Ahondando en la arqueología de la cultura confederativa en la Castilla del siglo XV: \"matar la puerca\" o el supuesto origen romano del ritualismo pactual según el \"segundo seguro\" de Tordesillas

October 7, 2017 | Autor: Foronda François | Categoría: Medieval History, Contract Law, Ritual, Medieval Iberian History, Political History
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IDEES DE PAU A L'EDAT MITJANA

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.~. IDEES DE PAU A L'EDAT MITJANA FLOCEL SABATÉ,ED.

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AHONDANDO EN LA ARQUEOLOGÍA DE LA CULTURA CONFEDERATNA EN LA CASfILLA DEL SIGLO XV: MATAR LA PUERCA O EL SUPUESTO ORIGEN ROMANO DEL RITUALISMO PACfUAL SEGÚN EL "SEGUNDO SEGURO" DE TORDESILLAS FRANr;OIS FORONDA 1

D

ELA PRÁCTICA CO'FEDERATlVA EN CASTILLA se ha venido diciendo, de hecho con razón, que tenía un marcado carácter nobiliario y que estaba muy ligada al . auge de la lucha política durante los reinados de Juan II y de Enrique IV. Recordemos que la práctica confederativa, calificada también en términos de alianza o de amistanza, consiste en el hecho de que dos o más personas se declaran amigos o incluso hermanos, y juran prestarse ayuda y favor, de manera defensiva y ofensiva, por motivos diver os. Recientemente se ha logrado matizar y, en cierta medida, completar el referido enfoque.' Podemos sintetizar dichas matizaciones en dos líneas de argumentos: la primera de ellas reintegra dicha práctica confederativa dentro del conjunto de prácticas contractuales (avenencias, acuerdos, capitulaciones, hermandades, seguros, pleitos-homenajes ... ) que van formando un sólido entramado sobre el que se asienta la ampliación y estructuración de la sociedad política castellana, tal y como se ha observado en otros territorios del Occidente de la Baja Edad Media, en donde también surgió un poder de estado. Todo ello ha permitido contrastar la formación de este entramado contractual con aquellos otros que se fueron formando en esos otros ámbitos estatales, dando lugar al establecimiento de modelos historiograficos, como por ejemplo el del bastard feudalism, modelo que actualmente ha sido revisado como feudalismo de estado para Inglaterra, o el modelo del pactismo en la Corona catalana-aragonesa. Ambos modelos no han sido suficientemente tenidos en cuenta a la hora de analizar la práctica confederativa castellana. Partiendo de la consideración de todas estas prácticas contractuales, fundamentadas todas ellas en un juramento-contrato o placitum-pactum, cuyo surgimiento está muy ligado al corte «autonomizador» que representa para el campo político la reforma

l. 1). Entre peuvoir

Francois

FORONDA(Montereau,

les seves obres destaquen politique

a Europe

occidental

1971) és professor titular a la Universitat Paris Panthéon-Sorbonne (paris amb altres «Coups d'état a la fin du Moyen Áge? Aux Fondenents du

la direcci6,

e (Madrid,

2005)>> i deis tres llibres

sobre el contractualisme

polnic

baixrnedieval

ci tats en la nota següent. 2. Francois FORONDA y Ana Isabel CARRASCOMANCHADO(dirs.), Du corurai d'alliance au contrat politiqueo Cultures et sociétés politiques dans la péninsule lbérique de lafin du MoyenAge, Toulouse, 2007; Francois FORONDAy Ana Isabel CARRASCOMANCHADO(dirs.), El contrato político en la Corona de Costilla. Cultura y sociedad confederativa entre los siglos x al XVI, Madrid, 2008; Francois FORONDA(ed.), Avant le contrat social ... Le contrai politique dans l'Occideni medieval [xtue-xve siécle}, París (en prensa).



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AHONDANDO EN LA ARQUEOLOGíA

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DE LA CULTURA CO FEDERATIVA

gregoriana,3 llegamos a la segunda línea de argumentos, que gira en tomo a la posibilidad de analizar la práctica confederativa castellana del siglo xv desde la perspectiva de una reconducción, quizá de cierta confiscación también, de una práctica que en realidad ya estaba muy asentada, pero cuyo proceso de escrituración se generaliza solamente a partir de fines del siglo XIV, en virtud de la cada vez más fuerte integración política de la nobleza castellana. Así que cuando se indica el carácter marcadamente nobiliario de la práctica confederativa y su estrechísimo vínculo con el agitado devenir político del reino castellano durante el siglo XV, se está apuntando solamente a un momento de su historia y larga evolución, y no su inicio, sin que se haya subrayado claramente en qué radica la principal peculiaridad de este momento, que consiste, a mi parecer, en la gubernamentalización de dicha práctica en el marco de una monarquía que bien podría considerarse como una monarquía nobiliaria." Esta gubernamentalización supone la progresiva legitimación y legalización de la práctica confederativa, e implica, en consecuencia, la participación del poder regio en ésta. Y no son pocos los testimonios que van apuntando hacia una participación cada vez más directa desde el reinado de Enrique III, hasta llegar a la experiencia, desde mi punto de vista plenamente constitucional, que representan los contratos de privanza por los que Enrique IV intenta tanto estabilizar el gobierno del reino como establecer un cuadro de satelización aristocrática, al conceder a sus «especiales servidores» un poder de jure, el que crea el juramento precisamente, que les lleva a confederarse en el mismo acto en el que se procede a su nueva asignación estatutaria. La cuestión es entonces la de saber si esta participación regia es compatible con la afirmación de la majestad y de la soberanía a las que parecen estar abocadas las monarquías occidentales del siglo xv. y tiendo a pensar que dicha participación sí es compatible, precisamente porque la separación entre soberanía y gobierno se llega a formalizar de forma significativa por vía de una práctica confederativa muy plástica en sus posibles contenidos, plasticidad que deriva de la contigüidad ya señalada que existe con otras prácticas contractuales. El gobierno queda entonces en manos de un grupo gobernador, que no se limita en modo alguno al círculo aristocrático, cuyo compromiso permite enraizar política y socialmente el poderío regio absoluto. Precisamente, en virtud de la utilización de esta fórmula cancilleres ea que alude al poderío real absoluto y de otras fórmulas añadidas, se logra vulnerar, desde el mismo trono, el derecho regio a desautorizar confederaciones, creándose así una situación de excepcionalidad jurídica que permite encauzar, y por lo tanto normalizar la práctica confederativa en la Castilla del siglo xv. Así pues, en contra de lo que afirma el texto de la ley, principalmente el del ordenamiento de 1390, el rey puede autorizar ciertas

3.

Paolo Pnooi, Il sacramento del potere. II giuramento polúico nella storia costituzionale dell'Occiderue,

Milán,

1992. 4. Francois FORONDA, «La privanza, entre Monarquía y Nobleza», José Manuel NIEfOSORlA(dir.), La monarquía como conflicto en la Corona castellano-leonesa (c. 1230-1504), Sílex Madrid, 2006, pp. 108-132; Francois FORONDA, «Vers un gouvernement de jure dans la Castille du xve siecle: les contrats de privanza d'Henri IV de Trastamare», Du contrat d'alliance ... , op. cit., pp. 185-244.

FRA

>;todas publicadas

en

El contrato polúico, op. cit., pp. 17-95). 24. Rodrigo SÁNCHEZDE ARtVALO, Suma de la polúica, en Prosistas castellanos del siglo XV, 1 (Biblioteca de Autores Españoles, 116), Atlas, Madrid, 1959, Il.3, 5)' 7 Y 11, pp. 285-287; Francois FORONOA,«Vers un gouvemement de jure»; arto cit., pp. 207-208. Véase también, de de esta misma perspectiva, mi artículo «La monarchie élective dans la Castille du xv' siecle. Retour sur la farce d'Avila (5 juin 1465)>>, en Corinne PÉI'\EAU(dir.), Élections et pouvoirs politiques du vtr aLLxvir siecle, CREPHE - Éditions Biere, París, 2008, pp. 351-381. Francois

FORONDAy Ana Isabel

CARRASCOMANCHADO(dirs.),

QUARTDEBAT PODERIESfAT Moderador:

jOSÉ CABEZUELa Ponents: LUÍs MIGUEL DUARTE - FRAN(:OIS FORO DA STÉPHANE PÉQUIG OT Interoentors: MARÍA josÉ CANO - FRANCISCO FRANCO SÁ CHEZ - EDUARD jUNCOSA - TOMÁS DE Mo TTAGUT MARIO ORSI - RAFAEL PEI ADO - FLOCEL SABATÉ

