(2013) “Escudos con flor de lis” o la huella de un prelado promotor: Alonso de Burgos, obispo de Cuenca (1482-1485)

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Recibido: 30/07/13 Aceptado: 13/05/14

LOPE DE BARRIENTOS. SEMINARIO DE CULTURA, 6 2013, pp. 93-124 ISSN: 1888-9530

“ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR: ALONSO DE BURGOS, OBISPO DE CUENCA (1482-1485) “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” OR THE MARK OF A PRELATE AND PATRON: ALONSO DE BURGOS, BISHOP OF CUENCA (1482-1485) DIANA OLIVARES MARTÍNEZ Universidad Complutense de Madrid GEMA PALOMO FERNÁNDEZ Universidad Autónoma de Madrid Resumen: Fray Alonso de Burgos fue obispo de Cuenca entre 1482 y 1485, un breve período de tiempo que no impidió que el dominico dejara cierta huella en el templo conquense. El objetivo de este estudio es analizar las empresas artísticas de fray Alonso en la Catedral de Cuenca y aclarar cuál fue su aportación y en qué circunstancias se realizó. El conocimiento de su papel en la corte de los Reyes Católicos en paralelo al estado de la fábrica catedralicia permite comprender, tanto su escasa presencia en la diócesis, como su poca implicación en las obras de dicho templo. El presente artículo revisará la presencia de los escudos del prelado en la catedral, aportando para ello imágenes inéditas de los restos del triforio financiado por fray Alonso. También atenderá al espléndido cáliz con las armas del dominico conservado en el Museo Diocesano de Cuenca, ofreciendo una nueva lectura iconográfica de esta pieza. Palabras clave: Alonso de Burgos, catedral de Cuenca, siglo XV, Reyes Católicos. Abstract: Friar Alonso de Burgos was bishop of Cuenca between 1482 and 1485, but the shortness of his administration did not prevent the Dominican from leaving his mark on the city's cathedral. The aim of this paper is to analyse the artistic patronage of Friar Alonso in the cathedral of Cuenca, and to shed light on what his contribution was and how it was carried out. The knowledge of its role in the Catholic Monarchs court, in parallel to the state of works in the cathedral, allows us to understand both his scarce presence in the diocese as well as his involvement in the construction of the building. This article will reexamine the presence of the coat of arms of this prelate in the Cathedral, along with unpublished images of the remains of the triforium funded by him. We will also deal with the magnificent chalice displaying the coat of arms of the Dominican, offering a second reading on the iconography of this silverware. Keywords: Alonso de Burgos, Cuenca Cathedral, 15th Century, Catholic Monarchs.

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1. “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR: ALONSO DE BURGOS, OBISPO DE CUENCA (1482-1485)1 “Escudos con flor de lis”, así se indica en el Plano de la Santa Yglesia Cathedral de Cuenca de Ascencio de Morales (1750) la presencia de las armas de fray Alonso de Burgos, cuya memoria como obispo conquense se perdió hasta el punto de que su emblema heráldico se convirtió en un completo desconocido. Sin embargo, Alonso de Burgos, como señaló Nieto Soria, fue uno de esos intelectuales eclesiásticos que se esforzaron en apoyar con su pensamiento las aspiraciones de soberanía de los monarcas, al igual que habían hecho otros prelados también convertidos en las cabezas políticas más relevantes del reino, como Pedro Tenorio o Alonso de Cartagena2. En el plano artístico ha destacado por sus empresas arquitectónicas en las sedes episcopales que ocupó, Córdoba, Cuenca y Palencia, si bien sobresale especialmente la que fue su principal fundación, el Colegio de San Gregorio de Valladolid3. El objetivo de este estudio es analizar las empresas artísticas de fray Alonso en la Catedral de Cuenca y aclarar cuál fue su aportación y en qué circunstancias se realizó. El conocimiento de su papel en la corte de los Reyes Católicos en paralelo al estado de la fábrica catedralicia permitirá comprender, tanto su escasa presencia en la diócesis, como su aparentemente exigua implicación en las obras de dicho templo. 1.1. Origen y paso por la corte El origen de fray Alonso de Burgos o Fray Mortero, como fue apodado, se ha situado en las montañas del valle del Mortera, en la provincia de Burgos en su límite con Cantabria, pudiendo haber dado lugar al apodo con el que era conocido, aunque también podría deberse a sus afanes constructivos. A falta de una biografía sobre el dominico4, se desconoce el “honesto y noble linaje”5 al que pertenecía y, por el momento, no hay evidencias documentales de que se tratase de una familia de conversos. Según Goyri6 procedía de padres judíos y habría sido convertido al catolicismo en su infancia7, si bien otros autores lo desmienten, al igual que su supuesto parentesco con los Santa María8, a cuyo servicio estuvo trabajando durante su juventud mientras se iniciaba en la carrera eclesiástica. Alonso de Palencia, cronista de Enrique IV9, le presenta como discípulo de fray Martín de Santa María, maestro en Teología y confesor de Pedro Fernández de Velasco10. La cercanía entre dichos personajes se ha querido justificar a partir del escudo de Alonso de Burgos, una flor de lis de oro sobre campo de sinople con bordura cargada de cuatro cruces de la orden de Santo Domingo11 (fig.1). Tomó el hábito y profesó como dominico en el convento de San Pablo de Burgos, y posteriormente recibió los grados de la Orden en el convento de San Pablo de Valladolid12. Allí completó su formación, fue Lector y alcanzó el cargo de Prior tanto en Valladolid como en Burgos, una posición elevada que le permitió iniciar una fulgurante carrera eclesiástica ligada a los Reyes Católicos. Alonso de Palencia13 aporta datos esenciales sobre la temprana adhesión del dominico a la causa de la futura reina Isabel, en primer lugar junto a su hermano Alfonso y posteriormente al lado de la Católica. Alfonso, ya erigido como rey tras la Farsa de Ávila, habría conocido a Alonso de Burgos en junio de 1465 durante una visita a Valladolid, momento en el que fray Alonso obtuvo permiso para acompañar al nuevo monarca en su lucha contra Enrique IV. Mártir Rizo, además de señalar cómo algunos Grandes de Castilla le habrían sa94

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Fig. 1. Escudo de fray Alonso de Burgos. Detalle de la capilla del Colegio de San Gregorio de Valladolid. Fotografía de Diana Olivares.

cado del recogimiento monacal para servirse de sus habilidades en la Corte y colaborar con la reina Isabel, recoge la letra de un cantar popular acerca de este prelado: “Cárdenas y el Cardenal, Y el obispo Fray Mortero, Traen la Corte al retortero”14. Según narra Palencia, fray Alonso participó en la batalla de Olmedo junto a las tropas de Alfonso, tras cuya muerte pasaría a apoyar a la princesa Isabel, gozando del favor del arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo. Los servicios que el dominico prestó a la Católica se remontan a estos años, incluso llegó a interceder en la llegada de las tropas del arzobispo de Toledo para rescatar a Isabel en Madrigal y facilitar el matrimonio de ésta con Fernando de Aragón15. A partir de ese momento, Palencia LBSC, 6 (2013) pp. 93-124, ISSN: 1888-9530

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presenta a Alonso de Burgos como alguien muy cercano a Isabel, un consejero de gran confianza de la Reina que se enemistó con Alonso Carrillo16, y es citado en primer lugar entre los que califica de “principales cortesanos y aduladores de la Reina”17 –por delante de Gonzalo Chacón y Gutierre de Cárdenas– incluyéndole entre “los que se atrevían a decir a la mujer que, conforme al derecho, su marido no debía en manera alguna llamarse Rey, sino solo Regente”18, en relación a los acontecimientos que tuvieron lugar en enero de 1475. En la escasa documentación conservada sobre los primeros años de Alonso de Burgos en la corte castellana encontramos varias referencias que complementan los hechos narrados por Palencia. En 1465, Alfonso, como rey de Castilla, concedió una merced a Diego de Santander y a su hermana Constanza García a petición de “el devoto religioso fray Alonso de Burgos mi confesor”19. Se trata de un dato de gran relevancia que confirma el apoyo del dominico a Alfonso en 1465, y que antes de ser confesor de Isabel I lo fue de su hermano, demostrando cómo la estrecha relación con su causa se remontaba a este temprano momento. Una fidelidad que, en gran medida, fue el origen del favor y posición que obtuvo años más tarde. Alonso de Burgos se convirtió en un importante miembro del consejo privado de la princesa Isabel en Madrigal, habiendo llegado a celebrar en Valladolid la misa de velaciones de los Reyes Católicos el 19 de octubre de 146920. En 1473 Fernando, en calidad de rey de Sicilia, solicitó la intercesión de su padre, rey de Aragón, para conseguir la provisión del obispado de Catania para Alonso de Burgos, apareciendo en dicha carta como “maestro en sacra theologia, mi confesor e del mi consejo”21. Aunque finalmente no saliera adelante, se trata de una noticia de gran alcance que evidencia cómo trataron de recompensarle “por ser tal persona que meresce muy mayor dignidat que sta los muchos grandes, aceptos e senyalados servicios quel dicho fray Alonso me ha fecho e de cada dia fazer non cesa”22 con una dignidad episcopal en el único reino que verdaderamente poseían en aquellos momentos, el de Sicilia. En ese mismo año, Alonso de Burgos consta documentalmente como “capellán mayor y del Consejo” de la Princesa de Asturias”23, en cuya proclamación como reina el 13 de diciembre de 1474 pudo haber estado presente24. A pesar de los desafortunados incidentes en los que fray Alonso se vio implicado25, su posición se fortaleció tras la subida al trono de Isabel y Fernando, que le concedieron en noviembre de 1475 un privilegio de 100.000 mrs. anuales, dados “los muchos e buenos e leales e grandes e señalados e continuos servicios que el reverendo padre maestre fray Alonso de Burgos confesor e capellán mayor de mi la Reyna e de nuestro Consejo de largos tiempos acá nos ha fecho e face de cada día”26. La carrera episcopal del dominico comenzó el 19 de agosto de 1476, cuando fue elegido como obispo de Córdoba tras haber sido presentado por la Reina27. Pese al nombramiento, continuó acompañándola como había hecho hasta entonces28, tanto en la campaña de Extremadura en 147729 como en Sevilla durante el año de 1478, donde estuvo presente en la firma de la capitulación de los Reyes con el duque de Medina Sidonia30 y participó en la Asamblea General del Clero31. 1478 fue un año clave para fray Alonso puesto que tomó posesión del obispado de Córdoba32, recibió bula para testar sus bienes33 y beneficios impositivos como obispo de Córdoba34. Además, participó del nacimiento de la Inquisición mediante la bula Exigit Sincerae Devotionis35, y se convirtió en pesquisidor real sobre los conversos de Sevilla, aparte de ejecutor eclesiástico de la concesión papal para nombrar dignidades, canonjías y préstamos36. 96

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Alonso de Burgos hizo su primera entrada en la ciudad de Córdoba como obispo junto a los monarcas mediante una aclamación festiva en octubre de 147837. Córdoba era uno de los principales obispados del reino38, por lo que el volumen de rentas percibido por nuestro obispo aumentó notablemente con este nombramiento. Dedicó prácticamente entero el año de 1479 a realizar visitas pastorales por toda su diócesis e insistió especialmente en el establecimiento de un Tribunal de la Inquisición en Córdoba, instituyéndose finalmente en 148239. También celebró al menos un sínodo diocesano, ya que se conoce una constitución suya en la que se aborda un asunto de gran importancia, como era el del vestido, porte y corona de los clérigos40. Esto demuestra que, a pesar de su retraso en la toma de posesión del cargo, se preocupó por la diócesis que presidía en la línea reformista impulsada desde la corona. En estos años el contacto con la corte era continuo, prueba de ello es que en 1480 Alonso de Burgos no solo estuvo presente en abril en la jura del Príncipe don Juan41, sino que fue proclamado presidente del Consejo de la Santa Hermandad, alcanzando una posición de poder en una institución clave para el nuevo estado castellano42. Además, el 22 de diciembre los Reyes solicitaron para nuestro prelado la provisión de la abadía de Alcalá la Real, un puesto de confianza en previsión del importante papel que desempeñaría este enclave en la Guerra de Granada43. Se conocen pocos aspectos de su posible promoción de obras de arte en esta abadía, a excepción de exiguas referencias, como la construcción de una capilla dedicada al Santo Cristo de la Columna y el retablo de la capilla mayor de la iglesia vieja, en el que figurarían sus armas44. No contamos con noticias documentales relativas a una posible promoción artística durante su episcopado cordobés, simplemente consta que 1480 se ejecutaba una sillería de coro alto y bajo para la capilla de Villaviciosa de la catedral de Córdoba, pero figuraba como un encargo del Cabildo a Guillermo Alemán y Francisco de Holanda45, por tanto, sin vinculación aparente con fray Alonso. 2. ALONSO DE BURGOS, OBISPO DE CUENCA La llegada de Alonso de Burgos al obispado de Cuenca no fue fácil, dado que se vio envuelta en medio de un conflicto entre la Corona y el papa Sixto IV46. En agosto de 1479, tras la muerte del hasta entonces obispo de Cuenca, Antonio Jacobo de Véneris, cardenal de San Clemente, el Sumo Pontífice realizó sin dilación la provisión de la Iglesia de Cuenca en Rafael Sansoni Riario, cardenal de San Jorge y su sobrino de 19 años. Los monarcas no estaban de acuerdo con esta decisión al tratarse de un religioso extranjero, al que según señala Azcona, se le habían asignado diversos beneficios de las iglesias españolas con anterioridad que los reyes desaprobaban47. Se trata de un conflicto que se alargó durante intensos años de negociaciones diplomáticas entre el papa y los reyes, incluyendo el envío de embajadas a Roma. Esta situación tuvo lugar en un momento de gran interés para la política religiosa de los Reyes Católicos, entre la Asamblea General del Clero celebrada en 1478, y las Cortes de Toledo de 1480. La provisión de obispados por nombramiento real se había convertido en una prioridad para los monarcas antes de iniciarse el problema conquense, y de hecho, en una embajada realizada en 1478 habían exigido una promesa formal de que ninguna provisión sería expedida en Roma sin su antecedente presentación. Francisco de Santillana, obispo de Osma, fue el embajador de los Reyes en Roma y quién ocupó la primera línea en la negociación con Sixto IV, hasta que el Pontífice le encerró violentamente en el Castillo de Sant’Angelo48. LBSC, 6 (2013) pp. 93-124, ISSN: 1888-9530

