ACUÑANDO PLATA. La efímera vida de la Casa de Moneda de Guadalajara

September 23, 2017 | Autor: Erick G. Rizo | Categoría: History, Historia de la Arquitectura, History of Jalisco, Instituciones Coloniales, historia de Guadalajara
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Descripción

ACUÑANDO PLATA. La efímera vida de la Casa de Moneda de Guadalajara1.

La Casa de Moneda es un monumento poco conocido dentro de la historia tapatía. En parte por que desapareció hace ya casi seis décadas, y por otra, por el papel 1

Artículo publicado (en dos entregas) en el Diario LA PRENSA JALISCO, OEM, Año XV, Guadalajara, Jal., 24 y 26 de Diciembre de 2014.

relativamente marginal que ocupó la minería en la economía de la ciudad, y más si se compara con otras urbes novohispanas como Zacatecas, San Luis Potosí y Guanajuato. Eminentemente burócrata y comercial, la capital de la Nueva Galicia, vio nacer tardíamente dicha institución, estrechamente relacionada con los asentamientos mineros. De hecho, dentro de la Nueva Galicia, no fue la única institución de su tipo, y los Reales de Minas de Bolaños y Etzatlán contaron con sus propias casas para acuñar monedas. Como edificaciones, la Casa de Moneda de Bolaños es la de carácter más monumental, y fue restaurada en el umbral de los años 80’s (véase De Regil, 1980). El caso de Etzatlán se trata de una finca amplia cercana a lo que fuera el camino real Guadalajara-Etzatlán (hoy calle Colón), en la actual esquina de Abasolo y Colón, en el mismo poblado. Dicha finca fue construida para procesar el mineral argentífero de la Sierra de Ameca, minas que si bien eran explotadas desde mediados del siglo XVI, vieron un nuevo auge durante el siglo XVIII, época en la que fuera construida la Casa de Moneda (González et al., 2006). La Casa de Moneda, no debe confundirse con la Real Caja (o Caja Real), institución que se encargaba de administrar las arcas reales y recaudación de impuestos en la Guadalajara Colonial, y que se ubicará frente a Catedral. la principal diferencia estriba en que la Real Caja no podía acuñar moneda, mientras que la Casa de Moneda si, siendo ésta su principal función, junto con la regulación de las actividades mineras, como por ejemplo, la recaudación del quinto real, o la venta de azogue (mercurio) para el beneficio de la plata. Así pues, la fundación de la Casa de Moneda como institución acaeció en 1811, tras la derrota de Hidalgo en puente de Calderón y la toma de la ciudad por Calleja. La vuelta a la “normalidad” institucional que implicó la llegada de los realistas, también fue de la mano del empoderamiento del general y nuevo intendente José de la Cruz en la región, quién decretó la fundación de la Casa de Moneda, aprovechándose de la debilidad de la capital virreinal (México), lo cual le dotaba de plena libertad financiera, al poder acuñar la moneda que necesitará. Así pues, la fundación de la flamante Casa de Moneda se inscribe dentro de un contexto regional convulso (la guerra de Independencia), que irónicamente fortaleció a las élites locales frente a las capitalinas, y que desembocaría en la proclamación unilateral de la creación del Estado Libre y Soberano de Jalisco (1823), hecho que a su vez que marcaría el protagonismo de la Perla Tapatía en las luchas liberales a lo largo de todo el siglo XIX. Las aventuras de un alférez que se volvió Marqués. El mayorazgo y marquesado de Pánuco.