José Cabezuelo Ante todo, yo quisiera apuntarles que esta mañana he tenido el placer, el inmenso placer, de moderar una sesión en la que los ponentes han sido modelo de tales: se han ajustado perfectamente al tiempo que se les había establecido, y ello, pese a la profundidad de sus análisis y a los amplios conocimientos que tienen de las materias que han tratado. Evidentemente, es un gesto que les agradezco. Estimo que esta mañana hemos tenido la oportunidad de escuchar tres exposiciones centradas en la idea de paz dentro del ámbito peninsular ibérico: el caso de Portugal, el caso de la Corona de Aragón y, en la última intervención, la corona castellana. Estimo también que la calidad de las reflexiones vertidas por los ponentes no ha pasado inadvertida para la sala y ahora, tenemos la oportunidad de abrir un debate en tomo a lo aquí dicho. Un debate que refrende, enfatice, matice o critique las ideas expresadas. Si me permiten, haciendo uso, que no abuso de la condición de presidente, tal y como reza el folleto de mano que se ha editado, voy a romper yo, ahora que hablamos de ideas de paz, las hostilidades en este debate con algunas consideraciones y alguna pregunta en parte ya contestadas. Me voy a dirigir a dos de los ponentes y luego ellos ya se organizan las respuestas. Respecto de la exposición del profesor Duarte, quiero decir que me ha interesado mucho porque en algunos pasajes estaba viendo retratado al reino de Valencia: cuando apuntaba que era un país nacido de la guerra y nacido para la guelTa. Me ha impresionado esa definición de un Portugal como un reino con miedo (ahí veía retratado al reino de Valencia) y me ha recordado un paralelo oriental también ibérico. Me ha recordado mucho ese Portugal a la definición que el profesor Juan Torres Fontes hizo hace ya muchos años del reino de Murcia, cuando dijo que el reino de [urcia era la historia de la inseguridad. Personalmente esa inseguridad me ha parecido observarla en las palabras, al menos de la primera parte de la intervención del profesor Duarte; y me sugería, pues, un Portugal que yo no imaginaba como un país tan de frontera.

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Respecto de la conferencia del profesor Péquignot, conviene decir que como él puede imaginar, me ha interesado muchísimo. Serían muchísimas las cuestiones que le podría presentar, pero no abusaré de él en este momento. Me ha parecido muy interesante esa idea de paz como arma política; no sé si él estaría de acuerdo en calificar la paz como arma política. Me sugería para el período que él trata centrado en el reinado de Jaime 11, cómo Jaime II establece paces para iniciar guerras. Hablo, por ejemplo, del tratado de Agnani de 1295 e, inmediatamente después, la firma de una paz con Granada para invadir Castilla para conquistar el reino de Murcia: es decir, firma una paz para iniciar una guerra. Pero es que unos cuantos años después, hace lo mismo, después de la firma en el tratado de Torrellas en 1304, firma en el 1308 el tratado de Alcalá de Henares a finales de ese año para, al año siguiente, atacar Almerfa. Por eso a mí me sugiere la idea de que el rey entiende la paz como arma política. y también me ha parecido muy interesante la idea expresada respecto de los embajadores que no son negociadores, sino representantes reales. He aquí lo que le quería preguntar: ¿qué posibilidades de maniobra política tenían los embajadores, sobre todo cuando viajaban a espacios lejanos respecto de la Corona de Aragón? Le pondría dos ejemplos: tratado de Torrellas (1304), se reúnen en Ágreda y Tarazona los representantes castellanos y aragoneses y al final acuden los reyes. Tengo la sensación, ojeando la documentación y los trabajos de María Teresa Ferrer, que ahí, en un momento dado, los embajadores tienen un ligero margen de maniobra, porque al final tienen a los reyes detrás, los tienen muy cerquita para hacer cualquier tipo de consulta. Me voy unos cuantos años después, a una alianza que trabajé hace relativamente poco. Una alianza entre la Corona de Aragón y Venecia en 1351, para atacar Génova, donde Pedro el Ceremonioso envía a unos representantes a Venecia para establecer una paz. En esas cartas que portaban, se les especificaba que no se podían salir de lo que el rey les apuntaba. Es decir, si en la negociación el dogo dice tal, vosotros respondéis que tal, pero en ningún momento os podéis salir de esta línea. Entonces, ¿qué margen de maniobra para el periodo que usted conoce tienen estos embajadores en cuanto a representantes de los reyes? Y bueno, con esto cierro mi intervención y prometo no volver a solicitar la palabra si no es estrictamente necesario. Luís Miguel Duarte Yo solo puedo decir que esta expresión de Torres Fontes ya la había olvidado pero la voy a retomar para la publicación. ¿HistOlia de una inseguridad? Por supuesto. ¿Reino con miedo? Por supuesto. ¿País de frontera? Clarísimo. Lo que me ha impresionado es la diferencia de generaciones, o sea, en los años 30, finales de los años 20, este rey, Juan 1, que ya ha vencido en el campo de batalla y sus compañeros que son todos mayores (setenta u ochenta años) continúa con odio, miedo y desconfianza hacia Castilla. Sus hijos han crecido ya en otra realidad política europea y se ve que son maneras diferentes de ver el mundo. Cuando se habla de casar' el heredero con una castellana, el rey casi tiene un ataque cardíaco. Entonces se ve esta sensibilidad. Gracias.

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Stéphane Péquignot Sí pues, le agradezco mucho al profesor Cabezuelo sus sugerencias. En cuanto a la primera sugerencia, es decir, que la paz pueda ser considerada un arma política durante el reinado de Jaime II, pues sí, estoy de acuerdo. o he entrado en ello para no desdibujar todo el complejo y complicado mapa de las alianzas, de las paces, que se están haciendo durante este tiempo, pero yo creo que los historiadores que han trabajado mucho sobre el rey angevino Carlos II, se han dedicado mucho también a estudiar las relaciones entre los Anjou y el reino de Aragón. Han definido bastante bien la forma diplomática de actuar del rey de Aragón durante este periodo, aspecto que se puede también utilizar para más allá del año 1295, es decir, en el periodo que tú comentas. Es un especialista del doble juego diplomático. Cuando se negocia con una persona (porque se negocia con personas que son representantes de otros; volveré sobre el asunto de la negociación después) muy a menudo se negocia siguiendo también otra vía y se elige al final la mejor para conseguir el acuerdo, para ser utilizado e instrumentalizado; y entonces lo que podemos observar dentro de una mismísima negociación, lo podemos apreciar a escala mayor entre una paz y otra paz, entre una paz y una guena. Hay entonces una cierta lógica que se puede observar dentro de toda esta diplomacia y también para los reinados anteriores, se puede analizar de una forma equiparable el reinado de Pedro III y de Alfonso III en este sentido. En cuanto a la segunda pregunta, yo no he dicho que los embajadores eran tan solo representantes. En absoluto. He dicho únicamente que no se podía representar a los embajadores como negociadores, lo que es otra cosa; porque sí que se negocia pero, para decido de una manera un poco taxativa, no se puede decir, no se puede reivindicar, que es otra cosa. Y respecto de estos embajadores, obviamente, tú tienes completamente toda la razón, estoy de acuerdo con ello: tenían un margen de maniobra que estaba definido por sus instrucciones y por las cartas que se les enviaban cuando ellos estaban en el extranjero. Es decir, que se puede interpretar también como un proceso de instrucción continuo y de adaptación a las exigencias de la negociación y al avance del proceso de acercamiento de las partes. En cuanto al maI"genefectivo que podían tener, eso depende. Observamos cuando leemos detenidamente las instrucciones que hay varios tipos: hay unos embajadores que únicamente tienen la posibilidad de leer un discurso, entonces se escribe palabra por palabra lo que tienen que decir, lo que no significa que eso era únicamente lo que estaban haciendo, porque también podían llevar instrucciones orales o con papeles que han desaparecido, no hay que sacar una conclusión directa de este asunto. Pero por otra parte, lo que predomina sobre todo paI"alos asuntos más complicados y por lo que nos interesa aquí, los asuntos de paz, de negociaciones de paz, se dan unas instrucciones que tienen dos partes: los objetivos que se tienen que conseguir y, en una segunda parte, esta casuística, como tú lo decías, lo que observas con la paz, bueno con las negociaciones con Venecia se observa también, a partir de finales del siglo XIII, para otros contextos, es una casuística: si el gobernante con el cual vas a tratar, reacciona de tal modo, es decir, si dice tal cosa, entonces tú tendrás que reaccionar de esta forma

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QUARTDEBAT y hay como una progresión hasta la línea roja que no se tiene que franquear. Es una forma de controlar o intentar controlar con anterioridad el proceso de negociación que es considerado como una conversación.

