4 décadas de políticas inflacionarias. Presentación del libro “Control e inflación. La Inviabilidad del sistema venezolano de planificación centralizada de precios”

June 30, 2017 | Autor: Luis Fraga Lo Curto | Categoría: Austrian Economics, Law and Economics, Socialism, Inflation, Price Control
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4 DÉCADAS DE POLÍTICAS INFLACIONARIAS Presentación del libro “Control e inflación. La Inviabilidad del sistema venezolano de planificación centralizada de precios”1 Luis Fraga Lo Curto I Antes que nada quiero darle las gracias al profesor Gilberto Guerrero por esta invitación y por haber utilizado mi investigación como material para su clase. Espero que el libro haya sido de provecho para ustedes, no tengo dudas sobre la actualidad del problema que allí se trata, sin embargo, sé que es un tema denso y complicado para quienes no somos economistas. De hecho yo le comentaba al profesor Guerrero que traté de hacerlo de la manera más sencilla posible, no solamente para hacerme entender, sino para poder comprender yo mismo el problema, del cual era bastante ignorante antes de la investigación. Cuando comencé a escribir este trabajo en el año de 2013, lo hice, como buen cartesiano que soy, por no saber, por tener una duda que en los últimos años no dejaba de atormentarme y darme vueltas en la cabeza. Una duda sobre la efectividad de las medidas de control de precio en la lucha en contra de la inflación. La gran pregunta era ¿por qué Venezuela tiene más de 40 años aplicando medidas de control de precio intensivas y a su vez más de 40 años de inflación y devaluación?, es decir, ¿por qué estas medidas han fracasado siempre? Sin embargo, en ese momento me di cuenta de que existe una gran paradoja para nosotros los juristas a la hora de tratar de hallar respuestas sobre este tema. El control de precios, que es una técnica propia del derecho administrativo económico, se lleva a cabo a través del ordenamiento jurídico. No obstante, el análisis jurídico tradicional por si sólo es incapaz de explicar las causas de la inflación, los problemas propios de la planificación centralizada de precios y por último, pero no menos importante, carece de herramientas para determinar la eficiencia del control de precios como medida de política económica. Entonces fue necesario recurrir a otro tipo de análisis, uno que ha sido enriquecido gracias a la utilización de herramientas propias de la economía. En este tipo de análisis lo que se pretende es dejar atrás la visión del abogado como letrado, para                                                                                                                 1

Presentación llevada a cabo el 2 de junio en la Universidad Metropolitana de Caracas, Venezuela.

dotarlo de una serie de instrumentos metodológicos que por mucho tiempo le fueron ajenos. El primero de estos instrumentos, es uno que debemos utilizar en el análisis a priori e introspectivo de las instituciones jurídicas: el método praxeológico. Es decir, el concebir al derecho como una ciencia de la acción humana, de la interacción social. El axioma irreductible y fundamental del derecho es el siguiente: el hombre actúa. Pensemos por un momento en los grandes conceptos jurídicos: justicia, equidad, bien común, interés general, libertad, propiedad. Son conceptos etéreos, divinos, que han perdido contenido humano. Se trata de profanarlos, regresarlos a la tierra, de entender que esos conceptos no nos cayeron del cielo, es decir existen gracias a la interacción de los seres humanos en sociedad y que gracias a ellos es que podemos encontrar soluciones a determinados problemas de intereses. Son los que rigen la vida del panadero, del profesor de filosofía y del estudiante de la Metropolitana. Ahora, este análisis apriorístico e introspectivo es común en derecho, por ejemplo cuando intentamos hallar la naturaleza jurídica de determinada institución. Pensemos por un momento en la prenda, en específico el contrato de prenda, una garantía que pesa sobre un bien mueble, que es una institución antiquísima y universal. ¿Cuál es su naturaleza jurídica? El contrato de prenda en primer lugar forma parte de los contratos reales, como la compraventa, pues se perfecciona con la entrega de la cosa. Y si nos adentramos aun más, siendo un contrato real, forma parte, de los contratos en general. Y siendo un contrato, se trata de un acto jurídico bilateral. Y como acto jurídico bilateral, forma parte a su vez de los actos jurídicos en general. Y el acto jurídico no es sino la manifestación de la acción humana. Es decir, la prenda es una manifestación de la actuación del ser humano. Cuando hallamos la naturaleza jurídica de una institución vamos hacia la raíz, para poder aplicar, a la institución especifica, los principios que rigen a la institución general. Es decir, llevamos a cabo un ejercicio de deducción. Sin embargo los juristas no entendemos bien por qué aplicamos esta forma de análisis deductiva, apriorística e introspectiva. La razón es la siguiente: el método praxeológico es introspectivo, porque el derecho, la sociología y la economía, a diferencia de las ciencias duras, no estudian la materia inerte, irremediablemente sujeta a la observación, sino al ser humano.

