AUTOGESTIÓN, UTOPÍSTICA E IDENTIDAD EN EL MOVIMIENTO DE POBLADORES EN LUCHA. Los Movimientos Antisistémicos y la Crisis Civilizacional.

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Descripción

AUTOGESTIÓN, UTOPÍSTICA E IDENTIDAD EN EL MOVIMIENTO DE POBLADORES EN LUCHA. Los Movimientos Antisistémicos y la Crisis Civilizacional.

IGNACIO MUÑOZ CRISTI

Tesis para optar al título de Psicólogo y el grado de Magister en Psicología, mención Psicología Social.

Profesora Guía: Alejandra González Celis.

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

Santiago, Chile. 2014

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A Marta Cristi, Sergio Muñoz, y al Movimiento de Pobladoras y Pobladores en Lucha.

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Índice:

1) Problemática de Investigación:………………………………………………………7 -El Proceso de Configuración de la Matriz Identitaria en un Movimiento Popular Antisistémico hoy. 2) Distinción del Fenómeno de Investigación: ………………………………………….11 -Antecedentes del MPL. -La Psicología Social como Intersección, y la Psicología de la Liberación como Fisura. -La Identidad como Operación de Distinción. -La Historia Mundial de Larga Duración como Perspectiva Analítica. -La Intervención Social y La Autogestión Comunitaria.

3) Diseño de Investigación:……………………………………………………………….17 - Perspectiva Epistemológica. -Enfoque Metodológico. -Método de Recolección de Datos. -Estrategia de Análisis de Datos.

4) Marco Epistemológico-Conceptual:…………………………………………………..24 -El Análisis de Sistemas-Mundo. -La Biología-Cultural del Habitar Humano. -El Análisis Biológico-Cultural de Sistemas-Mundo.

5) Marco Histórico: La Civilización Patriarcal-Capitalista, los Movimientos Antisistémicos, la Intervención y la Autogestión:………….…………………………...58 -Los sistemas de convivencia históricos y la historia de larguísima duración, o el dilema del patriarcal-capitalismo. -El Sistema-Mundo Capitalista y la Normalidad del Cambio Político; Las Ideologías; Las Ciencias Sociales; Los Movimientos Antisistémicos. -Periodización posible de tendencias en las Dinámicas Interventoras y Autogestionarias.

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-Sobre la Crisis Civilizacional, los Expertos, la Cooptación y la Lucha de Clases. -La Bárbara y Autogestionaria ciudad de las y los pobladores, tendencias históricas del S.XIX al XXI.

6) Capitulo 0……………………………………………………………………………….90 - Síntesis metodológica de lo por explicar

7) Capítulo I: El Proyecto Común Autogestionario y Utopístico del MPL; Lucha, Autogestión y Educación Popular hacia la Vida Digna:………………………………..93 -Las Matrices Político-Urbana Sistémica y Antisistémica, y la perspectiva del MPL. -Deriva Histórica y Componentes Estructurales del MPL; Eagis-Constructora/SEPPLAT; La Corporación Educacional Poblar y los espacios formales e informales de Educación Popular; La Concejalía Popular, la Política Nacional e Internacional del MPL y el Partido Igualdad; Matriz Político-Económica del Hábitat del MPL-Franklin; Historia y Estructura del MPL-Franklin y la Red IRA. -La Estructura Organizativa del MPL; Los Componentes Humanos; Los Consejos del Poder Popular y las Campañas por la Vida Digna; La Dinámica Organizacional HibridaCentrípeta, el Involucramiento y la Militancia de Nuevo Tipo.

8) Capitulo II: Análisis de Entrevistas y Conversatorios del MPL-Franklin :……...151 - Nota Preliminar; El Material Empírico y Su análisis de Contenido; Hacia la confianza y el sentir de pertenencia al MPL; Hacia la ampliación del involucramiento en el proyecto común popular; Hacia la ampliación de la conciencia política popular; Hacia la ampliación del crecimiento personal y la autoformación popular. 9) Conclusiones: ………………………………………………………………………...168 -La identidad Consensual del MPL como Flujo Relacional Cohabitado. -Consideraciones Bio-utopísticas; Desde el Sistema-Mundo, Sin el y Contra el; ¿Local v/s Global y Agencia v/s Estructura? Un hecho Biológico y una Nueva Aproximación.

Referencias:…………………………………………………………….…190 5

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Problemática de Investigación:

El Proceso de Configuración de la Matriz Identitaria en un Movimiento Popular Antisistémico hoy: La pregunta que anima y orienta esta investigación psicosocial es: “¿Cómo ocurre el proceso de configuración de la identidad entre los miembros del Movimiento de Pobladores en Lucha (en adelante MPL) a la luz de la actual coyuntura geopolítica?”. Esto, en circunstancias que las realidades e identidades del movimiento de pobladores en Chile, en general, muestran diversos indicios de estar entrando a una nueva fase histórica de cambios sociales, políticos y económicos. Indicios que surgen a tono con el actual escenario geopolítico mundial y que se entrelazan de diversas maneras, en torno a la relación con el giro autonomista de los movimientos antisistémicos, generando complejas coderivas entre dinámicas locales y globales, en las cuales participan las dinámicas autogestionarias y las interventoras como herramientas de cambio y conservación relacional del habitar humano.

Teniendo como trasfondo de distinciones el campo mundial de los movimientos antisistémicos, y la caótica actualidad geopolítica leída a la luz de la llamada crisis terminal del Moderno Sistema Mundial (Amir, Gunder Frank, Arrigghi & Wallerstein, 1987), con esta investigación se ha buscado indagar en el proceso de realización del proyecto común (Maturana, 1993; Dávila & Maturana, 2007) del Movimiento de Pobladores en Lucha, mediante el cual las y los miembros de este joven movimiento urbano popular han comenzado a autogestionar un nuevo habitar social y político, cultural y económico (La Vida Digna), y en torno al cual se va configurando una nueva identidad colectiva emancipadora, la de poblador-militante (El Nuevo Poblador), como un habitante de nuevo tipo, construyendo el germen de una ciudad otra, de habitantes involucrados en la constitución de su propia soberanía, una urbe asamblearia e igualitaria sin expulsadores ni expulsados (La Población de Nuevo Tipo).

El foco de la investigación se ha puesto en los procesos que posibilitan, realizan y conservan cotidianamente el proyecto común del MPL, los cuales surgen y se entrelazan a través de la seria y profunda disposición de sus miembros al involucramiento vital en sus

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diversas áreas y asambleas. Un segundo y más fino nivel de focalización se ha puesto en la realización del proyecto de una de sus asambleas en particular, la del MPL-Santiago Centro (o MPL-Franklin), quienes crearon y forman parte de la Red de Inmuebles Recuperados por Autogestión (En adelante Red IRA). Como se verá después, el de las diversas asambleas del MPL es un mismo proyecto que converge desde lo local a lo global, pero cada asamblea lo realiza y conserva desde sus particularidades específicas. Sin embargo, aquí lo que nos interesa es la dimensión común que comparten, y el foco en una de sus asambleas es más bien un asunto de orden metodológico como se expondrá más adelante.

A su vez, la realización del proyecto general del MPL, en conjunto a otros movimientos de pobladores, ha formado parte de un escenario (2006-2014) de reorganización de los procesos de movilización y de repolitización del sector poblacional actual (Salazar, 2012; Garcés, 2012), el cual había estado progresivamente desmovilizado después del fin de la dictadura, escenario en el cual el MPL ha puesto en marcha una nueva manera de concebir y realizar la praxis política y autogestionaria del campo popular, enraizando desde las asambleas del movimiento popular un horizonte histórico, y un proyecto político cuya táctica es triple, la cual sintetizan diciendo que su actuar opera: Sin el Estado, desde el Estado y contra el Estado (Renna Ed., 2011), así como también una dinámica organizacional de gran plasticidad relacional que aquí se describe como una de tipo hibrida-centrípeta, y una estrategia de alianzas políticas tipo frente amplio. Maneras, que como se verá, se alejan de aquellas propias de la izquierda tradicional, y que se acerca a la de los llamados nuevos movimientos sociales (De Sousa Santos, 2001; Zibechi, 2003), pero en este caso combinando elementos fundamentales de ambos, y asumiendo e intentando armonizar las contradicciones implícitas. En esta tesis se considera que esto es parte de un proceso mayor, que en conjunto con el operar de la Federación Nacional de Pobladores, está instaurando un nuevo escenario socio-político en la relación entre el Estado y el movimiento nacional de pobladores.

A través de la observación participante de diversas instancias de militancia y convivencia, en el lapso de dos años de trabajo de campo etnográfico (entre enero del 2012 y enero de 2014), así como de la realización de entrevistas, registros audiovisuales y la recopilación

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documental básica, lo que se ha intentado es primero, en el nivel interpretativo, organizar los registros para construir, según criterios de miembros del MPL, y muchas veces en sus palabras, descripciones de los procesos que resultan generadores y conservadores de su identidad colectiva, esto a través de la distinción de los flujos que constituyen la matriz relacional que van cogenerando y en la que están inmersos mientras confluyen operacionalmente en la realización de las diversas dimensiones del proyecto común.

Y en el nivel explicativo, se ha buscado articular los diversos registros como fundamentos para una explicación sobre como el involucramiento en la realización del proyecto común del MPL, está generando procesos de transformación y creación de identidades personales convergentes con una nueva matriz identitaria poblacional, propia del MPL, la que se define por su énfasis en; la autogestión, la autoeducación, la lucha política y la reflexiónacción utopística. Matriz que surge de la praxis relacional del cohabitar cotidiano de los miembros del MPL, y donde los mecanismos generadores de una identidad emancipadora y repolitizada, constituyen de hecho también el fundamento de posibles nuevas alternativas convivenciales, nuevas civilidades populares de cara a la presente crisis terminal del sistema mundial moderno (Aguirre Rojas Ed., 2005a), trasfondo histórico visible desde la larga duración y escala global, desde el cual, y para las conclusiones, consideraremos nuestro tema de investigación en relación al ya viejo problema de la transición civilizatoria (Mielants, 2012; Hopkins & Wallerstein, 2005).

Dado lo anterior, se ha intentado observar, a través de la conducta de sus integrantes, la matriz identitaria que surge con la realización del proyecto autogestionario del MPL El análisis se realiza distinguiendo unidades conceptuales en el trasfondo del contexto global del actual giro autonomista (Thawaites, 2004) de los movimientos antisistémicos populares de cara a las manifestaciones locales de la crisis del sistema mundial moderno, una de las cuales ha sido la progresiva pérdida de centralidad política hegemónica de la que fuera durante más de un siglo y medio la geocultura de este sistema-mundo, el liberalismo (Wallerstein, 1996), que a través de las colonializantes teorías del progreso y la modernización, permitieron legitimar un operar fundamentalmente jerárquico y

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socioeconómicamente polarizante, ante el cual el MPL contrapone una cultura social y política alternativa.

Con este objetivo en mente se ha buscado construir aquí un marco de análisis donde, de cara al proceso de generación relacional de identidades, se integren a la comprensión Biológico-Cultural del habitar humano, los patrones históricos globales del Sistema-Mundo Moderno. Para desde ahí, analizar los registros que se han levantado en el proceso.

A modo de conclusiones se presentaran una serie de reflexiones en torno a:

A)

La Identidad Consensual del MPL como flujo relacional cohabitado:

La centralidad del involucramiento militante, la Autogestión Comunitaria, la Educación Popular y la Lucha política en la praxis de construcción utopística de una nueva matriz identitaria y un nuevo habitar orientado a una cultura de Vida Digna. Así como sobre la estrategia organizacional y la estrategia política del MPL en relación a los desafíos y oportunidades que abre el escenario geopolítico y la actual crisis del sistema y de los movimientos antisistémicos.

B)

Consideraciones Bio-Utopísticas: Desde el Sistema-Mundo, sin el y contra él.

Reflexiones en torno a lo local v/s global y agencia v/s estructura desde una aproximación biológico-cultural. La encrucijada civilizacional, la relación patriarcado ancestral y capitalismo. La política y la cosa pública. Los movimientos antisistémicos actuales, la autogestión comunitaria y la intervención social en el contexto de la vida del sistemamundo moderno y su actual crisis.

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Fenómeno de Investigación: Antecedentes del MPL: El MPL es un movimiento popular urbano surgido en 2006, en la comuna de Peñalolén, Región Metropolitana (en adelante R.M), y que se ha ido expandiendo ya a 4 comunas: Santiago-Centro, San Joaquín, San Miguel y La Reina, en la R.M., y a comunas en 4 otras regiones (Arica, Antofagasta, Valparaiso y Bío-Bío). Es un movimiento de base, y una organización política-social-económica, que agrupa en su interior alrededor de 1.200 familias organizadas en asambleas en torno a comités de vivienda, que en su mayor parte viven como allegados y se encuentran luchando simultáneamente por una vivienda digna, por el derecho a la ciudad, la producción social del hábitat y una vida digna, con trabajo salud, educación y cultura. Es decir, por la autogestión de su autonomía.

El proyecto político del MPL opera a dos tiempos; en el corto plazo lucha por la producción social del hábitat popular, incluyendo todas las dimensiones asociadas con el derecho a la ciudad, es decir vivienda, educación, Trabajo, etc. Y hay tres ejes a través de los que realizan esta tarea: la autogestión comunitaria, la educación popular y la lucha política. Por el otro lado, al largo plazo, van proyectando una estrategia cultural y política de carácter constituyente para copar y dispersar el Estado (Zibechi, 2007), a la vez que buscan acoplarse a los flujos del proyecto global antisistémico (especialmente en Latinoamérica). Pero tal horizonte no se concibe mecánicamente como un estadio al cual acceder en un futuro hipotético sino, que enraíza en el presente desde la praxis de su cotidianidad en la siembra y dispersión de poder popular autogestionario (Mazzeo, 2007), horizonte el cual integraría unitariamente al mundo popular, pero también a todos quienes luchan y desean una sociedad más democrática e igualitaria, la que en el MPL sintetizan en el concepto de: “Vida Digna” (MPL & CESCC, 2008). Todo lo realizado hasta la fecha ha sido posible en un proceso de convergencia de: miembros de asambleas, dirigentes, militantes, y colaboradores, quienes se integran diferencialmente a un proyecto común que funda y conserva la matriz identitaria del movimiento, la del Nuevo Poblador que construye la Nueva Población como realización actual y futura de la Vida Digna (MPL & CESCC, 2008).

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Como parte fundamental del proyecto común, han ido creando diversas unidades productivas y de servicio: Una entidad de gestión inmobiliaria social (EGIS) una constructora, una corporación educacional, un colegio para adultos, un centro educativo cultural de la infancia (CECI), una Concejalía Popular, una Secretaria Popular de Planificación Territorial, una Red de Inmuebles Recuperados por Autogestión (Red I.R.A.) y multitud de otros pequeños proyectos (Editoriales, de Radio, de recreación, cooperativas de oficios, apoyo a otras luchas, etc.).

La Psicología Social como Intersección, y la Psicología de la Liberación como Fisura. ¿Por qué investigar esto desde la psicología social? Como se verá más adelante, las ciencias sociales han sido un engranaje más del sistema-mundo, y su forma disciplinar cristalizó entre 1845-1945, centrada en la arbitraria separación entre lo político, lo económico y lo social que está a la base del pensar ilustrado (Wallerstein Ed., 1996a). Si bien la crisis del sistema-mundo se ha expresado en la crisis de las ciencias sociales, y de ahí han surgido tendencias a la multi y la transdisciplinariedad, nosotros suscribimos a la idea de que estas persisten en la conservación de la separación disciplinar, y nos consideramos parte del programa de la unidisciplinariedad y el fin de la separación entre las dos culturas: ciencias/humanidades (Braudel, 1968; Lee & Wallerstein, 2004). Aun así, consideramos que tiene sentido realizar esta investigación en el ámbito de una inter o subdisciplina como es la Psicología Social si es que la entendemos como una fisura en la estructura disciplinar, y una intersección de una totalidad unidisciplinar. Perspectiva abierta que nos permite observar tanto los procesos de cambio relacional como los cambios psíquicos, así como establecer correlaciones entra ambos ámbitos que son disjuntos pero se entrelazan en su realización. Este ámbito de investigación doble (personal-social), es un clásico del campo de la psicología social, si es que no su sello distintivo. Y en esta investigación nos enfocaremos en la intersección entre lo psíquico y lo relacional que se da en torno a los procesos de generación de identidad comunitaria en el trasfondo de la lucha geopolítica, y lo haremos desde una óptica que permite integrar en el análisis, los procesos psicosociales (locales) de cambio personal y comunitario, con las grandes pautas de los procesos de transformación mundial que se expresan a través de la localidad nacional y territorial en las dimensiones culturales, sociales, políticas y económicas.

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Además, esta investigación se enmarca específicamente dentro de la corriente latinoamericana de la Psicología de la Liberación (Martín-Bró, 1986), en cuanto que praxis de fisura antisistémica, tanto al dejarse orientar desde la perspectiva popular del MPL para encarar el fenómeno a investigar, como al ser parte de un trabajo paralelo de involucramiento con las luchas y construcciones del movimiento.

La Identidad como Operación de Distinción: La identidad en el ámbito humano es un fenómeno sobre el que se han realizado incontables investigaciones desde diversidad de enfoques, y que ha suscitado muchísimas y variadas discusiones (Iñiguez, 2001). Si bien en este trabajo nos ocuparemos de la identidad en el espacio relacional humano, partiremos, como se verá en el marco epistemológico, de un plano aún más general, el de la identidad de la identidad. Distinguir la identidad de la identidad, es posible al comprender nuestra participación como observadores en la dinámica de constitución espontánea de los sistemas, enfoque que surge de la Biología del Conocer (Maturana, 1970, Maturana & Varela, 1973), y que amarra nuestro operar como observadores al fenómeno de la cognición como fenómeno biológico, y desde donde es posible entender; Que toda identidad es una operación de distinción, pero ello no implica que la organización del sistema que surge dependa del arbitrio del observador; Que sólo la distinción de la manera en que se organizan las relaciones entre componentes de un sistema permite distinguir su identidad; Y que en el espacio humano, por ende, la identidad de una comunidad se puede caracterizar al distinguir la manera en que, en el espacio relacional de su habitar, se organizan los miembros que la componen. En esta investigación consideramos que tal trasfondo epistemológico, el cual hace parte de la comprensión biológico-cultural del habitar humano (Maturana & Dávila, 2009), es adecuado para poder tratar el fenómeno de la identidad comunitaria mirándolo en toda la fluidez de su procesual multidimencionalidad, sin hacer reificaciones, y poniendo el acento primariamente en las dinámicas relacionales que configuran las matrices identitarias desde el flujo convivencial.

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La Historia Mundial de Larga Duración como Perspectiva Analítica: ¿Para qué semejante criterio o unidad de análisis en una investigación? Veamos, la identidad de un componente, de cualquier sistema que integre, está especificada por la manera en que opera y participa al interior de aquel sistema, es decir, no existen componentes fuera de las relaciones de composición que lo convierten en tal o cual tipo de componente (Maturana & Varela 1973). El asunto es que, dependiendo del criterio de distinción, un sistema puede ser distinguido como siendo parte de un sistema mayor y a su vez este como siendo parte de uno aún más basto y así, esto dependerá de las relaciones generativas que podamos distinguir entre sistemas. Entonces ¿Cuál será el criterio que permite identificar los bordes relacionales que especifican el sistema mayor que cabe distinguir como relevante dado el fenómeno a investigar? Nosotros pensamos que tal criterio nos lo da la historia mundial de larga duración, la historia estructural (Braudel, 1968), y entonces ubicaremos al MPL como parte del sistema mayor que constituye el flujo histórico de los movimientos antisistema capitalista (Arrighi, Hopkins & Wallerstein, 1999; Wallerstein, 2003), a su vez, consideramos a este como formando parte de una matriz más amplia, cual es la del sistema-mundo capitalista, que aquí tendremos por unidad de análisis mayor (Hopkins & Wallerstein, 1989). Este enfoque nos permitirá movernos desde lo macro a lo micro, desde los ciclos y las tendencias del sistema-mundo, a la praxis de las asambleas del MPL, pasando por los desafíos territoriales y la legislación nacional. Así mismo la conexión que ofrece este enfoque al considerar la historiografía de larguísima duración del habitar humano, donde la civilización capitalista es una más de las que han existido.

Por otra parte, y enfocándonos en lo que con Wallerstein (1996a; 1999) consideramos el problema más acuciante de las ciencias sociales y de los movimientos antisistémicos: la praxis utopística, o producción social de un modo de habitar humano de nuevo tipo, buscamos aquí enfatizar la situación del MPL desde la perspectiva del análisis histórico mundial de cara a un viejo debate, el que ha estado volviendo a tener presencia dada la actual recesión (“crisis”) global, el del debate de la transición civilizatoria, que es donde se dan las verdaderas crisis, el paso de un tipo de sistema-mundo a otro, como lo fuera desde el antiguo régimen feudal al actual sistema mundial capitalista, y como lo será en algún

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momento el paso de este a un nuevo sistema. Lo cual, como veremos, no quiere decir que pasaremos a otro sistema necesariamente más democrático e igualitario, por supuesto, bien puede ser uno más jerárquico e inequitativo, será lo que podamos hacer de él y nada más.

La geocultura liberalista del progreso entró en crisis con la revolución mundial del 68 (Wallerstein, 1996b), y hoy es nuevamente ya solo una más de las visiones ideológicas en juego. Otra de ellas, es la que diversos movimientos antisistémicos, como el Zapatista (México), o el Movimento de los Sem Terra (Brasil), el Movimiento Popular la Dignidad (Argentina) o los de las comunidades Indígenas en Bolivia, Perú y Ecuador han levantado en torno al ideario del Buen Vivir y o la Vida Digna, generando un giro descolonizante (Quijano 2006: 2013), que no implica vivir el ideario del progreso, buscando vivir mejor que antes o mejor que otros sino, con el bienestar de la digna autonomía. Y tal como el MPL, diversos movimientos indígenas, campesinos, y populares urbanos, están explorando maneras convivenciales de generar alternativas que sean capaces de sobrevivir a los actuales tiempos de caos sistémico, de cara a la construcción de otro mundo posible donde, como dicen los zapatistas, quepan muchos mundos. Y en este contexto el MPL representa la materialización de un nuevo modo social, político, económico y filosófico de concebir la autogestión que, por precario o incierto que aún sea, implica un camino rebelde con proyecciones sociales de largo plazo, que hasta ahora ha empezado a revertir, aunque modestamente aún, la dinámica de despolitización que por décadas había afectado a un actor antaño tan movilizado como el de las y los pobladores de Chile.

La Intervención Social y La Autogestión Comunitaria: ¿Cuál es la relevancia que para estas dos praxis de transformación tiene la presente investigación?. Pensar las llamadas intervención social y la autogestión comunitaria, sin quedar atrapado en definiciones que artificiosamente separen dinámicas que, si bien son autónomas la una de la otra operan entrelazadas en una matriz común, para que nada impida verlas en la bastedad de su complejidad y armonizar así sus polaridades contradictorias, implica dejar de entenderlas como disciplinas y o praxis acotadas a un campo oficial. Para ello es fundamental abrirse a una observación social, histórica, y mundialmente situada, que ampliando el rango de distinciones posibles, e incluyendo la

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fractura global de la lucha de clases y las luchas etno-nacionales (identidades), permita entender y revelar la intervención y la autogestión como dinámicas relacionales que hacen parte constitutiva de la deriva de la Modernidad Capitalista, y están al centro de los dilemas propios de la actual crisis estructural de la civilización. Además, tanto para los autogestores comunitarios como para los interventores sociales, y aún para quienes piensan y hacen política pública, esta investigación reviste un interés teórico y práctico, pues permite conocer y comprender los fundamentos y la compleja dinámica de la actual autogestión comunitaria popular, la que viene ganando presencia en los movimientos antisistémicos de las dos últimas décadas como la estrategia central que, en el mundo y especialmente Latinoamérica (Aguirre Rojas, 2005b), vino a cambiar la tradicional orientación estratégica a la toma del poder estatal, en el movimiento del giro autonomista. También nos parece relevante dar a conocer aspectos culturales inéditos de la praxis social, política, económica y psico-social del vivir y convivir de un movimiento de pobladores que ya ha adquirido notoriedad por su capacidad de innovar respuestas estratégicas frente a los dilemas que actualmente enfrentan los movimientos populares urbanos (Garcés, 2010), y en general la izquierda mundial comprometida en la resistencia y ampliación de la democracia. También nos parece fundamental sentar precedentes, sino replicables al menos inspiradores, que permitan señalar la urgencia de concitar y auspiciar la organización popular desde el autogobierno y la autogestión de cara a encontrar respuestas a las condiciones estructurales de opresión y explotación que generan y conservan el malestar del mundo popular (el cual muchos interventores honestos declaran intentar transformar, con relativos aciertos), Del mismo modo, nos parece relevante viabilizar nuevos modos de habitar centrados en maneras convivenciales no capitalistas, los cuales permitan eventualmente transitar la actual crisis civilizacional a contrapelo del esfuerzo que las clases gobernantes están haciendo para conservar lo fundamental del statu quo, y frente a lo cual los movimientos antisistémicos del mundo han estado respondiendo explorando nuevas estrategias de resistencia y liberación (Aguirre Rojas, 2012).

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Diseño de Investigación: -Perspectiva Epistemológica: La perspectiva epistemológica basal del presente trabajo se funda en la Biología-Cultural (Maturana & Dávila, 2009), cuyo núcleo epistémico central se encuentra en la Biología del Conocer y la Ontología Constitutiva del Observar (Maturana, 1970; 1987). Junto con ello, también se recogieron elementos cardinales de la episteme propia del Análisis de SistemasMundo (Hopkins & Wallerstein, 1989; Wallerstein, 2005), de las cuales aquí destaco tres: las consideraciones sobre el cambio en la unidad de análisis, que constituye un giro desde la investigación estadocentrica hacia la mirada que enfoca el sistema mundial histórico; la consideración de coordenadas tiempo-espaciales y de las escalas de temporalidades históricas (Braudel, 1968), y el enfoque de la unidisciplinariedad de las ciencias sociales. Como se verá en el siguiente apartado epistemológico-conceptual, aquí se elaboró un marco comprensivo de investigación y reflexión que llamamos Análisis Biológico-Cultural de Sistemas Mundo.

-Enfoque Metodológico: 1.a) Para esta investigación psicosocial se usó como punto de partida metodológico, la comprensión que surge desde la explicación biológica del conocer, la cual constituye una ontología-epistemológica de las explicaciones científicas (Maturana, 1996). Este giro libra al quehacer científico del gravamen de pretensión de objetividad en si como algo inherente al método científico, siendo el conocer un fenómeno constitutivamente circular, que no subjetivo, ya que no se plantea más la pregunta por la existencia o inexistencia del ser. Se pasa así de la pregunta por el objeto ahí, a la pregunta por nuestro operar como observadores, donde lo objetivo es una configuración de operaciones a distinguir, y lo subjetivo un ámbito psíquico de sentires y distinciones aún no consensuadas relacionalmente. Desde esta perspectiva, una explicación es siempre un mecanismo generativo aceptado por un oyente como respuesta a una pregunta. Es decir, es ante todo una relación interpersonal que implica a un otro. En la dinámica del método científico se trata, además, de satisfacer cuatro condiciones operativas que permitan validar el mecanismo explicativo de una forma

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que queda abierta a cualquier observador. Como científicos no explicamos un mundo independiente del observador, sino que generamos mundos en la explicación al explicar la praxis del vivir (del observador) y la emoción que nos guía como científicos es la pasión por explicar movidos por la curiosidad y el interés. Entonces, respecto al explicar científico, lo central es lo que consideramos, o no, reformulaciones aceptables de la praxis del vivir, y nuestro serio intento de mantenernos consistentes con ellas en nuestras afirmaciones acerca de lo que ocurre en nuestros dominios de experiencia. Desde aquí, el explicar científico es un ámbito que está conectado a la vida cotidiana de un modo particular, ya que en efecto, el criterio de validación de las explicaciones científicas es una sistematización rigurosa del modo de validar nuestras experiencias en la vida diaria a través del mero vivir, explicando experiencias con las coherencias y regularidades de otras experiencias. Es la circularidad cognitiva propia del observar humano en movimiento. En seguida, como señala Maturana (1995a: 74-75), los científicos aceptamos una proposición dada, como explicación científica de una situación concreta de nuestra praxis del vivir, solamente, si ésta describe un mecanismo que genera esa situación o fenómeno como consecuencia de su operar, como una de cuatro condiciones operacionales que el observador puede satisfacer conjunta o secuencialmente en la praxis de su vivir, éstas son: “A)

La especificación del fenómeno que ha de ser explicado como una

característica de la praxis del vivir del observador, a través de la descripción de lo que él o ella debe hacer para experimentarlo.

B) La proposición en la praxis del vivir del observador de un mecanismo que, como una consecuencia de su operación, producirá en él o ella la experiencia del fenómeno por explicar”. Proposición de un mecanismo generativo tal que si se lo deja operar el resultado es la experiencia a explicar.

C)

La deducción desde el mecanismo propuesto en (b) y de las coherencias

operacionales fundamentales que éste supone en la praxis del vivir del observador, de otros fenómenos, así como de las operaciones que el observador debe hacer en su praxis del vivir para experimentarlos.

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D)

La experimentación por parte del observador de aquellos fenómenos

adicionales deducidos en (c), en la medida que él o ella ejecuta en su praxis del vivir aquellas operaciones que, de acuerdo con lo que han sido también deducidas en (c), serían generadas en ella cuando él las realiza.”

Sólo cuando las cuatro condiciones han sido satisfechas, el mecanismo explicativo propuesto en B), que como mecanismo generativo produce como consecuencia de su operar el fenómeno especificado en A), se convierte en una explicación científica de aquel fenómeno. Más aún, el mecanismo generativo propuesto en B) permanece para un observador como una explicación científica del fenómeno especificado en A), solamente mientras todos los fenómenos deducidos en C) sean observados por él, de acuerdo también a las indicaciones deducidas en C). Pero una explicación que es aceptada como científica, deja de ser aceptable cuando se llega a deducir y constatar alguna experiencia adicional que no se satisface de la manera esperada en el cuarto punto (D), lo cual implicará reformular el mecanismo generativo o proponer otro, y quizás un nuevo paradigma. Dado que las explicaciones científicas no explican un mundo independiente del observador, sino que constitutivamente explican el vivir experiencial del observador, la ciencia es generadora de mundos, los cuales surgen al usar las explicaciones científicas aceptadas como fundamentos para nuevas preguntas y nuevas explicaciones. Y al ser generativas, las explicaciones científicas son constitutivamente no reduccionistas.

1.b) Desde la comprensión biológica del conocer se asume que la operación de distinción (Maturana, 1970) es nuestra forma natural de operar como sistemas cognitivos humanos, y por ende, es el fundamento operacional desde donde se desprenden necesariamente los múltiples marcos metodológicos para la investigación en ciencias sociales. Aquí se asume esto como nuestro punto de partida meta-metodológico (Muñoz, 2004: 213-228). El fundamento de nuestro operar como observadores, es operar distinguiendo unidades de trasfondos, e identificando la manera en que estas y estos se organizan y estructuran relacionalmente, de manera tal que los componentes de cualquier sistema sólo adquieren sentido para el observador en tanto están acoplados en una cierta matriz relacional que

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logramos distinguir. Desde esta óptica, como veremos en el marco epistemológicoconceptual, en el ámbito humano lo central son las dinámicas de coordinación de la convivencia (redes de conversaciones) y las tramas relacionales que realizan esas redes en la praxis del vivir de comunidades sociales y no sociales, por ende hay que atender al fluir del entrelazamiento entre emoción y lenguaje que toda conversación implica y que constituye un dominio relacional particular (Maturana 1988; Maturna 1990). Y esto a sabiendas que para entender lo que sucede en cualquier conversación particular hay que mirar las configuraciones emociónales, ya que son estas las que especifican los dominios de acciones en los que tienen lugar las coordinaciones recursivas de acciones que la conversación involucra.

Se deberá entonces poder caracterizar tales redes y tramas relacionales involucradas en los fenómenos que deseamos explicar. Y al enfocar el cambio cultural, lo que entonces corresponde es reconocer las condiciones históricas de cambio emocional bajo las que las redes de coordinaciones de acciones de una cierta comunidad puedan transformarse para que se dé un cambio convivencial en ella, con el consiguiente surgimiento de una nueva identidad consensual. De este modo, el análisis que se realizará implica una perspectiva desde lo general a lo particular, ya que es siempre la matriz relacional en que las personas habitan y que generan con su vivir, la que les da dinámicamente su carácter particular, cultural e históricamente situado. Confluentemente, Wallerstein, Prigogine et al, mencionan (Wallerstein, 2003; Prigogine & Stenger, 1983) este cambio de enfoque, de lo general a lo particular, como un aspecto de la reestructuración necesaria de las ciencias sociales, y Maturana concibe esta orientación como la propia del operar biológico del observador (Maturana, 1985).

En esta línea de entendimiento, el significado de las palabras, en tanto nodos en redes de conversaciones, no se encuentra en ellas sino en el flujo relacional en el que participan y en las matrices en la cual se inscriben. Y el análisis de contenido de las entrevistas que se realizó se orienta en relación a satisfacer la tercera y cuarta operación del método (La deducción, a partir del mecanismo propuesto, de otros fenómenos que se desprenderían de el si este fuese el mecanismo efectivo. Y realizar la observación del mismo). Es decir,

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después de hacer una descripción de la matriz relacional que configura el proyecto común del MPL, se usa el análisis de contenido de las entrevistas (con miembros del MPLFranklin), como un medio para constatar, a través de la distinción de las deducciones pertinentes, el mecanismo explicativo propuesto que generaría la identidad consensual del MPL. Deducciones que se refieren al ámbito de las dimensiones de cambio personal convergente con tal identidad consensual.

-Métodos de Recolección de Datos: Para esta investigación los métodos de recolección de datos se retomaron de la tradición etnográfica (Hammersley & Atkinson, 1994; Velasco & Díaz De Rada, 2009), considerando enfoques propios de la investigación cualitativa en psicología social crítica (Rahman & Fals Borda, 1989; Banister, Burman, Parker, Tylor & Lindall, 2004) De gran utilidad para reflexionar sobre estos enfoques nos fue el curso dictado por el Dr. Lupicino Íñiguez en este magister. En particular la premisa de que lo fundamental de toda investigación es tener una pregunta pertinente, especificar la manera en que se procederá y luego ceñirse a lo así especificado, eludiendo con ello caer en rígidas prescripciones metodológicas.

Cabe resaltar que además esta investigación podría situarse metodológicamente en la tradición de la Psicología de la Liberación (Martín-Baró, 1986; Montero, 1991) dado que lo que se realizó bien puede ser entendido como una investigación-acción (Fals Borda & Rahman, 1991; Martín-Bró, 1983), aunque con un elemento agregado, ya que el autor de esta tesis, por convicciones personales, se llegó a involucrar con el MPL primero como colaborador y luego como militante, lo que de hecho permitió realizar esta investigación en los términos planteados, puesto que ni como investigador, ni como mero colaborador, habría sido posible observar los fenómenos que posibilitan responder la pregunta que orienta esta investigación. Ello, sí, fue una consecuencia de la decisión tomada en el ámbito político, pero tiene implicaciones metodológicas. Por lo cual aquí se caracteriza el tipo específico de investigación-acción realizada, como una centrada en lo que llamamos observación participante-militante. Y esto complementado con el serio intento de hacer

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ciencia social éticamente comprometida con el bienestar del campo popular en general, y abriendo caminos para que en particular sea de provecho para los miembros del MPL.

En resumen las técnicas utilizadas fueron:

1) Observación participante-militante en terreno (registrando por escrito sucesos y conversaciones informales). 2) Estudio de documentos producidos por militantes del MPL acerca del mismo y de las diversas realidades actuales. 3) Registro audiovisual (videos y fotos) de diversos sucesos relacionados con el MPL. 4) Meta análisis de cinco entrevistas y dos grupos de discusión.

Las entrevistas y grupos de discusión fueron tomadas del material (mucho más amplio) recogido y transcrito por Nicolás Angelcos para su tesis doctoral en sociología, la que es, a la fecha, inédita1. E incluye el contenido de 5 entrevistas a miembros de la asamblea del MPL-Santiago Centro, dirigentes, y militantes-dirigentes. (2 asambleístas; 2 dirigentes y un dirigente militante). Los dos dirigentes habitaron en uno de los Inmuebles Recuperados por Autogestión de la RED IRA. La muestra también incluye la transcripción de dos conversatorios con habitantes de dos Inmuebles Recuperados; Casona Protectora y Casona Esperanza. Conversatorios que se dieron en torno a la descripción de la experiencia de cohabitar un IRA. El primero contó con 5 personas, el segundo con 7. Las entrevistas y conversatorios se realizaron entre finales del 2010 y principios del 2011. Aquí aparecerán los discursos de ambas fuentes ordenados por categorías, no por persona. Si bien el autor de esta tesis realizó cuatro entrevistas abiertas con miembros del MPL, finalmente no se ocuparon para el análisis de contenido respecto al cambio personal, pues con las otras entrevistas ya se alcanzó un punto de saturación que permitía responder la pregunta planteada. Sin embargo su contenido sirvió para informar de diversos aspectos de la historia del MPL-Franklin y la Red IRA.

Angelcos ha publicado reflexiones y avances de su investigación, los cuales si bien surgen de un enfoque diferente al nuestro son muy interesantes. Cfr. Angelcos, N. (2012) Lucha por la Vivienda y Politización de las Trayectorias Individuales. Polis. Vol.11(31). 1

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-Estrategia de análisis de los datos: A) En concordancia con el diseño metodológico y los objetivos de investigación, se realizó el análisis de las entrevistas y registros extrayendo afirmaciones y comentarios categorizados según dan cuenta del fenómeno deducido en el mecanismo generativo: El proceso de cambio personal convergente con la realización y conservación de la matriz relacional propia del proyecto común del MPL, -y haciendo distinciones según sea el modo de involucrarse de cada quien- de modo que permiten constatar el mecanismo explicativo propuesto. Para ello se clasificaron en cuatro tipos de conversaciones reflexivas, las que se desprenden de las coherencias operacionales del mecanismo explicativo. Y se distribuyeron en una muestra estructural que incluye los 4 tipos de roles en que se dividen los miembros del MPL: Asambleístas, Dirigentes, Militantes, y Roles híbridos. Cabe señalar que a la hora de configurar el texto de esta tesis, hemos optado, conscientemente, por darle una forma más sociológica que antropológica en el sentido de que los registros etnográficos fueron fundamentales para la investigación, pero optamos por una presentación estructural y organizacional en vez de una forma narrativa.

B) En el plano del análisis historiográfico, para poder especificar el fenómeno a ser explicado a través de la descripción de lo que como observador debe hacerse para experimentarlo, se realizó el análisis del modo organizacional y de las diversas dimensiones del proyecto común del MPL en: A) el trasfondo de la matriz histórica de larga duración del sistema-mundo moderno, enmarcando al MPL y su nicho relacional en el contexto de la crisis terminal de tal sistema, con énfasis en las relaciones distinguibles con la actual coyuntura de los movimientos antisistémicos y de las ciencias sociales. Y B) en la historia del movimiento popular chileno. Para lo cual, respecto al primer punto, nos guiamos fundamentalmente por el trabajo de los analistas de sistemas-mundo, y respecto al segundo, nos nutrimos de los trabajos de la escuela chilena de historia social.

Marco Epistemológico-Conceptual: 23

Un Análisis Biológico-Cultural de Sistemas-Mundo. 1) El Análisis de Sistemas-Mundo: Tal como veremos en el caso de la Biología-Cultural, el Análisis de Sistemas-Mundo (ASM) no es una teoría ni un paradigma, más bien es una comprensión explicativa de los mundos que históricamente habitamos (Wallerstein, 1998a; 2001a; 2005; Amin, 2001; Babones & Chase-Dunn, 2012), comprensión que luego de cuarenta años, ha devenido en un amplio y diverso movimiento intelectual, y el cual se funda en una perspectiva críticoreflexiva orientada a hacer ciencia cuestionando la forma de concebir la labor de las ciencias sociales como surgiera desde la matriz del pensamiento ilustrado, para proponer en vez de ello la apertura reflexiva, la responsabilidad política y la reconstrucción epistemológica de la ciencia social, impensándola2 desde la base fundamental de su proceso material-relacional de constitución, enfocándola en tanto institución académico-profesional que es parte constitutiva del moderno sistema-mundo capitalista (Wallerstein, 1996a). Se concibe que aquella concepción epistemológica y metodológica, producto de un momento estructural, de un presente del sistema mundial moderno, y extendida paulatinamente por todo el orbe, ha terminado, a pesar de sus evidentes aportes, por cerrar más que abrir muchas de las interrogantes decisivas para que las ciencias sociales puedan realizar la tarea más acuciante que tiene por delante: mostrar reflexivamente las auténticas opciones históricas alternativas que se abren ante nosotros en función de construir un mundo reflexivamente más democrático e igualitario (Wallerstein, 1996a). En este sentido, la suya es una crítica y una protesta política, pero su desafío al método y concepción epistemológica señalada, se funda en explicaciones científicas, de cuño sociológico e histórico, realizado en conjunto por los miembros de multitud de diversos programas de investigación científica en el mundo. Por ende, lo que han venido haciendo los analistas de sistemas-mundo, junto con levantar nuevos conocimientos y nuevas conceptualizaciones, es abrir un debate sobre los fundamentos. En síntesis, las ciencias sociales y la historiografía adquirieron su forma presente, hoy dominante, desde 1850 a 1945 en el periodo de la indiscutible victoria de la lógica geocultural fundamental de nuestro moderno sistema 2

Con esta noción Wallerstein invoca una manera radical de repensar los fundamentos soltando las certidumbres tras los presupuestos que fundan las ciencias sociales tal como las conocemos. Véase: Wallerstein, I. (1999) Impensar las ciencias sociales, Siglo XXI, México.

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mundial de convivencia, el liberalismo, y por ello son producto de ese sustrato epistémico y de esa realidad material-relacional. Pero actualmente estamos viviendo un largo periodo de transición en que las contradicciones del sistema mundial le están haciendo imposible seguir conservando homeostáticamente lo que por siglos ha logrado poner al centro de la convivencia planetaria, el habitar capitalista. Y por ende, en esta crisis multidimensional, estaríamos viviendo hoy tiempos de genuina ampliación de las oportunidades reflexivas sobre los futuros deseables posibles, tiempos de concreta e ineludible elección histórica, que resultan incomprensibles desde los supuestos epistémicos que fundaron y sostienen ese sistema, como son los de control, regulación, predeterminación, etc. El AS-M es un llamado a construir una ciencia humana sociohistórica que no eluda los interrogantes y puntos ciegos propios de la transición, que pueden contribuir a la transformación deseada de la situación mundial al señalar las opciones concretas que tenemos a mano, sin dar por sentado el triunfo inevitable de la democracia y la igualdad. El AS-M “es un llamamiento a derribar las barreras que nos impiden explorar muchas áreas del mundo real. No es un paradigma de la ciencia sociohistórica, sino un llamado a discutir sobre el paradigma” (Wallerstein, 2004a: 150).

Wallerstein sintetiza este debate sobre los fundamentos de la investigación social, por un lado, en siete supuestos (de cuño occidocéntrico), con los cuales la mayor parte de los analistas de sistemas-mundo no concuerdan, incluido él y el autor de esta investigación, y por el otro, contrapone siete proposiciones alternativas también consensuales entre la mayoría de los analistas de S-M (Wallerstein, 2004a: 135-150): 1) “Las ciencias sociales están coherentemente separadas en disciplinas que reflejan la orgánica de la realidad convivencial humana (Estado, Sociedad, Mercado)”. Tal separación es artificial y cegadora, pues las dimensiones sociales, políticas, económicas, ideológicas, etc., están entramadas en una unidad sistémica. Por lo que epistemológico-metodológicamente se propone ir más allá de la trans y la multi disciplinariedad, hacia la unidisciplinariedad, pues aquellas conservan en la praxis la separación entre disciplinas. Lo central será consensuar el cambio en la unidad de análisis

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tiempo-espacial, del estado nacional, a la del sistema mundial en la historia de larga duración. 2) “La historia consiste en el estudio de lo particular tal como sucedió en el pasado. Las ciencias sociales por el contrario, enuncian las reglas universales que explican el comportamiento humano”. Esta separación entre lo nomotético y lo ideográfico también es artificial y cegadora. Habría más bien que hacerse cargo de que toda investigación ocurre de hecho, de cara al pasado, por reciente que sea, así como del hecho de que las estructuras del presente son siempre producto de procesos históricos, y que por el otro lado, en los procesos históricos siempre podemos encontrar coherencias y regularidades generales, pues se trata de fenómenos sistémicos. Esto implica acabar con la artificial oposición entre las llamadas dos culturas (Ciencia/Humanidades), y se propone articular los análisis matemático-formales y las interpretaciones históricas y hermenéuticas, así como las reflexiones filosóficas sobre el quehacer científico (Lee & Wallerstein, 2004) 3) “Los seres humanos se organizan en entidades locales que podemos llamar sociedades, las cuales constituyen los marcos autónomos en los que se desarrolla la vida humana”. No hay correspondencia entre los bordes del estado y de la sociedad. El criterio sobre la unidad de análisis correcta para captar el marco de la convivencia al interior de una comunidad, implica distinguir la trama sistémica de relaciones entre comunidades humanas en la que esta participa. Se propone la noción de sistemas históricos para caracterizarla. Habrían mini-sistemas, imperios-mundo y economías-mundo. Esto no implica que tengan un tamaño mundial sino, que son mundos que interrelacionan diversas comunidades humanas a través de relaciones políticas, económicas, sociales, etc. En el mundo moderno, esto equivale a cambiar el binomio Estado/Sociedad y proponer el Sistema-Mundo como la unidad de análisis básica, el cual se haya atravesado por una división axial del trabajo. Según esta cronosofía, habrían habido tres grandes periodos, el de los mini-sistemas, el de estos, los imperios-mundo y las acotadas economías-mundo, y el actual de la economíamundo capitalista que fagocitó a los demás tipos de sistemas-mundos (Wallerstein, 1991)

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4) “El capitalismo es un sistema basado en la competencia entre productores libres, que utilizan el trabajo libre y mercancías libres” (Libre = disponible para su compra y venta en un mercado).” El capitalismo en tanto sistema histórico, o como dice Samir Amin, el capitalismo realmente existente (2001), aparece compuesto de tres elementos centrales; un mercado único que determina la división mundial del trabajo en un centro, semiperiferia y periferia. Un sistema interconectado de Estados con diverso grado de poder hegemónico y en continua lucha por la hegemonía. Y un proceso continuo de apropiación de plusvalor en que participan tres actores, y donde el estrato medio que explota al bajo y es explotado por el alto, está permanentemente siendo creado y destruido por las contradicciones del sistema, lo cual constituye el eje central de la lucha de clases (Wallerstein, 2004b). 5) “Entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX se produjo un cambio crucial en la historia del mundo, en el sentido de que los capitalistas consiguieron por fin el poder estatal-social en los países claves”. El capitalismo comienza en el siglo XVI centrado en lo agrario. La revolución francesa y la revolución industrial son consecuencias de la ya establecida hegemonía capitalista. La hegemonía económica y política-militar van juntas. La idea de una revolución burguesa en que las clases medias alcanzan el poder está errada. La burguesía no es un estrato diferente de la aristocracia, surge de ella y se entrelaza en ella en un proceso continuo (Wallerstein & Balibar, 1991; Wallerstein 2004c). La revolución francesa es la primera revolución anticapitalista, y momento cuando se comienzan a gestar las ideologías conservadora, liberal y radical, origen esta de los primeros movimientos antisistémicos (Wallerstein 1998b). 6) “La historia de los seres humanos es, y no puede sino ser, progresiva”. La idea de progreso como algo inevitable, pero que ha de ser regulado por una meritocracia de expertos, ha sido el bastión de la ideología liberal, geocultura del sistema-mundo entre el siglo XIX y el XX. De un sistema histórico a otro la transición no ha sido progresiva. Se propone considerar el progreso no como trayectoria, sino como variable analítica, y en ningún caso inevitable. El núcleo del debate entre determinismo y libre albedrio pasa por la

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reapertura de esta discusión. Donde la situación de más acotado determinismo ocurriría, en los términos de Wallerstein, durante la fase de equilibrio del sistema, y habría mayor espacio para el libre albedrio durante la fase de transición, pero siempre con resultados inciertos e ingobernables (Wallerstein, 1999). 7) “La ciencia es la búsqueda de las reglas que resumen de manera sucinta porque todo es como es y cómo suceden las cosas”. Al rechazar la división entre lo nomotético e ideográfico se cuestiona la utilidad del paradigma newtoniano. Las ciencias sociales han tendido a imitar los moldes de la ciencia natural clásica, pero estas han comenzado a moverse con una orientación no lineal, atendiendo a procesos estocásticos. Se propone invertir el método de ir de lo concreto a lo abstracto. Aceptar lo determinado no como lo sencillo sino como lo complejo. Y se constata en las últimas décadas un viraje de las ciencias naturales y las humanidades hacia la cientificación social de todo conocimiento, asumiendo lo inescapablemente situado, histórica y culturalmente, de todo conocer (Wallerstein Ed., 1996a).

En las décadas del 70 y 80, convergieron los trabajos de los 5 científicos que actualmente son considerados los fundadores del AS-M; Samir Amin, André Gunder Frank, Giovanni Arrighi, Terence Hopkins, y especialmente, Immanuel Wallerstein. Quienes desde sus diversos campos concurrieron en los fundamentos de sus planteamientos científicofilosóficos, y en su postura política crítica ante el stablishment. Cada uno desde su respectiva localidad, al tiempo que compartían algunas premisas de tradiciones de pensamiento previas, como las generadas por Marx, Braudel, Polanyi y Prebich, entre otros. En el famoso libro conjunto de 1982: “Dinámica de la Crisis Global”, cuatro de ellos trabajan en ensayos escritos por separado, una explicación articulada y coherente de la actual crisis del capitalismo, las cuales presentan cuatro cuadros diferentes sobre el asunto, pero que comparten una serie de premisas básicas que de hecho, los distinguen de todos los demás analistas que enfrentan la cuestión de la crisis. Muy particularmente la comprensión de que estaríamos, desde fines de los sesenta`s, en una crisis que no es simplemente

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económica, sino estructural, sistémica y terminal, del capitalismo, como sistema histórico, o civilización. Ellos sintetizan este consenso en cinco puntos: “1) Pensamos que existe un todo social que puede denominarse economía-mundo capitalista, y que esta economía-mundo capitalista existe desde hace largo tiempo, probablemente desde el siglo XVI, y se expandió históricamente dese sus orígenes europeos hasta cubrir el globo hacia fines del siglo XIX. Creemos que se puede describir como capitalista porque su fuerza motora es la incesante acumulación. Creemos que la apropiación por la burguesía mundial del excedente creado por los productores directos, ha implicado no sólo la apropiación directa en el lugar de trabajo sino también el intercambio desigual, provocando la transferencia del excedente de las áreas periféricas a los países centrales.

2) Pensamos que no es posible realizar análisis inteligentes de los Estados, considerados en forma separada e independiente, sin que su llamada vida interna sea insertada en el contexto de la división internacional del trabajo, localizada en la economía-mundo. Ni podemos en ningún sentido realizar un análisis coherente si segregamos las variables “económicas” de las “políticas” y de las “sociales”.

3) Pensamos que en el transcurso de la historia de esta economía-mundo capitalista, la organización de los grupos oprimidos ha ido en aumento dentro del sistema-mundo y que se ha incrementado la oposición a su permanencia. Nunca estuvo el sistema-mundo capitalista sometido a un desafío de mayor envergadura que el actual. Pero también están en dificultades tanto la praxis como la teoría del movimiento socialista mundial, a pesar de la fuerza política sin precedentes de las clases trabajadoras del mundo y de la que hoy tienen los países de la periferia.”