Eduard Juncosa Dentro de esta línea de discusión que plantean el doctor Cabezuelo y el doctor Péquignot, me gustaría realizar una pregunta relacionada con la terminología que se utiliza, pues si en realidad nos estamos refiriendo a un mandato imperativo, más que hablar del representante, ¿no sería más conveniente hablar del delegado, que implica ya de por sí ese concepto de mandato imperativo? El delegado no tiene margen de actuación, más allá de lo dictado por el monarca. En cambio, el representante tiene mayor libertad en el proceso de discusión.

Stéphane Péquignot

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Sí, creo que se puede volver a la tipología documental para hacer la distinción. Los embajadores cuando se van al extranjero para negociar se llevan todo un paquete de documentación muy imponente a partir de finale del siglo xm. Entonces llevan credenciales que presentan ante los soberanos extranjeros, les definen como representantes. Llevan procuraciones, procuras, y llevan estas instrucciones que definen su margen de maniobra, yo creo que es más bien así que se puede considerar .

Mario Orsi Yo quisiera plantear un par' de preguntas o cuestiones, concretamente al doctor Péquignot y al doctor Duarte. Respecto al primero quisiera saber su opinión respecto a cuál es realmente la plasmación real de estos mandatos y hasta dónde llega la autonomía de quienes negocian y quienes se supone que tienen su línea de actuación marcada por estos mandatos, pero que después en el fondo no tienen lo bastante cerca a quien ha emitido esos mandatos, como par'a que les condicione. En algunos casos, y aquí hablo de los temas y de las cronologías que he trabajado yo, con el rey a veinte quilómetros se toman la libertad de pasar sobre esos mandatos y tomar' decisiones propias de lo que ellos consideran apropiado y en ese momento necesario para la negociación, saltándose incluso los mandatos del rey provocando el consiguiente rechazo por parte del monarca, una vez que eso ya está fumado y es difícil de volver atrás. Quisiera saber eso, ¿cuál es el margen de maniobra? y ¿cuál es la capacidad en cada momento de salir de esas instrucciones? Porque me consta según la documentación que yo he trabajado, que eso a veces OCUlTeincluso con el rey a veinte quilómetros. . Al profesor Duarte quisiera plantearle esta cuestión. Ha comentado que los viajes de los mercaderes en un contexto de guerra, incluyendo un contexto de conquista, no son lucrativos y generan, por parte de estos mercaderes, constantes problemas, constantes intentos de frenar estas expediciones militares o de condicionarlas. Sin embargo, sin querer hacer paralelos directos, en el caso de la Corona de Aragón, las villas de realengo que

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son quienes pagan realmente, quienes financian las expediciones de la monarquía, en cierto modo, son reluctantes a financiarlas pero después, por otras vías y por otra forma se benefician indirectamente de los resultados de esa expansión y de los resultados de esas conquistas, como creo que OCUlTetambién con la mercadería portuguesa cuando hablamos de la cara occidental de África. Quisiera saber, ¿cuál es la relación exacta de ese grupo mercantil con esa expansión con la que a priori no comparten objetivos pero que a la larga les beneficia de algún modo? Stéphane Péquignot En cuanto al margen de maniobra es una pregunta que se me hace muy a menudo, te la agradezco. He hablado de las instrucciones, entonces en las instrucciones se define lo que se tiene que hacer y, obviamente, eso no significaba que eso se iba a hacer y que los embajadores lo iban a respetar. Y tanto como en las instrucciones había una variación muy grande en la definición del margen de maniobra según las operaciones que se tenían que hacer, las misiones que se tenían que desempeñar. También se observa (yo lo he hecho con varios centenares de embajadas) una variación bastante grande en cuanto al respeto de las instrucciones. Es decir, tenemos un problema de fuentes para acercamos a este problema porque nuestra principal fuente para entenderlo son los mismísimos informes de los embajadores que precisamente se empeñan iempre en demostrar que ellos estaban respetando las instrucciones que se les daba. Entonces aparece de manera escasa el exceso de mandato porque precisamente ellos intentaban no mostrar de manera pública o esconder al rey lo que acababan de hacer y que iba en contra de su mandato. Ahora bien, ¿excedían sus mandatos muy a menudo? Eso se puede divisar cuando observamos o conservamos, más bien, unas correspondencias paralelas con los miembros de la cancillería real. Se intentaba hacer presión, concretamente, en unos consejeros, en un notario guarda-segells, por ejemplo, en la Corona de Aragón, para que él mismo hiciera presión sobre el rey o en el entorno del consejo a fin de modificar las instrucciones con nuevas cartas. Después hay otro factor que ha de ser tenido en cuenta para el análisis de los excesos de mandato: es también un trueque que da margen de maniobra no únicamente al embajador sino al rey. Utilizar el argumento de que el embajador se ha excedido en su mandato (volvemos al mandato), es también una forma de retirarse. Entonces, le da una garantía, una salvaguardia última, antes de comprometerse para poder averiguar que lo tratado ha sido realmente lo mejor que se podía conseguir. Luis Miguel Duarte La cuestión que se me plantea podría ser una cuestión para la próxima edición en Balaguer, un encuentro científico sobre las marinas de guerra. ¿Pueden los mercaderes beneficiarse? En general, diría que a los mercaderes no les gusta la imprevisibilidad. La guerra tiene muchas sorpresas, la guerra por el mar más todavía, con un cambio del viento se cambia una batalla, entonces eso no les gusta. Por otro lado, fueron muchísimos

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nobles los que se encargaron de abastece; Ceuta, fueron los nobles portugueses los que no tenían rentas y que se mezclaron en el comercio. Sabemos que esas requisiciones eran normales. Flavio Miranda estudió de qué manera los mercaderes portugueses han visto sus barcos requisados por el duque de Borgoña para atacar Inglaterra. El problema es que el duque de Borgoña no les pagaba mal; quizás la Corona de Aragón tampoco pagaba mal; la portuguesa les pagaría mal, si les pagase, pero no les pagaba del todo. La guerra no es buena para los mercaderes; por ejemplo, cuando Lisboa estaba cerca de 1384, llegaron dos barcos de Cénova, llenos de riquezas y el rey dijo: «bueno, yo me imagino que son castellanos, y los requiso» y claro, sabía que no lo eran y muchos años después tuvo que pagados. Pero en ese momento le interesaba decir que eran castellanos. Eso para un mercader es malo. Los mercaderes de Portugal estaban, desde hacía mucho, en el tráfico riquísimo del norte de Europa. Y por eso tampoco se entusiasmaron demasiado con África, porque en África, en el inicio, los barcos de Enrique el Navegante lo que encontraban era arena y tortugas, tortugas muy grandes pero las tortugas no valían demasiado y los mercaderes tenían más que hacer, y sólo cuando empiezan a ver que era muy rico dicen: «eso está mal, eso debe de ser para todos, no para el Infante», pero es ya muy tarde. Un profesor mío ha escrito que la burguesía portuguesa entró en la modernidad de espaldas. Es un poco eso. Claro, la guerra puede ser muy importante si va a enflaquecer la competencia. En la ciudad de Oporto, los mercaderes pagaron a soldados ingleses en la guerra de la Independencia a finales del XIV, porque les interesaba desde el punto de vista comercial. Pero una cosa es que un mercader rico pague para contratar mercenarios y otra cosa es que le cojan sus barcos, yo creo que eso nunca irá muy bien, pero es una buena cuestión.

Rafael Peinado Yo felicito también, como el presidente de la mesa ha hecho, por la extraordinaria calidad de las tres conferencias o tres ponencias que hemos tenido la suerte de disfrutar. Mi pregunta va a ir más bien por la del profesor Duarte, pero no puedo dejar de hacer un pequeño comentario sobre el interés que me han producido tanto la del profesor Péquignot como la del profesor Foronda. En cierto modo creo también que ilustra dos realidades historiográficas. Por una parte, el exceso de documentación, o la documentación muy abundante que, sin embargo, ha encontrado en él una capacidad de historiador para saber extraed e todo el jugo a la nueva historia política. Por otra parte, la del profesor Foronda que no sé si en su lejana genealogía tiene que ver algo con el Foronda estudioso de Enrique IV. En todo caso creo que es un digno sucesor. Francois Foronda Al respecto, tengo que apuntar que yo soy de la rama proletaria, afrancesado por esta razón.

