O1 fue enviado a Sicilia el cónsul M. Aquillius 1, que pondría fin a la segunda guerra servil iniciada en 104. En dicha fecha P. Licinio Nerva2 , al haber decretado el Senado que los gobernadores provinciales debían liberar a los aliados libres reducidos a esclavitud, inició las manumisiones, que dejaría en suspenso presionado por los notables (Diod. XXXVI,3,2). En consecuencia, los esclavos abandonaron Siracusa refugiándose en un asylum próximo a Menae, el santuario de los Palicos 3 , donde comenzaron a urdir una rebelión. El estallido de la revuelta se registraría en varios puntos, así en la zona de Halicyae 4 , donde los sublevados al mando de Vario fueron presa de Nerva por traición (Diod. 3,4-6). Además, el caballero romano Publio Clonio fue asesinado por sus esclavos en el área de Heraclea Minoa5 , configurándose un potente núcleo rebelde cuya dirección asumiría el basileus

l. T.R.S. Broughton, The Magistrates ofthe Roman Repubiic I (Nueva York 1951) 570-571.

2. Id., ibid., 559. 3. Localización E. Manni, Geografiafisica e poiitica della Sicilia antica, Testimonia Siciiiae Antiqua 1,1 (Roma 1981) 201-202; F.P. Rizzo, «Palico•, Enciclopedia Virgiiiana III (Roma 1987) 935-936. 4. Sobre el carácter del episodio, Z.W. Rubinsohn, •Sorne remark on the causes and repercussions of the,.so-called "Second Slave Revolt" in Sicily•, Athenaeum LXX (1982) 441-443; Manni, Geografia, 177-1~8.

5. A. Fraschetti, ·Per una prosopografía dello sfruttamento: romani e italici in Sicilia (212-44 a.C.)•, Societa romana e produzione schiavistica,l. L'ltalia: insediamenti e forme economiche, A. Giardina-A. Schiavone (eds.) (Roma-Bari 1981) 54, 67. Heraclea Minoa se ubicabapresso Cattolica Eraclea, según Manni, Geografia, 179-180; la ciudad, entre Sciacca y Agrigento, en la ribera izquierda del Halycos (Platani), F. Coarelli-M. Torelli, Guide archeologiche Laterza, 13. Sicilia (Bari 1984) 106-112, sufrió graves daños durante las guerras serviles, época en la que probablemente se reforzó su fortificación (pp. 108, 111).

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Salvio (Diod. 4; 7,1). Finalmente en el territorio de Segesta y Lilibeo6 , y sus proximidades, los esclavos se rebelaron liderados por el administrador de dos hermanos ricos, el cilicio Atenión, que fue elegido rey (Diod. 5). La isla, que soportaba un notable índice de población servil y un proceso de pauperización de estratos libres, se sumiría en el caos, según Diod. 6; 11 por la acción de estos elementos 7 • No obstante la realidad inicial, que configura un cuadro de atomización del movimiento insurgente, ya en el mismo año 104 se produjo la unidad de mando, una vez que Atenión reconoció como basileus a Salvio-Trifón (Diod. 7,2). El hecho tuvo lugar en Triocala8 , un centro con favorables condiciones, sito al noroeste de Heraclea Minoa, que Salvio acondicionó y convirtió en capital del nuevo reino (Diod. 7 ,2-3). El basileus nombró consejeros a los hombres de mayores cualidades y asumió los distintivos del poder real. En la construcción monárquica de Salvio aparecen elementos romanos, como muestran el uso de una tebenna (toga praetexta), la túnica laticlavia y el hacerse preceder de lictores con las fasces (Diod. 7,4), a la manera de los magistrados cum imperio. Todos estos extremos han sido transmitidos por nuestra principal fuente Diodoro Sículo, mientras no hay trazas de la realidad de Salvio en el relato de Floro (I1,7,9-12) que convierte a Atenión en el único líder9 • Éste se sometió con sus fuerzas a la autoridad del basileus Salvio ya desde el inicio del conflicto. Del resto, los insurgentes afrontaron, durante 103 y 102, a las fuerzas comandadas por L. Licinio Lúculo y C. Servilio. Muerto Salvio, fue proclamado rey Atenión que dirigió el movimiento en su última etapa. Finalmente, los rebeldes serían derrotados por Manio Aquilio, cuya gesta está presente en las fuentes literarias y en la documentación numismática, que rememora este hecho notable de la historia republicana.

6. Sobre Segesta o Egesta y Lilibeo (Marsala) en el Cabo Lilibeo (Boeo), Manni, Geograjia, 222-223, 195-196 y Coarelli-Torelli, Sicilia, 49-54,65-70. 7. L. Pareti, Storia di Roma e del mondo romano III (Turín 1953) 482, 485; A.J. Toynbee, Hannibal 's Legacy II (Londres 1965) 330-331; J. Vogt, .zur Struktur der antiken Sklavenkriege•, Sklaverei und Humanitiit (Wiesbaden 2 a ed. 1972) 35; J .M. Blázquez, •Las revueltas de esclavos en Sicilia», MHAnt I (1977) 92 ss., 98-99; F. Coarelli, •La Sicilia tra la fine della guerra annibalica e Cicerone•, Societa romana e produzione schiavistica, 11 ss.; M. Mazza, • Terra e lavoratori nella Sicilia tardorepubblicana•, !bid., 37 ss.; G. Manganaro, «Über die zwei Sklavenaufstiinde in Sizilien•, Helikon 7 (1967) 221-222, y •La provincia romana•, La Sicilia antica Il, 2: La Sicilia romana, E. Gabba-G. Vallet (eds.) (Nápoles 1980) 441; Rubinsohn, Athenaeum LXX (1982) 443, 449-451; K.R. Bradley, Slavery and Rebellion in the Roman World, 140 B. C.-70 B. C. (Londres 1989) 78; E. Gabba, •La Sicilia romana•, L 'Impero romano e le strutture economiche e sociali delle province, M.H. Crawford (ed.) (Como 1986) 71 ss., 75; M• L. Sánchez León, Revueltas de esclavos en la crisis de la República (Madrid 1991) 42 ss.; M. Doi, «Révoltes serviles et problemes agraires. L'exemple sicilien., Le monde méditerranéen et l'esclavage. Recherches japonaises réunies par T. Yuge, J. Annequin-P. Léveque (eds.) (París 1991) 137 ss. 8. Manni, Geograjia, 238-239. 9. Infra nn. 12-13.