Los otros dos puntos hacen referencia, tanto a la situación de declinamiento de Estados Unidos en su rol de potencia hegemónica en lo político-económico-militar, como al hecho de que la lucha entre las fuerzas capitalistas y socialistas del mundo no pueden reducirse analíticamente (ni aun quedar simbolizadas) por la lucha entre Estados Unidos y la Unión

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Soviética, ya que en un sistema-mundo capitalista, más allá de los discursos, no existen Estados capitalistas y otros socialistas, todos se han hallado históricamente insertos, en realización y conservación de la dinámica de acumulación incesante de capital que alimenta a la economía-mundo, así como en la dinámica geopolítica de coordinación interestatal que conserva la división axial del trabajo a nivel global.

Ahora bien, los autores consideran que el declive de la hegemonía de USA es un proceso lento pero irreversible, y que no es producto de actores específicos sino un elemento estructural del sistema. Y los elementos que distinguen este proceso de declinación que habríase venido manifestando de diversas formas y en distintos campos según los analistas, y de los que escribían ya en 1982, son: A) El aumento de la competitividad de los artículos de Europa Occidental y de Japón (Y hoy en día en China), con la subsecuente disminución de la competitividad monopólica de USA: B) La fragmentación de los sistemas de alianzas de la anterior guerra fría y el surgimiento de un eje Pekín-Tokio-Washington (El cual hoy en día se distingue claramente, y está encarado a otro emergente eje; París-Berlín-Moscú3). C) Las guerras entre los Estados de la periferia, incluyendo aquellos gobernados por partidos comunistas.

Treinta años después de escrito aquello, podemos afirmar que de hecho ha sido lento el declinamiento (Wallerstein, 2006a), hasta el grado que aún padecemos en América Latina los resabios del poder hegemónico norteamericano (Aguirre Rojas, 2005b). ¿Pero acaso no resulta hoy evidente que USA no tiene ya el poder en lo económico y lo político que anteriormente tuvo? Bastaría pensar en el fracaso del Tratado de Libre Comercio (TLC) que el 2005 los países del Mercosur propiciaron con Brasil a la cabeza. En Chile, Colombia y México aún se mueven las cosas bastante alineadas respecto a USA, pero eso no impidió que los dos primeros participaran del ALCA y la UNASUR como instituciones alternativas a la OEA que explícitamente dejan fuera al gigante del norte.

Al respecto ver de Wallerstein el artículo: “De nuevo el eje parís-Berlín-Moscú”, aparecido en La Jornada del 27/11/2011. 3

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La transición al capitalismo fue una cuestión teórica cardinal con grandes implicancias políticas para la izquierda mundial durante la apoteosis de la hegemonía norteamericana, esto es entre finales de la Segunda Guerra Mundial y el largo estancamiento global que comenzó alrededor de 1970, y cuya expresión más reciente está en la actual recesión económica en los países del centro de la economía-mundo en 2008-2014, y que como tanto señala Wallerstein (1998c; 2010) no es sino expresión de la crisis terminal sistémica de este sistema-mundo en estado de senectud, y el cual caducará no por disfuncional o por el advenimiento de una geo-revolución socialista, sino por la acumulación secular de contradicciones internas debidas a su eficaz operar

durante 500 años hasta que

simplemente llegó a minar, con sus propias operaciones efectivas, las condiciones de posibilidad para reproducirse como el mismo tipo de sistema que es. Lo cual sin embargo, como se verá, incluye las tensiones históricas generadas por las luchas antisistémicas en el mundo sin las cuales no habríamos arribado al punto presente de concientización y organización masiva en torno a la democratización del habitar humano (Wallerstein, 1998c). El tema de fondo, es que la crisis terminal del capitalismo no es garantía de que el nuevo sistema-mundo que surja luego del actual periodo de bifurcación caótica que vivimos, sea más igualitario y democrático, bien puede ser uno que acentúe aún más las inequidades y jerarquías polarizantes (Wallerstein, 1998d). El Sistema-mundo del futuro sólo podrá ser lo que hagamos de él, y será a través de la articulación de personas y comunidades política y socialmente organizadas, territorial y asambleariamente operando de lo local a lo global, que se podrá lograr, si se logra, empujar la balanza a favor de un nuevo habitar humano, el de un mundo más centrado en el bienestar y la autonomía de todos sus miembros. El debate de la transición era y es parte histórica central de la crítica radical al capitalismo, tanto entre intelectuales como activistas. A partir de la década del 90 el debate de la transición, y a sí mismo la crítica al capitalismo, perdió mucha de su preeminencia para la izquierda mundial. Entre los múltiples motivos para el ocurrir de esto, no está en último lugar la arrasante campaña ideológica del neoliberalismo anunciando con bombos y platillos la noción del capitalismo como “fin de la historia”. Por ello la tarea de comprender al capitalismo, no simplemente como sistema de economía política o modo de producción, sino también como un sistema histórico de convivencia humana, es decir con una deriva estructural concreta y constatable en el presente, y que

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surgió en un tiempo-espacio específico y que un día saldrá de la escena como todo actante histórico, es muy posiblemente, aún más importante para la izquierda mundial de hoy día que lo que lo fue para la de ayer. Y el lugar y la tarea de los científicos sociales, intelectuales, militantes y activistas es enorme, y está recién por comenzar, estamos en la prehistoria de la ciencia social.

1.a) Los Movimientos Antisistémicos: Hay ahora que especificar qué se entiende desde esta óptica por movimientos antisistémicos (Wallerstein, 2003; Arrighi, Hopkins & Wallerstein, 1999) dado que es uno de los conceptos más usados en este trabajo. Fue acuñado por Wallerstein y evidentemente el concepto presupone una mirada analítica sobre el sistema-mundo capitalista, ya que es este, a través de sus procesos estructurales sistémicos el que funda las condiciones de posibilidad que han dado lugar al surgimiento de la dinámica antisistémica. Antes de 1848 sólo hubo rebeliones espontáneas, pero a partir de ahí se erigieron organizaciones político-sindicales jerárquicamente estructuradas. Y en concreto surgieron, en el siglo XIX, bajo dos modalidades; la de movimiento social, cuya problemática era y es la lucha de clases, y la de movimiento nacional, donde la problemática está centrada en el conflicto entre grupos de estatus etnonacional. Sin embargo, a lo largo del siglo XX ambos fueron asumiendo el carácter de “movimientos de liberación nacional, reivindicando la doble legitimidad del antiimperialismo nacionalista y del anticapitalismo proletario” (Arrighi, Hopkins & Wallerstein, 1999: 28). Esto por supuesto les proporcionó una mayor potencia y rango operacional en tanto organizaciones de movilización, sin embargo en tanto han aspirado a la toma del poder estatal, y en tanto de hecho lo consiguieron, y masivamente a nivel mundial post segunda guerra mundial, se han visto atrapados pues se hallaron operando al interior del sistema interestatal y según su lógica primaria, constreñidos por las concretas restricciones de este sistema, lo cual los ha llevado a la imposibilidad de cumplir cabalmente sus compromisos revolucionarios, así como a conflictos dentro y entre estados “posrevolucionarios”. Es decir, resultaron ser una pieza organizacional cardinal de las políticas de la economía-mundo, lo que permitió a las facciones sistémicas del gran capital conservar la gobernabilidad por un nuevo periodo (Amin, Arrighi, Frank & Wallerstein, 1990).

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Los Movimientos Antisistémicos son pues productos históricos del operar del sistemamundo, surgen en su seno desde las tribulaciones de sus contradicciones, y además han estado impregnados de los supuestos epistémicos del mismo y limitados por la acción de sus restantes instituciones. Esto puede sonar obvio, pero se sigue dando considerarlos casi como ángeles vengadores, que devienen luego traidores, lo que impide entender la indisoluble unidad que subyace entre la dinámica sistémica y la antisistémica. Si bien se abundará más en esta perspectiva en el marco histórico, terminaré señalando brevemente que con la revolución mundial de 1968 (Wallerstein, 2004d) surgieron en la escena geopolítica movimientos de nuevo cuño: Feministas, Ecologistas, Indígenas, de Justicia Global, de Pobladores, etc. Los que han sido usualmente asociados a lo que se dio en llamar la nueva izquierda, y que tenían en común, además del antiautoritarismo y la denuncia de la hegemonía norteamericana y la colusión de los anteriores movimientos antisistémicos, la queja de haber sido postergados en sus demandas frente a los movimientos de la vieja izquierda: Comunistas, Socialdemócratas, Nacionalistas, Anarquistas. Y en la actualidad, desde 1994, nos encontraríamos con una novísima horneada de movimientos antisistémicos. En el marco histórico profundizaremos al respecto.

1.b) Utopística: Muchas utopías han sido escritas desde la famosa publicación de Tomas Moro. Ahora bien, siempre se han construido como la descripción de un mundo de plena realización del bienestar, es decir, han sido escritas como un fin que no especifica los medios que podrían hacer posible su generación, realización y conservación, y esta es la diferencia radical con el programa científico de la Utopística desarrollado por Wallerstein y los investigadores asociados al Fernand Braudel Center. Se trata de la evaluación seria de las alternativas convivenciales históricamente realizables y que fundadas material y relacionalmente en condiciones de posibilidad efectivas, abran la oportunidad a un habitar humano sólidamente fundado en la democracia, la igualdad y la autonomía. En palabras de Wallerstein: “Es la evaluación sobria, racional y realista de los sistemas sociales humanos y sus limitaciones, así como de los ámbitos abiertos a la creatividad humana. No es el rostro de un futuro perfecto (e inevitable), sino el de un futuro alternativo, realmente mejor y plausible (pero incierto) desde el punto de vista histórico” (1998d: 3-4). Perspectiva que implica una operación triple que entrelaza ciencia, política y ética/moral, pues la utopística

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intenta reconciliar lo que estos tres ámbitos han señalado históricamente han de ser nuestras metas generales. Lo cual ha sido siempre una ardua tarea, y sólo en momentos de transición civilizacional, como el actual, la posibilidad se torna efectiva, y en algo no solo pertinente sino de plano acuciante. Ahora bien, la utopística como programa científico implica replantear las estructuras del conocimiento y de aquello que pensamos saber sobre cómo opera la convivencia humana en la civilización moderna. Especialmente importante resulta entender las dinámicas históricas de los flujos antisistémicos, y entenderlas como parte constitutiva del operar del sistema-mundo capitalista. El consenso implícito bajo el concepto mismo de revolución moderna implica dar relevancia a las fronteras estatales para el análisis y la acción, así como a la supuesta soberanía estatal, la que nunca es total y siempre está en cambio según los flujos geopolíticos. A la vez se supone que en el mundo moderno los Estados pueden clasificarse como feudales, capitalistas o socialistas, lo cual permitiría hablar sobre las rupturas que marcan la transformación estructural de un Estado y llamarlas revoluciones. Y si bien las llamadas revoluciones han sido importantes en la historia de transformaciones del moderno sistema mundial, pues han cambiado parámetros y criterios de como este es y como ha venido cambiando, a la vez que empujando procesos de ampliación, parcial, de la democratización, desde la perspectiva de la utopística como praxis científica, no ha habido revoluciones ni podría haberlas habido si por revolución entendemos un cambio en las estructuras que organizan el sistema convivencial subyacente y el funcionamiento del Estado donde abríase supuestamente producido la revolución. ¿Por qué? Según todo lo arriba dicho sobre el sistema-mundo capitalista, los Estados que se hallan dentro de este sistema son instrumentos del mismo y más allá de cuanto hayan logrado expandir una política de redistribución autodeclarada como socialista, responden de diversas maneras a la premisa de su impulso capitalista (Wallerstein, 2007). Sin duda que hay muchas diversas clases de regímenes políticos, y que esto es algo crucial para quien viven en un Estado particular, pero tales diferencias no han modificado el hecho básico de que todos esos regímenes han sido históricamente componentes del sistema mayor, la economía-mundo capitalista y su sistema interestatal, el que ha especificado los parámetros de su operar, en tanto que aquel se funda en la dinámica de acumulación incesante de capital, a través de la mercantilización progresiva de todo. Así, muchos de los regímenes revolucionarios efectivamente han tratado de cambiar el mundo, y no traicionaron sus

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ideales (aunque a veces si ocurriese), pero llegaron a descubrir que como individuos y como movimientos o regímenes, las estructuras que organizan el sistema mundial los restringen en los parámetros de su accionar, o de lo contrario ven negada su capacidad de ser sujetos colectivos que tengan un impacto importante en ese mismo sistema. Ya veremos más en profundidad esto en el marco histórico, finalmente señalaremos sin embargo, que la investigación y reflexión utopística no avanza debido a las respuestas de ningún individuo, pues se trata de un asunto de praxis relacional, y tal como señalan Wallerstein (2007: 316) y otros (Aguirre, 2005b; Ouviña, 2013), el epicentro de esa praxis reside justamente en el terreno de los movimientos antisistémicos, mucho más que en los mecanismos del Estado, de la arena económica o de la academia. Por ello, no sólo los científicos sociales hacen bien al orientarse por aquellos que están realizando esa praxis, sino que de hecho diversos movimientos antisistémicos están ampliando y complementando su praxis con una praxis reflexiva-investigativa y la subsiguiente producción de conocimiento científico y filosófico, de modo que actualmente la utopística es de hecho una praxis política y científico-filosófica que con distintos nombres se está realizando por los movimientos antisistémicos, y para muchos literalmente como una cuestión de vida o muerte, y que implica materializar las nuevas instituciones y modos relacionales que permitan realizar y conservar las nuevas alternativas convivenciales históricas capaces de fundar un nuevo habitar humano.

2) La Biología-Cultural del Habitar Humano: Si bien esta investigación se sitúa dentro de la ciencia social histórica (unidisciplinaria), que acepta los desafíos reflexivos que ha puesto sobre el tapete el AS-M, también contiene diferencias en el particular sustrato epistemológico, pues de hecho aquí lo que se hizo fue una lectura integral del AS-M desde el sustrato de la biología-cultural, desde donde es posible proponer la formulación para un marco analítico de los sistemas-mundo que invita a considerar un debate generalmente desdeñado, un debate biológico y antropológico que ha sido traído a mano por la comprensión autopoietica de lo vivo y la comprensión biológica del conocer, el cual ha resultado actualmente en una comprensión sistémica y evolutiva de la dinámica biológico-cultural del habitar humano (Maturana & Dávila, 2009), sin la cual, consideramos, estamos condenados a conservar la piedra fundamental de la episteme eurocentrica que deseamos dejar de lado, y cuya expresión decimonónica en el

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pensamiento ilustrado es contra la que tanto ha advertido Wallerstein4. Nos referimos a la metafísica de la vieja pregunta por el ser, meta criterio ontológico a cambiar por la pregunta en torno al hacer del observador (Maturana, 1987a; Maturana & Dávila, 2004) 5 . Baste señalar por ahora que tal debate desdeñado sin embargo se dio en el contexto de un debate más amplio y muy sonado6, en el cual se tomó, en nuestra opinión erradamente, la noción de

autopoiesis, cuyo origen se restringe a la organización celular, y se la trasladó

inadecuadamente a otros ámbitos (el social y cultural) en vez de perseguir las consecuencias de la comprensión autopoietica de lo vivo, y la comprensión biológica del conocer que esta conlleva, en aquellos ámbitos, tarea que sí hizo el mismo Maturana7, con lo cual se realizó una transposición conceptual de un modo que no da cuenta plenamente de los fenómenos que se ha querido investigar, sino que, en nuestra opinión, se los obscurece.

Y si bien en muchos casos no se tomó en cuenta el potencial de los criterios originales y propios de la comprensión autopoietica del vivir y el conocer, que permite explicar los problemas humanos más diversos en una matriz comprensiva coherente, la noción de autopoiesis ha sido usada para explicar los más diversos fenómenos, afectando de este modo diferentes y lejanos dominios de saber. Si esto ha sido posible fue porque la matriz 4

Para Wallerstein la cuestión de la mirada epistemológica propia del pensar ilustrado, que divide artificialmente las realidades humanas en tres campos con lógicas distintas (lo económico, político, social) y otorga preponderancia determinista a uno u otro, está en el corazón de los problemas epistemológicometodológicos actuales de las ciencias sociales. Concordando en esto, nosotros sin embargo vemos el origen último de este problema en la conservación de la metafísica esencialista centrada en el ser. (Cfr. Aguirre Rojas, (2003) Immanuel Wallerstein. Crítica del sistema-mundo capitalista. México D.F. Ediciones Era. pp.346-347.) 5 Lo central del giro del ser al hacer es la unidad entre el observador y lo observado. Ver nota No 14. En P.54. 6 Primero en 1969 Maturana presentó por primera vez su trabajo en torno al origen e identidad de lo vivo y de los fenómenos cognitivos como fenómenos biológicos, en un congreso de antropología en Chicago. (Cfr. Maturana, H. R. Neurophysiology of Cognition. En: Cognition: A Multiple View. Paul Garvin (ed.) Spartan Books, New York, 1969.) Ahí comenzó todo, sin embargo posteriormente diversos autores, primero de la cibernética y del constructivismo, recogieron ciertos elementos del debate, desdeñando la propuesta nuclear, y luego en la década del 80 a partir del trabajo de Niklas Lhumman el debate original quedó subsumido bajo el interés que suscitó el uso de la noción de autopoiesis para conceptualizar los procesos sociales como procesos comunicacionales. (Cfr. Luhmann, N., Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría general, edición a cargo de J. Torres Nafarrate, México, 1991. Ed. Alianza, UIA. México, 1991.). Para una mirada a lo que diferencia las dos posturas ver: Muñoz, I. (2008) Maturana para Luhmannianos. Algunas consideraciones preliminares. En Saber, Revista Hispanoamericana de Humanidades y Ciencias Sociales. N1, Año 1. Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo. Perú. 7 Para una mirada a la historia de los desarrollos del trabajo de Maturana cfr. Maturana, H., (2008) “Autopoiesis, structural coupling and cognition: A history of these and other notions in the biology of cognition, en Cibernetics & Human Knowing, vol. 9, no. 3-4. Para una mirada al conjunto de la obra y con mayor detalle cfr. Muñoz I, (2004) Fundamentos para una Etnohistoria de las Culturas Matristicas y Patriarcales. Tesis de Licenciatura en Etnohistoria. ENAH. México.

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explicativa “autopoiesis-cognición” implica y atraviesa un trasfondo epistemológico de interrogantes y sensibilidades históricas importantes al que hizo resonar, y por qué llegó a anunciar, bastante tempranamente, una tendencia que constituye hoy un sustrato ampliamente consensuado y que implica una crítica imbatible de dos arraigadas concepciones; aquellas representacionalistas que veían el fenómeno del conocer como una transmisión de información, así como aquellas que imaginan al ser humano en tanto agente primariamente racional y en intrínseca contradicción con su animalidad biológica preponderantemente emocional e inconsciente. A la vez, rompía la dicotomía entre el determinismo y el vitalismo, de hecho para muchos, como señala Nafarrate en su introducción a (Maturana, 1995a: 11), el concepto de autopoiesis “confirma la esperanza de escaparse de la contraposición entre ciencias de la naturaleza (duras) y ciencias del espíritu (blandas); o también entre ámbitos de objetos que obedecen a leyes y ámbitos que sólo pueden ser interpretados en forma de textos”. Evidentemente a este respecto mucho tiene aún para decir la Biología-Cultural sobre el debate del fin de las dos culturas que ya mencionamos. Es por todo lo anterior, y porque no se trata de dos teorías, que la comprensión de lo humano desde la Biología-Cultural no entra en contradicción con el Análisis de Sistemas-Mundo, y que no es una mezcla ecléctica, sino un aceptar y evaluar las interrogantes y giros epistemológicos-metodológicos que la comprensión de sistemasmundo propone respecto al habitar humano, para desde la comprensión biológico-cultural de la historia humana y la cognición, hacernos cargo de las potentes distinciones que presentan los analistas de sistemas-mundo, muy en particular las de Immanuel Wallerstein. Y hacer esto a través de reformular estas cuestiones en torno a la pragmática persecución investigativa de una pregunta específica, de modo que se ponga en juego en este trabajo el trasfondo de discusiones señalado. A su vez, si bien en nada discrepamos con Humberto Maturana respecto a los fundamentos biológicos del vivir, la cognición y de lo humano que ha desarrollado, como tampoco respecto a lo fundamental de su cronosofía general de la historia humana (Maturana, 1993; Maturana & Verden Zoller, 2009), consideramos que ha dejado un vacío respecto al habitar humano propio del mundo moderno, pues nunca presentó formalmente una descripción de su operar específico como sistema histórico discreto, sino que lo enfocó en términos generales como parte de la era patriarcal. Y si bien posteriormente lo describieron junto a

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Dávila como otra era (ver página 47), tampoco lo caracterizaron en tanto que sistema cerrado

e

históricamente

situado.

Aquí

consideramos

que

al

no

distinguir

historiográficamente las redes de conversaciones que constituyen la organización estructural de la economía-mundo capitalista, se oscurece su comprensión como un sistema que acota de un modo particular las posibilidades del cambio cultural, para el cual no basta, si bien es necesaria, la mera reflexividad. De modo que lo que aquí realizamos implica, como trasfondo, la formulación del capitalismo histórico en términos de matrices y redes cerradas de conversaciones de un modo que da cuenta de su operar en sus dos dominios de existencia, pero basándonos no en teorías sobre el capitalismo, sino en la descripción de su concreta deriva histórica. Y nos hemos ceñido a las pautas y matrices históricas fundamentales del mundo moderno cuya descripción ha sido realizada por diversos analistas de sistemas-mundo, en especial nos apoyamos en la de Wallerstein (1979; 1984; 1998e; 2014). Sin embargo esta formulación, que fue fundamental para diseñar la presente investigación, aparece sólo delineada, no descrita aquí en su completitud, dado que implica una cantidad de discusión conceptual que no cabe en un trabajo empírico como este.

La comprensión biológico-cultural de lo humano tampoco es una teoría o una ciencia, aunque se pueda hacer ciencia y o teorizar desde su entendimiento, sino, que como noción refiere a la dinámica operacional constituyente de la matriz relacional donde se da la existencia humana, que a su vez es donde, y desde donde, hacemos todo lo que hacemos y podemos hacer en cuanto humanos (Maturana & Dávila, 2009). Tal como el AS-M, la comprensión biológico-cultural ha surgido de explicaciones científicas, en este caso sobre la naturaleza de lo biológico y la naturaleza biológica de la cognición (Maturana, 1969; 1970), así como de nuestro operar humano y específicamente como observadores, criaturas sociales que habitan relacionalmente en el lenguaje y la cultura (Maturana, 1978; 1988). Desde el concepto del habitar psíquico-relacional humano, que se da en un nicho que es tanto biológico como cultural, y que surge entramado como red de conversaciones, las personas y comunidades son las generadoras de los mundos culturales que se viven y conviven, al relacionarse unos con otros de tal modo que pasan mutuamente a ser parte del ambiente que los hace posible, en un multiverso de diversas

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realidades, igualmente existentes pero no todas igualmente deseables, en que se da su existir, su habitar humano. Y al mismo tiempo, ese habitar se da en un inmenso e inconsciente conceso biológico cognitivo humano, y que es evocado por sus autores intelectuales con la noción de: Matriz Biológico-Cultural del Habitar Humano (Maturana & Dávila, 2009; Dávila, 2009a). Al mirar la historia del habitar humano desde esta perspectiva, fundada por la comprensión biológica del conocer y de lo social (Maturana, 1996b; Maturana, Verden Zoller, 2009), podemos distinguir que las redes de relaciones convivenciales que constituyen nuestro vivir y convivir cultural, modulan y han modulado el curso del fluir del aspecto biológico del vivir humano, o sea, en nuestra historia evolutiva hemos ido mutando anatómica y fisiológicamente en torno a la conservación de la manera convivencial humana, y a la vez también podemos distinguir que, viceversa, el fluir biológico de la realización del vivir humano ha modulado y modula el curso de nuestro vivir cultural, es decir, que nuestras corporeidades han especificado lo que nos es o no humanamente posible en distintos momentos de esta historia. Y esto en un entrelazamiento recursivo que aparece con el linaje humano en la conservación transgeneracional del conversar (lenguaje + emoción), al surgir éste en la familia ancestral de primates a la que pertenecemos (Maturana, 1995). En esta línea comprensiva entonces, lo biológico refiere a la realización del vivir y a la conservación adaptativa del mismo, en tanto condiciones fundantes de todo lo posible en el existir humano, y no meramente a los procesos celulares o fisiológicos, sino incluyendo lo relacional, pues en términos generales, será biológico todo suceder que implique la realización del vivir de al menos un ser vivo (Maturana. 1975). Por ello, distinguimos que es desde la ocurrencia de lo biológico que han surgido recursivamente otros ámbitos fenoménicos, como el social y el cultural, de los cuales aquél es el fundamento, como veremos, sin ser reductibles a él. Entonces, lo cardinal del vivir biológico, es la dinámica de conservación y cambio de los procesos arquitectónicos dinámicos, los que constituyen en cada instante la realización del vivir de un organismo en sus dos dominios de existencia, el del operar de sus componentes, y el de su operar como totalidad en el ámbito en que se da su existencia. Por otro lado, lo cultural, entendido no como conjunto de tradiciones, valores y símbolos, sino como red cerrada (autorreferencial) de conversaciones, alude al curso que sigue la

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convivencia humana según la forma particular de coordinar recursivamente los haceres y emociones en esa convivencia. Cabe destacar, que al hablar del conversar (Maturana, 1988), no nos referimos al platicar, sino a la dinámica que entrelaza lenguaje y emociones, entendiendo a su vez el lenguaje (Maturana, 1978) no como un ámbito abstracto de significantes y significados, sino como un ámbito operacional cuya dinámica es la de la coordinación recursiva de conductas consensuales, que poseen la concretitud del hacer y de los mundos que surgen al habitar fluyendo en el lenguajear, el cual a cada momento se da entrelazado con configuraciones emocionales en las matrices culturales en que habitamos. Lo cardinal del vivir cultural es la dinámica de conservación de modos de sentir, actuar, pensar, explicar y reflexionar, que en tanto redes de conversaciones recursivas van constituyendo los sentires, acciones, pensares, y explicares, que serán aceptables como fundamentos válidos, conscientes y o inconscientes, que configuran espontáneamente el fluir del vivir cotidiano de una comunidad.

Es por todo lo anterior, que lo biológico-cultural hace referencia al entrelazamiento dinámico, tanto operacional como relacional, de lo biológico y lo cultural en la realización y conservación del vivir humano. De tal manera, lo cultural es necesariamente biológico en cuanto ocurre en la realización del vivir y convivir de los seres humanos, y lo biológico humano es inescapablemente cultural, ya que ocurre en la realización del fluir del convivir cultural que guía el suceder de la realización de su vivir biológico. Es más aún, lo biológico sólo podemos distinguirlo en el lenguaje, en tanto somos seres culturales, y esto implica la constitutiva circularidad del fenómeno cognitivo humano. Es así como la convivencia cultural humana, inicia un devenir evolutivo y ontogénico 8 que, al ser guiado por la generación constante y recursiva de diversas redes de conversaciones, origina las distintas maneras de vivir y convivir, que constituyen los diversos mundos biológico-culturales que habitamos, y que en tanto observadores vivenciamos como distintas realidades (Maturana & Dávila 2009). 8

La ontogenia es una noción que refiere a la historia de transformaciones de un organismo en la realización de su fenotipo ontogénico. El fenotipo es el presente estructural y relacional de un organismo que determina momento a momento su modo de relación e interacción en un medio durante su realización como tal en el curso de su ontogenia, en el entendido de que ésta cursa de un modo epigénico (histórico). Y el Fenotipo Ontogénico es la transformación fenotípica de un organismo a lo largo de su epigénesis, desde su concepción o inicio hasta que se muere.

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2.a) Biología, Cognición, Cultura, Psique e Identidad: La comprensión biológicocultural de la existencia humana se funda en una distinción básica respecto de la praxis del vivir. Todos tenemos la experiencia de habitar un mundo que a pesar de aparecernos como dinámico, no nos resulta caótico, encontramos coherencias y regularidades por doquier, de hecho suficientes como para conservar la vida, que es lo que estaría en juego si no pudiéramos conservar el fluir en aquellas. ¿Y cómo surgen? Ante todo, nótese que esta pregunta implica que algo surge para alguien, así que en último término todo lo que surge, surge como operación de distinción para un observador, es decir, alguien que ya está en el lenguaje cuando se pregunta por las coherencias y las regularidades, o por el lenguaje, o lo que sea. Lo cual implica que somos parte fundamental de aquello por lo que preguntamos, la herramienta para contestarlo, y la respuesta. Esta circularidad es inescapablemente nuestro punto de partida y no es un problema, sino una guía a tener en mente, pues de lo que se trata es de hacer explicaciones enraizándolas en la perspectiva corporizada de nosotros como observadores. Entonces, desde esta comprensión, sucede que lo que nos revela nuestro propio operar en la praxis del vivir, es que nos conducimos cotidianamente de un modo consistente con un mundo de entes que tienen estructuras y que de facto están determinadas por estas, nos movemos dando por hecho que las cosas, los entes y aún las ideas, operan según la manera en que están hechos. Esto es evidente en el hecho de que cuando estas presuposiciones sobre las coherencias y regularidades no se cumplen, nos sorprendemos, y buscamos recuperarlas explicándonos la situación a partir de las coherencias y regularidades de otras experiencias relacionadas. Es a esto a lo que Maturana (2002) se refiere cuando habla de Determinismo Estructural. El que lo anterior sea así tiene diversas y amplias consecuencias, la primera y más importante es que los sistemas determinados por su estructura no aceptan interacciones instructivas, es decir, que lo que pasa en ellos y con ellos, está especificado por la legalidad operacional que funda su estructura, y que agentes externos solo pueden gatillar en ellos procesos determinados por sus estructuras. Esto, como se verá más adelante, es algo que quienes operan en el campo de la intervención social y del diseño de políticas públicas harían bien en tomar en cuenta en beneficio de la eficacia de sus propuestas. La segunda, es que para un observador todo

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sistema existe en dos dominios9, el del operar de sus componentes, y el de su operar como totalidad en el espacio en que es un ente discreto. Y estos son dominios disjuntos, no se intersectan. Sin embargo esto no se suele considerar cuando se opera en un paradigma representacionista, por ejemplo, al hablar de transmisión de información entre el ser vivo y su entorno, como si aquel pudiese especificar la percepción de este al informar como las cosas son en sí mismas.

Organismos y medio ambiente están en cambio estructural

continuo, y de hecho gatillándose cambios mutuamente en una historia (filogénica y ontogénica) de co-deriva de cambios estructurales, de lo que resulta que van cambiando en congruencia10, mientras conservan el acoplamiento en la dinámica de encuentros, donde el nicho es justamente lo que surge instante a instante como aquella dimensión del medio que el organismo encuentra en su deriva. Para el organismo, a lo más que exista en el lenguaje, no hay medio, sólo nicho. Esta dinámica biológica ocurre sin esfuerzo y sin estar orientada por causas o supuestos teleológicos, es un resultado, ¿de qué? del proceso donde el organismo con su nicho se deslizan en congruencia en el camino de la conservación de su acoplamiento estructural-relacional (adaptación), el cual surge en una historia de transformaciones mutuas. Es decir, en tanto los seres vivos nacen solo cuando están dadas las condiciones de posibilidad para hacerlo, todos nacen ya adaptados. Sin buena tierra no hay semilla que germine. Por ende la unidad de análisis mínima en la evolución y cognición no es el organismo, sino la relación organismo-nicho (Maturana, 1981). Tal comprensión de la adaptación como un resultado espontaneo de la dinámica de transformación en congruencia con conservación del vivir, es la que nos permite entender también de donde surge la distinción de que los procesos cognitivos que se conservan no son los más óptimos, sino simplemente los “satisfactorios”, o sea, los que a ojos de un observador resultan ser acción efectiva en un entorno x. Si un ser vivo cuya circunstancia ha cambiado profundamente, logra cambiar su conducta en congruencia con la nueva circunstancia lo suficiente como para vivir hasta el momento de la reproducción, un linaje puede surgir de ahí, y es efectivo, es satisfactorio más allá de comparaciones que podamos introducir como observadores sobre lo más o menos óptimo. Es en este sentido que, a diferencia de los múltiples darwinismos, en evolución no se trata de la sobrevida del más

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Ver figura 3. Ver figura 2.

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apto sino solo del apto (Maturana & Mpodosis, 2002). En lógica de sistemas complejos distinguimos que cualquier sistema surge solo si se dan las condiciones para que ello ocurra, y que tales condiciones son especificadas por las estructuras del sistema, es decir, el fin especifica los medios posibles. Por ejemplo, si la cognición resulta operacional a la nueva circunstancia, esta se conserva en el vivir, y no surge como cálculo sobre opciones que el medio ofrezca, sino que aparece y se establece en la relación organismo-nicho del modo ya señalado, acoplados en una coderiva natural.

En tanto que en la historia de interacciones de un organismo en su medio, también cambia la estructura de su sistema nervioso de manera contingente a esa historia (Maturana, 1996a), se va transformando de manera que sólo genera correlaciones senso-motoras propias de la historia del vivir de ese organismo en su medio, y que un observador distingue como conductas. Es decir, estas correlaciones son propias del modo de vivir en que ha consistido la historia del organismo. Y lo que así surge a la vista, es un espacio relacional que no preexiste al vivir del ser vivo en la relación organismo-nicho sino que surge momento a momento. Tal dominio es un dominio cognitivo, y en el ámbito humano es un espacio psíquico; un modo de reaccionar, imaginar, razonar, etc. Las circunstancias del vivir van cambiando y la corporalidad va cambiando en congruencia, sin embargo podemos distinguir “estilos”, maneras de conducirse que se conservan en el vivir de este ser cambiante, esos estilos son modos conservados de generar correlaciones senso-motrices en el fluir de los encuentros del ser vivo, a los cuales, en el ámbito humano, nos referimos con palabras como identidad, carácter, subjetividad, personalidad, etc.

Es en la matriz de relaciones que surge en la relación organismo-nicho, es decir el espacio relacional, el que, en una mirada histórica, va configurando a cada clase de ser vivo como el tipo de ser que es. A esto se refiere la afirmación de que la cognición, la mente, no es un fenómeno que ocurre en el sistema nervioso (Maturana, 1989), a pesar de que se requiere de él para que surjan procesos cognitivos. Tal y como el desplazamiento no es algo que el automóvil hace sino que surge en la dinámica de encuentros con el entorno, en este caso una calle, y nuestro caminar no ocurre en los pies, ocurre en el ámbito de encuentros con el suelo. El operar inconsciente de nuestro habitar humano es enorme, y hace referencia

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justamente al espacio de configuraciones relacionales que vivimos como miembros de una cultura en la que crecimos, y que no surge meramente señalada o enseñada, sino que aparece en las coordinaciones senso-motrices que se configuran en la convivencia, y sobre las que establecemos nuestras distinciones y conversaciones. Y podemos habitar diversas matrices relacionales paralelamente, por lo que nos movemos también desde distintas identidades según los diversos ámbitos de nuestra existencia, como trabajadores, chilenos, hijos, etc. Con lo anterior, hemos presentado muy brevemente, los fundamentos de una concepción del operar cognitivo que prescinde de la noción de representación e información, donde la cognición es un fenómeno biológico de acción efectiva y donde el operar del sistema nervioso participa como un sistema cerrado a un supuesto mundo de estímulos (Maturana, 1975), ya que su operar cursa como una continua transformación estructural en congruencia con los cambios que vive el organismo en su dinámica de encuentros con el medio, y donde la percepción ocurre como una configuración conductual de los objetos. Así, en el ámbito humano, justamente el mecanismo generador de los procesos de configuración identitaria, de generación de sujetos y subjetividades, está en la relación persona-nicho según sea la matriz relacional implicada, y el proyecto común de convivencia que la realiza y conserva. A la luz de lo dicho es posible entender que la autopoiesis lleva a mirar la relación que hay entre conocimiento y acción, es decir, el que nuestras habilidades cognitivas sean de hecho aspectos de nuestro operar como sistemas biológicos, de ahí que para los seres vivos “todo conocer es hacer y todo hacer es conocer” (Maturana & Varela, 1984). Y en particular lleva a mirar, al considerar el operar del sistema nervioso, las consecuencias de reconocer nuestra inhabilidad constitutiva para distinguir, en la experiencia misma, entre lo que cotidianamente llamamos ilusión y percepción, es decir, que como humanos siempre refrendamos o invalidamos nuestras experiencias en un acto comparativo que surge en un segundo momento, en otra experiencia (de hecho vivimos explicando nuestras experiencias usando los rasgos de otras experiencias). Por ello habitamos en un flujo experiencial en que vivimos como válido todo lo que vivimos, pero en el cual no sabemos de ante mano si posteriormente consideraremos lo vivido como error, ilusión, acierto o percepción. De este modo, no podemos afirmar que nuestros argumentos racionales y nuestras acciones son válidas por que se apoyan en una realidad supuestamente independiente de nuestro operar

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humano como observadores. Pero tampoco lo necesitamos, pues nos guían las coherencias y regularidades que distinguimos al atender a nuestro operar como observadores. Distinguimos que lo que llamamos realidad es siempre un constructo explicativo, y lo que busca explicar es nuestra experiencia, en términos generales, la experiencia de la cognición, o del habitar humano. No habitamos en lo “real”, habitamos en las coherencias experienciales que surgen con nuestro habitar biológico-cultural, y para explicar nuestras experiencias usamos las coherencias y regularidades de nuestras experiencias. Al aceptar lo anterior descubrimos: No el que la realidad no existe, sino que habrá tantos ámbitos de realidades como criterios de distinción puedan usar los observadores en su habitar. Y descubrimos que desde la perspectiva del observador el mundo que vivimos no preexiste a nuestro vivirlo sino que surge con nuestro vivir y convivir. Como también el que vivimos como válido todo lo que vivimos al momento de vivirlo de modo tal que la distinción entre percepción e ilusión solo es posible a posteriori, en una nueva experiencia, y que de hecho la percepción ocurre como una configuración sensorio-motriz de los objetos en un proceso de correlaciones necesariamente secuenciales (Maturana & Mpodosis, 1996b). O sea, la percepción no ocurre en la experiencia sino en el flujo conductual que permite la correlación entre estas, y por ende no podemos percibir lo que “está” allí independientemente de nuestro operar. Así que de lo que se trata es de entender que al dejar de sujetarnos explicativamente en el mundo-objeto, y pasar a hacerlo en el operar observacional, nos descubrimos en un cambio de perspectiva ontológico-epistemológico en que resulta que somos la fuente desde donde vemos emerger la experiencia del mundoobjeto, y aparecerá un u otro mundo-objeto según la configuración de operación de distinciones que apliquemos en la observación. De tal modo que esta no es la perspectiva del relativismo, sino de un hiperrealismo, tanto por la orientación multiversal a las muchas realidades, como por la aceptación del hecho biológico-cultural de que los componentes del mundo que habitamos operan según como están hechos, y donde no todo es posible, ni todo es necesariamente igualmente deseable.

2.b) La Identidad de la Identidad y la Identidad Consensual: De lo dicho se desprende que la identidad de cualquier fenómeno está dada por la o las operaciones de distinción que hacemos, diferenciamos una unidad de un trasfondo y luego

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al distinguir las relaciones entre sus componentes que configuran su organización específica, la manera en que está constituido, distinguimos su identidad de clase, distinguimos el tipo de fenómeno que es. La estructura de un sistema está dada por los componentes que lo realizan, y su organización por estos y la forma en que se relacionan. Así, una silla es silla dependiendo de si la relación de sus componentes satisface el criterio de distinción propio de las sillas (asiento, respaldo, patas), a pesar que sea echa de madera, metal o plástico. En el ámbito convivencial humano ocurre del mismo modo, un club deportivo puede ser grande o pequeño, pobre o adinerado, pero su identidad como club deportivo está dada por la manera en que se organiza en torno a la realización de la red de conversaciones que lo constituye como club deportivo, es decir si tiene un equipo de jugadores, si participa del circuito deportivo, etc. Pueden de hecho cambiar los componentes humanos del club, y este seguir siendo un club deportivo, pero no puede cambiar la organización de sus relaciones constitutivas. En una mirada más fina, aún si se conserva como club deportivo, si cambian las formas en que históricamente se realizaban sus relaciones, su identidad como el tipo específico de club que es, cambiará, como sucede muchas veces cuando se mercantilizan los clubes deportivos. En este caso, sería la identidad consensual de sus integrantes la que cambia, si es que estos se conservan en aquel. La identidad consensual es una categoría especifica que implica que el tipo de fenómeno a distinguir será de un tipo u otro según se establezca en la convivencia un habitar x, z o y. Incluso nuestra identidad biológica humana, es cultural, puesto que aun siendo zoológicamente Homo Sapiens, si no habitamos con humanos en una convivencia humana no llegaremos a vivir como tales. Nuestra identidad humana se da en la relación, no está en nuestros genes, y nuestras identidades consensuales específicas también, ellas serán según sean las matrices de habitar en que realizamos nuestro vivir y convivir. Por ende, la identidad consensual se encuentra en continuo cambio, en una co-deriva de acoplamientos entre sus miembros y el entorno, pero en un cambio que resulta conservador del específico tipo de habitar del que se trate, y esto hasta el momento en que el cambio impida conservarla y se desintegre. De este modo, al atender y entender la trama relacional en la que habita una comunidad particular, esta nos revela la dinámica de todas las dimensiones de su habitar, en tanto expansión relacional de las corporalidades de quienes

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viven y conviven en ella, y la cual al mismo tiempo ellos generan y conservan con su vivir y convivir.

2.c) Emociones como dominios de acciones: Usualmente se piensa a las emociones como estados internos, o como sentimientos, es decir, como distinción del cómo se está en la propia sensorialidad. Y así, no se suele considerar los dos dominios de existencia en que participa, esto es, tanto en el de la corporalidad, como en el dominio de la conducta. Aun así, esta doble naturaleza tiene una presencia indirecta pero ineludible en los estudios actuales, por ejemplo, en “Estudios Sobre Clima Emocional” de Fernández-Dols (1998:130) reflexionando acerca de los mecanismos que rigen los procesos de lo que llama “contagio emocional”, el autor señala que se ha podido “describir pautas complejas y precisas de coordinación que nos permiten, con una precisión de fracciones de segundo, saber cuándo y cómo debemos tomar la palabra en una conversación informal”. Y al hablarnos sobre la distinción entre atmosfera y clima emocional, señala que el clima es “parte de la estructura social del grupo”. Con lo cual busca resaltar el hecho de que la manera de fluir emocional de un grupo se conserva en el tiempo, y que especifica características fundamentales de las relaciones entre individuos. Sin embargo, lo que no se suele ver del todo es, que al igual que lo que ocurre con el operar cognitivo de cualquier otro ser vivo, nuestras acciones siempre surgen especificadas desde algún fluir emocional que le da su carácter. Las emociones orientan nuestro vivir, en particular los deseos y preferencias. Pero para distinguir esto hay que poder entenderlas como disposiciones corporales dinámicas, que especifican momento a momento dominios de conductas posibles (Maturana 1990; Maturana & Cabezón, 1994)11. Así como la rabia no permite el surgimiento de conductas cariñosas, las diversas configuraciones emocionales propia del mandar-obedecer no abren espacio para conductas de reflexión sobre la relación, pues estas están implícitamente vetadas. Un ejemplo en la vida cotidiana: cuando esperamos el “mejor” momento para pedir algo a alguien. ¿Qué hace mejor al mejor momento? Una predisposición particular para la acción. Si se quiere un aumento de sueldo,

y se ve llegar al

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Ximena Dávila junto a Maturana han presentado una interesante reformulación de la dinámica emocional desde la distinción de configuraciones de sentires íntimos y relacionales. La cual por falta de espacio no abordaremos en este sucinto apartado. Cfr. Maturana, H. & Dávila, X. 2009. 280-281. Op. Cit.

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jefe molesto (disposición corporal dinámica de respiración agitada, movimientos bruscos, rubor facial, etc.), es de sentido común intuir que el dominio de acciones posibles de ese momento no incluye apertura para considerar posibles aumentos de sueldo. Las configuraciones emocionales abren y cierran dominios de conductas posibles, y por ende toda heurística ocurre como parte de un flujo emocional ya presente al momento de tomar decisiones. Enlazando esto con lo ya dicho sobre la distinción de configuraciones correlaciónales en la relación organismo-nicho, se puede entender que, cuando el ser vivo distingue la matriz relacional en la que se encuentra, esto ocurre en la preexistente dinámica del fluir en configuraciones emocionales que las disposiciones corporales van orientando, en una específica deriva de cambios, y lo hacen de un modo que resulta con sentido porque son parte de una historia previa de acciones efectivas en la conservación del vivir y la condición de adaptación. En esta historia, se establecen coherencias y regularidades que espontáneamente operan como marcadores, es decir como criterios de validación para la toma de decisiones, esto en el sentido de ser condiciones que el ser vivo o la persona pone en su escuchar, en su sensorialidad, para validar o invalidar una acción. Así ocurre con el bebé que solo deja de llorar cuando le dan “su” chupete. O cuando las personas aceptamos o rechazamos las explicaciones de los otros, ya que siempre se escucha desde algún criterio de validación, como ocurre con el lector o lectora en este instante. Las relaciones humanas, entonces, se configuran desde la emoción y no desde la razón, aunque aquella dé forma al hacer que el emocionar decide. No cabe duda que los seres humanos somos seres con capacidad racional, a diferencia de los animales fuera del lenguaje, sin embargo ellos y nosotros somos seres primeramente emocionales ya que todo razonar surge asociado a alguna emoción. Tenemos sistemas racionales, sistemas de argumentos desde los cuales argüimos esto o aquello, mas todo sistema racional se funda en alguna emoción que da validez a sus premisas. Y escogemos ciertas premisas como puntos de partida, como elementos que en sus coordinaciones, de acuerdo con sus propiedades y características, constituyen el sistema racional. Y por ende en nosotros, lo racional no es una cosa en sí misma, propia y particular, que pueda ser la misma en cualquier circunstancia. Una persona no puede ser más racional que otra, a los ojos del observador lo que constituye que una acción sea un tipo de acción o de otra, es la emoción desde donde ésta surge, así cuando yo realizo aparentemente el mismo acto de saludar a una persona

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puedo estar haciendo dos cosas totalmente distintas, como por ejemplo burlarme de alguien haciendo creer que lo saludo, o pretender que me encuentro con alguien para engañar a un tercero. En nuestro caso como seres en el lenguaje, lo que guía en primer grado el curso de la historia humana son las emociones y particularmente los deseos e intereses de los humanos, no la disponibilidad de los recursos naturales, ni el curso de las oportunidades materiales y económicas, o el curso de las ideas o valores, como si éstos existieran con independencia de quienes los traen a la mano, como si fuesen tales en sí mismos, ya que estos, para un observador, existen sólo en la medida en que se desea lo que se llega a distinguir como tales (Maturana, 1978; 1993; Maturana y Dávila 2009b). Y ciertamente son elementos que pueden guiar nuestro vivir pero lo son sólo en tanto que aceptamos aquello que connotan para nosotros. Cuando éstos aparecen en nuestras distinciones como elementos que guían el curso de nuestro vivir, ya ha surgido antes, independientemente de ellos, el emocionar que los hizo posibles como tales guías de nuestro vivir. Por ejemplo, es la rabia ancestral frente a una historia de opresión y explotación la que funda los cíclicos estallidos sociales, como es el sentir revolucionario el que inspira y guía la conducta de las y los militantes de los movimientos genuinamente antisistémicos, del mismo modo, pero a escala global y reforzado por las estructuras del sistema-mundo, la ambición es el flujo emocional-relacional que hace posible la realización y conservación de la dinámica de incesante acumulación de capital.

2.d) Lo social como dominio de acciones fundado en la mutua aceptación: Desde el entendimiento de la biología del fenómeno social (Maturana, 1995a) que la explicación autopoiética de los seres vivos trae a mano, constatamos que las condiciones biológicas bajo las cuales surgen, se realizan y conservan los fenómenos sociales en el reino animal, inescapablemente implican las acciones de aceptación del otro como un legítimo otro en convivencia con uno. Esto no es algo exclusivo de lo humano, y no es una recomendación filosófica o religiosa, es un hecho del vivir, al igual que el hecho de que al interferir con la aceptación del otro junto a uno, lo social se desintegra. El social es un fenómeno mucho más fluido de lo que se suele aceptar, se trata de flujos relacionales que al constituirse como sistemas dinámicos aparecen y desaparecen como configuraciones emocional-relacionales de flujos estacionarios en permanente dinámica de cambio y conservación. De este modo lo

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social no es visto como un en si, como la simple interacción entre personas, lo que incluiría todo fenómeno de convivencia, sino que se configura en una dinámica relacional particular que implica la conservación del emocionar básico de la aceptación mutua. Es en este sentido que las relaciones convivenciales humanas que no se fundan en la aceptación del otro como un legítimo otro en la convivencia, no son relaciones sociales. Así, por ejemplo, las relaciones laborales no serían sociales, sino contractuales. Y lo mismo ocurre con las relaciones jerárquicas (militares, sectarias, etc.), pues éstas se fundan en la exigencia de obediencia y entrega de poder que traen consigo (Maturana 1981b). El problema está en que usualmente confundimos dominios, porque partimos de la base de que todas las relaciones humanas son de la misma clase, y no lo son, pues se fundan desde distintas configuraciones emocional-relacionales. El que las relaciones de poder, las relaciones jerárquicas, las relaciones contractuales no sean relaciones sociales, implica que un ejército o una empresa, por ejemplo, no sean sistemas sociales. Sin embargo, entre los miembros de un ejército o empresa pueden darse relaciones sociales. El espacio laboral no se funda en la mutua aceptación se funda en la dinámica contractual que hay entre trabajo y remuneración, sin embargo como somos seres primariamente sociales, y nos gusta habitar en espacios de mutua aceptación, permanentemente estamos trayendo a mano dinámicas socializadoras en ámbitos no sociales, pero estas quedan circunscritas por el borde operacional que el contrato o la jerarquía establecen. Aquí usaremos el concepto sistemas de convivencia y hablaremos de lo convivencial, para distinguir entre sistemas sociales y no sociales, de modo de poder diferenciarlos cuando corresponda, y salvo conceptos en boga como “intervención social”, “vivienda social”, etc., hablaremos siempre de lo social y de sociedad según como acabamos de caracterizarlos, e igualmente por ello privilegiaremos hablar de movimientos antisistémicos y no de movimientos sociales, ya que no todos los movimientos antisistémicos son sociales desde esta perspectiva. Esta distinción es cardinal respecto de la caracterización de los movimientos actuales, y en específico del MPL.

2.e) Periodización Psíquico-Relacional de la Historia humana: Este es un tema que no cabrá tratar en esta tesis de manera extensa, pero no se puede eludir un comentario mínimo. La discusión sobre la existencia de sociedades igualitarias anteriores al patriarcado ha

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resultado muy polémica, y aquí no hay espacio más que para señalarlo 12, pero ya lo he tratado in extenso antes (Muñoz, 2004), y evidencias han sido expuestas desde hace tiempo por diversos investigadores. Desde la comprensión biológico-cultural se entiende que, si lo que guía el devenir evolutivo en general, y humano en particular, son las configuraciones emocional-relacionales, entonces se puede articular una periodización que no se base en criterios técnicos, como suele hacerse (edad de piedra, hierro, información, etc.), sino siguiendo el criterio de distinguir configuraciones psíquico-relacionales según las matrices que se generan y habitan (Maturana & Dávila; 2009b: 35-64). Esto a través de describir deductivamente las redes de conversaciones básicas de una comunidad y las configuraciones emocionales que constituyen los modos conversacionales fundamentales de la misma. El convivir relacional se vive en cada instante de cada era psíquica como un presente continuo y cambiante, en el cual el fluir del emocionear colectivo surge instante a instante del trasfondo histórico-operacional y filosófico-epistemológico imperante. Es decir, que en cada instante del transcurso histórico que configura los flujos relacionales humanos, y que distinguimos como distintas eras psíquicas, el ser humano ha conservado, al centro de la convivencia, distintas configuraciones de deseos, gustos, preferencias y perspectivas cuyo fundamento ha estado determinado cada vez, por el habitar del presente que se vive y convive en una matriz relacional particular, y la cual surge con ese vivir y convivir. En un comienzo Maturana (1987b; 1993) sólo consideraba dos grandes eras psíquicas, la matrística, desde el origen de lo humano, hasta la exterminación de estas sociedades igualitarias, y la patriarcal desde 9 mil años A.E. hasta la actualidad. Posteriormente con Dávila ampliaron las distinciones: Era Arcaica, Matrística, Patriarcal,

Moderna,

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Si bien Maturana fue quien creo una periodización basada en las configuraciones emocionales, que luego ampliaron con Dávila, el tema de la existencia de sociedades comunitarias no jerárquicas del neolítico, ha sido largamente debatido desde los descubrimientos de Bachoffen, ver: Gordon Child, V. (1958) The Dawn of European Civilization. Londres. Ed. Alfred Knopf; Gimbutas, M. (1975) Diosas y Dioses de la Vieja Europa. Madrid. Ed. Istmo; Gimbutas, M. (1980) The Early Civilization of Europe. En Indo-European Studies, UCLA, (131), cap. 2; Maturana, H. (1985) Conversaciones Matristicas y Patriarcales. En Maturana, H., Verden Zöller, G. Amor y Juego. Santiago. Ed. Instituto de Terapia Cognitiva; Maturana, H. & VerdenZoller, G. (2009) The Origins of Humanness in the Biology of Love. Imprint Academic. Boston; Mellart, J. (1975) The Neolithic of the Near East. New York. Ed. Scribner; Leakey, R. (1989) La Formación de la Humanidad. Barcelona. Ediciones del Serbal; Leroi-Gourhan, A. (1984) Arte y Grafismo en la Europa Prehistórica. Barcelona. Ed. Istmo; Von Werlhof, C. (2004) Capitalist patriarchy and the struggle for a deep alternative. Las Vegas; Von Werlhof, C. (2000) “Globalization” and the “Permanent” Process of “Primitive Accumulation”. En journal of world-systems research, vi, 3, fall/Winter. 728-747.