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Rafael Peinado Pues creo que él demuestra también cómo en la Corona de Castilla, donde no hay una documentación tan rica como en la Corona de Aragón, se puede profundizar en la historia, en el conocimiento del pasado. Está ante todo la capacidad de releer los textos. Yo desde luego me he impresionado por su lectura y porque además creo que no solamente está imitando o está siguiendo por otra parte el hacer una nueva historia política, lejos de aquellos presupuestos de nobleza y de monarquía y acercándonos pues a una antropología política, porque la antropología y la historia se unen tanto que posiblemente se pueda hablar de antropología política. Lo que ha demostrado también es la profunda relación que hay entre la historia política y la historiografía que él ha reflejado en sus últimos comentarios. Así es que, para mí, las dos conferencias han sido realmente muy interesantes y muy informativas por lo que respecta a información historiográfica. Al profesor Duarte, pues, le manifestaría, en primer lugar, la facilidad con que él asume la historia de Portugal y habla del nosotros, eso en España desgraciadamente no es posible. En Granada desde luego no podemos decir «nosotros», y mucho menos el dos de enero; cada dos de enero se conmemora el aniversario de la conquista, así que el «no otros» es imposible. Al profesor Ladero a este respecto le he escuchado muchas veces decir «Bueno es que nosotros no somos responsables de lo que hicieron los fenicios, ni tampoco de lo que hicieron los Reyes Caiolicos», bueno era un comentario más que nada en clave humorística. Pero lo que sí que me ha interesado mucho y que no sé si he llegado a entenderlo bien, es que el profesor Duarte ha planteado que cuando se iba a atacar en el norte de África se preguntó a Roma si era legítimo o no atacar a los infieles cuando no te atacaban. En Castilla, desde luego, eso era impensable. En Granada la justificación de la guena llegó hasta tal punto que el cardenal Cisneros después de la comparición general dijo «y ahora los perseguiremos en el norte de África». El cardenal Bernardino López de Carvajal desde el mismo Vaticano defendía la misma idea, incluso en contra de los intereses políticos e inmediatos de los Reyes Católicos, porque no solamente defendía la necesidad de expulsar inmediatamente a los musulmanes vencidos, cosa que se contradecía con el interés fiscal de la monarquía por mantener la población mudéjar, sino que junto a eso llegó a decir que «los expulsaremos, los perseguiremos en el norte de África». Por ello me ha sorprendido bastante los planteamientos coetáneos en Portugal. Luego, la disquisición del maestre de Santiago donde me ha parecido entender que él decía que la guena contra los infieles no es cosa de Dios. Yo creo en la reconquista como una construcción ideológica. En Castilla no solamente estaba permitido atacar a los infieles que habían ocupado el territorio, sino perseguirlos más allá de expulsados. En Portugal existe la idea de la reintegratio portugale, la reintegración de Portugal. La idea de la reconquista, al fin y al cabo, esa lucha contra los infieles.

Luís Miguel Duarte Portugal es un país muy pequeño, nosotros hablamos sólo una lengua. Tenemos una independencia de más de ocho siglos. El hecho de que yo plantee el problema de la identidad política de Portugal como una construcción política, no quiere decir que

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en 2008 no vea que esos ocho siglos y medio han dado resultado. Una cosa clara que es lateral en su intervención, para mí es muy importante: no somos responsables. Yo soy responsable de mis actos, de los de mi familia, de mis amigos y alumnos, de mis padres, de mis abuelos y se acabó. Roma ¿por qué? Por muchas cosas, porque el rey tiene que continuar, tiene que decidir una política en Marruecos pero no está convencido, no cree que sea el momento. Porque a lo mejor el rey está en una posición débil, porque estamos interviniendo muchísimo en Roma con el Concilio de Constanza, estamos interviniendo en la política papal, porque a lo mejor genera una verdadera incomodidad. Mi idea es que era un asunto muy serio yesos pareceres son impresionantes. Otra idea es que no es una evolución normal porque después las cosas vienen para atrás. O sea, con Alfonso V, en la segunda mitad del xv, es un cruzado fuera de su tiempo que ataca a moros, a infieles, a quienquiera que sea. Como cuando comentaba con amigos conversando: cuando los turcos estaban en Constantinopla, este rey se mete en un barco y dice: «a por ellos, vamos a Constantinopla» y mira atrás para ver si otros reyes de Europa vienen y no viene nadie, porque él iba a tomar Constantinopla solo. Entonces, no hay una evolución para una modernidad. Cuando atacamos Ceuta no es el inicio de la expansión hacia las Indias. Es la Reconquista y es también la rivalidad con Castilla, siempre estamos preguntando: «¿podemos ir a Granada?» Y siempre nos contestan: «ni pensarlo, no, Granada es nuestra». Entonces cuando los castellanos pasan por el Fecho de Allende con Alfonso X, cuando pasan por el norte de África, mejor es tomar posiciones primero. Pero es Reconquista, clarísimo, en el xv. Cuando se hace el servicio de Dios (dice este infante que es magnífico), cuando en la guerra de moros yo no sé si estoy al servicio de Dios, porque yo no he visto, no he oído ninguna vez que nuestro señor o alguno de sus apóstoles o doctores de la Iglesia mandasen hacer guerra a los infieles. Si Dios quisiera convertir a los infieles por la guena habría dejado algún mensaje. Yo leo las Escrituras y no leo ningún mensaje ordenando esta guerra. Entonces yo creo que más claro no se puede decir: estamos en 1436.

Flocel Sabaté Creo que no hay contradicción entre ambas posturas. Fernando II de Aragón y V de Castilla era receptor de un legado profético proveniente de distintas vías que permitía vaticinar que recuperara para la Cristiandad no sólo Granada sino tambíén el norte de África, aspirando a tomar incluso Jerusalén, tal como expone el mismo Cisneros en 1509. y al mismo tiempo, la Iglesia, desde la Reforma gregOliana, afianza cada vez más su pretensión de demostrar una autoridad mundial que conllevaría la capacidad para atribuir territorios, empezando, en el mismo siglo xn, por las exigencias de vasallaje a los reinos hispánicos y su intervencionismo en Cerdeña, siguiendo por el apoyo papal, en el siglo XII, de la conquista inglesa de Irlanda y la portuguesa de Lisboa, continuando con las disposiciones papales en el siglo XIII sobre Sicilia o sobre la creación del reino de Córcega y Cerdeña y culminando con todas las intervenciones en el siglo xv. Recordemos que en 1435, ante el concilio de Basilea, los representantes de Portugal y

QUARTDEBAT de Castilla se disputan poder conquistar las Islas Canarias que no e tén todavía gobernadas por cristianos, que el papado concede en 1454 a Enrique el avegante que sólo bajo licencia del Papa y de Portugal se puedan tomar tierras más allá de Guinea, y que precisamente es el Papa quien en 1493 concede a Fernando y a Isabel las nuevas tierras del uevo 1undo. La misma bula de Alejandro VI establece el enlace con la lucha contra el infiel musulman, porque la concesión se plantea como una continuación de la recuperación de Granada; las palabras no son baladíes: la recuperación cristiana se opone, en la bula papal, a la tiranía sarracena. Y la inmediata conquista de las tierras americanas se justifica, inicialmente, continuando estos términos y esta mentalidad de una conqui ta basada en la extensión de la cristiandad sobre los infieles mediante el aval papal. Precisamente, en América se plantea inmediatamente la duda sobre hasta qué punto es lícita la guerra contra los nativos infieles, lo que formalmente se resuelve desde 1513 con el conocido requerimiento: el uso de las armas es válido si, tras ser requeridos a abrazar la fe cristiana, los nativos no lo hacen.