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El cónsul del 1O1, al que erradamente Diod. 1O, 1 nomina Cayo Aquilio y Flor. Il, 7,11 Tito Aquilio, recibió el mando de la guerra en Sicilia, venció a los sublevados y dio muerte a su líder Atenión. El grado de protagonismo de éste, así como extremos cronológicos, presentan matices diferenciales en la tradición. Diodoro refiere que Atenión, proclamado basileus en 102 tras la muerte de Salvia, había cumplido dos intervenciones militares con anterioridad a dicha fecha. La primera, en 104, a propósito de su infructuoso intento de expugnar Lilibeo. Hombre de notable valor y versado en astrología (Diod. 5, 1), Atenión, elegido rey por sus hombres, adoptó una línea de actuación peculiar (Diod. 5,2), enrolando como combatientes sólo a los mejores esclavos; al resto les ordenaba proseguir sus tareas con el objetivo de asegur.ar el abastecimiento de su ejército. El cilicio, dejando entender que los dioses· le habían anunciado a través de los astros que sería rey de toda Sicilia, con más de diez mil hombres asedió la inexpugnable ciudad costera de Lilibeo. No obstante, ante la imposibilidad de tomarla levantó el sitio, alegando dictados divinos, y en la retirada sus fuerzas sufrieron considerables pérdidas al ser atacadas por las tropas mauritanas comandadas por Gomon (Diod. 5,3-4). La segunda acción militar de Atenión se registra en 103, ya sometido a la autoridad de Salvia que, receloso de un posible ataque, le había puesto bajo arresto (Diod. 7,2). El basileus, para afrontar a las tropas de L. Licinio Lúculo recabó el consejo de Atenión --exonerado de la acusación- y asumió su plan de combatir en campo abierto. Los rebeldes, en número no menor de cuarenta mil, se aprestaron al enfrentamiento con las fuerzas enemigas integradas por catorce mil romanos e itálicos, ochocientos entre bitinios, tesalios y acarnanios, seiscientos lucanos y otros seiscientos hombres 10 • Ambos ejércitos trabaron combate en las proximidades de Scirthaea 11 con resultado adverso para los insurgentes, reseñando Diodoro la valerosa actuación de Atenión, puesto finalmente fuera de combate a causa de las heridas. La victoria romana, huidas las fuerzas de Salvia y el propio basileus, causó no menos de veinte mil bajas rebeldes. Los supervivientes se refugiaron en Triocala, que días después Lúculo asedió levantando posteriormente el cerco (Diod. 8, 1-5). Este cuadro, precedente a la conversión de Atenión en jefe de los rebeldes en 102, está ausente en el mencionado texto de Flor. Il,7 ,9-12 dedicado a la narración de la revuelta. El autor en Il,7,9, comúnmente aceptado según la restitución de Mommsen, hace seguir al liderazgo de Euno, durante la primera guerra servil, el del cilicio durante la segunda. Así, convierte a Atenión en el único jefe de la sublevación,

10. Diodo ro 8,1 proporciona un total de 17.000 integrantes de las fuerzas romanas; para salvar el desfase con los datos arriba expuestos Wesseling propuso corregir el texto por 16.000; Rubinsohn, Athenaeum LXX (1982) 444 n. 31 elevó los 800 bitinios, tesalios y acarnanios a 1.800. 11. Manni, Geografía, 222. La ciudad, conocida por Diodoro, estaba próxima a Triocala, quizás en San Carla según Pace.

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que estallaría en 102, fecha notoriamente errónea 12 : Vixdum respirauerat ínsula, cum statim Seruilio praetore a Syro reditur ad Cilicem. Pero actualmente Havas ha propuesto una nueva lectura en base a dos supuestos. En primer lugar la inexactitud que comporta hacer comenzar la revuelta servil en 102, señalando que incluso Flor. II, 7, 11 refiere la actuación exitosa de Atenión frente a L. Licinio Lúculo en 103. En segundo lugar, el autor argumenta, siguiendo la tradición diodorea, la jefatura de Salvio y no de Atenión al inicio del conflicto; piensa que el adjetivo Syrus en Floro puede designar a Salvio y no a Euno como se cree 13 • En consecuencia, Havas propone el siguiente texto: Vixdum respiraverat ínsula, cum statim serví, < aver >e; set a Syro reditur ad Cilicem (se. Athenionem). Esta restitución, no carente de interés, salvaría las dificultades cronológicas y cubriría la laguna existente en el texto. En cuanto a Atenión, Floro aporta datos sobre el uso de símbolos reales, la reunión de un ejército tan numeroso como el de su predecesor, y sus acciones dominadas por un mayor grado de crueldad 14 • La realeza del líder rebelde es mencionada por Cic. 11 Verr. III,26,66, que lo considera la figura central de la guerra, y App. Mithr. 59,245. Atenión, sucediendo en 102 a Sal vio como basileus, según especifica Diod. 9, 1, represe]¡)Jó la continuidad de la monarquía. El nuevo rey, marcando una diferencia respecto a Trifón, desplegó una notable actividad militar. Con ella se relacionan los glandes plumbeae que llevan inscrita la aclamación Nike seguida por el nombre de Atenión --D de una divinidad- en referencia a su victoria 15 • A partir de Triocala, capital del reino, las fuerzas rebeldes dirigidas por el basileus neutralizaron durante 102 al ejército de C. Servilius. A la referencia globaLde Diod. 9, 1 sobre el asedio a ciudades y las incursiones por todo el país, obteniendo grandes victorias frente a Servilio, se suman noticias más concretas. Así Floro, tras la mención general referida anteriormente (II, 7, 10), precisa la captura de los campamentos de Servilio y Lúculo (II,7, 11), Ab hoc (se. Athenione) quoque praetorii exercitus jusi, capta Seruili castra, capta Luculli, con una evidente impropiedad en la sucesión 16 • Diodoro transmite la controvertida actuación de Lúculo en el sitio a Triocala (8,5) y su reprobable comport~miento tendente a privar a su sucesor Servilio

12. En este sentido, F. Münzer, «Servilius» 12, RE II (1923) 1762; M. Capozza, «Le rivolte servili di Sicilia nel quadro della politica agraria romana», AN CXV (1956-57) 94 n. l. lnfra n. 13. 13. L. Havas, «Les révoltes des esclaves: la critique des textes», AAntHung XXXIII (1990-92) 292293. 14. Flor. II,7,10: lpse ueste purpurea argenteoque baculo et regium in moremfronte redimita non

minorem quam ille fanaticus prior conjlauit exercitum, acriusque multo, quasi et illum uindicaret, uicos, oppida, castella diripiens, in seruos infestius quam in dominas quasi in transjugas saeuiebat. 15. G. Manganaro, Helikon 7 (1967) 222 y «La provincia romana•, 441; Id., «Monete e ghiande inscritte degli schiavi ribelli in Sicilia•, Chiron 12 (1982) 241-243; «Ancora sulle Rivolte "servili" in Sicilia», Chiron 13 (1983) 407. 16. F. Münzer, "Servilius» 12, RE II (1923) 1762; Broughton, MRR I, 564, 568.