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Postmoderna y Postpostmoderna. Para esta investigación se tomará distancia de algunos aspectos de esta reformulación, la cual surge según sus autores como la descripción “de la realización de un ciclo mítico que posibilita un espacio reflexivo” (Dávila, Maturana; 2009b: 37), es decir, que no se orienta ya como una peridozación historiográfica. En particular discrepamos de la idea de separar periodos tan disímiles en duración, ya que no nos parecen considerables como eras a las últimas dos. La modernidad será aquí concebida como civilización, parte del patriarcado, no como era. También se reformulará la comprensión de la dinámica fundamental de la modernidad, y se sostendrá una mirada crítico-reflexiva respecto a las diversas formulaciones sobre la existencia de una supuesta postmodernidad, más bien se enfatiza el periodo actual como uno de transición civilizacional. Lo que se retoma es todo lo demás, en particular la comprensión psíquica y temporal que hay aquí implicada, y que conlleva la comprensión de que la dinámica psíquica de cada era permanece como trasfondo en este y en cada presente, de tal modo que la dinámica matricéntrica ha sobrevivido desde el origen del patriarcado hasta hoy. Así, la civilización patriarcal-capitalista actual, implica un núcleo matricéntrico inescapable, que está dado, al menos, por la conservación de una relación materno-infantil de cuidado y acogimiento. La relación de esto con los procesos de configuración de identidad es enorme y compleja, ya que es justamente la trama de relaciones contradictorias propias del patriarcal-capitalismo la que en este presente opera como el trasfondo histórico-operacional y filosófico-epistemológico, desde donde surgen los flujos de configuraciones emocionales especificando los procesos psíquico-relacionales creadores de identidad consensual. Y aquí encontraremos elementos netamente matricéntricos, otros sólo patriarcales, y otros que surgen de la hibridación de las tres matrices relacionales en el patriarcado-capitalista. Solo resta señalar que por patriarcado no entendemos aquí el mero dominio masculino, sino la mismísima cultura de dominación y apropiación, fundada en la desconfianza, arrogancia y prepotencia (Maturana, 1993), la cual ha sido la condición de posibilidad histórica para el subsiguiente dominio masculino que incluso patriarcalizó lo femenino. A su vez, las sociedades matricentricas no se conciben como utopías perfectas y exentas de mecanismos de autoridad, pero en ellas esta está morigerada por el vivir comunitario centrado en la confianza y la co-inspiración.

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Diagrama del operar de los sistema autopoieticos13

Figura 1

Organismos y medio cambian juntos en congruencia

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Estos diagramas fueron concebidos originalmente por Humberto Maturana, quien los desarrolló en un comienzo para hablar de los seres vivos pero también para dar cuenta del operar de los sistemas cerrados en general. El observador aparece para mantener en mente que él los trae a la mano en la operación de distinción. El circulo es una flecha cerrada sobre si misma que evoca la dinámica de su operar recursivo, las pequeñas flechas en dos direcciones no son entradas del sistema, sino que evocan la dinámica de interacciones con el ambiente, e implican la generación de un nicho entre ambos que surge instante a instante. En estos diseños se enfatizan los dos dominios de existencia de todo sistema, el del operar de sus componentes, y el de su operar en el ámbito en que son totalidades. En la figura dos aparecen dos sistemas cambiando en congruencia entre ellos y el ambiente, esto en dos cortes temporales, To y T1. En las próximas figuras los usaremos para dar cuenta de algunas dimensiones del operar del MPL en tanto sistema cerrado.

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Figura 2

Dominios de existencia

Figura 3

3) Análisis Biológico-Cultural de Sistemas-Mundo: Desde nuestra perspectiva, para seguir caminando en la dirección trazada por los analistas de sistemas mundo, es fundamental tomar como punto de partida la naturaleza biológica de la cognición y la ontología culturalmente constituida de nuestro operar como observadores, lo que nos permite investigar y explicar sin reificar los procesos, al considerar en cada caso el no ser en si de todo ser, que siempre surge como una operación de distinción, es decir, como un hacer del observador distinguiendo alguna matriz relacional. Esto implica que se ha tenido que reformular, o re-impensar, algunas nociones fundantes del AS-M, adecuándolas a la vía explicativa de la objetividad entre paréntesis propia de la comprensión biológica del conocer, muy en particular, las nociones de sociedad y cultura. De igual manera, se ha ampliado la escala de periodización histórica incluyendo los sistemas de convivencia igualitarios (no tributarios) propios de las ciudades agrícolas del

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neolítico que han sido caracterizadas como matristicas por Maturana (Maturana, 1993; Matruana & Verden-Soller, 2009). Es por esto que se justifica hablar de un Análisis Biológico-Cultural de Sistemas-Mundo, pero también en tanto Wallerstein et. all, señalan, como ya mencioné, que el trabajo de apertura de las ciencias sociales (Wallerstein, 1996a), habría de llegar a constituir un trasfondo de entendimiento para un operar que abra las ciencias sociales a la relación tanto con las nuevas ciencias naturales (de la complejidad) como con los estudios culturales, en un tándem unitario que desestime la frontera artificial entre las dos culturas (Ciencias y Humanidades), así como la separación disciplinar dentro de las ciencias sociales. Lo cual corrobora la posibilidad, y deseabilidad, de articular esta particular forma biológico-cultural de análisis de sistemas-mundo, ya que en ella es posible tal unidad epistemológica14. Pienso que la comprensión de la dimensión emocional del vivir humano como proceso de orientación fundamental de su habitar, junto con la comprensión del no ser en si de todo ser, y de la configuración tiempo-espacial como operación de distinción, abre la posibilidad de revelar las relaciones de interacción que configuran el tándem relacional entre la localidad y la globalidad del vivir psicosocial, además, descritas en una propuesta de lenguaje unitario que no separa artificialmente esa interacción entre las dimensiones económicas, políticas y sociales, que es, al juzgar de Wallerstein (1998a: 292-294), una de las tareas y desafíos fundamentales a encarar para la efectiva reestructuración de las ciencias sociales. Al respecto, el asunto central tiene que ver con la comprensión, arriba mencionada, de la existencia de los sistemas en dos dominios disjuntos, pero mutuamente modulados en la interacción; el del operar de las propiedades de sus componentes, y el de su operar en el espacio en que existen como totalidades. En el ámbito biológico esto alude a

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Desde un sustrato epistémico unificado en la cognición biológicamente encarnada, Maturana conceptualizó la cognición como acción efectiva (1970), las emociones como disposiciones corporales dinámicas que especifican ámbitos de conductas posibles (1990); el operar lingüístico como uno en el cual se coordinan recursivamente coordinaciones conductuales establecidas en la convivencia (1978); al trenzado consensual del lenguajear y el emocionear, lo llamó conversar, y la cultura, en tanto el modo relacional de realizar el habitar social humano, estaría constituido por redes cerradas de conversaciones (1988). Esta perspectiva permite de hecho prescindir del liberal paradigma estratificador que divide arbitrariamente lo económico de lo político, lo personal, etc., ya que el dominio de las operaciones económicas, políticas, científicas, etc., de hecho opera siempre como un flujo de coordinaciones recursivas de acciones y emociones que el conversar es, y que ocurre en redes cerradas pero entramadas en flujos de matrices relacionales. Y como señala Wallerstein (Aguirre Rojas, 2003: 346-347), tal paradigma eurocéntrico y newtoniano, está al centro de nuestros problemas para realizar el programa de la unidisiplinariedad de las ciencias sociales, como también para superar la supuesta separación entre la operación científica y la reflexión filosófica.

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la relación organismo-nicho, y en el ámbito humano tal nicho es además psíquico-cultural. Esta discusión pone la corporalidad al centro del habitar humano (cuerpo-mente), siempre local, pero la dinámica de lo psíquico-cultural se realiza en el conversar, el cual aunque se da en una localidad siempre ocurre en un flujo de redes de redes de conversación, componiendo la existencia global en que se da el habitar humano en el sistema-mundo moderno. Es desde estas consideraciones que la pregunta por la relación entre lo local y lo global, la pregunta por la relación entre la matriz biológico-cultural y el sistema-mundo, cobra sentido y es respondible. Por otro lado, al considerar la naturaleza de la cognición como acción, podemos distinguir la emoción como ámbitos de acciones posibles especificados desde la sensorialidad, que en tanto fundamento de todo hacer y todo razonar, orientan instante a instante toda conducta, y le dan su carácter a cada tipo de relación humana, la cual siempre se haya entramada en una matriz mayor. Al hacer esto podemos entender que las relaciones sociales sólo son posibles en la emoción básica de la mutua aceptación, que las posibilitan y conservan. Pudiendo distinguir lo social de otras relaciones de convivencia, y entendiendo que en la historia humana la convivencia se llegó a fragmentar en múltiples células sociales, componiendo comunidades sociales y no sociales, las que pasaron a conservar relaciones a-sociales y antisociales de diverso tipo de manera diferencial entre unas y otras. Y que el origen de esta situación está asociado al origen del patriarcado, y en la actual civilización patriarcal-capitalista toma la forma de lucha de clases y etno-nacionales en torno a la apropiación concentrada y polarizante de la riqueza, la cual surge en la dinámica de la incesante acumulación de capital. De este modo, el sistema-mundo capitalista, no es un sistema social, sino un sistema de convivencia que opera como un mosaico de sociedades unidas y separadas en la convivencia por las contradicciones relacionales que la matriz patriarcal-capitalista implica. Algunos movimientos en la modernidad surgen de la generación de caminos colectivos para la conservación del bienestar de sus miembros frente al malestar que genera el patriarcal-capitalismo, en este sentido son movimientos antisistémicos, pero a la vez, dada las contradicciones estructurales del sistema, han jugado también un papel paradójicamente retardante del cambio deseado, pues la local consecución de sus reivindicaciones reforzaban la lógica del sistema, se deseaba seguir operando dentro de las redes de conversaciones de la matriz capitalista, pero “mejor”, y con esperanza de “progreso” y

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“desarrollo de oportunidades”, que era precisamente la esperanza que ofrecía la ideología liberal-socialdemócrata antes del quiebre sistémico iniciado con la revolución mundial de 1968, que con su continuación emergente en 1989-91 y su reaparición en 2011(Wallerstein, 2011; 2012), implican un proceso de crisis y transformación de los movimientos antisistémicos que es parte de la crisis total de la civilización; crisis económica, política, psíquica y científica. Contexto en el que se enmarca el operar de los actuales movimientos, con sus proyectos utopísticos en torno a la constitución del Buen Vivir y la Vida Digna, y entre ellos, el proyecto común autogestionario del Movimiento de Pobladores en Lucha que en esta tesis investigaremos. Mucho más se podría ahondar sobre estos fundamentos, pero no es el lugar indicado. Para terminar sólo se señalará que, el Análisis Biológico-Cultural de Sistemas-Mundo, será articulado para esta investigación de una manera que efectivamente recorre el tándem entre lo nomotético y lo ideográfico, por un lado, al orientarse por las leyes epistémicas que, sobre los mundos que habitamos, se desprenden desde las regularidades de nuestra experiencia como observadores 15, y por otro, al ceñirse a la historiografía y la investigación cualitativa sobre los discursos de los miembros del MPL, en el proceso de presentar una explicación científica del fenómeno tratado: la generación de identidades consensuales en la matriz de un proyecto común centrado en la autogestión y la construcción utopística de alternativas convivenciales que se realizan en el presente pero de cara a un horizonte futuro.

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Cfr. Dávila X., Maturana H. (2009) Leyes Sistémicas y Metasistémicas. En Habitar Humano. Op. Cit. p.107-174. Al mismo tiempo puedo distinguir, como formando parte de estas, las leyes relacionales que se desprenden del análisis de las regularidades de los sistemas-mundo, como la de las realidades del tiempoespacio, o de los ritmos, ciclos y tendencias seculares de una economía-mundo. Para abundar al respecto ver nota 20.

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Marco Histórico: La Civilización Patriarcal-Capitalista, los Movimientos Antisistémicos, la Intervención y la Autogestión. Introducción: En la primera parte de este apartado se propondrá una perspectiva global y de larga duración del operar del capitalismo como sistema histórico situado, desde donde mirar la deriva de los movimientos antisistémicos que como flujo mundial constituye el trasfondo geopolítico-económico-epistemológico de los actuales movimientos y en particular del MPL. En esta historia los procesos de intervención y autogestión tienen una presencia basta y cardinal para entender la actual encrucijada que de cara a la crisis terminal del sistemamundo moderno enfrentan los movimientos antisistémicos. Para observar las, hoy llamadas, Intervención Social y Autogestión Comunitaria, no como disciplinas, ni objetivando definiciones, sino distinguidas como dinámicas relacionales que hacen parte constitutiva de la historia del actual sistema-mundo, se señalará su relación generativa con la Revolución Francesa, las ideologías, las ciencias sociales y los movimientos antisistémicos, mostrando cómo en esta historia global han ocurrido dos tendencias paralelas y contradictorias tanto para la Intervención como para la Autogestión. Y en una segunda parte se integrarán distinciones de la historia social de Chile respecto a los movimiento populares de los siglos XIX y XX de modo de revelar el acoplamiento de la dinámica global con la local, encaminándonos a la descripción histórica de la actual matriz relacional en que se da la existencia del MPL.

Preludio: Los sistemas de convivencia históricos y la historia de larguísima duración, o el dilema del patriarcal-capitalismo. Respecto a la posibilidad y dificultades, de construir un habitar centrado en el Buen Vivir, y o en la Vida Digna, los movimientos antisistémicos actualmente encaran dos grandes encrucijadas entrelazadas que son asunto cardinal para la viabilidad de su realización: 1. La civilización capitalista en tanto sistema-mundo.

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2. El Patriarcado como Era Psíquico-Relacional (Dávila & Maturana, 2009), la cual se extiende desde 9 mil años a la fecha (Gimbutas, 1991; Maturana 1993; Von Werlhof, 2004)16.

La noción de sistema-mundo es una ampliación conceptual que hace Immanuel Wallerstein (1974; 1998a) del concepto de economía-mundo, traída a mano por Fernand Braudel (1979; 2002), para referir a una red de comercio que entrelaza diversas unidades políticas en una región. Entonces, no se trataría de sistemas que son de tamaño mundial, sino que son mundos relacionales en sí mismos, sistemas cerrados que delimitan con su dinámica específica un área relacional. En este sentido el guion en “sistema-mundo” señala que no se trata de que el concepto “mundo” sea un atributo del sistema, sino que son un mismo concepto. Desde la perspectiva del análisis de sistemas-mundo (Wallerstein, 2005), la convivencia humana se da en comunidades que constituyen sistemas históricos, y los ha habido de diversas formas relacionales. Según esto, Wallerstein periodiza la historia humana en tres grandes faces; en la primera sólo habrían existido mini-sistemas, de corta extensión geográfica y corta duración temporal; en la segunda fase coexistirían los imperios-mundo, con economías-mundo y con los mini-sistemas; y en el tercer periodo habría surgido la economía-mundo capitalista, que a diferencia de anteriores economías-mundo, nunca del todo desarrolladas, no sólo sobrevivió a la anexión por parte de algún imperio-mundo, sino que terminó por fagocitar ella a todos los demás tipos de sistemas históricos existentes. La especificidad relacional que singulariza a los imperios-mundo de las economías-mundo radica en que no están centradas en lo económico sino en lo político e ideológico, y por ende constituyen bordes políticos dentro de los cuales pueden existir unidades económicas separadas sin una división axial del trabajo, por el contrario, en una economía-mundo pueden coexistir diversidad de unidades políticas ya que su borde relacional está dado por el espacio de interconexión económica que genera una división única, global, del trabajo (Wallerstein, Estamos conscientes que la expresión “larguísima duración” la inventó Braudel para descalificar lo que también llamaba el tiempo de los sabios, criticando la reificación nomotética de los procesos históricos. Nosotros pensamos que hoy es posible e indispensable abordar el problema del origen de lo humano y las eras psíquico-relacionales para poder dar cuenta de los fenómenos implicados en una mirada que aúne las dos culturas, en específico lo biológico evolutivo y lo histórico cultural. Y consideramos que la Autopoiesis y la Matriz Biológico-Cultural del Habitar Humano abren esa posibilidad explicativa (Maturana & Dávila 2009). 16

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1991). Ahora bien, para poder realizar un análisis biológico-cultural de sistemas-mundo, hay que hacerse cargo de la Matriz Biológico-Cultural del Habitar Humano tanto como de las Eras Psíquico-Relacionales (Dávila & Maturana, 2009b), cuyo criterio de periodización es emocional-relacional, por ello que situaré la historia, la historia de larguísima duración de los sistemas históricos de convivencia, en el trasfondo de la historia de la Bioantroposfera17, con lo cual me adentro en un campo inexplorado que si bien considero concordable con la postura wallersteiniana, me diferencia de ella a este respecto. Aquí no puedo extenderme en semejante elucidación. Sin embargo hay que señalar que en lo que respecta a la actual dificultad psíquico-cultural para la construcción de una convivencia centrada en el horizonte convivencial de la Vida Digna y el Buen Vivir, nos topamos con el problema histórico de la conservación psicosocial cotidiana del patriarcado, entendido este no en tanto cuestión de género, sino como psique y cultura de dominación, apropiación, control, lucha y competencia (Maturana, 1993), donde hombres y mujeres nos conducimos patriarcalmente. Desde esta óptica puede que el capitalismo, como veremos abajo, esté en su fase final, pero el patriarcado a subyacido y sobrevivido a diversidad de sistemas-mundo (imperiales, feudales, etc.), manteniéndose incólume hasta la actualidad, de hecho bien se puede hablar de un Patriarcado-Capitalista18 ya que está epistémica y culturalmente a la base del capitalismo de un modo recursivo. Ahora bien, no se trata de que la existencia histórica de sistemas de convivencia no patriarcales, durante y después del neolítico, nos den modelos a seguir o justificaciones a esgrimir, sino que fundamentalmente permite y abre la reflexión en torno a la naturaleza psicosocial del Patriarcal-Capitalismo, esto en contraste con el modo de vida previo de las sociedades igualitarias neolíticas, centrado en el bienestar de la comunidad, también llamado matristico (Maturana, 1993; Muñoz, 2004), y que responde a la Era Psíquica de mayor duración en la historia humana. Lo cual permite analizar qué aspectos de la convivencia actual son propios del capitalismo y cuales propios del patriarcado, posibilitando distinciones y reflexiones que nos revelen las dificultades personales y colectivas con que los nuevos movimientos antisistémicos se encuentran a la hora de intentar fundar convivencias alternativas, por ejemplo las tentaciones de la desconfianza, la enemistad y la apropiación de la verdad. Ejemplo de esto es la dificultad 17

Ver nota N 59, pág. 176. En concordancia con este planteamiento, pero desde un sustrato epistémico distinto, se encuentran los trabajos de la analista de sistemas-mundo Claudia Von Werlhof (2000; 2004). 18

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que implica defenderse permanentemente de las opresoras dinámicas económico-políticas cotidianamente generadas por el capitalismo, sin quedar alienado en el emocionar de la lucha, que genera cegueras relacionales al expandirse este a otras dimensiones del vivir, como son justamente los espacios organizacionales y convivenciales de los movimientos antisistémicos. La vieja izquierda puso al centro de su quehacer, junto a la inspiración ética libertaria, cierta tendencia al autoritarismo, la jerarquía, la certidumbre, y por cierto el sexismo, además, sujetos como los indígenas y homosexuales, entre otros, tenían que desaparecer o ser reeducados. Así, nos encontramos en todo esto un problema de envergadura que enfrenta el MPL, tanto como los actuales movimientos antisistémicos y la sociedad civil en general ¿Cómo conservarse en movimiento sin concentrar el poder? ¿Cómo generar y distribuir permanentemente el poder popular constituyente para realizar la Vida Buena? La reflexividad ética, transparencia y ampliación continua del acceso a los cargos de dirigencia de los movimientos, se funda en una psique y unas dinámicas relacionales diametralmente opuestas a las del patriarcado, que a todos nos ha moldeado culturalmente desde hace milenios. Por otro lado, es fundamental entender que las dinámicas psíquico-relacionales del patriarcado y el capitalismo están inextricablemente entrelazadas. A la arcaica dinámica de la apropiación y la competencia, que el capitalismo expandió y profundizó, se suman por ejemplo las dinámicas de la mercantilización progresiva de todo, de la sujeción cultural generadora del individualismo, que junto a las de la despolitización y desmovilización, la fase neoliberalista ha llevado a la apoteosis. Este preludio es indispensable para distinguir en toda su complejidad lo que se juega en esta transición civilizacional y las dificultades que encaran los movimientos antisistémicos del presente ciclo de luchas. En las conclusiones se abundará un poco más al respecto.

Primera Parte: DISTINCIONES DESDE LO GLOBAL

1) El Sistema-Mundo Capitalista y la Normalidad del Cambio Político: Ante todo especificaré brevemente, desde los criterios de distinción propios del Análisis de Sistemas-Mundo (Wallerstein, Amin, Arrighi, et all.), que se entiende por Sistema-Mundo Capitalista en tanto sistema de convivencia históricamente situado, y lo haré señalando 8

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características fundamentales de su concreto operar. Visión que contrasta con

otras

concepciones del capitalismo, como simple modo de producción, al considerarlo, por el contrario, como sistema histórico en la escala de la larga duración temporal y desde la unidad de análisis mundial en vez de estatal, de este modo, el capitalismo histórico, aparece compuesto de, al menos, ocho elementos centrales: 1) Una orientación estructural, compulsiva, de las redes de conversaciones capitalistas, hacia la incesante acumulación de capital como dinámica constitutiva del habitar del mundo moderno; 2) Un origen en el Siglo XVI (o antes) en Europa Occidental y parte de las Américas; 3) Un mercado único que determina la división mundial del trabajo en un centro, semiperiferia y periferia, generando un intercambio desigual en base a la mercantilización progresiva y a los cuasi monopolios (Wallerstein, 2004e); 4) Una correspondencia política entre una economíamundo y un sistema interestatal, donde Estados con diverso grado de poder hegemónico se encuentran en continuas luchas político-militares y competencia económica (Wallerstein, 2001b); 5) La existencia histórica de tres ciclos de hegemonía estatal global y de las luchas por establecerla (Wallerstein, 2004f); 6) Un proceso continuo de apropiación del plusvalor de las operaciones económicas globales en que participan tres actores, y donde el estrato medio que explota al bajo y es explotado por el alto, está permanentemente siendo creado y destruido por las contradicciones del sistema, lo cual, como se dijo, constituye el eje central de la lucha de clases; 7) El surgimiento de movimientos antisistémicos que históricamente han debilitado y simultáneamente reforzado el sistema-mundo; 8) Una geo-mentalidad estructuralmente eurocéntrica, sexista y racista en contradicción con una inspiración fundacional antiautoritaria y de progreso igualitario (Wallerstein, 2004g). Desde esta óptica se considera un mito el que el capitalismo surge con la revolución industrial en la Inglaterra del siglo XIX, también el que la revolución francesa fuese una revolución burguesa, o una revolución meramente antiautoritaria, en la cual una nueva clase irrumpiría libertariamente entre señores feudales y campesinos, la burguesía. Más bien, se trata de la historia sobre cómo los señores se vieron llevados a transformarse en burgueses para conservar sus privilegios de gobernantes. Por otra parte, la importancia histórica de la revolución francesa que desde esta perspectiva se destaca (Wallerstein, 1998c), tiene que ver con lo que gatilló en el resto del mundo, y no particularmente en Francia, al impulsar una transformación geocultural profunda, en la cual el cambio mayor dice relación con la 62

nueva conciencia, mentalidad, de aceptación de la normalidad del cambio político, y cuyos dos corolarios fueron, primero, la distinción consensual de que la soberanía nacional, en tanto relación de poder, no es inmanente al Estado sino que radica en la movilización del pueblo organizado, y segundo, el proceso de progresiva ampliación de la ciudadanía y del sufragio en vías de universalización.

En este escenario el estrato capitalista mundial llegó a aceptar que el cambio político constante había llegado para quedarse, y entendió que de hecho sólo aceptándolo podría tener alguna oportunidad de contenerlo y retardarlo. Una vez que esto se fue generalizando, entre 1789 y 1848, surgieron tres nuevas instituciones como expresión y respuesta a esa nueva “normalidad del cambio”: Las ideologías; Las ciencias sociales; y los movimientos antisistémicos, instituciones las cuales constituyen la gran síntesis cultural/intelectual del largo siglo XIX (Wallerstein, 1998c).

1.a) Las Ideologías: Si bien no se suele entender las ideologías como instituciones, desde esta perspectiva (Wallerstein, 1996c) lo son en tanto se alude a los concretos programas políticos y las estructuras nacionales e internacionales que intentan realizarlos y conservarlos. Es decir, en toda época ha habido cosmovisiones, las cuales especifican diversas maneras de interpretar el habitar humano, pero una ideología es además, una cosmovisión que ha sido formulada consiente y colectivamente con objetivos políticos, lo cual aparece como una estrategia necesaria sólo, si se concibe que el cambio en general y el cambio político en particular, son lo normal, de tal manera de poder establecer objetivos de mediano plazo. Este fue quizás el sello psíquico-cultural distintivo que marca el cambio en las mentalidades que trajo a mano el moderno sistema-mundo.

Dentro de las tres grandes ideologías mundiales que surgieron en el siglo XIX; El Conservadurismo, el Liberalismo y el Radicalismo (Marxismo y Anarquismo) el Liberalismo vendría siendo la ideología natural del cambio normal, que intenta inducirlo y canalizarlo, pero hubo de convertirse en ideología sólo después del surgimiento del Conservadurismo. Por supuesto que la idea del derecho que tienen los individuos a

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liberarse de las imposiciones estatales precede al siglo XIX (bastaría considerar el pensamiento de John Loke), pero aquí presenciamos algo distinto, se trata de un completo programa de reforma aprobado y consensuado consciente y burocráticamente.

El Conservadurismo por su parte, intentó justificar intelectual y pragmáticamente el ritmo más lento posible para el cambio, y asumía que había cambios más peligrosos y objetables que otros, al tiempo que intentaba preservar la tradición, específicamente, la monarquía, la familia, y la iglesia.

Finalmente el Radicalismo, en sus dos vertientes principales Marxismo y Anarquismo, fue la última ideología en entrar en escena de un modo programático, con la revolución mundial de 1848. El marxismo aceptó la premisa elemental del Liberalismo, es decir la teoría del progreso inevitable, pero, le agregó dos elementos diferenciales: 1) que el progreso no se realiza de manera continua sino discontinua, mediante revoluciones; y 2) que la senda evolutiva de la vida humana no había alcanzado su cumbre con la modernidad capitalista, todavía había un estadio final que alcanzar, por ende había que acelerar el cambio lo más posible. Por su parte el Anarquismo no compartía en todos los casos la idea del progreso inevitable, pero si de la necesidad de acelerar al máximo posible el cambio político y asegurar estructuras que permitieran la conservación del cambio político orientado a la maximización de la autonomía de los individuos y las comunidades. De este modo, las tres ideologías especificaron como había que encarar políticamente el cambio normal (Wallerstein, 1996c).

Como veremos, en Chile esta historia tiene nombres y apellidos, podemos señalar la compleja relación entre pipiolos y pelucones como la disputa entre liberales y conservadores que se dio a partir del proceso de liberación colonial.

1.b) Las Ciencias Sociales: En tanto las agendas políticas implicaban propuestas pragmáticas de intervenir las realidades sociales de la época, fue preciso adquirir conocimientos pragmáticos sobre las mismas, lo que se necesitaba entonces, eran ciencias sociales. Evidentemente pensadores

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sociales hubo mucho antes de este periodo, pero las ciencias sociales son más que mero pensamiento social, y así como las ideologías son más que cosmovisiones, las ciencias sociales fueron generadas por colectivos de personas y dentro de estructuras específicas que perseguían objetivos específicos. Su institucionalización, tal como se las concibió en el siglo XIX, implicó el estudio empírico del mundo social, y esto para entender las dinámicas del “cambio normal” con el fin ulterior de influir en el (Wallerstein, 1998a).

Las ciencias sociales han sostenido una relación ambigua con las políticas sociales. A mediados del siglo XIX, las primeras organizaciones que florecieron para promover estas disciplinas no se localizaban sólo en las universidades, sino también y principalmente en la esfera pública, y aglutinaban no sólo académicos, sino también personas activas en la arena política, hombres de negocios y representantes del clero. Su propósito fundamental era impulsar reformas para dar solución a la llamada “cuestión social” (Producto del desborde de los centros urbanos y sectores manufactureros emergentes en la economía). Hacia finales del siglo XIX se habían institucionalizado las actuales disciplinas científico sociales en una división que reflejaba en buena medida el triunfo de la ideología liberal, la que ya desde 1848 se había constituido en el trasfondo geocultural del sistema-mundo (Wallerstein, 1996b), y desde tal perspectiva se argumentó que el habitar humano moderno se divide constitutivamente en tres esferas de actividad, la del mercado, el estado y la personal/social, de donde surgen la economía, las ciencias políticas y la sociología. Así mismo se sostenía la idea de que existía un mundo civilizado y otro incivilizado, de donde surgen la historia, la antropología y el orientalismo, que quedaban para el estudio de las naciones “atrasadas”, y los ancestros occidentales. Y desde una perspectiva reduccionista (biológica y mental) la psicología tendía a mirarse a si misma como parte de las ciencias naturales y solía ubicarse en las facultades de medicina cuando no era parte de un subdepartamento de sociología (Wallerstein, 1996a: 30-31). Cada disciplina estuvo acompañada de un campo aplicado de “ingeniería” de la sociedad, en gran medida, extrauniversitario, pero la compartimentación disciplinar, la orientación empirista con pretensiones de neutralidad y la metodología de fuentes circunscrita a lo nacional, resultaron en una manera “espontánea” de restringir el estudio del cambio social, lo cual lo volvería instrumental respecto a las políticas del Estado, restándole potencia emancipadora (Wallerstein, 1996a).

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1.c) Los Movimientos Antisistémicos: Quienes buscaban ir más allá de los límites configurados por el mundo liberalmente orientado, recurrieron a una tercera institución: Los Movimientos Antisistémicos. Obviamente las rebeliones y la oposición no eran algo nuevo en el escenario histórico, pero al igual que pasó con las cosmovisiones y el pensamiento social que se transformaron en ideologías y en ciencias sociales, aquellos se transformaron en algo más, con especificidades diferentes; ya no se trataba de alzamientos espontáneos y de mera coordinación local, los movimientos antisistémicos eran auténticas organizaciones, dedicadas a planear y ejecutar la política de la transformación social, y su operar funcionaba en el marco del mediano y el largo plazo. Estos movimientos se dieron en dos grandes versiones, aquellos organizados en torno al pueblo como clase trabajadora, que fueron llamados movimientos sociales, y estaban aquellos organizado en derredor del pueblo entendido como nación, que llegaron a ser conocidos como movimientos nacionalistas (Arrighi, Hopkins &Wallerstein, 1999; Wallerstein 2003b).

Aquí no se alcanza a describir el proceso de institucionalización de estos movimientos que los llegó a convertir en organizaciones del Estado que buscaban el poder estatal en sus países de origen, pero es una distinción que hay que tener en cuenta para comprender su posterior evolución y su rol en la crisis sistémica de nuestros días. Al igual que las otras dos nuevas instituciones mencionadas, los mismísimos movimientos antisistémicos participaron en la dinámica que generó el refrenamiento y distorsión del proceso histórico de cambio político, es decir, a la larga fueron parte de la solución como del problema. Esto tanto al verse constreñidos por el sistema interestatal una vez alcanzado el poder del Estado (la ilusión de la plena soberanía estatal), como por su intento de alcanzar el desarrollo nacional en una economía-mundo capitalista, donde la mayor parte del poder fáctico está no en la maquinaria estatal sino, en el dominio de los recursos productivos, mayormente en manos de las corporaciones transnacionales. Sin embargo hay que tomar en cuenta que a finales del XIX y en la primera mitad del siglo XX los movimientos antisistémicos anotaron victoria tras victoria, hasta que en la década del 50 los movimientos por todo el mundo, fueron conquistando los Estados en sus respectivos países. Esto a grandes rasgos, en tres formatos: comunismo, socialdemocracia, y movimientos de liberación nacional. Hacia la

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década del 60 la mayor parte de los movimientos habían ya superado la etapa de movilización y se habían constituido en Gobierno. Y así llegó la hora de rendir cuentas. En términos de sus propios objetivos iniciales, todos fallaron. Lo cual se hiso globalmente evidente con la llamada revolución mundial de 1968 (Wallerstein, 2004d: 345-360) que dio origen a movimientos antisistémicos de nuevo cuño y abrió espacio a movimientos previamente invisibilizados, como los feministas, étnicos, etc., y dio el primer golpe demoledor a la geocultura liberal que se afianzaba en la ideología de progreso, es decir, de desarrollismo administrado por expertos. Esta ruptura del 68 implicaba un ataque a la hegemonía capitalista norteamericana, sí, pero también a la colusión de los partidos y movimientos de la izquierda tradicional. Los movimientos de la vieja izquierda lograron diversas reivindicaciones, se logró independencia política, nacionalización de recursos básicos, desarrollo de infraestructuras, e incluso cierta capacidad de influencia política colectiva en la escena mundial. Y podríamos decir que los estratos urbanos medios se beneficiaron grandemente. Pero las quejas básicas (Wallerstein, 2006b) que los pueblos les han hecho son insoslayablemente concretas, y en último término, demoledoras.

Ahora bien, justamente cuando surgió esta cuestionadora revolución cultural del 68, resurgió el antiguo debate de la revolución mundial de 1848: ¿Alcanzar los poderes del Estado, o seguir el camino de la construcción autonómica de un modo en que este no pudiese controlar ni destruir?, debate que entre el último tercio del siglo XIX y comienzos del XX se encendió acaloradamente, y que es posible identificar en los países del centro con el enfrentamiento entre marxistas y anarquistas, y en la periferia con la discusión entre nacionalistas políticos y nacionalistas culturales. Debate también el cual implicó su correlato técnico entre intervención versus autogestión. Sin embargo, la historia mundial de los diversos experimentos de realización de la opción autonomista, entre 1970 y 1994, resulto una lista de nuevos fracasos ya que en general, en último término, se vieron escindidos en su táctica y llevados a participar de diversos modos en la vía estatal, quedando constreñidos por las mismas contradicciones que sus predecesores (Wallerstein, 2006b). Por supuesto, la nueva izquierda también tuvo logros, baste pensar en las reivindicaciones ecologistas, feministas, étnicas y de diversidad sexual en el mundo.

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Ante esta situación global, han estado surgiendo desde mediados de los 90, movimientos antisistémicos de nuevo cuño, como el Neozapatista en México (Aguirre Rojas Ed., 2001), el movimiento Altermundista (González Casanova, 2004) y el Foro Social Mundial (Wallerstein, 2013), el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil (Stedile, 2003), las combativas comunidades indígenas rurales de Bolivia (Quispe, 2006), Perú y Ecuador (Santi, 2008), En Argentina el Movimiento Popular La Dignidad (MPLD, 2013) y en Chile el Movimiento de Pobladores en Lucha. Todos ellos tienen características que los diferencian de los anteriores movimientos, como el hecho cardinal de que son sociedades en movimiento más que asociaciones políticas de la clase obrera. Entre sus rasgos se destacan: la repolitización de lo social y la resocialización de lo político, donde la participación directa y la horizontalidad de los espacios organizativos al modo de asambleas de base, es el modus operandis básico. Otro rasgo es el radical rechazo del paradigma del progreso, no ya solo al descreer de este sino al levantar una propuesta alternativa centrada, por ejemplo, en torno a la autogestión del Buen Vivir19, donde ya ni siquiera se aspira al desarrollo sustentable sino, a un modo de vida centrado en el bienestar del compartir y colaborar en torno a un proyecto común democrático e igualitario. También se da una clara transición desde ser movimientos limitados por el estado a ser movimientos orientados hacia el mundo. Y aún los indigenistas o por el derecho a la tierra se están organizando a escala mundial. Dichas formas de cooperación revelan la tendencia a superar el dilema planteado por los movimientos del pasado, respecto a lograr la emancipación sin asociar la realización de igualdad y libertad con la mera toma del poder estatal. También evidencia otros dos enormes avances con respecto a 1968: primero, el reconocimiento de que las desigualdades de género, raciales y de clase están organizadas y fortificadas por la división global del trabajo, la que demanda a su vez controvertidas cooperaciones entre el norte y el sur globales, y segundo, que las reivindicaciones de igualdad y libertad implican abordar tanto los procesos globales como los locales. (Lee, Martin, Sonntag, Taylor, Wallerstein & Wieviorka, 2005) El concepto del “Buen Vivir” (Sumak Kawsay en Ecuador) o del “Vivir Bien” (Suma Qamaña en Bolivia) es retomado en cuanto tal de la cosmovisión indígena andina. Pero hace alusión general a una convivencia postcapitalista centrada en una convivencia democrática y autogestionaria desde el compartir y colaborar. Para los actuales movimientos antisistémicos lo que está por detrás, con distintas denominaciones, es la propuesta de modos de vida alternativos al desarrollismo modernizante y eurcentrico. En Chile para el MPL es la Vida Buena o Vida Digna. Sobre el tema ver en la bibliografía las ediciones especiales del 2006 y 2011 de OBETS. Revista de Ciencias Sociales: “Buen Vivir, Desarrollo y Maldesarrollo”. 19

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2) Periodización posible de tendencias en las dinámicas interventoras y autogestionarias: A continuación especificaremos algunos puntos sobre las tendencias contradictorias en las derivas históricas de la Intervención y la Autogestión como dinámicas relacionales, las cuales han sido y son operacionalizadas por una o más de las tres instituciones señaladas de manera diversa y compleja, que es el trasfondo desde donde surgen contradictorias sus derivas históricas, y difuminados sus bordes operacionales.

2.a) En una periodización posible de la historia de la Intervención, abriendo esta conceptualmente al máximo, se pueden distinguir dos flujos paralelos y contradictorios: de 1815 a 1945 se da un primer flujo fundamentalmente autoritario con la configuración de los estados nacionales: Obligatoriedad del servicio militar y la escolaridad básica, imposición de una lengua nacional, reconfiguración de las metrópolis, intervención colonialista en nombre de la civilización, etc. Un segundo flujo que va de 1945 a 1968 permite distinguir una deriva en que se abre masivamente espacio para la intervención de las organizaciones no gubernamentales y con una orientación técnica más participativa que busca acortar la brecha ética-técnica; y un tercer flujo de 1968 a la fecha, en que el correlato epistemológico de la crisis estructural del sistema-mundo abre una discusión general sobre los fundamentos de la ciencia misma y sus ámbitos aplicados (Wallerstein, 1996a: 37-75: Iñiguez, 2003: 221-238), lo que ha ido redundando en una intervención social crítica, reflexiva y compleja (González, 2012: Alfaro, 2007) que se reconoce en tensión permanente (González, Castillo, 2007) e incluso pendulando entre la impotencia y la omnipotencia (Stecher, 2007), praxis que en algunos casos no solo ha ampliado los grados de participatividad en la interacción, sino que abiertamente aspira a una vocación antisistémica y global, como es el caso de la que han realizado, por ejemplo, algunos psicólogos sociales ligados a la psicología de la liberación (Martín-Baró, 1986; Montero, Sonn, 2009; Burton, 2013), educadores populares (Freire, 1967) y trabajadores sociales desde la época de la llamada reconceptualización, 1960-1973 (Dupont, 1971: Parra, 2004).

Por otra parte, cabe señalar una deriva opuesta que corre paralela desde la década del 70 hasta la actualidad, la cual ha seguido una tendencia hacia la imposición omnipotente y

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global, donde las mismas intervenciones político-militares-comerciales del pasado se realizan en nombre del desarrollo primero y actualmente en nombre de la democracia. Intervenciones diversas que se dan en el trasfondo de un marcado abandono del énfasis del siglo pasado en el desarrollo nacional, las ciencias sociales nacionales, y las políticas sociales nacionales. Se ha avanzado cada vez más en la contracción del Estado. En el norte los Estados se han desvinculado enfáticamente de sus promesas liberales (Wallerstein, 1996b), en tanto que en América Latina, África y Asia, se ha precipitado un forzoso abandono de la planificación para el desarrollo. La decadencia de los ayer potentes movimientos sindicales, socialistas y nacionalistas de mediados del siglo XX facilitó el paso a una época neoconservadora mal llamada neoliberal. La amplia magnitud de las movilizaciones mundiales que en 1968 remecieron la autocomplacencia del consenso liberal, a pesar del triunfo en acometer las desigualdades históricas de raza, género y los problemas ecológicos, no lograron detener esta tendencia, por el contrario, su ataque hacia los Estados y a los viejos movimientos transidos por la corrupción, fortaleció aún más la generalizada pérdida de legitimidad de las estructuras estatales, las partidarias, así como de los planificadores de políticas sociales y los mismos interventores, dentro y fuera de los estados (Wallerstein, 2004h).

La Intervención Social entonces, desde esta perspectiva, incluye todo tipo de procesos en que el Estado, los partidos políticos, los grupos empresariales y de la sociedad civil han actuado, explícitamente, para realizar transformaciones en diversos ámbitos del habitar humano, los cuales son justificados de distinta manera en torno a una supuesta mejora de las condiciones de vida de los intervenidos, sin embargo, implícitamente, todos los cambios se han realizado conservando alguna otra cosa a través de esas transformaciones. Aquí queremos invitar a cambiar el foco respecto a los procesos de cambio, distinguiendo el indisoluble entrelazamiento entre las dinámicas del cambio y la conservación. Como ha señalado Humberto Maturana (1975; 2000) respecto a la dinámica de constitución espontanea de los sistemas, y que posteriormente reformularon con Dávila (Maturana & Dávila, 2009b: 149) como una de las Leyes Sistémicas Fundamentales20: “Cuando en un 20

Las leyes sistémicas y metasistémicas son abstracciones que como observadores hacemos de las coherencias dinámicas de los procesos que ocurren en el devenir histórico del cosmos, pero no son leyes de la naturaleza, sino del operar del observador, entendiendo que el cosmos lo traemos a la mano al explicar

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conjunto de elementos comienzan a conservarse ciertas relaciones, se abre espacio para que todo cambie en torno a las relaciones que se comienzan a conservar”. Vale decir, todo cambia en torno a algo que se conserva y por ende hay dos tipos de cambio, el que cambia conservando las relaciones sistémicas que se venían conservando, y el que cambia transformando lo que se había venido conservando, con lo que el sistema se desintegra y surge algo distinto. En este sentido, podemos distinguir que incuso las intervenciones sociales críticas y éticamente orientadas, han operado transformaciones que en lo local pueden beneficiar a sujetos y poblaciones puntuales, lo que siempre es importante, pero en lo global se enmarcan en el geo-flujo de los procesos que conservan las dinámicas relacionales del sistema-mundo capitalista, que, en último término, es desde donde se generan las “problemáticas” que con la intervención se quieren resolver.

2.b) Bien, continuando ahora con el otro lado de esta periodización, es en la revolución mundial de 1848 (Wallerstein, 1998c), con el surgimiento de los movimientos antisistémicos, donde podemos situar el origen del flujo autogestionario de cuño comunitario y libertario. Aquellos, teniendo en cuenta que la opresión y represión venía del Estado, operando a favor de las clases propietarias, encaraban la atingente pregunta ¿Cómo nos planteamos frente a dicho Estado?. Y la encrucijada se daba frente a dos opciones: A) Alcanzar los poderes del Estado; B) Construir poder popular por fuera del Estado de un modo en que este no pudiese controlar ni destruir. Después de ser tempranamente defenestrado ese icono autogestionario que llegó a ser la Comuna de París, a lo largo del siglo XX la estrategia que en lo fundamental se impuso, fue la de conquistar el Estado, así que la autogestión, a nivel mundial, fue una herramienta táctica minoritaria hasta al menos 1968. En el Chile de comienzos de siglo XX, tenemos el ejemplo de las mutuales, sociedades de resistencias y de las mancomunales, las cuales tenían como fin político llegar al autogobierno popular de las comunas manejando los municipios, pero estas mega estructuras no volvieron a verse después de 1925 (Salazar, 2012: 126-169). Sin embargo a micro y mediana escala, desde el margen de la ley y fluyendo por los ríos subterráneos de la historia del movimiento popular, las dinámicas autogestionarias (tomas de terreno, talleres nuestro vivir, y que hacemos esto usando las coherencias y regularidades de nuestras experiencias, pues no distinguimos entre ilusión y percepción en la experiencia y por ende no hay mecanismo cognitivo que nos permita hablar de un en si.

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productivos, ollas comunes, autoeducación, etc.) se conservaron siempre activas, ya que implicaron lisa y llanamente una cuestión de vida o muerte (Salazar, 2009). Retomando la unidad mundial de análisis, posteriormente, desde 1968 hasta 1994 la dinámica autogestionaria va retomando fuerza y presencia, pero aún resultaba débil y vacilante ante sus contradictorias relaciones con las dinámicas estatales y del mercado mundial. Y desde el alzamiento zapatista en 1994 se puede distinguir una periodo de fortalecimiento estratégico de las prácticas de autogestión comunitaria así como una profundización y reproblematización internacional del concepto, de modo tal que se la comienza a conceptuar como un proceso de recuperación de la autodeterminación colectiva y territorial que conlleva la continua disputa contra los estratos hegemonizadores del poder económicopolítico local y global (SELVIP, 2011), es decir, no se trata simplemente de gestionar los pocos o muchos recursos que se tenga, sino tanto del autogobierno; de la producción social del hábitat; y de la reapropiación equitativa de los medios de producción en un proceso intencional de explícita desmercantilización del habitar humano.

A contra mano de esta tendencia histórica se da otra contraria a partir de la Revolución Rusa en 1917, donde después de reprimir y diezmar procesos de autogestión libertaria centrada en lo comunitario, el Estado genera un proceso de domesticación en que se crea un tipo de autogestión estatalizada y promovida por el gobierno. Se implementa de arriba hacia debajo de modo que el Estado decreta la toma de los medios de producción o de decisión comunitaria, pero dentro de los límites que especifica la dirección gubernamental. En la Yugoslavia de Tito encontramos otro ejemplo de esto, el cual tuvo repercusión mundial, influyendo casos como el de Perú desde 1968 a 1975, y en alguna medida, en el ámbito industrial, el de Chile entre 67 y el 73 (Razeto, 1983). De la mano de esta tendencia, a partir de la década del 70 y hasta la fecha, comienza a aparecer un flujo relacional que podemos calificar como autogestión neoliberal, donde, en el ámbito de la empresa, se incentiva el “empoderamiento” de las personas y de los equipos profesionales frente a los gerentes, donde la dinámica de autonomía y colaboración no surge ya por un sentir colectivo, ni para politizar el espacio laboral con sentido de clase, sino que se impone subrepticiamente desde la alta gerencia para aumentar la productividad y disminuir costos (Sennett, 2006). En el ámbito mercantil y profesional, esto ha sido llevado al extremo en la promoción

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individualista del sí mismo como empresario de la propia vida, y ha influido fuertemente en todo tipo de micro autogestiones populares despolitizadas, que aun siendo comunitarias, al ser sectoriales no conservan a largo plazo el poder comunitario. También ha ido surgiendo la tendencia gubernamental, neoliberalista, a auspiciar jurídica y fiscalmente la autogestión de las comunidades populares como un modo de “abandonarlas a su suerte”, ya no desde un enfoque de derechos sino según la meritocrácia y la hiperfocalización de subsidios.

2.c) Con esta esquemática periodización posible de las tendencias contradictorias que han seguido las dinámicas relacionales de la intervención y la autogestión, hemos puesto en juego una concepción epistemológica e histórica para distinguir la identidad de ambas dinámicas sin partir de definiciones, ni mirándolas como carreras académicas ni praxis técnicas, sino, constituyéndolas desde lo que para un observador son abstracciones de las regularidades de la experiencia historiográfica, que surgen al estudiar la historiografía del mundo moderno. De lo anterior se desprende que la intervención incluye todo tipo de operaciones y relaciones en que, el Estado y o el sistema interestatal, los partidos políticos, grupos empresariales, organizaciones de la sociedad civil, y los mismos movimientos antisistémicos, intervienen en el habitar humano de una o más comunidades y o territorios, las que sin embargo, mayormente son pertenecientes a las clases bajas, algunas veces a los grupos medios, y nunca, a las clases altas. Igualmente, jamás es la periferia del sistemamundo la que interviene al centro. Lo cual enfoca la cuestión de la identidad de la Intervención en el nudo gordiano de la lucha de clases y la lucha descolonial. Por otro lado, la autogestión como dinámica relacional incluye toda operación y proceso en que una comunidad gesta y opera desde si, transformaciones en su propio habitar, las cuales sin embargo pueden estar mediatizados o aún instrumentalizadas por el Estado, grupos empresariales, ONG`s, movimientos antisistémicos aliados, etc., siempre con el telón de fondo de la lucha de clases, y la descolonial. De este modo, la distinción mutua que surge de atender tanto a la intervención como a la autogestión, permiten delinear los bordes operacional-relacionales propios de cada una de las dos dinámicas históricas tal como han cursado en la deriva del sistema-mundo capitalista.