María José Cano Yo la verdad es que quiero felicitar a los tre ponentes y al presidente de la mesa. He disfrutado muchísimo esta mañana y tenía dos preguntas y una anotación. En primer lugar al profesor Foronda, es sobre la cuestión del ritual «del animal partido». Él ha dicho que parece ser que tiene el origen en Tito Livio y la verdad es que me extraña que este ritual aparece en la Biblia. Yo hace unos años hice un trabajo, en un capítulolibro que se llamaba El pueblo de la alianza y trabajé exactamente la cuestión de los pactos. Hay una serie de pactos en la Biblia y tiene importancia porque el ritual es más o menos el mismo, se trata pues de un ritual que tiene el origen no en Roma sino en los pueblos del Mediterráneo, entre los pueblos pastores, alianzas que se firmaban: mataban un animal y recibían la hipotética maldición del que rompía el pacto, que, según se establece, moría como ese animal. Exactamente tal y como se describe aquí. Con la Biblia aparece en varias ocasiones: la primera es en el segundo pacto de Abraham; la segunda es la reafirmación, cuando reafirma el pacto de la circuncisión, quiero decir el pacto que Dios le promete que va a ser padre de un gran pueblo, por lo tanto el símbolo es la circuncisión que en sí está relacionado con kared, pues utilizan el mismo verbo, referido a cortar el prepucio y acto seguido recurren al ritual del despedazamiento del animal. Porque además este ritual se va a convertir en uno de los términos con que hacer una alianza, qum kared. El verbo es cortar, el corte. Así, a través de la Biblia, parece interesante como va describiendo los distintos rituales para firmar un pacto. Uno el kared, el despedazamiento del animal, como son los banquetes y justo en todas las alianzas de Abraham con javé. Aquí se describen muy bien incluso los animales que tienen que despedazar, como va a ser Dios en forma de llama de fuego, el espíritu, primero aparece como un espíritu con alas y luego como aparece en el Génesis 15:17 más o menos como una llama de fuego. Entonces a mí me parece muy interesante porque es exactamente lo mismo siglos después. Yo pienso que realmente en esa época debían de ser grandes conocedores del

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texto bíblico, esto lo tenían que conocer, la precisión al describir los ritos me llama la atención porque en el texto bíblico podía haber dicho «pues mata a una res» y entonces la despedaza. Pero no, nos especifica exactamente los animales que son, los animales que servían, los que podían ser utilizados en el ritual del sacrificio del templo y no otros, y en cambio, aquí ponen el cerdo o la cerda, encima. O sea, que absolutamente es el animal más impuro porque tiene unas características expecíficas, porque una cosa es cerdo y otra cosa es cerda para los judíos. Quiero decir que ya no es ser cerdo, sino ser cerda. Parece chocante pero es cierto: tenía una doble prohibición, la mujer no podía entrar en el atrio sacerdotal, lo impurificaba todo, la mujer impurifica de por sí, y hasta hoy en día un religioso no nos puede dar la mano a ninguna mujer porque se puede impurificar. Entonces Yavé le dice directamente a Abraham: «cágeme una vaca de tres años, una cabra de tres años y un carnero igualmente de tres años, una tórtola y un palomino». Agradezco a la organización del curso que ha sido capaz de encontrarme en un momento una Biblia, que es la que estoy leyendo. Se trata de la traducción de Nácar-Colunga, que a mí no me gusta nada, pero para el caso me sirve. Entonces son exactamente los animales que se utilizan para los distintos pecados, tienen que tener los tres años que prescribe para el sacrificio, ni un año más ni un año menos, o sea que tiene que ser maduro y luego dice: «Tomó. Abraham esto, partió los animales por la mitad» pero no las aves (porque en los sacrificios del templo, las aves no formaban parte de lo que se les daba a los sacerdotes, luego no se partían). Y continúa: «bajó el espíritu sobre las aves ya muertas y a Abraham las espantaba». Pero cuando se pone el sol, él dice: «puesto ya el sol en intensísimas tinieblas aparece una llama y un fuego ya humeante pasó por medio de las mitades de las uictimas»; entonces ya se firma el pacto con Abraham, y luego ya, no lo vaya leer, leo solo la cita de Jeremías 18, también vuelve a describir exactamente eso: «y quien no cumpla pues la maldición será que morirá como han muerto estos animales». Entonces realmente a mí me parece que a lo mejor, se lo pregunto al profesor Foronda, sí que disponían más de estos textos que de literatura clásica. Me ha interesado sobremanera que aparezca lo mismo en Tito Livio. De hecho, tiene su lógica y yo tengo documentados rituales similares en la Grecia primitiva y en algunos pueblos cananeos. Pero sí tenían una intención similar en los textos clásicos y en los textos bíblicos, porque a mí la verdad, me ha llamado la atención porque es como para molestar a los judíos, que no creo que fuera su intención.

Franeois Foronda Bueno, son muchas las preguntas y los comentarios, y no sé si podré contestar a todo lo que planteas. Voy a empezar con el ritual, sus orígenes, y como se puede relacionar este ritual. El punto de partida es un ritual que es utilizado en el siglo xv, que consiste en un juramento que se realiza en el momento de la consagración de la hostia, al que el autor del texto le da como origen el de un ritual romano, sin indicar la fuente. No pretendía aquí ahondar en la historia de este ritual romano del que da información Tito Livio con ocasión del [cedus entre romanos y albanenses (Ab urbe condita o Historia de Roma, 1, 24.3-9), y evidentemente el hecho de herir a un animal

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para pactar lo encontramos no solo en Roma, sino también en Grecia, y fue practicado por los judíos y en las sociedades indo-europeas. Se trata, pues, de una tradición muy antigua. En el mismo contexto de la creación del derecho en Roma, este ius fetiale que aplican los sacerdotes garantes de la fides al que remite el golpe que se le da al animal (jcedus fenre) constituye como una cosa remota, un oscuro fundamento, cuya reavivación es la que le da al ius su plena fuerza y vigencia; y también al pacto, mediante el vínculo inmediato que establece el ritual entre el sacrificio y el juramento. Ahora bien: ¿por qué se le da a este ritual consagrador del siglo xv tal origen romano y no se elije otro dentro del conjunto de posibilidades que se acaba de eñalar? Cabe no olvidar el contexto de redacción de esta Cr6nica de don Álvaro, donde se mezclan unos objetivos propagandísticos que fueron fijados por el propio condestable a finales de los años 1430, que pudieron evolucionar por razón de un contexto de rivalidad político-cultural entre el privado y otros Grandes después de 1445 y que fueron llevados, estos mismos objetivos, hacia una empresa de rehabilitación del condestable después de su muerte. En todo caso, entre estos años 1430-1460, en el entorno del condestable, en la corte regia, en las cortes y casas que mantuvieron algunos Grandes, tuvo especial relevancia, en la cultura política de este grupo gobernador, la referencia a Roma y a su República, que es interpretada como un modelo político de tipo aristocrático. Y esta presencia de Roma y de su historia puede explicar que cuando se trata de remontar el origen de un ritual pactual se mire más bien en esta dirección, en lugar de mirar hacia el texto sagrado, por ejemplo, cuyo conocimiento puede también ser rastreado en esta misma Cronica, más aún cuando el punto de partida lo constituye la perspectiva etimológica planteada por el autor (confederaciónij'cedus). En todo caso, a mi parecer, no conviene relacionar esta elección de referencia con una supuesta voluntad de herir a los judíos al descartar su tradición al respecto. Pero posiblemente se pueda profundizar aún, además de lo indicado sobre la presencia de Roma en la cultura política del siglo xv y la perspectiva etimológica, de manera más estructural. Tanto una confederación como un foedus son pactos voluntarios, y esto probablemente imposibilite, estructuralmente, la referencia a pactos sacados de la sagrada escritura, en realidad del Antiguo Testamento, dada la vigencia entonces, al menos hasta la alianza de la que fue mediador Moisés en el monte Sinaí, de un régimen de heteronomía, en el que el pacto lo es de sujeción, una situación muy alejada pues a la que crea un [cedus o una confederación, y mucho más alejada aún de este segundo Seguro de Tordesillas donde se trata, en definitiva, de unir voluntades para proceder a una refundición política. Pero ya me dices lo que opinas.

María José Cano Es muy interesante. En el ámbito judío hay muchos casos, especialmente hasta el año 70 de nuestra era. Con todo, yo creo que realmente estos pactos con los patriarcas son voluntarios, por eso se tienen que renovar constantemente, no son impuestos.

Fr ancois Foronda Pero cuando Dios le ordena a Abraham que sacrifique a su hijo, sí que se lo impone.