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Mientras tanto, la diócesis de Cuenca era administrada por Gabriel Condulmario, arcediano de Alarcón, protonotario apostólico y consejero real, a quien antes de su muerte, el propio Véneris había arrendado los frutos del obispado por 4.000 ducados anuales. Fue el rey Fernando quien informó al cabildo conquense de que iban a pedir la revocación de la provisión del cardenal de San Jorge, ordenándole además que si les presentaban las bulas pontificias, prendiesen a aquel que las trajese. El cabildo se vio inducido finalmente a firmar una concordia el 19 de diciembre de 1479 en la que los Reyes justificaban su conducta asegurando que su objetivo era proveer las iglesias en personas dignas y fiables para conservar los bienes eclesiásticos. Ciertos conflictos con el Cabildo llevaron incluso a la encarcelación del nuncio papal, Francisco Ortiz. Las negociaciones continuaron con avances notables a partir de 1481 mediante la intercesión del comendador Gonzalo de Beteta, Alcaide de Soria, y de Alfonso de San Cebrián, Vicario Provincial de los Dominicos. Los reyes se mantenían inflexibles en cuanto a la provisión de Cuenca en Alonso de Burgos, así como en otras peticiones con las que pretendían satisfacer las necesidades de todos los interesados. Domingo Centurión, mercader genovés, se convirtió finalmente en el representante papal, nombrado con ánimos de buscar la concordia. Ésta se produjo en Córdoba el 3 de julio de 1482, y en ella se concedió la iglesia de Cuenca a Alonso de Burgos, la de Salamanca al cardenal Riario, la de Osma al cardenal Mendoza y la de Córdoba al obispo de Osma, poniendo fin a todos los litigios surgidos a cuenta de dichas provisiones. No se trataba de una concesión general en cuanto a la presentación o suplicación de obispados, pero al menos terminó con la tensión que había reinado en las relaciones Monarquía-Pontificado durante los tres últimos años49. La bula que confirmaba el traslado de Alonso de Burgos a Cuenca está fechada a 8 de julio del mismo año50, aunque fue en octubre cuando se le nombró obispo de Cuenca, tras haber sido revocada por el Papa la provisión inicialmente hecha al cardenal Riario51. La prelatura de Alonso de Burgos en Cuenca fue breve pero fructífera, pues conservamos un importante documento que ha dejado constancia de parte de su labor en la diócesis: las constituciones sinodales del obispado de Cuenca, otorgadas en octubre de 1484 e impresas poco después de su promulgación en Huete52. Estas constituciones, estudiadas por Díaz Ibáñez, se inscriben en el último período de la reforma eclesiástica de la Castilla del siglo XV, que se abre con el Concilio de Aranda de 1473 y coincide con el reinado de los Reyes Católicos. Se trata de una actuación ligada a los asuntos que habían sido tratados en la Asamblea General del Clero de Sevilla, en la que como mencionamos, Alonso de Burgos estuvo presente53. Su participación en estas reuniones y la convocatoria de sínodos, tanto en Córdoba como en Cuenca, muestra la preocupación del Dominico por los aspectos relativos a la reforma eclesiástica. De hecho, Fray Alonso convocó un sínodo previo en 1482 en la villa episcopal de Pareja, presidido por el vicario general del obispado de Cuenca, ya que recién nombrado obispo quiso conocer el estado de su nueva diócesis54. De los asuntos tratados, interesa la normativa relativa a la formación cultural del bajo clero, ya que supuso una preocupación constante para Alonso de Burgos que repercutió también en su promoción artística, con la futura fundación del Colegio de San Gregorio de Valladolid en 1487. Otros temas abordados fueron el del concubinato, el atuendo de los clérigos, las obligaciones eclesiásticas y el cuidado y limpieza del material litúrgico de la iglesia, así como normativas referentes a los laicos acerca de la catequesis, la comunión o el silencio en las iglesias, entre otros. Además, realizó 98

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importantes disposiciones en beneficio de las fábricas, parroquiales o de la catedral, consecuencia de las penas impuestas a los clérigos55. 3. LA CATEDRAL DE CUENCA ¿En qué estado se encontraba la fábrica de la catedral de Cuenca a la llegada de Alonso de Burgos? Desde el punto de vista artístico el siglo XV había sido intenso y muy fructífero. Además de las necesarias obras de retejado y mantenimiento, se desarrolló una importante labor de embellecimiento, ligada a objetos suntuarios y mobiliario litúrgico, a la vez que se ampliaba el templo con diversas dependencias56. Sin ánimo de ser exhaustivos, a lo largo de las ocho décadas largas de centuria previas a su toma de posesión, se habían acometido las obras que a continuación se enumeran: a) En las primeras décadas se renovó y reparó el claustro gótico con la intervención –ya desde los últimos años del siglo XIV– de Ferrand y Juan Alfonso, miembros de una familia de canteros que había trabajado en la catedral de Toledo al servicio del arzobispo Pedro Tenorio. El segundo acabó convirtiéndose en maestro de obras de la catedral (1420)57. b) A mediados de siglo se procedió a la construcción una nueva sala capitular en sustitución de la dedicada al Corpus Cristi –situada en el claustro– que a su vez había reemplazado a otra anterior del siglo XIII58. c) En los años centrales del siglo se trabajaba en la bóveda, chapitel y otros aderezos de la torre de campanas, que había sufrido las consecuencias de un incendio en 145959; la malograda Torre del Giraldo, que se desplomó en abril de 1902. d) En 1464 don Ruy Gómez de Anaya –canónigo de Cuenca y arcediano de Alarcón– y el chantre don Nuño Álvarez de Osorio fundaron y dotaron sus capillas, advocadas a San Bartolomé y San Miguel respectivamente, ambas en la nave del lado norte: la primera, junto a la torre de las campanas, la segunda, en los tramos inmediatos al hastial, esta última desaparecida como consecuencia de la intervención de Lampérez60. e) Asimismo, se desarrollaron otras tareas como cerrar ventanas con vidrieras61, dotar a la iglesia de un reloj62, campanas, órganos63…, además de retablos para el altar mayor y la sala del cabildo64, tallar una nueva sillería, facistoles y obras de mazonería y entalles en los púlpitos de la Epístola y el Evangelio, coincidiendo con los episcopados del dominico fray Lope de Barrientos (1445-1469) y de su sucesor en la silla de Cuenca, el cardenal Antonio Jacobo de Véneris (1469/70-1479). En el enriquecimiento de la fábrica conquense tuvo importancia excepcional el episcopado del primero, don Lope de Barrientos, quién se preocupó por favorecerla económicamente. Por estatuto de diciembre de 1448 le concedió las medias annatas, la mitad de los frutos y rentas de cualquier beneficio eclesiástico que vacare en la ciudad y en la diócesis, excepto por causa de permuta65 y consiguió una bula papal, en 1452, contra los usurpadores de sus rentas66. Una fuente literaria coetánea, los Anales de Garci Sánchez (h. 1469)67, adjudica al prelado dominico la factura del retablo mayor, de las sillas del coro y de la torre de Ángel68. Ni los restos arquitectónicos y decorativos subsistentes en la actualidad ni la documentación conservada en el archivo capitular, permiten constatar las mencioLBSC, 6 (2013) pp. 93-124, ISSN: 1888-9530

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nadas obras en la linterna, aunque no puede excluirse que acometiera las reparaciones necesarias como consecuencia de los daños que había provocado el incendio acaecido el 19 de mayo de 1432, afectando el fuego a las torres del Ángel, del Gallo y de la Saeta –estas dos últimas en la fachada–, en especial a los chapiteles69. Por el contrario, sí hay constancia del encargo de órganos, facistoles, púlpitos y retablos para el altar mayor y para la sala capitular. La sillería, vendida en el siglo XVIII a la Colegiata de Belmonte, donde se encuentra hoy, es una pieza de gran calidad –la primera del grupo de sillerías tardogóticas castellanas con relieves figurados en respaldos y misericordias– que fue contratada por el cabildo con los hermanos Egas Cueman y Hanequín de Bruselas. Los maestros dieron por concluida su labor en 1457, pero entre 1479 y 1481 se realizó una ampliación a cargo de un maestro de nombre Lorenzo, carpintero entallador70, probablemente el mismo Lorenzo Martínez, entallador, que en 1477 había contratado la portada de la Capilla del Obispo y que en enero de 1479 asumía ciertas obras de mazonería en los púlpitos71. El obispo que precedió a fray Alonso de Burgos, Antonio Jacobo de Véneris, residió permanentemente en Roma. Durante su episcopado, la sede de Cuenca quedó en manos de su provisor, Gabriel Condulmario, que también se hizo cargo de todos los asuntos de la catedral en los años de sede vacante (1479-82). Fue Condulmario quien encargó las obras en los púlpitos o la mencionada ampliación de la sillería, con la ejecución de 20 estalos más, al entallador Lorenzo Martínez en 1479. Igualmente fue durante el período de sede vacante, en 1480, se contrató al maestro Cristóbal, vecino de Segovia, en cuyo claustro había trabajado a las órdenes de Juan Guas72. El objetivo fundamental de la llegada de Cristóbal Flórez a Cuenca fue reordenar la primitiva cabecera gótica de cinco ábsides paralelos y escalonados, sustituyéndola por otra de doble girola y formas tardogóticas, la más radical transformación de la fábrica conquense. La obra se desarrolló, en lo fundamental, entre los años 1480 y 1505/1506, aunque se prolongó con la ejecución de diversas capillas y otras dependencias hasta la prelatura de Rafael Galeote Riario (1493-1518). Parece que en los primeros años los esfuerzos de la fábrica se centraron en aprovisionamiento del material necesario73 y en la preparación del terreno perteneciente al antiguo corral de la catedral, hasta el Camino de la Limosna, parcialmente visible hoy junto a los bajos de la llamada Capilla Honda. El 12 de septiembre de 1483 tuvo lugar la ceremonia inaugural que refrendaba oficialmente el inicio de las obras: “ovo proçesyon que mandaron façer los sennores para poner la primera piedra en el çimiento del traschoro que se façe”74, aunque los escudos más antiguos que figuran en las claves y soportes de la girola corresponden al obispo Alfonso de Fonseca (1485-1493). 4. INTERVENCIÓN DE FRAY ALONSO EN LA FÁBRICA CATEDRALICIA La brevedad de la prelatura de Alonso de Burgos en Cuenca (1482-1485) y sus obligaciones propias de los cargos de poder que ocupaba en la corte de los Reyes Católicos, invitan a pensar que no hubo tiempo de realizar obras de envergadura. En abril de 1483 la capilla del Corpus Christi –utilizada como sala capitular, al menos desde mediados del siglo XIV– entonces “vaca y exenta” y perteneciente a la Iglesia, fue otorgada en patronato a Juan Hurtado de Mendoza, señor de la villa de Cañete, para su enterramiento y el de sus familiares y allegados. En el documento de cesión, fray Alonso, en calidad de cabeza de la diócesis, argumentó desconocer los 100

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usos y costumbres de la iglesia de Cuenca, puesto que estaba atendiendo los negocios que le ocupaban al servicio de los reyes. Por esta razón delegó en su protonotario, Gabriel Condulmario, para que junto con el cabildo decidiese sobre el deseo expresado por don Juan Hurtado: “porque no somos tanto informado de la costumbre de la dicha nuestra Iglesia y porque todas estas cosas vos sois más informado […] porque al presente somos impedidos de otros negoçios mas arduos que tocan al serviçio de Dios nuestro Señor y del rey e reina”75.

Durante estos años, Alonso de Burgos continuó muy ligado a los Reyes Católicos, contando con una gran presencia en la Corte, lo cual provocó las ausencias continuadas en la sede conquense y que delegara sus obligaciones en otras personas. Fueron los propios monarcas, a quienes fray Alonso estaba tan unido, los que lucharon por que le fuese concedida la provisión de Cuenca, por lo que éste se debía igualmente a sus compromisos con los Reyes. Por ejemplo, el 15 de mayo de 1483 acompañó al cardenal Mendoza en la visita que hicieron a Burgos la Reina y el príncipe don Juan, recibiendo el Dominico varios días después un obsequio del concejo burgalés por su colaboración en los actos76. Meses después, el 14 de octubre del mismo año, fray Alonso asistió en Córdoba junto a los obispos de Palencia, Jaén, y Calahorra a las fiestas reales celebradas en conmemoración de las victorias obtenidas sobre los musulmanes en Granada77. En 1484, siendo presidente del Consejo de la Santa Hermandad, asignó las leyes de la Hermandad y Orden Judicial en junta que se reunió en Orgaz78. De hecho, ese mismo año volvió a disculparse por no poder visitar cada una de las parroquias de su diócesis, lo que demuestra tanto su ausencia, como cierto interés por la diócesis que encabezaba: “ansy por nuestra indispusiçion corporal como por la grandeza y numerosidat de los arduos negocios que el rrey e rreyna nuestros sennores para la governaçion de sus rreynos e sennorios continuamente nos cometen”79.

A pesar de que se trató de un episcopado corto, estos años fueron cruciales para la trayectoria de Alonso de Burgos. Su llegada a Cuenca supuso un aumento en los frutos de la mesa episcopal respecto a Córdoba y es a partir de 1484 cuando consta que comenzó a recibir su cuantiosa ayuda de costa, suponiendo todo ello un notable incremento de los ingresos del prelado que desembocaría en la promoción de destacadas obras en los años siguientes80. La actividad desarrollada entre 1482 y 1485 tanto en su diócesis como en la corte al servicio de los monarcas, situó a fray Alonso en una posición privilegiada para la continuidad de su cursus honorum, desembocando en su nombramiento como obispo de Palencia el 26 de agosto de 1485. ¿Cómo saber entonces qué intervenciones pudo haber promovido este obispo durante los años de su episcopado conquense? No es tarea fácil responder a esta pregunta, puesto que no se han conservado las Actas Capitulares entre 1465 y 1485 y tampoco el libro de cuentas de Fábrica correspondiente a los años de fray Alonso81. Ante la ausencia de documentos que nos aporten datos esenciales para rastrear el paso de Alonso de Burgos por Cuenca, debemos atender a las evidencias que hemos conservado. Sabemos con certeza que el escudo de armas de Alonso de Burgos se encontraba distribuido por distintos lugares de la catedral de Cuenca82. Esta circunstancia puede comprobarse en el Plano de la Santa Yglesia Cathedral de Cuenca conservado en el LBSC, 6 (2013) pp. 93-124, ISSN: 1888-9530

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Archivo Histórico Nacional, un plano topográfico realizado en 1750 por Ascencio de Morales tras su visita a Cuenca, acompañado de una relación numerada de capillas, altares, puertas y todo aquello que su autor juzgó de interés83 (fig. 2).

Fig. 2. Plano de la Santa Yglesia Cathedral de Cuenca. Asencio de Morales (1750). A.H.N. Estado, leg. 3.190.