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3) Sobre la Crisis Civilizacional, los Expertos, la Cooptación y la Lucha de Clases: Al atender a la identidad del sistema-mundo moderno desde el criterio de su operar como economía-mundo capitalista, pero mirando su concreto desempeño histórico en los últimos quinientos años, distinguimos que sus rasgos organizativos básicos, tanto en el ámbito del operar de sus componentes como en el ámbito en que existe como totalidad, operan mediante ciertas dinámicas específicas de acumulación incesante de capital 21 , que si se piensan como las de un sistema homeostático complejo, permiten distinguir que opera conservando al centro la invariable de la acumulación sin fin, vía mercantilización progresiva de todo y de los cuasi-monopolios de las redes de cadenas mercantiles mundiales (Wallerstein, 2004e). Sin embargo, como pasa con cualquier sistema dinámico que existe en un ambiente también dinámico y acotado, las condiciones de posibilidad, tanto para la conservación de su organización (ámbito del operar de los componentes), la que lo define como el tipo de sistema que es, tanto como para la conservación de su acoplamiento estructural con el entorno en que se da su existencia (ámbito de su operar como totalidad), llegan a resultar insostenibles para asegurar su propia conservación por los mismos cambios que el sistema desencadena en su entorno y los que este desencadena luego en el espacio del operar de sus componentes humanos, así como los que el sistema gatilla diferencialmente en sus componentes humanos y viceversa, llevándolo hacia su desintegración o, lo que es igual, a su transformación en un sistema de otra clase, o en varios. Como viene señalando Wallerstein (2001c; 2010), y en síntesis, lo que ha hecho que actualmente la economía-mundo capitalista se mueva tan lejos de las condiciones de posibilidad que lo conservan es que, por un lado, a lo largo de 500 años los tres costos básicos de la producción de capital: salarios, insumos e impuestos (en relación respectivamente a la desruralización, la crisis ecológica, y las demandas democratizadoras), 21

En esta brevísima e incompleta abstracción que hacemos del operar del sistema capitalista, por supuesto que nos apoyamos en los escritos de Marx (1975), quien fuera el primero en desentrañar historiográficamente la oculta dimensión económica de la convivencia en la modernidad capitalista, y la dimensión política oculta en lo económico llegando a formular el circuito del capital. También nos apoyamos conceptual y empíricamente en los de Wallerstein (2001a) y Amin (1970) quienes lo reformularon, en tanto sistema histórico o capitalismo real, desde la mirada larga y global del análisis de sistemas-mundo, pero en esta tesis en particular, esta abstracción fue formulada en términos del operar de los sistemas cerrados, y no desde la óptica de sistemas abiertos lejanos al equilibrio propuesta por Prigogine (1983), y muy en específico, esta reformulación apunta respecto a la eficaz caracterización del capitalismo como sistema entendido en sus dos dominios de existencia (Maturana, 2009d).

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han subido continuamente como porcentaje de los precios posibles de venta, de tal manera que actualmente ha llegado a resultar imposible conservar las altas ganancias de la producción cuasi-monopólica, la que siempre a sido la base de la acumulación capitalista. Esto no ocurre entonces porque el capitalismo esté fallando en su dinámica de acumulación, sino, justamente porque lo ha estado haciendo tan eficazmente que ha llegado a minar las condiciones de posibilidad para acumulaciones futuras. Por otro lado están las presiones generadas por los movimientos antisistémicos, cada vez más agudas y diversificadas desde la revolución mundial del 68, y aún por otro lado, alimentando la crisis sistémica, está la cuestión del derrumbe y transformación de las viejas estructuras del saber. Históricamente lo que ocurre al alcanzar semejante coyuntura de crisis terminal es que los sistemas históricos de convivencia entran en una turbulencia relacional altamente caótica desde la cual se comenzará a conservar un (o más) tipo de sistema convivencial distinto, que suele conservar algunos de los rasgos estructurales del anterior. Que es la dinámica que nuestro sistema-mundo está atravesando actualmente desde la década del 70, y en la que seguirá al menos por unos 20 o 40 años (Hopkins &Wallerstein, 2005). Entonces, no nos referimos meramente a una crisis económica, estas son cíclicamente normales en la historia capitalista (Kondratief, 1979; Shumpeter, 1939), nos referimos a una crisis terminal con dimensiones económicas, políticas, ecológicas y epistemológicas (Amir et all, 1987; Wallerstein, 2010). Ahora, si bien se puede aseverar que el presente sistema no sobrevivirá, no hay forma de predecir cuál nuevo orden será el que lo remplace, ya que éste será el resultado de una infinidad de procesos y presiones individuales y colectivas, que además ocurren en dominios disjuntos. Es decir, no será un sistema capitalista, pero puede ser uno peor; aún más autoritario, explotador y polarizante, o uno más deseable en términos de igualdad y democracia. Aquí es importante señalar la distinción que Samir Amin (1980; 2001b) ha hecho respecto a la historia de las transiciones anteriores de las que tenemos registro; la de la antigüedad occidental al feudalismo, y la de este al capitalismo, y donde la segunda habría cursado como una transición controlada (por los estratos feudalistas gobernantes) y la primera habría cursado de manera caótica, a la manera de un proceso de desintegración o decadencia del mundo antiguo. Y como señala Wallerstein (1998c), si bien tal proceso de desintegración caótica puede parecer a primera vista como algo indeseable, no lo es al considerar que sólo de este modo se abren las suficientes condiciones posibles para una

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transición que no resulte en la conservación de dinámicas preservadoras de privilegios e inequidades, ya que los estratos gobernantes que se benefician con el status quo, son los que justificando la supuesta necesidad del control han hecho, y probablemente volverían a hacer, lo posible por cursar tal transición de un modo en que puedan salir conservando sus privilegios. Esta reflexión será fundamental, como se verá, en relación a la discusión que se abre más adelante y en las conclusiones de este ensayo, respecto a las alternativas históricas efectivas con las que cuentan los movimientos antisistémicos en el actual periodo de transición. Retomando, la dicha presión económica, hoy cada vez más evidente, implica una presión política que está conduciendo a graves conflictos entre los estratos altos, tanto entre países como dentro de ellos. Esto agravado por que el rango de redistribución en la cúspide ha aumentado, como así también los insistentes solicitantes (Entre ellos los BRICS). De tal modo que hay tres grupos compitiendo en las alturas por su parte de la presa; Los súper acumuladores; la mayoría de los directivos (quienes controlan las fuentes políticas de poder); y los aspirantes a directivos. (Wallerstein, 1998c: 30) Por otra parte, como es sabido las concesiones y la cooptación se han dirigido fundamentalmente en la historia moderna no a las grandes mayorías laborales del mundo, sino hacia los directivos y el estrato intermedio, esto paradójicamente gracias a los esfuerzos revolucionarios de los estratos bajos que condujeron a diversas reformas en el sistema de redistribución mundial sin verse sustantivamente recompensados por ello, salvo, y sólo en parte, en los países del centro de la economía-mundo. No obstante, si se mira su deriva histórica en la larga duración (Wallerstein, 2004h), la familia mundial de movimientos antisistémicos viene fortaleciéndose a pesar de todo. Y de hecho en las últimas décadas, las luchas intestinas de los sectores del estrato alto, los han, en alguna medida, debilitado en su hegemonía. Pero no ha sido suficiente, y una de las formas principales en que las operaciones de otras instituciones del sistema-mundo han desacelerado y distorsionado la repercusión democratizante mundial de los movimientos antisistémicos, se deriva del hecho de que en tanto todos los movimientos que resultaron exitosos llegaron a burocratizarse y a precisar de diversas habilidades desigualmente repartidas en la población, han llegado a requerir la inclusión generalizada en sus cuadros dirigentes, de personas pertenecientes al tercer sector de los estratos altos; los aspirantes a

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directivos (Wallerstein, 1998c: 32). Y un segundo elemento central fueron las, a corto plazo, “necesarias” alianzas entre clases, las que a largo plazo, dado la matriz de contradicciones capitalista, y el modo verticalista en que se realizaron, resultaron contraproducentes y desmovilizadoras. Como es obvio, para los súper acumuladores lo más peligroso, son las consecuencias desintegradoras de las movilizaciones masivas, por sus repercusiones económicas en el presente, y por las amenazas al sistema en lo futuro. Si en un comienzo se puede ignorar y reprimir las movilizaciones, táctica por lo demás común, llega un punto en que no, pues desencadenan una explosión política profunda y prolongada, la cual incluso puede y suele salirse del control del mismo movimiento que las gatilló. Es aquí que para los súper acumuladores y para los aspirantes a directivos que comandan liderazgos resulta ventajoso llegar a acuerdos para detener o morigerar la movilización (Wallerstein, 1998c: 34). Y cuando históricamente, los movimientos han entrado en funciones respecto a la maquinaria estatal alineándose con ella, el rol, la influencia y aún la cantidad de aspirantes a directivos, se maximizó, deteniendo o morigerando el movimiento del movimiento antisistémico, que es donde radica su potencia, su poder popular. Dado que esto se ha repetido con los muchos casos de avance de los movimientos, esta ambivalente participación de los aspirantes a directivos se ha ido haciendo cada vez más reconocida, lo que ha llevado a una menor ingenuidad por parte de los militantes, así como a la exploración de nuevas estrategias, en especial la autonomista. Hace 30 años vienen dándose dos tendencias contrarias en la familia mundial de movimientos, de un lado la ampliación de la importancia funcional de los aspirantes a directivos, cuyo desempeño tendería a reforzar las operaciones homeostáticas del sistemamundo (aunque refrenados por la presión económica que ha hecho mas difícil su movilidad ascendente), y de otro lado, una dinámica de ampliación de las bases de los movimientos, así como una ampliación del nivel de preparación de sus militantes, lo que ha llevado a nuevas estrategias alternativas a la obtención del poder estatal, o que al menos relegan esta a una táctica secundaria, centrándose en estrategias de tipo autogestionario y asambleario, con lo que han ampliado su fuerza política, y sentado las bases embrionarias de un habitar humano de nuevo tipo. Tendencia esta que en las dos últimas décadas parece haber ido adelantando a la otra debido a la nueva orientación estratégica.

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Innegablemente la Intervención Social actual, como praxis académica, gubernamental y no gubernamental, aún aquella compleja y crítica, está operacionalizada por expertos que pertenecen a los estratos medios, pero dentro de sus filas abundan los aspirantes a directivos, cuya presumible honestidad nada tiene que ver con el hecho de que su orientación política, en tanto influida por su posición de clase, ha tendido a moverse reforzando la dinámica del sistema-mundo actual. Haciendo una mirada muy autocrítica en tanto interventores, y si como criterio para distinguir en términos generales las consecuencias de los últimos 60 años de intervención social, ocupamos los indicadores de la actual situación socio-económica de las grandes mayorías de la población mundial (Graz, 2011; Le Cacheux, 2011), resulta evidente que la mayor parte de los esfuerzos y recursos desplegados han redundado mayormente, no en la transformación sustancial de las condiciones vitales de las poblaciones precarizadas del mundo, sino más bien, en la conservación estructural de las condiciones de vida de los interventores, las que por muy mediocres que resulten en comparación con el nivel de vida de los claramente más privilegiados, son producto del privilegio de clase. Esto es un aspecto clave de la contención e invicibilización de la lucha de clases mundial vía la conservación de acotadas pero necesarias capas de sectores medios, sin las cuales se dispararía la polarización de un modo incontenible, escenario hacia el cual sin embargo nos dirigimos inescapablemente, pues como bien ya señalaba Marx, el sistema capitalista es constitutivamente polarizante tanto en lo económico como en lo convivencial. A su vez, aquellos dirigentes y comunidades que practican una autogestión poco reflexiva y sin una vocación política y globalmente orientada, han tendido a ser fácilmente cooptadas o han resultado periferizadas por la invizibilización y represión quirúrgica de los Estados. Todos estos dilemas se han ido volviendo cada vez más evidentes con el arribo de políticas sociales “globales” tan vigorosas como controvertidas. El reconocimiento del fundamento mundial de las desigualdades sociales y de las actuales turbulencias geopolíticas, ha ampliado las instituciones supranacionales así como las ONGs articuladas en redes internacionales, que se ocupan directamente de las políticas sociales, la intervención y la creación de conocimientos, pero también ha ampliado la presencia y la fuerza de los movimientos que sólidamente enraizados en la autogestión comunitaria y territorial, se han abierto a la coordinación y lucha global. De tal modo, la lucha entre las clases gobernantes y los

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movimientos locales y nacionales orientados hacia el mundo, está transformando los problemas y objetos de las políticas sociales, así como las prácticas interventoras y autogestivas. Por ende, el diseño de políticas y prácticas tanto interventivas como autogestionarias estará progresivamente centrado en inequidades y procesos sociales globales de cara a la transición a un nuevo sistema-mundo, lo cual constituye una substancial ruptura respecto al pasado a la vez que nos libera para afrontar importantes oportunidades futuras (Lee, Martin, Sonntag, Taylor, Wallerstein & Wieviorka, 2005).

Segunda Parte: DISTINCIONES DESDE LO LOCAL 4) La “bárbara” y autogestionaria ciudad de las y los pobladores, tendencias históricas del S. XIX al XXI. “De ahí que no se les considere parte orgánica de la “clase” campesina, obrera o media, sino como algo que no alcanza a constituir una clase social. Se trataría de una masa de gente afuerina, que llegó tardíamente a la distribución de roles y funciones orgánicos de la sociedad central, y que no tiene otro destino posible salvo micro-colonizar los intersticios o residuos de la sociedad principal. De ahí el nombre: “Pobladores”. Su historia es tan antigua como Chile. Comenzó cuando miles de españoles pobres y mestizos, desde el siglo XVI, llegaron tarde o quedaron fuera de la distribución de tierras y encomiendas.” (Salazar & Pinto, 2002: 240)

A continuación se presentarán tendencias históricas del movimiento popular y de pobladores en Chile, distinguiendo cómo se acoplan a las pautas antes señaladas.

La matriz relacional del sistema-mundo capitalista, ha cambiado en los 500 años de su existencia, pero también ha conservado su identidad constitutiva a través de las dinámicas que lo fundan, en este sentido, han cambiado las personas que lo componen y muchas de las redes de conversaciones que lo configuran, pero como tipo de matriz relacional, a ojos de un observador, se conserva su unidad basal generada interpersonalmente por la dinámica sistémica de acumulación incesante de capital, por lo que es adecuado entonces considerar el origen de los pobladores junto al origen, no solo de lo que hoy es Chile, sino del capitalismo mismo, ya en el siglo XVI, pobladores españoles y mestizos en colonialidad tal como sugiere la historia social.

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El primer censo nacional de vivienda de 1875 da cuenta de que venía existiendo una matriz urbana dual, la central y la periférica, ya que el 80% de las viviendas lo integraban los “rancherios” y los “cuartos”, los cuales a modo de un anillo exterior rodeaban las ciudades del país.22 Como sugieren Salazar y Pinto (2002), en la historia de los pobladores durante el ciclo 1800-1880 es posible distinguir dos fases; La primera toma lugar entre 1800 y 1840, y se caracterizó por la pacífica invasión de los suburbios por las “mujeres abandonadas”, quienes debido a la crisis del campesinado y la alta mortandad del hombre popular dado el impacto de las guerras colonial e interna, protagonizaron una feminización de los rancheríos. Anillos de quintas aparecieron en torno a las ciudades, donde florecía el espíritu libre y autogestionario de las chinganas (Salazar & Pinto, 2002) Si bien en un comienzo los ediles aceptaron paternalistamente las peticiones de sitio para el arranchamiento de las “abandonadas” mujeres del “bajo pueblo”, el interés mercantil de los rentistas, aunado a las cada vez más profusas acusaciones de inmoralidad que llegaban bajo presión eclesiástica (pues en verdad ahí la cultura popular, nada mojigata, reinó alegre en sus territorios), redundó, finalmente, en que desde 1840, ya no se concedieron más sitios por caridad municipal. Con lo cual, se cerró un primer periodo y se sentaron las bases para el segundo sobre los rescoldos del conflicto urbano demográfico nunca resuelto y siempre creciente. Entre 1840 y 1880, la segunda fase, se produjo la incipiente industrialización de los rancheríos, ahora centrado en el perfil del artesanato y su red de tendaleros, donde cohabitaban molineros, costureras, zapateros, tejedoras, etc. Esto trajo un sin número de problemas al centro urbano, la llamada “ciudad culta”, ya que la “ciudad bárbara”, crecía en desmedro de la primera, rodeándola, y atosigándola con el humo de las fraguas, las aguas servidas, con los productos de los tendales que competían con los del Barrio del Comercio, y además con la sombra del peligro continuo de los extendidos incendios. Y para los estratos altos, también con la amenaza que representaba la creciente asociatividad soberana de los artesanos, que llegaron a crear logias para exigir al estado políticas proteccionistas para sus industrias. Esta vez sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en la primera fase, el conflicto de los pobladores desencadenó una firme ofensiva municipal, y además una inesperada división de la oligarquía, ya que una parte, la de los “liberales rojos”, se asoció a 22

Tomado de Salazar, G. (1984) Entrepreneurs and Peons in the Transition to Industrial Capitalism: Chile, 1820–78 ', Sin publicar. Tesis de doctorado. University of Hull. p. 421.

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ellos, y la otra, la de los “pelucones” optó por la represión descarnada. Este es el trasfondo básico de lo que ha sido llamado el 48 chileno (Gazmuri, 1999), frente de onda nacional de la revolución mundial de 1848, donde vemos configurarse la triada ideológica en disputa en su versión periférica, con una proletarización mucho más precaria, una industrialización abortada, y una redistribución del excedente mucho más polarizada. El conflicto hizo estallar las guerras civiles de 1851 y 1859 entre los estratos altos, divididos entre el autoritarismo conservador y el liberalismo hace rato en ciernes pero aún sometido por el portaliano “peso de la noche” (Jocelin-Holt, 1997). Sin embargo, la derrota política y económica recayó fundamentalmente en los artesanos pobladores, ya que quedaron impedidos de integrarse al proceso de burgecización 23 , y al mismo tiempo no les fue posible, aún, consolidar, una ideología propia, un programa político, abiertamente antisistémico y de vocación clasista popular. Esto dado que a pesar de su proyecto de regeneración popular (Grez, 2007), desde el cual se autogestaron cooperativas, sociedades filarmónicas, Logias de temperancia, periódicos, escuelas nocturnas de artesanos y mutuales, el movimiento de los artesanos pobladores adhirió al proyecto liberal convocado por las élites que se oponían al régimen conservador. Sin embargo esta alianza fue sólo temporal, e implicó una autentica relectura popular del liberalismo. En este cuadro es posible advertir la misma pauta arriba señalada respecto a los aspirantes a directivos y la conducción desmovilizadora de los movimientos antisistémicos. Las reivindicaciones populares fueron encauzadas desde 1880 por el Partido Democrático, de tal manera, el movimiento privilegió la integración al sistema y no la ruptura. A la larga esta alianza resultó en desmedro de las aspiraciones de los artesanos puesto que la lógica liberal del laissez faire se impuso sobre la lógica proteccionista respecto a la industria nacional. Y así fue como hacia fines del siglo XIX el movimiento popular se fue transformando y una facción se radicalizó, trabajadores como los portuarios y pampinos (también habitantes de poblaciones), relegaron a los artesanos más cercanos a los estratos altos del liberalismo (Sastres, tipógrafos, etc.), cuyas organizaciones, al igual que el Partido Democrático, no se involucraron en las movilizaciones del año 1890, como fue el caso de la primera huelga 23

Este concepto no refiere al aburguesamiento, sino a la entrada en funciones de aspirantes (nuevos ricos) a la disputa por el excedente. Al igual que el proceso de proletarización, la burgesización ocurre en una dinámica trimodal, y como un proceso permanente y a la vez nunca realizado del todo, es la lucha intraclase. Cfr. Wallerstein, I., Balibar, E. (1988) Raza, Nación y Clase. Madrid. Indra Comunicación. Y (Wallerstein, 2004c) en la bibliografía.

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general de Chile. (Salazar & Pinto, 1999: 112-114). De tal forma que a comienzos del siglo XX el escenario ideológico y estratégico había cambiado en el movimiento antisistémico de cuño popular, entrando en escena el socialismo y el anarquismo, tal como hace décadas había ocurrido en los países del centro de la economía-mundo capitalista, de modo tal que las luchas tendrán un carácter rupturista y las formas organizativas pasaron de las mutuales a las mancomunales, sindicatos y sociedades de resistencia. Sin embargo, el espíritu ilustrado se conservó entre los movimientos populares, afianzando así en Chile la hegemonía de la geocultura liberal, e introduciendo subrepticiamente un elemento que como se dijo al respecto de la vieja izquierda, será fuente de contradicciones; racistas, sexistas y eurocéntricas. Los dirigentes obreros mirarían ahora con desdén y paternalismo al “bajo pueblo”, por bárbaro e indisciplinado, de este modo si los capitalistas deseaban acabar con la cultura popular, los socialistas, en el mejor de los casos, querían blanquearla e inodorizarla metiéndola en el molde ilustrado. Y en tanto las mujeres, los campesinos, los pobladores e indígenas, no se acoplaron a la lógica disciplinar, racional y occidentalizante, fueron quedando abajo del proyecto emancipador, teniendo que construir a parte y autogestionariamente, los caminos de su propia lucha y sobrevivencia. Con todo, este proyecto si no fue homogéneamente aglutinador de las clases populares, si fue un honesto vehículo de expresión popular, y fue un potente agente de cambios. La pregunta que se sigue es ¿Tales cambios tenían orientación meramente reivindicativa o revolucionaria? Sin duda había sectores fuertemente radicalizados, y otros que no. Ante la duda, el Estado optó por la represión temprana, y así la matanza de la Escuela Santa María de Iquique, en 1907, refrenó la oleada huelgística, y las organizaciones obreras replantearon entonces sus objetivos y tácticas. Lo propio hiso el Estado ante la crisis de legitimidad que se agravó de ahí en más, optando luego por la cooptación, tal es el trasfondo de la propuesta sociallegislativa de Alessandri, la cual remeció al movimiento obrero, reabriendo la vieja discusión entre anarquistas y comunistas ¿Aceptar o no aceptar prebendas estatales? ¿Intervención estatal o autogestión comunitaria?. Cuento corto, los anarquistas rechazaron y los comunistas aceptaron, con lo cual pasaron a controlar los primeros sindicatos legales, lo que trajo nuevos temores entre los estratos altos y con la dictadura de Ibañez volvió la táctica represiva. Este zigzag pro sistema versus antisistema es otra de las tendencias mundiales arriba mencionadas, y si bien en 1920 la Federación Obrera de Chile operaba

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con un discurso abiertamente antisistema, para la década del 30 poco y nada quedaba de la vocación anarquista y revolucionaria de los estibadores porteños del 1900. (Salazar & Pinto, 1999). Así, para la época de configuración del Frente Popular, la Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH) deponía, frente a la coalición de centroizquierda, la acción antisistémica a cambio de cuotas de reconocimiento político y protección social. Luego, entre el 56 y el 70, el movimiento cursó por la fase más politizada y antiestatal. En términos generales, cuando hubo receptividad a sus demandas el sindicalismo obrero tendió al gremialismo apolítico, y cuando no la hubo tendió al sindicalismo de clase y al radicalismo. Pero el sindicalismo de clase no fue el único medio de expresión del movimiento popular chileno, lo que nos trae de vuelta a la lucha de los pobladores. El desacoplamiento entre el mundo sindical y el grueso del mundo popular, así como la continua ampliación de la polarización socio-económica, impulsó a los sectores populares a desechar los caminos institucionales pasando a la rebelde acción directa, intensificándose esta progresivamente a partir de la década del cuarenta (Salazar, 2006). Se trató de revueltas callejeras, tomas de terreno y reventones sociales como el de abril de 1957 en que los pobladores, estudiantes y trabajadores se tomaron el centro de Santiago. Sin embargo sus métodos también siguieron el zigzagueante camino de la táctica sistémica y de la antisistémica, ya que en último término, aspiraban legítimamente a afianzar su integración social. Y si bien una toma de terreno era un acción directa radical y milicianamente delicada, contaron, en esa época, con el respaldo de parte importante de la clase política y la anuencia de la sociedad civil. De tal modo la demanda por habitación, fue planteada por dentro y por fuera, y no pudieron ser desoídas por el Estado. Se crearon Ligas de Arrendatarios y del gobierno se obtuvo la formación de tribunales de la vivienda donde estas tenían representación. La política urbana de fines de siglo XIX obligó a los rentistas de rancheríos a modernizarlos (Hidalgo, 2002), con lo que surgieron los conventillos. Y así como en los rancheríos arrabaleros de 1850 quedaron subsumidas las festivas quintas populares que levantaron las mujeres solas de 1820-30, en los conventillos de 1870-1930 se fue diluyendo la matriz relacional de los rebeldes artesanos pobladores, y surgió una nueva matriz feminizada por el protagonismo de la llamada “mujer de conventillo”, que usualmente estuvo emparejada, dada la aguda depresión económica, con un trabajador cesante o muy precarizado, brutalizado por un habitar que lo empujaba a la violencia y el alcohol (Salazar

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& Pinto, 2002). Fue de los conventillos de donde surgieron las ligas de arrendatarios y donde exploto la “cuestión social”. 97% de los trabajadores, según cifras de la época, eran arrendatarios, especialmente de piezas en conventillos, y la depresión económica no solo trajo desempleo e inflación de alimentos sino de costos en general y expoliación vía arriendo, de modo que, como señalan Salazar y Pinto, los sectores populares se vieron por primera vez en una situación típicamente moderna de carestía de la vida, ya que nunca antes habían dependido tanto de los precios que había que desembolsar para vivir. Esta nueva situación configuró una crisis del hogar cuyo eje paso a ser la “dueña de casa”, quienes tuvieron que enfrentarse con los propietarios y rentistas, los patrones y el gobierno, el cual desprotegía la industria y no liberalizaba la importación de alimentos. Esta situación hiso de la mujer pobladora de la época, un aguerrido sujeto político, muy lejos del clisé criollista que la pintó como “vieja chismosa”, o de la versión paternalista que la quiso retratar como mera dueña de casa. Muy por el contrario, ellas protagonizaron el resurgimiento público de las dinámicas autogestionarias y de organización asamblearia de base no solo al margen de los partidos sino también de las organizaciones obreras. Sin bien las Ligas de Arrendatarios fueron promovidas por sociedades obreras, las primeras huelgas de arrendatarios surgieron directamente de los conventillos (Espinoza, 1988). Al respecto del sexismo inherente al operar del sistema-mundo capitalista, el cual vía geocultura liberal contagió a la vieja izquierda, resulta reveladora la ambigüedad que la Federación Obrera de Chile (FOCH), la Federación de Estudiantes de Chile (FECH) y la sección chilena de la Industrial Workers of the World (IWW) mostraron respecto al alza de arriendos, ante lo cual las pobladoras de conventillo organizaron la Unión Femenina, desde donde invitaron a estas organizaciones a unirse en el marco del Comité pro Abaratamiento e Higienización de las Habitaciones, lo cual no fructificó. La Asamblea Obrera de Alimentación Nacional (AOAN) movilizó enormes “Marchas del Hambre” (Espinoza, 1988), sin embargo no incluyó en sus demandas los temas del conventillo. El movimiento popular vivió así una división interna entre un actor proletario, masculinizado y orientado al movimiento sindical y político, y un actor “poblacional”, feminizado y orientado al movimiento social más inclusivo de la familia. Como no fue posible con esto totalizar reivindicativamente al movimiento obrero ni unificar el comando de las asambleas de conventillo, ambos movimientos fueron derrotados en la coyuntura 1924-25 por el estrato parlamentario

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gobernante y el militarismo liberal. En 1932 el conflicto habitacional no había sido resuelto, y la nueva política que promovía la venta de terrenos (Hidalgo, 2002) tampoco lo logró, por el contrario, con la venta de loteos brujos el problema se agravó. Las corporaciones privadas y las sociedades mutuales sólo pudieron construir un número insuficiente de soluciones habitacionales, y la masa de migrantes del éxodo campo-ciudad, venía aumentando progresivamente. Pero justamente fueron los pobladores recién llegados quienes encontraron la solución; tomarse los sitios y autogestar su propio hábitat con lo que hubiera a mano. Estrategia que se extendió bastamente por el territorio nacional. Como señalan Salazar y Pinto: “Se trataba, en verdad, de una “huelga de pobladores” de nuevo tipo, pues la toma de sitio implicaba no pago de arriendo, y , a la vez, una nueva forma de “compra”, que forzaba al Estado a transformarse en “comprador-vendedor” y a negociar con los callamaperos la construcción de una casa propia”. (2002: 249). En este sentido el movimiento poblacional tenía un borde posible respecto a su radicalización, era, en último término, integrista. Si bien las y los pobladores del periodo se constituyeron en una vanguardia popular luego de reprimida y disuelta la FOCH, lo que no paso con el Frente Nacional de Vivienda, en el largo plazo, la parcial satisfacción de las reivindicaciones propia de la larga lucha (1912-1957) por la vivienda no sólo apaciguó la radicalización social del periodo, sino también subrayó el clisé sexista y desmovilizador de la pasiva dueña de casa popular. Pero en ese medio siglo la transformación en la convivencia había convertido a las pobladoras en un actor cívico por derecho propio, habían aprendido a organizarse en asambleas de base, organizar federaciones de mujeres, grupos de salud, a movilizar huelgas, tomas de terreno, a resistir desalojos policiales. Antes de poder ser dueñas de casa, las mujeres debieron tomarse sititos, organizar y ejercer un incipiente poder popular local a base de autogestión y asambleísmo de base, al modo de una micro comuna autónoma, que constituyó una espontánea escuela de soberanía civil popular, tal como lo es hoy en día un Inmueble Recuperado por Autogestión, según veremos más adelante.

Entre 1938 y 1973 se abrió en Chile la etapa del Estado desarrollista y redistributivo con el ingreso de la izquierda en el sistema estatal, lo cual implicaba acomodarse al Lecho de Procusto de la geocultura liberal, que llevaría a un proceso simultaneo de lenta y progresiva, pero siempre parcial, democratización. A la vez, como veremos, a partir del

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segundo lustro de la década del 60, comenzó un periodo de ampliación de la organización popular hasta un punto nunca antes visto en Chile. Sin embargo, en 1948 había acabado la fase de los auspiciosos inicios del mesocrático Frente Popular (1938), y el país se encontraba ahora en un clima político caótico y represivo, con acentuada corrupción y clientelismo. Entre el populismo y el autoritarismo, en 1957 estalló la crisis social (Salazar, 2006), y junto a los disturbios arriba mencionados, el 30 de octubre los pobladores de la zona sur de Santiago comenzaron una multitudinaria y organizada toma de terrenos que dio origen a la emblemática población La Victoria. La década del 60 vio surgir un nuevo fenómeno político, la Democracia Cristiana y su proyecto de “Revolución en Libertad”, la que además de orientarse por la doctrina social de la iglesia católica, se hacía eco de la norteamericana Alianza para el Progreso. No muy diferente a la matriz populista latinoamericana, la DC apelaba al pueblo desde el liderazgo carismático, las políticas redistributivas y las reformas económicas, lo que inevitablemente desató el conflicto con la vieja oligarquía de raíz agraria. Lo que agudizó las tensiones internas del partido entre un ala reformista y una conservadora generando hacia fuera el clásico zigzagueo al estilo Lampeduza, es decir, el de cambiar sin cambiar. Pero tal ambigüedad también desencadenó procesos de fortalecimiento de la autonomía y espíritu autogestionario del movimiento antisistémico popular, abriendo espacio a nuevos actores y movimientos, los cuales llegaron a tomar distancia crítica de la DC y consolidar su propio ethos y reivindicaciones. En concordancia con la tónica política mundial de aquellos días, la expresión chilena de lo que llegaría a ser el 68 chileno quedó plasmada en la ampliación y diversificación de los movimientos antisistémicos, así, a las luchas clásicas de los obreros, que de 1.500 socios de sindicatos a principios de la década pasó en 1970 a más de 100 mil, se unieron las vigorosas movilizaciones estudiantiles, las de los grupos eclesiales de base, los movimientos feministas, y por supuesto, la de los pobladores, que agrupados en Comités de Sin Casa, comunal e intercomunalmente articulados, se expandieron ampliamente por Santiago y provincias. Lo cual, como ha señalado Mario Garcés (2012: 113-120), revela que el proceso autogestionario de ampliación galopante del poder popular precede, y en alguna medida funda, la posibilidad del gobierno de la Unidad Popular. Enfocándonos, exclusivamente, en el campo de acción de las y los pobladores, tenemos los siguientes datos; sólo considerando Santiago, las y los pobladores pasaron de autogestar 4

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tomas de terrenos en 1968, a 35 en 1969 y a 103 en 1970 (Garcés, 2002: 350). Al considerar el conjunto de las movilizaciones populares de obreros y campesinos, se hace evidente que la Unidad Popular fue precedida y alimentada por las mayores movilizaciones sociales de nuestra historia. Para el periodo 1969-71 Duque y Pastrana (1972: 259-293) constataban en el Gran Santiago un total de 312 tomas de terrenos en las que habitaban 54.710 familias. Y según muestra Garcés (2002), las movilizaciones se expandieron vigorosamente en provincias, siendo reconocibles por los registros de prensa al menos 1000 movilizaciones de pobladores entre el 70 y el 73, con una alta incidencia en la región del Bio Bio donde las tomas específicamente alcanzaron las 172. De lo cual concluye que no sólo es la época de mayor movilización social, sino además, la de “mayores transformaciones en las relaciones sociales de poder que organizaban la sociedad civil en Chile.” (Garcés, 2012: p. 117). Y desde esa perspectiva, el golpe de Estado del 73 habría sido no sólo el fin de la UP y la democracia, sino principalmente la forma de conjurar la “revolución popular” que se venía gestando en el periodo.

Aquí no es posible entrar a describir la historia de los pobladores en la UP y la dictadura (Vázquez, 2011), pero es importante señalar los dos momentos en que volvió a darse la señalada pauta histórica desmovilizadora producto de la intervención de los cuadros directivos y los aspirantes a directivos, tanto en la coyuntura golpista como en la del retorno a la democracia jurídica. Ante el llamado “paro patronal” de octubre del 72, donde se dio la paralización y bloqueo de carreteras por los camioneros y los gremios del transporte público y del comercio, así como de los colegios profesionales de médicos y abogados, los sectores populares fueron los que pusieron en marcha las respuestas más vigorosas para salvar la difícil situación. Autogestionariamente mantuvieron andando sin sus dueños las industrias, articularon nuevas maneras de organizar la redistribución y colaboraron con lo que tenían a mano para asegurar la continuidad del transporte público. Pero en el proceso, en el cual crearon comités de producción y de vigilancia, comandos comunales, etc., terminaron superando y transgrediendo el mismo programa de la Unidad Popular, acelerando la reforma agraria, ocupando más industrias de las originalmente previstas para el área social, disputaron la conducción de los dirigentes políticos y sindicales, y surgieron por doquier redes que vinculaban pobladores, campesinos y obreros

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de manera mucho más horizontal. Esta dinámica generó enormes tensiones al interior del gobierno, amén de disparar el temor de las clases altas ante el avance de las “clases peligrosas”. El asunto es que, como es sabido, el gobierno trató de detener o mesurar el empuje de este avance que superaba el marco legalista que fundaba la “vía chilena al socialismo”. En junio del 73, luego del “tanquetazo”, más de un millón de personas marcharon frente a la Moneda, y en el momento en que a coro gritaban “A cerrar, a cerrar, el congreso nacional”24, con el dedo en alto, el presidente Allende comienza su arenga diciendo: “¡Contrarrevolucionarios!”, llamando a las masas marchantes a dejarse guiar por el sendero ya trazado por los lideres, y en el marco de la espuria constitución de 1925. Con lo cual se evidenciaba el choque entre las dos formas de hacer política de izquierda, la peticionista-reformista y la que estaba por el autogobierno popular. Después de eso, tensionada al máximo la Unidad Popular, el presidente, un constitucionalista de tomo y lomo, integró un grupo de generales a su gabinete, y el proceso acabó como todos sabemos.

Finalmente, está lo sucedido en el periodo 1983-89 gatillado por el ciclo de movilizaciones contra la dictadura militar que sumaron 22 jornadas de “Protestas Nacionales”. Los sectores movilizados fueron diversos: estudiantes, trabajadores, profesionales de clase media, pero sobre todo, fueron las y los pobladores los que tuvieron una audaz acción protagónica, por la que pagaron un alto precio (Garcés, 2012). En la pobla, las protestas no eran mero toque de cacerolas ni bocinazos como en barrios clase medieros, también barricadas, marchas, cortes de luz, paralización del transporte y sobre todo enfrentamientos con la policía y hasta el ejército.

Durante las jornadas, que podían durar varios días, Santiago veía

completamente perturbada su operacionalidad cotidiana (Garcés & Nicholls, 2005), lo que tarde o temprano surtiría su efecto sobre los ojos del gran capital trasnacional, que veía con preocupación como el país se había vuelto inestable y nada propicio para la inversión extranjera. Talón de Aquiles para la dictadura, fue este el punto de inflexión ante el que Pinochet, no pudo sino terminar por abrir conversaciones para cerrar su sangriento periodo de espurio mandato. Sin embargo, los actores populares y de orientación anticapitalista no pudieron proyectar políticamente la potencia de sus previas movilizaciones. En la coyuntura, el reordenamiento del cuadro político entre los opositores a la dictadura se 24

Cfr. 2da parte del Documental de Patricio Guzmán: “La Batalla de Chile”. Minuto 11:13.

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reestructuró en torno a dos bloques: la Alianza Democrática (AD), y el Movimiento Democrático Popular (MDP). La primera buscaba abrir el diálogo político con los líderes de la dictadura para negociar una salida pactada, y el segundo se orientaba a la radicalización de la movilización legitimando todas las formas de lucha de modo de llegar a una “rebelión aguda de masas” que derribara la dictadura y permitiera retomar el camino hacia el socialismo (De la Maza & Garcés, 1985). Evidentemente en el esquema de la AD, a los pobladores y el pueblo organizado en general, no le cabía más que el secundario papel de agentes liderados prestos a movilizarse y desmovilizarse en cuanto los dirigentes reformistas lo dispusieran. En el esquema del MDP se les conminaba a sumarse a la revuelta revolucionaria, sin embargo también bajo el liderazgo, esta vez, conducidos por las vanguardias de izquierda. Una vez más, quedaba de lado el autogestionario proceso de liberación y autonomía con que los estratos populares venían autoeducándose y dotándose de poder constituyente a sí mismos. Así, cuando aparentemente las movilizaciones no estaban logrando derribar la dictadura sino más bien haciendo recrudecer la represión, y la confrontacional línea política de la vanguardia de izquierda no lograba los rendimientos esperados, la AD aprovecho la coyuntura para imponer su línea política de transito institucional, completamente acorde con lo prescrito por los militares. Luego del plebiscito y los baratos slogans de “la alegría ya viene”, comenzó el nuevo ciclo donde la política se reafirmó una vez más como oficio de representación, ahora con mucha mercadotecnia y cada vez mayor distancia con los movimientos y la vida cotidiana del mundo popular y el ciudadano de a pie. Transición “en la medida de lo posible” (Aylwin dixit) que abre un periodo de democracia de baja intensidad, y que refleja y alcanza sus límites críticos en el actual periodo de movilizaciones 2006-2011, donde precisamente nace el Movimiento de Pobladores en Lucha. A su vez, este proceso chileno es parte del flujo geopolítico mundial antes señalado, que marca el agotamiento del liberalismo como geocultura indisputada del sistema-mundo, en que las grandes mayorías ya no parecen querer depositar su esperanza en la ideología del desarrollo, ni confiar en el Estado como genuino garante del derecho humano. Ciclo en que a su vez se está gestando un nuevo y más favorable escenario para la rearticulación global de los movimientos antisitémicos, y donde la producción autogestionaria del habitar humano es central.

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Capítulo 0 Síntesis Metodológica de lo por Explicar Hemos señalado que la pregunta guía de nuestra investigación, desde donde se propone el fenómeno a explicar, es: ¿Cómo ocurre el proceso de configuración identitaria entre los miembros del Movimiento de Pobladores en Lucha en tanto movimiento antisistémico popular, a la luz de la actual coyuntura geopolítica?. Y en esta tesis se presentará específicamente la satisfacción del criterio del método científico, desde el camino de la objetividad entre paréntesis (Maturana, 1987a), formulado de la siguiente manera: A) Fenómeno a explicar: Cuando se investiga en la historia del movimiento popular chileno, en específico el de pobladores del largo siglo XX, y si a través del trabajo de campo se contrasta tal historia con lo que ha estado ocurriendo en los últimos seis años, se distingue en algunos sectores políticamente activos, un cambio profundo en el modo relacional de su habitar, un cambio en la identidad consensual en la que se conservan elementos históricos y otros que cambian y o desaparecen. Y de entre esos sectores, destaca el MPL por la manera en que sus miembros generan, realizan y conservan una matriz relacional de autogestión compleja: comunitaria, política, educativa, económica, constituyente y utopística. B) Mecanismo Generativo: La identidad consensual de cualquier comunidad humana está dada por su participación activa en el flujo relacional que constituye la matriz de quehaceres y cohabitares, el cual, a modo de un proyecto común, explícito o implícito, orienta cotidianamente la convivencia comunitaria y permite su realización y conservación. En el caso del MPL el proyecto común se realiza participando de un flujo relacional que implica el involucramiento vital con el mismo, diferencialmente por parte de los miembros de las asambleas, los dirigentes y militantes del movimiento. Y es en el proceso de mutua transformación en la convivencia en torno a la praxis del proyecto autogestionario del MPL que les va sucediendo a los involucrados, como se va configurando la consensualidad identitaria del movimiento, lo cual ocurre en una dinámica de cambios personales convergentes que acercan a las asambleas, dirigentes y colaboradores hacia la visión y acción de la militancia de nuevo tipo propia del MPL. Y mientras más intensa y extensa sea la dinámica de involucramiento de los miembros del MPL, más profundamente se transforman en congruencia con su identidad consensual. C) Deducciones pertinentes: Si lo anterior es cierto, entonces uno debiese poder distinguir, vía observación participante y entrevistas, historias y procesos de transformación personal en torno al involucramiento, las que resultan convergentes con los elementos cardinales de la identidad consensual del MPL, y que sus miembros distinguen y comparten en su sentir. Al mismo tiempo, de tal mecanismo generativo también se desprende que el proceso de transformación personal en la convivencia, se da en el espacio de una configuración de matrices de existencia tensionadas por contradicciones globales, nacionales y territoriales ligadas a la dinámica

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sistémica del capitalismo, contradicciones que tensionan, o incluso en algunos casos imposibilitan, la convergencia hacia la identidad consensual, contradicciones que también habrían de poder distinguirse en las entrevistas y la observación participante, pero que aquí por nuestra responsabilidad ética con el MPL no develaremos.

D) Observación de los fenómenos deducidos: Es a través del trabajo de campo (fundamentalmente de la observación participante), el análisis de entrevistas, y la lectura de documentos de y sobre el MPL, que es posible distinguir los fenómenos señalados. En específico, se trata de la observación de cuatro dimensiones de cambio personal convergente con la identidad consensual del MPL: 1) 2) 3) 4)

Hacia la confianza y el sentir de pertenencia al MPL. Hacia la ampliación del involucramiento en el proyecto común popular. Hacia la ampliación de la conciencia política popular. Hacia la ampliación del crecimiento personal y la autoformación popular.

En el capítulo uno se presentarán los datos, históricos y estructurales, recabados sobre el MPL en general, y se realizará un análisis de los mismos hacia el final del capítulo, el cual buscará dar cuenta tanto de la dinámica relacional que constituye su modo de organizarse, la naturaleza de su proyecto común y los componentes que constituyen su estructura. Es decir, en este nivel del análisis, daremos cuenta de los elementos que permiten formular el mecanismo generativo que proponemos para responder a la pregunta que guía esta investigación. Y en el capítulo dos, realizaremos un análisis de datos, específicamente circunscritos al discurso de los miembros de la asamblea del MPL-Franklin respecto a sus vivencias en el MPL, que buscará dar cuenta del proceso de transformación personal convergente con el proyecto común del MPL, para así acercarnos al proceso de conformación identitaria al interior del movimiento. Es decir, en este nivel del análisis, revisaremos los elementos que posibilitan constatar las deducciones pertinentes que se desprenderían de nuestro mecanismo generativo si este fuese acertado. Esto constituirá, en el tándem macro-micro, la capa más fina del aspecto etnográfico de esta investigación. Sin embargo el proyecto común y la identidad consensual del MPL-Franklin (Y de la Red IRA) es inseparable de la del MPL en general, por ello es que el aspecto empírico de esta tesis implica un espacio doble de presentación y análisis de datos. En síntesis, después de hacer una descripción de la matriz relacional que configura la estructura, organización y proyecto común del MPL, se usará el análisis de contenido de las entrevistas y conversatorios (con miembros del MPL-Franklin), como un medio para constatar, a través de la distinción de las deducciones pertinentes, el mecanismo explicativo propuesto que generaría la identidad consensual del MPL. Deducciones, que se refieren al ámbito de las cuatro dimensiones de cambio personal convergente con la identidad consensual antes señaladas.

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Marcha del 1º de Mayo. 2013.

Casa Poblar, la Faena, Peñalolen. 2012.

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Capítulo 1 El Proyecto Común Autogestionario y Utopístico del MPL: Lucha, Autogestión y Educación Popular hacia la Vida Digna. "Lo que queremos está claro: Que el Pueblo mande. Para donde vamos, también: Hacia el Socialismo Comunitario. El cómo, es con Lucha, Autogestión y Educación Popular. Con nuestra herramienta política, Igualdad, y nuestras redes de alianzas territoriales avanzaremos, desde el Estado, sin el Estado y contra el Estado, por y hasta la Vida Digna". Guillermo González Militante del MPL “Nosotros que hacíamos la lectura más de base, siempre dijimos que los políticos que se alejan de la base, o nunca están en la base en realidad, nunca palpan lo que sienten los vecinos, y eso es uno de nuestros pilares. Nosotros lo entendemos por qué somos pobladores po, o sea ¿Por qué el poblador no puede manejar códigos políticos? Claro, los maneja, pero a su estilo. Pa nosotros la nueva población es el socialismo " Natalia Garrido Militante del MPL “Esta política no tiene límites y en el mundo los pobladores no tenemos fronteras. Ahora las organizaciones latinoamericanas nos estamos juntando para gobernarnos nosotros mismos. Han pasado 40 años desde que nos mandan todos los colores políticos, mientras tanto el movimiento social ha recibido los palos y ha quedado más pobre, ahora nos toca a nosotros y nosotras”. Lautaro Guanca Militante del MPL “Todo movimiento se debe proponer no sólo mejorar las condiciones de vida de las gentes, cosa que ya es un camino arduo, sino debe también proponerse levantar un nuevo proyecto de vida. Un horizonte que sustituya el enriquecimiento personal por la solidaridad entre hermanos y hermanas, el individualismo por una sociedad cuyo orden se sustente en el colectivo, una vida donde no prime el dolor sino la esperanza por el devenir, y donde cambiemos los grises y opacos por poblaciones llenas de colores y alegrías. Queremos, trabajamos y luchamos por la “Vida Digna”. Henry Renna y Rhony Latorre Militantes del MPL “Aquí se nos recordó que había que luchar, pues se nos había olvidado luchar, habíamos estado muy pasivas esperando, como todas las demás personas, que las cosas le llegaran… pero nos enseñó a volver a luchar porque queremos que todo cambie, no queremos irnos a otra población ni a otra comuna, porque aquí lo tenemos todo. Se nos enseñó a luchar por la vivienda, por la educación, por un trabajo digno, por la salud, y en eso estamos, luchando.” Claudia Pacheco Dirigenta MPL-Santiago

“Aquí en el MPL encontré personas que realmente me escuchaban y valoraban lo que yo decía, independientemente si estuviera en lo cierto o no, pero me escuchaban, yo eso le dije, eso me gustó del MPL, de partida, que eran puros jóvenes igual que yo y ellos escuchaban a todos, y no antes de que yo dijera algo me dijeran no, no, mejor tú no opines” Sindi Dirigenta MPL-Peñalolen

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1) Las Matrices Político Urbana Sistémica y Antisistémica, y la perspectiva del MPL. En el marco histórico se describió el flujo de la matriz nacional hasta el momento del fin de la dictadura militar, aquí será fundamental retomar, brevemente, algunas pautas establecidas en ese trecho y conservadas hasta el día de hoy en el agonizante actual ciclo histórico, para poder entender el presente de la matriz nacional en la que surge y se da el habitar del MPL, y también a la que este busca responder con su propia matriz relacional.

En Chile, el movimiento de pobladores a lo largo del siglo XX ha marcado el pulso de la izquierda social (Garcés, 2006), y como se podrá ver más adelante, al parecer lo sigue haciendo. Se puede ubicar este movimiento antisistémico popular como un flujo que es parte de la historia de larga duración de los ciclos y tendencias estructurales del sistemamundo capitalista, y podemos distinguir en el con claridad sus dos grandes tendencias, de surgimiento y desmovilización. En el ciclo 1964-1973, como señalamos, gran parte del movimiento de pobladores se fue subsumiendo entre proyectos de cooptación, que, instrumentalizados por la Democracia Cristiana y los partidos de la Unidad Popular, resultaron finalmente desmovilizadores. Primero se dio la aceptación e incentivo a la realización de procesos generadores de praxis popular constituyente vía autorganización, luego como es sabido, con el golpe militar, se da el cierre total de espacios, la cooptación, punición y represión bruta, y todo acopio de poder popular fue de ahí en más mortalmente reprimido.

Es entre el 74 y 79 que se genera lo que podríamos llamar la antesala de las reformas habitacionales y urbanas, que pasaría de ahí en más a marcar el rostro de Santiago, como aspirante a ciudad global dentro de lo que ha sido llamado el world-city-system (Sassen, 2011; Lindsey, 2012). Esta intervención estatal-militar de tipo neoliberal temprana, buscaba, desde la perspectiva del MPL matar tres pájaros de un tiro: 1) solucionar demandas habitacionales de un porcentaje de familias sin techo; 2) Desarticular a los grupos poblacionales capaces de articular movimientos urbanos; 3) Recuperar para el mercado monopolista de las constructoras, los terrenos valiosos que ocupaban los campamentos (Renna, 2010). Es decir, para el movimiento de pobladores esto implicaba; 94

limitadas reformas subsidiarias, control gubernamental, y apropiación por parte de grandes capitales de la plusvalía social vía mercantilización del suelo y la vivienda. Lo que esto ha generado en el presente, es no una tendencia a la supuesta autorregulación virtuosa del mercado, a su liberación, sino que llevó a una escalada creciente de los valores del suelo y a una praxis especuladora de los privados que resulta conservadora de monopolios (Janoschka & Casgrain, 2010), y también de los desalojos forzosos pero invisibles vía gentrificación25, lo que constituye una de las más grandes dificultades para acceder a la vivienda digna y para realizar el derecho a la ciudad. En lo sociopolítico, generó una desmovilización enorme y la fractura de la cultura dignificante del poblador, héroe de antaño las tomas, que en muchas partes ahora se avergüenza de ser pobre y se concibe, sin serlo, parte de la clase media, créditos mediante. Hoy los pobladores son “doblemente desheredados: del legado de sus ancestros y de las promesas de la modernidad contemporánea” (Marquéz, 2008).

La política pública de producción masiva de viviendas en dictadura tanto como en la “democracia” concertacionista-aliancista, ha generado dinámicas de reproducción de la explotación y de las relaciones de dominio, donde la lógica neoliberal subsume dimensiones fundamentales de la configuración del hábitat social y las limita ideológicamente a un supuesto asunto material o técnico, favoreciendo estatal e interestatalmente, la concentración de la riqueza por parte de los grandes capitales, despojando a las grandes mayorías (López-Morales, 2012) y generando desmovilización y apoliticismo con la común táctica del “garrote” y “zanahoria”. Especialmente insidiosa ha resultado la aplicación intensiva de subsidios ya que ha permitido la conservación de la inequidad y discriminaciones en el espacio urbano, mercantilizándolo casi por completo. Hay vivienda social, sí, pero en los extramuros de la ciudad, sin derecho a ella, con todo lejos, sin la riqueza social de pertenecer a una comunidad que puede sostenerse en la autogestión sino que está abandonada a su suerte en la ultra periferia, otra fuente de ejércitos de reserva en la mano de obra. Aumentar los subsidios simplemente ha terminado

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Proceso político-mercantil de expulsión soterrada de las capas populares hacia los extra muros de la ciudad. Ver: Smith, N. (2002) “New Globalism, New Urbanism: Gentrification as Global Urban Strategy”. En Antipode. USA. No. 34. 3. 427-450. Y Janoschka, M., Casgrain, A. (2010) Urbanismo neoliberal y gentrificación en Santiago de Chile. Documento de estudio. Corporación Poblar MPL.

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posibilitando una escalada creciente del valor del suelo con las prácticas especulativas (López-Morales, Gasic & Meza, 2012) lo que constituye de hecho una de las grandes restricciones para acceder a la vivienda social sin ser periferizado. Como señalan en el MPL: “En Chile no existe una política de suelo, ni menos una política de suelo ligada a la construcción de vivienda de interés social. Efectivamente, puede darse un aumento de los subsidios para acceder a la vivienda, pero con la sola publicación de estas medidas el mercado reacciona, aumentando el valor del suelo equilibrando nuevamente la oferta con la demanda. Resultado: a mayores montos de los subsidios que entrega el Estado, mayor lucro para los privados; y para las familias, el mismo beneficio pactado inicialmente, o incluso menor” (Renna Ed., 2011: p. 35).