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María José Cano o, eso es lo curioso, mi interpretación es distinta. Hay que hacer una relectura del texto porque en realidad no son impuestos, porque si fueran impuestos no se les permitiría quebrantados y no tendrían que renovar constantemente y éste concretamente, es la renovación del pacto de la circuncisión y tiene la libertad, o sea que es una relación extraña, no es la relación en el concepto que tenemos en el mundo cri tiano, ni siquiera en el mundo espiritual. Quiero resaltar la expresión los gentiles antiguos romanos, que sencillamente e podría interpretar como no querer reconocer que hay una tradición anterior. Francois Foronda

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Bueno, no me parece que se pueda interpretar así esta referencia. Dentro del conjunto de referencias que maneja el(los) autor(es) del texto, son dos los principales sistemas: el sistema bíblico, de manera explícita e implícita, como puede verse en el relato del arresto y de la ejecución del condestable que retoma el modelo de la pasión de Cristo, y el sistema humanístico, al que lleva la etimología de la palabra «confederación». Al optar por fceedus, su pesquisa le lleva lógicamente a recordar el fcedus ferire de los romanos, como lo hacen de hecho por entonces otros autores cuando dan la etimología de «confederación» (Alfonso de Palencia), así que no creo que se trate de obviar a propósito otro si tema de fuentes, sino de completar un relato etimológico posiblemente ya asentado. Por otra parte me reafirmo también en la explicación estructural (heteronomía versus autonomía), que a mi parecer dificulta en este contexto el manejo de otras referencias, especialmente las veterotestarnentarias. Tomas de Montagut Quisiera continuar con el tema de los pactos planteado por el profesor Foronda, si bien en una orientación distinta. Y también quisiera preguntar al profesor Péquignot. La primera pregunta es sobre el tema de los seguros de Tordesillas, sobre aquellas reuniones en donde he entendido que se produce una desnaturalización para que pueda darse un ambiente de neutralidad. Sin embargo, al mismo tiempo que se produce esta desnaturalización, el monarca continúa estando presente investido con los elementos de dignidad que se ven en los textos. En este caso ¿se produce también en Castilla lo que en Cataluña se denomina un «deseiximeni», es decir, un desafío, una ruptura de la fidelidad? o, por el contrario ¿hay que entender que en estas condiciones de desnaturalización se vuelve a la situación anterior de fidelidades, es decir, a una situación de predominio de los vínculos políticos de índole personal sobre los de carácter público? y para el profesor Péquignot, vuelvo al tema suscitado por la intervención de nuestro presidente, el profesor José Cabezuelo, y que ya ha sido debatido: el tema de las diferentes clases de mandato (imperativo o representativo) y los problemas que plantea el primero que es el predominante en el antiguo régimen. fe pregunto lo siguiente: ¿los embajadores reales a través de sus cartas pueden incidir en las ins-

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trucciones? Es decir, ¿E tas instrucciones obedecen a un debate en el consejo real en donde está el monarca y el embajador debe simplemente aplicarlas y observarlas o el embajador es el que toma las iniciativas y muchas veces son estas iniciativas las que se encuentran en las instrucciones? Y la segunda pregunta sería: En caso de incumplimiento de las instrucciones donde está vigente el mandato imperativo ¿se da una rendición de cuentas con exigencia de responsabilidades? ¿Se conoce algún caso de algún embajador que cuando ha vuelto se le ha procesado porque no ha cumplido con las instrucciones? Fr ancois Foronda Bueno empiezo sobre la desnaturalización, pero igual querrá decir algo al respecto Stéphane Péquignot, pues también hay conexión con sus temas, el de la negociación y el de la diplomacia. La desnaturalización es una cuestión compleja, que fue tratada por Hilda Grassotti en su estudio sobre la relación vasallatica y también en el que realizo sobre la ira regia. Obviamente, no es este el marco de aplicación en el caso de los Seguros de Tordesillas, donde tiendo a pensar que se retornan usos diplomáticos, y en concreto el de una desnaturalización que permite establecer una suerte de neutralidad, unos usos llevados aquí a un contexto de resolución de una contienda civil. Pero si bien cabe preguntarse qué tipo de obligación permanece después de la ruptura de la relación de la naturalidad, creo conveniente recordar que la desnaturalización en este caso no consiste tanto en una ruptura sino en una suspensión, limitada territorialmente al espacio en el que se desarrolla la conferencia y temporalmente al tiempo de la negociación. Con ello se crea una situación de excepcionalidad jurídica, y resulta muy difícil saber si se mantiene o se reaviva en el marco de esta situación algún otro tipo de obligación en lugar de la que ha quedado suspensa. Tiendo a pensar que no. o sé si he contestado, pero paso la palabra al profesor Péquignot. Stéphane Péquignot Gracias, profesor Foronda. Antes de responder a tus dos preguntas, quizá voy a abogar a favor de lo que acaba de decir Francois, sobre la práctica de las vistas reales. Ha incidido en la importancia de esta práctica para el siglo xv y me parece muy importante porque en la historiografía de las vistas reales se ha mantenido y sigue manteniéndose un discurso general que es el siguiente: hubo vistas reales muy importantes en la alta Edad Media que han sido estudiadas bastante bien, pero a partir del siglo XIII estarían desapareciendo, ya no habría vistas generales por el miedo, precisamente volvemos al miedo, al miedo por el golpe de mano, atentado. Eso es una interpretación de hecho afrancesada y del siglo xv. Básicamente es la lectura que ha sido utilizada para intentar plasmar la realidad de los siglos XIII, XIV Y buena parte del siglo xv. Entonces se ha de revaluar esta práctica de las vistas reales sobre todo en la Península Ibérica porque lo sabemos muy bien para el siglo XII, pero en el siglo Xlll y XIV también, estoy contento de ver que para el siglo xv sigue teniendo importancia.

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Yo estoy bastante de acuerdo porque las disposiciones de extraterritorialidad, las garantías, la simetría, la ausencia de las armas, la elección también de lugares fronterizos en lo cuales, entre dos montes por ejemplo, y por el monte que está al lado castellano bueno, se ponen los guardias catalanes o aragoneses y por el otro lado al revés, todo esto aboga a favor de una práctica más común, generalizada quizás, que se habrá plasmado después en los encuentros entre rey y nobles. Pero haría quizás una distinción con lo que has dicho. Claro que hay una práctica común que son amistades, eso se ve aparentemente a partir del siglo xv, pero en las fuentes del siglo XIII y principio del siglo XIV, se distinguen de forma bastante clara, las vistas reales de las vistas que no lo son; se utiliza la misma palabra pero cuando el rey se encuentra con unos nobles es una vista, no es una vista real. Los seguros, la palabra no es utilizada, pero los seguros son mucho más precisos, detallados, cuando se trata de unos encuentros entre reyes. En cuanto a las preguntas de Tomas [ontagut sobre las instrucciones. Sobre las instrucciones es difícil saber exactamente cómo se hicieron, pero hay algunos elementos que permiten divisado. Se trata de documentos excepcionales. Se puede ver que en algunos actos en el consejo real se estaba debatiendo sobre la redacción de las instrucciones, la primera posibilidad. Pero desafortunadamente para todos, el conocimiento que tenemos sobre el consejo real en el siglo XIII y siglo XIV, o mejor hasta la mitad del siglo XIV, es escaso. Sabemos que se deliberaba, pero no tenemos constancia de lo que se dijo, entonces es un límite bastante importante, Pero hay una cosa más interesante: hay documentos que están redactados, en papel, son borradores o estados intermedios que se conservan en el archivo de la Corona de Aragón. Estos documentos atestiguan unos diálogos entre el rey y el embajador como para definir cuál tenía que ser su instrucción. Estos documentos tenían una estructura muy peculiar, son muy difíciles de leer, pero funcionan por capítulos. Entonces, hay toda una serie de preguntas, que on las preguntas supuestamente del embajador o de personas del consejo real y por otro lado, con otra escritura, hay respuestas que son dadas o que no son dadas, llegado el caso. Eso es lo que podemos saber del proceso de producción de fábrica de la instrucción de los embajadores. Creo que se puede interpretar también lo que OCUlTedespués, es decir, en la correspondencia entre el rey y sus embajadores, en este sentido es un proceso de adaptación continuo de las instrucciones. Claro que sí, el embajador incide en la adaptación de las instrucciones que se hace. En cuanto a la segunda pregunta sobre la existencia de eventuales procesos para embajadores que se habrían excedido de su mandato, es un tópico de la literatura. Me refiero a la literatura épica, la literatura épica francesa especialmente, que ha sido bien estudiada por Jacques Merceron, que hizo su tesis sobre este tema. Pero cuando miramos la documentación práctica hay muy pocos excesos. Generalmente, se reprende al embajador por una carta diciéndole que ha actuado mal. Se utiliza también este argumento para orientar en una dirección nueva la negociación, pero no se procesa al embajador. Yo creo que eso se queda más bien en la literatura jurídica o en la literatura épica como un motivo para hablar del buen embajador o del embajador malo.