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En este dibujo se señalaron expresamente distintos escudos de Alonso de Burgos –como se ha señalado, flor de lis de oro sobre campo de sinople con bordura de oro cargada con cuatro cruces de la orden de Santo Domingo–, aunque el autor no identifica al propietario de las armas, limitándose a mencionar unos “escudos con flor de lis”. En dicho plano, uno de ellos está dibujado en la clave del arco sobre la verja del primitivo coro84. Actualmente se conserva un emblema heráldico timbrado de capelo con las armas del obispo en la clave de la bóveda sexpartita que cubre el tramo del presbiterio inmediato al crucero85, aunque no parece que fuera éste el lugar donde lo vio Morales86 (fig. 3). No consta en tal disposición en su plano, y además se

Fig. 3. Detalle de la clave de bóveda. Catedral de Cuenca. Fotografía de Gema Palomo. Detalle del plano de Ascencio de Morales. A.H.N. Estado, leg. 3.190.

trata de una clave de madera que oculta otra mucho más primitiva de piedra -la correspondiente a la fábrica original- con el aspecto propio de un escudo que pendería de la clave de un arco, según describe el autor. Es muy probable que estas armas fuesen reubicadas durante las intervenciones que en el siglo XVIII afectaron a la capilla mayor. En todo caso, la presencia de este escudo sobre el arco de acceso al coro plantea interrogantes acerca del papel del prelado dominico en las obras de la catedral conquense y en el entorno del presbiterio. Hemos de tener en cuenta que durante el período de sede vacante –como se ha visto en las líneas precedentes– se había encargado la ampliación de la sillería con un total de 20 estalos, obra que habría sido concluida en octubre de 1481, poco antes de la toma de posesión de Alonso de Burgos. Por ello podría sugerirse –siempre con las oportunas reservas– que la presencia del escudo de nuestro obispo en este lugar pudiera estar relacionada con un nuevo cerramiento para el coro, o cualquier otro aderezo en la recientemente renovada sillería coral. Morales presenta en su plano otros escudos de Alonso de Burgos, hoy desaparecidos, en los cuatro pilares situados a la entrada de la catedral, al reverso del hastial y en los primeros exentos desde la fachada87 (fig. 4). Toda esta zona fue completamente renovada por el arquitecto restaurador Vicente Lampérez y su inmediato sucesor, Modesto López Otero, por lo que nada se ha conservado. Resulta llamativa tan numerosa agrupación de escudos de fray Alonso en el entorno de los pies del templo, y junto a LBSC, 6 (2013) pp. 93-124, ISSN: 1888-9530

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su fachada, pero no contamos con testimonios materiales ni documentales que nos aporten datos sobre el tipo de intervención que habría motivado la colocación de sus armas en esta zona del recinto catedralicio. Sin embargo, sí hay respaldo documental respecto a la galería llaFig. 4. Detalle de la zona de fachada. Plano de Ascenmada de los ‘Doce Pares’, una cio de Morales. A.H.N. Estado, leg. 3.190. denominación que se confirma documentalmente desde finales del siglo XIV, aunque la existencia de tal estructura arquitectónica es coetánea a la construcción de la fachada88. Se trataba de un pasadizo relativamente ancho ubicado a los pies del templo, abierto a modo de loggia a la plaza de Santa María, por un lado, y a la nave del Perdón o de los Reyes -nave central- por el otro, comunicando ambas galerías del triforio. Dicho paso se menciona también en las distintas obras de restauración que, desde el siglo XVI y en adelante, se acometieron en la fachada y tramo occidental de templo89, así como por el propio Vicente Lampérez en su conocido trabajo sobre la fachada de la catedral90. Cabe la posibilidad de que los cuatro escudos de fray Alonso se correspondiesen con algún tipo de reacondicionamiento de esta galería, de otro modo resultaría difícil de explicar semejante concentración de sus armas en un área de gran importancia por su carácter representativo; una vez más, la falta de apoyo documental y material no permite, por el momento, ahondar en esta hipótesis. Aún contamos con elementos heráldicos adicionales que estuvieron situados en el interior del templo. Lampérez dejó constancia, en fotografías anteriores a su propia intervención91, de la presencia del escudo de Alonso de Burgos en el antepecho tardogótico del triforio que asoma a la nave central (fig. 5). Solo disponíamos de imá-

Fig. 5. Triforio en la nave central, lado septentrional. Fotografía previa a la intervención de V. Lampérez y estado actual. GODDARD KING, G., “Algunos elementos ingleses en las fundaciones de Alfonso VIII”, Arquitectura: órgano de la Sociedad Central de Arquitectos, nº 44, 1922, p. 455. Fotografía de Diana Olivares

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genes del lado septentrional de la nave, pero afortunadamente hemos conservado –en un sala hasta hace poco utilizada como trastero de la catedral, bajo la Capilla Honda– dos escudos de fray Alonso de Burgos con restos de la tracería del triforio, que se situarían a ambos laterales de la nave, en los señalados antepechos. Los escudos, de los que mostramos fotografías inéditas en su estado actual, son de piedra, tienen restos importantes de policromía –rojo en bordura y capelo, amarillo y negro en la tracería superior– y miden aproximadamente 55 cm de ancho por 83 cm de alto92 (fig. 6).

Fig. 6. Escudos de Alonso de Burgos procedentes del triforio. Fotografías de Gema Palomo y Diana Olivares.

Dado que no conservamos noticias documentales sobre ninguna intervención de Alonso de Burgos en la catedral de Cuenca, en un primer momento se sugirió que ésta podría haber consistido en un reacondicionamiento del templo que habría incluido el antepecho del triforio93, realizado en piedra con tracerías tardogóticas. Este tipo de encargo está en la línea de la actuación de Luis de Acuña, obispo de Burgos, quién contrató con Juan de Colonia la elaboración de unos antepechos para cerrar el triforio de su catedral94 (fig. 7). Estamos ante un fenómeno similar, tanto en Burgos como en Cuenca se realizaron en una cronología muy próxima antepechos tardogóticos de piedra calada en los que se ubicaron las armas del obispo que promovió la obra. En ambos casos el vacío documental impide conocer el motivo por el cual se decidió realizar tales antepechos, si bien podría haberse debido a la necesidad de utilizar los espacios que guardaban, muy estrechos pero quizás ligados a algún tipo de tránsito en el piso supeFig. 7. Triforio de la catedral de Burgos. Fotografía de Elena Martín Martínez de Simón.

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rior del templo. Además, pudieron estar orientados a renovar la imagen de la catedral, ofreciendo unas formas novedosas propias del último cuarto del siglo XV. Los vínculos entre las obras llevadas a cabo por Alonso de Burgos y Luis de Acuña no se limitan al cerramiento del triforio conquense. Hacia 1488, fray Alonso encargó Gil de Siloe y Diego de la Cruz un retablo para su capilla funeraria en el Colegio de San Gregorio de Valladolid que, según el Libro Becerro, debía ser de la misma forma que el que habían hecho en la catedral de Burgos95. Esta noticia evidencia que el dominico conocía bien las obras promovidas por Acuña en Burgos, dado que se refiere al retablo de la capilla de la Concepción, espacio elegido por el obispo burgalés para su descanso eterno. Dados sus orígenes y su relevante papel en la corte, es indudable que fray Alonso estaba familiarizado con el templo burgalés. No obstante, está documentada su presencia en Burgos el 15 de mayo de 1483, cuando el obispo conquense viajó acompañando al cardenal Mendoza en la visita que hicieron a la ciudad Isabel la Católica y el príncipe Juan96. Pocos meses después, es muy probable que Alonso de Burgos asistiese como obispo a la ceremonia inaugural que refrendó oficialmente el inicio de las obras de la girola o trascoro de la catedral de Cuenca, el 12 de septiembre de 1483. La noticia documental que menciona dicha ceremonia, procedente del Libro de Pitancería de ese año, es muy breve y no aporta ningún dato que permita confirmar la presencia del prelado, pero parece razonable pensar que el obispo –pese a no residir en Cuenca– asistiese a dicha ceremonia, ya que de hecho, tuvo lugar años después de haberse comenzado las obras97. En octubre de ese mismo año fray Alonso fue a Córdoba, donde se encontraba junto a los obispos de Jaén, Palencia y Calahorra y el Cardenal Mendoza para asistir a las fiestas reales en conmemoración de las victorias sobre los musulmanes de Granada98, pero entre mayo y octubre no consta impedimento alguno para su presencia en un acto tan importante para la fábrica de la que entonces era su sede. Pudo haber sido durante esa visita a Cuenca cuando fray Alonso ordenó la ejecución del antepecho del triforio, de un modo similar a lo que habría visto recientemente en Burgos. Puesto que los escasos años de gobierno y su continua ocupación al servicio de los reyes no le habrían dado la oportunidad de acometer obras de envergadura, quizás hubo de conformarse con favorecer la continuación de las ya emprendidas, como la prevista construcción de la girola. Es conocida la afición del dominico por hacer propaganda de su persona ordenando colocar por doquier su escudo, en solitario o junto con el de los Reyes Católicos99, por lo que puede que tratase de dejar alguna marca más personal con esa intervención en el triforio; no es descartable Fig. 8. Cáliz de Alonso de Burgos sin tampoco alguna obra en la fachada o en la mencio- ostensorio. Museo Diocesano de la nada galería de los ‘doze pares’, dado que conec- Catedral de Cuenca. Fotografía de Diana Olivares. taba con los dos pasadizos del triforio. 106

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El Museo Diocesano de Cuenca alberga la única pieza de orfebrería vinculada con Alonso de Burgos y su paso por la sede conquense: un magnífico cáliz –convertido en custodia tras la adición de un viril de doble crestería en su base durante la segunda mitad del siglo XVII100– en el que está presente su escudo de armas (fig. 8). La documentación catedralicia podría ofrecer una pista al respecto. El 27 de noviembre de 1499 el cabildo conquense otorgaba licencia a Juan López de Cigales, canónigo, para reclamar a los testamentarios o herederos de Alonso de Burgos, ya fallecido, ciertas piezas de orfebrería: “una capilla nueva, asi de plata commo ornamentos e todas las otras cosas que pertenesçen para una capilla nueva que dixeron que devía a la dicha iglesia por aver seydo obispo della”101.

No se conservan evidencias que permitan saber si el cáliz conservado pudo formar parte de esa capilla –que habría llegado a la catedral tras la muerte de fray Alonso– o si, por el contrario, habría sido depositado por el propio obispo antes de abandonar la sede. En todo caso, se trata de una pieza de gran calidad que carece de un estudio en detalle102, puesto que únicamente ha sido analizada de manera tangencial en diversos catálogos103. Está realizada en plata dorada, con decoración repujada, cincelada y calada, y se adorna con excelentes esmaltes translúcidos de color azul, verde, rojo y blanco. Ha sido fechada hacia 1485, aunque la cronología podría ampliarse hasta 1499104. Dado que el cáliz no está marcado, Cruz Valdovinos lo ha relacionado con la escuela toledana, sin descartar que fuese obra de un platero del ámbito cortesano. Sobresale la riqueza de los materiales utilizados y la labor escultórica en el nudo, así como por su abundante figuración. Las medidas del cáliz sin el viril son: 33 cm de altura, 22 cm. de diámetro en su base y 11 cm. de diámetro en la copa, y según el inventario de bienes catedralicios de 1584, la pieza pesaba “nueve marcos, cinco onzas”, el equivalente a algo más de 2.200 gramos105.

Fig. 9. Ángeles. Detalle del Cáliz de Alonso de Burgos. Museo Diocesano de la Catedral de Cuenca. Fotografía de Diana Olivares.

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La subcopa o rosa consta de nueve gallones sobrepuestos de borde rizado, que imitan los sépalos de una flor106. Dichos gallones, coincidentes en número con los coros angélicos, están decorados con esbeltas y elegantes figuras de ángeles –esmaltados sobre oro y nielados para los detalles de rostros, cabellos y manos– portadores de las Arma Christi o atributos de la Pasión. Uno de ellos lleva en sus manos el escudo de Alonso de Burgos y, en orden hacia la derecha, los siguientes portan dos flagelos, la túnica, la cruz, el martillo y los clavos, la escalera, la lanza, la columna y, por último, las tenazas para quitar los clavos y el portaesponjas107 (fig. 9). La presencia de esmaltes traslúcidos sobre oro de la rosa y el gollete hacen de este cáliz una pieza única. Cruz Valdovinos ha afirmado al respecto: “En el estado actual de conocimientos son probablemente los mayores y más completos esmaltes que se conocen en piezas castellanas de la época, en las que se ven escudos esmaltados con mucha frecuencia, pero rara vez figuras o escenas, que, sin embargo, no debieron ser inusuales”108.

El esmalte traslúcido es una técnica que surgió en Italia a fines del siglo XIII momento en que sustituye al esmalte opaco, y que permite efectos pictóricos. Desde la zona de Siena irradió por toda Italia, el reino de Aragón, Provenza y el norte de los Alpes, llegando posteriormente a los talleres de París y del Rhin109. Sin embargo, no es de tradición italiana, sino francesa, la generosa aplicación en este cáliz del esmalte traslúcido de color rojo, técnicamente mucho más complejo de lograr y, por tanto, más costoso y preciado110. Esto denota la gran calidad de la pieza encargada por fray Alonso, acorde con el tipo de empresas artísticas que llevó a cabo en Valladolid y Palencia con artistas de primer nivel como Juan Guas, Simón de Colonia o Gil de Siloe. El astil es de planta hexagonal, mostrando a uno y otro extremo del nudo sendos cuerpos cortos con tracería calada y red de rombos entre contrafuertes. El nudo de mazonería tiene carácter arquitectónico y se divide en dos cuerpos: el superior está formado por torrecillas cilíndricas y almenadas en las esquinas que delimitan las seis caras del hexágono, en cada una de las cuales se labró un vano conopial con tracerías tardogóticas y remate en crestería; en el inferior y principal cada cara del hexágono se desdobla en otras dos, donde bajo capillitas rematadas en arcos conopiales se sitúan las doce figuras que conforman un apostolado, de las cuales se han perdido dos (fig. 10). Es posible identificarlos claramente, pues portan sus atributos habituales: San Pedro con las llaves, San Pablo con espada y barba, Simón el Zelote con serrucho, San Bartolomé Fig. 10. Nudo. Detalle del Cáliz de Alonso con un diablo atado a sus pies, San Juan con de Burgos. Museo Diocesano de la Catela copa, San Judas Tadeo con el hacha, San Fe- dral de Cuenca. Fotografía de Gema Palipe con la cruz, Santiago con el sombrero de lomo. 108

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peregrino, Santo Tomás con la lanza, Santiago el Menor con la clava hacia abajo; faltan las figuras de San Andrés y San Mateo. El nudo se cierra con un cuerpo decorado con hojas sobrepuestas y una moldura circular lisa, dando paso al gollete, de seis lóbulos con cubierta de gallones entre torretas cilíndricas y almenadas, con sus ventanas en aspillera, que separan los bustos esmaltados y nielados de seis santas mártires111 (fig. 11). Todas ellas portan la palma

Fig. 11. Santas mártires. Detalle del Cáliz de Alonso de Burgos. Museo Diocesano de la Catedral de Cuenca. Fotografía de Diana Olivares.

de martirio, nimbo y –excepto una– sus correspondientes atributos: Santa Catalina de Alejandría con corona, rueda y espada, Santa Apolonia con las tenazas, Santa Bárbara con la torre, Santa Lucía con un cuenco en la mano112. Otras dos santas no han podido identificarse, la primera de ellas porta un libro y la segunda no muestra atributo alguno. Posiblemente se trata de dos santas mártires de los primeros tiempos del cristianismo, al igual que el resto de figuras que las acompañan. El pie es de perfil estrellado y mixtilíneo, alternando las puntas con las escotaduras, y se adorna con seis figuras sedentes que hasta ahora habían sido identificadas con varias santas113 (fig. 12). Entre estas representaciones femeninas se intercalan seis bajorrelieves de los reyes de Judá con filacterias, en una composición ligada al árbol de Jesé114. Durante una investigación en curso hemos podido comprobar que estas seis figuras femeninas son representaciones alegóricas de las virtudes, debido a los atributos que portan. Fig. 12. Base con virtudes y reyes. Detalle del Cáliz de Alonso de Burgos. Museo Diocesano de la Catedral de Cuenca. Fotografía de Gema Palomo.

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La iconografía de las virtudes gozó de gran fortuna durante el siglo XV, teniendo su principal repercusión en los monumentos funerarios, donde era muy frecuente asociar esta alegoría a las bondades del difunto. Sin embargo, el tipo iconográfico desarrollado en este período es algo diferente del que solía utilizarse durante los siglos XIII y XIV, cuando las virtudes no portaban atributos que permitieran diferenciarlas y, en muchas ocasiones, aparecían representadas en oposición a los vicios correspondientes115. El primer paso para el cambio fue la separación de las virtudes y los vicios, a partir de la cual aquellas se convirtieron en protagonistas, siendo representadas triunfantes, sentadas o de pie116. Además, se introdujo un orden nuevo para los artistas en la clasificación de las virtudes, distinguiendo las tres teologales –Fe, Esperanza y Caridad– de las cuatro cardinales –Fortaleza, Justicia, Prudencia y Templanza– aunque el número de virtudes podía variar en función de las necesidades de la obra de arte que se quisiera ilustrar. La literatura y algunas miniaturas mostraban a las virtudes como jóvenes coronadas que transmitían impresión de pureza, pero desprovistas de atributos117.