La primera diferencia fundamental entre ambas categorías de ciencia es la forma en que actúa el objeto de estudio, y surge del hecho de que está implicada la inteligencia humana: las unidades microscópicas de los sistemas fisicoquímicos no modifican su comportamiento2 de forma planificada y racional, como sí lo hace el ser humano. Pero no sólo eso, la segunda diferencia fundamental es que, mientras que en las ciencias duras estudiamos objetos o seres distintos al hombre, en las ciencias sociales (y por ende, en derecho y economía), nos estudiamos a nosotros mismos. Mientras un biólogo, para estudiar el comportamiento de los perros, no tiene más remedio que observar, desde afuera, pues no puede pensar como perro, el economista para entender al consumidor no tiene sino que pensar como uno. Esta herramienta puede utilizar como lenguaje de transmisión a la escritura (como en el método austriaco típico), o a las matemáticas, como en la teoría de juegos. El segundo instrumento sí parece más ajeno al análisis jurídico tradicional, aunque según tengo entendido ustedes van a hacer uso de él más adelante en el curso. Es uno que debemos utilizar a posteriori, como una forma, no de comprobación de la teoría que formulamos con anterioridad, pero sí como forma de hallar indicios de certitud de dicha teoría. Esta herramienta es la información empírica. Pero la información empírica por si sola no sirve de nada, es necesaria la construcción previa de una teoría que nos permita entender determinado fenómeno, para luego intentar hallar evidencias que nos indiquen que dicha teoría va por el camino correcto. Supongamos que nos dedicamos a observar el número de cigüeñas que emigra desde el norte de Francia hasta el sur de España todos los años, y que a su vez analizamos la tasa de natalidad de Andalucía y encontramos que existe covarianza positiva entre el numero de cigüeñas avistadas y el numero de bebés (es decir, que los mayores valores de la variable cigüeña corresponden con los mayores valores de la variable bebé, y lo mismo ocurre con los valores mínimos que cada variable). Si somos lo suficientemente ingenuos como para creer que los bebés vienen de la cigüeña, podemos sacar conclusiones bastante equivocadas. ¿Qué quiero decir con esto? Que las estadísticas son importantes, claro que sí, por si solas no dicen nada. Lo verdaderamente fundamental es formular primero la teoría y luego utilizar los datos como una forma de refuerzo.                                                                                                                 2

W ITT citado por S AURA B ACAICOA , D ULCE Y R ODRÍGUEZ G ARCÍA -B RAZALES , Á NGEL (2004). Dinámica no-lineal y economía austriaca. Págs. 80 y 81.

Así fue que formulé mi investigación desde el punto de vista metodológico. Para entender el fracaso del control de precios, dividí el trabajo en dos grandes partes: en primer lugar, una parte teórica, de análisis praxeológico, donde se plantea el teorema de la imposibilidad del sistema de precios centralizado, donde me dediqué a analizar la naturaleza del sistema de precios, las posibilidades que había de planificar dicho sistema de forma burocrática y centralizada, las causas de la inflación, y si el control de precios servía, desde el punto de vista teórico, como una forma efectiva para combatir este fenómeno. En segundo lugar, una parte de análisis empírico, donde busqué los indicios de que mi teorema fuese cierto: me dediqué a estudiar las medidas tomadas por el gobierno en su aplicación práctica. Es decir, por un lado ver como se habían comportado los indicadores de precios, de escasez, la tasa de cambio dólar-bolívar y por otro lado ver los indicadores que realmente permiten ver las causas de la inflación: gasto público, déficit fiscal y aumento de la oferta monetaria. II Ahora, adentrándonos en el tema, volvamos a la pregunta inicial: ¿por qué Venezuela tiene más de 40 años aplicando medidas de control de precio intensivas y a su vez más de 40 años de inflación y devaluación?, es decir ¿por qué estas medidas han fracasado siempre? Todo el problema del control de precios comienza con un error, un error que es de economía política y que ha sido discutido desde que existe pensamiento económico, que es la idea de que los precios vienen dados por los costos de producción, y por ende cuando se dice que el empresario “especula”, es porque se considera que la ganancia es demasiado elevada con respecto al costo. Esta es la idea surge como consecuencia de la teoría del valor-trabajo de Adam Smith, de David Ricardo y que luego desarrolla Marx en el primer tomo de El Capital. Era la idea de que las cosas valen el trabajo que les fue incorporado. Esta teoría tiene varios problemas, el primero es que Marx trata dicha información (trabajo socialmente necesario) como si fuese objetiva y de algún modo pudiese ser determinada en unidades de tiempo, cuando que, como veremos más adelante, ese tipo de información es tácita, subjetiva y de imposible transmisión.