Como ya se ha mencionado antes, la Casa de Moneda de Guadalajara se fundaría en 1811, y doce años después al adquirirse una casona propiedad de Marqués de Pánuco, se mudó a dicha finca. De ahí pues, que sea necesario solo repasar quien fuera dicho personaje de la élite dieciochesca tapatía. La familia Vizcarra, cuyos mayorazgos ostentaron el título de Marqués de Pánuco. El fundador de dicha familia fue don Francisco Javier de Vizcarra y Moreno (1730-1790), quien fuera también el primero con dicho título. Este particular personaje de origen vasco, era oriundo de la provincia de San Sebastián, Nueva Vizcaya (DurangoChihuahua), y quien fuera antes militar (con rango de alférez), emplazado en la sierra Madre Occidental, donde aún a inicios del siglo XVIII persistían algunos focos de resistencia nativa (acaxees, xiximes y tepehuanos). Cabe señalar que dicha zona, rica en minerales, en especial vetas de plata, fue recorrida primero por Nuño de Guzmán (1530-1531) y por el conquistador Francisco de Ibarra, conquistador de la Nueva Vizcaya, quien las anexará a su jurisdicción, sustrayéndola de la Nueva Galicia. Según la versión romántica o legendaria, en una persecución contra indígenas de la dicha Sierra, Vizcarra, pernoctó con sus soldados en unos cerros cercanos a lo que es hoy la población de Pánuco, Sinaloa. Al amanecer, dicho militar ordenó a sus soldados seguir la persecución y para ello, ensillaron y montaron sus caballos, el propio jefe Vizcarra montó el suyo para internarse en su misión por la abrupta sierra. Al subir al caballo observó en un árbol un pájaro de hermoso plumaje, que hoy conocemos con el nombre de Faisán, parece que esta ave era desconocida en España, el oficial en cuestión trató de apoderarse de ella, y con su propio arcabuz le disparó, hiriéndola mortalmente, el animal cayó del árbol y en su agonía: con su pataleo raspó la tierra y dejó en descubierto un hilo de plata, el Oficial al recoger el ave muerta para admirar su plumaje, advirtió la veta y ya no la olvidó, siguió su misión de guerra, pero al regresar se dio de baja y vino al lugar del rico hallazgo, lo que fue más tarde la riquísima mina llamada “El Faisán” (Flores Vizcarra, 2013). El ex militar, gracias a la riqueza de la veta, pronto se convertiría en un hombre my rico, uno de los más ricos del Occidente de México y explotó intensivamente diversos minerales en la zona, entre ellos, El Rosario, La Concordia y Copala (véase Flores Vizcarra, 2013). Al hacerse de fortuna, a la usanza de la época, el nuevo millonario busco ennoblecerse, y entrar así a la élite novohispana por la “puerta grande”. Como otros mineros novohispanos, Vizcarra compró con plata un título nobiliario que en España jamás podría adquirir, pero que en el Nuevo Mundo, la distancia y corrupción de la burocracia colonial permitía, favoreciendo la creación de una nueva elite en la colonia y una “aristocracia mexicana”. El título de Marqués de Pánuco le dio cierta jurisdicción dentro del actual sur de Sinaloa, en el área de lo que hoy abarca los municipios de Concordia, El Rosario y parte de Escuinapa. Cabe señalar que dicho titulo de

marques no incluía rentas, ni la adjudicación de vasallos, típica de la era feudal (en América solo el Marquesado del Valle de Oaxaca y el de Atlixco tenían dichos privilegios medievales), y era como el Condado de Santiago Calimaya, el Condado de Orizaba y el Marquesado de Jaral de Berrio, un titulo más bien de carácter simbólico, más que feudal. Don Francisco Javier Vizcarra tuvo dos hijos: uno con el mismo nombre (heredero del mayorazgo y el marquesado) y otro llamado José Cayetano. Durante la guerra de independencia, el general González Hermosillo al insurreccionar la región noroeste recibió financiamiento, al parecer forzado, de las minas de los Vizcarra, lo que ocasionó la posterior incautación de los bienes de la familia (entre ellos minas, haciendas y fincas urbanas, como la futura Casa de Moneda). Tras la victoria de Iturbide en 1821, Francisco Javier obtuvo que se resarciera parte de su riqueza y títulos, y decidió establecerse definitivamente en el interior del país, mientras que el menor regresó a Pánuco (véase Flores Vizcarra, 2013).

En Casa Propia. El edificio definitivo de la Casa de Moneda tapatía. Anteriormente se ha dicho aquí que la Casa de Moneda de Guadalajara, fue fundada en 1811, estableciéndose primeramente en la planta baja del Real Palacio (hoy Palacio de Gobierno). Dos años después se mudó al costado sur del mismo edificio, e inició sus funciones ya el 26 de enero de 1814. En el año de 1823 las autoridades locales compraron la casa que el Marqués de Pánuco tenía en Guadalajara, ubicada en la esquina de la antigua calle del Santuario y la actual Hidalgo (antes calle de La Merced). Tras convertirse en una finca pública, se inicia un proceso de reconstrucción completa, que le daría el aspecto que mantendría más de 100 años. Como dato curioso, la nueva Casa de Moneda fue dirigida un escocés, Mr. Murray que fuera cautivo y esclavo en Argelia. Posteriormente escapo a España, y ya en el Nuevo Mundo se convertiría en director de la Casa de Moneda de Guadalajara.

Si bien el edificio ha desparecido (se ubicaba en la esquina surponiente de la manzana donde hoy se desplanta el Palacio Municipal), sabemos bien por las fotografías antiguas y por un detallado plano, datos muy relevantes sobre su arquitectura y distribución espacial que tuviera tras su adaptación como Casa de Moneda (en 1823). De la primigenia casona colonial, la que habitaron los marqueses del Pánuco, no se sabe nada sobre sus características físicas. En las