Fig. 13. Detalle del manuscrito de Aristóteles de Rouen. Ms. I 2 fol. 17v. Bibliothèque Municipale de Rouen. Imagen tomada de: http://bibliotheque.rouen.fr/repons/portal/armadillo/image/6986 [consultado: 30/10/2014]

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A mediados del siglo XV surgió un nuevo tipo de virtudes simbólicas cargadas de atributos iconológicos difíciles de descifrar. El origen de esta iconografía fue situado por Mâle en Francia118, pero estudios posteriores han demostrado que, a pesar de desconocerse la fuente primaria que la conformó, habría aparecido en el ambiente francés y flamenco, habiendo llegado a Castilla mediante la circulación de manuscritos iluminados119. Los manuscritos conservados que han sido estudiados en relación a esta iconografía, son principalmente libros de horas y compilaciones históricas realizadas entre 1430 y 1480 que, dada su difusión, extendieron esta nueva iconografía por toda Europa. En este sentido, merecen especial atención un Libro de Horas parisino (h.1430) conservado en la Pierpont Morgan Library, un manuscrito hecho para sir John Falstolf (h. 1450) acompañado por una versión francesa del Breviloquium de Virtutibus, de John of Wale, un libro de horas de Jan van Amerongen, sheriff de Utrecht, conservado en Bruselas (1460), una compilación histórica escrita por Jacques d’Armagnac, duque de Nemours (h. 1470) –la representación encabeza la traducción del tratado Martin de Braga Formula Vitae Honestae conocido como De Quatuor Virtutibus Cardinalibus, erróneamente atribuido a Séneca120– y el manuscrito de Aristóteles de la Biblioteca de Rouen (2ª mitad s. XV)121 (fig. 13). Esta particular iconografía fue descrita en alguna de las obras mencionadas con el objetivo de facilitar su comprensión, pero autores como White122 defienden que los versos que acompañan las imágenes del manuscrito de Nemours serían una exégesis de un tema preexistente. En todo caso, exponemos una síntesis de estos símbolos de las virtudes, con el fin de contrastarlos con los que muestran las figuras de nuestro cáliz. -Fe: iglesia en la cabeza, libro y un cirio encendido en las manos, símbolos de la Biblia y la luz que ilumina las tinieblas. -Esperanza: en las manos una colmena, una pala y una hoz, símbolo de la esperanza del agricultor en la cosecha y recogida de la miel, igual que el cristiano espera recoger lo que siembra, navío con velas infladas en la cabeza, dado que el cristiano recibe su recompensa como el navío cuando entra al puerto, y con los pies sobre una jaula con un pájaro, como el cristiano que será libre el día que su alma abandone la prisión del cuerpo. -Caridad123: en las manos el anagrama de Jesucristo brillando como el sol y el corazón, elevándolo al cielo, en su cabeza un pelícano alimentando a sus crías con la sangre de su pecho. En ocasiones aparece junto a un horno, asociado al fuego de la caridad. -Templanza: reloj en la cabeza, freno de caballo en la boca, gafas en la mano, espuelas en los pies sobre molino de viento. Los símbolos se asocian a la templanza como virtud del sabio, que regula su vida mediante un reloj, es dueño de sus palabras, sabe refrenar su lengua, utiliza las gafas para discernir, y trabaja regularmente, como el molino. -Justicia: balanza y dos espadas, para pesar las razones y hacer cumplir la sentencia con las espadas, siendo la que mira al cielo, la espada de Dios. En ocasiones junto a una cama, para tomar las decisiones siempre descansado. -Prudencia: tamiz, para separar el grano de la paja y un espejo para observarnos y elegir nuestra conducta, el féretro en la cabeza es símbolo del pensamiento constante en la muerte. LBSC, 6 (2013) pp. 93-124, ISSN: 1888-9530

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-Fortaleza: prensa y yunque sobre cabeza o espalda, ya que resiste a la fuerza, y torre agrietada de la que arranca un dragón, el triunfo del alma que consigue extraer al pecado. Esta exitosa iconografía se extendió, llegando a ser utilizada en otras artes figurativas, si bien en el entorno de 1500 los artistas llevaron a cabo una selección entre estos sobreabundantes atributos, suprimiendo los más extravagantes, como los tocados, y conservando lo esencial124. Dicha solución conllevó que los atributos en las distintas series de virtudes, tanto en Francia como en Flandes o en Castilla, sean variables y más difíciles de identificar. En Italia, la tradición presentaba a las virtudes como mujeres triunfantes asociadas a la escultura funeraria, y continuaron apareciendo en muchas obras en oposición a los vicios, como en la Capilla Scrovegni en Padua, de Giotto (1305). Los atributos utilizados en Italia, que son los que compiló Ripa en su Iconología125, son algo diferentes a los franceses: más simples, menos abundantes y de más fácil interpretación. Así, la Fe lleva cáliz y cruz; la Esperanza porta cuerno de la abundancia, ramo de flores y corona; la Caridad muestra su corazón inflamado, que ofrece a Cristo, y se rodea de niños; la Templanza verte líquido de un recipiente a otro, para mezclar el agua con el vino; la Prudencia muestra dos caras y dos edades, como Jano, mirando al pasado y al futuro; igualmente puede llevar un espejo; la Fortaleza se asocia con el león o la piel de este animal, así como con una columna; y la Justicia lleva balanza con platillos y espada. En el ámbito italiano, las virtudes se convirtieron incluso en un cortejo que acompañaba al difunto triunfante tras la muerte, por lo que pasó a ser un tema común en la escultura funeraria desde el siglo XIV. Dado que el número impar no siempre se acomodaba a la decoración, se llegó a añadir una octava virtud como la Obediencia, cuyo símbolo es un yugo126. Uno de los ejemplos más reseñables es el Arca de San Pedro Mártir, esculpida en 1339 por Giovanni di Balduccio para la iglesia dominica de San Eustorgio de Milán127. En esta obra, al igual que en nuestro cáliz, también aparece la Obediencia. Recordemos que estamos ante el cenotafio de uno de los principales santos de la Orden de Predicadores, la misma a la que pertenecía fray Alonso de Burgos. Las seis virtudes del cáliz de Alonso de Burgos están representadas como mujeres jóvenes, de largos cabellos, amplias y ricas vestiduras –todas diferentes entre sí–, siguiendo la moda de la época. Además, están sentadas en tronos, igualmente individualizados en su decoración, y cada una porta un atributo, salvo en uno de los casos en el que la figura porta dos atributos diferentes. Proponemos una nueva identificación de estos bajorrelieves en función de la iconografía descrita. En la misma vertical que el ángel portador del escudo de Alonso de Burgos y la santa mártir Catalina de Alejandría, aparece la Obediencia, que sujeta un yugo con ambas manos, siguiendo la tradición italiana128 (fig. 14). A continuación, bendiciendo con la mano derecha y con un cáliz en la izquierda, la Fe, de nuevo según la iconografía italiana. Más compleja es la siguiente figura, que porta dos símbolos ligados a esa nueva iconografía francesa, se trata de la pala, propia de la Esperanza, y el freno de caballo, asociado a la Templanza, que sujeta en su mano derecha en vez de llevarlo en la boca, como era habitual en los libros de horas. Dado el carácter poco estético de ese tipo de representación, es posible que los artistas optaran por representar este instrumento en la mano, como aparece en la representación de la Templanza en la 112

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Fig. 14. Virtudes (Obediencia, Fe, Templanza y Esperanza). Detalle del Cáliz de Alonso de Burgos. Museo Diocesano de la Catedral de Cuenca. Fotografía de Diana Olivares.

serie de virtudes que conforman el monumento funerario del cardenal Charles Hémard de Denonville en la catedral de Amiens, obra de Mathieu Laignel (1543) (fig.

Fig. 15. Esperanza (manuscrito de Aristóteles de Rouen. Ms. I 2 fol. 17v), detalle del cáliz del Museo Diocesano de Cuenca y Templanza con freno en la mano (monumento funerario del cardenal Charles Hémard de Denonville en la catedral de Amiens, 1540). http://bibliotheque.rouen.fr/repons/portal/armadillo/image/6986 [consultado: 30/10/2014]

15). No es habitual que en una figura se agrupen alegorías de dos virtudes –en especial tratándose de una teologal y una cardinal–, pero en este caso los atributos no dejan lugar a dudas. Portando corona y señalando un corazón inflamado o ardiente que sujeta LBSC, 6 (2013) pp. 93-124, ISSN: 1888-9530

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con su mano izquierda, junto al pecho, aparece la Caridad, con un símbolo asociado a ambas tradiciones, francesa e italiana. La Fortaleza vuelve a la tradición francesa, sostiene una torre con tres ventanas sobre sus rodillas, elemento que ha hecho que en ocasiones fuese erróneamente identificada con Santa Bárbara. Por último, la sexta figura ha de identificarse con la Justicia, que en su mano derecha ostenta una gran espada hacia arriba, mirando al cielo (fig. 16).

Fig. 16. Virtudes (Caridad, Fortaleza y Justicia). Detalle del Cáliz de Alonso de Burgos. Museo Diocesano de la Catedral de Cuenca. Fotografía de Diana Olivares.

Para componer la iconografía de este cáliz se utilizaron ambas tradiciones, la italiana y la francesa. Se trata de una dinámica bastante frecuente, incluso en Francia, donde se incorporaron elementos propios de la versión italiana, dando lugar a obras como el sepulcro del duque Francisco II de Bretaña en Nantes, de Michel Colombe (1502)129. Dentro de la natural difusión de este tema en el arte de Castilla durante el último cuarto del siglo XV, en unos años de fructífero intercambio artístico con Flandes, podemos encontrar este fenómeno en distintas obras. Un ejemplo de ello es el sepulcro de Isabel de Portugal y Juan II en la Cartuja de Miraflores (Burgos – h.1489), donde se representan las siete virtudes con muchos de los atributos franceses, pero también algunos elementos italianos, como ya estudió Gómez Bárcena130. Más cercano a la figura de Alonso de Burgos es el caso de la fachada de San Pablo de Valladolid131, encargada por el dominico a Simón de Colonia en 1499. En la parte alta de los pináculos laterales aparecen de nuevo las siete virtudes, estudiadas por Andrés Ordax132, quien las relaciona con los ejemplos burgaleses dada la presencia de elementos iconográficos que remiten al ámbito francés. Por último, hemos de mencionar un ejemplo más, se trata del sepulcro de Álvaro de Luna, en la capilla de Santiago de la Catedral de Toledo, encargado por María de Luna a Sebastián de Toledo en 1489133. En el contrato se estipula que deben figurar cuatro virtudes “asentadas”, alternando una cardinal y otra teologal, identificadas por Pérez Monzón con la Justicia, Fortaleza, Constancia o Prudencia y Magnanimidad134. Los tres ejemplos mencionados tienen una cronología muy cercana a nuestro cáliz, si bien el de Toledo resulta especialmente interesante porque, aunque la iconografía difiera, el tipo de representación es muy similar: mujeres jóvenes, de cabellos largos, 114

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sentadas en tronos con decoraciones tardogóticas y vestidas con ropas ricas a la moda de la época. Estamos, por tanto, ante un modelo que estaba circulando en Castilla alrededor de la década de los 80 del siglo XV. En el caso del cáliz conquense, la novedad radicaría en la fusión en una sola figura de dos atributos, los de la Templanza –freno de caballo– y Esperanza –pala–, y la inclusión de la Obediencia. Dado que fray Alonso pertenecía a una orden mendicante y que ésta aparece en el sepulcro de uno de los santos más importantes para la Orden, San Pedro Mártir de Verona, no resulta extraña la inclusión de esta virtud, que además se sitúa alineada con el escudo del prelado en los gallones de la subcopa, y con Santa Catalina de Alejandría, en el astil, otra importante santa ligada a la devoción dominica. Como se ha podido comprobar, se trata de un programa iconográfico original que incluye a los reyes del Antiguo Testamento, las virtudes, santas mártires, apóstoles y ángeles con los instrumentos de la Pasión. Una secuencia jerarquizada, muy propia de la espiritualidad del momento, que alude al sacramento para el que este instrumento va a ser utilizado: la Eucaristía. Tras el análisis de este cáliz, no puede dudarse de su calidad y singularidad, características presentes en las empresas artísticas de Alonso de Burgos llevadas a cabo principalmente a partir de 1488. La capacidad del prelado para encargar obras de plata de calidad fue destacada por Cruz Valdovinos135, recordando la donación realizada a la catedral de San Antolín de Palencia de una imagen relicario en plata blanca, que se destruyó en 1760136. A modo de síntesis, hemos de destacar cuáles fueron las principales aportaciones de fray Alonso de Burgos como obispo a la catedral de Cuenca. Pese a la brevedad de su episcopado y a su ocupación en asuntos cortesanos, los testimonios materiales y documentales sugieren cierta intervención en el templo conquense que habría consistido, al menos, en la instalación de antepechos en el triforio ligado a un potencial uso renovado de este espacio, y posiblemente, una obra ligada a la zona de los pies, quizás en relación a la ‘galería de los doce pares’, debido a la sobreabundancia de emblemas heráldicos del prelado. A esto, se sumaría el hipotético nuevo cerramiento del coro, en el que de nuevo constaba su escudo de armas, y el excepcional cáliz conservado en el Museo Diocesano de Cuenca, que pudo ser donado en el momento de la partida del dominico, o bien tras su muerte y la reclamación de una capilla por parte del cabildo. De esta pieza, se ha destacado su gran calidad y riqueza, así como la singularidad de su decoración y de las técnicas empleadas. A pesar de que se trata de un estudio en curso, hemos podido comprobar cómo una nueva lectura de su iconografía lleva a vincularlo con la espiritualidad dominica en la que se encuadra su promotor, fray Alonso de Burgos. Por todo ello, aunque las obras de fray Alonso en Cuenca no sean tan prolijas como las que desarrolló poco después en Palencia y, sobre todo, en Valladolid, podemos concluir que el prelado trató de dejar su huella en el templo conquense. Dadas las circunstancias, parece que lo consiguió, si bien el tiempo se ha encargado de borrar gran parte de su memoria.