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de efectivos (9,2 Exc. Const.). En el contexto diodoreo de éxitos rebeldes e inoperancia de Servilio podría situarse la cita de Cass. Dio XXVII,fr. 93,4. Éste refiere que Atenión atacó Messana, mientras sus habitantes celebraban un festival público, y fortificó Makella, centro ubicado en las cercanías 17 • Cicerón (11 Verr. 11,54, 136) brinda una versión diferente al afirmar que Atenión no llegó a tomar ninguna ciudad, en un intento de restar valor a las acciones militares rebeldes con finalidad acusatoria hacia Verres y su entomo 18 • Pero, frente a los triunfos militares del basileus, la guerra iba a cambiar de signo al serle conferido a M'. Aquillius el mando de las operaciones en Sicilia. M'. Aquillius M'. f. M'. n., cos. 101, de cuyo valor se hacen eco las fuentes, llevó a cabo una actuación memorable en el campo de batalla y una mal conocida obra de reorganización·. Este destacado miembro de la gens Aquillia, pretor en 104, había servido en 103 como legado de C. Marius 19 en la guerra contra los cimbrios. Es más, según Plut. Mar. 14,7 cuando Mario en el verano del 103 partió hacia Roma confió a Aquilio el mando del ejército en Galia. Un bienio después ambos serían colegas en el consulado, asignándose a Aquilio la misión de sofocar la segunda insurrección servil en Sicilia, para lo cual contó con un ejército integrado por dos legiones 20 • Aquilio, que permanecería en Sicilia como procónsul en el año 100, condujo con éxito una dura campaña militar, y pacificó y reconstruyó la isla. Se plantea aquí el problema de la cronología, extremo sobre el cual existen distintas propuestas. La guerra servil en Sicilia, que duraba ya alrededor de cuatro años, alcanzó este trágico desenlace (el suicidio de los mil últimos rebeldes deportados a Roma), según Diod. 10,3 = Phot. Bibl. 390 b 33-35: ·o ¡;,€v ovv Kcnix 'f.tKEf..ícxv rwv oiKETwv 7rÓAEp,oc;, ówp,EÍvcxc; ETYJ IJXEÓÓv 1rov rÉrrcxpcx, TpCX"fLK~v EaXE ~~~ Kcxrcxarpo~v. En base a esta referencia, algunos estudiosos han defendido el final de la contienda en el año 101. Pero los datos proporcionados por otras fuentes no van en la misma línea. Tal es el caso de los textos de Liv. Per. 69,7 (M'. Aquillius proconsul in Sicilia bellum seruile excitatum confecit), y Obseq. 45 (C. Mario L. Valerio cos ... jugitiui in Sicilia proeliis trucidati). De ambos autores se infiere que Aquilio finalizó su campaña siendo procónsul en el 100, fecha en la que cumpliría su obra de reorganización. Esta data concita en la actualidad el mayor consenso entre los especialistas 21 •

17. Bradley, S/avery and Rebellion. 79-80, 159 n. 22, considera posible el ataque a Messana en 102. 18. Infra n. 36. 19. Broughton, MRR !, 564, cf. 559 pretura. 20. P.A. Brunt, Italian Manpower 225 B.C.-A.D. 14 (Oxford 1971) 431, tabla XIII, p. 433. 21. A. Klebs, «Aquilius•, 11, RE !11 (1895) 325; M. Capozza, AIV CXV (1956-57) 95 n. 3, conjuga las fuentes proponiendo de mediados del 104 a fines del 100; esta última fecha en Rubinsolm, Athenaeum LXX (1982) 436 ss., 440-441 n. 18; Doi, ·Révoltes serviles et probli:mes agraires•, 131, 140 n:propone el 99 como afio terminal.

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La fuente clave para conocer los últimos episodios --como el resto de la guerra- es Diod. 10,1-3 conservado únicamente en el epítome que Phot. Bibl. 390 b 11-35 realizara en el s .IX en Constantinopli2 . A ello se une el relato de Flor. II, 7,11-12, que suma extremos nuevos pero es menos válido en conjunto, y referencias de escasa entidad en otras fuentes. La primera acción de Manio Aquilio es .noticiada por Diod. 10,1 = Phot. Bibl. 390 b 13-18 resaltando el valor del romano, que venció a los insurgentes, afrontó personalmente al basileus Atenión y le quitó la vida, resultando él mismo herido en la cabeza: o 'AKúA.A.wc; arpcar¡"(oc; Karix TWIJ cnroaTO!TWIJ ara.A.úc;' (j¡(x r~c; ibíac; avbpúac; É1fLf/;avú. ,.u:txu m ve; Ct1fOar&rw; tiJÍKr¡aE. Ka.Z 7rpoc; ainov {j(; TOIJ {3aa¡'JI.~a TWIJ a1foa70!7WIJ . AOr¡víwva auf.Lf3a.A.wv Y¡pw'iKOIJ Ct"fWIJO! auvwTi¡aaro. Ka1 70V701J f.LEIJ aVÚAf:IJ, aúroc; {j(; Eic; rY¡v KEf/;aA.Y¡v rpwOEZc; É8Epa7rEÚ8r¡. La versión de Floro presenta otros matices. El autor indica (II,