De un lado, la ciencia institucional aplicada por los representantes del Estado, trata la configuración de política pública como asunto meramente técnico donde los fundamentos ideológicos no están abiertos a discusión, generando vacíos de opinión pública o nodebates26, los que surgen como controversia soterrada dada la separación artificial de lo político, lo social y lo económico en la investigación científica a la orden de la administración estatal. De otro lado, el MPL hace ciencia: “politizando la teoría y teorizando la lucha” (Como reza el lema de Revista La Otra, del MPL). Esto con vías a configurar intelectualmente su proyecto social antisistémico y a resistir astutamente los malos gobiernos en cada coyuntura. Desde su perspectiva, el Poder Central se ha ocupado de ordenar la ciudad, primero en dictadura y después en los gobiernos de la Concertación y la Alianza, con una doble motivación: desarticular las posibilidades de resistencia del movimiento popular, y rentabilizar el espacio urbano para aumentar las tasas de ganancia del capital. Fue así que se realizó la erradicación de poblaciones completas, y luego la política de subsidios a la oferta que han estado empujando a los pobres a los extramuros de la ciudad. De este modo la neoliberalización urbana generó puntos ciegos a la mirada del Por ejemplo aquel que revisaremos un poco más adelante en este capítulo, que dice relación con el destino de un amplio espacio público invisible constituido por inmuebles fiscales abandonados, y que está siendo privatizado en la dinámica de licitaciones a precio de mercado sin considerar la política de vivienda social. 26

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Estado y los hacedores de políticas públicas donde se generaron nuevas dinámicas de miseria en las ciudades: Se duplicó el porcentaje de barrios marginales en el país entre 1990 y 2005 (CEPAL, 2008); Existen cuatrocientos mil deudores habitacionales de los cuales un 26 % está moroso (SBIF, 2008);

Los requerimientos habitacionales cualitativos

aumentaron en un 16% en el periodo 2003-2006 (CASEN, 2006). Los patrones de segregación espacial aumentan a nivel local provocado por la suburbanización y la conformación de guettos (Datos citados en Renna, 2010). Si bien se ha dado un importante avance en materia de cobertura habitacional -casi dos millones de viviendas construidas en los últimos treinta años (MINVU, 2009); un 99 por ciento de acceso a fuentes mejoradas de agua y de energía eléctrica (CASEN, 2006); un déficit cuantitativo de doscientas mil viviendas (CCHC, 2008) y poco más de cien mil personas viviendo en campamentos (CIS, 2007)- (Datos citados en Renna 2010), el problema sin embargo se profundizó y complejizó, lo que se sintetiza en que el problema actual ya no es sólo el de los sin techo, sino también el de “los con techo”, con techo pero periferizados y pauperizados de sus redes y capital social (Rodríguez & Sugranyes, 2004).

Desde una perspectiva de derechos, los desafíos actuales tienen que ver con: 1) dar respuesta a los sin casa, 2) reinversión en viviendas sociales de mala calidad y guettificadas, 3) resolver la repactación del pago de créditos hipotecarios y la actual burbuja especulativa, 4) crear una política de vivienda vinculada al derecho a la ciudad, la construcción social del hábitat y a una política de suelos explícita. Y 5) con la aún incompleta reconstrucción post terremoto 27/F 2010 (Y ahora también con la de los territorios del norte en 2014).

El MPL ha formulado en 4 puntos los problemas que viven en este proyecto de ciudad neoliberal: “1. Individuación de las familias: La producción masiva de viviendas ha reproducido en el tiempo una individuación de las familias, difuminando el principal capital social dentro de las poblaciones, la organización y acción comunitaria. Esto deviene en una precarización de las redes sociales y por defecto en una agudización de las condiciones de pobreza.

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2. Endeudamiento hipotecario: El acceso a créditos con la banca privada por la necesidad de la vivienda, y de ahí la multiplicación de deudores habitacionales, devela una serie de abusos en materia de cobro de interés, modalidades de repactación, prácticas de cobranza de las empresas y remates.

3. Lucro de inmobiliarias y constructoras: La modalidad de subsidio a la oferta combinado con un marco regulatorio favorable para este sector, muestra, a la luz de las deficiencias constructivas de muchos proyectos habitacionales, las extremas tasas de ganancia de las inmobiliarias y constructoras en detrimento de la calidad final de las viviendas construidas.

4. Profundización de la segregación socio-espacial: La especulación inmobiliaria y la expulsión vía mercado representan nuevas estrategias de limpieza espacial, similares en su funcionalidad, de lo que eran las erradicaciones impulsadas en dictadura: recuperar los terrenos valiosos paras los privados que son ocupados por sectores populares y disgregar y segregar a los movimientos. Especialmente la entrega masiva de subsidios de vivienda demuestra su poca efectividad al no contar con instrumentos redistributivos sobre el suelo y sus impactos nefastos para la ciudad y la calidad de vida dentro de ella.” (Renna, 2010).

Y han formulados en otros cuatro puntos las líneas estratégicas que identifican para llegar a construir una ciudad otra:

“1. Reconocimiento jurídico de la propiedad colectiva. Frente a la individuación de las familias, proponemos el reconocimiento jurídico de la propiedad colectiva.

2. Crédito Social. Frente al endeudamiento por razones hipotecarias, proponemos un crédito social estatal que asegure cobros ajustados a los ingresos familiares, tasa de interés por debajo del mínimo del mercado, modalidades de repactación sin cobro, y exentos de posibilidades de remate.

3. Modalidades híbridas de producción habitacional. Frente al lucro de inmobiliarias y

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constructoras proponemos modalidades híbridas de producción de la vivienda que conjugue los programas habitacionales del gobierno con la administración autogestionada de fondos fiscales a través del cooperativismo, el apoyo técnico y la valorización de la ayuda mutua.

4. Instrumentos Redistributivos. Frente a la profundización de la segregación socioespacial proponemos una reforma urbana que legalice instrumentos redistributivos de la riqueza urbana, mecanismos de control sobre el alza de precios del suelo y la apertura de un banco estatal de tierra y de inmuebles.” (Renna, 2010)

Sintetizando: 1) Frente al individualismo: Propiedad Colectiva. 2) Frente al endeudamiento hipotecario: Crédito Social. 3) Frente al Lucro de inmobiliarias y constructoras: Autogestión Habitacional. 4) Frente a la segregación: Redistribución de la Riqueza Urbana.

En consonancia con lo antes señalado, desde el mesocrático gobierno concertacionista, se implantó un clima psicológico de moderación social, de silenciamiento e invizibilización de la revuelta popular, absolutamente en el estilo de la pauta histórica de desmovilización señalada, so amenaza de poner en peligro el advenimiento de la “democracia”, aunque fuera de una democracia en la medida de lo posible, y de las apetecidas prebendas materiales por conseguir. La mentalidad de pasividad social implantada por el gobierno de la Concertación fue con el paso de los años calando más y más hondo en la psicología popular, muy a tono con la situación ideológica mundial en que el capitalismo neoliberalista va siendo aceptado de suyo por las grandes mayorías porque al parecer “there is no alternative” (M. Tatcher dixit). Y en este contexto, se va dando la transformación de la mentalidad nacional respecto a las tomas, ayer legitimas, luego progresivamente menos aceptables, periodo en que ya definitivamente los pobladores no son tenidos en cuenta como legítimos interlocutores del Estado respecto a las políticas públicas, sino como masa subsidiariamente clientelizable y o reprimible. En junio del 92, se realiza en lo alto de Peñalolén “la última toma de terrenos de carácter emblemático (es decir, de importancia histórica y repercusión nacional) por parte del 99

movimiento de pobladores” (Salazar, 2012: 185). Se trata de la toma de Esperanza Andina, la cual incubaba en su acervo histórico, la memoria colectiva, y las tácticas y estrategias de 35 años de tomas de terreno, tanto respecto a la operación militar propia de asegurar la toma, como respecto a la operación política de lograr la legalización posterior de la misma. De un modo diferencial respecto al de antaño, la legalización se hace; a) desplegando la acción protagónica de la comunidad de allegados, b) sin recurrir a los partidos políticos, c) buscando concitar el máximo apoyo de la sociedad civil, para de este modo presionar al gobierno. Después de ocurrida la mediatizada victoria de esta movilización popular, todavía hubo un último intento de toma en el 99 antes que se diera un periodo de repliegue y transformación popular. Se trató de la Toma de Peñalolén, en los terrenos de Miguel Nazur, la cual no sólo era expresión de la necesidad de vivienda, sino también de resistencia a las políticas de vivienda que condenaba a emigrar a las y los pobladores de sus comunas de origen hacia la ultra-periferia, y a mal vivir en casas de pésima calidad. 27 Para las y los miembros del MPL las raíces de su historia directa surgen aquí, ya que algunos de las y los militantes iniciales se curtieron en este ejercicio de poder popular o aprendieron de quienes estuvieron involucrados en el. Sin embargo, si bien se consiguieron terrenos luego de una larga lucha, la estrategia del gobierno fue la cooptación y la descomposición del movimiento desde dentro, lo que terminó en una forma nada épica y con bastante precariedad habitacional (L. Guanca, comunicación personal 2012).

En la mirada de la larga duración histórica, resulta evidente que en ese momento se dio una etapa de reflujo en que de hecho “disminuyó notoriamente el número de tomas de terreno (…) lo que puede explicarse por; a) la dura respuesta represiva por parte de los gobiernos de la concertación; b) el perfeccionamiento del sistema de subsidios, que permite comprar sitios, viviendas baratas y/o gestionar la auto-construcción; d) la disminución de la emigración campo ciudad y, sobre todo; e) la opción de los marginales por desarrollar su capacidad de autogestión e implementar nuevas tácticas de denuncia, presión y acción” (Salazar, 2012: 189-190).

27

De esta época (1998) es el escandalo de las llamadas “Casas de Nylon” de la empresa Copeva.

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Pero como en todo proceso de reflujo antisistémico, el movimiento de pobladores, en la oscuridad

de lo no mediático, se estaba transformando en congruencia con su

circunstancia, y los nuevos marginados buscando nuevas maneras de paliar su situación, proceso que nunca se detiene en una opresora y explotadora matriz relacional patriarcalcapitalista. Es aquí que aparece en escena el MPL, que si bien se constituye como tal en el 2006, tiene sus antecedentes directos en el año 2003, sobre lo cual inmediatamente hablaremos. La nueva matriz traída a mano y las renovadas maneras del MPL en el presente nuevo ciclo de avance popular, no han pasado desapercibidas ni para los estudiosos de lo urbano (Sugranyes & Morales, 2012; Pulgar & Mathivet, 2011), ni de los movimientos populares, como Garcés o Salazar, quien dice lo siguiente: “Los cambios fundamentales se han encarnado, sobre todo, en lo que es y plantea hoy el Movimiento de Pobladores en Lucha (MPL) y su consorte: La Asociación Nacional de Deudores Habitacionales (ANDHA)28. Los cambios tienen que ver con la ampliación y diversificación de sus métodos de acción, pero también, y sobre todo, con la ampliación de los objetivos de su lucha, que, explícitamente, tienden a trascender el tema tradicional del sitio y la vivienda. Ya no se trata de autointegrarse a la sociedad forzando la chapa de la puerta, sino de eliminar la puerta cambiando la sociedad desde abajo, sociocrática y soberanamente.” (2012: 190).

Este cambio, ya no de las meras tácticas o aún de la estrategia, sino del horizonte histórico de las luchas, ampliándolo directamente al frente anticapitalista, es el corazón de lo que en esta investigación llamo, siguiendo a Wallerstein, praxis utopística, y es el espacio desde el que surge el horizonte al que se auto convocan los militantes del MPL: La Vida Digna. El cual revisaremos a fondo más abajo.

Cabe señalar que más bien se trata de la organización “ANDHA Chile a Luchar Democrático” (presidida por Roxana Miranda), reconfigurada luego de la escisión del movimiento al ser cooptados por la derecha algunos de sus dirigentes. 28

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Curso de capacitación de la Corporación Educacional Poblar del MPL: “Cooperativa de Mujeres en el mejoramiento y construcción de Viviendas”

Comunidad Las Araucarias y C.E.C.I. Epuwen del MPL. Peñalolen.

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2) Deriva Histórica y Componentes Estructurales del MPL Aquí se revisarán algunos puntos centrales de la historia del MPL con vías a conocer y entender su estructura29. El 2003 se conformó el comité de vivienda “Organización de Allegados Lucha y Vivienda”, integrado por cerca de 500 familias que provenían de los sectores de La Faena, Lo Hermida y Peñalolén Alto (Renna Ed., 2011). En este primer periodo, en que fueron un comité, realizaron diversas y combativas acciones, entre las que se destacan movilizaciones a la Municipalidad de Peñalolén y a La Moneda. En esos años sin embargo también se buscó, y desde un principio, la vía del diálogo30, pero sus demandas no tuvieron eco en el gobierno. En este periodo de maduración inicial se llegó al consenso de que para llegar a tener presencia en las políticas de Estado, no bastaba con ser un comité de vivienda, ni era viable seguir simplemente con la estrategia histórica de elevar demandas al Estado, por ello, de comité pasaron a “Movimiento de Allegados en Lucha”. Y ya como movimiento, una de las primeras acciones que realizaron fue la toma de terrenos en el sector de Peñalolén Alto, justo el mismo día en que Michelle Bachelet asumiera como Presidente por primera vez (11 de marzo de 2006). Dado el brutal desalojo, este intento de toma se repitió al día siguiente, y una vez más el 22 de abril. Intentos todos reprimidos violentamente, sin embargo, y a pesar de las tentativas de cooptación, el gobierno no pudo desarticular la organización. Estas movilizaciones sentaron precedente, empujando el proceso para cambiar la nueva política que había sido promulgada el 9 de febrero de 2006, y que luego tuvo diez modificaciones posteriores hasta 2009. La primera de las cuales (del 18 de julio de 2006), trajo consigo el incremento de UF al subsidio de localización, dado que obviamente no alcanzaba para comprar predios en comunas como Peñalolén, donde el valor del suelo ya era más elevado que en otras comunas por su, ahora, apetecida localización, así como por contar con buen acceso a transporte público, centros de salud y educacionales. Pues bien, es justamente ese día, 18 de julio, en que nace el MPL como tal, de ahora en 29

Para una mirada más profunda de su historia ver: Renna, H. (Ed.) (2011) 4 y 7 El Retorno de los Pobladores. Santiago. Quimantu. 23-85. 30 “Se les propuso a las autoridades del municipio y del SERVIU Metropolitano que expropiaran tres terrenos en la comuna para destinar su uso de suelo a la construcción de vivienda social, terrenos que se emplazaban en Américo Vespucio, otro en el sector de San Luis y el último en Los Presidentes” (Omeño, 2012: 63)

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mas: “Movimiento de Pobladores en Lucha”. Reconfiguración que como iremos viendo, no se queda en el cambio de nombre sino, que inaugura un cambio en su identidad consensual (de movimiento por la vivienda a uno anticapitalista) y su estrategia de fondo (atacar y construir por todos los frentes, vivienda, educación, etc.). Al respecto es iluminador este fragmento de su primer comunicado: “Los comités del Movimiento de Allegados en Lucha, entendemos que solo la lucha conjunta de todos los pobladores por sus demandas, es la única herramienta que nos permite lograr nuestro objetivo de vida digna. Así, la lucha por la vivienda queda incompleta si no es acompañada de la lucha por el trabajo digno, la educación digna, la salud digna, etc. Por esta razón, nuestra organización pasa a llamarse Movimiento de Pobladores en Lucha (MPL), “Instrumento de los pobladores para conquistar luchando lo que nos niegan y así lograr la vida digna”. El MPL sumará a los sin casa de otras comunas, deudores habitacionales, estudiantes, sindicatos y a todas las organizaciones de la clase trabajadora de la patria que quieran luchar por sus demandas, como si fueran nudillos de un solo puño (…) Y levantando la organización en todas las comunas donde un sin casa, un obrero, un estudiante, es decir, un poblador, quiera luchar.” (Comunicado No 1. 18 de Julio 2006). Efectivamente el poblador puede y es concebido aquí en toda su diversa realidad identitaria; como amas de casa, como jóvenes cesantes, como pequeños comerciantes, como obreros, como estudiantes, etc. Y hay que tomar en cuenta que en poblaciones viven las grandes mayorías del país, lo que nos pone frente al más grande y diverso sujeto social en ciernes de movilización, y cuyas demandas son transversales pero asentadas territorialmente. Sin embargo en el MPL no se conceptualiza al poblador como “el” nuevo y único sujeto revolucionario, sino uno más, aunque uno importante por lo ya señalado. En mayo de 2008 se realizó el primer Congreso del MPL reuniendo a las asambleas, dirigentes y militantes, donde se deliberó y definió la política que durante los siguientes cuatro años levantaría el movimiento, así como los fundamentos de la línea política que se conservan hasta hoy. Según el texto: “Definiciones del 1er Congreso del MPL”, fue “un espacio masivo de formación que, propiciando la reflexión participativa y democrática,

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nos ha permitido avanzar en propuestas que surgen de la creatividad y saber popular. De esta forma los que poblamos, decimos con voz propia: cómo estamos, de dónde venimos y para dónde vamos.” (MPL, 2008: 2). Luego de presentar un panorama y discutir la situación del País y de los pobladores, se discutieron y definieron perspectivas y acciones en torno a nueve puntos: 1) Vivienda; 2) Educación; 3) Trabajo; 4) Salud; 5) Seguridad y Control Territorial; 6) Transporte; 7) Participación y Genero; 8) Construcción del Movimiento; 9) Elecciones Municipales. También hubo espacio para reflexionar críticamente en torno a lo que se podía mejorar por esos tiempos en el MPL: “A pesar de nuestras fortalezas, sabemos que tenemos algunas debilidades: 1) Necesitamos la autocrítica para poder siempre innovar en acciones nuevas para nuestros objetivos. 2) Necesitamos más dirigentes para coordinarnos mejor. 3) Hace falta mejorar la comunicación interna para que nos informemos de lo que pasa en el MPL. 4) Nos falta desarrollar más nuestra ideología política como movimiento para ponernos objetivos a largo plazo” (MPL, 2008: 4). Autocrítica la cual se ha ido haciendo efectiva con el pasar de los años en esos cuatro puntos, especialmente respecto al cuarto.

Por aquel entonces se definió así mismo la deseabilidad de conformar la propia EgisConstructora del MPL, la Corporación Educacional Poblar y luchar en las elecciones municipales para crear la Concejalía Popular. Veamos esto de cerca.

A) EaGIS-Constructora / SEPPLAT: Como parte central de la política habitacional puesta en marcha el 2006, está la creación de las EGIS (Entidad de Gestión Inmobiliaria Social) / PSAT (Prestador de Servicios de Atención Técnica)31, empresas de carácter público o privado, personas naturales o jurídicas, con o sin fines de lucro, las cuales se dedicarán a gestionar proyectos de viviendas sociales. Esto representa el último movimiento de retirada del Estado en el rubro de vivienda social, delegando en el mercado una función que hasta ese momento había ejercido la institución. Evidentemente esta es una reforma definiblemente neoliberal, la cual no ha sido beneficiosa

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Para una mirada a fondo sobre la Eagis del MPL ver en la bibliografía: Ormeño, P. (2012).

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para la clase popular, muy por el contrario, se amplían las dinámicas de pauperización con esta “externalización” de costos. Al estudiar el MPL la nueva política, los militantes proponen diferentes líneas de acción para encarar la nueva coyuntura, especialmente potente es la idea de aprovechar ese “pedacito de Estado que estaba siendo entregado al Mercado, entonces nos ahorraríamos ese intermediario y seríamos nosotros, los pobladores los que administraríamos directamente la billetera”32. Surge así la EaGIS del MPL (Entidad de Autogestión Inmobiliaria Social), y la Constructora EME PE ELE, ambas, estructuras autogestionarias y de corte cooperativista, capaces de llegar, se espera, a abarcar el ciclo productivo completo de vivienda social en torno a la gestión de recursos fiscales para el subsidio habitacional. Lo que no sólo les permite ir mejorando la calidad y tamaño de sus casas al conservar la plusvalía antes extraída en el proceso por los intermediarios privados, sino también eventualmente generar trabajo para la comunidad, futuros recursos económicos para fortalecer el movimiento, y una dinámica educativa informal en torno a la producción social del hábitat 33 . De aquí en más se empieza a enraizar territorialmente el poder popular creando pequeños bolsones de soberanía, constituidos por los condominios de viviendas sociales. Si bien fue creada el 2012, hay otra unidad productiva del MPL que se entronca con el citado proceso, es la SEPPLAT (Secretaría Popular de Planificación Territorial), la cual se vincula además con el Consejo de Movimientos Sociales de la Comuna (Peñalolen) para trabajar en torno a la planificación urbana haciendo frente a los procesos de gentrificación y las reformas neoliberales al plan urbano comunal, planificando desde abajo, desde los pobladores y no desde las empresas consultoras. Al mismo tiempo, esto que aparentemente es una línea de acción pro sistema, que busca mejorar lo presente y no transformarlo, es, muy por el contrario, una vía para, mientras se sigue acumulando poder popular, doblarle la mano al sistema mientras se ejercita el poder y la educación popular, tal como se desprende del fragmento del Comunicado No. 9 del MPL: “No aspiramos a mejorar el sistema 32

Palabras del militante Lautaro Guanca, citado en Ormeño, 2012: 61. Op. Cit. El MPL plantea que son productores sociales del hábitat, y no meros beneficiarios de subsidio. Y lo estarían siendo cada vez que gestionan y construyen viviendas sociales de calidad y con participación comunitaria, como también siempre que desarrollan proyectos autogestiónarios de diversa índole, o al recuperar recursos estatales, o cuando diseñan planificación urbana comunal y defienden los barrios de la invasión inmobiliaria, así como al defender las ferias y el comercio menor. Pero también cada vez que logran evidenciar las contradicciones de las políticas públicas, y cuando elaboran y propagan política pública desde lo popular, ya sea habitacional, educacional, en salud, etc. 33

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subsidiario en Chile, el MPL lucha por conquistar la administración popular de fondos fiscales. Nuestra propuesta es clara: si este Estado no puede y los privados no quieren, seremos los pobladores los que construyamos nuestras propias soluciones. Cuando los pobladores construyamos nuestras propias viviendas y ejecutemos nuestras obras de urbanización dejaremos en claro de que somos nosotros, y no los poderosos, los que generan las riquezas en Chile y que por lo tanto somos nosotras y nosotros los que debemos gobernarnos (…) Seguiremos luchando desde este espacio técnico sin abandonar las calles, que es donde se botan las barricadas que levantan los ricos para detener el avance de los trabajadores.” (18 de julio 2008). Finalmente señalar que actualmente MPL cuenta, en la región metropolitana con nueve proyectos de vivienda social, más uno en Concepción, otro en Valparaíso, Calama y Arica. En la siguiente tabla34 aparecen algunos datos de siete proyectos de la RM, los que sin embargo no están actualizados, son del 2012, ya que se han dado avances en la mayoría de los proyectos. Y como se dijo ya, el proyecto MPL 2 (Comunidad Las Araucarias), ya está levantado y habitado. Y es donde se ha comenzado una nueva fase para el movimiento, que tiene que ver con la realización de las tareas para la efectiva configuración de un cohabitar orientado a la Vida Digna en este presente, con todas las dificultas y oportunidades que esto implica.

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La tabla fue tomada de: Meza, D. (2012) Proyecto Colectivo Protectora. (Memoria de Título de grado, inédita). Universidad Catolica. Santiago.

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Casa Base Peñalolen. Donde opera la Eagis. 2012.

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B) La Corporación Educacional Poblar y los espacios formales e informales de educación popular del MPL: Desde los datos levantados en esta investigación, la política pedagógica del MPL puede ser vista como una que tiene tres dimensiones, dos informales y una formal. El primer espacio informal es el centro o fundamento desde el que se fundaron históricamente las otras dos, y consiste en concebir el proceso de producción social del hábitat como un proceso de educación informal y permanente, el que se da en torno a los requerimientos técnicos del trabajo para la producción social del hábitat (en general y de la vivienda en particular), así como en torno a las luchas políticas que con el mismo fin han de librarse para lograrlo, y esto implica muchas veces involucrarse en las luchas de otras organizaciones hermanas, sean de vivienda o no, pero siempre populares y anticapitalistas. Como señala uno de los militantes: “Aquí no se trata de entregarle a las personas la famosa llave en mano, esta es una invitación a luchar, en torno a la cual descubren las dificultades que esto implica y llegan a ubicar a los enemigos de la clase tras esas dificultades, se trata de lucha y autogestión.” (Guillermo González, comunicación personal 2012). El segundo espacio informal, también omnipresente, es aquel que concibe el horizonte vital del MPL, la Vida Digna, también como un camino de aprendizaje, en torno a la construcción relacional de la identidad del Nuevo Poblador y la militancia de nuevo tipo. Hay una forma de ser que se espera sea aprendida en la convivencia, y que implica solidaridad, honestidad, responsabilidad. Lo anterior puede vislumbrarse en el comentario de una dirigenta del MPL: “el MPL para mí es un frente de lucha que representa todas mis necesidades de vida digna para todos y todas, no tan solo algo una cuestión de realización personal, que en algún minuto fue, al entrar en la organización. Fue un cambio total en mi vida po, un cambio total de conducta, de pensar, de ver las cosas, cambió todo. A como yo era antes, una persona más egoísta yo creo, una persona más no sé… conformista quizás tal vez, y ya entrando a la organización, compartiendo visiones con los compañeros y aprendiendo, porque para mí todo esto ha sido un aprendizaje constante” (Latorre y Ugarte, 2010: 50). Finalmente, el espacio de educación formal del MPL implica, por un lado, un ejercicio continuo de abrir talleres, cursos y capacitaciones en los distintos territorios, y por otro, la

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progresiva creación de unidades educativas permanentes, la primera de las cuales, y que funciona como herramienta jurídica de las demás, es la Corporación Educacional Poblar. Al respecto un militante señala sobre el propósito de Poblar: “Se levantó con un objetivo, que sea el brazo educador del movimiento, de formación, que se encargue de integrar a las familias más allá del tema habitacional, que tenga que ver más con el tema educacional, el tema cultural, medioambiental, etc.” (Latorre y Ugarte, 2010: 50). Y en un reciente ensayo otro militante explícita el “Sur” de esta herramienta: “El trabajo de Poblar toma dos grandes líneas psicopedagógicas. Una primera que se propone, a través del estudiar trabajando, del aprendizaje practicoreflexivo, generar progresivamente una reconversión de las condiciones del hábitat, buscando desencadenar coyunturas de emancipación que permitan pensar nuevas maneras de habitar en la ciudad; y una segunda, enfocada en contribuir al nacimiento de una ciencia liberadora que se ponga al servicio de los procesos de transformación social, produciendo saberes de utilidad revolucionaria que apunten a romper el orden dominante. Una y otra, vinculadas dialécticamente, nos permiten politizar la teoría y teorizar la lucha” (Renna, 2013). Directamente vinculado a Poblar están tanto el Taller de Oficios, como el Diplomado en Movimientos Sociales Latinoamericanos y Autogestión Comunitaria. El primero ha sembrado espacios educativos que buscan capacitar y propiciar cooperativas de jóvenes y mujeres, y ha desarrollado a la fecha capacitaciones en albañilería, electricidad, diseño y producción de muebles. Por su parte el Diplomado es un ámbito formativo de corte teóricopolítico, el que ya va en su 6ta. versión, donde han participado más de 50 educadores nacionales e internacionales35, y en el que han participado más de 250 estudiantes de los cuales 150 han sido dirigentes, delegados y o militantes de diversas organizaciones y movimientos de Chile y algunos de América Latina. Espacio el cual ha funcionado de modo completamente autónomo, autogestionado por el MPL y con el apoyo de los educadores. 36

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Entre los que cabe destacar a Gabriel Salazar, Raúl Zibechi y Jacques Chonchol, así como varios destacados luchadores sociales de brillante pensamiento social. 36 Sobre el objetivo específico del Diplomado, en su propaganda se señala: “…formar sujetos/as, investigadores/as y educadores/as de alto nivel en ciencias sociales críticas, centrada en la teoría y experiencia de los movimientos sociales (trabajadores, pobladores, juveniles, feministas, indígenas,

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También el MPL ha desarrollado una línea de educación temprana, la cual se está implementando aprovechando un nuevo tipo de establecimiento de educación comunitaria abierto por la JUNJI, los C.E.C.I. (Centro Educativo Cultural de la Infancia). Una vez más, aprovechando que el Estado abre un ámbito orientado a la empresa privada, pero en el cual el movimiento social puede insertarse y seguir construyendo poder popular, el MPL da un paso al frente y asumiendo las tensiones y contradicciones posibles, apuesta por la reformulación de la estructura institucional, abriendo posibilidades para una educación rebelde. El C.E.C.I. Epuwen (Dignidad en mapudungu), es un establecimiento, abierto a principios del 2013, bajo control del movimiento social, específicamente de las familias que habitan en la Comunidad las Araucarias (Peñalolen), primer conjunto habitacional del MPL en el que ya habitan 120 familias, y donde se construyó Epuwen. Las personas que lo dirigen y atienden son militantes del MPL y miembros de la asamblea de la comunidad. El sentido profundo de este proyecto educativo tiene que ver tanto con brindar un espacio de educación para las nuevas generaciones del movimiento desde su más tierna infancia, centrado en las realidades culturales y políticas populares en que habitan las y los infantes, así como posibilitar espacios educativos desde el trabajo con las madres y las familias de quienes habitan en Las Araucarias. Sobre el proyecto las encargadas señalan lo siguiente: “Este es un sueño que hemos tenido hace mucho tiempo en el MPL(…)Y esto es parte de la nueva población. Trabajamos con niños entre 2 y seis años(…) Este trabajo a involucrado a todas las familias, por sacar adelante este proyecto(…) nosotros partimos con los apoderados porque esta es una etapa en que no podemos romper violentamente con el apego que hay entre padre y niño. Entonces aquí tienen la posibilidad de venir, integrarse y empezar a planificar todo juntos. Y participar con ellos en la medida que ellos puedan.”37 Y al respecto de las características fundamentales que orientan su praxis señalan: “Autogestión, creatividad, planificación con control comunitario, integralidad, énfasis en

campesinos, etc) y las prácticas de construcción de autonomía que desarrollan en diferentes campos de la vida social (educación, hábitat, comunicación y producción energética).” Folleto impreso. 2012. 37

Este testimonio fue extraído de uno de los videos que realizamos para el área de comunicaciones del MPL, enfocado en la experiencia específica de Epuwen. Fue publicado en Youtube el 25/5/2013 con el título: “CECI Epuwen del MPL”. Ver en: http://www.youtube.com/watch?v=i59S5JieoUc

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las artes y la cultura, son nuestra propuesta”38. Otros dos espacios de educación son el Preuniversitario Sinergia (2013) y el Huerto Urbano CAIEG (Centro de Autoformación Integral Ernesto Guevara) abierto el año 2008. El primero está orientado a colaborar en la capacitación necesaria para que los jóvenes del sector y los hijos de las asambleas del MPL puedan ingresar a la universidad. Y funciona en una pequeña casa en medio de la Población la Faena (Peñalolen), que ha sido concedida al movimiento en comodato, la llaman: Casa Poblar (Operativa desde 2008), la cual, junto al terreno en que se construyó el CAIEG son considerados parte de la Red de Inmuebles Recuperados por Autogestión (IRA). Y el segundo es tanto un espacio recreativo como educativo, también en la población La faena de Peñalolen, el cual cuenta con una Quincha-Aula (levantada con materiales reciclados y técnicas de arquitectura Popular), donde se realizan asados y diversos talleres al aire libre, un huerto, donde se aprende fitocultura y huerta urbana básica, y un Temazcal (Baño de vapor indígena) en el cual se realiza un innovador proyecto de salud y educación popular39. Finalmente está la unidad educativa, actualmente, más grande y compleja del MPL, el Colegio Autogestionario Paulo Freire, un C.E.I.A. (Centro de Educación Integral de Adultos). El cual inició sus actividades a comienzo del 2013. El MPL, siguiendo su lógica zigzagueante pero congruente (la cual enfocaré en el siguiente apartado), aceptó el reto de tomar una de las estructuras más usada en Chile para lucrar con la educación, la de colegio particular-subvencionado, y la transformó en una herramienta de educación popular. La primera diferencia es que ahí donde los privados cobran al estudiante, el Paulo Freire es absolutamente gratuito. Y en segundo lugar, es un establecimiento de corte cooperativista bajo control obrero y del movimiento social, en que cada trabajador, recibe el mismo sueldo base (por hora trabajada). Su horizonte es llegar a operar sin director, o hacerlo rotativamente. Sin embargo ya en este presente es la Asamblea de Trabajadores la que establece las líneas fundamentales de la administración, y en conjunto con la Asamblea de

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Folleto impreso. 2013. Si bien el temazcal, de origen mesoamericano y aun ampliamente usado por los pueblos indígenas de centro y norte américa, tiene usualmente una función medicinal y espiritual, el Temazcal del MPL (El Fuego de la Revolución) ha sido concebido (2012) como una herramienta autogestionaria de Salud y Educación Popular, cuya línea pedagógica implica tanto una orientación lúdica y sensorial como reflexiva, tanto desde el trabajo con el cuerpo y la mente inconsciente, como con el aprendizaje dialógico centrado en la vida comunitaria del movimiento. Para saber más de este proyecto consultar el video que realizamos al respecto: “Temazcal Esperanza del MPL”, en: http://www.youtube.com/watch?v=O64RvQcZNUU 39

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Estudiantes, las líneas del devenir político-pedagógico del colegio. Como se señala en una presentación expositiva del Colegio, las orientaciones básicas son: “Creemos en una educación liberadora, dirigida a re-pensar y transformar la realidad de las y los oprimidos. Una educación al servicio y de utilidad para la revolución política y social, para la emancipación de la clase y del género humano. Al mismo tiempo queremos una educación popular urbana, es decir que esté situada en la realidad de la gente, en sus condiciones territoriales y que piense su posibilidad de superación. Trabajamos desde una didáctica que apunte a: Politizar el acto educativo. Re-significar los contenidos. Situar los conocimientos y saberes en la realidad concreta de las/os estudiantes. Prefigurar nuevas relaciones sociales y formas de producción entre educadores/as y educandos/as.”40 En Chile, el movimiento estudiantil ha estado luchando para conseguir educación pública gratuita y de calidad para todos. Logró instalar en la opinión pública el tema del lucro y desencadenar un proceso de politización general de diversos sectores del país. Estos grandes logros sin embargo no han derivado en la configuración de un movimiento estudiantil capaz de realizar por sí mismo las demandas que alza peticionistamente al estado, y tampoco se lo puede considerar un movimiento antisistémico, ya que hasta hoy a operado buscando reivindicaciones de reforma del sistema, no de superación dialéctica del mismo. Paradójicamente, ha sido el movimiento social más ninguneado en la historia chilena el que precozmente ya atravesó esa frontera, el movimiento de pobladores encarnado en el MPL, ya que de echo logró, a travesando muchísimas dificultades y afrontando gran precariedad, realizar, a través del Colegio Paulo Freire, levantar una propuesta educacional pública, gratuita y de calidad, de un modo autogestionario. Como señalan en uno de sus recientes comunicados: “Hemos construido desde el seno del movimiento social, un espacio para su formación, para su reflexión, para su fortalecimiento. Importante ha sido el demostrarnos que sí se puede. Que es posible la creación de un mundo otro aquí y Texto del Power Point: “Escuela para jóvenes y adultos Paulo Freire. San Miguel, Chile. Campaña por la Otra Educación del MPL.” (2013). La bastedad del proceso abierto por el colegio es enorme, digna de una tesis completa. Para saber algo más puede consultarse el breve video que realizamos el año pasado: “2013 Colegio Paulo Freire del MPL” en http://www.youtube.com/watch?v=Zg5yh0gix4U Y este otro realizado por colaboradores del MPL: “Colegio Paulo Freire”, en http://www.youtube.com/watch?v=HVGezDIyz-U 40

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ahora, de impulsar una política prefigurativa que dibuje en el presente el embrión de la sociedad del mañana. Que el movimiento social puede ser una alternativa, en este caso educativa, para los pueblos. Somos capaces de lograr autonomía en nuestro saber, en nuestra producción de conocimiento. (…) Por ello, ante la situación de la educación en Chile tenemos la convicción que recuperando la confianza en nuestras propias fuerzas, la autonomía educacional desde abajo es posible. A diferencia de las derechas que afirman todo al mercado, y la izquierda tradicional que reivindica todo al Estado, nosotros gritamos todo para la gente. Ni Privatización, Ni Estatización: Autogestión.” (Comunicado No 32).

Asamblea de Trabajadores y Estudiantes en la Marcha por la Educación 2013.

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C) La Concejalía Popular, la Política Nacional e Internacional del MPL y El Partido Igualdad. “Por qué viene a confirmar el amplio campo de crecimiento, unidad y alianzas de que disponemos, para articular una política que cuente con los brazos, los corazones, que nos permitan avanzar como hasta ahora, en una vía popular y de los pueblos hacia las constituyentes sociales, a hacer un pacto vital entre la humanidad y la madre tierra, hacia un gobierno de los pueblos, de los sin, de los nunca, los nadie.”

Lautaro Guanca C.1) La Concejalía Popular: Otra de las diferencias que distinguen al MPL como un movimiento de pobladores de nuevo cuño es, su línea política, con elementos aparentemente pro sistémicos, pero que, nuevamente, son usados de maneras y con fines antisistémicos. Como se señaló arriba, entre las definiciones de su primer congreso, el MPL había establecido que daría la pelea en la arena electoral para lograr un espacio en la concejalía de Peñalolen. Esta lucha fue un éxito cabal, en octubre de 2008, el militante Lautaro Guanca, que fue postulado como independiente, fue electo con 5.677 botos, siendo la 4ta mayoría y el concejal más joven en la historia de la comuna (Ormeño, 2012). En esta comuna el Concejal puede contar con dos secretarios pagados, lo que permitía fundar holgadamente la Concejalía Popular, a la que se sumaron los Militantes Guillermo Gonzales y Cristóbal Sáez, junto a quienes se elaboró y desplegó un plan de acción política que no ya sólo fortalecía al MPL sino en general al movimiento social en la comuna y a los derechos de la clase popular, por quienes velaron con óptimos resultados, siendo el más señero y de perdurables consecuencias aquel relacionado con el boicot al intento del Alcalde Claudio Orrego (DC) por reformar, a puertas cerradas, el Plan Regulador Comunal. Los motivos tras este intento lo describe con claridad el MPL en su comunicado No 16: “Los oscuros intereses detrás de esta medida son equivalentes al segundo proyecto inmobiliario de la región Metropolitana que según la Cámara Chilena de la Construcción en Peñalolén esperan generar 50.000 unidades de viviendas con un valor promedio de 4600 UF. A nuestra comuna la han puesto en venta y los que lucran con la ciudad necesitan un plan regulador a la medida del negociado de plusvalías ajenas, que va acompañado de la negación de suelo para la vivienda popular y aperturas viales sobre barrios pobres para el nuevo tráfico vehicular que necesitan los guetos de ricos que se construyen en Peñalolén.”

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Camuflada ideológicamente la reforma, se le había llamado “Plan Modernizador”, y se hicieron todos los esfuerzos y gastos necesarios para llevarla a cabo a como diera lugar. Luego de descubrir el plan, la Concejalía Popular difundió la noticia y convoco con éxito a buena parte de las organizaciones sociales de la comuna para oponerse con firmeza. En una de las movilizaciones en que se organizó una manifestación en la municipalidad, los vecinos, dirigentes y militantes fueron reprimidos por las fuerzas del orden, entre los que se encontraba Guanca, quien fue detenido, y años después, para las elecciones municipales, “oportunamente” procesado por “Maltrato a obra de Carabineros”, con lo cual se criminalizaba la protesta social y al tiempo se lograba inhabilitar de por vida al militante para ejercer cargos públicos, teniendo que dejar en su último periodo la Concejalía. Esto ocurrió una vez ya se había dado el desenlace de esta histórica batalla de los pobladores. Y sí, hay que decirlo, fue histórica, pues nunca se había logrado en la comuna, y solo una vez en el país (en Vitacura) un plebiscito para oponerse a semejante reforma urbana, y además, ganarlo. Esto tras una serie de dificultades, ya que al verse acorralado el alcalde intentó: “imponer por decreto su propia convocatoria a plebiscito, pese a la entrega de más de 5000 firmas y las tres consultas sobre el Plan Regulador que la comunidad definió llevar a las urnas antes de fin de año.”(Comunicado 16). De este modo, el MPL tras convocar la unidad social popular en la comuna colaborando en la formación del Concejo de Movimientos Sociales de Peñalolén, tuvo que mantenerse en continuo pie de lucha para que se respetará la voluntad popular. Pero con su plebiscito “a la medida” Claudio Orrego “echó por tierra las materias que la ciudadanía se convocó para definir su acuerdo o rechazo sobre: 1) Apertura de una calle que genera expropiación sobre el canal Las Perdices o Rio Claro. 2) Mantener un 50% del terreno Ex Nazur para un parque y generar un 50% para vivienda social. 3) Densificación del Borde Vespucio (5 kilómetros) con edificios de departamentos de hasta 12 pisos.” (Comunicado 16). Así y todo, en una inédita victoria, el día 11 de diciembre del 2011, el movimiento social ganó el plebiscito y le dobló la mano al municipio y al negocio inmobiliario41. Hay que

Más detalles se pueden conocer en la nota del 10/12/2014 “Las claves del plebiscito de Peñalolén” del periódico: El Ciudadano, dedicado al tema, en: http://www.elciudadano.cl/2011/12/10/45283/las-clavesdel-plebiscito-de-penalolen También se puede consultar el video que realizamos sobre el “Carnaval y Marcha por la Dignidad” que para oponerse a la reforma se realizara el 8/12/2011, en http://www.youtube.com/watch?v=JJ60e_a02uM Así mismo refiero al video: “Autogestión Social del Habitat 41

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señalar que este hecho, golpeó no sólo los intereses económicos del mercado inmobiliario, sino también las pretensiones políticas de Orrego, que decidió ya no repostularse como alcalde sino competir, sin éxito, en las primarias internas para la elección municipal. Y tuvo también, sus repercusiones para el movimiento social, ya que después de esta victoria, el Estado reformó las leyes respecto a los plebiscitos, dificultando aún más las condiciones para la realización de uno; ahora la cantidad de firmas se duplicó y, el dinero necesario para realizar las gestiones, ya no lo reembolsará el estado sino la ciudadanía. He aquí una muestra de cómo a cada paso que avanza el movimiento social en el sistema capitalista, el Estado, manipulado por los intereses económicos, avanza dos en la contrainsurgencia, y que por ende no basta con quedarse en el espacio de la mera autogestión como mecanismo de autosustento si se quiere salir adelante en la defensa y ampliación de un habitar genuinamente democrático.

En las elecciones municipales del 2012, el MPL volvió a postularse a la concejalía, esta vez a través del Partido Igualdad, del cual forma parte El trabajo electoral volvió a rendir sus frutos, saliendo electa la militante Natalia Garrido. Esto fue posible gracias al continuo trabajo de base del MPL, y no por el despliegue de una maquinaría partidaria, actualmente inexistente o muy débil. Al ser electa Natalia señaló sobre sus venideras tareas: “El mayor desafío que vemos de la Concejalía Popular es mantenerla. Ustedes saben que fuimos criminalizados durante este año. De hecho no pudo terminar este año el compañero que fue elegido democráticamente. Creemos que si hacemos una buena gestión, de la misma forma luchadora no es cierto, con las mismas características que tuvo la concejalía pasada, podemos llegar a buen puerto. Los desafíos que se vienen son netamente con las demandas sociales. Así que llamamos a la unidad, mantener la unidad que se dio durante este periodo. (…) y bueno, el desafío grande es ser la única oposición que tiene esta alcaldesa, Carolina Leitao (DC)” 42.

en Peñalolen” el que realizamos el 14/12/2012, y en el cual Lautaro Guanca habla de la construcción social del hábitat para el específico caso de Peñalolen y en relación con la victoria del plebiscito: http://www.youtube.com/watch?v=rxs3m42FAvg 42 Este fragmento es parte del video registro que realizamos el día de la ceremonia municipal en que Natalia Garrido asume públicamente el cargo. Ver “Natalia Concejala: Igualdad” en: http://www.youtube.com/watch?v=Qv0qPpQ60Qw.

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En su primer año de trabajo muchas han sido las luchas de la Concejalía Popular, sobre las cuales aquí no abundaremos, y la cual seguirá avanzando en el trabajo trazado por la línea política del MPL y de Igualdad.

C.2) La Política Nacional e Internacional del MPL. A nivel nacional el trabajo del MPL se orienta a acompañar y fortalecer las luchas de todos los sectores que luchan contra el sistema capitalista y la clase política chilena, sean otros pobladores, estudiantes, trabajadores etc. Respecto al específico ámbito de los pobladores, el MPL viene trabajando hace años, primero en la conformación y luego en el fortalecimiento de una organización nacional; La Federación Nacional de Pobladores (FENAPO), cuyo primer encuentro nacional ocurre el 18 de enero del 2011. Y surge de la confluencia de deudores habitacionales, allegados y damnificados del terremoto, agrupados en un centenar de organizaciones a lo largo del país, entre las que, para el caso de la región metropolitana destacan: el ANDHA Chile, y el MPST (Movimiento De Pobladores Sin Techo).

El objetivo general que los une es ante todo la lucha por la vivienda digna, y sus objetivos específicos son: "Lograr la condonación total de la deuda para los deudores habitacionales, una rápida solución habitacional para los damnificados por el terremoto y conseguir que el Serviu compre terrenos eriazos al interior de la ciudad destinados a la construcción de viviendas sociales para los allegados"43. Junto además con la lucha por transformar la Ficha de Protección Social que dado su uso para focalizar restrictivamente la entrega de subsídios, ha resultado profundamente excluidora e invicivilizadora de la pobreza en Chile44. A nivel también nacional pero abriéndose en un rango transversal, están los esfuerzos que ha hecho el MPL junto a otras organizaciones amigas para la siembra de un proceso constituyente al que han llamado: “La Vía Popular y de los Pueblos a la Constituyente Cfr. “Lo que hay tras la "Federación de Pobladores" que esta semana bloqueó calles en Santiago” en La Segunda Online del 16/12/2011, en: http://www.lasegunda.com/Noticias/Impreso/2011/12/705299/lo-quehay-tras-la-federacion-de-pobladores-que-esta-semana-bloqueo-calles-en-santiago 44 Para más información revisar el comunicado: “Frente a la Nueva Ficha de Protección Social, la FENAPO comunica” en: http://www.pobladores.cl/frente-a-la-nueva-ficha-de-proteccion-la-fenapo-comunica 43

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Social”45 En noviembre del 2011 se reunieron, en el Congreso de Avance de la Primera Constituyente Social, 200 delegados de fuerzas estudiantiles –secundarios y universitarios, movimiento de pobladores, sindicatos de trabajadores, agrupaciones ecologistas y organizaciones indígenas, de 7 regiones del país, en un primer esfuerzo por concebir las bases mínimas necesarias para abrir un proyecto de liberación nacional. A diferencia de otras propuestas actuales de cambio constitucional, el carácter de “social” de este proyecto dice relación con el intento de partir desatando los procesos autoeducativos y de mutuo reconocimiento de las organizaciones y pueblos en lucha, para ir, en el aunar fuerzas y luchas, cambiando la correlación de fuerzas políticas en el país, ya que se parte del consenso básico que el proceso constituyente debe librarse “desde abajo”, y sí solo se tratase de un cambio jurídico manejado por expertos, todo quedará en meras palabras. Sobre la identidad del proyecto han señalado: “La Vía es un espacio de unidad donde se encuentran sujetos y sujetas de cambio social reivindicando su soberanía sobre este territorio llamado Chile. La Vía representa a los movimientos sociales de una sociedad en movimiento que tomaron como opción la construcción de un poder social desde abajo. La Vía se declara como anti-capitalista y su camino será la destrucción de todas aquellas estructuras que producen dominación política, explotación económica y opresión cultural, y la construcción de estadios de equidad que permitan la emancipación colectiva. La Vía se hermana con los distintos proyectos constituyentes que recorren nuestra patria grande, desde la isla rebelde hasta tierra del fuego y solidarizará pueblo a pueblo en el avance liberador de nuestras naciones. Porque América se libera unida. La Vía cree en el carácter pluricultural de esta tierra y trabajará por el reconocimiento de sus identidades y las diferentes formas de autogobierno. La Vía apoyará todas las formas de lucha que permitan el avance popular, ya sea con la lucha callejera como ejercicio de autodefensa o con la

45

A propósito, revisar el sitio web: http://constituyente2012.blogspot.com Y también el texto escrito por Gabriel Salazar el 2013 a petición del MPL y ANDA Chile: “Dispositivo Histórico Constituyente”, en: http://mplchile.cl/descargar-dispositivo-historico-constituyente-propuesto-por-salazar Cfr. También el video que realizamos del encuentro de estos movimientos con el historiador: “Los Movimientos y la Constituyente Social”. En: http://www.youtube.com/watch?v=egJfWqkrlzk

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participación en espacios de representación. “Avanzaremos tanto con capucha en la calle, como con voto en las urnas”46. Luego de un cierto periodo de reflujo, antes de acabar las elecciones presidenciales se retomaron los encuentros, realizándose el primero del nuevo ciclo el día 15 de diciembre de 2013, día en que se votaba la segunda vuelta de las elecciones, y que se convocó a reunirse en distintos lugares. En Santiago, la candidata presidencial del Partido Igualdad, junto a militantes del MPL y otras organizaciones se reunieron en el Colegio Paulo Freire, donde la definición principal fue que la tarea por venir es crear una escuela de formación de monitores constituyentes que permita cotidianamente vincular el trabajo de base de las organizaciones sociales con la permanente educación popular respecto a las características, necesidades y problemas en torno a la actual coyuntura constituyente en Chile. A nivel internacional el MPL despliega su línea política interactuando con movimientos en torno a la vivienda en distintos países de Latinoamérica, y haciendo converger las luchas por la producción social del hábitat a través de espacios como la SELVIHP (Secretaría Latinoamericana de Vivienda y Hábitat Popular),

y HIC-AL (Hábitat International

Coalition – América Latina) con las cuales va a poyándose en sus luchas de diversas maneras que incluyen diversos proceso como la comunicación, la educación popular mutua, y la lucha contra la criminalización de la lucha social.47 Dentro del permanente proceso de encuentro y dialogo de lo que el MPL llama La Diplomacia de los Pueblos, el movimiento intenta autogestionar recursos para enviar delegados a distintos eventos que realizan organizaciones amigas, sobre todo del cono sur, como son la FTV (Federación Tierra, Vivienda y Hábitat), el MOI-CTA (Movimiento de Ocupantes e Inquilinos de Argentina), la UNMP (Unión Nacional de Moradia Popular de Brasil), la FUCVAM (Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua) y la ACMQ (Asociación de Cooperativas Múltiples de Quito Solidaridad de Ecuador). Recientemente, en diciembre del

Fragmento tomado de: “Avances del Congreso Preparatorio de la 1era Constituyente Social”. En: http://www.elciudadano.cl/2011/11/28/44658/avances-del-congreso-preparatorio-de-la-1era-constituyentesocial/ (28/11/2011). 46

47

Al respecto, ver las Definiciones del XIV Encuentro SeLViHP, realizado en Santiago de 6 al 9 de Octubre

del 2013 http://mplchile.cl/declaracion-xiv-encuentro-selvihp-secretaria-latinoamericana-de-la-vivienda-y-elhabitat-popular-santiago-de-chile-6-al-9-de-octubre-del-2013

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2013, fue enviado un delegado del MPL a la Escuelita Zapatista, importante evento de educación popular realizado por uno de los más adelantados movimientos antisitémicos de la actualidad, y el cual congregó movimientos antisistémicos de todo el mundo. De modo que su política de alianzas estaría ahora en proceso de expandirse más allá de Latinoamérica buscando la convergencia con organizaciones de todo el globo y que además trascienden la Vía Urbana, pues tienen diversos focos, como son la Vía Campesina, la Indígena y la Proletaria.