Investigación realizada en el marco del proyecto “Arte y reformas religiosas en la España medieval”, HAR201238037 financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Este material forma parte de una Tesis Doctoral en curso, dirigida por el Dr. Javier Martínez de Aguirre en la Universidad Complutense de Madrid, gracias a una

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DIANA OLIVARES MARTÍNEZ / GEMA PALOMO FERNÁNDEZ “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR ... beca FPU del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Nuestro más sincero agradecimiento a todos aquellos que nos han aconsejado y guiado durante la elaboración de este artículo, en especial a: Fernando Collar de Cáceres, Carmen Gómez Urdáñez, Santiago Manzarbeitia Valle, Mª Luisa Martín Ansón, Olga Pérez Monzón, Francisco Hernández y Mª Jesús López Montilla. 2 NIETO SORIA, J. M., Iglesia y génesis del estado moderno en Castilla (1369-1480), Madrid: Editorial Complutense, 1993, pp. 187 y 285. 3 A este particular dedica una de las autoras, Diana Olivares, su tesis doctoral. Un estado de la cuestión puede encontrarse en: OLIVARES MARTÍNEZ, D., Alonso de Burgos y la arquitectura castellana en el siglo XV. Los obispos y la promoción artística en la Baja Edad Media, Madrid: La Ergástula, 2013. 4 El primer acercamiento a su biografía lo realizó Fray Juan López en un capítulo de su obra: LÓPEZ, J., Tercera parte de la Historia General de Santo Domingo y de su orden de predicadores, Valladolid, Francisco Hernández de Córdoba, 1613, III, fol. 388. Algunas de las obras en las que se puede encontrar un estudio biográfico son: MÁRTIR RIZO, J.P., Historia de la muy noble y leal ciudad de Cuenca, Madrid: Herederos de la viuda de Pedro de Madrigal, 1627; TOURON, A., Histoire des hommes illustres de l’ordre de Saint Dominique, III, Paris: Chez Babuty-Quillau, 1746, fols. 693-697; GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba y breve noticia histórica de su Iglesia Catedral y Obispado, Córdoba: Juan Rodríguez, 1778; ARRIAGA, G., Historia del Colegio de San Gregorio de Valladolid (ed. de Manuel de Hoyos), Vol. I, Valladolid: Tipografía Cuesta, 1928 (Texto de 1634); DÍAZ IBÁÑEZ, J., “Fray Alonso de Burgos y el sínodo conquense de 1484”, Hispania sacra, 47 (1995), pp. 299-346; SANZ SANCHO, I., “Los obispos del siglo XV”, Hispania Sacra, 110 (2002), pp. 605-678. Debemos destacar también la semblanza de carácter prosopográfico que se incluye en el Catálogo Onomástico de: NOGALES RINCÓN, D., La representación religiosa de la monarquía castellano-leonesa: la Capilla Real (1252-1504), Madrid: Universidad Complutense, 2009, pp. 1998-2000. Ningún autor ni documento menciona la posible fecha de nacimiento ni la edad en el momento de su muerte, si bien en el DHHE señalan el año de 1415, sin aparente apoyo documental: ALDEA VAQUERO, Q., MARÍN MARTÍNEZ, T. y VIVES GATELL, J. (eds.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, Madrid: Instituto Enrique Flórez – CSIC, 1973, I, p. 295. En el transcurso de la edición de este artículo, hemos tenido noticia del siguiente trabajo, aún en prensa, que presenta una completa síntesis acerca de la figura de Alonso de Burgos. Agradecemos a su autor el habernos proporcionado el texto inédito: DÍAZ IBÁÑEZ, J., “Fray Alonso de Burgos. Un prelado al servicio de la monarquía castellana en la segunda mitad del siglo XV”, Os eclesiásticos e a construçao da monarquía medieval, Lisboa, 2015 [en prensa]. 5 GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba…p. 364. 6 GOYRI, N., Apuntes para las biografías de algunos burgaleses célebres, Burgos: Imprenta de Timoteo Arnáiz, 1878, p. 168. 7 Para Gómez Bravo, “procedía de honesto y noble linaje”, pero según Cantera Burgos, pertenecía a la familia de conversos de los García de Santa María de Burgos: GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba…, p. 368 y CANTERA BURGOS, F., Alvar García de Santa María y su familia de conversos: historia de la Judería de Burgos y sus conversos más egregios, Madrid: CSIC, 1952, p. 522. Pereda, remitiendo a las notas del padre Hoyos, ha señalado que “el Santo Oficio investigó si había lazos de sangre con los Cartagena, pero lo encontró limpio”: PEREDA, F., “La morada del salvaje. La fachada selvática del colegio de San Gregorio y sus contextos”, en RUIZ ALONSO, B. (ed.), Los últimos arquitectos del gótico, Madrid: Elecé, 2010, p. 185. 8 LÓPEZ, J., Tercera parte de la Historia..., fol. 388; ARRIAGA, G., Historia del Colegio…, p. 17 9 Dada la escasez de estudios y documentos relativos a la biografía de Alonso de Burgos, las crónicas se presentan como un complemento de gran interés. PALENCIA, A. de, Crónica de Enrique IV (h. 1500) [Ed. de PAZ Y MELIA, A.], Madrid: Tipografía de la Revista de Archivos, 1904, Década II, Libro II, Cap. I, p. 237. 10 Cantera Burgos, basándose en documentos de 1432 y 1435, afirma que fray Martín era maestro de Teología y representante de los predicadores de San Pablo de Burgos, dado que fue prior del convento en 1430 y 1435. También señala que tuvo un hermano llamado Alfonso de Burgos cuya hija casó con Payo Contreras, siendo ambos sobrinos de Pablo y Alvar García de Santa María. CANTERA BURGOS, F., Alvar García de Santa María…, p. 522. La referencia de su relación con Pedro Fernández de Velasco, primer conde de Haro, ha sido extraída de un documento firmado en Medina de Pomar el 24 de junio de 1438: Archivo Histórico Nacional (A.H.N.), Nobleza, Frías, C.238, D. 51. 11 FERNÁNDEZ DE MADRID, A., Silva Palentina, siglo XVI [Edición de Jesús San Martín Payo: Palencia: Diputación Provincial, 1976], p. 516; Resulta similar al de la familia Santa María, pero es el propio del apellido Burgos, muy común en la homónima ciudad. FERNÁNDEZ DEL PULGAR, P., Teatro clerical, apostólico y secular de las iglesias catedrales de España. Parte I, Tomo II. Libro III de la Historia secular y eclesiástica de la ciudad de Palencia, Madrid: 1680, fol. 138. GARCÍA CARRAFFA, A. y A. Diccionario Heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos, Tomo XVII, Madrid: Imprenta de Antonio Marzo, 1925, p. 150; MOGROBEJO, E., Diccionario hispanoamericano de heráldica, onomástica y genealogía, V. 22, Bilbao: Mogrobejo-Zabala, 1995, p. 80. 12 LÓPEZ, J., Tercera parte de la Historia…, fol. 388; ARRIAGA, G., Historia del Colegio…, p. 19. 13 La mordaz descripción que Palencia realiza de Alonso de Burgos y las sucesivas referencias a este dominico a lo largo del texto merecen una lectura completa: PALENCIA, A., Crónica de Enrique IV…, esp: Década II, Libro II, Cap. I.

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DIANA OLIVARES MARTÍNEZ / GEMA PALOMO FERNÁNDEZ “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR ... MÁRTIR RIZO, J. P., Historia de la muy noble… p. 175. Este pasaje también ha sido narrado por ZURITA , J., Anales de la Corona de Aragón [Ed. de A.CANELLAS LÓPEZ], Zaragoza: Diputación, 1977. Vol. VII, Libro XVIII, cap. 24. 16 Sobre estos episodios PALENCIA, A., Crónica de Enrique IV…, esp: Década II, Libro V, Cap. IX y Libro VIII, Cap. V. 17 Ibidem, Década III, Libro I, Cap. III. 18 Ibidem. 19 Archivo General de Simancas [en adelante AGS], Escribanía Mayor de Rentas [en adelante EMR], Mercedes y Privilegios, Sección 1ª, 105-77. Este documento ha sido mencionado en las siguientes publicaciones, atendiendo a otros asuntos contenidos en el mismo: MARTÍN POSTIGO, M. S., “Un falso documento colombino”, Homenaje a Don Agustín Millares Carlo, Tomo II, La Laguna: Ceca, 1975, p. 582 y MORALES MUÑIZ, M.D., Alfonso de Ávila, rey de Castilla, Ávila: Institución Gran Duque de Alba, 1988, p. 313. Su transcripción completa, así como la de otros documentos mencionados en esta publicación, se encuentra en: OLIVARES MARTÍNEZ, D., “Documentos para el estudio de Alonso de Burgos y el Colegio de San Gregorio de Valladolid”, Estudios Medievales Hispánicos, 3 (2014), pp. 43-70. 20 PAZ Y MELIA, A., El cronista Alonso de Palencia. Su vida y sus obras, sus décadas y las crónicas contemporáneas. Ilustraciones de las décadas y notas varias, Madrid: Tipografía de la Revista de Archivos, 1914, p. 421; SERRANO, L., Los Reyes Católicos y la ciudad de Burgos (Desde 1451 a 1492), Madrid: Diana Artes Gráficas, 1943, p.107; CASILLAS GARCÍA, A., El Convento de San Pablo de Burgos: historia y arte, Salamanca: San Esteban, 2003, p. 499. 21 Esta carta fue publicada por: PAZ Y MELIA, A., El cronista…, p.125. 22 De hecho, en la carta insiste en que “parece que si non fuese proveydo de aqueste obispado, todas las gentes dirían que yo era ingrato, pues a persona que tanto servido me ha ninguna mercet fasta aquí le he fecho en que mantener se pueda”. El 27 de enero de 1474, Fernando solicita de nuevo esta provisión. Ibidem, p. 157. 23 Según el documento, de 17 de abril de 1473, recibía 35 mrs. diarios de ración y 17.000 mrs. anuales de quitación, un total aproximado de 30.000 mrs. anuales. En adelante utilizaremos “mrs.” para “maravedíes”. AGS, Casa y Descargo de los Reyes Católicos, Sección X, Casa y Sitios Reales, 11-2. 24 AZCONA, T., Isabel la Católica: estudio crítico de su vida y su reinado, Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1964, p. 212. 25 Uno puede situarse entre mayo y junio de 1475, durante la batalla de Tordesillas, cuando fray Alonso se enfrentó con un heraldo portugués que vestía las armas de Castilla, al cual arrancó sus ropas. PALENCIA, A., Crónica de Enrique IV…, esp: Década III, Libro III, Cap. VI; PUYOL, J. (ed.), Crónica incompleta de los Reyes Católicos, Madrid: Tipografía de la Revista de Archivos, 1934, Título XXXVII. En clave de la propaganda política, el suceso ha sido analizado en: CARRASCO MANCHADO, A.I., Discurso político y propaganda en la corte de los Reyes Católicos (1474-1482), Madrid: Universidad Complutense, 2000, Vol. I, pp.356-357. 26 AGS, EMR, MyP, Sección 1ª, 44-57. 27 Lo habitual era la elección capitular, aunque implicaba intervención regia. La entrega de los bienes de la mesa episcopal se realizaba tras la confirmación papal, dada por Sixto IV el 30 de abril de 1477. SANZ SANCHO, I., La Iglesia de Córdoba (1236-1454). Una diócesis de la provincia eclesiástica de Toledo en la Baja Edad Media, Madrid, 2006, p.92; C. EUBEL, Hierarchia Catholica Medi Aevi sive Simmorum Pontificum S.R.E Cardinalium Ecclesiarum Antistitum Series, Ab anno 1431 usque ad annum 1503 perducta, Vol. II, 1914, p.136; TOURON, A., Histoire des hommes illustres de l’ordre de Saint Dominique, III, Paris: Babuty,1746, fol. 693. 28 En abril y mayo de 1476 habría estado al lado de la Reina en Madrigal, durante la suscripción del ordenamiento de la Santa Hermandad. Además, Alfonso Carrillo en una carta al rey de Navarra señala que fray Alonso había hablado con el Condestable de Castilla: PAZ Y MELIA, A., El cronista…, p. 229. 29 GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba…, fol. 365. Se encontraba en Cáceres el 9 de julio de 1477 con la Reina. Cronicón de Valladolid, Madrid, 1848, p.130. 30 Archivo General de Simancas (A.G.S.), Patronato Real, 11-38. 31 Convocada por los Reyes, buscaba asegurar la provisión de obispados por nombramiento real, excluir a cualquier extranjero en la concesión de beneficios eclesiásticos de Castilla y hacer preceptiva la residencia en el lugar que se ocupase el beneficio. FITA, F., “Concilios españoles inéditos: provincial de Burgos en 1261 y nacional en Sevilla en 1478”, Boletín de la Real Academia de la Historia, nº 22, 1893, pp. 209-257; VILLALBA RUIZ DE TOLEDO, F.J., Aproximación al Concilio Nacional de Sevilla de 1478, Madrid: Universidad Autónoma, 1984; DÍAZ IBÁÑEZ, J., “Fray Alonso… p.31. 32 La toma de posesión por poderes tuvo lugar el 10 de enero de 1478, pero la entrada en la ciudad se dio el 21 de octubre. Cronicón de Valladolid, Op. cit., p. 139; GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba…, p. 365; RAMÍREZ DE ARELLANO, R., Historia de Córdoba desde su fundación hasta la muerte de Isabel la Católica, Tomo IV, Ciudad Real: 1919, p. 283. 33 10 de febrero de 1478. ARRIAGA, G., Historia del Colegio…, III, p. 416. Según López, tuvo una gran enfermedad e hizo con licencia del Papa un largo testamento, pero sanó y mandó a su mayordomo que cumpliese todo lo ordenado. No se han encontrado más referencias, si bien al tratarse de un miembro de la Orden de Predicadores, necesitaba 14