Por otro lado, la no consideración de los bienes para los que no es necesario llevar a cabo trabajo alguno, y aun así́ pueden ser intercambiados y poseen valor, como la tierra, por ejemplo. O la no consideración de las distintas variables que determinan el valor de un bien y que no tienen que ver con el trabajo o el costo de producción, sino con una regulación jurídica determinada, ¿cómo se explica a través de la teoría del valor-trabajo, que dos botellas de vino de la misma uva, de la misma región (un Borgoña, por ejemplo), de dos productores que tienen sus parcelas una al lado de la otra, que tomó el mismo tiempo en hacerse y bajo la misma técnica, varíen en su precios en un factor de 100, simplemente porque tiene una denominación de origen distinta? Lo otro es el hecho de que toda la teoría se destruya al no poder determinar cuánto vale el trabajo, puesto que su valor vendría determinado por un “coste de producción(…) en términos de los bienes que son necesarios para mantenerlo que, a su vez, estaría determinado por el trabajo incorporado a éstos y así sucesivamente”3. La teoría del valor-trabajo, en todas su acepciones, quedó superada desde mediados del siglo XIX, cuando surge la revolución marginalista. Hoy en día ningún economista serio, tanto de izquierda como de derecha, considera esta teoría sino como una etapa superada de la historia del pensamiento económico. Porque hay que recordar que la teoría del valor-trabajo no es la teoría del valor marxista solamente, es la teoría de los economistas clásicos, de Adam Smith, de David Ricardo, y de todos hasta llegar a Marx. O sea, hasta el siglo XIX era la teoría del valor aceptada tanto por socialistas como liberales. Ya eso no es así. Desde hace ya más doscientos años se piensa que el valor de los bienes y servicios y por ende el precio proviene no del costo de producción (porque el costo de producción es en si mismo una suma de precios), sino que viene de la utilidad que reporte a los consumidores para llevar a cabo sus fines. Es decir, el valor es completa y absolutamente subjetivo. Las cosas valen no porque costó trabajo hacerlas sino porque son útiles para la gente. Y les voy a poner un ejemplo para que entiendan como el valor depende de la utilidad que los bienes le reportan a sus usuarios. Kodak en los años 80 y 90 era una de las empresas más importantes del mundo, con un capital valiosísimo. En 2012 el capital                                                                                                                 3

HUERTA DE SOTO, JESÚS (2010). Socialismo, Cálculo Económico y Función Empresarial.. Pág. 186.