C.3) El Partido Igualdad. El año 2009 comienza la conformación de Igualdad, la cual es llevada adelante por el MPL en conjunto con otras organizaciones y movimientos, como los que integran la FENAPO y la Vía Popular a la Constituyente Social. El MPL ha tenido un papel destacado en la elaboración de la línea política del partido, en particular respecto a la estrategia de fondo, la que revisaré en el siguiente apartado. Igualdad es llamado y concebido como “Herramienta de los Pueblos”, ya que no se trata de operarlo simplemente como un partido político, sino como una herramienta al servicio de los movimientos y los pueblos en lucha. Fue concebido explícitamente para operar como una retaguardia y no como una vanguardia popular, en el sentido de que se aspira a poner el sentido de la conducción del partido en los miembros de las asambleas de base de los movimientos a través de las asambleas comunales y no en los cuadros políticos, también a través de que estos estén al servicio de la praxis de las bases sociales y no estas al servicio de aquellos, proceso apuntalado a través de diversos medios, como el de estructuras lo más descentralizadas posibles, y la reinstalación del juicio de residencia que permite revocar de su mandato a cualquier representante que falte a su responsabilidad. Además, el partido surge acoplado al proceso de la constituyente social arriba reseñado. Esta dinámica implica una estructura partidaria radicalmente diferente a la orgánica usual de los partidos propios del Estado liberal, y es un experimento en curso, y hay que decirlo también, en su interior está en disputa la conservación de esta orientación asamblearia centrada en los movimientos. Pero desde tal orientación, fuertemente promovida por el MPL, y de hecho inspirada en la política de este, el partido está ahí en un sentido táctico, para operar protegiendo a los movimientos, en la mayor medida posible, de las políticas públicas que

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puedan dañarlos, así como también para disputar y ganar recursos económicos y espacios decisionales dentro del Estado desde abajo, empezando por los municipios, para fortalecer los movimientos. Y en el nivel estratégico, el partido está ahí para apoyar el proceso a largo plazo de copar y dispersar el Estado desde el trabajo cotidiano de los movimientos y los colectivos en lucha. No se trata ya de la concepción partidística tradicional, donde de lo que se trata es meramente de hacerse con el poder del Estado, sino que el objetivo es fortalecer el permanente proceso de creación y dispersión del poder popular acompañando sus luchas desde la arena político-partidaria mientras esta se haya cooptada por los poderes del gran capital, así, su horizonte anti y post capitalista (El Buen Vivir) implica tarde o temprano la final disolución del Estado. Este es el proceso más controversial y espinudamente contradictorio al que se enfrenta el MPL, pero siendo congruente con su lógica de avanzar disputando todos los espacios posibles en su lucha antisistémica, la lucha por el ámbito de la maquinaria estatal es algo que no podía quedar relegada. En particular, aún está en deliberación la discusión sobre hasta qué punto es deseable adentrarse en este camino, algunos consideran que hay que ir por todo, otros sostienen que lo adecuado es enraizar la lucha a nivel municipal, sin disputar espacios en el congreso ni en la presidencia, ya que la maraña de contradicciones al acecho sería insalvable. En este sentido, la propuesta que Emilio Recabarren concibió (Salazar, 2009: 121-152) y por la que lucho, respecto a la creación de las mancomunales como vía de acceso al poder municipal para la creación de poder popular de base, tiene grandes semejanzas con el proyecto igualitario, especialmente entre aquellos que sólo aspiran a copar los municipios, manera en la que se lograría, desde abajo, desde los territorios, llegar a gatillar un cambio decisivo en la correlación de fuerzas. Aun así, en las recientes elecciones, Igualdad participó con una serie de candidaturas populares en todos los espacios, CORE, diputados, senadores y presidente. Lo cual fortaleció el proyecto común de los diversos movimientos, dando a conocer su política y a visibilizar el trabajo de construcción popular que vienen realizando. Además de conseguir recursos económicos, que si bien son pequeños en comparación a lo que se llevan los partidos de las grandes coaliciones, sirven para seguir apuntalando la lucha. Mucho más podría decirse de Igualdad, pero este no es el espacio, sin embargo era fundamental señalar elementos mínimos por que el proyecto del MPL, hasta ahora, es

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consustancial al de Igualdad, dentro del cual es claramente el movimiento social con más fuerza.

Militantes de Igualdad se toman La Moneda con banderas. 2011.

D) El M PL-Franklin y la Red IRA D.1) Matriz Político-Económica del Hábitat del MPL-Franklin. Bien se podría ahondar en la historia de las luchas populares por la vivienda en el casco histórico, la que se hunde al menos 100 años en el pasado, pero con lo revisado en el marco histórico deberá bastarnos. Lo importante aquí es empezar a distinguir las particularidades de las condiciones de lucha de los pobladores del centro y los de la periferia, que comienzan por la diferente condición material de su situación habitacional. La situación de las capas populares en el Centro de Santiago, donde nace El Mpl-Franklin y la Red IRA, no corresponde a la de las tomas y campamentos, sino a la de los conventillos y los cités, estructuras que están dispersas en la comuna, pero que en su interior apilan a sus hospedados en condiciones de gran hacinamiento. Por otro lado, la dinámica de cambio de uso de suelo es distinta a la periferia, justamente porque aquí comienza el frente de onda de

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expulsión pasiva (gentrificación) de los pobres, hacia otras comunas. Es un proceso de despoblamiento y de renovación urbana característico del casco histórico. Si bien en Santiago Centro viven alrededor de 171.616 habitantes, siendo la décima comuna más habitada de la región metropolitana (RM), ha experimentado en la actualidad un progresivo despoblamiento. En tanto que la población total de la ciudad crecía prácticamente cinco veces su tamaño (de 952 mil a 4,7 millones de habitantes) entre las décadas del 40 al 90, la población de Santiago Centro disminuyó aproximadamente a la mitad de su tamaño, pasando de haber tenido 444.196 habitantes en 1940, a algo más de 230.000 en 1992 (SECPLAN, 2005).

Desde la lógica estatal, y en particular desde el municipio, se quiere entender este despoblamiento como una pérdida de dinamismo, y lo distingue en la corrosión de

sus

construcciones patrimoniales, y la migración o escape de las clases altas hacia los barrios altos, así como en

la

aglutinación de

las actividades administrativas y de

servicios de la capital. Como señala Rhonny Latorre, militante del MPL: “ya no es la morada de colonos acomodados, sino el centro de un entramado urbano que demanda producción, transporte y servicios. El abandono de inmuebles y terrenos, la demanda por estacionamientos, las múltiples construcciones de líneas del metro, etcétera, se conjugan para que la comuna vaya perdiendo su antigua cara. Aquel proceso de renovación urbana, es el contexto del retorno de la organización de los pobladores al casco histórico de nuestra capital, exigiendo el derecho a la ciudad.” (Latorre, 2011: 5) Con el fin de la dictadura militar, la Municipalidad de Santiago efectúa un plan de repoblamiento constituido por una serie de acciones orientadas a “mantener el dinamismo” de las actividades en el casco histórico, a contener el éxodo de sus habitantes y atraer nuevos, pero de capas socioeconómicas más altas, de tal manera poder conservar la rentabilidad de la comuna en torno a la inversión inmobiliaria. El marco regulatorio de la política municipal en Santiago Centro, le ha allanado el camino a los inversionistas para levantar multitud de edificios residenciales, los cuales han literalmente arrasado buena parte del patrimonio arquitectónico de la zona, y esto no en beneficio de los habitantes pobres de la comuna evidentemente, sino en beneficio de los sectores acomodados a los cuales se dirige la oferta, y además la política de la comuna permite asegurar el derecho a la

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especulación de parte de los propietarios, que han dejado “en engorda” inmuebles y terrenos a la deriva del mercado del suelo por más de dos décadas, aguardando el minuto correcto para vender. Panorama que se agudizó luego del terremoto del 27/F en 2010, dada la magnitud de los daños estructurales en buena parte de las edificaciones antiguas, por ejemplo en sectores como el Matadero Franklin, donde es profunda la situación de invisibilizada pobreza y allegamiento. Al observar caminando por calles y avenidas de la zona sur de la comuna, estas realidades saltan a la vista: “múltiples inmuebles en abandono o colapsados, amplios terrenos baldíos en sectores residenciales, cuadras enteras ocupadas de bodega por una sola empresa, casas en venta hace más de 30 años, debido a que los propietarios no pueden ponerse de acuerdo en sus precios o en la voluntad de venta, casas de propiedad estatal en completo abandono, otorgadas a fundaciones que las terminan por abandonar, ociosos recintos militares que se rehúsan a perder su condición, por mencionar sólo algunos casos.” (Latorre, 2011: 6)

Al mismo tiempo, y contradictoriamente con el hecho de existir un Santiago Centro en desuso y abandono espacial, coexiste una realidad opuesta, la del extremo hacinamiento, en el cual cohabitan las capas más pobres de la ciudad, especialmente los inmigrantes. Como si se reeditara la dinámica de comienzos de siglo XX en la “ciudad bárbara” de los cites, conventillos y piezas redondas, con sus pasajes estrechos y sus casonas sobrepobladas hasta con cincuenta familias, donde muchas piezas no superan los 30 metros cuadrados, y se arriendan hasta por cien mil pesos. De tal manera, el mercado del arriendo y sub arriendo, se ha instalado como un muy prolífico rubro de inversión, situación que en el centro de la ciudad, dónde el precio del suelo es mucho más elevado que el de otras comunas, se convierte en algo aún más rentable. Y tal como señala Latorre (2011:7) “Podemos señalar sin cuidado, que los precios que hoy cobra un arrendatario por una habitación en el casco histórico de nuestra ciudad no tienen correlato alguno con las condiciones de vida de la mayor parte de sus moradores, los cuales se dedican al sector terciario, y gran parte de ellos de manera informal.”

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Esta usura vía renta quedó claramente de manifiesto después del terremoto, cuando a pesar de que muchas habitaciones arrendadas literalmente se desmoronaron y otras quedaron muy dañadas, los arrendatarios, en general, no disminuyeron la mensualidad, por el contrario, hubo quienes prohibieron cualquier intento de reparación de los inmuebles, ya que el 50% de tales reparaciones, según la ley, debían ser costeadas por ellos, quienes preferían que fuesen desalojados.

El cuadro que acabamos de esbozar, población dedicada en su mayoría al sector informal, hacinada, precarizada, con habitaciones perjudicadas por el terremoto y sin posibilidad de repararlas, en una comuna con algunos terrenos pero sobre todo con inmuebles en desuso, y fuertemente entregada a la especulación, son las condiciones de posibilidad que sientan las bases para una medida tan audaz como lo es la recuperación de inmuebles por autogestión. No se trata de vanguardias iluminadas que empujan al pueblo, no se trata del malestar capitalista empujando a la ciudadanía popular al borde, y más allá, de la legalidad. Y no es casual que esto haya sido posible en Stgo. Centro, ya que como señala Henrry Renna: “es la 4ta comuna con más déficit habitacional. Existen más de diez mil familias que requieren vivienda digna. En los últimos cinco años (2006-2012), se han construido cien mil unidades de vivienda, y ninguna vivienda social para los pobres desde hace cuarenta años”48.

Evidentemente, el remedio de esta situación en el marco de la política internacional del derecho a la ciudad representa un desafío enorme para el Estado Chileno, el cual ha suscrito tales tratados internacionales, pero el cuál no se está dispuesto a solucionar pues ello implicaría ir contra los poco menos de cuarenta años de política neoliberal que intentaron, con éxito, convertir a Santiago en una “ciudad global”, ya que habría que intervenir en el mercado del suelo regulando el espacio, adquiriendo terrenos y poniendo límites a la inversión. Frente a lo cual aparece de inmediato la paranoia y el tabú de la intocabilidad de la propiedad privada. Contra la que choca frontalmente, como veremos, el proyecto de la Red de Inmuebles Recuperados por Autogestión. Tomado del video registro que realizamos del Foro-Peña: “En defensa de Casona La Protectora” , realizado el 30/12 2011. https://www.youtube.com/watch?v=ME9HuL8W8hw&list=UULOOkFKcVrg74MPEkhAnZTg 48

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D.2) Historia y Estructura de la Red IRA. El terremoto del 27/F dejó al desnudo diversas y hondas ineficiencias estructurales del modelo político-económico chileno, en particular resaltó algunas ya visibilizadas respecto a la política habitacional, dos de las cuales de hecho constituyen importantes no-debates: 1) sobre la inexistencia de soluciones estatales para arrendatarios y allegados damnificados por el terremoto. Y 2) sobre el destino de un amplio espacio público invisible constituido por inmuebles fiscales abandonados, y que está siendo privatizado en la dinámica de licitaciones a precio de mercado sin considerar la política de vivienda social. Ante este desastre social-natural, el MPL se involucró en la consecución de solución habitacional para más de sesenta familias de Stgo. Centro, lo que redundó en la constitución del MPL-Franklin y luego, de la Red de Inmuebles Recuperados por Autogestión. En este proceso se da solución transitoria a 14 familias y perspectivas de solución permanente a 60.

La asamblea del MPL-Franklin aparece tras el surgimiento del Comité de Reconstrucción Territorial creado en el marco de los trabajos colaborativos que post terremoto llevaron a cabo diversos miembros del partido Igualdad, en marzo del 2010. Pero después que el gobierno diera solución parcial solo a los propietarios de propiedades, el comité se disuelve y los arrendatarios y allegados fundan la asamblea del MPL-Franklin. La cual durante poco más de un año exploró la comuna buscando terrenos, proceso en el que participaron todas las familias y el cual tuvo una fuerte potencia pedagógico-política ya que implicó para ellas conocer a fondo las realidades en las que habitan los residentes pobres de la comuna, y que estaban fuertemente naturalizadas . También, y en el mismo tenor político-pedagógico, la asamblea negoció (y empezó a aprender a negociar) con la municipalidad de Santiago, citó a conversar a concejales y diputados y pidió en distintos momentos audiencias al Alcalde. Proceso que complejizado cada vez más, continúa hasta la fecha. El asunto aquí es señalar la vocación pacifista y legalista del pueblo chileno en general, y de estas familias en particular, quienes quisieron agotar todos los caminos legales primero, antes de verse forzados a reñirse con la ley. Y esto, también propiciado por parte de los militantes que a pesar de sus diagnósticos críticos, no quisieron imponer el camino “correcto” ni saltarse ninguna “etapa”, sino que dejaron se cumpliera la voluntad popular de la asamblea.

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Incluso, asistidos por un ejercicio de cabida realizado por Dirección de Obras de la Municipalidad, la Asamblea realizó un pre proyecto de vivienda en un sitio eriazo de propiedad privada. Pero este camino no obtuvo las consecuencias deseadas. En Stgo. Centro el precio de mercado de los terrenos impide la compra vía asignación de subsidios, ya que las familias se ven obligadas a pagar cinco veces más que el ahorro mínimo, dejándolas así, como fallidos competidores en el mercado de terrenos, de modo de conservar el que se costee el plus valor que crean las inmobiliarias y los privados teniendo al Estado como garante. De tal modo, que además de tener que ahorrar casi un millón de pesos, las familias a la vez tienen que seguir pagando los arriendos, que como se dijo, en el sector son altos. El discurso oficial era el mismo de siempre, varios concejales afirmaron que no había lugar para los pobres en la comuna, el alcalde señaló que para quedarse debían ahorrar tanto que no valía la pena (Claudia Pacheco, comunicación personal 2012) Además, finalmente, el propietario del terreno en el cual se fundaba el proyecto de la asamblea fue vendido por el propietario, apuradamente, ante una mejor oferta.

Es luego de caminar este sendero y después de tomar conciencia de que tal estrategia no serviría a las familias de la asamblea para permanecer en su comuna, que deciden cambiarla a una que se acople a las condiciones de la misma. Es en este momento que la asamblea reflexionando, discutiendo y deliberando decide crear la Red IRA, la cual nacía como un nuevo órgano del MPL, pensada para llegar a congregar más asambleas que solo las de Franklin, y eventualmente aún fuera de la comuna (como pasa respecto a Casa Poblar y el CAIEG). La Red se funda en el diagnóstico antes señalado, considerando tanto el contexto político-económico de la comuna, como el marco legal de la política habitacional en Chile. Y es en este contexto que resalta el no-debate sobre la inexistencia de soluciones post terremoto a los damnificados que son arrendatarios y allegados en una comuna de las más dañadas y donde el 60% de habitantes son no propietarios.

Entonces, nos encontramos frente a un caso de confrontación de fondo sobre la naturaleza de la democracia, una visión capitalista neoliberal y una popular autogestionaria. Para el Gobierno, lo más democrático es la licitación a precio de mercado, para los pobladores esto

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es lo menos democrático pues quedan ipso facto excluidos en ese contexto. La Red IRA al hacer pública su situación, abrió, intencionalmente, espacio para la visivilización de este importante no-debate sobre la existencia y destino de un amplio espacio público invisible, constituido por cerca de 9 mil inmuebles fiscales, unos abandonados, otros ocupados clandestinamente. Territorio público que ha estado y está siendo privatizado en la dinámica de licitaciones a precio de mercado sin considerar la política de vivienda social. Lo cual desmiente el argumento del Gobierno para decir no al MPL-Franklin, porque suelo existe, lo que no hay es voluntad política. Entonces, el núcleo de la confrontación está en aceptar o negar que si los inmuebles y terrenos son públicos, entonces son de todos los chilenos y amerita un debate público sobre la deseabilidad de apartarse una porción de ellos para la aplicación de una vivienda social sin periferización.

La Red IRA nace en mayo del 2011, al ingresar al primer inmueble; Casona Esperanza. Y su estrategia básica se propuso, primero, y en tanto modelo transitorio, dar espacio habitacional inmediato para 14 familias (7 en cada casona), las más golpeadas de la asamblea. Y segundo, en tanto horizonte próximo, dar la lucha política para la construcción de la vivienda social definitiva en los mismos terrenos ocupados mediante; la postulación colectiva a subsidios, y la compra de los inmuebles recuperados (se espera) a avalúo fiscal, lo cual es de echo el corazón de la lucha. Pero el horizonte final de la Red entronca con el proyecto de convergencia popular del MPL a nivel nacional, en el intento de fundar un nuevo habitar en el bienestar ético de la democracia asamblearia, como señala el dirigente Héctor Rodríguez: “…este camino que hemos empezado nos llevará no sólo a la vivienda digna, porque nuestro horizonte está más allá. Nuestro horizonte es la Vida Digna” (2011:32). Dado todo lo anterior el proceso de recuperación no ocurre del mismo modo que el de un grupo de “okupas” que se toman una casa para habitarla sin más. Esta recuperación E implica un experimento insurgente realizado con una firme autodisciplina para la realización de una convivencia comunitaria, donde lo público y lo privado se ven complejamente entrelazados, y donde está en juego, más intensamente que en cualquier otro ámbito del MPL (salvo ahora también en Comunidad las Araucarias), la creación de un nuevo habitar desde el ideario de la Vida Digna y el Nuevo Poblador. El sentido

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comunitario que surge de la participación de la convivencia en una casona de la Red IRA, es definitivamente más intenso y complexo que el que está en juego con la mera participación en el MPL, que ya es profundo, pues este implica una mayor densidad relacional y un fuerte cambio en los hábitos de convivencia. La psiquis y la cultura cotidiana propia de más de 30 años de neoliberalismo, se ve puesta en jaque al intentar asumir los cuatro principios de la Red IRA: La propiedad colectiva, la ayuda mutua, el cooperativismo y la autogestión. Esto implica el compromiso cotidiano de sostener un nuevo espacio psíquico-relacional como parte del proyecto común del MPL, además sin saber cuándo terminará o si lo hará satisfactoriamente. Por otro lado las nociones de identidad y acoplamiento de lugar también podemos mencionarlas en este contexto respecto justamente, en el caso de la primera, como una dimensión psíquica-relacional que surge del proceso de cohabitación de un espacio tornado lugar, en el cual se depositan los sueños de toda la asamblea, y no solo de las familias que habitan el inmueble, en sus propias palabras, ellos no sólo son del MPL, o del MPL-Franklin, son de Casona Esperanza o Protectora. Y en cada casona la dinámica identitaria tiene matices diferente, por ejemplo en Esperanza sus habitantes tienen una orgullosa conciencia de ser parte del primer inmueble recuperado. Y el circular proceso de acoplamiento y transformación entre habitantes y espacio físico, con sus dos fases tal como se conceptualiza desde la psicología ambiental (Pol, 2002); acción-transformación e identificación simbólica, es evidente al recorrer los inmuebles distinguiendo la relación que con ellos establecen sus habitantes y otros miembros de la Red y del MPL, por ejemplo con ocasión de la realización de foros, peñas u otras actividades, donde se convierten en lugar de reunión que convoca a todo el movimiento, y que despierta sentido de dignidad y orgullo por la audacia y compromiso que implica. En concreto respecto a la acción-transformación, el proceso de hacer habitable una casona abandonada hace evidente el enorme trabajo involucrado, el cual concitó a las familias no solo de la asamblea sino a diversos miembros del MPL. Por ejemplo, en particular en Casona Protectora se pintaron grandes murales en el espacio común, que nos hablan del espíritu anticapitalista y orientado al buen vivir propio del MPL.

Desde la mirada de la Psicología Ambiental, esta dinámica de apropiación del espacio a través de la acción-transformación e identificación simbólica (Pol, 2002; 123-132) de los

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inmuebles, implica una matriz relacional donde se imbrican dinámicamente actores humanos, materiales e institucionales, todos los cuales se van transformando juntos en congruencia con las circunstancias, las cuales en este caso son altamente dinámicas, impredecibles y no exentas de riesgos. Y como cualquier toma, en su inicio tuvo un carácter de acción militar de defensa, y ante ello la primera decisión fue establecer ley seca al interior de los inmuebles. Había que estar preparados también antes distintos tipos de riesgos, como el ser desalojados mediante una demanda a los tribunales, que además pudiera impedir la compra ulterior de la propiedad, o que no se aceptara el proyecto de construcción por eventuales cambios en el plan regulador de la ciudad. En esta dinámica de acoplamiento con el espacio que implica la recuperación de un inmueble por autogestión, lo primero es consensuar una normativa comunitaria de convivencia, entre las familias que viven en uno de los inmuebles y el resto de la asamblea, lo segundo, es generar los recursos económicos y técnicos para hacerlas habitables, y lo tercero decidir mancomunadamente cuando tomar semejante riesgo. Así es como la Red IRA representa la materialización de un modelo cooperativista de apoyo mutuo, propiedad colectiva y prácticas autogestionarias, así como un camino rebelde con proyecciones sociales utopísticas.

Como ya sugerimos cohabitar un IRA es una experiencia de quiebre, como parte de un proceso de aprendizaje informal de desnaturalización de hábitos, propios de las formas de vida urbana en el sistema mundial capitalista, de hecho representa la creación explicita, aunque temporal, de un nuevo tipo de unidad doméstica (Wallerstein, 2004j) donde los ingresos se distribuyen con un borde complejo que excede a las familias nucleares, sobre todo considerando el trabajo no remunerado, que en las casonas es enorme. Y como señala Latorre, las familias que se involucran en la ocupación asamblearia de un IRA: “son socios del proyecto en cuanto: 1) aporten con apoyo mutuo para la restauración de la vivienda ocupada, el cual se mide en número de horas semanales; 2) en cuanto reconozcan que no existen propietarios al interior del inmueble, sino ocupantes, y que el espacio es utilizado en función de los requerimientos y necesidades de los habitantes; y 3) en cuanto sea parte activa de todo el proceso llevado a cabo, reconociéndolo suyo también.” (2011: 7)

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En su momento se discutió si la propiedad colectiva se mantendría una vez se construyeran las viviendas, y luego de largas discusiones y compleja deliberación, la asamblea decidió que no, que cada quien tendría que ser dueño de su propia casa. Sin embargo esta idea de la propiedad colectiva, que los militantes querían impulsar, pero que, haciendo honor a su ética asamblearia, no buscaron imponer, es quizás el núcleo más insurgente que podría llegar a revestir el proyecto de una Red IRA que se llegase a ampliar por el territorio nacional, golpeando duramente el fetiche de la propiedad privada. El cual evidentemente está tan arraigado en las capas populares en la actualidad que en este presente no tuvo cabida. Pero no es algo atávico que se haya necesariamente de conservar. De hecho no es una idea antojadiza ni sin antecedentes, actualmente en América Latina existen otros casos, como en Argentina el del Movimiento de Inquilinos y Ocupantes (MOI), o en Uruguay el de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM).

Y para el MPL como totalidad, se trata de la lucha por autogestar una dinámica capaz de dar vida social a un espacio público invisible, que al ser recuperado por autogestión, genera un debate político y científico eventualmente apto para gatillar la formulación de políticas públicas con enfoque social de derechos respecto a la totalidad del territorio fiscal, y que en el caso de la Red IRA, al transformar parte de el en vivienda social, conservaría parte de su dimensión pública al ser epicentro de una asamblea territorial, que con su convivir autogestionario y cooperativista da vida social a un espacio privado, conservando la generación de cultura social en el territorio: “recuperando inmuebles por autogestión, transformamos espacios desocupados y de mala vida, en espacio libre y de vida digna”. (Comunicado 23). En nuestra opinión, el que tal debate podría precipitarse irreparablemente si el gobierno satisface la demanda de la Red IRA, queda de manifiesto en el evidente temor que las autoridades tienen a sentar un precedente de tal naturaleza, pues la Red IRA ha funcionado a escala humana, recuperando apenas un par de inmuebles que de ser vendidos a precio fiscal no representan gran perdida, pero para el Estado implica aceptar que se le fuerce por medios que están más allá de la legalidad, como es cualquier ocupación. Y por su parte el MPL sabe que está constituyendo un ejemplo para la

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población popular del Gran Santiago, que el día de mañana, si la lucha se gana aun consiguiendo una sola casona, será tenida por una vía posible y deseable.

En su historia, la Red llegó a contar con tres inmuebles, hoy se trata de dos y tres comités, ya que fueron expulsados de un inmueble, son; Casona Esperanza y Casona Protectora, los cuales se ubican el sector de Franklin. En Esperanza han habitado siete familias, e igual en Protectora. Y la asamblea general es hoy de 60 familias, habiendo comenzado con 90. Luego de tres años disputando la justicia espacial, aún son inciertas las condiciones respecto a lograr comprar los dos inmuebles que quedan, ya que las conversaciones con las autoridades respectivas; del MINVU, el SERVIU, Bienes Nacionales y la Municipalidad, han fluctuado polarmente en diversas direcciones, desde la negación total en un comienzo, hasta la promesa de entregar los subsidios si abandonan los inmuebles. Subsidios que sin embargo a la fecha, en parte, ya fueron conseguidos, ardua lucha mediante. A razón de esta delicada situación guardaremos aquí ética discreción respecto a los detalles del proceso de lucha política y su presente. Pero sobre las tácticas de lucha podemos decir que han implicado, entre otras; marchas, acampar frente al MINVU, hacer cortes de calle, así como dar a conocer a la opinión publica la demanda de la Red, no solo en el cotidiano boca a boca o con panfletos y papelería, sino también organizando y participando en foros populares y académicos en torno a estos temas.

Sobre el aspecto pedagógico de la Red, cabe mencionar que al interior de los inmuebles se dieron diversas iniciativas educativas, laborales y políticas que trascendían los límites de la comuna, y donde militantes, dirigentes y bases de asamblea de otras comunas del MPL participaban de ellas, y hasta ocupaban las casonas para realizar eventos que no podrían haberse hecho en otra parte. Se hicieron talleres de oficios, una escuelita permanente para apoyar los procesos educativos de los niños y niñas que habitaban las casonas, y diversos emprendimientos cooperativos para autogestionar recursos. Metafóricamente, podría decirse que han operado como una pequeña república, como una comuna de parís en miniatura al modo de un territorio rebelde y liberado que especifica su propia legalidad. Y el valor pedagógico, en términos de educación informal, para todos quienes participaron, es altísimo. Especialmente para quien han tenido oportunidad de habitar en uno de los

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inmuebles, de lo que el lector se podrá enterar en el análisis de las entrevistas que se presentarán más abajo. Finalmente, si bien el modo de organización de la asamblea ha ido cambiando con el tiempo, acomodándose autonómicamente a sus propias pautas. Podemos señalar que se constituye por una asamblea que conjuga varios comités de vivienda, un grupo de delegados rotativos que hacen las veces de dirigentes pero en el intento de no reificar la dirigencia. Ocupándose así, por una parte, la nomenclatura de los cargos clásicos de los comités, es decir: presidente, secretario y tesorero. Pero además están los delegados de Bienestar, Comunicación y Autoformación. La mayoría de estos cargos, como pasa en todo el MPL, es mayoritariamente ocupado por mujeres, de hecho son la sangre y el corazón de las dirigencias del movimiento, fenómeno que por lo demás es hoy en día cada vez más común en los movimientos populares de América Latina, y que nos recuerda la feminizada dinámica antes mencionada sobre los movimientos populares urbanos de comienzos de siglo. Si bien en un comienzo los voceros y dirigentes más a la cabeza del proceso eran los militantes a cargo, especialmente Henrry Renna, Ronny Latorre y David Cornblut, según su propia estrategia, progresivamente, a medida que las dirigentes y la asamblea se fueron fogueando en la lucha y capacitándose técnicamente, fueron dispersando el poder, hasta dar un significativo paso al lado en el segundo congreso del MPL-Franklin, realizado los días 19 y 20 de enero de 2013, desde donde si bien siguen apoyando cotidianamente el proceso, incluso la vocería quedó ya a cargo de los miembros de la asamblea. De este modo, el proceso en el MPL-Franklin, también opera según la lógica de la dinámica que ya señalé de organización hibrido-centrípeta, donde progresivamente las asambleas, y los colaboradores van involucrándose cada vez más con el proceso, y transformándose en la convivencia según el espíritu, ethos o cultura propia de la militancia del MPL.

Tres abstracciones específicas sobre la Red IRA:

-Beneficiarios: La Red integra a damnificados no-propietarios que eran miembros del comité de reconstrucción territorial, pero también personas y comités de arrendatarios y allegados del sector.

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-Objetivo General: Conseguir soluciones de vivienda social en Santiago Centro, al tiempo que se realiza una pedagogía política, técnica y cultural para la construcción de un proyecto de sociedad más igualitaria, desde el trabajo de base con asambleas urbanas populares, autonomizadas por sus potencialidades autogestionarias.

-Objetivos específicos: a) Político: Conseguir la venta a avalúo fiscal de 2 inmuebles abandonados y recuperados por autogestión. b) Autogestionario: Gestionar los recursos económicos, técnicos y materiales, así como los subsidios pertinentes para construir dos (o uno mayor) conjuntos de viviendas sociales para los proyectos habitacionales de la asamblea del MPL-Franklin. c) Pedagógico: Crear las condiciones educativas necesarias para la generación de; una convivencia comunitaria de democracia directa; redes y cooperativas de trabajos y oficios; así como de personas y asambleas políticamente ilustradas. d) Táctico: Realizar movilizaciones, mesas de trabajo con las autoridades, dar a conocer la Red I.R.A. a la opinión Pública y generar debates ciudadanos y académicos con miras a gatillar la generación de políticas públicas de orientación social.

Casona Esperanza 2012. / Corte de calle de la Red IRA. 2013. “Ministro Pérez, Hágase Famoso. Tierra para Vivienda Social.”

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3) Sobre la Estructura Organizativa del MPL. Un primer análisis de datos. “O sea son todos elementos que nosotros los vamos internalizando en la familia, que es casi un ejercicio pedagógico ¿verdad?, porque efectivamente la política neoliberal habitacional uno de los elementos centrales que tiene es el sistema de la entrega de llaves en mano po. Nosotros efectivamente creemos que es necesario un proceso de involucramiento mucho más profundo y que es justamente ese proceso de involucramiento lo que va a hacer sustentable ese proyecto habitacional en el tiempo, ¿por qué?, porque en el MPL como movimiento no estamos dispuestos a construir otro gueto po weon, que el estado construya guetos po, y para no construir guetos se necesita el elemento central que es la organización popular, y eso es lo que está perdido, y eso es lo que nosotros estamos reconstruyendo con la EAGIS, el producto intangible final es este involucramiento y esta regeneración del tejido social, y no solamente la regeneración del tejido social, sino que casi una regeneración de nuestro pueblo, de sus hábitos y de sus prácticas ¿verdad?, es lo que nos permite y nos da esperanza para pensar en que ese proyecto habitacional sea una población de nuevo tipo, nuestra apuesta es construir poblaciones de nuevo tipo”. Henry Renna

En este apartado se señalará la manera en que se organizan los integrantes del MPL, sin embargo, no seré exhaustivo en los detalles ni las referencias para proteger éticamente información delicada que podría afectar al movimiento de caer en las manos incorrectas49. Lo central de este análisis será revelar las pautas que constituyen el proyecto común que da pie al surgimiento y conservación de la identidad consensual del MPL. Así que si bien aquí se seguirán presentando algunos datos, el énfasis estará en el análisis de los mismos.

La estructura organizacional del MPL ha ido cambiando a lo largo del tiempo, como la de cualquier movimiento antisistémico en curso, en la medida en que fue creciendo y a la vez buscando formas más efectivas de encarar sus desafíos y oportunidades. Al mismo tiempo, la manera de organizarse de un movimiento, al menos en un comienzo, no es producto de elucidaciones teórico metodológicas, mucho tiene de ciega praxis que de a poco se va reflexionando y formalizando. Para el caso del MPL hablaré de su organización en el periodo actual.

Desde el análisis biológico-cultural, estructura y organización son distinciones relacionadas pero diferentes. En este caso la estructura del MPL son las unidades componentes, arriba descritas (Eagis, Concejalía, etc.), y las concretas formas en que estas se relacionan a través 49

De hecho esto ya pasó, recientemente, con el sonado caso del profesor guía de tesis de una estudiante de trabajo social de la USACH, quien era un agente infiltrado de la Agencia Nacional de Inteligencia, pagado para espiar los movimientos sociales a través del trabajo de investigación de sus estudiantes.

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del trabajo de las asambleas, los dirigentes, los militantes y los colaboradores. Y la organización alude directamente a las relaciones entre componentes pero en un grado de abstracción que revela las relaciones como siendo disjuntas de los componentes, los que podrían cambiar y sin embargo seguir conservándose la organización relacional general entre componentes. Es por ello, que la identidad de clase de cualquier sistema es siempre un fenómeno que distinguimos al conocer la organización del sistema y su dinámica de acoplamiento a la matriz en que se da su existencia. De aquí, que conocer el proyecto común del MPL, en términos estructurales y organizacionales, en el espacio de realización de su habitar en la matriz nacional, es lo que nos revelará la identidad consensual del MPL en tanto movimiento antisistémico. La manera de organizarse entre miembros, los propósitos, la memoria colectiva y las concretas redes de conversaciones (coordinaciones de acciones y sentires) que realiza el movimiento cotidianamente, constituyen su proyecto común, no la mera descripción de su misión o visión histórica.

3.1) Componentes Humanos Los componentes de un sistema nunca existen en el vacío, y así como una célula deja de serlo al sacarla del organismo en que surge y se realiza su existir, los miembros del MPL lo son en tanto participan de los trabajos y luchas que cotidianamente realizan sus asambleas y unidades productivas (Eagis, Colegio, Concejalía, etc.). En una mirada formal un observador que interactúa con el MPL distingue cuatro tipos de miembros:

Bases de Asamblea: Personas que adscritas a algún comité del MPL luchan por la vivienda. Dirigentes: Personas que se involucran en la coordinación de las asambleas, ya sea con cargos dirigenciales (Presidente, secretario, tesorero) o como delegados (Comunicación, bienestar, etc.) Militantes: Personas que se involucran en dimensiones que van más allá del trabajo de las asambleas, a través de las unidades productivas, como son los espacios educativos, políticos y técnicos del MPL. Y cuya disposición es la de un compromiso vital a involucrarse plenamente con todas las dimensiones de la lucha del MPL.

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Colaboradores: Personas cuyo involucramiento se suscribe a las horas que deciden entregar para realizar tareas puntuales o genéricas en provecho del MPL, y que no están comprometidas a involucrarse en la lucha completa del MPL, y que por ende, no están obligadas a responder ante una emergencia, como si lo están los militantes. Pueden ser individuos o colectivos.

En una mirada no formal sino relacional, lo que distingue un observador al profundizar en la matriz del MPL, es que hay bases de asamblea que son también dirigentes, dirigentes que son también militantes, y no pocas veces, son las tres cosas, es decir comparten las tres identidades de: base, dirigente y militante. Al mismo tiempo, la distinción entre un dirigente y un militante es algo ambigua o porosa, ya que no pocas veces ambos suelen estar plenamente involucrados y comprometidos con el horizonte del movimiento: La Vida Digna. Y por ende, muchas veces en la cotidianidad del movimiento se le llama militante a un dirigente, y dirigente a un militante. Por lo demás de lo que se trata es del proceso de configuración de un (una) poblador-militante, o poblador en lucha organizado.

3.2) Los Consejos del Poder Popular y las Campañas por la Vida Digna: Existen operando, en este presente, cuatro Consejos de militantes y dirigentes que trabajan día a día para realizar y conservar los trabajos y luchas involucrados en las Campañas del MPL: El Consejo de Vivienda Digna El Consejo de Educación Popular El Consejo de Comunicación y Cultura Popular El Consejo de Soberanía Política

El primero se orienta a la promoción y coordinación, tanto técnica, teórica y política, de la Campaña por la Vivienda Digna, cuyo epicentro, como se señaló arriba, se realiza y conserva en torno a los trabajos y luchas de la construcción social del hábitat. El segundo se orienta a la promoción y coordinación, tanto técnica, teórica y política, de la Campaña por la Educación Popular, cuyo núcleo se encuentra en los trabajos y luchas que permiten autogestionar, como un sistema integral, procesos educativos autónomos en todas

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las áreas del desarrollo formativo de las asambleas y militantes del movimiento, pero también de toda y todo miembro de las clases populares que habiten en territorios en que el MPL opera. El tercero se orienta a la promoción y coordinación, tanto técnica, teórica y política, de la Campaña por la Comunicación y Cultura Popular, cuyo epicentro en el área de comunicación se da en torno a la intercomunicación de los miembros, asambleas y unidades del movimiento, apoyando los demás concejos y campañas, y hacia fuera, dando a conocer el movimiento tanto como reforzando las relaciones con movimientos de vivienda y o antisistémicos en general, de Chile y el mundo. En lo cultural, se busca coordinar a través del concejo todas las actividades artísticas y de educación popular informal. El cuarto Consejo se orienta a la promoción y coordinación, tanto técnica, teórica y política, de la Campaña por la Soberanía Política, cuyo núcleo se configura, en términos generales, en torno a las tareas y luchas que implican la permanente creación y dispersión de poder popular en todas sus formas (Económico, educativo, político, etc.), y en términos particulares, tal núcleo se configura en la praxis deliberativa que piensa, repiensa y activa la ejecución de la política interna del MPL, así como su política nacional e internacional de cara a cada nueva coyuntura. Dado lo cual es dable ver que aquí reside una importante dimensión reflexiva de la praxis utopística del MPL.

Todos los Consejos operan reuniéndose periódicamente, y siguen las líneas establecidas en las reuniones de Ampliados de Militantes, los cuales a su vez ejecutan las definiciones políticas deliberadas y emanadas de los Congresos del Movimiento de Pobladores en Lucha, de los cuales se han realizado dos, el primero que ya señalé, el año 2008, y el segundo el 201250.

Se puede revisar el video registro que para Comunicaciones_MPL realizamos del mismo: “2do Congreso MPL (Parte 1)” en http://www.youtube.com/watch?v=YmPlsmL6cg8 y una segunda parte: “Candidatos del MPL – Igualdad” en: http://www.youtube.com/watch?v=liD-mDdEpFI 50

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3.3) La Dinámica Organizacional Hibrida-Centrípeta, el Involucramiento y la Militancia de Nuevo Tipo: Una vez más, aquí no se quiere inventar definiciones, sino abstraer el operar del MPL, por ello el concepto de organización hibrida-centrípeta es una distinción que, como se verá, cobra sentido desde una mirada histórica que atiende al ocurrir de los procesos en un corte temporal de mediano y largo plazo. La manera en que opera el MPL le ha provisto una gran capacidad de avanzar en la densificación de los ámbitos de lucha, esto es producto tanto de la “mística” de su proyecto, como de la gran plasticidad relacional con que su modo de organizarse lo provee, ya que si bien la estructura que acabo de dibujar opera del modo señalado, siempre hay espacio para la proactividad y la improvisación según rijan las circunstancias. Esto tiene que ver, principalmente, con la naturaleza del modo en que ha sido concebida y realizada la militancia en el MPL. En general, en el periodo actual, se observa en, quizás, la mayor parte de los movimientos, que sus miembros se autodistinguen como activistas u otra definición similar, pero no como militantes, ya que esta palabra a estado asociada a la vieja izquierda y hoy a caído en descredito. Pues bien, el MPL la retoma y la reformula, en tanto praxis, como una Militancia de Nuevo Tipo. Cuya especificidad diferencial se refiere a la manera de realizar el compromiso que toda militancia conlleva. Por un lado, aquí no nos encontramos frente a un tipo de involucramiento general con una causa abstracta, sino con las concretas personas que configuran al MPL en particular, y al movimiento social en general, esto es, el militante está concernido por el bienestar de todos sus compañeros y compañeras de lucha, y se debe a ellos, como algo que, aun cuando dejara de participar en el MPL, es una relación de por vida. Pero por otro lado, alejándose de la manera de militancia tradicional, este compromiso de vida que se adquiere, recae siempre en la autonomía del militante. Si bien hay líneas políticas, no hay un definida línea de mando, hay un corazón social nucleando este tipo de relación, una relación de confianza. Al centro de la organización política hay entonces una dinámica social en el sentido que hemos distinguido, de aceptación mutua en la conviviencia, y que es generalizable para diversos movimientos actuales, como el zapatista, los sin tierra o el MPLD, donde por lo demás se trata de familias y comunidades en movimiento, evidentemente sociales y no ya meramente articuladas en su condición de “ fuerzas proletarias” Y en esta línea, la organización

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política del MPL no está por sobre las personas ni las asambleas, respecto a las cuales no solo se acepta sino promueve su autonomía. Al revés de lo señalado en la conocida frase, en el MPL las instituciones pasan y las personas se conservan. Y la estructura orgánica que da primacía a las definiciones alcanzadas en los congresos respecto a la orientación del movimiento en los distintos periodos, busca de hecho poner la cabeza en los pies, es decir, el mando va abajo, muy en la línea zaptista del “mandar obedeciendo”. Esto no quiere decir que no se den contradicciones y desviaciones al respecto, sino que la orientación explicita que se busca conservar es la señalada. Del mismo modo, no hay un comité disciplinario orientado a la punición, al militante lo mueve su auto responsabilidad o la vergüenza de faltar a su deber, o no lo mueve nada. Evidentemente, un tipo de ámbito relacional abierto como este, suele verse interferido por todo tipo de errores y aún de mezquindades humanas, tornándolo a veces caótico, sin embargo, aquí reside su riqueza y maleabilidad, la cual también da cuenta de una cierta dual complementareidad ideológica del MPL con sus elementos socialistas y libertarios. Idealmente, en tanto un aspirante se muestre trabajador, honesto, leal y proactivo, podrá ir adquiriendo la libertad y las herramientas para ir por sí mismo creando espacios donde sembrar poder popular que luego habrá de dispersar entre sus compañeros, y lo hará autónomamente, no movido por las ordenes de alguien más. Lo cual no quiere decir que puede hacer lo que quiera, ni tampoco que no haya un efectivo y legítimo peso político en el rol de los llamados Militantes Históricos, cuadros que fundaron el movimiento. De tal modo, la Militancia de Nuevo Tipo no está centrada en el liderazgo, y, al menos hasta la fecha, viene resolviendo eficazmente en lo local una de las grandes encrucijadas de los movimientos antisistémicos, aquella de la relación entre la verticalidad y la horizontalidad, así como también aquella importante encrucijada respecto a la autonomía psíquica-relacional que permite a los pueblos liberarse y autogobernarse a sí mismos democráticamente.

En segundo lugar, aparece lo que aquí llamamos una Organización Híbrida-Centrípeta, que es la dinámica organizacional desde la que se realiza y conserva la Militancia de Nuevo Tipo, y que consiste en que, dado que hay diversos tipos de componentes humanos participando del proyecto (los arriba señalados), es de tipo híbrida, sin embargo su operar ha ido resultando históricamente centrípeto. Esto quiere decir que, cuando miramos al MPL

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en el tiempo, vemos que en un extremo están las personas que entran al MPL por que están dispuestas a luchar por una vivienda digna, quienes integran los comités de las asambleas, y en otro extremo están los colaboradores, quienes, desde ser simpatizantes, se integran usualmente movidos por la admiración y sintonía que sienten hacia el proyecto del MPL. Casi en su centro, se encuentran los dirigentes y dirigentas, que de echo suelen iniciarse como parte de las asambleas, y al dar el paso que los convierte en tales, se acercan a su centro, el cual esta compuesto por las y los militantes, quienes pueden haberse hecho tales desde las asambleas o sus dirigencias (y de hecho conservarse como parte de las asambleas y como dirigentes), o por el otro extremo, el de los colaboradores. De este modo, a pesar de ciertas desafortunadas lecturas críticas que por parte de algunos intelectuales y militantes foraneos recibe el movimiento, -por ejemplo que no sería genuinamente antisistémico porque muchas de sus bases sólo estarían luchando por tener su vivienda-, el hecho de que las y los militantes sean los que tienen una mayor formación política y a veces también técnica, y quienes tienen por ello una definida posición ideológica, a diferencia de buena parte de las bases de asamblea y de los colaboradores, no cambia el hecho de que el flujo histórico del movimiento (aún joven) se orienta en la dirección del aprendizaje y el involucramiento con el proyecto global de transformación. De este modo, la dinámica hibrida-centrípeta es no solo plenamente operativa, sino que además, y gracias al mecanismo clave del involucramiento, paso a paso se expande radialmente la mística e ideología anticapitalista del mismo, de tal modo que se han ido haciendo posibles, conservándose y aumentando, lentamente, todos los ámbitos de trabajos y luchas del MPL, en un proceso que además, en la transformación en la convivencia ha resultado ser un poderoso mecanismo educativo. En este sentido, como pasa con cualquier sistema dinámico en proceso evolutivo, mientras se conserve su organización y adaptación al medio, es apto, subsiste, y la mayor o menor aptitud de su dinámica presente es un comentario comparativo que añade el observador, no algo que es parte del flujo relacional que lo realiza. La noción de Involucramiento surge concebida desde la praxis, por los mismos miembros del MPL, como de hecho siendo de una centralidad fundacional en torno a lo que se da todo lo demás. Lo cual se aprecia en la gran presencia que tiene en su discurso cotidiano. Es por ello, y porque así lo constatamos, que la concebimos como el mecanismo generativo de la dinámica hibrida-centrípeta que configura el núcleo operacional del proyecto común del

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MPL. Es gracias a que el colaborador y el miembro de la asamblea se sienten compelidos, por la inspiración que en ellos despierta la dedicación de otros dirigentes y militantes, que terminan involucrándose más y más en el proyecto común. Y como no, si los militantes trabajan y luchan poniendo cuerpo y mente al servicio de sus asambleas y compañeros sin esperar ninguna retribución, lo hacen por una profunda convicción revolucionaria que los motiva a conseguir soluciones prácticas para su pueblo, así como a derribar el sistema capitalista y a la vez sembrar las bases de un mundo otro, centrado en la Vida Digna, que ellos van materializando, con todas las precariedades y dificultades posibles, en su espacio de relaciones humanas, como la semilla de la nueva ciudad que desde ya construyen.

No hay que olvidarlo, el militante, aun cuando su origen sea el de alguien foráneo a la población, como es el caso de diversos colaboradores que llegaron siendo profesionales rebeldes de extracto clasemediero, son siempre concebidos como: pobladores en lucha, algo que no se nace, sino que se hace. Y en este sentido entra en juego también la noción que ha desarrollado el MPL respecto al Nuevo Poblador y la Población de Nuevo Tipo. El poblador en lucha no lo es simplemente por habitar una población, lo es porque está comprometido con la lucha de los pobres por acabar con un sistema de dominadores y dominados, excluidores y excluidos. Lo es por que participa, en el más amplio sentido, de las luchas contra la opresión y la explotación a favor de los “condenados de la tierra” (como diría Frantz Fanon). Y cumple así algunos criterios convivenciales, de hecho hay una forma de habitar que se espera sea aprendida en la convivencia (Concejos, Asambleas, Convivios, Calle, etc.), la que implica una disposición a la solidaridad, honestidad, responsabilidad, camaradería, combatividad, y especialmente a la autoformación y al involucramiento, involucramiento ojalá en cada vez más ámbitos de la realización del proyecto común del MPL. Elementos que lo alejan de las maneras decadentemente individualistas que han ido permeando la psiquis del poblador en las décadas en que, arreciando, el neoliberalismo hizo estragos, y hasta la fecha, con la guerra psicológica con que el Estado-Mercado bombardea cotidianamente a la población en general. Es por esto, como veremos en seguida, que la Vida Digna empieza hoy y aquí, no es un horizonte ideal descoyuntado del presente, pues la tarea no comienza por cambiar el mundo sino por cambiar los modos de vida y convivencia, mientras se conserva en camino, en movimiento.

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Y es en todo lo anterior que ya se puede distinguir la particular manera en que el MPL encarna la respuesta eficaz que, en Chile, el movimiento social en general está buscando hoy a la encrucijada que tan ampliamente discutí en el marco histórico, respecto a la tendencia del movimiento antisistémico mundial a fortalecer su proyecto de clase popular a través de la autonomía psíquica-relacional de sus miembros en oposición a las alianzas de clase y el peligro continuo de los aspirantes a directivos. Proceso también fortalecido, como ya señalaba Salazar (2012: 209-210) por el hecho de que hoy en día los pobladores cada día, están más formados intelectual y técnicamente, pues

han ido accediendo

crecientemente en mayor proporción a la universidad, pero no para abandonar aspiracionalmente la población, sino para regresar a ella, construir y dar las luchas por su pueblo, poniendo su riqueza intelectual y técnica al servicio del proyecto popular. Además, los colaboradores que se suman desde fuera de la población, lo hacen con la conciencia de querer involucrarse en el proyecto de la clase popular, y no buscando integrar un supuesto proyecto de clase media al proyecto del MPL. En una mirada aún más amplia, podrían distinguirse otros anillos relacionales, de carácter externo, pero importantes para el movimiento, como son los de simpatizantes activos, dispuestos a ayudar circunstancialmente cuando se lo requiere, como es el caso de distintos profesionales y técnicos del área pública, y un anillo de simpatizantes pasivos que conocen las luchas del movimiento y las consideran legítimas y deseables, y quienes eventualmente podrían llegar a prestar colaboración, o en un futuro crítico, a manifestarse en defensa del mismo. Los colaboradores del MPL suelen venir de estos anillos externos.

3.4) El Proyecto Común Utopístico de la Vida Digna y la Táctica Triple del MPL La co-inspiración y colaboración son posibles y surgen en la vida asamblearia (genuinamente democrática) de cualquier movimiento social, cuando sus integrantes se orientan a coordinarse instaurando ordenamientos transitorios cuyo carácter es el de ser continuamente abiertos a la revisión, en el proceso de co-inspirar deliberativamente las redes de conversaciones que configuran y realizan el proyecto común que los convoca. Y esto solo en tanto el proyecto común sea genuinamente común, es decir, en tanto los deseos de sus miembros sean comunes (Maturana, 1993; Dávila & Maturana, 2007). Si las personas tienen presencia en el espacio de su convivencia cotidiana, es decir son tomadas

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en cuenta, y esta les hace sentido, esto contribuye a posibilitar, fluidizar y ampliar sinérgicamente la coincidencia en los deseos y preferencias que fundan las acciones que permiten realizar y conservar un proyecto común.