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DIANA OLIVARES MARTÍNEZ / GEMA PALOMO FERNÁNDEZ “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR ... bula para poder testar, por lo que en un momento en el que empezaba a acumular rentas, tiene sentido que la solicitase. LÓPEZ, J., Tercera parte de la Historia…, fol. 389. 34 Ciertas licencias de saca del pan y una confirmación de privilegios a la iglesia de Córdoba. AGS, Registro General del Sello [en adelante RGS], Legajo 147801, 108; SANZ SANCHO, I., “Los obispos del siglo XV”, Hispania Sacra, nº110, 2002, p.663. 35 La Bula del 1 de noviembre de 1478 entró en vigor el 27 de septiembre de 1480. GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba…, p. 368 y RÁBADE OBRADÓ, M.P., “Cristianos nuevos”, Medievalismo, nº13-14, 2004, p.282. A pesar de su implicación en los inicios de la Inquisición, otros documentos indican su oposición a los Estatutos de Limpieza de Sangre. Este asunto ha sido estudiado en: OLIVARES MARTÍNEZ, D., “Tomás de Torquemada y Alonso de Burgos: dominicos enfrentados en la corte de los Reyes Católicos a la luz de su promoción artística”, Os Dominicanos no mundo luso-hispánico, Lisboa, 2015 [en prensa]. 36 SERRANO, L., Los Reyes Católicos y la ciudad…, p.245 y 265; SANZ SANCHO, I., “Los obispos…, p.661. 37 Cronicón de Valladolid, Op. cit., p. 139; GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba…, p. 368; RAMÍREZ DE ARELLANO, R., Historia de Córdoba…p. 283. 38 CABRERA MUÑOZ, E., “Renta episcopal y producción agraria en el obispado de Córdoba en 1510”, Actas del I Congreso de Historia de Andalucía. Andalucía Medieval, Córdoba: Publicaciones del Monte de Piedad y Cajas de Ahorros, 1978, I, pp. 397-412. 39 GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba…,p. 368. 40 Sanz Sancho realiza esta deducción a partir de la lectura de las Constituciones del Obispado de Córdoba, justificándola debido a que ese tipo de asuntos se suelen abordar en los sínodos: SANZ SANCHO, I., “Los obispos…,, p. 663. 41 PULGAR, F., Crónica de los Reyes Católicos (Ed. de MATA CARRIAZO, J.), Madrid, 1943, Vol. I, Cap. XCVI, p. 425. 42 Ocupó el cargo hasta 1498, año en que desapareció la Hermandad. LUNENFELD, M., The Council of the Santa Hermandad. A Study of the Pacification Forces of Ferdinand and Isabella, Florida: University of Miami Press, 1970; LADERO QUESADA, M.A., La Hermandad de Castilla. Cuentas y memoriales. 1480-1498, Madrid: Real Academia de la Historia, 2005. En 1480 consta una libranza de 50.000 mrs. como parte de “ayuda de su costa” de 150.000 mrs. por carta de libramiento de 10 de marzo. ORTEGO RICO, Pablo, Hacienda, poder real y sociedad en Toledo y su reino (siglo XV- principios del XVI), Madrid, Universidad Complutense, 2013, Vol. II, p.98. 43 AGS, RGS, Legajo, 148012, 14; JUAN LOVERA, C., “El final de la frontera alcalaína (1474-1492)”, Estudios de frontera, Alcalá la Real y el Arcipreste de Hita: Congreso Internacional celebrado en Alcalá la Real del 22 al 25 de noviembre de 1995, Jaén, 1996, pp. 351-362. GARRIDO ESPINOSA DE LOS MONTEROS, D., Historia de la Abadía de Alcalá la Real, (texto de 1731) Jaén: Instituto de Historia Eclesiástica y las Instituciones, 1996, pp. 13 y 38. 44 Según figura en unas anotaciones del siglo XIX sobre uno de los manuscritos que se conservan del texto de Garrido Espinosa de los Monteros, la capilla construida por Alonso de Burgos era la que a comienzos del siglo XIX albergaba al Señor de la Misericordia: GARRIDO ESPINOSA DE LOS MONTEROS, D., Historia de la Abadía…, pp. 13 y 38. 45 NIETO CUMPLIDO, M., La catedral de Córdoba, Córdoba: Caja Sur, 1998, p.548. 46 Sobre el poder de los obispos conquenses: DIAZ IBÁÑEZ, J., “El poder episcopal en la diócesis de Cuenca durante la Edad Media”, Espacio, tiempo, forma. Historia medieval, 9 (1996), pp. 41-88. Además, en este artículo su autor señala la existencia de un sello de cera roja de fray Alonso de Burgos, en un documento del 11 de abril de 1485 en Córdoba que contiene el nombramiento del obispo de Cuenca para entender en las causas sobre conservación de bienes eclesiásticos del cardenal Pedro de Mendoza). Archivo de la Catedral de Toledo (ACT), I.5.C.1.16/L. 47 Este conflicto es narrado por: PULGAR, F., Crónica de… Vol. I, pp. 452-455. También aporta numerosos detalles: AZCONA, T., La elección y reforma del episcopado español en tiempos de los Reyes Católicos, Madrid: Instituto Enrique Florez, 1960, pp. 109-136. 48 AZCONA, T., La elección… p. 113. 49 También supone el acuerdo definitivo de otra serie de conflictos que Azcona detalla: AZCONA, T., La elección… p. 129. 50 SANZ SANCHO, I., La Iglesia de Córdoba…, p. 665. 51 GÓMEZ BRAVO, J., Catálogo de los obispos de Córdoba…p. 371. 52 Se trata de un documento fundamental dado que, es una de las primeras obras impresas en el territorio de la diócesis de Cuenca y el único ejemplar de aquella edición que se conserva en la British Library de Londres. Las analiza y transcribe íntegramente: DÍAZ IBÁÑEZ, J., “Fray Alonso…” p. 300. 53 El texto de esta Asamblea de 1478 fue publicado por: FITA, F., “Concilios…” pp. 209-257. La principal obra acerca de esta reforma eclesiástica es: AZCONA, T., La elección… En todo caso, también se pueden considerar antecedentes las cinco convocatorias de sínodos realizadas por Juan Cabeza de Vaca (1396-1407), las de Diego de Anaya (1407-1418), Álvaro de Isorna (1418-1445) y Lope de Barrientos (1445-1469). DÍAZ IBÁÑEZ, J., “Fray Alonso… p. 309. 54 Ibidem, p. 310. 55 PALOMO FERNÁNDEZ, M. G., La catedral de Cuenca en el contexto de las grandes canterías catedralicias castellanas en la Baja Edad Media, Cuenca: Diputación de Cuenca, 2002, Vol. II, p. 57.

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DIANA OLIVARES MARTÍNEZ / GEMA PALOMO FERNÁNDEZ “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR ... Un resumen muy sintético en PALOMO FERNÁNDEZ, G, “La catedral de Cuenca (siglos XII-XV)”, en IBÁÑEZ, P.M., Cuenca, mil años de arte, Cuenca, 1999, pp. 170-175. Una exposición detallada con el soporte documental correspondiente en PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…, vol II, pp. 58 y ss. 57 Toda la información documental al respecto se publicó por primera vez en: PALOMO FERNÁNDEZ, G, "Algunas precisiones y nuevos datos en torno a los Alfonso: una familia de canteros en el arzobispado de Toledo (1383-1431)", Archivo Español de Arte, nº 292, 2000, pp. 341-360. También en PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…, p. 58 y 65-77. 58 De la sala del cabildo del siglo XIII las noticias más tempranas se corresponden con la prelatura del obispo don Diego Martínez (1279). No obstante, desde las décadas centrales del siglo XIV hay constancia de la construcción de una nueva sala en la claustra, advocada al Corpus Cristi, que como tarde en 1399 daba ya cabida regularmente a las reuniones capitulares: PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…,vol II, p. 30. y n. 145 a 151, pp. 43-44. De la nueva sala que sustituiría a la de Corpus Christi poco sabemos más allá de los requerimientos realizados a los sucesivos obreros a partir de 1452, apremiándoles a su realización y conclusión. Así, las Actas capitulares de 1452 recogen el encargo del cabildo a Franciso Bordallo, entonces canónigo obrero para, entre otras cosas, acabar una sala sita en el corral de la iglesia: Archivo Capitular de Cuenca (ACC.), Secretaría, Actas capitulares (AC.) 5, f, 192 v. y 193 v. (en Ibidem, vol. II, docs. nº 41 y 42, p. 346), Igualmente, con fecha 13 de abril de 1453 se le conmina para que “adobe luego las torres de la dicha eglesia, e acabe la sala, e faga fezer las vedrieras e el frontal del altar” (ACC, Fábrica, Lib.10. f.80 v. en Ibidem, vol II, p. 458). Desde entonces se reiteran las menciones a dicha “sala”, sin especificar su funcionalidad ni aportar ningún dato sobre su construcción o configuración arquitectónica. En cambio, sí hay algunos datos referentes al retablo que para la sala del cabildo se hacía en aquellos años. Concluida o no entonces, lo cierto es que no se hablará del nuevo cabildo hasta avanzada la década de los ochenta, al mismo tiempo que se encuentra referencia al viejo; por ejemplo, en el encabezamiento de la sesión capitular del 23 de febrero de 1487; “en el cabildo nuevo, que es conjunto con la librería de la iglesia catedral…” (ACC. Secretaría. AC.9 f. 103 v. Publicado en Ibidem, vol II, doc nº 99, pp. 368-369). Igualmente, Alfonso de Fonseca promulga estatutos en 1487 y 1491, reuniéndose “en el cabilldo nuevo, que es conjunto con la librería de la yglesia cathedral de Nuestra Señora Santa María” (ACC. Secretaría, Estatutos, Lib. 717. Libro de Estatutos, f. CXII v. y CXVI r.). Pero al mismo tiempo se seguían reuniendo los capitulares “dentro, en el cabilldo viejo, que es conjunto con el sagrario de la yglesia cathedral de nuestra sennora Santa María” (24 de abril de 1489: ACC. Secretaría. AC. 10, f. 16 r., en Ibidem, vol II, doc. nº 100, p.368). En todo caso conviene avanzar que en 1483 la capilla de Corpus Christi, antigua sala capitular, es cedida en patronato a los Hurtado de Mendoza: dado que para entonces estaba vacante, hemos suponer que ya existía otro lugar habilitado para la celebración de las reuniones capitulares. ¿Cuál es entonces el ‘cabildo viejo’? ¿Se trata de la capilla de Corpus Cristi, ya bajo la advocación del Espíritu Santo y propiedad de don Juan Hurtado de Mendoza? O, por el contrario ¿Estaba aún en pie la más antigua sala capitular del siglo XIII? 59 PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…,vol II, p. 125 y notas 683-689, p. 204, El contrato y condiciones de la obra que debía hacer el carpintero Juan de Córdoba (24 de julio de 1459) en la torre de las campanas en ACC., Secretaría, AC., 6, ff. 120 r-121 v. y 124 r (los documentos no figuran en el orden cronológico correcto). Se puede consultar la transcripción completa en Ibidem., vol II., doc. nº 65, pp. 354-356. En cuanto a los contratos con maestre Guillén (25 de julio de 1459) y Nicolás Alemán (20 de agosto de 1459) para las campanas: ACC. Secretaría, A C., 6, ff. 124 v./125 r. ; 125 r./ v. y 132 v./133 r. (Ibidem, vol II., docs, 66, 67 y 69, pp. 356-358. Son también de interés en relación con el asunto que nos ocupa los docs, 71 a 73, pp. 358-359) 60 PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…,vol II, p. 127-130. ACC. Secretaría, AC.,8, ff, 15 r./v, y 20 v. (en Ibidem, vol II, docs. nº 83-86, pp. 362-363). 61 Ibidem, vol II, pp. 123-124. A lo largo de más diez años -entre el requerimiento hecho a Francisco Bordallo en 1453 y el efectuado a Álvaro de Verdejo y Gil Muñoz, en 1465- se suceden algunas noticas relativas al cerramiento de las ventanas del templo. En 1457 maestre Paulo recibía 5.000 maravedís del obrero por “las vedrieras que fizo para el choro de la dicha eglesia” y se obligaba a “traher e asentar una vedriera para el choro de la capilla de los cavalleros” (ACC., Fábrica, Lib., 10. f. 100 r., en Ibidem, vol.II, pp. 461-462). El 8 de marzo de 1459 el maestro Gonzalo Gralante adquiría obligación de hacer otras dos "segúnd e por la vía e forma e manera que en este escripto está puesto e en este libro se contiene" (ACC., Fábrica, Lib., 10. f. 106 v., en Ibidem, vol.II, p. 463). Años más tarde, con fecha a 20 de diciembre 1463, un maestro de nombre Arnau de Morer, vecino de Valencia, obligaba sus bienes, según el procedimiento habitual, para “...façer unas vedrieras de vidrio en el lazo que está ensomo de la puerta que suben a la claustra de la eglesia de Cuenca, e para las otras dos finiestras de la otra parte, adonde se han de sentar los órganos, e han de ser blancas, segúnd la muestra que truxo el dicho Arnau, e ha de poner en cada finiestra las armas del Reverendo in Christo padre e sennor don Lope de Barrientos...” (ACC., Secretaría. AC., 7, ff. 13 v./14 r. y doc. suelto entre ambos ff.; en Ibidem, vol II, docs. nº 78 y 79, p. 361). Se trata de los vidrios que habían de cerrar el rosetón (lazo) sobre la antigua puerta de acceso al claustro y otras dos ventanas enfrente, tal vez alguna de las del brazo sur del transepto. En 1465 (16 de febrero) los capitulares instaban a Juan de Guzmán, abad de Santiago, para que “abenga con el vidriero que çierra la eglesia de las ventanas de vedrieras al respecto de commo con dicho vidriero está convenido con el sennor obispo...” y el 11 de septiembre de ese mismo año encomendaban a Alvaro de Verdejo y a Gil Muñoz “que fagan poner las redes en las vidrieras de la dicha eglesia…” (ACC. Secretaría. AC., 8, f. 25 r. y 45 r.; en Ibidem, vol II, docs.nº 87 y 90, pp. 363-365). El hecho de que nos falten los libros correspondientes 56

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DIANA OLIVARES MARTÍNEZ / GEMA PALOMO FERNÁNDEZ “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR ... a las dos décadas siguientes nos impide confirmar si se continuó con esta actividad. De todas formas parece que es ahora cuando se dota al templo de buena parte de sus vidrios, sustituidos sin embargo, en su mayoría, a partir del siglo XVI. 62 En enero de 1459 el maestro Guillén se obliga a hacer un reloj para la iglesia por cuatro mil maravedís (ACC., Secretaría. AC.6, f. 111 r./v.; en Ibidem, vol II, doc.nº 61, p. 353). 63 El 6 de mayo de 1463 deán y cabildo hacían una donación para realizar órganos para tañer en la misa de Santa María, los sábados (ACC., Secretaría, AC. 6, f. 198 r.; en Ibidem, vol II, doc. nº 65, p. 360). Años más tarde, ya al final del episcopado de Antonio Jacobo de Véneris (11 de octubre de 1479), el organista Johan de Preçuya se obliga a mudar los órganos menores a la parte del coro del obispo y a hacer ciertas obras en ellos (ACC. Fábrica, Lib. 11. f. 67 v.; en Ibidem,vol II, p. 465) 64 Las noticias referentes al nuevo retablo en Ibidem, vol. II, pp. 126-127. Hemos de señalar que los documentos a menudo son confusos en cuanto a la identificación de los retablos del altar mayor y de la sala capitular, contratado este último en septiembre de 1454 con el pintor Pedro Muñoz, del que se dice que es vecino de Valverde; dichas noticias documentales se extienden hasta el mes de octubre de 1460: ACC. Secretaría, AC. 6, ff. 23 v./24 r., 51 r,/v., 60.r., 68 r., 84 r., 85 v., 99 v. 100 r. y 117 r./v.; sign. A-7, f. 4 r./ v. (transcripciones en Ibidem, vol. II, docs. nº 45, 47, 49, 50 a 53, 55 a 59 y 77, en pp. 347-354 y 360-361). La venta del retablo antiguo de la iglesia de Cuenca a la iglesia parroquial de Alcocer tiene lugar el 1 de mayo de 1458: ACC., Fábrica, Lib. 10, f. 103 v (pub. en Ibidem, vol II, pp. 453-463). 65 ACC. Secretaría, Estatutos, Lib. 717: Estatutos, constituciones y ‘loables costumbres’, f., XC v. Cit en PALOMO FERNÁNDEZ, G., “La catedral de Cuenca (siglos XII-XV)”,… p.171 y n.82, p.184; PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…, vol. II, p. 59 y n, 117, p. 167, donde se transcribe el documento. El texto de esta disposición estatutaria es especialmente interesante por cuanto nos informa de que la iglesia –construida en tiempos de Alfonso VIII y a sus expensas– había quedado sin concluir después de su muerte, sus réditos ya no alcanzaban ni siquiera para el mantenimiento de los edificios existentes, carecía de los ornamentos y locales que se requerían para el culto divino y necesitaba una urgente reparación pues, de lo contrario, alguna de sus partes amenazaba ruina. Con este y otros privilegios pretendía hacer frente a la necesidad de concluir un edificio que permanecía inacabado, de proceder a la urgente reparación de aquellas partes que se hallaban en peor estado, de dotarle de ornamentos eclesiásticos y decorar sus dependencias. 66 Bula Circa ecclesiarum praesertim cathedralium, Roma, 3 de agosto de 1452. por la que se le autorizaba a proceder por censuras y recurrir a la justicia secular con el fin de recuperar cuantas rentas eclesiásticas, en especial las pertenecientes a la fábrica de la catedral, hubiesen sido enajenadas, no importaba por qué autoridades o señores laicos. Cfr. GALINDO, C., Andanzas políticas de don fray Lope de Barrientos, Cuenca 1931, pp. 179-180. Cit. en PALOMO FERNÁNDEZ, G, “La catedral de Cuenca (siglos XII-XV)”,… p.171 y n.81, p. 185; también en PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…, vol. II, p. 59 y n.116, p. 167. 67 Sabemos poco de este personaje, al parecer jurado de Sevilla durante el reinado de Enrique IV y autor de una crónica, en forma de anales, de esta ciudad en la que –por alguna razón que no se ha llegado a aclarar- intercala datos sobre Cuenca. Actualmente se conservan dos copias en la Biblioteca Nacional, la más antigua ya del siglo XVII y la segunda del siglo XVIII (ms. 9198 y ms. 51, respectivamente), Los publicó MATA CARRIAZO, J. de, “Los Anales de Garci Sánchez, jurado de Sevilla”, Anales de la Universidad Hispalense, 14 (1953), pp.3-63. MATA CARRIAZO, J. de, “El apéndice referido a Cuenca de los 'Anales de Garci Sánchez', jurado de Sevilla”, En la España Medieval. Estudios dedicados al profesor D, Julio González González, Madrid 1980, pp.59-73.Este personaje concluiría su obra hacia 1469, año en que muere Lope de Barrientos. Sobre este asunto puede consultarse también, del mismo autor, MATA CARRIAZO, J. de, Anecdotario sevillano del siglo XV, Lección inaugural del curso 1947-1948 en la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1947. 68 “Año de 1457, siendo obispo de Cuenca don Lope de Barrientos y obrero Francisco Bordallo, abad de la Sey, se acabó la torre del Ángel y sillas del coro y retablo de la yglesia de Cuenca” (B.N. mss 9198, f. 17 r. o ms. 51, f.309 v.). PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…., vol. II, p. 60. 69 La referencia a este incendio de 1432 está contenida en el relato del que afectó a la Torre del Ángel el 9 de mayo 1597 (ACC. Fábrica, Lib. 13, ff.88-89). Fue publicado por ROKISKI LÁZARO, Mª L. Colección de documentos para la Historia del arte en España, vol. V, Madrid, 1988, doc. nº 50, pp. 129-132, así como en PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…., vol. II, pp. 467-468). Contiene igualmente relación de otro incendio acaecido el 11 de mayo de 1509. 70 GONZÁLEZ SÁNCHEZ-GABRIEL, M., “La sillería de coro de la Colegiata de Belmonte: los hermanos Egas, de Bruselas, en Cuenca”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 5 (1936-1939), pp. 21-34; PALOMO FERNÁNDEZ, G, “Nuevos datos documentales sobre la sillería de coro gótica de la catedral de Cuenca: de Egas de Bruselas a Lorenzo Martínez”, Archivo Español de Arte, 267 (1994), pp.284-291, con transcripción completa de los documentos en cuestión; también en PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…., vol. II. pp. 79-81 y 83. Los documentos para la primera etapa y la intervención de Egas Cueman (1454-1457), en ACC. Secretaría, AC., Lib. 6, ff. 11 v., 47 v./49 r. y 79 r, (Ibidem, vol. II, docs nº 44, 48 y 54, pp. 347 y 350): ACC, Fábrica, Lib.10, ff. 89 r. y 100 v (Ibidem,vol. II, p. 460 y 462). Es importante señalar que, desde 1453 la Obra compra abundante material, fundamentalmente madera, como atestiguan las anotaciones de fábrica (ACC., Fábrica, Lib.10, en