de Kodak llegó a valer prácticamente nada, de hecho entró en un procedimiento quiebra, ¿por qué quebró? Si te pones a pensar como Marx, la gente siguió incorporando trabajo a sus productos, es decir, que según Marx, Ricardo y Adam Smith, esos productos deberían seguir valiendo. Pero no es así, el problema es que como Kodak no se reinventó sino que siguió haciendo lo que siempre hizo (no tanto vender cámaras, sino revelar fotos, que era su negocio más importante), y llegó un punto en el que eso ya no era útil, gracias a la cámara digital. Y se acabó. Sin embargo, la peligrosa idea de la dependencia del precio de la variable costo subsiste en otros campos de las ciencias sociales, especialmente en el derecho. Y esta idea, llevada a sus ultimas consecuencias, nos permite creer que es posible determinar los precios de los bienes y servicios y por ende, planificar centralizadamente toda la sociedad. III Ahora, todo esto, el tema de la planificación centralizada, me llevó al gran debate de la imposibilidad del socialismo que tuvieron Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, por el lado de los liberales con Abba Lerner y Oskar Lange por el lado de los socialistas de mercado. Y su conclusión es demoledora y definitiva: los precios no pueden ser planificados de forma centralizada por una autoridad. Punto. Son varias las razones. En primer lugar, por razones de volumen, puesto que la Administración Pública no tiene la capacidad de asimilar la enorme cantidad de información que logra sintetizar el sistema de precios libres; en segundo lugar, porque dicha información no puede ser transmitida, ya que es de carácter práctico, tácito y subjetivo; en tercer lugar, porque no puede transmitirse la información que aún no ha sido descubierta, ni creada y que sólo surge como resultado del libre proceso de mercado a través del ejercicio de la función empresarial sometida al derecho; en cuarto lugar, puesto el ejercicio de la coacción estatal impide que el empresario descubra o cree la información necesaria para coordinar la sociedad; y en último lugar, porque aunque los funcionarios tuviesen la capacidad para copilar esta información, no lo harían de forma correcta, puesto que estos no persiguen el impreciso “interés general”, sino que actúan (como todas las personas) tratando de proteger sus intereses personales.

IV Al saber el por qué del fracaso de las políticas de control de precio, me surgió otra pregunta mucho más inquietante. Si estas medidas están destinadas al fracaso, ¿por qué se siguen aplicando? Y la respuesta no puede sino angustiarnos: el control de precios es el paso final de una serie de políticas monetarias expansionistas que permiten al gobierno tomar de forma absoluta el poder. En este sentido, es propicio recordar que la inflación es una política de Estado4 que persigue fines recaudatorios, una política gubernamental mediante la cual se aumenta la oferta de dinero, haciendo que éste pierda su valor5. Entonces el aumento de precios es consecuencia de la desvalorización de la moneda, y no de la revalorización generalizada de los bienes y servicios. La inflación es utilizada como un mecanismo recaudatorio6, uno que viola el principio anglosajón de no taxation without representation, pero que es mucho más eficiente (para el gobierno y en detrimento del contribuyente) porque trae menos costos de percepción. Y esto es la panacea del populismo. Porque cuando se aumenta la oferta monetaria, esto permite a los gobiernos recaudar enormes cantidades de dinero para aumentar el gasto público y aplicar medidas intensas de redistribución que les garantizan una segura reelección, mientras evaden la responsabilidad sobre la caída del poder adquisitivo del ciudadano (porque quien pone la cara frente al ciudadano en este caso no es el funcionario del SENIAT, sino el comerciante) y se disfrazan de justicieros que combaten, mediante el control de precios, a los avariciosos especuladores. El circulo vicioso de la inflación, que empieza con el gasto populista y termina con la destrucción de poder adquisitivo y el control, no es sino consecuencia del debilitamiento de las instituciones jurídicas, las cuales se rinden a los pies del gobierno para cumplir con objetivos partidistas. En Venezuela, la inflación es el termómetro de la pérdida de los derechos individuales y del aumento del poder estatal. ¿Cuándo comienzan las políticas inflacionarias en el país? En la segunda mitad de la década de los 70, luego de la                                                                                                                 4

VON MISES, LUDWIG (1953). The Theory of Money and Credit. Pág 9. VON MISES, LUDWIG (1998). Human Action. A Treatise on Economics. 6 HORWITZ, STEVEN (2003). The Costs of Inflation Revisited. Pág. 78. 5

Pág. 420.

estatización de la industria petrolera. El aumento de la participación del Estado en la propiedad de los bienes de capital, ha traído como consecuencia el aumento del gasto público, lo cual no ha reportado un aumento a su vez de los ingresos fiscales sino del déficit. ¿Cómo se ha tratado de solucionar este problema? Imprimiendo dinero, lo cual no ha hecho sino destruir el poder de compra de los venezolanos. Pero es muy simple de entender, cuando el Estado puede actuar sin que nadie lo detenga, con un sistema de justicia que no controla sus actuaciones sino que las defiende y legitima, un parlamento que le hace el presupuesto a su antojo, y finalmente, un Banco Central que financia, en detrimento de la población, todos sus caprichos, el resultado no es otro sino el que tenemos a la vista. Niévroz, Francia Junio 2015

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