El proyecto común del MPL, como he dicho, implica una doble orientación, y una doble temporalidad, al presente y al horizonte futuro, a la lucha por la construcción social del hábitat, y a la lucha frontal contra el capitalismo por sembrar la Vida Digna. ¿Y que entienden en el MPL por Vida Digna? Veámoslo en sus propios términos desde la voz de uno de sus militantes: “La Vida Digna si bien es un horizonte, no corresponde a un estadio lejano que se conquistará tras la superación de etapas. Ésta, lejos de ser una vida que se propone alcanzar hacia delante, a futuro, el nuevo poblador y la nueva pobladora busca sus respuestas mirando hacia atrás, al pasado, reencontrándose en el presente con su historia. No hay futuro al cual llegar, sino sólo un presente que construir con el poblamiento del territorio. Estamos hablando de un poder popular que se gesta mediante la producción social del hábitat, en entregar opciones para ir haciendo desde abajo un proyecto de vida distinto. Es un modelo organizativo que se encauza a regalar una nueva ética a los territorios y formas de relacionarnos en comunidad.” (Renna, Ed., 2011: 32).

Y muy específicamente respecto a la nueva población, el nuevo poblador y la vida digna, como nociones que han sido conceptualizadas por la militancia de una manera consensual en reflexiones sobre su praxis, se ha señalado que: “La población de nuevo tipo es aquella población en donde… en donde se superponen principios de solidaridad, de autogestión y de amor, por sobre los principios de envidia, acaparamiento e individualismo presentes en nuestra sociedad. Esa nueva población, es una población que tiene emprendimientos productivos desde los pobladores, con una población que goza de espacios públicos dignos, es una población que primero se constituye desde viviendas dignas (…). Ahora la vida digna para nosotros como te comentaba, no es una

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utopía, no es una utopía, es un proyecto que se vive en tiempo presente. Nosotros no creemos que la vida digna será conquistada tras la superación de etapas en un sentido lógico verdad? Sino más bien un proyecto que tenemos que ir construyendo en el día a día, porque justamente el tema no está en cómo nos echamos más plata al bolsillo, sino que el tema está en cómo nos relacionamos de forma distinta po y para relacionarnos de forma distinta, no necesitamos esperar 20 años, podemos hacerlo ahora, yo creo que eso es la, más menos como los lineamientos generales del MPL”.51

De tal modo que el horizonte a impuesto unos medios particulares, aquí el fin no justifica los medios, los especifica. Y tales medios tienen que ver con la táctica triple del MPL para realizar su lucha, la cual implica que combaten paralelamente contra el Estado, sin el Estado y desde el Estado (Renna, 2011). Tal como podemos ver en la siguiente cita, esto ya se iba configurando en el primer Congreso del MPL Primero, respecto al Desde: “Somos capaces de movernos estratégicamente por la vía institucional (Corporación Poblar, EGIS MPL, personalidad jurídica de su comité, postulación de subsidios, MPL Constructora Ltda., etc.)” (MPL y CESCC, 2008: 3). Luego respecto al contra: “sabiendo siempre que sin movilizarnos nos estancamos y no avanzamos en nuestros objetivos, por eso sabemos cuando dialogar y cuando luchar.” (MPL y CESCC, 2008: 4) Y finalmente respecto al sin: “Como pobladoras y pobladores sí debemos valorizarnos entre nosotros. Reforzarnos en el área sindical y en nuestros propios proyectos productivos, como la constructora de los pobladores. Como pobladores, además, tenemos que atrevernos a crear nuestras propias empresas populares, cooperativas y empresas sociales. De esta forma estaremos creando nuestras propias fuentes de trabajo, controlaremos la producción y aseguraremos el trato digno.” (MPL y CESCC, 2008: 5)

Entonces, es esta táctica triple la que subyace a la constitución de todas las unidades productivas y de servicio del MPL y a aquellas políticas, como la Concejalía Popular y el

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Tomado del material de entrevistas recabado por Nicolás Angelcos para su investigación doctoral, que como se señaló, serán las fuentes a utilizar para esta investigación, en el siguiente capítulo.

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Partido Igualdad. Ahora bien, evidentemente no se pueden separar artificialmente las tácticas sin, contra y desde, ya que en cada espacio operan las tres, solo que en cada una hay tendencias más marcadas en una u otra dirección.

En el Colegio Paulo Freire se opera desde el Estado, satisfaciendo la normatividad que este exige y aceptado de este el subsidio que le permite funcionar, opera sin el Estado en la autonomía desde la que puede plantear su propia política pedagógica desde los vacíos en la red de poder que establece este, así como en todo lo que fueron y son las dinámicas que permitieron levantarlo sin que sus trabajadores recibieran sueldo durante un año, y en todas las actividades autogestionarias (fiestas, peñas, etc.) que permitieron y permiten aún generar recursos para sostenerlo por sí mismo. Y opera contra el Estado, tanto al brindar una educación reflexiva y crítica que cuestiona los fundamentos del Estado y el sistema capitalista en general, así como abriendo espacios de formación y lucha política para sus estudiantes, como lo es la Asamblea de Estudiantes, que bien puede hacer gala de una autonomía poco común en los establecimientos educativos del país. Y también, abriendo espacios que les permitan involucrarse en el devenir de las luchas populares. Lo mismo puede decirse de la Concejalía Popular, que aun operando subsidiada por el Estado, y desde dentro del estómago del Leviatán, siempre se orienta hacia y cuenta con la fuerza de la movilización de las bases del movimiento y otras organizaciones comunales, para luchar por las demandas populares, en una dinámica simultáneamente sin y contra el Estado. Igualmente la Eagis, el C.E.C.I Epuwen y cada unidad del MPL. Y es esta compleja red de conversaciones, cargada de tensiones y no exenta de contradicciones, la que permite distinguir el proyecto del MPL como uno Utopístico, es decir, uno que se da en la evaluación y construcción permanente de las alternativas históricas viables para la realización civilizatoria de un habitar humano de tipo no capitalista, es decir, no centrado en la acumulación incesante de capital, y de tipo no patriarcal, es decir no centrado en las relaciones de dominación, apropiación y control de unos por otros ni de unas por otros.

Toda esta praxis ha venido cristalizándose en una línea política que superó los bordes del MPL para hacerse parte de la política constitutiva de la FENAPO, Igualdad y La Vía, antes

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señaladas. Se trata de la creación de una Área Social (desde), una Mesa Social (sin), y una Constituyente Social (contra) (Lautaro Guanca, comunicación personal 2014). En el MPL y sus coaliciones de alianza popular, todas las fuerzas populares congregadas están luchando por expandir de facto el Área Social que arrebatan al mercado y al Estado, la cual se expresa en el conjunto de conquistas populares de vivienda, ciudad, educación, salud, trabajo, etc. Y en el camino del control social de todos los bienes comunes de un modo asambleario52. La Mesa Social se activó con ocasión del Acampe de la FENAPO en el Mapocho

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, en que participaron diversos actores colectivos, como movimientos

estudiantiles, sindicatos y organizaciones culturales y políticas de diversa clase, junto por su puesto a las y los pobladores federados. La Mesa Social llama, no a solidarizar sino, a unir las luchas y crear un consenso popular con dialogo e involucramiento mutuo, el cual se defiende en la Mesa y en la calle, sin el Estado.

Finalmente la Constituyente Social es el llamado a instaurar una vía popular y de los pueblos para la soberana deliberación constituyente, desde abajo, desde todas las asambleas para que, como dicen en el MPL: “El pueblo mande”. Esta es la dimensión táctica contra el Estado, la cual no se orienta a crear una legislación, sino a unir las luchas populares para cambiar la correlación de fuerzas a nivel nacional, desde abajo.

Y es que la manera que tiene de concebir la Autogestión el MPL es hasta ahora diferente a la de los demás movimientos chilenos, aunque se asemeja a otros en Latinoamérica, pues para este movimiento popular, la autogestión no es simplemente un asunto de financiamiento autonomista (sin el estado), no se trata del coordinar los pocos o muchos recursos con los que se cuente, sino también del asunto político de disputarle al Estado parte de los recursos que este toma de todas las personas en el territorio nacional, e “Exigimos el traspaso inmediato al área Social de todas las soluciones de Estado requeridas por la FENAPO a los distintos ministerios del gobierno de Michel Bachelet” Panfleto FENAPO – La Vía Poupular. 53 El Acampe duró 74 días, y fue una sorprendente muestra de organización, combatividad y lucidez del movimiento social popular del Chile actual. Ver tres de los videos que realizamos: (11/6/2014) “Fenapo acampa en el Mapocho” https://www.youtube.com/watch?v=2S4Kb7Ax94o&list=UUW8tyiv9UHCeRueuTP8x9zA (29/6/2014) “Foro x Educación Otra: CONFECH ACES” FENAPO”https://www.youtube.com/watch?v=g_KpF9oCJVU&list=UUW8tyiv9UHCeRueuTP8x9zA (24/6/2014) “MPL en Acción Directa (FENAPO)” https://www.youtube.com/watch?v=gKlze1oc7Zo&list=UULOOkFKcVrg74MPEkhAnZTg 52

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introducir esos recursos al flujo de la construcción y luchas populares en marcha. Al mismo tiempo, en el MPL intentan disputar al estado los espacios decisionales que debiesen poder permitir manejar autónomamente la disposición de esos recursos. Esto, sumado al hecho de que, muy en sintonía con otros movimientos antisistémicos del mundo, han podido empezar a alejarse del viscoso y tentacular modo del capitalismo al darle centralidad a la creación de habitares y unidades productivas que se orientan tanto a la no mercantilización como a la franca desmercantilización de las diversas relaciones de producción, material-energética, laboral-comercial, educativa-investigativa, etc. Y en este norte, o sur, como ellas y ellos dicen, la autogestión comunitaria de nuevo tipo y cuño cooperativista, es la dinámica que más claramente se está presentando como fuente de construcción de alternativas históricas por parte de los movimientos antisistémicos con preocupaciones utopísticas. En palabras de la dirigenta Claudia Pacheco: “La autogestión es la madre de todas las batallas”. (Comunicación personal, 2012).

Finalmente señalar, que esta manera de concebir la autogestión, es cierto, acerca la misma al borde de las prácticas de intervención social, en tanto que se dan en parte desde la institucionalidad, y en tanto que operan sobre territorios que no son habitados solo por integrantes del MPL, o a veces incluso en donde el MPL no cuenta con asambleas de vivienda. Sin embargo, el borde está en que se trata siempre y en cada caso, del mismo proyecto, el proyecto de la clase popular, tal como bien nos lo señaló Henry Renna al decir “es que no es intervención porque somos los pobres decidiendo nuestro destino, aquí la conducción no la hacen otros, la hace la clase (Comunicación personal, 2013). De hecho, esta orientación ya queda implícita en las definiciones del primer Congreso, cuando señalan, refiriéndose a la historia de las luchas del pueblo chileno en general: “Debemos confiar en ese instinto popular que durante años nos ha hecho salir adelante.” (MPL y CESCC, 2008: 5). Lo cual los faculta para autogobernarse y autoeducarse rompiendo la pauta desmovilizadora de los aspirantes a directivos que tanto ha hecho por conservar el, hoy en crisis, sistema mundial capitalista.

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Cifras del 2011.

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Capítulo 2 Análisis de Entrevistas y Conversatorios del MPL-Franklin. Constatando la Identidad Consensual del MPL:

“Las asambleas autogestionarias del Movimiento de Pobladores en Lucha en Santiago Centro le hacen justicia al espacio: Es la reutilización de las sobras urbanas, del rastro que dejó la historia del desarrollo en la ciudad, es la recuperación de la ciudad abandonada por el rico, y construida por el pobre, quién vuelve a reclamar lo suyo, y quién no pide favor alguno para hacerlo.” Rhonny Latorre Militante “Para nosotros, los pobladores de Santiago, esta acción de ocupar y recuperar suelo de nuestra ciudad es un acto de justicia y rebeldía. Justicia por que la ciudad debe ser de los que aquí nacimos; de los que día a día con nuestro trabajo la hemos ido forjando. Y de rebeldía porque nos rebelamos frente a un Estado que ampara al capitalismo en sus políticas promoviendo la mercantilización de la vivienda, de la educación, de la salud y de todo lo que encuentra a su paso.” Héctor Rodríguez Dirigente “En definitiva estamos diciendo, que no podemos caer en el error de la vieja izquierda que pensó transformar el mundo sin transformar la vida. (…) No podemos tener o pensar tener una sociedad democrática si en nuestras relaciones personales somos unos autoritarios de mierda, no podemos pensar tener una sociedad igualitaria si reproducimos las relaciones patriarcales dentro de nuestra organización. Entonces nuestra lucha es una lucha por transformar la vida, antes que el mundo. Por transformar las relaciones sociales, y eso implica también una transformación de la concepción del poder, no hay ningún poder que tomarse, el poder hay que construirlo. (…)Y eso implica también otro cambio epistemológico que es pensar la revolución de modo distinto, no pensarla desde un hito, esto no es la toma de la bastilla, es una construcción del presente, una construcción permanente, y la revolución en ese caso no está ligada indefectiblemente al estado, sino más bien está ligada a nuestra propia vida. Y ahí es donde nosotros decimos mira hay que revolucionar la vida, por eso hablamos de una revolución urbana, hay que revolucionar la ciudad. Y esa nueva concepción del poder implica un poder-hacer. Y creo que la mayor riqueza nuestra es comprender que lo fundamental está en el poder-hacer de la organización y de la gente.” Henry Renna Militante “Vamos despacito, pero vamos a la cumbre, vamos a la cumbre y eso es lo principal” Claudia Pacheco Dirigenta

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1) Nota preliminar

De lo que aquí se trata, es de presentar y analizar una serie de datos que permitirán constatar el mecanismo explicativo respecto a la pregunta de investigación que funda esta tesis, a saber: ¿Cómo ocurre el proceso de configuración de identidad consensual en una asamblea del Movimiento de Pobladores en Lucha?, teniendo como trasfondo la pregunta por las posibles salidas de la encrucijada que hoy viven los movimientos antisistémicos de cara a la crisis civilizatoria del mundo moderno. Y la respuesta, el mecanismo generativo, es que esto ocurre en el proceso de transformación en la convivencia en torno al proyecto común del MPL, cuyas características centrales son las de ser popular, asambleario y autogestionario constituyente y utopístico, como ya señalé. Proceso en el cual la ampliación del involucramiento en la dinámica hibrida-centrípeta de la militancia de nuevo tipo, impulsa la transformación en dirección congruente y convergente al proyecto común del MPL. Entonces, si efectivamente este es el mecanismo generativo que va consensuando una identidad común entre los miembros y las asambleas del MPL, uno debería poder deducir de ello una serie de otras experiencias que permitan constatar tal mecanismo explicativo. En este caso esas deducciones posibles son encaradas a través de explorar discursos reveladores de la transformación personal vivida en el proceso de involucramiento diferencial de una muestra de integrantes de la asamblea del MPLFranklin, los que fueron recogidos en una serie de entrevistas y conversatorios. Si hay un proceso de generación de pertenencia, de membresía e identidad, este surge de la continua transformación personal-social de los miembros de una comunidad en concordante mutuo acoplamiento y coderiva, por ende se podrá constatar el modo de surgir de la identidad consensual presentando distinciones cardinales de los procesos de cambio en las historias de vida de los sujetos consultados. Los discursos fueron agrupados en cuatro categorías, y en torno a los cuales aquí haré un análisis de contenido (Bardin, 1996) relacionándolos con los marcos epistemológico e histórico de esta investigación a modo de trasfondo de distinciones posibles desde donde considerar la encrucijada civilizatoria actual como problema de fondo. Sin duda se podrían buscar otras maneras y aún otras deducciones posibles, pero nos parecen estas satisfactoriamente mínimas y necesarias para responder la pregunta siguiendo el método científico del modo antes señalado. Evidentemente el cambio personal no ocurre parejo, sino que se da según el espacio psíquico de cada persona y según también el grado de involucramiento en que se va comprometiendo con las tareas y el horizonte del movimiento. Además, no todos se transforman en congruencia con el proyecto, algunos lo abandonan, y otros se involucran lo menos posible, quedándose apenas en la lucha por la vivencia, lo cual sin embargo no cambia el hecho de que el proyecto común del MPL, con tenciones y contradicciones de por medio, aun así es operativo, cumple con las condiciones para existir como tal, y es de echo su operar el que ha permitido la conservación e incluso la ampliación del movimiento, sean cuales sean los números estadísticos de este proceso. Es desde este enfoque, que para esta tesis el hecho de si el MPL-Franklin logra su solución habitacional o no, pasa a un segundo plano respecto a la pregunta planteada, pero es oportuno señalar que a la fecha (mayo de 2014), celebrando la asamblea su tercer año de vida, las conversaciones políticas y técnicas siguen avanzando en la dirección deseada por el MPL, así, se consiguieron ya los subsidios, y de hecho el saliente gobierno de Sebastián

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Piñera, decidió vender a precio fiscal una de las dos casonas, Esperanza, lo que constituye, en términos de la asamblea, un gran éxito tanto social como político. 2) El material empírico y su análisis de contenido Los discursos aquí recogidos para análisis se escogen pues dan cuenta del proceso de cambio personal que resulta convergente con la realización y conservación de la matriz relacional, que en tanto proyecto común, va configurando dinámicamente la identidad consensual del MPL54. La muestra incluye el contenido de cinco entrevistas a dirigentes, militantes-dirigentes y miembros de la asamblea del MPL-Santiago Centro. Son dos asambleístas; dos dirigentes y un dirigente militante. Los dos dirigentes habitaron en Inmuebles Recuperados por Autogestión de la RED IRA. La muestra también incluye la transcripción de dos conversatorios con habitantes de dos Inmuebles Recuperados; Casona Protectora y Casona Esperanza. El primero contó con cinco personas, el segundo con siete. Aquí aparecen los discursos de ambas fuentes ordenados por categorías, no por persona.

2.1) Hacia la confianza y el sentir de pertenencia al MPL. 2.1.1) “Yo les tengo fe, siento que lo que están haciendo es de verdad no es cuento, yo al principio dudaba, pero yo estoy convencida de que no es cuento de que… de que ellos sin interés de por medio -porque ellos no ganan nada ayudándonos a nosotros-, la gente que es dirigente de nosotros en este momento no tiene ningún beneficio, bueno más que don Héctor que también él está postulando a su casita como todos pero las demás personas lo que es el Henrry, los otros niños.” -En este fragmento, no sólo se constata la confianza que llega a sentir un miembro de la asamblea, sino también uno de los fundamentos de la misma, el hecho, que les resulta inspirador a la mayoría, de que dirigentes y militantes hacen lo que hacen por convicción, y sin esperar nada a cambio. Siendo, como se dijo ya, que la inspiración es uno de los combustibles del involucramiento.2.1.2) “Yo al principio no le tenía mucha fe al MPL y de a poquito me empezó a convencer a convencer y es que yo he visto que a la gente de Peñalolén si les resulto ¿por qué no a uno?, yo les tengo fe, en estos momentos yo les tengo fe que si existe la esperanza de tener lo de uno y en menos tiempo de lo que a ellos le costó.” -Aquí es posible distinguir que la dinámica de confiar se va dando, en general, como resultado de un proceso, no de inmediato, y esto desde el sentirse acompañado en el 54

Recordando, el cambio personal convergente se distinguirá a través de cuatro ámbitos: 1) Hacia la confianza y el sentir de pertenencia al MPL; 2) Hacia la ampliación del involucramiento en el proyecto común popular; 3) Hacia la ampliación de la conciencia política popular; 4) Hacia la ampliación del crecimiento personal y la autoformación popular.

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problema y en la búsqueda de solución. Esto si bien, se da aquí en un ámbito que tiene que ver con el, legítimo, deseo personal de obtener la vivienda, y no aún en relación a la Vida Digna o a la lucha antisistémica. 2.1.3) “Por que al principio no creí mucho y dije: ¡ah, uno más!. (…) Claro, ellos vinieron varias veces, con ímpetu, con fuerza: “vamos chiquillos, ustedes pueden, juéguensela, si esto se puede hacer”. Me convencen de participar y ver que hay otros comités en otras comunas que tienen las mismas necesidades que nosotros. Lo encuentro genial, o sea, estamos todos en la misma porque… creo que una marea grande puede dar susto y eso.” -Es posible distinguir en estos dichos, algo muy revelador respecto al estado psíquico al día de las capas populares, una desconfianza profundamente asentada producto no sólo de la memoria histórica, sino de la experiencia personal de ser reiteradamente manipulado en vida por agentes del sistema, y o abusadores de ocasión, quienes sí buscan ganar algo movilizando o esperanzando a las personas. También resalta la conciencia de clase, de descubrirse en una situación común, y de que una acción común es lo que podría engendrar los cambios deseados.2.1.4) “Entonces yo pienso que la relación que se ha ido dando es buena o sea la gente va entendiendo de alguna manera que somos una familia ¿ya? Yo siempre he intentado de alguna manera decirle a la gente de que el día que tengamos nuestra solución habitacional vamos a ser vecinos hasta el día que nos vamos de acá, entonces es bueno que ya de ahora empecemos a tener una relación entre nosotros porque si ya nos juntamos aquí no nos vamos a separar más, entonces intentemos que si vamos a estar juntos tener una muy buena relación y yo creo que la gente de alguna manera lo ha ido entendiendo.” -Aquí se distingue la consciencia de que el proyecto va más allá de la propia casa, se trata, al menos, de fundar una comunidad con la que se cohabitará indefinidamente, y que para ello es preciso refundar los modos relacionales que permitan una fraterna convivencia. Pero es desde este estadio, como punto de partida, que el MPL intenta avanzar paralelamente en la autogestión de educación y bienestar popular como fundamento y horizonte en torno a su proyecto común. 2.1.5) “Yo voy a hacer esto pero es por mí, para mi familia, de repente cacho, no es así, o sea tu no estai pensando solamente en tu familia, sino en todas las personas que viven alrededor tuyo más todas las que están incorporándose o como te dijera, es como el MPL… es la familia, es la familia de todos… es como que nos juntó, porque aquí en Santiago centro la mayoría de la gente piensa en sí misma” -Si bien aquí se pueden distinguir elementos pertinentes a la categoría del crecimiento personal y del involucramiento, resalta la idea del sentido de pertenencia como algo que ocurre de pronto, inesperadamente, y que se describe como sentirse parte de una familia. Al mismo tiempo nos habla de la psique del individualismo, que junto a la desconfianza, tienen aún honda presencia en el habitar de los sectores populares luego de 40 años del cotidiano bombardeo epistémico propio de la guerra psicológica neoliberalista del EstadoMercado.-

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2.1.6) “Gracias al MPL que estamos todos bien… estamos sanos” “Aquí vivimos más juntitos así” “Como más de piel” “Es que son todos una familia… acá nos pasó eso”. -En esta serie de comentarios de uno de los conversatorios, se puede distinguir tambíen el sentido de pertenencia bajo la metáfora de la familia, sintiendo cercanía y disfrute de la cercanía corporal-relacional. Al mismo tiempo, es posible distinguir un criterio importante de lo que para las asambleas hace deseable al MPL, se lo vive como algo “sano”, algo que resulta saludable y hasta medicinal, en el sentido de hacer florecer diversas relaciones de bienestar. Algo que sobre todo agradecen por ser el espacio psiquico en que se están criando sus hijos.2.1.7) “La verdad de las cosas que yo no he visto ni una cosa mala, puras cosas positivas, eso es lo principal, por eso estamos contentos y feliz po. Imagínese estuviéramos, estaríamos cómo, uno por acá, el otro por allá ni nos miraríamos pero lo principal que aquí estamos feliz y contento gracias a Dios” -Esta entrevista se registró al comienzo del proceso, y evidentemente han surgido diferencias, discusiones, enojos, sin embargo, sus propias normas les han permitido reorientarse a lo que para ellos y ellas mismas es lo central de la convivencia en un IRA, y que aquí aparece como el estar genuinamente juntos, el verse, tener presencia para el otro en la relación, eso es estar unidos.2.1.8) “Estoy tranquilo gracias a dios porque este es un buen sitio, todos son amigables, no hay diferencias de género ni son racistas que traten mal a los extranjeros (Es peruano) …para mi todos abrieron las manos, todos con cariño” -El MPL en sus asambleas ha hecho siempre énfasis en tomar conciencia de que el pueblo pobre no tiene fronteras, y a pesar de que en ellas uno escucha a veces comentarios chovinistas, en Casona Esperanza convivieron chilenos y peruanos sin tener nunca un problema de índole racista. En este sentido, lo dicho aquí es muy revelador del espacio psíquico logrado en este IRA, y el cual se conserva hasta la actualidad.2.1.9) “Hasta ahora yo pienso que sí, nos sentimos, como se dice, un pilar más de la torre” -En respuesta a la pregunta “¿Se sienten del MPL actualmente?”, esta persona no solo contesta afirmativamente, sino que lo hace desde el “nos” comunitario, y ocupa una metáfora del mundo de la construcción, que también habla del ser un sujeto colectivo, que entre todos, sostienen el proyecto común.-

2.2) Hacia la ampliación del involucramiento en el proyecto común popular. 2.2.1) “O sea son todos elementos que nosotros los vamos internalizando en la familia, que es casi un ejercicio pedagógico (…). Nosotros efectivamente creemos que es necesario un 155

proceso de involucramiento mucho más profundo y que es justamente ese proceso de involucramiento lo que va a hacer sustentable ese proyecto habitacional en el tiempo (…), una regeneración de nuestro pueblo, de sus hábitos y de sus prácticas, es lo que nos permite y nos da esperanza para pensar en que ese proyecto habitacional sea una población de nuevo tipo”. -En este fragmento de entrevista, el militante Henrry Renna, señala explícitamente, como otros de sus compañeros, que el proceso de involucramiento es el aspecto cardinal para ir generando poder popular en forma de organización, y hacerlo de tal manera, con tal autonomía, que se camine hacia el horizonte de la población de nuevo tipo, como símbolo del habitar propio de la Vida Digna en el proyecto popular del MPL. Por otro lado, al comienzo, él también señala la naturaleza pedagógica del trabajo cotidiano en la asamblea, el que ocurre en torno a la construcción social del hábitat, en lo que en esta investigación se ha llamado un proceso de mutua transformación en la convivencia, y que es donde ocurre el proceso de generación de identidades consensuales.2.2.2) “Pero desde que me metí ahí al grupo como que me empecé a involucrar más, a averiguar más y como que me gusta más po.” -La palabra involucrarse, es usada también por miembros de las asambleas. Queda aquí esbozada, la naturaleza gradual de la dinámica de transformación en la convivencia por involucramiento, y sobre todo se destaca en el discurso el motivo emocional de la preferencia: le gusta más. Hay múltiples maneras y motivos desde y en las y los que uno puede involucrarse con el MPL, pero el proceso ocurre como un flujo relacional orientado por emociones y preferencias, del cual iremos mostrando extractos, indicios.2.2.3) “La gente que ha participado más es la gente que de alguna manera ha creído el cuento de que nos podemos quedar acá en Santiago” -En esta apreciación de un dirigente, es posible notar uno de los motivos de fondo posibles para involucrarse, que puede darse paralelamente y hasta entrelazado con otros, el que como la lucha es primeramente por no ser expulsado, por habitar en su comuna, los pobladores del MPL se atreven a pensar que sí lo pueden lograr, o que al menos vale la pena luchar por ello. Lo cual se convierte en energía constructiva e insurgente para el flujo del movimiento.2.2.4) “A lo mejor no consiga mi casa estando ahí, a lo mejor nos demoremos años, ni Dios lo quiera, pero aunque no lo consiga quiero seguir ahí y ayudar en lo que pueda igual po, seguir en la lucha, por qué me gusto.” 2.2.5) “Cuando ya a lo mejor… eh, si no resulta a lo mejor se van a ir todos, pero yo no, yo pienso seguir ahí, resulte o no, me gusta, pienso seguir ahí en el grupo.” -En estos dos discursos, también se distingue algo clave respecto a la emoción y las preferencias como fundamento, de nuevo aparece el gusto como un porque, un motivo. Y el que se señale que ya no se está luchando sólo por la propia casa, permite distinguir un alto índice de involucramiento en el que se encontraría el emisor del discurso según el mismo. 156

Y es revelador del sentido de dignidad que despierta la lucha social como trabajo de liberación propio que luego se quiere expandir ayudando a otros, adquiriendo así las connotaciones más altruistas de la mística épica popular. – 2.2.6) “Personas que ya tienen su casa están ayudando a otros para obtenerla, siguen ayudando a otros para… de hecho la otra vez en Veredicto vi el caso de un matrimonio así que la mujer lo demandaba porque le estaba dedicando mucho a la gente, estaba tratando de tener su casa, la mujer le decía: Si nosotros ya la tenemos porque seguí metió en eso. Pero es que así como a nosotros nos ayudaron yo quiero ayudar a la gente, le dijo, o sea, es bonito lo que quiso hacer el hombre.” 2.2.7) “Y es bonito, es bonito que uno en agradecimiento siga ayudando a esas personas. Porque están agradecidos porque… Yo siento que lo hacen porque un agradecimiento infinito que tienen con la gente que los ayudo a ellos, porque ellos viven dignamente actualmente y eso es lo que agradecen, ellos no están agradeciendo una mediagua, están agradeciendo su casa que es una gran diferencia, yo siento eso que por eso ellos lo hacen.” -En los anteriores fragmentos queda en evidencia otra fuente de inspiración que ha ido alimentando el despertar del deseo de involucrarse con el proyecto del MPL, la gratitud, gratitud no solo por una casa sino, por una casa digna, en una comunidad digna, la que devuelve a sus habitantes una dignidad escamoteada por la opresión de la pobreza.2.2.8) “porque es como lo más esencial que uno necesita como para vivir, tener una casita para sus hijos, y de ahí seguir luchando, por seguir no sé, por tener una salud, una educación.” 2.2.9) “La lucha es la que hacemos todos los días, es ir, pedir, solicitar entrevistas, pedir mesas de trabajo y cuando no funcionan, movilizaciones.” 2.2.10) “casi en todas (las actividades), las que puedo he ido; las manifestaciones, a todo. He participado en las rifas, en las ventas de cosas.” -Bajo estas expresiones, subyace la idea de que una vez en marcha el proceso de involucramiento en la lucha por la casa propia, la toma de conciencia de las propias y comunes condiciones materiales van revelando la importancia de la lucha social per se, y que esta reviste diversas formas, desde la ayuda mutua a la marcha.2.2.11) “igual que hiciéramos como así como relaciones sociales, conocer, ir a las casa de las vecinas, que dos vecinas se junten sin que sean amigas, a tomar once, a decirse no sé po; “oye tu problema, mi hijo, mi hermano, pucha que estoy mal, pucha que estoy bien” 2.2.12) “Cuando nosotros recién llegamos a la asamblea, llegamos todos calladitos, escuchábamos lo que había que escuchar y nos íbamos derechito pa la casa, sin comentario a nadie ¿te fijas? Porque nos encontrábamos así como ajenos al cuento, estábamos en algo nuevo, entonces ahora la gente ha empezado a conocerse, ha empezado a saber qué es lo que pasa con uno, que es lo que pasa con” 157

-Aquí podemos distinguir como el proceso de involucramiento se entrelaza con la praxis social del convivir, el involucramiento vía tareas se profundiza y complejiza al irse encontrándose involucrado con las personas, y deseando ampliar ese involucramiento, ese mutuo concernirse por la situación de unos y otros.2.2.13) “El trabajo de dirigente tiene muchas ingratitudes sin embargo también tiene esas satisfacciones de poder ayudar y eso es lo que me mueve, lo que me tiene en este momento en el MPL. (…)Y yo pensé y dije: Bueno yo estoy pidiendo ayuda y aquí me encuentro con unos cabros jovencitos (…), que no le están pidiendo ayuda a nadie, ellos están prestando ayuda y yo que soy ya una persona que tengo ya mis cuantos años estoy viniendo a pedir ayuda cuando yo tengo mis manos buenas, cuando yo tengo mi cabeza buena, cuando yo tengo fuerza todavía pa luchar, entonces por qué no yo ser un dirigente y luchar a la par con ellos e intentar buscar una solución para el grupo que representamos y aquí me tiene.” -En este decir de un dirigente, queda en evidencia el que quizás sea el motor principal del involucramiento en su dimensión militante, ya no moviliza un sentir de gratitud, sino el sentido de dignificación que despierta participar en la lucha social, con todas las penurias que implica, y que es vivido aquí por el emisor como un paso a dar que para él, es inexcusable mientras tenga “fuerza”, como la tienen estos “cabros jovencitos (…), que no le están pidiendo ayuda a nadie”,2.2.14) “Cambiar la población, ya que no se vea tanta droga sino que se vean más niños jugando… no más personas alcohólicas, gente trabajando.” 2.2.15) “Y apoyar a todos los demás que vengan después de nosotros… y nosotros tenemos nuestra casa apoyar a los que vienen después, ayudarlos así como también a nosotros nos dieron la mano” 2.2.16) “Mira yo pienso que si Rhonny y Henry pueden ayudar, nos pueden ayudar a nosotros sin nada a cambio, nosotros podemos seguir haciendo lo mismo. Nosotros no nos vamos a quedar ahí por tener nuestras viviendas, vamos a seguir luchando por los demás, por la gente de fase 1, tratar de igual buscarles soluciones y tratar de ayudarlos lo más que se pueda” -En estos discursos distinguimos distintas respuestas a la pregunta de para qué seguir luchando; para ir construyendo el propio hábitat social del modo que desearían que fuera, para apoyar a otros en la misma situación que vallan llegando después, por inspiración y gratitud. Y en el comentario que viene a continuación, aparece de plano un por que de alta moral, simplemente por justicia.2.2.17) “Yo creo que sería lo más justo, seguir ayudando más gente no más” 2.2.20) “¿Antes a mí no me daban ganas de hacer nada aquí po (En la Casona), igual me sentía como incómoda, pero ahora no po, ahora a mí me da ganas, hago el aseo (…). Se hace porque le nace a uno y sabe que quiere tener más bonito, aparte que a uno le dan ganas de hacerlas…”

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2.2.21) “Yo creo que nosotros también, que a lo mejor antes de entrar acá también decíamos ay no quiero ir, o que no quiero esto, pero acá en el momento que ya estamos acá es diferente… cada uno… a mí, yo varias veces dije ay no quiero ir a la reunión o no quiero hacer esto, y acá es diferente porque acá se hace todo en conjunto” -El trabajo de cohabitar un IRA puede llegar a ser extenuante, más allá de la rehabilitación del inmueble, está el trabajo implicado en la dimensión de “institución rebelde” que implica conservar la coordinación organizacional y tener todo impecablemente presentable y operacional. En los dos discursos previos se distingue el proceso de paulatino acoplamiento al nuevo ritmo de vida asumido, y asumido desde si, por el gusto de hacerlo, y por el gusto de compartirlo en comunidad mientras se lucha por la vivienda y vida dignas.-

2.3) Hacia la ampliación de la conciencia política popular. 2.3.1) “Luchamos por la vivienda en tanto luchamos por un proyecto político. se trata de politizar esa necesidad (de vivienda). Tomarla y proyectarla a un proyecto de liberación mucho más amplio. Y de ahí nuestra consigna de que nuestro sueño es tan grande que no cabe entre cuatro paredes. Y el techo no es el final sino el comienzo, la lucha por la caza es el comienzo. De la gran lucha por la vida digna.” -Con la claridad de un experimentado militante, aquí el emisor nos señala el sentido político profundo del proyecto del MPL, la casa es un derecho básico importantísimo, pero, es casi una excusa, es un comienzo, para despertar la conciencia de la necesidad de levantarse y luchar por el sueño de un mundo otro, más allá del capitalismo.2.3.2) “Y cuando empecé a meterme ahí al comité, me gusto porque me gusta la lucha, me gusta, como que me abrieron los ojos porque uno siempre está esperando a que alguien nos ayude de repente, esta como ciego en este país uno.” 2.3.3) “La primera reunión como que me abrieron los ojos me hicieron pensar que si po que tienen razón en todo lo que dicen los chiquillos, tienen razón en cómo vivimos, como está este país, por la desigualdad que hay po…” -En estos decires de miembros de la asamblea se distingue, por un lado, una toma de conciencia política social que implica abandonar el peticionismo y asumir la propia autonomía autogestionaria como motor de cambios. Y por otro lado, se distingue una concientización sobre sus propias realidades populares que son también realidades nacionales. En ambos casos se utiliza además la metáfora de un sujeto que abre a otro los ojos, e implicando con ello no tanto el proceso de “despertar” por algo externo que interviene, tanto como el hecho que los ojos que llegan a ver aquello son los propios ayudados por alguien que está señalando, y enseñando con el ejemplo.2.3.4) “Eh… yo nunca, por ejemplo nunca habría pensado en lo político porque nunca me ha interesado pero desde que me metí ahí al grupo como que me empecé a involucrar más, a averiguar más y como que me gusta más po.”

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-Una vez más, el involucramiento aparece como la dinámica que moviliza, en este caso desde la conciencia de la necesidad de la lucha por la vivienda, hasta la conciencia de la deseabilidad de conocer e involucrarse en los asuntos políticos.2.3.5) “No, nunca me intereso nada de eso, como que ahora recién estoy despertando de la política, de que se trata, como que me gusta, como que voy más con la izquierda ahora por lo que he escuchado, por lo que he visto.” -Aquí directamente se ocupa ya la metáfora del despertar, aparece como un ir abandonando el sueño de no saber de qué se trata y en que le afecta la política, así como descubrir que puede ser grato involucrarse en ella. Y descubrir que uno se posiciona según lo que escucha y sobre todo por lo que ve. Y en este caso, lo que ve una pobladora de Franklin involucrada con el MPL, son las condiciones de opresión y explotación en que vive sumergida la clase popular en general.2.3.6) “Como ellos nos hicieron ver a nosotros, el que… Nosotros nunca reconocemos que somos pobres, uno siempre, uno piensa que ser pobre es como vivir en la calle, siendo que no tenemos casa a lo mejor, no tenemos una buena educación, pero uno nunca reconoce que uno es pobre, entonces yo creo que como que me hicieron ver que yo si soy pobre y yo necesito tener mi casa, necesito educarme, necesito educar a mis hijos, pensar en un futuro, no pensar en una casita, como que en cuanto a eso me abrieron los ojos, como que yo me conformaba, vivía como el día a día, o el mes a mes y llegue ahí buscando no se po mi casita, pero ellos me hicieron ver que la casa no es lo más importante, que tenemos que aspirar a mucho más allá, educación, salud y bien tener una buena casa, no una casita, ¡una casa!. Yo creo que es por vergüenza no sé, pero la realidad es que la mayoría de las personas que vivimos acá somos pobres po, gente allegada, que trabajamos (…), pero como que uno de repente no reconoce eso, yo creo que eso le falta a la gente reconocer que son pobres y que necesitan, necesitan mucho más que una casa.” -En este largo fragmento, aparece una cuestión crucial que atraviesa la historia de las dificultades vividas por todos los movimientos antisistémicos, lo fundamental que es para la lucha antisistémica el que las personas reconozcan su condición de clase, en este caso, la clase popular, sujeta a la pobreza y la discriminación. En el MPL me topé en varias ocasiones con este tipo de “despertar”, el cual una vez realizado alienta un deseo de involucramiento que pareciera no conocer vuelta atrás. Es la condición de posibilidad para desear ya no la casa digna, sino la vida digna, y aún, la mera lucha antisistémica, a sabiendas que no se sabe si se llegará a ver los resultados de esta. Es lo que podríamos llamar, la medula de la desalienación moderna.2.3.7) “es harta la diferencia lo que el Hogar de Cristo está entregando a lo que nosotros queremos como grupo.” -Aquí queda de manifiesto la toma de conciencia respecto a la naturaleza política del proyecto común del MPL, en el cual la famosa “llave en mano” no tiene cabida como fin del proceso, sino apenas como una etapa dentro del mismo. Así mismo, se trata de conseguir una vivienda digna, no una media agua o soluciones temporales, y de hacerlo no como cuestión de dadivas sino luchando, y junto a otros.160

2.3.8) “Ellos de alguna manera representan la nueva izquierda ¿Por qué la nueva izquierda? Porque ya no son los tradicionales izquierdistas que nosotros hemos conocido toda la vida son distintos, son abiertos, son horizontales en su toma de decisión (…) estos comités para la vivienda digna no los llevan con ningún engaño, no los llevan obligando a nadie a que crean la propuesta política de ellos, los llevan con la intención de encontrarles una solución y cada cual es libre de determinar frente al movimiento si sigue siendo simpatizante o militante de la propuesta política.” -En las palabras de este dirigente, se distingue una aguda conciencia histórica de lo que implica el trabajo del MPL, tanto su horizonte como sus medios. Se distingue aquí conciencia del proceso de involucramiento como un eje fundamental que se da siempre desde sí, pero apostando por la co-inspiración que resulta en la praxis autogestionaria de la lucha por vivienda digna.2.3.9) “pero nosotros habíamos tenido también la dictadura, entonces la gente acá también po se despolitizo y empezó a creer el cuento que las cosas eran en forma individual. Entonces acá nos hicieron creer que la forma individual era la forma de negociar, nos hicieron creer que el mérito individual era el que el empleador favorecía.” - Se puede distinguir aquí otra dimensión del proceso de desalienación, en la forma de un darse cuenta que, “las cosas” no siempre fueron así, que el origen histórico del actual individualismo arranaste está ligado al neoliberalismo impuesto en dictadura, y que la forma de conseguir resultados en la lucha social es la inversa, la manera colectiva, comunitaria.2.3.10) “yo creo que hasta la fecha, todavía la gente está en desamparo entonces por eso pienso que todo lo que es organización ya sea sindical, ya sea social yo pienso que es válido apoyarla y provocar el cambio de mentalidad de la gente para que la gente al pensar distinto, al pensar que la organización es fuerza, pueda hacer que haya un cambio en las esferas estatal, en los futuros gobernantes que les damos que sepan que lo social es tan importante como el capital porque sin la mano de obra de nosotros los pobladores ningún país se mueve.” -En esto aparece con claridad tanto una conciencia de la situación nacional, de la necesidad de organizar todos los frentes de lucha, y de precipitar un cambio psíquico en la mentalidad de las personas. Así como la conciencia de que, en tanto sin los trabajadores no habría riqueza, el derecho a la ciudad, y a crear autónomamente una vida digna, no son dadivas, son derechos, y unos por los que vale la pena luchar.2.3.11) “La política te ayuda mucho porque obviamente en Peñalolén se han obtenido muchas cosas gracias a que Lautaro es concejal… y si acá en Santiago se logra hacer algo parecido igual vamos a tener muchos más beneficios y vamos a estar al tanto de todos los beneficios que podemos lograr como pobladores que de repente uno no tiene los conocimientos y como no tenís nadie cercano que te vaya diciendo queda ahí no mas”

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2.3.12) “La política, pa mí son personas que vienen pa acá a hablarte con grandes aspiraciones de trabajo, mucha plata y no hacen nada, eso pa mí son los políticos y mas bla bla. Pero pal propósito que nosotros tenemos, pa que entremos en el gobierno y nos escuche de verdad, es un concejal que en los concejos, valga la redundancia, apunte el tema. Entonces si me parecería bueno.” -En los dos anteriores fragmentos, aparece una conciencia política que va más allá de la mera política social propia de muchos movimientos actuales, se distingue la apertura a la participación y disputa del poder en el espacio del Estado (pero no solo de él). Lo cual es todo un avance respecto a la formación política de la clase popular en el Chile actual, que en gran medida desconfía de ese ámbito, ya que luego de siglos de desilusiones no cree sea posible disputar en ese terreno de un modo congruente con el proyecto popular. No pocas personas de la asamblea despiertan a la política como lucha social, pero, en un comienzo, no quieren saber nada de partidos políticos, aun cuando salgan de sus propias filas los candidatos.2.3.13) “Nunca me he ido por un partido político en especial, hasta ahora muy poco, me consideraba apolítico, siempre me supe de izquierda, me reconocía como de izquierda pero apolítico, sin militancia. Ahora, de alguna manera a mí me simpatiza mucho lo que hacen estos chiquillos, estos chiquillos están impulsando un nuevo partido, el partido Igualdad, de hecho yo ya firme la planilla de Igualdad y de alguna manera a través del tiempo ya cuando ellos legalicen todo esto me gustaría ser partícipe del partido. Pa mí es importante que nosotros los pobladores tengamos voz entonces pienso que Igualdad nos va a dar esa oportunidad por eso que los apoye.” -Según lo que antes señalé y lo que en este discurso se dice, podemos distinguir una muy profunda transformación en la conciencia política de un miembro del MPL, que ha aceptado no sólo el horizonte social y político del movimiento, sino también su herramienta política estatal. Proceso que sigue en marcha ganando adeptos que se dan cuenta que en el movimiento social es posible luchar sin, contra y desde el Estado.2.3.14) “(El partido) Igualdad es herramienta del pueblo, eh… es una herramienta realmente, es una herramienta de lucha, es una herramienta que nos va a permitir provocar un cambio en los gobiernos futuros.” - Y finalmente, a modo de ejemplo queda aquí en evidencia que en las asambleas del MPL se ha ido tomando conciencia de la naturaleza de Igualdad como herramienta de los movimientos, y que por ende no opera ni debe operar como mero partido político que reproduce la forma Estado (burgués) en su interior.-

2.4) Hacia la ampliación del crecimiento personal y la autoformación popular. 2.4.1) “Entonces cuando nosotros empezamos con los talleres de lectoescritura, eh… los talleres de formación popular, estamos buscando de cambiarle el ritmo de vida a la gente, sacarla no se po de la droga, de la calle, del alcohol, hacerles ver que hay otras cosas más importantes que llenan la vida.” 162

-Aspiraciones todos tienen, el asunto es que el MPL trabaja explícitamente por revivirlas y fortalecerlas, permitiendo comulgar los proyectos de vida con su proyecto común. Aquí el dirigente nos señala la dirección del empeño que hace el movimiento, con niños, jóvenes y adultos.2.4.2) “Yo he aprendido muchas cosas del MPL que a lo mejor nunca pensé que iba a saber y ahora mismo estoy haciendo un curso, he aprendido muchas cosas y he aprendido el compañerismo, antes uno luchaba por uno, pero ahora no, ahora luchamos por todos, la unión” -Como he señalado, la dinámica de aprendizaje en la convivencia, que va más allá de la enseñanza temática, es el eje de la línea pedagógica del MPL, y aquí distinguimos eso, las personas se distinguen transformadas en lo más íntimo, así como en el espacio de las nuevas habilidades que desarrollan.2.4.3) “Gratificante (experiencia de ser dirigente), buena por el hecho de aprender, por el hecho de ayudar a más personas (…). Entonces es un cambio de vida importante” -Llegar a ser dirigente implica una transformación grande, vital, como se señala en este discurso, desde el atreverse a hablar en público, hasta saber cuándo golpear la mesa en una reunión con autoridades de gobierno. Proceso que implica responsabilizarse por la autoformación en un elevado grado.2.4.4) “De que ya no decis a lo mejor no me va a resultar esto… ahora vai con la esta de que te tiene que resultar y te va a resultar” -En lo aquí dicho, aparece un elemento relacionado con un aspecto fundamental del proceso de aprendizaje de las asambleas y especialmente de los dirigentes, el que aprenden siendo “echados a los leones”, praxis que va cambiando aspectos psiquicos tan sutiles como el talante, la actitud, de los miembros del MPL. Me tocó acompañar el proceso de mujeres autodeclaradas tímidas, que se fueron convirtiendo en firmes guerreras a quienes no les temblaba la mano a la hora de pararse frente a alcaldes o carabineros.2.4.5) “Como vinieron unos hermanos uruguayos acá a chile eh… aprendimos mucho de ellos. Aprendimos, nos dejaron su experiencia, como hacían… como había sido el trabajo allá en Uruguay y de verdad que es bonito lo que hacen allá” -El MPL organiza continuamente encuentros con luchadores sociales de Chile y Latinoamérica, en los cuales participan las asambleas, dirigentes, militantes y colaboradores, todos aprendiendo de las experiencias de lucha y autogestión de todos.2.4.6) “podía trabajar solamente los sábados y domingo porque estaba terminando mis estudios porque los deje de lado por trabajo también, ahora este año termino el cuarto y pienso seguir estudiando y no quedarme ahí.”