7, 11) que Aquilio cortó el suministro de víveres a los rebeldes y aniquiló con facilidad a las tropas debilitadas por el hambre: Sed Titus Aquilius Perpernae usus exemplo, interclusum hostem commeatibus ad extrema compulit comminutasque copias jame armis jacile deleuit. A diferencia de Diodoro, que atribuye al jefe romano el fin del basileus Atenión, en el texto de Flor. II,7,12 no hay rastro del protagonismo de. Aquilio en la muerte del jefe esclavo, que, capturado vivo, pereció a manos de los combatientes: Ac ne de duce quidem supplicium exigí potuit, quamuis uiuus in manus uenerit; quippe dum circa adprehendendum eum multitudo contendit, ínter rixantium manus praeda lacerara est. Una vez restablecido de sus heridas, Aquilio retomó la campaña contra los restos del ejército rebelde, a la sazón integrado por diez mil hombres; refugiados en sus defensas, al fin el romano los sometió. Los mil últimos resistentes, comandados por Sátiro, finalmente se rindieron y fueron deportados a Roma para ser.vir como bestiarios, Diod. 10,1-2 = Phot. Bibl. 390 b 18-27: Kai arparEÚEL É7ft TDvc; Ú7rOAEL 7rOf.LÉvouc; rwv a1roararwv ovrac; f.LUpÍouc;. Oúx Ú7rOf.LELv&vrwv b(; rY¡v f:f/;obov

Eic; 7Cx oxupWf.LO!TO! KO!TO!f/;U"(ÓVTWIJ, Of.Lwc; 'AKúA.A.wc; OVK ÉvEbíbou 7r&J170! 1rp&rrwv, t'wc; aúrovc; ÉK1foAwpK~aac; ÉXELpwaaro. ·En b • Ú1fOAEL1fo¡_¡,Évwv XLNwv, Ka'i aTP0!71J"fOV i:xóvrwv rov f.&rupov, ro f.LEV 1rpwrov É7fE{3&A.E70 bti:x rwv o1rA.wv aúrovc; XELpwaaaOm, wrix bi: ravra ÓLa7rpw{3Euóvrwv Ka'i 1rapabóvrwv €auTOúc;, r~c; f.LEJI 1fO!pauTÍKa TLf.LWpíac; a1fÉAuaEJI, Ct1fO!"(O!"fWJI {j(; Eic; TY¡v 'Pwf.Lr¡V Or¡pwf.L&xac; aúrovc; É1roír¡aE. Los esclavos prefirieron dar~e una muerte honrosa ---el último de ellos Sátiro- antes que luchar con las fieras (Diod. 10,3 = Phot. Bibl. 390 b 28-33). &A.A.'

La actuación de Manio Aquilio marcaría el fin de los conflictos serviles en Sicilia, según Cic. II Verr. V,2,5: Nos enim post illud bellum quod M'. Aquilius conjecit, sic accepimus nullum in Sicilia jugitiuorum bellum fuisse. En el discurso ciceroniano la referencia se inserta en un intento de probar la inexistencia de agitación

22. Cod. 244, Photius, Bihliotheque, t. VI ("Codices" 242-245). Texte établi et traduit par R. Henry (Les Belles Lettres, París 1971) 165-166.

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servil en la isla durante la revuelta de Espartaco, bajo el gobierno de Verres, al que intenta hurtar todo mérito 23 • En este contexto, el autor brinda una referencia concreta respecto a la obra de Aquilio. Entre las medidas adoptadas por éste, y vigentes con sus sucesores, se cuenta la prohibición a los esclavos de ir armados, Cic. II Verr. V,3,7: Contagio autem ista seruilis belli cur abs te potius quam ab iis omnibus qui ceteras prouincias obtinuerunt praedicatur ? an quod in Sicilia iam antea bella fugitiuorumfuerunt ? atea ipsa causa est cur ista prouincia minimo in periculo sit et fuerit. nam posteaquam illinc M'. Aquilius decessit, omnium instituta arque edicta praetorum fuerunt eiusmodi ut nequis cum telo seruus esset. Es sabido que Aquilio socorrió con trigo a ciudades de Sicilia en una situación crítica causada por la guerra servil, Cic. leg. agr. II 83: Siciliae ciuitatibus bello fugitiuorum M'. Aquilius etiam mutuum frumentum dedit. La ruina de las cosechas se ha puesto en relación con la plaga de langosta que sufrió la isla a causa de la descomposición de numerosos cadáveres insepultos. La noticia es transmitida por Plut. Mor. IV (Quaest. conv. II,3,637 B) que genéricamente sitúa el hecho durante la guerra servil: EJJ o"fc ~LKEAÍCf 7rEpi roJJ oovALKOJJ 7rÓAE!-W", cx'L[Lcxroc; 1ro/../..oú KCY.t PEKpwP iY.réxcpwP hi rf¡ 'YfJ Kcxra acx7rEJJrw, 1fAi¡Ooc; iY.rn/..é(3wP f:ri¡JJOr¡aEJJ Kcxi ro" airo" €cp0ELpoJJ 1fCY.Prcxxoú OKEocxaOÉJJTEt:; hi ri¡JJ JJ~aoJJ. En opinión de Manganaro el texto plutarqueo verosímilmente se refiere a la segunda guerra. El autor halla un reflejo de esta situación de carestía en dos inscripciones griegas de Colle Orbo, en las proximidades de Palazzolo Acreide, que publicó en 1981. En la primera Tetralea, hija de Zeus y Maia, expone su diálogo con el padre Zeus para pedir a Maia la concesión de oráculos. Según la interpretación de la segunda estela, el oráculo de Maia habría presagiado el fin de una carestía provocada por la plaga de langosta -tras lo cual aparecen disposiciones tomadas por la ciudad. Ambos epígrafes fragmentarios, que podrían ser de fines II-I a.C., presentan bastantes problemas como muestran los desacuerdos de distintos especialistas respecto a la propuesta de Manganaro 24 . Si es difícil establecer con rotundidad una relación de estos datos con Aquilio, es evidente, según la referencia ciceroniana, la ayuda prestada por éste a ciudades sicilianas en apuros. La actividad de Manio Aquilio, además del plano bélico, en el que le cupo la gloria de acabar con una guerra cuyo recuerdo conservarían los romanos como un episodio de gran peligrosidad, comportó también la adopción de medidas reorganizativas. En su triunfo sobre las huestes de Atenión, Aquilio dio muestras de su valor y,

23. M. Doi, «Spartacils' Uprising in Cicero's Works•, Index 17 (1989) 191; D. Cels, •Les esclaves dans les Verrines•, Actes du Colloque 1971 sur l'esclavage (París 1973) 185. 24. Manganaro, •La provincia romana•, 441 y n. 153; Id., •L'oracolo di Maie per una carestia in territorio siracusano•, ASNP XI (1981) 1069 ss., esp. 1074-1075, 1082; Id., «Iscrizioni "rupestri" di Sicilia>•, Rupes loquentes. Atti Conv. Intem. di Studio sulle Iscrizioni rupestri dieta romana in Italia (Roma 1992) 447-501.