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Francisco Franco Sánchez Quisiera continuar la intervención anterior de Rafael Peinado. Un colega de la Universidad de Alicante encontró un documento vaticano, en el cual hay un intento de reparto de las futuras tierras del norte de África entre la corona Catalano-aragonesa y la corona de Castilla. Llegándose a un río cerca de Orán, de modo que las tierras al oeste para Castilla y las tierras al este para Aragón. Y quería preguntarle al profesor Luís Miguel Duarte si cada vez somos más conscientes que el proceso de conquista cristiana era impulsado por unas circunstancias muy concretas de las sociedades cristianas sean castellanas, catalano-aragonesas o portuguesas; es decir, unas necesidades económicas, sociales, políticas, etc., y que hubiera continuado más allá del Estrecho, casi con toda seguridad si no se hubiera descubierto América por péllte de Castilla, y si la corona Catalano-aragonesa, aunque ya lo decidió antes, no hubiera decidido fijarse sobre todo en el Mediterráneo. Entonces, ¿hay algún tipo de documentación que yo desconozco (mi pregunta viene desde mi desconocimiento) o algún tipo de idea más allá? Porque usted ha planteado, además muy bien y con mucha sabiduría y muy buen hacer, la conquista de Ceuta como una conquista, digamos esporádica, puntual, circunstancial, coyuntural. No lo ha planteado como una política sistemática de continuar la conquista más allá; es decir, posiblemente si no se hubiera descubierto América, más de uno pensamos que se hubiera continuado más allá del Estrecho. No sabemos con qué suerte o en qué circunstancias hubiera ocurrido. Pero, ¿La corona portuguesa tiene esta pretensión, o hay algún tipo de preparación, proyecto, algún tipo de ideología o de algún sustrato ideológico que amparara la continuación de las conquistas más allá de Ceuta, Tetuán, etc.? Luis Miguel Duarte Muchas gracias, tienes razón en todo lo que has dicho. La política marroquí se discute siempre como un prolongamiento de la política peninsular, siempre. En este cuestionario, un poco como creo que hablaba Stéphane, nosotros a veces reconstituimos el cuestionario porque en los pareceres los infantes dicen La primera cuestión y Marruecos es la última cuestión. Las grandes cuestiones en los años 30 son ¿qué hacer con los Infantes de Aragón?, ¿qué hacer con la conquista de Granada? Parece que Juan II invita al infante don Enrique para ir a la conquista de Granada; a lo mejor, le regala la orden de Alcántara; a lo mejor don Enrique puede ser rey de Granada. ¿Qué opinión tenéis? Y al final... Marruecos. Bueno, en cuanto a Ceuta, Ceuta es muy interesante porque es la historia de la historiografía portuguesa. Empieza con una explicación mística: vamos, para cristianizar los infieles. Después es don Enrique que ya está a punto y empieza por Ceuta y claro, inmediatamente suceden los grandes historiadores de los años 50 y 60, que plantean más bien razones económicas y sociales, sobre todo económicas: el oro, los esclavos, el oro de Tombuctú que llega al norte. Y lo curioso es que en mi opinión se tiene que volver, no a esa historia mística pero sí a alguna historia política, pura. Es un problema de reafirmación política, de expansión política y de expansión social en el sentido que el reino era pequeño; éramos pocos, éramos un millón de personas pero nuestras producciones eran escasas. Entonces, los nobles y

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QUARTDEBAT algunas personas del pueblo tenían que ir a coger riqueza a otras partes. Yo tengo una idea que es un poco arriesgada. Tengo la idea que cuando Juan II llega a la mayoría y firma un pacto con Portugal, los portugueses dicen: «bueno, estamos al menos un poco más libres para hacer algo». Que se empieza a preparar una expedición militar con el destino en abierto, no es claro. Por eso empezaron a Ilegal" embajadores de toda Europa, es decir, para atacamos a nosotros, desde España, de Granada, del norte de Europa, todos se interesan por la salud del rey Juan. Vienen a saber cómo se encuentra el rey. Mi idea es que el rey, que estaba indeciso, se da cuenta que esa indecisión está siendo un triunfo increíble que va a jugar hasta el final, pero eso es para discutir. Claro que en un momento, cuando Ceuta está aislada, se convierte en un gasto terrible, se tiene que plantear la cuestión de las conquistas porque así sólo no se puede defender. Entonces continúa en el Estrecho, Tánger, y después se empieza ya con los barcos del infante don Enrique a bajar por África. Hay algún momento en que la ideología de conquista es suplantada por otras ideas. Ésa es una cosa muy delicada de ver, es muy compleja y muy interesante. En este sentido me parece muy interesante el planteamiento indicado por el profesor Flocel Sabaté.

Fr ancois Foronda Has insistido muchísimo en la demografía. Es decir, la falta de una demografía mucho más pujante explica estos saltos, como el de incentivar relaciones comerciales •~ 362



más que empresas de repoblación.

Luis Miguel Duarte Claro, sería muy importante poder traducir Dice el infante don Pedro: «estamos trocando mallo capello»; no sé como traducido. Y otro portugués, Gil Vicente, al olor de la canela se gentes se van todas de Lisboa para la India, nos estamos quedando sin nadie para trabajar, evidente y sigue siendolo.

por qué hay dos o tres frases lapidarias. una buena capa, capa de vestir, por un autor, después en el XVI, un gran poeta dice, este reino se despuebla, o sea las para comprar canela y volverse ricos y y para defendemos. Eso es un problema

Flocel Sahaté Ante todo quiero agradecer la riqueza de contenidos aportados por todos los ponentes. Y también por los participantes en la sala. En este sentido, quisiera confirmar la información aportada por el profesor Franco respecto al río en el norte de África. Supongo que se refiere al Muluya, que ya se contempla en el pacto de Monteagudo, de 1291, como línea divisoria en el norte de África: el oeste para Castilla y el este para Aragón, lo que sitúa en la órbita del primero a Marruecos y, en la de Aragón, Ifriqiya y Tremecén. o se trata de conquistar estos lugares, sino de situados bajo la correspondiente influencia. Estaríamos en la disquisición entre colonialismo y neocolonialismo: lo que importa no es la ocupación sino el control. Es una buena reflexión para comprender

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los procesos expansivos: los intereses, estratégicos y económicos, sobre la región pueden estar a buen recaudo asegurando diplomáticamente la capacidad de influenciar sin necesidad de ocupar con las armas. Por otro lado, quisiera referirme a la interesante conferencia del profesor Foronda. En primer lugar, el planteamiento de la paz en la Castilla del siglo xv, en tomo al rey y la aristocracia nobiliaria es muy interesante y muy distinto de lo que sucede en la Corona de Aragón. Aparentemente se trata de escenarios muy distintos, sobre todo porque en la Corona de Aragón el monarca sufre grandes debilidades y los estamentos gozan de una gran pujanza, hasta el punto de reivindicar la representación territorial y ejercerla mediante diputaciones permanentes. Parecería, pues, que estamos hablando de dos modelos políticos distintos. En la Corona de Aragón el rey pacta desde la debilidad con los estamentos que representan el país, mientras en la Corona de Castilla el pacto se establece entre un monarca y una aristocracia de respectivo poderío. Precisamente, la pujanza de los estamentos en la Corona de Aragón comporta un fuerte vigor municipal, sea en Cataluña, en Valencia o en Aragón, con sus respectivas características, pero en todos los territorios el discurso de raíz municipalista se irroga la representatividad y participa del discurso justificativo comunal, bebiendo directamente de fuentes ideológicas como las italianas, donde se admiran modelos más allá de la vivencia real. Pero precisamente llegados a este punto, afortunadamente la historiografía de las recientes décadas nos ha puesto de manifiesto la pujanza de las ciudades castellanas, y no sólo esto sino también la existencia de un discurso participativo no tan distinto. Por tanto, pongo a consideración del profesor Foronda esta reflexión, sobre la diversidad de escenario pero, a la vez, la constatación de unas corrientes de pensamiento político muy concomitantes, una fluidez en la argumentación política que pone de manifiesto la pujanza de la m'gumentación urbana en una y otra corona, lo que comporta que la realidad castellana del siglo xv sólo se puede comprender atendiendo al monarca, a la pujanza nobiliaria y al vigor, en todos los sentidos, del mundo urbano. y aún quiero plantear una consideración, más genérica, a los tres ponentes, incluyendo Portugal y Castilla. Se trata de la referencia al miedo. El miedo social, el miedo a la frontera, miedo político y, hasta cierto punto en ocasiones, terror social. Planteamos realidades bien distintas en los distintos reinos bajomedievales, pero de un y otro modo hemos visto como el miedo se hace presente en el gobiemo de la sociedad. Hablaríamos pues del miedo pero aún más del uso del miedo, aunque sea en niveles sociales y en ámbitos diferentes, pero al fin y al cabo, el miedo en la sociedad. El miedo sería así la otra cara de la paz. Una paz condicionada por el miedo en sus diferentes facetas. Francois Foronda Empiezo con el miedo y luego te contesto la otra. Publiqué hace poco, en la revista electrónica e-Spania, un artículo sobre el miedo político en la Castilla del siglo XIV, y en relación con lo que ha comentado Stéphane sobre las vistas regias, si estas vistas han formateado las vistas con los nobles, pienso que el proceso es inverso. En el caso castellano, el origen del seguro esta relacionado con una situación que se crea entre