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2.4.7) “Pero yo aspiro harto, tengo hartas metas que quiero cumplir o sueños y va mucho más allá de tener una vivienda como te decía.” -“No quedarme ahí” y “mucho más allá de tener una vivienda” reveladoras frases que nos muestran un asumido compromiso con la autoformación. Es parte de la identidad consensual del MPL el valorar altamente a aquella y a aquel que a pesar de trabajar explotado, cuidar la familia e involucrarse en las tareas de la organización, además encuentra la manera de crear tiempo para continuar educándose.2.4.8) “Eso me gustaría, realizarme como yo mamá en mi casa, yo mamá, esas son visiones propias. Yo más que la casa quiero mi sueño de crear mi familia, de verdad poder crecer con mi familia, con mis hijos, no ser la hija que tiene dos hijos y que vive con la mamá.” -Aquí vemos la conciencia del sueño de la casa como una posibilidad para realizarse y para “crecer” como persona, toda una matriz de autoeducación, no ya simplemente un bien material.2.4.9) “Porque una cosa era venirse a una casa tomada, ese era un punto, el temor y todo, ¿cierto? Pero la otra, era venirse a vivir con otras personas, no era venirse a vivir solos digamos” -En este y en los siguientes once fragmentos discursivos, se aprecia el proceso de cambio y acoplamiento a un inmueble recuperado por autogestión. Y como se puede distinguir en el discurso anterior, la gran dificultad no está en la ruinosa materialidad del inmueble, sino en la dimensión humana del cohabitarlo armoniosamente en el marco de un proyecto de corte comunitario y cooperativista. 2.4.10) “Si po porque igual es fuerte acostumbrarse. Era cosa de adaptarse” 2.4.11) “Al principio estábamos todos bien unidos, hacíamos todo juntos y que se yo, igual a mi si me costó ya, adaptarme un poco, pero siempre estaba ahí echando la talla que se yo pero ahora ya estoy más tranquila” 2.4.12) “Bueno, en el fondo como una experiencia súper bonita así, igual como le digo me costó adaptarme. Estar todos así en grupo, conversar, quedar de acuerdo de las cosas, igual yo como soy una persona así media… alterada, todo me parecía que como que todos me estaban así a mí… entonces ahora estamos más…. Ahora ya estoy más adaptada” -En estos decires de habitantes de un IRA, así como en otros abajo, resalta la idea de la adaptación como punto central, distinción que nos habla directamente de la dinámica de transformación mutua en la convivencia y en congruencia con la circunstancia.2.4.13) “Como teníamos que hacer todo así que a una le toca una cosa a la otra otra cosa así… entonces ahí pa mí era como que me están mandando, que era mi obligación y tenía que hacer… todo… me sentía mal, me daba rabia, ahora no po ahora ya… o sea, si ella me dice oye Carmen tenís que limpiar ahí, yo lo voy a hacer tranquilamente porque sé que tengo que hacerlo, pero antes me molestaba que me dijeran oye hay que hacer eso, o oye 164

hay que poner ese clavo, entonces a mí me daba rabia, ¿por qué ella me va a mandar? si no, na que ver decía, no pero ahora ya no, ya con el tiempo ya me adapté ya y estoy bien” -Estas palabras, cargadas de autoreflexión, nos permiten vislumbrar aspectos dolorosos del proceso de transformación personal, los cuales no se superarían sin una alta dosis de desapego reflexivo y disposición al trabajo y convivencia comunitaria.2.4.14) “Pa mi fue un cambio súper bueno porque yo vivía con mis suegros pero ellos trabajaban todo el día, mi pareja igual trabajaba todo el día, yo pasaba todo el día sola, me gustaba estar sola… tenía mi isla yo y acá, acá igual ha sido diferente porque acá busco a las chiquillas, ya no me gusta estar sola… yo vivo allá al fondo y paso acá adelante a cada rato.” -El cambio personal, y el aprendizaje implicado en el cohabitar un IRA, llega a tocar las entrañas más sutiles de la psique, de una manera que pueden cambiar aspectos tan íntimos y naturalizados como la tendencia a vivir solitariamente, tan enraizadamente en la cultura individualista propia del neoliberalismo.2.4.15) “A mí por ejemplo si me afectó… me cambió harto en algunas cosas, somos como más felices, parece que somos como más unidas…” -En lo anterior es posible distinguir una vez más como la vivencia de lo comunitario, señalado en términos de la unidad, es un elemento generador de bienestar, de seguridad, de alegría. Una vez que se va conviviendo, entre penas y alegrías, trabajos y recreaciones, una vez que se conoce y comparte la mutua intimidad, cada quien se convierte en algo más que sólo un individuo, en la relación se es un “algo más”, que se valora como una riqueza a pesar de todas las dificultades interpersonales.2.4.16) “Yo tenía harto problema con mi pareja allá donde vivía, hartos… ahora tengo pero son como solucionables, pero ya no…porque acá hay reglas y le guste a él o no le guste las tiene que cumplir… si no, las puertas están bien anchas así como estamos… por eso. Y habían otros problemas que eran de familia y aquí re poco, poco pasa… porque el tomaba harto antes, lo que toma aquí yo creo que ni es la cuarta parte… si es que acá adentro no se puede tomar” -Las reglas, consensuadas por la asamblea y en especial por los habitantes de un IRA, resultaron ser un elemento estabilizador de la convivencia, el cual si bien en algunos momentos a algunos no les gustaban, en otros momentos entendieron su deseabilidad y lo agradecían pues, los problemas se volvieron “como solucionables”. La mismísima tendencia al alcoholismo se vio, en este caso, si no superada, al menos satisfactoriamente morigerada, y esto sin mediación psicoterapéutica de ningún tipo.2.4.17) “Allá donde vivíamos él se encerraba en su pieza y estaba… aunque tuviera que clavar un clavo, por favor arréglame esto, no lo hacía, simplemente no lo hacía, no no tengo esto, no tengo… yo te lo consigo… no si para que andas molestando a la gente, si para que esto si para que lo otro, si al final igual vai a tener tu casa y las cosas van a

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quedar aquí… era para más menos estar un poco mejor, pero él no lo hacía, y aquí en cambio lo hace” -Las relaciones de pareja en los IRA resultaban cambiadas de modo espontáneo ( es decir sin intervención intencional), en el mero flujo de la convivencia, ya fuera por un sentido de genuina cooperación que nacía, o por vergüenza u otra emoción implicada, pero las personas fueron cambiando en consonancia con el proyecto común en muchas dimensiones que nadie atisbó previamente. Y claro en muchas otras no se cambió y la convivencia fue menos fluida aquí o allá, pero en lo fundamental fluyó hasta la actualidad, pues se conservó. Y estos aprendizajes, tendrán un presencia fundamental el día de mañana en que, si ganan su lucha, habrán de convivir juntos en su vivienda definitiva.2.4.18) “Que aquí todo se conversa, aquí por ser entre todos y todo… nada se hace de espaldas… eso lo que a mi antes me molestaba, me sentía como rara que había que estarlo ahí, no sé, entonces si yo le decía a ella, ella tenía que ir y decírselo a las demás entonces para mí era como no sé, que ella me estaba traicionando, era una cosa así… ahora no po… se que las cosas hay que hacerlas y lo que me digan es por mi bien… antes no, era porque me estaban atacando, me atacaban todas po” -El que “aquí todo se conversa”, es una regla implícita de la convivencia, que de hecho es la única forma de solucionar los problemas, muchas veces costó, y también dolió, pero finalmente, de forma periódica, siempre ocurrió. Nada fundamental podía quedar oculto en la relación, porque si no se conservaba un resentimiento que luego se manifestaba por ejemplo en tareas incumplidas o mal realizadas, las cuales tenían o podían tener consecuencias políticas hacia fuera, debilitando a la asamblea, lo cual fue uno de los grandes aprendizajes: todo tiene consecuencias políticas en la convivencia humana.2.4.19) “Importante, ha sido un cambio de vida” 2.4.20) “A uno le cambió la vida” - Consultados sobre como evalúan este paso de venir a vivir a la casona, de esta forma respondían muchos de los habitantes de las casonas. El por qué, ha ya quedado esbozado en todos los registros y reflexiones arriba presentados.2.4.21) “Una ayuda para ellos, porque hay algunos que no les gusta estudiar, mi hijo el más chiquitito… somos como el aceite con el agua, yo le decía estudia y él me decía no… y acá él tenía que venir a la escuelita, y a él le encanta cuando hay escuelita, y él me dice: mamá tengo que llevar todos mis cuadernos pa que me los revisen. Y ya sale de él, no es cosa que yo le tenga que decir” 2.4.22) “Los niños están felices, mi hija ha subido las notas, porque está más tranquila, porque tiene un espacio donde jugar, donde entretenerse cachai. Allá era la calle, la calle. Y yo tenía que tener tiempo pa salir a mirarla o simplemente la tenía encerrada viendo tele todo el día. Acá juegan todos.”

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-Como antes comenté en una de las Casonas se instaló una Escuelita para los niños, que era tanto un club de juegos que manejaban autónomamente, como también un aula en que colaboradores del MPL enseñaban y ayudaban a los niños con sus tareas escolares. Y en estos discursos aparece la dimensión de la espontanea transformación mutua en la convivencia, la matriz relacional desencadenaba cambios en los estados de ánimo así como en la disposición al estudio. Transformaciones entonces, ocurrieron en el nivel personal y colectivo, de los adultos e infantes, así como en las parejas. Nada quedo intocado en esta radical experiencia comunitaria, rebelde y autogestionaria.En el próximo apartado, las conclusiones, revisaremos la pregunta guía de esta tesis, y la cotejaremos con el mecanismo explicativo y las deducciones pertinentes que permiten constatarlo. Así como también miraremos las consecuencias ético-morales y políticas que se desprenden del análisis biológico-cultural realizado en esta investigación. Evidentemente mucho podría decirse de aquello que no funcionó, de las tensiones y contradicciones en el MPL, sin embargo ello no cambia el hecho básico de que las transformaciones personales que en congruencia con el proyecto común del MPL van realizando y conservando su identidad consensual, son de echo lo que le permite al movimiento, en tanto flujo relacional, seguir existiendo y avanzando, con problemas sin duda, y de todo tipo, pero el proyecto se realiza en suficiente grado como para conservar su identidad operacional y su adaptación al entorno, y como señalé en el marco epistemológico-conceptual, la deriva evolutiva de cualquier sistema requiere simplemente que se conserven estas dos dimensiones, no que se conserven de la “mejor” forma posible, pues no se trata de la sobrevida del más apto, sino simplemente del apto. En este caso de lo que se trata es que el movimiento se conserve en movimiento, y lo haga hacia el horizonte al que se han autoconvocado.

Drigentas del MPL Franklin y ocupantes de Casona Esperanza. 2012.

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Conclusiones I) La Identidad Consensual del MPL como flujo relacional cohabitado.

En esta investigación nos orientamos al ejercicio doble de responder la pregunta ¿Cómo ocurre el proceso de configuración de la identidad consensual entre los miembros del Movimiento de Pobladores en Lucha en tanto movimiento antisistémico popular? Al tiempo que la situamos en el trasfondo, aquí delineado, de la actual crisis terminal del sistema-mundo capitalista y las encrucijadas históricas de los movimientos antisistémicos, muy especialmente el problema del auto-gobierno popular y la autoeducación de cara al giro en las estrategias autonomistas de la novísima izquierda post 1994 (alzamiento zapatista), lo cual incluyó el trabajo de abstraer y caracterizar históricamente, sin hacer definiciones, la identidad de la autogestión e intervención social. Como se señaló en el marco histórico, dada la estrategia de la vieja izquierda centrada en la toma del poder estatal, la necesidad de burocracias y expertos operadores políticos que, siguiendo a Wallerstein, llamamos aquí “aspirantes a directivos”, fue una de las condiciones posibilitadoras de la recurrente desmovilización de los movimientos antisistémicos a nivel mundial, con lo cual el control de los mismos quedaba fuera del ámbito deliberativo y ejecutivo de las bases y asambleas populares de tales movimientos, privilegiando con ello modos interventivos por sobre los autogestionarios. Esta situación, enmarcada en la historia de larga duración de los cambios civilizatorios registrados, que se dieron de manera controlada y o a la manera de desmoronamiento, según lo señalado por Amin, permite enfocar la importancia del giro autogestionario, asambleario y autoformativo de los nuevos movimientos antisistémicos populares para que la actual transición no transite, controladamente por los las clases dirigentes, hacia un sistema-mundo post-capitalista pero que conserve sus peores rasgos: jerarquías, inequidades y polarización. Y en particular permite distinguir la naturaleza del proyecto común del Movimiento de Pobladores en Lucha, como uno centrado en torno a la dinámica asamblearia autogestionaria-utopística, así como su incipiente pero firme potencia política insurgente (anti patriarcal-capitalista) en el escenario nacional. Paralelamente, desde lo indicado en el marco epistemológico, desde el trasfondo de la biología-cultural del habitar humano, se echó aquí mano de los conceptos 168

referidos a la dinámica de constitución general de los sistemas, como son los de operación de distinción, estructura y organización, y en particular el de Identidad Consensual (que aquí acuñamos), el que se conectó con la dinámica de configuración de los proyectos comunes que en tanto flujo relacional operan como mecanismo generador de la identidad consensual de las comunidades humanas, tomando en cuenta las nociones ya delineadas de lo social y lo cultural. Todo lo cual permite hacer una descripción del proyecto común del MPL en términos de redes cerradas de conversaciones, con las respectivas coordinaciones de acciones y configuraciones emocionales que las constituyen y orientan. Y que es de echo el trasfondo desde donde es posible señalar que el proyecto común del MPL es uno de tipo Autogestionario-Utopístico; que su dinámica es la de un movimiento antisitémico social centrado en la mutua aceptación; que su organización estructural implica una dinámica relacional Hibrida-Centrípeta centrada en el involucramiento vital con la militancia de nuevo tipo y el habitar del nuevo poblador, y que si bien se arraiga en el trabajo de base en torno a la producción social del hábitat, se proyecta a un horizonte mucho más amplio (post-capitalista) que ha sido nombrado por los miembros del MPL como La Vida-Digna. Así como también es posible distinguir la manera en que el MPL concibe estratégicamente la autogestión de un modo que implica además de lo usual, la disputa, recuperación y administración popular de los recursos fiscales.

Para lo anterior, se realizó un trabajo de campo de dos años, al modo de una etnografía profunda, donde el método central fue la observación participante-militante. Y se usó el registro discursivo con entrevistas y conversatorios para realizar un análisis de contenido de aquellas, referido al proceso de transformación en la convivencia experienciado por los miembros de la asamblea del MPL-Franklin (quienes levantaron la Red IRA), para poder así constatar que la configuración de la identidad consensual del MPL la realizan y conservan las personas según se involucran, diferencialmente, en el proyecto común del mismo, en un proceso en que van cambiando en congruencia con su circunstancia en la convivencia comunitaria del MPL. Esto no quiere decir que no hay tensiones y contradicciones, o que todos se transforman en la misma dirección, ni que todos lo hacen con la misma intensidad, complejidad y congruencia con el proyecto del MPL, sino que simplemente revela que en tanto este proceso se conserve en medida suficiente, el MPL

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conserva su especifica identidad consensual como la clase de movimiento antisistémico que es, el cual claramente está en proceso abierto, y donde no se encuentra una distribución pareja de la conciencia y vocación revolucionaria de sus integrantes, sino según el grado de involucramiento, pero siempre hay la suficiente como para mantener en marcha el proyecto en el contexto mundial, y muy específicamente en el trasfondo nacional. Al respecto hay que enfatizar que en Chile, laboratorio original del neoliberalismo, las condiciones materiales y psicológicas para organizar procesos anticapitalistas son muy escasas dada la aún enorme fuerza del proyecto capitalista en el país, que se refleja en la profunda alienación ideológica en que aún habita la mayor parte de las clases populares y medias.

La identidad de todo ser vivo y de toda sociedad biológica, incluyendo la humana, ocurre como una dinámica continuamente cambiante, y que es sistémica en el sentido de que implica los dos dominios de existencia de todo sistema (el de su operar interno y el de su operar en el espacio en que existe como totalidad), es por ello que, según lo señalado en el marco epistemológico, no hay ser en sí de nada, todo ser surge de un hacer y surge amarrado a la operación de distinción que hacemos como observadores. Desde esta perspectiva, para un observador la identidad consensual en el habitar humano, surge de la coparticipación de los miembros de una sociedad o comunidad humana en un flujo relacional que les es común, el cual crea un ámbito o matriz de existencia que define y otorga membresía sólo a aquellos quienes lo realizan y conservan cotidianamente con sus conductas.

En este sentido, si como observadores atendemos al espacio del operar del MPL como totalidad, distinguiremos una cierta identidad (dependiendo desde donde nos situemos), la cual está dada por la manera en que actúa en la matriz relacional local-nacional-mundial, en específico desde su praxis asamblearía autogestonaria-utopística, la que se realiza y conserva desde las diversas redes de conversación que recrean a diario. Y si atendemos al espacio del operar interactuante de los componentes del MPL, podemos distinguir el flujo relacional que como proyecto común constituye su identidad consensual, la cual, como aquí afirmamos, se funda en las praxis de la militancia de nuevo tipo y del habitar del nuevo poblador.

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Ahora bien, en un sentido estricto y con una mirada más fina, en el MPL como totalidad habrá tantas identidades colectivas a distinguir como comunidades sean parte de él, por ejemplo, diferentes son las asambleas de Peñalolen y Santiago Centro, como las de Concepción o Arica. Pero hay una dimensión que es consensual para todas ellas, y está dada por las praxis arriba señaladas y el flujo relacional que de ahí surge. Esto es visible, por ejemplo, en el trato precavido que por parte del Estado suele recibir un comité de vivienda vinculado al MPL, sea en el norte, centro o sur del país, a diferencia de la displicencia con que se trata a aquellos comités aislados. Y esto a pesar de que oficialmente los ministerios estatales asociados al tema de vivienda y territorio no aceptan estar tratando con movimientos o asambleas de vivienda, sino sólo con comités individuales, lo cual es funcional a su intento de control. En este sentido, la identidad consensual que aquí señalo y describo, se acota a los elementos comunes fundamentales, no intenta ser “completa”, ni se orienta a rasgos específicos como los que usualmente se atiende al intentar describir dimensiones identitarias.

En una descripción sintética de la red de redes de conversaciones que realizan y conservan la matriz o flujo relacional del MPL como un movimiento antisistémico popular, podemos señalar, al menos, los siguientes seis tipos de redes de conversaciones:

1) De coordinación y realización de tareas para la soberanía política del movimiento. 2) De discusión ideológica y de reflexión crítica de lo echo y lo por hacer. 3) De coordinación y realización de tareas para la autogestión de vivienda social y construcción social del hábitat. 4) De coordinación y realización de tareas para la autogestión de educación popular. 5) De coordinación y realización de tareas para la disputa y construcción de poder popular en el ámbito de la política municipal. 6) De coordinación y realización de tareas para la disputa y construcción de poder popular en el ámbito de la política nacional.

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Como se señaló en el marco epistemológico, el vivir humano está orientado por las emociones, especialmente los deseos y preferencias, y las diversas conversaciones surgen desde distintas configuraciones de sentires y flujos de emociones corporalmente encarnados en las personas que las realizan. En una mirada a los deseos necesarios mínimos para caracterizar el núcleo de las configuraciones emocionales que fundan las conversaciones y redes de conversaciones que realizan y conservan la praxis cotidiana del MPL, podemos distinguir seis deseos fundamentales propios de la militancia de nuevo tipo, y tres deseos propios de la conducta del nuevo poblador, sin los cuales no habría movimiento.

Deseos fundantes de la militancia de nuevo tipo: De ser parte del MPL, involucrándose en la praxis de alguna de sus campañas. De estar al tanto de lo que ocurre en los diversos ámbitos del MPL. De generar o realizar desde sí mismo, y en colaboración con otros militantes, al menos un espacio de lucha y autogestión en el marco de las campañas. (Lo que ya se distinguió como siembra y dispersión del poder popular) De prestarse para defender el movimiento en sus luchas cuando se requiera. De prestarse para defender las múltiples luchas de la clase popular nacional, y en alguna medida, de la mundial. De compartir y disfrutar un espacio de convivencia social con las bases, dirigentes y militantes del movimiento.

Deseos fundantes de la praxis del nuevo poblador: De ser parte del MPL, involucrándose en la praxis de la lucha y autogestión por la vivienda y la construcción social del hábitat popular; 1.a) De colaborar con las y los dirigentes y militantes en las tareas técnicas y administrativas que se requieran. 1.b) De participar en los distintos ámbitos formativos y recreativos que le ofrece el MPL. 1.c) De participar en las movilizaciones (marchas, tomas, acampes, etc), a que se convoca para avanzar en las luchas del movimiento.

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De compartir y disfrutar espacios de convivencia social con los miembros de las asambleas, dirigentes y militantes del movimiento. De ser parte de la generación cotidiana de un habitar orientado por el imaginario de la Nueva Población, y en general de la Vida Digna.

El que estos deseos estén tensionados por contradicciones no cambia el hecho cardinal de que tienen que darse en la praxis relacional para asegurar la realización y conservación del proyecto del MPL, como por ejemplo en el caso del tener miedo de participar de una movilización callejera, y tales deseos son visibles en las quejas colectivas que aparecen cuando alguien no opera consistentemente de acuerdo a ellos. La eventual conducta de hipocresía, cuando es descubierta, también lo revela, en el caso por ejemplo de alguien que hace como que desea participar de las luchas por la vivienda digna para todos en circunstancias que lo que desea, según se descubre en algún momento, por ejemplo al incumplir compromisos que tomó, es sólo conseguir su vivienda, y hacerlo participando lo menos posible.

El correlato de estos deseos en el espacio íntimo de los sentires de los militantes, dirigentes y miembros de las asambleas, puede expresarse en tres sentidos vitales hacia los cuales el flujo relacional del MPL va orientándolos en el proceso de transformación en la convivencia:

Sentido de ser parte de la clase popular. Sentido de dignidad y auto respeto ampliado y o recuperado al participar de la lucha por la construcción de la Nueva Población y la Vida Digna. Sentido de ampliación de la libertad personal al responsabilizarse por la propia autonomía y autoformación.

La identidad consensual del MPL, en tanto flujo relacional, evidentemente esta en transformación pues ocurre como un presente continuo cambiante, o un frente de onda, cambia tanto desde dentro, dese la cotidianidad de sus asambleas, unidades y en el sentirhacer de sus miembros, como también cambia respondiendo coyunturalmente a lo que

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gatilla la matriz mayor en la cual se encuentra inserto, especialmente respecto al ámbito político-económico. De hecho su conservación como movimiento depende de ello, de que cambie, pero que cambie conservando su operar interno y su acoplamiento al medio. En esta investigación hemos dado una imagen de su estado presente, no de su configuración original, ni mucho menos sempiterna, la cual de hecho ha ido cambiando, sin embargo conservando coherencias con los procesos aquí señalados que constituyen su identidad consensual.

La dinámica de los movimientos antisistémicos sociales de cuño popular que podemos caracterizar como utopística, incluye a muchos movimientos, como el zapatista, el MST, el MPLD, etc., y está dada por su operar practico-reflexivo a dos tiempos, el del presente táctico en el que se busca resistir las violentas dinámicas sistémicas del capitalismo minimizando el malestar de las clases bajas al generar poder popular vía organización y educación, y el tiempo largo de la estrategia construyendo un horizonte de vida digna o buen vivir (poscapitalista) que se fundamenta sin embargo en el presente de tales construcciones populares. Se trata de pensar y autogestionar los medios de construir alternativas históricas al actual sistema mundial de convivencia. Para lo cual se van configurando en este presente, desde nuevos sentidos e imaginarios, hasta nuevas maneras de organización política y económica tendientes al control popular de los territorios y a la desmercantilización de los ámbitos económicos. Es por esto que me refiero a la dinámica asamblearia, autogestionaria y utopística, como el corazón de la identidad de la novísima izquierda, de la cual el MPL forma parte.

Pero al mismo tiempo, el MPL tiene una particularidad que no se encuentra en estos otros movimientos antisistémicos, la cual sin embargo no es un principio o una estrategia inamovible, sino más bien una táctica que durará mientras se muestre pertinente para sus propósitos, ya que bien saben sus militantes que el fin no justifica los medios, sino más bien los especifica. Nos referimos al modo de entender la autogestión de una manera compleja que incluye no solamente el organizarse autónomamente en lo económicopolítico, sino además el disputar y administrar los recursos fiscales y diversos espacios decisionales del Estado. En su mirada utopística, el MPL entiende que lo central es la

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generación y dispersión de poder popular con su dinámica asamblearia de democracia directa y la generación de autonomía consensual, y que la toma del poder estatal no es el fin del proceso, ni tampoco su comienzo, pero la transición a ese otro deseado habitar local y a ese otro sistema-mundo implica, en algún punto, o en varios más bien, la disputa del poder Estatal para poder dispersarlo y finalmente desintegrarlo. Y esto lo está llevando a cabo tanto desde la generación de unidades productivas y de servicio que ocupan subsidios estatales (como el Colegio P.F. o el C.E.C.I.) y desde su participación en su herramienta política, compartida con otros movimientos y colectivos; Igualdad, herramienta de los pueblos y movimientos que para realizarse no ha de recrear la estructura estatal en su seno, algo que sí hace un partido político común, burocratizando el movimiento, muy por el contrario, para no confundir el medio con el fin, ha de prefigurar utopísticamente con sus prácticas ese mundo otro de la Vida Digna, al tiempo que cultiva donde hay y siembra donde no, las fuerzas populares de liberación. Y en esa línea entonces, Igualdad, se ha estado orientando a asumir la doble tarea de profundizar en la organización de los flujos relacionales que intentan la desintegración del viejo Estado, mediante su dispersión a través de la generación de ámbitos de lucha y organización territorial, y de la creación de la nueva fase de organización social, mediante el desarrollo de unidades de poder popular propio, tanto de participación, como de producción y educación, desde lo local, a lo nacional.

Esto, claro está, es un campo minado, repleto de contradicciones a superar. Pero los movimientos antisistémicos utopísticos operan, como dicen los zapatistas, elaborando su teoría a partir de la praxis, y por ende se requiere actuar para permanecer en movimiento aun cuando los peligros sean abrumadores, y al mismo tiempo, se requiere también apertura reflexiva y prospectiva, para no dejar de conservar su orientación primordial. En este actuar, el MPL, ha llevado su concepción y praxis autogestionaria a un nuevo estadio, el cual tiene connotaciones que lo acercan al modo propio de la intervención social compleja, en el sentido de que se comienza a operar superando los límites de la organización exclusivamente territorial con una visión nacional, y aún continental, sin embargo, no se trata de intervención cuando se enfoca el asunto desde la perspectiva de clase, pues se trata de un genuino proyecto popular orientado por los mismos pobres, o como dicen en el MPL, por “los sin, los nunca, los nadie”. Esto es algo que no hay que perder de vista. En el

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contexto histórico antes dibujado, esto es toda una apuesta para el cambio civilizatorio, y en un país que todavía está lejos de tener las condiciones para un proceso directamente revolucionario o insurreccional, ya que las fuerzas reaccionarias y la alienación ideológica campean en Chile, la mera sobrevivencia del MPL ya por ocho, y su crecimiento, son un logro harto sorprendente. Aun así, esto abre muchas interrogantes a investigar, que pueden resultar de interés y valor tanto para una autogestión popular compleja y con vocación revolucionaria, como para una intervención social autogestionariamente orientada, la cual, sin embargo, en el futuro habrá de desaparecer si las fuerzas antisistémicas del mundo logran que el sistema-mundo se desintegre de un modo no controlado por las clases gobernantes, a la manera, como ya señalé, de un derrumbe que permita conservar el popular autogobierno asambleario territorial que podría llevar a un nuevo habitar humano más igualitario y democrático.

Manifestación en defensa de Casona Protectora. 2012.

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Esquema gráfico de la estructura y organización del MPL 55

Figura 4 55

En este esquema no se presentan estrictamente las relaciones de interacción entre los diversos sistemas que componen el MPL, es un orden evocativo, no un diagrama plenamente formulado. Al centro están los núcleos de dirigentes y militantes, entre ellos los 4 Concejos desde donde parten las 4 Campañas. En el lado izquierdo están las asambleas de vivienda de las 5 regiones, la de la R.M. se compone de tres (Peñalolen, Franklin y San Joaquín). En el Lado derecho están las unidades productivas y de servicios: Eagis, Constructora, Sepplat, Concejalía, Poblar (Que a su vez se subdivide en Casa Poblar, Colegio Paulo Freire, Jardín Epuwen, y CAIEG). El circulo siguiente es el anillo de colaboradores, y luego el de alianzas, donde se encuentran Igualdad, FENAPO, SELVIP, y Movimientos Sociales de Chile, Latinoamérica y el Mundo.

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Diagrama de la dinámica hibrida-centrípeta de transformación en la convivencia56

Figura 5

Diagrama de la dinámica de constitución de la Vida Digna57

Figura 6

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Orden: A = Asambleas; D = Dirigentes; C = Colaboradores; M = Militantes. En este diagrama las relaciones de interacción si son explícitas. De hecho en Tiempo 0 hay menos ámbitos de interacción que en Tiempo1. A medida que conviven en torno a la realización del Proyecto Común van cambiando en congruencia, y en tanto se van involucrando más, comienzan a operar de un modo más concordante con la militancia de nuevo tipo, esto se evoca con la orientación común en las flechas de cada sistema. 57 En este diagrama el sistema representa el operar relacional de la Vida Digna, las flechas interiores evocan las dinámicas del habitar del Nuevo Poblador y de la Militancia de Nuevo tipo confluyendo en la Nueva Población.

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II) Consideraciones Bio-Utopísticas58:

A) Desde el Sistema-Mundo, sin el y contra el. En una mirada desde la larguísima duración histórica, esto es, incluyendo la historia de los diversos sistemas-mundo (mini-sistemas, imperios-mundo y economías-mundo) que han existido en la bio-antroposfera, 59 podemos señalar que desde la mundialización del patriarcado (Gimbutas, 1973) hace aproximadamente 5 mil años atrás (salvo para el caso de América que fue posterior), la política fue perdiendo su carácter de mera responsabilidad por los asuntos de la comunidad, para transformarse en la lucha por el poder. La política en su modo ancestral surgía, y aún lo hace en muchas comunidades indígenas del sur global, inspirada en la preocupación por el bien común, es decir, su inspiración era primariamente una preocupación ética, 60 y lo que importaba era procurar alcanzar y conservar una situación de bienestar colectivo general. Sin embargo, posteriormente su cultivo fue derivando en el ejercicio y o búsqueda del poder, o sea que la inspiración ética comenzó a ser sistemáticamente suplantada por prácticas que de una u otra forma restringían la mirada sobre el deseo de una convivencia armoniosa y conservadora del bienestar, para quedar anclada principalmente a la disputa por el poder para gobernar los asuntos de la convivencia, y siempre desde criterios y preferencias particularistas que beneficiaban a unos en desmedro de los otros. Pero nosotros, humanos, somos criaturas sociales, y realizamos nuestro vivir individual desde el formar parte de una comunidad, así, individuo y colectivo no se oponen sino que se realizan y conservan mutuamente. Es desde esta Como vimos, Wallerstein propone el concepto de Utopística para referirse a “la evaluación seria de las alternativas históricas, el ejercicio de nuestro juicio en cuanto a la racionalidad material de los posibles sistemas históricos alternativos” (Wallerstein, 1998). La dimensión biológico-cultural que aquí se le asigna tiene que ver con situar los fundamentos de la utopística en la corporeizada concretitud del cuerpo-mente humano en la historia evolutiva. 59 Desde el análisis biológico-cultural de sistemas-mundos, la bioantroposfera es vista como el dominio de todas las coherencias relacionales-operacionales-estructurales que son generadas y conservadas tanto por la dinámica biológica del cohabitar de los seres vivos en la biosfera, como por la dinámica biológica-cultural del cohabitar humano en su nicho antroposférico. Al mirarla en el espacio de sus componentes operando como sistema compuesto, podemos periodizar su deriva histórica, para el caso humano, en eras psíquicorelacionales, las que son realizadas situadamente en el espacio-tiempo por sistemas-mundos de diverso tipo, desde el origen de lo humano en la matriz biológico-cultural del habitar humano, hasta la actual economíamundo patriarcal-capitalista, pasando por diversos imperios-mundos y mini-sistemas igualitarios matricentricos. Es un concepto de utilidad cronosófica. Sobre el concepto de antroposfera desde la biologíacultural cfr. Dávila y Maturana, (2007). Op. Cit. 60 Por ética no se entiende aquí lo mismo que moral, esta tiene que ver con satisfacer normas, en cambio la ética es un sentir y conciencia que permite conducirse cuidando que las consecuencias de los propios actos no dañen a otros. Se puede ser moral y no ético, y viceversa (Maturana, 2001). 58

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mirada, que resulta constatable que todo acto individual es un acto político, pues cada acto humano tiene consecuencias en la comunidad donde se da el vivir y convivir de los individuos que cohabitan un territorio o conjunto de territorios. Y con cada acto, en cualquier ámbito, se valida o rechaza un proyecto implícito de convivencia. La política es siempre un quehacer local que tiene consecuencias en lo global, por ende evidentemente no se requiere ser profesional de la política para contribuir a conservar o destruir la convivencia democrática. Son las comunidades, y el conjunto (fragmentado) que integran, las que de hecho posibilitan, realizan, obstaculizan o destruyen, en la vida cotidiana, un proyecto común de envergadura nacional. ¿Cómo? A través de hacernos co-responsables, o no, de las consecuencias de nuestros actos y omisiones, desde una orientación ética que nos permita poner al centro de la convivencia y de nuestras preocupaciones a esa totalidad, con sus comunidades y sus grandes mayorías populares, no como una cuestión abstracta sino como lo que de hecho es, un co-habitar territorial (fracturado por la clase y la etnia, al menos), realizado por las personas y comunidades, si estas están mal, aquel estará mal, si estas están bien en una convivencia en el bienestar, este cursará en el bienestar general del territorio. Pero para esto se requiere permanentemente estar abriendo espacios de conversación reflexiva como un asunto abierto al infinito, ya que “lo común” no es en sí, va surgiendo, cuando surge, configurado día a día con nuestras conversaciones y redes de conversaciones, pues lo que nos es común surge en la convivencia, y si no lo distinguimos no existe para nosotros. Un proyecto común surge al consensuarse, al calor del conversar, un espacio común de deseos, anhelos, preferencias (Maturana, 1993; Dávila & Maturana 2008). Y es esto lo que da su libertad creativa a toda comunidad. Sin embargo en la civilización patriarcal-capitalista, lo usual es que la dimensión genuinamente común de la convivencia sea muy escasa, y diferencialmente fragmentada por criterios de clase y etnonacionalidad, como también de género e identidades en general. Es a partir de la comprensión biológico-cultural del habitar humano que aquí concebimos la acción política original no como atributo de un ejercicio de lo racional sino, como atributo de la sensibilidad emocional, racionalmente coordinada, la que lleva a interesarse por las circunstancias concretas y visibles de las personas, tal como lo vemos en comunidades y movimientos antisistémicos como el zapatista, y es por ello que consideramos que las autogestiones comunitarias e incluso intervenciones sociales y demás invitaciones políticas

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no estatales, las honestas, son llamados a responsabilizarse por lo que deseamos. Por eso, como dijimos, el “Bien Común” requiere del encontrarse con los otros para constituir esa común-unidad, y eso no ocurre en cualquier clase de encuentro, sólo sucede en encuentros desde la mutua aceptación y la apertura reflexiva, desde una disposición a escuchar no centrada primariamente en aquello que es parecido o diferente de lo que uno piensa sino, centrada en abstraer o imaginar el lugar desde donde el otro, la otra, dice lo que dice. Es decir, orientarse a los fundamentos y criterios, no a las afirmaciones, de manera de vislumbrar las matrices relacionales que las diferentes distinciones implican y generan. Las personas fuimos, y podemos ser, lo central en el quehacer político de la comunidad, y esto desde la conciencia de que todo lo que hacemos tiene sentido social solamente si genera bienestar en cada uno de nosotros y en la comunidad mayor que nos acoge. En esta línea, como viene señalando Maturana hace décadas, la democracia no es meramente un sistema partidario o un sistema electoral, tiene que ver con el habitar cotidiano en relaciones de mutuo respeto en una convivencia en la que podamos conversar de todos los asuntos de la convivencia comunitaria, por ende implica una apertura reflexiva y de escucha permanente que surja espontáneamente, como un modo de vida y no como una metodología. “Lo central es entender que la democracia no es meramente un sistema políticoelectoral, sino un modo de vivir y convivir que se realiza con la participación de todos (…) desde el encontrarse y sentirse parte de un proyecto común que es común porque son comunes los deseos de toda la comunidad que la realiza y conserva. La democracia no es una solución, es un acto creativo que define un punto de partida para una vida adulta en la mutua aceptación” (Maturana, Dávila, García, Muñoz, Grajeda, 2009d). Sin embargo, consideramos que es indispensable introducir en el análisis la comprensión de que, y esto es algo que en nuestra opinión Maturana no hace, en el sistema-mundo capitalista en tanto civilización habitamos un espacio constitutivamente tensionado y fragmentado por la global lucha de clases y las luchas etno-nacionales. De manera que el habitar democrático no será realizable simplemente por que cambiemos personalmente nuestro conversar, esto es fundamental, pero si los movimientos quieren posibilitar, realizar y conservar una sociedad mundial democrática igualitaria desde las múltiples autonomías, requieren poder abrir global y consensualmente espacios para la transformación ética de la

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geo-matriz de conversaciones que constituyen la organización estructural de este sistemamundo, muy específicamente la red integrada de las grandes cadenas productivas y mercantiles que al centrarse en la incesante acumulación de capital, generan y conservan la división axial (inequitativa y polarizante) del trabajo, así como la matriz relacional que constituye el sistema interestatal que con su operar ha conservado históricamente las condiciones geopolíticas para tal división, y semejante proceso será fieramente resistido y atacado por los estratos gobernantes. En este sentido, los sistemas relacionales genuinamente democráticos, y que podemos calificar como sistemas sociales desde la comprensión biológico-cultural, se encuentran no en los Estados nacionales ni en el sistema interestatal, sino en algunas de las diversas comunidades que logran conservarse cohabitando del modo señalado, en la matriz relacional de la mutua aceptación, especialmente aquellas comunidades o movimientos antisistémicos que al centro de su convivencia tienen la praxis asamblearia. Más aún, en tanto la democracia también es una dinámica relacional, un flujo, esta aparece y desaparece según como sea la convivencia, y en nuestra civilización, así como en todas las que se han dado en la era patriarcal, hay redes de redes de conversación que constitutivamente niegan y ponen en jaque, al interior de las comunidades, la convivencia democrática 61 . Es por esto que si bien las estructuras del sistema mundial están desintegrándose irreversiblemente, como ya señalamos, el frente de onda de transformación del mismo, para que tal transformación curse en dirección a la generación y conservación de un sistema que no tenga las características fundantes del patriarcado y el capitalismo, habrá de surgir desde las comunidades y movimientos organizados en torno a proyectos genuinamente utopísticos, y no desde una abstracta ciudadanía o sociedad civil internacional que como concepto no reconoce la existencia fáctica de la fragmentación de clases y grupos de status, ni menos desde las ofertas de las empresas transnacionales y grupos económicos como las que se intentan instalar globalmente desde el Foro Económico de Davos, o desde las instituciones del sistema interestatal, tales como el FMI o el Banco Mundial.

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Al respecto Maturana (1993) escribió una muy interesante caracterización de conversaciones que niegan la democracia, sin embargo en nuestra opinión, tal caracterización está escrita como si tales conversaciones fueran esporádicas, como si no fueran parte constitutiva de la organización estructural del sistema-mundo capitalista. Aquí señalamos que al observar en la historiografía de los últimos 500 años podemos distinguir que sí lo han sido, han operado como redes cerradas de conversaciones que son parte de la estructura y el operar constitutivo del sistema-mundo y que este conserva a través de diversos mecanismos.

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Por todo lo antes dicho, resulta evidente que tanto los interventores, como los autogestores, los activistas y militantes antisistémicos, que cohabitan, y por ende operan desde el sistema-mundo capitalista, estamos entramados en la matriz relacional que lo constituye, desde el registro estatal de identidad, hasta la tarjeta de crédito, pasando por la increíblemente enorme maya de relaciones de sujeción relacional de diversa índole a la que estamos acoplados. Esto es de hecho un dato de la causa. Sin embargo, emulando y reformulando la táctica del MPL (Desde, sin contra el Estado), es posible operar además en diversas dimensiones sin el sistema-mundo y contra el, si es que se acopla y apoya decididamente los procesos generadores de la autonomía consensual propia del poder popular comunitario. Y es aquí donde podría resultar, temporalmente, fructifica la relación entre intervención y autogestión en vías a fortalecer la posibilidad de una transición a otro sistema-mundo orientado a una democracia igualitaria. Pero tal relación no puede darse de cualquier modo, sino, bien podría reforzarse el resultado contrario. Si las dinámicas relacionales de la intervención y la autogestión no alimentan con su accionar, por un lado, las condiciones de posibilidad para generar, realizar y conservar la organización política asamblearia territorial y sectorial, que constituye el núcleo del poder popular comunitario, y por otro lado posibilitando y conservando la interacción global de la familia mundial de movimientos sociales antisistémicos, operarán no solo realizando su quehacer desde el sistema-mundo capitalista en el corto plazo, sino también conservando las dinámicas fundantes del mismo en el largo plazo, por ende apoyan, con o sin quererlo, las condiciones de generación de un emergente sistema-mundo igual o más antidemocrático, inequitativo y polarizante, con lo que continuaríamos, además, dentro de los bordes de la era psíquica patriarcal. Por el contrario, si operan desde el sistema-mundo capitalista, pero también sin el y contra el, en el camino de la cogeneración de nuevas matrices relacionales políticamente autónomas y democráticas, desmercantilizadas y desmercantilizantes (Como las cooperativas del MPL), y articuladas en redes globales, participarán de la dinámica a largo plazo disolvente de los fundamentos del capitalismo senil (Amin, 2001b), generando las condiciones de posibilidad para un mundo más igualitario y democrático. Esto implica no sólo muchísima coordinación local y global, sino un manejo a la vez astuto y sabio de las tensiones entre los movimientos de la vieja, la nueva y la novísima izquierda, esto es; entre quienes desean crear algo así como una nueva Internacional que en términos

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de organización sea vertical, y en términos de sus objetivos de largo plazo sea homogeneizadora; entre quienes insisten en los derechos de los grupos y de los individuos como característica permanente del futuro sistema-mundo, y que abogan por una estrategia organizativa horizontal y descentralizada, y entre quienes consideran que es posible y deseable tomar los elementos fundamentales de ambas estrategias y ensamblarlos de cara a la transición del actual sistema mundial (Wallerstein, 2006b). Pero para que esto pueda ocurrir, consideramos que los responsables de la dinámica interventiva habrán de ponerse a disposición de las comunidades autogestionarias de un modo políticamente radical, que definitivamente implica soltar el mando. Es más, pensamos que en no pocas ocasiones implicará, como sucede en el caso del MPL, ir más allá del umbral de la mera participación hasta la lógica del involucramiento, pasando del compromiso profesional al compromiso vital, es decir, encontrando los modos de abrirse a la condición de ser parte de las comunidades con las que se intervendrá autogestionariamente orientados (aún en el caso de recursos que vengan del Estado), y o según el caso, colaborando con movimientos que autogestionen intervenciones sociales y comunitarias en nuevos territorios. Todo esto, de cara al potenciamiento de los movimientos antisistémicos considerando lo que ya vimos sobre la históricamente ambigua relación de los cuadros directivos, como también por el echo inescapable de que la delimitación de “problemáticas” a resolver por parte de los expertos, siempre, implicará una distinción incompleta, pues se las separa de la compleja matriz de procesos relacionales de las cuales son resultado, de tal manera, que la idea de que uno puede simplemente intervenir para resolverlos ha de ser sustituida por el reconocimiento de que la mera acción de los especialistas y o de aquellos en posiciones de poder, precisa ser reemplazada por una praxis de co-inspiración y colaboración continua con las comunidades, mucho más allá de las negociaciones y de las alianzas instrumentales, que permita conservarse reflexivamente orientados, de un modo insistente y persistente, a la redefinición tanto de los criterios analíticos, como de los conceptos y herramientas que especifican la capacidad de proyectar futuros materialmente posibles y éticamente deseables.

Es importante tener en mente que la diferencia quizás mayor entre una psicología social de la liberación genuinamente antisistémica, y una psicología (social o comunitaria) e

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intervención social institucional, es que estas aún se orientan por paradigma del desarrollo, y la superación de la pobreza, y que muy por el contrario, la psicología social popular liberadora que realizan los mismos pueblos en resistencia contra el capitalismo (Antillon, 2011), se orienta a la democracia directa del Buen Vivir y la Vida Digna, que se da en el autogobierno y autogestión social del nuevo habitar humano. Y su proyecto político implica superar no la pobreza sino la riqueza, su acumulación incesante y mundial. Una Psicología Social Popular de la Liberación, si existe o existió, es parte de la matriz relacional de las fuerzas antisistémicas de liberación mundial que por abajo, donde circulan los ríos de la historia larga, tejen continuamente relaciones donde ir sembrando y dispersando las semillas del mañana otro, el mañana-hoy del bienestar y la autonomía para todos.

B) ¿Local v/s global y Agencia v/s Estructura? Un hecho biológico y una nueva aproximación: Según lo arriba indicado respecto a los dos modos generales en que puede cursar la deriva de transición hacia otro sistema-mundo: desmoronamiento caótico v/s desintegración controlada, cabe destacar en tal trasfondo, la importancia de acabar con el liderazgo de los expertos, especialmente los aspirantes a directivos dentro de los movimientos antisistémicos, pero en términos generales de echo habría que poder aspirar al fin del liderazgo en general (Dávila & Maturana, 2007), dada la relación negativamente proporcional que este tiene con el florecimiento de la autonomía consensual, ya que la dinámica del liderazgo en tanto rol de dirección que indica el camino a seguir es constitutivamente perpetuadora de procesos que aniquilan la autonomía consensual de las comunidades y la autonomía psíquico-relacional de los liderados, además de estar siempre sujeta a una mayor cantidad de dimensiones de ceguera relacional dado la unilateralidad de sus perspectivas. Pero esto no quiere decir que no se precise de dirigentes sociales, o aún de cargos directivos en las unidades productivas, sino que tales roles habrán de operar abriendo espacios reflexivos de conversación, coordinando los deseos comunitarios e inspirando miradas y propuestas, pero en ningún caso liderando, señalando “como las cosas son”, o guiando a las bases y militancias por medio de la verdad hasta “la victoria final”. Esto será central para no resultar atrapados en el callejón de una desintegración del sistemamundo que resulte controlada por los estratos capitalistas vía líderes. Habremos de aspirar a

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la autonomía personal y comunitaria de una manera radical, aquí la responsabilización por la autoeducación asamblearia y personal jugará un rol central. Lo mismo corre para la responsabilización por el autocuidado psicosocial, que en su versión terapéutica y desalienante es otra forma, y una medular, del proceso educativo. Necesitaremos autonomía, más autonomía y siempre más autonomía. No serán los diseños estratégicos ni las certidumbres de los líderes y expertos, sino sólo la permanente apertura a la reflexión asambleariamente co-inspirada, la que podrá hacernos libres.

El actuar con sabiduría en este ámbito no es un tema de la mera razón o de los saberes sino, de lo que se quiere. Si se dice que es difícil, es que en el fondo no se quiere. Si se dice que solucionar el problema ecológico es muy difícil, que necesitamos más conocimientos, es que no se quiere. Sabemos ya mucho más que lo necesario para acabar con la pobreza, el daño ecológico y el autoritarismo, el problema no está en el no saber sino, en el no querer. Y además, específicamente, en el no querer de aquellos que desde su situación de privilegio, no quieren querer una transformación que acabaría con sus privilegios. Aun así, y respondiendo a la interpelación que resulta de las discusiones clásicas entre la supuesta prioridad de la estructura sobre la agencia y viceversa, y de lo global por sobre lo local, cabe señalar que si bien ciertamente todo lo arriba tratado es parte de una visión macro, que nos orienta a mirar el sistema-mundo como totalidad, pensamos que también requerimos mirarnos, todos, a nosotros mismos, tanto en nuestras cegueras, como en nuestros apegos, nuestras mezquindades y omisiones, pero sobre todo, mirarnos honestamente en nuestros deseos, anhelos y preferencias, es decir, en lo que queremos conservar, y muy especialmente en lo que juntos, como comunidades, como organizaciones políticas y como movimientos antisistémicos, queremos conservar.

Para un observador mirando el habitar humano, todo cambio cultural surge como un cambio a la vez personal y relacional, que se expande de lo local a lo global como un frente de onda, que puede y suele tener dimensiones de ida y vuelta respecto al nicho en que ocurre su existencia, como también, a posteriori, de simultaneidad entre lo local y global. Sin embargo no hay que perder de vista lo fundamental de los proceso locales, esto es así pues nuestra biología (genotipo-fenotipo) es nuestra condición de posibilidad primera. Esta

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perspectiva surge de entender el hecho de que el vivir, en términos biológicos generales, es siempre local en su ocurrir (Maturana, 1975). El ser vivo habita en un nicho que va surgiendo con su vivir en la dinámica de encuentros con un medio que nosotros como observadores distinguimos, pero el cual no tiene presencia para el ser vivo, salvo que exista como nosotros en el lenguaje y se llegue a preguntar por el. Y como observadores distinguimos el vivir de un ser vivo como un presente cambiante continuo en el fluir de su ocurrir, en el que pasado y futuro son maneras de pensar y hablar sobre procesos que ocurren siempre desde un presente (Maturana, 1995). En conformidad con lo anterior, el mundo que nosotros como seres vivos humanos vivimos y convivimos, surge localmente en el presente cambiante continuo de nuestro vivir y convivir como una trama multidimensional de procesos y relaciones mudables, que va surgiendo y desapareciendo ante nosotros como observadores que habitan en el nicho del lenguaje-cultura (Maturana & Dávila, 2008: 3-30). Es por esto que nuestras identidades siempre van surgiendo en relación a la matriz que habitamos, y son siempre mutantes, no esenciales, además, los seres humanos en tanto animales sociales vivimos en la convivencia como personas con otras personas, generando mundos que configuran la localidad de nuestro habitar de modo que la localidad de nuestro vivir individual nunca es individual, siempre es la localidad del convivir de las comunidades que generamos, esto es, en la unidad de lo individual-social, y es allí donde vivimos nuestra conciencia social y ética, nuestra reflexividad, responsabilidad y libertad. Es por esto que la localidad del vivir de una persona es a la vez la localidad del convivir del mundo que surge con su vivir, y los bordes de ese mundo son relacionales, e incluirán, para un observador que investiga en la historiografía humana, tanto como quede abarcado por la magnitud de las configuraciones relacionales entre los componentes que especifican la organización de ese mundo como sistema a distinguir. En el caso del mundo moderno, el borde no es la mera comunidad, ni tampoco el EstadoNación, ni el continente, sino el borde operacional-relacional de la economía-mundo capitalista. Y la especificidad relacional que singulariza a una economía-mundo de, por ejemplo, un imperio-mundo (Wallerstein, 1991), radica en que si bien las arenas política y económica, en tanto redes cerradas de relaciones, existen acopladas estructuralmente en ambos tipos de sistema convivencial, la economía-mundo no está centrada en lo político, sino en lo económico ya que su borde relacional está dado por el espacio de interconexión

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que genera una división única, axial, del trabajo (es decir una red de redes de conversaciones que operan como cadenas productivas y mercantiles en el espacio económico), donde pueden coexistir diversidad de unidades políticas (de echo un sistema interestatal), a diferencia de un imperio-mundo que con su operar constituye bordes políticos dentro de los cuales pueden existir unidades económicas separadas sin una división axial del trabajo que las conglomere como un sistema, esto es, como un conjunto de relaciones entre componentes, en el que si se afecta uno se afecta a todos62.

El habitar humano lo realizamos las personas interrelacionadas en comunidades, y los debates y acciones directas no harán la diferencia si también no la hacemos nosotros desde la intimidad de nuestros sentires, reflexiones y conductas, es desde ese trasfondo social de nuestra conciencia como animales sociales que somos, que podrá surgir la inspiración ética para realizar el cambio geocultural que en el fondo tanto deseamos. Pero a su vez para ello, enfatizo, se requieren las condiciones de posibilidad para una desalienación global vía organización y educación popular potenciadora de la autonomía. Una vez que esto ocurriese masivamente, Pensamos que requeriremos estar dispuestos a tener la audacia de conservarnos en el conversar apelando a la co-inspiración de una matriz común de deseos. Y sólo si aprendemos a convivir de un modo radicalmente reflexivo, podremos generar esos muchos mundos otros que no nieguen un vivir democrático y equitativo.63 Es por lo anterior que uno de los asuntos cardinales de la coyuntura civilizatoria actual dice relación con la superación de las tentaciones psicosociales propias del patriarcadocapitalista, y que nos vienen desde milenios de civilizaciones de cultura patriarcal, tentaciones las cuales tienen presencia tanto en las ideologías de derecha como de izquierda. Tenemos que asumir íntimamente que somos seres plagados de contradicciones, tantas como las del patriarcal-capitalismo; seres medio enviciados con la consigna y la 62

Ahora bien, en tanto la antroposfera, sistema de sistemas-mundo, opera como totalidad en el espacio de la biosfera, siempre se puede distinguir que dos pequeñas comunidades a la larga se afectan mutuamente en el espacio de la ecología, esto es, en el espacio de su operar como totalidades respecto al entorno natural, pero su habitar no está necesariamente entramado en una misma maya relacional respecto al operar de su matriz convivencial como sistema, es decir, en el espacio del operar de sus componentes. 63 Para lo cual precisamos partir por escucharnos, sin embargo de un modo otro, escuchando desde donde dice el otro lo que dice, atendiendo a sus criterios de validación y a sus deseos, y no primeramente escuchando si estamos de acuerdo o en desacuerdo con lo que el otro dice, porque si no, ahí dejamos de escuchar y solo nos escuchamos a nosotros mismos, cerrando la posibilidad de la colaboración y cerrando de echo el espacio relacional (Maturana, 1987a).

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utopía, seres desconfiados que quieren habitar en la confianza mutua, seres que desde su fragilidad tan humana desean la fraternidad, pero cultivan la enemistad, lo que quizás constituya el peor gol que nos ha pasado el patriarcado (y que el capitalismo exacerbó), que obligándonos a resistir la opresión, nos enajena de la amistad primordial con todo, a través de la necesidad de mantenernos en pie de lucha, porque aquí “el que pestañea pierde”. Seres pues, que requieren una revolución intima para alcanzar el buen puerto de la revolución consensual. Fundamental es aprender o reaprender, como conjunto de los pueblos y clases oprimidas, a no poner nuestra atención primariamente en lo que queremos cambiar, pues con ello usualmente generamos oposición, sismas, y sobre todo ceguera sobre lo que efectivamente se quiere conservar (que es lo que ha permitido históricamente y permite hoy a los estratos capitalistas usar la estrategia de Lampeduza “cambiar todo para que nada cambie”), sino más bien, hay que poder orientarnos en primera instancia a lo que queremos conservar, para así abrir espacios de encuentro generadores de co-inspiraciones posibles. Esto, evidentemente dentro del marco de la clase popular mundial, y no respecto a los estratos dueños de la riqueza y el poder. Tal como indica la Ley Sistémica de la Conservación, el Cambio y la Transformación, arriba señalada: con y en todo sistema, todo cambio ocurre en torno a algo que se conserva. Si lo que queremos conservar son la autonomía consensual y el bienestar general, el buen vivir y convivir de todas y todos, entonces lo que quedará abierto al cambio serán las instituciones patriarcal-capitalistas del poder y la riqueza, las redes de conversaciones de dominación y apropiación, lucro, control y privilegio, discriminación, inequidad y competencia, las que de hecho hasta la fecha son consustanciales al operar de nuestro actual sistema-mundo. Reformulando la célebre sentencia de Rosa Luxemburgo a propósito del próximo transito civilizatorio, hoy quizás tocaría decir: “Autogestión Utopística o Barbarie Neo-colonial”.

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