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Manius Aquillius, cos. 101 a.C., y la Segunda Guerra Servil en Sicilia

tras pacificar la isla, cumplido su proconsulado, regresó a Roma y celebró la ovatio 25 • Pero el héroe que acabara con la guerra servil se vio envuelto en una causa por delito de concusión cometido en Sicilia. Denunciado por L. Fufius, Aquilio fue llevado a juicio en fecha imprecisa (97 ó 95), existiendo evidencias de culpabilidad según Cic. pro Flacco 39,98: M'. Aquilium patres nostri multis auaritiae criminibus testimoniisque conuictum, quia cum fugitiuis fortiter bellum gesserat, iudicio liberauerunt. No obstante sería absuelto gracias a la intervención de C. Mario 26 y al hábil proceder de su defensor, el orador M. Antonius. Éste, una vez pronunciada la defensa, mostró al pueblo romano y al tribunal las secuelas de sus heridas de guerra, no olvidando especificar aquella que le infligiera Atenión en la cabeza, Cic. JI Verr. V, 1,3: Venit enim mihi in mentem in iudicio M'. Aquili quantum auctoritatis, quantum momenti o ratio M. Antoni habuisse existimata, sit. qui ut erat in dicendo non solum sapiens, sed etiam fortis, causa prope perorata, ipse arripuit M'. Aquilium constituitque in conspectu omnium tunicamque eius a pectore abscidit, ut cicatrices populus Romanus iudicesque aspicerent aduerso corpore exceptas; simul et de illo uulnere quod ille in capite ab hostium duce acceperat multa dixit eoque adduxit eos, qui erant iudicaturi, uehementer ut uererentur ne, quem uirum fortuna ex hostium telis eripuisset, cum sibi ipse non pepercisset, hic non ad populi Romani laudem, sed ad iudicum crudelitatem uideretur esse seruatus. Esta escenificación, que Cicerón evoca vívidamente 27 , surtió el efecto deseado, exonerando a Aquilio del delito de exacción arbitraria que se le imputaba. Que la inculpación de peculado tuviera una base real o fuera fruto de una intriga fraguada por sus adversarios políticos, lo cierto es que el reo fue absuelto sin aducir ningún tipo de pruebas que certificaran su inocencia. Sin embargo, el incidente no fue óbice para que años después el triunviro Manio Aquilio pudiera ensalzar las proezas cumplidas por Aquilio en Sicilia. La obra del cónsul del 101 en Sicilia aparece reflejada en la numismática romana, que comporta un notable interés histórico. A las noticias contenidas en las fuentes literarias es posible allegar las monedas batidas por miembros de la gens Aquillia durante los últimos años de la República y el Principado de Augusto. Frente a la inexistencia actual de documentación numismática procedente del campo rebelde,

25. Cronología, Broughton, MRR I, 577; II (1952) 2-3. 26. Cic. de Orat. II,47,196: Cum C. Marius maerorem orationis meae praesens ac sedens multum lacrimis suis adiuuaret cumque ego illum crebro appellans conlegam ei suum commendarem atque ipsum aduocatum ad communem imperatorumfortunam defendendam inuocarem ... 27. Además Cic. de Orat. II 28,124 (ludicibus cicatrices aduersas senis imperatoris ostendere), 45,188 y 47, 194-195;Brut. 62,222, L. Fufius ... ex accusatione M'. Aquili diligentiaejructum ceperat; Liv. Per. 70, Cum M'. Aquilius de pecuniis repetundis causam diceret, ipse iudices rogare noluit; M. Antonius, qui pro eo perorabat, tunicam a pectore eius discidit, ut honestas cicatrices ostenderet. Indubitate absolutus esr; Quintil. Inst. Or. II,l5,7, Nam et Manium Aquilium defendens Antonius, cum scissa ueste cicatrices, quas is pro patria pectore aduerso suscepisset, ostendit, non orationis habuit fiduciam. sed oculis populi Romani uim attulit; quem illo ipso aspectu maxime motum in hoc, ut absolueret reum, creditum est.

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se puede seguir la presencia de esta segunda guerra servil en la amonedación republicana clásica (120-31 a.C.). Varias décadas después del final de la contienda M'. Aquíl(íus) M'. f. M'. n. III vír monetalis acuñó las primeras piezas alusivas a la gesta del cónsul Aquilio. El triumvír Manius Aquillius batió denarii serrati con anv.l Busto de la· Virtus con casco a derecha; izquierda IIIVIR, derecha VIRTVS; rev./ Soldado con escudo, cabeza a derecha, incorporando una figura femenina semidesnuda y arrodillada a izquierda; derecha MN. AQVIL., izquierda MN. F. MN. N; en el exergo SICIL28 . Es de interés resaltar que la epigrafía ha sido utilizada por Manio Aquilio como medio de marcar una distinción dentro de la propia gens Aquillia, por cuanto representa una variante respecto a la amonedación de su homónimo M'. Aquillius monetario del 109 -la cronología es insegura- que sólo' plasmó su nombre. El triunviro, por el contrario, en un deseo de conferir un sello personal -como estudió'Zehnacker-, hace constar, en epigrafía vertical ascendente a derecha y descendente a izquierda, su filiación en dos grados: M'. AQVIL M'. F. M'. N. También usando epigrafía vertical --característica del período post-silano hasta ca. 65-, en este caso descendente a izquierda, aparece en el anverso el título de IIIVIR o III. VIR 29 , que suscita el problema de la cronología. Es insegura la fecha en que Manio Aquilio fue triumvir monetalis, optando los especialistas mayoritariamente por fijar su actividad ca. 72 ó 68 a partir de Grueber y Sydenham. El año 71 fue defendido por Pink (grupo VIII ca. 70-50), Seaby o Crawford (que incluyó la acuñación en el período 78-49 de gran diversidad estilística). Sin obviar estas variantes30 , que ciertamente no alteran de forma sustancial la problemática, interesa resaltar que tres décadas después de finalizada la guerra por obra de Aquilio se registra su rememoración en la amonedación argéntea del triunviro. Desde el ángulo tipológico, estos serrati evocan la gesta de M'. Aquillius, cos. 1O1, en Sicilia. La iconografía del denario del triunviro Manio Aquilio se inserta en una corriente en la que los magistrados brindan a sus contemporáneos los hechos