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DIANA OLIVARES MARTÍNEZ / GEMA PALOMO FERNÁNDEZ “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR ... Ibidem, vol. II, pp. 458-461). La obligación contraída el 7 de octubre de 1479 por Lorenzo, “carpentero entallador” para ampliar la sillería, en ACC., Fábrica, Lib. 11, f. 67 r./v (Ibidem, vol. II, p. 465) 71 Los datos conocidos sobre la actividad de Lorenzo Martínez en la catedral de Cuenca, en PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…., vol. II, pp. 99-100. Para aclarar su identificación con el maestro de nombre Lorenzo, carpintero entallador, documentado entre 1464 y 1479, véase también Ibidem, vol. II, pp. 113-114, y para su intervención en la renovación de la Capilla de la Pila, Ibidem, vol. II, pp. 131-132. La documentación al respecto se conserva en ACC., Fábrica, Lib. 11 f. 53 v. (contrato), 54 v. y 61 v. (se puede consultar en Ibidem, vol. II, pp. 463-465). En cuanto a la obligación contraída por el maestro, el 20 de enero de 1479, para “fazer quatro pieças entalladas de maçoneria e de bestiones e de follajes en las dos tribunas que suben al evangelio e a la epistola, en cada una tribuna dos pieças, e en cabo de cada una un león al principio de la subida, según e en la manera que está debuxada de mano del dicho Lorençio en una demuestra que tiene Gil Munnoz…”: ACC. Fábrica, Lib. 11, f. 62 r. (en Ibidem, vol. II, p. 465) 72 PALOMO FERNÁNDEZ, G, “En torno a Cristóbal Flórez, un cantero entallador del entorno segoviano de Juan Guas, maestro de obras en la catedral de Cuenca (1480-1509)”, Las catedrales en España, Jornadas técnicas de conservadores de las catedrales, Alcalá de Henares 1997, pp.139-148. De nuevo sobre el maestro y la fábrica de la girola: PALOMO FERNÁNDEZ, G, “La catedral de Cuenca (siglos XII-XV)”…, pp. 172-175; PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto… vol. II, pp. 87-94 y 136-142. El acuerdo, sin data pero fechable con toda seguridad antes de octubre de 1480 en ACC., Fábrica, Lib.11, ff, 81 v./82 r. (Ibidem, vol. II, p. 466) 73 El 20 de octubre de 1480, Rodrigo Marquina y Juan de Locatio, los dos vizcaínos, se comprometen a entregar ciento cincuenta piedras de las canteras de Arcos, de su marca y de la marca que tenía el obrero, Gil Muñoz, seguramente para la obra de la girola; el 6 de noviembre del mismo año el cabildo contrata con Pedro de Bonilla, vecino de Cuenca, el traslado de la piedra de la fábrica que estaba almacenada en el campo de San Francisco (Ibidem, vol. II, p. 92 y 139); y en diciembre García Rodríguez, vecino de Cañaveras, se obliga a trasladar cincuenta carretadas de piedra, que la obra tenía en la cantera de Arcos, hasta la puerta del Postigo (ACC., Fábrica, Lib, 11, f. 82 r./v. y 83 r: pub. en Ibidem, vol. II, pp. 466-467) 74 PALOMO FERNÁNDEZ, G, “La catedral de Cuenca (siglos XII-XV)”…, p. 173 y La catedral de Cuenca en el contexto… vol. II, p. 139 y n.732, p.213 (ACC. Libro de pitancería del año 1483, f. 128 v.). 75 ACC. Institucional, caja 7, Leg. 37, nº 774 (es la signatura antigua, pues no se ha publicado todavía el catálogo de la sección Institucional correspondiente a estos años). PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…, vol. II, pp. 57, 132-133. La transcripción completa del documento en Ibidem, doc. nº 44, pp.321-324. El futuro patrono dejaba a la mesa capitular y fábrica una renta perpetua de 21.000 maravedís, 11.000 “pro ánima” y otros 10.000 para la dotación e institución de dos capellanías. Para ello traspasaba los trece mil maravedís que poseía de los reyes por juro de heredad (6.000 en la villa de Cañete, 4.000 en Valdemeca y 3.000 en Tragacete) más los 8.000 perpetuos que tenía en la martiniega de la villa de Cañete. La renuncia y traspaso de los 13.000 maravedís de juro de heredad en el AGS. MP., leg. 19, nº 43 (julio-septiembre, 1483; publicado en Ibidem, vol. II, pp. 493-494). Inmediatamente Juan Hurtado tomaba posesión de su capilla, tal y como se describe en la escritura de venta, bajo la advocación del Espíritu Santo. Poco después, el 17 de junio, presentaba dos capellanes para las capellanias que acababa de instituir (ACC. Institucional, siglo XV, doc. original sin signatura, publicado en Ibidem, vol. II, pp. 324-325; citado en DÍAZ IBÁÑEZ, J., Iglesia, sociedad y poder…p. 606). En los años siguientes se habían producido ya los primeros enterramientos, pues los libros de pitancería constatan aniversarios y procesiones a la misma: Así, en el libro de pitancería de 1496 (ACC. Pitancería, nº 46, f. 137 v.) se anotó el día 11 de octubre: “Este día fyzieron adniversario por la muy noble sennora donna Teresa de Guzmán, muger que fue del muy noble cavallero don Juan Furtado de Mendoza, guarda mayor deste çibdad e su tierra. Ay pitança al altar mayor. M. mrs que son en los que el noble cavallero Juan Furtado de Mendoza, su fijo, dio e dotó para la capilla de Sancti Espiritus, la qual capilla vendió el sennor obispo don Alfonso de Burgos, obispo de Cuenca, junto con el deán e cabilldo...”. Y en su testamento, otorgado en 18 de enero de 1505, ordenaba su enterramiento en su capilla del Espíritu Santo, junto a su mujer, doña Inés Manrique, y dejaba como patrono a su hijo, don Luis Hurtado (A.C.C. Institucional, siglo XV. Olim., caja 8, leg. 33, nº 655, Publicado en Ibidem, vol. II, p. 325) 76 SERRANO, L., Los Reyes Católicos y la ciudad…, p. 211; DÍAZ IBÁÑEZ, Jorge, Iglesia, sociedad y poder en Castilla: el obispado de Cuenca en la Edad Media (siglos XII-XV), Cuenca: Caja Castilla la Mancha – Editorial Alfonsípolis, 2003, p. 125. 77 Diego de Valera, Crónica de los Reyes Católicos, p. 170, cit. en DÍAZ IBÁÑEZ, J., Iglesia, sociedad…, p. 125. 77 GOYRI, N., Apuntes para las biografías…, p. 170. 79 Constituciones sinodales del obispado de Cuenca de 1484, f.1r. Cit. en: DÍAZ IBÁÑEZ, J., “Fray Alonso… p. 310. 80 Todos estos aspectos han sido tratados en detalle en: OLIVARES MARTÍNEZ, D., “Los Reyes Católicos y la financiación de las empresas arquitectónicas de Alonso de Burgos”, Reyes y Prelados. La creación artística en los reinos de León y Castilla (1050-1500), Madrid: Sílex, 2014, pp. 433-452 [en prensa]. 81 El inventario de la sección fábrica fue publicado por CHACÓN GÓMEZ MONEDERO, F.A., Y PALOMO FERNÁNDEZ, G. Inventario de la sección Fábrica del Archivo de la Catedral de Cuenca, Cuenca, 2002. 82 PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…, vol. II, pp. 57. 83 A.H.N. Estado, leg. 3.190. “Plan de la Santa Yglesia Cathedral de Cuenca”, Se dio a conocer en PALOMO FER-

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DIANA OLIVARES MARTÍNEZ / GEMA PALOMO FERNÁNDEZ “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR ... NÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…vol. I, fig. 17, p. 177. 84 En el número 11 anotó lo siguiente: “Escudo con una flor de lis que está sobre la verja del coro, en la clave de el arco mirando abajo”. En las claves de la bóveda nervada de la capilla mayor y de la bóveda sexpartita del tramo recto inmediato encontró escudos con las armas reales; Idem nº 17: “Escudo con todas las armas reales que está en la clave de la bóbeda del entrechoro o presviterio mirando abajo”. E Idem, nº 18: “Otro escudo con todas las armas reales en medio de una flor que está en la clave de los arcos de que se compone la capilla mayor, mirando abajo”. En ningún caso se especifican las características de dichas armas reales, pero el hecho de que señale explícitamente “todas las armas reales”, cuando en otra ocasión indica “con castillos y leones” nos permite pensar que se refiere a las armas de los Reinos de Castilla y Aragón (PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto..., p. 181 y notas 382-383, p. 307. 85 Con toda probabilidad ha sido repintado en algún momento, provocando la alteración de algunos de los colores. Actualmente exhibe flor de lis de oro sobre campo de azur y bordura roja, sin cruces de Santo Domingo, 86 LOPEZ, M., Memorias históricas de Cuenca y su obispado, 1787 (ed. GONZALEZ PALENCIA, A. en “Biblioteca conquense” t. V, Madrid-Cuenca, 1949 y t.VI, Madrid-Cuenca, 1953). vol I, p.276, también señalaba su presencia en este lugar, aunque era impreciso respecto a su ubicación exacta, del mismo modo que dice ignorar la identidad del propietario: “En la nave nombrada de los Reyes, que es donde está el coro, y más adelante, pasado el crucero, en dicha nave mayor hay un escudo de obispo de sólo una flor de lis de oro en campo azul y tampoco se sabe de qué obispo es. En la capilla mayor el escudo es de armas reales...”. 87 A.H.N. Estado, leg. 3.190. “Plan de la Santa Yglesia Cathedral de Cuenca”, nº 80: “Quatro escudos con flores de lis que están a la entrada de la nave de los Reyes, sobre las columnas, en las partes que se señalan” (PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto..., vol. I, p .181 y n. 384 en p. 307. 88 PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto…, vol. I, p. 257 y n.716, p. 340. 89 Ibidem, n.717, p. 340 90 “Detrás del basamento del gran arco estaba el paso del triforio comunicando con los laterales, del cual descubrí las primeras hiladas, conservadas por la obra del siglo XVII, empotradas en la mampostería. Dicho paso rodeaba las torres y se comunicaba con el hueco de éstas por una puertecilla, según ha aparecido igualmente en la demolición de la torre del lado norte; en su parte del fondo (hacia oriente), los constructores barrocos conservaron todo un lienzo de muro. Se componía de uno doble, dejando un paso intermedio, continuación del general del triforio; por el interior tuvo un arco que correspondía en altura con los primeros de la nave; por el exterior se decoraba con una arquería ciega (por lo menos en su zona baja...)”. LAMPEREZ Y ROMEA, Vicente, “La fachada principal de la cathedral de Cuenca” Arquitectura y construcción, 15 (1911), p. 355. Las negritas son nuestras. 91 Esta imagen fue publicada en: GODDARD KING, G., “Algunos elementos ingleses en las fundaciones de Alfonso VIII”, Arquitectura: órgano de la Sociedad Central de Arquitectos, nº 44, 1922, pp. 453-458. Aunque con menor nitidez puede verse también en LARRAÑAGA, J., Cuenca. Guía Larrañaga, Cuenca 1929, il. 111, p. 144, y en SANZ SERRANO, A., La catedral de Cuenca, Cuenca 1959, p. 23. 92 Aunque puede llamar la atención que el número de borlas ascienda a cuatro -el propio de un cardenal- ha de tenerse en cuenta que en estos años la heráldica no era todavía estable y ese tipo de distinciones no se encontraban totalmente fijadas. 93 PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de Cuenca en el contexto...vol. I, p. 181, 94 ANDRÉS ORDAX, S., “El Otoño de la Edad Media. La catedral de Burgos en el siglo XV”, en R.J. PAYO HERNANZ (coord.), La catedral de Burgos: ocho siglos de historia y arte, Burgos: Diario de Burgos, 2008, p. 222. 95 A.H.N., Libro Becerro del colegio dominico de San Gregorio de Valladolid, Códices, L.1260, fols. 263-264. 96 SERRANO, Luciano, Los Reyes Católicos…, p. 211; DÍAZ IBÁÑEZ, J, Iglesia, sociedad y poder…, pp. 124-125. 97 PALOMO FERNÁNDEZ, G, La catedral de Cuenca en el contexto… vol. II, p. 139 y n.732, p. 13 (ACC. Libro de pitancería del año 1483, f. 128 v.). 98 DÍAZ IBÁÑEZ, J, Iglesia, sociedad y poder…., p. 125. 99 La ostentación del escudo de fray Alonso junto al de los monarcas alcanzó su máximo esplendor en el colegio de San Gregorio de Valladolid, donde ambas armas aparecen por doquier, con una presencia notablemente superior de la flor de lis. Son ejemplo de ello los escudos de la conocida fachada del colegio, el patio o bien la escalera. Este asunto ha sido tratado en: OLIVARES MARTÍNEZ, D., “Los Reyes Católicos… 100 Esta sobrecopa está marcada en Cuenca por Juan de Castilla, platero catedralicio durante el tercer cuarto del siglo XVII. CRUZ VALDOVINOS, J.M., Platería en la época de los Reyes Católicos, Madrid: Fundación Banco Hispano, 1992, p. 27. 101 A.C.C. Secretaría. Actas Capitulares, sign. A. 12; f.86r. Cabildo del 27 de noviembre de 1499. PALOMO FERNÁNDEZ, G., La catedral de cuenca en el contexto…, vol II, doc. 126, pp. 379-380. 102 Actualmente estamos desarrollando una investigación que tiene como objeto el estudio exhaustivo de esta pieza. 103 Las referencias bibliográficas en catálogos son las siguientes: HERNÁNDEZ PERERA, J., “Nº 92”, Catálogo de la exposición de Arte Antiguo, Cuenca: Ayuntamiento y Cabildo Catedral, 1956; SANZ PASTOR, C., “Nº 59”, IX Congreso Eucarístico, Cuenca, mayo 1966, Catálogo: Exposición de Arte Sacro, Madrid: Ministerio de Educación Nacional – Dirección General de Bellas Artes, 1966; BERMEJO DÍEZ, J., La catedral de Cuenca, Cuenca: Caja de Ahorros Provincial, 1977, p. 378; CRUZ VALDOVINOS, J.M., “Platería”, en BONET CORREA, A., Historia de las