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fines del XlI! Y principios del XIV, en la que existe para aquellos nobles, y en especial los parientes del rey y los ricos-hombres, que pretenden entrevistarse con los reyes para negociar una avenencia el riesgo, real y luego posiblemente algo imaginado, de ser las víctimas en esta ocasión de un golpe de mano, tal arbitrariedad contribuyendo a asentar luego el derecho para el rey de mandar matar a sus nobles, en un caso de traición ya plenamente asemejado a la lesa-majestad. Y este riesgo --del que testimonian las crónicas pero también otro tipo de documentación, en especial las cartas que recopiló Andrés Giménez Soler en su biografía de don Juan Manuel, que provienen casi todas del Archivo de la Corona de Aragón, un corpus que ha sido después ampliado por Ángeles Masía de Ros y María Teresa Ferrer en sus estudios de la relación castellano-aragonesa, y que resulta valiosísimo para entender el devenir interno del reino castellano durante la primera mitad del siglo XIV- lleva a los nobles a pedir garantías para acercarse al rey, un aseguramiento o una seguridades para retomar el vocabulario entonces empleado. Los nobles no siempre se fían del aseguramiento otorgado, y tienden a preferir a la seguridades que les da el rey aquella que les brinda el acompañamiento de sus pares mediante la asonada, en especial durante los reinados de Fernando IV y de Pedro el Cruel. Creo además que alguna relación se puede establecer entre esta situación castellana del siglo XIV y la que caracteriza el reinado de Luis XI en Francia, que es la que comenta el memorialista Phillipe de Commynes al que aludía antes Stéphane Péquignot, donde el miedo aristocrático es el producto también de una política soberanista del espanto, interpretada como una desviación tiránica por los opositores, cuyo objetivo es asentar la diferencia radical entre el rey y los nobles. La segunda pregunta ahora. La perspectiva por la que he optado, la de los seguros de Tordesillas, queda limitada a un estamento, y difícilmente se podía a partir de este caso comentar lo que ocurre con otros sectores sociales. Pero bueno, en el seminario sobre el contractualismo político en el que participaste, se ha intentado reintegrar la cultura confederativa nobiliaria dentro de un entramado contractual mucho más amplio desde el punto de vista estamental. Y creo que la sesión que se le dedicó a la cultura pactual ciudadana (María Asenjo, José María Monsalvo, José Antonio Jara y Yolanda Guerrero) permitió establecer las conexiones entre ésta y la confederativa. Para mí no hay diferencia de esencia entre una confederación entre nobles y una hermandad entre ciudades, o pactos dentro de la ciudad, sino que existen usos diferenciados de una misma cultura pactual, bastante plástica en sus formas y contenidos. Pero predomina efectivamente en Castilla un modelo de seguimiento de tipo aristocrático, al que se ven llevadas también las nobles ciudades durante los reinados de Juan II y de Enrique IV, mediante la satelización de sus oligarquías gobernadoras. Por lo tanto, hay participación también de las ciudades en este modelo político.

Luís Miguel Duarte Pues voy a responder a lo que has dicho y también después al comentario que hizo Flocel. Me ha interesado muchísimo lo que acabas de decir sobre el papel fundamental del miedo al rey en estos encuentros. Cuando yo me refería a estos seguros para los encuentros internacionales que hubieran podido servir de modelo para lo que

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tú de cribiste después, era únicamente una hipótesis. o estoy muy empeñado en defenderla a toda costa. 10 único que quería hacer era provocar la reflexión, porque no lo he desarrollado. 1 o pensaba en documentación que se refería precisamente a encuentros con los reyes de Castilla, sino más bien a encuentros con los reyes de apeles; y hay una cosa muy interesante: se encuentran documentos entre estos proyectos, estos borradores, que son documentos que plasman las condiciones en las cuales los dos reyes se tienen que encontrar. Eso es una cosa interesante, está bastante ritualizado, como aludía antes, y más interesante aún: hay una memoria de estos documentos, hay una memoria de los lugares de vistas reales y entonces se recurre, se va buscando en el archivo: tenemos órdenes para buscar y utilizar después ésta documentación cada vez que hay una nueva vista. Entonces si hacemos un mapa, lo que yo hice, para el siglo XlII de los encuentros, de los lugares de los encuentros reales en la Península Ibérica, no sólo entre los reyes de Aragón y de Castilla, sino que también entre los reyes de Aragón y los reyes franceses y los reyes de Napoles, pues nos damos cuenta de que son los mismos lugares, y no únicamente por razones estratégicas y fronterizas sino por algo que expresan explícitamente: porque ya lo hicimos aquí y no hubo ningún problema. Entonces lo del miedo me interesa porque quizá el miedo está detrás de ello: sabemos que ha funcionado bien y entonces vamos a volver a este lugar. La otra razón que me hacía plasmar esta hipótesis, y que hay que hacer un trabajo detenido sobre este tema es la siguiente: que cuando se observan las negociaciones planteadas desde la Corona de Aragón para organizar unas vistas, fuesen reales o no lo fuesen -pues obviamente cuando leímos estas instrucciones, estos intercambios de cartas entre embajadoreshay muchas más precauciones para los encuentros entre reyes, eso se ve muy bien por ejemplo en la preparación de los encuentros de Agreda, Tarazana y de Torrellas en el 1304-1305. Quizá es un defecto de la documentación, no es porque tenemos mucha documentación en la Corona de Aragón, pero es un elemento a tener en cuenta. Bueno, muy rápido, por lo que dijo Flocel sí, estoy completamente de acuerdo con el hecho de que la expansión no puede ser el único hilo conductor como para interpretar la política de los reyes y que precisamente durante el reinado de Jaime II, es una política de control, como tú lo demostraste muy bien y que asumo plenamente.

José Cahezuelo Creo que como preveíamos, las conferencias han sido tan interesantes que han generado un debate bastante importante. Hemos empezado a las nueve, son las dos, y con el breve desayuno prácticamente hemos estado cinco horas aquí. Esto a mí lo que me hace es dudar de la opinión de los clásicos, cuando apuntaban aquello de: «primum muere», Creo que nosotros preferimos desfallecer antes que salir de la sala. Simplemente quiero decides que esta tarde todavía tenemos la oportunidad de continuar. Muchísimas gracIas.

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+~. 365

A urembiaix ~IÓ

XIII

CURS

D'ESTIU

d'Urgell

COMTAT

D'URGELL

La pau reflecteix 1'harmonia de la creació divina, i entre els homes no sorgeix de la victoria i la imposició sinó del pacte i I'acord, Estadi normal de l' ésser humá, ha de condicionar l' actitud interior i personal que, vers l' exterior, el seu trencament sols pot derivar d'una causa justa dictaminada per I'autoritat perrinent. oscilIacions

Aquest

plantejament

medieval

s'interpred

amb nombroses

per l'Església que sancionava la clau interpretativa,

es visqué

amb opcions variades en els diversos escenaris feudals i urbans, es pai amb moltes variants pels mecanismes de solidaritat de grup que aixoplugaven la població i bastí amb diferents expressions les esperances de la població. Per tot plegat l' edat mitjana

s' eririqui amb una diversitat

d'idees de pau, la

coneixenca de les quals no podem negligir, sobretot perque el seu llegat ha continuat Iructificant

en els segles següents.

ISBN:978-84-9779-987-4

~\4

Pages editors



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9 788497

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