28. E. Babelon, Description historique et chronologique des monnaies de la ~épublique romaine vulgairement appelées monnaies consulaires I (París 1885, reimpr. Bolonia 1963) 213, Aquillia 2; H.A. Grueber, Coins ofthe Roman Repuh/ic in the British Museum (BMCRR) I (Londres 1910, ed. revis. 1970) 416, n° 3364-3369; ambas obras fueron sobrepasadas por B.A. Sydenham, The Coinage of the Roman Republic (CRR) (Londres 1952) 132, n° 798 ser. 39; M.H. Crawford, Roman Republican Coinage (RRC) 1 (Cambridge 1974, reimpr. corregida 1983) 412, n° 401. 29. H. Zehnacker, Maneta. Recherches sur l'organisation et l'art des émissions monétaires de la République romaine (289-31 av. J.-C.) 11 (Roma 1973) 805, 938. 30. Vid. n. 28; A. Banti-L. Simonetti, Corpus Nummorum Romanorum (CNR), l. Monetazione repubblicana (Florencia 1980) 275 ss.; K. Pink, The triumviri monetales and the structure of the coinage of the Roman Republic (Nueva York 1952) 38; H.A. Seaby, Roman Si/ver Coins (RSC), J. The Repuhlic to Augustus (Londres 1952, 3" ed. revis. 1978) 16, Aquillia 2; ca. 70, R.A.G. Carson, Principal Coíns ofthe Romans, l. The Republic c. 290-31 BC (Londres 1978) 49, n° 163; ca. 68, Zehnacker. Moneta, 592, 11805,917.

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Manius Aqui/lius, cas. 101 a.C., y la Segunda Guerra Servil en Sicilia

memorables de sus ancestros 31 • El numerario presenta en el anverso como tipo una efigie divina, el busto de la Vinus, personificación del Valor, y la inscripción vertical ascendente a derecha VIRTVS, en clara referencia al excepcional valor militar del cónsul Aquilio durante la guerra32 • En los cambios tipológicos advertidos a partir del 94 es frecuente la aparición en los anversos de divinidades particulares, héroes o genios, entre otros; uno de los ejemplos aparece en estos denarios, VIRTVS, cuyo culto estaba asociado al de Bonos (Honor). Pero también se plasman personificaciones de países, como consta en los reversos de dichas piezas, que portan una escena más compleja integrada por dos personajes: el cónsul Manio Aquilio incorporando una figura femenina hincada de rodillas, agonizante, semidesnuda y con los cabellos desordenados, que simboliza Sicilia. La representación se acompaña del texto SICIL(IA) en el exergo, combinado con otro elemento epigráfico ya considerado (MANIVS AQVILIVS MANII FILIVS MANII NEPOS), sirviendo en conjunto de encuadramiento a la efigie33 . La isla es liberada de la guerra servil por Aquilio, que la pone en pie y la protege. El tipo del reverso utilizado por el triunviro alude a los beneficia conferidos a Sicilia por el cónsul Aquilio, que puso fin al confÍicto34 • Treinta años después del evento, estos serrati rememoran la victoria de Manio Aquilio sobre los esclavos dirigidos por el basileus Atenión. No obstante, Zehnacker añade un segundo sentido a la tipología de dichos especímenes. Ésta reflejaría uno de los temas de actualidad, insertos en la amonedación de Sila a César, representado por la relación Roma-itálicos desde una perspectiva democrática. El anverso mostraría su interés por los itálicos y el reverso su solicitud hacia Sicilia, asolada a causa del gobierno de Verres. El mensaje de la efigie sería, pues, contemporáneo, una muestra de la presión de los populares apenas un año y medio después de la condena del propretor35 . La propuesta de Zehnacker es estimulante partiendo de una acuñación en el 68, como defendiera Sydenham y acepta el autor. No obstante, surgiría un escollo cronológico si los denarios del triunviro Manio Aquilio se fecharan en el 72 ó 71, lo que nos situaría aún en la fase de gobierno de Verres y antes de su condena acaecida el 14 de agosto del año 70. Las circunstancias por las que atravesó Sicilia, expuestas por Cicerón aunque con un objetivo determinado, bien pudieron recabar el interés de Roma. Según el autor (II Verr. III,54, 125) a diferencia de los efectos que las guerras con Cartago y los esclavos tuvieron sobre el

31. Chr. Pérez, Mannaie du pauvair. Pauvair de la mannaie. Une pratique discursive originale: le discaursfiguratifmanétaire (lers. av. J.-C. -14ap. J.-C.), (Ann. Litt. Univ. Besam;on332, París 1986) 62-63; La mannaie de Rame ii la fin de la République. Un discaurs politiqueen images (París 1989) 52-53. 32. A. Alfii!di, «The main aspects of poiitical propaganda on the coinage of the Roman Republic•, R.A.G. Carson-C.H.V. Sutherland (eds.), Essays in Roman Cainagepresentedto Harald Mattingly (Oxford 1956) 89-90; Zehnacker, Maneta I, 591-592; II, 807, 880. Supra nn. 28 y 30. 33. Zehnacker,Moneta, II, 942 n. 7, 943. 34. Crawford, RRC I, 412. 35. Zehnacker, Maneta I, 591-592.