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DIANA OLIVARES MARTÍNEZ / GEMA PALOMO FERNÁNDEZ “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR ... artes aplicadas e industriales en España, Madrid: Cátedra, 1982, p. 80; MONEDERO, M. A., Catedral. Museo diocesano. Cuenca, Cuenca: Ediciones Cero Ochoa, 1983, p. 145; CRUZ VALDOVINOS, J.M., Platería…, pp. 27-29. 104 Cruz Valdovinos es quien ha realizado la aproximación más certera a esta pieza. Propone esta datación en relación a la conclusión de la etapa conquense en la trayectoria de Alonso de Burgos, aunque también admite que podría ser unos años posterior. A nuestro juicio, la horquilla cronológica debe ampliarse, puesto que pudo realizarse con posterioridad y ser enviado tras la muerte de fray Alonso. CRUZ VALDOVINOS, J.M., Platería en… p. 27. 105 Ibidem, p. 28. 106 Este tipo de copa gallonada será imitado en el siglo XVI en los cálices de la Iglesia parroquial de El Salvador (Cuenca) y del Museo Diocesano: ver en LÓPEZ YARTO ELIZALDE, A., La orfebrería en el siglo XVI en la provincia de Cuenca, Cuenca, Publicaciones de la Excma. Diputación Provincial, 1998., pp. 44-45 y cat. 1 y 2, p. 70. 107 Existen ciertas similitudes técnicas y formales con otras obras coetáneas, como el San Miguel que aparece representado en las sobrecubiertas del ejemplar de las Partidas que don Álvaro de Zúñiga regaló a los Reyes Católicos y hoy se custodia en la Biblioteca Nacional (Vitr/4/6, funda). Esta pieza ha sido estudiada por Francisco Hernández en su Trabajo Fin de Máster: os ejemplos de orfebrería vinculados a la familia Zúñiga en el contexto mudéjar de fines del siglo XV, Madrid, 2012 (tutora Dra. Dñ.a Maria Luisa Martín Ansón): para la funda encargada por los RRCC, pp. 129-136. 108 CRUZ VALDOVINOS, J.M., Platería en… p. xxi. 109 MARTÍN ANSÓN, M. L., Esmaltes en España, Madrid: Editora Nacional, 1984: sobre las técnicas de aplicación y el esmalte sobre relieve baisse taille, p. 18; para el esmalte traslúcido en Italia, Francia y Alemania, pp. 41-46; véase también MARTÍN ANSÓN, M. L., “Esmaltes” en BONET CORREA, A. (Coord.), Historia de las artes aplicadas e industriales en España, Madrid, Cátedra, 1982, pp. 539 y ss; MARTÍN ANSÓN, M. L., “Artesanía. El empleo de esmaltes, la orfebrería”, en RIVERA, J., ÁVILA, A., y MARTÍN ANSÓN, M.L. Manual de Técnicas artísticas, Conocer el Arte, Historia 16, 1997, pp. 223 y ss. Además del clásico: GAUTHIER, M., Émaux du moyen âge occidental, Fribourg: Office du Livre, 1972, esp. pp. 304-310. A fines del siglo XIII la lámina de plata –que sustituye al cobre sobredorado–, se cubre con esmaltes traslúcidos –en lugar de los hasta entonces esmaltes opacos–, de manera que los altibajos del relieve proporcionan claroscuro a los colores. Aunque pudieron existir precedentes, Martín Ansón considera que la verdadera innovación técnica y, sobre todo estilística, se produce en Siena bajo el pontificado de Nicolás IV (1288-1292), cuyo cáliz –perteneciente al tesoro de la basílica de Asís– está decorado con este tipo de esmaltes y donde el artífice, Guccio di Manaia “eleva el esmalte al nivel de pintura” (MARTÍN ANSÓN, M. L., Esmaltes en España….p. 42). Un poco más tardío, del siglo XIV, es el relicario del corporal de Bolsena (1338), obra de Ugolino di Vieri en colaboración con otros orfebres. Ejemplo de esmaltería sienesa en España es el cáliz de San Segundo de la catedral de Ávila –obra del sienés Andrea Petrucci, según consta en inscripción sobre el mismo–, hallado en el sepulcro de este santo en 1519 (Ibidem, pp. 43-44). Sobre dicho cáliz: PARADA LÓPEZ DE CORSELAS, M., y CROS GUTIÉRREZ, A., “En torno al cardenal Don Gil Álvarez de Albornoz y el platero sienés Andrea Petrucci: el relicario de la mano de Santa Lucía y el cáliz de San Segundo”, en GARCÍA GARCÍA, F., RODRÍGUEZ PEINADO, L. y MARTÍNEZ TABOADA, P., (eds.), Splendor. Artes suntuarias en la Edad Media hispánica, nº especial de Anales de Historia del Arte, vol. 24, (2014), (en prensa). 110 El esmalte rojo requiere de un punto de cocción muy preciso, dado que si se sobrepasa, el color opaca. Por este motivo ni siquiera lo utilizaron los esmaltadores italianos que introdujeron la técnica del esmalte traslúcido a finales del siglo XIII, difundiéndose en cambio su uso en las cortes de los Duques de Francia a finales del siglo XIV: una de las obras más importantes es la Royal Gold Cup (British Museum), regalo del Duque Juan de Berry (1340-1416) al rey Carlos VI de Francia (1380-1422). La copa está realizada en oro y decorada con escenas de la vida de Santa Inés en esmalte traslúcido. Agradecemos esta observación a la profesora María Luisa Martín Ansón. 111 El esmalte está parcialmente perdido, pero en este caso solo se utilizaron verdes y azules, no se hizo uso del característico rojo traslúcido que hemos visto en los ángeles de la copa. Por otro lado, las proporciones del astil no parecen corresponderse con las de la copa y que el canon de las figuras que lo adornan es más corto que el de los estilizados ángeles de la rosa. Da la impresión de que en su ejecución hubiesen intervenido dos manos distintas. 112 En el cuenco se intuyen dos pequeñas incisiones sobre las cuales podrían haberse representado en esmalte los dos ojos, atributo de la santa. 113 Santa Bárbara, Catalina, Lucía, Apolonia, Isabel y otra que no identifica con cáliz y hostia según CRUZ VALDOVINOS, J.M., Platería…, p .27; BERMEJO DÍEZ, J., La catedral de Cuenca…, p. 378, sólo menciona a Santa Bárbara y Santa Catalina, identificando a la que porta el yugo con la reina Isabel de Castilla. 114 Esta representación de los reyes de Judá saliendo de flores o plantas recoge una de las tradiciones orientales que influyó en la iconografía del Árbol de Jesé que perduró hasta el siglo XVI, la del árbol ‘Wak Wak’. MANZARBEITIA VALLE, Santiago, “El árbol de Jesé”, Revista Digital de Iconografía Medieval, 2 (2009), pp. 1-8. 115 Este tipo iconográfico fue estudiado por: KATZENELLENBOGEN, A., Allegories of the virtues and vices in mediaeval art from early Christian times to the thirteenth century, Nendeln: Kraus, 1968. 116 Este proceso ha sido descrito por diversos autores como: MÂLE, E., L’art religieux de la fin du moyen âge en France, Paris: Armand Colin, 1922, p. 309; RÉAU, L., Iconografía del arte Cristiano. Introducción General. Barcelona: Serbal, 2000, pp. 211-229 [1ª ed: Paris: Presses Universitaires, 1955]. 117 RÉAU, L., Iconografía… Introducción general, p. 217.

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DIANA OLIVARES MARTÍNEZ / GEMA PALOMO FERNÁNDEZ “ESCUDOS CON FLOR DE LIS” O LA HUELLA DE UN PRELADO PROMOTOR ... MÂLE, E., L’art religieux…, p. 311. Además de las ya señaladas aproximaciones realizadas por Mâle y Réau, remitimos a estudios más específicos donde se trata esta problemática: TUVE, Rosemond, “Notes on the Virtues and Vices”, Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, 26 (1963), pp. 264-303; O’REILLY, J., Studies in the Iconography of the Virtues and Vices in the Middle Ages, New York: Garland, 1988; VOELKLE, W., “Morgan M.359 and the Origin of the ‘New Iconography’ of the Virtues in the Fifteenth Century”, Album Amicorum Kenneth C. Lindsay. Essays on Art and Literature, Binghamton: Stein and McKee, 1990, pp. 57-90 y “The Amerongen/Vronensteyn Hours (Brussels MS II 7619), Morgan M.359, and the New Iconography of the Virtues”, Masters and Miniatures: Proceedings of the Congress on Medieval Manuscript Illumination in the Northern Netherlands (Utrecht, 10-13 December 1989), Doornspijk, 1991, 183-93. 120 BNF, Ms. François 9186, fol. 304. VOELKLE, W., “Morgan M.359…, p. 58. 121 Ms. 927. Bibliothéque Municipale de Rouen. 122 WHITE, L., “The Iconography of Temperantia and the Virtousness of Technology”, en RABB, K. Y SEIGEL, J.E., Action and Conviction in Early Modern Europe. Essays in Memory of E.H. Harbison, Princeton, 1969, p. 214. 123 Acerca de la iconografía de la Caridad remitimos a: FREYHAN, R., “The Evolution of the Caritas Figure in the Thirteenth and Fourteenth Centuries”, Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, 11 (1948), pp. 68-86. 124 RÉAU, L., Iconografía… Introducción general, p. 220. 125 RIPA, C., Iconología, Madrid: Akal, 1987 [Texto original de 1593]. 126 RÉAU, L., Iconografía… Introducción general, p. 224; RIPA, C., Iconología…, p. 136-138. 127 En relación a esta obra: MOSKOWITZ, A., “Giovanni di Balduccio’s Arca di San Pietro Martire: form and function”, Arte lombarda, 96/7 (1991), pp. 7-18 y Nicola Pisano's Arca di San Domenico and its legacy, Pennsylvania: University Press, 1994; DODSWORTH,B.W., The Arca di San Domenico, New York: Peter Lang, 1995. 128 Se ha querido ver una referencia a la reina Isabel, dado que el yugo y las flechas eran los emblemas de Isabel y Fernando. SANZ PASTOR, C, “Nº 59”, IX Congreso… Sin embargo, dentro de ese léxico del poder, a pesar de que se ha considerado el yugo el emblema de Isabel por la coincidencia en las iniciales, (Yugo-Ysabel y Flechas-Fernando), Menéndez Pidal ha recalcado que se ha comprendido erróneamente, dado que los usaban de manera alterna. MENÉNDEZ PIDAL, F., Heráldica de la casa real de León y de Castilla (siglos XII-XVI), Madrid: Ediciones Hidalguía, 2011, p. 331. 129 GABORIT, J.R. (ed.), Michel Colombe et son temps, Paris : CTHS, 2001, pp. 105-126. 130 Sobre la presencia de las virtudes en este sepulcro: GÓMEZ BÁRCENA, María Jesús, Escultura gótica funeraria en Burgos, Burgos, Diputación Provincial, 1988, pp. 203-221. En relación al yacente: PEREDA, Felipe, “El cuerpo muerto del rey Juan II, Gil de Siloé y la imaginación escatológica (Observaciones sobre el lenguaje de la escultura en la alta Edad Moderna”, Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 12 (2001), pp. 53-86. 131 MARTÍN GONZÁLEZ, J. J., “Los profetas de la fachada de San Pablo de Valladolid”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 29 (1963), pp. 263-265; PALOMARES IBÁÑEZ, J., El convento de San Pablo: aportaciones histórico-artísticas para la historia de un convento vallisoletano, Valladolid: Universidad, 1970; ARA GIL, C.J., Escultura gótica en Valladolid y su provincia, Valladolid: Diputación Provincial, 1977; “Las fachadas de San Gregorio y San Pablo de Valladolid en el contexto de la arquitectura europea”, Actas del Coloquio La arquitectura gótica en España, Gotinga: Vervuert, 1994, pp. 317-334 y “La iglesia de San Pablo de Valladolid. Aportaciones a un debate”, Estudios de arte. Homenaje al profesor Martín González, Valladolid: Universidad, 1995, pp. 113-120. 132 ANDRÉS ORDAX, S., “Iconografía de las Virtudes a fines de la Edad Media: la fachada de San Pablo de Valladolid”, Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, 72/73 (2006-2007), pp. 9-34. 133 CARRETE PARRONDO, J., “Sebastián de Toledo y el sepulcro de Álvaro de Luna”, Revista de Ideas Estéticas, 131 (1975), 231- 237; PROSKE, B.G., Castilian Sculpture. Gothic to Renaissance, New York: The Hispanic Society of America, 1971, pp. 358-361; MIRANDA GARCÍA, C., “La idea de la fama en los sepulcros de la Escuela de Sebastián de Toledo”, Cuadernos de arte e iconografía, 3 (1989), pp. 117-124. 134 PÉREZ MONZÓN, O., “Visiones artísticas y consenso político en la corona de Castilla. Lo funerario en la Baja Edad Media”, NIETO SORIA, J.M. y VILLARROEL GONZÁLEZ, O., Pacto y consenso en la cultura política peninsular. Siglos XI al XV, Madrid, Sílex, 2013, pp. 497-530. 135 CRUZ VALDOVINOS, J.M., Platería en… XXXII. 136 Seguiría la tipología de cuerpo entero propia de Castilla. Se conserva su descripción en un inventario de reliquias hecho en 1525 por el obispo Antonio de Rojas en el que también figura como donado por fray Alonso un cáliz grande de plata dorado y su patena, quizás similar al de Cuenca. “La actividad artística en la catedral de Palencia durante los obispados de Diego Hurtado de Mendoza y Fray Alonso de Burgos”, Jornadas sobre el arte de las órdenes religiosas en Palencia (1988), Palencia, Diputación Provincial, 1989, pp. 91-92. Esta autora recoge el texto de la descripción: “la imagen de Sant Antolín de plata blanca con su libro y amito con su diadema y casulla y en el pie las armas del obispo don Alonso de Burgos que lo dio y ocho angeles que tienen los escudos y ocho pilares entre los dichos escudos, y el cuerpo hueco con su portezuela detrás, y dentro la reliquia de la espalda de Sant Antolín y una palma de plata en la mano”. 118 119

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