fotos aéreas del siglo XX podemos apreciar claramente que el inmueble de nuestro interés fue el segundo en tamaño dentro de la manzana arrasada en 1949/1950, solo superado por el antiguo Palacio Episcopal. El edificio en sí, tuvo tres momentos constructivos importantes, si bien, posiblemente no los únicos: el primero, del que no hay aún información, en el que se construiría la casona colonial (¿barroca?) en la esquina de las calles de La Merced y del Santuario, presumiblemente en algún momento del siglo XVIII. El segundo momento sería su remodelación en 1823, tras convertirse en Casa de Moneda, en el cual respondería a los cánones de una casona colonial neoclásica. El edificio permaneció sin mayores alteraciones hasta el siglo XX, cuando fuera remodelado al estilo neocolonial. Esta última etapa implico la alteración total de la fachada, más no de la planta arquitectónica, que salvo la nueva entrada principal esquinera, no fue modificada seriamente. De la etapa neoclásica sabemos que se trataba de una edificación de dos plantas con tres patios; siendo el primero el de mayores dimensiones, con fuente central y rodeado de arquerías de fuste esbelto y corte neoclásico. El cubo de la escalera se ubicaba en la esquina surponiente del patio, dando acceso a la segunda planta. Se trataba pues, de una casona que aún respondía al esquema colonial en el que los patios son los ejes ordenadores del espacio. La etapa neocolonial, y última, sucedió en la década de los 30’s, cuando se remodeló la fachada de la antigua casona, con un estilo neocolonial en boga tras la revolución mexicana. La nueva fachada integraba detalles en cantera gris (¿de Tonalá?). Como se ha comentado antes, la mayor transformación en la planta del edificio durante ésta remodelación fue la construcción de una esquina ochavada. También se amplió un poco el edificio hacia el norponiente, hasta la esquina de las actuales calles Independencia y Pedro Loza. Probablemente la remodelación estuvo relacionada con adaptaciones para albergar el Palacio Federal, función que cumplió hasta su demolición en 1949/1950. Es hacia 1950, en el marco del proyecto de la Cruz de Plazas y las ampliaciones de las avenidas 16 de Septiembre y Juárez cuando la Casa es derribada junto con el resto de la manzana. Solo la fachada neocolonial sobrevivió. Ésta fue rescatada por el Ingeniero Miguel Aldana Mijares, quien la reinstaló en un nuevo inmueble de para la Secretaria del Trabajo en la esquina de Humboldt e Independencia, donde permanece hasta la fecha. Mientras que en el lugar de la derruida manzana se levantó el nuevo palacio municipal tapatío, en base al proyecto de Vicente Mendiola, y se construiría entre 1948 y concluiría en 1952.

Moneda de plata circulante en la Nueva Galicia en el año de 1775, con la efigie de Carlos III, y la leyenda “CAROLUS III DEI GRATIA” (literalmente Carlos III por Gracia de Dios). Colección particular.

Casa de Moneda de Etzatlán. Nótese la arquería tapiada (izquierda) que corría paralela al antiguo camino real.

Casa de Moneda de Bolaños.

Casa de Moneda con su fachada decimonónica, desde la esquina de las antiguas calles del Santuario e Hidalgo, a un lado se alcanza a ver el Palacio Arzobispal. Principios del siglo XX.

Detalle de la ciudad de Guadalajara por el Padre Buzeta (1741). En él se puede apreciar la ubicación de la Real Caja en la plazuela de la Catedral (hoy Plaza Guadalajara) Imagen AGI/PARES.

Fotografía aérea de la desparecida manzana (arriba) donde estuvieron el Palacio Arzobispal y la casa de Moneda en 1949 (abajo). Gobierno de Jalisco, AHEJ.

Casa de Moneda con su fachada principal neoclásica, que estuviera sobre la hoy Avenida Hidalgo. Gobierno de Jalisco, AHEJ.

Fachada de Casa de Moneda de Guadalajara por la hoy calle Pedro Loza (ca. 1900). Gobierno de Jalisco, AHEJ.

Planta arquitectónica original de Casa de Moneda de Guadalajara (ca. 1900). Gobierno de Jalisco, AHEJ.

Perfil de Casa de Moneda de Guadalajara (ca. 1900). Gobierno de Jalisco, AHEJ.

Fachada neocolonial de la desaparecida Casa de Moneda, hoy instalada en Secretaria del Trabajo Estatal.

Perfil arquitectónico de la Casa de Moneda. Elaborado por el autor con información de Gobierno de Jalisco, AHEJ.

FUENTES CONSULTADAS De Regil, Cuauhtémoc (1980). «La Caja Real de Bolaños Jal.». En Revista del Colegio de Arquitectos de Jalisco, N° 26, marzo-abril de 1980. pp. 9-32.

González Huezo, Arabella et al. (2006). Ruta arqueológica cultural Guachimontones. Secretaria de Cultura Gobierno de Jalisco. Guadalajara, Jal.

Flores Vizcarra, Ernesto (3 de agosto de 2013). «Historia de la familia Vizcarra en México». Articulo en línea: http://efvizcarra.blogspot.mx/2013/08/hiistoria-de-la-familia-vizcarra-en.html

«La Casa de Moneda». Articulo en línea: http://www.guadalajara.net/html/edificios/14.shtml#

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