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agro siciliano -aludiendo a Levino, Rupilio y Aquilio--, Verres y sus hombres sembraron la ruina, causando más calamidades que Asdrúbal o Atenión con sus numerosos esclavos fugitivos. En esta línea inculpatoria, Cicerón (Il,54, 136; III,26,66) mitiga la importancia militar del basileus Atenión y sitúa sus acciones en un plano menos desfavorable 36 • La evocación de la gesta d€! Manio Aquilio, poniendo fin al peligro que la segunda insurrección servil representó para la República, se desenvuelve en la mencionada corriente de plasmación de los hechos notables cumplidos por los antepasados. Pero, es más, la proyección de las hazañas de Aquilio iba a sobrepasar el campo de la amonedación republicana clásica. Durante el Principado de Augusto aún un miembro de la gens Aquillia batió moneda conmemorando la notoria actuación de Manio Aquilio frente a los esclavos liderados por el basileus Atenión. El triumvir monhalis L. Aquillius Florus acuñó denaríi que exaltaban los hechos de armas de su antepasado, el cónsul M'. Aquillíus, en Sicilia. Los especímenes presentan anv.l Cabeza de Augusto a derecha, alrededor CAESAR AVGVSTVS; rev.! Tipo idéntico al del denario del triunviro Aquilio, leyenda circular L.AQVILLIVS.FLORVS. lll.VIR, en el exergo SICIU7 • Estas piezas, batidas en la ceca de Roma, ofrecen elementos intrínsecos de datación, por cuanto la tipología y leyenda del anverso nos sitúan en época augústea. Pero dichos ejemplares brindan otro elemento epigráfico de interés que contiene el nombre del miembro de la gens Aquillia que batió moneda en calidad de tríumvir monetalis: L. AQVILLIVS. FLORVS. III. VIR. Existen ciertas divergencias entre los especialistas acerca de la data en que Aquilio Floro desempeñó dicha magistratura, fijada por Cohen en ca. 20, y por gran número de estudiosos en ca. 19 (Pink, Giard, Martini y Sutherland, entre otros), mientras algunos especialistas defienden el año 18 siguiendo a Mattingly y Sydenham38 • El numerario de Aquilio Floro posee un alto valor por la duplicidad de su mensaje derivada del uso de tipos referentes al Principado y, en menor medida, a hechos de la República39 . Si en el anverso del denario tipo y leyenda aluden a

36. Cels, «Les esclaves dans les Verrines», 183-184; Doi, Index 17 (1989) 191 ss., 193. 37. H. Cohen, Description historique des monnaies frappées .wus l'Empire romain communément appelées médailles impériales I (París 1880, 2• ed. Graz 1955) 366; H. Mattingly, Coins ofthe Roman Empire in the British Museum, J. Augustus to Vitellius, BMCRE (Londres 1923, reimpr. 1965) 9, n° 49-50; J.-B. Giard, Bibliotheque Nationale: Catalogue des monnaies de l'Empire Romain, J. Auguste (París 1976) 80, n" 186-189; H. Mattingly-E.A. Sydenham, The Roman Imperial Coinage,I. Augustus to Vitellius (RIC) (Londres 1923, reimpr. 1962) 71, n° 125 = ed. revis. C.H.V. Sutherland, The Roman Imperial Coinage,I. From 31 BC toAD 69 (Londres 1984) 63, n° 310. 38. Vid. n. 3'7; Pérez, Monnaie du pouvoir, 64 y La monnaie de Rome, 53 (año 20); Pink, Triumviri monetales, 47; Giard, Catalogue, 41, 73 ss. emisiones de los triunviros del 19; R. Martini, Sylloge Nummorum Romanorum. Italia, I (Milán 1990), 62, 66 n° 167; Sutherland, RIC, 32-33; ca. 18, Seaby, RSC, !, 150, 151 n° 366; cf. Banti-Simonetti, CNR II (Florencia 1973) 178 ss. 39. Mattingly, BMCRE I, CI-CIV.

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Manius Aquillius, cos. 101 a.C., y la Segunda Guerra Servil en Sicilia

Augusto, el reverso brinda elementos de carácter "republicano", plasmando sucesos memorables de la historia de la gens Aquillia. El tipo con soldado que representa al cónsul Aquilio liberando y protegiendo a Sicilia, personificada por una figura femenina semidesnuda y agonizante acompañada por la inscripción SICIL, rememora las hazañas del ancestro del triunviro Aquilio Floro, presente en la leyenda. El uso de este tipo gentilicio, conforme al que utilizara Manio Aquilio medio siglo antes, es signo de tolerancia del poder en una época en que el princeps monopoliza la propaganda figurativa sobre las monedas 40 • Estos especímenes constituyen uno de los casos esporádicos dentro de la nueva línea augústea tendente a eliminar de las monedas la celebración de personajes y gestas de las familias de los monetarios 41 • Aparece, pues, en el denario de Aquilio Floro una referencia a la realidad próxima y a su protagonista, Augusto, y se acuerda un lugar a hechos del pasado republicano cumplidos en Sicilia por un miembro insigne de la historia familiar. La actualización de la obra de M'. Aquillius, cos. 101, en la amonedación de una época ya relativamente lejana y, como se ha dicho, prácticamente monopolizada por la propaganda imperial, reviste un notable interés histórico.

40. Pérez, Monnaie du pouvoir, 64 n.83 y La monnaie de Rome, 53. 41. G.G. Belloni, La maneta romana. Societií, politica, cultura (Roma 1993) 120.

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Kolaios 4 (1995) 413-419

LA HISTORIA DEL INTENDENTE DE GLICÓN: ¿UNA ALUSIÓN A CLAUDIO EN SAT. 45, 7-9? José Miguel SERRANO DELGADO (Universidad de Sevilla)

Cada fuente, cada tipo de documento que nos ha legado el pasado ofrece sus propios problemas y requiere una aproximación específica para aplicarlo al trabajo de reconstrucción histórica. El historiador ha de estar adiestrado en el dominio de unas técnicas, debe desarrollar una sensibilidad adecuada para la comprensión de esa información. En el caso de las fuentes literarias, esa labor de análisis e interpretación adquiere una especial complejidad. La obra literaria es un universo en sí misma. Engastada en principio en un contexto histórico, en un tiempo y sociedad concretos de los que no puede separarse, es a la vez la manifestación íntima de la personalidad del autor, de su posicionamiento político, de sus convicciones ideológicas, y en fin, de su propia trayectoria personal, que pueden traslucirse en los entresijos más insospechados del texto. Además, toda obra literaria ofrece distintos niveles de lectura y análisis, siendo muy diferentes los resultados que podemos obtener según el enfoque con que la estudiemos. • De todo lo dicho es un buen exponente el Satiricón, tanto por el contenido en sí como por la propia mitología que se ha creado en torno a su autor, Petronio. Así, pese a ser sin duda uno de los documentos favoritos que desde los orígenes de la moderna historiografía de los estudios clásicos se ha utilizado para ilustrar muy variados aspectos del mundo romano, especialmente la religión y la sociedad 1, ha suscitado y suscita opiniones divergentes en cuanto a su adecuado uso como fuente histórica y al crédito que merece en tanto que reflejo de la vida en la Roma Imperial. Se trata de lo que se ha dado en llamar la «cuestión petroniana>>, uno de cuyos aspectos, el que nos interesa, es el grado de realismo que se puede acordar al Satiricón. A nadie se le oculta que el tono irónico, el gusto por la exageración y la caricatura, su carácter en definitiva satírico en extremo, constituyen los rasgos

l. Ver por ejemplo L. Friedlander, Darstellungen aus der Sittengeschichte Roms (Leipzig 1922) (r.l964}, o S. Dill, Roman Society jrom Nero to Marcus Aurelius (Londres 1904).

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La historia del intendente de Glicón

fundamentales de la obra, que pueden llegar a desorientar por la distorsión de las realidades subyacentes. Y sin embargo el propio Petronio confiesa su intención, a primera vista sincera, de emplear un estilo claro y de reflejar la vida cotidiana2 • Desde hace tiempo se han venido poniendo de relieve las similitudes del ambiente reflejado por el Satiricón, y el que las excavaciones de Pompeya y Herctilano han permitido sacar de nuevo a la luz. Por otra parte, una fuente tan sólida e importante para el conocimiento de la sociedad y de las costumbres de la época Julio-Claudia como el epistolario de Séneca presenta muchos paralelos y similitudes con la obra petroniana3 . Además, algunos estudios concretos se han encargado ya de precisar el valor histórico del texto; así, aunque no cabe duda de que la figura de Trimalción es en buena medida quimérica, manipulada para constituir la personalidad burlesca de quien es un auténtico modelo literario de valor universal 4 , por el contrario Hermeros, uno de los convidados a la Cena, encarna de forma sorprendentemente ajustada a la realidad la figura del «liberto independiente>>, y los anhelos y dificultades que para su integración y sus posibilidades de promoción caracterizan a este grupo 5 • Hay que tener en cuenta que el realismo que debemos reconocer al Satiricón no se ajusta al concepto actual, y que, además, hay distintos niveles desde los que se puede abordar ·esta cuestión. Una buena forma de aproximación es a través de la plasmación de ambientes y de contextos. Se ha insistido mucho, por ejemplo, en el reflejo que ofrece de un ámbito histórico y social pre-flavio, puesto de manifiesto en sus críticas al lujo, a la extravagancia en los banquetes, o en sus referencias a ciertas corrientes estéticas y gustos literarios ... 6 En un reciente estudio hemos analizado los capítulos 44 y 45 (las intervenciones de Ganimedes y Equión), confrontándolos con las fuentes literarias y sobre todo epigráficas, con el resultado de su valoración positiva como descripción y reflejo de la vida municipal contemporánea, con la que Petronio se muestra claramente familiarizado 7 • Pero aún se puede llegar a una mayor precisión, que se concretaría en forma de referencias y alusiones, en un tono irónico

2. «¿Por qué. Catones, me mirais con el ceño fruncido y condenáis mi obra de una franqueza sin precedentes? Aquí sonríe, sin mezcla de tristeza, la gracia de un estilo limpio, y mi lengua describe sin rodeos el diario vivir de la gente ... • (Sat. 132, 15. Trad. de L. Rubio Fernandez. en Biblioteca Clásica Gredos). 3. P.G. Walsh, The Roman Novel (Cambridge University Press 1970) 136. 4. Cosa que ha creado no pocas confusiones a la hora de estudiar la figura del liberto o de los augustales. Cf. J. D'Arms, Commerce and Social Standing in Ancient Rome (Harvard University Press 1981) 97-120 (•The Typicality of Trimalchio•), P. Veyne, •Vie de Trimalcion•, Annales XVI (1921) 213247. J .M. Serrano Delgado, Status y Promoción Social de los libenos en Hispania Romana (Sevilla 1988) 132 y SS. y 223 y SS. 5. J. Putnam Bode!, Freedmen in the Satyricon of Petronius (Ann Arbor UMI 1985). 6. G. Bagnani, Arbiter of Elegance: a study of the life and works of C.Petronius (Toronto 1954) 13. 7. J.M. Serrano Delgado, •Ganimedes y Equión: un pasaje municipal en la Cena Trimalchionis (Sat., 44-45)••, Revue de Philologie (en prensa).

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José Miguel Serrano Delgado

o cómico en la mayoría de los casos, referidas a personajes de la época, cuya identificación o realidad se puede constatar a través de fuentes paralelas. Así por ejemplo aparecen citados Apeles (64,4), célebre músico de época de Claudio, y Menécrates (73,3), otro cantante famoso, esta vez de los tiempos de Nerón. En dos ocasiones es mencionado Petraites, una gladiador grandemente admirado por Trimalción (52,3 y 71 ,6), y justamente hay un héroe de la arena homónimo en Campania en el reinado de Nerón 8 • Más dudas merece la mención de Scaurus, que Trimalción reclama como distinguido huésped de su casa. Pese a que Duncan Jorres reconoce en él al senatorial M. Aemilius Scaurus (cronológicamente bastante lejano de Petronio, dicho sea de paso), famoso por su afición al lujo y la esplendidez de sus mansiones, preferimos la opción de reconocer en él a Umbricius Scaurus, célebre notable pompeyano enriquecido con el negocio del garum 9 • De este juego de alusiones no quedaba ·por supuesto libre el entorno imperial o el mismo príncipe. Así, la costumbre de perfumar y arreglar los pies de los convidados (70,8) es una novedad que Otón introduce en la corte neroniana. En un excelente trabajo de Rose se recogen los numerosos pasajes de la obra de Petronio que se han relacionado con la persona y figura de Nerón10 . Se ha llegado a proponer que el propio Trimalción no es en el fondo más que una burlesca parodia del emperador y que incluso el Satiricón podría ser el texto que, al morir, Petronio envía al príncipe ridiculizándolo y criticando sus vicios y defectos, aunque bien es cierto que esto último es francamente difícil de aceptar. Tales alusiones tenían un notable efecto en el público lector, que se deleitaba con ellas y debía ser capaz de reconocerlas de inmediato11 • Se trata de un recurso literario muy común en la tradición clásica que, como dice Sullivan, proprociona
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